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Identidad y Espiritualidad Del Salesiano Cooperador
Identidad y Espiritualidad Del Salesiano Cooperador
IDENTIDAD Y ESPIRITUALIDAD
DEL
SALESIANO COOPERADOR
INTRODUCCIÓN.
Nos encontramos en una actividad de tipo regional, en el III Encuentro Regional SSCC
de la Región Interamérica. Consecuentemente, lo que aquí realicen debe tener una fuerte
repercusión en toda nuestra Región Salesiana. Ustedes son los responsables de llevar la
riqueza que produzca este encuentro para que esta excelsa vocación del Salesiano
Cooperador realice en plenitud el puesto que le corresponde en la Sociedad y en la
Iglesia.
Si ustedes no están sintiendo estas dos urgencias, me atrevo a decirles que no están
asumiendo bien la vocación a la que Dios les ha llamado.
Estamos reunidos en el nombre del Señor y el Espíritu de Dios está entre nosotros
derramando todos sus Dones. Solo desde el Espíritu podrán comprender y poner en
práctica lo que les voy a decir. Si dejamos al Espíritu ser el protagonista,
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experimentaremos que hoy obra maravillas entre nosotros/as. Seamos dóciles al Espíritu
Santo y dejémosle manifestarse en nuestras vidas. Él quiere “recrearnos” en nuestra
vocación de Salesianos Cooperadores. ¡Dejémonos recrear!
Es muy necesario que estemos muy claros. Dios quiere de nosotros la excelencia y no
podemos quedarnos en mediocridades.
Hemos de crear una permanente “cultura vocacional” y esto lo podemos lograr mediante
una buena y permanente formación. Ustedes, los que están aquí, tienen esta sagrada
responsabilidad, son los formadores de los salesianos cooperadores de la Región.
La Iglesia y la Familia Salesiana necesitan que la vocación laical alcance la estatura que
le corresponde y asuma el protagonismo que debe ejercer.
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Todavía estamos a la espera de que se cumpla lo anunciado por Don Bosco: “Los
Cooperadores serán los que ayudarán a promover el espíritu católico. Será una utopía,
¡pero la sostengo!
El sujetode este acontecimiento es Dios: sea Yahvé, sea Jesús, sea el Espíritu Santo. Es
un acontecimiento de salvación y eso le corresponde a Dios. La misión es el centro y
finalidad de la acción de las tres Divinas Personas: llamar-elegir, enviar, consagrar-
ungir.
Este esquema bíblico es válido para todas las vocaciones. Qué interesante sería el que
cada uno de nosotros tome conciencia, descubra y analice el cómo se ha producido en él
o en ella este mismo esquema.
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Don Bosco ha fundado los salesianos, las salesianas y los salesianos cooperadores como
grupos apostólicos que de modos específicamente diversos participan de la única
vocación salesiana.
Sin los salesianos cooperadores, la misión salesiana no será como a Don Bosco la ha
inspirado el Espíritu de Dios, le faltaría algo.
Así, el proyecto de Don Bosco se expresa, en una síntesis integral y en una forma
articulada y complementaria, en la Congregación Salesiana, en el Instituto de las Hijas
de María Auxiliadora y en la Asociación de Salesianos Cooperadores. Esta fue la
Familia Salesiana de Don Bosco.
Estos son los tres grupos, portadores principales del Carisma Salesiano.
PRIMERA:
Vivir, desde nuestra Espiritualidad Salesiana y en sincera relación filial, una
profunda experiencia de Dios, en la vida y para la vida.
Quizás el reto más importante que se nos plantea (el que nos interpela con mayor
urgencia), sea el de vivir una experiencia profunda de Dios. Experimentarnos amados
por Él, elegidos por Él, queridos uno a uno, personalmente, por Él. Es necesario
mantener (o recuperar, si se ha perdido), la ilusión, la intensidad de nuestra opción de
ser cristianos, la alegría de sentirnos amados por el Padre, salvados por Cristo,
renovados diariamente por el Espíritu Santo, o sea, volver a encontrar el gozo bautismal
de ser “hijos de Dios”.
Para los creyentes, una vida que no se edifica sobre el encuentro personal con Dios
Padre, Hijo y Espíritu Santo, está abocada a la crisis, a los problemas vocacionales, al
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El Carisma Salesiano sigue vivo hasta hoy en la Iglesia y en el Mundo, como don del
Espíritu. Y sigue necesitando nuevos instrumentos, estos instrumentos somos ahora
nosotros, para hacer realidad la Pedagogía de este Carisma. Y nosotros, hemos de vivir
con la misma intensidad y con la misma fidelidad que Don Bosco la vocación a que
hemos sido llamados. Aquí es donde está el sentido de la afirmación: Nosotros somos
Don Bosco hoy. Porque Don Bosco ya no está entre nosotros, pero el Carisma Salesiano
sí está y necesita de nosotros como medios para su encarnación.
Consecuentemente, para renovar esta pedagogía no solo hemos de volver al Don Bosco
“memoria”, sino también al Don Bosco “profecía”, porque entonces estaríamos siempre
en los comienzos, para renovar esta pedagogía, sobre todo, hemos de asumir el
protagonismo que nos corresponde y que proyectó Don Bosco y ser auténticos
salesianos/as encarnados en la realidad en que hoy vivimos, con la creatividad que
lleva consigo este carisma y esta vocación.
En esta lógica, Don Bosco no es más importante que nosotros, para Dios todos somos
igualmente importantes. Tan necesarios somos nosotros hoy, como lo fue Don Bosco en
su origen, para que el Carisma Salesiano, y con él su Pedagogía, tenga la autenticidad y
el valor que debe tener.
SEGUNDA:
Profundizar el carácter vocacional de nuestra identidad, asumiendo el PVA como
proyecto de vida, que es fuente de nuestro proyecto personal y comunitario.
Ustedes son una Asociación “gozosa”: Nos dice el Señor: “Les he dicho estas cosas para
que mi alegría esté dentro de ustedes y su alegría sea completa” (Jn 15, 11). Nosotros
hacemos consistir la santidad en estar siempre alegres.
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Han de ser una Asociación “simpática”: Han de gozar de gran simpatía. Esta es la
manera de poder atraer a los destinatarios de la misión. Hemos de contagiar de
Evangelio.
TERCERA:
Vivir con intensidad su carácter eclesial, desde su condición secular.
Vivir con intensidad su carácter de Familia Salesiana, desde su condición secular.
Ustedes han de compartir las dificultades que hoy encuentran todos los laicos que
quieren vivir en plenitud su opción cristiana. Estas dificultades se derivan tanto de la
necesidad de actuar en un momento fuertemente secularizado, como de la dificultad
para encontrar los cauces adecuados para el diálogo con los consagrados y con otras
asociaciones de fieles. Han de sentirse miembros activos de la sociedad y vivir su
vocación, y sus implicaciones, en todas las dimensiones de la vida (familia, trabajo,
política, negocios, fe…, etc.) con el estilo propio de su índole secular, que la Iglesia ha
marcado claramente en la Encíclica “Christifideleslaici”.
CUARTA:
Madurar el carácter apostólico de su identidad. Una espiritualidad apostólica.
Como fruto de la unión con Dios que tengan, se sentirán impulsados por el Espíritu a
realizar su misión. Han de entender esta misión como la colaboración de ustedes dan a
Dios en la construcción del Reino (no la pueden restringir a un apostolado específico),
pues abarca todas las dimensiones de sus vidas. Es esta misión, sentida y vivida como
parte de su ser, la que les ha de impulsar a la acción.
La sensibilidad por los jóvenes más pobres y abandonados, y por las clases populares,
es un rasgo de su identidad que ha de estar siempre presente en todas las actuaciones de
su vida, para poder dar una respuesta acorde con su vocación salesiana.
Si ustedes carecen u olvidan las premisas anteriores, lo que ustedes pueden llamar
“misión” será solo un modo de actuar cuya motivación profunda (e incluso puede que
inconsciente) no estará en Dios, sino en aquello que sientan en cada momento.
Cuando esto sucede, hay, necesariamente, que purificarse. Una vez purificadas sus
intenciones y puestos en manos del Espíritu, será cuando vean con claridad cuál es la
acción que nos está pidiendo.
Ante todo ha de integrarse en las condiciones normales de su vida. Esto exige de cada
Salesiano Cooperador una creatividad y una formación adecuadas, ya que las
condiciones de vida son diversas. Por eso el PVA orienta al Salesiano Cooperador, pero
deja en sus manos la elección del campo de acción.
CONCLUSIÓN
El testimonio de Attilio Giordani nos expresa que todo esto es posible. Hoy se nos
presenta, en palabras del Rector Mayor, como un modelo de vida familiar, un modelo en
la práctica del Sistema Preventivo vivido en el Oratorio, un modelo de santidad
salesiana laica, vivida con alegría.
Ustedes, han de vivir su vocación con la autenticidad y profundidad que ella requiere.
Para ello, hay que podar, hay que abonar, hay que dar frutos.
Los planes de Dios exigen una fidelidad de primera clase: O fríos o calientes, a Jesús no
le gusta la gente tibia. Y, desgraciadamente, hay, con frecuencia, entre nosotros/as
muchas mediocridades.
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Dejemos que el Espíritu de Dios queme con su fuego todas las impurezas que hay en
nuestro corazón y recibamos la gracia de sus Dones que nos darán la fuerza necesaria
para la FIDELIDAD vocacional.
Les animo a que después de este Encuentro Regional vayan a sus respectivas
Inspectorías muy renovados y muy comprometidos. Su misión es muy hermosa y muy
necesaria en este momento de nuestra historia. Sean generosos y vayan dispuestos a dar
la vida, como lo hizo Jesús y como lo hizo Don Bosco. Es la única manera de vivir su
vocación de Salesianos Cooperadores en plenitud.