Professional Documents
Culture Documents
5º Their Virgin Hostage
5º Their Virgin Hostage
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
SHAYLA BLACK
SU VIRGEN
REHÉN
Maestros del Ménage 5
~1~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
ARGUMENTO
~2~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Capítulo 1
~3~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~4~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Becks puso los ojos en blanco y atravesó la habitación para alcanzar el champán
que estaba al lado de su ramo.
―¿Eso es todo? Ninguna mujer que conozca quiere a su marido, por lo menos
ninguna en nuestro mundo.
Eso sorprendió a Kinley. Siempre se había preguntado, pero…
―¿Ni siquiera tú?
―Por favor… ―Con un asombroso bufido poco femenino, su hermana puso los
ojos en blanco―. Después de que Brian y yo nos casáramos, dejé de tomar
anticonceptivos. La llave para mi futuro era parir un par de críos. Incluso si él
empezaba a pensar con su polla y trataba de cambiarme por una modelo más joven,
iba a tener que pagar una manutención por el privilegio.
―Becks, ¿Cómo pudiste pensar algo así? ―Los niños no debían ser utilizados
como moneda de cambio.
Entonces Kinley se empezó a imaginarse a sus propios niños. El pánico la volvió a
engullir. No podía imaginar estar embarazada de Greg. Ni tan solo podía imaginar
dormir con él, como se suponía que hacía la gente casada. Y por dormir, estaba
segura que Greg esperaba algo más activo que roncar.
Kinley se tragó los nervios. Él tenía buen aspecto, pero ella no se sentía atraída.
¿Eso tenía algún sentido? ¿Cómo podía tener bebés con alguien que no tenía ningún
interés en tocar íntimamente?
Becks le dio una sonrisa deslumbrante.
―Fue un infierno durante unos años, pero la niñera realmente ayudó. Mi
entrenador personal volvió a ponerme el cuerpo en forma y adiós a los kilos del
embarazo. Entonces cuando los niños tuvieron seis años, los envié a un internado.
Ahora, la vida es magnífica otra vez. Mis dos ángeles son prácticamente mi fondo de
jubilación. ―Se rió entre dientes―. Si Brian quiere el divorcio, tendrá que pagar una
fortuna antes de ver de nuevo a sus hijos. Así es como le tengo cogido por las pelotas.
Oh, seguramente su polla corretea por ahí, pero mientras tenga sus pelotas, no se irá
a ningún sitio. Deberías tomar ejemplo de mí.
―No. ―Esa parodia de matrimonio no era lo que Kinley tenía en mente. ¿No
debería ser el “hasta que la muerte os separe” compromiso y devoción? ―. Esa eres
tú, Becks. Mamá amaba a papá.
Kinley deseaba que su madre todavía estuviera aquí. Mamá nunca hubiera
permitido a ninguna de sus hijas casarse con alguien a quien no pudieran entregarle
el corazón. Su padre era un hombre maravilloso, pero…débil. Aunque la situación no
~5~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
era enteramente culpa suya, la había puesto en una posición que básicamente la
obligaba a casarse con Greg. Si no lo hacía, todos estarían arruinados.
―Al principio no ―dijo Becks―. Tienes ese estúpido ideal sobre su matrimonio,
pero papá se casó con mamá porque el abuelo le dijo que si no lo hacía, le
desheredaba. La tía Mayrene me contó toda la historia. Papá se escapó para
convertirse en un artista y regresó tres semanas después y se declaró. Le gustaba el
arte, pero aparentemente no le gustaba morirse de hambre.
―Neil y Sharon Landry están enamorados. ―Eran la pareja más dulce que
conocía. Le enviaban las más hermosas tarjetas navideñas con sus cuatro hijos
vestidos de rojo mientras Neil y Sharon sostenían en alto un muérdago y se besaban.
Había mirado esa última tarjeta y se preguntó si ella alguna vez estaría tan
enamorada.
―Él está follando con su enfermera apenas mayor de edad, Kins ―dijo Becks,
frunciendo la nariz―. ¿Cómo es que no lo sabes? Está por toda la ciudad. Y para ser
un muy respetado obstetra, he oído que es rudo con la vagina de esa chica, si sabes lo
que quiero decir. Se podría pensar que ya que tiene las manos metidas en ellas todo
el día, sería un poco más tierno.
Pero Neil y Sharon se veían tan felices. Parpadeando en silencio, Kinley miró
boquiabierta a su hermana, tratando de procesar ese lado oscuro del matrimonio.
―Eso es horrible.
Becks levantó su copa de champán en un brindis irónico.
―Así es la vida, hermana. Esa cosa del amor es para la gente sin dinero. Dos don
nadie sin blanca son perfectamente libres para enamorarse, casarse y tener un
regimiento de hijos porque no hay nada en juego.
Kinley se giró lentamente porque su vestido le estaba todavía un poquito apretado
y cogió su móvil como un objeto de consuelo.
―Hola, señora Hipócrita. Ahora soy una don nadie sin dinero. ¿O lo has
olvidado?
Su padre lo había perdido todo en un Esquema Ponzi1. Durante doscientos años
los Kohl habían acumulado dinero, propiedades y poder político. Su padre lo había
1
El esquema Ponzi es una operación fraudulenta que implica el pago de intereses a los inversores
de su propio dinero invertido o del dinero de nuevos inversores. Esta estafa consiste en un proceso en
el que las ganancias que obtienen los primeros inversionistas son generadas gracias al dinero aportado
~6~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
por ellos mismos o por otros nuevos inversores que caen engañados por las promesas de obtener, en
algunos casos, grandes beneficios. El sistema sólo funciona si crece la cantidad de nuevas víctimas.
~7~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
contribuiré monetariamente con lo que pueda, pero…los tiempos son difíciles para
todos. Lo entiendes, ¿verdad?
Becks tenía razón. Solo que a Kinley simplemente no le gustaba. Suspiró y se
obligó a enfrentar la realidad.
―Por supuesto.
―Estupendo. Por un momento, pensé que ibas a ser irrazonable. ―Becks tomó un
sorbo de champán―. ¿Estás esperando una llamada?
Ella volvió a mirar otra vez el teléfono, como hacía cada par de minutos.
―No. Es un hábito.
Becks enarcó una ceja.
―¿De verdad? ¿Quién es Michael?
Alguien con quien he estado deseando hablar toda la mañana.
―Es un contacto de negocios. ―Becks no tenía que decir nada. Kinley se sintió
avasallada bajo la mirada crítica de su hermana ―. Estoy diciendo la verdad. Incluso
nunca he conocido al hombre. ¿Cómo sabes su nombre?
―Porque lo vi antes en tu móvil más temprano. Te ha enviado un montón de
mensajes de texto. Y él o tú os habéis estado llamando por lo menos una vez al día
durante la semana pasada. Eso parece más que negocios. ¿Cómo crees que se sentirá
Greg si sabe que su novia está confraternizando con otro hombre?
―¿Me estás espiando?
―Soy tu hermana. ¿Cuándo, en todos estos años que me conoces, alguna vez he
respetado cosas como la privacidad? Fisgonear es el privilegio de una hermana.
―Sonrió abiertamente―. ¿Así que estás follando con él?
―¡No! Como he dicho, nunca me he encontrado con él. Está empezando una
organización benéfica en la Costa Oeste. Contactó conmigo para que le diera algunos
consejos y empezamos a hablar. Es un hombre agradable. Eso es todo.
No había forma que admitiera que pensaba demasiado en Mike de California. Y sí,
había estado mirando al teléfono, esperando que llamara. Escuchar su voz se había
convertido en algo que esperaba todos los días porque la hacía sonreír. Dios, era
patética.
Becks negó con la cabeza.
―No estropees la oportunidad de ser rica de nuevo por algún tío que nunca
conocerás. Sabes lo mucho que papá depende de ti.
~8~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Y ese era el motivo por el que estaba ahí en lugar de seguir el impulso de volar
hacia California y encontrarse con Mike. Todos contaban con ella. No podía
abandonar el futuro que había planeado por un hombre que conocía solo desde hacía
una semana. Mike parecía ser estupendamente práctico y Kinley disfrutaba hablando
con él… pero eso tenía que ser todo. De alguna manera, ella tenía que dejar de
escuchar su voz ronca y brusca en sus sueños. Demonios, ni siquiera sabía cómo era,
pero se sentía un poco aturdida cada vez que él llamaba. Mike siempre la
tranquilizaba. Con él, se sentía atractiva… y extrañamente protegida. Su relación no
significaba nada y era efímera. Una vez que su organización benéfica estuviera en
marcha, no tendría ninguna otra razón para hablar con él.
No tenía ganas de que llegara ese día.
―Lo sé. No voy a arruinar nada.
―Bien, eso es bueno saberlo. Sigue así.
Un golpe sonó en la puerta que unía su suite con la de al lado.
Becks lo ignoró.
―Voy a llamar a los del catering para asegurarme que el pastel esté listo. ¿Ese es
todo tu equipaje? Tiene que estar preparado, ya que no vas a regresar aquí después
de la ceremonia.
―Sí. Lo tengo preparado. ―Kinley caminó a través de la suite con su pesado traje
de novia y abrió la puerta contigua.
Su mejor amiga Annabelle, que había permanecido en la habitación de al lado,
entró… o lo intentó. Llevaba el vestido de tubo que Becks había seleccionado.
Aunque el gris se veía lindo contra su piel color café con leche, desafortunadamente
Annabelle poseía curvas como Kinley. El vestido no camuflaba nada.
―Hola. ¿Cómo lo llevas? ―La hermosa y redondeada cara de su amiga,
enmarcada con rizos oscuros, se suavizó con una sonrisa alentadora.
―Oye. Estoy… ―Teniendo muchas dudas y deseando que mi hermana cierre el
pico―…estupenda. ―Kinley se obligó a devolver la sonrisa.
No tenía sentido arrastrar a Belle a su miseria. Además su amiga, solo se
abalanzaría sobre eso.
Kinley volvió la mirada hacia las clásicas maletas Louis Vuitton que habían sido
un regalo de su novio. Eran hermosas y ella se había quedado sin aliento y sus ojos se
habían llenado de lágrimas cuando él le había dado dos baúles, dos maletas con
ruedas y un nuevo bolso de bandolera de gran tamaño que tenía un nombre, Metis.
~9~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
A ella le habían gustado los tejanos y las blusas que él había enviado con el equipaje,
aunque no era lo que normalmente usaba. Alguien con un culo de su tamaño no
necesitaba llamar la atención hacia él con un montón de brillo sobre los bolsillos
traseros. Pero sus baúles y maletas estaban preparados y en fila. El bolso Metis
llevaba un pequeño polizón.
―Sí, todo está empacado y listo para irse ―respondió Kinley obedientemente.
Había pasado una enorme cantidad de tiempo empacando. Greg le había dejado una
lista y luego hubo que pensar en Gigi. Gigi tenía un estómago muy sensible. No iba a
esperar que una isla tropical tuviera la comida para perros que solía utilizar. Si Gigi
se perdía una comida, el mundo lo sabría.
―¿Y has cogido todo lo que Greg te dijo? ―le preguntó Becks con el ceño
fruncido―. No querrás decepcionarle en vuestra luna de miel.
Su futuro marido le había dado una lista de cosas esenciales que esperaba que ella
empacara.
―Lo tengo todo. Soy una buena chica.
―Sí, lo eres. Ciao, hermana. ―Con un vivaz y pequeño movimiento, Becks salió y
cerró la puerta tras ella.
―Ya sabes que la llamo Skeletor 2a sus espaldas ―dijo Belle con una mueca.
La repugnancia brillaba en sus ojos oscuros, ocultos tras unas gruesas gafas de
bibliotecaria. Se apartó un mechón de pelo negro azabache.
―Me gustaría decírselo a la cara, pero, tengo que evitar mirarla. He escuchado
algunas historias parecidas a las de Medusa sobre mirar a tu hermana a los ojos.
―Eres muy mala, Belle. ―Ella extendió las manos y Belle inmediatamente se las
tomó. Becks podría ser su hermana de sangre, pero Belle era su hermana del corazón.
Desde que eran pequeñas, Belle había estado a su lado. Incluso aunque la familia de
Kinley había tenido a la madre de Belle como empleada, la clase no había significado
nada para ninguna de ellas.
―Ella es mezquina, Kinley. Eres demasiado buena para verlo. ―Retrocedió y
sacudió la cabeza―. Te ves tan hermosa. Si tu madre pudiera verte ahora, habría
llorado.
2
Skeletor: Personaje de He-Man
~10~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~11~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~12~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Kinley se giró hacia el espejo porque no podía mirar a Belle mientras estaba
mintiéndole más que un dentista.
―Solo quiero a Greg.
Dos o tres tíos calientes podrían prender fuego a su mundo por una noche, pero
todas sus responsabilidades todavía estarían esperándola a la mañana siguiente. Solo
tenía que aceptar que el deseo sexual no estaba en sus cartas.
―Kinley, no lo entiendo. Cuando éramos niñas y estábamos planeando nuestras
bodas, te pedí que describieras a tu novio. ¿Lo recuerdas?
―Recuerdo que querías casarte con Leonardo DiCaprio. ―Habían visto Titanic
alrededor de cien veces ese año y había llorado cada vez. ¿Qué hubiera pasado con
Rose y Jack si él hubiera vivido? ¿Habría lamentado dejar atrás el dinero? ¿Rose
habría sido capaz de vivir con la ruina que habría llevado a su familia?
¿O habría sido feliz de vivir con su alma gemela?
Había lágrimas en los ojos de Belle mientras obligaba a Kinley a darse la vuelta.
―Sí, fui muy quisquillosa al escoger en aquel entonces. Pero tú no. Tú solo tenías
un requisito. ¿Recuerdas?
―Dije que no importaba como se viera o cuánto dinero tuviera siempre y cuanto
fuera un buen hombre. ―Lo que demostraba lo joven que había sido. Lo ingenua.
Dios, quería volver a ser de nuevo una niña.
―Greg Jansen no es un buen hombre, Kinley ―susurró las palabras como si
pensara que tenían alguna especie de poder, como si rogara que se adentraran en el
corazón de Kinley.
Ella no podía dejarlas entrar.
Kinley se apartó y se giró para mirar de nuevo el espejo, tragándose las ganas de
llorar. No quería perder a Belle, pero parecía como si pudiera hacerlo.
―Los federales han absuelto a Greg de todos los cargos. Y no me importa lo
bueno que sea. Va a ser mi marido. ¿Has visto todos los regalos que ya me ha dado?
Belle suspiró profundamente y su vieja amiga la abrazó por la espalda.
―No soy estúpida. ―Puso la cabeza sobre el hombro de Kinley―. Me gustaría ser
más que una secretaria para poder sacarte de este lío.
El alivio la invadió. Tal vez no tendría que decirle nada a Belle.
―¿Lo entiendes?
La cara de su mejor amiga se suavizó.
~13~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
―Sé que sientes como que tienes que casarte con él. Creo que eso es malo y que te
mereces algo mejor.
―¿Entonces ¿por qué estás aquí? ―Ella sollozó un poco. Sería horrible si Bella se
fuera.
Belle le cogió la mano, dándole un apretón cordial.
―Porque hicimos una promesa. Te querré siempre. Eres mi mejor amiga y eso
nunca cambiará. Perdonaré todas las tonterías que hagas y estaré ahí para ayudarte a
ocultar los cuerpos. Dios, Kin, llámame cuando necesites enterrar a Greg. Vendré con
una pala y una botella de tequila.
Ella se rió un poco pero negó con la cabeza. Una vez que dijera “Sí quiero”, estaría
en eso para siempre. Sin importar lo que Becks o Belle dijeran, Kinley iba a hacer que
su matrimonio funcionara. Incluso si su marido era un imbécil redomado.
Belle la miró más de cerca.
―Te ves pálida. No estás comiendo, ¿verdad?
―He tomado un ligero desayuno. ―Por supuesto, ahora eran casi las tres y todo
lo que había tomado era un pomelo. Con un poco de azúcar y se había sentido
culpable por ello.
―Te lo digo Kinley porque sé lo que quiere decir eso. Estás casi en las últimas.
Voy a llamar al servicio de habitaciones. ―Belle se dirigió al teléfono.
―No. Me voy a casar en una hora. No puedo comer.
―Comer es normal. Tienes que hacerlo o te vas a desmayar.
Ella se sentía un poco débil, pero…
―Comeré después de la ceremonia. Es solo que…Becks ha dicho que el vestido se
ve muy ajustado. No quiero ser la novia gorda.
―No lo eres. Becks ha metido esa idea en tu cabeza porque es una perra odiosa.
Eres perfecta como eres. De verdad, tienes toda una ceremonia y fotos. Pasarán horas
hasta que puedas volver a comer, por lo que me voy a asegurar de que lo haces
ahora.
―Belle, yo…
―Maldita sea. Soy tu mejor amiga. Voy a cuidar de ti. ―Cogió el teléfono. ―Sí,
estamos en la suite 2010. Correcto, la suite presidencial. Necesitamos un par de
hamburguesas.
―Una ensalada. ―Si comía una hamburguesa, reventaría el vestido. Pero una
hamburguesa sonaba tan bien. ―Sin condimentar.
~14~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~15~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
* *
A través de las cámaras ocultas que habían puesto en la suite la noche anterior,
Dominic Anthony observaba a la rubia con el traje de novia. Después de unos
minutos de vigilancia, sabía que esa preciosa novia tenía una bonita cara en forma de
corazón y una jugosa figura de reloj de arena. Lástima que fuera una puta avariciosa.
―Ya está. Creo que arreglé el audio. ¿Ha regresado el sonido de la habitación?
―preguntó Riley, levantando la mirada de su ordenador, todavía llevaba el uniforme
blanco y negro del personal del servicio de habitaciones.
―Creo que sí. ―Dom asintió con la cabeza.
―Bien. Es una mierda que se estropeara durante la conversación con su
hermana―refunfuñó Riley.
A Dominic no le importaba. Dudaba que se hubieran perdido mucho. Ahora todo
estaba en su lugar. Años de planificación estaban finalmente encauzándose. Entonces
¿por qué tenía un profundo hoyo en el estómago, una sensación que le carcomía
mientras escuchaba?
―Oh, el audio definitivamente funciona de nuevo. Está diciendo lo mucho que le
gusta arrastrarse. ―Y Dominic no podía soportarlo. De alguna manera escucharla
decir que amaba a un curtido criminal hacía que su piel se erizara.
Casi deseó que Riley no fuera tan bueno en su trabajo. Para ser honesto, había
disfrutado observando a la rubia. Era tan hermosa. Su aparente inocencia hacía que
se viera como una chica que apreciaría que un hombre… u hombres… la protegieran
y reconfortaran. Pero en el momento en que Riley restauró el sonido, las palabras que
salieron de la boca de la novia probaron que la imagen era completamente falsa.
No me importa lo bueno que sea. Va a ser mi marido. ¿Has visto todos los regalos que ya
me ha dado?
~16~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Y pensar que él había fantaseado con ella durante un segundo. Era un tonto del
culo. Había visto la foto de Kinley Kohl y se había enamorado de su dulce cara y su
follable cuerpo en el acto. Rizos rubios, ojos color caramelo, y esa voz ronca que iba
directa a su polla.
Pero ella no podía esperar para saltar a la cama con Satán, por lo que estaba en la
lista de “intocables”.
Con todo, él iba a hacer todo lo posible para salvarle la vida. No iba a morir como
su hermanita había hecho. Greg Jansen iba a pagar por sus crímenes… y Kinley Kohl
era la clave.
Law Anders entró en la habitación y miró la pantalla. Llevaba el mismo uniforme
almidonado que su hermano. Era casi el momento.
―¿Ha terminado ya de hablar sobre lo gorda que está?
―¿Qué? ―Dominic frunció el ceño.
―Sip, justo antes de toda esa basura sobre amar a Jansen. ―Law hizo un sonido
de arcadas ―. Oí todo lo que le dijo a su hermana y a Annabelle. No lo entiendo. Es
hermosa. ¿Cómo puede alguien pensar que está gorda? Te lo juro, la mano me está
picando.
A Law le gustaba zurrar a las mujeres, especialmente a las bonitas que hablaban
sobre lo poco atractivas que eran. Kinley Kohl era prácticamente su mujer perfecta.
Joder, era prácticamente la mujer perfecta de todos, si solo su corazón fuera la mitad
de dulce que su aspecto. Pero no. Estaba deseando casarse con un violento asesino
porque le había comprado unas pocas maletas.
―Céntrate, tío―ladró Dominic―. Ha hablado mucho acerca de cuanta mierda le
ha comprado Jansen.
Law frunció el ceño, sus ojos nunca dejaron la pantalla.
―Te lo digo, es una actuación. Está asustada. Nos necesita.
―Estás loco, Law. Te engañas.
Él miró a su amigo. Se suponía que Law Anders era el hosco. Mayormente se
comunicaba con gruñidos y rugidos, pero desde que Dominic le había puesto en la
vigilancia de Kinley Kohl, había sido todo sonrisas y frases completas. Oh, sus labios
no sonreían demasiado y parecía como un pequeño que estuviera sufriendo, pero
para Law, eso era una brillante sonrisa.
Riley se quedó mirando a su hermano mayor.
―No es como tú, Law. Sabes quién es ella.
~17~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Así que ellos habían estado hablando. Dominic se había preguntado sobre eso.
Riley y Law Anders eran lo más cercano a una familia que tenía porque más o menos
había crecido con ellos.
Había ayudado a Riley a entrar en Harvard y habían asistido juntos a la
universidad durante un tiempo. Cuando el deber patriótico les había llamado,
Dominic salió para meterse en el ejército. Law también se había unido. Antes de que
todo terminara, Law había perdido la función de sus piernas por culpa de un
artefacto de fabricación casera, por lo que Dominic había dejado el servicio para
regresar a casa y ayudar a los hombres que consideraba sus hermanos. Law era un
duro hijo de puta. Incluso después de que los médicos le dijeran que nunca volvería a
andar, estaba de pie y corriendo dieciocho meses después. Ahora Anthony Anders
era una de las primeras empresas de investigadores del país. Trabajaban para la
policía y para firmas de abogados.
Pero este caso era personal.
―Ella es el objetivo ―dijo Dominic en términos muy claros―. Es la mujer que nos
va a dar toda la munición que necesitamos para probar finalmente qué clase de
hombre es Greg Jansen.
La clase de hombre que mataba a una mujer por dinero, pensó Dominic con rabia.
Incluso a una mujer tan dulce como su hermana.
Había llegado el momento de vengar a Carrie golpeando a Jansen en su propio
juego. Y Kinley Kohl era su mazo. Tenía todo lo que necesitaba exceptuando un
testigo. Después de hoy, el problema estaría resuelto. Haría lo que fuera necesario
para hacer que Kinley cantara todo lo que sabía. Lo que no necesitaba era a Law
cayendo en la lujuria por ella.
Incluso aunque pensara que eso era algo realmente sencillo.
―Vosotros, chicos no la habéis estado observando y hablado con ella como yo he
hecho. ―Los ojos de Law nunca abandonaron la pantalla―. Ella tiene pequeños
indicadores. Sonríe un poco con demasiado brillo cuando está mintiendo.
―¿Tiene sonrisas diferentes? ―preguntó Riley frunciendo el ceño.
―Sí ―replicó Law―, y ahora está usando su sonrisa falsa. Observad la diferencia
entre la que utiliza con nuestra pequeña Benedict Arnold 3y su hermana.
3
Benedict Arnold: General estadounidense que durante la guerra de independencia se pasó al bando
británico. Hoy en día su nombre está asociado al concepto de traición.
~18~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
―Oye, ella está tratando de ayudar a Kinley. ―Dominic no iba a dejar que Law
utilizara a Annabelle Wright como chivo expiatorio. Era una mujer increíble por
escoger hacer algo valiente y salvar la vida de su amiga ―. Si Annabelle no hubiera
accedido a intervenir, ¿de verdad crees que Kinley hubiera regresado de su luna de
miel con vida?
―No estoy diciendo que debiéramos dejar que se casara con el cabrón―replicó
Law―. Solo me hubiera gustado que me dejaras hablar con ella en lugar de llevar a
cabo este loco plan. Es una mujer inteligente. Hubiera escuchado.
Dominic tenía serias dudas de eso.
―¿Cómo ha estado escuchando a Annabelle todo este tiempo? Es una mujer de la
alta sociedad que va a comidas y a bailes de caridad. ¿Qué tan intelectual puede ser?
―Ha recaudado millones de dólares para los sintecho. Y esas comidas a las que va
son generalmente para obras de caridad.
Él odiaba reventar la burbuja de Law porque el hombre rara vez tenía una visión
positiva de algo, pero tenía que hacerlo.
―Sus obras de caridad están al borde de la ruina.
―A causa de su padre. ―Law podía ser un poco como un pit bull con un buen
trozo de carne cuando decidía algo. Nunca lo dejaba ir.
Pero Dominic necesitaba a Law de su lado.
―Su padre, el jugador, es quien ha llevado a toda la familia a la ruina. Sip, y ella
solo le sigue dando dinero. Le está dando los fondos destinados a abrigos calientes y
zapatos para niños pobres. Seguramente está acaparando algunos para sí misma para
salir de compras.
―Te has formado una idea muy equivocada de ella. ―La mandíbula de Law se
cuadró y Dominic supo que no iba a gustarle lo que su viejo amigo estaba a punto de
decir―. Creo que ella es la única para nosotros.
―¡Joder! ―Riley se llevó una mano a la cabeza, sacudiéndola como si no pudiera
creer lo que su hermano acababa de decir.
Dominic sintió que su presión sanguínea aumentaba.
―¿Estás puñeteramente loco?
Law extendió las manos en defensa.
―Solo escúchame. Ella no es cómo piensas que es. No sé por qué se casa con él.
―Por su dinero ―replicó Dominic.
~19~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Law pasó una frustrada mano por encima del incipiente pelo de su cabeza.
―Sip, pero el dinero no es para ella. Creo que está tratando de salvar a su familia.
Deberías saber algo de eso.
―Nunca me abrí de piernas para salvar a mi hermana. ―Lo que no dijo, es que lo
hubiera hecho. Hubiera hecho cualquier cosa para salvar a Carrie―. Después de
todo, esto no es lo mismo. Está casándose por dinero porque su padre se lo ha jugado
todo. Estás juzgándola mal intencionadamente porque quieres follarla. ¿Tengo que
sacarte de este caso? O estás conmigo o contra mí, hermano.
Él no estaba seguro de lo que haría sin Law. Riley era el genio de los ordenadores,
pero Law era la fuerza inteligente. Había llegado a confiar en sus instintos, en su
entrenamiento, en su pura tenacidad. En su amistad.
Pero le debía a Carrie el éxito. No podía permitir que la obvia atracción de Law
hacia Kinley Kohl le apartara del camino de la justicia.
Todavía podía oír los susurros de su hermana en su correo de voz.
Dom, necesito hablar contigo lo más pronto posible. Por favor llámame. Todo está mal.
Dejo a Greg. Creo que él…Tengo que irme. Está aquí. Llámame.
Él había estado fuera con Riley y Law, follando con una morena que había
encontrado en un bar mientras que su hermana estaba siendo asesinada.
La cara de Law se despejó. Volviéndose de un blanco educado.
―Por supuesto que no. Sé lo mucho que esto significa para ti. Haré lo que sea
necesario.
Él se apartó de los monitores, toda la excitación se había ido. Law era de nuevo un
predador, frío e insensible. Exactamente lo que necesitaba Dominic. Entonces ¿por
qué se sentía como si le hubiera quitado algo precioso a su amigo?
Riley se inclinó hacia delante.
―Él está bien, hombre. Ambos estamos aquí por ti. Ella solo es su tipo, eso es
todo.
Bonita, rubia y bien formada era el tipo de cada hombre, pero nunca había visto a
Law reaccionar con esa ferocidad por una mujer. ¿Sabía algo de ella que Dominic no?
No importaba. Aislarla y hacerla hablar es lo que importaba.
―Estamos en marcha. Annabelle acaba de llamar al servicio de habitaciones. Esa
es nuestra señal. Ella se asegurará de que Kinley esté sola en la habitación durante los
próximos quince minutos. ―Riley se giró hacia él―. ¿Quién está preparado para
~20~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
tener mucha diversión con una rubia? Este tío. Vamos, Law, podrás observar sus
tetas de cerca.
Law le mostró a su hermano el dedo corazón.
―Vamos a acabar con esto.
Dominic puso una mano en el hombro de Law.
―No vamos a hacerle daño. Estamos salvándola. ―Ella podría no agradecérselo,
pero… ―. Lo sabes.
Law asintió con la cabeza, pero Dominic no estaba convencido.
―Seguro. Tenemos que ir. Te veo en el punto de extracción.
Algunas veces Law sonaba como si todavía estuviera en el ejército. Riley y él se
marcharon.
Dominic se volvió hacia el monitor. Kinley era una mujer bonita y él tuvo un
pensamiento triste y fugaz que habría sido agradable si ella hubiera sido la mujer que
pudiera amarles a los tres. La mujer que pudiera convertirse en el centro de su
mundo.
Ella se giró, su cara estaba tan triste, tan hermosa que él casi se estiró y tocó la pantalla.
Él gruñó un poco mientras se alejaba y empezaba a limpiar la habitación. No tenía
tiempo para tonterías. Tenía un asesino al que atrapar.
Y un rehén que pillar.
~21~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Capítulo 2
~22~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~23~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
sino que prefería estar entre estos dos hombres en una postura totalmente
inapropiada.
Se sonrojó y retrocedió, permitiéndoles entrar en la habitación. Sus pensamientos
desbocados eran todo por culpa de Annabelle. Había bromeado sobre estar
enamorada de tres tíos y rehusarse a escoger. Le había dicho a Kinley que los tendría
a todos o que simplemente ellos no la tendrían a ella.
Seguramente había estado bromeando. Pero Belle había plantado una idea
interesante en su cabeza…
―¿Dónde lo quiere, cariño? ―preguntó Sexy Dos.
Ella podía pensar en varios sitios donde lo querría, cada uno más inapropiado que
el anterior. Pero seguramente no era eso lo que querían decir. Aun así, Kinley se
sonrojó completamente porque en todo en lo que podía pensar era en los labios del
hombre. Eran plenos y sensuales y ella no podía evitar preguntarse cómo besaría.
―La bandeja. Quiero decir la bandeja. ―Esos labios se curvaron en una sonrisa de
complicidad.
La vergüenza la inundó. Si pudieran leer sus pensamientos, se moriría.
―Cerca de la ventana, por favor.
Necesitaba calmarse y dejar de ser una idiota. Y sus tacones casi estaban
matándola. Se acercó cautelosamente al sofá y cogió su bolso. Sacó un billete de diez
dólares.
―Esta luz debe estar molestándola. ―Sexy Uno estaba de pie cerca de las
ventanas. La vista era espectacular, pero él bajó rápidamente las persianas,
cerrándolas y bloqueando la luz de la tarde.
―No, en absoluto. ―A ella le gustaba la vista.
El hombre cerró el segundo conjunto de cortinas.
―Creo que estará mejor si sabe que las miradas indiscretas no pueden ver hacia
adentro.
―¿Miradas indiscretas? ―preguntó Kinley―. ¿Por qué alguien querría mirarme?
Sexy Uno se giró y la inmovilizó con la mirada. Era un hombre mucho más serio
que su hermano. Podía decir eso por su boca. Este era un hombre que casi nunca
encontraba nada por lo que sonreír.
―Porque usted es preciosa.
Las lágrimas amenazaron con caer. Estaban justo ahí, haciendo que el mundo se
aguara. Ella no era preciosa. Estaba demasiado gorda y sus ojos eran de un marrón
~24~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
sucio en lugar del espectacular color verde de los ojos de Becks. Incluso aunque tenía
solo veinticinco años, sus pechos probablemente caían un poco. Nada en su cara era
sobresaliente.
Pero cuando el hombre le dijo que era preciosa con ese tono ronco y bajo, casi le
creyó.
Greg nunca había dicho nada sobre ella aparte del hecho de que sería un buen
activo de negocios para él. Nunca la encontraría preciosa.
―¿Está usted bien, señorita Kohl? ―preguntó Sexy Dos, su expresión era más
seria que antes.
Sí, ella estaba volviéndose rápidamente una perfecta idiota. Le obsequió con la
más brillante de sus sonrisas, la que utilizaba con los hombres y mujeres de la
sociedad más presumida que pensaban que ella no tenía un cerebro en la cabeza.
―Por supuesto. Aquí. Muchas gracias.
Le entregó el billete de diez dólares. Mientras lo hacía, se quedó mirando
fijamente el carro que ellos habían metido en la habitación. Era más grande de lo
normal. Por lo menos dos veces más grande y tres más alto. Había dos bandejas de
plata encima, pero ningún vaso, ni cubiertos.
―Señorita Kohl―comenzó a decir el que tenía los ojos que no sonreían.
Un pequeño estremecimiento de miedo ascendió por su columna vertebral. Algo
estaba mal.
―Esto no es una entrega.
Lo que ellos habían metido en la habitación estaba hecho de lona. Ahora podía
verlo.
―No. No lo es. ―Estuvo de acuerdo el segundo hombre. Dio un paso hacia ella.
Kinley retrocedió.
―Eso es un cesto para la ropa sucia.
Era de tipo industrial utilizado en los hoteles. ¿Por qué le llevaban la comida en un
cesto para ropa sucia? Excepto que no había en verdad ninguna comida porque eso
hubiera venido con cubiertos y cristalería, no con dos cubiertas de plata que por lo
que ella podía ver no cubrían nada en absoluto.
―No grites, cariño. No vamos a hacerte daño. ―El segundo hombre estaba
avanzando lentamente en dirección a ella.
¡Mierda! ¿Entonces qué iban a hacer?
~25~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Kinley no iba a obedecerles. Abrió la boca y dejó escapar un largo grito mientras
se daba la vuelta y corría hacia la puerta.
Al menos intentó correr a toda prisa hacia la puerta. Por desgracia, tropezó con la
estúpidamente larga cola de su vestido y cayó de rodillas. Gateó, su corazón latía
acelerado. ¡Levántate! Tenía que hacerlo. Kinley no tenía ni idea de lo que querían
esos hombres, pero no estaba dispuesta a dárselo.
Un brazo le rodeó la cintura y fue tirada hacia atrás contra un cuerpo duro. Volvió
a gritar, pero esta vez una mano le tapaba la boca.
¿Pretendían robarle? ¿Violarla? ¿Matarla? Dios, ¿esto estaba sucediendo realmente? Las
lágrimas se desbordaron.
El primer hombre, el verdaderamente grande, dio un paso frente a ella.
―Está bien, Kinley. Vamos a cuidar de ti.
Sí. Parecía como si fueran a cuidarla… enterrándola en algún lugar o atándole los
pies a bloques de cemento y arrojándola al océano. Había visto suficientes programas
de investigación en el Discovery Channel para saber lo que venía a continuación.
Trató de hundir los dientes en la mano que le cubría la boca. Él maldijo, y ella se
las arregló para ganar un poco de espacio, pero por lo demás, él la sujetaba con
fuerza.
―Me está mordiendo, Law ―siseó él.
Una sonrisa se deslizó por la cara del llamado Law. Se veía oxidada por falta de
uso, pero cuando sonrió, sus ojos se iluminaron.
―Bien por ella, Ry. Te dije que era más fuerte de lo que pensabas. Cariño, tienes
que dejar de luchar contra nosotros o tendré que hacer algo que preferiría no hacer.
Quiero hablar contigo. Te tengo que explicar algo.
¿Iba a explicarle cómo iba a violarla y asesinarla? Mordió más fuerte. El brazo
alrededor de su cintura se apretó con fuerza, pero la mano nunca se movió.
―Maldita sea, Law. Me va a arrancar un trozo de mano. Ella tiene dos de los
dedos con los que escribo ―gruñó―. Liquídala o lo haré yo.
Law dio un paso hacia delante y ella se dio cuenta de la jeringa que llevaba. Nada
la asustó más que eso. Dejó de morder la mano y trató de apartarse. No podía quedar
inconsciente. No podía estar a su merced.
Kinley dio patadas, desesperada por librarse de su agarre.
La masa de músculos detrás de ella no se movió ni un centímetro.
~26~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Law la miró, aquellos ojos azules estaban llenos de una emoción sin nombre. Él
extendió la mano hacia ella con una ternura extraña mientras le acariciaba el pelo.
―Te voy a cuidar, cariño.
Ella sacudió la cabeza frenéticamente, pero igualmente la aguja pinchó su brazo.
Traspasó el vestido de seda y se hundió en su carne.
―Ahora vas a dormir ―susurró él.
Casi inmediatamente, el mundo empezó a volverse confuso, su visión
desvaneciéndose desde la periferia. Sus músculos se relajaron y sus rodillas se
debilitaron. Pero ella no cayó al suelo. Ry la cogió, levantándola en sus brazos
mientras cruzaba la habitación.
―Despacio ―dijo Law mientras levantaba la tapa del cesto de lavandería y lo
dejaba al lado―. No quiero hacerle daño.
No importó cuanto trató Kinley de mantenerse alerta, no pudo luchar más contra
la droga. Todo su cuerpo quedó inerte, sostenido solo por los fuertes brazos de Ry.
Mientras su mente flotaba, tuvo la vaga idea de que eso estaba bien. Nunca antes
había sido sostenida así. Era demasiado grande. Seguramente le partiría la espalda.
Abrió la boca para protestar, pero nada salió de ella. Sus ojos se cerraron.
―Tendré cuidado de ella―prometió Ry, abrazándola.
Él la bajó mientras el mundo se volvía oscuro.
* *
Law observó a la mujer en el cesto y sintió una abrasadora sensación de
satisfacción. Kinley Kohl estaba a salvo y él intentaría asegurarse de que permanecía
así. Dos meses de vigilancia y después adoptar una tapadera para observarla un poco
más de cerca durante la última semana, le habían convencido que Dominic estaba
completamente equivocado acerca de ella.
Y, si sus instintos eran correctos, también era virgen… y sumisa.
Sip, eso le ponía la polla dura. A veces había sido un acérrimo pervertido, pero
Kinley Kohl le había convertido en un monstruo obsesionado. En el momento en que
la había visto, supo que la deseaba. Era hermosa y tenía la clase de cuerpo suave que
le hacía poner todo duro. Si solo hubiera querido tener relaciones sexuales con ella, él
hubiera estado bien. Entonces…la había visto con un montón de niños sin hogar en
un evento de caridad, y su estúpido corazón se había involucrado por primera vez.
~27~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~28~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~29~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
―Ella no duerme con Jansen. No pasan la noche juntos. Cuando viajan tienen
habitaciones separadas. Y nos llevamos su equipaje. Podría contener medicamentos
que ella necesitara.
No necesitaba medicación. No tomaba nada más que un par de vitaminas al día,
pero su hermano no tenía por qué saberlo. Tener cerca sus pertenencias la
reconfortaría.
Dios, ¿cuándo se había convertido en un ángel guardián? Law no era adecuado
para el papel. Era puro músculo, bueno matando basura o haciendo que desearan
estar muertos. No sabía nada de cuidar a una mujer. Riley seguramente tenía razón.
Ella era demasiado dulce para querer lo que ellos necesitaban. Incluso la idea
seguramente la escandalizaría.
Por lo que tendría que conformarse con cuidarla en Alaska.
Refunfuñando, Ry agarró la primera de las maletas. Había espacio en el carro…si
aplastaban la tonelada de tela hinchada de su vestido.
Suavemente, Riley depositó la primera maleta junto a ella. Law le ayudó con las
siguientes tres bolsas. Imaginó que las había comprado de segunda mano porque
estaban grabadas con las iniciales de algún otro. Alguien realmente enamorado de sí
mismo. Había pequeñas Eles y Uves doradas por todo el equipaje. Si Kinley fuera su
mujer, él se aseguraría de que todo tuviese su dulce nombre.
―Dominic está teniendo problemas para encontrar un lugar para aparcar.
Tenemos que aguantar unos pocos minutos. Maldito tráfico de Nueva York. ―Riley
maldijo a su teléfono, entonces levantó la cortina para mirar a hurtadillas por la
ventana como si pudiera ver por dónde Dominic estaba rodeando el edificio. A esta
altura, no había forma, todo el mundo se veía como hormigas.
Puso la última de las cuatro maletas alrededor de Kinley. Ella gimió un poco y el
sonido le puso malditamente duro. ¿Por qué tenía que desear a esta mujer?
―¿Por qué coño tiene que ser ella? ―le preguntó Riley. Algunas veces Law
pensaba que su hermano le podía leer la mente.
Él se encogió de hombros.
―No lo es. No lo será. Tienes razón. No me va a querer.
De nuevo aquellos ojos se pusieron en blanco. Su hermano necesitaba una mejor
forma de comunicación que el sarcasmo.
~30~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~31~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
La firma de Baxter, Cohen y Kent estaba trabajando junto a ellos… para llevar a
Jansen a la justicia y tratar de mantener sus culos fuera de la cárcel. Law no estaba
seguro de cual resultaría ser el trabajo más difícil.
―He traído a Eric conmigo. Está echándole un ojo a su hermana. Ella seguramente
volverá para controlar a Kinley una vez más. Bien, cogisteis su equipaje. Estará más
tranquila si puede tener sus cosas cerca. ―Las lágrimas empezaron a caer por sus
mejillas―. ¿Estoy haciendo lo correcto?
Él se había preguntado lo mismo todos los días desde que decidieron la misión.
―Tú intentaste decirle la verdad y ella no la aceptó.
Annabelle negó con la cabeza.
―Lo sé. Kinley es muy leal y quiere creer lo mejor de todo el mundo. Si la hubiera
presionado mucho más, hubiera ido directamente a Greg y le hubiera exigido
explicaciones. Ya sabes como él se hubiera hecho cargo de la situación.
―Nos aseguraremos que esté a salvo―le garantizó Law.
Riley se acercó. Siempre había tenido mano con las damas. Siendo algo civilizado,
no tendía a asustarlas del modo en que Law lo hacía.
Su hermano le brindó su sonrisa más segura.
―Está en buenas manos, Annabelle. Fui a la universidad con Kellan. Te ha
hablado de mí, ¿verdad?
Ella asintió con la cabeza, relajándose un poco.
―Él dijo que eras un buen tipo.
―Si confías en él, entonces confía en mí. Seré bueno con ella. Y Law ya está medio
enamorado de ella, por lo que no te preocupes.
Law dejó caer la mandíbula.
―Tú, hijo de puta.
Riley se encogió de hombros.
―Oye, digo las cosas como son.
Annabelle se quedó en silencio, sus ojos oscuros le miraban atentamente.
Maldición. El sentido del humor de Riley iba a destrozarle algún día. Ahora
Annabelle tendría miedo de permitir que Kinley se fuera con él. La secretaria podía
causar serios problemas.
―No voy a… ― Law se esforzó por hablar. ¿Cómo le decías educadamente a
alguien que no ibas a molestar a su amiga? ―…tocarla. Lo juro.
~32~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~33~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
su incómoda posición. En verdad era la cosa más bonita que él jamás hubiera visto.
¿Y qué había hecho él? Le había inyectado un tranquilizante, la había metido en un
cesto de ropa sucia y había arrojado su equipaje dentro.
Muy amable.
―Realmente quiero probar el glaseado ―admitió Riley―. Pero Annabelle nos
arrancará las pelotas si lo hacemos y luego no nos comemos el pastel. ―Frunció el
ceño―. ¿Eso era lo que estaba diciendo?
―Idiota. ―Algunas veces se preguntaba si Harvard era tan bueno como pretendía
ser―. Ella estaba diciendo que lo aprobaba.
―Es lo que pensaba. Ella no debería. ―Riley se puso a su lado mirándola también.
La cara de su hermano se suavizó―. Solo le haremos daño si empezamos algo con
ella. Realmente es encantadora cuando no está mordiendo mi mano.
Su teléfono zumbó y todo el cuerpo de Riley se puso alerta.
―Nos vamos.
Law agarró la tapa y cubrió el cesto.
―Duerme bien, princesa. Cuando te despiertes, estarás en un nuevo reino.
Y él, muy probablemente estaría en el infierno.
~34~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Capítulo 3
Riley miró el largo pasillo fuera de la suite de Kinley y se preguntó cómo sería la
cárcel. Si Law y él eran atrapados, seguramente serían enviados a una cárcel de
máxima seguridad para delincuentes violentos. Esperaba no ser popular allí, pero
estaba preocupado. Porque en el fondo, sabía que no había ninguna manera de
escapar secuestrando y transportando a una debutante a través de las fronteras
estatales. Demonios, con la cantidad de equipaje Louis Vuitton que tenía Kinley
Kohl, a ellos seguramente también les echarían el guante por hurto mayor de
equipaje.
Iba a acabar el resto de sus días como novia de algún matón, siendo cambiado por
cigarrillos y algún favor sexual. No era realmente como esperaba que se desarrollara
su vida, pero no podía echarse atrás de esta misión. Un hombre no tenía nada si no
tenía ninguna lealtad.
―Despejado hasta el ascensor. ―Su hermano estaba como si tal cosa. Ni una sola
arruga en su cara mostraba una pizca de ansiedad. No estaba imaginando diez
maneras diferentes en las que podía ser apuñalado en prisión. No. Law Anders
estaba inmutable.
Así había sido toda la vida. Nada perturbaba a su hermano mayor…pero por unos
pocos minutos, Law se había animado mientras observaba a la mujer que
seguramente les costaría veinticinco años de su vida. Solo por un momento, había
habido algo parecido a la esperanza en la normalmente expresión vacía de Law.
Si no tenían cuidado, Kinley Kohl podría costarles más que su libertad.
Riley empujó el carro de la ropa sucia hacia delante, manteniendo su expresión
cuidadosamente impávida. Nada que ver aquí colegas. Solo un par de tíos normales
haciendo su trabajo, secuestrando a una rubia con bonitas tetas. Sucede todos los días.
En realidad, las tetas de Kinley no solo eran bonitas. Por lo que pudo ver, eran
bellísimas. Redondas y llenas…Al principio, había sospechado que estaban
~35~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
aumentadas cosméticamente, pero entonces la abrazó y ella había sido tan suave
contra él. Su polla se había puesto dura como una roca. Entonces ella le había
mordido.
Y él se había puesto incluso más duro.
Riley se preguntaba cómo se vería cuando la atara, cuando tuviera tanta cuerda
rodeándola que no pudiera moverse. Podía imaginarse el diseño en su bonita piel,
una carey que moldearía sus curvas y se envolvería en aquellos pechos, haciendo que
sobresalieran orgullosos. La vestiría con una cuerda de seda y nada más. Bueno, casi
nada más. Aquellos ridículos tacones que llevaba se verían muy bien envueltos
alrededor de su cuello, mientras él empujaba su polla dentro del que seguramente
sería un coño muy ceñido.
―¿Hay algún problema hermano?
Riley casi gimió. Estaba en mitad de una empresa criminal y muy duro, pensando
en todas las formas en que podría violar a su bonita y pequeña rehén.
No iba a ir a la cárcel. Iba a ir al infierno en un cesto de mano. Bueno, en un carrito
de lavandería, al menos.
―Voy corriendo.
Pero no lo haría, no del modo en que quería. Nop, no iba a correrse alrededor de
Kinley Kohl en absoluto. Volvió a empujar el carro y juró a todos los seres místicos
del universo que no iba a molestar a su prisionera. De ninguna manera. Iba a
guardarse las manos para sí mismo. De la única forma en que se correría en un
futuro cercano era por el poder de su propio puño o con una prostituta bien pagada.
Y no estaba por encima de cualquiera de los métodos.
La puerta del ascensor estaba abierta al final del corredor, no el bonito que
utilizaban los huéspedes, sino el ordinario, de tamaño industrial destinado a
mantener a los trabajadores fuera de la vista de la elegante clientela del hotel.
A su izquierda, pudo ver una de las cámaras del circuito cerrado de televisión
esparcidas por el pasillo. Mantuvo la cabeza gacha. Todo lo que los federales verían
sería a un hombre alto con el pelo oscuro empujando un carrito de lavandería por el
pasillo. No había nada que le distinguiera.
Solo unos pocos pasos más y estarían a salvo en el ascensor.
―¡Oye!
Para su horror, la lona comenzó a moverse y apareció una mano con la manicura
perfectamente cuidada.
~36~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Law corrió por el pasillo, sus pies no hacían ni un solo ruido contra la moqueta.
―Tengo que escapar. ―Kinley estaba tratando de salir por si misma del carrito.
Un puño se elevó―. No os dejaré. No lo haré.
Riley bajó la mirada hacia ella. ¿Cómo hacía para verse tan adorable? Era un lío de
tul blanco y en todo lo que podía pensar era en envolverse alrededor de ella.
―Cariño, está bien. ―Law se estiró para alcanzar su mano, su voz era más suave
de lo que Riley pudiera recordar alguna vez haberla oído. Law era rudo y violento,
pero se volvía tierno cerca de este pedacito de pelusa rubia.
―¡Qué diablos! Pensé que había vaciado toda la jeringa en su brazo. Necesitamos
el cloroformo, Riley.
Sí, ese era su último recurso. No mantendría mucho tiempo a Kinley fuera de
juego, pero tenían que contenerla lo suficiente como para escapar de este maldito
hotel.
―No quieres casarte. Quieres playa. Ser feliz allí. ―No la estaban llevando a la
playa, pero por lo menos Law parecía estar calmándola. Entonces ella volvió sus ojos
marrones-patea-pelotas hacia Riley.
―Muy bonito. ¿Quieres casarte?
En ese mismo instante, él casi lo hizo porque ella era tan dulce con el arco
ridículamente sensual de su boca y el cabello rubio como la miel. En ese momento, él
podía imaginársela en el centro del mundo de los tres. Era perverso. Lo sabía muy
bien, pero no podía apartar la imagen de ellos tres amándola… su reina, su
corazón… mientras ella les amaba a su vez.
Tenía que detener esa ridícula fantasía. Cierto, ella ahora estaba tranquila, pero no
lo estaría cuando las drogas se eliminaran de su organismo. Además, no podían
secuestrarla en el día de su boda y después imaginar que estaría receptiva a tener un
romance con él…y Law…y Dominic. La bonita rubia probablemente les cortaría en
seco por intentar robarle tanto como un beso. Si fueran lo suficientemente tontos
como para mencionar el matrimonio con los tres, lo más probable es que ella se
tronchara de risa. Si estuviera lo bastante loca como para quedarse y probarlo,
acabaría marchándose.
Aun así, él no tuvo fuerzas para decir nada más que:
―Seguro, dulzura.
―¿En serio? ―Una brillante y descabellada sonrisa cruzó su cara. Dios, era
hermosa. Su enloquecido corazón casi se detuvo―. ¿Serás bueno conmigo?
~37~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Preguntó ella como si eso fuera la más grave de las preocupaciones. Tal vez
conocía a su novio mejor de lo que él creía.
―Cada día. ―Él agarró el trapo que tenía en el bolsillo y lo levantó. Ella ni
siquiera se inmutó, solo siguió sonriéndole mientras él lo colocaba sobre su boca. Su
corazón se hundió un poco cuando la luz dejó sus ojos y ella se deslizó hacia abajo
dentro del carrito.
Law la atrapó, ayudándola a bajar suavemente. Retiró suavemente su cabello. Por
un momento, un gruñido primitivo empezó en la garganta de Riley. Anhelaba la
oportunidad de calmarla. Era estúpido. Cuando volviera en sí, no querría nada con
ellos, sin embargo no podía dejar de imaginar lo agradable que sería rodearla con los
brazos y sostenerla mientras dormía por las drogas que ellos le habían suministrado.
Después, cuando despertara, hacerle el amor.
Seh, él iba a progresar en la cárcel.
Después que Law la acomodó, levantó la cabeza. Directamente en la línea de las
cámaras.
―Tío, mira abajo. ¡Ya! ―¿En qué demonios estaba pensando su hermano? Law
nunca jodía una operación. Era el factor determinante de las misiones. Era frío como
el hielo, pero parecía como si Kinley Kohl estuviera poniendo demasiado caliente a
su hermano como para pensar. ¡Maldición!
Law bajó bruscamente la cabeza.
―¡Mierda! Lo siento. Vamos a sacarla de aquí. Probablemente, a estas horas,
Dominic estará enloqueciendo.
Trotó pasillo abajo y volvió a pulsar el botón del ascensor. Afortunadamente, no se
había ido. Riley empezó a meter el carrito dentro, sus pensamientos iban a mil por
hora.
Vale, tal vez Law no la había cagado tanto. Tal vez las cámaras no habían
apuntado en su dirección. O tal vez nadie los estaba vigilando. En ese caso, se
habrían marchado antes de que alguien se diera cuenta de que Kinley había
desaparecido. Y con un poco de suerte, las cámaras no habrían estado grabando.
Entonces nadie sabría nada sobre su desaparición, al menos hasta que Dominic
tuviera las pruebas que necesitaba. Lo que harían con ella cuando llegara el momento
de liberarla y como evitarían que fuera a la policía… bueno, ninguno de ellos todavía
había pensado en eso.
―¡Oye, sujetad la puerta!
~38~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~39~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~40~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
―Quieres decir ¿por qué estaba preocupado con el culo de ella? ―Había estado
viendo fotos de ella. Kinley Kohl tenía un trasero delicioso que intentaba esconder
con su ropa. Se encogió de hombros―. Tal vez sea un hombre de culos.
―Todas sus otras novias han tenido tipos de modelo, muy delgadas. Tan delgadas
que he querido darles de comer una hamburguesa con queso ―murmuró Law―.
Incluso Carrie era así.
Carrie Anthony había sido hermosa, pero ni Riley ni Law se habían sentido
tentados por ella. Había sido como su hermana pequeña. Más allá de eso, ella no
estaba cerca de su tipo. Algunas veces Riley desearía que no tuvieran un tipo, pero
así era.
Con el tiempo, había desarrollado el hábito de compartir mujeres con su hermano
y Dominic. Era el modo en que él prefería las cosas. Oh, no era que no pudiera tener
sexo por su cuenta. Podía hacerlo, incluso disfrutarlo, pero no se imaginaba unas
vallas blancas y un para siempre sin un equipo de reserva.
La vida en un camping de caravanas, viendo a su madre pagar por su comida
prostituyéndose, le había enseñado a tener siempre una contingencia, otros recursos.
Pero encontrar a alguien que quisiera estar involucrada con él y su equipo de reserva
había sido prácticamente imposible.
Por lo que si Jansen no estaba atraído por los traseros jugosos, ¿por qué había
insistido por uno?
Las puertas se abrieron y de repente ese fue un problema para otro día. Era el
momento de darse prisa. Los trabajadores iban de un lado a otro alrededor de ellos
mientras se dirigían por el pasillo hacia los muelles de carga.
―Ya era hora ―dijo Dominic. Estaba vestido con un mono que llevaba estampado
el nombre de una tintorería local especializada ―. ¿Eso es todo lo que necesitamos?
Sostenía un portapapeles que seguramente contenía un crucigrama y nada más.
Esa era solo una parte del ardid.
―Debería serlo. ―Riley metió el carro en la parte trasera de la camioneta.
Justo antes de que cerrara, Law saltó dentro.
―Me quedaré aquí atrás, me aseguraré de que la mercancía no se estropea
durante el viaje.
Él cerró la puerta de un golpe.
―No seas pervertido.
~41~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Ahora que estaban a punto de escapar del hotel, volvió la preocupación porque la
cara de Law hubiera sido capturada por la cámara del pasillo. Riley volvió a
preguntarse cómo se vería en un mono naranja. ¿Su suposición? No muy halagüeña.
Pero la mayor parte de él estaba más centrada en el momento una pequeña parte
sentía celos de que Law tuviera a Kinley para él solo. Él seguramente la levantaría
porque no sería agradable dejarla en un carro de lavandería. La acunaría para
asegurarse que estuviera a salvo. Tendría ese bonito culo sentado en su regazo.
Tal vez Law no era el único pervertido.
―¿Podemos irnos ahora? ―preguntó Dominic―. ¿O también quieres viajar en la
parte de atrás?
Su mejor amigo obviamente no estaba divertido.
―Estoy listo para salir.
Rodeó la camioneta y se montó.
Mientras se perdían en el tráfico de Manhattan, los pensamientos de Riley
estuvieron atrapados en la mujer en la parte trasera de la furgoneta.
* *
Dominic no podía apartar los ojos de la mujer que estaba reclinada en el asiento
del avión privado contratado para llevarles a la pista de aterrizaje de los James en
River Run, Alaska. Habían estado en el aire durante más de una hora y ella todavía
no se había movido.
No se parecía para nada a Carrie. Lo sabía por las fotos que había estudiado, pero
de alguna manera cuando estuvo en el mismo espacio que Kinley Kohl, había visto
algo que le recordaba a su hermana.
Después de todo, ambas se habían enamorado del mismo hombre… un asesino de
sangre fría que había liquidado a Carrie e intentaría hacer lo mismo con Kinley.
Riley se hundió en el asiento de al lado.
―Law dice que estaremos volando durante toda la noche.
Se tardaba alrededor de diez horas desde Nueva York a Alaska. Dominic tenía una
larga noche para meditar en la tarea que tenía que completar mañana.
Tenía que quebrar a Kinley Kohl.
―¿Podemos quitarle ese ridículo vestido? ―preguntó Dominic, observándola
envuelta en seda blanca y satén. No podía pensar en jugar duro con ella mientras se
viera tan malditamente inocente.
~42~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~43~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
―¿La has visto? Mira, hombre, estaba en su habitación y era rosa y brillaba hasta
casi matarte. Parece que a ella le gustan los pequeños diamantes falsos en todos
lados. No lo entiendo.
Él iba a tener la cabeza de Law. Había sido una operación descuidada. Law
debería haberse asegurado de que ese era su teléfono. Podía perdonar a Riley, quien
acostumbraba a estar detrás del escenario, pero Law sabía muy bien cómo ejecutar
una operación. Ahora Dominic tendría que revisar el equipaje para asegurarse de
que no iban a ser recibidos por los federales cuando aterrizaran en River Run.
―¿Por qué decidió Law traer media tonelada de maletas de diseño con nosotros?
Dominic sabía que no debería, pero miró al otro lado del pasillo. Su cabello rubio
era del color de la miel. Las fotografías no capturaban su belleza natural. Mechas más
claras se mezclaban con las más oscuras, formando un vistoso color miel y ámbar que
contrastaba maravillosamente con su piel.
Porcelana. Su piel era como de porcelana, perfectamente blanca y cremosa.
Él necesitaba recordar que la porcelana, aunque era hermosa, era también fría.
―Estaba preocupado porque ella pudiera necesitar algo de allí ―respondió Riley
con un toque de incredulidad, como si también pensara que su hermano había
perdido la razón.
―Por lo que él quería ser el chico que le trajo toda su ropa. Me va a matar por
esto. ―Cogió la primera maleta y abrió la cremallera. La tapa se abrió con un
estallido como si estuviera feliz de estar en libertad. Ella había llenado la maleta
hasta los topes―. Mierda. ¿Cuántos tejanos necesita una mujer?
Allí había por lo menos una docena de tejanos, cada uno con más y más diamantes
de imitación colocados elaboradamente sobre los bolsillos que abrazarían su trasero.
Era como si Las Vegas hubiera tomado posesión de su equipaje. Todos los ojos del
mundo irían directamente hacia su culo porque no había forma de que nadie pudiera
pasarlo por alto.
―Parece que hay un tópico aquí. A ella le gustan los objetos brillantes. Tal vez si le
conseguimos algunas joyas podemos distraerla lo suficiente para que nos pueda dar
toda la información que necesitamos―propuso Dominic.
Había varias camisas pero eran sueltas y drapeadas, más bien modestas para los
estándares modernos. Sus sujetadores y bragas eran prácticos, todos de algodón
blanco. Nada de encaje y bonito para mostrar su impresionante cuerpo en su luna de
miel. Eso era un enigma. Dominic habría apostado que Kinley utilizaba ese cuerpo
~44~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
sexy para conseguir todo lo que quería, pero su ropa interior contaba una historia
diferente.
Había una bolsa de maquillaje con adornos rosados brillantes y lunares en negro.
De hecho, nada de lo que poseía Kinley era sencillo… excepto su ropa interior.
Abrió su bolsa de maquillaje. Ahora nada era sagrado. Necesitaba saber todo
sobre ella, entenderla mejor antes de empezar su interrogatorio.
Su maquillaje era de farmacia. Barato. Eso le sorprendió. El equipaje era
escandalosamente caro, pero ella iba con un maquillaje cutre y una crema hidratante
barata.
Estaba seguro de que estaría usando Chanel justo antes de que Jansen la matara.
Dominic respiró hondo y volvió a meter todo en la bolsa, utilizando el pequeño
candado dorado para cerrar la cremallera.
―Esta está llena de zapatos. ―Riley levantó un par que se esperaría que llevara
una estriper. Eran muy calientes―. Tiene doce pares de zapatos para un viaje de
cinco días. ¿Para qué necesita todos esos zapatos?
Para volver loco a un hombre. Para hacer que sus piernas parecieran tener un
millón de kilómetros de largo. Para rodearle la espalda y clavarlos contra su piel. Sus
zapatos eran todo lo que su ropa interior no era. Eran sexo caliente en tacones de
aguja.
Tuvo que darle la espalda porque estaba poniéndose dolorosamente duro solo por
pensar en ella con esos tacones.
La bolsa a su izquierda comenzó a agitarse. Y a ladrar.
Bien, ahora podía adivinar quién era Gigi. Abrió la cremallera de la bolsa de viaje
y una bola de pelo saltó fuera.
―¿Qué coño es esto? ―preguntó Riley, frunciendo el ceño a la cosita. Kinley había
puesto un lazo rosa en su pelo y tenía un collar tachonado de diamantes falsos
alrededor de su pequeño cuello.
―Creo que se supone que es un perro. ―Eso empezó a ladrar con un sonido muy
molesto. La cosita ladraba y corría en círculos como si intentara comunicarse.
―Parece más una rata. ¿Por qué le pondría lazos a una rata? ―Riley se agachó y
extendió una mano―. Venga, chica. Vamos a ponerte de nuevo en la bolsa. Es tu casa
¿verdad? ¿No quieres volver a casa y dejar de hacer ese ruido infernal? No puedo
llamar a eso ladrido. Los perros de verdad ladran.
~45~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Pero la pequeña rata probó que podía morder. En el momento en que Riley se
estiró para agarrarla, le mordió.
Riley retrocedió, sacudiendo la mano y después mirándola.
―Maldición. Voy a ir a lavarme la mano y espero que esa cosa no tenga rabia.
Fue hacia el baño dando zancadas.
Riley no parecía entender que todas las criaturas necesitaban conocer su lugar en
la jerarquía, ya fueran personas, perros o una rata extrañamente vestida. Dominic
sabía quién estaba a cargo… él.
Agarró a Gigi por el pellejo del cuello, levantándola en el aire y acercándola para
mirarla a los ojos. Gigi hizo un extraño sonido que Dominic pensó que podría pasar
por un ladrido en un mundo de perros-rata.
Dominic le habló en un idioma que el animal podría entender. Dio un verdadero
gruñido.
Gigi gimoteó y trató de retroceder haciéndose una bola.
Ahora, se entendían mutuamente. Dejó la cosa-perro en el suelo. Inmediatamente
eso corrió a esconderse en las faldas de Kinley, aparentemente sin importarle que su
dueña estuviera inconsciente.
Dominic suspiró y se sentó en su silla.
Riley se dejó caer a su lado.
―No me ha roto la piel. Tal vez sus dientes no son lo suficientemente afilados.
¿Has pensado en el hecho de que Butch se va a comer a esta cosa?
Su bulldog ya estaba en Alaska. River Run y las instalaciones de allí se habían
convertido en su base de operaciones para esta misión en particular. Uno de sus
mayores clientes, Black Oak Oil, les había ofrecido usar la casona que mantenían
alejada de su lugar habitual de residencia, en Alaska. Cuando Dominic le había
preguntado al respecto, Gavin James simplemente le había entregado las llaves y los
códigos de seguridad, insistiendo en que no quería saber absolutamente nada más.
Gavin le conocía muy bien, pero sus conexiones en público fueron casi de carácter
puramente profesional. Si el secuestro de Kinley lo unía a él, pasaría un tiempo antes
que los federales fueran a interrogar a Gavin.
―Butch será un perfecto caballero.
Eso esperaba. Kinley no sería muy colaboradora si su perro se tragaba al de ella
entero y eructaba aquellos lazos rosas.
Con un gran esfuerzo, ella levantó la cabeza y suspiró.
~46~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
―Encontrar Gigi…
Las palabras fueron mal articuladas como si estuviera completamente destrozada.
Era una reacción razonable a los sedantes, aunque deberían haberla dejado fuera de
juego por al menos ocho o diez horas. Realmente era más fuerte físicamente de lo que
él se había imaginado.
―Gigi está escondida en tus faldas ―explicó en voz baja.
Ella sonrió y su corazón se saltó un latido. ¿Qué demonios era eso? Esos labios
llenos se curvaron hacia arriba y ella se sonrojó un poco. Él podía imaginarse esa
misma expresión en su rostro cuando presionara su polla profundamente y
encontrara ese lugar perfecto en su interior.
¿Alguna vez Jansen la había hecho gritar durante un orgasmo? Pensar en el
asesino de su hermana follando con Kinley desinfló su verga en un segundo. No iba
a tener sexo con las sobras de Jansen. De ninguna puñetera manera. No importaba lo
mucho que él la deseara.
Ella se levantó sobre unos pies tambaleantes e inmediatamente se tropezó,
aterrizando justo en su regazo.
―Vete a dormir, Kinley. ―Él trató de que sonara como una orden. Tal vez Kinley
era un poco como su perro-rata y solo necesitaba una mano firme.
―De cuedo―dijo articulando mal las palabras y acomodó la cara en el hueco de
su cuello donde él podía sentir su aliento sobre la piel.
Seh, su polla estaba dura de nuevo. Ella colocó su trasero contra él y Dominic
pensó que iba a correrse en los pantalones. Maldición.
―En tu asiento, Kinley.
―De cuedo. ―Pero ella solo se acurrucó más y suspiró como si hubiera
encontrado justo donde quería estar.
―Parece muy afectuosa cuando está incapacitada. ―Riley lucía una ligera sonrisa
en su cara―. Probablemente no deberías moverla. Podría dormir mejor así.
―Entonces ve a buscar a Law para que la sostenga. ―Simplemente no podía
sentarse allí con ella toda apretada contra él durante horas. Mientras pensaba en eso,
el avión chocó contra una corriente de aire. Con la momentánea turbulencia, su brazo
le rodeó la cintura, apretándola más contra su regazo. Se habría caído si no lo hacía y
él no podía tenerla herida en este punto de la misión. Ese era el único motivo por el
que lo hizo.
~47~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~48~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~49~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Por lo que no tocaría a la chica de manera sexual. Era bueno que tuviera otros
métodos para quebrarla.
Estaba a punto de quedarse dormido cuando el perro empezó a roncar.
Este iba a ser un vuelo largo.
~50~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Capítulo 4
Law miró por la ventana de la gran sala, sobre el prado… no es que el desierto
alrededor del complejo se pudiera llamar así. Las instalaciones de River Run, Alaska
estaban ubicadas en medio de interminables kilómetros de inmaculada belleza hacia
el extremo sureste del estado. Había una pequeña ciudad a pocos kilómetros, pero
todos los que vivían allí estaban en la nómina de los James. No llamarían a la policía.
Dudaba que nadie ni siquiera supiera que ellos estaban aquí con excepción del
hombre que atendía los jardines y había estado cuidando a Butch mientras ellos
estaban en Nueva York. Una hora antes que llegaran habían llamado para hacerle
saber al hombre que ellos se encargarían de Butch de ahora en adelante. No tenía
sentido poner al empleado de Gavin en la difícil situación de ser cómplice de un
crimen.
La mañana en Alaska en esta época del año llegaba tremendamente temprano,
pero era algo digno de ver. La niebla envolvía las montañas y unos colores brillantes
iluminaban el cielo.
Ahora mismo, a Kinley realmente le importaba un comino la vista.
Al final del pasillo, los golpes en la puerta recomenzaron. Ella había estado
despierta desde hacía media hora, pero él no pensaba que hubiera cumplido su muy
razonable petición.
―¿Te has cambiado ya de ropa? ―gritó él, dirigiéndose a zancadas hacia su
puerta.
―Vete al infierno. ¡No voy a quedarme desnuda estando tú por aquí, criminal!
―La voz de Kinley se elevaba con cada sílaba y aguantaba bastante bien. El pomo de
la puerta se sacudió antes que el golpeteo volviera a comenzar―. ¡Déjame salir de
aquí!
Él se apoyó contra la pared con un suspiro. Ella había estado gritando desde el
minuto en que se despertó. Con la excepción de unas pocas interrupciones delirantes,
~51~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
había estado durmiendo durante casi catorce horas. Había estado preocupado y
había empezado a buscar los nombres de los médicos de la zona, pero una vez que
abrió aquellos bonitos ojos marrones, había empezado a luchar. Él se había ido,
esperando que ella cumpliera sus instrucciones. Y se serenara. No hubo esa suerte.
―Nena, no puedes ir por ahí con ese vestido de boda. ¿No es incómodo? Y no
puedes comer con él puesto. Tienes que estar hambrienta, así que ¿por qué no tomas
una larga y agradable ducha y te pones los tejanos y la camisa que dejé para ti?
Entonces podrás desayunar algo. Lo he preparado para ti.
Él comenzaría de forma civilizada, tratando de no asustarla demasiado.
―¡No voy a hacer nada de lo que digas! Lucharé hasta el final. Yo…
―Sé que estás asustada, pero no estamos tratando de hacerte daño. ―Cerró
brevemente los ojos―. Piensa en eso durante un segundo. Estoy tratando de darte
algo de privacidad para que puedas cambiarte y estar más cómoda. Si esto fuera un
violento violador, ¿te habría dado ropa? Si fuera un asesino enloquecido, ¿no te
habría atado al menos o algo así?
La última frase hizo llamear su polla. Cuando él la atara, quería que fuera
totalmente consensuado, con el placer mutuo en mente.
Dios, tenía que dejar de pensar así.
―Tal vez estás tratando de calmarme con una falsa sensación de seguridad antes
de asesinarme porque te gusta jugar con la mente de tus víctimas―replicó ella.
La única cosa con la que quería jugar era con sus tetas. Mierda, eso no era
totalmente cierto. También quería jugar con su boca, su coño y su culo. Incluso podía
pensar en algunas cosas divertidas para hacer con sus pies.
―Te lo prometo, no estoy tratando de liarte.
Esa era la tarea de Dominic.
Riley se unió a él en el pasillo, con una ceja enarcada interrogativamente.
―¿No ha habido suerte en lograr que la Bella Durmiente desista del vestido
blanco?
Desde que se había despertado, solamente Law había lidiado con ella. Esperaba
que tal vez su hermano pudiera convencerla con algo de lógica suave.
―¿Quién es ese? ¿Cuántos de vosotros estáis aquí? ―susurró Kinley la pregunta a
través de la puerta como si estuviera aterrorizada de la respuesta.
―Ahora mismo solo somos mi hermano y yo, cariño. Ninguno de nosotros va a
hacerte daño. Estamos aquí para ayudarte.
~52~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Tal vez era el momento de dejarla ir. Estaba asustada. Si dejaba que esta vez se
saliera con la suya, ella podría ver que podían ser razonables. Con suerte, podrían
construir alguna confianza para que no estuviera tan aterrorizada.
¿Tratando de jugar al Príncipe Azul? La has secuestrado, idiota. Ella no va a tragarse
eso. A veces la voz en su cabeza era insufriblemente sincera.
Respirando hondo, metió la llave en la cerradura y abrió la puerta. Cayó dentro de
la habitación como si ella hubiera abierto de golpe. Cuando ella trató de salir
corriendo y cerrar la puerta tras ella, Riley la abrió de una patada y le bloqueó el
paso, atrapándola entre ellos dos.
Kinley se paró en seco, soltando un jadeo entrecortado. A Law no le sorprendió
que ella estuviera deslumbrada por la buena apariencia, estilo actor de Hollywood,
de su hermano menor. Era la típica reacción femenina, pero eso le golpeó de lleno en
el pecho. Las mujeres preferían a su hermano y a él nunca le había importado mucho
hasta ahora.
Mientras Law se inclinó sobre ella para echar un vistazo, la vio simplemente mirar
fijamente a Riley. Se le hizo un nudo en el estómago.
Su hermano frunció el ceño.
―¿Me vas a morder otra vez?
Ella soltó un pequeño jadeo y retrocedió… hacia sus brazos. Se giró hacia Law.
―¡Vosotros dos! Ya recuerdo. Entrasteis en mi suite y fingisteis entregar comida.
Me drogasteis.
Kinley también se lo quedó mirando. Seguramente solo veía a un monstruo que la
había secuestrado en su boda… un violento ex-soldado que era mejor matando que
hablando. Sin embargo, él trató de estirarse hacia ella.
―Está bien. Respira hondo. Nadie va a hacerte daño aquí.
Sus palabras tranquilizadoras no hicieron que pareciera menos asustada.
―M… mi novio es rico. Os pagará un enorme rescate por mi regreso. Todo lo que
queráis.
Jansen seguramente lo haría pero a Law le importaba un comino.
―No estamos interesados en el dinero. ¿Tienes hambre? ¿Quieres desayunar?
Ella negó con la cabeza y su cara palideció bajo el maquillaje corrido. Su pelo era
un completo desorden y cada centímetro de su vestido se veía raído y arrugado. Y él
se sentía mal por Kinley a la vez que la encontraba adorable.
~53~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~54~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
―Pues mira, creo que no amas a Jansen más de lo que él te ama a ti. Creo que te
ha comprado.
―Eso es completamente ridículo ―espetó ella―. No tengo porque escuchar esto.
Apartaros de mi camino. Me voy.
―No, no te vas. ―Riley no se movió, solo se cruzó de brazos y bloqueó el estrecho
pasillo. Entonces invadió su espacio, empujándola hacia Law―. Creo que Jansen
quería tus contactos sociales. Eso ayudaría mucho a un hombre como él.
―¿Un hombre como él?
Riley soltó una desagradable risotada.
―Como si no supieras todo sobre Jansen. No tengo ninguna duda que sabes
exactamente lo que hace para ganarse la vida y simplemente no te importa.
―Es un importador ―replicó ella con vacilación, nerviosa, tratando de
mantenerse firme―. Importa mercancía, después la vende. También ayuda a
compañías extranjeras a hacer contactos en los Estados Unidos.
Kinley parecía como si estuviera repitiendo algo que se había obligado a
memorizar.
―No, cariño. ―Law mantuvo la voz baja porque estaba muy seguro de que ella
iba a estar herida por el hecho de que Jansen la hubiera estado engañando―. Es un
criminal.
―Estás equivocado. He estado en su oficina. Sus negocios son legítimos. Tus
acusaciones son absurdas y no estoy hablando contigo. Deja de llamarme cariño.
Riley aprovechó su ventaja, cerniéndose sobre ella, haciéndola retroceder de
nuevo hasta que su trasero frotó la polla de Law.
―Su negocio es una tapadera. Está relacionado con más de un grupo mafioso. Se
está labrando un nombre en los negocios de lavado.
Law la agarró de las caderas para evitar que se apoyase contra su granítica
erección.
―Es verdad, cari… Mi hermano no está mintiendo.
―Greg no tiene lavanderías ―replicó ella.
Riley puso los ojos en blanco.
―¿Haciendo el papel de rubia tonta, ¿eh? Él lava dinero, pastelito. Pero sospecho
que ya lo sabías. ¿Cuánta gente murió para que pudieras tener esas maletas
ridículamente caras o llevaras esas piedras ostentosas sobre el trasero de tus tejanos?
~55~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Crees que solo le estás vendiendo tus contactos sociales y ese bonito y apretado coño
tuyo, pero él es Satanás y le has vendido tu alma.
Un fuerte golpe cortó el aire en torno a ellos cuando Kinley abofeteó la mejilla de
Riley. Él no retrocedió ni un centímetro. Ella levantó la cabeza y se lo quedó mirando
echando chispas por los ojos.
―¡No me hables así! Puedo estar aquí en contra de mi voluntad, pero no voy a
permitirlo. Sigo siendo una dama.
Riley retrocedió.
―Seguro que lo eres, pastelito. De la clase que se vende a los delincuentes.
Law suspiró. Su hermano la estaba cagando.
―Ya basta, hermano. Deja que se duche, coma y se tome un maldito respiro.
Kinley le ignoró.
―Ignoro cuál es vuestro juego o lo que queréis, pero no me lo merezco. Si sois una
especie de enemigos de Greg, entonces llevadle vuestros problemas a él. ¿Por qué
involucrarme a mí, especialmente sacándome de mi boda?
Las lágrimas surcaron su cara, arruinando lo que quedaba del maquillaje y Law no
pudo aguantar ni un segundo más.
―Kinley, no vamos a hacerte daño. Te lo prometo. De verdad que estamos aquí
para ayudarte. No conoces a Jansen o lo que hace tras las bambalinas. Si te
tranquilizas. Te lo explicaré.
―Vete al…
―¿Te diste cuenta que tu novio sacó un seguro de vida para ti hace dos semanas?
―la interrumpió Riley.
Los ojos de ella se abrieron como platos. Eso llamó su atención… Entonces su
cuerpo se dejó caer, sus hombros se curvaron como si se estuviera protegiendo de un
golpe.
―No.
―Lo hizo―le confirmó Riley. ―Tengo copias de la póliza, Kinley. En el caso que
murieras, él es el único beneficiario.
Ella respiró hondo y pareció recuperarse.
―¿Y? La gente casada hace pólizas. Protegen su futuro, solo por si acaso. Estoy
segura de que él se hará una también. Probablemente quería decírmelo, pero todo ha
~56~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
sido tan caótico. De lo único que hemos sido capaces de hablar últimamente ha sido
de la boda. Después de la ceremonia, me lo hubiera dicho.
―No, no lo hubiera hecho. Y no compró una póliza que te protegiera en el caso de
su muerte. Solo se ha asegurado de embolsarse el dinero si mueres. ―Law odiaba
romper sus ilusiones. Ella podría no amar a Greg Jansen, pero ciertamente pensaba lo
suficientemente bien de él como para casarse y confiarle su futuro. ¿Su suposición?
Kinley se sentía culpable por no amar a su prometido.
―Eso no prueba nada. Estoy segura de que después de nuestra luna de miel, me
habría dicho que contrataría un seguro para él. Estáis actuando como si el seguro
fuera un crimen. Estoy convencida que él solo…quiere sentirse seguro.
―¿Y necesita una póliza de diez millones de dólares para eso?
―¿Qué? ―Ella medio se quedó sin aliento, medio se atragantó con la pregunta―.
¿Diez millones? ¿Por qué necesitaría tanto dinero si yo muriera? Él ya es rico.
Ahora finalmente estaba escuchando.
―Esa es una buena pregunta, una que nos hemos estado haciendo desde que
descubrimos la póliza. ―Law apartó de un codazo a Riley y la condujo a la
habitación grande―. Sé que esto es mucho en lo que pensar. Siéntate y te conseguiré
un poco de café, cariño.
Ella levantó la mano para detenerle.
―No. No me voy a sentar y tener una conversación civilizada con los hombres
que me han drogado y me han traído a…Dios sabe dónde. Solo porque Greg ha
hecho algo que no tiene sentido para vosotros, le estáis viendo bajo la peor luz
posible. Debe haber una explicación razonable. Si le digo que me lo explique, no
tengo ninguna duda de que será perfectamente lógico. ¿Por qué incluso me estáis
diciendo esto? Sois criminales, hombres que secuestráis a mujeres inocentes. Y te he
dicho que dejes de llamarme cariño.
Riley volvió enseguida a su interrogatorio.
―Usa la cabeza, Kinley. Sabemos por qué te casas con Jansen y no tiene
absolutamente nada que ver con el amor.
―¿Cómo lo sabéis?
Riley se encogió un poco de hombros como si le importara una mierda.
―Es la forma en que las mujeres como tú funcionáis.
Sus cejas perfectamente depiladas se alzaron.
―¿Mujeres como yo? ¿Qué quieres decir con eso?
~57~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
―Mujeres hermosas.
―¿Crees que soy hermosa? ―Frunció el ceño, entonces obvió la pregunta―. Da
igual. No importa.
Riley deslizó la mirada sobre ella, apretando el puño.
―Seh. A las mujeres hermosas de la alta sociedad como tú no les importa una
mierda como es en verdad un hombre. Solo os preocupa cuánto dinero tiene o como
puede mejorar vuestra imagen pública.
Su hermano nunca iba a superar lo de Simone. Una mala mujer, una relación
defectuosa, y ella había arruinado a Riley para siempre. Dios, Law deseó no haberla
conocido nunca.
―Dale a Kinley un respiro―le dijo a su hermano.
Una vez más, ella pareció decidida a defenderse. En estos momentos Law estaba
un poco orgulloso de ella.
―No tienes ni idea de quién soy―insistió ella con los dientes apretados―.
Ninguno de vosotros. Y no quiero desayunar. Quiero regresar al hotel. Greg debe
estar esperando saber algo de mí y estará terriblemente preocupado. Arruinasteis mi
boda, cabrones. Se supone que ahora estaría de luna de miel.
―¿Me estás gastando una puta broma? ―Riley se puso frente a su cara. Su voz era
baja y grave.
―Ry, ve con cuidado. ―Él se sentía igual, pero no había motivo para cabrearla.
Era obvio que no entendía lo que estaba pasando.
Kinley ni siquiera le miró, prefiriendo clavar los ojos en Riley. Con las manos en
las caderas, se puso de puntillas, pero aun así ni siquiera le alcanzaba a la barbilla.
―No. No te estoy gastando una broma y por favor cuida tu lenguaje. Tienes una
boca muy sucia.
Toda la cara de Riley se puso colorada. No estaba acostumbrado a que las mujeres
hicieran nada más que caer rendidas a sus pies. Law tenía que admitir, que era algo
agradable observar a su, por lo general, imperturbable hermano cagándola tan
completamente con una mujer.
―O estás loca o eres tonta.
―¡Y tú eres grosero! ―le respondió Kinley a gritos.
Riley no solo era rudo, también estaba duro. La erección de su hermano estaba
prácticamente metiéndosele a ella en el vientre. Si sus malditos tejanos no estuvieran
~58~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~59~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~60~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Mirándole la espalda y pensando en todas las cosas que quería hacerle una vez que la
tuviera desnuda.
Con una maldición, Law se obligó a moverse. Empezó a desabrocharle el vestido.
―Siento lo de tus brazos. Intentamos que estuvieras cómoda.
―Mierda, la mayoría de las veces estabas sostenida como un bebé―intervino
Riley.
―¿Qué? ―Pareció escandalizada ante la idea de que ellos hubieran estado cerca
mientras dormía.
―¿Podrías callarte? ―espetó Law―. Ahora piensa que somos unos pervertidos.
Tenemos un propósito. Convencerla de que Jansen es desagradable. No nos
desviemos del tema.
Y tan pronto como estuvieran solos, iba a tener una larga charla con su hermano.
Especialmente porque Kinley se había vuelto a suavizar, respondiendo a sus intentos
de ser amable. Eso funcionaba… excepto si Riley seguía haciéndola cabrear.
―Soy espantosa cuando estoy bajo la influencia de cualquier cosa. Dios, por favor
dime si hice algo que deba lamentar.
¿Cómo coño podían Riley o Dominic pensar que era una zorra manipuladora?
Aquí estaba ella siendo mantenida como rehén por tres hombres que no conocía y
estaba preocupada por si había hecho algo mal.
Kinley no era una cazafortunas. Era la sumisa perfecta, dulce y suave. Sin
embargo había un núcleo de fortaleza en ella. La gente a su alrededor se aprovechaba
de su naturaleza amable, de su deseo de complacer a los demás. Ella, sin duda, tenía
dificultades para decir no. Necesitaba un fuerte dominante que la animara y que le
prestara su fuerza.
No obstante, no sería él. Solo tenía que asegurarse de que Dominic no la
despedazara mientras buscaba su venganza.
―Fuiste muy dulce ―dijo él.
―Me pediste que me casara contigo ―dijo Riley con el indicio de una sonrisa.
Los hombros de ella se volvieron a cuadrar.
―Bueno, eso obviamente fueron las drogas hablando. Cuando no estaba con el
combinado de Dios sabe qué, te mostré como realmente me sentía. Te mordí. Y lo
haré de nuevo si tratas de tocarme.
Law tenía la mitad de los botones desabrochados, pero ahora veía otro problema.
Ella llevaba una prenda blanca y delicada de encaje con ballenas metálicas. Un corsé.
~61~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Estaba encorsetada y estaba adorable. Joder, se vería tan encantadora caminando por
su club usando nada más que ese corsé, un diminuto tanga blanco y tacones de aguja.
Y su collar, por supuesto. Pero él nunca la dejaría con un corsé durante tanto tiempo.
Nunca.
―¿Puedes siquiera respirar?
―¿Eso que veo es un corsé? ―A Riley le encantaban en una mujer y sonado
ahogado porque Kinley pudiera estar usando uno.
Su piel se sonrojó por todas partes. Ella no sería capaz de mentir eficazmente. El
rosado de su piel siempre la traicionaría. Law contaba eso como un plus.
―Era la única manera de entrar en el vestido. Creo que tengo que sentarme. Estoy
muy mareada. ―Se cayó contra sus brazos, todo su cuerpo se aflojó.
Maldición. Se había matado de hambre tratando de caber en ese vestido, después
ellos le habían dado sedantes y fallaron en quitarle un artilugio que restringía su
respiración. Muy brillante.
―Dame un cuchillo. Voy a sacarla de esta cosa.
―Toma. ―Riley estaba a su lado, dándole su navaja y finalmente se veía como
que le importaba―. ¿Debería conseguir un poco de agua?
Los ojos de ella parpadearon al abrirse.
―¿Me desmayé? ¿Estaba soñando? Por favor déjame estar de vuelta en Nueva
York. Chasquearé con mis talones tres veces y todo.
―Lo siento, cariño. No es un sueño y no estás en Nueva York. No hay salvación
para el vestido. Necesitas respirar. ―Deslizó la navaja a través de los botones y
después la movió sobre los lazos de encaje del corsé.
Ella respiró profundamente con alivio.
―Oh, Dios mío, esto se siente muy bien.
El corsé había dejado profundos surcos en su piel, un mapa de donde la había
apretado. Él tocó uno, incapaz de detenerse y sintió que ella se estremecía.
¿Con desagrado? ¿Con deseo?
No importaba porque ya no estaban solos. Dominic entró como un huracán en la
habitación.
―¿Tenéis alguna idea de lo que habéis hecho? ―Estaba completamente en modo
“comandante cabreado” y el soldado que nunca había dejado a Law respondió.
―Señor, no, señor.
~62~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~63~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Le podría haber llevado a la policía algunos días darse cuenta que Kinley Kohl no
era una novia a la fuga. Dom, Riley y él habrían tenido hasta una semana para hablar
con ella, para ponerla de su lado y ganarse su ayuda. Con esa única imagen, se les
había acabado el tiempo.
Dominic mantuvo los ojos en la pantalla.
―Seh, y comenzó en el minuto en que miraste a la cámara. Así que no más
jueguecitos. ―Se giró hacia Kinley―. Te vas a levantar. Te vestirás por ti misma o lo
haré yo por ti. Y no te va a gustar lo que te escogeré. ¿Queda claro?
Ella se acercó a Law, estirándose para alcanzarle.
―Quiero ir a casa.
Él dejó que ella le tomara la mano. Solo porque la hubiera cagado no significaba
que Dominic lo pagara con ella.
―Todo va a estar bien, Kinley. Él tampoco te va a lastimar. ¿Puedes confiar en mí?
―No debería.
―Te lo prometo, te mantendré a salvo, cariño. Solo ve a vestirte. Entonces nos
sentaremos, comeremos y tendremos una charla perfectamente agradable. Sé que me
veo temible, pero no te voy a hacer daño. Jamás.
Ella retrocedió y él sintió la pérdida de su calor. Solo por un momento, aquellos
ojos le habían estado mirando con ternura.
―D…de acuerdo. Por favor disculpadme. Y tú no te ves temible. Eres muy guapo,
pero sospecho que ya lo sabes.
Dominic dio un paso hacia delante, cerniéndose sobre Kinley.
―No trates de escapar. Todo el lugar es seguro y solo conseguirás lastimarte si
huyes.
La mandíbula de ella se elevó en un terco mohín.
―Creo que estaría sorprendido de lo que puedo hacer. ¿Dónde estamos? ¿Al norte
de Nueva York? No pudimos viajar demasiado lejos. De alguna manera creo que
podré encontrar una carretera, señor comoquiera que se llame.
―Es Dominic Anthony, y esto no es Nueva York, cariño. Bienvenida a Alaska.
Por segunda vez esa mañana, Kinley se desmayó, cayendo en brazos de Law. Él la
levantó y la apretó contra su pecho antes de girarse hacia Dominic.
~64~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
―Espero que estés muy contento. Estaba empezando a confiar en mí. Acabas de
arruinar todo eso. Me voy a asegurar de que coma algo. No puede darte información
si está desmayada o muerta.
Law la llevó fuera, preguntándose en primer lugar porque siquiera había accedido
a este plan en primer lugar.
* *
Dominic entró en la cocina, muy consciente de que no era querido allí. Law se
había tomado su tiempo. Había pasado una hora desde que se la había llevado como
el novio gallardo de una bella sureña desmayada.
―Guau, él va en serio―había dicho Riley, entonces se quedó pensativamente
callado mientras ambos esperaban.
Bueno, Dominic también iba en serio y hacía mucho tiempo que se había puesto
de acuerdo con Law y Riley.
Se detuvo cuando la vio. Estaba sentada frente a los grandes ventanales, con la
mirada fija hacia el exterior, hacia la enorme extensión de árboles, hierba y montañas
en la lontananza.
―Eso es un montón de naturaleza. Como demasiada. ―Ella sacudió la cabeza―.
¿Crees que hay animales ahí fuera?
Law se rió, sonaba como un hombre profundamente divertido.
―Seguro. No creerías cuántos, cariño.
Necesitaba tomar las riendas de esto. Ella era bonita y parecía frágil, pero él sabía
algo que Law no.
―Cuéntale sobre tu organización benéfica, Kinley. Cuéntale sobre los cheques que
has estado firmando.
Ella se giró, una expresión sorprendida llenaba su cara.
―¿Qué? No me habéis secuestrado para hablar de Hope House.
Afortunadamente, lo tenía todo preparado. Abrió la carpeta que llevaba en la
mano y dejó los documentos que Riley había descubierto sobre la mesa frente a ella.
―¿Es esa tu firma?
Ella dejó a un lado la taza de café, entonces cogió una de las copias de los cheques.
Su cara se sonrojó.
~65~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
―Sí. Parece mi firma. Pero, ¿por qué está “al portador”? nunca he necesitado
efectivo para la organización benéfica. Todo llega a través de proveedores y
utilizamos nuestros números de identificación fiscal para obtener la exención. Son
cheques privados, pero son solo como reserva. Nunca he utilizado ninguno.
Así que, iba a hacerse la tonta.
―Durante las últimas seis semanas, has sacado casi cincuenta mil dólares de esa
organización.
Ella se cubrió la boca con la mano.
―No, no lo he hecho. ¡Estás mintiendo!
Y ahora Riley se volvía muy útil. Tenía su portátil abierto y preparado.
―Esta es tu cuenta bancaria para la organización benéfica. Como puedes ver,
durante las últimas seis semanas, ha habido cinco cheques al portador, cada uno de
ellos por valor de nueve mil novecientos noventa y nueve dólares y noventa y nueve
céntimos. Un céntimo más y hubieras tenido que rellenar formularios. Alguien sabe
sus regulaciones bancarias. No has dejado casi nada en esa cuenta.
Vio caer la cara de Law mientras miraba la evidencia frente a él. Maldición,
Dominic sabía que era el culpable por este error. Había permitido que Law se
centrara completamente en la vigilancia y no le había metido en el grupo durante la
parte de la investigación. Todo lo que Law necesitaba eran pruebas firmes de que su
“cariño” estaba involucrada en la organización de Jansen y dejaría de pensar con la
polla y estaría preparado para meterse otra vez en la misión.
Law se apartó un paso de Kinley.
―¿Cuándo comenzó a desaparecer el dinero?¿En qué fecha? ¿A qué hora se cobró
el cheque?
Riley pasó las manos por la pantalla del ordenador.
―La primera fecha fue el diez de mayo y la hora sellada en el cheque son las dos
treinta y cinco de la tarde.
Law levantó una mano.
―Dame un minuto.
Kinley se hundió en la silla.
―No lo entiendo. Sabía que el saldo era malo, pero no tenía ni idea de que la
cuenta estaba tan cerca de estar vacía. Greg me prometió que escribiría un cheque
por cien mil dólares como regalo de bodas.
~66~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
―¿Cómo regalo de bodas o para cubrir tus huellas? ―Dominic paseaba mientras
hablaba.
―¿Qué? ¡No! No era para cubrir nada. Era la primera parte de los cincuenta
millones con que prometió dotar a la asociación benéfica.
―De acuerdo. ¿Él te dijo que sacaras los fondos?
Había un tiempo y un lugar para ser un poli bueno. Él sería el mejor poli del
mundo si ella podía ayudarle a culpar a Jansen por sus actividades ilegales.
―Greg nunca mencionó nada sobre eso. Sé que esto parece malo.
―Esto parece delictivo―señaló Riley.
―Pero yo no tengo nada que ver con esto.
¿Estaba diciendo la verdad? Dominic se sentó frente a ella. Algunas veces pensaba
que se había vuelto demasiado cínico porque veía mentiras por todas partes. Con
todo, tenía aquellos cheques. Ella los había firmado. Había cogido el dinero. Tal vez
tuviera nobles razones. Tal vez no.
Dominic sintió una pequeña oleada de paz fluyendo sobre él. Estaba otra vez
controlado. Eso era justo lo que necesitaba. Ella todavía no lo sabía, pero él era su
mejor oportunidad de evitar la cárcel y su asesinato.
―Entonces no me hagas utilizar esto. Trabaja conmigo. Vamos a hablar de tu
novio.
―Yo ya lo he intentado, tío―dijo Riley.
Él ignoró a su amigo.
―Los federales no han sido capaces de atrapar a tu novio, pero yo voy a hacerlo.
Ella levantó los ojos, entrecerrándolos mientras le miraba.
―¿Cuál dijiste que era tu nombre?
―Soy Dominic Anthony. ―No había razón para mentirle. Al final del día, estaría
agradecida de que la ayudara. Y si su gratitud no les mantenía lejos del talego,
entonces la chantajearía con la información que ella había estado mirando.
―¿Tienes alguna relación con Carrie Anthony?
Sus entrañas se revolvieron un poco. ¿El hijo de puta le había hablado de ella?
―Sí. Era mi hermana pequeña.
Aquellos ojos marrones se volvieron compasivos.
―Siento mucho su muerte. Era demasiado joven para irse.
~67~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
―Sí, lo era. ―Él dejó que pasara un momento de silencio―. Especialmente ya que
Greg Jansen la mató.
Ella debía entender completamente el por qué él había escogido este camino.
―¿Es de lo que se trata todo esto? ―Le miró―. Señor Anthony, realmente lo
siento mucho por su hermana. Greg dijo que era una mujer maravillosa. Tiene un
retrato de ella en la casa. Era muy hermosa.
La ira amenazó con ahogarle al pensar en Jansen mirando una foto de su hermana
y recordando lo fácil que fue quitarle el dinero y la vida.
Kinley se inclinó hacia delante, su mano casi tocaba la de él.
―Pero estaba enferma. No fue culpa de Greg. Trató de meterla en rehabilitación.
Dominic prácticamente lo vio todo rojo. Antes de saber lo que estaba haciendo, se
lanzó sobre la mesa, enviándolo todo al suelo. No iba a escuchar al último pedazo de
culo de Jansen decirle que su hermana era una maldita drogadicta.
―Ella nunca tomó una droga en su vida. Él es un codicioso capullo asesino. ¿De
verdad eres tan estúpida?
Ella elevó la mandíbula.
―Obviamente está muy alterado. Estoy segura que no quiere creer…
―Él hizo una póliza de dos millones de dólares sobre mi hermana. ¿Sabes lo que
compró con el dinero que consiguió matándola? Un maldito apartamento. Y dos
semanas después, metió allí a su amante.
Ella se recostó en la silla como si necesitara poner espacio entre ellos.
―Él no la mató. No pudo hacer eso.
Dominic rehusó permitirle la distancia que ella buscaba. Se puso de pie y se cernió
sobre ella.
―¿Por qué dices eso? ¿Porque no puedes soportar la idea de que has follado a un
asesino? ¿O porque ya sabes de lo que es capaz y odias ser atrapada?
―¿Dom? ―intervino Riley, su voz era tensa―. Abajo, chico. Creo que la estás
asustando.
―Creo que no está lo suficientemente asustada.
―Estoy muy asustada, pero debería saber que no le dejaré quebrarme. Puedo
parecer tonta y me puede llamar estúpida todas las veces que quiera, pero no voy a
permitir que me utilice contra la gente por la que me preocupo. Por lo que si este es
su mejor intento, señor Anthony, debería saber que ha fracasado. Creo que ha
~68~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~69~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Capítulo 5
~70~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
suéteres eran suaves y alegres, en colores que ella habría comprado para sí misma
porque complementaban su cutis. Los pantalones de chándal eran adorables y
elegantes con adornos brillantes que recorrían las perneras del pantalón. Incluso los
calcetines eran suaves y de color rosa. Era como si alguien lo hubiera comprado todo
pensando en sus gustos. ¿Por qué les importaría que la ropa la complaciera?
Eran unos secuestradores inusuales que aparentemente no veían la televisión para
saber cómo deberían comportarse realmente los tíos malos. Probablemente debería
estar tan asustada como cuando despertó y se dio cuenta de que la habían encerrado
en una habitación desconocida. Pero ese nivel de miedo era difícil de mantener
cuando sus secuestradores no habían hecho nada más que alimentarla y vestirla.
Alguien incluso había cargado su iPad para que no estuviera aburrida. Si iban a
proporcionarle diversión, Kinley no se imaginaba que fueran a ahogarla o a clavarle
astillas de bambú bajo las uñas.
Lo que no habían hecho era darle sentido del tiempo. El sol todavía estaba en lo
alto… ¿y no se quedaba siempre en lo alto en Alaska en verano?... pero no tenía ni
idea de cuantas horas habían transcurrido. Se habían llevado todos los relojes. Sin
internet, su tableta no marcaba la hora en su actual zona horaria. Y nunca consiguió
un plan de datos móviles para ello. El resto de la habitación estaba vacía a excepción
de una lujosa cama tamaño Queen, una elegante mesita de noche, una silla y una
lámpara que había demostrado no ser tan robusta como la ventana cerrada. Un golpe
y estaba rota.
Tal vez no fue su mejor jugada. ¿Iba a ser dejada sola en la oscuridad al caer la
noche?
Miró por la ventana hacia las distantes montañas, completamente cubiertas de
verde por todas partes, árboles, arbustos, hierba suave salpicada con algunas flores
incipientes, todas alrededor de un lago. Las vistas eran increíbles. Solo había estado
en el norte de Nueva York una vez, por lo que por supuesto no lo había visto todo,
pero lo poco que recordaba no parecía tan majestuoso. Aun así, tenía que mantener la
esperanza de no estar demasiado lejos de la civilización para escapar, esa casa no
estaba a más de cuatro mil kilómetros de distancia…
Un golpe breve sonó en la puerta antes de que se abriera demasiado rápidamente
para que ella la bloqueara con una barricada.
El más grande de ellos entró llevando la única cosa que garantizaría que ella se
sintiera mejor.
~71~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~72~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~73~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
juego de azar que pudiera amañar. Yo nunca golpeaba a nadie por el dinero, pero
algunos de los otros chicos lo hacían. Empezaron a meterse con Dominic porque era
rico y no había alcanzado aún la pubertad, por lo que todavía era pequeño. Pensé
que tres adolescentes contra un niño de doce años era horrible e injusto. Yo era unos
meses mayor y ya había empezado a crecer…y me gustaban las peleas, así que me
metí. Ry ayudó. Dominic se convirtió en nuestro mejor amigo después de eso. Como
Carrie era más pequeña que él, la vi crecer. Ella no tomaba drogas. Nunca.
¿Law había estado enamorado de ella? Sabía que no debía preocuparse, pero él
estaba siendo tan dulce ahora, era fácil imaginar que le había ofrecido esa ternura a
Carrie durante los años en que la conoció antes de que muriera. Sin
embargo…Kinley odiaba admitir que el que Law estuviera enamorado de la difunta
hermana de Dominic le molestaba.
―Tal vez no de adolescente ―rebatió ella―. Pero era modelo. Ese mundo es muy
disoluto. Entonces no puedes saber lo que hacía. A menos que estuvieras con ella en
Nueva York.
Él negó con la cabeza.
―Oh no. Nos estaban disparando a nuestros culos en Afganistán.
―¿Riley y tú?
―No, Dominic y yo.
¿Por qué querría un ricachón estar en una zona de guerra?
―¿Él fue a una de esas academias?
―Teníamos diecinueve años cuando sucedió el 11-S. Dominic dijo que no podía
quedarse sentado en clase cuando su país estaba en peligro. Dejó Harvard para
enrolarse. Le seguí. ―Se encogió de hombros―. No podía dejarle ir solo.
Su hermana ni siquiera iba al baño con ella. Solo Annabelle había sido esa clase de
amiga. Ella sabía la profunda conexión que había llevado a Law a seguir a su amigo a
la batalla. Kinley incluso tuvo que otorgarle, a regañadientes, un poco de respeto a
Dominic. ¿Qué clase de valor había tenido para dejar su riqueza y privilegios atrás
para servir a su país en el otro lado del mundo?
Por supuesto, Law podría estar mintiendo, para ganarse su buena voluntad o
simpatía o lo que fuera. Los secuestradores eran criminales que no solían hacer cosas
buenas.
―No necesito saber vuestra historia.
~74~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Solo quería escapar. Tal vez ella y Greg podrían reorganizar la boda rápidamente
manteniendo el mismo acuerdo. Seguramente, ella podría convencerle para que
pagara el tratamiento de su padre hasta que pudieran volver a programar la
ceremonia. El primer pago al hospital se debía hacer en una semana. Su prometido
no castigaría a su padre haciéndole faltar a su tratamiento debido a que había sido
secuestrada... ¿verdad?
―Sí, necesitas saber esta parte. Habíamos terminado nuestra tercera misión.
Regresamos a los Estados Unidos para un entrenamiento. Carrie se había casado con
Greg mientras no estábamos. En ese momento, estábamos en las fuerzas especiales y
las misiones eran un asunto de seguridad nacional. No fuimos a la boda, pero Riley
sí. Nos dijo a Dominic y a mí que tenía serias dudas sobre cómo Greg trataba a
Carrie. Una noche, un par de meses más tarde, Dominic recibió una llamada
telefónica de ella. Carrie dejó un mensaje de voz, porque, bueno, tuvimos la noche
libre y nos aprovechamos de ello.
Se ruborizó un poco, haciéndole saber que exactamente no habían estado jugando
charadas. Kinley frunció el ceño. ¿Habían estado aprovechándose juntos de alguien?
No. Oh. Oh. ¿Eran homosexuales? Era una idea horrible. Era una especie de insulto a
las mujeres de todo el mundo que aquellos dos tíos increíblemente masculinos
estuvieran interesados el uno en el otro. Ella nunca lo habría creído, pero...
¿Por qué sus secuestradores calientes tenían que ser homosexuales?
Irrelevante. Se obligó a sí misma a dejar esa línea mental.
―¿Qué decía el mensaje?
Greg le había explicado que su primera esposa había sufrido episodios de
depresión. La había cuidado mucho, pero al final no había sido capaz de salvarla.
―Sonaba asustada. ―Law la miró fijamente, como si quisiera hacerla entender―.
Ella dijo que estaba dejando a Greg y necesitaba que Dominic la llamara. Estaba
perfectamente lúcida y totalmente asustada. No estaba tomando drogas.
―Pero…
―La policía la encontró muerta doce horas más tarde, y sé sin duda alguna que
Greg la mató. Carrie era como una hermana para mí. Él es mi mejor amigo. No
puedo dejar esto olvidado.
―Greg estaba en San Francisco cuando ella murió. No pudo haberla matado. ―El
dolor de Dominic había nublado su lógica. Kinley podría no amar a Greg Jansen,
pero ciertamente no le imaginaba matando a su esposa.
~75~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Entonces ¿por qué una parte diminuta de ella estaba aliviada de no estar pasando
su luna de miel ahora?
―¿Qué sabes sobre un hombre llamado Vincent Dargo?
Kinley se estremeció. Él era jefe de seguridad de Greg. No podía soportar la forma
en que miraba a cada mujer como si fuera un pedazo de carne que no podía esperar a
atacar. Brutalmente. Con saña.
―No tengo mucho que ver con él.
―Creo firmemente que esa noche le metió las drogas a la fuerza a Carrie bajo las
órdenes de su jefe, Greg Jansen.
Las palabras de Law pintaron una imagen brutal que hizo que Kinley se
estremeciera y se abrazara a sí misma. Desafortunadamente, no tuvo que agigantar
su imaginación para imaginarse que Dargo era capaz de eso. ¿Pero Greg
ordenándole que lo hiciera?
―¿Por qué? ¿Por qué habría de creerte? ¿Y por qué te importa lo que me pase?
Él se puso de pie y pareció llenar todo el espacio de la habitación.
―Yo no soy un caballero, Kinley, pero voy a ser muy honesto contigo, porque
demasiada gente en tu vida no lo es. ―Él contuvo un áspero suspiro―. Te he estado
observando durante meses.
Ella dio un paso atrás.
―Me has estado acechando.
―Supongo que probablemente usarás esa palabra en la corte. Tenía que averiguar
quién eras. Tenía que saber si ibas a casarte como socia de Jansen o como su víctima.
Y me di cuenta de algo acerca de ti.
―¿En serio? Estoy segura de que esto va a ser impresionante. No me conoces en
absoluto. Tomar algunas fotos desde una distancia segura no puede decirte nada
acerca de quién soy realmente.
―Hablar contigo durante la última semana sin duda lo hace.
Se quedó helada. ¿Qué estaba diciendo? Él no era quién temía que era. Por favor,
no.
―Nunca he hablado contigo antes de ayer.
―Sí, lo has hecho. ―La miró. Su voz cambió por completo, volviéndose un poco
más aguda y más nasal, el acento más monótono―. Lo sabes. Y no fue todo una
mentira, Kinley.
~76~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~77~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Él le había hablado de cómo había crecido tan pobre. Cómo, después de que su
padre había abandonado a la familia, su madre se había dedicado a la prostitución
para darles de comer. Había afirmado que sabía lo que era llevar ropas de segunda
mano deterioradas a la escuela porque eso era todo lo que él y su hermano tenían.
Ella había llorado por él. Había colgado el teléfono y lloraba porque había sentido
tanto dolor por el niño que había sido.
―¿Cómo pudiste mentir de esa manera?
―Nada de eso era mentira, cariño. Te lo conté todo sobre mi vida. Mi madre
murió cuando yo tenía apenas dieciocho años. Yo trabajaba en dos empleos para que
Riley pudiera terminar la secundaria, y luego seguí a Dominic al Ejército. Sólo tenía
que trabajar en dos empleos porque Dominic nos daba todo el dinero que podía. Así
que nosotros tres hemos sido familia desde hace mucho tiempo. ―Law se puso las
manos en las caderas y dejó escapar un profundo suspiro―. Y voy a poner toda la
carne en el asador, Kinley. Creo que podrías ser la mujer para completar nuestra
familia porque le mostraste a “Mike” lo dulce y auténtica que eres. Dios, Kinley. Tú
no puedes escuchar a tu hermana o la prensa rosa. Eres inteligente. Eres leal. Eres...
maldita sea, eres buena. Y yo sé que toda esta situación está completamente jodida,
pero te quiero… y no sólo para un par de noches. Creo que sería un hombre mejor
contigo en mi vida. De hecho, creo que nos harías mejores a todos.
Un millón de pensamientos atravesaron su cabeza. Law era Mike y Mike podría
fingir. Un discurso muy bonito... pero ¿y si había sido enviado para ganar su
confianza y engatusarla para volver a sonsacarle información? Dominic obviamente
creía que ella sabía algo y quería la información, pero... ¿Estaba demasiado enojado
para hacerle las preguntas por sí mismo? Tal vez todos ellos sólo pensaron que ella
era lo suficientemente patética para caer en lo mismo dos veces. O tal vez…
Law se inclinó y rozó sus labios contra los de ella, cortando todo pensamiento. Y
la respiración.
El corazón le latía con fuerza. Su piel ardió con calor instantáneo. ¿Qué diablos
fue eso?
Él puso las manos a ambos lados de su rostro con tanta ternura, mirándola como
si fuera la clave para resolver todos los misterios de su universo, tan perfecto y bello.
Kinley se encontró de pie medio horrorizada y medio expectante mientras él tomaba
su boca.
Suave. No había esperado que sus labios fueran tan suaves. O que el tiempo se
detuviera por un increíble momento. La habían besado antes, abrazos chapuceros y
~78~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
robados que no habían hecho nada, pero le hicieron preguntarse el porqué de tanto
alboroto. Incluso los besos de su novio eran ocasionales. Un besito aquí. Un besito
allá. Él afirmó que quería que estuvieran casados la primera vez que tuvieran
verdadera intimidad, pero ella sabía la verdad. No la deseaba de esa manera.
La cosa era que...a ella nunca le había preocupado o pensado que el sexo
importaba.
Law estaba haciendo que se replantease eso. La trataba como si fuera un dulce
para ser degustado. Como si fuera algo sabroso, y él un hombre que nunca hubiera
probado algo tan bueno y nunca pudiera volver a hacerlo. Law la sostenía como si
fuera de incalculable valor.
Ella no pudo evitar cerrar los ojos y catalogó el momento… la forma en que su
nariz se acurrucó contra ella, sus labios pellizcando a lo largo de su labio inferior,
haciéndola temblar de placer. Percibió cada roce suave de su lengua y el hecho de
que cada caricia tenía alguna conexión eléctrica hacia sus pezones. Olía bien, a limpio
y a menta. Se había cepillado los dientes antes de venir, porque había querido que
esto pasara. Había querido besarla.
Por supuesto, él también la había engañado, la había secuestrado.
Dios, ella estaba besando a su secuestrador.
Ella se apartó, sus labios todavía hormigueaban.
―No.
Law la miró fijamente, con la mandíbula firmemente obstinada.
―Kinley, sé que nada de esto tiene sentido para ti ahora, cariño, pero lo hará. Te lo
juro. Estaba pensando que era demasiado duro para ti, pero ahora veo que necesitas
un hombre como yo.
―Déjame en paz. No necesito un criminal. ―Ella retrocedió, pero con cada paso,
su cuerpo protestaba y quería correr hacia él.
―Nos necesitas a los tres ―insistió―. Vamos a cuidar de ti. No voy a dejar que
nada malo te suceda. Estoy loco por ti, Kinley. Vamos a asegurarnos que Jansen no
pueda hacerte daño, como le hizo a Carrie. Una vez que esté en la cárcel, si quieres
irte, voy a dejar que te vayas. Pero voy a hacer todo lo posible para que te quieras
quedar con nosotros.
―¿Law? Si ya has terminado aquí, te necesitamos en la oficina.
Ella se quedó sin aliento y se volvió. Riley estaba en la puerta. No le había oído
entrar, pero entonces había sido la chica estúpida besando a su secuestrador. Y
~79~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
disfrutándolo. Por no decir que se preguntaba cómo sería devolverle el beso. Ella
había perdido su oportunidad, y de repente sus labios dolían por la pérdida.
Ella se dio la vuelta, se negaba a encontrarse con la mirada de Riley, y se aferró a
Gigi. No había sido capaz de presionar su cuerpo contra Law porque Gigi había
estado en medio. ¿Y si ella no hubiera estado sosteniendo al cachorro contra su
pecho? ¿Law la habría atraído hacia él? ¿Habría sentido su erección presionada
contra su vientre? O no, porque era todo una actuación.
Sintió sus manos grandes cubriendo sus hombros.
―Estaré de vuelta, Kinley. Sé buena. Y Gigi, no muerdas a Riley de nuevo.
Su primera reacción fue la de pedirle que se quedara, pero la refrenó. Él estaba
jugando otra vez con ella. Había cometido un acto criminal. No debía sentirse segura
con él. Era simplemente un hombre, magnífico y astuto, que usaría cualquier arma a
su alcance para mantenerla sumisa.
Tenía que recordar eso. Greg… el hombre que había jurado ayudarla tanto en su
organización benéfica como con su padre, era su futuro.
No importaba lo que su corazón quería creer.
* *
Riley cerró la puerta tras él antes de salir corriendo para alcanzar a su hermano.
―¿Qué demonios fue eso?
Se había quedado observándolos juntos, su hermano más tierno de lo que había
visto jamás con una mujer. Era como ver a un ser humano totalmente diferente. Law
estaba...joder. Había parecido casi feliz.
Su hermano se volvió hacia él.
―Acabo de hablar con ella. Le devolví a su perro antes que Butch pudiera
comérselo. No tenemos que asustarla para que nos ayude. Ella va a ser un mejor
aliado si es feliz. Puedo hacer que confíe en mí.
―Vi más que una charla amistosa. Estabas besándola.
Una pequeña sonrisa asomó a los labios de Law.
―Sí.
Riley sintió que se le caía la mandíbula.
―Entiendes que suenas como un maldito preadolescente dándote el lote por
primera vez.
~80~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~81~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~82~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
―Tenemos que resolver esto en la forma en que lo haríamos con cualquier otra
misión. ¿Cuál es nuestro objetivo?
Law frunció el ceño, pero Riley vio cómo su cara póker se puso en su lugar. La
frialdad cubrió sus rasgos.
―Para recopilar la información necesaria para demostrar que Greg Jansen está
lavando dinero para la mafia. Una vez que hagamos eso, el FBI puede asumir el
control y arrojar al hijo de puta a la cárcel.
Dominic salió de la oficina. Su rostro era grave. Él los miró como si hubiera oído
lo que había pasado y no estuviera particularmente feliz por ello.
―Ella es la clave, Law. Siempre has sabido eso. Kinley sabe algo. Ella podría no
saber que lo sabe, pero está ahí. Necesitamos que hable. Lamento que sientas algo
por ella.
Law volvió, su rostro una máscara amarga.
―¿Sí? ¿No sientes nada por ella? ¿Ninguno de los dos? Si estás tratando de
venderme esa mierda, deberías hacer un mejor trabajo en ocultar lo duro que estás.
Riley suspiró.
―Está bien, no me importaría llevarla a la cama. Si ella es lo que parece ser,
entonces es dulce. Por lo menos cuando no me está mordiendo. Pero tío, no voy a ir
por ahí. Ella nunca va a ser lo que necesitamos. Y después de haberla secuestrado,
nunca va a dejarlo pasar para ser lo que cada uno de nosotros necesita. No habrá
ningún noviazgo o romance, para que podamos ganar su confianza o cortejarla
lentamente.
Dominic puso una mano en el hombro de Law.
―Tengo que admitir sentirme atraído por ella, pero no puede ir más lejos que eso.
Esto es por su propio bien, Law. Está en la cama con un hombre que ya ha matado a
una esposa. Vamos a centrarnos en librarla de ser su víctima número dos sentándola
aquí y viendo lo rápido que podemos cerrar este caso. Entonces todos podremos
seguir adelante con nuestras vidas.
Law asintió.
―Está bien. Voy a preparar la sala de interrogatorios.
―Es sólo un comedor. No tenemos que ser dramáticos―dijo Riley con un
suspiro.
―Me gusta llamar a las cosas como son. ―Su hermano se volvió y desapareció
por el pasillo.
~83~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~84~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
―Se pasó una mano por el pelo―. Entiendo tu posición. Entiendo la de él. Ella me
tiene confundido, y no me puedo permitir ese lujo.
―Te entiendo, tío. Sólo tenemos que hacer el trabajo. El resto se arreglará solo.
Tenía que hacerlo.
―Tienes razón en una cosa ―dijo Dominic mientras miraba las carpetas en su
mano.
―¿Qué es eso ?
―Law nunca tuvo una oportunidad con ella. Si se equivoca sobre ella, entonces lo
que estoy a punto de hacer no va a significar nada para Kinley, pero va a romper
todas las ilusiones de Law.
―¿Y si tiene razón?
Dominic se volvió sombrío.
―Entonces, estoy a punto de derribarla y romper su mundo. Y después de esta
noche, ella nunca nos va a perdonar.
~85~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Capítulo 6
~86~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~87~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
más convincente, uno de los fiscales que habían tratado de acusar a Greg había sido
encontrado culpable de fraude un año después.
Dominic negó con la cabeza.
―No, el gran jurado no exculpó a nadie. Simplemente no tenían suficientes
pruebas para ir a juicio. ¿Sabes por qué?
―Debido a que no es culpable. ―Por lo que ella entendía, el jurado se había
reunido dos años antes y no había encontrado nada desde entonces. El FBI había
abandonado porque no había nada que encontrar.
―Porque el testigo principal de la acusación en su contra fue brutalmente
asesinado tres días antes de que tuviera programado comparecer. El hombre era
contable. Tenía tres hijos. Todos murieron en un incendio en su casa. Arson.
Un escalofrío la recorrió, pero trató de mantener su lógica.
―Lo siento por la familia, pero eso no prueba que Greg incendiara su casa. Podría
haber sido cualquiera, un pirómano en busca de diversión. En los meses que he
conocido a Greg, que nunca ha sido menos que un caballero. No he visto ninguna
prueba de que haya hecho nada de lo que afirmas. Sé que quieres encerrarlo porque
piensas que eso vengará a tu hermana, pero esto parece una caza de brujas.
Sinceramente... ―Sus ojos se llenaron de lágrimas―. Me gustaría poder traerte de
nuevo a Carrie. Pero no puedo.
Dominic golpeó la mesa con la mano, haciendo que toda la superficie temblara.
Gigi gimió y se acurrucó en su regazo.
―No quería hacer esto. Quería atenerlo todo a los negocios y dejar tus conexiones
personales fuera de esto, pero parece que no te importa una mierda a quién mata tu
novio o si roba tus fondos de la organización benéfica.
―Él no es un asesino ―insistió, tratando de calmar a su perro.
―¿El trabajo en las organizaciones benéficas es sólo algo que las mujeres ricas
hacen para llenar las largas y aburridas horas entre los tratamientos de Botox?
―gruñó Riley.
Era más difícil mirarles ahora que ella sabía que Mike era realmente Law.
Probablemente había dicho a los otros hombres las historias que le había contado en
confianza… algunos de sus secretos más íntimos. Pero también había contado sus
historias sobre sus hermanos. Dominic era, obviamente, el idealista. Dominic había
luchado por lo que era correcto, aunque le costó. El hermano menor, Riley, al que él
había caracterizado como el bromista brillante.
~88~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Law les había humanizado, dándole un conocimiento básico de ellos. Así, que
mientras estaban furiosos e iban de un lado a otro, gruñendo y apretando los puños,
no estaba tan asustada como lo había estado esa mañana. Kinley supo que Dominic
amaba la justicia, que a Riley le preocupaba que nunca encontraran una mujer que
les quisiera a todos, ya que habían tenido mala suerte antes.
A menos que todo hubiera sido una mentira, como "Mike" mismo había sido.
Estaba tan confundida. La única manera de no caer en sus trampas era la de negarse
a ellos. Mantuvo la boca cerrada, concentrándose en su perrita. No importaba lo que
pensaban de ella. Simplemente no lo hizo. Ellos eran los que la habían espiado,
apartado de su vida, jugado con su cabeza.
―No voy a contestar vuestras preguntas. Si se tratara de una investigación
legítima, estaría sentada en una comisaría de policía o en una oficina de campo del
FBI. Los agentes del orden real me harían preguntas. Deberíais pensar en eso. Muy
pronto, vosotros seréis los que responderan a las preguntas, probablemente desde la
cárcel.
Dominic prácticamente la traspasó con la mirada.
―Así que no te preocupas por la actividad criminal de Jansen. Tal vez te importe
con quién se acuesta.
Dejó de golpe una foto frente a ella. No era una de esas imágenes granuladas,
tomada con un teleobjetivo barato. Ella no tenía ningún problema en absoluto en
discernir el enfoque de la imagen. Oh, no. Alguien tenía experiencia con una cámara
y se había gastado el dinero en un equipo de alta calidad para procesar fotografías.
Kinley se quedó con la mirada fija, parpadeó un par de veces, como si eso fuera a
modificar su mirada de alguna manera y borrar la terrible imagen que tenía delante.
No funcionó. Cada vez que abría los ojos, la terrible verdad seguía esperando. No
hay duda de lo que las dos personas en la foto estaban haciendo. De ninguna manera
podía engañarse a sí misma en la creencia de que Greg estaba dando a la mujer de la
foto un abrazo amistoso. Estaban desnudos, y él claramente la estaba tocando por
todas partes, especialmente en el interior. Greg había inclinado a la rubia sobre lo
que parecía ser una hamaca de su piscina. Kinley había estado en esa misma silla la
última vez que Greg había invitado a su familia a una barbacoa.
Las náuseas pugnaban por salir mientras ella se quedaba mirando la foto
condenatoria porque no sólo podía ver claramente la cara de Greg, era imposible
pasar por alto la identidad de la mujer.
Becks se acostaba con su novio.
~89~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~90~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
los tres hombres que la rodeaban, no fuera real. Pero, obviamente, había estado
desechando la verdad muy a menudo últimamente.
―¿Quién dirigiría Hope House si mueres? ―preguntó Dominic, su voz era
completamente estable, como si él no estuviera destrozando su mundo.
Ella sospechaba que sabían muy bien la respuesta, pero se lo dijo de todos modos.
―Becks.
―Apostaría hasta el último centavo que tengo que ella ya está metida en tus
fondos. No tengo ninguna duda que ella es la que cobró los cheques misteriosos de la
cuenta de tu organización benéfica―gruñó Law.
Kinley odiaba creer que su hermana podría ser capaz de robarle. Serle infiel a su
marido, sí. Becks casi lo había admitido poco antes de la malograda boda. Acostarse
con Greg ya era bastante aplastante. Pero esto... Sentía como si tuviera un picahielos
envenenado atado al pecho. Pero, ¿quién más podría ser? Nadie sabía dónde
guardaba los papeles para Hope House. Becks era lo suficientemente inteligente
como para falsificar su firma, también.
―O supongo que tu padre podría haber tomado los fondos. Después de todo, él
tiene que pagar todas las deudas de juego ―dijo de manera casual Law.
―¿Deudas de juego?
Dominic dejó caer una serie de fotos de su padre en la pista de carreras y en una
mesa de póker, fumando y bebiendo, con el rostro sombrío.
―Riley tomó esas. Tenía una cámara en su sudadera con capucha.
―A tu padre le gusta jugar intensamente y es horrible en la mesa de juego
―agregó Riley―. Se tira de la oreja o parpadea mucho cuando está mintiendo. Son
indicios evidentes.
Kinley ni siquiera sabía que a su padre le gustara jugar a las cartas.
―¡Deja a mi padre fuera de esto! Tiene cáncer.
Law lo sabía. Había llorado a "Mike" durante una larga conversación una noche.
Ella le había confesado lo asustada que estaba porque iba a perder a su padre de la
manera en que había perdido a su madre. Ella con lágrimas en los ojos le explicó
todas las largas noches que se había sentado con su madre y cómo se había visto
obligada a ver a la mujer que le había dado a luz ir apagándose.
―Tal vez esto es una distracción para él ―Les soltó Kinley―. Si él necesita
diversión para escapar de una enfermedad posiblemente terminal, no puedo
~91~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
culparlo. Voy a hablar con él acerca de no jugar en sitios de apuestas altas cuando
llegue a casa, pero por ahora, él es zona vedada.
―Después que me hablaras sobre su enfermedad por teléfono, tuve a Riley
comprobando esto―comenzó Law―. Él hackeó los registros de los pacientes del
hospital al que tu padre dijo que iba a ir. No tienen ningún registro de él. Tampoco
un solo oncólogo entre el personal. Tu padre no tiene cáncer. Todo es un ardid para
estafarte el dinero.
―¡Eso no puede ser verdad! ―Por supuesto sería una gran noticia que su padre
no se estuviera muriendo, pero ella casi no podía creer que él la estafaría por dinero.
El rostro de Law se mantuvo como el granito, resuelto y sombrío. Tenía una
sensación súbita de que las malas noticias no se iban a detener. Se obligó a
encontrarse con su mirada.
―Por favor no me hagas esto.
No le tuvo piedad.
―Tu padre ha estado viniendo a ti por dinero para poder pagar a sus corredores
de apuestas. También ha contraído deudas con todas sus tarjetas de crédito. Alguien,
probablemente tu hermana, falsificó tu nombre en sus nuevas solicitudes como su
avalista. ―Cogió otra de las aparentemente interminables fotos y la empujó hacia
ella.
Su padre, Becks y Greg estaban sentados en un restaurante elegante, parecía que
estaban pasándolo muy bien. Había una fecha y hora en la fotografía.
―Kinley, esta fue tomada hace cuatro días. La noche antes que me dijeras que tu
padre tenía una cita oncológica al mediodía del día siguiente. Me confesaste lo
preocupada que estabas porque no iba a dejar que fueras con él.
―Me dijo que no quería que esto fuera una repetición de la enfermedad de mi
madre. Que no podía soportar la idea de hacerme pasar por eso de nuevo. ―¿Había
sido todo una mentira?―. Yo le rogué que me dejara ir, pero él me convenció para
simplemente escribir el cheque. Greg se comprometió a ayudar a pagar los
tratamientos de mi padre después de que nos casáramos. Es por eso que yo estaba de
acuerdo en adelantar la boda. Al principio, quería casarme en otoño.
Pero eso no se habría adaptado a los planes de Greg o de Becks. Kinley había sido
terca al respecto porque siempre había soñado con una boda en otoño en Nueva
York. También quería más tiempo para llegar a conocer a Greg... y para ver si podía
quitarse sus problemas financieros sin ser obligada a casarse.
~92~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~93~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~94~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~95~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
* *
Law salió de la cocina sintiéndose como el más bajo pedazo de mierda del planeta.
Cruzó el pasillo y se dirigió a la oficina que Dominic, Riley y él estaban usando como
su base de operaciones.
―Realmente espero que estéis felices.
¿Arruinar la vida de Kinley había valido la pena? Tal vez si lo hubiera intentado
de nuevo, podría haber encontrado una manera de poner a Greg tras las rejas sin
destrozar todas sus ilusiones.
Solo fracasaría. Sus grandes ojos marrones se habían llenado de lágrimas. El dolor
había estado grabado en su dulce rostro.
Él había provocado eso. Tal vez no había sido el infiel hijo de puta o no había
planeado matarla, pero había ayudado a exponerlo todo. Y lo había hecho con
frialdad, porque sabía que sus sentimientos por ella eran un caso perdido. Dominic
tenía razón. Demonios, incluso probablemente Riley tuviera razón. Aunque no
hubiera secuestrado a Kinley, ¿cómo una mujer con su clase y su dulzura
sobreviviría a una relación con él, con un Dominic amenazante y un Riley
sabelotodo? Parecía imposible, y él era estúpido por luchar contra esa comprensión.
―No ―dijo Dominic―. No estoy feliz. Y tenemos un problema. Annabelle está
en la línea. Riley, ¿Kinley puede oírnos?
Riley cruzó la habitación y cerró la puerta.
―No, las puertas son gruesas, y estamos lo suficientemente lejos. La puedo ver a
través de los cristales si trata de salir de la cocina. Aseguré las otras puertas, y las
ventanas no se rompen. Estamos bien.
Law estaba feliz por eso, porque lo último que Kinley necesitaba era saber que su
mejor amiga había estado al tanto de este complot desde el principio. Una traición
más y Kinley podría no sobrevivir, aunque Annabelle hubiera participado con
buenas intenciones.
Dominic apretó un botón en el teléfono.
~96~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~97~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~98~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~99~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~100~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~101~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Capítulo 7
Kinley sabía que debía apartarse, pero Law era tan cálido, sólido y fuerte. Se
sentía tan necesitada de consuelo humano. En el momento en que la puerta se cerró
tras ellos, ella se quedó mirando las fotos que le habían metido debajo de la nariz y
vio su vida explicada para ella. Después la boda, el secuestro, el interrogatorio, el
beso, el desastre en que se había convertido su vida… todo se derrumbó con
estrépito sobre ella.
El hecho de que había estado sola y llorando a mares sólo magnificó su sensación
de soledad. Hasta que Law había llegado y le había dado alguien a quien aferrarse,
un ancla para que no continuara ahogándose con la conmoción, la tristeza, la
confusión y desesperanza.
La pura necesidad la empujó a sus brazos abiertos. Había pasado toda una
semana para llegar a conocerlo. Podría haber usado un nombre diferente, pero había
aprendido acerca de la bondad de su corazón. Sí, y su profunda bondad la tenía
aferrada en su abrazo.
Entonces, el recuerdo de su beso la hizo levantar el rostro hacia él y rogar en
silencio por otro.
La boca de Law descendió, inclinada sobre la de ella, reclamando sus labios y
dándole unos maravillosos momentos de respiro. Kinley no tenía que pensar. No
tenía que preocuparse. Su beso borró todo lo demás. Sólo tenía que sentir.
Su corazón se aceleró cuando inspiró… una insinuación de su colonia, la menta en
su aliento, los aromas masculinos a cuero, café y al hombre que parecía únicamente
Law. Pasó las palmas de las manos por su torso musculoso, cubierto sólo por la fina
tela de su camiseta. Todo acerca de este hombre era duro con la excepción de sus
labios.
Y sus palabras cuando él rompió el beso y le acunó la cara con las manos, con la
boca justo sobre la de ella.
~102~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
―Eres tan dulce. No deberías tener que llorar. Jansen no es digno de tenerte en su
vida.
Law hundió las manos en su cabello, deslizándolas por el moño suelto que había
hecho para evitar que le cayera el pelo en la cara. Tiró de él, encendiendo su cuero
cabelludo. La obligó a inclinar la cabeza hacia arriba, y su boca bloqueó cualquier
protesta.
A medida que su lengua trazaba la unión de sus labios, sintió un tirón en su
vientre. Él la mantuvo inmóvil mientras exploraba su boca. Ella abrió los labios más
ampliamente para él, reacia a dejar de lado esta embriagadora sensación
incontenible. La habían besado antes, caricias descuidadas de labios en abrazos
torpes que habían hecho que se estremeciera de incomodidad. Kinley no sentía nada
de eso con Law. Todo acerca de estar con él era completamente diferente. Totalmente
excitante. Su gentil consuelo y su fiera insistencia crearon una demanda
embriagadora en la que ella cayó y esperaba que no tuviera fin. Él la abrazó como si
fuera preciosa, como si él la saboreara. Su beso la hizo sentir caliente, feliz e inquieta
por más.
Kinley no estaba dispuesta a poner fin a este abrazo con los mismos
remordimientos que el último. Esta vez, lo agarró fuerte y deslizó su lengua al lado
de la de él. Él gruñó en su boca, y ella sintió el sonido vibrar justo debajo de su piel.
Animada, Kinley gimió y se abrió más para él para profundizar el beso. Law no
dudó en aprovecharse de su oferta. Por primera vez, ella sintió su poder femenino.
Siempre había esperado, permitió que la vida llegara a ella en sus términos, ni
siquiera pedía lo que quería. Pero mientras Law la besaba, de repente entendió el
"más" que había estado anhelando en la suite nupcial. Ansiaba hacerle gruñir y
gemir. Sudar y arder. Ponerle hambriento de ella… como él estaba poniéndola
hambrienta de él. Kinley se regocijaba en simplemente sentir.
Se apretó contra el pecho masculino. Law era tan alto que se elevaba por encima
de ella y casi tenía que doblarse por la mitad sólo para besarla, y a ella le encantó
sentirse pequeña.
Después, un beso ya no era suficiente para él. Law la encerraba, apretándola
contra la puerta de la despensa con una respiración contenida y un gemido. Una vez
más, se apoderó de su boca. Los pezones de Kinley comenzaron a animarse, y su
cabeza se tambaleó mientras él profundizaba más el beso, dejándola mareada y
sintiéndose fuera de control.
~103~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Siempre había sido una niña buena. Su madre le había enseñado que tenía que ser
la responsable porque su padre y su hermana no lo eran. Después de la muerte de
ésta, el trabajo incesante había caído sobre ella. Había cuidado de su familia, ya que
era su naturaleza.
Pero este torrente salvaje de emoción también parecía natural. Se sentía bien estar
con Law.
Probablemente era algo estúpido. Probablemente se arrepentiría porque, en
última instancia Law utilizaría su pasión por él contra ella para obligarla a cooperar
con los planes de Dominic. Pero ahora mismo era para ella. Kinley no estaba
pensando en lo que nadie podría pensar o decir. Por primera vez, estaba viviendo el
momento y se negaba a detenerse porque quería sentirse adorada, como una mujer
deseable y hermosa sólo por esta vez.
De repente, la levantó como si no pesara nada. Ella se quedó sin aliento. Nadie la
había levantado desde que era niña.
―Te necesito más arriba, cariño. Tal vez deberías usar siempre los zapatos de
tacón. ¿Te he dicho lo jodidamente hermosa que eres? ¿Te he dicho que he estado
duro desde el momento en que puse los ojos en ti? Mi polla ha estado en el infierno.
―Se detuvo, con los ojos llameando―. ¡Mierda! ―Él la dejó deslizarse suavemente
hacia abajo, asegurándose de que se mantenía en equilibrio―. Lo siento. No debería
hablarte de esa manera. Debería ser amable.
De ninguna manera estaba dispuesta a dejar que se detuviera todavía. Tiró de su
camisa con un pequeño lloriqueo. ¿No lo entendía? No quería pensar, hablar o ser
suave.
―Ni se te ocurra. No me puedes besar así y después ignorarme otra vez. Todavía
no.
Ahora no podía enfrentarse a esa posibilidad o a toda la otra porquería en su
tejado. Quería olvidar, al menos por algún tiempo. Sólo unos cuantos besos. Sólo por
unos momentos preciosos. Entonces podría volver al mundo real, donde nadie la
quería e imaginarse como hacerle frente mientras todo se venía abajo.
―No sé cómo ser amable contigo, como quiero ser. ―Se alisó el cabello hacia
atrás, mirándola fijamente. Sus ojos eran tan azules...
―Solo se tú mismo. No más mentiras. No más fingir. ―Ella quería eso más que
nada. Deseaba poder ser simplemente Kinley, sin las responsabilidades cotidianas
que hacían que apartara sus deseos y necesidades por todos los demás. Podía ser ella
misma y Law podría ser el soldado tiernamente rudo quien la llevara a un lugar
~104~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
donde sólo ellos importaban. Ella quería ser libre, aunque fuera pasajero. Aunque no
fuera real.
―¿No te importa que sea demasiado rudo? ―Él tiró de su pelo, y parecía que
contenía la respiración mientras esperaba su respuesta.
―¿Cómo voy a saber lo que es demasiado duro para mí? ―Nada de lo que él hizo
se sintió demasiado fuerte o físico. Cada contacto parecía correcto. Kinley salpicaba
besos por su cuello, su mandíbula, agarrándole la camiseta con los puños―. Por
favor...
―Cariño, tú lo has querido. ―Su rugido bajo y sexy resonó en sus oídos.
Entonces ella estuvo en el aire otra vez. Él la cogió, envolviendo sus brazos
alrededor de su cintura. Tuvo que aferrarse a sus hombros cuando él se giró y
caminó hacia la gran isla en medio de la cocina. La dejó en la elegante encimera de
granito negro y de inmediato se colocó entre sus piernas, haciéndose un lugar allí.
―Yo era un soldado. De las fuerzas especiales. No te puedes imaginar las cosas
que he hecho. No fui a la universidad. No te merezco, Kinley, pero te deseo.
Muchísimo.
Ella tuvo el impulso de envolver sus piernas alrededor de sus delgadas caderas y
acercarse lo más que pudo. Sentía como si todo su cuerpo se estuviera ablandando,
calentando, dolorido por estar aún más cerca.
Él tiró de ella, alineando sus caderas, por lo que era imposible confundir lo duro
que estaba Law. Su pene casi presionaba fuera de los pantalones, estaba tan erecto. Y
era grande. Sentir lo mucho que la deseaba hizo que Kinley se inquietara. Se retorció
para aliviar el dolor mientras su corazón trataba de salírsele del pecho.
Law Anders verdaderamente, realmente quería tener sexo con ella. Él no estaba
fingiendo. Por lo que ella sabía, los hombres no podían tener erecciones falsas. En
realidad la deseaba.
Y ella los quería.
Oh, Dios. Ella había pensado en la palabra "ellos". Tan pronto como lo había
hecho, una visión de sí misma en medio de Law, Dominic, y Riley se había ardido en
su cerebro. Ellos la rodearían, tal vez incluso la apretujarían. La mangonearían... pero
en su mundo de fantasía, también la adorarían. Debido a que todos eran tan grandes,
se sentiría pequeña y femenina en contra de ellos. Sus manos explorarían su cuerpo,
acariciándola y tocándola. Puede que no fuera amor, pero ella podría aferrarse a los
recuerdos durante los largos y solitarios días que estaba segura la seguirían en su
futuro.
~105~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
¿En qué estaba pensando? ¿Cómo podía tener relaciones sexuales con tres
hombres? La idea era ridícula. Escandalosa. Y tan excitante que apenas podía
respirar.
Law capturó sus labios antes de que pudiera pensar en otra palabra. Su lengua se
deslizó en su interior, y le hizo el amor a su boca… profunda y ferozmente, sin
restricciones. Kinley estaba perdida.
Él deslizó una mano por su cuello y hombros, curvando la palma sobre su pecho.
Su toque la abrasó. Ella se fundió en él, abandonándose a la deliciosa quemadura.
Law besó su cuello, mordisqueó su oreja.
―¿Sabes lo que quieres? ¿Dónde te gusta que te toquen? ¿Lo que te pone caliente?
Sólo dímelo, y te lo daré.
―No tengo ni idea de lo que me gusta, además de tus besos. ―Más allá de eso,
Kinley no tenía forma de saberlo. Había pasado sus años de escuela secundaria
estudiando y tratando de ser la hija perfecta. Cuando la universidad había llegado,
su madre había caído enferma. Los años habían pasado mientras ella se había
consumido lentamente. Todo lo que ella había conocido entonces era el deber… hacia
su familia, la tarea escolar, su comunidad, y después el legado de su madre.
Ni una sola vez se había dejado llevar e investigado a fondo.
―Dios mío, ¿eres virgen?
Ambos se apartaron, sorprendidos por la voz grave y masculina que traspasó su
fuerte pasión.
Dominic Anthony estaba a menos de un metro de distancia, observando. Se había
quitado la chaqueta y ahora estaba vestido con una camisa abotonada, pantalones
grises de corte ceñido y mocasines de diseño. Abierta en el cuello, la camisa de vestir
blanca contrastaba con su tez aceitunada. Dominic era tan alto como Law, pero de
constitución delgada. Cabello negro azabache, ojos negros insondables, y una
mandíbula que había sido cortada en granito, todo en él gritaba salvaje.
Recordó lo que California Mike… no, Law… le había dicho acerca de él. Dominic
era el idealista. Había dejado atrás una infancia mimada por proteger y servir a su
país. Había amado a su hermana y se revolcaba en la culpa por no haber evitado su
asesinato. Dado que Dominic era también un protector, no podía perdonarse por no
salvar a Carrie. Él quería una mujer que pudiera compartir con sus amigos porque
había encontrado una parte de su familia, y ahora todos estaban esperando a la mujer
que les completaría.
~106~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
―Vine a averiguar sobre ti, para decirte que lo siento por haberte acribillado con
tanto a la vez ―dijo Dominic con voz ronca―. No es tu culpa que Jansen sea un
gilipollas asesino. Pero realmente necesito tu ayuda. ―Tragó saliva―. Necesito...
Él la miró en brazos de Law, y Kinley no podía obviar la soledad y el anhelo, que
se tallaban en su rostro.
Sin pensarlo, Kinley tendió una mano hacia él para ayudarlo... de alguna manera.
Inmediatamente, el horror la inundó. Dominic probablemente la rechazaría. Quería a
una mujer para todos ellos, pero no a ella. Tenía que dejar de recordar lo que "Mike",
le había contado sobre el hombre y usar la cabeza. Dominic había orquestado el
secuestro. No debería importarle si estaba herido.
Ella comenzó a apartar la mano, pero Dominic la agarró como a un salvavidas,
sus dedos enlazados con los de ella mientras utilizaba el agarre para arrastrarse más
cerca.
―Maldita sea, no debería hacer esto, pero eres demasiado dulce. ―El gruñido
salvaje de Dominic se precipitó directamente hacia los pliegues húmedos entre sus
piernas. Y ellos se enroscaron en su corazón―. Dime que me detenga. Dime que me
aleje. Te necesito a pesar de que no debo. Y si me quedo, algo va a suceder. El hecho
de que seas virgen no importa en absoluto. Saber que eres inocente me hace desearte
más. Me hace querer reclamarte. Eso no es lo que vine a hacer aquí, maldita sea.
Cierto. Dominic había venido a para hablar suavemente con ella y convencerla de
ayudarle contra Greg Jansen. No quería estar cerca de ella, no lógicamente. Pero
Kinley también podría decir que él no tenía la fuerza para alejarse de ella. Ese
conocimiento hizo que se inundara con el poder y la necesidad. Por alguna razón, la
deseaba. La necesitaba para aliviar el dolor que soportaba como una lacra.
Ella tiró de sus manos unidas, y Dominic no lo dudó. Envolvió sus brazos a su
alrededor, presionándose contra ella mientras sus labios se estrellaron sobre los
suyos.
Él dominaba. Dónde Law lisonjeaba, Dominic simplemente mandaba. Él tomó el
control total de su boca, su lengua se sumergió dentro. Ella se derritió. Mientras la
devoraba, los dedos de Law se trasladaron desde la cintura hacia sus caderas y a los
muslos. Cosquillaron por su piel, se zambulleron en sus bragas, y luego se metieron
bruscamente en sus hinchados y resbaladizos pliegues.
Cada célula de su cuerpo casi implosionó. Nop. Ella no tenía ningún problema
con la rudeza… excepto que quería más. Podía verse a sí misma rabiando por eso.
~107~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
La lengua de Dominic salió a la luz mientras los dedos de Law jugaban. El fuego
lamió su piel. Sus rodillas en verdad temblaban. El placer amenazaba con superarla.
Se sentía mareada, aturdida y eufórica. Nunca había conocido nada igual, nunca se
dio cuenta de que su cuerpo podía tensarse y temblar por dentro.
―Haz que me detenga ―suplicó Dominic, sus labios jugaban con los suyos.
―No, cariño ―dijo Law, besando su sien―. No hagas que nos detengamos.
¿Puedes sentir lo bueno que es esto? ¿Cuánto te deseamos?
Podía sentir una serie de cosas. Desde el orgullo a la libertad y a una percepción
de sí misma como mujer por vez primera. Casi se ahogó con el placer. Los dedos de
Law seguían jugando en su coño, y no podrían tener ningún problema percibiendo lo
mojada que estaba. Sería vergonzoso... excepto que la lubricación ayudó a sus dedos
a moverse por ella. E hizo que él gimiera en su oído. Lo que provocó que Dominic la
besara aún más febrilmente.
Caliente. Estaba tan caliente. De hecho, nunca había estado tan caliente… ni
siquiera cerca. Su piel chisporroteaba. No había nada suave en Dominic, incluso la
forma en que la besaba. Él asumía el mando. Dominaba. Ella encontró su cuerpo
arqueándose hacia él ofreciéndose y ardiendo por ceder a sus demandas. A pesar de
que se sentía diferente a Law, se sentía muy bien, también.
―Dios, eso es sexy. ―La voz profunda de Law expresaba su satisfacción―. Os
veis bien juntos.
Ella estaba besando a otro hombre, y él estaba feliz. ¿Porque ella estaba
disfrutando? ¿Porque la satisfacía? O ¿porque su "hermano" estaba consiguiendo lo
que necesitaba mientras él era parte de la experiencia? Probablemente todo lo
anterior. La forma de ver el mundo de ellos podría ser completamente diferente, pero
aun así era deseo, necesidad... y quizá más.
Durante todo el tiempo, los hábiles dedos de Law jugaban dentro de ella. Él
separó sus labios vaginales, deslizándose a través de sus pliegues, para encontrar el
pequeño nudo que de repente parecía controlar todo su ser. Su clítoris estaba
llenándose de sangre. Un deseo urgente se propagó por ella. Con cada movimiento
de sus dedos, la encendió hasta que ella jadeaba y gemía en la boca de Dominic. La
forma en que ellos jugaban con ella debería avergonzarla o hacerla sentir incómoda.
Pero no. Simplemente la embargaba un abrasador y liberador deseo.
Dominic tiró de su camisa para liberarla de la falda, y ella sintió su cálida palma
contra la piel. Él soltó sus labios, besando su nariz y las mejillas.
―Abre las piernas para Law.
~108~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Vagamente, Kinley imaginó que debería preguntar al menos por qué, pero sus
muslos parecieron tener mente propia. Obedecieron la orden de Dominic sin dudar,
abriéndose para Law, hasta que él se ubicó entre ellos.
―Lleva bragas ―dijo Law―. Esas cosas de algodón blanco. No me gustan.
―Ella va a dejar de hacer eso. Esa es una de nuestras reglas, Kinley. Sin bragas.
Nada cubre tu coño excepto nuestras manos, nuestras bocas, y nuestros cuerpos
cuando te follemos. ―La voz de Dominic era un estruendo oscuro―. ¿Entiendes? Si
encuentro unas, las voy a tirar a la basura. Recibirás unos azotes si intentas usar más.
Cada palabra que salía de su boca parecía elevar la temperatura… y su
excitación… otro grado. Ella estaba dolorida, ardiendo y necesitada. Pero sus
palabras la confundían. ¿Por qué tenía reglas? ¿Y por qué la idea de él o Law
golpeando su trasero hacía que se sintiera ansiosa e inquieta… y no en el mal
sentido?
―Chicos, habláis mucho sobre nalgadas ―logró decir entre besos.
Riley también había hablado de ponerla encima de sus rodillas y no dejarla
levantar hasta que ella entendiera. De solo pensar en él, Kinley le deseaba por su
agudo ingenio y duro cuerpo. Luego ahuyentó el pensamiento. Law y Dominic la
deseaban. Riley le había dado el papel de villana. Si él no la quería, entonces no le
necesitaba. Ella había jugado ese juego demasiado tiempo como para continuar.
―Estas bragas están en mi camino―se quejó Law.
Kinley frunció el ceño. ¿Cómo? Él no parecía estar teniendo ningún problema.
Sólo las había apartado a un lado y empujado los dedos profundamente en su coño
para hacer magia en cada uno de sus puntos sensibles. Su sangre se calentó, su
corazón se aceleró, su placer aumentó, y su respiración era entrecortada. Él presionó
un dedo grande dentro, contra algún punto repleto de nervios sobre el que sólo había
leído alguna vez. Kinley se quedó sin aliento.
―Haz que se corra, Law ―gruñó él contra su oído, sus dientes se clavaron en su
lóbulo con un agudo mordisquito que llameó en algo más allá del dolor. Se
estremeció contra él.
Dominic metió la mano bajo la blusa y el sujetador hasta que acunó su pecho y
dio un tirón a pezón. El calor estalló.
―Nunca te has corrido, ¿verdad? Dímelo, y no mientas. Sé que no has tenido un
hombre dentro de ti. Vamos a cambiar eso, pero quiero saber todo lo que has
experimentado hasta ahora. ¿Alguna vez te has llevado al orgasmo con los dedos?
~109~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
¿Alguna vez te has frotado hasta gritar, hasta que tus ojos se pusieron en blanco y
todo tu cuerpo se estremeció? Dime. Quiero saber si esta es tu primera vez.
Kinley apenas podía encontrar el aliento. El dedo de Law todavía acariciaba su
interior, masajeando ese lugar profundo, mientras su pulgar rodaba sobre su clítoris.
No podía dejar de rotar sus caderas contra su mano. Ella quería más fricción, más de
esa cálida sensación que se estaba disparando rápidamente entre sus piernas. Quería
averiguar dónde conducía ese camino.
Dominic pellizcó su pezón. El dolor punzante la trajo de regreso desde el borde
de algo nuevo. Ella se lamentó en señal de protesta y necesidad.
―Respóndeme ―exigió Dominic―. Cuando lo hagas, Law va a usar su mano
para que te corras para nosotros. ¿Entiendes?
Se las arregló para jadear.
―Por favor...
―Qué dulce súplica. Voy a observar cómo te corres y escucharé tus gritos. Y voy
a ver tu coño apretarse alrededor de los dedos de Law. Pero primero, me contestas.
Aquí estoy en lo alto.
Él no estaba en lo alto. Ella estaba en la parte superior de la encimera, pero no
tenía tiempo para pensar acerca de su extraña expresión porque volvió a pellizcarle
el pezón.
―Nunca ―jadeó―. Nunca me he corrido antes. Lo he intentado un par de veces,
pero no creo que mi cuerpo funcione de esa manera.
Ella misma se había tocado en mitad de la noche un par de veces, pero encontró
cada episodio vergonzoso y frustrante. Más de una vez, ella había tratado de
encontrar el lugar mágico que la enviaría remontándose hacia su Shangri–La sexual,
hacia su paraíso sexual. Si los rumores que había oído eran ciertos, otras mujeres
parecían ser capaces de llegar allí. Kinley ni siquiera se había acercado.
―Oh, va a funcionar. Tu coño está tan húmedo, cariño. ―Law metió a presión un
segundo dedo mientras la miraba fijamente. Se sentía impotentemente empalada,
atentamente observada, estirada, anhelante y balanceándose sobre el borde de algo
que necesitaba con desesperación.
Ella gimió bajo cuando él empujó esos dos dedos en su interior tan
profundamente como pudo. La llenaba tanto. Le gustaba el ligero ardor de él
estirándola.
~110~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Todo la atención de Law estaba justo entre sus piernas, observando sus dedos
desaparecer dentro de ella antes de sacarlos, resbaladizos, casi del todo, para luego
volver a meterlos completamente.
―Yo sé quién y qué eres, Kinley. Sólo necesitas algo extra, y te lo podemos dar.
Dominic, dile que se corra. Ordénale que lo haga.
Sus palabras hicieron que su corazón golpeteara en su pecho. Sí. Ella quería que
se le dijera, que se le ordenara. Ella no tendría que pensar, sólo obedecer… y sentir.
Esa orden la obligaría, eliminaría el estrés de no saber si podría y cómo lo haría de su
mente.
―Folla sus dedos, mascota. Fuerte. Mueve las caderas contra él. Eso es.
―Dominic continuó jugando con sus pezones, retorciendo y apretando, enviando
pequeños y locos rayos de placer por todo su organismo. Sus palabras le nublaron el
cerebro―. Hazlo ahora.
Entonces todo tuvo sentido. Kinley se entregó a sus palabras y simplemente
obedeció. Cada célula de su cuerpo respondía a ellos, a sus acciones y palabras, al
son de sus voces profundas. Algo importante estaba justo a su alcance, revoloteando
delante de ella... Y ahora tenía permiso para tomar aquel placer por sí misma, porque
gozando los complacería.
Apartó los pensamientos conscientes y se empujó contra la mano de Law. El
pulgar rodeó su clítoris, presionando hacia abajo y en círculos. Una y otra vez. Con
un grito, se retorció, tomando sus dedos aún más profundamente.
Dominic enredó las manos en su cabello y tiró, haciendo que levantara la mirada
hasta caer en la trampa de la de él.
―Magnifico, mascota. Eso es exactamente lo que queremos de ti. ―Miró de nuevo
donde los dedos de Law desaparecían dentro de su cuerpo―. ¿Sientes lo mojado que
está tu bonito coño? Es perfecto. Te queremos empapada y desesperada por nuestras
pollas. Entonces te llenaremos.
Sus palabras la hicieron gemir. No podía formar una respuesta coherente.
La sonrisa de Dominic era a la vez triunfante y perversa.
―Escúchame y escúchame bien. Vas a correrte por Law y por mí… sobre toda su
mano. Déjalo ir, mascota. Ahora. Te atraparemos.
Law la volvió a acariciar, la sensación encendiéndose en su interior. Sus dedos
presionaban hacia arriba, moviéndose en círculos en el interior, su pulgar raspando
sobre el clítoris. Dominic bebía de sus labios.
~111~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~112~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~113~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
―Déjala, Law ―advirtió Dominic―. No quieres darle ninguna razón para decir
que la forzamos. Es exactamente por eso que deberíamos habernos mantenido al
margen. He perdido la cabeza. ―Dominic reunió los papeles de la mesa en la que se
había sentado previamente, antes de que Law se la llevara a la isla y casi la sedujera.
Y maldita sea, a ella le había gustado ser seducida.
―Estudia estos papeles. Tienes esta noche. Por la mañana, vamos a hablar de
nuevo. Espero que entiendas que lo que acaba de suceder aquí fue consensuado.
―Dominic empujó los papeles hacia ella, su voz tan directa. Echaba de menos la
forma en que le había susurrado apasionadamente.
Todo había sido consensuado. Incluso le había rogado que lo detuviera, y ella no
lo había hecho. Quería lo que podían darle, y no se había parado a pensar en cómo se
sentiría después hasta que fue demasiado tarde. No podía ser la mujer que los
completara. El destino simplemente la había puesto en su camino. Querían a alguien,
y ella se encontraba justo allí. Fin de la historia.
Mantuvo los archivos contra su pecho. Realmente necesitaba revisarlos, averiguar
si Greg estaba usando su organización benéfica con fines delictivos. Tenía que juntar
las pruebas y decidir si su hermana y su padre, en verdad, estaban conspirando para
matarla. Pero sobre todo, necesitaba distancia para averiguar lo que le había
sucedido a su cuerpo. Su voluntad. Su corazón. Casi se lo había dado todo a un par
de hombres que apenas conocía. Ella nunca había sido impulsiva o irresponsable.
¿Por qué ellos? ¿Por qué ahora? Y ¿por qué quería poner sus brazos alrededor de
Law? ¿Por qué quería frotarse contra Dominic para ver si podía excitarse de nuevo?
¿Por qué sentía como si echara de menos a Riley y anhelara invitarle a unirse?
Los conflictivos pensamientos y deseos en su cabeza estaban volviéndola loca,
mareándola. Estaba exhausta.
―Gigi, vamos. ―Se volvió a buscar a su perro, pero su pequeña Yorkie se había
ido.
―Se fue con Butch. Lo sentimos, pero él ha estado husmeando a su alrededor
todo el día ―informó Dominic―. ¿Está en celo?
Oh, Dios. Probablemente. Ella había tenido la intención de hacer criar a Gigi una
vez antes de esterilizarla. Después de todo, era un cachorro de pura raza, y Kinley
conocía un montón de otros dueños de Yorkies del club canino americano con cuyas
mascotas podría engendrar. Pero Gigi y Butch estaban totalmente fuera del plan... al
igual que lo había sido su desafortunada cita amorosa con Law y Dominic.
~114~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~115~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
para que yo pueda volver a mi celda!. Entonces puedes irte al infierno por lo que a
mí me importa.
Law se le acercó por detrás.
―Te llevaré a tu cuarto.
―Puedo encontrar mi camino.
―Pero dudo que te encierres.
El aforismo la hizo enojar, pero se marchó sin decir nada más, hacia final del
pasillo, haciendo caso omiso de los hombres detrás de ella. Pasó como un rayo a su
habitación y cerró la puerta. Inmediatamente, oyó como la encerraban dentro.
Estaba sola otra vez. A solas con la evidencia contra su familia. A solas con un
millón de preguntas. Los miedos y las dudas comenzaron a taladrarla una vez más.
Un momento después, Law abrió la puerta, y Gigi entró con su lazo rosa torcido.
Él cerró de golpe una vez más, encerrándola con su pequeña ramera peluda.
Gigi estaba en la puerta, gimiendo un poco, probablemente, llorando por su
amante.
―Seh, como que quiero hacer eso, también. ―Pero por ahora se conformaría con
tomar una ducha. Tal vez cuando estuviera limpia no sentiría sus manos sobre ella,
acariciándola, haciéndole desear más de lo que podía tener.
Entró en el cuarto de baño y abrió el agua caliente. Todos sus productos favoritos
habían sido colocados allí, desde su cuchilla de afeitar hasta el champú que usaba
todos los días. Greg probablemente ni siquiera sabía de qué color eran sus ojos, pero
uno de estos hombres sabía que prefería jabón de lavanda.
¿Cuál era su siguiente movimiento aquí? ¿Qué debería hacer? ¿Qué debería creer?
Levantó la vista hacia la ventana al lado de la cabina de ducha. Estaba en lo alto
de la pared, pero podía ver que el cristal en el baño no era tan grueso como los del
dormitorio.
Kinley se subió a la taza del váter y pudo agarrar apenas la manija. Conteniendo
la respiración, inspeccionó la ventana. No estaba sellada y no tenía cerradura. De
hecho, debería abrirse y dejarla libre.
Tuvo que tragarse el grito de sorpresa. ¡Había encontrado una salida! En unas
pocas horas, podría tener sus maletas hechas y un plan en marcha. El sol estaría
llegando, y probablemente ellos aún estarían durmiendo. Podría haberse ido mucho
antes de que ni siquiera supieran que estaba desaparecida.
~116~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Todo eran buenas noticias. Pero Kinley no podía dejar de preguntarse si, ahora
que había encontrado una manera de escapar, ¿debería usarla?
~117~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Capítulo 8
Riley se estiró y miró hacia la vasta extensión de verde. Desde el amplio porche
delantero, él se llenó los ojos de las montañas que se levantaban como el sol.
El amanecer había llegado, aunque en realidad no significaba mucho en esta
época del año. Los días de verano en Alaska aparentemente parecían no tener fin. Su
organismo no se había adaptado totalmente de la hora de la Costa Este.
El olor del café llenó sus fosas nasales. No había dormido mucho. Sin importar si
eso era debido a que el sol apenas había caído por debajo del horizonte, o al hecho de
que no podía refrenar su cerebro. Al final todo era culpa de Kinley. Había pensado
en ella toda la maldita noche. Una y otra vez durante esas largas horas, su mente
había jugado con los recuerdos de Kinley mientras él había estado de pie fuera de la
puerta de la cocina y la había escuchado jadear, estremecerse y gritar mientras se
corría. Bajo la mano de su hermano. Y al parecer por primera vez.
¿Cómo demonios una mujer que se veía como ella se las había arreglado para
lograr mantenerse virgen? Odiaba a Greg Jansen, por diversas razones, pero nunca
había pensado que el hombre fuera un idiota. Cualquier varón heterosexual que
pudiera estar prometido a Kinley Kohl y no la mantuviera en la cama durante días y
días era obviamente un completo idiota.
Pero Riley sabía que no era exactamente inteligente tampoco. Ninguno de ellos lo
era si creían que podía realmente quererles.
―¿Así que se alejó de ti? ―preguntó Riley, mirando a su hermano que estaba
sentado en una mecedora a menos de cinco metros de distancia.
―Se asustó. ―Law tomó un sorbo de café, sin mirarlo―. No es tan sorprendente.
Tiene muy poca experiencia. Tenemos que tener cuidado con ella, pero está
progresando.
¿Su siempre-enamorado hermano había perdido la razón?
~118~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~119~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
gilipolleces. Todo el mundo ya sabía que era una puta. Estoy firmemente convencido
de que habría sido más que feliz de pasar el resto de su vida en la cama contigo y
Dominic. Y ella me habría soportado. Su problema fue que la propuesta de
matrimonio no vino de la persona adecuada.
Tan pronto como Law había hablado, Riley se dio cuenta de que había mucho de
verdad en las palabras de su hermano. Dios, había sido tan jodidamente estúpido.
―Quería estar legalmente casada con Dominic.
―El dinero gana sobre el cerebro ―dijo Law, con simpatía en la voz.
―No me jodas. ―Sentía como si le hubieran dado de nuevo una patada en el
estómago.
Su hermano se encogió de hombros.
―Mira el lado bueno. Tu cerebro todavía pudo más que mi fuerza física.
A pesar de ello, si Simone hubiera dicho que sí, Law habría sacrificado su corazón
para que él y Dominic fueran felices.
―¿Por qué dejaste que se lo propusiera, sabiendo lo que era? ¿Por qué has estado
en una relación con una mujer a la que ni siquiera le gustabas?
―¿Más allá del espacio extra del congelador? ―Law tomó un sorbo de café y se
sentó―. Estabas enamorado de ella. O creías que lo estabas. Nunca me he sentido así
antes y en ese momento pensé que yo era incapaz de hacerlo. Así que seguí el juego.
Y, para ser honesto, de todos modos no creí que fuera a funcionar a largo plazo
porque sabía que Dominic no se iba a casar con ella.
―Buscar y compartir una mujer nunca va a funcionar, ¿verdad? ―La familia de
la que habían hablado no tenía sentido en el mundo real. Legalidades aparte,
ninguna mujer quería tener tratos con tres hombres. Ni siquiera si se daba cuenta que
significaba que ella nunca estaría sola, que siempre tendría a alguien para cuidar de
ella. Que nunca acabaría como su madre.
―Creo que sí, si la manejamos de la manera correcta. Nuestra estrategia tiene que
ser cautelosa. Tenemos que señalar todas las buenas cosas acerca de tener tres tíos
cerca, pescarla con el sexo, restar importancia a la cocina y la colada, entonces tal
vez...
―Lo digo en serio, Law.
―Yo también.
―Tienes que dejar de imaginar que Kinley es nuestra chica ideal.
~120~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~121~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~122~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
―No hables mal de la mamá de los bebés de tu perro. Oh, mira ha conseguido
poner su lazo de nuevo derecho. ―Law no parecía molesto de que su prisionera
intentara escapar.
En el momento en que la perra cayó al suelo, Butch apareció como si hubiera
estado sentado justo fuera del borde de la cámara, a la espera de su verdadero amor.
Cuando Butch intentó montar torpemente a Gigi, Dominic maldijo.
―Maldita sea. Voy a esterilizar su culo.
―No creo que su culo necesite ser esterilizado. Su polla por otro lado parece
realmente interesada en Gigi. Au, mira. Está frustrado. No puede meterla con esa
sábana envuelta en torno a ella.
―Bueno, ¿no eres un maldito comediante? ―refunfuñó Dominic.
Law se encogió de hombros despectivamente y luego se puso de pie con el ceño
fruncido.
―Maldita sea, ¿cómo planea salir Kinley? Esa ventana es demasiado alta. Va a
romperse el cuello. Tengo que detenerla.
―Espera. ―Dominic detuvo a Law con un golpecito en el brazo. ―¿Quieres
verlo? Tengo que reconocérselo.
―¿Cómo se las ha arreglado no solo para pasar a través de la ventana, sino para
fabricar una cuerda del resto de la ropa de cama? ―Riley se quedó atónito―.
¡Mierda! Está haciendo rappel en tacones por el lado de la casa.
Ella estaba tratando de escapar de sus secuestradores en tacones de aguja. Riley
no podía ver su color en la pantalla blanco y negro, pero se los imaginaba como rojo
fuego. Y maldita sea, no podía concentrarse en nada, excepto en esos tacones. Harían
que sus piernas se vieran de más de un millón de kilómetros de largo mientras él la
extendía para su polla. Bueno, cuando alguien más hiciera todo eso. Él no la estaba
tocando.
―Sí, y mira ese culo en pantalones vaqueros. Maldita sea. ―Law suspiró y se
ajustó la bragueta.
Su hermano tenía razón.
En la pantalla, Kinley cayó al suelo e inmediatamente intentó espantar a Butch
lejos de Gigi. Recogió a su perra, pero Butch sólo ladró alegremente como si todo
fuera un juego. Ellos podían oír el alboroto procedente de todo el lado de la casa.
―Cállate ―Kinley siseó en un susurro que él oyó claro como una campana―.
Buen perro. Silencio. Ve a buscar a tu amo.
~123~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Dominic gimió.
―¿Sabe lo que esa palabra le hace a mi polla? Joder, sí, podría dominarla.
Riley tenía esa misma clase de pensamiento. Excepto que se negaba a ser llevado
donde fuera por su polla como el perro y sus hermanos por una hembra destinada a
dejarlos. Era demasiado inteligente para eso.
― ¿Alguno de vosotros va a detenerla?
Dominic y Law clavaban la mirada en la tableta como si tuviera todos los secretos
del mundo.
―Pronto. Quiero ver lo que va a hacer. Estoy completamente perdido con esta
chica ―admitió Dominic.
―Va a escapar ―señaló Riley.
―Amigo, no puede siquiera deshacerse de Butch. Dudo que vaya a ir muy lejos,
especialmente con esos tacones. Son sexy, pero poco prácticos. ―Law señaló la
pantalla donde ella estaba empujando a Gigi dentro del bolso de gran tamaño y
tirando de su maleta con ruedas mientras suplicaba a Butch que se quedara―. ¿La
ves haciendo kilómetros de senderismo hasta la civilización en esos zapatos?
―Y eso si ella incluso sabe a dónde ir. ―Dominic echó a andar hacia el final del
porche―. Pero parece que está tratando de dirigirse hacia el norte. ¿Por qué va hacia
el bosque?
Riley le siguió con Law después.
―Tal vez sólo quiere ponerse a cubierto.
Law resopló.
―Debe querer encontrar un camino. No me parece que realmente crea que está en
Alaska. Apuesto a que piensa que va a caminar dos o tres kilómetros y encontrará un
pueblo.
―No vamos a dejar que llegue tan lejos, ¿verdad? ―apuntó Riley.
Kinley no estaría bien en tierra salvaje. Iba a estar sola, y habría apostado a que
tenía cero habilidades al aire libre, como hacer fuego o un refugio, mucho menos
saber qué plantas eran seguras para comer. De hecho, podría tener habilidades
negativas ya que parecía pensar que sus tacones eran el calzado adecuado para
terreno montañoso.
Law abandonó el porche mientras ella cojeaba hacia el lado de la casa, dándoles
una clara línea de visión. Kinley empujó su cabello a un lado con una mano y trató de
espantar a Butch con su bolsa de ruedas con la otra.
~124~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
―No, sólo quiero ver hasta dónde irá antes de volver corriendo aquí ―dijo
finalmente Law―. Está siendo impulsiva. Lo hace mucho. Al final, ella es siempre
sensata. Confía en mí.
Law era el experto en la materia a la hora de Kinley Kohl. Justo cuando él dijo las
palabras, ella se detuvo, y Riley la observó mientras hacía rodar sus hombros y
respiraba profundamente. Parecía estar teniendo una disputa consigo misma.
―Mira, Kinley se está diciendo a sí misma que está siendo terca ―explicó Law―.
Hizo lo mismo cuando se fue al spa para depilarse a la cera a principios de esta
semana. Se quedó fuera de ese maldito edificio durante veinte minutos, diciéndose a
sí misma que estaba siendo tonta y que la mayoría de las mujeres no se depilaban el
vello púbico a la moda. Por último, tomó la decisión correcta y tiene un brasileño
completo.
―¿Cómo demonios lo sabes?
―Escuché su conversación con Annabelle ―explicó Law―. Hay una cafetería
justo al lado. Se sentó en una de las mesas. Yo estaba a su lado. Al principio, estaba
cabreado porque se depilaba para ese imbécil, pero después no me importó el por qué
su coño estaba suave y listo para comer. Solo lo aprecié por lo que era. Ella podría
haber estado pensando en él cuando lo hizo, pero yo voy a ser el que coseche la
recompensa. Oh, mira, ella no está lista para tomar la decisión correcta ahora.
Kinley comenzó a caminar de nuevo. Butch todavía siguiéndola, pero ahora Gigi
había decidido que quería una polla más que el equipaje de diseño ya que estaba
tratando de trepar para salir libre de su trasportín.
El pelo rubio de Kinley rebotaba con cada paso bamboleante que daba. Los
tacones en la tierra blanda simplemente no hacían un paso fácil. Se había puesto un
suéter, que no cubría su culo. Ese delicioso y magnífico trasero se bamboleaba y Riley
no era capaz de apartar la mirada de sus suculentas nalgas. Ese era un culo hecho
para las manos de un hombre. Los diamantes de imitación a lo largo y a lo ancho de
él brillaban intensamente bajo el sol, un verdadero rótulo Consíguelo Aquí,
directamente a través de sus posaderas.
Se giró un poco, como si sintiera los ojos en ella, pero no los vio a la sombra del
porche.
Dios, era un paquete adorable de caos, reconoció Riley. Definitivamente no era
alguien que pensaba minuciosamente en todo, de la forma en que él solía hacerlo.
Kinley iluminaba una habitación con sólo una sonrisa. Resplandecía. Vale, era
ingenua y no siempre tomaba las decisiones más racionales cuando dejaba que sus
~125~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~126~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~127~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
nuevo, esa era su decisión. Ellos verían la luz cuando ella utilizara su encanto para
escapar, esta vez para siempre. Kinley realmente no les quería, y el cuento de hadas
de Law con la valla blanca era algo que nunca sucedería. Cuanto antes él y Dom se
dieran cuenta de eso, mejor.
Con un suspiro, Riley volvió al trabajo.
* *
Kinley tomó un largo trago de su vino y se quedó mirando los libros de
contabilidad repartidos en la mesa delante de ella. Habían pasado horas y horas
desde que había escapado, sólo para dar la vuelta y correr de nuevo a los brazos de
su captor.
Un alce no debería ser tan grande. Enorme. Descomunal. Y mocoso. Esa cosa
podía sacar un montón de mocos.
―¿Estás bien? ―Riley Anders estaba en la puerta, apoyado despreocupadamente
contra ella.
Él era tan hermoso que te partía el corazón, y era muy obvio que no quería tener
nada que ver con ella. Era el único que nunca invadió su espacio, que se quedó tan
lejos de ella como fuera posible.
Ella sabía que estos hombres se consideraban tan cercanos que eran todos para
uno y uno para todos. Si Riley no la deseaba, estaba jodida. O no jodida.
―Estoy bien. ―Excepto que ella era más tonta de lo que la porquería y la
evidencia frente a ella demostraban. Las últimas seis semanas mostraron una serie de
pagos que no podía explicar. Y al parecer, su contable no estaba haciendo su trabajo
por la razón que fuera. Alguien había estado llevando los libros, pero nada como el
meticuloso Steve.
Y ella era una tonta, porque sabía que se estaba enamorando de los hombres que
la habían secuestrado.
Nada en el mundo se había sentido tan bien como correr hacia Law esta mañana.
A pesar de que se había arrastrado por la ventana, algo dentro de ella había seguido
insistiendo en que estaba cometiendo un gran error. Pero la lógica le decía que
debería querer escapar de sus secuestradores, por lo que había seguido adelante.
Muy rápidamente, Kinley se había dado cuenta de que no sabía absolutamente nada
acerca de cómo sobrevivir en el bosque. Y, obviamente, no le habían mentido sobre
Alaska. El sol no permanecía abajo durante mucho tiempo. Había logrado dormir un
poco, pero la falta de oscuridad desconcertó todo su organismo.
~128~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
También ellos.
Riley estaba en la puerta, casi haciendo un agujero a través de ella.
―¿Y la rata?
No estaba segura que le gustara que se refirieran a su perra como una rata.
―Gigi está bien ahora que ha sido alimentada.
Riley frunció el ceño.
―¿De eso se trataba todos esos ladridos? Para ser una cosa tan pequeña, puede
ladrar muy fuerte.
Gigi era simplemente un perro que sabía lo que quería.
―Está acostumbrada a cierto horario de alimentación. Todo esto del secuestro nos
confundió. Si empieza a ladrar de nuevo, lo más probable es que sea de hambre así
que si quieres que se detenga, dale de comer un poco. Y ella es inteligente. Sabe
dónde está la comida. Va a venir corriendo a la cocina, al menos, dos veces al día
ladrando ahora que sabe dónde se guardan los recipientes de comida.
―Es bueno saberlo ―dijo Riley. Miró hacia la puerta como si estuviera
contemplando salir de allí, pero luego pareció tomar una decisión. Esa mandíbula
solemne lo confirmó―. ¿Vas a huir de nuevo?
¿Después de todo el incidente del alce mocoso?
―No. Ahora que he visto lo que hay ahí fuera, me siento mucho más segura aquí.
No vas a matarme y dejar mi cuerpo en el bosque, ¿verdad?
―No. ―Él dio un paso hacia ella―. Realmente estamos tratando de ayudarte. Tu
novio es el que tiene la intención de matarte.
Ella casi había aceptado ese hecho.
―Nunca fue mi novio, sólo mi prometido. Esto puede sonar extraño, pero un
novio es alguien que te quiere. Un prometido puede ser comprado. Debí saberlo.
Había comprado a Greg con su nombre, sus conexiones, y al parecer su
organización benéfica.
Riley se quedó mirando el suelo.
―Yo no sé nada de eso. Nunca he tenido el dinero suficiente para comprar una.
Oyó el tono amargo de su voz.
―Sí, bueno, yo te diría que esperes una mejor oferta de alguien a quien ames.
Todo el asunto del sacrificio tiende a ir mal.
―¿Es así como lo veías? ¿Un sacrificio?
~129~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Ella había estado sacrificando toda su vida. Había perdido tanto tiempo, tanta
energía y amor. Siempre había pensado que, aunque su hermana y su padre tenían
buenas intenciones, luchaban contra la auto-disciplina y el demostrar afecto. Pero
ahora sabía que simplemente no tenían ningún tipo de conciencia.
―Sí. Me casaba con Greg, porque creía firmemente que mi padre tenía cáncer y
mi organización benéfica estaba desmoronándose. La economía ha ido mal. Las
donaciones van cuesta abajo. Hope House fue el trabajo del corazón de mi madre. No
podía dejarlo morir. Y pensar que mi padre tenía cáncer y ningún seguro casi me
mata. Mamá era la que trabajaba. Papá, uhm... no pensaba en aspectos prácticos
como el pago de facturas y esas cosas.
―O estaba demasiado ocupado jugando para enviar su cheque.
Ella empezó a protestar y se detuvo. Debido a que era cierto.
―Sí.
―¿Así que te casabas con Greg para salvar a tu padre y a tu organización
benéfica?
―Y porque me sentía sola. ―Le dolía el corazón, y estaba demasiado cansada
para mentir―. Tengo veinticinco años y nunca he tenido un amante. Me sentía sola y
quería una familia antes de que fuera demasiado tarde.
Él se quedó en silencio durante un largo rato.
―¿Quieres una familia? ¿Cómo un marido e hijos y una valla blanca?
Ese había sido el sueño, pero...
―Creo que aceptaría el amor de cualquier forma que llegara a mí.
Él se echó a reír, pero su risa era amarga.
―Nunca he conocido a una mujer como tú que se preocupe por el amor.
―¿Una mujer como yo?
―Mimada. Rica.
―El dinero no compra la felicidad, Riley. Y ya hemos descubierto que no puede
comprar el amor. Al fin y al cabo, sólo soy una mujer. No puedo hablar por todas,
¿pero yo? Yo sólo quiero tener una buena vida.
―¿Qué sería una buena vida?
Esa idea no había cambiado en los años desde que entendió lo que quería decir la
palabra familia.
~130~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~131~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
―Mi novia no está interesada en amantes. Esto es pura calumnia. Ella es inocente.
Kinley es una de las almas más auténticas y puras del mundo.
Es decir una idiota que no podía conseguir un tío… o ver cuando el que está
delante de ella estaba tratando de sacar provecho de su muerte.
Greg siguió dando la lata.
―Kinley nunca abandonaría a su familia sin decir palabra. Valora a sus seres
queridos y sabe que su hermana la echa de menos. Que su padre la necesita. Ruego
para que encuentre una manera de sobrevivir porque todo mi ser depende de su
regreso a casa.
Se quedó mirando perdidamente a la cámara, dándole esa misma mirada que le
había dado cuando se había ofrecido para salvar su organización benéfica. La hizo
sentir sucia y egoísta porque tuvo que elegir entre lanzar la precaución al aire en pos
de lo que quería o prostituirse por las personas que la necesitaban.
Becks se encontraba al fondo, con el rostro brillando a la luz del sol, de pie detrás
de Greg. Llevaba puesto su mejor traje, el que hacía alarde de los diez mil dólares
que había gastado en sus tetas. Se mantuvo en la parte izquierda de la cámara, ya que
siempre le había dicho a Kinley que era su lado bueno. Era tan reconfortante saber
que su hermana se ocupaba de lo caliente que se veía en cámara.
Kinley amaba a su sobrina y a su sobrino. Nunca había entendido cómo Becks
podía enviarlos a un internado, sobre todo tan pequeños, pero todo eso era acorde
con la cara de plástico de su hermana. La mujer no sentía nada. Algo estaba completa
y profundamente mal con Becks. Le faltaba el corazón, poseía un alma vacía. No se
preocupaba por nadie más que por sí misma.
Lo mismo que su padre.
Su madre había sido tan adorable, pero se había resignado a menos de lo que se
había merecido. ¿Su madre habría querido que ella hiciera lo mismo? ¿Qué quería
Kinley para sí misma? ¿Qué estaba dispuesta a aceptar? ¿Cuánto riesgo estaba
dispuesta a correr?
Un plan comenzó a germinar en su cabeza. Law, Riley, y Dominic la habían
secuestrado...
―Suena comprensivo. ―Riley miraba ceñudamente la pantalla.
―No voy a presentar cargos.
Él volvió la cabeza.
―¿Qué?
~132~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~133~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~134~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
corazón se detuviera. Ligeramente más alto que Law, él era tan ancho, su cuerpo
delgado y fuerte. Y el rostro de Riley podría estar en un póster de película. Era
impresionante, por no decir increíblemente inteligente, lo que era una especie de
atractivo en sí mismo. Tres hombres estupendos.
Ella sólo podría conquistar efectivamente a dos.
―Cariño, ¿quieres algo? ―preguntó Law.
Había sido tan fácil conectar con él. Se había enamorado de él tan rápidamente.
La había abrazado cuando ella tenía miedo, cuando se sentía sola. Law era el tipo de
hombre que hacía lo necesario para proteger a la gente que le importaba. Kinley no
podía negar que ella admiraba eso.
―Tengo una idea y agradecería que escucharais. ―El corazón le latía con fuerza, y
se sorprendió de no poder oírlo. Pero no podía asustarse. Estaba harta de ser la niña
buena. Harta de jugar según las reglas de cualquiera excepto las suyas. Estaba más
que dispuesta a averiguar quién era realmente Kinley Kohl y de lo que era capaz―.
Quiero negociar.
Dominic se acercó más, con el ceño fruncido.
―¿Negociar?
―Necesitáis mi ayuda con vuestro caso en contra de Greg. Bien. Estoy dispuesta,
pero quiero algo a cambio.
Law puso una expresión triste con la boca.
―¿Qué es?
―Conocimiento.
Dominic se volvió hacia sus dos compinches con un encogimiento de hombros, y
luego de nuevo a ella.
―¿Qué tipo de conocimiento?
Kinley se mordió el labio. ¿Esto era estúpido? Tal vez, pero ella todavía iba a
hacerlo porque quería… necesitaba… esto.
―Sobre sexo.
Las palabras cayeron dentro de la habitación como una bomba, y el silencio que
siguió parecía no terminar nunca.
―¿Sexo? ―preguntó finalmente Riley, su tono daba a entender que tenía que ser
una broma.
~135~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~136~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Antes de que pudiera volver atrás y tratar con el mundo real, donde se enfrentaría a
la probable pérdida de su familia y de su organización benéfica, necesitaba unos
momentos de pura fantasía.
―¿Leíste la evidencia? ―Dominic permanecía quieto como una estatua, con los
ojos fríos sobre ella.
―Sí. Todavía no sé exactamente lo que está haciendo, pero es obvio que está
usando Hope House para algo nefasto. Si haces las preguntas correctas, podríamos
ser capaces de encontrar respuestas. Sospecho que no quieres ir a los federales hasta
que realmente sepas lo que trama.
Dominic asintió.
―No quiero darle ningún margen de maniobra o resquicio para que pueda
escabullirse.
―A pesar de que es probable que ahora mismo esté cubriendo su culo ―explicó
Riley―. Él habrá comenzado a hacerlo en el momento en que la policía identificó a
Law en esa cinta. Sé que los medios de comunicación están manteniendo oculta su
identidad porque Kellan está llevándolo, pero Greg sabe que Dominic trabaja con él,
por lo que sabe quién te tiene. Es otra de las razones por las que trasladamos a tu
contable. Está bajo vigilancia en las oficinas de Black Oak Oil. Tenemos unos amigos
que pueden asegurarse de que no tenga un accidente conveniente o un incendio en
su casa.
―¿Entonces puedes ver la gravedad de todo esto? ―preguntó Dominic.
―Sí. Por supuesto.
Él resopló, un extraño sonido aristocrático.
―¿Y sin embargo, quieres negociar para tener relaciones sexuales? ¿Quieres
vendernos tu cuerpo, como has intentado hacer con Greg? ¿Es eso todo lo que sabes
hacer?
La vergüenza la inundó. De alguna manera ella había esperado que saltaran sobre
la oferta. Era sólo sexo, después de todo. Los hombres tenían que disfrutar de ello.
Kinley no supo qué decir.
―No voy a intercambiar sexo, así que voy a tener que declinar tu oferta.
―Dominic la miraba ceñudo―. Creo que vas a cooperar porque es lo que hay que
hacer.
Kinley siempre había tenido la impresión de que él haría cualquier cosa para
vengar a su hermana, por lo que su negativa fue un golpe en el estómago.
~137~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~138~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Capítulo 9
Una furia llameante se desencadenó en las entrañas de Law mientras clavaba los
ojos en Dominic.
―¿Qué mierda te pasa?
Todo el cuerpo de Dominic se puso rígido, a la defensiva.
―Yo debería preguntarte eso. ¿Has olvidado a Carrie? Supongo que sí, ya que
estás totalmente dispuesto a tirar al aire esta operación por un par de orgasmos de
una mujer que no querría hablar contigo en el mundo real.
Law se burló.
―Me habló durante una semana, y ¿sabes qué? Ni una sola vez me colgó porque
mi cuenta bancaria no fuera suficientemente voluminosa o porque no fuera
"suficientemente bueno" para ella. Siempre me ha tratado como a un ser humano
digno de preocupación. Tú eres el que tiene el problema serio, Amo Dominic.
Los ojos de Dominic llamearon.
―¿Qué carajo significa eso?
Riley se interpuso entre ellos, las manos en alto como si pudiera detener la
disputa.
―Vamos a tomar un respiro, camaradas.
Law no quería un respiro. Quería discutir.
―Saca la cabeza de tu culo. Me metiste en este estilo de vida. Y lo primero que me
dijiste fue que tratara a las sumisas con el respeto que se merecen. Todo lo que has
hecho es tratar a Kinley como a una mierda.
―Ella no es mi sub ―señaló, elevando las manos al aire―. Demonios, dudo que
incluso sepa lo que significa la palabra. Si hubiera aceptado su oferta, mi necesidad
de su sumisión probablemente la haría salir corriendo y gritando despavorida.
~139~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~140~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~141~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~142~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
―Escucha, lo que quieran los otros dos no importa. Te quiero. No puedo esperar
a enseñártelo todo, pero antes de que vayamos más lejos, debes entender que soy un
hombre rudo. Tengo ciertas...necesidades.
¿Cómo explicarle a una virgen que él quería atarla hasta que estuviera
completamente indefensa y, oh sí, que definitivamente iba a querer follar bien y con
frecuencia su culo?
Conversaciones sexuales de alcoba. No era bueno en eso. Dominic sí. A veces el
hombre no dejaba de hablar de lo mucho que quería a una mujer y lo que pensaba
hacer para hacerla gritar hasta que el techo se viniera abajo.
Pero Dominic no estaba aquí ahora. Tampoco Riley para suavizar las cosas. Había
tomado la decisión de tomar a Kinley por su cuenta, así que tenía que tratar de hacer
lo correcto.
―¿Qué tipo de necesidades?
Podría empezar con lo básico.
―Necesito que me escuches y me obedezcas en el dormitorio.
Aunque sus ojos estaban brillantes con lágrimas, una pequeña sonrisa curvó sus
labios.
―Como no sé nada, creo que puedo manejar eso. Realmente no soy
completamente idiota, ya lo sabes. Quiero decir que no es que me tengas que enseñar
lo que es el sexo. Asistí a la clase en secundaria.
Lo que quería enseñarle, no había curso de educación sexual que lo cubriera. Pero
los pensamientos de todas las cosas perversas que pensaba hacer con ella atravesaron
por su imaginación. Su polla ya estaba dura como una roca y luchando contra sus
tejanos.
Law no pudo evitarlo. Tenía que besarla. Habló entre las dulces caricias de sus
labios.
―Dime lo que sabes. Te han besado antes.
―Sí, pero no se sentía tan bien. No me hacía sentir... ansiosa. ―Ella le acarició
desde los bíceps, hasta los hombros, y luego le echó los brazos al cuello.
Ansiosa. A él le gustaba hacerla sentir de esa manera. Podría mantenerla en vilo
durante horas, lamiendo, chupando y jugando con ella. De hecho, él se moría por
hacerlo.
―Antes de Dominic, ¿ha jugado un hombre alguna vez con tus pechos?
~143~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~144~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~145~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
* *
Kinley realmente se merecía algo mejor que él, decidió Dominic. Se dirigió a
zancadas hacia el mueble bar y se sirvió tres dedos de whisky. Gracias a Dios, los
hermanos James tenían un gusto excelente para el licor.
Él lo bebió sin realmente saborearlo y se sirvió una segunda copa.
―¿Qué hacemos ahora? ―preguntó Riley, con voz tensa.
Debido a que el tío pensaba que acababa de perder a su hermano. Dominic
admitió que podría estar en lo cierto.
―Haremos lo que pidió Law. Respetaremos sus derechos.
Law pretendía reclamar a Kinley y convertirse en su legítimo Amo. Él sería el que
tomaría su mano y su virginidad y a continuación, la introduciría en el mundo de la
dominación y la sumisión que todos ellos habían llegado a desear con ansias.
Dios, una vez que Law la tomara bajo su ala, aunque perdonara a Dominic, la
mujer probablemente todavía abriría una brecha entre ellos. Odiaba ese hecho. Y veía
una sola manera de evitarlo. Ceder.
Law también tenía buenos instintos. ¿Intuía que Kinley podría manejar lo que
todos necesitaban? Dominic se paseaba de un lado a otro, los pensamientos corrían
por su cabeza antes de detenerse para servirse más whisky. En cambio, dejó la botella
y clavó los ojos en la puerta, hacia la habitación de Kinley. ¿Había cometido un error?
¿Acababa de tirar algo precioso?
―Law se va a arrepentir de esto, ¿verdad? ―Riley también miraba fijamente
hacia el pasillo, por donde Law acababa de desaparecer.
―No lo sé. ―Dominic no estaba seguro de qué pensar. Había estado tan seguro
antes de qué camino elegir. Ahora, estaba muy confundido. Todo porque no podía
dejar de pensar en una rubia… que acababa de pasar a ser la clave para la venganza
de la que había hecho la piedra angular de su vida durante años. Si abrazaba a una,
¿significaba necesariamente que tenía que renunciar a la otra?
―¿Quieres unirte a ellos, ¿no? ―El tono de Riley salió casi como una acusación.
―¿Y tú no? ―Dominic se volvió hacia él. Podía ver claramente que Riley estaba
luchando también. Había visto cómo miraba a Kinley, la forma en que sus ojos se
desviaban hacia su boca, sus pechos y ese culo delicioso. Se había dado cuenta de
cómo Riley estaba pendiente de cada palabra de ella.
―Es una mala idea.
~146~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~147~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
¿Qué tan orgullosa estaría su hermana de eso? Dominic hizo una mueca cuando
la pregunta pasó por su cabeza.
Miró hacia la cama que había dispuesto para su perro. Butch era la única
responsabilidad que realmente había tomado, y sólo porque la maldita cosa se había
presentado en su propiedad medio muerto de hambre y se negó a desaparecer. Él
había alimentado al pobre chucho por pura compasión y Butch había estado
siguiéndole hasta que Dominic se acostumbró a tenerlo bajo sus pies.
Y ahora que su perro se acurrucaba alrededor de la rata, con su cuerpo más
grande protegía a Gigi a su manera, de cualquier cosa que pudiera acercarse. Estaba
felizmente dormido, después de haber renunciado a la parte más suave de la cama
para lo que sea que uno llamara verdadero amor perruno.
Incluso Butch sabía cómo cuidar de una mujer. Y Dominic no había hecho otra
cosa que secuestrar a Kinley y utilizarla para sus propios fines, al tiempo que no le
ofrecía absolutamente nada a cambio. Oh, había dicho de boquilla que la protegería,
pero realmente no estaba ofreciéndole protección. Una vez que Jansen estuviera tras
las rejas, la prensa se comería viva a Kinley. Dominic tenía previsto haberse ido hacía
mucho tiempo.
Ese era el infierno de trato que le había ofrecido a ella.
Él había entrado y le había destrozado la vida. Cuando ella había pedido lo único
que necesitaba, se lo había pagado con insultos. Kinley se suponía que habría tenido
una noche de bodas. ¿No eran simplemente buenos modales el ofrecerle un
sustituto... o dos?
―¿Cómo vamos a lidiar con esto cuando se acabe? ―preguntó Riley―. Vivimos
juntos. ¿Law va a traer a Kinley?
Riley no pensaba con claridad. Tenía que poner todas sus inquietudes en orden.
―Pensé que lo iba a dejar.
―Ella probablemente lo hará, pero ¿y si no lo hace?
Si no lo hacía, entonces ambos habrían perdido lo que decían que habían estado
buscando. Lo que sabía muy bien que había querido antes del asesinato de Carrie.
¿Cuánto estaba dispuesto a dejar que Jansen le quitara? Ya había apagado la vida
de Carrie. ¿Estaba dispuesto a permitir que Jansen robara la de él también?
―Si no lo hace, entonces vas a tener que escuchar un montón de sexo ―señaló
Dominic.
~148~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
¿Se quedarían si quiera Law y Kinley? ¿O Law se mudaría? Demonios, tal vez se
mudarían a Nueva York. Eso cabreó mucho a Dominic porque lo llenaba de un
pánico indefinido. Había vivido con Law la mayor parte de su vida adulta. No quería
que se fuera más de lo que quería entregar a Jansen su futuro.
Kinley era todo lo que él buscaba en una mujer. Había estado duro desde que la
había visto por primera vez, cada foto le hacía caer un poco más en la lujuria. Y verla
en persona le había hecho replantearse toda su posición. Diablos, toda su vida.
Desde que la trajo a Alaska, Dominic había visto lo dulce y amable que podía ser.
Se había enfrentado a él cuando estaba asustada. Pero había usado la cabeza cuando
se le presentó la sólida prueba. Kinley no se había enroscado en una bola y llorado
cuando se dio cuenta de que había sido secuestrada. Había luchado. Demonios,
incluso había dejado caer la mitad de sus cosas y a ella misma, por la ventana,
tratando de escapar. La vida con ella nunca sería aburrida.
Dominic la quería, a ella y a su confianza. Y odiaba la idea de que le pudiera
temer. Maldita sea, quería que le diera la información que sabía porque confiaba en
él, no porque hubieran hecho un trato. Pero, ¿cómo se suponía que iba a confiar en él
cuando había puesto su propia mierda en su inocente petitoria de ayuda y placer, y
se la había arrojado a la cara?
―Tengo que pedir disculpas.
―¿Qué? ―preguntó Riley como si estuviera desquiciado.
―Tengo que hablar con Kinley.
Tenía que estar en esa habitación con ella y Law. O intentarlo. Ella podría cerrarle
la puerta en la cara, pero él lo aceptaría de buena gana con tal de que lo dejara
disculparse primero.
Sin otra palabra, se dirigió por el pasillo y encontró la puerta, ahora no estaba
bloqueada porque Law estaba dentro con ella.
No quería encerrarla de nuevo. Le había dicho que se quedaría. Si tuvieran una
oportunidad de algún tipo de perdón o futuro con ella, también tenía que aprender a
confiar en Kinley. Llamó a la puerta.
―Vete. ―El gruñido profundo de Law sonó a través de las paredes.
Eso era la polla bloqueando a su mejor amigo. Dominic respingó, y luego volvió a
llamar porque no se iba.
―Quiero hablar con Kinley.
―Más tarde.
~149~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~150~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~151~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~152~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Capítulo 10
~153~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~154~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Por supuesto que había leído algunos libros, oído a algunas amigas hablar sobre…
eso. Algunas veces Annabelle confesaba sus fantasías tras un par de copas de vino.
Más de un hombre requería una cierta cantidad de flexibilidad.
—No, no tomaremos turnos. Esta noche lo haremos porque tú no estás lista para
más, pero exigimos que nos dejes preparar tu cuerpo para alojarnos a ambos a la vez.
—La mano de Law se deslizó, acunándola íntimamente a través de sus vaqueros—.
Uno aquí en tu dulce coñito.
La mano de Dominic encontró su trasero.
—Y uno en tu culo.
El calor estallaba en llamaradas en cualquier parte que tocaran, donde quiera que
ellos rozaran su piel. En todos los recovecos en que presionaban sus duras erecciones
en contra de ella. ¿Qué sentiría al tenerlos a ambos profundamente en su interior?
Estaría atrapada, inmóvil, sin ninguna escapatoria. No es que ella quisiera escapar.
¿Cómo sería tener a estos dos hombres entrando y saliendo de su cuerpo mientras
tomaba a Riley en su boca?
Ella se obligó a concentrarse en la situación entre manos. Riley no estaba con ella,
pero Dominic y Law sí. Podría no ser para siempre, pero mientras lo tuviera, iba a
explorar un mundo con el que jamás había soñado. Ella había perdido mucho en los
últimos días. Había perdido a su familia y su futuro, pero puede que pudiera
encontrar una nueva versión de Kinley Kohl en sus brazos. Una versión mejor, más
llena de confianza. Puede que ella conociera a la Kinley que no dejaba que el miedo
le impidiera probar algo nuevo o que le escapaba al placer.
—Lo haré. —Por mucho que les hubiera temido al principio, se daba cuenta que
ahora confiaba en ellos. Se habían arriesgado a pasar un tiempo en prisión por
sacarla de una situación peligrosa. Sí, también lo habían hecho por Carrie. Pero se
habían preocupado por ella para traerla a Alaska. Kinley era lo suficientemente
consciente de sí misma para saber que se habría resistido a creer en cualquier cosa si
solamente hubieran intentado hablar con ella. Habría ido directamente a Greg y le
hubiera exigido respuestas. A raíz de eso, él podría haberla asesinado allí mismo. A
pesar del método de transporte, la habían tratado mejor que cualquier otro hombre
en su vida.
Probablemente se le rompería el corazón si esto no resultara, pero se negaba a
estar demasiado asustada para correr el riesgo. De cualquier modo, preferiría llorar
por su pérdida, que nunca haberlos tenido.
~155~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~156~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~157~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~158~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~159~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
La sonrisa satisfecha de Dominic hizo que su corazón diera unas pocas volteretas
antes de que él se volviera hacia su amigo.
—Law, ¿cómo es ese trasero en el que estás tan profundamente interesado?
Law gimió detrás de ella.
—Tan perfecto. Redondo y delicioso.
—Muéstrame.
Law la giró y el corazón femenino se ablandó cuando lo miró a los ojos. Dominic
era peligroso y sexy y ella se estaba enamorando de él rápidamente. Pero ella ya
estaba dando tumbos por este hombre.
Kinley apoyó las manos en el pecho de músculos perfectos de Law y lo contempló,
perdiéndose en él un poco.
—Ahora ese es un culo delicioso—dijo Dominic.
—Y este es un coño dulce y suave. —Law se inclinó y miró hacia abajo, rozándole
los pezones mientras avanzaba por su cuerpo—. Abre las piernas. No vaciles. Solo
obedéceme.
Kinley separó los pies. El aire frío rozaba sus pliegues sensibles y se sentía
expuesta con los ojos de Law sobre ella. Pero no era una sensación molesta. De
hecho, le gustaba estar expuesta y ver la admiración en su mirada.
De repente, los dedos calientes de Law acunaron su montículo.
—Está bien. Esta piel aquí es tan suave. Y estás mojándote, cariño.
Lo estaba. Kinley podía sentir con qué facilidad los dedos se deslizaban por sus
labios. Le tomó todo lo que tenía no gemir, saltar y suplicar por más.
—Quiero una probada. Tú ya tuviste una. —De repente, Dominic estaba detrás de
ella. Él le volvió la cara hacia él y sus labios descendieron sobre los de ella.
Kinley se abrió para él, dándole completo acceso a su boca. Cuando él gimió, su
mano encontró su coño, acariciándola posesivamente. Las de Law pasaron por las
curvas de su culo. Era tan decadente estar desnuda cuando ellos aún estaban
mayormente vestidos. La aspereza de los vaqueros de Law irritaba suavemente su
piel mientras el suave algodón de la camisa de Dominic le rozaba los pezones casi
como una pluma. Las distintas sensaciones la hacían sentir hormigueos. Era tan
consciente, estaba tan completamente viva.
~160~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~161~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
* *
Riley tomó un largo trago de whisky. Nada iba a hacerlo dormir esta noche. Las
noches de verano en Alaska eran brutalmente cortas, pero no era la falta de
oscuridad lo que lo mantenía en la cocina ahora. Era el hecho que él quería ir a la
cama, pero tendría que pasar por delante de la habitación de Kinley, donde Law y
Dominic estaban sin duda, librándola de su virginidad en este mismo loco instante.
No, él no quería pasar caminando y lograr oír eso… y saber que podría estar allí.
Sin duda, sus hermanos estaban reclamándola. Ellos iban a enamorarse. Mientras eso
durara, él se quedaría al margen.
¿Qué diablos iba a hacer?
A veces sentía como que Dominic estaba sumamente contento con solo vagar por
la vida mientras Law buscaba la fantasía que no existía. Riley no estaba seguro de
qué hacer, pero sabía que quería más que una ocasional follada tras otra. Quería una
familia. Quería niños para cobijar y proteger y que nunca tuvieran que soportar la
pobreza y la desesperación que había soportado al crecer. Quería compensar todo lo
que él había perdido dándoles a sus hijos una gran vida.
Riley encendió su ordenador y se dirigió hacia uno de los canales de noticias. Su
sistema estaba completamente preparado para sintonizar los canales de noticias a
través del sistema satelital de Black Oak. Los canales no eran tan nítidos aquí como
dentro del complejo, pero lo eran lo suficiente como para mantener a Riley atrapado.
Excepto que tener el zumbido de las noticias de trasfondo no lo distrajo. ¿Por qué
coño no podía olvidarse del desmoronamiento y el sentimiento miserable de rechazo
que Simone le había dado años atrás?
Hasta ella, nadie jamás le había lastimado. Nunca le había dado a nadie ese poder.
Pero por primera vez había intentado abrirse y confiar, la única vez que se había
acercado a alguien para conseguir lo que quería y ella cruelmente le había cerrado la
puerta en las narices.
Simone había sido bien educada. Parecía tan libre y franca. Él había decidido que
era hora de dar el siguiente paso y ella había estado justo allí. A Dominic le gustaba y
puesto que a Law realmente no le gustaba mucho nadie, Riley estaba contento de que
su hermano pareciera capaz de soportarla.
~162~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Él incluso había elegido una casa para que vivieran todos ellos.
Pero ella se había reído mientras decía “no”. Riley se había dado cuenta en ese
instante que ninguna mujer voluntariamente enfrentaría las opiniones de la sociedad
por estar con ellos. Dominic había tratado de dejarle seguir su propio camino sin
alboroto, y Riley sabía que esperaba una mejor oportunidad de tener el futuro que
buscaba si tomaba a su propia mujer. En el fondo, no era eso lo que quería, pero de
todos modos había estado tratando de resignarse.
Y entonces Kinley entró tan fresca, con sus ojos color chocolate y esos alborotados
rizos color miel en los que él quería hundir sus dedos. Si él tuviera una tecla rehacer,
estaría en su cuarto ahora mismo, follándola de manera desquiciada… excepto por
un pequeño problema.
Kinley era el tipo de mujer por la que los hombres luchaban guerras y cantaban
sonetos. No había manera de que esa mujer se casara con tres hombres.
Ninguna.
Puñetera.
Manera.
Ella era demasiado buena, dulce y amable. Había hecho de su misión en la vida
ayudar a los pobres, por el amor de Dios. Él se enamoraría de ella de una manera
como nunca lo había hecho de Simone e inevitablemente ella se reiría en su cara
cuando le pidiera que se casara con él o se desmoronaría la primera vez que alguna
perra de sociedad o algún pasquín la llamara puta por tener tres hombres. De una u
otra manera, ella se marcharía.
A lo sumo, posiblemente querría a Dominic porque provenían del mismo mundo.
O solo querría a Law porque esa característica amenazante hacía que muchas
mujeres quisieran repararlo. ¿Por qué diablos iba a quererlo a él?
Un destello de color le llamó la atención y subió el volumen. Mierda. Allí estaba
ella en las noticias. Una foto de Kinley dominaba la pantalla con un título debajo:
¿Novia a la Fuga o Víctima? Subió el volumen.
La socialité Kinley Kohl sigue siendo noticia mientras entramos en el tercer día de su
desaparición de su boda en Nueva York con el polémico magnate naviero Greg Jansen. Todo el
escándalo se volvió aún más misterioso por la pretensión del abogado Kellan Kent que está
representando al hombre que fue visto llevándose a la señorita Kohl con un socio desconocido.
Este programa ha identificado al hombre sin margen de error como Law Anders, un ex
~163~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
soldado de las Fuerzas Especiales que está siendo buscado para ser interrogado por presunto
secuestro.
Riley gimió. Bueno, los habían pillado. Y él estaba un poco molesto de que
hubiera sido degradado a “socio desconocido”.
—La señorita Kohl no es una víctima de nada excepto del amor—comunicó Kellan
con una sonrisa sardónica, practicada probablemente para las cámaras—. Mi cliente
rescató a su amante de un matrimonio que ella no quería. Kinley Kohl tenía miedo de
decirle a Greg Jansen que se negaba a casarse con él y creo que hay amplia evidencia
de que tenía motivos para tenerlo. Su primera esposa murió bajo misteriosas
circunstancias y eso es todo lo que diré acerca de ello. Cuando Kinley esté lista,
contactará a su familia, pero por ahora ella está oculta. Mi cliente apreciaría que
respetaseis su privacidad en este momento.
Era una buena jugada, pero sin Kinley para apoyar la historia, solo funcionaría por
uno o dos días. Entonces, por mucho que ellos intentarán ocultar su paradero, las
autoridades les rastrearían o Jansen la descubriría. Acto seguido, intentaría asesinarla
o llevarla de regreso.
Hablando del diablo. El rostro de Jansen apareció en la pantalla. Obviamente, era
una entrevista grabada previamente. Él clavó la mirada en la cámara y derramó su
dramático ruego.
—Kinley, cariño, si estás por ahí y puedes oírme, tu padre, tu hermana y yo solo te
queremos de regreso en casa. Si hay alguna manera de escapar, por favor hazlo. En
cuanto a los hombres que se llevaron a mi esposa… lo siento, pienso en ella como en
mi esposa… pagaré cualquier rescate. Simplemente, envíenme una señal de vida.
Devolvedme su equipaje para demostrar que realmente la tenéis. Por favor. Les daré
dinero simplemente por esa pequeña señal.
Riley detuvo la alimentación. El equipaje no era una prueba de vida. Jansen sabía
la manera en que estas cosas funcionaban. Entonces, ¿de qué coño estaba hablando?
La prueba de vida era una evidencia física real de que la persona estaba viva en un
momento determinado. Él debería estar pidiendo una grabación de Kinley hablando
mientras sostenía el periódico de hoy o una llamada telefónica que incluyera
verdadero contacto vocal.
Pero no. Jansen quería el equipaje. Una vez más.
~164~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Riley no lo entendía. Él había revisado todas sus pertenencias al menos diez veces.
Ella no tenía un ordenador portátil allí, así que él no tenía forma de buscar eso. La
única cosa en su tableta eran juegos, libros y una tonelada de fotos.
¿Qué andaba buscando? ¿Qué era más importante con respecto a ese equipaje que
la propia Kinley volviendo a casa? Tenía que ser algo si Jansen estaba dispuesto a
pagar por su equipaje.
Lo que significaba que, muy probablemente, la propia Kinley no los pudiera
ayudar.
El tiempo se agotaba. Él necesitaba vínculos.
Riley apagó las noticias y se acomodó. Todo estaba allí, oculto en alguna parte de
los archivos de caridad. Solo tenía que encontrarlo.
Dado que no podía estar en su dormitorio diciéndole lo hermosa que la
encontraba y lo mucho que la deseaba, esto era todo lo que podía hacer por ella
ahora.
* *
—Más. Tócame otra vez. —Law quería las manos de ella sobre él más que nada
que pudiera recordar.
Kinley se puso de lado, recorriendo con la mirada todo el cuerpo masculino. Law
refrenó un gemido. Nunca había estado tan puñeteramente duro. Prácticamente
estaba temblando. Esperaba no estallar en el momento en que ella comenzara a
acariciarle.
Dominic se paró al borde de la cama y Law se preguntó si él iba a ser un tipo
duro. La pequeña y leve zurra que le habían dado, había sido sexy y juguetona… una
buena manera de comenzar a introducir a Kinley al estilo de vida. Pero Law quería
que esta noche fuera toda para ella.
—Deberías tocarlo, Kinley. Se ve necesitado. —Una sonrisa jugueteaba en los
labios de Dominic.
Gracias a Dios que su hermano entendía.
—Lo estoy. Tan puñeteramente necesitado.
~165~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Ella tocó su pecho, la punta de los dedos vagando por su piel. Law inspiró
trémulamente, tratando de obligarse a serenarse. Aguantaría y se tomaría las cosas
con calma y suaves para ella, aunque lo matara.
Ella volvió a pasar la mano por su polla y ésta tembló de deseo.
—La piel es tan suave.
Pero él estaba como el granito.
—Agárrame, cariño. No me harás daño. Rodéame con tus dedos y acaríciame con
fuerza.
—¿Así? —Kinley lo encerró en su palma. Él no pudo contener el gemido. Escapó
de su pecho cuando sintió el calor de su contacto.
—Más fuerte—se las arregló para decir con voz ronca.
Ella hizo como él le pidió, y por propia voluntad, las caderas de Law bombearon.
Toda su atención estaba centrada en su polla. No había modo de detenerlo.
Él nunca antes había estado realmente vulnerable. Claro que había tenido mujeres
que le dieron trabajos manuales, pero no era el meollo de este ejercicio. Él quería que
Kinley explorara, por lo que se abrió a ella como ella lo había hecho con él.
—Bésame. —Law quería que entendiera el poder que tenía. Si bien pensaban en
tomarla como su sumisa, ella también debería saber que sus amantes se entregarían a
ella.
Su cabello caía como una cascada en torno a él, aislándolo del resto del mundo,
hasta que todo lo que pudo ver fue su dulce cara acercándose. Ella cerró los ojos. Más
cerca, más cerca, sus labios se aproximaron hasta que los oprimió sobre los de él. El
suave roce de su beso lo volvió loco. Ella deslizó la lengua a lo largo de su labio
inferior, ligera como el roce de una pluma. El gesto era casi vacilante, pero cuando él
se estremeció y gimió, ella pareció ganar confianza. Apretó la mano en torno a su
pene, luego movió los labios con más fuerza sobre los de él.
Kinley necesitaba este tiempo para aprender y crecer. Era tímida y naturalmente
una dama. Pero una vez que alcanzara su máximo esplendor como mujer, ella sería
capaz de mover montañas. Él y Dominic podrían darle eso.
Riley también podría, pero estaba siendo un culo cobarde.
~166~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Law se abrió a Kinley y la dejó entrar, ella deslizó sensualmente su lengua contra
la de él, tan sedosa y suave. Él no pudo evitar meter los dedos entre sus suaves
cabellos y acercarla más.
Cuando lo hizo, sus pezones tocaron su pecho, guijarros duros y pequeños que
evidenciaban su excitación. Pronto, ella estaría lista. Y él no podía esperar.
A pesar de que no quería, Law interrumpió el beso. Si ella mantenía su íntima
presión sobre sus labios, junto con el lento trabajo de su mano, se iba a correr. De
ninguna manera estaba listo para eso.
—Ahora toca a Dominic.
Él alzó la vista para encontrar que su socio estaba más que listo. Dominic se había
quitado los pantalones de chándal y ahora estaba parado al pie de la cama,
observando y arrastrando su puño a través de su polla con largas caricias.
Con un pequeño jadeo, Kinley lo soltó y volvió su sensual mirada hacia Dominic,
enfocándose en los movimientos rítmicos sobre su polla.
—¿Cuánto tiempo hace que hacéis esto? —preguntó Kinley, extendiendo la mano
hacia él.
Dominic tomó su mano y la ayudó a levantarse, luego la arrastró más cerca. Él
siseó cuando las puntas de sus dedos se deslizaron sobre el sensible glande.
—Desde que recuerdo.
Kinley tenía la mirada clavada en la pequeña gota de líquido opaco que rezumaba
de la ranura de la polla de Dominic. Ella la limpió con la punta de un dedo.
—Hemos hecho esto desde que tuvimos edad suficiente para tener relaciones
sexuales—explicó Law—. En realidad, es muy probable que no hubiésemos sido lo
bastante adultos. Yo tenía apenas diecisiete y Dominic dieciséis. La señora Landers.
Ambos estábamos muy calientes por la maestra.
La mano libre de Kinley se desvió hacia su polla. Ella le lanzó una breve mirada
antes de comenzar a acariciar a Dominic con su mano derecha y a él con la izquierda.
Ella era natural.
—¿Perdisteis vuestra virginidad con la misma mujer?
—Sí, mascota. —La voz de Dominic se había profundizado con cada roce de la
palma de la mano femenina—. Fui primero y estoy profundamente avergonzado de
~167~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
decir que Law fue aproximadamente dos minutos después de que yo comencé. Era
joven y muy inexperto. No tendré los mismos problemas contigo.
Ella soltó una risita.
—Estoy segura que no. ¿Cuándo incluisteis a Riley?
—Cuando él estuvo listo, alrededor de un año después—contestó Law.
Joder, ella lo agarraba como una profesional, aproximándole más y más al borde
con cada arrolladora caricia. Era fácil ver que Kinley estaba sintiéndose más cómoda
con la intimidad de estar desnuda delante de sus hombres. Su anterior timidez se
había evaporado y su curiosidad natural había asumido el control.
—¿Qué sucedió? —preguntó ella.
—Dominic y yo estábamos saliendo con una mujer, Jayne. Una cosita dulce.
Parecía una bibliotecaria, pero tenía la mente más sucia que jamás hubiera conocido.
Ni siquiera pestañeó cuando le pregunté si podíamos invitar a participar a mi
hermano menor. Ella se limitó a sonreír y dijo ‘fiesta en la piscina’. Ella podía hacer
las cosas más locas debajo del agua.
Dominic le abofeteó la parte de arriba de la cabeza y Law respingó. ¡Mierda!
Estaba hablando de otras mujeres. ¿En qué estaba pensando? Oh, él no estaba
pensando. Tenía que decir algo y arreglar la situación rápidamente. Necesitaba traer
a colación sentimientos y mierda.
—Pero no estaba interesada en ella como lo estoy en ti—juró Law.
—Pico de oro, Law. Mucha labia. —Dominic puso los ojos en blanco y luego
apartó el cabello de la cara de Kinley con mano suave—. Mascota, lo que mi socio
está tratando de explicar tan mal es que nosotros tuvimos relaciones fáciles con
mujeres que nos gustaban.
—¿Esta no es una relación fácil?
—Dado que la mayor parte de América cree que te hemos secuestrado, no—
explicó Dominic—. Debería alejarme pero no puedo. Eso debería decirte algo.
—Por lo general, su fuerza de voluntad es de hierro—añadió Law con un guiño.
—Pero queremos que entiendas que nuestro compartir no va a detenerse. Es lo
que nosotros hacemos. Tú, muy probablemente, podrías intentar conquistar a uno de
nosotros. Tal vez incluso podrías alejarlo, pero él siempre echaría en falta esto.
~168~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~169~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Capítulo 11
~170~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
nerviosas. Ella corcoveó con la sacudida eléctrica de deseo que abrasó sus venas y
gritó.
Law la agarró con más fuerza, manteniéndola sujeta e inmóvil.
—No te muevas. Dominic está comiendo tu coño como si fuera su postre favorito,
cariño. Déjalo. No se interrumpe a un hombre que está disfrutando de sus golosinas.
Ella no podía imaginarse a la mitad de las mujeres que conocía permitiendo esto.
Lo llamarían sucio. Entonces, ¿por qué se sentía como el cielo? Nada nunca en su
vida se había sentido tan placentero como Dominic chupando su clítoris y
lamiéndola cariñosamente con su lengua.
—Eso es, cariño—susurró Law contra su piel—. Solo recuéstate y déjanos tenerte.
Ella estaba entregándose a los mismísimos hombres que la habían secuestrado. A
pesar de que debería parecer terriblemente equivocado, se sentía perfectamente
correcto.
¿Qué diría la gente si ella entregaba su virginidad a dos de sus captores? La prensa
estaba cubriendo esta historia. ¿Quién sabía lo que habían desenterrado y sacado al
aire en nombre del periodismo y la verdad?
Kinley se obligó a relajarse. Habría tiempo de sobra más adelante para auto
recriminarse, probablemente toda una vida. Ahora quería placer, sentirse como una
mujer, elegir por sí misma. Quería saber por qué sus amigas se ruborizaban cuando
sus maridos o sus amantes entraban en la habitación, poder compartir sus charlas
sobre la pasión. Las probabilidades eran que, cuando su tiempo con estos hombres
terminara, probablemente regresase a su hogar sola. No habría más pasión y ella
tendría que encontrar la manera de volver a ser la misma Kinley de antes… la que
servía a quienes la rodeaban sin pensar mucho en sus propios deseos y necesidades.
Lo que hacía hoy no era asunto de nadie más que de ella.
Dejó a un lado todas sus preocupaciones. En este momento, solo existía la pasión y
el gozo de tocar a Law y Dominic.
La boca de Law se cerró sobre su pezón derecho en una caricia húmeda y caliente,
mientras la mano cubría su pecho izquierdo. Él lamía su pezón, lo chupaba,
pellizcándolo con fuerza de vez en cuando, lo que la hacía poner los ojos en blanco
con un gemido.
~171~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Dominic tiró suavemente de su labio, separando su coño para una larga lamida.
Pasaba la lengua por todas partes, chupando los pétalos de su sexo, luego
instalándose sobre el clítoris.
Nada, nunca, la había llenado de tanta euforia, ni las montañas rusas, ni su
golosina favorita, ni la película más divertida que hubiera visto jamás. Ni siquiera las
vacaciones familiares cuando era niña. Esta sensación era como pura felicidad que le
quitaba el aliento y producía un hormigueo por sus venas.
Entre la lengua de Dominic atravesándola como una lanza y el dulce jugueteo de
Law en sus pechos, la tensión, la ávida necesidad de más, intensificándose hacia algo,
una versión más grande y explosiva de lo que ellos le habían dado el día anterior en
la cocina. Ese momento había sido una revelación, pero ahora la estaban impulsando
más alto. Ella se aferró al edredón con los puños, luchando por quedarse quieta, pero
era tan difícil. Quería corcovear contra la boca de Dominic, obligarle a ir más rápido,
más fuerte, más profundo.
—Mírame. —Law se apartó de su pecho y la miró a los ojos—. Dime que te gusta
tener a Dominic comiéndote el coño.
—Me gusta, Law—jadeó ella—. Me gusta mucho.
Impotente, bajó la mirada por su cuerpo hacia donde la cabeza oscura de Dominic
se estaba moviendo mientras le producía semejante placer. Ella se arqueó, clavando
los talones en el colchón y gritó.
—¿Quieres más? —exigió Law.
¿No podía ver la respuesta? Todos sus músculos se habían tensado. Estaba sin
aliento. El sudor brotaba por su cuerpo. La sangre se precipitaba por debajo de su
piel. Él tenía que saber que ella quería más.
—Por favor…
—Mírame, Kinley. —Law le pellizcó un pezón y ella gimió.
—¿Te gusta este mordisco de dolor?
Probablemente debería negarlo. Mentir. Pero la lengua de Dominic llevándola más
y más cerca del clímax que tan desesperadamente necesitaba no dejaba ningún
margen para la timidez.
—Sí.
~172~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
—Bien. Voy a tener tus pezones perforados para poder jugar con ellos. Un
pequeño golpe aquí, una ligera succión allí…
Sus palabras la hicieron arder más caliente, la empujaron más cerca del borde del
orgasmo. Ella se contorsionaba, se movía agitadamente, al borde de suplicar solo por
esa pizca de algo más.
—Pasaré una cadena por los anillos—continuó Law con voz ronca—. Cuando te
portes mal, tiraré con fuerza de ella y te pondré a raya. Pero por ahora esto tendrá
que ser suficiente. No te muevas.
Le retorció un pezón, el dolor llameó, recuperando rápidamente su atención,
lanzando su cuerpo a la confusión. Lo miró suplicante. Su brillante mirada azul era
aguda, pegada obsesivamente a la de ella mientras la observaba con evidente deseo.
No se veía como un hombre teniendo sexo casual. Él estaba relacionándose con ella,
tratando de ganarse su confianza. Esto se sentía como mucho más que un acto sexual.
No solo eso, Law había sacado a colación el futuro… de nuevo. ¿La había visto
desnuda y todavía quería hablar de compartir un mañana? Dominic no había dicho
nada, pero el modo en que la comía y la sujetaba no indicaba exactamente
indiferencia de su parte.
Ella levantó la mirada hacia Law. Dios, tenía una amante y eso le daba la más
extraña sensación de poder.
—Lo siento. Lo haré. Yo… adoro lo que Dominic está haciendo.
—Eso es bueno de escuchar, cariño.
—Significa mucho que estés aquí para compartirlo conmigo. —Ella se perdió en
los ojos azules de Law.
Cuando Dominic le mordisqueó el clítoris, y otro fragmento de placer subió
arañando por su columna vertebral, Kinley se dio cuenta que los deseaba a todos
ellos. Que a ella la tenía sin cuidado lo que le hicieran. Law, Dominic y tal vez algún
día Riley, si él la follaba. Ella se esmeraría en hacerlos felices… como sin duda lo
harían ellos. ¿La opinión de quien más, realmente, importaba, excepto la de ellos?
—Necesito… —Ella volvió a apretar las sábanas en sus puños e intentó
concentrase para permanecer inmóvil, pero el látigo de la lengua de Dominic la
seguía empujando más alto, con más fuerza.
—Sabemos lo que necesitas, cariño—le aseguró Law—. Creo que deberías dárselo,
Dominic. Quiero verla correrse.
~173~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~174~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
¿Por qué estaba abandonando la cama? Antes de que ella pudiera preguntar o
protestar, Dominic agarró su mano y la ayudó a ponerse de pie. Todo su cuerpo
estaba tan lánguido que sus piernas casi no la sostuvieron.
Luego se recostó en la cama, llevándola con él, la espalda femenina contra su
pecho. Ella podía sentir su dura polla aguijonándole el trasero.
No pudo evitar fundirse en el pecho de Dominic. Estaba tan relajada… pero quería
seducirlo más, tentarlo a que la tocara. Kinley se retorció contra él.
Surtió efecto. Dominic le acunó los pechos mientras le decía al oído.
—Agárrate a mí. No dolerá durante mucho tiempo. Estás preparada, mascota.
Ambos queremos follarte. No podemos tomar tu delicioso culo esta noche, así que
cada uno tendrá un turno en tu coño. Sin embargo, puedes detenernos en cualquier
momento.
—No os detendré. —Ella los deseaba a los dos. Diablos, ella quería a Riley
también. Ansiaba gozar de estas sensaciones y compartir su amor. ¿Qué tenía de
malo eso?
—Sabemos que puedes. No queremos que tengas miedo. —Ella nunca había oído
el sonido de la voz de Dominic tan preocupado y tierno.
Le sonrió y le envió una mirada descarada por encima del hombro.
—Así no es como tú te sentías un par de días atrás.
Sus manos se cerraron con fuerza sobre ella, acercándola más como si temiera que
escapase.
—Perdóname. Creí que estaba haciendo lo correcto, mascota. Dejé que la
venganza me cegara. No quería que te asustaras. No me gusta saber que creíste que
te mataría… ni siquiera por un momento. Eres preciosa y nunca te haría daño.
Él podría romperle el corazón, pero ella le creía cuando decía que nunca la
lastimaría físicamente.
—Lo sé, Señor. Yo tampoco te haré daño.
Y no lo haría. Ni física, ni emocionalmente. Ella temía que se enamoraría de él y lo
querría para siempre. Pero ese era su problema, no el de Dominic.
~175~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~176~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
—Bien. —Él se mantenía sobre ella con el cuerpo tenso mientras cuidadosamente
comenzaba a sondear en su interior, una estocada, una punzada, una leve caricia.
Todo eso aumentó. La presión se incrementaba a ritmo lento y suave, y amenazaba
con abrumarla.
Cuando el pánico comenzó a interferir, Dominic la apaciguó con un susurro.
—Eres hermosa, mascota. Te deseamos tanto. ¿Tienes una idea de lo feliz que
estamos de que hayas esperado por nosotros?
Ella se aferró a los hombros de Law y dejó que la voz de Dominic se hundiera en
ella mientras Law comenzaba a penetrarla. Sus caderas le mantenían las piernas bien
abiertas así su pene podía estirarla. Entraba y salía de sus resbaladizos pliegues,
ganando terreno con cada embestida. Una y otra vez, entró y se retiró, centímetro a
centímetro, sondeando más profundo hasta que lo sintió detenerse.
La presión y la ansiedad la abrumaban. Law ejercitaba toda su contención. Era
obvio que quería empujarse dentro de ella con una única y agonizante estocada. En
lugar de eso, temblaba y maldecía en voz baja, conteniéndose a las claras. Dominic
continuaba tranquilizándola, susurrándole que era muy sexy y hermosa, que él no
podía aguantar. Jugaba con sus pechos, acariciando y pellizcando sus pezones.
Con un empujón de sus caderas, Law traspasó la barrera y gimió. Kinley sintió
algo desgarrarse en su interior. Ella jadeó y se quedó inmóvil, empalada y dolorida
durante un instante. En el siguiente, él se mantenía inmóvil, su polla enterrada
completamente en su interior. Luego esperó, dándole tiempo para adaptarse a él y el
dolor se evaporó.
Soltando un suspiro jadeante, Law tocó su frente con la de ella.
—Eres nuestra ahora, cariño.
Kinley sucumbió en el momento y se abandonó a ellos. Nada nunca se había
sentido tan bien. La habían tratado con más afecto y bondad que cualquier otro.
Además de estar loca por ellos, estaba haciendo el amor con ellos por las razones
correctas.
Law la besó durante un largo rato, enredando sus lenguas hasta que ella estuvo
completamente lánguida.
—¿Estás lista para más?
Ella lo abrazó con fuerza a la vez que le rodeaba la cintura con las piernas. Estaba
dispuesta a darles todo. Sí cuando él primero había presionado dentro de ella, había
~177~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
* *
Dominic estaba tan duro que apenas podía respirar, pero él observó como Law
acurrucaba su rostro en el cuello de Kinley. Ella le acariciaba la cabeza,
~178~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
manteniéndolo cerca, suspirando por él. El momento parecía casi sagrado, como si
ambos hubieran sido purificados de su dolor pasado por su fusión emocional.
Dios, esto era mucho más que sexo o un mero cambio de placer. Kinley
verdaderamente se estaba entregando. Una vez que ella había tomado la decisión de
rendirse, lo habían hecho a la perfección, sin dudarlo. Ella no era alguien a quien él
pudiera olvidar una vez que brincara fuera de su cama y se duchara. Si se deslizaba
profundamente dentro de su cuerpo y la reclamaba, tendría una responsabilidad con
ella por el resto de su vida.
¿Era Riley el más listo aquí? Dominic no estaba seguro si estaba listo para ser el
Amo de esta mujer. Su marido. Esa era la dirección hacia la que esto llevaba. ¿Estar
abrazando a alguien con esos vínculos tan estrechos con el asesino de su hermana,
era una traición a la memoria de Carrie?
Law suspiró y bajó la mirada hacia Kinley. Él sonreía, una evidente expresión de
pura dicha que Dominic nunca había visto que su amigo brindara a alguien excepto a
ella. Eso hizo que Law pareciera más joven, más libre, de lo que nunca había
parecido.
Tal vez en el corazón femenino, ella pertenecía solo a Law. Dominic se preguntaba
si no estaba exagerando llevando a la cama a Kinley. La mujer ya tenía una especie
de para siempre del hombre del que estaba claramente media enamorada. Si Dominic
realmente lo quisiera, podría tener solo sexo con ella. Law se encargaría de Kinley y
sería su Amo, dejando a Dominic ser su ocasional Señor. Él simplemente podría
venir de visita y condimentar la vida sexual de ellos. Sin aspavientos. Sin
confusiones. Ni preocupaciones de si estaba profanando la memoria de Carrie. Solo
sexo caliente con una mujer hermosa.
Kinley volvió su cara hacia él, su sonrisa un brillo desde adentro y pura invitación.
Dominic casi dejó de respirar.
Él había oído a hombres que describían a sus esposas como las mujeres más
hermosas del mundo. Nunca había podido verlo o entenderlo. Pero Kinley se
iluminaba desde dentro, y no era solo por Law. Ella le brindaba eso a él, por él. No
tenía ninguna duda que ahora mismo era más bella que cualquier otra mujer en el
planeta, al menos para sus ojos. Cuando fuera vieja y tuviera canas con un
cargamento de nietos a su alrededor, él todavía la vería así, en un aura dorada de
pasión que no podía resistir. Para él, Kinley siempre sería el sol.
~179~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~180~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~181~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~182~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~183~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Y entonces Kinley estaba suspendida encima de él. Ella cerró los ojos durante un
minuto, luego sus pestañas se levantaron, abriendo esos vibrantes ojos hacia él
mientras se sentaba. Él la miraba directamente a los ojos mientras le sujetaba las
caderas y comenzaba a elevarse, una promesa, un voto de cuidarla para siempre.
El calor y la presión lo sedujeron. Él había tenido razón. Law no había tomado su
inocencia y él tampoco podría. Ella todavía era tan adorable como siempre lo había
sido. Cualquiera que intentara quitarle esa pureza se encontraría aplastado por
Dominic Anthony. Él defendería su inocencia hasta el día de su muerte.
Ella lo tomó delicioso centímetro a centímetro. Él observaba, no queriendo pasar
por alto un momento de la experiencia. Memorizó sus pequeños cambios de
expresión mientras bajaba por su polla. Notó como se movían sus pechos con cada
respiración y jadeo, la sensación de sus caderas en sus manos mientras ella se abría
por completo para aceptarlo. Y no podía apartar los ojos de su coño. La imagen
estaba grabada a fuego en su cerebro. Su carne rosada abierta para él, hundiéndolo
mientras su polla desparecía dentro de su calor.
Apretada. Estaba tan apretada. Él tenía que apretar los dientes en contra del
placer mientras ella lo aferraba con fuerza.
No duraría. Sentir a Law tomar su virginidad casi había sido suficiente para
despacharlo. En verdad estar en su interior estaba a punto de matarlo.
—Él nunca hace esto, cariño. —Law estaba observando con los ojos ligeramente
entornados por el deseo.
Kinley comenzó a moverse con pequeños deslizamientos. Subiendo y bajando,
profundizando cada vez.
—Creo que es muy probable que él haga esto mucho, Law.
Su amigo soltó una risita.
—Quiero decir que él nunca ha entregado el control así. Ni una sola vez en todos
los años en que lo conozco. Eres especial.
Kinley se lo quedó mirando, sus ojos enterneciéndose. Ella le acarició la mejilla,
pasando la palma de la mano por la sombra de barba.
—Vosotros sois especiales para mí. Nunca os olvidaré.
~184~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Ella no tendría que hacerlo. Él iría tan lento como ella necesitara, pero Dominic
tenía la intención de introducirla en un mundo totalmente diferente. Se aseguraría de
que entendiera el goce de la sumisión.
Él extendió la mano para jugar con su clítoris, sus dedos encontrando hábilmente
la crema allí.
—Me aseguraré de que no me puedas olvidar, mascota. Y el día de mañana,
entenderás.
Para entonces, él sería su Amo. No había vuelta atrás. La tendría con un collar
puesto y de su lado antes de que ella se diera cuenta de lo que estaba sucediendo.
Kinley pertenecía a él y a Law. Y si Riley finalmente entraba en razón, sería
bienvenido a unírseles.
Law tenía razón, ella era la elegida.
Los ojos femeninos se abrieron de par en par mientras él le apretaba el clítoris,
trabajando la sensible protuberancia.
—No puedo. No de nuevo.
—Sí. De nuevo. Te correrás tanta veces como te diga que lo hagas. Y aceptarás
tanto placer como podamos brindarte, mascota. Córrete para mí ahora.
Él apretó de nuevo incluso mientras se empujaba hacia arriba, forzándola a meter
su polla por completo.
La boca y los ojos se Kinley se abrieron de par en par. Ella se corrió con un grito
quejumbroso, latiendo a su alrededor, su piel enrojeciéndose magníficamente. Ella
era un espectáculo para la vista y saber que él le había dado ese placer solo lo
reforzaba más.
Y entonces Dominic no pudo detenerse. La lanzó sobre su espalda, sujetándole con
fuerza las caderas, entrando y saliendo profundamente, una y otra vez, como un
hombre poseído. La resarciría, cualquiera fuera el dolor que ella experimentara. Pero
maldito sea, necesitaba estar completamente dentro de ella ahora mismo. Necesitaba
fusionarse con ella.
Sosteniéndola cerca, él enlazó sus bocas mientras la follaba. Fue tan alto como
podía ir, girando y retorciéndose para encontrar el lugar correcto, entonces las uñas
femeninas se hundieron en su espalda. Su respiración se entrecortó. Todo el cuerpo
de Kinley se tensó.
~185~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~186~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Capítulo 12
~187~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~188~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
—Tu hermano es uno de los hombres más amables que jamás haya conocido. No
te permitiré llamarle eso. Además, no hay nada de malo con los perros mestizos. Voy
a amar a cada cachorro de la camada de Gigi.
—Claro que lo harás, cariño.
Ella ya había tenido suficiente de su actitud.
—No me llames así.
Sus cejas se elevaron bruscamente.
—¿Por qué no? Law te llama su “amor” y a ti no te importa.
En el pasado, ella habría aceptado su mierda. Pero tener sexo parecía haber tenido
un efecto positivo en su auto estima. Ahora se rehusaba a soportar sus sarcásticos
comentarios, sobre todo porque él era el que estaba en el camino de cualquier clase
de mañana con Law y Dominic. Eso no podía funcionar sin Riley.
Si ella pudiera persuadirle sobre atenuar su rutina idiota, sería un buen comienzo.
Pero si quería alguna posibilidad para conservar a sus hombres, iba a tener que
luchar por eso. ¿Qué le había dicho Dominic? No podría conseguir lo que quería si
nunca iba a por ello.
—Soy el amor de Law. Y al parecer la mascota de Dominic. Y no habría dicho que
“mascota” pudiera ser un término erótico, pero amo cuando él lo dice. Tú no
consigues llamarme cariño porque no lo sientes.
—Bastante justo. —Soltó un largo suspiro y se dirigió hacia la nevera—. ¿Entonces
realmente te gusta mi hermano?
Ella estaba bastante segura de que estaba colada por su hermano.
—Sí. Me gusta Dominic, también.
—Sabía que te gustaría Dominic. —Abrió bruscamente la puerta de la nevera y
miró dentro—. Te haré un bocadillo. Tenemos jamón y pavo.
—Pavo, por favor. Con mostaza, si tienes. ¿Y por qué asumirías automáticamente
que me gustaría Dominic? Él daba un poco de miedo al principio. Pero confesaré que
mi afecto hacia él ha aumentado desde que dejó de amenazarme. —Y había
empezado a besarla. Y a darle esos orgasmos enloquecedoramente buenos. El solo
pensamiento de su profunda voz la volvía a hacer temblar.
Riley agarró el pavo, un poco de mostaza y vegetales y regresó a la isla.
~189~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
—Sabía que te gustaría Dominic porque ambos provenís del mismo mundo. Él
tiene dinero y todo eso.
Ella se estaba hartando de la actitud de Riley.
—No me importa el dinero.
—Puro cuento. Te estabas casando con Jansen por su cuenta bancaria. Tú puedes
mentir, pero tus acciones no lo hacen, cari… Kinley. —Él agarró una barra de pan
integral de la despensa cercana y cerró de un golpe la puerta.
Así como así, la sensación de bienestar por su cópula con Law y Dominic
desaparecieron y la realidad volvió a entrar sin ser invitada.
—Porque creía que mi padre estaba enfermo. Que necesitaba tratamiento. Y mi
obra de caridad se estaba hundiendo. No podía soportar la idea de Hope House
cerrando después de que mi madre trabajara tan duro para construirla. La
comunidad de los sin techo depende de ella. No estaba casándome con Greg por las
salidas de compras y los viajes por el mundo. Lo estaba haciendo para ayudar a mi
familia.
Riley no levantó la mirada mientras cortaba rebanadas de tomate y esparcía la
mostaza.
—Estoy seguro de que te hace sentir mejor pensar de esa manera.
Ella no iba a ganarle. Jamás. Hubo un momento en el que había sentido como que
podía tenerlo todo, pero ella debería haber sabido que era solo una fantasía. Riley
quería algo diferente en una mujer. Kinley no sabía qué, pero no era nada que ella
pudiera ofrecer. No era la chica que las personas amaban. Incluso a su propia familia
le había importado tan poco que estaban dispuestos a asesinarla por un dólar.
—Sabes, ya no tengo hambre. Te veré en la mañana y puede que podamos
averiguar lo que está haciendo Greg. Y tenemos que convocar una conferencia de
prensa o algo por el estilo porque estoy harta de Greg diciendo mentiras sobre mí. Te
prometo que aclararé todo y entonces ya no tendrás que verme más.
Así él podría seguir adelante con su vida. Y ella podría tratar de encontrar una
nueva.
Kinley se dio la vuelta, pero de repente él estaba a su lado, agarrándole la muñeca.
—No te vayas. Dejaré de ser un idiota. Siéntate y déjame prepararte algo de
comer. Por favor. Es lo menos que puedo hacer.
~190~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~191~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~192~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~193~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
—Eso dices ahora, pero una vez que regresemos al mundo real, cambiarás tu
relato.
—Riley, he vivido toda mi vida preocupada por lo que las personas pensarían de
mí. Crecí en la alta sociedad, donde la reputación de una mujer lo es todo. Mi
hermana tiene una excelente reputación. Es considerada una de las mujeres más
exquisita de la ciudad. Es una mentirosa egoísta que engaña a su marido y piensa
que sus niños son solo una forma de controlarlo. Está planeando dejar a alguien
asesinar a su única hermana, y su despedida hacia mí fue “ciao”. Ella vive la tan
llamada vida “normal” de manera impecable, pero yo creo que debe ser unos de los
seres humanos más miserables en este planeta para comportarse de la manera en que
lo hace. Si eso es normal, es bastante cutre. Y no quiero ser parte de eso.
Riley negó con la cabeza.
—Eso dices ahora, pero espera a que no tengas más tu reputación estelar. No sabes
lo que es tener al mundo entero despreciándote.
A él le faltaba por completo el sentido de la vida.
—¿Sabes lo que es tener a una persona levándote el ánimo? Porque yo podría no
haber tenido al mundo despreciándome, pero tampoco he tenido a nadie que
realmente me amara. Pienso que arriesgaría casi cualquier cosa por tener eso en mi
vida.
—Eres terriblemente ingenua.
—Me han dicho eso antes. Pero yo creo que tú eres terriblemente cínico.
—Eso ocurre cuando eres el hijo de la puta del pueblo.
—No la llames así. —Sin importar quien fuera él, Kinley no iba a permitir que
nadie hablara de la madre de Law de esa manera. Cuando él se había referido a ella
como California Mike, Law había sido completamente franco con respecto a su
madre. Aunque ella hubiera sido imperfecta y descarriada, él la había amado.
Riley se encogió de hombros.
—Es lo que hacía.
—Pero eso no definía quien era—argumentó Kinley.
—Solo estoy siendo realista, del mismo modo en que lo era Simone. Ella quería las
conexiones de Dominic para subir en la escala social, usando mi espalda y la de Law
como los peldaños. Mantenerlo separado de nosotros en público era la única manera
~194~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
en que ella podía aspirar a lograr eso porque una mujer que se acuesta con dos
hermanos y su amigo… ¿quién sabe lo que pasó allí? La especulación proliferaría
siempre y ella sería una puta.
—Estabas enamorado de ella. —Nada más explicaba su amargura.
Riley vaciló, luego negó con la cabeza.
—Estaba enamorado de la idea de ella. Estaba enamorado de tener la relación que
yo quería. Simone me mostró la verdad.
—No, Simone te mostró que era una persona horrible.
—Ella quería lo que quieren todas las mujeres.
—¿Qué crees que es eso? En mi libro, es amor y compañerismo. Ser deseado y
necesitado.
Él bufó.
—Se trata de dinero, respeto y un lugar en la sociedad.
—Guau. Ella te hizo mucho daño. Estoy sorprendida. No habría esperado que
simplemente te tumbaras y lo aceptaras. Ni tampoco que la amaras con cada
partícula de tu alma o no eres la persona que pensé que eras.
Él le frunció el ceño.
—No la amé.
Si eso fuera cierto, él parecía dispuesto a privarse de muchas cosas por una mujer
que no era dueña de su corazón.
—¿Pero vas a dejarla mandar el resto de tu vida?
Su sonrisa cínica estaba de vuelta.
—Oh, por favor. ¿Vas a tratar de decirme que no vas a permitir que lo que Greg
Jansen hizo te afecte? Ya lo has hecho. Acabas de desechar veinticinco años de
mantenerte virgen para el matrimonio para darle a Greg un grande y conocido “a la
mierda contigo”. Así que yo no diría demasiado sobre no ceder a la amargura si
fuera tú.
—¿Crees que me acosté con Dominic y Law porque quería vengarme de Greg?
~195~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
—Por supuesto. Greg iba a ser tu marido y te habías mantenido virgen para él.
Abrir tus piernas para mi hermano y Dominic probablemente te hizo sentir poderosa.
¿Fue una dulce venganza?
Lo había sido, pero no por las razones que él pensaba.
—Yo no me mantuve virgen. Nunca me importó alguien lo suficiente como para
acostarme con él.
—¿Y no obstante, te interesaste por mi hermano durante los pocos días desde que
te drogamos, secuestramos y luego hicimos pedazos tu mundo? Seh, lo creo.
Pero ella lo había hecho. Y estaba comenzando a pensar que tal vez valía la pena
luchar por su amor y futuro.
—No me importa lo que tú creas, Riley. Sé quién soy. Sé lo que he hecho y lo que
siento. Absolutamente, ha llegado a importarme muchísimo tu hermano y Dominic.
Acostarme con ellos no tuvo nada que ver con la venganza y todo que ver con seguir
adelante con mi vida. No puedo entender por qué estás aferrado al pasado. Una
mujer te lastimó y ahora no lo dejarás pasar, por lo que te desquitarás conmigo. Muy
bien, pero detente y piensa en el hecho que no soy tú. Greg me lastimó. Becks me
lastimó. Mi papá me lastimó. ¿Sabes una cosa? No voy a permitir que arruinen mi
vida. No voy a permitir que me cambien. Puedo ser ingenua y estúpida, pero voy a
seguir tratando de encontrar el amor. No me importa cómo llegue a mí. Si se trata de
uno, dos o tres hombres. Lo aceptaré. No me importa lo que piense el resto del
mundo porque a nadie le preocupó que mi prometido fuera a asesinarme. A ti, a
Dominic y a Law sí. Eso es lo único que me importa.
—No nos preocupamos por ti. —Las palabras salieron en un tono brusco y
chirriante.
Eso dolió, pero él parecía decidido a hacerla ver su malintencionada verdad.
—Ellos lo hacen ahora. Yo no puedo cambiar cómo sientes.
Y Riley no lograba optar por su verdad tampoco. De ahora en adelante, nadie
jamás iba a decidir quién era Kinley Kohl o lo que haría. Nadie iba a cambiar esa
parte de sí misma profundamente arraigada que seguía tratando de llenar su
corazón, a pesar de toda la evidencia de que no iba a funcionar. Se negaba a creer que
terminaría sola.
—¿Has pensado en el hecho de que estamos aislados aquí en Alaska y que ellos
están cachondos? ¿O que sienten lástima por ti?
~196~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
El dolor volvió a destellar. Era hora de irse. Si Riley quería ser ruin, ella necesitaba
mantenerse lejos de él. Esa mujer lo había lastimado y él no quería recuperarse.
Pero la pregunta la atormentaba. ¿Law sentía lástima por ella? Cuando pensaba en
eso… no. Ella había sentido su cariño. Podría no ser amor, pero Law sentía algo por
ella. No era estrictamente lástima o deseo. Y Dominic Anthony nunca se acostaría
con nadie porque sintiera lástima por ella.
Riley la estaba mirando echando fuego por los ojos, desafiante. Alguna bestia
atrapada bajo su piel quería que ella se peleara con él. Seguía atizándola, haciéndola
retroceder cuando ella intentaba marcharse. Se comportaba como un niño que no
sabía cómo salir del rincón oscuro donde él mismo se había puesto.
La rabia huyó en un arrebato de compasión. Riley había amado y perdido, y no
sabía cómo encontrar el camino de regreso. Estaba triste y enojarse con él no
ayudaría. La profunda desconexión masculina probablemente le costaría a ella todo,
pero de nuevo, ella no permitiría que eso cambiara en quién se había convertido o lo
que creía.
Kinley no vaciló. Simplemente se acercó y lo abrazó, apoyando la mejilla en su
pecho.
—Lo siento.
Él se tensó.
—¿Qué estás haciendo?
—Brindándote lo que Simone no te brindó. No se merecía a vosotros tres. Sé que la
echas de menos, pero tienes que dejarla ir y encontrar a alguien que te ame. Os
merecéis una mujer que esté de pie a vuestro lado, orgullosa de ser vuestra esposa.
No te avengas, ni te reacomodes, Riley. Esto es tu para siempre. Tienes que luchar
por ello. Acabo de aprenderlo. No dejes que alguien te lo quite.
Riley la miraba parpadeando en silencio con expresión incrédula.
Ella se echó hacia atrás lo suficiente para mirarlo a los ojos.
—Encuentra a alguien que os haga felices a todos. Sé que no soy esa persona
porque no estás interesado en mí, y llegado el momento, me iré en silencio. Solo
déjame tener unos pocos días con ellos. Déjame saber lo que significa tener un
amante. En el momento en que tengamos que volver al mundo real, sé que eso se
hará añicos, pero ¿no podemos tú y yo ser amables uno con el otro hasta entonces?
~197~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~198~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
* *
Por un momento el tiempo pareció detenerse mientras Riley cubría los labios de
Kinley con los suyos y la besaba por primera vez. Probablemente terminaría mal.
Había evitado la atracción entre ellos durante todo el tiempo que había podido, pero
ahora se sentía completamente impotente. Había perdido completamente su aguante
en el momento en que ella lo había abrazado y llamado Señor.
Tal vez ella no pudiera saber lo que le había hecho, el lugar adonde lo había
enviado. Dominic podría haber introducido a Law en ese mundo primero, pero él
había llegado allí por desearlo ardientemente. Todo le había ocurrido cuando era un
niño. Él no había tenido mucho que decir de su vida, donde tomar el control ahora
era primordial. Le podía ceder algunas decisiones a Dominic y a Law, pero
necesitaba sentir como que estaba a cargo de su propio destino.
Y no le había gustado las verdades que Kinley le había señalado.
La necesidad se propagaba con violencia dentro de él. Tenía que encargarse de
eso. De ella. Superar este deseo así no lo controlaría un segundo más.
Riley aplastó su boca contra la de ella, su polla tensándose en el momento en que
ella cedió debajo de él, aceptándolo.
Había estado despierto toda la puñetera noche, estudiándola. Había leído artículos
sobre ella, visto las noticias sobre su secuestro, se había quedado con la mirada
clavada en sus fotos… cualquier cosa para conseguir que su mente dejara de pensar
en el hecho que estaba en un dormitorio con sus hermanos, haciendo el amor.
Cuando ella entró, él había usado toda su templanza para abstenerse de levantarla
en brazos y tomar lo que le correspondía. Había tratado de enojarla, ahuyentarla,
pero Kinley había visto a través de su cortina de humo, directo en su corazón. Ella en
cambio, le había brindado su compasión. ¿Cómo diablos se suponía resistirse a eso?
Él acunó sus espléndidos pechos. Maldita sea, los amaba. Ella trataba de
esconderlos con sujetadores punitivos que los mantenían firmes con alambres de
metal. Aun así, eran dolorosamente suaves y pesados en sus palmas. Aunque llevara
~199~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~200~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~201~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
—¡Sí! Quiero que lo hagas. Lo deseo tanto que podría morir si no lo haces.
Ella se relajó ligeramente, luego se mordió el labio con incertidumbre.
—Podría no ser buena en eso.
—Puedo enseñarte. —La idea de que ella nunca hubiera tenido una polla en su
boca hizo que su columna vertebral hormigueara. Sus hermanos podrían haber
tenido su primera vez, pero ellos no habían tomado todo. Esta primera vez de ella
sería para él—. Serás hábil en esto, Kinley. Eres hábil en todo.
—No sé nada de eso.
Él había pasado toda la noche estudiándola.
—Lo sabes. Cuando quieres hacer algo, lo haces. Alimentas y vistes a gente sin
hogar. Has hecho sonreír a mis hermanos. Me has puesto muy caliente. —Se acercó—
. Y quiero que saques mi polla.
Kinley lo miró parpadeando, luego sus manos se movieron trémulamente hacia la
cintura de sus vaqueros, esos dedos con una manicura perfecta trabajando sobre el
botón de su bragueta. Al principio, ella fue torpe, pero su vehemencia era tan dulce.
Nada en ella era falso. Cada pizca de aprehensión y deseo por agradar que ella sentía
estaba escrito por todo su rostro.
Eso era su sumisión. Ella le estaba brindando algo que siempre lo excitaba y no
solo físicamente. Algo acerca de observar a una mujer tomarlo en su boca sacaba
todos sus instintos dominantes. Y con Kinley, él no quería nada más que enredar sus
dedos en sus cabellos y alimentarla con la dura longitud de su polla, centímetro a
centímetro, y reclamar esta parte de ella.
Lentamente… tan lentamente que pensó que gritaría… Kinley desabrochó el botón
y comenzó a bajar la cremallera. Su polla presionaba contra sus bóxers como si
tratara de acercarse a ella.
—Llevas ropa interior—dijo Kinley con el ceño ligeramente fruncido—. Yo no
estoy autorizada a usarla. Creo que vosotros tampoco deberías.
¿La pequeña sub pensaba que ella ponía las reglas?
—Aún no lo sabes, pero si continuas hablando así, habrá zurras en tu futuro.
¿Cómo manejaría ella una verdadera zurra? La idea de su cuerpo desnudo sobre
su regazo hizo que su ingle volviera a tensarse. Jesus, tanta sangre se precipitó hacia
el sur de su cuerpo que se sintió mareado.
~202~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Ella arrugó la nariz y le envió una mirada insolente mientras le bajaba los bóxers
por las caderas.
—Lo puedo manejar. Law me dio un par de palmadas más temprano porque
olvidé llamar “Señor “a Dominic.
Dominic era estricto con el protocolo, pero eso no era lo de Riley.
—Me gusta oír mi nombre, Kinley. Y yo no te daré un par de palmadas para
sonrojar tu culo. Sé que esto te sorprenderá, pero Law es el suave en lo que a esto se
refiere.
—No me sorprende. Él es muy dulce.
¿Dulce? Law había matado más hombres de los que ella podría imaginar. Lo había
hecho en servicio a su país pero…
—¿Te ha contado sobre su servicio militar? Si no es así, deberías saber que él es
solo suave contigo. Law es un asesino profesional.
—No—protestó ella—. Es un protector profesional. —Le bajó los bóxers y rodeó su
polla con los dedos… finalmente. La suavidad de su toque casi lo deshizo.
Y a él le encantó que ella los viera con otros ojos. De hecho, le gustaba estar con
ella, simplemente hablando cuando no había muros entre ellos.
—Puede que tengas razón, cariño. Tal vez todos nosotros deberíamos mirar por
segunda vez el modo en que vemos el mundo, pero tú deberías entender que yo soy
más como Dominic que como Law en lo que al sexo se refiere. Te pondré sobre mi
rodilla. No te dejaré levantarte hasta que me supliques que me detenga. Aun así,
haré que te corras antes de permitir que te vayas. Sentirás mi mano sobre tu culo
durante todo el día siguiente. Al igual que sentirás mi polla en tu coño.
Con el tiempo, sí. Pero esta noche, él estaría satisfecho con su boca. Y con ser el
hombre que le enseñó.
Su rostro se había ruborizado, una señal certera de que sus palabras la habían
avergonzado o excitado. Dado que ella aún estaba allí, mirándolo fijamente con sus
ojos marrones abiertos de par en par, él confiaba en lo último. Pero tenía que estar
seguro.
—Tócate.
Sus ojos estallaron en llamas por la sorpresa.
~203~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
—¿Qué?
—Tócate, Kinley. Hunde esos dedos en tu coño y tócate. Juega con tu clítoris hasta
que te diga que pares. Quiero observarte. —Ella era tan recatada y educada que Riley
no podía esperar para arrasar con esa capa y llegar a la mujer por debajo de la
superficie—. O podría mostrarte mi versión de una zurra.
Él estaría bien de cualquier modo. Al final ella haría lo que él quisiera porque ella
no sería capaz de evitarlo más de lo que él podía.
Al principio, ella estaba indecisa, un poquito torpe mientras deslizaba la mano por
su cuerpo hasta encontrar su clítoris. Él se acariciaba la polla mientras la miraba,
moviendo la mano desde la base hacia la punta. Ella dejó su mirada sobre él mientras
se tocaba, y la sangre masculina se despertó.
—¿Así, Riley?
Una oleada de aprobación se precipitó por él. Este era el lugar donde se sentía más
cómodo.
—Exactamente así, cariño. Frota tu clítoris, luego desliza los dedos dentro de tu
abertura.
Su aliento se entrecortó cuando ella encontró su dulce lugar y a él le encantó que
ella fuera una chica muy obediente. Después de acariciar dos veces su clítoris, deslizó
los dedos profundamente. Cuando los retiró, estaban recubiertos de su crema.
Ella lo deseaba. Sus rudas palabras no la habían ahuyentado. Ella no estaba
haciendo esto por lástima o porque Law o Dominic se lo hubieran dicho.
Él atrapó su muñeca y la acercó de un tirón a sus labios. El dulce aroma de su
excitación inundó sus fosas nasales. Kinley estaba cremosa y madura. Puede que esta
noche no lograra sentir ese coño en torno a su polla, pero seguro podría enterarse de
su sabor.
Él se metió los dedos en la boca, los chupó, deleitándose con su sabor. Picante,
dulce y muy Kinley. Lamió hasta la última gota y todavía quería más.
—¿Por qué observarte hace que me excite? —Los ojos de Kinley ardían de deseo—
. Fue lo mismo cuando Law lo hizo y cuando Dominic…
Él podía adivinar lo que había hecho Dominic.
—¿Dominic empujó su cara en tu coño y no se apartó hasta que tuvo su ración?
~204~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Volvió a parecer ese magnífico rubor. Él adoraba hacerle subir los colores.
—Me besó allí. Al principio pensé que debería hacer que me sintiera incómoda,
pero acabé amándolo. Es algo más que puro placer. Hay algo muy íntimo en ello.
—A tus amantes les gusta el modo en que sabes, Kinley. —Él le tocó la barbilla y
se acercó más, su polla casi contra sus labios—. Así es como debería ser. Tus amantes
deben querer comerte dos veces durante el día y tres veces cada noche. Voy a
lamerte, amarte y hacer de ti una comida cuando pueda. Pero te necesito ahora
mismo.
Ella clavó los ojos en su polla y se inclinó, su aliento caliente sobre él. Luego asestó
un golpe con la lengua a su polla, la lamió y la saboreó. Con un ligero gemido, cerró
los ojos como si estuviera catalogando las sensaciones y los sabores.
—Sabes salado y rico. Me gusta tu sabor.
Y ella no tenía ni idea de lo que estas inocentes palabras le hicieron. En el pasado
sus amantes le habían hablado sucio, le habían dicho lo que le harían. Ni una sola lo
había mirado y le había dicho que le gustaba… su cuerpo, su sabor. En realidad no se
habían preocupado por él o por su felicidad.
Él estaba dentro y no veía escapatoria. Ni siquiera estaba seguro de que quisiera
encontrar una. Independientemente de lo que Dominic y Law pensaran, las
posibilidades de que ella se marchara al final eran altas. O de que él se viera obligado
a dejarla por su propio bien. Kinley podría intentar quedarse, a pesar de todas las
cosas malas que llegarían a ella, para amarlos. Él podría tener que protegerla al fin.
Pero tenían esta noche y quizás unas pocas más después de ésta. Puede que eso lo
convirtiera en un hijo de puta codicioso, pero iba a apropiarse de ellas.
—Déjame darte más. Pasa tu lengua todo a lo largo de mí. —Riley se sostenía la
polla, pero pronto su mano reemplazó la de él.
Ella lo exploró, su lengua como un colibrí encendiéndole en todas partes donde
lamía. Prestó especial atención a la sensible V en la parte posterior de su pene, y sus
ojos casi se pusieron en blanco mientras ella trabajaba ese lugar una y otra vez.
—Dios mío, cariño, tienes talento. —Ella no necesitaba a nadie para decirle lo que
tenía que hacer.
—Dado que me diste permiso para explorar, quiero saborearte y conocer todo de
ti. —Ella se metió la punta de la polla en la boca, el calor lo rodeó.
~205~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
—Sí, cariño. Eso se siente bien. Tan bien. —Él cerró los ojos y metió las manos en el
cabello femenino—. Toma más.
Ella lo complació, rodeando su polla con su boca caliente. Su lengua hacía
remolinos, una provocación, una burla. Luego lo chupó con fuerza, concentrando las
sensaciones, dejando de lado la anticipación. Él podía sentir su polla latiendo al ritmo
de los rápidos latidos de su corazón mientras ella lo chupaba profundamente.
Una y otra vez, trabajó su carne dura, debilitándolo, metiéndolo completamente
en su boca. Trabajó incansablemente mientras subía y bajaba, tomando un poco más
cada vez, todo su cuerpo contoneándose por el esfuerzo.
Ella estiró una mano y le acarició los muslos a través de la mezclilla de los
vaqueros. Lentamente, sintió sus dedos viajar hacia arriba hasta que encontró la piel.
Mientras le chupaba la polla, acunaba sus caderas y pasaba las palmas sobre sus
abdominales, el tributo de una amante, una silenciosa expresión de deseo.
Finalmente, ella se abrió camino hacia la base de su pene, y lo sujetó allí mientras
raspaba su polla con el filo suave de sus dientes.
Él bajó la mirada para encontrarla acunándole las pelotas con la mano libre. Toda
su timidez parecía haberse evaporado en el momento en que le había dado permiso
para jugar con él, como si ella solo hubiera estado esperando la oportunidad para
disfrutar.
Kinley hizo rodar sus pelotas en la palma de su mano, provocando un gemido
profundo de Riley. Él iba a perder su puñetera cabeza.
—No voy a durar mucho tiempo si haces eso, cariño. ¿Estás segura? —No quería
inundar su boca si ella no estaba preparada para eso.
Ella tarareó en torno a su polla, la vibración moviéndose a través de sus venas y
haciéndolo temblar. Se lo había metido todo, casi hasta la base del pene y ahora
jugaba con sus pelotas. Santo infierno, podía sentir la parte posterior de su garganta.
Su lengua lo recubría, una caricia constante que lo obligaba a subir más y más alto.
Hasta que Riley se rindió.
—Trágame—gruñó la orden mientras el orgasmo se apoderaba de él, el éxtasis
latiendo profundamente en su interior mientras la punta de su polla estallaba,
brotando a borbotones en su preciosa y ansiosa boca.
~206~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Y ella bebió hasta la última gota, tragando todo lo que él tenía para darle.
Mientras su cabeza se movió de arriba abajo encima de él, ella lo lamió, lavándolo de
un lado, luego del otro, sin olvidar una gota.
Riley estaba noqueado por cómo ella se había brindado, de manera tan franca y
honesta. Le apartó el cabello de la cara mientras lentamente se retiraba de su boca. La
levantó y luego la arrastró contra él hasta que pudo besarla. Sin importarle una
mierda que sus vaqueros hubieran caído en torno a sus rodillas. Solo sabía que
quería su boca sobre la de ella, sus brazos alrededor de su cuerpo.
—Gracias, cariño. Esto fue increíble. —Nunca había dado las gracias a una amante
antes. Él le había comprado flores, baratijas, pero nunca había valorado el regalo que
le habían dado. Nunca había pensado así hasta ahora.
Kinley era diferente.
—¿Estuvo bien?
Él se echó a reír, porque sus temores eran comprensibles, pero completamente
infundados. La alegría lo iluminó, como una felicidad rutilando en su interior. La
abrazó, todavía no estaba en condiciones para dejarla ir.
—Fue el mejor. Y no estoy diciendo esto para hacerte sentir mejor. Nunca he
sentido el deseo de nadie por complacer como he sentido el tuyo.
La besó, fusionando sus bocas, saboreando la intimidad entre ellos. Por ahora, era
suficiente. Por supuesto quería meterse profundamente dentro de ella. Mañana él lo
haría. Entonces gozaría con ella, y tomaría fotos mentales que nunca desaparecerían,
incluso después de que ella se hubiera ido. De esa manera, tendría algo para detener
toda la oscuridad que lo invadiría cuando todo se viniera abajo. Quería que su
memoria estuviera llena de ella, como un ordenador que hubiera sido llenado hasta
el límite. Quería estar lleno de ella, hasta que él no pudiera agregar nada más. Al
igual que su tableta, incluso. Su memoria estaba llena, también. Se había dado cuenta
de eso cuando desactivó su conexión a Internet.
Y eso lo había exasperado.
—¿Con cuántos gigabytes de memoria viene tu tableta? —Una idea rondaba en su
cabeza. Riley comenzaba a sospechar que lo que Jansen quería del equipaje de Kinley
estaba ligado a esa tableta y dudaba que fuera porque el cretino estuviera muriendo
por leer la última novela romántica.
~207~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Pero él podría querer las fotos. Kinley tenía cientos de fotos en su dispositivo. Si
estaba en lo correcto, las fotos ocuparían la mayor parte de la capacidad de
almacenamiento… aunque no debería. Esa tableta había sido diseñada para contener
miles de fotos. Sin embargo, estaba extrañamente llena.
Kinley levantó la mirada, lo miró a los ojos.
—¿Qué?
Él sacudió la cabeza.
—No tiene importancia, cariño. Tengo que mirar tu tableta de nuevo. Lo necesito
ahora. —Él la volvió a besar, tratando de suavizar el cambio brusco de tema—. Lo
siento. A veces mi cerebro tiene que pensar en las cosas durante un rato y necesito
algo que me sacuda antes de descifrar un acertijo. O tal vez solo necesito la mejor
mamada de todos los tiempos para convertirme en un genio. —Él sonrió—. Pero creo
que logré descifrar a lo que Jansen está tan desesperado por echarle mano. Despierta
a Dominic y Law y luego tráeme esa tableta.
Ella se agachó y agarró la camiseta.
Riley se la arrebató.
—No necesitas ropas para despertarlos.
Su rostro se retorció en el más dulce de los ceños fruncidos.
—Creí que estábamos cambiando a modo negocio.
Ella tenía algunas impresiones erróneas.
—Modo negocio no significa ropa para ti, cariño. —Agarró la camiseta—. Yo
pienso mejor cuando tú estás desnuda. Mira lo que hizo jugar un rato. Joder, si estás
desnuda todo el tiempo podría resolver el hambre del mundo.
Ella soltó una risita.
—Resuelve la mía, al menos. Haré todo lo que me pides si terminas de hacerme
ese bocadillo. Estaré de regreso, pero no puedo decir que no estaré vestida. Esto es
Alaska. Si quieres que camine por ahí desnuda, la próxima vez me secuestras y me
llevas a Hawaii.
Ella se volvió y él observó el culo más caliente del mundo salir meneándose de la
habitación. Su polla volvió a brincar, pero se reacomodó los vaqueros porque tenía
trabajo que hacer.
~208~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Mientras ella daba vuelta por el pasillo, él cayó en la cuenta que si estaba en lo
correcto, aunque su tiempo con ella recién hubiera comenzado, estaba casi
terminando. Él tendría que volver al mundo real. Y allí la perdería.
A veces no era tan genial ser inteligente.
~209~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Capítulo 13
Law bajó la mirada hacia la tableta. Había una foto perfectamente dulce de Kinley
y Annabelle. Estaban en un mirador, cada una de ellas sonriendo y sosteniendo una
copa de vino juntas como si estuvieran brindando. Kinley tenía un vestido amarillo,
sin mangas y Law no podía apartar los ojos de ella.
¿Cómo esta foto en la tableta de Kinley era la clave para capturar a Jansen?
Law los miró a ambos y quiso hacerles algunas preguntas. Cuando Kinley había
entrado al dormitorio para despertarlos, había estado completamente desnuda. Él
había querido agarrarla, intentando arrastrarla de regreso a la cama, pero ella les
había explicado que Riley quería hablar con ellos porque su justificadamente friki
hermano había descifrado ciertas cosas del ordenador.
Él estaba muy seguro que ella no se había vestido, hablado con su hermano, y
luego quitado la ropa solo para despertarlos. A su hermano le podía gustar la
tecnología, pero también le gustaban sus mujeres desnudas. Algo había sucedido
entre Kinley y Riley y Law quería festejarlo.
Pero en este momento, tenía que lidiar con un montón de basura tecnológica que
realmente no entendía.
~210~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
—¿Estás seguro que no debería usar una bata o algo por el estilo?—preguntó
Kinley, cruzando los brazos sobre sus pechos.
Diablos, sí.
—Cariño, toda tú amenizas la charla. Ahora responde a Riley y deja de ocultar tus
pechos. Cuando pones las manos sobre tus senos, entonces miramos tu coño y ese
culo tuyo fabuloso.
Kinley sonrió avergonzada y puso en blanco sus primorosos ojos marrones. Pero
funcionó. Se relajó visiblemente mientras se inclinaba y echaba una mirada a la
fotografía en la tableta.
—Greg la tomó. ¿Qué hay de malo en la foto? —Ella frunció el ceño—. Ah. En
verdad, no recuerdo haberla agregado. ¿Puedes desplazarte a través de todas ellas?
No cargué esta tableta.
—Sí—murmuró ella—. Fue un regalo de él. Soy una especie de idiota tecnológica.
Puedo usar mi móvil para hacer llamadas y enviar mensajes de textos, pero aparte de
eso, estoy perdida. Greg también compró mi móvil. ¿Crees que mis emoticones son
~211~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
malignos?
Law sofocó una carcajada. Varias veces, cuando él había sido California Mike,
Kinley le había enviado mensajes de textos. Ella terminaba cada mensaje con una
enorme cantidad de caritas sonrientes y símbolos de pulgares para arriba. Había
conservado cada uno de ellos.
—Dado que es una aplicación de acceso libre, tus emoticones deben ser seguros.
¿Así que Jansen cargó las fotos?—preguntó Riley.
—Él cargó todo. Yo le di una lista de libros que quería. Después de que los leí,
descifré cómo comprar más, pero la última vez que lo intenté, el dispositivo me envió
un mensaje de que no tenía espacio, así que hice que alguien en mi oficina me
enseñara cómo archivar mis libros. ¿Tengo un virus?
Law le envió a su hermano una larga mirada. Tenía el presentimiento que Riley
estaba en el camino correcto. Law no era el tecnófilo que Riley era, pero hasta él sabía
que era muy difícil llenar una tableta con nada más que cuarenta libros, un par de
juegos y algunas fotos. Debería haber un montón de espacio libre. No tenía ningún
video en el sistema para comerse su memoria. Tampoco ningún audio.
—No tienes un virus, pero tienes una rata bastarda y soplona—gruñó Law. Con
cada minuto que transcurría, él odiaba a Jansen más y más.
Riley asintió con la cabeza, luego se volvió hacia Kinley, tendiéndole la mano. Ella
la tomó y él tiró suavemente, arrastrándola a su regazo.
Echó una mirada a Dominic, quien los miraba a ambos tan asombrado y
complacido como él.
—Mascota, me asombras.
~212~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Dominic hizo un gesto con la cabeza hacia ella encaramada sobre el regazo de
Riley.
—¿Estás segura?
Kinley se ruborizó, y Riley lo ignoró por completo, aunque apretó con fuerza el
brazo en torno a la cintura, acercándola más.
Entonces Riley fue todo profesional de nuevo, señalando la pantalla con su mano
libre.
—Toda la cosa va en torno a estas fotografías. Todo lo que necesitamos está aquí
dentro. Se llama esteganografía.
—¿Cómo estegosaurio?
~213~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
—Eso es porque tienes que saber cómo extraer el código. Y allí está.
Dominic maldijo.
—Sí. Él estaba a cargo de mis donaciones. ¿Estás diciendo que tengo más de lo que
pensé que tenía? —Kinley se puso una mano en la boca—. Me siento tan estúpida.
Law se acercó.
—No eres estúpida. Cariño, ellos jugaron contigo. No podías saberlo. Él envió este
tipo antes de que incluso le hubieras conocido. Te seleccionó como su objetivo y tú
no tuviste ninguna oportunidad. Apuesto a que Jansen te deslumbró y luego arregló
una negligencia tras otra en la obra de beneficencia.
~214~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Él sabía cómo Jansen trabajaba. Había visto una táctica como esta antes. Lo último
que quería era que Kinley se culpara.
—Él me deslumbró por completo. Dos días después de que lo conocí, me llevó en
una cita a París. Nos pasamos una semana allí. En habitaciones separadas, pero yo
nunca había estado. Nunca me había tomado un tiempo antes. Era tan diferente.
—Solo estoy diciendo que nosotros hemos sido auténticos contigo porque lo que
queremos de ti a cambio es real.
El pánico había inundado su cuerpo cuando Riley le mostró la mierda que Jansen
había puesto en su tableta. Todo el mundo parecía feliz de encontrar alguna
evidencia, pero Law sabía que este era el principio del fin. Él había creído que tendría
más tiempo con ella. Había pensado que podía llevarle una semana o dos atarla a
ellos, así cuando Jansen estuviera entre rejas, ella se quedaría.
—¿Es real? Ya no sé lo que es real. Creí que solo eran fotos inofensivas. Ahora
~215~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
tengo que cuestionar cada una de ellas. Todo. Annabelle trató de decírmelo, ¿verdad?
Yo fui terca y no quise escuchar.
—Tenía miedo de que absolutamente todas las cosas y todo el mundo estallara a
mi alrededor. Ella te envió a salvarme, ¿verdad? Sé que suena estúpido, pero si
pudiera conservar a Annabelle, creo que estaría bien.
—Cariño, ella te ama. Y nosotros nos acercamos a ella. Ella quería que te lo
contáramos, pero no sabíamos cómo ibas a reaccionar. Si lo hacíamos y tú encarabas
a Greg… estábamos preocupados por ti. Y dado que te habías enfadado un poco
cuando Annabelle intentó hablar contigo…
—Hasta que Jansen sacó a relucir esa política contigo dos semanas antes de la
boda—continuó Dominic—. Entonces que fuera lo que Dios quisiera. No podíamos
dejar que te casaras con él, y exactamente no teníamos la prueba que necesitábamos.
—Yo no bailo—replicó Law—. Pero estaba feliz. Kinley, reconozco que la manera
de salvarte fue poco ortodoxa, pero realmente estábamos pensando en ti.
~216~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
—Eso creo. —Riley cliqueó algunos botones más—. Y parece que está usando tu
obra de beneficencia para entrar de contrabando algo al país. No puedo decirte qué.
Es un código numérico. Stock 2445. Esa es toda la información que tengo. Maldita
sea, es una mierda cara si estoy leyendo esto correctamente.
Dominic suspiró.
—Me gustaría saber qué tipo de producto está transportando. Por favor deja que
sean drogas.
Porque eso podría incrementar el tiempo de ese hijo de puta en la cárcel. Salvo que
Law quería asegurarse de que Jansen nunca viera el interior de una celda. Una
morgue era un lugar mejor para escorias como él.
~217~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
—Vamos a ver que dicen los federales. Podemos llamarlos por la mañana.
Kinley tomó la mano de Dominic. ¿Ella ya estaba acudiendo a ellos por consuelo,
yendo en busca de sus hombres? Solo esperaba que su floreciente confianza fuera
suficiente para hacer que se quedara después de que las cosas se calmaran.
Necesitaba más tiempo para atarla a los tres, para hacerla entender exactamente lo
que tenían para ofrecerle.
* *
—¿Hiciste la llamada?
~218~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Dominic se volvió hacia Riley que acababa de hacer la pregunta. La luz del sol se
filtraba en la oficina, sacando a relucir los ricos y profundos tonos de los muebles de
caoba y cuero.
Kinley se sentó encima del gran escritorio y se quedó durante un largo rato. Ella
miraba por encima del hombro a uno de los ordenadores en el que Riley estaba
trabajando, su mano sobre el hombro masculino mientras él tecleaba. Parecía que ella
siempre tenía la mano de uno de ellos ahora. Era una mujer cariñosa, demostraba su
afecto con abrazos frecuentes y apretones de mano. Se había acurrucado contra ellos
durante toda la noche. Dominic sonrió con cariño ante el recuerdo de ella sentada en
su regazo esta mañana, desayunando de su plato.
—No lo sé, cariño. Supongo que se podría suponer que te obligamos a firmarlo,
pero cuento con Kellan para limar las asperezas de todo esto. No hay manera de
saberlo hasta que realmente nos reunamos con el FBI.
Dominic esperaba que fuera suficiente. Él había estado jugando con algunos
escenarios y algunos de ellos no le gustaban.
—Pero toda esa información estaba en mi tableta. ¿Cómo puedo demostrar que
Greg la cargó allí?—preguntó Kinley, resumiendo a la perfección al menos uno de los
modos en que podían ser jodidos.
~219~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
detrás del enorme escritorio que dominaba la habitación. Había pasado la mayor
parte de la mañana rodeados de ordenadores, desordenando todo encima del
escritorio—. Afortunadamente las dos últimas fotos fueron enviadas por correo
electrónico. Estoy seguro de que puedo rastrearlos hasta el ordenador de Jansen.
—La planificadora de la boda me tuvo con una agenda de locos. —Ella cerró los
ojos—. Maldita sea. No soy una idiota. La planificadora de la boda estaba al tanto de
eso también. Greg insistió en que la utilizáramos. Becks dijo que era la mejor. Becks
estuvo a cargo de la organización benéfica la mayor parte de los últimos meses
porque yo estaba tratando con los detalle de la boda. Caminé directamente hacia su
trampa, ¿verdad?
Law la abrazó.
—No te culpes. Jansen es muy bueno en lo que hace. Y tuvo mucha ayuda.
4
Noviagodzilla, del inglés bridezilla es esto mirad.
~220~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
—Porque honramos los derechos de otros Doms y era obvio que ellos están
planeando reclamarla.
—¿Doms?
—¿BS qué? —preguntó Kinley con una mirada de pura confusión en la cara.
—Pensé que leías novelas románticas. ¿Acaso no todas las mujeres caminando
sobre la faz de la tierra tienen una visión profundamente romántica del BDSM en los
tiempos que corren? Es un término comodín para sometimiento, dominación,
sumisión y masoquismo. Es lo que comenzamos a enseñarte ayer.
~221~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
que no había nada que pudiera hacer, pero ella me lo contó de todos modos.
Annabelle me habría mencionado si hubiera pasado que cierto trasero fuera zurrado.
—Oh, algo está ocurriendo allí—juró Law—. No la han reclamado aún, pero ellos
definitivamente se están encargando de ella. En nuestro mundo, eso significa que
tienen ciertos derechos. Uno de ellos es el derecho a protegerla. Después de que
nosotros te apresamos, ellos le prohibieron por completo hacer o decir cualquier cosa
que pudiera parecer que era tu cómplice. Annabelle tuvo permiso de hablar con
nosotros poco después de que llegamos aquí porque estaba más que preocupada por
ti y a punto de volverse loca. Además de eso, los abogados se aseguraron de
dejarnos todo a nosotros. Sus hombres no te conocen lo bastante para confiar en que
tú quisieras un poco de venganza y arrojaras a Annabelle a los lobos si todo saliera
mal.
Dominic observaba a Kinley, estudiándola. Se veía tan joven e inocente sin una
pizca de maquillaje en el rostro. Llevaba un suéter ligero y un par de vaqueros con
~222~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
joyería ostentosa que había traído con ella. Era evidente que había renunciado al
sujetador y dado que Law había estado supervisándola toda la mañana, Dominic
asumía que seguía la regla de sin-ropa-interior. De lo contrario, iban a zurrarla y
fuerte, porque él no tenía idea de que otra forma calmar la tensión atascada en el
cuarto.
Comenzando ahora.
—¿Qué?
—No tenemos nada más que hacer mientras esperamos a los federales, excepto
que tú quieras observar a Riley jugar con su teclado durante todo el día.
~223~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Riley gimió.
—No tanto como me gustaría. Necesito entrar en los sistemas de Jansen, pero él se
ha protegido. Ahora mismo los archivos están cerrados. Espero no joder y que él no
los esté destruyendo mientras hablamos.
—No podemos hacer nada al respecto hasta que los federales vengan a nosotros.
Así que necesitamos una manera de ocupar nuestro tiempo—dijo Law arrastrando
las palabras—. ¿Algunas ideas?
Él metió las manos en el cabello de Kinley y bajó sus labios hacia los de ella,
besándola con fuerza. Le guiñó el ojo mientras se retiraba en busca de aire.
Dominic entendió.
—Pero no nos iremos de aquí hasta que hayamos juntado todas las piezas con los
federales y pensemos que el caso está bastante cerrado. Hasta entonces, estamos
recluidos, mascota, y no puedo pensar en nada que prefiriera hacer más que aceptar
tu oferta.
—En tu tableta. Así que ahora es nuestro turno. —Dominic tenía algunas cosas
muy específicas que quería enseñarle—. A menos que todavía estés lastimada. Si ese
es el caso, podemos conversar un rato.
~224~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
—Estoy bien. —Su voz era suave y entrecortada. Instintivamente, su mirada cayó
al suelo—. ¿Eres un Dominante, Señor?
—Sí. —Una sonrisa jugueteaba en los labios masculinos. Oírla llamarlo así nunca
le molestaría.
—Sí, mascota.
Su sonrisa se ensanchó hasta que ella lucía como si estuviera tratando de contener
la risa.
Él suspiró.
—Eres Dom Dom. —La sonrisa viajaba por su rostro—. Tengo que llamarte Dom
Dom.
—Mascota, cada vez que me llames así te voy a dar veinte azotes. Y no serán de
~225~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
placer. Puedes llamarme Señor por ahora. Si aceptaras un collar mío, me llamarías
Maestro. Yo soy tu Dom. Es un estado, no un título.
—Tanto como enrojecer tu culo. Fuera con la ropa, mascota. Eso es veinte sobre
mis rodillas.
—No mucho, pero creo que esta vez en realidad solo quiere azotar tu culo. ¿Te he
dicho lo bien que esos vaqueros lucen en ti?
Ella arrugó la nariz de manera adorable, obviamente feliz con los cumplidos.
Law se movió entre sus piernas, subiendo esos pies vestidos de rosado en torno a
su cintura mientras Kinley se reía.
—No lo sé. Creo que las medias son más suaves en mi espalda que un par de
tacones de aguja.
—No voy a dejar mis calcetines cuando estemos en la cama. —Kinley se aferró a
~226~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
—Pero…
—Ah, ah, ah. Sin protestar. No hay nadie allí fuera, excepto tal vez el alce. Y te
protegeremos de él.
Law gimió.
—Oh, amor, vamos a tener que enseñarte un poco de respeto. Entrega el suéter.
Creo que Dominic está al límite de su aguante después del comentario burlón de
Dom Dom. Si no te pone encima de sus rodillas pronto, va a sacar artillería pesada.
~227~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Gratificación en suspenso.
—Eso suena horrible—se quejó ella mientras se sacaba el suéter por la cabeza—.
Tenemos que trabajar en su sentido del humor. Espero que los hombres de Annabelle
no sean tan malhumorados.
—Tú podría pensar que no tengo sentido del humor, pero te aseguro, poseo un
delicado sentido del decoro, mascota. Espero que lo que suceda entre nosotros quede
entre nosotros. Hay una grandísima diferencia entre Annabelle quedándose sin
cariño y tú tratando nuestra relación como despojo en pasquines chismosos.
Kinley estaba desnuda desde la cintura para arriba. Ella no trató de ocultarse, sino
que simplemente puso las manos en las caderas y le miró. Parecía más cómoda con
su cuerpo ahora que anoche y eso lo complacía enormemente.
—Si crees que no voy a hablar con mi más querida amiga en el mundo sobre el
hecho de que por fin hice el amor, tú realmente no entiendes a las mujeres—insistió
ella.
Dominic tuvo que disciplinar su expresión para algo en verdad magistral, porque
lo único que quería hacer era sonreír abiertamente. Ella era absolutamente adorable.
Y follable. Aunque él presuntamente tuviera que corregir su tono descarado, amaba
el hecho de que se sintiera lo suficientemente segura como para tratar de usarlo con
él. No lo habría hecho hace dos días.
—Creería que las mujeres, especialmente una mujer criada de la manera en que tú
lo fuiste, sería un poco discreta.
~228~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
conseguí una gran cantidad de ropa de segunda mano, y después de que termine de
lavarla, voy a repartirla”. Una vez que llegue a casa, es posible que todo el mundo
quiera hablar qué tan patética soy porque mi familia y mi prometido querían
matarme. Así que cambiaré los tópicos por completo para hablar de mi
repentinamente loca vida sexual con tres tíos calientes
—Ya no me importa más lo que la prensa amarilla escriba. Nunca han sido
amables, así que no creo que vayan a comenzar ahora. Y yo no dije que hablaría con
la prensa acerca de lo que sucede en esa extraña mazmorra, simplemente con
Annabelle. Pero podría cargar las tintas con un par de amigas de Becks que nunca
han sido amables conmigo, las que dijeron que no podría atrapar un hombre ni para
salvar mi vida. Tal vez los tres podrías aparecer en el club de campo sin vuestras
camisas puestas. Eso haría caer algunas mandíbulas y desmayar a algunas damas. —
Kinley sonrió abiertamente.
¿Riley se había estado retorciendo las manos nerviosamente acerca de si Kinley iba
a aceptarlos? Dominic negaba con la cabeza con incredulidad. Demonios, ella estaba
dispuesta a haberlos desfilar. Y eso no iba a suceder.
~229~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
—Ven aquí. Ya habrá tiempo de decidir todo eso más tarde, pero al principio creo
que es mejor si nos quedamos aquí por un tiempo o nos escondemos en mi casa. Es
cerrada y querremos mantener a los reporteros afuera.
O muerto.
—Puedes obedecer a tus Maestros y todo estará bien. Sé que hay un montón para
pensar y discutir… más tarde. Ahora es para nosotros ¿Entiendes?
Dominic no quería que ella se preocupara. Era fácil que ella lo hiciera y estaba en
todo su derecho, pero él preferiría tenerla aquí en el presente con todos ellos y por si
acaso la reunión con los federales no salía como él esperaba. Quería crear un vínculo
que fuera difícil de romper.
—Sí, señor.
Law dudó durante un segundo, luego asintió con la cabeza con decisión, como si
acabara de llegar a las mismas conclusiones que Dominic.
~230~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
—Estoy en ello.
—Solo quiero estar equipado en caso de que lo esté. Y siempre hay trabajo
preparatorio para hacerse. Bien podríamos comenzar en este mismo momento a
abrirla para nosotros en todos los sentidos. A menos que tú estés planeando en tomar
turnos para siempre.
Dominic disentía. Riley había pasado menos tiempo con Kinley, por lo que
desconocía sus capacidades todavía. Con suerte, hoy rectificaría eso. Era vital que
todos comenzaran a funcionar como una unidad… como una familia… en caso que el
mañana de todos ellos fuera dejado en suspenso por los federales, la familia de
Kinley… o quien fuera.
Riley asintió y rozó sus labios con un tierno beso. Law le brindó una sonrisa de
orgullo, a continuación, se dirigió a grandes pasos hacia la puerta.
—Sabía que eras una chica inteligente. ¿Recuerdas lo divertido que pensabas que
era llamarme Dom Dom? Bueno ahora deja que te muestre mi versión de la
~231~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
—Riley, ¿te unes a mí? Sospecho que a pesar de tus intentos de permanecer
distante, ya has flaqueado.
—Lo hice, y para tu información, tiene talento para el sexo oral. —Riley caminó
hacia Kinley y le palmeó la parte más carnosa del culo—. La mejor mamada que
alguna vez tuve.
—¿No debería conseguir puntos por eso? —Kinley se giró y preguntó a Dominic
esperanzada.
Riley sabía qué hacer. Bajó la mano sobre su culo con una aguda palmada.
—Tienes mi eterno afecto, pero las reglas son las reglas, cariño.
Dominic aspiró una bocanada de aire. Oh, Dios, él estaba enamorado de ella.
Y Riley sentía al menos lujuria. Él golpeó su culo con un chasquido punzante tres
veces más. El sonido tañó a través del aire, mezclándose con pequeños gemidos
~232~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
femeninos.
Se turnaron para zurrar su precioso culo, cada uno dando cuidadosamente las
nalgadas. Una y otra vez, llevando la cuenta cuidadosamente, ellos pusieron su
trasero rosado y caliente.
—¿Por qué me gusta esto? —Ella le rodeaba la pantorrilla con las manos,
agarrándose de él, la voz cargada de desconcierto y excitación.
¿Cómo debería explicarlo? Nunca antes lo había hecho, ellos tendían a jugar con
sumisas experimentadas.
~233~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
—Se trata de honestidad. —Dominic pasó las manos por encima de su culo—.
Quiero saber cómo te sientes. Quiero saber lo que te gusta y lo que no. Muchas
personas no hablan de su vida sexual… o de cualquier otra cosa importante.
Nosotros vamos a hablar., mascota Vamos a comunicarnos a menudo. Nos tomamos
esto en serio.
—Es bueno saberlo. —Ellos no habían sido tan serios con las otras sumisas, pero
todo era muy serio con ella. Kinley era una mujer que necesitaba sexo que significara
algo. Él había disfrutado de mujeres que no, pero todo era diferente con ella.
—¿Cuántos?
~234~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Kinley gimió apenas, una única señal que él estaba a tono con el cuerpo y los
deseos femeninos. El placer se apoderó de él. Dominic cayó en la cuenta lo lejos que
había ido con esta mujer.
Ella le complacía por el simple hecho de estar de acuerdo con él. Ellos estaban en
sincronía. Él podría llamarse un Dom, pero se había pasado la vida buscando a la
mujer que pudiera conmoverlo y hacer que quisiera entregarle el corazón.
Kinley era esa mujer, y no habría otra después de ella. Law y él eran similares en
cuanto a eso. Él amaría una sola vez, y era un destino prometedor que él y Law
amaran a la misma mujer. Ella no era en absoluto lo que él había imaginado, cuando
había pensado en su ideal de mujer. No iba a ser siempre fácil de manejar. No iba a
ser siempre controlable. No obstante, ella confiaba en Law, tranquilizaba a Riley y le
hacía reír a él. ¿Quién más le llamaría Dom Dom mientras lo empujaba a ser un
hombre mejor?
—Lo tengo todo. —Law dejó caer la bolsa sobre el escritorio y se elevó por encima
del cuerpo inclinado de Kinley—. Mierda, esto es hermoso. Ella está tan rosada. —Él
recorrió la línea de su culo con manos gentiles.
Law tenía razón y Dominic no estaba seguro de cómo mantenerla con ellos… de
~235~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
cómo atarla a ellos… por completo. Necesitaba más tiempo para atraerla. Más tiempo
para unirlos.
Pero el tiempo de ellos podría terminar una vez que el FBI llegara. Probablemente
los separarían e interrogarían a cada uno de ellos mientras examinaban a fondo la
evidencia. Una vez que eso hubiera pasado, y quien sabe cuánto tiempo llevaría,
entonces comenzaría el circo mediático. Kinley bien podría querer privacidad y algo
de tiempo para ella. Aquí en Alaska, el concepto de la traición de su padre y la
posible prisión de su hermana eran casi teóricos. Pero una vez en su hogar, Kinley se
enfrentaría con esas realidades. Estas la golpearían con fuerza. Entonces, podría
encontrar difícil confiar en ellos. Si no podía confiar en las personas con las que
compartía lazos de sangre, ¿cómo podrían él, Riley y Law esperar que fuera fiel a
ellos después de solo unos pocos días? Sin la realidad golpeándole la puerta, el
entendimiento mutuo y el sexo habían sido relativamente fáciles. Pero no pasaría
mucho tiempo antes de que todo eso pudiera cambiar…
Por primera vez, Dominic esperaba que Jansen se mantuviera lejos de la cárcel el
tiempo suficiente para ganar su confianza, su amor. Tal vez si le demostraban lo bien
que todos ellos podrían estar juntos, ella se quedaría.
—Sí. —No había motivos para esperar. Necesitaban avanzar tan rápidamente
como pudieran. Kinley era una mujer cariñosa. Cuanto antes la hubieran follado de
cada manera posible, más pronto se sentiría rodeada de la devoción de ellos. Más
pronto ella les daría su corazón.
~236~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Capítulo 14
~237~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Solo esperaba que su cuerpo cooperase con sus deseos. ¿Cómo uno convencía a su
esfínter para ensancharse y comportarse?
—Lo intentaré.
Porque Kinley quería algo más que sexo. Quería la unión con todos ellos. Quería
saber lo que significaba ser el centro del universo de Dominic, Law y Riley. Quería
ser el sol en su cielo… aunque no fuera más que por un rato.
Su trasero latía con hormigueante expectativa. Cada uno de esos cuarenta azotes la
habían impactado, mostrándole exactamente lo que necesitaba, revelándole la parte
de ella que había negado durante veinticinco años.
Esta era la Kinley más auténtica que jamás había conocido, la más cómoda que
alguna vez había habitado en su piel. Cielos, siempre quiso esta sensación exultante
al extremo.
Ella se relajó, brindándoles su confianza y dejándoles el control. Extrañamente,
Kinley sentía, no solo una libertad, sino un cierto poder entregándose. Solo tenía que
decirles que no le gustaba algo y ellos se detendrían. Eso hizo que se relajara y
permitiera que las cosas fueran más fáciles.
Porque confiaba en ellos.
Se le ocurrió que nunca había confiado realmente en alguien tan profundamente.
Ni novios, ni familiares. Ni siquiera Annabelle. Nunca se había permitido relajarse y
esperar lo que viniera porque sabía que sería placentero.
Ahora, podía.
Ellos la acariciaron colectivamente, tanto tranquilizándola como excitándola
mientras le explicaban lo que sucedería.
—Comenzaremos con el plug pequeño—sugirió Law.
Dominic gruñó.
—No, el mediano. Ella puede manejarlo.
—Solo usa los dedos—se sumó Riley a la discusión.
Dedos fuertes le separaron las nalgas, el aire frío golpeó su orificio. Ella nunca
había sido tocada así. Nunca había sido separada y examinada.
—Miren eso—silbó Law.
—Puñeteramente hermoso. —Dominic sonaba como que lo decía en serio.
~238~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~239~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Un dedo se deslizó entre sus nalgas y algo frío recubrió esa entrada íntima y
virgen, sacudiéndola de las cavilaciones. Ella se estremeció ante la sensación gélida y
extraña.
—Es lubricante, Kinley—explicó Riley—. Va a ayudar con la inserción.
Del plug. Correcto.
Entonces, una vez que su cuerpo estuviera preparado, ellos penetrarían su culo.
No podía imaginarse cómo se sentiría eso… o cómo se sentiría acerca de abrirse a
ellos de esa manera.
El sexo era íntimo, sí. Pero a veces también era torpe, dulce y a menudo
abrasadoramente caliente… y todavía extrañamente puro. Una sensación rara y
áspera asumió el control cuando algo caliente se abrió paso a través de la lubricación
y comenzó a penetrarla.
—Ese es mi dedo, mascota—dijo Dominic mientras hacía círculos presionando
hacia adentro un poco más—. Relájate. Sé que esto es difícil. Solo piensa en respirar y
dejarme entrar.
Ella tomó una larga inspiración y la soltó, entonces sintió el dedo de Dominic
hundirse más profundamente. No dolía en absoluto. Era diferente. Se sentía
placenteramente llena. Sobre todo, los nervios que él despertaba allí con solo un
toque la excitaban. Se dejó ir completamente laxa y confiada en sus brazos.
—Eso es. —Law estaba arrodillado a su lado, su gran mano acariciándole la
espalda—. Tan bonita, cariño. Tu confianza es adorable. Déjanos cuidar de ti.
Ellos habían estado cuidando de ella muy bien. Nunca había tenido a nadie a
quien le importara tanto sus sentimientos y su experiencia como a estos tres
hombres. Se aseguraron de que tuviera todo lo que necesitaba, desde ropa, a comida
y afecto, luego le dieron más. Comprensión, seguridad, preocupación y guía.
Pensaban en ella primero.
Kinley se dio cuenta que las relaciones deberían ser así. Su madre había estado tan
enamorada de su encantador padre. Él había sido hábil al hacer que su madre lo
amara, pero no había compartido su corazón a cambio. Ahora veía que su padre
simplemente había tomado lo que ella tenía, como si se lo debiera, y nunca le había
dado nada a cambio. Becks era así. Su marido la amaba y ella engañaba a Brian como
si él no importara.
~240~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Pero lo que Kinley compartía con Law, Dominic y Riley… esa era la manera en
que debería ser. Ellos la ponían en primer lugar. Mientras durara, ella haría lo mismo
con ellos.
Dominic hundió su dedo completamente dentro de ella y Kinley se cerró
herméticamente en torno a él.
Eso le valió un azote que hizo que la piel ya sensible de su culo hormigueara.
—No trates de expulsarme.
—Déjalo conseguir su propósito, cariño—le aconsejó Law.
—Vas a estar tan llena, dulzura—prometió Riley—. Lo disfrutarás.
Un segundo dedo se unió al primero, estirándola incluso más poco a poco. Ella
siseó ante la leve quemadura, pero entonces soltó otro aliento relajando sus
músculos. El segundo dedo de Dominic la penetró por completo.
—Eres estrecha, mascota, pero creo que cabremos muy bien. —Una abundante
cantidad de satisfacción resonaba en la voz de Dominic.
La expectativa la embargaba.
Delicadamente, él retiró los dedos y Kinley sintió la pérdida… pero no por mucho
tiempo. Casi instantáneamente, algo más duro llenó el espacio vacío.
—Esto es un plug de entrenamiento. Mientras jugamos un poco más, vas a dejar
esto en tu interior para estirarte para nosotros. No pierdas este plug o vamos a tener
que empezar todo otra vez y haré eso con otra zurra.
Ella había amado los cuarenta azotes que él le había dado, el placer primitivo que
se había arremolinado en su interior, pero estaba más que lista para pasar a la
experiencia siguiente.
Kinley contuvo el aliento cuando el plug comenzó a abrir una brecha en ella.
—¿Estás seguro que este es el tamaño de principiantes? Porque se siente muy
grande.
La presión, insistente e imparable, la llenaba mientras el plug raspaba sus
terminaciones nerviosas. Kinley se obligó a no apretar, sino a dejar a Dominic meter
el plug más profundamente. Finalmente, éste se abrió paso a presión a través de un
tenso anillo de músculos y se deslizó hasta el fondo. Kinley no sentía dolor,
simplemente una plenitud que la hizo quedarse sin aliento y contornearse con un
~241~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~242~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
—Sí, eso es exactamente lo que deseo. —Riley le acarició el vientre con la nariz—.
Para que entiendas, cuando aprietas así, eso hace que esta pequeña joya sobresalga.
A mí de hecho me gusta jugar con esto.
Él apenas tocaba su clítoris, que estaba latiendo ahora. Un estremecimiento la
atravesó. Ella no estaba completamente segura de lo siguiente que él planeaba hacer
y encontraba una profunda excitación en no saber. En estar a su merced. Ella no sabía
si él le daría el gozo del placer, un leve mordisco de dolor… o ambos.
Riley arrastró un dedo por sus labios vaginales, luego lo volvió a deslizar hacia
arriba, haciendo círculos en torno al clítoris, pero no tocándolo precisamente.
Atormentándola.
Law, a sus espaldas, Había apartado su cabello y le daba pequeños besos en la
nuca que la hacían estremecerse. Sus manos acariciaban su torso y moldeaban sus
pechos, levantándolos a la vez que le pellizcaba los pezones. Kinley jadeó cuando
todo su cuerpo se tensó.
Riley finalmente deslizó la yema del pulgar sobre el clítoris, justo cuando Law
apretó sus pezones. Su coordinación de tiempo perfectamente sincronizada. El placer
se mezcló con un mordisco de dolor, haciendo florecer sus nervios en una loca
armonía que no podía entender o negar.
—Nos gusta este juego, cariño—le susurró Law al oído—. Nos gusta entender lo
que te calienta y luego desmenuzarlo lentamente.
—Pero solo cuando eres buena—agregó Riley—. Cuando lo suplicas dulcemente.
—Exactamente—corroboró Law, lamiendo su cuello hacia arriba, brindándole una
cálida sensación de cosquillas que la hizo estremecerse y retorcerse. Ella la adoró.
La nariz de Riley estaba de repente sepultada en sus labios, su cabeza moviéndose
hacia atrás y hacia delante. Y entonces Law la mordió, simplemente un mordisquito
mientras la lengua de Riley bañaba su coño de placer.
Placer y dolor, cada uno complementando al otro.
—Traje algo divertido. —Dominic regresó llevando una pequeña cubitera de plata
en sus manos. Había una botella de champán enfriándose allí, pero él la ignoró. Sus
dedos se deslizaron dentro de la cubitera y regresaron con un pequeño cubo de
hielo—. Permíteme.
Cuando deslizó el hielo por su espalda, ella volvió a estremecerse, el frío del cubo
mezclándose con el calor de su piel creaba algo nuevo y embriagador.
~243~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~244~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~245~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
—Sabes cómo hacer esto, dulzura. Ponme lo suficientemente duro como para
follarte. Quiero estar dentro de tu coño. Lo deseo tan ardientemente que no puedo
soportarlo.
Él se veía realmente duro, pero Kinley era más que juego. A ella le encantaba la
forma en que él había sabido anoche, como había temblado y gemido cuando lo
había chupado hasta el fondo. Ahora, ella lamió su polla, pasando la lengua por el
glande con cariño, gimiendo en torno a la carne.
Law se arrodilló a su lado y ella sintió su mano deslizarse bajo su cuerpo,
volviendo a encontrar su clítoris.
—Sé buena, cariño.
Ella entendió la idea. Mientras ella chupara a Riley con dedicación, Law jugaría
con ella. Y amaba el toque de Law. A pesar de que acababa de correrse, su cuerpo ya
estaba preparándose de nuevo. Se metió la punta de la polla de Riley en la boca,
pasándole la lengua por todas partes. Le encantaba el poder que sentía cuando el
cuerpo masculino se quedaba inmóvil, como si no quisiera hacer nada para arruinar
el momento.
—Continúa chupando, mascota. Voy a jugar también. —Dominic colocó una mano
sobre una nalga.
Y entonces ella estaba gimiendo otra vez. Él le separó las nalgas y Kinley lo sintió
hacer presión sobre el plug. La presión llenó su pelvis.
—Oh, mierda, esto se siente bien Kinley. —Las manos de Riley se enredaron en su
cabeza, acercándola más—. Lo que sea que hiciste, Dominic, hazlo de nuevo. Se
siente tan puñeteramente bueno cuando ella gime en torno a mi polla.
Dominic tiró y volvió a empujar el plug y Kinley no pudo detener los indefensos
sonidos escapando de ella.
—Ella ha tomado este plug bastante bien—aseguró Dominic a los demás.
Ese plug estaba amenazando su cordura. Él lo movía hacia adentro y hacia fuera,
empezando con pequeños recorridos… un pizca hacia afuera, luego hacia adentro…
antes de que lo retirara aún más, solo para empujarlo con fuerza hacia adentro.
Estaba penetrando su culo con el plug del mismo modo que pronto la follaría con su
polla. Como si la mera idea y tanta sensación la estuvieran abrumando, ella apenas
podía esperar por la cosa real.
~246~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~247~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~248~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~249~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~250~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
—Mierda. Acabo de descifrar lo que Jansen está moviendo. —La voz de Law se
abrió paso a través de su languidez, ella levantó la vista para encontrarlo con la
mirada clavada en el escritorio en el medio de la oficina.
Kinley frunció el ceño, el pánico comenzando a penetrar su perfecta paz.
~251~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Capítulo 15
Law odió romper el momento. Tres minutos antes, él se había sentido como el
puto rey del mundo. Ahora se ponía los pantalones a toda prisa porque tenían
trabajo que hacer.
Y eso solo lo ponía más duro.
Dominic ayudó a Kinley a ponerse de pie, abrazándola como si necesitara
protegerla de las verdades que él sabía se avecinaban.
—¿Esto no puede esperar hasta que nos ocupemos de nuestra sub?
Riley estaba de pie, vistiéndose y no había manera de confundir lo irritado que
estaba.
—Te dije que no hay manera de saber a menos que puedas descifrar el código que
está usando. Todo está en los números. Sé que suena simple, pero en realidad es
bastante difícil sin algún tipo de referencia. Vamos a instalar a Kinley y os explicaré
la criptografía.
Dios mío, su hermano podía ser un gilipollas sabelotodo a veces.
—No necesito la criptografía. Tengo ojos. Y no la vamos a excluir de esta
discusión.
Kinley negó con la cabeza mientras se metía dentro de la enorme camiseta de
Riley. Prácticamente le llegaba hasta las rodillas.
—No, vosotros no vais a excluirme. Si Law descifró cómo mi ex está usando Hope
House, quiero oírlo. ¿Podría alguien pasarme mis vaqueros?
Esos vaqueros eran el problema. Law los recogió, pero sostuvo la tela en sus
manos.
~252~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~253~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~254~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
que estaban contratando mujeres con un sueldo decente, pero que un sueldo decente
en África era diferente que aquí. Él jugó conmigo, sabiendo que quería ayudar a todo
el mundo. Creí cada mentira que me dijo porque estaba demasiado ocupada
preparando la boda para hacer yo misma la investigación. Ah, y también
preocupándome por mi padre. Quien al parecer no estaba destruido por el cáncer,
simplemente ocupado en el hipódromo. Dios mío, debéis pensar que soy una idiota.
Él intentó alcanzarla, pero ella se apartó.
—¿Kinley?
Ella negó con la cabeza.
—No. Dame un par de minutos. Voy a ducharme.
Dominic se interpuso en su camino.
—Kinley, mascota, nadie piensa que eres estúpida.
—Yo lo hago. —Ella se negó a mirarlo a los ojos—. Por favor, ¿puedo tener un
minuto para mí?
Riley la miraba con el ceño fruncido.
—El sistema de seguridad está activado y voy a estar monitoreando las cámaras
exteriores. Sabré si intentas volver a salir por la ventana.
Ella suspiró.
—No estoy intentando escapar, pero puedo entender por qué podrías pensar en
eso. Obviamente tomo decisiones muy pobres. Ahora, ¿puedo ir a mi habitación
durante un rato? Pondré el resto de esos vaqueros en el pasillo. Por favor haced algo
con ellos. No quiero volver a verlos nunca más. Conservaré este par pero solo hasta
que consiga unos nuevos.
—Sí, te compraremos vaqueros nuevos, mascota—dijo Dominic—. Tan pronto
como nos sea posible. Ve y toma un par de minutos para ti, pero vamos a almorzar
en una hora y espero que estés allí.
Ella no dijo una sola palabra, solo se marchó sin mirar.
Law comenzó a seguirla, pero Dominic lo sujetó del brazo, deteniéndolo.
—Dale un poco de tiempo.
—Ella está llorando. —Law no podía soportarlo.
~255~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~256~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~257~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~258~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
* *
Kinley encendió la ducha y se quitó la camiseta de Riley con un encogimiento de
hombros.
¿Qué estaba haciendo? Probablemente todavía debería estar con sus hombres,
pero se había marchado para lamerse las heridas. No quería que la vieran llorar o
verlos revaluar su relación. Todos tenían que estar preguntándose si realmente
querían una mujer que podía causar tantos problemas.
Greg la había utilizado y lo había hecho con una sonrisa en la cara. ¿Y por qué no
debería sonreír? Ella no le había dado ningún problema en absoluto. Él solo había
entrado y se había ofrecido a resolver sus problemas, así que ella había dejado de
hacer preguntas. Brillante.
Cuando él le había dicho que empacara diez pares de vaqueros para unas
vacaciones cuando ella normalmente no empacaría ni uno, ¿qué había hecho?
Exactamente cómo él le había pedido, porque Greg le había dicho que quería verla
con ellos. Como si alguna vez antes se hubiera quedado mirando su trasero. Ella
soltó un bufido.
Ahora Law se quedaba mirando su trasero. Ella le atrapaba todo el tiempo. En este
momento, su trasero estaba lastimado después de la zurra y aún más de ser follado a
fondo. ¿Por qué amaba el dolor? ¿Por qué cada pequeño dolor le recordaba a
Dominic y la forma suave y contundente en que la había follado?
¿Qué estaba pensando él en este momento, que ella no tenía cerebro en la cabeza?
Se desharían de ella tan pronto como los federales tuvieran a Greg en custodia. Y
ella no podría culparlos. ¿Cuánto habían costado ya sus acciones a las personas?
Estaba transportando diamantes que habían sido sacados de las minas por esclavos.
Estaba trabajando con fabricantes que probablemente se beneficiaban del trabajo
infantil.
Un golpe fuerte en la puerta la sacó de sus cavilaciones. Ella no necesitaba que
nadie la viera así.
—Estoy en la ducha.
—Kinley, déjame entrar. —La voz de Riley sonó a través de la puerta.
Él era el último que necesitaba. Era tan inteligente. Riley había resistido a su
atracción física hacia ella. Ahora, probablemente deseara no haber cedido.
~259~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~260~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
—Justo como lo que te sucedió a ti. —Si ella pudiera hacerle entender que lo que
hizo Simone no era culpa suya, tal vez todo el dolor valdría la pena—. No había nada
malo contigo, o con Law, o con lo que los tres deseáis. Simone tenía el problema.
Él la miró fijamente.
—Muy bien, Mary Sunshine. Lo intentaré, pero solo si me prometes una cosa.
—¿Qué?
—No dejes que esto te cambie. Mantente tan dulce y llena de esperanzas como
siempre lo has sido, y yo trataré de encontrar al tío positivo en mi interior. —Él hizo
una mueca—. Sin embargo, te lo advierto. Él está sepultado profundamente. Me
podría llevar algún tiempo.
Ella podía esperar.
—Está bien. Es un trato.
Kinley echó la cabeza hacia atrás, levantando la mirada hacia Riley mientras él la
besaba, sellando su trato.
Él se apartó a regañadientes. Metió la mano en la ducha y cerró el grifo.
—Necesitamos que te saltees la ducha. No hay motivo de alarma, pero estamos
pensando que podría ser una buena idea cambiar de ubicación. Ya sabes, estar a
salvo, por si acaso.
—¿Qué pasa con el FBI? ¿No están viniendo a vernos?
La preocupación atravesó rápidamente el rostro de Riley. Entonces las luces
parpadearon y se apagaron.
Todo el cuerpo masculino se quedó inmóvil. Cuando ella comenzó a preguntar
por un generador, él empujó una mano sobre su boca. Sus ojos la horadaban mientras
le susurraba.
—No hables. Dale un segundo.
Las luces volvieron a encenderse. Y se apagaron segundos después. Un fuerte
zumbido siguió, una alarma señalando algo.
—Mierda. —Riley palideció—. Escúchame con mucha atención. El sistema de
seguridad está desconectado porque alguien cortó la energía de éste. El generador
está al tope de la línea, así como su equipo de reserva. Tenemos que asumir que
alguien los eliminó a los dos.
~261~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~262~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
—Yo sí. Los llevó a la oficina. Iba a ponerlos en una bolsa o algo por el estilo, así tú
no tenías que verlos. —La cara de Riley se contrajo—. Tenemos que conseguir esos
vaqueros.
Riley vaciló, pero Kinley sabía que sus hermanos podrían estar muriendo ahora
mismo. Sus hombres estaban en peligro y ella haría cualquier cosa que pudiera para
detenerlo.
—Ve. Me quedaré y seré exactamente lo que Greg espera que sea… un rehén. Él
no me matará.
—No sabes eso, Kinley.
No, pero…
—Tienes que irte. Greg y sus matones podrían estar aquí de un momento a otro.
—Sus manos estaban temblando cuando ella lo apartó con fuerza—. Ve. Si puedes
encontrar una manera de llegar hasta los vaqueros, oculta más diamantes.
Apresúrate. Nos estamos quedando sin tiempo. Él no me matará hasta que tenga
todos los diamantes. ¿Puedes salir por la ventana del baño?
Riley la acercó y la besó con fuerza.
—Puedo salir por ella. Permanece con vida. ¿Me entiendes?
Con un asentimiento de cabeza, ella se precipitó en la habitación con los
pantalones vaqueros dañados en la mano. Los dobló perfectamente, por lo que el
daño no se veía. Con el corazón latiendo aceleradamente, se retiró al baño donde
Riley estaba desapareciendo por la alta ventana.
Estaba sola.
—¡Kinley! —La voz de Greg flotó desde el pasillo, incitando una aguda punzada
de terror. Ella se mordió los labios. Ser valiente no era natural en ella, pero tenía que
encontrar eso en su interior ahora—. Salid, hijos de puta. ¡No hay ningún lugar
donde esconderse!
Él se estaba acercando. Ella tenía pocos segundos para decidir cómo actuar.
Escóndete a ojos vista. Como los diamantes.
Ella volvió a encender la ducha. Había una única cosa para hacer. Dios, no quería
hacerlo, pero se quitó la camiseta por la cabeza y entró en la ducha. El agua fría caía a
raudales sobre su piel. Ella temblaba pero se obligó a enjabonarse el cabello.
~263~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~264~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Capítulo 16
~265~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
El miró hacia los dos perros que lo seguían pisándole los talones. Si él no hubiera
estado en el bosque mientras ellos corrían de un lado a otro y hacían sus necesidades,
podría haber oído el SUV de Jansen ascendiendo por el camino.
—Silencio—susurró tan quedamente como le fue posible.
Butch se sentó en sus cuartos traseros, mirando hacia arriba. Era un buen
soldadito, el chucho. Pero Gigi era una rata muy nerviosa. Probablemente estaba
acercándose el horario de la comida para ella. Y ella iba a conseguir que lo mataran si
no se callaba.
—Hazte cargo de tu mujer—masculló a Butch, mientras continuaba con sus pasos
lentos y progresivos hacia la puerta trasera.
—¿Cómo me encontraste?—La voz de Kinley era baja, pero él pudo oírla a través
de la gruesa lámina de vidrio. Él estaba de pie junto a la ventana de su dormitorio. Su
corazón amenazó con saltársele del pecho cuando se dio cuenta con quien estaba ella
allí.
—Tengo mis métodos, querida. Estoy tan contento de haber llegado a tiempo. No
tienes ni idea de cómo han sido los últimos días. —La voz de Jansen era ronca por la
emoción. Dominic le entregaría un Oscar a la actuación—. Dime, Kinley, ¿ellos te
lastimaron?
Él la oyó sollozar un poco.
—Sí.
¿A qué estaba jugando?
—¿Cómo?
—Ellos me aterrorizaron, Greg. Me drogaron. Amenazaron a mi perra. Me
mantuvieron despierta durante largos períodos de tiempo. Me ataron. Y entonces,
cuando pensé que estaban aflojando la mano porque me permitieron tomar una
ducha, estaba helada. Me hacían sentir tan incómoda como fuera posible. No sé por
qué. ¿Por qué me odia ese hombre?
Oh, él iba a azotarle el culo por alguna vez llamarse tonta.
Law estaba en el hangar. Kinley con el enemigo. ¿Dónde estaba Riley? Dios, tenía
que rogar que su hermano no estuviera allí con Kinley.
—Si es quien creo que es, querida, entonces me odia porque estuve casado con su
hermana—dijo Greg—. Tú sabes lo que sentía por Carrie. La amaba. Me llevó años
~266~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
encontrar otra esposa que sintiera me podría importar tanto. Ella estaba… bueno, ella
estaba rota. He mantenido este secreto durante demasiado tiempo, pero me dijo que
su hermano abusó sexualmente de ella. Él está loco, Kinley. Lo cual es precisamente
por lo que necesito que recojas todas tus cosas así podemos largarnos de aquí. Él
podría lastimarte. Lo haría porque sabe que eso me mataría.
La visión de Dominic casi se volvió roja. Quería estrangular a ese hijo de puta.
¿Cómo se atrevía?
—Quieres decir que, ¿él no está detenido? —preguntó Kinley—. ¿No viniste con la
policía?
Dominic se calmó ligeramente porque pudo oír la preocupación en la voz de ella.
Greg pensaba que ella se preocupaba por sí misma, pero Dominic sabía la verdad. Su
valiente e inteligente sub estaba preocupada por su Amo. Ella estaba haciendo un
buen trabajo. Él no podía permitir que su temperamento los matara a todos. Por
primera vez en años, había encontrado algo que necesitaba más que la venganza.
Había encontrado a Kinley Kohl.
Greg vaciló.
—Cariño, tengo algunos hombres buscándolo ahora, pero la policía no vendría y
lo arrestaría porque tú firmaste esa declaración jurada.
Lo que Greg solo podía saber porque tenía una fuente dentro del FBI, tal como
Dominic había sospechado.
—Me hicieron firmar—dijo ella rápidamente, poniendo la cantidad justa de
lágrimas en su voz—. Creo que ellos estaban tratando de ganar tiempo.
Seguramente, la policía todavía me anda buscando. Yo… yo estaba preocupada de
que me mataran si no firmaba. Tenía mucho miedo.
Dominic necesitaba averiguar cuántos hombres había traído Jansen con él. Había
matado a uno, pero sin duda habría más. Él lo había atrapado saliendo del edificio
que alojaba el generador. Había visto el vehículo tan pronto como salió del bosque.
Probablemente podría albergar ocho personas.
Menos uno, siete potenciales para atrapar.
Y todavía no sabía dónde estaban sus hermanos.
Mirando hacia arriba y hacia abajo de la terraza, Dominic trataba de decidir qué
dirección tomar. El frente seguramente estará protegido, pero la casa estaba llena de
~267~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~268~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Podría pelear y morir. Pero eso no es lo que Carrie hubiera querido. Ella habría
esperado que él viviese para Kinley.
Ahora, él podría morir por ella también.
Dominic dejó caer el arma.
—No encontraréis los diamantes sin mí.
Él soportaría la paliza y la humillación que estaba seguro vendría, para darles a
sus hermanos y a su mujer algo de tiempo para escapar.
Dejó caer el arma de fuego, dejándose ver para ser asesinado en el acto. Treinta y
un años de vida y finalmente había encontrado su verdadera debilidad: una dulce
sumisa con cabellos rubios como la miel y una sonrisa como el sol. Su amor. Su
esposa.
Él moriría para que ella tuviera una oportunidad de vivir.
Pero no iba a morir sin luchar.
—Sé dónde están los diamantes. Los necesitáis, ¿verdad? Tu jefe estará muy
cabreado si matas al único hombre que te puede conducir a ellos.
—Mierda. No le dispares todavía. Jansen necesita oír esto. —El que estaba a su
derecha corrió el arma del camino de una patada.
El que estaba a su izquierda se movió.
—Pon tus manos sobre la cabeza.
Dominic levantó las manos aunque le disgustara. A lo lejos, vio movimiento en el
hangar. Una sola figura se movió, como informándose del peligro antes de volver a
esconderse.
Law lo había visto. Sabía lo que sucedía. Law haría lo que hiciera falta.
Incluso si él moría. Law vendría por Kinley. Si Riley y él morían, Law los mataría
a todos y luego cuidaría de Kinley.
Tan mala como era la situación, esto era la razón por la que había buscado un
ménage. Nadie había estado allí para Carrie. Cuando Greg la había visto como un
cheque al portador, ella había estado sola. Tres hombres estaban luchando por
Kinley. Su mujer tenía tres oportunidades de vivir, porque cada uno de ellos moriría
por ella. Podría relajarse porque sus hermanos cuidaban sus espaldas.
~269~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
—¿Dónde mierda están los diamantes? —El hombre a su derecha metió el cañón
del arma en su sien, empujándole la cabeza.
—No voy a decirte nada. Solo hablaré con Jansen. —Necesitaba darle a Law
tiempo para hacer lo suyo. Sin ninguna duda que Law estaba poniéndose al corriente
de todo, su brillante mente de combatiente decidiendo como matar a estos gilipollas
de manera más eficiente y letal. Law sabía cómo liquidar al enemigo. Solo necesitaba
tiempo.
Un pie lo pateó en medio de la espalda y cayó de rodillas. El matón de Jansen
metió el cañón de su pistola en la nuca. Un disparo y él estaba acabado.
—Dímelo ahora o disparo.
Una visión de Kinley tendiéndole la mano atravesó su mente. Ella había sonreído
ligeramente, como una diosa benévola. Ella los había juntando, aceptándolos a todos.
La felicidad podría haber sido de muy corta duración, pero mientras perduró, había
sido gloriosa.
—No. Solo voy a hablar con Jansen. —Dominic cerró los ojos y esperó por lo que
fuera que ocurriera. Era tan atípico en él que se echó a reír.
—Levántate, entonces. —Alguien lo agarró bruscamente y lo puso de pie—.
Quieres hablar con el jefe, estupendo. Pero vamos a atarte las manos primero. Tengo
algunas bridas en el bolso. Le esposamos y lo llevamos con el jefe.
Tan pronto como habían atado hacia atrás sus muñecas, Dominic empezó la
caminata hacia la puerta trasera, cada paso acercándolo a Kinley. Al menos
conseguiría verla por última vez.
* *
Law observaba como los dos gilipollas arrastraban consigo a Dominic,
obligándolo a caminar hacia la parte trasera de la casa.
Él no tenía tiro. Si hubiera tenido un rifle de francotirador con él, podría
dispararles, pero no lo tenía. Tenía su SIG Sauer y más de ciento ochenta metros de
patio entre él y los dos blancos móviles. Y a cualquiera que no agujereara primero,
sin duda escaparía y alertaría al resto de la banda.
Tendría oportunidad para ajustar las cuentas dentro de esa casa.
~270~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
¿Dónde estaba Riley? Dios, ¿dónde estaba Kinley? Esperaba que estuvieran juntos.
Rogaba que Riley se hubiera escondido con ella y los hubiera ocultado bien.
Mil preguntas pasaban a toda velocidad por su cabeza, pero a la postre a él no le
importaba quién había venido y por qué. Solo le importaba matar a cada hijo de puta
que había entrado en la casa y amenazado a su familia. Él mataría, mataría y mataría
hasta encontrar a la mujer de ellos. Ese era su trabajo ahora.
Se movió de derecha a izquierda, pegándose al hangar, manteniendo el cuerpo
bajo mientras ellos guiaban a Dominic a lo largo de la pared oeste de la casa hacia la
puerta trasera. Toda la atención de los tipos estaba en Dominic. Él desapareció dentro
de la casa con un arma encañonada en la nuca.
Y alguien estaba avanzando desde el lado este de la casa con el cuerpo pegado a la
pared.
Riley. Su hermano estaba vivo.
Law avanzó por el edificio, intentando conseguir el camino más corto entre él y
ese porche trasero. Poco más de ciento ochenta metros. Tenía que lograr llegar sin
recibir un balazo.
La adrenalina corría por su cuerpo.
Riley miró hacia el espacio entre ellos. Se detuvo, su cuerpo quedándose
completamente inmóvil.
Las plegarias de Law fueron respondidas cuando Riley lo vio. Él miró hacia atrás,
antes de hacer señas a Law para que avanzara.
Law se puso en marcha, sus pies atravesaron como un rayo el terreno en completo
silencio. Todos sus años de entrenamiento regresando de prisa a él, convirtiendo
cada movimiento suyo en ciega confianza. Caminó con paso impetuoso la distancia
entre los esbirros de Jansen y él. Los había marcado para morir. Los encontraría.
—¿Dónde diablos está Kinley? —preguntó Law entre dientes cuando alcanzó a su
hermano.
Sus espaldas estaban contra la pared, cada uno mirando en la dirección opuesta,
esperando por la amenaza.
—Ella está con Jansen.
Law iba a matar a su hermano.
~271~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~272~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
—Sé que hay un cadáver cerca del jardín delantero. Estoy bastante seguro de que
fue obra de Dominic. En el interior está Jansen, Dargo, a quien vimos en el ascensor
en Nueva York y al menos un tipo en cada una de las tres puertas.
—Creo que uno dejó su puesto para traer a Dominic, tal vez dos. —Necesitaban
entrar en la casa. Él sacó una pieza enjuta y se la dio a su hermano—. Toma un
cargador extra.
Riley quitó el seguro de su arma y deslizó el cargador extra en su bolsillo.
—Dirijámonos hacia la puerta lateral.
—Si podemos liquidarlos sin hacer ruido, hagámoslo.
Jansen podría sospechar que Dominic tenía dos cómplices dado que Riley y él
habían secuestrado a Kinley. Y porque Jansen era el ex cuñado de Dominic, el
limpiaculos probablemente sabría algo acerca de quienes compartían su vida sexual.
Con lo que, Jansen sabría cuanta fuerza laboral tenía Dominic. Agarrar por sorpresa a
esos cabrones sería difícil, pero crucial.
—¿Qué mierda hacemos si amenaza a Kinley?
Eventualmente, ellos lo harían para obligarla a decirles lo que sabía. Cuando ella
se negara, la matarían.
—Tenemos que liquidarlos primero.
O morir en el intento.
Hubo un ladrido agudo del otro lado de la casa. Gigi corría dando vuelta en la
esquina, su diminuto cuerpo yendo a toda velocidad por la hierba. Ella ladraba,
aullaba y saltaba como queriendo llamar su atención.
Ellos no necesitaban eso.
Gigi subió al porche y fue directamente a la puerta trasera, arañando en un intento
por entrar.
Alguien vendría a investigar. Mierda. Él tenía unos pocos segundos.
Law cruzó el espacio y apoyó la espalda contra la pared exterior.
La puerta se abrió. Un hombre se asomó, toda su atención sobre el perrito de
Kinley.
—¿Qué mierda? —preguntó el criminal bien vestido.
~273~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
* *
Kinley trató de poner a Greg su mejor rostro inexpresivo.
—¿Por qué harían eso a mis preciosos vaqueros? Yo los amaba.
Ella sollozó un poco. Las lágrimas eran reales. Estaba aterrorizada, pero no estaba
dispuesta a demostrárselo. Le dejaría creer que sus ojos estaban llorosos porque no
podía soportar la idea de que su ropa estuviera dañada.
~274~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Greg se había puesto rojo mientras sostenía los vaqueros en alto. Él pareció
controlar sus reacciones visiblemente.
—Querida, necesito que me digas dónde están los hombres que te tenían. Y dónde
han escondido el resto de tu equipaje.
Ella negó con la cabeza. Él le había permitido vestirse con un pantalón pijama y
una camiseta sin mangas, pero ella se había sentido completamente humillada por
estar desnuda delante de él. No estaba bien. Su cuerpo estaba destinado para Law,
Riley y Dominic. Se había sentido sucia con los ojos de Greg sobre ella.
—No lo sé. Esto es todo lo que me dejaron.
—¿Y dónde fueron?
A ella no le gustaba el modo en que su tono seguía bajando.
—No tengo ni idea. Ellos me dijeron que tenía diez minutos para ducharme, luego
cerraron la puerta y me dejaron en el cuarto de baño.
Los ojos de él se entrecerraron.
—Kinley, la puerta no estaba cerrada con llave cuando la abrí. ¿Por qué tus
secuestradores no te encerraban con llave?
Al principio, lo habían hecho, pero después ella había comenzado a acostarse con
ellos y la confianza había aumentado. Pero no estaba dispuesta a decirle eso a Greg.
—Creí que estaba cerrada con llave. Supongo que piensan que soy demasiado
tonta para escapar. —Ella respiró temblorosa—. Realmente, estoy muy asustada. Hay
animales salvajes allí fuera.
Hubo un breve golpe en la puerta y entonces la mano derecha de Greg, Vincent
Dargo la abrió.
—Malas noticias, jefe. Acabo de encontrar a Benny en el prado delantero. Él no era
el francotirador, pero consiguió un tiro en el culo. Alan no está respondiendo a mis
llamadas por radio. Tenemos problemas y deberíamos largarnos.
—¿No has encontrado a Anthony? Probablemente tiene a esos dos gilipollas con
él. Asegúrate que haya un guardia en cada puerta. Tú revisa todas las habitaciones
de esta casa. Quiero ese equipaje.
Vincent hizo una mueca.
~275~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
—Ya lo encontré. Um, una parte de los pantalones vaqueros estaban allí, pero solo
encontré dos pares con los dia… los bolsillos pegados.
Greg levantó el que estaba en su mano.
—¿Los restantes están así?
Vincent asintió con la cabeza.
—Anthony y quienquiera que esté con él probablemente escaparon con ellos. Creo
que se llevaron la mercancía y huyeron. A estas alturas podrían estar en los
puñeteros bosques.
Greg volvió su atención a ella, pero la dulce actuación se había ido. Su voz se
volvió más tenebrosa.
—¿Qué crees, querida? ¿Crees que están en los bosques?
¿Qué había olvidado? La mente de Kinley repasó velozmente las posibilidades.
Porque él, a las claras, ya no estaba creyéndose su actuación.
—No lo sé.
—Voy a darte una oportunidad más, Kinley. Primero explica las marcas rojas de
manos en tu culo. Me dijiste que solo te asustaron, así que tengo que asumir que la
zurra fue de común acuerdo. ¿Crees que soy idiota? ¿Crees que no sé lo que son ese
hijo de puta de Anthony y sus pervertidos amigos? Podría haber sido capaz de
creerte si no hubiera visto la prueba de eso por mí mismo. Así que haz otro intento,
puta de mierda.
Había una cierta libertad en poder olvidarse de su artimaña.
—Así que entiendo que estás dispuesto a admitir que Dominic no abusó de su
hermana. Tú la mataste. De la misma forma que planeabas matarme.
Todo el proceder de Greg cambió, la preocupación se esfumó, revelando la víbora
que residía bajo su piel.
—Oh, mi querida niña, voy a ser mucho más rudo contigo. Dejé que Vincent
liquidara a Carrie suavemente, pero ella no era una puta. Carrie simplemente
escuchó demasiado una noche e iba a contarle todo a su hermano. Ahora, dime
dónde están mis diamantes.
Si se lo dijera, estaba muerta. Muy probablemente tendría un plan en marcha para
incriminar a Dominic por su asesinato y llamarlo su sádica venganza. Así que ella no
~276~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
podía decirle a Greg lo que había hecho. Tenía la esperanza de que Riley hubiera
escapado y encontrado a Law y Dominic y que ellos no la abandonarían.
—Realmente no lo sé.
Greg le cruzó el rostro de una bofetada. Kinley se sorprendió por el dolor que
azotó todo su cuerpo. En cuestión de segundos, su piel comenzó a inflamarse, su
carne dolorida.
Él arrojó los vaqueros a un lado.
—Estúpida puta. ¿Sabes lo qué has hecho?
—¿Averiguar lo bueno que puede ser el sexo con tres hombres de verdad?
Él metió la mano en su cabello y tiró de él hasta que su cuero cabelludo quemaba.
—Tu hermana me dijo que eras fría como el hielo. Le creí. Debería haber sabido
que una mujer siempre piensa con su coño. Ahora puedo extinguir a palos la puta
folladora en ti durante todo el día y todo el mundo culpará a tus secuestradores.
Tengo amigos en el FBI. ¿Cómo crees que me libré del primer cargo RICO? Ellos
lograron interceptar los mensajes de sus abogaditos amigos. También encontraron las
relaciones de Anthony con una compañía llamada Black Oak Oil. Pensé que
interesante que Black Oak tuviera un jet de su compañía saliendo de Nueva York el
mismo día que tú fuiste secuestrada con un plan de vuelo archivado para Alaska. Y
que también poseyeran este complejo. No tardé mucho en sumar dos más dos
cuando pude conseguir pinchar un teléfono federal. Así que deberías saber que tengo
la intención de visitar a tu amiguita Annabelle después de que me encargue de ti.
Saldaré la deuda con esa perra y me aseguraré de que los abogados que ayudaron a
Anthony nunca vuelvan a trabajar.
La idea de Greg vengándose de Annabelle y sus jefes dejó helada a Kinley,
fortaleciendo su determinación. Ella tenía que sobrevivir, soportar cualquier cosa que
él le infligiera.
—No, no lo creo porque pienso que, con quienquiera que nos fuésemos a reunir en
las Bermudas te encontrará primero. Entiendo que esa persona va a querer sus
diamantes, y oh, qué triste, pareces haberlos perdido.
Ella se preparó, pero él solo apretó su agarre en el pelo y comenzó a llevarla a
rastras. El dolor estallaba por todo su cuero cabelludo mientras él caminaba hacia el
centro de la casa.
~277~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
—Vince, creo que es hora que le mostremos a la pequeña Kinley de lo que somos
capaces. Ella se secuestró a sí misma, pero esos gilipollas realmente no la han
lastimado. Creo que deberíamos compensar eso. No querría que ella se perdiera toda
la experiencia del rehén.
Vincent estaba detrás de ella, haciéndola avanzar a empujones cuando tropezaba.
—Estoy de acuerdo. Y aunque sé que a ti te gustan tus mujeres un poco menos
rechonchas, yo siempre tuve interés en follar una con algo de carne en sus huesos.
Puedo encargarme de la parte de violación de tu experiencia.
Las náuseas brotaron. La idea de que cualquier otro tocándola le revolvía el
estómago.
—Gracias por eso. Definitivamente prefiero follar a su hermana. —Él se volvió
hacia Kinley—. ¿Sabías que fue tu hermana la que se me ofreció? Ella va a ser mi
esposa después de que tú mueras. Se emocionará al saber que hice que uno de mis
empleados te follara. O puedes decirnos dónde están los diamantes y te mataremos
rápidamente. —Greg la empujó hacia el sofá en la sala de estar principal. A su
izquierda estaba la cocina, frente a ella el pasillo que conducía a la oficina, a la
derecha estaban las macizas ventanas saledizas que le mostraban a Kinley lo aislados
que estaban.
Ningún rastro de nadie excepto el gorila a sueldo de Greg.
Ella estaba completamente sola. Los federales no iban a venir porque funcionarios
corruptos los detendrían. Los jefes de Annabelle estaban a miles de kilómetros de
distancia y Kinley no tenía ni idea dónde estaban sus hombres.
Vincent metió la mano en su bota y sacó un cuchillo de aspecto perverso. Era
negro y ella tenía pocas dudas de que había sido fabricado para… matar.
—Me gusta jugar jueguecitos también, putita.
Greg clavó la mirada en ella.
—Si hubiera sabido que estabas metida en esta mierda de la perversión sexual,
habría dejado que Vincent te follara antes de la boda. No eres más que un pedazo de
culo para un hombre, incluyendo para los que te secuestraron. ¿De verdad crees que
a Dominic Anthony le importas una mierda?
Ella no contestó, simplemente se limitó a mirar por la ventana, rezando por un
vistazo de ellos.
~278~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~279~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Los dos matones se fueron y Vincent agarró a Dominic del brazo, obligándole a
arrodillarse.
Verlo de ese modo dañó el corazón de Kinley. Él siempre estaba a cargo, siempre
tenía el control. Qué humillante debería ser para él estar de rodillas, a merced de su
enemigo.
—Yo te ayudaré a buscar—se ofreció Kinley—. No lo lastimes.
La cabeza de Dominic se alzó bruscamente.
—¿Qué estás haciendo?
Greg se echó a reír, un sonido breve y desagradable.
—Ella está siendo una verdadera idiota, Anthony. La follaste y ahora cree que es
amor. ¿Qué me dices? ¿La amas? ¿Es tu pequeño amor?
Los ojos de Dominic se apartaron de los de ella.
—Por supuesto que no la amo. Apenas la conozco.
Las palabras dolieron, pero ella sabía lo que él estaba haciendo. Estaba tratando de
salvarla, ¿verdad? Tenía que estar haciéndolo. Exactamente no podía declararse aquí
y ahora.
—No importa. Todavía te ayudaré si dejas a Dominic en paz. —Tenía que sacar el
foco de Dominic.
—Kinley, no irás a ninguna parte con él. —Dominic parecía creer que él todavía
estaba a cargo de ella al menos.
—Así que tienes algunos sentimientos por la chica. —Greg la arrastró de nuevo—.
Dime dónde están los diamantes o podría decidir que estoy aburrido. —Él subió una
mano hasta su pecho—. Podría tener que encontrar una forma de divertirme. Me
gusta cuando ellas gritan, ¿verdad, Anthony?
Ahora Anthony estaba mirándola directamente con ojos asesinos.
—Quítale las manos de encima.
Ella vio algo que se movía en el fondo. Gigi entró corriendo en la habitación y se
encaminó hacia la puerta de la cocina. Ella ladró cuando Butch entró en la habitación
detrás de ella.
Era la hora de comer. Gigi siempre le recordaba que era la hora de comer,
parándose junto a su tazón y ladrando incesantemente. Su tazón estaba en la cocina
~280~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
hacia donde se dirigía la perrita. Por un instante, tanto Greg como Vincent tuvieron
los ojos en el pandemónium que acababa de entrar corriendo.
Ella oyó un disparo, entonces vio a Dominic retroceder, golpeando a Vincent en el
vientre con la parte posterior de su cabeza. Kinley aprovechó la distracción,
accionando el codo y golpeando directamente en el pecho de Greg. Él maldijo y dio
un paso atrás.
—Kinley, ¡abajo! —gritó Law mientras entraba en la habitación con un arma en la
mano. Él disparó rápidamente, alcanzando a Vincent Dargo antes de que el hombre
pudiera recuperarse.
—Deja caer el arma, Jansen. Liquidé a todos los que trajiste—dijo Law con los ojos
en Greg.
—Y yo organicé la distracción con el perro—dijo Riley sosteniendo en alto su
arma—. Esa perrita va a recibir un regalo. Así que deberías dejar caer el arma. El
juego ha terminado.
Greg nunca había dado un paso en falso. Él se irguió en toda su altura.
—¿No os dais cuenta ambos? El juego nunca se termina. No voy a dejarme pillar.
El tiempo pareció ir más despacio. Greg levantó su arma y apuntó, y Kinley pudo
ver con exactitud dónde pegaría la bala. Dominic se puso de pie, pero sus manos
estaban atadas en su espalda.
Él estaba desvalido.
Sin pensar en nada excepto en salvar a Dominic, Kinley saltó al mismo tiempo que
Greg disparaba.
Oyó el sonido de más disparos surcando el aire. Parecían venir de todas partes a la
vez.
Y entonces sintió el fuego en su pecho, una agonía a diferencia de cualquier cosa
que hubiera sentido antes. El aire escapó de sus pulmones. Ella se quedó sin aire
cuando golpeó el suelo.
La cara de pánico de Dominic de repente se cernía sobre ella.
—Oh, Dios. Le dieron. Sácame de estas puñeteras ataduras.
~281~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Golpeada. Ella no se sentía como si la hubieran golpeado. Esto era mucho peor,
como si su pecho hubiera estallado. El fuego abrasaba sus pulmones, quitándole todo
el oxígeno y dejándola jadeando en busca de la más diminuta cantidad de aire.
Pero Dominic estaba vivo e ileso.
Ella se aferró a ese pensamiento cuando el mundo se volvió oscuro.
~282~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Capítulo 17
~283~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
¿Belle había venido a Anchorage? Al menos Kinley tenía una persona con la que
podía contar contra viento y marea. Ella asintió con la cabeza a la enfermera.
—Por favor.
Dos minutos más tarde, Annabelle se precipitó dentro, taconeando sobre las
baratas baldosas de linóleo, llevando un enorme ramo de flores.
—Oh, chica, vas a ser mi muerte. Gracias a Dios que estás bien.
Las lágrimas brotaban de los ojos oscuros de Annabelle mientras bajaba el ramo y
tomaba la mano de Kinley.
—Oye, estoy bien. —Ella se sentía mejor con Annabelle allí. Una sensación de
alivio la atravesó. No detuvo el dolor de la ausencia de Dominic, Law y Riley, pero se
ubicaba como una venda sobre la herida. Si ella podía detener el sangrado, puede
que se curara—. No tenías que venir de tan lejos.
Annabelle negó con la cabeza.
—Por supuesto que sí. Dios mío, Kinley, yo te metí en esto. Estuve de acuerdo en
ayudar. No imaginé que saldría tan mal.
—Si alguien tiene la culpa, esa soy yo. No quise escucharte sobre Greg siendo un
aborrecible chulo asesino. —Kinley inspiró profundamente—. Hablando de eso,
tengo que contratar los servicios de un abogado. ¿Pueden tus chicos recomendarme a
alguien? Tengo que demandar a mi hermana.
Los ojos de Annabelle se abrieron de par en par.
—¿Ellos no te han dejado ver televisión?
—No quise. —Lo último que ella quería era ver a la prensa entrevistando a Law,
Dominic y Riley, todos vivos y felices sin ella.
—Tu hermana ha sido arrestada por malversación de fondos. Los archivos en tu
iPad mostraron explícitamente que ella era la que movía el dinero de un lado a otro.
Luego fotos de ella con Greg Jansen haciendo lo sucio salieron a la superficie. Tu
cuñado ya ha solicitado el divorcio y está sacando a los niños del internado.
Así que esos dulces niños, finalmente tendrían la vida que se merecían.
—Me alegro. ¿Entonces el FBI está investigando?
Annabelle bufó.
~284~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
—No tienes ni idea. Han confiscado los diamantes incluyendo los que encontraron
en las botellas de champú. Buen trabajo allí, Kin. Ellos están investigando todo. Se
dieron cuenta de que tienen una fuga interna.
Una que había enviado a Greg Jansen directamente a su escondite, una que casi
había matado a Dominic. En lugar de eso, él le había asestado un tiro a ella.
Todavía podía oír la voz de Greg diciéndole todas las cosas que estaban mal con
ella. Él había preferido a su hermana. Había querido a alguien más delgado, alguien
más rubio. Alguien más tortuoso.
—Espero que encuentren la fuga.
—Mis jefes van a obligarlos. Nos estaban pinchando los teléfonos. Tú no haces eso
a los abogados sin esperar alguna violenta represalia. —Ella suspiró brevemente.
—Bueno, dales las gracias por mí. Por lo que parece me salvaste de una muerte
tropical. Eras la única dispuesta a tender una trampa y llevarla adelante.
Nadie en su familia la amaba. Ella tendría que estar agradecida de que Dominic
hubiera amado a su hermana tanto como para pasar años capturando a su asesino.
Kinley tenía que estar satisfecha de haber ayudado con ese cometido. Pero los
hombres… obviamente se habían ido. Probablemente había sido una completa
tonta… una vez más… al confiar en ellos, pero siempre pensaría en esos pocos días
en el complejo James, como la parte más feliz de su vida.
Annabelle le apretó la mano.
—Dios, Kinley, siento mucho que te lastimasen. Siempre supe que Becks era una
perra sucia, pero no puedo creer que realmente te robaría y se confabularía para
matarte. Y tu papá está siendo investigado por su participación. Si tuviera que
adivinar, creo que él va a caer también.
Así que todo el mundo estaba consiguiendo lo que se merecía. De alguna manera,
eso no la hacía sentirse mejor. Solo la deprimía más. La única parte positiva era su
sobrina y sobrino de vuelta en casa. Kinley tenía que estar feliz por eso. Esperaba que
Brian le permitiera participar en la vida de los niños.
—Está bien. Sobreviviré. —Kinley intentó encogerse de hombros, pero la herida en
su pecho estaba rígida y dolorida—. Supongo que necesito encontrar un empleo.
Seguramente su caridad estaba suspendida hasta que la investigación terminara,
pero a ella la preocupaba que con todo el escándalo se fuera a pique de cualquier
~285~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
~286~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Muchas gracias por el precioso arreglo floral y por salvarme la vida. Fue algo muy amable.
Y verdaderamente aprecié las lecciones de sexualidad y ménage. Nunca olvidaré los azotes.
Ellos significaron mucho para mí. Atentamente Kinley Kohl.
P.D. estáis en deuda conmigo por la ayuda de la perrita.
El teléfono de Annabelle chirrió. Ella lo sacó de su bolso y bajó los ojos hacia la
pantalla. Su cara se iluminó.
—Ellos lograron entrar. Tú no tienes idea de la locura que hay allí afuera. Han
estado tratando de abrirse paso hasta aquí durante horas. Espera un segundo.
Ella volvió a la puerta y la abrió. Un hombre entró vistiendo ropa quirúrgica y
llevando un portapapeles. Dos más en batas le siguieron.
Su corazón se apretó cuando se dio cuenta que debajo de las máscaras y las sosas
ropas, estaban Riley, Law y Dominic.
Law se arrancó el barbijo y se acercó a su lado con los ojos abiertos de par en par.
Su expresión se enterneció cuando la agarró.
—Cariño, dinos algo. Hemos estado muriendo. ¿Estás bien?
Ellos estaban aquí. ¿Por qué?
—Ehh, he estado aquí durante días. Estoy viva. No te preocupes por mí.
Dominic tomó su mano.
—Y nosotros hemos estado cuarenta y ocho horas detenidos. El FBI ha estado
interrogándonos de manera infernal. Ellos no nos permitieron una llamada telefónica
o cualquier otro derecho. Y el hospital está virtualmente cerrado por el frenesí
mediático allí afuera. Annabelle entró porque Tate amenazó con demandar al
hospital. Tuvimos que entrar a escondidas para verte, Kinley.
Riley se movió hacia el otro lado y acunó su mejilla.
—¿Estás bien? Ellos no nos informaron de nada. Dijeron que no éramos maridos o
familia, así que no teníamos derecho a tu información. Dios, odié cada instante que
nos mantuvieron alejados de ti. Tenemos que arreglar eso.
Él intentó abrazarla con delicadeza.
¿De qué diablos estaban hablando? Ella se mantuvo rígida hasta que Riley se echó
hacia atrás con el ceño fruncido.
—¿Quién os mantuvo a distancia?
~287~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Ella todavía no acababa de comprender por qué habían venido Law, Dominic y
Riley. Cuando se había despertado sola, eso se había sentido como una declaración…
una de carácter definitivo. Ella había oído todas esas voces en su cabeza que le decían
que no era lo bastante buena o bonita. Que ella nunca sería lo que estos tres hombres
increíbles buscaban. Nadie había estado allí para sostener su mano, o hablarle o
asegurarle que todo estaría bien. Porque a nadie le importaba.
—Hemos estado diciendo que estuvimos detenidos para ser interrogados,
mascota. —Dominic trató de agarrar su otra mano—. ¿Entiendes? Nos detuvieron
cuarenta y ocho horas completas porque tus doctores no te permitirían responder
preguntas. Y nuestros abogados se tomaron su maldito tiempo para llegar hasta aquí.
Las lágrimas amenazaban. Ella no podía negar lo mucho que amaba verlos,
aunque no estuviera segura de por qué habían venido. ¿Culpa?
—Nadie me dijo nada. Ni siquiera me dijeron que pasó con Gigi.
—Contratamos a un cuidador de perros—dijo Law rápidamente—. Los hicimos
volar en un avión privado. Ella está bien. Butch y Gigi van a estar aquí mañana para
que todos podamos volar juntos.
Ellos planeaban llevarla a casa. Esto era mejor que hacerla regresar sola. Supuso
que eso era un detalle de sutileza, dado que no estaban en el negocio de los
secuestros.
—Será bueno regresar a Nueva York.
—No vas a Nueva York. —Law cruzó los brazos sobre el pecho con un gesto
profundamente amenazador—. Vas a Dallas.
Riley apretó la mandíbula tercamente.
—No vas a ninguna parte, excepto a casa con nosotros, Kinley. Sé que tendrás
cosas para resolver allí, pero no hasta que el interés de la prensa se extinga. Vamos a
escondernos en la casa de Dominic.
—Es nuestra casa, ya no solo mía. Es nuestro hogar y queremos llevarte allí con
nosotros. —Dominic tomó su mano.
¿Por qué? La pregunta flotaba en la mente de Kinley, pero no la hizo. ¿Cuál era el
objetivo? ¿Ponerlos en la posición de que tuvieran que explicar la obligación que
sentían por ella, la responsabilidad de asegurarse de que ella estuviera a salvo de la
prensa, de los federales y de cualquier otro que quisiera un trozo suyo?
~288~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
—Kinley, empezamos esto todo mal. —Dominic se pasó una mano por el pelo.
Annabelle puso los ojos en blanco.
—Correcto.
Dominic la ignoró.
—Kinley, mascota, queremos que te cases y vivas con nosotros. Nosotros nos
encargaremos de ti en todos los sentidos. ¿Lo has entendido?
Los ojos de Annabelle se pusieron en blanco.
—Doms. ¿Qué está mal con vosotros?
La esperanza iluminó un rincón del corazón de Kinley, pero ella se negaba a
conformarse con menos que todo. No iba a ser la chica que tomaba menos que lo que
se merecía nunca más.
—No viviré con hombres que me ven como una responsabilidad de la que
encargarse. No voy a casarme con hombres que no me amen.
Los ojos de Dominic centellaron.
—Tú no has dicho las palabras tampoco, mascota.
Él tenía un tanto, pero no uno bueno.
—Recibí un disparo para salvarte. Eso debería hablar con mucha claridad sobre
mis sentimientos. Después de todo, yo tendré las cicatrices de amarte por el resto de
mi vida.
Dominic se puso completamente blanco. Él se veía entre horrorizado y la lengua
atada y de repente Kinley creyó en lo que estaban tratando de decirle. Le tomó todo
lo que tenía no soltar una risita. Amaba burlarse de su Dom Dom.
—Nunca harás eso de nuevo. —Él la apuntaba con un dedo—. Juro por Dios,
mascota, si alguna vez te vuelves a arrojar delante de una bala, te daremos la paliza
de tu vida. No serás capaz de sentarte por una semana. Por un mes. Y no habrá
orgasmos. Nunca más.
Law se movió, portando una sonrisa en su rudo rostro. A ella le encantaba verlo
sonreír.
—Perdónalo, cariño. Todos estamos todavía un poco conmocionados. Pensamos
que ibas a morir, que te habíamos perdido. Te amo, Kinley. Y si no vienes a casa con
nosotros y eres nuestra esposa, haré todo lo pueda por persuadirte. No, soy malísimo
~289~
Shayla Black
Su Virgen Rehén
Maestros del Ménage 5
Fin
~290~