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Mito y Logos en Parmenides PDF
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Direttori
Francesca Gambetti
Stefania Giombini
Comitato scientifico
Edited by
Massimo Pulpito and Pilar Spangenberg
COPERTINA
Jimmy Knows S.C.P.,
Barcelona (ES)
www.jimmyknows.net
IMPAGINAZIONE
Giulio Venturi
STAMPA
Print Group Sp. z. o. o., Szczecin (Poland)
ISBN
978-88-9363-090-0
CASA EDITRICE
© Diogene Multimedia
Piazza di Porta Santo Stefano 1, 40125 Bologna
I edizione, ottobre 2018
Contents
I. PARMENIDES
22. THOMAS M. ROBINSON, Democracy and Populism in 5th and 4th Century
Athens 321
ADDENDA
ABSTRACT
The article argues that the thesis that explains the origin of philosophy in
Greece as a “transition from myth to logos” does not conform to reality; rather,
as it is well known from Plato, the myth continued to exist in the field of phi-
losophy, including Parmenides. Moreover, the Poem of Parmenides demon-
strates not only that myth cannot be eliminated, but that it is necessary in two
domains: the explanation of the world and the justification of the social order.
El artículo argumenta que la tesis de “paso del mito al logos” para explicar
el nacimiento de la filosofía en Grecia no se ajusta a la realidad; antes bien, el
mito siguió existiendo en el campo de la filosofía, incluida la de Parménides.
No solo eso, sino que del Poema parmenídeo se infiere que el mito es inelimi-
nable, y además es necesario en dos dominios: el de la explicación del mundo
y el de la justificación del orden social.
Bajo la influencia del libro de W. Nestle, titulado Vom Mythos zum Logos
(1940), es frecuente apelar a la expresión “paso del mito al logos” para explicar el
nacimiento de la filosofía en Occidente, en las costas jonias durante el siglo VI a.C.
La filosofía habría consistido en un proceso de desarrollo que va del mito al logos.
Me parece conveniente dejar claro desde el principio que el uso de esta fórmula
no implica aceptar el esquema teórico de Nestle, con respecto al cual deseo señalar
dos líneas de distanciamiento:
1 Universidad de Zaragoza.
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2 Este doble distanciamiento debe completarse con un tercer dato, relativo a la problemática
vinculación de Nestle con el nazismo. En tal sentido, Nestle escribe: “Recorrer este camino del mito
al logos, crecer de la inmadurez a la madurez del espíritu, parece haberse reservado a los pueblos arios
como los de la raza más altamente dotada, y entre ellos a su vez en ninguno se puede observar este
desarrollo tan claramente como en los griegos” (Nestle 1940, 6). La cuestión de la relación de Nestle
con el nazismo se contempla y analiza en Buxton (1999) 26-31 y 71-72.
3 Snell (2007) 323 y 529 n. 13.
4 Guthrie (1984) 9. Kirk, Raven y Schofield (1987) 24.
5 Cornford (1957) vii.
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6 Protágoras 328c.
7 En Fedón 61b4, Sócrates afirma que el poeta, “si es que se propone ser poeta, debe tratar en sus
poemas mitos y no razonamientos”. Eso no significa que el filósofo no pueda utilizar el mito.
8 No sabemos si Parménides escribió otros textos además del poema, pero un pasaje platónico
del Sofista 237a ha sembrado la duda. Allí se dice que Parménides defendía sus tesis tanto en prosa
(pezei) como en verso (meta metron). El testimonio platónico es verosímil, sobre todo, en el contexto
de una escuela filosófica como es la de Elea. Lo normal en esa época es que circularan escritos del
maestro también en prosa, como ocurre con los de Zenón y Meliso. De ser así, es obvio que el texto
en verso tendría mayores posibilidades de sobrevivir. Sea como sea, lo cierto es que sus discípulos
inmediatos, Zenón y Meliso, escriben en prosa y que, del primero, se dice que fue el inventor (heure-
tes, archegos) de la dialéctica, como afirma Aristóteles en Diógenes Laercio 8.2.57 y 9.5.25. También,
Sexto Empírico (Adv. Math. 7.6-7).
9 Couloubaritsis (1990) 80 reagrupa las diferentes interpretaciones del poema en cuatro categorías:
literal, religiosa, alegórica y racionalista. Entre los últimos, cuenta a Untersteiner, Mourelatos y Tarán.
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B8, tras haber ofrecido un argumento refutatorio (elenchon) para probar que la
segunda vía no permite construir un relato sobre to mē eon, la diosa concluye que
“ya un solo relato (mythos) de vía nos queda”, es decir, solo podemos hablar o
construir un relato sobre el ser. Ese relato recibe asimismo el nombre de mythos.
Y la diosa, cuando se dispone a terminar ese relato sobre el ser o mythos hodoio,
nos sorprende afirmando que “terminado te dejo el discurso y firme pensar (piston
logon ēde noēma amphis alētheiēs) dedicado a verdad” (B8.50-51), donde se usa
el término logos10 como sinónimo de mythos. La oposición mito-logos no estaba
todavía presente en la escuela parmenídea.
En el proemio se describe un viaje, que podría corresponder a una experien-
cia real de fondo (se ha sugerido alguna forma de rito iniciático, tal vez órfico o
pitagórico), aunque enseguida se recurre a lo que podríamos llamar una geografía
mitológica, en la que hallamos dos de los motivos teóricos centrales del Poema:
1) El tema del camino, camino de la diosa y, también, los caminos de día y de noche,
el camino que sigue el joven y que conduce a la morada de la diosa. El tema del
camino hace referencia a la secuencia lógica, la deducción, que parte de unos axi-
omas para llegar a conclusión tras la aplicación de las reglas de inferencia.
10 Hay que tener en cuenta, no obstante, que en B7.5 (krinai de logoi polyderin elenchon) Parmé-
nides introduce una nueva significación para logos, el primer precedente claro para interpretar logos
como facultad racional.
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más usual es hodos, que estará en la base etimológica de nuestro término método11.
Es el camino de la diosa por donde discurre el viaje que se narra (B1.2 y B1.5), es
el camino que el joven ha seguido para llegar a la morada de la diosa (B1.27). El
hodos es el camino, pero es también la dirección que lleva al fin. Se habla también
de keleuthos (B1.11) para referirse a los trayectos que siguen la noche y el día.
Cuando el joven se aproxima a la morada de la diosa, se supone que un templo, el
camino toma la forma de amplia avenida o ruta para carros de cuatro ruedas y dos
ejes, amaxitos (B1.21). Finalmente la diosa alude al patos (B1.27), el lugar trillado
por donde suelen deambular los humanos, para referirnos a una conducta común
e incluso gregaria.
Puede decirse que el proemio contiene una notable presencia de la realidad
del camino, corresponda al viaje del joven o sea un camino que corresponda a la
geografía mitológica.
11 La palabra methodos parece que significa inicialmente persecución y, en sentido figurado, pasa
a significar investigación, seguir la pista o el camino de un problema.
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Los personajes mitológicos del Poema son todos ellos femeninos y todos ellos
apuntan a un mismo campo semántico, el de la necesidad. Estos personajes son:
Themis (B1.28), Dikē (B1.14, B1.28, B8.14) y Moira (B1.26, B8.37). Los editores
del poema, habida cuenta de que en tiempos de Parménides la escritura no permi-
tía discernir entre el nombre propio o el nombre común, dudan entre ambas posi-
bilidades al escribir con o sin mayúscula estos términos. La situación es compleja:
es el caso de Themis/themis, que en B1.27 parece claramente una personificación,
mientras que no lo parece en B8.32. No parece haber dudas con Dikē (B1.14,
B1.28, B8.14). Dudoso es también el caso de Moira/moira que en B1.26 parece
seguir el uso común (funesto destino) en tanto que en B8.37 hace referencia a la
divinidad vengadora. Algunos editores personifican también a Alētheia (B1.29 Ta-
rán, B2.4 Tarán, B8.50) y Peithous (B2.4, Mourelatos, Tarán).
12 Desmos es el término que usa el Fedón (60c) para hablar de los grilletes con que estaba atado
Sócrates. Desmoterion es la prisión. El término procede de la misma raíz que el verbo deo, que significa
atar (no deo, que significa ser inferior o faltar, de donde dei).
13 Tarán (1965) 115. Cordero (1997) 190 afirma que los límites y las cadenas de las que habla
Parménides “son los límites del razonamiento. Se trata de límites que la lógica impone a su discurso”.
Verdenius (1967) 101 afirma que la anankē es al mismo tiempo la fuerza lógica de la demostración
y la necesidad cósmica. Esto último se infiere de B10. La anankē, por tanto, no queda reducida al
mundo de la lógica.
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14 Según Pausanias (II.4.6), en Corinto, “hay un santurario de Ananke y Bía, al que no acostum-
bran a entrar”. En Hesíodo no aparece, pero juega un papel importante en la literatura órfica. Eurí-
pides invoca a Zeus, no como el dios tradicional, sino “Zeus, quienquiera que tú seas – ya necesidad
de la naturaleza o mente de los hombres (anankē physeōs eite nous broton)” (Troyanas 385), texto que
avala la transición del personaje a la metáfora-concepto.
15 Ilíada 6.458.
16 Teogonía 517. Tampoco Simónides (fr.37P y 85P) parece haber personificado la necesidad,
primando, como en Homero y Hesíodo, el sentido directo de la expresión relacionado con la expe-
riencia de la vida.
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siendo considerados los dos pasajes como fuentes que explican el origen de Eros.
También Aristóteles lo toma en serio, al afirmar que “Parménides, al componer la
génesis del universo todo, dice que puso al Amor el primero de todos los dioses”.
Tras citar B13, cita los versos de la Teogonía, que, al contrario que Parménides,
postulan como divinidad primera a Kaos.
Por tanto, Parménides enmienda a Hesíodo, lo que presupone una crítica im-
plícita. Eso significa que Parménides no entiende su filosofía como algo radical-
mente diferente a los poetas. Por otra parte, Aristóteles parece interpretar ambos
textos, el de Hesíodo y el de Parménides, como los precursores de su causa eficien-
te o causa del movimiento.
Empédocles, siguiendo la línea de Parménides, también poeta, convierte a la
necesidad en personaje central en sus poemas. Habla de un “oráculo de la Anankē,
antiguo decreto de los dioses, eterno, sellado con vastos juramentos” (B115) o de la
“insoportable Anankē” (B116). También para Eurípides “nada hay más fuerte que
la necesidad” (kreisson ouden Anankas)17 (Alcestis 965), un apotegma que Diels
(I, 3, 31) incluye entre los testimonios sobre Orfeo. También recoge un texto de
Damascio en que se identifica a Anankē con Adrastea (I, 12, 4-5=fr 54 K). Heró-
doto cuenta que Temístocles se presentaba ante los isleños de Andros acompaña-
do de dos poderosas divinidades, Persuasión y Coacción (Peitho kai Anankaien)
(8.111.7).
En todo caso, tenemos los textos filosóficos de Parménides y Empédocles como
prueba de la personificación y divinización de la noción de necesidad, una noción
fundamental en la experiencia vital de pueblos y culturas donde la esclavitud es
una realidad social palpable y próxima.
Confirmando nuestra sospecha, en este caso a propósito de Tychē (fortuna),
Graves18 afirma que, “al igual que Dice y Aedo (personificaciones del derecho na-
tural, o Justicia y Vergüenza), fue una deidad artificial inventada por los primitivos
filósofos”. De Anankē puede decirse que tiene una pobre historia mitológica19, a di-
ferencia de otras divinidades próximas como son las Moiras, Némesis o Adrastea.
Cabe suponer que Parménides (y también Empédocles) elevó a Anankē al rango
de divinidad directora del mundo porque necesitaba una noción que expresara
la fuerza de constricción de las Moiras, de la Dikē de muchos castigos o de la Ne-
mesis, pero al mismo tiempo era preciso que dicha noción fuera ajena al sentido
vengativo que todas las citadas divinidades sugerían. La noción de Anankē quiere
expresar la existencia de una fuerza directora, la diosa que todo lo gobierna20. El
17 Alcestis 965)
18 Graves (2008) 142.
19 Anankē no está incluida de ordinario en los diccionarios de mitología.
20 B12.3: daímon hè pánta kybernâi.
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21 Para Couloubariutsis (1990) 123 “el poeta productor de versos es igualmente productor de
mitos”.
22 Jenófanes B11-12.
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hablan para la comunidad científica, la Academia o, más tarde, el Liceo, sino para
la polis, y esa finalidad puede hacer bueno el uso de los recursos que ofrece el mito,
el habla rítmica y musical del verso o el gráfico y las ilustraciones, si es verdad que
libro de Anaxágoras que, a un módico precio23, podía comprarse en el ágora de
Atenas, incluía ilustraciones.
En todo caso, sea por el género literario que utiliza, sea por razones retóricas y
didácticas, sea con intenciones de crítica y reforma teológica, Parménides no solo
no elimina el mito, sino que lo conserva y lo corrige.
Que esta decisión es compatible y coherente con su rigor conceptual es lo que
trataré argumentar a continuación. En esta cuestión, la relación entre el mito y el
logos, Parménides es crucial porque, primero, señala el camino de la racionalidad,
el logos, y, segundo, también señala la imposibilidad de la racionalización total,
es decir, señala los límites del logos. Dicho de otro modo, aporta las razones para
explicar por qué no hay ni habrá trasvase completo del mito al logos, el trasvase al
que aspiraba Nestle.
Hay dos razones complementarias:
1. Es necesario nombrar24 las cosas que deseamos investigar, aquello sobre lo que
queremos pensar y hablar. Por eso el camino del no ser es un camino que carece
de nombres (18.7 anōnymos). El acto de poner nombres depende de una de-
cisión humana; es, por tanto, una thēsis, que no puede excluir el error.
2. Los principios de la teoría física y sus sēmata son también una thesis, y tampoco
se puede excluir el error. Los nombres de los principios son también puestos
(B8.53), lo mismo que sus signos (sēmata ethento) B8.55, a diferencia de los
sēmata del ser (B8.2), que son reales (sēmata easi), no son puestos.
los físicos que no se contradigan, pero nada más: dos teorías que no sean contra-
dictorias serán siempre sostenibles y su sostenibilidad dependerá de elementos
externos a la teoría. Las teorías físicas no se sostienen por sí mismas, como lo hacen
las teorías matemáticas y lógicas. Al carecer de pistis alēthēs, estarán siempre abier-
tas a la apatē. De ahí las palabras de la diosa: estudia las teorías físicas siguiendo
kosmon emōn epeōn apatēlon25.
En consecuencia, nuestro conocimiento del mundo será siempre doxástico, y
solo en pequeña medida alético. El conocimiento alético del mundo se limita a ha-
blar de mundo en cuanto meramente existente (el ser, lo que existe, por sí mismo,
kath’heauto26), no en cuanto sol o luna o vía láctea. Del mundo como existente
solamente pueden afirmarse dos tesis, aunque dos tesis apodícticas:
Para estas dos esferas, hoy como ayer, necesitamos el mito. Aristóteles, el gran
lógico griego, el autor del organon, que declara en su Metafísica (982b18) que
“también el que ama los mitos (philomythos) es en cierto modo filósofo”27, confie-
sa, seguramente ya anciano: “cuanto más solitario (autites) y ensimismado (mono-
tes) me encuentro, más amigo me hago de los mitos”28.
BIBLIOGRAFÍA
27 Metafísica 982b18
28 Demetrio, Sobre el estilo (De elocutione) 144.
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