Nocturno: Personajes: Lucia Amante de Pablo Pablo Pareja de Lu Luisa Novia de Pablo

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NOCTURNO

PERSONAJES:

LUCIA Amante de Pablo

PABLO Pareja de Lu

LUISA Novia de Pablo

Escenografía
Un departamento con cama matrimonial azul índigo. Muebles de madera oscuros; buró, mesa.
Lámpara plateada. Materiales para dibujo y pintura sobre una mesilla.
El espacio de derecha abajo puede fungir como el balcón, siendo sólo delimitado por la luz, o
por el propio espacio y finalmente el espacio izquierda abajo puede servir como espacio
exterior, para la penúltima escena, también delimitada por luz.
1.-LU-NA
Pablo en el balcón de su departamento, triste, inmóvil, observando la luna. Sacude su cabeza
como sacudiendo la tristeza, termina por ver la luna de nuevo.

LUISA (saliendo al balcón): Pablo, ¿qué haces aquí afuera?

PABLO: Nada, sólo estaba viendo la Luna.

Luisa lo observa, sale hacia la habitación, Pablo tras ella, antes de hacer salir vuelve la cabeza
hacia la luna de nuevo.

Se va desvaneciendo la luz. Transición de luz. Se ilumina todo el espacio.

2.- EL SECRETO

Pablo sentado en la mesa, dibujando con los colores regados sobre la mesilla, bebe café y
llaman a la puerta. Se levanta, recoge un poco. Llaman de nuevo a la puerta.

PABLO: (mientras recoge los colores) ¡Voy!

LUCÍA: (desde fuera)¡Está bien!

Pablo se arregla las rompas antes de abrir y mira la hora.

PABLO: (abriendo la puerta) Llegas tarde.

LUCÍA: (Pasa vestida con una vibra bohemia y cargando una mochila y un pliego de papel
enrollado, explicando) Se me hizo tarde, había mucho tráfico y además se alargó mi ensayo.
(Deja sus cosas en el piso, suspira) ¿Y bien?¿Tú cómo vas?

PABLO: Realmente no he adelantado mucho, estaba haciendo unos bocetos pero ninguno me
convence. Te estaba esperando, tú eres la de las buenas ideas.

LUCÍA: (ríe) Pero tú eres el del talento plástico, Pablo.

PABLO: Tú también eres buena, Lucía. Nada más te haces. ¿ Trajiste tus plumones?

LUCÍA: Claro. Si casi nada más vine para eso. (ríe) Bueno, también a darte mis ideas para el
proyecto. Al fin y al cabo yo ya no las voy a necesitar.

PABLO: Ay, Lucía ¿Estás segura de que ya no regresarás a la universidad?

LUCÍA: No tengo qué hacer ahí. Yo quiero ser actriz, no arquitecta.

PABLO: Pero igual podría servirte para el futuro. Digo, es algo más seguro y además eres muy
buena.
LUCÍA: Nada es seguro en esta vida, Pablo, y prefiero morirme de hambre haciendo lo que me
apasiona a morir de frustración por no hacerlo.

PABLO: Bueno, si lo pones de esa forma… Entonces me da alegra que vayas a dejar la carrera,
de tenerte en la universidad a tenerte viva, pues mejor viva, ¿no? (Ríen)

LUCÍA: Tonto.

PABLO: No, ya en serio. Me alegro mucho por ti. (Pensativo) No todos tenemos la valentía de
elegir lo que lo que de verdad queremos...

LUCÍA: Gracias…

PABLO:(Sacude la cabeza como queriendo borrar esos pensamientos) Pero bueno, hay que
comenzar con el proyecto, si no no terminaremos hoy. (Lucía asiente y acomoda sus cosas) La
verdad es que yo siempre quise estudiar artes visuales.

LUCÍA: ¿Y qué pasó?

PABLO: Pues… no quería estudiarlo aquí. Quería ir a Europa, aprender del otro lado del mundo,
obviamente mis papás no me dejaron y yo tampoco me atreví a irme y heme aquí estudiando
arquitectura. (ríe)

LUCÍA: Pues aún estás a tiempo. Puedes salirte, como yo, e irnos al otro lado del mundo a
estudiar artes. Tú visuales y yo escénicas, claro. (ríe)

PABLO: Qué más quisiera, pero, no puedo. (suspira)

LUCÍA: ¿Por qué no?

PABLO: No, no puedo, mis padres no me apoyarían, tengo que terminar Arquitectura primero.
Además, tengo toda mi vida aquí, mi familia, mis amigos,(suspira) mi novia, aunque ya casi no
la veo por la universidad…

LUCÍA: (Se incomoda un poco. Silencio) Yo sólo digo que el que no arriesga, no gana. Aún así,
si no puedes hacerlo ahora, sólo no lo descartes, piensa en que puedes hacerlo luego, cuando
termines Arquitectura. Sólo es imposible si lo crees. Los sueños están para luchar por ellos.

PABLO: (sonríe) Lo voy a considerar, Lu.

LUCÍA: Lu. (ríe) Nadie me dice así.

PABLO: ¿Te molesta?

LUCÍA: No, sólo me es extraño. (Silencio) Así también se llama tu novia, ¿no?

PABLO: Bueno, en realidad ella se llama Luisa, pero sí. También le digo Lu de cariño.

LUCÍA: (lo mira y se nota de nuevo un poco de incomodidad) Oye, ¿qué hora es?
PABLO: (Reclamando en broma) Ni idea,tarde.

LUCÍA: (Lo mira feo por el reclamo, revisa el celular) ¡No inventes! Ya son las 11. De plano no
va a haber transporte.

PABLO: ¡¿Qué?! ¿Tan tarde? Se me fue el tiempo volando.

LUCÍA: ¿Y ahora cómo me voy a ir a mi casa?

PABLO: Pues… Si quieres puedes quedarte.

LUCÍA: (Dudosa y un poco ilusionada) ¿En serio?

PABLO: Pues… Sí. Yo no tengo problema.

LUCÍA: (Lo piensa un poco) Bueno, así podremos terminar el proyecto.

PABLO: Aunque ya no falta tanto en realidad.

LUCÍA: (Ríe burlándose) Vamos empezando

PABLO: Pero con tu intelecto y habilidad plástica acabaremos pronto, además no es para
mañana.

LUCÍA: En eso tienes razón… (Silencio)

PABLO: Siempre tengo razón. (Lucía lo mira feo de nuevo) Es broma, sabes que casi nunca sé
ni qué elegir. ¿Qué haremos cuando terminemos?

LUCÍA: Pues… Dormir, ¿no?

PABLO: Habiendo un mundo de posibilidades, ¿quieres dormir?

LUCÍA: Pues entonces dime tú. ¿Qué quieres hacer?

PABLO: Hablar estaría bien.

LUCÍA: Hemos estado hablando desde que llegué.

PABLO: Pues entonces sigamos hablando toda la noche.

LUCÍA: Si eso quieres… Entonces dejemos de hablar de cosas banales y hablemos de cosas
más… Profundas.

PABLO: ¿Profundas?

LUCÍA: Sí, profundas. Dime un secreto.


PABLO: ¿Secreto?¿ Para qué?

LUCÍA: ¿Para conocernos más?

PABLO: Yo no tengo secretos.

LUCÍA: Todo el mundo tiene secretos, Pablo.

PABLO: Pues en todo caso, los secretos son para que se queden así, en secreto.

LUCÍA: Deja de excusarte y ya dime.

PABLO: (Se queda en silencio por unos instantes y se pone muy serio) Está bien, pero tienes
que prometer que no le dirás a nadie. (Lucía hace gesto de cerrar su boca y Pablo inseguro
procede a contarle) Desde que era niño, mi papá sale con sus amigos a tomar cada viernes, sin
excepción. En una ocasión, cuando yo tenía como 14 o 15 años mi papá olvidó su teléfono, le
llamaron y yo contesté. En seguida escuché un “Hola, amor” de una mujer que no era mi madre.
Colgué de inmediato, obviamente. Sin embargo, creí que quizá me estaba imaginando cosas, no
me cabía en la cabeza la posibilidad de que mi papá estuviera engañando a mi madre. Para salir
de dudas y “acabar con el martirio” le pregunté a mi papá esperando que lo negara. (Ríe) Y pues,
no. No lo negó. No sabes la impotencia que sentí. No le dije nunca a mi mamá, aunque pienso
que ella ya lo sabía. Aun así, me pregunto si hubiera sido diferente si yo hubiera tenido el valor
de decirle a mi mamá, si ella se hubiera sentido apoyada y hubiera dejado a papá. Ella no
merecía eso… Ni eso, ni sus borracheras semanales. (Suspiro) Desde ahí me prometí que jamás
sería infiel.

LUCÍA: (Lo mira admirada) No tenía ni idea, gracias Pablo.(Pablo la voltea a ver confundido,
Lucía explicándose) Por la confianza.

PABLO: (ríe desganado) Nunca se lo había dicho a nadie.

LUCÍA: Creo que de eso tratan los secretos. (Se sonríen)

PABLO: Ahora es tu turno, cuéntame un secreto.

LUCÍA: Yo, para que veas, sí no tengo secretos.

PABLO: Todos tenemos secretos.

LUCÍA: Yo no. (Pablo la mira incrédula) Anda, pregunta lo que quieras.

PABLO: ¿Segura?

LUCÍA. (Retadora) Segurísima.

PABLO: (Respondiendo al reto) Vaya, entiendo. Entonces, no te molestará que te pregunte qué
esperabas al venir esta noche.

LUCÍA: (Sorprendida y nerviosa) ¿Qué?


PABLO: Sí, ¿por qué viniste esta noche? Digo, no es muy común que una amiga venga a casa de
un amigo a ayudarle sin esperar nada a cambio.

LUCÍA; Pues, en realidad a eso vine, a ayudarte. Y claro que espero algo a cambio.

PABLO: ¿Ah, sí?

LUCÍA: Sí, agradecimiento.

PABLO: Sí lo sé, pero… tú y yo sabemos que la situación es extraña.

LUCÍA: Ah, ya entiendo. ¿Lo dices por qué tú tienes tu novia y yo voy accedí a quedarme en tu
casa en la noche? (Sarcástica) No, no es nada extraño.

PABLO: ¿Ves? Sabes que es extraño.

LUCÍA; Bueno sí, pero no hay una intención secreta detrás de eso. ¿O qué? ¿Tú la tienes?

PABLO: Claro que no, sólo te estaba preguntando.

(Silencio incómodo)

LUCÍA: ¿Quieres que sea completamente honesta contigo?

PABLO: Sí, obviamente.

LUCÍA: La verdad no sabía qué esperar de esta noche.

PABLO: ¿Y eso significa…?

LUCÍA: Que sí vine a ayudarte pero quizá sí haya una razón secreta por la cuál haya aceptado
quedarme. Pero…

PABLO: Pero, ¿qué?

LUCÍA: Pero tú me invitaste a quedarme. ¿No hay una intención secreta respecto a ello?

PABLO: Es tu turno de revelar un secreto, no el mío.

LUCÍA: (enfadada) Pues sí, es mi turno. Pero no es un secreto, tú ya lo sabes.

PABLO: ¿Saber qué?

LUCÍA: (Arremedándolo)¿Saber qué? Ahora te vas a hacer el tonto.

PABLO: No, dímelo. Qué tal que no es lo pienso.

LUCÍA: Claro que lo es… Pero no planeo hacer nada con ello.
PABLO: (Exigiéndole la respuesta) Lucía. (Lucía lo mira y voltea su mirada hacia otro lado
algo enfadada y avergonzada a la vez) Dilo. Es lo justo. (Lucía sólo voltea a verlo) Tú dijiste
que preguntara lo que quisiera, o qué, ¿ahora eres cobarde?

LUCÍA: Cobarde jamás. (Respira profundo y confiesa)

PABLO: Entonces dime.

LUCÍA: (Explotando) Estoy enamorada de ti. (Pablo se queda inmóvil, en silencio sin saber qué
responder) ¿Contento?

PABLO: Lucía…

LUCÍA: No hace falta que te hagas el sorprendido, que ya lo sabías, nunca he sabido disimular.
Ni tampoco hace falta que digas nada. (Baja la mirada) Sé tu situación, y con lo que me acabas
de contar… Lo que quiero decir es que, no planeaba ni planeo hacer nada.

PABLO: Gracias… Por la confianza (Lucía ríe tristemente, y baja la mirada. Silencio. Pablo la
mira y respira profundamente tomando valentía) Lucía…

LUCÍA: (Levanta la mirada hacia él) ¿Ahora qué quieres?

PABLO: Yo también estoy enamorado de ti.

LUCÍA: (Abriendo los ojos por la sorpresa) ¿Qué?

PABLO: Vamos, que también lo has notado, desde hace dos meses que hemos comenzado hablar
frecuentemente no puedo sacarte de mi cabeza… Pero… A pesar de la invitación a quedarte, te
lo juro que tampoco planeaba hacer nada.

LUCÍA: (Sonríe levemente) Por lo menos estamos de acuerdo en algo.

(Silencio largo. Avergonzados voltean a ver a lados opuestos. Finalmente voltean a verse y
terminan por besarse.)

Transición de luz.

3.- EL TIEMPO
Pablo sentado en la orilla de la cama, esperando. Llaman a la puerta. Pablo toma aire de
nuevo, agarrando valentía. Se para nervioso a abrir. Entra Luisa impecablemente vestida.

LUISA: Hola amor. (Le da un beso corto a Pablo y lo abraza largamente) Te extrañé mucho.
Siento que hace siglos que no te veo, la universidad y el trabajo me tienen muerta, pero,
supongo que a ti también. (Se sienta en la cama, suspira y se deja caer sobre la cama) ¿Y bien?
¿Qué era eso de lo que querías hablar con tanta urgencia?

PABLO: (Camina a sentarse junto a ella con nerviosismo e inseguridad) ¿Podrías sentarte,
Luisa?
LUISA: (Se sienta preocupada) ¿Qué pasa? ¿Estás bien, Pablo?

PABLO: Sí, estoy bien, es sólo que…

LUISA: No te angusties, lo sé. (Pablo la mira sorprendido y confundido, Luisa suspira) Sé que
estos últimos meses han sido difíciles porque no nos vemos tanto y casi no tenemos tiempo de
hablar, pero no tienes de qué preocuparte, ya casi saldremos de vacaciones y todo volverá a la
normalidad.( Pablo la mira y desvía la mirada hacia el suelo) Tranquilo amor, sólo es algo
temporal. (Silencio corto) Debo admitir que yo también me he sentido insegura estos días con
respecto a nosotros, pero ya llevamos 5 años juntos, Pablo. Nosotros podemos con esto y más.
(Toma su cara en medio de sus manos y le da un beso largo muy tierno, Pablo un tanto
indiferente pero finalmente cede y la besa) ¿No lo crees?

PABLO: (Sin dejar de mirar hacia abajo) Sí, Lu. Tienes razón.

LUISA: (Dulcemente)Te amo, ¿lo sabes?

PABLO: (Pablo sonríe forzadamente y asiente) Yo a ti, Lu. Yo a ti. (Ambos sonríen)

LUISA: Mejor ven. (Hace un movimiento indicando que se recuesten en la cama) Ahora que
tenemos tiempo, podríamos aprovecharlo.

PABLO: (La mira, está apunto de hacerlo y se detiene, susurra para sí) Cobarde jamás.
(Respira hondo y ahora se dirige a Luisa) Nunca tuve duda de que eras lo quería para mi vida,
digo, ni siquiera tuve que preguntármelo. (Luisa sonríe mientras) Has estado conmigo por tanto
tiempo, hemos hecho tantas cosas juntos, hemos superado y construido tanto, siempre has estado
para mí. Te amo, Luisa y es por eso que tienes derecho a saber que, justo ahora, lo estoy
dudando, estoy dudando todo, quiero estar seguro de hacer lo que realmente quiero. (La sonrisa
de Luisa se desvanece y lo mira confundida) Te amo, Luisa, pero necesito tiempo.

LUISA: (Muy confundida) ¿Tiempo?

PABLO: Tiempo.

Luisa niega con la cabeza, se levanta y se dirige hacia la puerta, voltea a verlo antes de irse,
pareciera que va a decirle algo y termina por salir. Pablo se queda solo en su habitación
después de la salida de Luisa.

4-. LUNA

Pablo en la cama, acostado, despeinado, desalineado. Suena el celular. Lo toma y contesta.

PABLO: ¿Sí? ¿Lucía? Espera, déjame ponerte en alta voz.

LUCÍA: ¿Ya?

PABLO: Sí.
LUCÍA: Bueno, te decía que hola, que cómo estabas.

PABLO: Justo ahora preferiría no contestar esa pregunta.

LUCÍA: ¿Por qué? ¿Pasa algo? ¿Estás bien?

PABLO: No es nada que un cigarro no pueda arreglar.

LUCÍA: Sabes que cualquier cosa puedes contarme. Estoy para ti. Es más, te llevo tus cigarros.

PABLO: No es necesario, ya es tarde. Aunque… sí me gustaría que estuvieras conmigo ahora.

LUCÍA: Sal a tu balcón.

PABLO: ¿Qué?

LUCÍA: Que salgas al balcón.

PABLO: (Suspira, desganado) Está bien. (Sale al balcón)

LUCÍA: ¿Ya saliste?

PABLO: Sí, aquí estoy.

LUCÍA: ¿Ves la luna?

PABLO: Sí.

LUCÍA: Cuando por algún motivo no pueda estar contigo, mira la luna. ¿sí? Ve la luna y piensa
en mí. Será como si estuviera contigo.

PABLO: (Pablo sonríe, mira la luna) Lucía, luz de luna. Gracias…

LUCÍA: No tienes de qué agradecer. Igual voy para allá. En un momento llego.

PABLO: No tienes que hacerlo, de verdad…

LUCÍA: Sé que no, pero quiero hacerlo, ahorita te veo.

PABLO: (Sonríe) Gracias. (Se queda mirando la luna)

Transición de luz. Pasa el tiempo.

5.- COBARDÍA

Lucía llama a la puerta y Pablo va hacia la puerta en seguida.


PABLO: ¿Lucía?

LUCÍA: Sí, soy yo Pablo.

PABLO: (Abriéndole) Gracias por venir.

LUCÍA: No hay de qué, te dije que quería estar… ¿Qué pasó?¿Quieres contarme?

PABLO: Pues… No realmente.

LUCÍA: Está bien, no tenemos que hablar siempre.

PABLO: Gracias de verdad. (Se queda pensando un momento mientras Lucía deja sus cosas)
Aunque…

LUCÍA:¿Sí?

PABLO: Quizá sea de tu incumbencia.( Lucía voltea a verlo confundida) Terminé con Luisa.

LUCÍA: ¿Qué? ¿Qué le dijiste? ¿Cómo estás?

PABLO: Estoy muy confundido la verdad… Por poco y no se lo digo, pero… no quise ser
cobarde.

LUCÍA: ¡¿Le dijiste lo que pasó?!

PABLO: Pues… No precisamente… Le dije que necesitaba un tiempo.

LUCÍA: ¿Tiempo?

PABLO: Eso mismo dijo ella, y sólo se fue. No sé si fue lo correcto.

LUCÍA: Ay, Pablo. Debió haber sido difícil.

PABLO: Lo fue.

LUCÍA: Pero por otra parte...¿Tú crees que lo “correcto” hubiera sido seguir con ella sin decir
nada?

PABLO: Pues claro que no, es sólo que… Quiero estar seguro de hacer lo que realmente quiero
hacer.

LUCÍA: ¿Y qué es lo que quieres?

PABLO: No lo sé.

LUCÍA: Pues quizá deberías comenzar por ahí, Pablo.

PABLO: Quizá tienes razón…


LUCÍA: Por lo mientras, ¿quieres salir al balcón a fumarte los cigarros que te traje?

PABLO: Ahora que estás aquí no necesito fumar, pero vamos, quiero ver la luna contigo.
(Sonríen)

Salen al balcón. Se ilumina sólo la parte destinada a éste.

6.- NOCTURNO

Pablo y Lucía en el balcón. Mirando la luna.

LUCÍA: (Suspira) Aunque siempre me haga la valiente y decidida en realidad te entiendo,


Pablo… Muchas veces es difícil saber o decir lo que queremos o incluso lo que sentimos…
Pero, te daré un consejo que no me has pedido.

PABLO: ¿Y cuál es ese consejo?

LUCÍA: Muchas veces cuando siento que quedo sin palabras leo poemas.

PABLO: ¿Poemas?

LUCÍA: Sí, poemas. Así dejo que las palabras de otros me hablen y hablen por mí… Nocturno
es mi favorito.

PABLO: (Burlón) ¿Nocturno es un poema? ¿No es algo que ocurre en la noche?

LUCÍA: (Lo mira feo, desvía la mirada y comienza a recitar)“ Todo lo que la noche dibujan con
su mano es sombra: el placer que revela, el vicio que desnuda. Todo lo que la sombra hace oír
con el duro golpe de su silencio: las voces imprevistas que a intervalos enciende, el grito de la
sangre, el rumor de unos pasos perdidos. (Voltea a verlo) Todo lo que el deseo unta en mis
labios: la dulzura soñada de un contacto, (mirándole los labios) el sabido sabor de la saliva.”
(Pablo se acerca a ella) Podrías intentarlo...

PABLO: (Acercándose aún más) Nocturno… ¿De quién es?

LUCÍA: De Xavier Villaurrutia…

PABLO: Quizá ahora sea también mi favorito. Lucía, Luz de luna.( Pablo la besa y ella se
queda en silencio)

PABLO: ¿Qué pasa?

LUCÍA: Pienso que deberías esclarecer lo que quieres antes de que algo más pase…

PABLO: (Baja la mirada) ¿Qué quieres tú?

LUCÍA: No se trata de mí. Yo sé lo que quiero.


PABLO: Yo también.

LUCÍA: ¿Y qué es lo que quieres?

PABLO: Lo mismo que tú.

LUCÍA: (Ríe burlona) ¿Ah, sí? ¿Y qué es lo que quiero según tú?

PABLO: Que estemos juntos. (Lucía se queda en silencio mirándolo) Mejor, ven, Lu. Ahora que
tenemos tiempo, podríamos aprovecharlo… Vamos adentro.

Salen del balcón.

7.- EL BRASIER DELATOR


Llaman a la puerta. Pablo, arreglando la habitación, la cama que estará algo revuelta,
encuentra un brasier entre la cobija y lo pone bajo la almohada. Se apresura a recoger, se peina
un poco y abre.

PABLO: (Sorprendido) Luisa, ¿qué haces aquí?

LUISA: Perdón, Pablo. No quería esperar más. Ya van dos meses desde la última vez que te vi
y… Sé que me pediste tiempo pero necesitaba verte, te extraño mucho.

PABLO: Yo también te extraño, Lu.

LUISA: Dime que ya lo pensaste bien… Dime que ya sabes lo que quieres…

PABLO: Sí lo sé…

LUISA: Oh, entonces… ¿por qué no me habías llamado? (Pablo se queda en silencio y mira
hacia abajo) (Luisa mira hacia abajo también) Entiendo. Entonces me voy. (Camina hacia la
puerta)

PABLO: No, Lu. No te vayas.

LUISA: ¿Y para qué quieres que me quede? Por lo visto no estoy en tus planes…
(Decepcionada)Después de tanto tiempo, después de construir y soñar tanto juntos no estoy en
tus planes.

PABLO: (Con culpa) No digas eso, Luisa.

LUISA: Entonces, dime Pablo ¿qué quieres que diga?

PABLO: Nada, sólo no quiero que te vayas así de exaltada.

LUISA: (Respira hondo tratando de calmarse. Triste desvía su mira hacia abajo) ¿Qué era lo
que tenías que pensar tanto?
PABLO: Eso no importa… Lo que importa es que estás aquí, Lu. Y podemos hablar más
tranquilamente.

Luisa lo mira con ilusión, se lanza hacia él y lo besa. Pablo lo duda por un momento pero
finalmente le corresponde apasionadamente. Caen en la cama, Luisa arriba de él, mete sus
manos por debajo de la almohada y encuentra el brasier de Lucía, se levanta rápidamente.

LUISA: Con que eso era lo que tenías que pensar. (Niega con la cabeza para sí) Y yo que creí…
(Suspira) Sólo creí que sí queríamos la misma vida, pero veo que no. Adiós, Pablo.(Sale)

PABLO: ¡Luisa!

8-. ¿CÓMO ESTÁ LU?

Pablo solo en su habitación hablando por teléfono con su madre mientras camina al rededor de
la habitación. La puerta de la habitación entreabierta.

PABLO: Sí, mamá, ya fui a la tintorería. Sí, también recogí el dinero que me mandaron. Sí,
estoy. ¿Ustedes cómo están? Qué bueno, me alegra. Yo también los extraño mucho. Pero ya casi
iré a verlos. (Mientras está volteado de espaldas a la puerta entra Lucía sigilosamente) No, no
esta semana, pero quizá la próxima, haré lo posible. ¿Lu? Sí, Luisa está bien. la vi la semana
pasada, todo bien. (Voltea y Lucía lo mira inmóvil). Sí mamá, tengo que colgarte, hablamos
luego. Adiós. (Lucía molesta se dirige hacia la salida) Lucía. (Pablo la detiene) Lucía, cálmate.
Iba a decirte, lo prometo.

LUCÍA: ¿Cuándo?

PABLO: Hoy.

LUCÍA: Pudiste decirme, no sé, la semana pasada.

PABLO: No sabía cómo ibas a reaccionar. Aunque de haber sabido… creo que tampoco te lo
hubiera dicho. No me gusta que te molestes.

LUCÍA: (Suelta una carcajada irónica) ¿Y qué pretendes que haga si me lo ocultaste?

PABLO: Iba a decirte.

LUCÍA: Pero no lo hiciste. Es que, (suspira molesta) no me molesta el hecho de que la hayas
visto, sino que no me lo dijiste. Y ahora tiene sentido que hayas estado distante toda la semana,
además, no le has dicho a tu mamá que terminaste con ella, ¿verdad? (Pablo baja la mirada)
Contestame, carajo.

PABLO: No, no le he dicho. Quería esperar a que fuera algo más… definitivo.

LUCÍA:¿Definitivo? ¡¿Definitivo?! ¿Entonces yo que soy? ¿Una distracción en lo que te


decides por lo que quieres?
PABLO: No, no. No quise decir eso.

LUCÍA: (Niega con la cabeza) ¿Sabes qué? (Suspira) Mejor llámame cuando sepas qué es lo
que en realidad quieres, cuando dejes de ser un cobarde y te afrontes a ti mismo. (Hace por
salir)

PABLO: (Deteniéndola y tomándola de los dos brazos) No, Lucía, No te vayas. Lu.

LUCÍA: No me digas así. Yo no soy Lu. Soy Lucía.

PABLO: Lucía. Cálmate, mira, tienes razón. Debí decírtelo, y sí, es por eso que me he estado
comportando así. La inesperada venida de Lu, de Luisa, de hizo preguntarme muchas cosas.

LUCÍA: Debiste decirme…

PABLO: Lo sé, sólo, no me atreví. Supongo que… Me fue más fácil no decirte para no
complicar las cosas.

LUCÍA: Pues complicadas ya están. (Forcejea para que Pablo la suelte)

PABLO: Lucía, de verdad lo siento.

LUCÍA: Yo también. Suéltame.

PABLO: (Soltándola) No te vayas. No quiero que te vayas.

LUCÍA: Yo tampoco quiero irme, pero creo que necesitas tiempo a solas para pensar qué es lo
que VERDADERAMENTE quieres. Ya basta de medias tintas. Cuídate, Pablo. (Sale)

Transición de luz.

9-. LUZ DE LUNA

Dos semanas después. En el exterior, puede haber una banca simulando el parque o una mesa de
cafetería. Pablo sentado ahí, se para al ver que se acerca Lucía. Se saludan.

LUCÍA: Qué gusto verte.

PABLO: Sí, después de dos semanas…

LUCÍA: Primera vez que te veo fuera de tu casa. (Ríe)

PABLO: Sí, quería que habláramos con tranquilidad.

LUCÍA: ¿Y por qué no la habría en tu casa?

PABLO: (Se queda callado un momento) Luisa está ahí.

LUCÍA: (La ilusión se va de sus ojos) Oh.


PABLO: Te traje tus plumones.

LUCÍA: (Baja la mirada confundida) Gracias…

PABLO: Lucía…

LUCÍA: ¿Sí?

PABLO: ¿Estás bien?

LUCÍA: (Aún confundida) Sí, estoy bien. Es sólo que… creí que íbamos a arreglar las cosas…
(Desilusionada) Creí que me querías a mí…

PABLO: (Se queda en silencio, baja la mirada y finalmente dice…) Te quiero.

LUCÍA: (Lo mira confundida) ¿Entonces?

PABLO: De verdad, Lucía, qué más quisiera, pero, no puedo.

LUCÍA: ¿No puedes?

PABLO: No puedo tirar 5 años por la borda. Mis papás, mi familia, mis amigos, todos esperan
que me case con ella.

LUCÍA: ¿Y vas a dejar que ellos decidan por ti?¿De verdad vas a ser tan cobarde? (Pablo baja la
mirada, avergonzado, no contesta) Entiendo. Adiós Pablo. (Sale)

PABLO: Adiós… Luz de luna…

10.- PIENSA EN MÍ

Pablo en el balcón de su departamento, triste, inmóvil, observando la luna. Sacude su cabeza


como sacudiendo la tristeza, termina por ver la luna de nuevo.

LUISA (saliendo al balcón): Pablo, ¿sigues aquí afuera, qué estás haciendo?

PABLO: Nada, sólo estaba viendo la Luna. (Luisa lo observa, sale hacia la habitación, Pablo
tras ella, antes de hacer salir vuelve la cabeza hacia la luna de nuevo. Susurra para sí.) Cuando
veas la luna piensa en mí...

Se va desvaneciendo la luz.

FIN.

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