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ELEMENTOS DE VULNERABILIDAD SÍSMICA

Y DE DISEÑO SISMORRESISTENTE

Antonio Jesús Martín Martín


Instituto Geográfico Nacional. Sevilla

Vulnerabilidad Sísmica

Se entiende por riesgo sísmico las pérdidas esperadas de todo tipo que ocasionarán los
terremotos en un determinado emplazamiento, como consecuencia de la peligrosidad sísmica
del lugar y de los elementos vulnerables expuestos al daño. Consecuentemente, para la
cuantificación del riesgo habrá que determinar la vulnerabilidad asociada a cada nivel de
peligrosidad, de las distintas clases de elementos (terreno, tipologías estructurales, población,
etc.) que constituyen la exposición o medio físico afectado.

La UNDRO define la vulnerabilidad sísmica como el grado de pérdidas esperadas,


como consecuencia de la peligrosidad, para cada nivel de excitación sísmica de un elemento -
o grupo de elementos- expuestos al riesgo. Para cada clase de elemento o sistema constructivo
que se evalúe viene dada por la relación entre las pérdidas esperadas y las totales, expresada
en una escala de 0 a 1 o del 0 al 100%. No obstante, existen diferentes expresiones de la
vulnerabilidad y conceptos relacionados, dependiendo de los parámetros de medida y de la
consideración de niveles discretos o continuos de daños. Consecuentemente para su
evaluación, habrá que identificar y clasificar los diferentes elementos expuestos al riesgo, así
como definir los distintos estados, continuos o discretos, de daño y el parámetro representativo
del nivel de excitación sísmica o de movimiento del suelo, que suele ser la intensidad
macrosísmica clásica -si se trata de acciones sísmicas discretas- o la aceleración horizontal
máxima cuando la definición de la acción es continua.

Así, la vulnerabilidad puede expresarse mediante curvas de fragilidad (una por cada
nivel discreto de daños), que definen la función de distribución de la probabilidad de daño
condicionada a la excitación sísmica:

CFj = prob. (daño = j / excitación), j = nivel de daño (1)

Si el nivel de excitación sísmica es también discreto, la fragilidad puede expresarse


mediante matrices de probabilidad condicional de daños (fig.1) cuyos elementos, dij ,
representan la probabilidad de que para la intensidad o excitación sísmica i, se produzcan
daños de nivel j

dij = prob (daño = j / excitación = i) (2)

Se denomina factor de daño, pj , al vector cuyos elementos representan los valores


probables medios de las pérdidas económicas
relativas, asociadas a costedereparaci n cada nivel de daño
pj=( )daæo= j
costedereposici n
(3)

1
El factor de daño posibilita expresar la vulnerabilidad mediante la matriz de
probabilidad condicional de pérdidas que viene dada por el producto de la matriz de
probabilidad condicional de daño por el vector factor de daño:
V ij = d ij • p j
(4)

siendo vij las pérdidas medias esperadas (coste de reparación / coste de mantenimiento),
correspondientes al daño j para una excitación i.

La expresión más común de la vulnerabilidad viene dada por la función que


representa para cada excitación, la suma, extendida a todos los niveles de daño, de los valores
de la probabilidad condicionada de pérdidas. Para niveles discretos de excitación, esta
función se convierte en el vector vi de pérdidas medias totales correspondientes al nivel de
excitación i.

vi = ∑ vij (5)
j

que coincide con la definición de vulnerabilidad de la UNDRO (fig.2)

También es frecuente denominar vulnerabilidad primaria a aquella cuyos valores


vienen expresados como proporción o porcentaje del daño en términos no económicos, y
vulnerabilidad secundaria a la que expresa dichos valores en términos de índice de daño
económico.

MÉTODOS DE CÁLCULO DE LA VULNERABILIDAD DE LAS CONSTRUCCIONES

La vulnerabilidad de las construcciones constituye una característica intrínseca de las


mismas que no sólo depende del sistema estructural, sino también de los elementos no
estructurales y de otros factores tales como la edad, material y calidad de la construcción, sus
especificaciones de cálculo y proyecto (especialmente las que se relacionan con sus
sismorresistencia), la proximidad de otras construcciones, etc. Todas estas características y
factores habrán de ser tenidos en cuenta al clasificar las construcciones en las diferentes
clases, tipologías o sistemas constructivos a las que se supone que corresponde una misma
vulnerabilidad.

Dependiendo de las fuentes utilizadas para su evaluación podemos establecer dos


tipos de vulnerabilidad: vulnerabilidad observada y vulnerabilidad calculada o predicha.

La vulnerabilidad observada se deduce a partir de análisis estadísticos del


comportamiento observado de las construcciones de similar tipología constructiva ante sismos
precedentes, que se suponen de tamaño y parámetros similares a los esperados y que afectaron
a la misma zona o a otras de parecidas características geológicas y geotécnicas. Obviamente,
los parámetros de medida de la excitación sísmica y del daño han de ser los mismos. Se trata
de un método determinista y, como tal, se supone que el comportamiento futuro será similar al

2
del pasado.

Este método -el más utilizado para evaluar la vulnerabilidad- es bueno si se cumplen
sus hipótesis y se dispone de una buena información de sismos precedentes. No obstante, la
evaluación exige un cuidadoso proceso de observación, toma de datos y análisis, al tratarse de
un método empírico apoyado por el juicio de expertos.

La vulnerabilidad calculada o predicha se basa, en cambio, en el análisis estadístico


de los valores obtenidos a partir de ensayos mecánicos y/o de la modelización matemática de
las especificaciones de cálculo y diseño. Dado que la modelización mecánica y/o analítica se
reduce únicamente, por lo general, a algunos elementos estructurales (para los que el daño se
mide directamente o bien se calcula a partir de los valores de ciertos parámetros teóricos o
experimentales), el estudio habrá de completarse con la toma en consideración de los
elementos no estructurales.

El método se utiliza sobre todo para evaluar la vulnerabilidad de construcciones


importantes o singulares (por ejemplo algunas proyectadas sismorresistentemente) para cuyas
tipologías los datos de comportamiento ante los sismos precedentes son nulos o muy
insuficientes y cuya resistencia a los terremotos puede estimarse en cambio.

MÉTODOS DE CÁLCULO DE LA VULNERABILIDAD A LA POBLACIÓN

En este caso, la vulnerabilidad se determina a partir de los datos observados. El


principal problema radica en la dispersión de estos datos como consecuencia, por un lado de
ciertos factores relacionados con la destrucción de muy difícil estimación y que condicionan
este tipo de daño (tamaño de los fragmentos de los edificios destruídos, producción de polvo,
formación de cavidades y huecos, etc.), y por otro, de la influencia de otros factores
medioambientales aleatorios como son la época y hora del terremoto (que afecta sobre todo al
índice de ocupación de las construcciones), la edad de la población, el pánico generado por el
sismo, la eficacia de la ayuda y del rescate en las primeras horas posteriores al terremoto, etc.

La estimación de la vulnerabilidad a la población implica de hecho la cuantificación


de un daño o efecto indirecto. De ahí que se hayan establecido para su valoración diferentes
índices que proporcionan de forma indirecta en función del número de construcciones
dañadas, la vulnerabilidad o número de personas afectadas por los niveles usuales de daño
para el elemento población (muertos, heridos de diversa consideración, heridos que necesitan

nœmerodemuertos
Índicedeletalidad =
nœmerodeedificioscolapsados

tratamiento hospitalario, etc.). Así, se define el índice de letalidad como:

(6)

cuyo valor puede ser bastante elevado en zonas desarrolladas, debido al colapso de grandes

3
edificios con alto índice de ocupación.

También se han formulado expresiones matemáticas algo más complejas en las que el
número de personas dañadas viene dado en función de una serie de parámetros más concretos,
tales como el tipo y número de construcciones colapsadas o destruidas, el uso e índice de
ocupación de los edificios, la posibilidad de escapatoria del mismo, la eficacia de la ayuda, o
el índice de mortandad postcolapso. Por el contrario, la forma más simplificada de obtener la
vulnerabilidad a la población consiste en expresarla en función del número de habitantes de la
zona, valor cuya fiabilidad dependerá fuertemente de la similitud (incluídos los factores
medioambientales relacionados con la destrucción) entre el escenario previsible y los que
sirvieron como muestra estadística para deducir los valores de la vulnerabilidad.

Mitigación de los daños ocasionados por los terremotos

Dados los cuantiosos daños ocasionados por los terremotos, la minimización de las
pérdidas y daños constituye una política común de todos los países situados en zonas sísmicas,
para lo que destinan importantes sumas económicas, sobre todo aquellos que han alcanzado
un mayor nivel de desarrollo. Esta política se materializa -dado el estado de la predicción
sísmica- en diferentes estrategias de protección que se plasman fundamentalmente en una
serie de medidas de prevención, tales como el impulso de la investigación en los campos de la
Sismología, Ingeniería Sísmica y Ciencias conexas, la concienciación y educación para la
protección, la adecuación de la legislación de seguros y la elaboración de planes de actuación
para caso de catástrofe sísmica. Pero de todas las medidas aplicadas destacan por su eficacia
las relacionadas con la normativa sismorresistente en un sentido amplio, cuyo objetivo final
es planificar un desarrollo territorial, urbano y constructivo seguro. Se trata de normas de uso
del suelo, de ordenación urbanística de las ciudades y de cálculo y diseño sismorresistente de
las construcciones e instalaciones urbanas, encaminadas a integrar la protección sísmica en el
desarrollo, de forma que se proteja la vida humana, se minimicen las pérdidas y daños y se
mantenga en las construcciones, infraestructuras e instalaciones un determinado nivel de
servicio compatible con el uso de las mismas y con el nivel de protección aceptado. Para la
normativa sismorresistente éste se traduce en un nivel de peligrosidad asociado al terremoto
de proyecto y que depende, fundamentalmente, del uso y consecuencias del fallo de la
instalación que se diseña (central nuclear, presa, edificación, tubería, etc.).

Así, el análisis de los efectos de los grandes sismos nos dice que normas de uso del
suelo y urbanísticas -limitadores de los elementos expuestos -reducen significativamente los
daños, siendo las primeras las más efectivas, con diferencia, para prevenir los efectos
derivados de las deformaciones permanentes del terreno (licuefacción por ejemplo). En
cambio, todas las normas sismorresistentes y en especial las de cálculo y diseño contribuyen a
la mitigación de las pérdidas al reducir la vulnerabilidad de las construcciones.

En los apartados siguientes se analiza la respuesta de las construcciones a los


terremotos y los fundamentos del cálculo sismorresistente de las normas.

Respuesta sísmica de las construcciones

4
La respuesta sísmica de una construcción excitada por un terremoto es lógicamente
función, por un lado, del movimiento del suelo, dependiente a su vez de las ondas incidentes,
y por otro, de algunas características de la construcción. A ello hay que añadir la interacción
entre el suelo y la estructura y entre ésta y las estructuras contiguas, factores que pueden
alterar algo la respuesta estructural y de los que se prescinde en los análisis sencillos.

El movimiento ondulatorio del suelo se caracteriza por su duración, amplitud y


contenido en frecuencias, especialmente por su periodo predominante. Se trata de un
movimiento espacial con componentes sobre los tres planos coordenados, que como todo
movimiento puede ser representado por el desplazamiento, la velocidad o la aceleración. A
efectos de cálculo sismorresistente interesa especialmente este último parámetro, cuya
expresión gráfica la constituye el acelerograma. Por otro lado, entre los múltiples factores que
caracterizan a las construcciones, cabe destacar en relación a la respuesta sismoestructural su
masa, su periodo propio de oscilación y su capacidad para disipar energía mediante el
amortiguamiento y, en caso de edificaciones sobre todo, la ductilidad.

En relación con ello, es sabido que la amplitud de la oscilación de un sistema elástico


sometido a vibración disminuye progresivamente o se amortigua al cesar la excitación que
provocó la oscilación. En el caso de estructuras sometidas a la acción sísmica, este
amortiguamiento está provocado por diferentes mecanismos tales como el rozamiento entre
los diferentes elementos de la construcción, el efecto térmico y la apertura y cierre de
microgrietas. Para el cálculo sismorresistente el amortiguamiento se idealiza comunmente
mediante un mecanismo de émbolo (amortiguamiento viscoso lineal) y se cuantifica
experimentalmente, ya que no es posible hacerlo a partir de las dimensiones de la estructura.

Por otro lado, hay materiales de construcción cuya deformación crece linealmente con
la carga aplicada hasta llegar a la rotura, la cual ocurrirá de forma brusca (materiales frágiles).
Otros, por el contrario, tienen un comportamiento similar a los anteriores solamente hasta
alcanzar un determinado nivel de carga y su deformación correspondiente (límite elástico). A
partir de este punto, el material se sigue deformando plásticamente (deformación de fluencia)
a carga casi constante, hasta un valor máximo, varias veces superior al correspondiente al
límite elástico, lo que posibilita liberar una gran cantidad de energía en cada ciclo de carga y
descarga (materiales dúctiles). La ruptura en este caso vendrá precedida pues de elevados
niveles de deformación. Ejemplos de materiales frágiles son la piedra, el ladrillo y el
hormigón en masa; entre los materiales dúctiles tenemos la madera, el acero y, en mayor o
menor grado, el hormigón armado.

La participación del amortiguamiento y de la ductilidad en la respuesta sísmica puede


estudiarse a partir del balance energético. Así, el trabajo desarrollado por la fuerza sísmica de
excitación al oscilar la estructura representa la energía suministrada por el sismo al sistema.
Este trabajo ha de equivaler a la suma de las energías cinética y elástica de recuperación del
sistema más las disipadas por amortiguamiento y ductilidad. Una vez finalizado el sismo sigue
disipándose energía, disminuyendo la amplitud del movimiento hasta anularse las energías
cinéticas y potencial elástica, momento en que cesa la oscilación.

La proporción entre las energías disipadas por amortiguamiento y ductilidad depende


de las características de la construcción. Ambos mecanismos de disipación pero sobre todo la
ductilidad, dan lugar a una significativa reducción de la amplitud de la respuesta al terremoto,

5
y por ende de las fuerzas sísmicas, lo que unido a las ventajas que representan las roturas
dúctiles respecto a las frágiles a la hora de proteger las vidas humanas han llevado a
preconizar en todas las normas sismorresistentes modernas el establecimiento de los
mecanismos adecuados para la disipación de energía en el rango postelástico, diseñando
configuraciones estructurales de alto nivel de ductilidad. Sin embargo, elevados
desplazamientos derivados de una configuración arquitectónica muy dúctil pueden originar,
sobre todo en el caso de edificios de muchas plantas, serios inconvenientes tales como la falta
de confort o problemas de pandeo o choque entre edificios. Por ello las normas limitan dichos
desplazamientos.

La modificación del amortiguamiento estructural es un problema mucho más difícil


de resolver. Pese a ello, en ciertos tipos de construcciones es factible disponer dispositivos
especiales o amortiguadores en las conexiones de los elementos estructurales. Estos
dispositivos presentan además la ventaja de ser relativamente fáciles de reemplazar si fuesen
dañados por el sismo.

Una característica esencial de la excitación sísmica es que se trata de una acción


dinámica, es decir, dependiente del tiempo. Consecuentemente, la respuesta estructural será
también función del tiempo, al contrario de lo que ocurre con las acciones estáticas tales como
la gravitatoria. Ello introduce una mayor complejidad al tener que calcular los valores de los
diferentes parámetros de la respuesta en cada instante de tiempo. Ahora bien, a efectos de
cálculo y diseño sismorresistente de estructuras basta generalmente con conocer la máxima
respuesta, ligada al concepto de espectro de respuesta, lo que facilita el análisis.

ECUACIÓN DEL MOVIMIENTO

El cálculo de la respuesta implica resolver la denominada ecuación del movimiento,


que expresa el equilibrio de las
fuerzas dinámicas que actúan sobre el
sistema f I (t) + f D (t) + f s (t) = f ef (t) estructural:

(7)

donde: fI: fuerza de inercia


fD: fuerza de amortiguamiento, opuesta al movimiento
fs: fuerza estática resistente
fef: fuerza sísmica efectiva (fuerza excitadora)
todas ellas fuerzas dinámicas dependientes del tiempo, t.

Sea un sistema estructural sencillo constituido por un dintel rígido dotado de una
determinada masa m, rígidamente unido a dos pilares empotrados en el terreno que se suponen
de masa despreciable aunque dotados de elasticidad lateral, la que proporciona toda la
flexibilidad de la estructura para movimientos horizontales (fig.3). Además, tanto la viga
como los pilares son indeformables axialmente y el sistema está dotado de un cierto
amortiguamiento viscoso (tipo émbolo).

6
Sea por otra parte, ug (t) el desplazamiento horizontal del terreno provocado por el
terremoto en cada instante de tiempo. El movimiento sísmico inducirá, a su vez, otro
desplazamiento relativo del dintel respecto a la cimentación, u(t), de forma que el
desplazamiento total del dintel ut (t) será:
t
u (t) = u g (t) + u(t) (8)

Para obtener la respuesta de esta estructura sencilla al movimiento del suelo basta con
conocer en cada instante de tiempo un único parámetro: el desplazamiento relativo del dintel
(sistema de un grado de libertad). Matemáticamente supone resolver la ecuación diferencial
del movimiento antes citada (ecuación 7), particularizada para sistemas de un grado de

m_u&&(t) + c_u&(t) + k_u(t) = -m_uDDOTsubg(t)

libertad:

(9)

donde:
mΑü(t): fuerza de inercia, proporcional a la aceleración relativa ü(t), del dintel,
siendo la masa, m, la constante de proporcionalidad

cΑu,_(t): fuerza de amortiguamiento, proporcional a la velocidad relativa u,_(t),


siendo c la constante de amortiguamiento

kΑu(t): fuerza elástica resistente, proporcional al desplazamiento relativo u(t),


siendo k la constante elástica del conjunto de pilares

mΑüg(t): fuerza sísmica efectiva inducida por el terremoto, proporcional a la


aceleración del terreno üg (t)

Conocido el desplazamiento u(t) del dintel, conoceremos la historia de la respuesta,


que dependerá del instante de tiempo que consideremos, del periodo de oscilación de la
estructura (ligado a los factores k y m), y del amortiguamiento (a mayor amortiguamiento,
menor amplitud de la respuesta).

En la práctica sin embargo, para la mayoría de los cálculos que se realizan, nos basta
con conocer -tal como se dijo- la máxima respuesta del sistema, independientemente de la
historia de la misma. Estos cálculos se basan en el concepto de espectro de respuesta, que
proporciona una aplicación práctica y suficiente para el cálculo dinámico de estructuras.

ESPECTRO DE RESPUESTA

Denominamos espectro de respuesta de un oscilador lineal de un grado de libertad


(sistema equivalente a la estructura sencilla antes presentada), a la curva que describe, en
función del periodo Tn , la máxima respuesta a una excitación sísmica de una serie de

7
osciladores lineales de diferente periodo. Esta respuesta puede expresarse por la cuantificación
del desplazamiento, de la velocidad o de la aceleración máxima del oscilador. El espectro de
respuesta será por tanto independiente del tiempo y función del coeficiente de
amortiguamiento de los osciladores. Para una excitación sísmica dada, obtendremos diferentes
curvas espectrales, una para cada valor del coeficiente de amortiguamiento, disminuyendo la
amplitud de la respuesta al aumentar dicho amortiguamiento que se define normalmente por el
parámetro ζ, amortiguamiento en función del crítico, en vez de por el parámetro c. Ambos

ζ = c/2_m_ ωn , , ωn = 2 π/ Τn

están ligados por la relación:

(10)

Dependiendo del parámetro de medida, se definen pues los siguientes espectros:

- Espectro de respuesta de desplazamiento


relativo:
u 0 ( Τn , ζ ) = m xt | u(t, Τn , ζ ) |
(11)

- Espectro de respuesta de velocidad relativa:

u&0 ( Τn , ζ ) = m xt | u&(t, Τn , ζ ) |
(12)

- Espectro de respuesta de aceleración total o


absoluta:
u&&0 ( Τn , ζ ) = m xt | u&& (t, Τn , ζ ) |
t t

(13)

A efectos prácticos y para el cálculo sismorresistente de las estructuras corrientes


(ζ<10%), los espectros de respuesta de velocidad relativa y de aceleración absoluta se
aproximan a los denominados pseudoespectros, relacionados con el espectro de
desplazamiento relativo, D, por las siguientes expresiones:

- Pseudoespectro de respuesta de
velocidad relativa:

V = ωn _D = _D
Τn (14)

- Pseudoespectro de respuesta de
aceleración absoluta:
2π 2
A = ω2n _D = ωn _V = ( ) _D
Τn (15)

8
Siendo D, como se ha dicho, el espectro de respuesta de
desplazamiento relativo
D ≡ u 0 ( Τn , ζ )
(16)

De estos espectros, el más utilizado en el cálculo sismorresistente es el


pseudoespectro de respuesta de aceleración absoluta ligado a las fuerzas laterales y esfuerzos
cortantes que la acción sísmica genera sobre las construcciones. Por otro lado, el
pseudoespectro de respuesta de velocidad relativa está relacionado con la energía potencial
máxima almacenada por el sistema. Además, dada la relación existente entre los
pseudoespectros y el espectro de desplazamiento relativo, los tres pueden ser representados en
un único gráfico en escala trilogarítmica (fig.4).

Los espectros y pseudoespectros de respuesta de desplazamiento y velocidad relativa


y de aceleración absoluta son específicos para cada terremoto y constan de numerosos picos y
valles de forma que para pequeñas variaciones del periodo se obtienen oscilaciones
relativamente grandes de la respuesta. Por ello, a efectos de cálculo, se definen los espectros,
o pseudoespectros, de respuesta de cálculo (fig.5). Se trata de espectros suavizados o
promedio, constituídos normalmente por tramos rectos a escala trilogarítmica, envolventes con
un determinado nivel de probabilidad de los terremotos registrados o pronosticados en un
país, zona o emplazamiento.

Cálculo de respuesta en las normas de construcción sismorresistente

Entre las estrategias de protección más eficaces están -como se indicó- las normas
sismorresistentes, y entre ellas, las de cálculo y diseño de diferentes tipos de construcciones,
principalmente de edificación.

El cálculo sismorresistente implica determinar la respuesta, generalmente máxima, de


la construcción ante el terremoto, la cual sirve de base para su dimensionamiento. Esta
respuesta viene dada en primer lugar por los desplazamientos independientes necesarios para
definir la posición respecto a la de equilibrio de cada uno de los puntos de cálculo o nodos en
los que se discretiza la estructura, es decir, de los puntos donde se concentra, a efectos de
cálculo, la masa de la construcción. Estos desplazamientos son, como máximo, seis por nodo
(tres traslaciones y tres rotaciones) y corresponden a los grados de libertad de la estructura.
Posteriormente y a partir de dichos desplazamientos se determinan los esfuerzos y
solicitaciones que actúan sobre cada elemento, que combinadas mediante superposición
(supuesto un comportamiento lineal) con las obtenidas del análisis de las demás acciones
actuantes (gravitatorias, viento, nieve, etc), conducen al dimensionamiento del elemento.

Limitando este análisis a estructuras de edificación, éstas se modelan en la mayoría de


los casos mediante un oscilador lineal de múltiples grados de libertad, siempre que cumplan
ciertas limitaciones en cuanto a uso, número de plantas, altura, regularidad geométrica y
mecánica en planta y alzado, así como en cuanto a excentricidad. En este modelo, las masas se

9
suponen concentradas al nivel de cada planta, estando dotada la estructura de un grado de
libertad por planta, que consiste en un desplazamiento horizontal para un movimiento en la
misma dirección. La práctica totalidad de las normas sísmicas de edificación se limitan a
desarrollar el cálculo para este supuesto simplificado, remitiendo para casos más complejos a
los tratados de cálculo dinámico de estructuras.

Supuesta pues discretizada una estructura de pisos, con un grado de libertad por
planta para un movimiento en una dirección horizontal dada, el cálculo se lleva a cabo por el
método simplificado denominado de las fuerzas estáticas equivalentes (fig.6). Estas son un
conjunto de fuerzas estáticas horizontales que aplicadas al nivel de cada planta producen en
los elementos elásticos de la estructura una deformación igual a los desplazamientos máximos
originados por el terremoto. El cálculo sismorresistente se reduce en este caso a un análisis
estático de la estructura solicitada, independientemente, por fuerzas estáticas equivalentes
correspondientes a dos direcciones perpendiculares, coincidentes en la generalidad de los
casos con las direcciones principales de la estructura.

La respuesta de la estructura y consiguientemente las fuerzas estáticas equivalentes


son el resultado de la interacción del movimiento del suelo, o terremoto de proyecto con la
estructura. En este método de cálculo, el terremoto de proyecto viene caracterizado por un
espectro de respuesta de cálculo de aceleración (o una función parecida basada en él). Este
espectro, correspondiente a un amortiguamiento respecto al crítico del 5%, depende del suelo
del emplazamiento y de las fuentes de los terremotos, y está escalado a la aceleración de
cálculo para el emplazamiento, es decir a la aceleración deducida de un análisis de
peligrosidad sísmica que corresponde al nivel de protección que se pretende de acuerdo con el
uso de la edificación. Por otro lado, la estructura viene caracterizada por su masa, su periodo
de vibración y sus características disipativas de energía (amortiguamiento y comportamiento
dúctil).

La suma de las fuerzas estáticas equivalentes (esfuerzo cortante en la base, Q) que


actúan sobre la estructura viene dada por el producto de la masa efectiva, M, de la estructura
por la aceleración espectral, A:

Q = M_A (17)

donde A es la ordenada del pseudoespectro de respuesta de cálculo correspondiente al periodo


de la estructura, (una vez escalado a la aceleración de cálculo, es decir con dimensiones de
aceleración), mayorada o minorada en función del amortiguamiento y del comportamiento por
ductilidad, tal como se indica en el último apartado.

La mayoría de las normas sismorresistentes determinan las fuerzas estáticas


equivalentes, correspondientes a cada planta de la estructura Fj , repartiendo entre dichas
plantas la suma de todas las fuerzas, o esfuerzo cortante en la base Q, de acuerdo con unos
coeficientes δj , dependientes de las masas de las plantas y de la deformada que adquiere la
estructura al vibrar según su primer modo
natural de vibración.
F j = Q_ δ j , ,Q = ∑ F j
j (18)

10
Otras normas, como la española, calculan directamente la fuerza estática equivalente
correspondiente a cada planta por el producto de la masa de la planta mj , por la misma
aceleración espectral, A, del caso anterior y por un coeficiente
de distribución o reparto ηj :
F j = m j _A_ η j
(19)

Este coeficiente de reparto ηj , es distinto del anterior δj , y se obtiene también


teniendo en cuenta las masas de las plantas y la deformada de la estructura al vibrar. En este
caso, el esfuerzo cortante en la base, Q, se determina a posteriori sumando las fuerzas estáticas
equivalentes correspondientes a todas las plantas

Q= ∑F j (20)
j

Ambos métodos son equivalentes.

INCIDENCIA DEL AMORTIGUAMIENTO Y DEL COMPORTAMIENTO DÚCTIL EN LAS FUERZAS


SÍSMICAS DE CÁLCULO

El amortiguamiento modifica la ordenada del espectro de respuesta de cálculo


mediante un coeficiente dependiente del factor ζ (amortiguamiento en relación al crítico),
mayorante para valores de ζ inferiores al 5% y minorante para amortiguamientos mayores de
5%, porcentaje para el que se define el espectro de cálculo. Los valores usuales del
amortiguamiento para estructuras de edificación están comprendidos entre el 3 y el 10% del
crítico.

El comportamiento dúctil tiene siempre un carácter reductor de la ordenada espectral


y por ende de las fuerzas sísmicas, que puede llegar a ser superior a cinco veces (hasta cuatro
en la norma española), siempre en razón directa a la capacidad de disipación de energía en el
dominio postelástico. Su valor depende de la configuración, regularidad, material y detalles de
la construcción.

Bibliografía

1.- BERG, G.V. (1982) ΑSeismic design codes and procedures≅. Eartq. Engin. Research Inst. (EERI). Monogr. 119 pag.

2.- COBURN, A. Y SPENCER, R. (1992). ΑEarthquake Protection≅. John Wiley and Sons Ltd, Inglaterra. 355 pág.

3.- COMISIÓN PERMANENTE DE NORMAS SISMORRESISTENTES (1994). ΑNorma de Construcción


Sismorresistente NCSE-94. Parte general y edificación≅. Real Decreto 2543/1994 de 29 de diciembre (BOE 8-febr.-
1995)

4.- CHOPRA, A.K. (1995). ΑDynamics of Structures≅. Prentice Hall International, Inc. 729 pag.

11
5.- MARTÍN, A.J. (1995). ΑFilosofía y principales características de la Nueva Norma de Construcción Sismorresistente
NCSE-94". En ΑIngeniería Civil, n1 100" , p.p. 107-117. CEDEX.

6.- YEPEZ, F.; BARBAT, A.H. y CANAS, J.A. (1995). ΑRiesgo, peligrosidad y vulnerabilidad sísmica de edificios de
mampostería≅. Monografía CIMNE (Centro Internacional de Métodos numéricos en Ingeniería) IS-12. Barcelona. 106
pág.

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PIES DE FIGURAS

Fig. 1.- Matriz de probabilidad condicional de daños correspondiente a la escala


MSK-64

Fig. 2.- Vectores de pérdidas medias esperadas correspondientes a los tres tipos de
construcción A, B y C de la escala MSK-64

Fig. 3.- Desplazamientos de una estructura de un grado de libertad sometida a una


acción sísmica

Fig. 4.- Pseudoespectros de respuesta correspondientes a la componente E-W del


registro en la estación de Adra del sismo del 4/1/94 (magnitud 4,9)

Fig. 5.- Espectro de respuesta de cálculo de la norma sismorresistente española


NCSE-94

Fig. 6.- Fuerzas estáticas equivalentes en estructuras de pisos

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