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La Persona en el mundo Contemporáneo

Para desarrollar el tema del personalismo, es importante definir lo que


es la persona desde el punto de vista antropológico. En el lenguaje cotidiano,
la palabra persona hace referencia a un ser con poder de raciocinio que
posee conciencia sobre sí mismo y que cuenta con su propia identidad. Una
persona es un ser capaz de vivir en sociedad y que tiene sensibilidad, además
de contar con inteligencia y voluntad, aspectos típicos de la humanidad. Por
su parte, la antropología contemporánea afirma que la persona es un todo
estructural que se abre al mundo y a los otros seres vivos. Un sujeto
independiente y libre frente a otros objetos y sujetos.

Específicamente    Mounier considera que la persona como presencia


misma del hombre, no es susceptible a una definición rigurosa. Afirmación
que considera muy acertada, debido a la complejidad del ser de la persona
humana. Aun así el autor propone una acercamiento diciendo que la persona
es un ser espiritual constituido por una forma de subsistencia y de
independencia de su ser. Pero dicha definición es un poco separada del todo
el trabajo de la razón y recordemos que el raciocinio es parte elemental y
fundamental de ser de la persona humana.

Ahora adentrándonos en el personalismo surgió con el objetivo de


ofrecer una alternativa a las dos corrientes socio-culturales dominantes del
momento: el colectivismo y el individualismo. El colectivismo es un
movimiento que pone a la sociedad por encima del personalismo, su
concepto principal es que vale la pena sacrificar los fines del individuo por el
bien común. Por su parte el individualismo se basa en que    el centro de la
discusión es el individuo, es egocentrismo, es progreso individual sin importar
la sociedad, es capitalismo salvaje. Entonces el personalismo toma elementos
de los dos conceptos anteriores y los sume modificados: primero le da
primacía a la persona sobre la sociedad y así transformar al individuo en
persona señalándole un deber de solidaridad social. Al personalismo también
se le ha llamado personalismo comunitario por establecer una relación
equilibrada entre persona y sociedad. El personalismo es una filosofía
realista, original y moderna, la realidad existe independientemente de la
persona.

El personalismo más allá de ser una corriente filosófica, es un


movimiento de pensamiento que se basa en la idea de que el hombre es el
valor absoluto. Considera a la persona como autónomo y subsistente, pero
sin dejar de lado que es esencialmente un ser social. Como su nombre lo dice,
el centro de esta ideología es la persona, concebida como un ser unitario y
absoluto que concentra su estructura en la vocación, encarnación y
comunión; al mismo tiempo que afirma la dualidad de la persona (cuerpo y
espíritu), considerando la espiritualidad como parte fundamental de su
subsistencia e independencia. Además la persona ajusta sus acciones a la
libertad y vive en compromiso responsable y conversión constante para así
poder seguir su vocación. El personalismo busca principalmente fundar un
nuevo humanismo, que conciba a la persona como expresión de amor divino.
La sociedad, es una comunidad de almas en la que los principales valores son
la fidelidad, el amor y admiración asumiendo que el “yo” se convierte en
“nosotros” evitando caer en la masificación de la sociedad. Para este
movimiento, tanto la sociedad como las instituciones deben estar al servicio
del hombre y favorecer la libertad y creatividad de las personas.

Cuando nos referimos a atentar contra la persona, tenemos que hablar


directamente de la dignidad humana que ha estado permanentemente
presente en las normas jurídicas en cada momento del desarrollo de la
humanidad. Desde la dignidad concebida como estatus social, ésta se
reflejaba en normas sociales que terminaron dando contenido a normas
jurídicas; sin embargo, el tema de la dignidad humana cobró una mayor
importancia para el Derecho a partir del desarrollo de la dignidad de la
persona como un valor intrínseco de los individuos, y por tanto su respeto y
tutela en las relaciones sociales tomó una especial dimensión al considerarse
primero como un deber moral y posteriormente como un deber jurídico.

Mounier, sin embargo, argumenta que el aislamiento del hombre


permanecerá penetrante hasta que renueve su sentido de vocación moral,
algo es posible solamente en una comunidad. La persona y la vocación, en las
palabras de Mounier, son posibles "sólo en su sin igual obediencia al orden de
Dios, el cual es llamado "amor al prójimo"’. Amar a otros involucra las
relaciones interpersonales y la interacción comunitaria, cuyo resultado es
"reconciliar al hombre a sí mismo, exaltarle y transfigurarle." Esto deja al
hombre abierto a experiencias y a la trascendencia, experiencias que no
están disponibles al individuo aislado. Entre otros puntos de su filosofía,
Mounier habla sobre el estado como una admisión social de que el hombre
puede ejercer poder sobre el hombre, una noción que es engañosa a la idea
personalista de comunidad. El argumenta que la inevitabilidad del estado no
necesariamente le otorga autoridad.

En conclusión el centro de pensamiento y acción es la persona


humana, fin en sí misma, pero no encerrada individualistamente, sino abierta
al compromiso solidario con el otro, y ordenada a la trascendencia. Se
persigue la transformación de la interioridad humana y la de las estructuras
que habita.

Seminarista: Julio Canache

2do de discipulado

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