Para el cristiano, no todo tiempo pasado fue mejor.
Para el cristiano, lo mejor está Salen todos de allí uno después de otro. Se fueron primero los más grandes:
por venir.
Un Dios que no se detiene en el pasado, sino que tiende siempre a crear cosas
nuevas, más bellas que las antiguas. Isaías escribe en un tiempo en que el pueblo
pecador se encuentra exiliado en Babilionia, y parece que el retorno a la patria se
ha vuelto imposible. Pero promete un nuevo éxodo.
El tiempo de cuaresma es un tiempo que nos prepara para el misterio pascual,
que es la maravillosa nueva creación llevada a cabo por Dios: la salvación que nos
ofrece y que nosotros debemos recibir con confianza y alegría.
Evangelio:
Si ordena que sea apedreada, dejará de ser amable; y si juzga que se la debe
absolver, será transgresor de la justicia.
¿Qué respuesta dio, pues, el Señor Jesús? ¿Cuál fue la respuesta de la Verdad?
¿Cuál fue la de la Justicia misma, contra la que iba dirigida la calumnia? La
respuesta no fue: "Que no sea apedreada", no pareciese que procedía contra la
ley; ni mucho menos esta otra: "Que sea apedreada"; es que no había venido a
perder lo que había hallado, sino a buscar lo que se había perdido. ¿Qué respuesta
fue la suya? Miren qué respuesta tan saturada de justicia, y de mansedumbre, y
de verdad: el que esté sin pecado, que tire contra ella la primera piedra. ¡qué
contestación la de la Sabiduría!
¡Cómo los hizo entrar dentro de sí mismos! No hacían más que calumniar a los
demás y no se examinaban por dentro a sí mismos; clavaban los ojos en la
adúltera pero no los clavaban en sí mismos
Escribe con el dedo en la tierra: La ley fue escrita con el dedo de Dios, pero en
piedra, por la dureza de los corazones. Ahora escribía ya el Señor en la tierra,
porque quería sacar de ella algún fruto. Lo hemos oído. Que se cumpla la ley; que
sea apedreada. Pero ¿es acaso justo que a la ley la ejecuten quienes, como ella,
deben ser castigados? Mírese cada uno a sí mismo, entre en su interior y póngase
en presencia del tribunal de su corazón y de su conciencia, y se verá obligado a
hacer confesión. Todo el que dirige su vista al interior, se ve pecador.
Es la justicia la que sentencia: Sufra el castigo la pecadora; pero no por pecadores;
ejecútese la ley, pero no por sus transgresores.
cuanto más larga sea ntra vida, tanto más numerosos serán las ocasiones de
culpa. (Padre, yo no tengo pecados…. Ojo)
2° lectura:
Pablo, que era un celoso observante de la ley, explica cómo lo liberó el Señor de
un pecado más escondido, más profundo y, por consiguiente, inconsciente: el
pecado de quien se cree bueno, impecable, irreprensible, y de este modo es
soberbio. Pablo pensaba que no tenía necesidad de que lo liberaran del pecado.
Es Jesús el que lo hace comprender.
Cuando Cristo lo conquista, comprende que ahora todas las cosas pierden
importancia: “Todo me parece una desventaja comparado con el inapreciable
conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor.” Pablo estima ahora todos sus méritos
precedentes como pérdida. Sus virtudes humanas ya no cuentan, porque lo único
que cuenta es su relación personal con Cristo, en la humildad y en el amor: A
todas las cosas las considero como desperdicio (estiércol) con tal de ganar a
Cristo, y estar unido a él.
Pablo no ha llegado aún a la meta: “olvidándome del camino recorrido, me lanzo
hacia adelante y corro en dirección a la meta”.
EV: Sólo dos se quedan allí: la miserable y la misericordia. Sola aquella mujer
cuando se fueron todos, Jesús levantó sus ojos y los fijó en ella. Ya hemos oído la
voz de la justicia; oigamos ahora también la voz de la mansedumbre. ¡Qué
aterrada debió quedar aquella mujer cuando oyó decir al Señor: el que no tenga
pecado, que arroje la primera piedra! Y luego, quizás, temía ser castigada por
aquel en el que no podía hallarse pecado alguno.
Yo tampoco te condeno. Señor, ¿qué es esto? ¿Favoreces tú a los pecados? Es
claro que no es así. Mira lo que sigue: Vete y no quieras pecar más en adelante
Segura, pues, de lo pasado, ponte en guardia para el futuro. Yo tampoco te
condeno. Yo he borrado los pecados que cometiste; cumple lo que te digo ahora
para que llegues a conseguir lo que te he prometido.
Para el cristiano, no todo tiempo pasado fue mejor. Para el cristiano, lo mejor está
por venir.