Download as pdf
Download as pdf
You are on page 1of 23
En. De Vos, Jan Vive en frontere La syperienua dk lis tndivs de Chinas (piston de los Puede thdegersa den Mei) CIESAS, Hokies, i _ De Vos, Jon 8. EL YUGO COLONIAL Para tos indios de Chiapas la época colonial empez6 al establecerse entre ellos el régimen administrativo, 20 afios después de la Ilegada de los conquista- dores. Los agentes de cambio fueron, Principalmente, los dominicos, quienes realizaron el programa de restructu- racién que redujo @ las comunidades prehispnicas a “pueblos de indios". Tuvieron un papel de menor impor- tancia los oficiales encargados de supervisar la recaudacién de los tribu- tos, el servicio del trabajo personal, el cultivo de los productos basicos y la aplicacién de la justicia. Ambos, cl 808 y funcionarios civiles, Ilegaron en 1544, los primeros formaban parte del ‘séquito de fray Bartolomé de las Ca- sas, recién nombrado obispo de Ciudad Real, los segundos fueron enviados desde Honduras por la también recién instalada Audiencia de Los Confines. Esta iniciativa administrativa fue el resultado directo de la promulgacién en Barcelona, el 20 de noviembre de 1542, de las famosas Leyes Nuevas.! Estas eran, en realidad, dos provisio- 105 199%: 105- Ist nes por las cuales la Corona introdujo una serie de reformas respecto al tra- tamiento que deberfan de recibir los indios: abolicién de la esclavitud, de Ja servidumbre personal, de los traba- jos pesados; pérdida de encomienda para aquel que hubiera maltratado a sus indios; confiscacién por parte de 1a Corona de las encomiendas que que- daran vacantes; proclamacién de todo indio come vasallo libre de su majes- tad el rey; exencién de tribute y servicio personal para la poblacién diezmada de las Antillas, con el propésito de que se recuperara, Pero, al mismo tiempo, las Leyes Nuevas crearon varias ins. tituciones de gobierno, entre ellas la Audiencia de Los Confines, con sede en la Villa de Gracias a Dios. La nueva legislacién estuvo influida por Bartolomé de las Casas, aunque ‘éste no habfa logrado hacer triunfar plenamente sus ideas. La encomien- da, por ejemplo, no se extirpaba, como 4llo hubiera deseado, sino sélo se refor- maba. Sin embargo, précticas viciadas, que habfan introducido los conquista- dores estaban condenadas a desapa- recer. Fray Bartolomé se consideraba responsable de la aplicacin de las re- formas en su obispado. Su llegada y la de una veintena de dominicos, en di- ciembre de 1544, mareé para los indios de Chiapa y Soconusco el comienzo de una nueva etapa. Por fin, vieron termi- nar el terror de la guerra y entraron a vivir, pacfficamente, bajo la tutela de los frailes. En ese momento no pudie- ron darse cuenta de que aquel sistema de vida, introducido por los misioneros, perduraria hasta el siglo xx. Tampoco supieron entonces que sus protecto- res, al fin y al cabo, actuaban al servi- cio de la Corona y no sélo para gloria de su congregacién religiosa y la sal- vacién de las almas de los indigenas. No fue, sin embargo, fray Bartolomé de las Casas el que puso en préctica los mandamientos de 1542, sino un juez de nombre Gonzalo Hidalgo de ‘Montemayor, enviado especial del pre- sidente de la Audiencia de Los Confi- nes. El principal logro de esta visita de 1549 fue la liberacién de todos los esclavos indios mal habidos. La medi- da vaci6, siibitamente, las incipientes casas y fincas espafiolas de su servicio y sustento acostumbrados, dejando a ‘sus duefios en la més profunda frus- tracién. Los indios, en cambio, Iena- ron las calles y plazas con su regocijo, acompaiiados discretamente por los frailes con sermones y misas de ac- cién de gracias. Muchos libertos ya no quisieron volver a sus comunidades de origen, ya que levaban afios vi- viendo separados de ellas y en el pro- ceso habian olvidado hasta la lengua materna. Decidieron levantar casa en una loma a espaldas del convento de Santo Domingo, dando nacimiento al primer pueblo de paz fundado en Chiapas con la ayuda de los frailes.? A partir de este momento, El Cerrillo entré a formar parte del cordén de pueblos indios que rodeaba a Ciudad Real.3 Pero a diferencia de Cuxtitali, Mexicanos, Tlaxcala, San Diego y San Antonio, El Cerrillo no fue fundacién de conquistadores venidos de fuera. Fue el unico pueblo de indios de la tierra, heterogéneo en cuanto a su composici6n étnica —hubo en él chia- panecas, zoques, tzeltales, tzotziles, choles—, pero unido por una dolorosa experiencia comin: el katiin de la es- clavitud. Asimismo, constituyé el expe- rimento piloto que animé a los frailes ‘a seguir la misma tarea entre los de- més indios de la provincia. Los pueblos concebidos por ellos servi- rian para facilitar, no sélo la evangeli- zacién, sino también la recaudacién de los tributos y el reclutamiento de la mano de obra indispensable para los servicios personales. LA TUTELA ECLESIASTICA Los indios se encontraron, de la noche a la maiiana, reducidos en seis gran- 107 des zonas pastorales: Chiapa, los Zo- ques, los Quelenes, los Zendales, los Llanos y el Soconusco.4 Pronto empe- zaron a recibir en sus comunidades la visita de los misioneros que, de dos en dos, recorrfan sierras y valles con un solo objetivo: congregar a los habitan- tes de los parajes dispersos en pueblos trazados segin un oédigo urbantfstico netamente europeo y ademds artifi- cial, Fray Antonio de Remesal, eronis- ta de aquella obra, es muy explicito al respecto: ~-hicieron primero una planta, para que todos fuesen uniformes en’ edifi- car: lo primero dieron lugar a la igle- sia, mayor o menor conforme el niimero de los vecinos; junto a ella pusieron Ia casa del padre, delante de la iglesia una plaza muy grande, diferente del ce- menterio, enfrente a casa de regimien- tooconcejo, junto a ella lacdreel, y allf cerca el mesén 0 casa de comuni- dad, donde posasen los forasteros. To- do lo demés del pueblo se dividia por cordel, las ealles derechas y anchas, Norte aSur, Leste, Oeste, en forma de cuadras 5 Esta forma de “vivir en policia” era, segtin ellos, la condicién material in. dispensable para transformar, poste- riormente, a la poblacién nativa en una comunidad cristiana. En esta es- trategia pastoral el elemento princi- pal fue la introduecign de un santo catélico como protector de cada nueva congregacién. Fue una labor gigan- 108 tesca que thodificé de manera defin va el mapa geogréfico y sociocultural de la entidad. Todos los pueblos indios que actualmente existen en Chiapas ¥ muchas poblaciones que ahora son ladinas deben su asionto y su estruc- tura original a las reducciones de aque- los afios. AdemAs de sus dos nombres tradicionales —uno maya o zoque, y el otro nahudt— recibieron de sus fun- dadores uno més, el del santo que les habia tocado de acuerdo con el repar- timiento espiritual,é Debié haber sido una tarea suma- mente ardua convencer a los indios Para que dejaran su terrufio ysejun- taran con otros para formar un pueblo nuevo. Una vez més, fray Anténio de Remesal es el autor que dejé constan- cia de la reticencia india al respecto. Reconoce que “muchos tenian firmisi- mo propésito de no salir ‘ninguno de su casa vieja y ahumada, que estimaba més que los palacios m4s ricos y mas cuajados de oro de toda Africa ni Euro- a”. Pero también nos da la explicacién més plausible del consentimiento final de los indios en seguir el consejo de los frailes: “muchos indios, alzados por los malos tratamientos de los espafio- Jes, viendo eémo los Padres favorecfan y defendian los naturales y les compo- nfan reptblicas para vivir en paz, se redujeron a ellas de su voluntad”? “Vivir en paz” para los indios signifi- caba *vivir en paz de los espatioles” y esto debe haber sido el motivo principal EL OBISPADO DE CIUDAD REAL A FINES DEL SIGLO XVI. UBICACION APROXIMADA DE LAS ZONAS PASTORALES Limites del actual 2 Vicarfas dominicas estado de Chiapas 4 Guardian‘as franciscanas "Glas none pastonses © Beneficis seeulares é Prioratos dominicos 109 RECEPCION DE LOS FRAILES EN CHIAPA DE LOS INDIOS, 1545 “Gran rato antes que Ilegasen (Ios frailes) al lugar de Chiapa salié todo el puoblo a Tecibirlos de esta manera: Venfan adelante infinitos muchachos todos juntos y mu- chos mancebos con ellos, e hinedronse todos juntos de rodillas, un tiro de piedra de los religiasos, y como el padre vicario los santigué, se levantaron todos tana una como el fueran uno, de la manera que se habjan arrodillado y luego todos besaron la mano ‘unos a uno y otros a otro y, sin hablar a los frailes y sin hablarles los frailes, fueron todos eu camino adelante, llorando los frailes en gran abundancia, viendo lo que buscaban y los tesoros de almas que allf Dios tenia, Venfan cuasi todos desnudos, cubiertas las vergtienzas con unas mantillas que llaman acd mastel, como ya dije de los de Yucatan. Tras esto vinoa caballo el espafiol, a quien sitven en este pueblo [...) venta con él a eaballo el cacique que llaman don Pedro, indio bien grave y al parecer honrado, hombre de cincuenta afos [...]y también venfa a caballo otro indio Hamado don Juan, muy principal de aquel pucblo en linaje yen hacienda. ‘Tras éstos salieron los viejos del pueblo, que hay muchos y antiquisimos; venfan como sus madres los parieron, excepto aquella mantita que ilaman mastely unas mantas pintadas, como moriscas, hechas una rosca y puestas sobre la cabeza. Tienen la tela de medio de la nariz abierta yallfencajaba una vidriera como Ambar que les hace salir la nariz como trompa grande y esto fue lo que més se holgaron de vei Fray Tomés de la Torre, Crénica de la legada de los frailes dominicos a Chiapa, cap. para aceptar la reduccién, La decision ‘tuvo, sin embargo, graves consecuen- cias, puesto que al aislar a los indios de sus explotadores, los frailes los di- vidieron también entre ellos mismos. Segtin las Leyes de Indias a los indios redueidos les estaba prohibido “ir de un pueblo a otro,,so pena de veinte azotes”.® De esta manera, los frailes fomentaron entre la poblacién nativa el surgimiento de més de un centenar 49 (Francisco Ximénez, Historia dela provincia de San Vicente de Chiapay Guatema. Ja de la orden de Predicadores, libro Il, cap. 44, p. 377). de diminutas naciones que motu pro- prio desarrollaron fronteras internas en los niveles religioso, cultural, polf- tico y étnico. En 1560, después de diez afios de ha- ber comenzado, la reduccién era una realidad en por lo menos cuatro de las seis zonas pastorales encomendadas a los dominicos. Los frailes tuvieron, sin embargo, el criterio suficiente para respetar los ntieleos prehispdnicos en 110 donde su desaparicién hubiera puesto en grave peligro la produceién agrico~ Ja y el mercado regional, Asi, Chiapan y Copanaguastla fueron dejados intac- tos debido a su importancia como cen- tros comerciales y politicos. De igual manera, en el Soconusco se salvaron los multiples y pequefios asentamien- tos porque la concentracién obligada de la gente hubiera fracturado el deli- cado sistema de cultivo en las huertas de cacao. Ademds, pronto se deshicie- ron de su responsabilidad sobre la ro- gién para dejarla en manos del clero secular. Tomaron la misma decisién con respecto a la parte més alejada de Ja provincia de los Zendales, habitada por hablantes de chol. La causa puede haber sido esa barrera lingitistica 0 tal vez el hecho de que aquella regién fue evangelizada por fray Pedro Lo- renzo, un misionero que habfa traba- jado con mucho éxito pero fuera de la disciplina establecida por la orden.? ‘Los franciscanos, Negados en 1575, completaron el cuadro, fundando unos cuantos pueblos en el norte de la dié- cesis, donde las provincias de los Zo- ques, los Zendales y tos Quelenes se tocaban. En adelante, esta pequefia zona montafiosa se Namarfa La Guar- dianfa, por depender del guardian o superior provincial de San Francisco en Ciudad Real. De igual manera, la comarca de Chiapan solfa lamarse Et Priorato, por ser administrado por el superior del convento de Santo Do- m1 mingo en Ja misma ciudad. En a los Quolones, ee nombre cone Poco, en desuso y fue remplazado por el de Las Coronas 0 Las Chinampas, El primero, sin duda, designaba le lo, calizacién geogréfica de esa regién, en Ja “coronilla” 0 en el punto mds alto de la serranfa central: en cambio, el Segundo sigue siendo un enigma que ‘pinguna fuente explica1 fines del siglo XVI, el obis ado Giudad Real eontaba con 128 pace de los cuales 30 perteneeian al Sove’ Rusco y 98 a Chiapa, Un censo levan. tado en 1611 Por orden del dedn de la catedral, marca la division en distri. tos pastorales, los nombres de los pu. blos y el numero de personas adultas Que entonces vivian en cada uno de ellos, Constituye un elocuente testi- onio del trabajo Hevado a cabo por los frailes, Asimismo, es un documen, to etnohistérico de primer orden, ya Que cita incluso las comunidades del valle central y de la costa del Océano Pacifico que pocos atios después desa. Parecerfan a causa de las epidemias, El cuadro 6 presenta este padrén ecle. Sidstico en forma resumida, haciendo resaltar la division pastoral que en- tonces prevalecfa: prioratos y vicarfas dominicas, guardianfas franciscanas, beneficios del clero secular." Entre los frailes y los elérigos seculares hubo, desde el principio, una notable diferencia en cuanto al celo apostéli ©». Los segundos solian tener poco i ‘ELOBISPADO DE CIUDAD REAL A PARTIR DE MEDIADOS DEL SIGLO XVIL DIVISION APROXIMADA EN 40 CURATOS 26 Curatos dominicos 12 Curatos del ‘Lfmites del actual Ty LosFendalestn i 1. LosZendales (7) lero secular__ estado de Chiapas 2. Los Llanos (8) Los Zendales @) . 3. Chiapa (3) 9. Xiquipilas (3) - Divisién delas 10 zonas | | 4. Las Coronas(1) 10. El Soconusco (7) pastorales \ 5. Los Zoques (7) 2 Curatos, Cabecera de los curatos | |” La Guardianfa (1) 7. El Valle de Jobel (1) nz Cuadro6 Poblacién adulta de espafioles ¢ indios en Chiapa y Soconusco on 1611 —_——— ae —rsrrrrovrrvees Namero Trdios Expatoles Divisioneseclesidsticas ide pueblos ers y Casados —Solteros.-—Casudos. Soltero Barrios yoiudos yviudos Priorato de Ciudad Real 22 5360 394 396 50 Priorato de Chiapa 7 5148 1076 30 Priorato de los Zoques 23 eeu a5 10 Vicarfa de Comitén 10 4680 265 10 Vicarfa de Copanaguastla 9 3190 204 23 ‘Viearia de los Zendales 9 5414 384 22 Guardiania de Ciudad Real 4 520 87 Guardianfa de Gueiteupa 6 1736 9 16 Benefcio de Xiquipilas 4 1700 uo Ey Beneficio de Tila 4 1468 64 Boneficio de Huehuetlan 9 1420 60 4 8 Beneficio de Tuxtia, 5 na 2% 40 Bonoficiode Ayuta 5 126 8 Beneficio del Condadillo 7 704 50 2 Banefcio de Ocelocaleo 8 328 15 8 Beneficiode Mapastepeque 4 194 10 8 ToraL 13839872 3.522 618 58 Purnte: Padrén y matricula de los vecinos espaftoles y sus hijos y criados, ast de negros y mulatos ‘como de indios, y de la gente que hay en los pueblos, Ciudad Real de Chiapa, 1 de octubre de 1611, (act, Audiencia de México, leg. 3102) terés en evangelizar debidamente a cambio, lo que sf entendfan era com- sus foligreses pero si mucho en sacar- _prar y vender cacao y echar derramas les servicios, derechos yfavores. Abun- de reales y ropa de mercadurias [...]y dan los documentos én los cuales los tomarles sus mujeres e hijas y dar indios administrados por los sefiores mal ejemplo de si”. Por todo eso solici- beneficiados pidieron al Real Patro- taron ser atendidos por los religiosos nato ser cambiados al clero regular. de Santo Domingo o San Francisco.!2 En 1561, por ejemplo, los nativos del En efecto, los frailes, sobre todo los Soconusco se quejaron amargamente _primeros que legaron, habian desple- de sus ministros, porque “no eran len- _gado una dedicacién fuera de lo comin. guas ni lo procuraban saber (..J; en Evangelizaron a los naturales, estu- 3 diaron sus lenguas y costumbres, de- fendieron sus derechos contra los atropellos de encomenderos y autorida- des, transformaron los antiguos centros ceremoniales en templos catélicos, introdujeron nuevos cultivos e indus- trias artesanales, iniciaron a los indios en la crianza de ganado mayor y me- nor, vigilaron la tasaci6n y el cobro del tributo, De esta manera demostraron con los hechos lo que uno de ellos, al Negar, habia exelamado en su sermén inaugural: “Indios venimos a buscar, indios queremos, entre indios habemos de vivir y no entre espafioles”,13 Para realizar tan importante obra, fun- daron varios conventos que sirvieron como centros de operacién pastoral: Chiapa, Ciudad Real, Copanaguastla, ‘Tecpatén, Chapultenango, Ocosingo y Comitén. Atendieron a los pueblos, visitandolos periédicamente pero siem- pre regresando a sus centros para re- cuperarse de las largas caminatas y retomar la vida conventual. Sin embar- go, llegé el momento en que decidieron dejar de ser misioneros y convertirse en curas doctrineros. Nombrados co- mo tales por el real patronato, se insta- laron en los pueblos més importantes, elevandolos al rango de “doctrinas” y dejando a los pueblos mAs pequefios en el nivel de “visitas”. Nacié, asi, un sistema adminigtrativo que fun- cioné hasta bien entrado el siglo xix y que incluso, en cierta forma, toda- via esta vigente. La convivencia diaria con los indios dio a los “padrecitos” una influencia tan poderosa que pronto se convirtio- ron en los verdaderos sefiores de la comunidad. Desde esta posicién de mando, remplazaron hébilmente la es- tructura sociocultural antigua por una nueva, impregnada también de s{m- dolos, ritos y cargos religiosos, pero sujeta a su estrecha supervisién, Pocoa ‘poco, las fiestas catélicas, las cofradias de santos, las procesiones, las misas y los sacramentos fueron dominando y alterando la vida de los indios. En contraposicién a los tradicionales ca- ciques y sabios surgieron los dignata- ios, como el fiscal y el sacristén, que por el solo hecho de saber leer y escri- bir, acumularon un inusitado poder sobre los demés feligreses. Las multiples actividades sociocultu- rales introducidas consumfan una bue- na parte del tiempo y de los recursos de cada comunidad. A fines del siglo XVII, un juez visitador venido de Gua- temala descubrié que en muchos pue- blos lo que empez6 como un servicio ordenado se habia pervertido en una flagrante explotacién, En Chamula los naturales habfan pagado al cura, en 1696, la exorbitante suma de 758 pesos con cuatro reales, sin contar los derechos por bautismos, casamien- tos, funerales y misas de cuerpo pre- sente. En el pueblo funcionaban cinco cofradias y se celebraban, fuera de la Semana Santa, més de 25 fiestas re- ud ligiosas. S6lo el sustento del religioso costaba 518 pesos con seis reales, sin incluir el servicio diario de dos caba- Merangos, una molendera, un cocine- ro, un mayordomo y dos muchachos porteros.1¢ La simbiosis entre cura doctrinero y comunidad india fue tanto més nota- ble por no estar permitida legalmente la permanencia de un espaiiol entre la poblacién nativa. La Corona, por medio de las Leyes de Indias, procuré separar radicalmente a los conquista- dos de los conquistadores. Blancos, negros, mestizos y mulatos tenfan prohibido establecer vivienda en los pueblos de indios.15 ¥ si algin viajero espafiol por alguna razén tuviera que pernoctar en alguno de ellos, le esta- ba permitido permanecer sélo “el dfa que llegara y otro, debiendo salir al tercero so pena de cincuenta pesos de oro de minas por cada dia”.16 Es deci que los pueblos de indios no sélo fue- ron divididos y aislados entre sf, sino que, ademés, fueron separados del res- to de Ja poblacién al organizarlos co- mo “reptiblica de indios”. Siendo los curas doctrineros la excep- cién a esta regla, no es de extrafar que el establecimiento de sus conven- tos en las cabeceras invitara, cada vez més, a los colonos espafioles para que siguieran su ejemplo, no obstante las prohibiciones legales. Pronto los pue- blos més importantes de la provincia estuvieron ocupados por una minorfa ereciente de comerciantes, tenderos y rancheros, todos ellos ladinos. No es casualidad que ese proceso de “ladini- zacién” se verificara primero en los lugares en donde la permanencia de los frailes y la corcanfa de tierras fér- tiles garantizaban a los inmigrantes estabilidad social y excelentes pers- pectivas econémicas. Los casos que lla- man més la atencién fueron Chiapa de los Indios, Comitan y Ocosingo, tres pueblos en cuyas cereanfas los frailes lograron establecer més de 30 haciendas e ingenios de azicar. La riqueza acumulada por los domini- cos y su casi monopolio pastoral sobre la poblacién india, suscitaron, desde fines del siglo V1, la codicia del clero secular. Liste empez6, con el apoyo del obispo y el visto bueno de la Corona, & reclamar a los religiosos la entrega de las parroquias frailescas. En esta contienda consumieron, ambos ban- dos, un considerable porcentaje de su energia a lo largo de los siglos XVII y XVII. Los dominicos lograron conservar, sin embargo, sus feudos més importantes y, por supuesto, tam- bién sus haciendas agricolas y gana- deras, que siguieron siendo propiedad de la orden hasta mediados det siglo XIX, cuando la Iglesia perdié sus bie- nes a rafz de la promulgacién de las leyes de Reforma, Los dominicos, al ser despojados de sus bienes, abando- naron a sus feligreses y se retiraron hacia Guatemala. 116 EL DOMINIO CIVIL Uno de los cambios introducidos por Jas Leyes Nuevas fue la eliminacién de las gubernaturas semiindependien- tes creadas por los capitanes de con- quista, las que fueron remplazadas por funcionarios nombrados por las au- diencias o la misma Corona. Para el Soconusco esta medida no fue una in- novacién, puesto que desde 1527 ya era administrado por oficiales reales venidos desde Tenochtitlan. El cam- bio consistié en que el gobernador y sus ayudantes ya no serfan designa- dos por las autoridades novohispanas sino por las de Guatemala. Este arre- glo, sin embargo, no se hizo realidad sino hasta después de un fastidioso vaivén buroerdtico, durante el cual la regién costera cambié varias veces de destino, hasta que en 1569 fue inte- ELOGIO DE CHIAPA DE LOS INDIOS, 1545 “Bate pucblo es muy grando y ol mayor que hay en esta provincia, esté ala ribera del mayor rio que hay en toda la Nueva Espaiia y as{ abunda de pescado, posee tierras muchas y las mejores que hay en Indias, cogen cacao dentro de su tierra, siembran. dos veces en el afio, y si quisieran sembrar siete también pudieran, porque la tierra, siempre esté para ello. Con poca agua que ilueva danse en las vegas del rio, que son muy grandes, todos los mantenimientos de los indios sin que la tierra se labre ni se cave; solamente la barren y limpian con fuego. Las trojes en que encierran el mafz es. la cafia donde nace: cuando lo han menester van por ello y lo traen sin temor que nadie lo hurte, Estén juntos dos maices, unos con mazorcas secas y otros a las veces con marzoreas verdes cabe él; y cada dia lo vemos esto que noes acé oculto. De ningain precioes acé la comida, porque cuasi sin trabajo la da la tierra. No han de hacer més de echarle la semilla tan sin trabajo como los indios la echan, ora sea de maz, ora sea de todas las cosas. Hay grandisima abundancia de las frutas de la tierra, pifias, pléta- nos, jfeamas, camotes, aguacates, ciruelas y todo lo demas: de aqui se provee toda la tierra; frutas de Castilla se dan pocas si no son higos, pero aqui es la madre de los melones, de las cidras y naranjas; albahacas se hacen tan grandes que no sé si las podrfa lamar arboles acopados, berenjenas, coles, rébanos y toda hortaliza, no es menester més de arrojar por ahi la semilla, que sin ningin beneficio se da todo, especialmente las cebollas; la yerba comiin de los campos y de los ejidos son bledos y verdoladas, bien creo que no hay en Indias pueblos de su manera tan ricos de todolo necesario al mantenimiento de los hombres...” Fray Tomés de la Torre, op. cit, cap. 49, pp. 378-379. a7 grada al distrito de la Audiencia de Guatemala.17 La provincia de Chiapa, al contrario, pertenecié desde 1543 a dicho distri- to, pero con la anomalia de no tener funcionario superior que la goberna- ra.18 En 1536, el cabildo de Ciudad Real habia conseguido el privilegio de administrar por sf solo la entidad, al suprimirse el puesto de teniente de gobernador, introducido en 1530 por Pedro de Alvarado. Logré mantener esa situacién hasta 1577, afio en que Ja Audiencia de Guatemala nombré a Francisco del Valle Marroquin como primer alcalde mayor de Chiapa.!9 A partir de esta fecha se designé, cada cinco aiios, desde Guatemala primero y desde Espafia después, a un nuevo alealde mayor. También a partir de esta fecha la provincia de Chiapa fue elevada al rango de alealdia mayor. Para los indios, agrupados por los frailes en seis distritos y més de 100 pueblos, el cambio de cabildo a alcal- de mayor no significé ningun alivio, sino més bien lo contrario. El nuevo dignitario, por lo general compraba su puesto a la Corona y Iegaba a Chiapa con el propésito de saldar sus deudas lo antes posible, El medio pa- ra lograrlo fue, obviamente, la ex- torsién de la poblacién india, unica riqueza que ofrecia la entidad. El sis- tema de explotacién colonial, que de suyo constitufa una pesada carga pa- ra los nativos, se duplicé asi con la introduccién iMfeita de varios agra- vios adicionales que hicieron la vida de los indios apenas tolerable. El al- calde mayor y sus lugartenientes lle- garon a engrosar el grupo formado por el cabildo de Ciudad Real, los en- comenderos, los hacendados, los co- merciantes y los elérigos, todos los cuales habian aprendido a vivir a ex- pensas de las comunidades indigenas. Estos excesos eran posibles por ser Chiapa el traspatio del reino de Gua- temala; es decir, una provincia muy aislada y por ello alejada del control del gobierno central. Durante toda la época colonial, 1a po- blacién india de Chiapa, a pesar de su disminucién por las continuas enfer- medades, siguié siendo la mayor de las provineias que componfan el men- cionado reino. Contenia el néimero més elevado de tributarios y, por ende, ccupaba el primer lugar en produc- cién de bienes conseguidos por medio de los impuestos 20 Un padrén, levan- tado en 1683 por los oficiales reales de Guatemala, arroj6, para la alcaldia mayor de Chiapa, un total de 18 429 tributarios, repartidos en 97 pueblos y seis barrios indios de Ciudad Real. En contraste con esta elevada cifra, los 30 pueblos del Soconusco conta- ban apenas con 800 tributarios, que junto con los de Chiapa, daban un total de 19 229 personas; cantidad considerable, si la comparamos con 1a de otras provincias del distrito de la 118 Audiencia de Guatemala, como por ejemplo la Vera Paz (10 753), Totoni- cap&n (6 516), Quetzaltenango (3 798) y San Salvador (3 557). De los 18 429 indios tributarios de Chiapa, 16 184 eran vecinos de pueblos administrados por los dominicos. Los restantes 2 245 provenfan de comuni- dades atendidas por los franciscanos y el clero secular. El alcalde mayor su- pervisaba, por medio de sus lugarte- nientes, la recaudacién de los tributos asf como la tasacién de la poblacién. Para ambas actividades contaba con el apoyo de los gobernadores y alcal- des indios de cada comunidad y, por supuesto, el del cura doctrinero. El informe de este tltimo era, por lo ge- neral, mds fidedigno que las encues- tas hechas por los jueces visitadores. Estos siempre eran considerados por Jos indios como intrusos malvenidos que, en vez de reunir a la gente para contarlos, causaban su desbandada por Jos montes. Un padrén, de sus indios tributarios “enteros”, levantado por Jos dominicos en 1681, nos proporcio- na una idea de la poblacién de cada pueblo desde este punto de vista.” E) pago de los tributos por los pueblos de la alcaldfa mayor de Chiapa era, para los espafioles y criollos de Ciu- dad Real, el acontecimiento mAs im- portante del afio. El 24 de junio, fiesta de San Juan Bautista, y el 24 de di- ciembre, vispera de la Navidad, llega- ban los tamemes a la plaza mayor eargando los productos pagaderos al rey. Estos eran considerables, ya que desde fines del siglo XvI quedé esta- blecida la cantidad de dos pesos anua- Jes por cada indio varén entre los 18 y 50 afios de edad. En Chiapa, debido a la escasez de moneda, s6lo se exigia el “tostén del rey”, el resto se cobraba en especie, por lo general frutos (mafz, chile, frijol, gallinas, miel, cacao, gra- na, pita, liquidémbar, orejuela, patas- te y sal) y manufacturas artesanales (ollas, potates y mantas). Era costumbre vender todos estos productos al mejor postor en almone- da publica. El comprador se hacfa res- ponsable de abastecer de lo necesario a clérigos, monjas, religiosos y buré- cratas de Ciudad Real. Asimismo, el comprador se encargaba de dar la par- te que les correspondia a los enco- menderos que segufan disfrutando de algtin pueblo o, por lo menos, una par- te del mismo, La encomienda continus funcionando en Chiapa hasta media- dos del siglo XVII, aunque sus benefi- ciarios ya no eran hidalgos radicados en Ciudad Real, sino vecinos influyen- tes de la ciudad de Guatemala y miem- bros de la alta nobleza espafiola. Una vez satisfechos todos estos candida- tos, el resto de los tributos, o su valor en dinero, ora trasladado a la capital guatemalteca y de alli a la metropoli. Entre los bienes entregados sobresa- Vian las mantas de algodén fabricadas por las mujeres e hijas de los tributa- 119 , Cuadro7 Padrén de los indios tributarios enteros administrados por los dominicos, 1681 Priorato de Ciudad Reat Priorato de Ocosingo ElCerzillo 66 807 Mexicanos “4 348 Cuxtitali 25 Tenango 310 Zinacantan 294 Guaquitepeque 375 Istapa 292 Ocotenange 306 San Gabriel 15 Chilén B14 Soyalo 2 Yajalin 516 ‘Totolapa 207 Sitala 322 ‘Teopisca 420 Bachajon 424 ‘Amatenango 167 “Aguacatenango 189 Huistén 156 Priorato de Socoltenango Teultepeque 374 Tongjapa a Socoltenango 313 Amatlan 35 Chalchitn 26 Ixtapangajoya a Sitals a6 245 Copanaguastia By 28 Sacualpilla 38 20 Soyatithan ad 27 Istapilla 63 et San Bartolomé 400 66 Pinola 150 30 37 30 Priorato de Comitlén Comitlin 545 Priorato de Chiapa Zapaluta 195 | Coapa 60 Chiapa 1488 Esquintenango 309 Tustla 673 Coneta 188 Suchiapa 164 Aquespala 140 Pochutla 53 ‘Aguitatlan By 353 Chiquimuselo 110 131 Ayayaguitlon 52 88 Comalapa 66 120 Priorato de Tecpailin Coapilla u tn Gomistaguacin 0 Qeechule 300 Xitotol 75 hula Pueblo Nuevo ue Copainalé 393 Mincapa 9 Ghicoasen 108 Tapilula 42 macinta 13 Tguatléa 4 Chapultenango 285 seat a Comeapa ot Gomears Ostuacdn 85 comitdn 60 on stacomit ipitén 54 Silosuchiapa 22 Seats 5 Tepalapa 230 Manche 20 antepeque 7 Eanyereaue BY Rancho Ocatepeque 10 FUENTE: Padrén de los indios tributarios de los pueblos que estén bajo la administracién de tos rreligiosos de la provincia de Guatemala, Archi ‘Guatemala, A3.2, leg. 825, exp. 15207. rios. Segiin la calidad de! hilo utiliza- do, la manta tenia mayor 0 menor valor, destacando por su fino acabado la llamada “del Rey”, seguida por la “de Ostuta” y la “zoque”, para termi- nar con las “zendales y quelenes”, las més corrientes. Parecida diferencia, en calidad y precio, deben haber teni- do los demés articulos, en especial los frutos, ya que en su cultivo influian el clima y la fertilidad del suelo, No era igual el mafz cultivado en lo alto de la serranfa central al cosechado en las vegas del rio Grijalva, El esfuerzo exi- gido a cada pueblo, con base en el censo de su poblacién activa, est re- flejado, por ejemplo, en el caso de So- yal6, por un documento de 1674. El texto indica, con toda claridad, de qué manera una nueva tasacién podia ivo General de Centroamérica, Fondo Provincia de afectar a los vecinos en cuanto a la entrega anual de sus impuestos.%9 Para pagar el tributo, sobre todo por el “tostén del rey” (cuatro reales, la mitad de un peso) que el indio estaba obligado a entregar en moneda, escasa en una provineia tan rural como Chia pa, la Gniea manera de conseguirla era ira trabajar on alguna finca de Tabasco © Soconuseo, Esta situacién, de por si dificil de soportar, se volvié extrema cuando, a principios del siglo XVIII, se Ie ocurrié al alcalde mayor Martin Gon- zélez de Vergara exigir todo el tributo en dinero, doblando el precio de los productos en afios de mala cosecha. El eronista Francisco Ximénez consideré esta odiosa explotacién como una de las causas principales de la rebelion que en 1712 estallé en los Zendales, 121 Cuadro 8 ‘Tributo pagado por el pusblo de Soyalé on 1670-1672 y 1678-16742 4u encomendero ‘Segiin la tasacion de 1670-1672 Productos Precio Valor 68 mantas quelenes 2 tostones 136 tostones 68 fanegas de matz Lreal 17 tostones 50 gallinas de Castilla V2 real Gtostones 1 real 20 gallinas de a tierra reales 10 tostones ‘4 céntaros de Sreales 6 tostones 3 fanogas de frijol 2reales 1 tostén 2 reales 3 fanogas de aif 2reales 1 tostén 2 reales 10 petates Lreal 2 tostones 2 reales Toran 180 tostones 8 reales Segiin la tasaci6n de 1673-1674 5 Productos Precio Valor 112 mentas quelenes 10 reales 180 tostones 112 fanegas de maf 2reales 28 tostones 122 gallinas de castilla V2 real 14 tostones 25 gallinas de la tierra 2reales 22 tostones 2 reales 3 arrobas de mie! 3 tostones 9 tostones 5 fanogas de frijol reales 2 tostones 2 reales 5 fanegaa de aif reales 2 tostones 2 reales 20 potates Treal 5 tostones Toray ‘367 tostones 2 reales Fusnte: El fiscal de la Audiencia contra don Antonio Diaz por una encomienda que goza en Chiapa, 1678, Archivo General de Centroamérice, Fondo Provincia de Chiapas, A3.16, leg. 354, exp. 4511, 122 El cuento de los mafces [afirma] es un euento de nunca acabar, porque aun- que su majestad se ha matado tanto sobre aquesta materia, como son tan- tos los interesados en aquesta rapiiia, nunca se ajusta ni se ajustar, porque pregondndose el maiz y rematandose a 4reales para su majestad, todo se lo cobran a los indios en dinero cuando ‘menos a peso, con que el alealde ma- yor y los vecinos todos destruyen alos pobres indios, que aunque tengan el frto y lo quieren dar en maiz, no se les recibe si no es en dinero. Y siel aio es caro y el mats, frijol y chile sube de precio, al precio que corre, aunque sea ‘a seis pesos, a es0 se lo cobran.# Al escribir fray Francisco estas li- neas, la rebelién ya habia sido aplas- tada y la recaudacién del tributo acababa de recibir una restructura- cién que su promotor, el juez Felipe de Lugo, esperaba definitiva. En el nue- vo sistema de recaudacién habian si- do eliminados el control ejercido por el alcalde mayor y el acostumbrado remate en la plaza mayor de Ciudad Real. En adelante, cada producto ten- drfa un precio fijo y au liquidacién estarfa en manos de los oficiales de Ia real hacienda exclusivamente. El ambicioso proyecto, una vez aplicado, aumenté de manera considerable el tesoro de su majestad pero no signifi- €6 ningiin alivio para los indios. Las mantas, que medio siglo antes habian tenido un valor de ocho a 12 reales, ahora costaban de 12 a 23 reales; el 123 DESCRIPCION DE LOS INDIOS CHIAPANECAS, 1545 “La gente es muy crocida a maravilla, asi hombres, como mujeres, que pare- cen gigantes, ha sido gente muy beli- cosa en extremo y hacfan guerras y grandes dafios a todas estas provincias: desbarataron a Montezuma y jamés sirvieron a nadie; no tenfan eaciques, los sacerdotes regian el pueblo; espo- cialmente era obedecido como Dios el més viojo sacerdote que tenfa cargo de su Dios a que llamaban Matone cuyo templo derribamos nosotros, Los cris- tianos, cuando tos sujetaron les pusieron por cacique y sefior, cuasi a manera de eleccién canénica, a don Pedro que hoy es cacique en este pueblo, Son gente traba- Jadora y asi vemos de noche lumbre por las casas, que estén las mujeres hilandoy tajiendo, hécense aqui las mejores man- tas de algodén que se hacen en la tierra y aun en Jas Indias, andan desnudos y por maravilla se ve manta en el puctlo, ni ‘camisa si no son los principales que la traen, como quien traeun arnés, ylos que traen manta tréenla con dos nudos sobre el brazo derecho, y algunas mujeres an- dan como las de Yucatén y cuando se ponen manta es sobre los hombros y do- blada Ia ala sobre el brazo, como los hom- bres hacen sus capas. El cabello traen trenzado con galanas trenzaduras y ro- deado ala cabeza sin otra ninguna toca, Fray Tomés de la Torre, op. ci cap. 44, p. 378. maiz, el frijol y el chile, cuyo precio oscilaba entre dos y seis reales, ahora se compraba a ocho reales la fanega.25 Otra de las causas de Ja rebelion de 1712, mencionada también por fray Francisco Ximénez, era el repartimien- to hecho por el alcalde mayor y nume- rosos vecinos de Ciudad Real entre os pueblos de los Zendales: Andan (dice) por aquellas provincias con sus tiendezuelas fiando ropa a los indios y, como ellos al fiado no les da euidado empeftarse bion, porque no consideran de que han de pagar, llega el tiempo de la paga, y, no teniendo de ‘qué, unos lo pagan ena cércel y otros y los més, malbaratan lo que tienen y se quedan pereciendo.2 Tal comentario podrfa dar la impre- sién de que se trataba de un negocio ambulante ms 0 menos inocente en el cual los criollos y ladinos de Ciudad Real s6lo cobraban a los indios descui- dados lo que les adeudaban, Pero, en realidad era un sistema de explota- ci6n orquestado desde la cispide del poder e impuesto a los infelices na- turales con toda la fuerza de la mala costumbre hecha ley. En 1766, Pedro Tomés de Murga, veci- no de Ciudad Real, redact6 por encar- go de uno de los oidores de la Audiencia de Guatemala un ¢etallado informe sobre las “justas utilidades” que el re- partimiento de mereancfas producta a Jos alcaldes mayores durante los cinco 124 afios que ejercian el cargo. Es un do- cumento poco comin, ya que descu- bre, punto por punto, los mecanismos de aquel vergonzoso negocio. Con ver- dadero cinismo el autor defiende el repartimiento como una institucién saludable y ttil para los agraviados porque, a su modo de ver, asf “pagan puntualmente sus reales tributos y demés contribuciones”. Aprendemos del sefior Pedro Tom4s de Murga que un alcalde mayor moderadamente aplicado podfa sacar, en los cinco afios de su servicio, una ganancia de 70 725 pesos de plata, simplemente utilizan- do su autoridad para obligar a los in- dios a trabajar en balde y comprar cosas superfluas.27 Gracias a ese documento sabemnos que los repartimientos se hacian regular- mente por Afio Nuevo, aprovechando Ja presencia de los candidatos a alcal- de ordinario para los 92 pueblos de que constaba entonces la provincia. A los nuevos alcaldes se les entregaba, junto con las varas de mando, las arro- bas de algodén destinado a ser hilado y tejido por las mujeres de cada pue- blo, asf como los sombreros y mache- tes que tenfan que ser vendidos entre los hombres. A los seis meses tenfan que estar de regreso con las mantas terminadas y el dinero en la mano. Volvian a sus pueblos con nuevos en- cargos y con la obligacién de hacer una segunda entrega de productos y tostones a fines del afio. Siempre se- 339-5 5345 pewoe 69995 20347-6 8 529 Totales Total en 18.999-1 10697 66-49-204 10438 ‘Sobel 160-2 25-2 3046-7 2938-10 Zendales 3602 “zendales y quelones” a 12 reales de mais, chile y frijol a 8 real itador de Chiapa, 1717-1721, sgt, Audiencia de la manta “de Ostuta” a 17 reales 8.5 mrv. la manta “zoque” a 17 reale: 2110-2 1354-6 Ja manta | Ia fanega. legal la miel el cacao a 8 pesos la carga Cuadro9 Tributos cobrables en Ia alcaldia mayor de Chiapa a partir de 1720 1450 372 561-6 Ja manta “del Rey” a 23 reales ‘Chiape Coronas Zoques 12 pueblos 15 pueblos 25 pueblos 17 pueblos 16 barrios 9032-1 2TBB4 630-1 2766 ‘carga é 26 pueblos FUENTE: Autos hechos y remitidos por Felipe de Lugo, Guatemala, leg. 312. Productos Medidas Llanos Varios 51 petates a4 reales la pieza 58 zontes de orejuela a 12 reales la carga 18 zontes de pataste a 7 12 pesos. 21. onzas de pita a 1 real 2817 peaos 1 real en dinero gin don Pedro Tomés de Murga, los naturales acostumbraban ocurrir a esa farsa “voluntariamente, sin nin- guna violencia”. Los atropellos cometidos contra la po- blacién india se vuelven particular- mente odiosos si tomamos en cuenta que ésta era victima, con frecuencia, de epidemias que la diezmaban sin misericordia. En el Soconusco y en el valle del rfo Grijalva, ambas regiones de clima tropical, la mortandad legs al punto de que muchos pueblos de- saparecieron del mapa.?8 Los en- comenderos de Ciudad Real y los comerciantes de Huehuetin se volvie- ron cada afio més pobres, ya que sus ingresos debidos al tributo o al comer- cio no dejaron de disminuir, Frente a esta situaci6n, tomaron dos decisio- nes complementarias: sobreexplotar a os sobrevivientes y convertirse ellos mismos en productores agricolas, es decir, en hacendados y rancheros. La primera decisién originé una opre- sién generalizada de los tributarios que desembocé en varios motines y en Ia gran rebelién de los Zendales. El motin més famoso de la historia colo- nial chiapaneca fue el ocurrido en 1693 enel pueblo zoque de Tuxtla: en aque- Mla oeasiGn los indios mataron a pe- dradas al alealde mayor Manuel de Maesterra y Atocha, a su alguacil Ni- colds de Trejo y al gobernador indio Pablo Herndndez. La injusticia que hizo desbordar los dnimos fue la or- den del alcalde mayor de aprehender a Juan de Velazquez, anciano princi- pal, y darle 12 azotes en la picota. Pero Ja causa del furor de los amotinados fue el haber sufrido durante atios los excesivos repartimientos de mercan- ctas y la obligacién de vender maiz y grana a bajo precio, siendo el cacique Pablo Hernandez el implacable ejecu- tor de esas dos medidas. La segunda decisién produjo un cam- bio radical en la tenencia de la tierra y el ordenamiento socioeconémico del espacio, En el campo chiapaneco na- cieron, al lado de los pueblos de in- dios, las fincas conformadas con tierras y servidumbre indigenas. El-proceso fue lento y doloreso: lento porque tan- toa los hidalgos de Chiapa como a los mercaderes del Soconusco les costé tiempo acostumbrarse a ensuciarse las manos con la crianza de ganado; dolo- roso para los indios, ya que suftieron Ja enajenacién progresiva de sus me- Jores tierras, que pasaron a ser pose- sién de los agresivos finqueros. En 1611 Chiapa contaba ya con 29 estan- cias y cuatro ingenios de azicar; el Soconusco con igual mimero de estan- cias, seis heredades de cacao, cuatro obrajes de tinta afiil y un trapiche de caiia.2® Para 1778 estos nimeros se ha- bfan duplicado y al final de la época colonial legaban a 200.50 En lo social y étnico, la finca reprodu- Jo la estructura de la ciudad que les dio nacimiento, Era un mundo con- 126 Cuadro 10 Ganancias (en pesos) quo los alealdes mayores pueden obtener en cinco a Pes del repartimiento, 1763 en Bova través Gastos de compra Productos Cantidad yflete Preciode venta Ganancia Rgodén 4000 a 14 reales ‘a5 reales arrobas lasroba 7000 lalibra 12500 5500 Grana 800 25 reales 7 pesos arrobas Inarroba, =—«2400= sda arroba = 5600-3200. Tabaco 12000 0.76 reales 41.25 reales mancjos elmancjo 1125 elmangjo 1875150, Pataste —‘2petacas 2 20 pesos 1.60 petos de 120 ibras ln petaca 320 lapetaca 96060 Petates 180 a Apesoe 86 pesos docenas Tadocena 780 Iadocena =—1080 860 Caceo ——«SOcargas a Breales, a 12 reales deGolibras — lacarga 4000 lacarga 6000 2000 Machete eajonesde 270 pesos 875 pesos 1docenss —_ledocena ©=-««$.360~— In doconn’ © 9600240 Sombreres 4cajonesde a Tpesos 12 pesos Yedocenas Tn docena 336 ladocena 57 (a0 Mules 40bestias =a 14 pesos 125 pesos deSatoe ——Incaboza 560 Iacabeza ©1000 440 Medias 50 docenas 8 reales elpar 225 15 Derechos 700 pesos por actuacién en compras ¥y negocios 600 700 ‘Total de un ato 14s 14145 ‘Total del quinquenio 110580 70725 FUENTE: Informe del coronel Tomés de Murga sobre lo que un alcalde mayor tiene y puede tener por repartimier 1399-2020, 127 entos, 1763, Archivo General de Centroamérica, Fondo Provincia de Guatemala, A.1,17- tradictorio en el cual reinaba, por un lado, una rigida jerarquia de funcio- nes y, por el otro, una estrecha convi- vencia de todas las fuerzas de trabajo involucradas. De esta manera, la fin- a se convirtié en el universo privile- giado del mestizaje racial y cultural, acelerando notablemente un proceso que se habfa iniciado desde hacfa tiem- poen Ciudad Real y Huehuetén.#! Los hidalgos, y los no tan hidalgos, espa- fioles, a pesar de los elevados princi- pios de su religién no tuvieron mayor inconveniente moral para unirse, libre y obligadamente, con mujeres indias y esclavas negras, De estas uniones na- cié un buen mimero de hijos bastardos, a menudo abandonados y muy pocas veces reconocidos por sus padres, El establecimiento de las fincas fue posible en parte por el abandono de grandes extensiones de terreno ante- riormente habitadas o cultivadas por los indios. Ese retroceso se debi6 a la reduceién a poblado Ilevada a eabo en Ja segunda mitad del siglo xv1 y al descenso de la poblacién que a me- nudo acompajiaba la congregacién. Los indios, para nada acostumbra- dos a una vida concentrada, cayeron vietimas de las enfermedades conta- giosas. La expansién de la finea coin- cidi6, asf, con la disminucién de la poblacién nativa y don el consecuente desalojo de una parte de sus ticrras. De hecho, la “repiblica de indios” en Chiapa y Soconusco ocupaba una frac- cién muy reducida deta superficie del actual estado de Chiapas. Muchos pue- blos no se extendian mds alla de la legua cuadrada que les habia asignado la legislacién colonial. El resto fue pau- latinamente invadido por las hacien- das o fue a aumentar los despoblados que habfan nacido al derrumbarse Jas grandes ciudades mayas del clé- sico, a fines del siglo x, o que siem- pre habfan existido. En este reducido espacio, los indios aprendieron a sobrevivir lo mejor po- sible. Muchos de ellos siguieron siendo campesinos o bien, dedicados a la ar- tesan‘a, siempre ocupados en trabajar para juntar el tributo, obedecér el re- partimiento y cumplir con las obligacio- nes religiosas, Las facnas en las fincas ya participacién en las fiestas de pue- blos vecinos produjeron un conside- rable movimiento de la poblacién. Los indios siempre habian sido grandes caminantes; continuaron siéndolo du- rante la época colonial. Hay que ima- ginarnos las veredas chiapanecas siempre lenas de gente desplazdndo- se por algtin motivo comercial, labo- ral, administrativo o festivo. Entre ellos dominaba la figura del tameme o eargador, el indio que por un sueldo miserable transportaba productos y personas por los caminos de las 48- peras sierras; también aparecia en Jos pocos caminos reales que cruza- ban el territorio, compitiendo con las mulas de los ladinos que iban y ve- 128 . Cuadro 11 Estancias, ingenios, trapiches y obrajes on Chiapa y Soconusco, 1611 El recinto de Ciudad Real El priorate de Chiapa 4 estancias de ganado Ltrapiche de cana ‘estancias de ganado La vicarfa de Comitén Iestancias de ganado ‘La viearia de Copanaguast 2 ingenios y 1 trapiche 10 estancias de ganado El beneficio de Jiquipilas 15 estancias de ganado Ltrapiche de cafia Elboneficio de Mapastepee Ld estancias de ganado Ghoredades de cacao 4 obrajes de tinta aftil "726 personas de esclavas negro mulatos indios” “31 esclavos negros, hombres y mujeres” “10 personas indios casades y solteros” “80 porsonas de indios, negros y mulatos, casados y solteros* “8 esclavos casados” “30 indios casados y solteros” “80 indios, negros y mulatos, ceasados y solteros” “60 indios naborios” “20 personas” 180 personas de gente espafiola de servicio, ‘nogros, mulatos e indios” Fuente: Padrén y matricula de los vecinos espanoles y sus hijos y criados, ast de negros y mulatos como de indios,y de la gente que hay en los pueblos, Ciudad Real de Chiapa, 1 de octubre de 1611, (oar, Audi ica de México, leg. 3102). nfan con destino a Tehuantepec, Ta- basco y Guatemala. Desgracia fue para los pueblos que estaban situados a Ja orilla o en las cercanfas de esos caminos principales, ya que sus habitantes tenfan que ser- vir a las personas importantes que pasaban y que constitufan una proce- siGn interminable de exigentes digna- tarios, tanto eclesidsticos como civiles. Los indios no dejaban de quejarse de las molestias asf causadas, puesto que aquellos sefiores viajaban, por lo ge~ neral, con un considerable séquito de servidores y acompafiantes. No pocas veces, la comitiva, después de haber recibido un trato expedito y generoso, abandonaba el lugar sin pagar por el 129 Cusdro 12 Principales haciendas on Chiapa y Soconusco, segtin su composici6n étnica, 1778 Brea Haciendas Espatioles —Castizosy Negrosy Indiosy Total ‘mestizos _mulatos _naborios Ixtapa Cacaté 29 37 66 ElBurrero 1B 10 28 Copainalé Bombané 18 92 130 Ixtacomitin Las Riveras 257 204 383-1802 2319 Fitotat Bochil 19 8 6 ut 150 Eseuintenango San Lucas 45 45 SenJuan 19 19 Castarrica 42 2 Montenegro 2 8 20 San Miguel 6 109 34 321 20 SanBartolomé El Rosario 1 39 50 90 San Antonio 10 60. 70 Custepeques —_Jaltenango a7 7 Santiago a Sante Ana 26 wl 3 San Miguel 2B 28 Espfritu Sento 43 4“ SenJuan 2 12 Nuestra Sefiora 146 148 San Antonio 39 39 ‘Tototapa La Herradura 8 29 2 99 157 Acala ‘Alfaro 33 55 88 Nandamuys 8 30 93 aw ‘Ocosingo Santo Domingo 4 8 308 328 Ocozocuautla La Venta 6 25 31 Jiquipilas El Zapote 53 53 Sen Antonio 95 20 15 Macuilapa 6 us 85 213 Llano Grande 8 64 18 90 Buenavista 8 6 13 97 Sante Lucia 8B 37 125 Santiago 9 30 39 Santo Tomés 34 u Sen Francisco 16 16 Tonals El Valle 127 9 49 226 611 Tora. \ 493 437 1558-3621, 8082 FUENTE: Informe de los vasallos que tiene su Majestad en este obispado de Ciudad Real de Chiapa, inclusos los eclesidsticos, seglares y regulares, hombre, mujeres, nifios y nifas, sacado de lag certificaciones o padrones dados por los curas, Ciudad Real, 1778 (Archivo Hist6rieo Diocesano). 130 servicio, La excusa era la de ser reli- giosos pobres por condicién o vocacién 0 la de venir comisionados por el su- perior gobierno con todos los gastos incluidos.%2 LA RESISTENCIA MULTIPLE Apremiados por la Iglesia y el gobier- no, los indios de Chiapas tuvieron que apelar a todo su ingenio para preser- var su dignidad como individuos y co- mo comunidad, Lograron salvar varios elementos esenciales, entre ellos sus idiomas y un acervo nada desprecia- ble de sabiduria popular y de experien- cia religiosa acumuladas a través de los siglos. Asimismo, se aferraron con terquedad a su acostumbrada dieta ali- menticia basada en la sagrada triada de maiz, frijol y chile. También conser- varon las ancestrales técnicas agrico- las y artesanales, enriqueciéndolas con aportes europeos en cuanto a nuevos productos y herramientas desconoci- das. La lana, por ejemplo, y el mache- te cambiaron sustancialmente la vida Cuadro 13 La poblacién de Chiapa y Soconusco en 1778 Provincias Castizos ‘Negros y Indios y opartidos Espafioles mestizos mulatos _naborlos Total Valle do Jobel 560 1882 830 2u7 5389 Coronas — 45 — 8525 8570 Zoques 377 469 586 11182 12614 Guardianta 6 — a 2955 2972 Llanos 780 1578 749 15728 18.835 Chiapa 476 652 654 4.800 6582 Zendales 110 532 9 14 608 15329 Jiquipilas 56 — 532 501 1089 Soconusco 331 648, 776 5654 6409 Mapastepec 184 60 aun 1194 3549 TotAL 2880 5866 6.328 66 264 81938 Clérigos 66 Caciques 224 TOTAL 2946 5 866 6328 66 488 81628 $A Furnte: Informe de los vasallos que tiene su Majestad en este obispado de Ciudad Real de Chiapo, inclusos los eclesidsticos, seglares y regulares, hombres, mujeres, nifos y nifas, eacado de las certificaciones o padrones dados por los curas, Ciudad Real, 1778 (Archivo Histérico Dioeesano). 131 de Jos campesinos en general y la de Jos Altos en particular. Fue en el 4mbito del culto religioso donde se vieron obligados a hacer ma- yores concesiones. Aprendieron a cum- plir con todos los aspectos formales del catolicismo al mismo tiempo que continuaron, de manera soterrada con sus devociones y rituales antiguos. Son numerosos los casos de “idolatria” de- nunciados en informes diccesanos y crénicas frailescas. ¥ éstos constituye- ron, sin duda, una mfnima parte de las précticas que los indios inventaron al tratar de reconciliar las exigencias cris- tianas con sus propios intereses, Los curas, a pesar de su afén por vigilar la ortodoxia entre los feligreses, eran po- cos y vivian en las cabeceras, dejando a los fiseales indios la tarea de controlar a los pueblos menos importantes. Si éstos a menudo eran territorio vedado para los representantes pastorales, lo eran atin més los remotos parajes y las milpas perdidas en el campo. En muchas comunidades los indios continuaron consultando los libros sa- grados, adivinando el futuro, recitando Jas plegarias tradicionales, haciendo ofrendas, tocando el teponaxtle o tum, ejecutando los bailes rituales, vistien- do mAscaras y penachos.*9 Pero se de- dicaron a estas actividades prohibidas en la oscuridad de la3 cuevas y el ais- Jamiento de las montafias y selvas. Al mismo tiempo trataron de contempo- rizar con las autoridades coloniales, venerando a los santos catélicos en los templos de los pueblos y asistiendo a las ceremonias de la liturgia cristia- na, Asi dieron paso al surgimiento de dos sistemas religiosos paralelos, uno escondido y otro pablico, uno dominado por las antiguas deidades regionales, locales y familiares, y otro patrocinado por los protectores celestes introduci- dos e impuestos por los frailes. Sabemos de la persistencia de la reli- giosidad clandestina por los continuos esfuerzos de las autoridades eclesiés- ticas para erradicarla, una vez descu- bierta. El clero combatiacon particular eneono las précticas adivinatorias rea- lizadas por los “nahualistas” con base en ¢l calendario sagrado. De allf su afén por desenmascarar en las comu- nidades a esos “maestros de la supers- ticién” y confiscar sus instrumentos de trabajo, los “repertorios para hacer di- vinaciones” y los “cuadernillos histé- rricos eseritos”. El elérigo més decidido en acabar con tales costumbres fue el obispo fray Francisco Nitfiez de la Ve- ga, quien goberné la diécesis de Ciu- dad Real de 1682.a 1706. En un informe enviado al Vaticano en 1693 afirmé haber recogido mAs de 200 escritos indf- sgenas. Todos ellos pararon en la hogue- ra, ano ser que algunos se salvaran y se encuentren escondidos en algin ar- chivo desconocido.4 Alhablar sobre los calendarios, Francis- co Nitiiez. proporcioné los nombres de los 20 dias del mes indio, nombres que 134 DESCRIPCION DEL PUEBLO DE ZINACANTAN, 1545 “Este pucblo de Zinacantlan, que es grande y cabecera de toda aquella nacién, esté Jegua y media de la ciudad, Esta asentado en un valle bien abundante de arroyos, est cerca, de altas sierras, yél en lohondo, aunquees tierra muy alta comola ciudad, y para donde se suben infinitos estados de donde quiera que se vaya. Es tierra muy fria aunque mAs blanca [sic] que la ciudad y sin nieblas a las mafanas; es tierra muy pobre de todas cosas, solamente abunda de muchas y frigidisimas aguas y muy buenas [...] y hay infinitos 4rboles de pinos y robles y encinas y otros de esta manera: hay infinitos yesos y cantera de alabastro, aunque ella de poco sirve, aunque por probar hacemos cosillas para casa, ldbrase con una azuela como tabla, Es la gente de este pueblo de su natural més noble que la demas desu nacién, y todos son mercade- res 0 los ms; y por esto son conocidos de todas estas tierras y otras muchas. Tiene salinas en su pueblo y en los sujotos de él; de aquf se proveen todas estas tierras que fuera de aqui no la hay blanca; son las salinas comunes, quien quiere hacer sal para siy para vender. Con ser de suyo tan estéril este pueblo abunda de todas las cosas, porque acuden los comarcanos aqui, no solamente por la sal, pero porque como son mercaderes acuden aqui las dems a comprar lo que han menestery venden también Jo que traen, Tienen también gran fantasia éstos y no se precian de sembrar, ni de cosa de oficios, porque dicen que son mercaderes. Los espafioles llaman a todos los de esta nacién Quelenes, porque a los mancebos que les daban para su servicio, Jos Haman estos indios Quelen; pero ellos no se laman sino Zinacantecas on lengua mejicana, y en su lengua se llaman Zoteit Vinic, que es lo mismo que decir hombre morciélago. La raz6n es porque sus antepasados, que dicen ellos haberse hallado en aquella vega de la Ciudad y haber aparecido all{ antes que hubiese sol, hallaron un morciélago de piedra y aquel tomaron por Dios y le adoraron, Andan desnudos y ‘cuando el frio ola fiesta les fuerza a vestir, pOnense una manta sobre los hombros con dos nudos a la parte derecha; las mujeres andan como las de Yucatan porque estos y ‘aquellos convienen en muchas cosas asf de la lengua como de sus costumbres: son los do este pucblo en toda esta tierra como los principales de cada pueblo, y solamente por ser de Zinacantlan se hacen honra, por decir que son mereaderes, [...] No tenfan sefior en Zinacantlan, sino de los de mejor linaje nombraban uno que los rigiese y guiase en las guerras, y cuando no lo hacfan bien quitabanlo y ponian otro; {..] los hijos de los sefiores eran sacerdotes, si conocian mujer echdbanlos luego del oficio sacerdotal, pero la sodom{a de entre ellos los sacerdotes y de entre otros no se hacia caso, como en todas estas tierras...” Fray Tomds dela Torre, op. cit., cap. 48, pp. 388-389. 135 parecen corresponder a la lengua tzel- tal: Imox, Igh, Uotén, Ghandn, Alagh, Tox, Moxic, Lambat, Molo, Elab, Batz, Euob, Been, Hix, Tziquin, Chabin, Chic, Chinax, Cahog y Aghual. Sobre las dei- dades a las cuales los dias se referfan, conocemos poco. Imox, por ejemplo, re- sidfa en la ceiba que coronabala plaza de cada pueblo y bajo cuya sombra se acostumbraba hacer la eleceién de las autoridades, ya que ese arbol era con- siderado como el origen y el centro del universo local. De Votan, “tercer gen- til” y “sefior del palo hueco” (es decir, del teponaxtle), dice el obispo que era muy venerado por los indios, al grado de que “en alguna provincia le tienen por eoraz6n de los pueblos”.®5 En una de sus cartas pastorales,** fray Francisco Nvifiez se refirié con mas detenimiento al uso que daban los na- hualistas a los calendarios para “re- gular los nacimientos do los hombres”. Observando el momento en que éstos tendrian lugar y pronosticando, ast, el futuro de los nifios, les asignaban des- pués el nabual o alterego correspon- diente al dia en que habjan nacido, Este espfritu protector podia ser un elemento natural, como una estrella, ‘un rayo, una bola de fuego o cualquier animal, desde el colibri inofensivo has- ta el feroz jaguar. E] nahual asf esco- gido se encargarfa\a partir de ese momento de favorecer, socorrer, acom- pafiar y dar fortuna a su protegido. Obviamente, los nahualistas eran muy 136 DESCRIPCION DEL PUEBLO DE COPANAGUASTLA, 1545 “La tierra de Copanaguastla y toda la ‘comarca es maravillosa en todo, prime- Famente en temple; porque ni hace frfo ninguno ni demasiado calor. Hay gran abundancia de toda la comida de los in- dios, asf matz como ajf y todo lo demas que ellos comen, es la madre del algo- dén y de alli se visten todas estas pro- vincias; es tierra Nanfsima, de grandes pastos para ganados y a las espaldas tienen las sierras de donde se saca el ‘oro, es del todo semejante a Jerie6, hay infinitas palmas, palmitos excelentisi- ‘mos, aunque pasaron cuatro afios que no les comimos, ni los indios nos los die- ron pensando que no sabfamos comerlos, tienen grandes tierras de regadillos y otras cosas grandes. Tiene una falta grande, que no ha habido hasta ahora en aquella tierra un Eliseo que les sane las aguas y es que, como es tierra de palmi- tas, tiene la misma enfermedad que las aguas de Jeric6|..): comtinmente son las aguas malas y salobres.” Fray Tomés dela Torre, op. cit.,cap. 48, p.390. solicitados en la comunidad y tenidos por los “sabios del pueblo”, ya que ademés de bautizar a los nifios ayu- daban ala gente a resolver problemas amorosos, realizar maleficios a los enemigos e identificar enfermedades, Esta ultima actividad estaba muy re- lacionada con las curaciones realiza- das por gente iniciada por medio deun euidadoso aprendizaje que incluia no s6lo prdcticas terapéuticas sino también rezos y rituales. El candidato empezaba su formacién con una cere- monia que se desarrollaba en algin monte, barranca, cueva u otro lugar oculto. La iniciacién se prolongaba a Jo largo de 13 dias, mimero importan- te para los indios al estar relacionado con el total de espacios celestes, La costumbre de recurrir a las plantas medicinales y utilizarlas en un con- texto mégico-religioso, fue una de las tradiciones que los indios supieron preservar mejor. Estas y muchas otras costumbres for- maron el entretejido de una cultura genuina que logré mantenerse viva gracias al ocultamiento. Constituy6 la forma de resistencia que la mayoria de la poblacién india adopt6. Los “prin- cipales”, sin embargo, preocupados por conservar sus privilegios antiguos, aprovecharon a menudo su posicién de poder para acomodar la tradicién al nuevo contexto. Con tal de salvar la estructura sociocultural que respalda- ba su autoridad, se esforzaron en dar muestras piblicas de adhesién al ré- gimen colonial, pero en el fondo trata- ron de defender sus propios intereses, Pronto aprendieron a pactar con el grupo espafiol que més les convenia, entrando, asf, en las contiendas pre- valecientes entre la Iglesia y el Estado, asf como entre los bandos que dentro 137 de estas dos instituciones se opontan los unos a los otros. Hubo principales que lograron desen- cadenar verdaderos movimientos que legaron a poner en peligro el orden establecido. Preferentemente tomaron prestados simbolos y rituales de la re- ligion catélica para ganar mds adeptos, Procurar mayor eohesién entre ellos y ‘engafiar a las autoridades. De los mu- chos intentos que hubo, son de desta- carse dos por la extensién geografica que cubrieron y el impacto sociopoliti- co que alcanzaron: la Cofradia de los Doce Apéstoles, fundada en Chiapa de los Indios alrededor de 1575 por el principal Juan Atonal;3” y la Iglesia de la Virgen del Rosario, proclamada en 1712 en Cancue, pueblo de los Zen- dales, por varios indios “ladinos”, es decir, letrados, que pertenecian a la nueva élite creada por los frailes do- minicos para ayudarlos en su activi- dad pastoral.2# Juan Atonal era en su pueblo uno de los principales que pertenecfan al sec- tor privilegiado de a sociedad chia- paneca pero no eran miembros del reducido efrculo de “eaciques” que por derecho’ hereditario gobernaban los ocho calpulli de la nacién. Desde jo- ven habia mostrado una clara inclina- cién hacia los espaiioles, colaborando con ellos. En 1543 habia actuado como persona de confianza del encomen- dero Baltasar Guerra de la Vega, en- cargado de supervisar el trabajo de ;RIPCION DE LA PROVINCIA ee LOS ZOQUES, 1545 “en aquclla provincia que Hlamamos de Zoques, casi todo el afio liueve; y dos otres meses que deja de lover aun llue- ve muy bien de quince en quince dias. Hay Arboles tan altos que parecen He- gar al cielo, diéles la naturaleza unos estribos quesalen del mismo tronco que parecen hechos de cera o puestos por manos de maestros y as{ tienen los troncos tan gruesos que diez hombres no Jos abarearan con los brazos. Hay unas hermosas sierras altas, delgadas y dorechas, que parecen un ciprés y ellas y todo lo demés de la tierra tan Heno de arboleda que no se puede creer sino se ve, hay infinitos arroyos amen{- simosy de clarfsima agua y muy buena, que erfa naturalmente oro”. Fray Tomasde la Torre, op. cit.,cap. 39, p.351. Jos esclavos en el ingenio de azucar que su patrén posefa en tierras de la comunidad. En afios posteriores ha- bia seguido prestando sus servicios a don Baltasar, a quien provefa de la mano de obra necesaria para sus fin- cas en tierra caliente y su casa de Ciudad Real. Por su lealtad incondi- cional hacia el encomendero y los de- més vecinos espafioles, haba entrado ‘en conilicto con varios caciques, entre ellos un tal Pedro Nott, y con los frai- les dominicos que los protegian.®? En 1547, estos ltimos decidieron or- ganizar a los indios para que junto con ellos se liberaran de la explota- cién de los encomenderos. Uno de los cabecillas de la rebelién fue precisa- mente Pedro Noti, quien un aiio antes habia sido depuesto como gobernador. Acusado de desobediencia a las auto- ridades espafiolas, fue obligado al exi- lio; sin embargo, gracias a la iniciativa de los dominicos habia podido regre- sar. E] plan era separarse de la cabe- cera, proclamar a Pedro Notf como supremo sefior de los chiapanecas, establecer alianzas con los caciques de los seis pueblos dependientes de Chiapa de los Indios, dejar de prover allos espafioles de productos y servicios y, en caso necesario, marchar contra ellos. El proyecto no se llevé a cabo, puesto que los vecinos de Ciudad Real enviaron tropas a Chiapa de los In- dios para conjurar la insurrecei6n. El joven Juan Atonal participé en el de- sonlace como indio amigo de los espa- fioles, aprendiendo a obtener provecho de la rivalidad que existfa entre los frailes y los encomenderos.*° Cuando hacia 1570 estos dos bandos volvieron a enfrentarse de manera abierta, Juan Atonal de nueva cuenta se puso del lado de la oligarqufa en Ciudad Real. Para ese momento los dominicos se habfan convertido, de ab- negados misioneros, en terratenien- tes 4vidos de aumentar sus haciendas a expensas de la comunidad ind{gena. 138 Para lograr su préposito se valieron de las cofradfas, fundadas para eliminar Ia idolatrfa entre los indios y proporcio- narles al mismo tiempo los medios pa- ra independizarse econémicamente de Jos encomenderos. Bajo la proteccién de un santo, los cofrades habjan adquirido tierras de sembradfo y sitios de ganado mayor, cuyas rentas destinaban para finan- ciar fiestas religiosas, cargos colecti- vos, obras piblicas, eteétera.? 139 Las cofradias, desde un principio su- pervisadas por los dominicos, pronto se convirtieron en e] instrumento uti- lizado por la orden religiosa para au- mentar sus bienes races. Por medio de ellas Jos frailes aprovecharon las donaciones de tierras comunales, he- chas por los caciques, para quedarse ellos mismos con la mejor parte. De igual forma, trataron de conseguir por e] mismo canal los trabajadores nece- sarios para sus présperas haciendas, En este context, la creacién, por Juan Atonal, de la Cofradia de los Doce ‘Apéstoles, debe ser interpretada co- mo una respuesta a la creciente domi- nacién por parte de los dominicos. Fue un intento de formar una alianza en- tre la élite india en un nivel regional para defender su autonomia amenaza- da por la orden de Santo Domingo, ya firmemente instalada en las incipien- tes “frailescas” de Chiapa, Copana- guastla y Ocosingo.#? No es ninguna casualidad que preci- samente principales de los tres pue- blos mencionados estuvieran entre los miembros fundadores de la cofradia. La sede del cenéculo estuvo localiza- da en una casa que Juan Atonal po- seia en Suchiapa, probablemente para evitar asf la vigilancia de los domini- cos residentes en Chiapa de los In- dios. Los doce apéstoles, entre ellos Juan Atonal y su hijo mayor, oficiaban como mayordomos en honor de Mavi- ti, el dios supremo chiapaneca, bajo la cobertura de ritos catélicos. La ima- gen debe haber sido parecida a la en- contrada afios antes en la cabecera y ‘cuyo cuerpo entero estaba cubierto de Jeroglificos. El significado de estas ins- cripciones sagradas sélo era conocido por los sacerdotes nativos que trasmi- tfan esa sabidurfa “de mano a mano”, al docir de fray Antonio de Remesal en su Historia general...4® Ademés de los doce varones, también participaban calidad de sacerdotisas bajo los nom- bres de Santa Maria y Santa Maria Magdalena. Fray Pedro de Feria, entonces obispo de Ciudad Real, tuvo razén al preocu- parse cuando descubrié, en 1584, la cofradfa disfrazada. La herejia habia proliferado por toda la provincia de Chiapa y contaba con muchos adeptos entre la élite de indios ladinos, es decir, RETRATO DE UN GOBERNADOR INDIO, 1626 “..a la verdad, no hay villa ni ciudad donde resida mayor nimero de indios caballeros. Don Felipe de Guzman, que era gobernador cuando yo estaba alll, era tan rico que mantenfa en su caba- eriza doce palafrones [caballos man- 805] tan hermosos como podia poseerlos cualquier gobernador espatiol del pais, ymostraba tanta firmezay dignidad co- moel que mds delos sefiores de Espatia, Don Felipe sostuvo un pleito en la chan- cillerfa de Guatemala contra el gober- nador de Chiapa la Real, para defender Jos privilegios de su villa, on el cual gas- t6 muchisimo; y cuando lo gané, hizo celebrar su triunfo con fiestas y regocijos por agua y por tierra, y con tanta mag- nificencia que no habrian podido més enlacorte de Madrid”. ‘Thomas Gage, Nueva relacién que contie- nelos viajes de Gage en la Nueva Espafta, Guatemala, Sociedad de Geografia e His- toria de Guatemala (Biblioteca “Goathe- en el extrafio ritual dos mujeres en 140 mala”), 1946, 2a. parte, cap. 17, p. 149. RETRATO DE UN PUEBLO FIESTERO: CHIAPA DE LOS INDIOS, 1686 “La villa esta situada a la margen de un rfo caudaloso, donde bogan areas, yenellas aprenden los indios a pelear a guisa de combates navales, jaca que son muy duchos y experimentados, sabiendo representar a las mil maravillas tog Ninfas del Parnaso, Neptuno, Eolo, y otras divinidades de los paganos, con admire, ciény gran contentamiento do todos ls otro indo. ‘on sus barcos 0 canoas forman una armada y sitian y bloquean un é tos relas dol art dl guerra, ya estrechan hasta obligarla'a enlsoyarces con into denuedo y habilidad que parece que toda su vi i {anto denuedoy habilidad que parece q su vida se hayan criado en guorra Son también muy diestros en las corridas de toros y en el juogo de cafias y en las carreras de eaballos, en la castrametacién lordenar los campamentos militares], en a misica, en el baile y todos los ejercicios corporales, en que nose muestran inferio- resalosespafioles, Construyen ciudades y torresde madera que cubren de lienzo pintado, fin de dar més apariencia de realidad al artificio, y las bloquean dividiendo sus bareas en dos flotas enemigas, las cuales se arrojan una a otra eohetes, carretillas y toda especie de fuegos, con tanta valentia y mafia que, siel juego se volviese de veras, harto tandrfan do que arrepentirse los espafioles y los frailes, por haberles dado tan buena escuela, ‘También suelen representar comedias, y éstas gon sus diversiones ordinarias; pero son tan espléndides y generosos que no perdonan gasto para festejar a los religiosos ¥ a los moradores de los pueblos vecinos, particularmente los dias de fiesta y de regoc{jo publico, en que por lo comiin se retine allf un inmenso coneurso.” Thomas Gage, ibidem, hablantes de castellano. Los miembros de la cofradia habfan sido considera- dos por la Iglesia como los mejores cris- tianos entre la poblacién nativa y varios de ellos habfan ayudado a los frailes como catequistas y sacrista- nes. El obispo exigié un castigo severo para los culpables “por ser como son principales y haber nacido y eriado en Ja Iglesia en los pechos de los religio- sos con mucha doctrina, que no pecan de ignorancia sino de malicia y de es- 141 tar malifetos a las cosas de nuestra religién cristiana”.4 Pero Juan Atonal estaba bien relacio- nado con las autoridades civiles de Ciudad Real que, a su vez, no quisie- ron dejar pasar la oportunidad de contrariar a los dominicos. Estos reci- bieron una orden del presidente de la Audiencia de Guatemala para que no procedieran contra el acusado. En su propia comunidad, sin embargo, Juan Atonal tenfa muchos enemigos, entre ellos los caciques tradicionales y los miembros de los ealpulli que encabe- zaban. Los frailes, teniendo a la ma- yorfa de la poblacién en su favor, forzaron un juicio popular contra los integrantes de 1a cofradia, quienes fueron atados a la picota y obligados a hacer publica penitencia, La Audien- cia de Guatemala, sin embargo, per- don6 a los reos y los envi6 de regreso a sus comunidades. Més atin, el dia 1 de enero de 1585, Juan Atonal fue nom- brado alcalde de Chiapa de los Indios e igual suerte tuvieron los demds ex- cofrades en sus respectivos pueblos. Lo que habfa empezado como un movi- miento subversivo termin6 en un arre- glo politico, en donde ambos pactantes ganaron en detrimiento de la causa de la autonomfa india.*® Esta causa se vio de nuevo puesta a prueba al estallar, en 1712, la gran rebelién de la provincia de los Zenda- les.*® Desde un principio, el alzamien- to tuvo su centro en la comunidad de Cancuc y se manifesté en torno a la aparicién de la Virgen del Rosario. Una muchacha, de nombre Maria de Ja Candelaria, recibi6 ‘de ella el men- saje que venfa a liberar a los indios del pesado Yugo espaiiol. Dos de los ‘instigadoreg del movimiento, Jeréni- mo Saréos ¥ Agustin'Lépez, eran hom- ‘pres muy fAmiliarizados con la religién catélica. Hl primero habia sido fiscal del cuta de Bachajén, el segundo era sacristéri del templo de Caneue. Sin EL ARTE DE FABRICAR CIGARROS EN SAC BAHLAN DEL LACANDON, 1695 « .habfa en todas las casas hormas de fabricar cigarros 0 puquietes, que eran ‘unos palillos de madera fuerte, curiosa- mente labrados, de poco menos de vara y del grueso de un dedo mefique, en disminuci6n de la cabeza abajo ode uno atro cabo, y en ellos se fabrican dichos puquictes con hojas de nance, y eubier- tas de ocre o de una tierra que le parece; los pintan con diversos colores, y de di- chas hormas los pasan a otro instrumen- to que tionen para secarlos, que es un pegujal de barro, como una horma de aziicar, y en é1 introducidas como cien varillas, en lascuales ponen y meten los cigarros para secarlos...” Nicolés de Valenzuela, Relacién... de Ja entrada desde Ocosingo... 1695, cap. 33, £. 198 AGI, Escribania de Cémara, 339-B. embargo, fue Sebastian Gémez, natu- ral de Chenalhé y considerado como “hombre de Dios”, quien transformé el culto a la virgen en una verdadera iglesia alternativa. La rebelién crecié rapidamente, pasan- do sucesivamente por cuatro momen- tos. El primero, netamente religioso, estuvo caracterizado por la evolucién de la asamblea espontdinea en una ins- titucién jerarquizada con sacerdotes y ritos propios. En un segundo momen- to, la nueva comunidad religiosa se 142 transformé en un Estado teocrético, gobernado por un cendeulo de Doce Mayordomos de la Virgen. Estas auto- ridades no pudieron, sin embargo, evitar que entre los cancuqueros y los pueblos vecinos estallara una refiida lucha por el poder. Con el propésito de volver a ganar el control sobre el movimiento, mandaron ahorcar a un tal Juan Lépez, natural de Bachajén, quien encabezaba a los disidentes, El alzamiento pasé a una tercera fase cuando el centro religioso-politico de Cancue se convirtié, asimismo, en un polo de atraccién comercial por medio del establecimiento de un mercado al- ternativo y exclusivamente indio. Sélo entonces, en un cuarto y tltimo mo- mento, los rebeldes se militarizaron, formando un ejército de Soldados de la Virgen. Decidieron reprimir cualquier brote de resistencia entre los indios mismos, eliminar a los hacendados y rancheros ladinos de la regién y prepa- rar el asalto contra el basti6n del poder colonial, la Ciudad Real de Chiapa. Para quebrar la insurgencia india, el gobierno se vio obligado a acudir a medidas extraordinarias, entre ellas Ja invocacién —en contra de la Virgen de Cancuc— de la Virgen de la Cari- dad, venerada desde hacia tiempo en una ermita de Ciudad Real. Moviliz6 tres ejércitos que avanzaron desde Chiapa, Tabasco y Guatemala, sobre los pueblos alzados y libraron con los indios varias batallas. Los rebeldes, finalmente, se atrincheraron en Can- cuc y fueron derrotados por las tropas espafiolas el 21 de noviembre de 1712. Vino después la represion militar y judicial que causé centenares de vie- timas entre los acusados de haber cometido delitos de sacrilegio y lesa majestad. Muchos fueron ejecutados EL ARTE DE FUMAR ENTRE LOS LACANDONES, 1695 <1 dicho indio, desde que fue trafdo y asegurado en el cuartel del estandarte real, estuvo ocupado en puquietes, que son unos cigarros de més de tre tas de largo y como un dedo pulgar de grueso, fabricados de hojas de nance y embarnizados con barro que parece cre, y sobre él pintados 0 introducidos otros colores, los cuales rehinchia con tabaco; vel cabo del que acababa, lo in- corporaba con el que empezaba, con lo cual no necesita encender el uno ni des- perdiciar el cabo de} otro, ni aun la coni- za, porque con buena mafia y ligereza volvia la punta encendida, abria la boca ylointroducia enella,y déndole un gol- pecillo sobre los dientes, quedaban so- bre la tengua las cenizas 0 pavesas, y las gustaba y tragaba, lo cual fue enton- ces de admiracién de todos; y después se reconocié muy acostumbrado y co- miin en los indios Lacandones...” Nicolés de Valenzuela, Relacién.... op. cit,, cap. 29, f. 174 (act, Escribanta de Cémara,339-B). 143 LA CELEBRACION DEL ANO NUEVO EN SAC BAHLAN, 1695 ..@ escondidas la dedican a los rayos, cuyo fdolo se Hama Macom, y aun por eso, ‘cuando truena, le ofrecen copal, diciendo: Macom, illa ha tzaon anapom; Macom, no nos aporrees, allf est tu copal. Los principales que celebran esta fiesta son los caciques y otros cuatro principales; los dichos caciques se embriagan con una agua, que hacen de pifia y cafias dulees; y entran como rayos en el pueblo, y la gente huye al monte, dejando al lado del fogén, en su casa, un jarro de agua, y no queda en todo el pueblo mds que los caciques embriagados, en la casa de los {dolos; y los cuatro principales, que no se embriagan, van por todas las casas, apagando el fuego, echan- do dicho jarro de agua encima; y dichos cuatro cuidan que continuamente arda mucho fuego delante de los fdolos, quemando continuamente mucho copal, cuidando de cuando en cuando de cebar la borrachera de los caciques, déndoles de la dicha agua, para que no dejen de ser rayos 0 borrachos, por todos los cuatro dfas que dura ‘esta solemnidad de los rayos; al otro dia de los cuatro, vuelven todos a su casa, mata cada cual su giiegtiecho (guajolete], derraman la sangre sobre ocote, Ilévanlo a que- mar a los fdolos, y piden a los caciques [que ya pasé su embriaguez] fuego nuevo, y de allfllevan todos fuego sus casas y euecen sus gallinas y comen y beben y celebransu gran fiesta, con la librea ordinaria del tizne...” Fray Antonio Margil de Jestis, Carta al capitdn general de Guatemala, Dolores del Lacandén, 26 de agosto de 1695 (acl, Audiencia de Guatemala 153), en Ia horca y otros desterrados de su “naturaleza”. Sobre los dems cayé6 el azote de las epidemias y el hambre. Se ha dicho que los sublevados de Can- cue hicieron el intento de crear una “repiiblica india”, como alternativa al régimen colonial que los explotaba tan despiadadamente. En realidad, los indios tenian ese régimen ya tan interiorizado, que para Ja formacién de su nueva “policfa” recurrieron a los simbolos y estructuras de poder producidos por el sistema opresor. Se apresuraron a crear su “audienci: nombrer sus propios “capitanes gene- rales", a tener su propia “Ciudad Real”, a obedecer a su propio “rey”. Hasta le- garon a formar su propia clase oprimi- da: los ladinos capturados, a los que Mamaron luego con el mismo nombre dospectivo de “judfos” que los espafio- les acostumbraban con ellos. La rebelién no constituye un “regreso a las antiguas supersticiones”, como la traté de estigmatizar la jerarquia eclesidstica de la época. Fue, cierto, un movimiento auténticamente in gena que aleanzé niveles de organi- zacién que siguen siendo tinicos en la historia de los indios de Chiapas. M45 ‘TRES “SACRAMENTOS" LACANDONES, 1695 “Su bautismo es: a los cinco meses de prefiada la mujer, el marido ya no duerme con. ella, sino que va. dormir a la casa de los fdolos, y en pariendo vuelve, peronoduerme con ella hasta los cinco dias después del parto; luego que se cumplen los veinte dias después de nacida la criatura, juntan muchas gallinas de la tierra, cacao, ete.; convi- dan los parientes; y una vieja, sefialada para esta coremonia, metiendo por debajode los cabellitos de la cabeza de Ja eriatura un peinecito; las puntas que asoman las queman con seis pedacitos de ocote encendidos, que van remudando; después los untan con la sangre de dichas gallinas y van a la casa de los {dolos, donde encienden mucho ocote, sobre ef cual echan aquellos seis ocotes tiznados con sangre y mucho copal;y sale el sacerdote mayor, que eraCCamnal y ahora es Tutinol, y pone nombre a Ia criatura, y la tiznan de negro y colorado por todo el cuerpo, y le ponen una guirnaldilla de plumas de guacamaya pequofias, que Haman ellos quen, luego vuel- vena su casa, comen y beben, gran fiesta.” “Los casamientos se hacen ast: solo el mozo va a pedir la mujer, y si se la ofrecen, se ‘queda en casa de los suegros un aio; allf come y duerme con ella, ya come casados; y sien aque) afio nose avienen bien, el mozo busca otra y ella queda perdida; pero si se avienen, al cabo del afio, juntan muchas gallinas, ete. y las mujores convidadas se tiznan y tiznan la novia, y le componen los cabellos y cuello con cuantos abalorics, stones y cascabeles pueden haber; y los hombres al novio, lo ponen de tizne, cual ellos tiznados como demonios; la forma del casamiento es, que la novia le da al novio un banquillo pintado de colores y le da cinco granos de cacao, y le dice: esto te doy en senal de que te recibo por mi marido; y él reciprocamente le da a la mujer unas aguas nuevas, y otros cinco granos de cacao, diciendo lo mismo. Les da las manos el cacique, que ese sacerdote en todas estas cosas; les ponen un petate en medio de la casa, y allf se esientan los novios, y toda la casa se lena de convidados con sus banquitos, comiendo y bebiendo, y de cuando en cuando bailan los novios, y los caciques les dicen como este casamiento es para siempre, que quiera bien a su mujer y que no la deje por otra; y a la verdad, desde el ario pasado hasta ahora, no hemos Feconocido que ninguno tenga dos mujeres; antes por experiencia hemos visto que, por més vieja que sea su mujer, jamds la deja, antes es la madre de toda la familia, y crfan los hijos, aunque su marido los haya con otras mujeres por amancebamiento, porestarella enferms, ete.” “Los caciques son sus confesores, porque si hay algiin enfermo, que sea padre de los principales o hijo principal o mujer a quien mucho quiera su marido, va a confesar delante del cacique su hijo, padre o marido, diciendo al dicho cacique, si por su culpa se muere su padre, etc. porque tiene pecados, se asienta a confesarlo vl cacique con mucho secreto, y si acaso a la saz6n hay alguna enfermedad comin, como peste 0 viruelas, etc., y confiesen algiin pecado de bestialidad, sodomtfa o incesto en primer grado, dice el dicho cacique [muy enojado] que por su culpa se muere la gente; habla alosdemés caciquesy gente, 1os cuales se juntan, y le quitan la vida flech&ndolo; pero si son pecados de alif abajo, el cacique se los perdona todos, diciéndole que no los 146 Fray Antonio Margil de Jest, ibidem. ‘vuelva a cometer, y ponen un poco de opal a los fdolos.” Pero, de nuevo, los sublevados pidie- ron prestados, ahora de la Iglesia ca- t6lica, los simbolos y estructuras para dar expresi6n y cohesién a su resis- tencia: la aparicién milagrosa de la Virgen del Rosario, el establecimien- to de su Iglesia independiente bajo la proteccién de la Santisima Trini- dad y en nombre de Jestis-Maria-Jo- sé, la celebracién de ta eucaristia y dems sacramentos como centro de sus fiestas religiosas, la instalacién de una nueva jerarquia clerical de obispos y sacerdotes. El movimiento de Cancuc se explica por una combinacién de dos factores: el recrudecimiento de la explotacién colonial, tanto eclesidstica como civil, y el debilitamiento de los explotado- res por divisiones internas. Son los mismos que incitaron, en 1585, a los principales chiapanecas a la resisten- cia subversiva, Sélo que en 1712, la opresi6n habia crecido sustancialmen- te, mientras los diversos grupos de poder en Ciudad Real, a pesar de sus rivalidades, tendfan a cerrar filas an- te el peligro de la desobediencia india. Sin embargo, los paralelos entre los dos movimientos no dejan de amar Ja atencién, particularmente el hecho de que los jefes rebeldes, en ambos casos, fueron miembros de una élite de segunda categoria pero de influen- cia creciente. En el caso de 1712 se trata de indios letrados que gracias a Ja formacién recibida por parte de los frailes, lograron ocupar una posicién destacada en su comunidad. En el mo- mento considerado por ellos oportuno, decidieron tomar el poder, en detri- mento no sélo de sus antiguos maes- tos, sino también de las autoridades tradicionales de los pueblos. El intento por sacudirse el yugo colo- nial no tuyo mafiana. Los indios no dejaron de pagar tributo, cumplir con los repartimientos, obedecer a curas y jueces y, sobre todo, sufrir la creciente invasion a su espacio terri- torial y sociat por colonos ladinos. Un censo levantado en 1814 deja constancia de ese proceso de “ladini- zaci6n”, especialmente en las zonas 147 RETRATO DE LAS MUJERES DE SAC BAHLAN, 1695 “(...on las indias de estas partes que se han empezado a reducir ...sumamente asea- das y limpias, pues para cada cosa que ejecutan se lavan las manos y los brazos, teniendo el agua a la manoen abundancia) es el uso en algana manera més honesto, que el que estilan las del Jicaque, gentiles de la parte de Honduras: por que las del Lacandén, que pulen su pelo con unos peines sutiles que forman de dientes labrados de cafia-brava y unen y afianzan con torzadillo de hilo con primoroso arte, traen el pelo afianzado a una cinta de hilo de colores el nacimiento, pero suelto de las puntas alas espaldas: las orejas taladradas con arillos en ellas, o unos palillos pedrezuelas larguitas, la ternilla de las narices horadada, y en el taladro encajada una medalleja de metal de porte de medio real nuestro, que abriéndoles las ventanas de las narices las afea en algtin modo. Por el cerebro traen una toalla quo juntdndose el pecho les cubre los pezones, dando vuelta a las espaldas, donde anudada se afianza. Pero no vistiendo camisa o huipil, ni mas que aquella toalla que les abriga y cubre los pechos: de Ja cintura hasta media pierna, acostumbran unas enagiillas cortas y angostas, tejidas de hilo de colores y, aunque sean nobles o mujeres de los caciques (que no tienen ni reciben més que una legitima) andan generalmente descalzas...” .son las indias trabajadoras y aplicadas; [..}; hilan y tejen el tiempo que les sobra jespués de haber molido sus tortillas, y por los ramos y labores que se vieron en los patios y jubones, se mostré su habilidad [..]; aunque se solicits, no pudo saberse |...) con qué tefiian jocoque, verde, amarillo y azul tan perfoctamente, que fueron los colores que admiraron, porque para el colorado tienen con abundancia palos de brasil, y para el negro muchisimo polvo en barrilillos colgados en todas las casas...” “Sus pueblos son limpisimos y en ellos no se ve excremento alguno, ni de persona humana ni de los perrillos de los nuestros que han adquirido y erfan...” Francisco Antonio de Fuentes y Guzman, Recordacién florida, Libro IM, cap. 5 (Bi- blioteca de Autores Espafioles, 1969, vol. 230, pp. 269-270), més accesibles y fértiles de las dos _reflejan no slo el fenémeno de la in- provincia. Sélo pueblos muy cerca- migracién, notorio en el nimero de nos a Ciudad Real, como Ecatepec, _ espaiioles censados, sino que también Chamula y Zinacantan, 0 muy poco _refieren a los indios que, por decisién atractivos, como las demés comuni- propia, desaparecieron como tales y dades de los Altos de Chiapas, habfan _engrosaron las filas de los ladinos, a logrado preservar su autonomfa en veces por mezcla racial, a menudo ese sentido. Es evidente que las cifras por aculturacién étnica y social.47 149 RETRATO DE LOS HOMBRES DE SAC BAHLAN, 1695 *,andan de todos tiempos desnudos y embijados con cierto betiin negro, que [..] $e vieron en todas las casas, deNuestra Seiiora de los Dolores del Lacandénl...Jgrandes tinas y ollas de cierto tinte negro en polvo muy sutil, de donde el lacandén por la maiiana tomaba en la mano una pequeha porcién, y eseupiendo en ello, se iba, con solo aquel polvo que tomaba una sola vez, untando todo el cuerpo con solo escupir a la mano; y esto no solo en ellos es gala, pero una particular defensa contra los mosquitos, o por que aquel bettin tenga alguna particular facultad contra ellos, o por que haciendo costra sobre el cutis no pueda penetrar el aguijoncillo de aquella molesta plaga; con que no debe en aquellos indios mirarse aquella uncién como desaseo, sino como providente defensa de sus cuerpos. Pero después de embijados cubren sus partes con una larga toalla de cierta corteza, que puesta a la corriente de los rios por aligin término de dias, y después muy batanada, queda como una suavisima gamuza de color anteado, que son de las que usan los macehualeso plebeyos; por que los caciques y demés nobles las traen, de hilo muy fino y delgado de algodén, blanqufsimas sin mezcla de colores ni labores: y esta toalla entre por la horcajadura a cubrirles las partes vergonzosas, dando vuelta al muslo y de allf los dos cabos a la cintura, quedando la una punta colgando a Ja parte delantera y la otra a la parte de atrés. Cifien las cabezas con una cinta de hilo de algodén blanca o de colores en la cusl prenden algunas plumas rojas de guacamaya los eapitanes de estas naciones, y los sefiores las usan de las verdes y estimables de guetzal. El pelo, lo usan crecido y suelto a las espaldas: taladran las narices y labios ‘en que cuelgan pinjantes de chalchihuites, y en las orejas unas largas y gruesas estacas, que llegan en lo largo a jgualar con la barba; pero los plebeyos omacehuales nosetaladran el labio inferior, y s6lo1o hacen los indios principales. Andan continua- mente armados en lo general de arco y flechas, pendiente el carcax [careaj] al hom- bro, ya veces usan varas tostadas,y otros de estos indios lanzas y rodelas de cuero de danta [tapir). Pero los lacandones principales visten también unos jubones blances, follones (prenda de vestir] sin botones ni atador, tejidos primorosfsimamente de hilo muy fino de algod6n con labores en el telar, de calidad que cada cuartoes entero con sus faldillas divididas. Usan algunos, los mAs principales de ellos, unas camise- tas cortas y calzoncillos de manta muy fina.” Francisco Antonio de Fuentes y Guzman, op. cil., pp. 268-269. 150 ‘Cuadro 14 ‘Tribute pagado cada afio por los 655 pusblos do indiog en el reino de Guatemala, 1788 Partidos o provincias Pueblos Tributarios Importe del tributo Ciudad Real 87 7768 34901 tost. Iver. Soconusco 20 1053 40481 Turtle 32 3275 17599 in Bscuintla y Guazacapén 30 2982 13529 3m Verapaz M4 9783 205221 ‘Tegucigalpa y Choluteca wv 1156 40372 Sonsonate 22 4450 215851 ‘Suchitepeques 19 3047 328881 Realejoy Subtiaba 1 1870 64890 On Solold a1 seni 179873 Chimaltenango a1 7380 236813 Lein 3 132 402 Im Costa Rica 7 235 82202 Nicoye, 1 88 22000 = Segovia 6 689 2am ‘Matagalpa 2 2499 68% 3 ‘Quetzaltenango 25 3941 133603 Chiquimula y Zacapa 30 8049 30443 Ln Son Salvador 5 10748 4463402 Comayagua a 4392 16195 2 Totonicapén 4a 9.489 29192 Sacatepeques 50 8700 264641 San Miguel 4a 1764 738002 ‘Todo el reino 655 99156 355.065 tost, 1uatls, FuENTE: Plano general en que estén resumidos los 23 particulares (sie) de todo el Reyno [..} levantado por el tribunal de cuentas, Guatemala, 31 de mayo de 1788 (Archivo General Centroamérica, Guatemala, A3.16-4912-246), 151 Cuadro 15, Presencia espafiola y ladina en los pueblos indios de Chiapa y Soconusco en el do 1814 Pucblos parroquias Indios Espanolee Ladinos Total Ciuded Real més barrios, = 1818 671 3709 6198 San Felipe 980 2 982, Zinacantan gait 2 3413 Istepa 1176 24 1200 Chiapa 109L 197 1244 2532 ‘Tuttle 3745 290 1000 5035 ‘Ocosocuautla 1073 47 35 1155 Cintatapa 269 28 1278 1570 Totolapa 14 m4 Acala 118 2 133 850 San Bartolomé 7480 172 1001 8653 ‘Teopisca 1641 16 a7 2034 Soyatitén 578 4 125 707 Pinola 1045 1 23 1062 Socoltenango 865 48 618 1531 Los Custepeques 1419 2B 445 1876 Chiquimucelo 538 148 684 Comitén 6598 304 2455 9447 Xitotol 899 9 46 954 Tapilula y anexos 790 8 798 ‘Tapalapa y anexos 1591 uw 1.605 Chapultenangoyanexos 2.135 aw 318 2470 Ixtacomitan a27 145 519 3491 Ixtapangajoya 454 2 304 860 Pichueeleo 275 159 454 ‘888 Ribera del Blanguillo 1034 1034 Chamula 4791 1B 9.804 San Pedro 2425 2425 San Pablo 1088 1.088 San Miguel 803 803 Santa Catarina 590 590 San Antonio 22 22 San Andrés 2799 2799 Santiago 265 265 Santa Marta 409 408 ‘Santa Marfa Magdalena 1095 1095 Gueitiupanyanexos \ 74 38 106 7258 Huistén y anexos 9261 23 33 9317 Cancue 1974 1974 Tenango 403 403 152 Guaquitepeque 689 Sitalé 915 oe Ocosingo y ancxos 1990 13 448 a4ar Bechajén 1832 1832 Chilén 459 299 158 Yajalén 1566 3 10 1579 Tila 4293 7 35 4235 Tumbalé 3765 2B 3778 Salto de Agua 568 6 574 Palenque 1.820 139 99 2058 Tonalé 94d 22 3349 4505 Eecuintla are 44 4 920 Huehuetén 999 4 1072 Tizapa 360 2 362 Tapachula 1405 a1 1095 2711 ‘Tuxtla Chico 1889 149 946 ose Mazatén 107 250 387 Metapa zai 221 Cacaguatén 45 45 Ayutla 89 89 Tora. 105 252 3599 21507 130298 Fugnte: Informe rendido por la Sociedad Econémica de Ciudad Real sobre las ventajas obtenidas fonel implantamiento del sistema de Intendencia, ako 1819 (Archivo General de Centroamérica, Provincia de Chiapas, A1.6.6-127-8), publicado en Documentos hist6ricos de Chic Provincia de Chiapas "hiapas, boletin 6, 153 Notas 1 Véase, entre otras, su publicacién en Francisco Morales Padrén, Teorla y leyes de ta Conquista, Madrid, Centro Tberoamericano de Gooperacién, 1979, pp. 419-447. 2 Véase, en el capftulo anterior la nota 17. 3 Véase, en el capftulo anterior, la nota 4 y el mapa de la p. 82 4 Véase el mapa de la p. 109. 5 Antonio de Remesal, op. cit, libro VIII, cap. 25, pérrafo 2 (1966, pp. 179-180), Véase el documento 7 en el apéndice. * Véase el cuadro 2. 7 Antonio de Remesal, op. it. 8 Recopilocién de leyes de los reynos de las Indias, libro VI, titulo IL, ey XVILI (Madrid, 1681), Madrid, Ediciones Cultura Hispénic, 1973, t. Il, p.200. * Sobre esta figura enigmstica y eu excepcional actuacién como evangelizador y fundador de pueblos, véase mi ensayo Fray Pedro Lorenzo de la Nada, misionero de Chiapas y Tabasco, San Cristobal de Las Casas, Digcesis de San Cristdbal de Las Casas, 1980. 38 Véase el mapa de la p. 112. 21.Véase también el cuadro 2. 12 -Presentacién de quejas hecha por Hernando de Santaella en nombre del gobernador y principales de Soconusco, 1561", en AGt, Audiencia de Guatemala, leg. 52. Véase el documento 10 en el apéndice, 38 Tomas de la Torre, op. cit. cap. 57 (F. Ximénea, op. cit, libro II, eap. 43, p. 375). 4 “Papeles remitidos por José de Scals, visitador de Chiapas, 1691", en AGr, Audiencia de Guatemala, leg. 215. ¥ Recopilacién de leyes de los reynos de las Indias, libro VI, t. Ill, ley XX1, Madrid, 1978, 6.1, p, 201. 18 Ibidem. 17 Real eédula, el Pardo, 25 de enero de 1569, Véase Carlos Molina Argiello (comp.), Monu- ‘manta Centroamericae Historica, Managua, 1965, documento 92, pp. 281-282. 18 Real provisién que sefiala el distrito de toda la Audiencia de los Confines. Valladolid, 13 de septiembre de 1643, Ibidem, documento 65, pp. 261-263, 19 Real eédula de nombramiento, en Archivo Generél de Centroamérica, Fondo Chiapas, exp. A1.40,5-1594-215. 20 Beta situacién perduré a lo largo de toda la époea colonial. Véase el cuadro 14, en donde se sefialan los tributos pagados en el reino de Guatemala durante el afio de 1788. 21 “BI eapitén de Azcaray, teniente de oficiales reales de Guatemala en la provincia de Chiapa, informa a vuestra alteza de la Ciudad Real y de los pueblos del distrito de eu jurisdiceién, 1683*, en act, Contadurfa, leg. 815-1, ff. 11-16. 28 Vease el cuadro 7. 23 Antonio Diaz, vegino de Ciudad Real, contra el fiscal de la audiencia, por la restitucién de ‘su encomienda, 1674”, en Archive General de Centroamérica, Fondo Chiapas, exp. A3.16-4511- 354, Véase el cuadro 8, % Francisco Ximénex, op. cit, libro VI, cap. 57 (1971, p. 251). 154 35 “Testimonio de los autos hechos por Felipe de Lugo, visitador de Chiapa, sobre ta. averigua- sim do ls fraudes cometidos on la recaudacin de los teibutos, 1717-1721", act, Audioses ag Guatemala, leg. 312, 2° Francisco Ximénoa, op. cit.,p. 251. 2" “Informe dado por el coronsl Tomés de Murga sobre lo que un slealde mayor tiene y puede tener por repartimientos en el quinguenio de su servicio, 1763", en Archivo General de Centra, ‘mériga, Fondo Guatemala, exp, Ai.17.2-1399-2020, ff. 108-111, Véase el cundro 10, sg. Véase l desolador panorama pintado por fray Francisco Ximénez, op. eit, bro TV, ap. 65 (1929, p. 200), en donde el autor enumera los pueblos dasaparecidos, entre ellas el otrora inspor, tante Copanaguastia, 2° Vease el cusdro 11, 3°Véase el cundro 12, 21 Eleanso de 1778, ya citado, refleja elocuentemente este ascenso ladinoen detrimonto dela poblacién india. Véase el cuadro 13. % Un ejemplo do ese tipo de explotacién es la situacién suftida por los indios de Xiquipiles y Ocozocusutla, ambos pueblos situados en el camino real entre Chiapa y Tehuantepec. Véat Ja peticién do amparo, redactada por los curas doctrineros de ins des poblaciones, 1662, en Archivo General de Centroamériea, Fondo Chiapas, exp. A3.12-2975-240, Véase el documento 19 enel apéndice. 5 Indicio de esta persistencia es una real orden de 1658, que prohibe a los indios del reino de Guatemala el uso de los bailes del “Tum y Ostum’, en Archivo Histérico Diocesano, Cedulario, 1V, ff, 281-262, Véase el documento 18 en el apéndice. Franciaco Nofex de la Vega, “Relacion de la visita ad limina, Ciudad Real, 14 de febrerode 1695", en Archivo Secreto del Vaticano (Rome), Sanctae Congregationis Concilii Relationes, leg. 218, fF 13-15, Véase el taxto en la edicin de las Constituciones diocesanas..,op. cit, pp. 215-217, $5 Op. cit, preémbulo, pérrafos 30 y 31, pp. 275-276. 8°*Carta pastoral IX, Ciudad Real, 24 de mayo de 1698", op cit, libro segundo, pp. 752-760, ease el documento 20 en el apéndic 57 Sobre su actuacién existe una fuente de primera mano, escrita por el obispo de entonces, fray Pedro de Feria: “Relacién que hace el obispo de Chiapa sobre la reincidencia en sus idolatrfas de los indios de aquel pats, después de treinta afios de eristianos, 1585°, en Tratado de las idolatrias, aupersticiones, dioses, ritos, hechicertas y otras costumbres gentilicias de las razas aborigenes de México (ed. Francisco del Paso y Troncoso), México, PCE, 1989, pp. 380-392, Véase al respecto los comentarios de Amos Megged, op. cit., pp. 495-800; de Mario H, Ruz, Chiapas colonial: dos esbozos documentales, México, Centro de Estudios Mayas, UNAM, 1989, pp. 43-45; y de Dolores Aromoni Calder6n, Los refugios de lo sagrado, Religiosidad, conflicto,y resistencia entre Jos zoques de Chiapas, México, cNCA (Regiones), 1992, pp. 142-150. 3° Sobre la rebetién de 1712 existe abundante informacién de archivo (en el AGi)y de crénica (en fray Francisco Ximénee, op cit, libro V1, caps. 57 a 76, edicién de 1971, pp. 249-348). Asimismo existen ya varios estudios recientes sobre el tema, entre ellos: Severo Martinez Peléez, Motines de indios. La violencia colonial en Centroamérica y Chiapas, Puebla, UAP, 1986, cap. 14, pp. 125-167; Kevin Gooner, Soldiers of the Virgin. The Moral Economy of a Colonial Maya Rebelion, Tucson, ‘The University of Arizona Press, 1992; y Juan Pedro Viqueira, Marfa Candelaria, india natural de Cancuc, México, FCB, 1993. 155 8 Amos Megged, op. cit., @ Ibidem, pp. 484-485. 41 Ibidem, pp. 492-493, 42 Ibidem, p. 494. ama ep 0 20 4 Pedro de Feria, op. cit. Véase Amos Megged, op. cit., p. 496. «, 2m, pp. 498-499. . evoece os legajon conservados en Act, Audiencia de Guatemala, legs. 293 a 296, y Francisco mga evr eae 47 Véase el cuadro 15. 156

You might also like