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L2. Educación, Políticas Públicas y Hegemonía
L2. Educación, Políticas Públicas y Hegemonía
Compilador:
Mariano Indart
Indart, Mariano,
Educación, políticas públicas y hegemonía : aportes desde la sociología de
la educación / Indart, Mariano. - 1a ed . - Luján : EdUNLu, 2017.
192 p. ; 23 x 16 cm. - (Aulas universitarias)
ISBN 978-987-3941-18-4
Presentación.....................................................................................................................9
III. Pública y popular. Notas para pensar otra escuela posible y necesaria
Silvia Andrea Vázquez........................................................................................................83
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Más allá de la presente constitución de los equipos docentes, entendemos que las
conceptualizaciones que condensan estos trabajos son y fueron parte de debates ocurridos a
lo largo de los últimos quince años en el equipo originalmente conducido por José Tamarit.
De estas reflexiones han participado los autores de este volumen y O. Graizer, María Eugenia
Cabrera, Martín Federico, Susana Di Pietro, a quienes agradecemos la profundidad de los
intercambios realizados.
En primer lugar se incluye un ensayo que busca introducir a los
lectores de manera inevitablemente no neutral, en la especificidad
del campo de la sociología de la educación, con la intención de que
puedan apreciar el aporte de la perspectiva sociológica para analizar
los procesos educativos.
A continuación ubicamos un texto que conceptualiza al Estado
y a las políticas públicas, y que procura indagar críticamente sobre
las miradas presentes en el sentido común hegemonizado. Dicho
análisis nos lleva a entender al espacio político como campo de lucha
entre intereses sociales en conflicto.
En tercer lugar aparece un trabajo que reflexiona sobre el sentido
político pedagógico de una educación que se pretende pública y
popular, y que recorre las distintas acepciones de estos conceptos en
clave histórica y situada, para definirlos desde la perspectiva político-
pedagógica adoptada por la autora.
El cuarto texto plantea interrogantes y ensaya respuestas
(preliminares) acerca de la construcción de ciudadanía en la educación
infantil, desde la didáctica de las ciencias sociales, contemplando la
dimensión política del trabajo docente en el nivel inicial.
El trabajo que le sigue se detiene en el análisis de las identidades
laborales de los docentes y reflexiona sobre los procesos de construcción
identitaria. También, profundiza sobre los aspectos ideológicos que
subyacen en las distintas identidades adoptadas a lo largo de la historia:
el docente sacerdote, el profesional, el trabajador intelectual. La autora
desarrolla cómo se fueron constituyendo y destaca el conflicto que existe
entre estas distintas posturas en el presente.
Luego se incorporó un ensayo que reflexiona sociológicamente
sobre las prácticas pedagógicas y cómo se condensan, en el desarrollo
de las mismas, dimensiones que tienen que ver con los objetivos que
las orientan, los contenidos del currículum y las estrategias didácticas
puestas en juego, para volver a reflexionar sobre la politicidad
ineludible de los procesos educativos.
El séptimo trabajo fue elaborado en el año 2010 y pertenece
a Miguel A. Etchegoyen, amigo entrañable y compañero durante
mucho tiempo de los miembros de este equipo, fallecido ese mismo
año. En su texto reflexiona criticamente sobre la sociología de la
educación de Pierre Bourdieu desde el materialismo histórico.
Para cerrar esta compilación, incluimos un texto que analiza una
experiencia de gestión educativa alternativa, que fue parte del proyecto
político que se desarrolló en el Municipio de Morón desde el año
1999 hasta diciembre de 2015. Dicha experiencia fue acompañada
durante varios años por el equipo de sociología de la educación de la
UNLu, desde investigaciones y proyectos de extensión.
Esperamos que la lectura de estos trabajos constituya un insumo
más para construir una mirada sociológica fundamentada –pero no
neutral– del impacto social de los procesos educativos, que ayude a
tomar posición e intervenir en los procesos de transformación que
permitan hacer efectivo el derecho social a la educación y una praxis
orientada a la construcción de una sociedad más justa.
I. La sociología de la educación:
una puerta de entrada al campo disciplinar
Mariano Indart
Introducción
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XIX, a un desencanto general producido por la creciente desigualdad,
la explotación de los trabajadores, las ciudades superpobladas y el
hacinamiento, las enfermedades nuevas, una nueva delincuencia
urbana. Fenómenos que hoy pueden parecer habituales en cualquier
ciudad, ocurrían por primera vez en la historia y algunos pensadores
consideraron que la única manera de evaluarlos adecuadamente era
hacerlo a través de una ciencia nueva, que se ocupara específicamente
de lo social. Nacen entonces las primeras teorías sociológicas, los tres
grandes edificios conceptuales surgidos de los esfuerzos de K. Marx,
E. Durkheim y M. Weber.
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Además de lo que se va a plantear en este artículo, los conceptos de Gramsci, Poulantzas y
García Linera serán desarrollados en el artículo El Estado: sentido común y perspectiva crítica,
uno de los trabajos incluidos en este volumen.
16 Mariano Indart
Tomando como modelo las ciencias naturales, considera que toda
disciplina debe definir con precisión su objeto de estudio. En este
sentido, la sociología se dedica a los hechos sociales: fenómenos
objetivos, exteriores y coercitivos en relación a los individuos, de
naturaleza social y causados por hechos sociales anteriores.
La estadística es la herramienta metodológica que permite aislar
los casos particulares a partir de datos medibles y cuantificables. Los
problemas sociales de nuestra especie social avanzada (el avance de
las especies sociales se mide, según el autor, por el grado alcanzado
de acuerdo a la división del trabajo) se deben a la ruptura de un
marco normativo sustentado en valores morales compartidos.
Esta enfermedad social se llama anomia y hace que las fuerzas que
se movilizan en el cuerpo social se enfrenten unas con otras y se
impongan los más fuertes.
Durkheim posee textos específicos de sociología de la educación,
ya que su preocupación era construir un orden democrático basado
en valores laicos y con la ciencia como referente (en especies pre-
modernas era la religión sobre la cual se consolidaban las creencias y
el orden social) y para ello la socialización en estos principios debía
realizarse desde una institución especializada: la escuela.
La familia, la escuela, las corporaciones laborales constituyen
para Durkheim las instituciones intermedias entre el individuo y el
Estado, espacios privilegiados para la formación de valores y creencias
necesarios para una solidaridad orgánica. En apartados posteriores
comentaremos más acerca de este autor considerado académicamente
como el fundador de la SE.
La sociología interpretativa
Max Weber (1864-1920) es el tercer gran pensador de los inicios de
la sociología. De origen alemán, al igual que Marx, gran parte de su
producción teórica dialoga críticamente con el materialismo histórico,
empezando con la discrepancia sobre el origen del capitalismo: lo que
para Marx tuvo que ver con un proceso económico de acumulación
originaria, para Weber deriva de un cambio espiritual que nace de una
nueva ética en relación al trabajo y la profesión, que debe rastrearse
en la Reforma Protestante.
18 Mariano Indart
Este destino que, según su perspectiva, puede matizarse con una
democracia conducida por sujetos con vocación política, líderes –siempre
y cuando se encuentren “controlados” por las instancias reglamentarias y
parlamentarias de los Estados Modernos– se haría inevitable si avanza el
socialismo con el monopolio del poder en manos de la burocracia estatal.
Para Weber, esta tendencia a la burocratización acompaña el
desarrollo y la función de los sistemas educativos, dispositivos necesarios
para garantizar la legitimidad del orden social, como veremos luego.
3
Luego Parsons va incluir un cuarto sistema: el del organismo.
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Parsons considera que todos los sistemas tienen características comunes: interdependencia
entre sus partes, orden y evolución a partir de sí mismos; pueden ser estáticos o dinámicos;
cada parte del sistema repercute en las demás y en el todo: tiene relación con otros sistemas
y ambientes; distribución e integración son funciones claves para el equilibrio; tienden al
automantenimiento y al equilibrio de sus partes y hacia el exterior.
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acentuando la idea de equilibrio social, función y disfunción social,
sistema abierto, mérito individual y competencia, y demás conceptos que,
puede afirmarse, sostienen la inconveniencia del conflicto y el cambio
social abrupto y radical. Por todo ello es que la sociología de Parsons
aparece ubicada como una continuidad de la mencionada perspectiva
del orden en sociología.
La influencia de sus planteos en SE será muy profunda y va a
constituirse en la mirada hegemónica en relación al sentido y función
de los sistemas educativos en la mayoría de los Estados capitalistas,
sobre todo mientras duró el conflicto con el modelo de la URSS.
Una versión sociológica derivada de este modelo, elaborada en
EE.UU. pero destinada a entender los procesos sociales de la “periferia”,
en especial los de América Latina y África, durante la llamada “guerra
fría”, es el desarrollismo. Esta perspectiva sostiene los planteos del
estructural funcionalismo pero incorporando la noción de despegue o
avance hacia el progreso de las sociedades denominadas subdesarrolladas
para convertirse en “en vías de desarrollo”. Los pasos que deberían
darse para alcanzar el desarrollo de las potencias occidentales, medido
con indicadores materiales provistos de la estadística de organismos
internacionales como la UNESCO, el Banco Mundial y el Banco
Interamericano de Desarrollo (BID), tienen que ver con la inversión
económica, el capital y los recursos materiales y humanos.
Esta perspectiva se desarrolló fuertemente durante las décadas
del 50 y 60’ del siglo XX logrando que gran parte de los países de
América Latina y África siguieran las recetas provenientes del norte,
hasta el fracaso, las revueltas, revoluciones y las crisis que surgieron,
en gran medida provocadas por el mismo modelo desarrollista, a
fines de los 60’5.
En relación a la SE, el proyecto desarrollista introdujo elementos
nuevos al modelo estructural funcionalista del cual deriva y que
comentaremos oportunamente.
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Es interesante que modelos sociales de impronta nacional-populares e incluso socialistas
tomen elementos del desarrollismo en relación al crecimiento económico-industrial promovido
desde una idea de progreso social “colectivo”, o sea, no al servicio del capital sino de toda
la sociedad. El resultado de esta confluencia da lugar a debates sobre el sentido del progreso
y se torna problemático en relación al desarrollo sustentable y a la relación armoniosa de la
humanidad con el medio ambiente.
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Sociología crítica en el siglo XX
Lo que señalaremos en este apartado sin duda será algo esquemático,
y aspira solo a dar cuenta de algunos autores y perspectivas que serán
retomadas cuando analicemos el campo de la SE. Como la tarea no es
desarrollar todos los aportes provenientes del campo teórico crítico,
sino aquello que nos interesa en virtud de la introducción disciplinar,
la ampliación y profundización en relación a autores e ideas deberá
ser realizada en otro momento y lugar.
Una de las dificultades para conceptualizar los aportes de la
sociología crítica reside en que gran parte de las producciones no
se encuentran circulando en el mundo académico oficial, sino en
numerosos espacios desde donde se construye la resistencia o el
cuestionamiento a la sociedad capitalista en su conjunto o en relación
a alguna de sus dimensiones. Esto hace que las contribuciones
teóricas aparezcan distribuidas en un camino sinuoso y con múltiples
derivaciones que no siempre se conectan y que no nos proponemos
rastrear aquí.
La teoría crítica iniciada por Marx (y Engels) tuvo sus
continuadores en el siglo XX. Recordemos que el materialismo
histórico considera que la teoría va inevitablemente vinculada a la
práctica revolucionaria (la praxis) y que desde 1917 en la URSS existió
un modelo de Estado socialista que, más allá de sus incongruencias
con la teoría elaborada por Marx, instaló la posibilidad real de la
superación del capitalismo. Lenin, Stalin y Trotsky fueron, a la par de
actores de la revolución rusa, pensadores que aportaron teóricamente
al materialismo histórico.
La teoría crítica en sociología encontró un espacio fructífero
en la denominada Escuela de Francfurt desde los años 20’. Adorno,
Horkheimer, Marcuse, Habermas y otros famosos pensadores formaron
parte de ella. Algunos autores se posicionaron en la defensa del proyecto
soviético y muchos otros como opositores de lo que consideraron que
era un totalitarismo revestido de justificación científica.
Como anticipáramos, no es la intención dar cuenta de la gran
cantidad de pensadores tributarios del materialismo histórico que,
a veces con diferencias notables entre sí, debatieron y actuaron
durante el siglo XX, pero podemos nombrar algunos de los más
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Los análisis de Gramsci provienen de treinta y dos “cuadernos de la cárcel” y fueron
luego compilados por muchos autores y de diferente manera. Algunos de los artículos fueron
revisados y publicados por Felipe Platone bajo los nombres de "El materialismo histórico y la
filosofía de Benedetto Croce" (1948), "Los intelectuales y la organización de la cultura" (1949),
Il Risorgimento" (1949), "Notas sobre Maquiavelo, sobre la política y sobre el Estado moderno"
(1949), "Literatura y vida nacional" (1950) "Pasado y Presente "(1951)
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Hacia finales del siglo XX, y entre otros numerosos autores
valiosos, destacamos el aporte de A. García Linera, autor que
enriquece al marxismo con planteos teóricos de orígenes culturales
provenientes de pueblos originarios, además de protagonizar la praxis
al ejercer la vicepresidencia de Bolivia en el momento en que este
texto está siendo escrito.
Otro es el caso de Ernesto Laclau y Ch. Mouffe, quienes se
autodenominan post marxistas, y realizan un análisis crítico del
materialismo histórico, incorporando aportes teóricos propios, en
función de resignificar el concepto gramsciano de hegemonía para
dar cuenta de las construcciones y proyectos nacional-populares.
Como advirtiéramos, este recorrido de autores es intencional e
inevitablemente incompleto, dado que son muchos los aportes que
contribuyen a una lectura crítica del mundo contemporáneo.
La sociología en la actualidad: impactos del posmodernismo
y revisiones en la teoría crítica
Desde fines del siglo XX y hasta la actualidad, la sociología
hegemónica en el ámbito académico y profesional aparece atravesada
por tendencias que impregnan todo el abanico de las ciencias sociales,
y que tienen que ver con la crisis de los grandes relatos y el impacto
del postestructuralismo y el postmodernismo. Los últimos intentos de
elaborar una teoría social ambiciosa y con pretensiones de explicar lo
social desde cierta mirada interpretativa totalizadora deben rastrearse
en P. Bourdieu, A. Giddens, J. Habermas y otros autores que ya han
incorporado en sus planteos la crítica que se realiza a los grandes
sistemas teóricos previos.
Podemos encontrar en los manuales que intentan dar cuenta de
la actualidad de la disciplina, como afirma N. Wilterdink (2013),
una “inmensa multiplicación de teorías y variadas versiones y
subversiones presentadas como teoría de sistemas, teoría del conflicto,
teoría crítica, teoría del intercambio, teoría de la elección racional,
teoría de las redes, interaccionismo simbólico, etnometodología,
constructivismo, estructuralismo, posestructuralismo, teoría de la
estructuración, teoría neoinstitucionalista, teoría de la modernización,
teoría evolucionista… y esto es solo una selección.”
3- La mirada sociológica
La perspectiva sociológica posee rasgos específicos y compartidos
tanto por las mencionadas perspectivas consensuales como las críticas.
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En la década del 60’ y como reacción al funcionalismo surgió esta perspectiva que podemos
rastrear en M. Weber y que considera el análisis interpretativo del mundo de significados.
Se destacan autores como Shutz, Becker, Garfinkel, Goffman. Estos enfoques permitieron
el análisis crítico de cuestiones simbólicas y el funcionamiento del poder en las instituciones
sociales.
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El primero tiene que ver con que la mirada sociológica se caracteriza
por desconfiar de lo que se da por sentado, por poner en duda el sentido
común, que tiende a naturalizar lo social. Incluso Durkheim y el resto
de los positivistas, que tomaron a las ciencias naturales como modelo,
plantean que los fenómenos sociales constituyen una realidad sui
generis, ajena a los individuos y que debe ser analizada “desde afuera”,
para evitar la mirada naturalizada, que asume como obvio lo que ocurre
habitualmente.
Los fenómenos sociales, para convertirse en objeto de estudio
científico, deben ser observados críticamente y con herramientas
metodológicas sólidas y confiables. Esta característica de la mirada
sociológica es muy importante para la SE, ya que es habitual que
en el mundo educativo se tomen como naturales problemáticas que
merecen ser cuestionadas y debatidas críticamente: el fracaso escolar,
la violencia en las aulas, el rendimiento académico, la inclusión
educativa y el derecho social a la educación, son algunos temas que
suelen estar rodeados de prejuicios del sentido común y que, si se
introduce la perspectiva sociológica, pueden ser abordados de otra
manera y con diferente profundidad.
Esto no significa que no existan teorías sociológicas que puedan
ser utilizadas para justificar la desigualdad social y mantener la
distribución del poder social, como suele suceder con dimensiones
derivadas de la sociología del orden, lo que debe llevarnos a revisar
cómo se fomenta y se consolida el sentido común hegemonizado. La
problemática es compleja.
Para la sociología los sujetos no somos únicos e irrepetibles,
sino portadores de generalidades compartidas socialmente. Como
individuos pertenecemos a una cierta clase social, a una determinada
franja generacional, a un nivel educativo alcanzado, a alguna situación
en el mundo del trabajo o a la población desocupada. Ello se debe a
que la mirada sociológica nos ubica en un todo más amplio, el mundo
de las relaciones sociales. Esto ocurre porque la realidad social no está
compuesta de sustancias sino de relaciones.
La pobreza o la riqueza se expresan en datos, porcentajes, tendencias,
pero no existen como tales, en sí mismas, sino que expresan relaciones
sociales que hacen que unos sean favorecidos en relación con otros que
lo son menos. Esto, tanto para las perspectivas sociológicas derivadas
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la sociología del orden o consensual y de una perspectiva crítica o del
conflicto, que cuestiona los análisis de la primera, considerándolos
como funcionales al orden social existente, injusto y desigual.
Tomando este último parámetro, que compartimos, describiremos
sintéticamente momentos reconocibles y destacables, según nuestra
mirada, en el desarrollo de la SE desde sus orígenes hasta la actualidad,
en un breve recorrido histórico, sin pretensiones de exhaustividad.
Para facilitar la presentación recorreremos primero la perspectiva
hegemónica proveniente de la sociología del orden y luego la línea del
conflicto, tratando de tener la pregunta principal de la sociología de
la educación como guía.
Gráfico 1
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Para este autor sería conveniente, para el progreso del organismo
social, que los individuos ocuparan un lugar en la división del trabajo
en base a sus méritos y capacidades, y no debido al poder social
otorgado por la herencia económica familiar. Este aspecto va a ser
retomado por Parsons cuando construya el estructural funcionalismo.
Max Weber también está preocupado por el orden social, pero
enfatizando la problemática de la gobernabilidad, que vincula con
la necesidad de legitimidad de los Estados en sociedades cada vez
más masivas y con una creciente racionalización de la vida social. El
dominio legítimo, producto del consenso de los dominados, puede
darse a partir de los tres motivos puros mencionados en su momento:
en virtud de mandatos que provienen desde tiempos remotos, por
sentimientos hacia las virtudes de un líder carismático, o en base a la
credibilidad en normas y reglas positivamente establecidas.
En las sociedades modernas es inevitable esta dominación
racional-legal, que se sostiene por los medios administrativos,
cotidianamente. El Estado moderno necesita construir y mantener la
creencia en estas normas y reglas, además de preparar a los individuos
para una creciente especialización, producto de la variedad creciente
de diferentes ciencias que requieren conocimientos cada vez más
específicos.
El sistema escolar, según Weber, es el dispositivo necesario para
cumplir ambas tareas: debe abandonar la educación humanista de
los primeros tiempos de la modernidad, impregnada de utopías
iluministas, para dar paso a una formación racional instrumental
que contribuya con la gobernabilidad de sociedades cada vez más
burocráticas y desencantadas, que si bien corren el riesgo de convertirse
en una jaula de hierro para la libertad individual, necesitan de la
creencia en las reglas de convivencia reguladas desde el Estado, y de
profesionales con credenciales para hacerse cargo de las diversas y
crecientes especializaciones, producto del avance de la ciencia.
Para Weber, los docentes que utilizan las aulas para difundir
ideales de transformación o cambio social son niños grandes que aún
no entendieron la gravedad de la situación y que no cumplen con
la responsabilidad de estos tiempos, que consiste en transmitir lo
necesario para hacer posible la convivencia social en sociedades cada
vez más complejas.
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Nos referimos por ejemplo a Merton, Luhmann, parte de la obra de Habermas.
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por lo que es central que la conducta esté modelada para adaptarse
al sistema social, y en esto va a ser fundamental el grado de adaptación
de los individuos generado por el sistema cultural. El sistema educativo
es parte de ese sistema cultural, clave para el mantenimiento estructural
a partir de los valores y creencias compartidas, al actuar sobre el sistema
de personalidad, procurando adecuar los deseos individuales a los
requerimientos sociales.
En su paso por las aulas de la escuela primaria y secundaria el
individuo vivencia situaciones que lo van preparando para la vida
social adulta gracias a la socialización y, según sus capacidades y méritos,
irá encontrando su lugar en la división del trabajo. Para Parsons, en
las sociedades avanzadas, el mérito individual a partir de la creciente
igualdad de posibilidades va generando –a partir de una justa
competencia– una estratificación necesaria para el funcionamiento de las
sociedades complejas. En las sociedades tradicionales todavía persisten
las jerarquías y la distribución del poder basadas en el status heredado, lo
que impide la movilidad y el desarrollo individual y el progreso social.
Un esquema teórico derivado del estructural funcionalismo, pero
que procura explicar la relación entre sociedades –afirmábamos en
parágrafos anteriores– es el del desarrollismo. Las naciones desarrolladas
marcan el camino a las subdesarrolladas para poder ubicarse como en
vías de desarrollo.
Los sistemas educativos son ahora una inversión, la que permitirá
modernizar a sociedades atrasadas para que potencien sus recursos
humanos. La inversión económica proveniente de una apertura al mundo
desarrollado y sus empresas multinacionales, a los organismos financieros
como el Banco Mundial y el BID, la presencia de organizaciones como
la ONU, ayudarían a completar el progreso social occidental que
señalaría la superioridad del capitalismo sobre el intento socialista de la
URSS. Esto se completa con un capital humano adecuado, en relación
a la eficiencia y productividad, al constante crecimiento tecnológico y
económico9.
9
Como se mencionara en la nota n° 5, en países que se han construido proyectos socialistas,
como Cuba, o nacional populares en América Latina, han adoptado (y lo siguen haciendo)
varios elementos del desarrollismo para pensar la educación, lo que genera tensiones con una
concepción educativa planteada con otro sentido, de carácter humanista y nacida de una
concepción de derecho social. El debate sigue abierto.
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Esa reforma contra una denunciada crisis educativa –consecuencia
de la ineficiencia, ineficacia e improductividad de las administraciones
estatales– se sostiene sobre bases sociológicas que provienen de las variantes
ya recorridas, propias de la sociología “del orden”, instaladas en el sentido
común hegemonizado. Nos referimos a la, ahora exacerbada, idea de
competencia y meritocracia, que plantea que los destinos individuales
dependen de la voluntad y capacidad de cada uno ante la igualdad de
oportunidades que promueve el mercado (en este caso, el escolar), también
a la noción de orden y progreso y a la condena del conflicto y la politicidad
de lo educativo propia del positivismo.
Los sistemas educativos, ahora con mayor protagonismo de la
iniciativa privada, deben promover individuos libres de los peligros de
la uniformidad de pensamiento provenientes de la conducción estatal
que, afirman, siempre amenaza el pluralismo y fomenta el clientelismo y el
asistencialismo.
El proyecto neoliberal acepta que parte de la responsabilidad de la
administración de la educación –la mínima y necesaria para hacer posible
la existencia de principios y valores que hagan posible la convivencia
pacífica, evitar la anomia y/o construir legitimidad, como podría leerse
desde las versiones de Durkheim y Weber– debe estar en manos del
Estado, pero también considera que la escuela privada es mejor y que los
niveles educativos superiores deben correr cada vez más por cuenta de
los propios interesados, abriendo paso al arancelamiento de la educación
terciaria y universitaria a través de un sistema de abonos y préstamos10.
Uno de los teóricos principales, F. Von Hayek, sostiene una concepción
elitista de la educación superior dada "la necesidad de hacer progresar la
ciencia y los conocimientos (...) que debe estar en manos de los mejores
(Di Pol, 1987, p.52).
La idea de una estratificación social justa, sostenida desde una supuesta
igualdad de oportunidades al inicio de cada biografía escolar, es la misma
que sostiene el estructural funcionalismo y su corolario desarrollista.
Contra esta ideología, que ha avanzado hasta convertirse en
hegemónica durante los 90’, se levantan las voces de las dirigencias
10
"La solución propuesta es dar a todos los jóvenes (...) la oportunidad de recibir la enseñanza
superior que prefieren, a condición de que se comprometan a pagar la enseñanza recibida" citada
por Di Pol, R (1987) en Educación, libertad y eficiencia en el pensamiento y en los programas
del neoliberalismo. Revista de Educación (283), p.57.
36 Mariano Indart
Sin hablar de educación, Marx está introduciendo la importancia de
plantearnos quién educa al educador; reflexionando sobre aquellos que
intentan imponer una ideología que evite la toma de conciencia y el
cambio social, y acerca de la posibilidad de que surja una ideología propia
de la clase explotada en el capitalismo. Para eso existe la verdadera ciencia
de la historia, el materialismo histórico11.
Hay otros elementos que podemos incluir en los aspectos
educativos que nacen del pensamiento de Marx: en algún momento se
refiere a la necesidad de una formación polivalente para el trabajo que
prepare a un sujeto integral, que no esté atado a una función parcial y
enajenante durante el proceso laboral, ya que supone que las fuerzas
productivas permitirán una tecnología que evitará los trabajos alienantes.
En el comunismo, afirma, los seres humanos podrán desarrollar sus
potencialidades humanas sin regirse por la división jerárquica del trabajo.
Pero, como anticipáramos, análisis propios de una SE desde el
materialismo histórico surgirán una centuria después, de la mano de los
llamados crítico-reproductivistas.
Las teorías crítico-reproductivistas: la escuela que mantiene
la desigualdad social
En 1970 comienzan a circular en Europa y EEUU una serie de
publicaciones que, proveniente de autores especializados en filosofía,
economía y sociología, coinciden y sostienen –sin haberse puesto
de acuerdo previamente– haber descubierto una relación, auténtica
pero no visible de manera manifiesta, entre los sistemas educativos y
el orden social.
Afirman que la educación escolar oculta, en su discurso relacionado
con la igualdad de oportunidades y la movilidad social ascendente,
su verdadera función: la reproducción de las desigualdades sociales,
culturales y económicas12.
11
Para algunos autores marxistas la toma de conciencia la produce el mismo materialismo
histórico, que es la ciencia que permite “ver” la realidad tal cual es. Todas estas cuestiones han
dado (y lo siguen haciendo) lugar a profundas polémicas en el interior del campo crítico.
12
El trabajo Educación y lucha de clases (1936) del teórico argentino A. Ponce contiene
algunas ideas de la relación de la escuela con la reproducción del capitalismo. Constituye un
interesante antecedente del reproductivismo marxista, realizado casi cuatro décadas antes y
desde nuestro país.
13
Para Bourdieu, incluso es en ese período que surge el concepto de juventud.
14
Los conceptos de habitus, campo, capital cultural y violencia simbólica son desarrollados
por Bourdieu a lo largo de toda su obra por lo que no pretendemos agotar aquí sus alcances.
Pueden ser profundizados consultando trabajos de su autoría.
38 Mariano Indart
La cultura impuesta en la escuela en virtud del poder de los
sectores privilegiados, que disponen de la ventaja de poseer distintos
tipos de capitales, arbitraria como todas las culturas, se impone
a través de una violencia simbólica, es decir no manifiesta, sutil,
naturalizada, y hace que los niños que no la traen incorporada en sus
habitus de origen, asuman que son menos capaces que los otros. Si
bien Bourdieu, en obras posteriores, continúa trabajando esta y otras
temáticas relacionadas con la sociología de la cultura –donde plantea
propuestas para mitigar la función reproductora de desigualdades
de la escuela y otros mecanismos reproductivos– su análisis crítico
quedó en la historia de la SE más como diagnóstico crítico que como
inicio de una propuesta superadora.
Otro trabajo que aparece también en 1970 es el de Louis
Althusser, filósofo marxista que se detiene a analizar la escuela como
parte de una serie de Aparatos Ideológicos de Estado (AIE), que, sin
pertenecer directa o necesariamente al Estado, trabajan sobre la
conciencia de los sujetos para reproducir las relaciones de producción,
de explotación, capitalistas.
Las Iglesias, los medios de comunicación, los aparatos culturales,
la familia, los partidos políticos burgueses, el sindicalismo corporativo
–junto con la escuela– son los espacios de la sociedad civil donde los
sujetos incorporan la ideología dominante que impide la toma de
conciencia crítica de clase. De todos ellos, la escuela es el principal ya
que trabaja de manera silenciosa, durante muchos años, es obligatoria
y se presenta como una institución neutral, desprovista de ideología.
El currículum escolar, a través de las diferentes materias, los
rituales escolares, el régimen disciplinario, incluso la forma edilicia en
lo que hace a distribución de espacios y formas, son las maneras en que
se expresa e impone una ideología que logra la sumisión para impedir
el cambio social revolucionario. Si esto fracasara, el Estado capitalista
posee aparatos represivos, como las fuerzas armadas y la ley, que solo
entran en escena en casos excepcionales, dada la eficacia de los AIE.
Si bien Althusser, en trabajos posteriores, habla de la posibilidad
de que estos espacios puedan ser utilizados para la lucha política, sus
aportes son muy limitados en este sentido, quedando una sensación
de pesimismo muy marcada acerca de qué es lo que puede hacerse
desde la escuela para cambiar su función reproductora.
40 Mariano Indart
escuela sino en la experiencia vivida, en las relaciones transitadas
diariamente en las instituciones escolares.
Las teorías crítico-reproductivistas, básicamente a partir de los
autores comentados, impactaron fuertemente en el mundo educativo,
abriendo la puerta a las perspectivas críticas que, de aquí en más, van
a ir acentuando su presencia cuestionadora del modelo educativo
hegemónico tradicional, tanto en el mundo académico como en las
organizaciones sindicales de trabajadores de la educación.
Este primer paso suele ser recordado como un intento de
ruptura que no fue más allá del diagnóstico, además elaborado desde
la realidad educativa de EE UU y Europa, y que no planteó ninguna
alternativa, sólida y posible, para cambiar la denunciada función de
los sistemas educativos15.
Los teóricos de la resistencia , el concepto de hegemonía
y la politicidad de lo educativo
Hacia fines de los 70’ comienza una etapa en SE que se suele
mencionar en la jerga académica como la de las teorías de la resistencia,
denominación debida a un artículo de H. Giroux que plantea que los
procesos denunciados por el reproductivismo aluden parcialmente a
lo que sucede en las escuelas, y que hay otra serie de fenómenos no
contemplados por esas teorías, que tienen que ver justamente con la
resistencia, con variadas formas de cuestionamiento o, al menos, de
maneras que evitan que la reproducción de desigualdades denunciada
funcione acabadamente, abriendo la oportunidad a la acción humana
para la transformación. Comienza a abrirse la posibilidad de que la
escuela y los sistemas educativos pasen a ser considerados ahora como
un territorio de lucha e intervención política.
Mariano Fernández Enguita considera que lo que los trabajos de
los reproductivistas analizaron fue justamente la reproducción desde
una perspectiva marxista (a excepción de Bourdieu) y que ello debería
conducir a pensar que lo que se está reproduciendo es una contradicción,
la de la unidad rota del hombre con el producto y las condiciones de su
trabajo, y que ello siempre significa la posibilidad de ruptura.
15
Algunos proponían, como el caso de I. Illich, directamente la abolición del sistema escolar.
42 Mariano Indart
José Tamarit afirma que así como el concepto de socialización
define el papel de la escuela desde la perspectiva del orden, el concepto
de hegemonía representa su equivalente desde la perspectiva crítica. En
el primer caso el proceso termina exitosamente con la incorporación
del individuo al orden social, lo que contribuye al progreso social
dentro del equilibrio de un sistema social justamente estratificado;
en el segundo, lo que se logra es un sujeto que se incorpora a una
sociedad desigual, injusta, a una cultura regida por la dominación
de una clase sobre otra, predispuesto a aceptar, por medio de un
consenso activo, dicha realidad.
Justamente ese consenso activo es el que puede romperse, ya que
no se trataría de una dominación ideológica en el sentido en que
lo pudo haber planteado Althusser, sino de un proceso atravesado
por mediaciones, por experiencias que muchas veces contradicen los
discursos dominantes. Hablar de hegemonía es hablar de una relación,
no de una imposición, lo que supone actividad de las dos partes
involucradas, negociación y, como se ha afirmado, probabilidad de
ruptura.
De aquí en más es lógico plantearse la posibilidad de una contra-
hegemonía que represente los intereses populares dentro del Estado
nación y de una nueva clase dirigente que oriente el rumbo social
hacia una nueva sociedad no capitalista.
Otros conceptos de Gramsci que serán retomados y repensados
tienen que ver con su idea de Estado ampliado, entendiendo que dicho
Estado no se limita al aparato gubernamental y a las instituciones
directamente vinculadas al poder político, sino que se extiende en
la sociedad civil, a través de las instituciones donde se construye la
hegemonía.
La escuela es sin duda uno de esos espacios, y los docentes que
no cuestionan la ideología dominante son considerados funcionarios
en el sentido de que trabajan, conscientemente o no, para mantener
el orden existente.
Es interesante el desarrollo que hace Tamarit de esta cuestión
al analizar el comportamiento de las clases medias (auxiliares según
Gramsci), de las que provendrían gran parte de los docentes, que
suelen ser más proclives a aceptar la hegemonía y a desarrollar, en
menor medida que las clases populares, el núcleo del buen sentido,
16
Son varios los trabajos de J. Tamarit que desarrollan estas cuestiones. Algunos donde
pueden encontrarse reflexiones sobre estos apectos son: El sentido común del maestro. Buenos
Aires, Argentina: Miño y Dávila (2002); Clase Media; Cultura, mito y educación (caps. I y II),
Buenos Aires, Argentina: Miño y Dávila (2002).
17
Recordemos que en ese entonces el mundo se dividía geopolíticamente en dos imperios: el
primer y segundo mundo relacionados con EE UU y la URSS respectivamente, y que Tercer
Mundo era un posicionamiento antiimperialista integrado por paises de A. Latina, África, el
mundo árabe y asiático.
44 Mariano Indart
posicionamiento crítico al orden social capitalista. Su idea de la
no neutralidad y la politicidad de lo educativo, la construcción
participativa de estrategias didácticas novedosas, la palabra
generadora, la crítica a la educación bancaria, la idea de analfabetismo
político, al tomar la experiencia y el saber popular como punto de
partida de la concientización, son todas nociones que nutren una
manera de entender el papel de la educación y los sistemas educativos
dentro del orden social, que definen una preocupación de naturaleza
sociológica18.
El recorrido realizado por Freire desde el exilio motivado por el
golpe del 64’ en Brasil, le permite conocer e intervenir en los procesos
educativos que se llevaron adelante en países de África y América
Central, donde se avanzaba en experiencias políticas revolucionarias
antiimperialistas.
El regreso a Brasil en la década del 80’ lo encuentra con una
visión enriquecida que comprende la necesidad de trabajar para el
cambio social desde el Estado, entendiéndolo como un campo de
lucha que hay que ocupar y transformar. Forma parte del proyecto del
Partido de los Trabajadores que gobernó el Estado de Sao Pablo entre
1989 y 1992, desde la Secretaría de Educación. El resultado de su
experiencia de gestión está plasmado en sus últimas publicaciones19,
que contienen un análisis de las posibilidades de cambio que puede
ejercerse desde una gestión estatal alternativa.
Su sociología comprende a la educación y a los sistemas
educativos como procesos que pueden estar al servicio del orden
social injusto, pero también como un espacio que puede ser ocupado
para trabajar por la liberación y emancipación humana. Considera
que la educación popular debe contribuir a la construcción de poder
de las clases oprimidas, entendiendo que el mismo se constituye a
partir de la concientización, la organización y la movilización del
18
Si el analfabetismo “literal” es un punto de partida para todos, para Freire el analfabetismo
político constituiría un punto de llegada, ya que se puede aprender a leer y escribir sin poder
comprender cómo funciona el mundo para poder transformarlo. La concientización es
justamente la ruptura con ese analfabetismo político a partir de la conciencia crítica como
quiebre de la conciencia ingenua que naturaliza la realidad social.
19
Nos referimos principalmente al libro La Educación en la Ciudad, del año 1997.
46 Mariano Indart
intención fue destacar momentos que nos permiten fundamentar
nuestro posicionamiento dentro y acerca de la SE.
Consideramos que la perspectiva crítica ha contribuido a
desenmascarar el discurso hegemónico acerca de la función de la
escuela, aportando para construir una mirada no ingenua de los
procesos y dispositivos de control social presentes en los sistemas
educativos.
Por otro lado creemos también que lo más rico del campo crítico
en este sentido se encuentra a partir de los aportes de Apple y la
recuperación del esquema de análisis de la cultura y la educación,
tributarios directa o indirectamente de Gramsci, con los conceptos
de hegemonía, sentido común y núcleo del buen sentido.
Con estos conceptos se reconoce e instala el debate acerca de la
politicidad inevitable de los procesos educativos y su relación con
el mantenimiento o la transformación de la sociedad, lo que obliga
a tomar partido e invalida cualquier intento de pensar la educación
desde una imposible “neutralidad científica”.
48 Mariano Indart
que otorga sentido y función social a la educación y a la escuela,
promoviendo una ciudadanía incapaz de tomar conciencia de clase.
Para la sociología de Bourdieu el problema está en que la escuela
impide el acceso al capital cultural dominante que, aun impuesto, es
el que otorga poder en el espacio social, a los agentes que provienen
de un hábitus primario construido desde otros arbitrarios, no
legitimados socialmente. Para Althusser, en cambio, el problema está
en que lo que transmite la escuela es la ideología de la clase opresora,
por lo que acceder al conocimiento escolar es el problema mismo.
El conocimiento escolar, que para Bourdieu podría fortalecer a los
sectores con menor poder social, para Althusser impide la conciencia
crítica necesaria para transformar que necesitan las clases explotadas.
Nosotros postulamos que ambos análisis son enriquecedores
para analizar el problema del currículum. Desde nuestra postura
sociológica lo importante es interpretar correctamente el papel del
conocimiento en relación con la construcción de poder popular, para
la formación de una conciencia ciudadana crítica y capaz de entender
mejor cómo funciona la realidad social como punto de partida para
su transformación.
En este sentido habrá elementos del capital cultural dominante
que podrán ser importantes para potenciar ese conocimiento (por
ejemplo todo lo relacionado hoy al manejo de las nuevas tecnologías)
y otros que no, siempre afirmando que no son los artefactos culturales
los que esencialmente son elitistas o populares, sino las relaciones
sociales las que definen su funcionalidad.
Manifestaciones culturales y conocimientos que en determinado
tiempo y lugar pueden potenciar una actitud crítica, en otro momento
pueden muy bien consolidar los valores y principios hegemonizados
del sentido común. El problema tiene que ver con lo dinámico de los
procesos culturales y su apropiación, y con la producción de saberes
propios de la cultura popular.
Por otro lado, si bien la ideología dominante posee una lógica
potencia dado el poder social que la sostiene, y logra consolidar
gran parte del sentido común, la experiencia vivida por los sectores
populares enriquece y aporta nuevos saberes, que provienen de
las luchas y resistencias históricamente construidas y presentes en
50 Mariano Indart
encubierta en discursos que otorgan una supuesta autonomía en
el trabajo, en el marco de la reconversión producida durante las
reformas educativas de impronta neoliberal durante los 80’ y 90’ del
siglo pasado.
En el trabajo de S. Vázquez y J. Balduzzi (2000)20 se realiza
el análisis del recorrido y las batallas culturales que se libraron y
se libran para definir como trabajo la tarea que realizamos los
docentes. Esta postura supone asumirse como parte del colectivo
de trabajadores dentro de la sociedad capitalista, lo que implica
construir formas de asociación y lucha para evitar las amenazas y
procesos de proletarización y alienación que atraviesan todo tipo
de trabajo en nuestra sociedad, y vincularse con otros colectivos de
trabajadores en un frente común contra toda forma de explotación
y deshumanización, y para lograr consolidar la presencia dentro del
Estado y en la definición de las políticas públicas.
Esta es la postura que sostenemos y consideramos que permite
un posicionamiento crítico y capaz de intervenir en la definición
de la propia tarea, reflexionar colectivamente sobre los procesos
pedagógicos y asumir un compromiso político consciente.
20
S. A. Vázquez, J. Balduzzi, (2000), De apóstoles a trabajadores: luchas por la unidad sindical
docente 1957-1973, Buenos Aires, Argentina: CTERA.
52 Mariano Indart
Referencias
54 Mariano Indart
Indart, Mariano (2014), El concepto de Estado: sentido común y
perspectiva crítica. Mimeo.
Tamarit, José (2002), El sentido común del maestro. Buenos Aires, Argentina:
Miño y Dávila.
56 Mariano Indart
II. El Estado y las Políticas Públicas:
sentido común y perspectiva crítica
Mariano Indart
1- Presentación
58 Mariano Indart
voluntario, de un cálculo interesado” (En Saborido, 2007). El Estado
se basa en un contrato, el que pactan individuos que deciden darse
un soberano; ese contrato, lejos de limitar la soberanía, la funda; el
origen del contrato es la preocupación por la paz; el Estado tiene la
función de salvaguardar el derecho natural de cada uno, y su poder
encuentra su límite absoluto en el derecho natural, no en algún otro
hecho moral. Ese Estado es el que fundamenta la propiedad, por lo
que todo ataque al mismo es un ataque a la propiedad. Hobbes es el
teórico del Estado Absoluto en los albores de la modernidad.
John Locke, pensador clave de la Revolución Gloriosa en la
Inglaterra de 1688, destaca también la importancia de la propiedad,
cuya garantía es justamente el objetivo de la creación del Estado.
Locke, a diferencia de lo que ocurre con el absolutismo de Hobbes,
concede una gran importancia al poder legislativo como representante
de las mayorías.
21
Es interesante cómo en América Latina, a lo largo de la historia moderna, se han sucedido
golpes de Estado cívico-militares que desde el autoritarismo político (o sea eliminando la
democracia liberal) favorecen el liberalismo económico.
60 Mariano Indart
El autor considera que la modernización y el avance de la
democratización de distintas esferas de la vida social en una sociedad
cada vez más masiva, conduce inevitablemente a una creciente
burocratización de la vida social. Esta tendencia para el caso del
Estado llevaría a un crecimiento desmedido de la burocracia estatal
con el consiguiente peligro para la libertad individual, sometida a
crecientes reglamentaciones y sometimientos bajo quienes ejercen
los cargos administrativos del Estado, lo que sería inevitable en el
socialismo, con el monopolio de la administración estatal.
Weber avizora un futuro complicado y sombrío para las
sociedades modernas, seguramente afectado por su propia experiencia
como miembro de la burguesía alemana en los años de la Primera
Guerra Mundial. Propone como paliativo la posibilidad de que
los ciudadanos elijan líderes, políticos capaces, dotados de pasión,
responsabilidad y mesura, y que dichos líderes sean controlados por
una administración estatal eficaz. Debe salvaguardarse lo que queda
del individualismo amenazado por el crecimiento de la racionalidad
de la vida social, inevitablemente ligada a la modernización, y por
el peligro que desde su perspectiva tiene el avance del socialismo,
aspecto agitado constantemente por los medios masivos hegemónicos
y que se consolida como sentido común en la opinión pública.
2. 3- El pensamiento neoliberal
Para Adam Smith el gobierno debe ocuparse de algunas funciones
para que los individuos, como ciudadanos de un Estado organizado,
puedan alcanzar el mayor grado de libertad posible:
62 Mariano Indart
Desde el 2008, una fuerte crisis que se inicia en Estados Unidos
e impacta en casi toda Europa –y por ende repercute en la economía
mundial– hace que empiece a hablarse de pos-neoliberalismo y que
el Estado vuelva al centro de la escena, ya no para cumplir funciones
similares a las ejercidas durante el modelo benefactor, sino para
apuntalar y salvar empresas privadas por medio de deuda producida
por emisión monetaria de los tesoros norteamericanos y europeos,
con efectos a mediano y largo plazo todavía imposibles de predecir.
Distinto es el caso en América Latina, donde la crisis del modelo
neoliberal, a principios de este siglo, dió origen a proyectos políticos
nacional-populares, socialistas y neo-desarrollistas que llevaron
adelante políticas públicas en mayor o menor medida, y según el
caso, opuestas al neoliberalismo.
Existen otros enfoques como la teoría institucionalista y la teoría
sistémica del Estado que no vamos a desarrollar aquí. Solo diremos
que son perspectivas que abordan al Estado desde parámetros que
abrevan del funcionalismo y, por consiguiente, continúan bajo el
universo teórico de matriz liberal.
64 Mariano Indart
3. 2- El Cristianismo avanzado el Siglo XX
Durante el siglo XX, y cuando las luchas sindicales institucionalizaron
el conflicto social en muchos países capitalistas, surgen posturas menos
conservadoras. Toman fuerza los conceptos de pueblo y de poder
popular en los regímenes democráticos y dentro de las posiciones
derivadas del socialcristianismo. Un concepto de pueblo que lo
considera, nuevamente, como un todo orgánico. A continuación
presentamos una cita de cierta extensión pero importante para
explicitar este posicionamiento:
66 Mariano Indart
Es conocido también en la región y particularmente en nuestro
país el llamado Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo.
Varios religiosos pertenecían y aún lo hacen a esta corriente que
interpreta el mensaje de Jesús como un llamado a la acción social y
política transformadora, trabajando fundamentalmente con sectores
populares, sus derechos y la necesidad de la toma de conciencia
y participación política. Muchos de sus integrantes lucharon
fuertemente contra las dictaduras cívico-militares y varios fueron
asesinados durante las mismas.
La variedad de estas y otras corrientes dentro del socialcristianismo
continúa y sigue dando lugar a enfrentamientos en el interior de la
Iglesia Católica. Un ejemplo de esto sería lo sucedido en nuestro
país durante la última dictadura, cuando miembros de la jerarquía
otorgaban su bendición a los genocidas mientras otros sacerdotes
morían perseguidos por el mismo régimen.
68 Mariano Indart
la posibilidad de esto, relegaremos esta máquina a la basura.
Entonces no existirá Estado ni explotación. (Lenin, 1987, pp.
314 a 335.22 Citado en Saborido, 2002, p. 59-60)
22
Lenin: Conferencia pronunciada en la Universidad Sverdlov, en Portantiero, J. C. y E. De
Ipola, (1987). La teoría del Estado de Lenin es mas compleja, aquí utilizamos esta cita para
ejemplificar la posición instrumentalista que nos interesa evidenciar. Para profundizar estas
cuestiones pueden rastrearse los trabajos de M. Thwaites Rey que recuperan el debate entre
autores marxistas como Miliband, Poulantzas, Laclau, etc.
23
Estos conceptos permitirían interpretar mejor el funcionamiento del modo de producción
que los de estructura-superestructura, que siempre vienen acompañados de alguna dosis, más o
menos atemperada, de determinismo económico.
70 Mariano Indart
una sociedad sostiene y que proviene de una clase particular que ha
logrado, como se viene afirmando, que sus intereses particulares sean
considerados como universales.
Una hegemonía nunca es completa ni total. Las clases subalternas
no son receptoras pasivas que incorporan una ideología de una vez y
para siempre, sino que negocian activamente su apoyo al proyecto,
mientras desarrollan sus vidas en la sociedad civil, donde se presentan
contradicciones a las ideas fuerza de la ideología de la clase dirigente,
producto de la naturaleza explotadora y la experiencia alienante
del trabajo en el capitalismo. Por ello, Gramsci sostiene que en el
sentido común de las clases populares, en el folklore, en la cultura del
pueblo, coexisten por un lado los principios y sentidos provenientes
del discurso hegemónico, y por otro las vivencias propias de la
experiencia de clase de los sectores populares, que contradicen ese
discurso. Esa parte del sentido común de las clases populares que
resiste a la invasión de hegemonía es denominada núcleo del buen
sentido.
Gramsci considera que la tarea revolucionaria en las sociedades
del capitalismo avanzado debe considerar la lucha en ambas esferas
del Estado Ampliado: por la toma del poder en la sociedad política,
la estrategia estrictamente política vinculada a los partidos y las
elecciones, en conjunto con el avance en las trincheras de la sociedad
civil donde debe potenciarse ese núcleo de buen sentido para que
se convierta en pensamiento crítico y contra-hegemónico. En cada
espacio de la sociedad civil se juegan concepciones del mundo y es
necesaria una tarea educativa que desnaturalice el sentido común
hegemonizado y permita la mirada de clase. La clase trabajadora
debe ser dirigente para poder ser dominante. Tomar el Estado y
sus instituciones, como podría suponerse desde la concepción
instrumentalista, no es suficiente sin un cambio de mentalidad en
la sociedad civil, sin un nuevo sentido común contra-hegemónico.
La transformación social es un desafío mucho más complejo en el
capitalismo avanzado, y las batallas por el control de lo que circula
en los medios de comunicación, por lo que se enseña en las escuelas,
en fin, por todos los espacios donde circulan valores y concepciones
del mundo, se convierten en estratégicas para que otra sociedad sea
posible.
24
Para profundizar el tema de la clase media desde el materialismo histórico ver Tamarit,
José, (2012), Clase Media: cultura, mito y educación: ¿quién educa al educador?, Buenos Aires,
Argentina: Miño y Dávila.
25
Son varios los trabajos de Laclau y Mouffe donde se exponen estos planteos. El que puede
citarse para introducirse en esta polémica es “Hegemonía y Estrategia Socialista”, que figura en
la bibliografía.
72 Mariano Indart
4.1.3 - El Estructuralismo marxista de Nikos Poulantzas (1936-1979)
N. Poulantzas pertenece al llamado estructuralismo, al igual que
L. Althusser, postura epistemológica que toma preponderancia
durante los años 60’ del siglo pasado y que sostiene, simplificando
seguramente en extremo sus aportes, que los sujetos no son los
protagonistas de la historia sino que son portadores de estructuras. Que
la sociedad no tiene necesidad alguna de los sujetos particulares, sino
de que se reproduzcan mecanismos sociales, económicos, políticos y
culturales determinantes (o condicionantes en su versión más atenuada)
para garantizar el funcionamiento social.
Dentro del materialismo histórico, Poulantzas sostiene,
lógicamente al igual que Gramsci y todos los teóricos del marxismo,
que el motor de la historia son las clases sociales, no los individuos
o las personas, como puede suponerse desde el liberalismo o el
socialcristianismo. Critica tanto a las concepciones de Estado
instrumento de Lenin proveniente también, como ya se ha desarrollado,
del materialismo histórico, como a las concepciones de Estado sujeto
y contractualistas de matriz liberal.
Poulantzas (1980) define al Estado como: “la condensación
material de una relación de fuerzas entre clases o fracciones de clase”
(p.154/159).
De esta definición, es interesante destacar la expresión fracciones
de clase ya que de esta manera se complejiza un tema que suele
simplificarse de manera excesiva en algunos enfoques marxistas que
reducen el conflicto social al antagonismo fundamental entre la clase
burguesa y el proletariado. Incorporar las fracciones de clase permite
entender cómo el interés objetivo de la burguesía, acumular capital,
suele complicarse en relación a sus intereses inmediatos, dado que
en general las políticas públicas no favorecen a todas las fracciones
de la misma manera. Por ejemplo: el valor del dólar que favorece
a la burguesía industrial puede ser diferente al que conviene a la
burguesía comercial, agraria o financiera. Y lo mismo ocurre en
la clase trabajadora: ser empleado de un banco que está creciendo
por ciertas políticas públicas que favorecen al sector y que mejora
el salario de sus empleados puede coincidir en el tiempo con otros
trabajadores que son afectados negativamente por pertenecer a una
74 Mariano Indart
aunque la cara visible de las mismas sean miembros de la conducción
o la burocracia estatal– sino del poder que han logrado construir
dichas clases y fracciones para lograr sus objetivos.
Es interesante destacar también que para el autor el poder no
es una sustancia, ni se encuentra en algún lugar donde debe ser
buscado, rompiendo con otra concepción del sentido común que
sostiene que en el Estado está el poder, o de que tomando el Estado
se está adquiriendo poder. Para Poulantzas (1972, p.124) el poder
es: “la capacidad de una clase o fracción para realizar sus intereses
objetivos específicos”.
Aparece aquí la idea propia del materialismo histórico en
relación a que las clases tienen intereses y que estos son objetivos,
es decir que responden al posicionamiento estructural dentro del
modo de producción. El poder se construye, no se encuentra. Una
clase trabajadora que logra armar un sindicato construye poder, una
fracción empresaria que logra formar una cámara que los represente
tiene más poder que el que tenía previamente. Organización, unidad,
conciencia, son todos factores que permiten construir poder. Llegar al
Estado y conducir alguno de sus aparatos, tener espacios de decisión
dentro de las instituciones estatales, es también construir poder, al
tener la posibilidad de tomar decisiones desde la autoridad inevitable
y monopólica que posee el Estado en un territorio.
Poulantzas considera que el Estado no está organizado
jerárquicamente de arriba hacia abajo, sino que es un campo de lucha
complejo y estratégico. Que el lugar o dispositivo estatal desde donde
surgen, en un momento histórico, las políticas públicas que permiten
construir o afianzar mayor poder, no siempre es el mismo. En una
época puede que el Ministerio de Economía sea al lugar central para
ejercer el poder dentro del aparato estatal, en otra etapa puede ser el
Congreso, etc.
Es interesante el aporte que hace Tamarit a esta visión de
Poulantzas y que enriquece el análisis: sostiene que las clases populares
no solo están presentes en el Estado como focos de oposición en
el capitalismo, sino que muchas veces logran conducir el proyecto
estatal y gestionar las políticas públicas, y da como ejemplos lo
26
El caso del régimen socialista cubano que comienza en la década del 60’, la revolución
nicaragüense en los 70’, lo ocurrido en varios países de África, muestran casos de caídas del
capitalismo y el origen de diferentes proyectos no capitalistas.
76 Mariano Indart
1- Develación de la crisis.
2- El “empate catastrófico”.
3- La sustitución de las elites (representantes del nuevo proyecto
acceden al gobierno).
4- El “punto de bifurcación”.
5- La consolidación de una nueva estructura estatal (nueva
Constitución no capitalista, etc.)27
Estos momentos permitieron avanzar en la superación del
régimen capitalista, con sus tensiones, marchas y contramarchas.
El proceso de construcción de poder popular permite que hoy en
Bolivia se haya logrado establecer una nueva Constitución28 y que
se afiance el proyecto del Estado socialista plurinacional, que solo
podrá sostenerse, afirma Linera, si se logran alianzas y respaldos en
toda la región latinoamericana. Para ello es central la construcción
de una nueva hegemonía en la sociedad civil, con nuevos valores que
se opongan al liberalismo. Las batallas por el control de los medios
de comunicación y por la educación aparecen nuevamente como
centrales para la formación de un sentido común alternativo.
García Linera aporta elementos teóricos para entender que lo que
llamamos Estado (en sentido estricto, lo que para Gramsci es la sociedad
política) no es solo un conjunto de instituciones sino que además existe
una dimensión simbólica, que está poblada de relatos, de historia, y que
hace también al Estado en cuanto es lo que la sociedad ha incorporado
acerca del mismo y su significado. Es importante el relato de la historia,
desde donde se ha escrito, qué elementos se han destacado y cuáles no
aparecen en escena. No es lo mismo considerar que el Estado ha nacido
a partir de la lucha de héroes y patriotas, de los llamados próceres (en
nuestros países latinoamericanos fueron prácticamente todos militares),
que entender que han sido los pueblos quienes fueron los protagonistas de
esa construcción colectiva.
27
Para ver el desarrollo de cada una de estas etapas puede consultarse García Linera (2010)
La construcción del Estado. Conferencia Magistral, Facultad de Derecho, Bs. As., Argentina.
28
La actual Constitución de Bolivia ha sido reconocida por prestigiosos juristas como una de
las más avanzadas en lo que hace a la democratización, reconocimiento de derechos sociales y
respeto a la diversidad cultural.
78 Mariano Indart
5- Conclusiones
80 Mariano Indart
Referencias
Tamarit, José (2002), El sentido común del maestro. Buenos Aires, Argentina:
Miño y Dávila.
82 Mariano Indart
III. Pública y popular.
Notas para pensar otra escuela posible y necesaria29
29
Este trabajo es una versión actualizada de la ficha de cátedra incorporada a la bibliografía
de la asignatura Sociología de la Educación de la UNLu desde el año 2008, que toma como
base otro trabajo de mi autoría, La escuela pública y la construcción de alternativas pedagógicas
populares. Documento para el seminario “La inclusión socioeducativa. Análisis y construcción
colectiva de una escuela pública y popular” organizado por la Unión de Trabajadores de la
Educación Rionegrinos (UNTER), seccionales Bariloche y Cipolletti. 2006.
Tomando esta premisa, intentaremos analizar críticamente el
desarrollo histórico de ciertas luchas político-pedagógicas en las
que se inscriben dichas tradiciones, los significados sociopolíticos
que se condensan en esos enunciados pedagógicos, los formatos
institucionales que asumen los procesos educativos a los que
dan lugar, las coyunturas históricas que producen momentos de
conflictos y antagonismos entre ambas, los procesos de apropiación
y legitimación de ciertos conocimientos y marcos culturales.
Por las razones políticas que expondremos más adelante, creemos
que hoy es necesario construir articulaciones entre lo público y lo
popular en el terreno de la educación.
30
La descripción del aparato de Estado de Poulantzas es, a nuestro juicio, tributaria del
concepto de hegemonía, ya que en ambas conceptualizaciones se busca superar ciertos
reduccionismos propios del pensamiento de “las izquierdas” – tanto el de la manipulación
de los consensos por parte de las clases dominantes, como el de la exterioridad de las luchas
populares con el Estado.
31
Los autores y obras más clásicas son de la década del ‘ 70: Althusser: Ideología y aparatos
ideológicos de estado, Bourdieu, y Passeron: La reproducción; Baudelot y Establet: La escuela
capitalista y Bowles y Gintis: La instrucción escolar en la américa capitalista.
32
Wilde (1844-1913) fue Ministro de Justicia e Instrucción Pública en la primera presidencia
de Julio A. Roca y luego fue Ministro del Interior de Juárez Celman.
33
Entendido como territorio de articulación de experiencias dentro y fuera del sistema
(alfabetización, formación sindical, recuperación de la producción cultural popular, formación
de militantes, etc) en Vázquez, S. A.(1992) “Cuando la educación pensaba en la revolución”;
UNLZ.
34
“Marxismo, cultura y poder”(2003). 15º clase del curso de CLACSO La teoría marxista hoy.
Problemas y perspectivas.
A modo de cierre
Pública y popular. Notas para pensar otra escuela posible y necesaria 101
IV. Construcción de ciudadanía en el nivel inicial.
Miradas políticas sobre el conocimiento del ambiente
Introducción
35
Así se conoce al conjunto de autores que empezaron a teorizar sobre la educación inicial; el
grupo está constituido por Froebel, Montessori, las hermanas Agazzi y Decroly
36
La investigación tuvo asiento en la Universidad Nacional de Luján y se desarrolló entre
2004 y 2006. Ver en la bibliografía Ferro (2010).
37
Me refiero al ambiente como objeto de enseñanza escolar.
38
Obviamente, este objetivo se debe trabajar a lo largo de toda la escolaridad. No puede
alcanzarse solo en el nivel inicial, pero sí el jardín puede ayudar a lograrlo según cómo se
planteen estas cuestiones.
Karina Barrera
Presentación
40
La enumeración de factores es a fines explicativos, puesto que en la realidad estos forman
parte de un complejo entramado debido a sus múltiples relaciones. Dichos factores no son
elementos independientes, sino que, por el contrario, se encuentran articulados en las prácticas
concretas.
Brito, A. (2010), Los profesores y la escuela secundaria, hoy. Notas sobre una
identidad en repliegue. Buenos Aires, Argentina: FLACSO, Libros
libres.
Mariano Indart
Introducción
41
La afirmación es general, ya que cada uno de los niveles fue creado para diferentes
funciones: el nivel primario vinculado a la construcción de ciudadanía y preparación para
el empleo; el nivel secundario, más selectivo, para preparar los cuadros administrativos del
Estado y preparar para estudios superiores.
Sin embargo, ya lejos de estos inicios de la escuela moderna,
consideramos que en la actualidad, salvo casos particulares, la
dimensión político-ideológica de las prácticas educativas continúa sin
hacerse explícita ni es motivo de reflexión profunda en la cotidianidad
escolar. Esto hace que el peso de estos aspectos se haga más difícil de
controlar, formando parte –en gran medida– del llamado currículum
oculto. (Da Silva, 1997, pp. 157 a 171)
El recorrido que realizaremos tiene como objetivo colaborar
con la toma de conciencia de los educadores, en tiempos en los
que los procesos políticos que se desarrollan en América Latina se
debaten entre la construcción y/o consolidación de una educación
pública inclusiva, democrática y sustentada en el derecho social,
o un modelo que retoma, con modificaciones, los objetivos del
neoconservadurismo y neoliberalismo.
42
En la obra de P. Bourdieu se desarrolla el concepto de habitus para dar cuenta de “estructuras
estructuradas que funcionan como estructurantes” de la realidad. Dicho concepto permite dar
cuenta de la tendencia a la reproducción de la realidad a partir de la internalización de la misma.
Puede consultarse Tenti Fanfani, R. (1994).
43
Es vasta la bibliografía sobre el materialismo histórico. Además de las obras del propio
Marx y para una breve síntesis introductoria del mismo puede consultarse Lucchini (2002),
Nociones Básicas de Sociología. Bs. As., Argentina: Biblos.
44
Para profundizar en autores y corrientes teóricas que nutren a la sociología crítica
en educación, ver nuestro texto incluido como capítulo 1 del presente volumen o también:
Sanders, Benno (1990): “Educación, administración y calidad de vida” Ed. Santillana. Bs. As
1990 , Di Pietro (2005), S. El debate en y sobre educación ( o la imposibilidad de una sociología
de la educación; mimeo; 2005.
45
ver Apple, M (1986).: “Sobre el análisis de la hegemonía”, en Ideología y Currículum,
Akal, Madrid.
46
Podemos comprobar la eficacia que ha tenido este discurso: la nueva organización
toyotista del trabajo incorpora la lógica de la participación y creatividad de los empleados para
la reconversión productiva que se inicia con la crisis del fordismo y de esta manera permite
continuar y profundizar la acumulación de capital, la explotación y la desigualdad.
47
Nos referimos al período de ascenso individual que se dio (con diferencias según cada
país), sobre todo a fines de la Segunda Guerra, a partir del Estado Social keynesiano en países
capitalistas, en el marco de la guerra fría con la URSS, y que alimentó la ilusión de que siempre
se puede “progresar” económicamente en el capitalismo a partir del esfuerzo individual.
Miguel Etchegoyen
Presentación
1- Crítica a Bourdieu
48
Este trabajo fue presentado en el Primer Congreso de Sociólogos de la Provincia de Buenos
Aires, realizado en La Plata en el año 2010.
49
Concretamente, lo que sostiene José Tamarit es que Bourdieu no es “coherentemente
crítico”.
Educación, conciencia práctica y ciudadanía, Tamarit parte señalando
la importancia central, en la teoría de Bourdieu, del concepto de
“habitus”: tener devenido ser, propiedad hecha cuerpo50. Este
concepto toma en cuenta tanto la capacidad de apreciar la obra de
teatro, como de manipular una máquina; pero también la disposición
de actuar en un sentido u otro frente a las opciones que la vida nos
plantea ante circunstancias que involucran intereses individuales o de
grupo de diferente tipo, valores, afectos, etc.
El aspecto más cuestionable del concepto, señala Tamarit,
es su heterogeneidad. Bourdieu no jerarquiza políticamente los
elementos constitutivos del habitus. Al concebirlo como una unidad
indiferenciada, sin distinguir ni jerarquizar, “difícilmente podamos
comprender, explicar”. Esta exhaustividad constituye la debilidad del
concepto, y esto le resta eficacia teórica: “conocimientos y valores,
destrezas y visiones del mundo, competencias y principios de acción,
motivaciones, intereses, expectativas”.
A continuación, señala algo que también nosotros vamos a
apreciar en las páginas que siguen: los ejemplos que utiliza Bourdieu
tampoco jerarquizan en cuanto a la significación sociológica de las
contradicciones, produciendo un efecto de despolitización.
¿Cuál es, en definitiva, el reclamo de Bourdieu? Su discurso es
crítico, y encierra una demanda de transformación. Bourdieu exige
que la escuela garantice a todos la posesión de los instrumentos de
apropiación del capital cultural que distribuye. Todos deberían, por
ende, poseer los instrumentos de apropiación correspondientes: el
código que los dominantes ya traen desde su familia.
En este punto, Tamarit se pregunta qué pasaría si el reclamo de
Bourdieu fuera exitoso. ¿Qué significa “éxito en la producción del
habitus”? ¿Significa la incorporación de todo un sistema de esquemas
de percepción, pensamiento, apreciación y acción? Si un sujeto
50
Siendo “habitus” un concepto clave en la teoría de Bourdieu, estimamos correcto definirlo
a pesar de que para muchos lectores no sea necesario. El habitus es una construcción que se
realiza en el interior de un individuo como producto de los vínculos sociales a los que se ve
sometido desde el nacimiento, y que tienen como efecto dotarlo de un sistema de disposiciones
para actuar, juzgar, ver, comprender, vivir y clasificar la realidad. Este sistema de disposiciones
es el resultado de la interiorización de la estructura social de jerarquías y poderes..
Violencia simbólica y lucha de clases. Algunas reflexiones críticas a propósito de la teoría de Pierre Bourdieu 149
interior de las relaciones de producción.51 Estas prácticas generan
un “sentimiento de separación”, base sobre la cual se puede pelear
la hegemonía y que es la principal causa de las contradicciones del
sentido común de los sectores subordinados. Esta es la jerarquización
que permite pensar el conflicto, pero que no está presente en los
planteos teóricos de Bourdieu.
Concluye Tamarit su análisis crítico a Bourdieu de la siguiente
manera:
51
Cuando Gramsci señala que cada clase tiene su sentido común, destaca que ello es
consecuencia de la particular “experiencia de vida” de cada una, que excede a la específicamente
laboral (nota de Tamarit).
Violencia simbólica y lucha de clases. Algunas reflexiones críticas a propósito de la teoría de Pierre Bourdieu 151
¿Qué es lo que Bourdieu entiende como “invariante”? Nada es
del todo invariante, solo que está más fuertemente consolidado, es
más resistente a transformarse, presenta rasgos más conservadores;
pero que finalmente no deja de ser histórico –cosa que tanto Bourdieu
como Durkheim aceptan, claro está–, que está sujeto a cambios y que
esos cambios dan cuenta de la historia.
Otro tema referido a las estructuras es entender, desde Marx,
que son relaciones humanas, nada hay construido socialmente que
no sean relaciones humanas. Esto tiene que ver con la diferenciación
objetivo-subjetivo que Bourdieu, en otros trabajos, critica justamente.
En última instancia, todo es subjetivo en tanto lo social son
representaciones y todo es objetivo en tanto las representaciones se
sostienen en los vínculos humanos.52
De todos modos, decir esto no es mucho más que afirmar un
punto de partida materialista del pensar, suponer la existencia de un
mundo externo a la conciencia.
La tarea del investigador, sostiene Bourdieu, es por tanto
aprehender las estructuras. Los mecanismos de la misma escapan, por
diferentes razones, tanto a la mirada de quien está enlazado a ellas
como a quien las mismas no lo interpelan.53 Es por ello que problemas
tales como los principios de construcción del espacio social, o los
mecanismos a través de los cuales este espacio se reproduce, deben
constituir para el investigador desafíos que lo llamen a construir
modelos que aspiren a una validez universal, para poder señalar las
diferencias reales que separan las estructuras y los habitus.
A lo largo de este trabajo iremos haciendo algunos cruces
que estimamos por demás valiosos y provocativos entre Bourdieu
y Gramsci, dos teóricos que se autodefinen como críticos de un
sistema de explotación al que han criticado permanentemente. Por
esta razón cuando Bourdieu habla del investigador, nos viene a la
mente la imagen que le interesaba a Gramsci: el intelectual orgánico
del pueblo. La función del mismo (el investigador según Bourdieu) es
problematizar lo que es obvio para quien está, como dice Bourdieu,
52
Se sostienen y tienden a reproducirlos, porque son performativos.
53
Para Bourdieu, los intelectuales forman parte de “la clase dominante”, aunque en situación
de “dominada” (Notas de Tamarit).
54
Para Marx (Gramsci, etc.) tanto el “nativo” como el “forastero” son interpelados por las
mismas “estructuras”. Es evidente que el concepto de estructuras de Bourdieu tiene poco que
ver con el concepto marxista (Nota de Tamarit).
Violencia simbólica y lucha de clases. Algunas reflexiones críticas a propósito de la teoría de Pierre Bourdieu 153
inicialmente aristocrática puede ser abandonada por los agentes
cuando empieza a ser adoptada por una fracción creciente de los
burgueses o los pequeños burgueses, incluso por las clases populares.
Pero inversamente, una práctica inicialmente popular puede ser
“recuperada” en un momento concreto por los aristócratas. Es posible
pensar en la vulgarización de formas de pretendido origen aristócrata
encarnados, por ejemplo, en los modales y rituales que giran alrededor
del programa de almuerzos de Mirta Legrand, en donde se exponen
supuestas finezas para gusto y consumo de sectores sociales alejados
de la aristocracia, que podrían ver en los mismos modelos a imitar
como forma simbólica de acercarse a una elevación en la condición
social; y también es posible pensar en el origen orillero del tango,
en su momento vilipendiado por la cultura elitista pero, luego de
su difusión y éxito, recuperado -como dice Bourdieu- y usado en
contra de aquellos mismos que lo originaron. Pienso, por ejemplo,
en la letra que dice algo así como “del barrio de las latas/ viniste
pa’Corrientes/ con un par de alpargatas/ y pilchas indecentes...”. El
personaje del tango, en su origen piringundero y malandrín –vestido
seguramente de alpargatas– ve “chorreada” su expresión popular por
los tilingos cajetillas que sacan el tango de la villa y lo llevan al
centro -su propio territorio cultural- y, cuando pretende participar
del mismo ahora ya como visitante es denunciado por no tener los
simbolismos correctos. Venganza que será expresada, algunos años
después, con la consigna “Alpargatas sí, libros no”: las alpargatas
-el calzado es un antiquísimo símbolo político de diferenciación y
lucha- contra aristócratas, medio pelo de derecha y supuesta izquierda
unidos por la Unión Democrática. Volviendo a Bourdieu, luego de
este interludio: hay que evitar transformar en propiedades necesarias
e intrínsecas de un grupo las propiedades que les incumben en un
momento concreto del tiempo debido a su posición en un espacio
social determinado, y en un estado determinado de la oferta de
los bienes y de las prácticas posibles. Esta posición de Bourdieu es
correcta, y a esta altura de las discusiones teóricas debería ser una
obviedad. Pero quiero destacar en este punto algo que no queda claro
en este párrafo: se tiende a perder el sentido político de la necesidad
de superar un análisis sustancialista de un planteo relacional. En
general, pareciera muchas veces no salir del plano descriptivo, porque
Violencia simbólica y lucha de clases. Algunas reflexiones críticas a propósito de la teoría de Pierre Bourdieu 155
espacio. Bourdieu alerta sobre no llevar lo que es representativo de
un sistema a otro, sin análisis previo. Rescato ante todo la tendencia
a la despolitización en Bourdieu, o más bien a que la política sea un
aspecto más sin jerarquización, lo que le resta eficacia analítica si el
objetivo es perseguir una transformación profunda y cualitativa de
las relaciones sociales (Tamarit, 2004; Bourdieu, s/f; Bourdieu,...)55.
Volviendo a Gramsci, y en relación a lo que estamos comentando, el
teórico turinés enfatiza la importancia de las prácticas laborales en la
constitución de la subjetividad de los sectores subordinados, porque
su pensamiento está orientado permanentemente por las líneas de
conflicto de clase y su objetivo explícito es la construcción política
de poder popular.
Sin embargo, hay que rescatar a Bourdieu en tanto pensador
crítico por el aporte que hace a una lectura de las prácticas políticas
como parte esencial de la totalidad de las prácticas sociales. Con esto
quiero decir que supongo que las clases -en sentido marxista- tienden
a prácticas en donde el aspecto estrictamente político debería ser el
más tenido en cuenta, percibiendo cómo el resto de las prácticas
inciden o dan sentido o son influidas por la práctica política. Pero
sin utilizar el concepto de hegemonía parecería difícil. Creo que más
bien centrándonos en Gramsci, se pueden resignificar los aportes de
Bourdieu para comprender en un momento concreto cómo funciona
la hegemonía, o al menos aproximarnos. El propio Gramsci hacía
referencias a la necesidad de estudiar qué leen, a qué juegan, cómo
usan el tiempo libre los sectores subordinados.
Sigamos entonces con Bourdieu: lo que se llama “distinción”
(casi siempre considerada como innata, al punto de que se habla de
“distinción natural” del porte y los modales)56 es, en realidad, una
diferencia, o sea, una propiedad relacional que tan solo existe en y
a través de la relación con otras propiedades. Esta idea de
diferencia fundamenta la noción misma de espacio (conjunto de
55
Ver también los textos de Bourdieu que usa Tamarit para realizar esta crítica: Los Tres
Estados del capital cultural (ver referencias) La educación como violencia simbólica.
53.
No por Bourdieu sino por la gente en general. Esta es, por cierto, una observación que
realiza el mismo Bourdieu.
Violencia simbólica y lucha de clases. Algunas reflexiones críticas a propósito de la teoría de Pierre Bourdieu 157
Sin decir que eso está mal, estrictamente hablando, el habitus está
formado por categorías sociales de percepción, visión, de división.
Estas categorías, estos esquemas, no son “contenidos”, o sea:
conocimientos, opiniones, gestos, prácticas. Son lo que “predispone”,
prepara a tener ciertas opiniones, suponer que el conocimiento
válido es esto y no lo otro, etc. El capital cultural sería, creo, todo;
tanto el esquema de predisposiciones (habitus) como las prácticas
concretas. Tampoco es correcto suponer que un habitus vale y el otro
no, más bien: uno vale más que otro. Ciertas circunstancias podrían
valorar prácticas surgidas desde habitus “inferiores”, en tanto en el
mercado cultural logren imponerse. Ejemplo que dio Tamarit en una
charla: el habitus popular, en el interior, predispone al gusto por
cierta música. Apropiarse de su práctica -ser un buen intérprete
de folklore, pongamos por caso- puede, en tanto, y por razones que
habría que estudiar- valorarse como capital cultural convertible en
monetario si a nivel de la formación social sucedieron cosas que
hayan llevado a considerar valioso ese tipo de música, seguramente
por razones diferentes del valor que tenía para el habitus que originó
el gusto por esa música.
La idea central de La distinción es que ser un individuo, existir
en un espacio, significa ser diferente. Una propiedad distintiva solo
se convierte en diferencia visible, dice Bourdieu, si es percibida por
alguien que sea capaz de establecer la diferencia, y eso sucede porque
está inscripto en el espacio en cuestión. Por eso no es indiferente, está
dotado de categorías de percepción, de esquemas clasificatorios, de
un gusto que le permiten establecer diferencias, discernir, distinguir
y valorar. Da los siguientes ejemplos: cromo/cuadro; golf/fútbol;
flaco/gordo; sidra/champan; blanco/negro. Es necesario destacar,
como sucede en muchos momentos de este trabajo que comentamos,
que los ejemplos están despolitizados o al menos no se explicita
claramente el contenido político que está imbricado en la oposición
señalada.
La lógica de la violencia simbólica exige que las artes de vivir
dominadas casi siempre sean percibidas, por sus propios portadores,
desde el punto de vista destructor y reductor de la estética dominante.
Con este comentario, claramente Bourdieu denuncia y se opone a
57
Dado que sus contenidos no son universales (primera arbitrariedad: pueden, arbitrariamente,
ser cualesquiera) y a que se ha impuesto como valioso tomando prestada la fuerza que confiere
la posesión de capital económico (segunda arbitrariedad, fruto de la violencia simbólica que
Bourdieu denuncia).
Violencia simbólica y lucha de clases. Algunas reflexiones críticas a propósito de la teoría de Pierre Bourdieu 159
guiado por la preocupación política anticapitalista; por ello su
criterio clasificatorio: propiedad y nivel de organización político, no
es reductible a otros que, por más que puedan explicar, no parten
de una jerarquización centrada en el conflicto principal que Marx
explica, denuncia y combate del modo de producción capitalista:
el que opone el capital al trabajo. De cualquier planteo teórico se
puede construir una mirada más o menos compleja y completa. Pero
sus diferencias persistirán y, en el caso de Bourdieu que intenta ser
también crítico al capitalismo, generarán ruidos.
Alerta Bourdieu sobre un peligro: confundir las clases que se
han construido teóricamente con clases reales. Y sostiene que esta
amenaza es tanto más grande ya que ciertas diferencias concuerdan
con las clasificaciones que se han hecho, y que en algunos casos
resultan sorprendentes: –y este es un ejemplo que se extrae de La
distinción– el amor por los perros es más probable entre empresarios
del comercio (que son de derecha) y el afecto por los gatos es
más frecuente entre los intelectuales (que en general militan en la
izquierda).
Para un planteo basado en Marx, esta preocupación descriptiva
es poco relevante. Pero si bien la existencia de clases es una decisión
intelectual, el comportamiento político debe guiarse “como si”
existieran, y además haciendo lo posible para que se expresen en
el terreno político de la lucha por el poder. Es decir: aceptar como
axioma (más o menos comprobado) la existencia de clases en el
capitalismo y, en tanto este exista, la validez del método.
El modelo de Bourdieu define unas distancias que son predictivas
de encuentros o afinidades, simpatías, deseos. Las personas ubicadas
en la parte alta del espacio tienen pocas posibilidades de formar
pareja con personas situadas abajo, en primer lugar porque tienen
pocas posibilidades de encontrarse físicamente; y en segundo, porque
si se encuentran ocasionalmente, no se “entenderán”. Pero ello no
significa que constituyan una clase en el sentido de Marx, es decir, un
grupo movilizado en pos de objetivos comunes y en particular contra
otra clase. Aunque estas clases teóricas que Bourdieu construye están
-según lo considera él mismo- predispuestas a convertirse en clase en
el sentido marxista del término, más que cualquier otra distribución
teórica por sexo, etnia, etc.
Violencia simbólica y lucha de clases. Algunas reflexiones críticas a propósito de la teoría de Pierre Bourdieu 161
diferencia está en todos lados, existe en el espacio social y persiste
históricamente. Pero ello no basta para afirmar la existencia de clases.
Las clases, sigue diciendo, no existen; lo que existe es un espacio
social, de diferencias, en que las clases existen en cierto modo en
estado virtual, no como algo dado sino como algo que se trata de
construir.
Aquí cabría preguntar: ¿quién trata de construir las clases? Si
es un teórico, para ver qué hacen los dueños de perros y gatos, es
secundario. Si es un político que pretende llevar al límite y quebrar
al capitalismo para ayudar a construir otra sociedad más allá del
capital, es otra cosa.
Para finalizar, un interesante aporte de Bourdieu. Parafrasea a
Pascal, y sostiene: “ el mundo me comprende y me engulle como un
punto, pero yo lo comprendo”. Lo comprendo desde este punto, que
es un punto de vista, el principio de una visión tomada a partir de un
punto situado en el espacio social, de una perspectiva definida en su
forma y en su contenido por la posición objetiva a partir de la cual ha
sido tomada. El espacio social es la realidad primera y última, puesto
que sigue ordenando las representaciones que los agentes sociales
puedan tener de él.
Bourdieu y Marx
58
Este texto fué escrito originalmente en los inicios de 2009.
Violencia simbólica y lucha de clases. Algunas reflexiones críticas a propósito de la teoría de Pierre Bourdieu 163
“retraducidos”, para evitar ambivalencias e imprecisiones provocadas
por la “mezcla” de teorías que terminan en el eclecticismo.
El objetivo principal de la ciencia social, dice Bourdieu, no
consiste en construir clases. Desde el marxismo, pregunto: ¿para qué
me sirve la ciencia social si no es para la lucha política? Mi interés
no es solo entender qué mueve a un adulto francés de clase media a
gustar del champagne; al menos, mi interés central. Parafraseando
y retocando a Sócrates, nada de lo humano me es ajeno, pero tengo
prioridades.
El problema de la clasificación, sigue diciendo Bourdieu, se trata
de un problema político que surge, en la práctica, en la lógica de la
lucha política, cada vez que se intenta construir grupos reales, por
una acción de movilización cuyo paradigma es la ambición marxista
de construir el proletariado como fuerza histórica.
Aquí hay varias cosas:
1) un problema epistemológico ya tocado anteriormente, que
tiene que ver con qué es la “existencia real” de lo que sea.
2) Marx afirma la “existencia” de las clases como realidad
en lo económico del capitalismo, lo que da la base material para
su posibilidad de existencia en lo político, definido desde la teoría
como la clase verdadera. De todos modos, siempre es una suposición
teórica; e inclusive la “conciencia de clase” es atribuida teóricamente,
y la constatación con su expresión “real” en la lucha política
permitirá medirla. ¿Quién determina el criterio? La teoría, activada
por el intelectual, que asigna qué es el interés que surge de la realidad
económica. Esto puede parecer vago, abstracto y hasta esotérico.
Pero: ¿qué ciencia –por no hablar de cualquier otra expresión del
pensamiento que pretenda explicar, generalizar, comparar y en el
caso del marxismo, servir de guía de acción– no define desde la
teoría a la realidad? No se trata de “esoterismo” o “ciencia”; en última
instancia es una opción política que implica cuál es el “esoterismo”
(aquí hay algo de ironía; pero no es una ironía totalmente) que más
nos convence;
3) la “capacidad real o supuesta” de expresar los intereses de un
grupo tiene que ver con la opción política. ¿Qué grupo me interesa y
por qué? Hay un punto de partida humanístico en esta selección, creo,
que guía las definiciones teóricas del capitalismo desnudando sus esencias
Violencia simbólica y lucha de clases. Algunas reflexiones críticas a propósito de la teoría de Pierre Bourdieu 165
La universalización de la falsa totalidad
59
No vamos a poder desarrollar aquí, porque no sería el lugar, la contribución de estos
teóricos a la crítica al capitalismo
Violencia simbólica y lucha de clases. Algunas reflexiones críticas a propósito de la teoría de Pierre Bourdieu 167
de los privilegios económicos y sociales -y así lo creo- eso es compartible;
suponer que entonces se accederá al punto de vista estético puro al
que hoy solo llegan algunos, es lo que no cierra. El actual es fruto del
privilegio. Pero, atención: ¿no existen, en las “condiciones escolásticas”,
gustos opuestos -y sobre todo, posiciones políticas opuestas-? El reclamo,
entonces, debería ir hacia la creación de condiciones económicas y sociales
que permitieran, cada vez a más personas, el tiempo necesario; pero no
para llegar al punto de vista estético puro, sino para construir teóricamente
su propia estética y su propia política, opuesta a la hegemonía.
La mayor parte de las obras humanas que solemos considerar como
universales, dice Bourdieu, son indisociables desde el punto de vista
escolástico, tanto de las condiciones económicas como de las sociales
que las hacen posibles y que nada tienen de universal. Evidentemente,
las condiciones económicas y sociales no son universales. Pero también,
evidentemente, carecen de "universalidad". También, nobleza obliga,
Bourdieu “evidentemente” ve esta segunda parte. Entonces: ¿cómo
reclamar la universalización de las condiciones económicas y sociales,
sin reclamar la lucha contra una “falsa universalidad” impuesta por la
violencia simbólica?
Lo universal es relativo y provisorio producto de una lucha por el
monopolio de lo universal. Aquí están los intereses contrapuestos, no hay
“juicios puros”; aunque todos y cada uno aspiren a la “pureza”.
Sigue diciendo Bourdieu que el dato del que parte la reflexión
sociológica no es la capacidad universal de aprehender la belleza, sino
el sentimiento de incomprensión o indiferencia que experimentan
ante unos objetos determinados consagrados como bellos quienes
carecen de disposición y competencia estética. Aquí me parece
importante observar que, si bien es cierto que el "universal" es
producto de una imposición, también es cierto que las competencias
a las que solo se accede con tiempo, y las disposiciones, permiten
indagar en la “cultura” (lo que es capital cultural) y para entonces
captarlo, y así aceptarlo, o rechazarlo o hacer algo. Por ejemplo: si la
ópera es valiosa por su elaboración, para captarla preciso el código.
Captándola, puedo disfrutarla o no. Además, las expresiones culturales
“populares” no necesariamente carecen de riqueza y complejidad, y
pueden producir belleza estética captable solo si se tiene el código
3- Conclusiones
Violencia simbólica y lucha de clases. Algunas reflexiones críticas a propósito de la teoría de Pierre Bourdieu 169
Referencias
Bourdieu, Pierre, Los tres estados del capital cultural, mimeo s/fecha.
Introducción
60
Este trabajo es una adaptación de una ponencia presentada en el Congreso Pre-Alas de
Sociología realizado en Resistencia, Chaco, en el año 2014.
61
Desde la Universidad de Luján, el equipo de Sociología de la Educación colaboró con la
gestión educativa del municipio de Morón desde al año 2007 y hasta diciembre de 2015. A
partir de 2013, desarrollando el Proyecto de Extensión: Educación popular, formación y trabajo
docente.
El proyecto político de Morón
62
La Nacionalización de las AFJPs, la estatización parcial de YPF, la ley de Medios de
Comunicación Audiovisual, la asignación universal, las paritarias, cambios en las jubilaciones,
la ley de Medios, las nacionalizaciones de las AFJP, políticas de género, la reforma del Banco
Central, el desendeudamiento público, son algunas de las políticas que fortalecieron la relación
con el proyecto político nacional.
63
Mercociudades es la principal Red de gobiernos locales del MERCOSUR y un referente
destacado en los procesos de integración. El Municipio de Morón participó de la misma y la
Dirección de Educación formó parte de la Unidad temática de Educación, que se plantea como
objetivos el avance en la integración de políticas educacionales, el intercambio de experiencias
en la Educación formal y no formal, la construcción de políticas públicas para los problemas
comunes, y la promoción de la integración de las Redes de ciudades..
64
Red internacional de las ciudades que suscriben a la Carta de Ciudades Educadoras; tiene
entre sus objetivos compartir experiencias innovadoras y gestionar redes de intercambio .
65
En el documento que contiene el Plan estratégico del proyecto municipal se afirma: “Para
Morón, diseñar un Plan de desarrollo Estratégico es sinónimo, en el corto, mediano y largo
plazo, de definir un plan de construcción de ciudadanía, un plan de crecimiento con inclusión y
equidad.” El plan estratégico completo figuró en la página web oficial del Municipio de Morón
hasta el 2015 y fué el marco del Proyecto estratégico educativo de la Dirección de Educación.
66
Nos referimos al proyecto político iniciado en diciembre de 1999 con la intendencia de
Martín Sabbatella y que continúa desarrollando hasta diciembre de 2015 Lucas Ghi, ambos
pertenecientes al Partido hoy denominado Nuevo Encuentro. Al momento de escribir
este trabajo se está llevando a cabo la transición hacia un nuevo gobierno que posee otros
lineamientos políticos (perteneciente al espacio denominado Cambiemos) por lo que habrá que
observar luego la continuidad de la experiencia educativa que estamos analizando.
67 La alusión es a la gestión que hasta 1999 condujo J.C. Rousselot, quien estuvo a cargo de
la intendencia durante tres períodos.
68 El el 2015, el proyecto se encontraba en una tercera etapa con la construcción de 48 nuevas
viviendas que se suman a las 486 terminadas y entregadas a sus respectivas familias.
69
“El Estado es la condensación material de una relación de fuerzas entre clases o fracciones
de clase” es una definición de N. Poulantzas, N. (1988).
70
“Descentralización y fortalecimiento municipal”. Documento del Ministerio de Gobierno
de la provincia de Buenos Aires. 2005 (p. 72), citado por Caride,Lucía op. Cit. No hay espacio
aquí para desarrollar las políticas públicas y los diversos mecanismos (algunos se mencionan
en páginas anteriores) que ha puesto en marcha la gestión del Municipio que nos ocupa. Puede
consultarse el proyecto estratégico municipal hasta el 2015 (disponible vía web) para tener un
primer panorama de las mismas.
71
Compartimos el análisis que realiza Follari (2003) en relación a las perspectivas que
procuran presentar a la sociedad civil como un espacio ajeno a los intereses políticos. Esas
posiciones han hecho coincidir planteos provenientes de un sector de la izquierda que considera
al Estado como un “instrumento de la burguesía” con los ataques que realiza el neoliberalismo.
El Estado queda en el centro de las críticas, lo que impide vislumbrarlo como territorio de
disputa y de avances de conquistas clave para la construcción de poder popular.
72
Democracia de proximidad es un concepto que en el proyecto político de Morón alude a la
creciente participación y protagonismo de la ciudadanía en las decisiones políticas.
73
El ya citado trabajo de L. Caride desarrolla más estos aspectos.
74
Freire, Paulo (1921-1997): educador y pedagogo brasileño que construyó los planteos de lo
que hoy se conoce como educación popular o liberadora a partir de una praxis que se nutrió
del cristianismo de base y el marxismo. Publicó varias obras y fue Secretario de Educación
en el Municipio de Sao Pablo en 1989. Sus contribuciones son hoy retomadas por numerosos
seguidores, sobre todo en América Latina y su experiencia de gestión es inspiradora en varios
aspectos del proyecto educativo de Morón.
75
Virginia Veyga fue Directora de Educación durante los primeros años de la etapa que
entonces comenzaba, liderando esta experiencia de gestión.
76
Una descripción más detallada de cada una de estas instituciones y espacios se encuentra
en el documento que contempla el “Proyecto Estratégico Municipal 2015-2020” elaborado por
la Dirección de Educación del Municipio de Morón en el 2015. Desconocemos si este proyecto
continúa vigente, si ha habido cambios o reformulaciones, desde la nueva gestión municipal que
comienza en diciembre de ese año.
77
Mientras el proyecto fue coordinado por la Dirección de Educación, se denominó
“Morón con Ojos de Niño” y la modalidad de trabajo consistía en reunir a niños de diez años,
representantes de las escuelas del distrito, una vez por mes en las diversas Unidades de Gestión
Comunitarias, según el barrio de la escuela y luego en un encuentro final anual. La mirada de
los barrios, de la ciudad, realizada por niños de esa edad enriquece la concepción de lo público
y permite que la gestión incorpore aspectos que muchas veces pasan desapercibidos desde la
perspectiva de los adultos.
78
Esta reivindicación docente, sostenida desde hace décadas por la CTERA y el SUTEBA,
comenzó a implementarse en Morón desde el 2003. Cada año, durante un período del ciclo
lectivo, un porcentaje de la planta docente es relevado de sus habituales tareas escolares
(reemplazados por maestros suplentes) y cumplen su jornada laboral reflexionando sobre las
propias prácticas y los supuestos conceptuales que las alimentan.
79
“Directores de escuelas ¿funcionarios, trabajadores, militantes…?” Taller realizado por el
prof. Germán Cantero.
80
Proyecto estratégico de la Dirección de educación de Morón 2014-2020. II Versión
preliminar; julio 2014.