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Universidad Abierta Interamericana

Facultad de Psicología y Relaciones Humanas

Licenciatura en Musicoterapia

Musicoterapia en adultos

24/11/2021

Docente: Pezzone, Noemí

Estudiante: Maturana, Lucía


En el presente trabajo se nos convoca a la articulación entre dos textos, que a pesar de estar

escritos desde diferentes posiciones epistemológicas y por lo tanto diferentes perspectivas,

tienen puestas en común que a continuación se desarrollarán.

Se nos presenta entonces el desafío de escribir sobre la locura a partir de la lectura de textos

correspondientes a Berlinguer, Giovanni (1924-2015) y Foucault Michel (1926-1984).

Para comenzar dicha articulación, me gustaría resaltar la complejidad que implica este

entrecruce dadas las diferencias epocales en las que se sitúan los autores, teniendo en cuenta

que Foucault hace referencia a la comprensión de la locura en la Edad Media, el

Renacimiento y la época clásica (lo que el autor denomina de esta manera, nosotrxs lo leemos

como Modernidad). Y Berlinguer desarrolla su escrito a mediados de los ‘90, lo que aquí se

lee en clave de contemporáneo.

Hecha esta aclaración, y dado el tema que nos convoca, me gustaría comenzar el presente

trabajo desarrollando el concepto de locura a través de una lectura socio-histórica del

concepto y los múltiples sentidos que éste evoca.

Como lo describe Foucault, en la Edad Media, el loco era considerado con benevolencia y

caridad como cualquier persona pobre, con el debido respeto que merecía la caridad cristiana

de ese entonces.

En el Renacimiento, el loco no solo sería respetado -como bien dice el autor-, sino que

también hay una suerte de admiración y respeto hacia su ingenio y creatividad de razonar

diferente a como lo hacía “el resto del mundo”.

Ahora bien, en la época clásica, hay un giro radical que determina que el loco debía ser

encerrado y aislado en hospitales, no sólo ellos, sino también los mendigos, los miserables,
los pobres. La lógica que proponían dichos hospitales, tenía que ver de alguna manera con

una suerte de rehabilitación de estos sectores de la sociedad ya mencionados, ofrendando una

forma posible de reinsertarse en la sociedad -a partir de formas leídas en la actualidad como

perversas, ya que recurrían a la violencia sistemática a partir de la lógica “juicio y castigo” de

los cuerpos- para contribuir al sistema productivo-capitalista-imperialista, teniendo en cuenta,

que en ese contexto, estaba el auge del sistema productivo actual, donde el trabajo se

constituía como la máxima virtud y signo inequívoco de la ética-moral o parámetro de

conducta de una persona “de bien”. ¿Coincidencia con el contexto de este presente?

Dentro de esta lógica productiva, económica y moral, los locos, quedaban por fuera y a

des-tiempo de toda propuesta de ritmo productivo que en ese entonces reinaba. Así, los

excluidos de los excluidos, como bien dice el autor, quedaban absolutamente fuera de ese

(este) sistema imperante.

En articulación a Berlinguer, se puede vislumbrar un posicionamiento claro del autor con

respecto a la lógica capitalista-productiva como desarrollamos anteriormente. En su apartado

llamado “la enfermedad como diferencia” hace una enunciación pertinente: “La moral

dominante influye sobre la evaluación de la normalidad.”

Claro está que desde la Modernidad hasta los tiempos de hoy, se sigue sosteniendo una

lectura de que los aspectos que constituyen a la normalidad -y por tanto- moral dominante,

están intrínsecamente vinculados a un sistema productivo e imperialista. Pensando en la

actualidad a la locura, podremos entonces vislumbrar algo no tan lejano al planteo de

Foucault en Berlinguer; a quienes no pueden responder a este ritmo, y a esta lógica de

producción, a los distintos, los desencajados, los fuera de norma; se les oprime, excluye, se

los aisla. En palabras del autor: “Cuanto más marginales son los atributos de las personas,

mayor es la posibilidad de entrar en la categoría de desviación.”


Podemos observar que más allá de la distancia que reina -en tanto época- de los textos

trabajados, hallamos similitudes con respecto a las lecturas hacia la construcción de sentido

acerca del concepto de la locura. Así mismo comprendemos las significaciones y prejuicios

que ésta carga a partir de las diferentes posturas que han tomado los campos de saber tales

como la medicina, la sociología, entre otras.

Desde la posición que me compete, como futura profesional de la salud, considero necesario

el momento de reflexión posterior a lo expuesto en el presente trabajo.

Creer o apostar a una disolución del sistema imperante capitalista es en términos reales,

imposible. Entonces, desde esta perspectiva, teniendo en cuenta que algunas cuestiones

sistemáticas seguirán funcionando bajo la misma lógica (gobernando en este caso el modelo

manicomial, punitivista de la locura, inhabilitando el ejercicio de derechos) siento menester la

posibilidad de construir, dispositivos sustitutivos, que se fundamenten a partir de un modelo

comunitario para pensar y abordar a la salud mental: desde la interdisciplina y la restitución

de derechos, la promoción de relaciones sociales y la autonomía, desarmando de esta manera

los prejuicios y las fantasías instaladas socialmente, que condenan a la idea permanente de

creer que los locos no pueden construir ni convivir en comunidad. Apostando a creer en las

heterogeneidades, impuestas en este mundo como desviaciones, pudiendo deconstruir el

concepto de locura en tanto enfermedad mental, para empezar a ubicarla en una pluralidad de

diversidades.
BIBLIOGRAFÍA

Berlinguer, G. “La enfermedad”. Lugar Editorial. 1994. Buenos Aires

Foucault, M. “Historia de la locura en la época clásica”. Francia. 1967. Traducido y

disponible en: http://biblioteca.d2g.com

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