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Capitulo III El objeto transnacional “AvTomvi. Los millones de coches de est pl ‘eta esti todo quiet y ns movimento ape iyeel mayor noeiocolectivo de la J.G. Ballard, Proyecto ‘para in gloserio del siglo 3X Bl automévil y el mundo Ainicios del siglo xx, el automévil es el simbolo por excelencia de lo moderno. Su arribo @ distintas partes del mundo ilustra la trayectoria irresistible de la movilidad. Llega la maquina bufante, el nuevo sauro mecénico, el carro de fuego, envuelto en una nube de polvo. Y montado en el caballo metélico arriba el herald de la motorizacién. Mientras el heraldo medieval levaba mensajes y “organizaba los registros de la nobleza, el piloto introduce lo no visto y lo extra- io, anticipando el futuro. Como en los mitos, viene de lejos, anunciando la gran transformacién, Pocas décadas después de la publicacién del imaginativo libro de Julio Verne, La tuelta al mundo en 80 dias (1873), e1 automévil corre orgu- Toso el planeta. En La nuova arma. La macchina, Mario Morasso anticipa FT. Marinetti al comparar “La Victoria de Samotracia” con el motor del automévil. Este le pare ce admirable por su impaciencia feroz y semejante a la alada “Victoria de Samotracia”, que reina en la cima dela escalera del Louvre y retiene el viento en Ios pliegues de su vestido, revelando el impetu del movimiento. Para Morasso la comparacién no es irreverente: cuando el monstruo férreo se estremece y se con- trae por la vibracién incitante del motor, ofrece una revelacién de fuerza virtual yy demuestra Ia “loca” velocidad de que es capaz.! Pocos afios mas tarde, Marinetti celebra de modo escandaloso el advenimien- to del autémévil, que se difunde en cuentagotas por el orbe. Las imagenes son rmasculinas, aristocréticas, asociadas a velocidad y libertad, peroimplican el fes- tejo de la movilidad. El caballo metélico galopa tiunfante en “All Automobile dda corsa”. Es el Dios vehemente de una raza de acero que, ebrio de espacio y 1 Mario Moraso, La muora arma. La machina, Turn, Bocca, 1905, p. 61; G Silk, 9p. et p. 66 [Annateresa Fabris, Futurimo, Una Potion da Modernidae, San Pablo, Perspectvs, 1987, p. 33. 9 Guillermo Cices riento de infinito, baila por las blancas calles del mm wundo. Hay que verlo ar al fondo de los bosques, suelto de las bridas metélicas, mientras al este, su voz el sol poniente acelera su palpitacién sanguinolenta a ras del hen Bs un demonio hermoso, y a cada tanto el poeta alza su cuerpo en medig velocidad para sentir Ia presién de los brazos helados y aterciopelados de] ‘Tiene piernas desmesuradas ese monstruo bailarin que emprende sit loea , mientras a su paso frenético huyen las montaitas y los animales, Jas “blancas calles” del mundo eircula el automévil. El movimiento todo nnina en la poesia del futurismo, como en “Automobile Quasi Te” de 10 Folgore o en “Latidos de corazén de un automévil” de Auro d’Alba. La, tia de los futurstas esti posticamente apoyada en un puiiado de propice que comienzan a secorrer el planeta en cuatro ruedas. Algunos son aven. $ millonarios, como el norteamericano Charles L. Glidden, quien en 1901 lesde Londres en un Napier de 24 CV, acompafiado de su esposa y amigos. das del Napier son especiales: las Hantas pueden ser retiradas para que el 6vil pueda andar sobre rieles. Seis aiios después, Glidden retorna a ‘Tra en el mismo automévil Napier. Habia visitado 35 paises y 11.000 eiu- aldeas, villas y pueblos. De los 69 mil kil6metros recorridos, 12 mil fue- Esta es una cifra fabulosa al despuntar el siglo XX; minima + se compara con el actual récord mundial de kilometraje en un vehiculo rercial, del norteamericano Irv Gordon, quien en su Volvo P18008 ya 218.000 kilémetros. ondedor fue otra figura que contribuyé a la difusiGn del automévil. Debia ‘ar su producto y demostrar sus ventajas, por lo cual organiz6 viajes, pa- sposiciones. En ocasiones, lleg6 a poblaciones distantes montado en lomo ‘© para ofrecer su mercancia, anticipando la construecién de carreteras y dndose a los demas agentes de venta. iempre las aventuras fueron victoriosas. Por el contrario, la mayor parte iajes fracasaban poco después de iniciados. El caso mas notorio fue el edores E. E, Lehwess y Max Cudell, con la pretendida vuelta al mundo ‘asse-Partout”. A diferencia de Phileas Fogg -el perfeccionista caballero © de la referida novela de Julio Verne, quien emprende su viaje en tren criado franeés Passepartout-, Lehwess y Cudel utilizaron un Panhard ssor especial de 25 CV de fuerza. Se trataba de un carro ¢ ‘oneladas y en su carroceria se podian armar dos eamnas. Debia pasar por s lugares, incluyendo Rusia, el desierto de Gobi, China, Japén, Estados y Canada. Sélo que el enorme automévil, pintado de amarillo, no pasé Novgorod, donde sus duefios lo abandonaron con dos cilindros rotos en nme: pesa- ', como ahora, estaban los deportistas. Recordemos que los deportes tra- ts eran la lucha, el tiro al blanco, la natacién, el hipismo y la esgrima. sticados con pelota y los motorizados representaban una novedad, y el 44 Galazans Gongaves, A primera corrida na América do Sul, San Pablo, Emnpees das Bp. 20 del automsvil iismo no consistia tanto en un deporte nuevo, co “ is ee dian generalmente a los premio: aris andaees a tomovistas espondangeneraiment los premio: sere vez mnie ariesgadas, como lis pruebas *Pekin-Paris” y “Nueva cot ars”. Al principio, las competencias s¢ realizaban de ciudad a ciudad. En {Bor see engi on monument Eile Levasor en a eapitl fences: habia 1907 Fen 1808 la carera Paris-Bordeaux-Paris, manejando euarenta y ocho feet sin paar Una prueb de velocidad, pero sobre todo, una demosta- Mp ee ats core ones a vies eae vidoe desprovistos de frenos o ruedas adecuados, en que se debt ‘Shiver campos sevdos, abrir eaminos en [a vegetais y consti puetes firm ena iachucls. fala de gaslin djé a muchos ondtores, mezela : nic wr el camino. te mecdnieos y aventureos, po vc densane " (1968) est insprada en Tos raids automeiistics di ane lect a hifreacs ene la cen de Bake Faas Sent Nhege Das Stale Wad) pari como campein pctan jcién de las demandas femeninas en un émbito considerado privs : ‘Hapacion cecusivamente masclina en esa carrera, el gobiemo chino se neg6 a exper vss deers aloe plo alegando motives plies y “cnn ies qa den uo igi nein de pr a = lino, ‘cuyo objetivo principal era establecer un répido sistema de cain pra jesuial inen friar, Aguas ator egaron a sure la hipétesis de que los pilotos deseaban preparar una as para ape China foes : invadida por un ejército de automéviles. Seria necesaria la enérgica inter Aegon europeos para qu l gobierno chino Heras ls psaprtss {Eur tcenten dea balzacion enteral ncn, poo, continent cultural Enel ejemplo del aid “Pekin-Paris, ai como la répli ce noreamericana “Nueva ork Pare tresaniemencina le connerg ‘ia de distintos sistemas de transporte, Porque los pi cages auambvies de carga que acompafian la expedicion, recorren parte del ora tes dela ransiberians,Conldaen 1904, la Transberan igaba Most, a rein occidental de Rusia, a Vladivostok, enol mar del Jap, pasando per Ia inlpita Sera Hai si presenta como won de as naravils del sito XX thls Exposé Univer de Pas de 190, De Beco, ete monumental cami to de hier pst surgimento,en sus trent, decvdades y cntos meets Ea evo snenaa placa qu er ent circunnavegado por navios en el Renacimiento y en gran parte unificado, en el dia de 1920, La modemnidad cinética se expresa a través de la ico, lo ® Ibid, p31 a1 Cuallermo Ghusst nocido, del turismo y de la voluntad de demostrar la eficacia del vehiey [eka scr de aban nacional ps le cntersskenens ee ae tuba la escuela le hui alas actividades consideradas femeninasy se tens cara para jugar alos indios apaches eon los muchachos, pretend exhibie a viaje Is recuperacién del poderio tecnolégico germanico durante la pos. a. Se viaja por el mundo y se eseribe sobre ello. Clara Stinnes lo cuenta en iginas de En auto a través de los continentes. A diferencia de los viajeros wales y renacentstas, que solian mezclar la historia y le fccién para infer, bre las regiones remotas del planeta, el heraldo de la motorizacién narra enturas del automévil en tierras distantes, ra vivid anticipadamente el viaje a través de los continentes y se preparé seaveprrmn ee tn cnt as séviles de su padre, compitié en carreras automovilisticas, compré mapas, itinerarios, determiné los lugares en donde podia proveerse de alimentos, 26 cartas y documentos. Contraté dos mecéinicos -Victor Heidtlinger y Grunow- y un operador cinematografico sueco, Carl Axel Siderstrim, sado de filmar todos los incidentes. De la Exposicién Automotria de furt de 1926,"seleccioné un Adler Standard 6, con neuméticos Conti + ¢l.cual seria scompatiado por un Adler L9 con reservas de combustibles, aientas, picos, palas, hachas, tres pistolas Mauser, piezas de recambio, una y el equipaje. La parte posterior del furgén Adler L9 debia destinarse a jes y provisiones; Ia superior podia convertirse en un dormitorio para dos personas. Ademés de los cuatro expedicionarios,iria Lord, un setter de Foy so le mayo de 1927 el grupo partié orgulloso, ante la presencia de perio- ‘Aceleraron lo més posile la marcha hasta Mose, intentando evar el © en Siberia. Habia, sin embargo, otro motivo para atravesar acelerada- Praga, Viena y Budapest: las tierras que recorrian eran atin “demasiado ¢s y civilizadas para que pudieran despertar en nosotros verdadero inte ose trata de un viaje cienifco para recabar informacién y es visible el ali- 98 viajeros cuando descubren “seiales de identidad” durante el camino: © pasan una noche entre compatriotas en un navio militar, alegres entre ‘neria alemana, j6venes rubios, cn ojos azules y vestidos blancos”. Pero, srl, se busca el alciente de la novedad, aunque a menudo produzca un ento de rechazo o desagrado. ureza del viaje cobra sus victimas. Grunow enferma tan gravemente que scp Cue sme ty rr re s después, Clara y Carl prosiguen la “proeza germano-sueca”, sin mec. «ero aprovechando la colaboracién de guias locales, miembros de los luz Automévil y representantes gubernamentales. Quienes colaboran se esonaes del proectado libro, como suede con el efor Alinge, en Mor, quien confiesa que los invita a pasar la noche en su casa por sando en El Real, provincia de Darién, la indumentaria masculina de onfunde a los panameios, incapaces de determinar su sexo. Las dudas 82 Y {Lavi cultural del atom desaparecen cuando se acerca una india para preguntarle, levéndole la mano al pecho, i era hombre o mujer. Era mujer, a pesar de sus pantalones! Asi lo ‘estigud Ia india, en espaol, al circulo de curiosos. ‘Clara no se caracteriza por ser una fina observadora ni una gran escritora. De ‘otro modo la narracién del pasaje por Estambul, Angora, Damasco, Bagdad, ‘Teheran, Tiflis, Mosc, Novo Sibirsk, Ulan Bator, Pekin, Tokio, Los Angeles, Panamé, Lima, La Paz, Santiago, Buenos Aires, Vancouver, Chicago y Nueva, ‘York estaria repleta de descripciones coloridas o detalles significativos. Estar en otro lugar es lo interesante para esta viajera alemana, quien piensa los contras- {es desde el automévil y se deleita con las exterioridades. A fin de satisfacer la curiosidad de los nifios de los pueblos, que nunca habian visto un automévil, os teuropeos no se marchan sin antes visita la escuela local y contestan las pregun- tas por medio de intérpretes. Nunca falla el ritual de mostrar alos niios los Adler por dentro y por fuera: un auto vale mas que mil palabras. El piloto-gedgrafo acumula valiosas informaciones sobre ruinas antiguas, pueblos, ciudades y paises durante Ios 49.239 kilémetros, que representaban dos Aiios, un mes y veinte dias de viaje. Pero las interpretaciones sobre las creencias y conductas son coherentemente superficales. El amor del persa por la natura~ leza, afirma Clara, se observa en que las calles estan cubiertas de drboles; el turco es cruel y maltrata a los animales; el norteamericano respeta y reverencia, desde lo intimo de su corazén, todos los seres que han desempeitado algiin papel en el desarrollo de la humanidad; el Universo esté formado, segin los chinos, de acuerdo con una concepeién En compensacién, una serie de observaciones conserva ¢l frescor de la expe riencia y ayuda a visualizar aspectos de la vida cotidiana desconocidos en la época. En Ulan Bator, los camellos y los automéviles se cruzan sin orden en calles cestrechas. Las plazas estan llenas de peregrinos y penitentes postrados en tierra, pidiendo a Dios en voz alta perdén por sus pecados, besando el suelo y entre- ‘gindose a toda clase de manifestaciones de humildad y arrepentimiento. Especialmente interesantes son algunas descripciones de Ia vida cotidiana en Pekin, donde vendedores con matracas y flautines despiertan la atencién del piblico para anunciar su mercancfa, El zapatero remendén se distingue del af lador o del vendedor de flores segsin Tos gritos y el modo de hacer sonar las rmatracas y los flautines, mientras los gritos de los cules se confunden con el chi- rrido de las ruedas de sus riksas. Todas las mujeres, aun las de baja camada social, van en un cochecito arrastrado por un burro, o a horeajadas encima del animal, porque con sus piececillos chiquitos y deformes no pueden emprender caminatas largas. La antigua costumbre de comprimir con piolas y vendas los pies de las nifias, para impedir su normal desarrollo, comenzaba, de acuerdo con Ta viajera alemana, a caer en desuso en las ciudades, pero en el campo las labra- doras se aferraban tenazmente a ella. Los primeros dias de 1929 recorren la pampa argentina y asisten a escenas de gauchos enlazando potros indémitos. Lo curioso de esta narracién de la doma es ‘que introduce una temporalidad poco comin en los relatos de los viajeros. Se ‘compara los métodos violentos del gaucho con métodos més modernos y menos Guillermo Givect es, donde se empieza por acostumbrar al potranco a la compaiiiay vec tos hombres desde que nace, Aquila doma es gradual y palatine, qua. 8 suprimidas la violencia y la crueldad. Los gauchos tradicionales, admite tinnes, apenas existen. Con esta observacién sobre la transformacién tal i astmbres enon qu pars cee) bs tee era alemana inscribe su testimonio sobre la llegada del “proceso eiviliza- Ja pampa argentina ‘el personaje del libro es el automévil, agente del “proceso movilizador” o, generalmente se dramatiza el pasaje de los vehiculos por lugares inhds- Retrocede lo fantastico, que contaminaba innumerables relatos de viaje, y arece la idea de la cultura como “hecho socal total” En su lugar, prolife. + imagenes de Tos Adler luchando contra la corriente del rio, contra pedre imposibles de atravesar, contra la cordillera y montafias arenosas, Los se describen hundidos en In nieve, atascados, eubiertos de una capa de de un centimetro de lindo de hondonadas, circundados por es moles de piedra, enganchados a un par de bueyes, tirados por treinta ‘es: en todos los casos, los momentos mis dramiiticos estan asociados a la bilidad de proseguir el camino. A veces, la precaucién rinde sus frutos, 1ando compran pieles de vaca para colocarlas en las ruedas, con el obje~ impedir que el automévil se hunda demasiado en el suelo bland. Ein el © no habia pista, mucho menos carretera, que pudieran seguir. ¥ silos os de arena eran dificiles de atravesar, mas dificultades presentan los ales. Para proseguir habia que abrir camino con el pico o la dinamita, 0 Jeos enormes. Las piedras se hundian como cachillosafilados en los neu- slo que obligaba a la reparacién constante de los desperfectos. sna ocasi6n desistieron de seguir adelante. Sin comida ni bebida, le situa- «absolutamente desesperada, No tenian fuerza ni siquiera para tener ando debieron abandonar el coche en medio de las montaiias desiertas ¢ Ja caminata: “Nos pusimos a lorar como nifios. Las piedras nos habian ado el calzado, Parecia que andabamos sobre brasas, de tal modo nos fa dolor y escozor cada paso. A ratos nos arrastrdbamos por el suelo a patas, sin fuerza para teneraos en pie. Teniamos la boca cubierta de espu- or un efecto extraio de la sed y de lafiebre, por todas partes vefamos, alu- 4, um agua por desdicha inexistente”.* Son sufrimientos que contrastan Jegada triunfante « Berlin, cuando el 19 de julio de 1929 Clara cl Sderot avanzan, cada uno en un dle, completamente roenon mad ennusiasta que Tes lanza flores, les extende as manos y fx 3ran Aventura no era incompatible con Jos intereses econdmicos y eivili- “Eesti einen ann impresario visionario: André Citron, Es comin considerar a Citroén el ema taylorista, posefan personalidades radicalmente distintas. John vinnes, Ea auto tants de los continents, Barcelona, Faveneud, 1950, p. 220, Ww Lava cultura del auton Reynolds resume las diferencias: Citron era progresista, liberal, sofisticado, Bex de los placeres yjudio; Ford, conservador, provinciano, puritano, pesi de os seres humanos y antisemita.* El optimism e iealismo ‘mista en su F Citrogn lo motivaba a estar siempre al frente en la innovacién. No intervenia ‘Frectamente en el dseio de los productos ni en la construecién de los prototi- fos, Propagandist inimitable, mucho le ustaba jugar al easno y sli almorzar eel restaurant Maxims. Con su amigo Charles Chaplin atravesé la nevada Slontaia de Saint-Moritz en uno de sus automéviles, recibié a Charles Lindbergh luego del famoso viaje aéreo transatléntieo y establecis importantes ‘ineulos comerciales con Estados Unidos. En el cielo y la tierra, su nombre hizo Citron declaraba que las primeras palabras que un nitio debia aprender a pronunciar eran “mami, papi y Citroen”. Pura eso emprendi wn lucrativo nego vip de modelos miniaturizados de sus autos, llevado a cabo por una compania ‘specializada en juguetes. Nadie podia imaginar que se trataba del inicio de la Sducacién infantil en el significado social del automévil. Lo que hoy nos parece *, que los chicos conozcan las marcas de los autos, cuando no sus espe~ cificidades téenicas y precios, y que discutan detalles dignos de especialistas, indica la legtimidad de un sistema clasificatorio de valor surgido en las prime- ras décadas del siglo XX. Educacién infantil en el significado social del automé- tal que se completa con el dibujo. Incluso en lugares alejados de Jos centros de produccién, como el desierto del sur de Australia, desde los afios 1940 los nos He Exnabella dibujan autos, ademas de los ovcidentales molinos de viento usados para extraer agua y los caballos. Observa Diana Young que en los primeros dibur Jos, los coches se muestran con animales totémicos, Iagartos, eanguros y elemen- tos del campo como rocas, érboles y laguna. Posteriormente, en las colecciones dd dibujos de los alunos de Ernabella realizados en las décadas de 1940, 1950 1960. los autos los camiones aparecen frecuentemente mientras que Tos Tamellos que hasta entonces eran los medios de transporte favoritos de muchos borigenes del desierto~ figuran bastante menos. “Esos niios son los dueiios de coches de hoy en dia. Habia y obviamente arin hay algo magico y fascinante en el auto ‘Al proyecto de Citroén seguramente no le falté su porcién de “nacionalismo” pues los nifios que jugaban al automévil lo hacian generalmente con imaginarios Inodelos Ford'T, Después de los borvores de la Primera Guerra Mundial los sol- ‘dados de plomo perdieron parte de su prestigio en Fuuropa. Ni Napoleén, el pro- totipo del juguete militar, ni ls ejércitos de banderitas azules atraan a los nifios tomo antes, Tampoco los uniformes de generates, trompetas, tambores o espadas ‘de hojalata, Tas los horrores dela guerra, Miguel Angel Asturias deseribe alos nifios framoeses que “juegan a Henry Ford, construyendo automéviles”, al lado ® John Reynolds, André Citron: The Man and the Motor Cars, Nueva York, St. Macti's Press 1997, p08 Diane Young, “The Life and Death of Cars: Private Vehicles on dhe Psjanyjaara Lands, Sout, Auvtala” en D. Miles (ed). 0p- et, p- 52 Guillermo Giuect madre que remienda la ropa, el 1 lee el periédico argue tos Debye Pie P ee eric Ta hernang 4 generosidad de André Citroén era legendaria. Regalabe sus automé | propina «empledes de hutl o alos roupars dc oasng on Bones hhine Baker le obsequi6 un cabriolet B14, que la pesla negra condita at (ademas del Voisin), mientras miles de taxis dela compatia Citroén ei ‘or la capital levando el nombre del fundadoren las puertas ese a ser mal Gita vivia con su familia en un amplio apatamentoalquilado, Ned dg os yates Pora propedades, Ents dela mise y dea Soca dl jan on le gustaba conduc eras elegante mujer ivavablemente vest con dt Coco Chanel. En cambio, monsieu Citron figurabe siempre en las eae scompaiiand al principe de ales, ala rina Maria de Inglaterra Josep : Charles Lindbergh. Todo como parte de una estrategiapublictarie ce I ‘dade Drrsona no se dstingue desu fbrca de automoviles 2 notables las piginas que el novelista, poeta y periodista ruso ya ica Mba ar nr oa ti ro De Claes aio aducido allem, tata de un Hb inelasicale. No novela, sino upa exénica de su tiempo. Nios héroes son imaginanos ai In a fue inventada por el autor, aunque en varios pasajes nevibres fags lazan a los verdaderos. En el libro desfilan personas concretas como Emile ‘enry Ford, Henry Deterding y Giacomo Matteot tbro fue escrito en Paris entre febrero y junio de 1929, Para expicar las 2s de sus personajes no se apoyé Ehrenburg en las versiones ofceden cing ‘ei6 su propia explicacién, Es una mezcla de historia y fiecién, ue teary ativo,consruido con el material de a historia. Yael indice demuestra que sonajes estin subordinados a un mecanismo de motorisacion que jos ve de modo irremediable, Cada capitulo destaca elementos relacienadss ‘utomévil: BI nacimiento del automévil (cap. 1); La cinta transportadore ¥; Los neumétios (eap. 3); Digresion postica (cap. 4): Gasoline (cap. 5 ado de Cambios (cap. 6); Velocidad (cap. 7)..Losindividuos tamnea pi ‘ngularidad, pero son devorados por un modo de produccin que los com, todos por igual. Las fantasia se entreveran con la econornia capitalists 'monio con el trabajo, la familia con a linea de montaje, los darecuon, trabajadores, la naturaleza con la miquinay la vida con la muerte burg se ocupé de Citroén en el capitulo relacionado con la vinta teans- ra. La imagen es conovida: una larga fila de trabajadores fabrics woe sil. Mientras un grupo aprieta una tuerca, otro gira un torillo, un tere sloca guardabazros, el cuarto pinta los bordes de las ruedas, un quince ‘maquina tiene prsa y nadie habla, Millares de veces se rpite lt mis Jel tabajador: la mano hacia arriba, media vuelta y hacia koja ate lo ven el eansancio, mientras la cinta teansportador contin oe nto. Slo con méquinas, la utopia cinética sigue funcionandos | La derrota dels soldados ce lomo”, Biles de Pars, 7/1/1927, 86 WwW [La vide cultral del eutomévl ‘Lo curioso es que esta imagen de la linea de montaje corresponde general- cente a Henry Ford y al fordismo. Citroén aparece, consecuentemente, como el Rguidor de los métodos fordistas en Francia, tan nefastos para los trabsjadores $ airectres como en Estados Unidos. El mundo se globalza en torn a Ia inten- Yfieacién de la velocidad. |Méis répido! {Cémo? {Mis rapido! Lo mismo vale viva los operarios Pierre Chardain y Jean Lebaque que para las secretarias, los Figenieros y André Citron. Bs la vida en aceleracién,y la cinta transportadora Siempre en movimiento. Inchuso “afuera” de la fabrica predomina la aceleracién, como le sucede a los taxistas me Karl Lang oye on frecuencia: “De prisa!” No sabe quin le acuca, sos hombres oel coche. :Por qué coeren estas sombras y quién les mete psa? {Oues sombraso so el temblor del motor? Kal no piensa en ell. Es wn hofer ordinaio,y choferes hay muchisimos. Todos ellos oprimen pedales, proyectan manos ensangrentadasy se cllan. Los claxons hablan por ellos. ® ‘La velocidad define a la modernidad, es su eseneia Hay que inerementar la velo- cidad de la produccién, Incrementar Ia demanda. Incrementar las fabrieas, Mejorar las méquinas, Eliminar las fronteras. Vender la totalidad de la produe- cin, a los franceses, a los japoneses, alos rusos, alos trabajadores, a aquellos {que hasta ahora sofiaban con una bicicleta. Hay que preocuparse de la propa- ganda, para poder competir con los Ford y los Peugeot, con los Renault y los, Fiat. 2Qué importa que en las fabricas nadie se hable? ;Qué importa que los obreros escuchen tinicamente los sonidos de las mnéquinas? Mientras tanto el barullo ensordece a los trabajadores, sean franceses 0 chinos,y sus ojos devienen vidriosos y ausentes, De todo se olvidan, hasta del color del cielo y del nombre de su pueblo nativo, Permanecen apretando tornillos, Unicamente tienen manos. En la narracién de Ehrenburg, la belleza dela publicidad se contrapone a la penosa realidad de la fabrica: Los agentes de Citron hacen propaganda en favor del mar y las montatias, de las orilas del Loire y las gargantas de los Alpes, de los pinos, del ozono. Los talleres Citroén estén Ienos de las perniciosas exhalaciones de las ‘maquinas, Invédenlos gases nocivos, la fetidez del aceite caliente, ls aeri- tud de los deidos, del alcohol, de las escorias, de los colores y de los barni- ces, Se ataca el metal con Scidos: los obreros sufren de eczema. El metal es ‘moldeado a la arena: la tisis acecha a los obreros. Se pinta el metal a pisto- Ja: las vaporizaciones envvenenan a los obreros. En las fundiciones, el azu- fee arranca lagrimas de sus ojos. Poco a poco los obreros dejan de soportar la luz del sol. Pero en los talleres no hay sol. Los obreros siguen tirando de Jos moldes. ;De qué sirve tener ojos, ofdos, o una vida? Ello tienen manos y stn en la cadena? ° Ens (ya) Bhrenburg, Citron 10 HP. Crna de murs tempo, Buenos Aires, Card, /,p. 144 ° Wid, pp. 25-26. Culler Gis Tarpoco André Coin se salva en esta imagnativa isori de a des acid, pues es simplemente un pequeio engranaje de Ia mda, Se none pore isto en afore Fall hea or lines dem Peden visita au fbriens estudiantes bigaros,patinndores de hielo polacoe, iplomaticos, boxeadores, sopranos, periodistas y reinas del carnaval. Pero no es eo como Forfa como Lindberg. poderoso como los banuers Lazard, iron puede ser un Dios par el funcionario Pere Chardin. En eambio, los banqueros Lazard es meramente un funcionario de sus empresas. coc tenn hubieseesrito Citron 10 HP diet aos desputs, la imagen Giro seria sin mis melanetica. A fines de 193, I compan Citoen S lograba probar su solvencia y seria colocada bajo administracién financiera, El 3 de enero de 1935 cierran ls fabricas; André Citroén muereel mismo af de nro ag Rens igen he taba mas vivo que nunca, Vienen y se van los personajes, mientras la utopi tormentoso de la movilizacibn “me El automévil es, para Ehrenburg, una fi . nurg, una figura decididamente global. El mundo tay ale gre De ash do ra de va olan, te Man ndochina proviene la materia prima para el fancionamiento de las capitalista convierte el planeta en un negocio y el vehi lo atraviesa, negocio y el vehiculo motorizado atravies Tas fonteras nacional generando fantasian de conus ONS verdaderamente redonda, que eleorazén no es més que un en poet co, las entrafias ombre: un conta oe Lilceetros 0 deicacin, la fabricay el trabajo ern, Se ecesitan rare Micheli, © 1hid 9.148. 88 Pavadtil. Sobre todo, mucha publicidad ‘Durante Ia década de 1920 Citroén envié sucesivas expediciones al interior ide Africa, buscando ampliar los eontactos con las colonias francesas. Entre fines ediciembre de 1922 y marzo de 1923, tuvo lugar la primera expedicion trans: Shara Citrogn. Partio de Touggourt, diez hombres en cinco auto-orugas, al nando de Georges-Marie Hardt. La mascota Flossie Sealyham -terrier blanco {jue seria el modelo para Milo, el fil eompaiiero del aventurero Tintin—se som6 ‘Terupo. Habia, ademas, muchos rifles, munieién, agua potable, combustible y fiendas desmontables; en tres de las cinco auto-orugas, ametralladoras elara~ tnente visibles para disuadir los posibles ataques. Todos los dias, de las 5 de la vnafiana & las 10 de la noche cruzaban el mar de arena, donde tantas caravanas te habian perdido sin dejar rastro. Alo largo del camino podian verse esqueletos dde camellos. Pero la expedicién, en realidad una mindscula columna de auto~ ‘omuguas Citroén-Kegresse en el vasto desierto del Sahara, no debia fracasar, por eso transmuitia por radio telégrafo las noticias a Pars, A principios de enero de 1923 laexpedicisn entré orgullosamente por os por- tones de Tombuctd. Habia sido un territorio prohibido para los europeos bajo pena dle muerte, pero era desde 1893 una colonia francesa. En la plaza central fos aguardaba el gobernador, a quien se le entregé la primera carta postal envia~ dda de Francia a través del Sahara. Citron respondio desde Paris a la altura de To que consideraba una proeza histérica, refiriéndose al “trabajo de titanes por Tacausa de Ia hunanidad y del triunfo de la industria francesa”. Después de dos mil afios al servicio de la humanidad, afirma J. Reynolds, el camello estaba muerto, reemplazado por el vehiculo a motor Citroén."! La mas famosa de las expediciones Citroén fue la segunda misién Haardt/Audouin Dubreuil. Conocemos los pormenores de esta expedicion tran- safricana por el relato del jefe, Georges Marie Hardt y del segundo jefe Louis ‘Audoin Dubreuil,A través del Continente Negro. Expedicién Citroén al centro de ‘tea, Seats de una expedicion cuidadosamente organizada. En parte, porque el propio Gitroén y su esposa planeaban participar, ademas del rey de Bélgica, el jefe del Kjército francés y el gobernador general de Argelia, Ello no seria posible porque pocos dias antes de Ia partida el asesinato de un caid en el sur de Marruecos alterd el panorama politico y obligé al gobierno franeés a vetar el viaje. Aunque Citron inego se enteraria de que los supuestos disturbios no pasa~ ban de una trama politica para estropear sus planes (y desconfiaria de su rival Louis Renault), se vio forzado a aplazar la inauguracién y explotacién de la nea. Significaba la postergacin de un osado proyecto industrial y comercial Citroen pretendfa establecer, por intermedio de sus automéviles, communica ciones permanentes entre Argelia y el Africa occidental, Para ello habia creado tun departamento especial, la Compafifa Citroén Trans-Africana, destinada a borganizar contactos bisemanales entre Argelia y Tombucti. Los resultados esta- bana la vista: construccidn de bordj, es decir, hoteles provistos de todos los per- 1 Vane Joba Reynolds, opt 89 [La via cultural del automévil feccionamientos modernos, en Colomb-Bechar, Beni-Abés, Adrar, ‘Tombueta, Gao; Hegada de material rodante; establecimiento de lugares apropiados para acampar en las etapas intermedias. De creer en el relato de Hardt y Audouin Dubreuil, la curiosidad mundial aumentaba rapidamente y turistas de todos los paises se inscribjan en las listas de pasajeros. Por 40.000 francos, el viajero podia experimentar la aventura del Sahara, pernoctando en lujosos hotles el bore de PRESENTE DANS LES MEILLEURS CINEMAS Jos oasis ao largo dela ruta, Hoteles qu estarian “ljosamente anuehlades ¢ LE GRAND FILM DOCUMENTAIRE decorados en estilo érabe. Como uno de los puntos fuertes del tour, los huéspe. Cuatro Give des pasarian una noche de su viaje de veinticuatro dias debajo de velos, mientras tuna cena exétiea y muy elaborada seria servida en una inmensa carpa. Después de comer, los huéspedes se recostarian en las alfombras y un cabaret entraria en escena con bailarinas y miisicos nativos, malabaristas y encantadores de ser- piemtes. Con un adelanto de cincuenta afios, André Citroen habia inventade las vacaciones al estilo Club Méditerranée Safari”.'? El proyecto fue abandonado para siempre cuando Gitroén se vio forzado a cancelar el viaje inaugural. La primera expedicién en automovil a través del Sahara demostré la posibil dad de establecer enlaces entre las colonias y anticipé la posibilidad del empleo del vehieulo mecénico como medio de exploracién del continente africano, La segunda misin Haardt/Audouin Dubreuil, popularmente conocida como el “Croisiére Noire” (Crucero Negro), alié el imtéres comercial al cientifico. Supuso és de un afo de preparacin metédica. Al final de cuentas, la expedicién reco- rreria el Africa de punta a punta, de Colomb-Béchar a Cape Town y 4 Madagascar. 20.000 kilémetros de desierto, malezas, sabana, pantanos, bosques tropicales, rios y lagos. Debia enfremtarse a tribus hostiles, con arcos y flechas envenenadas, y atravesar rutas nunca antes conquistadas por vehiculos mecéni- os. Fueron enviadas cuatro misiones ausiliares, que se instalaron en lugares prefijados entre Argelia y el Ocedno Indico, y que luego se encargarian de recibir : las colecciones, peliculas y documentos reunidos por la expedicién. z Los objetivos del vinje superaban claramente el recorrido rapide y el esfuerzo deportivo. Personas especialmente elegidas estaban a cargo de tarcas especificas. Los estudios etogrificns fueron confiados al experimentado viajero y pintor Alexandre lacovleff. quien durante el curso de la expedicién preparé mas de qui- nientos cuadros, dibujos y croquis. El encargado de lus colecciones zoologicas, asimismno médico de la expedicién, junt6 no menos de 300 mamiferos, 800 paja- 105 y 1.500 insectos. Un ingeniero y varios mecanicos, en su mayoria participan- tes de la primera travesia del Sahara en automévil, uvieron a su cargo la vigi- lancia técnica de las auto-orugas. Eran ocho vehiculos provistos de propulsores Kégresse-Hinstin B2, impulsa- dos por motor Citroén de 10 HP, unidos a un peqzeio remolque que content ‘materiales diversos (mapas, documentos, armas de defensa y de eaza, piezas de recambio, medicamentos, alimentos, et). En la carrocerfa, construida entera: ‘Pobliided del documenta sobre el “Raid mente de duraluminio y pintada de blanco, un emblema distinto adornaba eada Gitoen” en Afi, 1928. nia, p_ 102 Guillermo Gives coche y le conferia una “personalidad” particular. Motives naturales, animales y mitol6gicos blasonaban la produccién mecénica de la tecnologia. mote Esearabajo de oro, Elefante con torre, Sol en marcha, Caracol alado, Media hung de plata, Paloma, Centauro y Pegaso J.a importancia conferida la cinematografia, como uno de los medios fun. damentales de documentaci6n, seiala el valor ereciente de la imagen en el regia. tro de carécter etnografico. Son 30,000 metros de pelicula y 8.000 fotografia, Tal importancia se le atribuyé a la cinematografia, que se contratd a un conoei. do director de peliculas, Ledn Poirer. Este compuso un diario cinegréfico de la expedicion La Ruta Negra-, film que seria popular en la época. La premitre tendria lugar en Londres el 16 de enero de 1928, con la presencia del Principe dle Gales como invitado de honor. La expedicién debia asimismo estudiar los iti. nerarios de enlace de Ia linea Argel-Tombucti hasta el Chad y su prolongacién hasta Kartum. No por una misin espiritual, relacionada con la transmisién de la palabra divina, sino porque se visualizabs la ereciente importancia del tris. ‘mo. Uno de los propésitos vonsistia en el establecimiento de bases para que en el futuro préximo los viajeros pudiesen realizar el circuito turistico de Argelia, Afsi- ca occidental, el Chatl, Kartum, Egipto y Marsella, Asi nace el turismo exbtico, del que se conoee bien su desarrollo ulterior. Las ocho auto-orugas que partieron el 28 de octubre de 1924, del fuerte de la Legién Extranjera Francesa de Colomb-Bechar, en el novoeste de Argelia, enfan por consiguiente una ruta sefialada y una serie de objetivos especificos. Interesa ‘aqui destacar s6lo algunos ejemplos del itinerario de las ratas de la globaliza- ci6n. Para comenzar, debe decirse que justamente en Colomb-Bechar aeababa el iel. Haardt y Audouin Dubreuil anotan que “con él cesa la vida intensa de la Civilizacién occidental. Del lado de alla de Colom-Bechar comienza el desierto” El desierto significa alli una imagen temible, el arenoso mar incivil, el primiti vismo absoluto, que ni el “noble salvaje” habita. La civilizacién se mide, en parte, por la legada de la teenologia. Se visualiza el espacio abierto en términos del desplazamient mecéinico terrestre y aéreo. En el desierto quedarin marcas materiales para alimentar la imaginacién técnica. Es sintomatico el siguiente pasaje: “caso no es también por esos nuestros hermanos alados, los aviones, por quienes nuestras orugas van a arrastrarse durante 23.000 kilémetros sobre la tierra de Alrica, reconociendo las mas seguras vias, los terrenos de aterrizaje, afin de que en dia no lejano las rutas del aire sean abiertas a las comunicaciones reaulares que sefialarén en la evolucién del Continente negro el prineipio de una Cul no seria la sorpresa al descubrir que esa “nueva era” habia comenza- do antes de Ia llegada de los automéviles Gitroén. En la zona desértica domi- nada por Barmu, sultan de Tessaua, el hombre de las cien mujeres, los viajeros franceses se indignan ante la presencia de un competidor inesperado: un Ford american, Barmu habia recibido, como regalo de un norteamericano, un Ford ' Georges Marie Hardt y Louis Audoin Dubreuil. A trans del Continente Negro. Expeicin Citroen al eentra de Africa ad. A Bons, Barcelo, Ealcones Iberia, 1929, p25 92 WwW {avid cura del auton chofernativo habia intentado hacerlo funcionar sin lgrar la menor exple- caso, constituye una cl on en los cilindros, problema que los europeos resuelven varias vueltas a la manivela yee can lugar eaman que lapercepeién del impo y de espacio cambio de fo con la velocidad del desplazamiento. Testimonios de pasajeros urmpeos lav vss en en. confirma as aleraciones en. In apeeensin del pase Por eo, la egal del autor al Sahara significa, de ve de los ativos, un proceso de adaptacién en el Ambito de la apy Peal y temporal. Comentan Hardt y Audouin Dubreuil que durante epsiner viaje a través del Sahara pudieron comprobar que el ritmo acelerado de los auto- Jndviles desconcertaba a los nativos, acostumbrados a calcular las etapas segtin 1 paso del camnello o la marcha del hombre. “La velocidad a que desfilan paisa~ je spe, Para los ingens, al acorase el mp se acuerd ‘durante el siglo XIX, re ve arpa igualimence Tos punts de eerncn en el espci, serpnoccrlos y acaban por perder toda idea de orientacién”."* En Uganda, el cae ar sepa en custo grpos de dos autos, Adon Dubey avs computers se dirigieron « Mombosn via Nairobi, atravesando el monte Salaam, a través del Lago compaeros se dirigieron ' injaro. El segundo grupo se dirigié para Dar ste nvonacan terre cry6 Rodesa del Sur hasta Cape Town El cuaro, capitancado por Hardt, sufrié para legar a Madagascar. Atravesé Nyasaland y as dos Rodesias (Malawi, Zambia, Zimbabwe) por un camino que las autorida- a ee onaaan inpsble Ente Rempel y Bane, se pnetaetcamente no avanze La luv torenealy wn incenio eas aceban ‘con los expedicionarios. = EI to de la contraccién del mundo es un derivado de la accleracisn, rances, del Congo Belg y del Africa austral inglesa, los viajeros se reiinen para nador Olivier se refierea la union de las culturas por el automévil: acaban de tra- a través del inmenso Contnente nego, Ln legada del autordvi porta per >in servicio regular de transportes aéreos, Por or ota parte, antieipael arribo de un servicio eg = Po riley pr el aie, la modernidad cinévon no descansa en su empeto empequefecer el planeta Paralelo al discurso ° cv ce fn de una poca dei a vance teenolipco. Emerge una agudaconcienia de Ia emporaltdad, manifesta eomo desaparcin y nacimiento, Los vijeros recuerdan con nostalgia el final de Ia aventura, nostalgia asocindo a la fatalidad de las transformaciones irreversibles: inflista del progres se recorta un nev elemento: mip. 28. 93, Caullermo Clues: Horas espléndidas y ya pasadas que no olvidaremos nunca pero que no volve= ‘emos a vivir, no slo porque el tiempo no retrocede jam, sino también por ‘que el Continente negro, penetrado por todas partes, es tomado ya por asalto porel Progreso, El misterio africano va a terminar. Nuestros blancos coches no han sido mas que una vanguard; os fees de Bula-Matari no se equivocaban, alereerlos anunciadores de una nueva Era, El Viejo Mundo se ahoga: para con- quistar el espacio, suprime la distancia y el encanto de lo desconocido,!5 No se trata del euestionamiento de la legitimidad del expansionismo colonia sino de la valorizacién de la singularidad del momento histérico, Pese a la acti. tud roméntica en rlacién con la proyeccién de una autenticidad primitiva, la nocidn francesa de ciclizacién dervota la version partcularsta de cultura, Come heraldos de la motorizacin los viajers francesesregistran las diferencias desde una perspectiva evolutiva, compuesta de “supervivencias”culturalesdestinadas ala desaparicién, La idea de la unidad del género humano es la gramatica de la civlizacin, y las particularidades culturales se minimizan ante la llegada de los motores. Estos simbolizan el cardcter universal del progreso. Mientras los inte- grantes de la expedicién pueden justificarel sentido ciemifico dela empresa, la teenologia del transporte implica un sentido normativo. ELatraso de las eolonias es menos espritual que téenico y material, aunque tales divisiones nunca sean {gjss y sa if excapar aI eonvergecia do desert lo narmatv. stamos ante la idea del progreso teenoldgico entendido como destino inexora. ble dela humanidad. ee La conciencia de la temporalidad como disolucién dela particularidad es lo que emparenta, yal mismo tiempo distingue, el discurso de los vijeros del pro. 7230 con el proyecto antropoldgico de registrar los estos moribundos de la eivi- lizacién pre-industrial en diversas regiones del planeta. También es posible detectar, en la expedicién Citroén al interior de Africa, elementos parcieles de quella actitud modema en relacién con el orden cultural que Jatnes Clifford denomina “surrealism etnogréfico” 1° Han existido diferentes manifestaciones de interés de los europeos por ese mundo preindustrial, a menudo conviviendo Jado a lado de modo ambivalente, Por una parte, puede encontrarse en la expe dicin Citroén Ia formacién de colecciones curios, el entusiasmo por la alter dad y hasta cierto grado de relaivismo cultural. Por otra parte, se refuerza el interés pore contol colonial de Ia diferencia aftcana, la composi de as jerarquias, el sistema clasifeatori, la homogeneizaciin por la tecnologia prestgio de los objets téeicos. Mientras en Pari se exe la aricialided de Jo familiar por medio de méscarasy estatuas africanas, las auto-orugastransiten por la “ruta negra” para anunciar el advenimiento de In modemnidad en el desierto. Antes que los objetos mecdnicos transformen para siempre las culturas locales, se impone coleccionar las expresiones postreras del primitivismno, 3 fbi, p 364 6 ase Jes Clifrd, 4 experiéncia enor antrpologia erat no wet Patricia Farias, Rio de Janeiro, UPR), 1998, se ‘polgia ae 4 ‘La vida cultural de astoavil | caréeter pionero de la aventura garantiza su originalidad y cualquier viaje ee derment ne exe dea epeents nga Eola presen ya del automévil en el desierto la que para los viajeros europeos divide la his- ‘ria del continente africano en un antes y un después. Como la bota norteame- Seana en la luna, las ruedas de caucho en la arena ealeinante del desierto ‘narcan el inicio de la moderna historia colonial. Ningiin episodio posterior podré alterar este momento considerado inaugural. El automovilen el desierto Fimplemente expresa de modo espectacular la serie de modificaciones planeta as, Aunque aparecen de repente, y répidamente desaparecen, las auto-orugas Gitroén presagian la direccion del futuro. — ‘A inicios de la década de 1930, Citron proyecté una aventura avin més audaz la Groisére Noire: la expedicién Asia Central, conocida como la “Crosiére ‘Jaune” (Crucero Amarillo). Otra vez estaba dirigida por Georges-Marie Hardt. Un ato de vii, 5.00 forograis, 70.000 metro de fi, dbujos, documentos cexnolégicos, especies minerales, objetos de arte y arqueologia, una coleccién inu- stat de foray fauna. Aunque Hardt moriia de nesmonia en Chine, en una cama de hotel de Shangai, otras expediciones continuaron recorriendo el mundo ‘con motores Citroén, las Momtafias Rocosas en Canada y la Antartida, en la que prometia ser la Hegada del primer vehiculo a motor al Polo Sur. Son expedicio- hes que confirman que las rutas de la globalizacién prosiguen estriando el ‘mundo con ruedas de eaucho y motores cada vez mas potentes. Fueron sintomaticamente extranjeros, en especial franceses, los que llevaron ‘cabo algunas de las primeras travestas terrestres en América del Sur. En 1908 desembareé en Rio de Janeiro el conde Lesdain. Piloto experimentado, con aven- turas automovilisticas en Angelia, Marruecos y China, Ileg6 acompatiado de su famoso Brasier, con motor de gasolina y 16 CV de fuerza, Frente a la pregunta acerca del motivo de su viaje, responde apenas que és un turista atraido por las ‘maravillas de Rio de Janeiro, Pronto, el conde anuncia que subiré en automévil cl cerro del Corcovado, Nadie le cree, ya que no existe camino (ni siquiera exis- tia entonces la estatua del Cristo Redentor, que data de 1981). De acuerdo con ‘Vergniaud Gongalves, el conde dio una prueba de su pericia y esealé tranquila- ‘mente el cerro, rodando sobre el pequefi riel del Corcovado.” En un momento, sin embargo, el Brasier se salié de las rieles del tranvia y casi cae en el abismo, Fue el tinico incidente serio de esta inusual subida en automévil al cerro del Corcovado. ‘La fama del conde Lesdain estaba garantizada, Pero la subida del Corcovado ¢s insignificant si se compara con su préxima aventura automovilistica: el tra- yeeto Rio de Janeiro-Sen Pablo. Es un viaje comin hoy en dia, de unas cinco horas por autopistas, el que Lesdain y sus compafieros cubrirfan en 26 dias. Y no sélo demoran casi un mes para legar a San Pablo. Se pierden por el camino, atra- vies campos inundados, casi se desploman en wn prespiio, improvisnn un fo puente de madera que se deshace apenas lo cruza el Brasier, tienen pro- Elna como abstecinicuto de gasoin yrecoren 28 kilémetros por los eles 1 Verguiaud C. Gongalves op. et, p. 41 95, Guillermo Ginest del wen. Ba realidad, quien salva al desorentade feaneés eel hacendado ye polite de ares, Lz Barbosa da Siva quien dese el manips Bare Pirai decide acompafiarlo indicarle el camino a San Pablo. . Cuando Lesdain Finalmente Hege a su meta; es revbido como un hétoe por ‘multitud, Es un ejemplo tipico de la modernidad cinética: sus representantes son tclamades alas y Ta legads, El Jornal do Brasil informa t 6 de tance TOO line rants en tion Secon ners es el eons oe sileiio”. Por su parte el Correo Paulistano, el 12 de abril, se refiere a la proeza de a fuerza de voluntad y del idealismo: EI viaje emprendido por el temeraro chaufeur fue ura empresa Hena de peg inde questa evan cela dito al ona yalnger severancia dl St. Conde, ademas dl amor que el eforad sportmon le dele amino Rene rei esa dao du fre le vluntad y une obmtinacin fuera def comin ara haber conseguio ce verdad ordre qu qt gad on nisi dl atom Un personaje pintoresco fue el ingeniero francés Roger Courteville. EI 12 de sep- sembre de 1986 Couevie an con su epi yun saree Sa terrestre Rio de Janciro-La Paz-Lima. No exstian caminos, al punto que el obj. tivo de la expedicin conssta en el razado de un mapa: la ruta de una futtra carretera que uniria el Auéntico con el Pacific. Bran 14.000 kildmetosy el pro yecto de enlazar por via terestre tres paises y tes capitales nunca antes unio La expedicién no contaba con el apoyo oficial del gobierno francés. Las respues- tas de los representantes oficiales del gobierno eran siempre las misma el viaje transnavional en automévi rainealizable en la época, imposible Para levatlo cabo, el ingeniero francés ape ala ayuda de amigos, comercianes, industrials « insttuciones privadas, como el Automdvil Club del Brasil. Durante un aio se dedie6 a organizar todos los detalles. Las peripecias de dicha expedicidn estan narradas en su libro La premiére traverse de UAmeérigue du sud en automobile de Ri de ania ia Pas et Lina, publica en Psisen 1980, " Courteville queria que el coche fuese de fabricacidn francesa. Eligié un Renault desis tuedasy Io llené de sbjtes. Un aparsto cinemaogrties ¢ 10.000 metros de pelicula, un mapa de treinta y dos metros de largo por uno de ancho, sobre el cual habia indicado su probable itinerario; varias eartas destin das alas autoridades de las eapitales que debian vistaren el curso del viaje un ee eee tudes; brjulas, altimetros, erondmettos, viveres para tres semanas, 300 ltr de soln, 30 de cet, dos “Técaémit™ armas manicionesy material de cam- amen. Fl resultado era un coujunte heterogéneo de seres humanos y objetos au daba la sesaién de wn earonato de satinbanet montado sabre fe 1 Giado en ii, p. $8. 96 Vv {La vida cura del aucomév El pequefio grupo partié de Rio de Janeiro por la mafiana, frente al edificio del ‘Autombvil Club del Brasil, Petropolis, edificada a 1.300 metros de altitud sobre J vertiente montatiosa que da frente al Paranahyba, era el punto de legada de la vaunera etapa (viaje que actualmente leva una hora), Debian llegar a San Pablo ie dias después. El “raid” casi termina en el fondo de un precipicio de unos freinta metros de profundidad, porque se aventuraron por caminos totalmente fnadecuados al transito motorizado. A partir de Barra Mansa corrieron sobre puena carretera a un promedio de 55 kilémetros por hora, apreciando el contras~ te entre la naturaleza tropical, a exuberante vegetacién del Estado de Rio y la europeizacién del campo de San Pablo, donde cada metro cuadrado de terreno tstaba euidadosamente eultivado. ‘Los comentarios referentes a las ciudades son informativos pero de escaso interés. De San Pablo se afirma que es una ciudad cosmopolita por excelencia y aque los paulistas son personas de una actividad extraordinaria, por lo general poco expansivos y dominados por una sola preocupacion el precio del café. Poco xe nos dice de La Paz o de Lima. Arequipa presenta un caso curioso. En eada fesquina se encuentra una iglesia o la tienda de un comerciante alemén y en cier- tas épocas, de acuerdo con el viajero francés, el voledn electriza el aire y Jas per- sonas sufren la influencia del fenémeno, que se traduce en un perpetuo mal humor, siendo muy corriente que dos amigos entrafiables se pasen quince dias 0 nds sin dirigirse la palabra. Particularmente interesantes son las descripciones de los pequeiios pueblos, como San José de Chiquitos, fundado por una misién de sacerdotes jesuitas en 1748. En todo caso, constituye una fuente de informa- cién valiosa en una época desprovista de la abundancia de imagenes ¢ informa- cién que caracteriza a la moderna industria del turismo. ‘La muchedumbre es un elemento que se repite en cada partida de los viajeros y que pone de manifiesto una gran curiosidad por observar al extranjero y su ‘maquina rodante. La vida mon6tona en las periferias es alterada fugazmente por clevento del arribo del automévil. En Puerto Suarez, acude el pueblo en masa a presenciar la partida, En Santa Cruz de la Sierra, al percibir el ruido del motor, todos se lanzan a Ia calle y la muchedumbre acompaia el auto hasta la plaza central. Pero en San José de Chiquitos, donde ningin automévil habia rodado ‘ain, los pioneros son confundidos con revolucionarios brasilefios que venian a ‘apoderarse de la ciudad y recibidos con desconfianza. La prensa es la responsa- ble de que en la fase final de la expedicién ya se reconozca a los viajeros. Hasta Jos gendarmes se enteran de que por las carreteras del Peri circula un automé- vil de seis ruedas, La narracién ciertamente no se destaca por su sentido del humor, Pero algu- nos episodios cémicos aparecen intercalados en los diversos capitulos y le con- fieren un sabor particular al texto. Como la historia del yanqui, propietario de un almacén de aceite, que ofrece algunos litros y luego, haciendo valer su regalo, ‘transforma el coche en tna policroma cartelera ambulante, en a que cada pala- bra estaba destinada a dar a conocer los indios las ventajas econémicas de sus productos. ,Qué decir del doctor Morbeck, prefecto de Santa Rita y jefe absoluto de 20,000 buscadores de oro y diamantes? Courteville se lo imaginaba, a partir 97 Guillermo Giveet de las historias que le habian contado, como un hombre temible. AL punto que antes de visitarlo comprueba si su revélver estaba cargado. (Qué decepeidn la del francés cuando esta en presencia de este potentado del Matto Grosso! Un hom- bre bajito, de trato agradabilfsimo, atento y con aspecto de rector de univers dad. Vivia en una casa ristica, por completo desprovista de comodidades, Otras anécdotas revelan una serie de detalles sobre la circulacin de seres humanos, objetos, expectativas y creencias en el interior de Brasil. El extranjero pretende filmar una aldea de indios bororos, Cuando llega a la aldea, stibita- te desaparecen todos los indios y de la cabaia central surge una vor que srita en mal portugués: “Si no dar diez mil reis, blanco no vera bororos”. Vale la pena imaginar al francés, que toma a los indios como objeto de registro para el europeo, siendo intimado a pagar para filmar el “exotismo” de los bororos. Se demanda el pago para filmar a la tribu, asf como en la actualidad la visita en jeeps a las favelas de Rio de Janeiro se ha tranformado en un entretenimiento organizado por las agencias de viajes. En el caso de Courteville, el “blanco” se 88 a pagar. Aptesta a la curiosidad de los nativos y coloca st aparato de fil- macién de tal modo que incite a los indios a sacar la eabeza de sus escondites para verlo. Poco & poco, los bororos se aproximan para inspeccionar el aparato, Gourteville invita a uno de ellos a mirar a través del lente, describiendo al mismo tiempo en alta vor el maravilloso especticulo visual. Diez minutos después, la ‘wibu entera se disputaba el honor de ser admitida a contemplar aquellas visio- nes incomparables. Actuando como los charlatanes de las ferias pueblerinas, en el poco espacio de tiempo que restaba de claridad, el “blanco” consigue ciento veinte metros de cinta Unencuentro diferente, pero asimismo rico en implicaciones, es el supuesto did logo que Courteville mantiene con el coronel Faweett, en medio del Matto Grosso, El coronel inglés P. H, Fawcett habia legado a Rio de Janeiro en 1920, mientras preparaba una rigurosa y alucinada expedicién en busca de la Ciudad de los Césares, La Primera Guerra Mundial habia convencido a muchas de la decaden: ia de Europa. En el caso de Fawcett, se sumaba la conviccién sobre la existencia de una magnifica ciudad oculta en la selva, restos de una civilizacién antigua entrevista por el bandeirante Raposo en el siglo xvi De nada sirven los mapas: Fawcett se pierde en las selvas del norte del Brasil, siendo acosado por garrapa tas, mosquitos, moscas, enjambres de abejas y lluvias constantes. Uno de los rasgos sorprendentes de la expedicién Faweett es que el miniiscu- lo grupo viajaba a pie. Por la misma época, el ingeniero francés Courteville pre tendia unir regiones distantes por medio del automévil. Lo curioso es que ambos Viajeros se cruzan a unos 150 kildmetros de Cuiabé, “dans cette immense solitu- de, perdu si loin du monde habité”, Sea verdadera o inventada la historia de Courteville tenemos en este encuentro una representacién metonimica del triun- fo del vinje mecénico. Fawcett, de cabellos grises, barba indefinible y ojos mor- tecinos, haba reminciado a los cuidados de su toilete. Estaba vestido de calzo- nes, una camisa color caqui y un sombrero de alas anchas, Lo devoraban los mosquitos y eso no parecia importarle, de hecho, sus pantorrillas eran el punto de aterrizaje de mosquitos de toda especie, Courteville envia alli al meedinico en La vida cularal del auton Imagenes de a primera travesarealiad en automévilen América del Sur Rio de Janero-Lima, 1926. Las imigenesestn toads del ibro qu se eali a propésito ‘ela tavesia,y qe snestran “curiosidades” como que "en dircsién {8 Cuiabi low inde ve interesun en la mevdnien™ M. Roger Coirteile La promiére traveraée de VAmerique du sud, de io de Janeiro a La Pas st Lima, Pais, Plo, 1980, Culler Giveci Le vida cultural dl atoms seus para el motor del automévil. Esto indica que la situacién ) zu aislado perfecto de las bobinas de alta tensi6n. Ast fue posible a b ibn de quic. tla se aseguraba el aislado pe nes cruzaban el terrtorio brasiefioen un vehiculo en estado deplorable estake lejos de ser idiica En todo caso, en la época en quel avién surca el espacio aéreo, el automévit Atraviesa terrtorios y juntos anuncian la gran transformacién. La ruta trane continental s el gran sueito de estos emisarios del progreso. Si, por un lado, Ig ‘modemnizacién es percibida como fatalidad, por otro, solamente es posible con cretizarla por medio de la tecnologia. No se trata de hombres perdidos en la selva ‘en busea de objetivos miticos, sino de individuos que diagraman los territorios y aproximan naciones. El automévil contribuye al descubrimiento de la naturaleza y el reconoei- ‘micnto de laartifcialidad de la cultura europea. Hay siempre rasgos del vajero roméntico en estos primeros personajes motorizados que atraviesan regiones desconocidas. El hombre se hace pecuerio, la naturaleza gigante, Curiosamente, el automévil sive para aproximar el individuo de la naturaleza, no pata distan, ciarlo de ella, Lo mecénico tiende a desaparecer como tn punto insignificante en este escenario natural, nunca antes alterado por la intervencién humana, Es el encanto de lo printitivo y de lo intocado que se expresa en la visin de la varie- dad de los pajaros, del tamatio de los arboles, de los helechos enormes y las flo. as que se extienden hasta las orillas del rio, El resultado es un pro- fundo sentimiento de soledad y de silencio. Una especie de calma infinita se desprende de Ia naturaleza espléndida, en contraste con la imagen febril del industrialismo y de las complicaciones de la vida urbana. Naturaleza contra cul- tura; silencio contra ruido; calma inefable contra movimiento; paisaje edénico contra cemento armado; simplicidad contra eomplejidad. Y sin embargo, la pre sencia del automévil en la selva indica el cambio de percepcién en relacién con Ja naturaleza. La naturaleza se contrapone a la cultura y funciona como un simbolo de hos- tilidad ante la embestida del progreso. Es la propia utopia cinética la que esté en riesgo, Por eso adquiere importancia la figura del automévil que debe triunfar ante los obstdculos del camino. El avance del vehiculo motorizado esta siempre en peligro de fracasar, sea por la falta de carreteras, por troncos de arboles ocul- tos entre las hierbas, por grietas del suelo, por animales carniceros, bosques, montafias 0 rios desbordados. A orillas del rio Tunas, los viajeros tienen que hallar un sistema de proteccién para el motor, que permita que siga funcionan. do debajo del agua. Para proseguir, resulta indispensable metamorfosearse en un inventor improvisado, Y las soluciones munca pueden disponer de un laboratorio adecuado para la experimentacién, ni del material ideal para el arreglo. Asimismo, resulta obligatorio aproximarse a la necesidad desde la simplicidad La solucién para el cruce del rio Tunasse presenta, en consecuencia, de un modo sencillo (aunque el lenguaje parezca sumamente complejo al no iniciado en mecé nica). Se cort6 una camara de aire de modo que formase un tubo; uno de las extre- ‘mos envolvié el carburador y el otro lo ataron a la capota, como un periscopio, evitando la inundacisn de la parte sensible del motor. Con un poco de gutapercha ‘envolvieron las bujias e hilos conductores, mientras con un mold exterior de arci- 100 reorient de agua de casi dos metros de profundidad . Tlegar alas margenes del Rio Grande pareciaqueel raid leguba al fin. Le aaa paso una corrente de barro iquido de dos klémetros de ach ys co ccs del Redano, Fue necesario movilizar una eeintena de nadadores fuer ear el vehiculo, Pero las dos balsas construidas al efecto se hundieron para Hipeso del sutomevil. No quedaba otra solucin que desmontar elmo car finalmaent lo lograron ye veculo fue rearmado del or ad de es ms obsti man las no menos temibles dficul sribles obstaculos de la naturaleza, ss edie: sts chases rove pn een fs pred jeccargar la bateria y se guian con la ayuda de una linterna de mano. detenersey desmontar In red, para rpara I aera, Sin dade per iment del vi ewan coche ren brulee con utd ce mar jogolpeandel yung. Elegie etaba partido, con una rae Siren eee gare {Guibas letra Tes Las eps nde eis dear a pie, Cuno se ean mets, pareceron en el horizon cnc eone- Seared. ropletas de coldadon armades. Eran los inesperados salva La ioneas estaban en un estado deplorable y foneionaban por mile Chale problem lores for olas a potas, Us casos golpes Sisto caj debby cones vob fone: sl coe Jhnagen de la durabilidad y eonfiabilidad del Ford, an opuesta ala sofisticacié Courteville que, para ces con is mds engen abi ge el ero para poder arteglarlas, En cambio, el Ford no posi fre chats Tonal elantero cra una rama atada con alambrey canis del teniente via de embrague ; cam. bio. Eleoche tenfa una garanta vigente. De nada le sivi6. Como tampoco vnun motor en Corumba wo que ir hasta Campo Grande, donde enon Inotor Ford fuera deservco, Deis acoplrel nuevo motor ala caja de eo dades: e matrimonio Renauit-Ford fansond Er ara un antomovil brid, rara mada dun cass francés de es rus con ur motor norteameriano, Fue on ese cnjuntoinconesbible Renal Ford que Roger Courtevil, expose Mara-Enma Seodorty ol meséniza labo Kozent atravesron Bry Bolivia y Por hasta llegar a Lima. Crzaron ios Andes con el auto destonta -n pequeiios trozos que cargaron en treinta y ocho mulas. 2Quién podia imaginar Guest ttae de une epeditn para eae Aes, cm partes de un Sima rigzags, a voces un desfiladero estrecho entre parodes a pico, otras veces el shies pes Slo rosy pers, na de her, jaa ue dar than deade la siete dela mafiana hasta las seis del tarde. C anda gan a Chorrillos, un arrabal de Lima, después de once meses de viaje, travesti 101 elembajador del Brasil y un coche de la embajada brasileia, levando como cor. tejo una caravana de autos oficiales que los acompaiia hasta Lima Bl automévil estaba hecho trizas: su toldo destrozado, sus cortinllas pareeian banderines deshilachados, su color era indefinible,faltaba el tubo de escape y et gas se ia directamente desde el bloque de los cilindros. Tenia una bela fundida, las valvulas engrasadas por el petréleo y el motor hacia mas ruido que el de un ‘seroplano de 400 caballos. El destino final del Renault-Ford era el Museo de Lima, donde seria exhibido como expresién del potencial del automévil y come simbolo del futuro camino transcontinental. Es el ambiguo triunfo de la moder. nidad cinética, materializada en el automévil hibrido, deshecho, repleto de flo. res y decorado con las insignias de todas las entidades deportivas peruanas, des. tacando sobre el tap6n del radiador Ia insignia del Autom6vil Club de Brasil El automévil en América Latina La historia culrurabdel automévil en América Latina es todavia un capitulo mal estudiado. Alvaro Casal Tatlock suministra algunas informaciones esenciales, Cuenta sobre los pioneros que peligrosamente se arriesgaban con sus autos en regiones inhdspitas. Ya en 1905, el argentino José Piquero se aventura con un Oldsmobile por los Andes, episodio ampliado por John Martin en 1914 a bordo de un Buick. Por esa época circulan revistas de automéviles y se Hevan a cabo ‘Los automviles comenzaron a llegar a América del Sur en niimero significati- ea inicios del siglo xX. Con anterioridad, slo unos pocos earros mecéinicos reco- rieron calles en pésimo estado, lamando la atencién por donde pasaban. Esto ‘courrié en Argentina, donde un Benz. Victoria, importado en 1895, dio lugar a reacciones variadas, incluyendo chistes en que se llamaba al duefio de “Cacero- 1a”. Las importaciones aumentaron en las primeras décadas del siglo. Pero toda via es elara la rivalidad con el carruaje, especialmente el de lujo. En el primer niimero del Album Sud-americano, de octubre de 1902, revista mensual ilustra- da publicada en Buenos Aires, que “circula profusamente en todos los centros Comerciales, Industriales, Financieros, Ganaderos, Agricolas y Sociales de Europa y América”, la Casa Remon, localizada en la Avenida Reptblica 102-134, anuneia Carruajes de Lujo, que habian obtenido el gran diploma de honor y la clasificacién més alta en la Exposicién Nacional de 1898. Esa Fabrica de Carruajes de A. Remon ofrecia a su distinguida clientela nuevos modelos de Coupés y Milords, construidos con las mercaderias recibidas directamente de las DPrincipales fébricas europeas. Estos modernos carruajes, con ruedas de goma, se distinguen por Ia elegancia de sus lineas “de esos pesados y horribles vehiculos de ‘mal gusto, verdaderos coches de pompas finebres, en vez de carruajes de paseo”. 1? Véaoe Alvaro Casal Tatlock, El automéeil en América del Sur. Origenes, Argentina, Brasil, Paraguay: Uruguay, Montevideo, Ediciones dela Bana Orca, 1996 [Lavi cutural del etomsv i rivolidad interimperia- ninggin pais de América Latine fue tan intensa la serinpe nin ee te Fotos Unido uscd desplazara Inglaterra de su supremaci ela en, Ra i Heras estudié esta rivalidad yafirma que en Ja emigracion asa al hacia América del Sur tuvieron importante participacin orsapalenempreses 20 Tanto Ford como principales emprests autometsices norteameicaes ees om mn plantas para armar coches en el pais yestablecieron re ie ateadra indie cabin cals en ls pa . es diarios y publicaciones fe consumo, Por medio de avisos en los principal sions tae fae la propaganda radiofOnica y de los Salones del suromévs Foiens la demantda local de eutomotores. Tdo eto se produj cuando el pais Van no contaba cn una red val aorde con las ncesidades de quienes comen- pana "2 utilizar los servicios del transporte automotor. Este, inicial ee Cansei lon Gmbitos shan en particular la ciudad de Buenos Airey nego fr extendéndose a znas ald. Sin embargo, fines de 1920, el vlumen de aon ehcalactonrealeante de las Favorales tases de ecient Xrgentna lew a qu solamente le superasen Alemania, la Unién Sudafricana y ustralia2! ved ue AsDrrantela déeada de 1920, ene cote de pager nd ut tre etadonnidense ps6 a dinar el mercado Latinoamericano, No sl por ajo precio y durdbilded de sus antovies, sno poraue el gobierno de So an etic fl exterior, Garin Heras sala que esta politica fue organzadn por Herbert Hoover quien la cones como un proyecto conjunto del gobierno y ls empre- serios prvades,Adade, a continnacin, que en Argentina ls compaiasouto- totriesnoramericanas etdaron divers egies comers Jor los requerimentos téonicos de nuevos consumidores potenciales ¥ ara a iS ec nace ar cna. motor argentino. La Ford Motor Company leg a ofrecer servicios mecénicos i los automsoistas qu se dsponian a viajar los principales lugares de ftrismo, aprovecho la radiofoia como medio de propaganda » publicd un tac la libertad y el placer de conducir: ‘una eficiente red comercializa trem ee er ea wy modernizacion urbana en la 2 Rail Garcia Heras, Atomotres nateamaiana, canna» moder “Argontna, 1918-1939, Buenos Aires, Libros de Hipanoaméica, i as: Tanportes, neocon ypc, Ln compat Anglo Argan de Tani 1876-1951, Buenos Aire, Sudamericana, 1994, pp. 55 y 128, Calero Ginost Vaya por la calle o el eamino que le parezea ms interesante. Si un abjeto 0 tun paisaje ama su atencién, deténgase, Sin violencias, si apures, con toda ‘comodidad, con toda tranquilidad. Usted es el dueiio de un Ford, Usted manda? Argentina constituye un ejemplo relevante en América Latina de la intervene ci6n del Estado en la construccién de caminos como expresin de moderniaa, nacional, Durante la déceda de 1930 se llevaria a cabo un amplio progra. tna de desarrollo vil, euyo eje seria el transporte automotor. Anahi Ballent y Adrién Gorelik constatan la preeminencia norteamericana del mercado auto. ‘motor y sefalan que el prestgio de este modo de transporte combinaba argu. ‘mentos variados: entre otros, su modernidad téenica, su novedad empresarial, la posibilidad de desarrollo de empresas locales para el transporte de carga y de abastecimiento, y un argumento politico que lo enfrentaba al ferrocarril come sindnimo del imperialismo briténico.24 La construccién de carreteras estab en auge: en 1932 el pais disponia de unos 2.000 km de caminos de transito carre, tero permanente; diez aiios después, la red nacional disponia de ands de 30.000 km de transito permanente, contribuyendo con ello al desarrollo de la modali- dad del weekend y de los country clubs. Una de las leyendas publicitarias usada por la empresa estatal Yacimientos Petroliferos Fiscales era, justamente: *yPr hhace caminos, VFF hace patria”. Venia acompaiiada por fotografias que ilustran 1a trayectoria contradictoria de la modernidad cinética en lugares apartados, con la presencia de un automévil atravesando un camino recién abierto o la tuguracion de una flamante estacién de servicio en un pueblo pequeiio.2> Aunque el caso argentino adquiere un cariz especifico, pues como sefialan Ballent y Gorelik combina la intervencién del Estado y el modelo econémico de la sustitucidn de importaciones con la idea del territorio como clave de los pro blemas nacionales, el ejemplo nada tiene de excepcional. La construccién de caminos es una tendencia internacional. Lo particular del emprendimiento argentino es su fecha relativamente temprana, un poco anterior a las empresas del New Deal y a los planos de Hitler.” Constituye, en ese sentido, una manifes ‘acién particular de un amplisimo fendmeno de modernizacién territorial apo- yado en la motorizacin y la construccién de caminos, Buenos Aires contaba con dos clubes de automovilismo a inicios de siglo, el Automévil Club Argentino y el Touring Club Argentino, Una de las funciones de los elubes era organizar earreras en caminos de uso piiblico, luego extendidas a carreteras rurales y finalmente a autédromos. De las primeras carreras, de ciu- 2 Citado en Anchi Ballent, “La ‘cruzada por le obra caminera’, Estado, politica y sociedad en la ‘obra pblia de os aioe teinta” Jormadas del Programa de atoria de las relacones entre Farad, Economia y Sociedad on Argentina, Berl Universe Nacional de Quilmes, 2000, p., % Anahi Ballet y Adria GCorelik, “Pais urbano o pais rural: la modernizacién trier y su exi= se on Alsjandro Gattaruz (i), Nueca historia argentina, 7, Buenos Aisen Sudanese 2000. pp. 157-159, 8 fbi p 162. 2 Véase A Balls ‘ruzada por la obra caminera™, op, et 104 Vv rural del autonivil Publicidad de vr en el Bole Informaciones Petroleras, 1884 by, Flamanteegacin dd servicio del Atmévi Club Argeatino en Sautago del Estero, Argutecto Antonio ¥. Nilay, 1938. Fotografia: Manvel Games (Archivo én} 105 Culler Giuost dad a ciudad, pasamos a la penetracién del interior. Rafaela era, en la década de 1920, una desconocida ciudad de la Provincia de Santa Fe. Fue justamente encesa ciudad, donde tres argentinos se juntaron para organizar una copia de las 500 millas de Indianépolis. Las “500 millas de Rafaela” represents desde entonces un prestigioso eircuito para los pilotos argentinos. Si, por un lado, las rutas de la globalizacién implicaron el descubrimiento del interior y la intensi- ficacién del peligro de muerte en los circuitos, por otto, representaron el des. plazamiento de pilotos para el exterior. Ademés de productores de automoviles, Europa y Estados Unidos constitufan una referencia para muchos conductores argentinos. Antes de Juan Manuel Fangio y Froilin Gonzélez, Martin “Macoco” Alzaga Unzué se hizo famoso compitiendo en los circuitos de Monza, Marsella, San Sebastién e Indianépolis, Sin embargo, las vanguardias literarias no se caracterizan en Argentina por las imagenes teenolégicas. Gonzalo Aguilar explica la pobreza tecnolégica de las van uardias argentinas a partir de una descripeién estamental del campo cultural: no habria “dimensién tepnolégica” en el prestigioso saber letrado de Ia élite intelec. tual.*7 Al contrario de la poética acelerada de Oliverio Girondo, en el itinerario de Jorge Luis Borges el automévil aparece del otro lado: “Yo soy un hombre nds 6 ‘menos enlutado que vigja en tramway y que elige calles desmanteladas para pa- sear, pero me parece bien que haya coches y automéviles y una calle Florida eon Vidrieras resplandecientes”® Salvo excepeiones, completa Aguilar, los ejemplos ‘etaféricos dle Borges tienen como referente principal objetos naturales El gran cronista de la Buenos Aires de los afios 1920 y 1930 es Roberto Arlt, en sus “Aguafuertes porteias”. No sélo automéviles, sino también tranviay, émnibus, aeroplanos, teléfonos, entretenimientos populares, la figura del boxea lox, el hombre del quiosco, el que vende la felicidad por un peso, la violinista que Hega tarde a la orquesta, el ajedrecista, los porteiios la costumbre del escarba. dientes, Son muchas las “Aguafuertes” que Arlt dedica al automévil, entre otras “El vendedor de automéviles” (14/9/1928), “EI acompaiiante del que maneja auto particular” (1/12/1928), *E] automovilista incipiente” (30/1/1920), *E] arte de robar automéviles” (22/5/1929), “Disquisiciones automovilisticas” (10/9/1929), “Capacidad del automévil familiar” (29/7/1930), “Tipos y subti- pos del mundo automovilista” (9/12/1930), “Automovilistas desconfiados” (24/2/1931), “El cementerio de los automéviles” (20/6/1933) y “Sin ruido de automéviles” (2/2/1940), 2Qué hacer con el desordenado montén de piezas herrumbradas, neuméticos 1sados y piezas desgastadas? Como los cuerpos inerte, se convierten en un pros dlema que desconcierta. Habra que excluir tales objetos inservibles de la circu acién del consumo; esconderlos en lugares oscures, enterrarlos, destruirlos, tacerlos desaparecer en recintos cerrados. Se elimina su presencia volviéndola ” Véase Gonzalo Aguilar, “El uo vanguardsta de la tenologa en Martin Ferro y ls Revista de Itropafagia ea M. A Pereira yE.L. els (ory), Literatura e eatados cultura, Belo Horionte seuldade de Leras-Urwe, 2000, pp, 139-174 * donge Lis Borges, “Otra ver la metforn”, en Boma de los argentina, ww [La vida cubaral del automévil salojando a “materia fuera de ausencia. La sociedad se reorganiza y reordena, desaloj fuera de Tagar” en actos de limpieza, Pero a memudo los objetosy sus partes persveran como sombra. Son la fantasinagoria del capital y del eonsumo tornado seperti tio2? Tales escombros no desaparecen como por arte de magia, sino qu sfieren a reductos més pobres. a vradhety At denomné al peje desolador de piezas inser que enon 6 en un inc de Buenos Aires, “el paraiso dels inventores”. Recoriendo le Calle Rivadavia descubri queen determinada zona abundaban los depésitos de sotores inservibles, yacimientos de piezas de automdviles “sin aptitud para wr ir como repute um ear“r un arsenal seo” pe eee de vir como repuesto ni en un carro”; eo", pues ae tate de uinas totalmente inti, Arlt se pregunta quiénes son Tov que on ese A decipiens bis inser oun aad que pecs negara “Quins om, eto Catt aqele poles carrer, ee roedas fantasy es bis {ems ue ile dan ptadas, Tov cj que de an ovelados son a Bongos) los cigiflesentcos, desentadsyrotandamenteindos« yer secula seculorum?” 3° snventado un apara economia apt no tienen dinero para fabricar su méquina; por el aficios rena ftimas que desea convertir su mala eanoa en tn auto movido por hél snveroste de campo que pretende fabricar iverosiies juego de engransjes; po gente de campo que pretends fabricar Iz eléetrica en su propia ass por econ aficionados qu busca dsminnit Ua sonorida de motor Frente as personas qu pose = a ler engafarse a gusto, esta “el inventor pobre y carisumido, qu veaedo seminal e modo de ere eificante toma el camino del need pols con resignado gesto va a conterplar los restos desahucindos, mente ee ee banca ity renal can ie petaso de hierro que es todo un motor de ocho clindros en 3 . aie ee ox autméviles que aribanen grandes nave al Brasil sean Ce ne eatin Pome or ee Brasil es rdpidamente embarcado de regreso a Francia a causa de un defeto de én. Un motor Daimler inaugura la era brasilefia del automévil. Es cc a ne inn ae Santos Dumont no pags inpuestos, ya que no existe reamente para vehicules automotresy todavia se da el Ijo de potetar ante las autores contra los pozos en las calles. El auto ni siquiera tiene chapa de identificacidn. La chap P 1 Vite Kevin Het, “Send Handed: Consumption, Digs and Abe Preece Sar. bas Tome Agfa, Buenos Aes, Loe, 1998 p.251 (El pari delos tera” BAP me Guallermo Givest 108 Sealand nec el Aviom Cha Apmis in 98 ‘rj Ann. n, 1298 Foglia “Manuel Gomez (Archivo Gomez} foewl {La vide cultural del automévl inaugural data de 1903, cuando perteneeta al propietario del vehiculo y nor- iMtlmente no se tansferia con la venta del automvil,raz6n que explica la valo- avion de los niimeros bajos. El industrial Francisco Matarazzo era el afortw nado propietario de la chapa niimero 1, que el Dr. Walter Seng pretendia Comprar El poder simbslico del mimero hacia que algunos duetios esperasen sneses para conseguir un niimero llamativo, como el 2222 0 el 8898. La placa vpacional, con numeracién seguida, en un modelo tinico para todas las ciudades, se impone en Brasil en 1936. El automévil se difunde por el pais: circulan vehiculos automotores en Rio de Janeiro, Petrdpolis, Porto Alegre, Salvador. A Recife llega el primer automévil en +1903, un Renault de dos plazas con pelanca de marcha por el lado de afuera. Ya en la primera década del siglo se estableven en Rio de Janeiro y en San Pablo negocios de carroceros y surge el taxi. Aparecen los primeros conductores habi- Titados por comisién examinadora oficial, los automviles de carga y los auto moviles-anunciadores. Se fundan el Automévil Club de San Pablo y el Automovil Club de Brasil, inspirado en el Automévil Club de Francia. Los esta- ‘tutos del club paulista especifican los objetivos: “lograr que los poderes piblicos Conserven las rutas antiguas y construyan nuevas autopistas; hacerse cargo de los servicios de conservacidn de las rutas por intermedio de una comisién téeni- ca 0 de un profesional de su confianza; obtener mayores faclidades para la entrada en el Brasil de automéviles y repuestos, siempre que no haya equivalen- tes de fabricacion nacional; proteger cualquier industria de automéviles y repuestos; organizar concursos, carreras y eualquier tipo de certamen que esti- mule el desarrollo del automovilismmo” ® Desde su fundacidn, los clubes estimularon, de modo irregular, concursos y carreras de automéviles y motocicletas. Muchas veces utilizando la comparacion ‘con Europa, como aparece en el artuncio del Estado de Sao Paulo el 26 de julio de 1908, en ocasién de la primera carrera de automéviles en América del Sur: Hoy, el nombre de San Pablo sera levado a los puntos mas lejanos del Universo, poniendo ast el nombre del mas importante Estado del Brasil junto las prinei~ pales ciudades europeas en las cuales casi exclusivamente se han hecho carreras Ge automéviles”. De un modo general, de forma mas lenta o acelerada, tales modificaciones urbanas se operan en todas las capitales y ciudades importantes dle América Latina. En diversos paises el lema es semejante: “Gobernar es abrir ‘Un ejemplo fascinante de la circulacin de ls abjetos lo constituye la Hegada de cuatro Protos alemanes al Brasil. En 1908, en ocasién de la Exposicién Nacional en Rio de Janeiro, por entonces ciudad capital, se esperaban once mil expositores y un millén de visitantes. El Baro de Rio Branco, en la época Ministro de Relaciones Exteriores, es el encargado de recibir a las autoridades internacionales y decide complementar la flota de automéviles con cuatro Protos, modelos Landaulet. Uno, para la Presidencia de la Repiblica, con una sirena igual ala de los emperadores alemanes, otro para el Ministerio de Guerra; © Gitado en Vergniaul ©. Gonsalves op. et p14 109 209 Guillermo Giver v La vida cultural del automévl dos para el Ministerio de Relaciones Exteriors, El eGneul de Brasil en Bertin seen las negociaciones con el fabricante alemén. No era para menos, pues sofa Protos costaba cerca de 24 mil marcos, equivalentes hoy a medio millon de alares. Es posible que haya exageracién en esta eifra, pero lo cierto es que la Casa Rothschild prest el dinero para que el Banco do Brasil cerrase el negocio El Protos era un auto recientemente famoso. La pequefia fabrica alemana habia sleanzado su proyeccién internacional con el triunfo en la carrera Nueva York:Paris de 1908. jLa vuelta al mundo! Seis competidores -Protos, Thomas- Flyer, Ziist, De Dion-Bouton, Sizaire-Naudin, Motobloc- y 21.000 kilémetros Ineluyendo el hielo del Polo Norte. Hubo que alterar la ruta por Ta nieve. Bl Protos legs primero a Paris, 165 dias después de la partida de Nueva York. Sin ‘unbargo,¢1 titulo de campeén Ie correspondié al Thomas-Flyer, quien aleanzé In meta cuatro dias después, tras atravesar partes de Alaska y de Japén evitadas por el Protos. Fue entonces cuando la Siemens-Schuckert Werke compré el con- eel accionario de la Protos y pasé a fabricar autos a gasolina con el nombre de Ta marca triunfadora. Un modelo popular y otro sofisticado, pero aii sin arran- gue eléetrico. Todavia funcionaba a manivela. Fue obviamente este automévil “Uisticado -cl preferido de la familia imperial alemane- el que arribé a Brasil Era un modelo 17/35 PS, con motor a gasolina, cuatro cilindros en linea, con dos vlvulas laterales por cilindro, que costaba una barbaridad, pesaba 1.550 kilos, eae postilitando una velocidad maxima de 80 kilémetros por hora. Posea, también tot dlr Cpl, eh tm earburador Claudel, de ignicién por magneto Bosch, ruedas con rayos mba fotografias han sido comadas ‘madera y neumaticos con cémara Michelin de Buna irs de Hori opp “Luego de las conmemoraciones, uno de estos sofisticados Protos pasé a ser de alec, Ws, 1996, uso exelusivo del Bario de Rio Branco. Fl auto era bien conocido del piiblico Cariova a comienzos de siglo, Desfilaba diariamente por la Avenida Centra, nientras los sabados estacionaba aristocraticamente en la Estacién Leopoldina, donde el Bardo de Rio Branco tomaba el tren para Petropolis. El Bardo de Rio Branco utili el Protos hasta su muerte en 1912. Cuando, pocos ai fue venslido para el Comando de la Brigada Policial de la Capital Federal, ya no cra tan Iujoso. Pas6 a usarlo el comandante Olympio Agobar de Oliveira para solemnidades oficiales y en el trayecto diario de su residencia al comando, Disponia de chauffer, mecénico, lavador y dos centinelas. Pero cuando Agobar salié del Comando, en 1918, el Protos sirvi6 para entregar comida en los cuarte- les. Fue desactivado en 1924, considerado un objeto inservible. Era una autén- tica ruina, menos de dos décadas después de su costosa fabricacién, Lo soliit6 entonces el Museo Histérico Nacional para su acervo, si bien s6lo a fines de los aiios 1980 comenz6 la restauracién, que lev6 diez afios. Hoy est expuesto en tuna pequefia sala del Museo, seforial y lstroso como nunea. Por otra parte, el “itisno Protos salié de la fabrica alemana en julio de 1927, adornado con flores yun cartel que decia “Finis”. ‘La erénica manifest6 una particular sensibilidad hacia el tema de la transfor macién urbana. Cuando en 1911 se publica Vida vertiginosa, Joao do Rio desta- ‘a en el prefacio la importancia del andisis de la época contemporénea. A Joi do Rio le inquieta lo coctineo, Su escritura est marcada por la conciencia de la sin- Guillermo Giuect gularidad del momento hstérico y de las modificaciones en los usos, costurmbres ¢ ideas, El enfoque baudeairiano se hace presente en la urbe tropical, fijando con l registro dela actualidad los cambios materiales y espirituales de le cided “Mera do Automovel” retrata, al tiempo que proyecta, tales alteraciones en la sensibilidad de la época. Sibitamente se ha impuesto la era del aut thlogos hasta entonces inconcebibes, negocios rapids, chauffeurs y miquines Todo do Rio examina, entre otros, el tema de la subordinacién de la naturcless 4 |a técnica. Se refiere en particular a la “desaparicin” de la naturaleza Gracias al automévil el paisaje muri: el paisae, los drbols, las cascades, Jas pares bellas de ls naturleza. Pasamnos como un ray, eon los anteojos ‘mpaiiados por el pols. No vemos los érboles. Son los érboes loa que nos imiran con envidia, Asiel Automévil terminé con aquella modesta felicidad iuestra de aplaudir los pedazos de selva y mostrar al extranjero la naturale- 22. No tenemos mis a naturalez, el Corcovado, el Pan de Aviat, los grane des axboles, porque ya a0 os vemos. La naturaleza se retira humillade, En compensacién tenemos palacio, altos palaciosnacidos del humo de la gaso- lina de los primeros automéviles y la fiebre de lo grande nos devors 33 El automévil demanda la co mstruccién de avenidas y in entre les transetintes, pero asesina el dad. Mata también hombres y mujeres, empleadas y nit efectos perversos de la movilidad aparece como un te importancia. Si bien el progreso es incuestionable, ‘en necesidad, De ahi la obligacién de registrar los La Primera Guerra Mundial alteré la relacién Los altos precios y la dificultad de obtener mi durante la. guerra consolidaron el mercado de mericanos, més baratos, resstentes y cencillos, nidad y en 1919 establecis una planta de arn clmodelo'T-Pocos alos después, es la General Motors la que abre una planta de armado en Sao Caetano do Sul, con capacidad para producir 25 vehiculos dia, ‘ios. Durante la década de 1920, aumenta considerablemente la importacién de automéviles en l Brasil, Mégando al nimero de 53.928 autos importados en el ‘$0 1929, para luego disminuir drasticamente a causa del quiebre de la Bolea de Valores de Nueva York y la revolucidn en el Brasil. Durante esa misma década se leva a caentre las ciudades de depésitos de servicio, Paisaje con su veloci- ios. Este aspecto de los ‘ma subterrineo de vital no debe ser metamorfoseado destrozos de la eivilizacién comercial con el Viejo Mundo. terial de los paises europeos la importacién de autos nortea- Henry Ford no perdi la oportu- mado en San Pablo, popularizando Genera admira cabo la primera caravana automovilisti- Sun Pablo y Rio de Janeiro, patrocinada por la Associago ny liderada por el pionero del automovilismo braslen, fa que coordiinar una gran cantidad de funciones: la velo EErupo, los contactos (para lo cual se implements un sste. ima de sefiales basado en banderas de colores y movimientos de lucs), l suple. le y lubricante, de agua y comida, de palas, azadas, picos, 5 Paulo Barreto (loo do Ro), Fda rertiginosa, Rio de laser, Carnie, 911, 112 ‘La vida cultural det automovt 1, de cuerdas, cables de acero y neuméti- sath istruccién de ear a ep » je desafios y de proyectos de con: de os, Es la etapa de la superacion de de redes viales : 7 Si gobernar era abrir caminos, la base oy dea ander tre Fae ependa del ansporte modern en todo el estoro, Soesa far isin? {memos el rig El ign del movinieto I ender otoriacién encuentran st justfcaion en Taide de que el automéul api recor ene ls aes inotes, En un Hupmobile elle cabo ela San Pablo Buenos Aes. Eran cto integranes: Francisco Davison, wa par fro, un operador cinemacgréfico y un Span, ate fueron 0 refines de San Pablo yaa ead Buss Ae emp de om Fenny de sombrero, Lav excusionistas atravesron os extados brass de See Ritlo, Parand, Santa ata 1 Me Cro cdo Sl nando erro eatin Uap Sgon por ete Cr, Carr Cs Ghar. rarani, Santa Fe y Rosario hasta . cea are i arta coufirmando la funcin educative del rai: argentino regis el evento, del progreso y de la grandeza futura in de antes han ord as na distant ter Davin yw somite an rity su ni de ‘proxi 3.00 ime de ine tun) He aa me: darin comer dips egies dsonnc eae woblacién portefia, y no nos referi- ote de net cline epee erry ee tno precsaente ns ol 6 las imagenes tecnols cesia de vanguardia aprovech las imagenes exnols- ean ede tyejes enlace de ennai “ae ees ee laro hacia el lado de Loreto pa nos sigue co cea goo bay si eae us ve la Paulista ecorta/ Corona recog y desparrama s) Ca tone Qu were Fara ne i eta Si den d pcm fod Rey a ate we note a Osvald dr Andrade sonia Cale ane ya erty’ Ensu poedea ve encvetran,sn embargo var fo ceriade ne ‘a los automéviles “Forde” Io seiado noteaneieanoy poesia mae de ip nds SevAndadewbuja a figured Ford i ioe acuta bre, emstcsq as vanguardias europeas que de lac erie caraeriiea del fords, 113. Cuillemo Ginest En el poema “Louvagao da tarde”, Mario de Andrade desarroll6 plenamente imaginacién poética que se apoya en la figura del automévil: ‘Tarde inconmensurable, tarde vasta, Hija de Sol ya viejo, hija enferma De quien desprecia las normas de la Eugenesia, Tarde vacia, de un rosa pilido, ‘Tarde tardona y sobre todo tarde Tnmévil. cas inmévil es agradable Com el papagayo rubio del vientito Posado en mi mano, por las islotas De tus perfumes perderme, rodando Sobre a deshabitada rua Sélo ti me desagregas tarde vasta, De mi trabajo. Sigo libre, Desmemoriado de la vid, lentamente, Con el pie olvidado del acelerador. Y la maquinita me conduce, perdido De ii, por entre cafetales coronados, Mientras mi mirada maquinalmente ‘Traduce la lengua norteamericana De los rastros de los newmiticos en el polvo. Eldulereprar dl ford se une ‘los gritos puntiagudos de las aves, Aplacando mi sangre y mi aliento, on mmurmullos severos, repetidos, Que me organizan todo el ser vibrante Zon un método sano, Sélo en el exitio. 2e tu silencio, los ritmos maquinales Siento, metodizando, regulando Mf cuerpo. ¥ tal vez mi pensamiento [..]°° lengua norteamericana se entrevera con las poéticas europeas y la tradicin ional, En la figura del Ford se conjugan diferentes vertintes de In exprien. sensorial y afectiva modernas: la tecnologia norteamericana, la postica ingle- le tipo reflexivo, el paisaje brasilefio del cafetal, la historia la literatura de acién, el amor imposible por Maria. \mtonio Candido dedieé un cuidadoso estudio a “Louvagio da tarde”. En su culo informa que el poema fue eserito en octubre de 1925, corregido aiios >ués y publicado en 1930, como peniiltima composicién de la serie “Tempo aria”, en el libro Remate de males. Este libro ocupa, segiin Candido, una cidn central en la obra de Mério de Andrade, pues representa el pasaje de la irio de Andrade, “Louvago de tarde", en Remate de males, Poesiascompetas, Blo Horizont, i 1987, " La vida culural del tome poesia mas exterior de los primeros tiempos de la lucha modernista a la poesia nds interior de la cltima etapa.3" De hecho, en carta a Manuel Bandeira, Mario ide Andrade le comunica que pretende construir un poema que no se pueda leer nel tranvia y que no necesite ser recitado (12/12/25). Pocos dias después le res- ponde Manuel Bandeira, confirmando que el poema produce exactamente la {mpresién de ardor interior y de pureza que encanta, La técnica y el ritmo serian nuevos: ni medida ni verso libre (16/12/25). Escrito en decasilabo blanco, “Louvagiio da tarde” no remonta, de acuerdo con Candido, a los poemas ingle- ses de tipo reflexivo, con referencia a la naturaleza, sino a las meditaciones en verso blanco de la literatura prerromantica y romantica del Brasil. Pero en esa poesia de Mério de Andrade interviene un rasgo diferencial: el automévil. Un Ford de los avios 1920, rodando por la carretera, al atardecer. Si recordamos el antomévil del futurista Marinetti, podemos observar claramente el contraste. En Jugar de la ruprura, la tradicién moderna. Nada del ruido de las vanguardias, de Ja velocidad peligrosa o del dinamismo urbano. Por el contrario, un paseo entre Jos caferales, al atardecer, donde el elemento cinematogréfico del movimiento y de la visién conduce a la interioridad del ser. Un retrato més interno que e ‘no, més psiquico que fisico, més imaginado que real: menos la mirada que la contemplacién. ‘Candido advert en este poema no silo el pasaje de una poesia mis exterior a otra de cardcter més interior, como serd Ia de Mario de Andrade y la del Modernismo brasilefio, sino al poeta itinerante que inventa el poema-meditacién ‘moderno a partir del viaje en automévil. Destaca la invencién de una meditacién ambulante injertada en la era mecanica, que invierte el cliché futurista y descar- ta la filosofia de Ia velocidad, privilegiando el contexto contemplativo de Tat dicién roméntica, Un poema asimilado a un animal, integrado al ritmo de la naturaleza, en el cual el desplazamiento en esta maquina humanizada, «1a hora de la puesta del sol, conduce de retorno a la hacienda a través de la contempla- cidn de la naturaleza y del ser. Nia pie ni a caballo, sino en automévil, pero en tun movimiento exento del espiritu futurista de la velocidad y de la fuerza: un poema donde impera la quietud, la dulzura, la suavidad y la lentitud. En con- clusién, “Louvagio da tarde” muestra cémo “el suefio-devaneo promueve la fuga provisoria de lo real y cdmo nace de él el suefio-construccién, que es el pro ceso del cual resulta Ta obra lteraria”.*® Interesa destacar los motivos técnicos en el poema, porque éstos estin subor~ dinados a la afectividad y a la imaginacién, a diferencia del futurismo italiano, «que impone tales emblemas como expresin de conquista del tiempo y del espa~ cio, En “Louvagao da tarde” se retoma el tema del viaje, sin duda muy antiguo, Pero que aparece renovado como un rasgo fundamental del conocimento de la Patria. Pero también hay fanéticos de Ia motorizacién que le cantan tinicamente l objeto de la movilidad y componen versos a su potencia. Bs el caso del as del Volante brasileiio Américo Netto, poeta de domingo que aprovecha su columna £ Antonio Candid, O discurso¢ a edade, San Pablo, Dus Cidades, 1993, p, 257, 8 id p27 Guillermo Give “Auto ¢ turismo” en la revista Ariel ~donde suelen aparecer anuncios de costosos ates Talbot, Lorraine Dietrich, Bugatti, Lincoln, Oldsmobile y Cadillac para divulgar el vértigo de la vida moderna, La trayectoria del fanatico del metal en movimiento esta intimamente entre- lazada con la velocidad y la conquista del es pacio, como en el poema_ én Netto de 1920, “Automovel”. " paces ma —— Masa en disparada ‘con eaballos invisibles que el cileulo eseandis ‘en el alma hueca de los cilindros Suma de energias, multiplicadas y dulees «que se encuentran en los puis cerrados alvolane ‘carro que corre por los émbitos abiertos de los horizontesatropellados, ccancidn del acero que pasa rasgando rumbos y ronquidos por el espacio quieto Cancién de Ia fuerza, rabiosa y caliente donde choeaa metales y los engranajes se muerden ‘rrancando las moléeulas en Ja voluptuosidad rubia del aceite blando La vida cultural dl atom Dale apn tpt ge aia ei lade Nati 2 elim queens elo prcin de Para, en 1929. Ora mujer, Hellé ‘Nice, deslumbré a los brasilefios en el circuito de la Gavea en Rio de iro, en la década de 1930. Pero la mujer que popularizaria el tema del auto- ie Carmen aren 1937, oan Svio Caldas,“Fon-fon", ciones, Jane rmévil seria Carmen Miranda, al gral de Jodo de Barro y Alberto Ribeito: Fon-fon Esta bocina no iene buen sonido ‘A mi me gusta nla que hace ai: fon-fon. Pero no avances, mira el seméforo Puedes romper ol diferencial Tus ojos verdes me dijeron: ;Puedes entrar! [Aceleré, ya no es posible parar "i tienes més eurvas que el Trampolin Y¥ tu boca es wn precpicio para mi No hagas ast Cuando pasemes alla en Leblén Ala gente le voy a hacer as: fon-fon {Eh! Pero yo no entro en una carrera asi En que el desastre esta hecho justo para mi No tengas miedo que yo soy bueno al volante No eorro mucho y ando siempre por mi carril {Quieres hacerme tu bombén? TEh! Pero yo ne entro en esa historia de fon-fon. La contraposicién méquina/naturaleza adopt6 varias modalidades, particular- ‘mente en aquellas regiones del mundo donde la modernizacién fue un fenémeno irregular. En Brasil, el automévil aparecié en el cafetal, en la selva, en el pueblo, en la ciudad, guiado por hijos de inenigrantes, acomodados burgueses 0 condue- tores de taxis. Machas veces el automévil simplemente cruza enclaves precapita- listas: atraviesa espacios escasamente habitados, de vida profundamente local Para Agenor Bazbosa, en *Canto real da estrada de rodagem”, las wills pac as y antiguas despiertan al rumor de la maquina que pasa. Reaccionan los luga- refios, que se paran a mira, mientras lax jovenias observa mudas por ders de las ventanas y una de ellas manda un beso a los pasajeros, que seguramente snunea més volverdn, 1a va en la teonésfra nos lov fciimente a olvidar el momento vanguar- dista de la oposicién entre la tecnologia y la naturaleza. La literatura esté llena de ejemplos donde la maquina tunfa sobre la naturaleza o donde esta Sltima Cullermo Gives “incesas, carruajes, g6ndolas y cisnes; el de Ferreiro, en gran parte por los nblemas de la modernizacién técnica. Los hombres pacan a ser las marcas que 8 protegen y recubren: Ford, Cadillac, Lincoln, Renault, Packard. Sin duda, el snguardista uruguayo se hubiese divertido escuchando el tango “Packard”, de de la Cruz y C, dela Pia, interpretado por Edmundo Rivero (*Era una mina en/ era un gran coche/ era un Packard placero/ era una alhaja/ auto que siem.- * laburé de noche/ llevando siempre la bandera baja”). A fines de 1927, un redactor de la revista La Pluma observé que los poetas tevos empezaron el afio “con los quejidos del plebeyo Ford que se enamora de distinguida roiturette y lo terminan gritando desde la torre del Salvo. Bocinas autos saludan su Ilegada; letreros liuminosos lo despiden”.** Pese al versoli- ismo, el humorismo y las metéforas antisolemnes de Alfredo Mario Ferreiro la oduceién poética de vanguardia en Uruguay afecté poco los modelos estéticos ‘minantes, Del pingo al volante es una pelicula muda uruguaya de 1928, dirigida por ‘berto Kouri, fotografia de Humberto Peruzzi, con libreto de Antonio Soto oy”. Como su titulo lo indica, se expone en ella el contraste entre la vida rural trbana. Hay escenas de estaneias en el interior del pais, aunque la mayor parte [film examina la vida urbana y exhibe 2onas de la capital, especialmente del evideo elegante. Se trata de una comedia amable: una sefiorita de sociedad sana), para quien sus padres planean un matrimonio de conveniencia, duda ze el estanciero rico (Juan Alberto) y un galin libertino (Eduardo). Bl final ‘2 casamiento con el estanciero- corresponde al Uruguay dorado de las eos- ‘bres aristocraticas de los afios 1920. La historia de la filmacién, ocurrida ‘ante dos meses, con intérpretes improvisados, es lamativa. Guillermo Zapiola arma que el director Roberto Kouri era un libanés que descendié de un barco el puerto de Montevideo, en 1928, dijo que sabia hacer cine, fue contratado ‘a hacer la pelicula, cumplié con su trabajo, cobré la mitad del laudo interna- tal de la época, se subi6 a otro barco y desaparecié.*8 Parece que Kouri era su ido, pero Roberto ni siquiera seria su verdadero nombre. Por lo menos, no "constancia de que haya hecho en cine, antes o después, en Uruguay o en otra te, alguna otra cosa que Del pingo af volante. La pelicula aborda el clisico ‘a del “viaje a la ciudad”, Pero Del pingo al volante innova al representar la ‘ptacién del “pajuerano” millonario que, manteniendo un intachable compor~ liento ético, triunfa en la ciudad. Su amor por Susana derrota las estrategias disokuto Eduardo, Este hace todo lo posible por molestarlo: lo disminuye fren- las damas con preguntas irénicas ~*;L.as vacas todavia tienen euernos en el ypo?”-, lo engafia jugando a las eartas y le roba el auto. Quien vivia la ruda vida del campo, fortalecfa sus miisculos en deportes ele- tales y servia al pais, se enfrenta en la ciudad a un mundo desconocido. El itado en Pablo Rocca, “Alfredo Mario Ferrer, tevideo, 2011/1997, ‘ave Cuillermo Zapiols, “El cine mado en Uruguay” n Héctor Gaia Mess (coor). Cine lat- swricano: 1896-1980, Caracas, Consejo Nacional de la Culture, 1992, posta « toda miguina”, £1 Pats Cultural W Lavi cultural del atom e mansiones, mayordomos, chauffeurs, tran cjero se encuentra perdido entre mansiones, may afer an Guzen opts ess sing major veh de pao vias ee oppor y collars. No sabe salir de una puerta giratoria: contin a ae ea las mujeres ge divierten. Sus reglos son indecudos, dance jes de sus compareras en las clases de baile yno se anima a declararle Metron Susea, Cx el gan Eardoleobaeautoméul ye scap con Sisana, Ivan Abert lo persigueen oto each lanza yo vnc en una pli fron carera elas arenas dela playa Carrsco,Anresgé su vida enol pou oa seo para montar su amor, pro es recriminado por Susana. quien conside- seg todo potran haber mero pola emesidad el pretenhente, Per ain, Fr mposo Eduardo le roba la lave del auto y el estanciero, impotente ante Sndina,vegresa ape. Aunque l excena del regeso apie dl “hue ei ne tunclea, Juan Alberto ha probado, una ve més, su amor por Susan que meres yeconoce que lo ama, AL amor se accede, ahora, por medio de li aa i os dems pies, sus os lores: el caso dl plo frafiasy canciones En su homens Pintin Castellanos compuso 1a nilongs el ee eee ere 1930 Gran Prom del Ser en Argentina En 1988, el pueblo uroguayo lind ebuto en as paginas de Le Tribune Popular, muriento este ‘dolo deportivo en 1948, precisamente accidente de automévil a seston os ios covxistieron en|Caloiibiailos vehiculos autopropulsados y stolen Barranquilla qv eg edespachs por elo Magdalena a a ct- da de Honda, Como sea, est confirma que un veieuo ents « Medlin « Tome demi, 1 19 deoetabre de 1899, emis den que estaleb la Cre do Mi Dias forma Ramin iovanol que = tataba de un De Dio Bouton onstruio en Francia, de donde ilegé desanmado acompaiade de wn choter Glen a pesnr de sus conocimientos no loge hacerlo funciona: Cuando finl- thente fancion6, a los que interrogaban Pere co de pase eel Spondia que era para cuatro, “dos a bordo y dos empujando”. ve ones atemoules inportados a nis desig por el setor Dupesty coer teayel cinematSeaf) gar literor del pai por via vi ¥ fren, generalsiente desarmads. Camplin funciones de tipa rereativ més {je de transporte confiale Solo algumospocos privlegiado. generals, gober tows» personas adneradas, pon ener seteso a eos, Uno de os mun tn Cala ol hgh el pero ail de Caran con nce, nico, quien To ensamblo para que Hegase por ss propios medios & Foe etas prachas plas alles de Cabo, el Cala rod po ae que nserrbe, Se por Cadillac, que Megs 81a ur purote¥ ued inservibe. Se imports entonces oto Cadillac, que lee 2 seen del ferrocarrl en Facatativa, El ensamblaje fue realizado © 4 Vase Rana Giovanni, Carros: automéeil en Colombia, Bagot, Villegas Eaiores, 1995 125 Culler Ginest to, por el afin del sefior Duperly de presentarlo en Bogota sorpresivamente, listo y funcionando.” Estos primeros automéviles, en manos del patriciado, fueron en ocasiones asociados a libertinaje y escandalo, como sucedié en la ciudad de Cali. A fines de 1914, el Alcalde de Cali, por medio del Decreto N° 11, reglamenté el funcio- wamiento de los autos pues, “por desgracia es un hecho evidente que no pocos jévenes y personas de notoriedad recurren al automévil en las noches, para aso- ciarse en él @ mujeres perdidas acompatiadas, algunas veces, de menores de edad, y se dedican a correr por la poblacién, especialmente en la parte baja, cantando canciones torpes, abusando del licor, escandalizando y perturbando a Jos vecinos que no pueden dormir, mientras tales sefiores andan entregados @ précticas de desenfreno”.*® Se imponta, segiin el Alcalde, que todo automévil fuese numerado, para poder identificar y sancionar a los culpables, estando el rimero en un lugar visible del vehiculo, Las carreteras nacionales eran casi inexistentes. Ello obligaba al transporte de ‘carga por via fluvial, a lo largo de los rios Magdalena y Cauca, los cuales, con algunas vias férreas complementarias, comunicaban el interior del pais con los puertos de Barranquilla, Cartagena y Santa Marta en el Atléntico, y con Buenaventura en el Pacifico. Pero la ilegada del automévil comenzaba a trans- formar la vida urbana y rural. Numerosas casas importadoras se apresuraron a obtener representaciones de las més diversas marcas americanas y europeas, ‘mientras se organizaban compaitias de transporte piblico que ofrecian servicios de autobuses y taxis y aparecian los talleres especializados en mecinica automo- ttiz. En 1917, se habia establecido en el pais la Tropical Oil Company, con el ppropésito de explotar los combustibles derivados del petréleo: ya no seria inevi- ‘able consumir las latas de cinco galones de gasolina importada, Pronto, los sur- tidores eléctricos sustituyeron a los surtidores manuales en las estaciones de gasolina, No hay que imaginarse, sin embargo, un panorama de intensa circula- cién, En 1927, Colombia tenia tinicamente 5.740 kilémetros de vias aptas para el servicio de automéviles, lo que Hevaria a la creacién del Consejo Nacional de Vias. A partir de la década de 1930, la construccién de una infraestructura vial se convertiria en factor determinante del desarrollo nacional, aunque sélo en 1938 se hablaria de pavimentacidn de las carreteras y la primera fabrica de Han- tas del pais, denominada “Icollantas”, seria inaugurada en 1945. El mejoramiento de las vias de communicacién permitié el florecimiento de la hoteleria y el turismo. Se acortan las distancias, dando lugar a una cultura del veraneo en hoteles y fincas de recreo. Esto suponia la modernizacién del tiempo y del espacio. Contra estas formas modernas de burocratizacién del espiritu se insurgié una minoria letrada, como la poeta Cristina de Arteaga en “Lo intraza- do”, aparecido en Tierra Natioa, de Bucaramanga, el 1° de enero de 1927: Vine ibid * Citado en Edgar Vasquez Bentz, Historia de Calon ol siglo 20. Sociedad, economia, cultura y cxpacio, Cali, Universidad del Valle 2001, p. 178 126 Ww {Le vida cultural dl automnovit La carreras como tle, ona a Jerez va rin ve (eer muta bss. Tengo barra camino taza Pree ence dental vowel gama, Drea de end aca, cre mane pretend erm ml que venders ‘my aon con des devdon Toons Baan, yopmn cece gute yo nde i destino Seabees un ciso seam ‘ reo otis) Igualmente revelador de las resistencias a la moderniz i (sol — tes) tPucme del eamiant de C. Cava Aap, pea en Te ‘Natioa el 13 de agosto de 1927, donde se critica el raid y se exalta la san xato l andar vant El mover en todo os sentidos msn presario a 01 Pong ns nina s iment de espacio frno nes dejan alder lnincomparable sega de no legar prow, El motor ha matado al mundo. [Nos esté matando la velocidad. Sera bien que el espiritu vuele. (0 que ruede por los eaminos. Pero dejad que los ojos viajen 127 em su indolente diligencia ‘con cascabeles y mayoral Que bien sabe el vino del meséa iy Ia carieia de Ia mesonera! A qué ese raid Londres, Pekin, Pari... No més la chispa y el aceite No més el vértigo, pardlisis dela sensacién, Exalto la sandalia, Sep el ait a Mi ae 1, done le la bomba eléctrica evoluciona su luz en el es jis de ase meg ras feng “Pasaban ls hombres mane os ethene ses se Seguian siendo nifios/ ¥ volaba Savin endo aba y volaba Ia gran jugueteria de ruedas./ Ah la En Venezuela, a comienzos del traccién de sangre. El panade siglo, circulaban tinicamente vehi ro repari lpan montado on ba ee ie eraconban en a poste el a Cuando en 1904 la esposa del Presidente de la vial rs ea Baro ee vanciny stanton pare ance as eran transportadas en carretas, nes en el centro de Caracas.4? Ton dels coher en gurses, el utomi conve con on vials Won a sanare. Sintomticamente, en la década del 1920 se funda el Touring Automévil Cb, aparecen los modsloe deporivon y comienag a ng Atom ' Y eomienzan a manejar las El Ford y ef Chevrolet fueron k a hoy de ne oe fron Ls antos mds populares a exusn de su boo pre- Sey Se te Senet ‘spared por lpi, Especilnente cl Fora Totes por a s. Aparecié en los lugares més inesperados ‘hoo no habia caminos las Ford leaban encajonedory eas ree g Fank gat ferocari. Comenta Cullermo José Schac, queen Veneruela, Henry 10 de los pioneros en la adaptacion de lov eaminon colonalen ce, 2 Guillermo José Schuel, ountes para la historia. Bt aut Pale Sa Sh toméil en Fenezuela, Carsens, Gréticas 128 La wide cleral dl autor jrutas de automéviles y que los Ford fueron los campeones de la penetracién a Tavés de todos los obstaculos de pais.*° Uno de ellos fue un pueblito situado en vredi de las montafias. El propictario residia en la regién eafetera de Bergantin, ‘Maqui un Ford y lo mand6 desarmar. Lo transporté a lomo de mula y To eve Jo puso nuevamente a funcionar. “En las cuatro calles del ‘a Bergantin, donde ‘ueblecllo enclavado en medio de las montafias, se daba el seitor Bajares el P frsto de gozar de un transporte motorizado”.®! En la propaganda del Ford se hacia referencia a la gran difusin del modelo T Ademas de ser anunciado como un auto pequetio, econémico,liviano, poten- te y resistente, se aiiadia que los Ford se usaban en muchos puntos de la Repiiblica y que sus propietarios estaban satisfechos con Tos buenos resultados obtenidos. Las transformaciones en el paisaje natural y social del pais serfan faplaudidas en diarios y periddicos, como lo haria la revista Ef Automécil a mediados de 1928, en ocasién de Ia inauguracién de la Gran Carretera ‘Trasandina, Para tener una idea de la importancia de la movilidad a partir del automévil, basta una répida comparacién. En enero de 1928, se publica en Alemania el pri- mero de Auto- Magazin. En la presentacién editorial de la revista ju del automovilismo. fica su lanzamiento en funcién de la enorme difusi Ninguna industria crecia tanto como Ia del automsvil: Alemania contabs a fines de la década de 1920 con aproximadamente 750.000 autos en las calles. Bra necesaria, de acuerdo con la presentacién editorial, una publicacién periédica que informase sobre las novedades automovilisticas, tanto alemanas cuanto rundiales. Pasa a ser relevante la actualizaciOn permanente en relacién con el utomévil, incluyendo la presencia de abundante material forografic. Como en tantos otros lugares del mundo, el Ford T dominé el mercado de automéviles en la Isla Margarita. Pero el auto mas deseado era el Overland, al punto que la expresién “es un Overland” se aplicaba a las personas bien vesti- das, En 1922, no habia més de treinta automéviles en la isla. Diez aiios después, circulaban 122 vehiculos a motor, en su mayorfa Ford. El primero en arribar fue tun De Dion Bouton, a inicios de siglo, de tres bujias, diez caballos de fuerza y tres velocidades, En los primeros afios no fueron necesarias las placas de identifica- cién, bastaba la marca del automévil y el nombre del propietario para identifi- carlo ("es el Overland, Ford o Chevrolet de fulano de tal”). Todos los automévi- les, sin embargo, portaban sus placas de identificacién en 1919, en Ia forma de ndmeros pintados.®? Las historias se repiten cuando el tema es la motorizaci6n, ‘aunque en menor escala en la Isla Margarita: coches de alquiler, agentes autori- zados de venta, propaganda, rapto de mujeres, colisién de vehicalos, prestigio del chauffeur. Cuba presenta un caso fascinante. Queda claro, en la historia cubana del siglo Xx, que el automévil esta cargado de significacidn ideolégica. Nunca fue 50 Bid». 31, id p31 52 Nieanor Nevatro, Margarita baja ruedas, Mérida, Universidad de los Andes, 1995, p. 8. 129 Guillermo Gives lun objeto neutro. Antes de la Revolucin, el automévil norteamericano constituia no s6lo un signo de la vide civilizada, sino el medio de acceso a la modernidad Con el triunfo de la Revolucién, sin embargo, pasé a ser percibido como arctan, to de una sociedad corrupta y decadente.®? A fines del siglo XIX, con el fin del dlominio espaol, comenzaron a llegar los primeros automéviles a la isle Representaban el futuro poscolonial. Centenas de marcas diferentes recarrian lag inicios de 1920, Fue el Ford, el “demoecritico Ford”, popit- larmente conocido como “el fotingo", el que rapidamente se disemin por le ela A Prdo verse en ciudades como Matanzas, Cienfuegos y Santiago de Cuba La Habana en 1923: observe que las calles estaban lenas de fords, Y el esritor Rodriguez Avosta, en Sonees ‘nterrumpida, definié la Hegada del fotingo como una verdadera revelucién {a Proximidad con los Estados Unidos facilité el eomerco, en una época de alza del precio del azicar, que continuaria hasta la Depresién de 1929 Le ila contaba entonees con 28,303 automSviles, superada en esa cifra, vnicamente por Argentina (205,000), Brasil (60,800) y México (38,110). Se deba un veeda, jet fanatismo por el automévil, por su aparienca yfuncionamiento, En pal bras de Louis Pérez, fue seguramente el automévil C-] que transporté las sensibilidades cubanas de manera més cabal a {comienzos de ls modernidad. Muy temprano, el automévil se apoderd de la inmaginacién popular y se convirtié répidamente en una obsesion nacional, Simbolizaba el progreso y ls modemidad que se podia comprar y poseer El automévil ocupé un lugar estratégico y complejo en la conformaricn de la ‘atidad nacional y de la autorrepresentacién individual. En efecto, proba blemente ningiin otto producto tuvo de manera tan plena la eapaciad de onfirmar la cvilizacién como la condicién eubana.>* [4 produccién cultural no demoré en incorporar los motivos de la motorizactén, Serespiraba una nueva libertad, en especial para las mujeres de clase media alt, con el cabello cortado como flappers. El adulterio y el divorcio aparecieron con Secuentemente asociados a la circulacién y a las posibilidades ofrecidas por la gran ciudad, Los titulos literarios lo dicen todo: “Infidelided”, “Lo irrenredia, Dle*, La mudata Soledad. Emilio Roig de Leuchsenring lo express claramente on Once soluciones a un trngulo amoroso”, arguientando que el marido dnien ene podia presumir la fidelidad de su esposa basado en la fe. La espoca salia desacompaiiada, visitaba muchas casas, usaha el teléfono, iba al cine Con cl automévil podia atravesar répidamente extensas distanciay, lancia podia asegurar la fidelidad de la esposa.53 Ni siquiera la vigi- Donate Abigail Aguire, “A Cultural History of American Cars in Cuba", tsa preseatada en la Division of History and Social Sciences, Reed Collage, 2001 Jopes A Péter On becoming Cuban. Hentty, Nationality and Culture, Nueva York, Beco Pres, 1999, p. 336 5S roid, p. 320. 130 r La vida cular del anton Son variados los textos que tematizan las modificaciones urbanas a partir de ls dition del stm, Elster Ruben Maries Wiese (hbo seen “atoms esrb el ovedoso epano dea eo “Yo no rué era corre en automévil. Apenas el carro embocs la carrera parecié que iSerecan alos El woor el tro incontnbe de mri ctelade oe cae 26 por completo”. Muchas revistas, como El Figaro, El Mundo, La Lucha, Grafico, Havana Post y Bohemia, eanalizaron diversas preocupaciones, Gustavo Robrei, en su acto “El automévil nos reivindica” apaecido en ln revista Grifio en 1913, arguments que hasta hacia poco las personas saan a trabajar muy temprano, pero se movian muy lentamente, Con el automvil los cambios eran notorio. A Robrefo le pareci queen Cuba la relacion ora despropsrean da: desmasiados autos para el niimero de habitantes. Una avalanche de auto- ives de mareas varias ivadka la ciudad, eausando congestonamiento en las calles y complicando el trinsito, Todo lo cual le confirmabe a Robreii los cambios en a fisionomia de la ciudad, La Habana, antes capital del letargo, era ahora toda actividad y movimiento, gracias al automévil que llegaba para rest- citar alos eubanos*” El automdvil dejaba de ser un Inj para muchos ys trans formaba en una necesidad. Pareci exigirlo “la civilizacion”, y Guba, pese al aumento de los problemas y de los acidentes,debin ostentar procesionesseme- jantes a las de Nueva York, Paris, Londres, Berlin y Viena, Una turistainglesa Fe epee reas ea Cuba un nimero tan grande de automdviles, desde los Injosos Bu ck y Cadillac a la infnita variedad de Ford, cada uno con su propia sirenao bocina Cuando vino el automévil a Puerto Rico no hebia carreteras, ni garaes, ni estos destin, Sl caine de pis y ovo de peda sey aro ae tals ladles, intanstabls cuando lv, or algunos ao aaa dviles a vapor, de combustin incluso de motor eléctrco, tanto europeos Semantic Speer a cual se eevee a caer cundo inten hacer so primera cara El arelo furan erento pos aunque no ein los mecnics de autmév, aban los “genios” de la mecénica. Desde entonces, muchos fueron a estudiar mecénica e Eades Unidos mientras ores aprendiandesmontandey mentando pees. Eautomorlsmo se desareol épidament en Puerto Rizo, a como lise sade embrend de carters, os taleres de mecinica suomi ye urs: sono, Elm ene de asmbrose, Pee a agus que anxnnan fin de logue consideraban una moda pase yenfatzabn las problemas (e- cuencn de accidents, roar de gomas fala de ayuda meric, dfn de obtener combustible, la automovldad invade planet, Puerto Rien, ira bene, no escape al sign del movimento. Desde ln capitl a vis decom cacién se extienden a Ponce, Mayagiiez, Aguadilla, Arecibo, Humacao, Caguas, ° Rubén Martinez Vilena, “En automévil", en Alberto Agrandes (ed), Aire de luz. Quents cuba ‘nos de siglo X, La Habana, Letras Cabanas, 2004, p. 626, SLA Perr, op eit, p41 8 lp. 340. Guilermo Cinest Guayama y Fajardo. Emilio Huyke resume las caracteristicas del automévil en Puerto Rico per aquella época.®” Se subi a él con dificultad, aunque tenia un estribo para facilitar a subida. La eapota era de hule o de lona y podia quitarse voluntad. También el parabrisas, de cristal de una sola pieza, podia cambiarse de poscin a yoluntad. Tenia sis farlasdecarburo que era necesrio encen Los primeros automsviles Hegaron equipados con una caja lena de herra- ‘mientas. Entre otras, un gato para cambiar gomas, un destornillader, un alicate, tuna bomba de mano, un medidor para el tanque de gasolina, una caja de par. ches, tubs de repueto, una lave ingles, lanbre «hilo de exe, pleas de repuesto, polvo de taleo, una lima grande y otra pequeiia, papel de lija, goma adhesiva, un rl de “rampalne™ cables tro carbs parses, ras y un surtido de piezas menores para reparar el motor, Llevaba, ademis, sgasolina y aceite de repuesto, una lata de agua, una linterna, trapos y estopa, gomas de repuest, bujias, cuerdas y jabén.®” La gasolina ~de una tniea clase Se importaba ex latas se vendia por galones olitros en farmacias, ferreterias y pulpetias. Nada de bombas mecanicas ni de bombas de aire para las gomas. ¥ sin embargo, era‘conveniente en todo viaje levar gasolina de emergencia y muchas gomas de repuesto, dada la dificultad para encontrar un servicio ade- cuado en el camino, Durante la década de 1920, el puesto de gasolina fue dando ugar a estaciones mas modemnas, que ausxiliaron mucho a los automovilistas favoreciendo la vireulacin y el turismo. 7 México consetaye un caso particular, en vista de su cardcter fronterizo con Estados Unidos. El primer automévil entré en terrtorio nacional desde El Paso Texas, a fines da siglo XIX. Desde entonces la expansién econémica, comercial y financiera de Estados Unidos impuso un modelo de desarrollo neocolonial. Los primeros automéviles que cicularon en México cumplieron la misma funcidn de ‘njoso capricho” que en el resto de América Latina: distinguir pequeiios grupos de gente rien. Luego, la Ford y la General Motors instalaron plantas de armado, ampliando ol radio de venta a todo el suelo mexicano, lo que progresivamente ‘wansformaria la Ciudad de México en un infierno sobre ruedas. En la década de 1920, el joven poeta, dramaturgo y eronista mexicano Salvador Novo examinaba la mecanizacién de la sociedad tomando come ejem. plo la transformacién en la distribucidn del pan. Argumentaba Novo que en los puchlos coloniales el pan atin se vendia en las plazas, en grandes canastos, y que las familias tenian su panadero predilecto, aquel que constituia el flirt de las crindas y el regocio de los nifios. Pero notaba con afliceién que el “panadero pre- dilecto” estaba siendo reemplazado por el camioneta panadero: “Mas ya apare- cen casas americanas que reparten pan en automidvil: tostado y de pasas ~ipoca imaginacin nédice!~ para todos los uso. Aqualls grandes urtides de bcos chos para Ia mesienda van desapareciendo. En los cumpleaiios ya se parten {2 ase Emo Huh, Historia del trangportacién en Puerto fico, San Jas, EitorilCocl © Bid, p. 7. 132 {Lavi cultural del atom éxico se desmexicaniza”.$" En cambio los estridentstas, Bina ces (hana celebavon con gga braid la moon oe ate “En meri vevo de gasoline ~serbe Manoel Maple Arce en el de anifnstoestridentista~ nos hemos tragado literalmente la avenida Perr, 80 caballo Me lideo mentalmente en In prolongacidr: de wna elipse Javintaolvidando la estatua de Carlos IV, Acssorios de autemsviles, efac~ impr inynes,llantas,acamuladores y dnamos, chasis, neumations, Klaxons rojas, ubricantes, galing”, eo reede temprano el cine mexicano adapts el gusto estadounidense por In aventura la narracién episdica a condiciones locales. En particular, el seria- Guraprovech el automduil como creador de movimiento, Todavia no habia imc ats en Méxieo cuando en dimbre de 1919s eres laut va pero aus directores Enrique Rosas y Joaquin Coss respiraronaliviados. enapios de ao, uD “Jisribuidor oportunista habia exhibido la cinta The Bearer Runner con el titulo El automévl gris. Meses después otro director Eenesto Vollrath, concluyé una nueva versién de asalto crimenes, que preten- tis titular La banda del automéeil gris. Rosas no lo permit, aunque To néax- sto que loge fae la supresin del color del automévil en el ttlo. En septiem fee te eahibié La banda del automéril o La dama enlutada, de Vollrath rimera pelicula mexicana en episodios Prrtyda esta confusion se jstifiea: el anuueiado film, EU automévl gris, prome- tia ver un éxito espectacular. En palabras de Enrique Rosas, se trataba de una “pelicula nacional de palpitante actualidad”. Estaba basada en hechos reales. Ho 1915 una banda de asaltants vestidos con uniformes militares y conducien- do un auto gris asolé la ciudad de México. Las peliculas muestan,justamente Como un grupo organizado, utlizando un ato y uniformes militares dela fac- Gin earrancet, se dedica al robo de ls residencias, Moisés Vitasofrece infor- dispensable para entender las diferencias entre ambas cinta, ya que thordaron el caso de In banda de aaa, que aol capita de I mientras Ia Tas de Repablica en 1915, desde puntos de vista distintos."? Afirma que cinta Volt parti de la ead para legar a fantasia, anita hacia fl melodrama al grado de hacer girar la acci6n en torno a una made angustia~ dda, la de Rosas y Coss recurrié a la imaginacién para ahondar en la realidad y resentar las multiples facetas sociales de la ciudad. peso trata, en efecto, del descubrimiento de lo urbano, de los eontrases entre las iansiones y los bajos fondos, entre los rieos, los delincuentes y los policias. Son nnueve asaltantes que entran en un Gnico auto para cometer fechorias en dist tas partes de la ciudad. No usan méscaras, sino uniformes. La felsa autorizac para revisar de inmediato la residencia ~una espuria orden de eateo nos perm te visualizar los espacios domésticos de la burguesia. Pero también aparecen los estrechos interiores de las casas de los bandidos y las seccionales de policia, ade- Cito en Merlin H. Forster Los contempordneos, 1920-1932, pol de un experimento rangur- dista mexicana, México, De Aadea, 1964, p. 101 (Mines Vas, Mitra del cine mexicano, México, (a, 1987. p. 57 133 Cilermo Giucst més de peleas de gallos, trotos y diogos telefnicos. Sintométicament, utente 2” ls locales donde fueron practicade, el fasilamiento oe Mind ee policies opi capture delo saan inet on mo ¥ en la ficin, la ban diversas regions dela nai, Los crtcos estin de acter nee le acuerdo en que El automéiil gris esl pelicula mexic ‘mis importante producida entre los aii 1917y 1980, Reyeslo fondo {tes razones: consttuye la kimma manifestaciin del primer cine mio ae ceamengtotere del “nuevo cine” y expresa tanto la influencia italiana come ng iana. Por su parte, Gonzélez Casanova afirma gue la anes a gy zepresemta Ia culminacién de la llamada E serve ed nai del amada Escuela Mexican, narracin que “com, vando su verismo testimoni Dandideg erie testimonial al grado de la secuenca final, el fusilaniente de sa acemagen autétca dl ajascamieneo" i —Mce fimacion del fusilamiento de los tripulantes del automé eran, el hombre de la cara cortada y los demis cae aa locumento de época. Sin duda, te descalicn le bana en Sepia iparecen simplemente como delin- - oralizar para evitar la censura, ya que se ruin Personas en el poder eran parte activa de la banda, pero a ee ida se fragmenta y 5 id. p58 * Gado en Aarti Rey 2p. cit, p. 258, 2 ‘ine en México", en H.Garsia Mesa (cord), in latinoamericano, r Contradicciones Capitulo IV de la movilidad Precaria tradicion. La tradicin mantiene en Ia modernidad cinética parte de su papel regulador. Pero su autoridad es cada vez més limitada, pues el signo del movimiento la amenaza de modo directo. Suele entenderse la tradicién como una serie de acti- viidades que se levan a cabo de modo inconsciente, un conjunto de normas y cre- encias incorporadas en instituciones e individuos. Serfan formas de continuidad, filtradas y transmitidas de modos diversos, que ordenan las conductas y deter- ‘minan practicas sociales. Con su utilidad, movilidad y visibilidad, el automévil intensifica el problema de La relacién con los nuevos objetos. Sila estabilidad de Ja tradicién pasa a ser amenazada, ello indica que emergen “contrarios” que ponen en entredicho su carécter incuestionade. ‘Aunque la expresién mass production se popularizé a fines de 1920, tal méto- do de produccién estaba asociado desde antes a los Estados Unidos. Mientras la estética de la méquina consistia en un acontecimiento internacional, la produ cin masiva de automéviles era considerado un fenémeno norteamericano. El excéntrico escritor y aristécrata Raymond Roussel es un interesante ejemplo en relacidn con el valor simbélico del automévil. Adquirié en la década de 1920, para pasear por Europa, una “casa sobre ruedas”. Este modelo aliaba el presti- tio aristocrético del carruaje privado a las ventajas del transporte motorizado. La revista del Touring Club de Francia publieé un articulo sobre el carromato de Roussel, refiriéndose a “una forma muy ingeniosa y confortable de practicar el camping total”. A diferencia del modelo de camping de los “espartanos”, quie- nes iban por el mundo a pie o en bicieleta, con la casa a cuestas, los “sibaritas” son aquellos que transportan la casa en un vehiculo automévil y desean que éste sea lo mas cémodo posible. Aspiran a disponer, en pleno bosque o pleno campo, de todas las comodidades y ventajas del hogar. La casa sobre ruedas de Roussel plasma un ideal aristocratico a partir del ‘movimiento. Julio Verne sélo habia imaginado este hibrido de auto y morada en La maison é vapeur. Ahora se trata de un automévil de 9 metros de largo por 2,30 ‘metros de ancho, Una auténtica casa en miniatura, segin ladefinicién de la revis- ta del Touring Club de Francia, Cuenta con un sadn, un sposento, un estudio, un

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