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SEMIOLOGÍA DEL APARATO DIGESTIVO

EXPLORACIÓN SEMIOLÓGICA DEL TRACTO DIGESTIVO Y SUS VÍSCERAS


ANEXAS

Inicia con la inspección somática general, pues son muchos los signos clínicos
dependientes de las afecciones del tracto digestivo que se observan en otros sistemas,
por ejemplo cambios de coloración en la piel, conjuntivas, lengua, mucosa oral, etc.
Debe observarse la actitud o postura; es frecuente que ante enfermedades que causan
dolor, el paciente adopte posiciones en forma inconsciente, que le hagan más llevadero
el dolor, un ejemplo de ello es la quietud, en lo posible evitando movimientos bruscos
que desencadenen dolor a través del peritoneo parietal, cuando existe una enfermedad
digestiva.

CAVIDAD ORAL Y GLÁNDULAS SALIVALES

La cavidad oral, cuyo nombre proviene del latín os, oris, que significa boca, está
tapizada por mucosa y epitelio en su mayor parte estratificado, escamoso y no
queratinizado.

El examen clínico de la cavidad bucal inicia con la inspección general, centrando la


mirada en la facies del paciente que con frecuencia refleja no solamente patologías
digestivas. Un ejemplo es la asimetría, consecuencia de la parálisis facial unilateral, que
se manifiesta con la imposibilidad del paciente para abrir la boca en forma parcial o
completa y afecta los demás músculos de la mímica facial; otro ejemplo es la
desviación de la mandíbula por la parálisis del nervio trigémino, o lesiones de la
articulación temporomandibular.

El examen clínico de la boca no requiere equipos especiales, solamente una fuente de


luz potente y un baja lenguas; no debe olvidarse el uso de guantes protectores para
realizar el examen completo y evitar el contacto directo con secreciones del paciente
como saliva o sangre.

LABIOS, MEJILLAS Y ENCÍAS


Los labios son dos pliegues móviles musculo fibrosos recubiertos de piel y conformados
parcialmente por los músculos orbiculares y las glándulas labiales; se relacionan en su
cara interna con la encía por medio de un pliegue de mucosa llamado frenillo labial. Las
mejillas tienen más o menos la misma constitución y la unión con los labios está
marcada externamente en el surco naso labial.

En los labios la mucosa debe ser húmeda y rosada; un paciente sano no debe
presentar heridas, lesiones o inflamación de las mucosas (queilitis), mucho menos
zonas de sequedad o dolor. Normalmente los labios se mueven sin causar dolor.

En el examen clínico de la boca se incluye la búsqueda de úlceras, aftas, irritación, falta


de continuidad de la mucosa, masas, nódulos, manchas y cambios de coloración o
consistencia, que si se presentan son características patológicas que deben describirse
adecuadamente.

Al examinar la cara en el plano sagital, la relación que guarda la mandíbula con el


maxilar define el perfil; si es recto se dice que el paciente es ortognático; si el perfil es
convexo, el maxilar sobrepasa la mandíbula (“cara de ratón”), se dice que es
retrognático; por otra parte, si el perfil es cóncavo la mandíbula sobrepasa el maxilar, se
dice que es prognático.

Tejidos blandos. El examen clínico de la cavidad oral incluye la descripción de los


tejidos blandos: carrillos, encías, piso de boca, lengua, paladar duro y blando, pilares
anteriores de las amígdalas, amígdalas y pared posterior de la faringe. La mucosa de
esas estructuras debe ser húmeda, elástica, consistente, indolora y lisa; algunas
enfermedades sistémicas se manifiestan con cambios en la mucosa de la cavidad oral.
Por ejemplo, en la anemia perniciosa y en el déficit de ácido fólico la mucosa oral puede
aparecer pálida o ictérica, la lengua sufre atrofia o fisuras, se afecta el gusto y aumenta
la posibilidad de infecciones por microrganismos oportunistas.

La presencia de gingivorragias es un hallazgo patológico, si ello sucede, el


interrogatorio profundo orienta a descubrir el origen: debe descartarse la presencia de
discrasias sanguíneas, trastornos de la coagulación o de otras enfermedades como la
hemofilia y la leucemia, que es causa frecuente de hemorragias gingivales espontáneas
acompañadas de adenomegalias o adenopatías y alteraciones dentales.

En enfermedades cardíacas congénitas es frecuente encontrar alteraciones en la


coloración de las mucosas, por ejemplo pueden verse cianóticas, pálidas o ictéricas
dependiendo del tipo de enfermedad. En otros casos, la presencia de sangrado puede
deberse a trauma por aseo dental violento o por la falta de uso del hilo dental con la
frecuencia requerida.

El examen clínico de la lengua incluye la observación de la movilidad, depresión y la


protrusión, que dependen del músculo geniogloso; la retracción depende de los
músculos hioglosos y estilogloso. Además, debe conservar su movilidad y no debe
presentar zonas engrosadas, secas y mucho menos con ausencia papilar, aunque con
el paso de los años puede volverse atrófica, sin que esto signifique anormalidad. La
presencia de dolor en la lengua es un síntoma relativamente frecuente en pacientes con
déficit nutricional, el término que se utiliza en la historia clínica es glosodinia,
especialmente presente en deficiencia de hierro o vitaminas del complejo B.

ESÓFAGO

Para evaluar el esófago, cuentan poco las maniobras tradicionales del examen clínico
como inspección, palpación, percusión o auscultación, por el contrario, el interrogatorio
es fundamental. La función principal del esófago es servir como conductor del paso del
alimento.

El principal síntoma referente a este órgano es la disfagia o dificultad para tragar,


muchas veces acompañada de odinofagia (dolor para la deglución), regurgitación
devolución del alimento masticado desde el esófago a la boca o, también, aumento de
la salivación (tialismo). La disfagia se presenta en forma progresiva, es decir, primero el
paciente relata dificultad para tragar alimentos sólidos y, si la enfermedad esofágica
continúa, se presenta también disfagia para líquidos, incluso al tragar saliva.

INSPECCIÓN DEL ABDOMEN

Se inicia la inspección del abdomen con la descripción de las características de la piel;


la cual, en términos generales, conserva las características descritas para el resto del
cuerpo. La observación se orienta a la:

 Búsqueda de estrías y cicatrices

 Distribución e implantación del vello corporal

 Ombligo centrado

Terminada la inspección general del paciente y en particular del abdomen, se hace la


palpación superficial, la cual incluye palpación del abdomen completo incluido los
flancos.

PALPACION

El propósito es buscar:

 Nódulos

 Masas

 Cambios de consistencia en la piel,

 Diferencias de temperatura o zonas dolorosas, que siempre son signos de


enfermedad.

El examen continúa con la palpación profunda, con la cual se evalúan las vísceras
accesibles a la palpación; la descripción debe incluir:

 Tamaño o volumen

 Dolor

 Masas

 Nódulos y otras afecciones.


En la técnica sugerida de palpación del abdomen se debe tener en cuenta lo siguiente:

 El abdomen debe estar descubierto, aunque respetando el pudor del paciente.

 Se pide a éste que se acueste y se relaje, se sugiere, por ejemplo, que flexione
sus piernas, maniobra que facilita la relajación de la pared.

 La palpación se realiza con ambas manos, previo calentamiento de éstas,


aplicadas sobre el abdomen en forma suave para evitar molestias dolorosas que
impedirían la maniobra.

Se inicia con la palpación superficial y continúa con la palpación profunda, luego se


realizan maniobras especiales para hígado, bazo y colon, en ellas se aprovecha la fase
inspiratoria de la respiración, momento en el cual debe hacerse la mayor presión sobre
el abdomen, ya que el contenido de aire en el tórax durante la inspiración profunda
aplana el diafragma y empuja las vísceras hacia abajo, haciéndolas palpables.

Finalmente, la palpación completa incluye la búsqueda de pliegues cutáneos, es decir,


se comprime entre los dedos pellizcar una buena porción de piel abdominal, al soltarla,
ésta recupera rápidamente su posición por la elasticidad natural; por el contrario, si el
pliegue permanece por algunos segundos se debe sospechar deshidratación, este
signo es positivo especialmente en niños con deshidratación de grados uno o dos,
aunque no es exclusivo de éstos.
La evaluación clínica del abdomen no debe producir ninguna molestia para el paciente,
las enfermedades del sistema digestivo o de la pared abdominal pueden acompañarse
de dolor, un ejemplo de ello es el signo de Blumberg, que es clásico de irritación
peritoneal, consiste en hacer palpación profunda del abdomen y retirar en forma brusca
la mano con la cual se explora signo de rebote, si el paciente se queja de dolor al retirar
la mano, esto se debe a la presencia de patología que irrita el peritoneo parietal, la
distensión brusca del peritoneo produce estiramiento y causa dolor.

ESTÓMAGO

Al examinar el abdomen, el estómago y la mayor parte del tracto digestivo no son


palpables; los síntomas que el paciente expresa cuando padece afecciones de este
órgano son: dolor, vómito, náuseas hemorragias, acidez, trastornos en el apetito,
eructos e hipo; aunque algunos de los síntomas previos pueden presentarse
ocasionalmente en personas sanas, sin que ello produzca cambios en el examen
clínico. Como conclusión, la palpación del estómago es poco útil y prácticamente
imposible por las características anatómicas descritas; incluso ante enfermedades
graves son pocos los cambios detectables, excepción hecha, claro está, para el caso de
masas o tumores de gran tamaño, que son palpables y pueden detectarse incluso sólo
por inspección.

HÍGADO Y VÍAS BILIARES

Las afecciones del hígado o la vesícula biliar producen síntomas en muchos sistemas y
regiones corporales, por ejemplo en la piel, evidentes en la inspección o globos
oculares. En ellos, se encuentra una pigmentación amarilla ictericia por la acumulación
de pigmentos biliares en la sangre, que puede verse en escleras o en las mucosas del
paladar.

Percusión del hígado

Maniobra de gancho

Maniobra de Chauffard
Palpación del hígado

La descripción que debe hacerse en la historia clínica incluye:

 Forma y tamaño. Puede ser un crecimiento generalizado o localizado de acuerdo


con la causa.

 Consistencia. Importante cuando existen neoplasias o cirrosis, en esos casos es


frecuente que la consistencia sea dura, como pétrea o leñosa.

 Renitencia. Es decir: la sensación de resistencia elástica del órgano, que recobra


su posición una vez cesa la presión del explorador sobre el abdomen.

 Fluctuación. Sensación similar a la que se obtiene cuando se palpa una bolsa


llena de agua.

 Sensibilidad. Es dolorosa, especialmente en los abscesos hepáticos.

 Lisura. La superficie del hígado sano es lisa. En ciertas patologías esta


característica se pierde, por ejemplo, en la tuberculosis miliar la superficie es
rugosa.

 Movilidad respiratoria. Por su relación anatómica con el diafragma, el hígado se


moviliza hacia abajo con la inspiración profunda, ciertas patologías impiden ese
libre desplazamiento.

 Pulsaciones. Detectables en pacientes con patologías cardíacas como


insuficiencia tricuspídea.

 Borde hepático. Normalmente el borde.


Auscultación biliar

Maniobra de Pron

Maniobra de Schuster (bazo)

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