26 | ECONOMEA EN COLORES
La riqueza de las naciones
Lo primero que todos debemos tener claro es que la riqueza de
una persona o de un pais no es la cantidad de dinero o de oro que
tiene, sino la cantidad de cosas de las que puede disfrutar. Clara-
mente, en el mundo actual la gente que posee mucho dinero pue-
de disponer de muchos bienes y servicios, ya que solo tiene que
ir al mercado y, con este dinero, comprarlos. Ahora bien, 2qué
cocurriria si una persona tuviera dinero pero no hubiera nada que
comprar? ¢Creéis que seguirfa siendo rica?
Imaginemos que enviamos a Bill Gates, el hombre més rico
del mundo actualmente, a una isla desierta con todo su dinero, sus
acciones de Microsoft, su oro y sus joyas. gCreéis que seguiria
siendo rico? Al estar solo, con su fortuna no podria comprar
nada. Si Bill tuviera hambre no podria usar su dinero para com-
prar bistecs. En las islas desiertas no hay carnicerias. Deberfa pes-
car para hacerse él mismo la comida y, ademés, deberia hacerlo sin
red ni cafia de pescar. Del mismo modo, cuando tuviera sed, no
podria acercarse al bar a comprar una Coca-Cola, sino que tendria
que subirse a las palmeras para recolectar unos cocos. Tampoco
podria contratar a ningtin arquitecto ni a ninguna empresa cons~
tructora para que le hicieran una lujosa casa, sino que deberfa
construir su propia cabafia con los troncos y las hojas de palmera
que encontrara en la isla. El montén de billetes, acciones y titulos
de propiedad que en su pais le convierten en el hombre mis rico
del mundo, en la isla desierta solo le servirfan para encender una
hoguera con la que protegerse del frio de la noche. De pronto, y
a pesar de todo el dinero que tiene, Bill Gates pasaria a convertir-
se en una de las personas més miserables del planeta. Por qué?
Pues porque en la isla desierta no hay absolutamente nada que
pueda ser comprado con dinero. En cierto modo, es lo que le
ocurria a Mansa Musa: tenia oro, pero carecfa de todos los pro-
ductos que hoy en dia podemos comprar.010 1.27
El producto interior bruto, PIB
‘A los paises les ocurre lo mismo. La riqueza de un pais no es la
cantidad de oro o de dinero que acumula, sino la cantidad de
cosas que sus ciudadanos pueden comprar. ;Y para poder com-
prar estas cosas, alguien tiene que producirlas! Por esto cuando
Jos economistas queremos medir si un pais es rico o pobre munca
hablamos del oro que tiene acumulado dicho pais, sino de lo que
produce. Es decir, decimos que la riqueza de un pais es su pro-
ducto interior bruto, su PIB. A buen seguro os habréis fijado en
«que nuestros politicos anuncian con satisfacci6n que «el PIB du-
rante el tltimo afio ha crecido en un 3%. También habréis visto
{que un pais cae en desgracia cuando «su PIB cae un 2,5 %». To-
dos recordamos los afios 2009, 2012 y 2013 en los que el PIB de
Jos paises de la periferia europea, por ejemplo, cayé en picado,
hecho que provocé sufrimiento, paro, desahucios, cierres de em-
presas, desaparicién de bancos y cajas, recortes y reducciones
salariales.
‘Ahora bien, gqué es exactamente el PIB? Pues el PIB es algo
muy sencillo: es el valor de todos los bienes y servicios produci-
dos dentro de un pafs durante un afio. Por ejemplo, si valoramos
‘en euros todo lo que todos los ciudadanos que viven en Colombia
producen durante el afio 2015 y lo sumamos, obtendremos el PIB
colombiano. Esto incluye tanto los productos materiales (pan,
carne, coches, pizzas 0 maquinas de tejer), como los servicios,
(masajes, cortes de pelo, alquileres y otros servicios relacionados
con la vivienda, visitas a médicos, etc.).
Fijaos que al producir y vender productos, las empresas ob-
tienen ingresos, y que dichos ingresos sirven para pagar salarios,
alquileres, intereses a los bancos o beneficios. Por lo tanto, ade-
mis de ser el valor de todo lo que se produce en un pais, el PIB
también representa la suma de todos los ingresos obtenidos por
los habitantes de un pais: trabajadores, rentistas, bancos y empre-
sarios. Por esta razén el PIB es una medida tan analizada por los
economistas: cuando el PIB aumenta, sabemos que los habitantes28 | ECONOMIA EN COLORES
de un pais se enriquecen, ya que la suma de todo lo que ganan
aumenta, y, por el contrario, cuando el PIB baja, se empobrecen.
‘Todo ello nos sirve para entender por qué los ciudadanos de
hoy somos, por término medio, mucho més ricos que nuestros
abuelos (0 que Mansa Musa): porque nosotros somos capaces de
producir muchos més productos y de ofrecer muchos mas servi-
cios que ellos.
Revolucién cognitiva: la ide{de intercambio
Segiin una de las teorias més reconocidas, la de Adam Smith, la
clave del progreso humano radica en el hecho de que somos la tni-
a especie animal capaz. de intercambiar productos voluntaria~
mente. «Nadie ha visto jamés a un perro cambiando voluntaria~
mente uit hueso con OW perFOm, escriba Adam Smith en su obra
maestra titulada La riqueza de las naciones. Y es totalmente cier-
to. Pero no ¢s cierto solamente en relacién con los perros, lo es
también para el resto de animales. Ni siquiera los més préximos
a nosotros genéticamente, los chimpaneés, son capaces de enten-
der el concepto de intercambio. Y, si no, la préxima vez que va~
ryais al 200, acercaos a la jaula de los monos, y al que os parezca
mis listo le hacéis la siguiente propuesta: «Te doy un masaje en la
espalda si ti me das seis plétanos». ;A ver qué responde! Seguro
que pondré cara de no haber entendido nada. Pero no os enten-
deré solo porque su lenguaje no sea lo bastante flexible para en~
tender las palabras que pronunciais. No os entender porque su
cerebro no esta suficientemente evolucionado para comprender
la nocién de intercambio voluntario.
De hecho, hasta hace unos cien mil afios, nuestros antepasa-
dos tampoco estaban capacitados para entender el concepto de
ommaicapNosviros Tenemos tan asumida la idea de comprar y
vender, que creemos que comerciar es lo mas normal y natural del
mundo. Sin embargo, la idea de intercambiar no apareci6 hasta
hhace entre setecientos y mil siglos. Hasta entonces, nuestros an-LENGUPS + {02.000 aan,
Rohrer cognitive Wen whrent@i”
cestros no tenfan la capacidad de entender el concepto de inter-
cambio. jIgual que los chimpancés actuales!
Pero algo cambié hace cien mil afios, aproximadamente. Los
antropélogos creen que nuestro cerebro experimenté una serie de
mutaciones genéticas que lo convirtieron en una herramienta pri-
vilegiada y poderosa. Durante lo que se conoce como «revolucién
cognitiva», el ser humano evolucioné y empez6 a hacer cosas que
rningtin otro animal era capaz de hacer. Una de las novedades mas
espectaculares fue la capacidad de comunicar conceptos compli
eee aa lganayarmgiecdor ae
el hombre fuera el primer animal que se comunicé con las demas
criaturas de su especie. Las hormigas, las Ballenas, los delfines, los
elefantes 0 los otros simios también lo hacen. La diferencia es que
el nuevo cerebro humano nos permiti desarrollar un lenguaje
mucho més complicado y flexible que el de cualquier otra bestia.
‘Ademés de un lenguaje sofisticado, la revolucin cognitiva nos
doté de la capacidad de entender conceptos complejos e incom-
prensibles hasta entonces, como la idea de intercambio. De pron-
to, pudimos entender la idea de «si tii me das seis plétanos, yo, a
cambio, te daré un masaje en la espalda». Con la revolucién cog-
nitiva, pues, aparece la idea de intercambio. Caveecs’
Ta capacidad de intercambiar bienes y servicios con otros
miembros de la especie acabé siendo uno de los cimientos del pro-
greso econdmico de la humanidad. En primer fugar, porque a par-
tirde la idea de intercambio surgen nociones similares que acaba-
ran siendo clave para las sociedades humanas. Una vez entendida
la idea de «si tti me das seis plétanos, yo, a cambio, te cortaré el
pelo», es facil entender «sit me das seis plitanos ahora, yo te de-
volveré siete de aqui a tres meses». Fijaos que esta es la semilla del Orel
G@EUIS_yue permitird a los humanos comprar cosas incluso cuan-
do no tienen recursos. Otra nocién derivada del intercambio es la
de «si ti me das seis platanos, yo te protegeré de los monos malos>.
‘A partir de ahi surge la nocién de especialistas en l<@eguridad’,
guerreros, policias, estado... (aunque la proteccién ciudadana aca-
ba siendo financiada a través de un intercambio no voluntario
ou
ho
aesI NTERCRHRID > XW
30 | ECONOMIA EN COLORES
como son los impuestos, de los que ya hablaremos en otro momen-
to). Finalmente, también surge el concepto «si ti me das un plita-
no cada semana, yo te ayudaré a aleanzar la vida eterna», que acaba
desembocando en la aparicién de brujos, sacerdotes y guardianes
de las esencias religiosas. Fijaos que a partir de la idea de intercam-
bio aparecen algunos de los fundamentos de nuestra civilizacién
como el crédito, la seguridad policial y militar o la Iglesia.
Segundo, y més importante, la idea de intercambio voluntario
posibilita uno de los otros grandes factores que explican el pro-
gres0 humano: a division del trabajo Ia especalizacin,
La division del trabajo y la especializacion
Enel momento en que los humanos empezaron a intercambiar pro-
ductos, cada individuo pudo ponerse a hacer cosas distintas. Por
ejemplo, al poder intercambiar el fruto de su trabajo, ya no hizo
falta que cada uno construyera él mismo su propia casa, consigui
ra sus propios alimentos o cosiera su propia ropa. De pronto, uno
podia dedicarse a construir casas, otro a producir alimentos y un
tercero a coser ropa, y, una vez hecho el trabajo, podian encontrar
se todos en el mercado ¢ intercambiar los productos. Esto significa
que ¢! somercio perm generalize a -
Para ver los beneficios que comporta la division del abajo,
imaginemos que una mujer cada dia tarda dos horas en buscar un
kilo de raices y tres horas en cazar un conejo, y que el hombre
tarda cinco horas en buscar raices y cuatro horas en cazar un co-
nejo. Para sobrevivir, necesitan comer cada uno un kilo de raices
y un conejo al dia. Si cada uno actiia por separado, la mujer tarda
cinco horas en encontrar las raices y la carne necesarias para so-
brevivir, mientras que el hombre tarda nueve.
Supongamos ahora que la mujer y el hombre llegan a un
acuerdo y deciden que ella se dedicaré Gnicamente a recolectar
raices y traeré para los dos, y él cazard dos conejos. Y una vez
conseguido el alimento lo intereambiarn. Fijaos que si la mujera Drhrt—~OCCCsSsSSCs.
Rojo | 31
tarda dos horas en encontrar un kilo de raices, tardaré cuatro en.
encontrar dos kilos. Y que siel hombre necesita cuatro horas para
cazar un conejo, tardara ocho para cazar dos. Al final del dia,
entre ambos han logrado reunir suficientes raices y conejos para
los dos... Pero observad que ella ha tenido que trabajar solo cua-
tro horas en lugar de cinco, y él ocho en lugar de nueve. Es decir,
con la especializacién y el intercambio de los frutos del trabajo,
han obtenido los mismos productos pero trabajando una hora
menos cada uno. Trabajar menos para conseguir lo mismo es lo
que se conoce con el nombre de «mejora de la productividad>, y
oie ganancia de productvidad es a clave del progreso hariano.
Pero esto no ¢s todo. A medida que se especializa en la reto-
leccién de raices, la mujer acaba por aprender todos los trucos
para encontrarlas, y cada dia lo hace mejor. Gracias a ello segura-
mente podra obtener dos kilos de raices no en cuatro horas sino
en dos. De igual modo, el hombre, al estar todo el dia cazando,
acaba siendo muy buen cazador de conejos, y en lugar de tardar
‘ocho horas para conseguir dos piezas, al poco tiempo tardaré seis.
‘Al final, tanto él como ella pueden comer todo lo que necesitan,
pero trabajando tres horas menos cada dia.
La pregunta que viene a continuacién es: gqué hacen con las
tres horas ganadas? Pues tienen diferentes opciones. Podsian dedi-
carse a no hacer nada, a tumbarse en el bosque a descansar. O po-
drian buscar tres kilos de raices y cazar tres conejos. Esto les per-
mitiria sobrevivir a ambos y aun les sobraria comida para una
tercera persona. Una tetcera persona que podria dedicarse a fabri-
car lanzas para cazat mejor, a elaborar utensilios para hurgar en la
tierra y extraer las rafces mas facilmente, a coser ropa para cuando
llegue el frio 0 a construir cabaiias para resguardarse y protegerse
de las fieras. También podrian contratar a alguien que se comuni-
cara con los dioses que dominan Ia Iluvia, 0 a alguien que les pro-
tegiera de los ataques de las fieras, o aalguien que buscara plantas
medicinales que les protegieran de los malos espiritus.
Resumiendo, gracias ala especializacién y al intercambio, los
humanos pudieron mejorar su productividad, y eso les permitiéEspey co ~~ ine
32 | RoguOMIA EN coLORES Ve had
PONY MP a
escoger entre trabajar menos horas y utilizar los alimentos exce-
dentes para que otros miembros de la sociedad pudieran producir
cosas no directamente vinculadas con Ia alimentaci6n: armeros,
constructores, militares, sacerdotes o médicos.
Seguramente, la divisién del trabajo comenz6 dentro de la fa~
milia, Esto no distinguia al ser humano de otras especies. Las
abejas, las hormigas o las manadas de leones también se especia~
lizan: unas abejas buscan comida y otras se dedican a la reproduc-
ci6n; unas hormigas construyen el hormiguero y lo hacen habi-
table, otras exploran y buscan comida, y otras la transportan
hacia el nido para alimentar a la comunidad entera; los leones
machos protegen al clan y las hembras cazan. En este sentido, lo
que diferencia a los humanos del resto de animales que se espe
Salizan eva capacidad de intercambiar cosas con miembros de
otros clanes o familias. ¥ a partir del momento en que los huma~
Jnos empezamos a intercambiar y comerciar con humanos de
otros grupos, la poderosa arma de la especializacién logré que
fuéramos cada dia més productivos y, por lo tanto, més ricos.
La historia de flue)
La historia de la humanidad es una historia de mejoras constantes
de productividad. Para conseguir lo mismo, cada dia necesitamos
menos horas de trabajo. Uno de los sectores donde se aprecia mas
aramente este progreso es el de la produccién de luz. ;Os habéis
preguntado alguna vez cuantas horas debe trabajar un trabajador
medio para conseguir una hora de luz para leer? La respuesta es
que, con los supereficientes leds, hoy en dia solo tenemos que
trabajar, de media, unos 0,02 segundos. El economista norteame-
ricano y profesor de la universidad de Yale, William Nordhaus,
ha estudiado la historia de la tecnologia luminica y nos muestra
que no siempre ha sido asi. Por ejemplo, hace un millén de afios,
cuando los hominidos querfan obtener luz, tenfan que encender
una hoguera. Debian ir al bosque a buscar lefa, frotar dos palos53we* oe Lw2
: one
he, ONE 4h
Avwaroy =
durante horad o golpear dos piedras una contra otra para hacer
saltar una chispa. Todo esto era extraordinariamente complicado.
Nordhaus calcula que para tener una hora de luz tenfan que tra-
b: {58 horas!
‘Los hombres de las cavernas del neolitico de hace 40.000 afios
desarrollaron la lmpara de aceite que les ahorraba varias horas,
pero todavia les costaba mucho hacer fuego: tardaban unas 50
horas en producir una hora de luz. En 1750 a.C., la limpara babi-
I6nica permitié reducir el coste a 41 horas de trabajo y asi, mas 0
‘menos, permanecimos hasta el siglo xvii d.C. cuando apare-
cieron las velas de cera o parafina. Entonces el coste se redujo a
5,3 horas. A pesar de este progreso enorme, 5,3 horas para conse-
guir una hora de luz significaba que, en el siglo xvi de nuestra
era, la luz era tan prohibitivamente cara que solo los més ricos
podian utilizarla. Las limparas de queroseno de 1855 permitieron
obtener una hora de luz.con 14 minutos de trabajo. La luz empe-
zaba a ser un producto al alcance del ciudadano medio. La bom-
billa de Edison del afio 1883 redujo el coste a 5,5 minutos. Ya en
el siglo xx, Ia’ bombilla de filamentos de 1920 requeria casi un
‘minuto de trabajo, y el fluorescente de 1992 redujo el coste a me-
dio segundo. Y de ahi los Teds actuales, que han reducido el
coste de una hora de luz a un nivel insignificante.
La historia de la generacién de luz es una muestra de cémo las
mejoras de productividad han convertido un producto que histé-
ricamente habia sido un lujo al alcance solo de los ricos en un bien
jue hoy en dia todos tenemos en casay cuyo precio es irisorio."
‘Un progreso similar tuvo Tugar en todos los ambitos de la vida,
1. Ya sé que muchos de vosotros pagiis facturas infernales a la compafia,
cléctrica que os suministra la corriente en easa y eso pareceria contradecir mi
afirmacién de que el coste de una hora de luz es muy bajo en la actualidad. Re-
cordad, no obstante, que en la factura dela electrcidad entra no solo la luz, sino
también la electricidad que alimenta la nevera, la lavadora, el lavavajilla, los
‘equipos de aire acondicionado, los computadores, los cargadores de méviles, el
mieroondas, los equipos de misica, televisién, la Playstation y toda la constela-
«ign de aparatos que hoy en dia todos tenemos enchufados las 24 horas.LUNEah 5 7 cola]
34 | ECONOMIA EN COLORES
desde la produccién de alimentos hasta las técnicas de comunica~
cién, pasando por el transporte, la construccién de viviendas, la
ropa o la medicina. Gracias al comercio y ala divisi6n del trabajo,
la productividad de los humanos ha aumentado en casi todas las
actividades de nuestra existencia. La consecuencia de ello es que
todos nosotros podemos disfrutar de muchas més cosas a cambio
de trabajar mucho menos tiempo.
ae a. :
penep ey: thuvels g clin .
INTERCHMBO ESPOJAY. 5 vposAMin,
Es importante sefialar que el comercio y la especializacion del
trabajo no son lo mismo que el capitalismo, a pesar de que haya
muchos economistas que, equivocadamente, piensen que silo
son. Es cierto que las economias capitalistas utilizan mercados.
De hecho, se las denomina a menudo