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10 EL AMOR EN LEON HEBREO Y SPINOZA: PLENITUD Y CARENCIA InmacuLapa Hoyos SANCHEZ UNED I. LAMETAFISICA DEL AMOR EN EL NEOPLATONISMO RENACENTISTA, El antropocentrismo es, sin duda, uno de los rasgos caracteristi- ‘cos del pensamiento renacentista, con el que éste se quiere diferen- ciar claramente dei teocentrismo medieval. No obstante, algunas de las expresiones de este giro se caracterizan por su propésito de que- rer hacer de la religion el vinculo de unién entre los hombres y los pueblos. De hecho, el interés inicial por el platonismo en esta época fue el de perfilar un modo efectivo de alcanzar de nuevo la unidad religiosa y, por lo tanto, la paz. En esta linea se escriben importantes obras, como la de Gemisto Pletén, Comparacién de las filosofias de Platén y Aristételes (hacia 1440), 0 el De pace fidei (1454) de Nico- ls de Cusa. Se funda la Academia Platénica de Florencia, por obra de Marsilio Ficino y Cosme de Médicis, que reunen un circulo de estudiosos interesados en la posibilidad de renovar al hombre y la vida religiosa y social volviendo a las doctrinas genuinas del plato- nismo antiguo. En realidad, aunque se parte de Platén, se cree en- contrar esto, no tanto en Platén mismo, sino en sus desarrollos en el Neoplatonismo y el Neopitagorismo de la época helenistica. El platonismo renacentista se esfuerza, pues, por sistematizar la que cree ser la sintesis de todo el pensamiento filoséfico-religioso de la Antigtiedad y, por tanto, también del cristianismo. De ahi que valore esta sintesis como la mas alta y verdadera religion posible. En ella se refundirian, segiin Ficino, la teologia de Hermes Trimegisto, est) 252 RENACIMIENTO Y MODERNIDAD continuada y desarrollada por Orfeo y Pitgoras, el platonismo, el aristotelismo, y el Antiguo y Nuevo Testamentos, E] acuerdo entre las doctrinas paganas y el cristianismo se explicaba admitiendo una fuente comin a las doctrinas de Platén y Moisés, contenida en las obras de Trimegisto, y que habria sido, en realidad, el niicleo de toda la teologia posterior. Por ello, no se trataba con esta especula- cién de un retorno al paganismo, sino mas bien de una renovacién: del cristianismo para la que servian como buenas fuentes de motiva- cién un abierto anticlericalismo y una fuerte oposicién a las preten- siones de supremacia politica del Papado tal como pueden verse expresadas en el De monarchia, de Dante. Enel platonismo renacentista, por tanto, la renovacién del hom- bre, aspecto en el que se desarrolla y explicita su antropocentrismo, se cree lograr mediante el retorno a las doctrinas filos6fico-religio- sas de los antiguos, Para Ficino, en concreto, el centro metafisico del universo es el hombre, pues en el hombre y a trays re toda le naturaleza creada por Dios es restablecida continuament: en su verdadera forma y conducida de nuevo hacia Dios. Si algo wracteriza de forma inequivoca la especulacién de Ficino, es esta idea de la centralidad metafisica del hombre en ¢l mundo, o mejor dicho, del alma humana, a la que define como «el nudo viviente de la realidad», «la copula del mundo», «el centro de la naturaleza», «da intermediaria de todas las cosas», «el rostro de todo’. Pero, qué significa, en realidad, esta afirmacién de que en el alma humana esti el centro y el nudo de todo ser? A esta cuestion es a la que Ficino responde con su notable concepcién del amor. El amor es lo que da contenido.a.esa funcién mediadora del alma, o “Sea, & esa actividad de mediacién misma. La creacién divina es el proceso que discurre del caas informe a la determinacién completa. de las ideas arquetipicas de los seres. Este es el primer movimiento del amor que parte de Dios: la creacién es llevada por su amor del caos al cosmos. Puesto que la caracteristica del cosmos como tal es la belleza, por mediacién de la belleza el amor lleva la mente, antes deforme, a la formacién completa. Entonces, lo que hace del amor Ia actividad mediadora del universo no es otra cosa que la naturale 7a reeiproca de la relacién que e] amor establece entre Dios y el - mundo. Es decir, no es tan s6lo el mundo quien tiende hacia Dios y S en esta tendencia se forma y alcanza ta belleza, sino que eso es asi porque Dios ama al mundo y lo ctea, y ese amor hace posible el amor del hombre a Dios. En suma, el hombre no podria amar a ” Che. Teologiaplaténica, tl, 2 | ELAMOR EX Dios mismo no lo las revolucionarias: naturaleza del amor. En sentido, dilucidar este di platénicos renacentistas, y profundamente y cuya rope rias modernas del amor com desde la experiencia humans con la unién entre amante ys es una especie de amor mets nen la pasién humana, se cas Es de la mayor relevancas _sélo la condicidn del asce ‘mo dela creacion; es decir, “qué insisto una ¥ olta ver em cepcién, que se desprende del reformuladas por Ficino, hay cepto estrictamente platoniex Banquete, y que ha pasado a) £0, y sigue circulando todava Plates un concepto del a uma: [a eondicion del aime sidad y eT de860 de To que se ‘Dios Cuiya perfeccion & ‘ct o deficiencia. 7 ‘Los autores medievales y: en justificar, de distintos mox blo en sus Epistolas de que of partir del que se explica el redencién, o sea, la historia e elctistianismo. Es decir, cuan aludiendo a otra idea bien dis pasar desapercibida dada su Dioses la voluntad divina des de querer hacer a los hombre fin de que ésta no se agote » abstracta y ociosa de si mism ‘Ya en el neoplatonismo s« platonico de participacién, ¢ pureza descendiendo hasta i gue se esfuerza, se mueve y alto. Lo que la metafisica net RENACIMIENTO Y MODERNIDAD. j EL AMOR EN LEON HEBREO Y SPINOZA. 253 quada y desarrollada por Orfeo y Pitigoras, el platonismo, el Dios si Dios mismo no lo amase. ¥ comprender esto bien tiene con- telismo, y el Antiguo y Nuevo Testamentos. El acuerdo entre secuencias revolucionarias para hacerse una idea adecuada de la wetrinas paganas y el cristianismo se explicaba admitiendo una naturaleza del amor. En las paginas que siguen pretendo, en este 2 comiin a las doctrinas de Platén y Moisés, contenida en las sentido, dilucidar este doble aspecto del amor sobre el que los neo- de Trimegisto, y que habria sido, en realidad, el micleo de _plaronicos renacentistas, como Leén Hebreo, reflexionaron extensa a teologia posterior. Por ello, no se trataba con esta especula- y profundamente y cuya repercusién todavia se refleja en otras te0- Jc un retorno al paganismo, sino mas bien de una renovacién sias modernas del amor como la de Spinoza. El amor se concebira istianismo para la que servian como buenas fuentes de motiva- desde la experiencia humana como carencia que desea completarse 1m abierto anticlericalismo y una fuerte oposicién a las preten- con la unién entre amante y amado. En cambio, el amor divino, que 3 de supremacia politica del Papado tal como pueden verse 3 es una especie de amor metafisico, fuera ya de los limites que defi- sadas en el De monarchia, de Dante. nena pasion humana, se concibe desde y como plenitud. el platonismo renacentista, por tanto, la renovacién del hom. 4s de la mayor relevancia entender bien esta idea: el, amor.no-gs specto en el que se desarrolla y explicita su antropocentrismo, : ilo la condici6n del ascenso del hombre hacia, Dios, sino el acto mis- ¢ lograr mediante el retorno a las doctrinas filos6fico-religio- Ben Ta creacion; es decir, ag dethom de. i iura. ;Por + los antiguos. Para Ficino, en concreto, el centro metafisico “qué insisto tina y oir Vez en esta importancia? Porque en esta con- riverso es el hombre, pues en el hombre y a través del hombre -gepzidn, que se desprende de las doctrinas herméticas y neoplaténicas ler naturaleza tad “por Dios es resiiide aes ___fefermuladas por Ficino, hay una importantisima correccién al con- ‘verdadera forma y conducida de nueyo hacia Dios. Si algo 2 cepio estrictamente platonico del amor, tal como se expone en El a ittéquivoca Ta especulacién de Ficino, es esta ‘Barquete, y que ha pasado a la historia como paradigmatico y clisi- le Ia centralidad metafisica del hombre cn cl mundo, o mejor 60, y sigue circulando todavia hoy como idea predominante. [.de del alma humana, a la que define como «el nudo viviente de Plain es un concepto del amor que se modela sobre la experiencia lidad», «la edpula del mundo», «el centro de la naturaleza», _ ‘Rumiana: la condicion dela Hore Cavenem de que nace Re Tiece- termediaria de todas las cosas», «el rostro de todo» Sided y CT G86" St€ amor no se puede £0, {qué significa, en realidad, esta afirmacién de que en el ‘Dis Guya perfeccion & int ausente toc humana esté el centro y el nudo de todo ser? A esta cuestién es ede : es ue Ficino responde con su notable concepcién del amor. El _ Los autores medievales y modernos se esforzaron, no obstante, es lo que da contenido.a.esa funcién mediadora del alma, 0 ‘¢n justificar, de distintos modos, la repetida afirmacion de San Pa- $€38 actividad de mediacion misma, La creacion-divina esél __bloen sus Epistolas de que «Dios es amor», en el sentido de caritas, 50 que discurre del caos informe a fa determinacién completa ‘4 partir del que se explica el motivo y sentido de la creacién y de la ideas arquetipicas de los seres. Fste es el primer movimiento fedencidn, o sea, la historia entera de la salvacin en la que consiste aor que parte de Dios: la creacién es Tlevada por su amor del ‘lcristianismo. Es decir, cuando se afirma que Dios es amor se est cosmos. Puesto que la caracteristica del cosmos como tal €8 aludiendo a otra idea bien distinta del amor, que no debemos dejar \eza, por mediacién de la belleza el amor lleva la mente, antes Pasar desapercibida dada su novedad y trascendencia: el amor en ne, a la formacién completa. Entonces, lo que hace del amor Bioses 1a voluntad divina de querer compartir su infinita sabiduria, | ‘dad mediadora del universo no es otra cosa Guela narra de querer hacer a los hombres participes de su sobreabundancia a ‘proca de la relacion, que el amor establece entre Dios y el fin de que ésta no se agote vanamente en la pura contemplacién ‘0. Es decir, no es tan sdlo el mundo quien athe Dio sy abstracta y ociosa de si misma. @ tendencia se forma y alcanza la belleza, sino que eso es. asi Ya en.eLncoplatonisma se sobrepasa la reticencia del concepto te Dios ama al mundo y lo crea, y ese amor hace posible el Platénico de participacidn, en el que lo supremo no contamina su del hombre a Dios. En suma, el hombre no podria amar @ Pureza descendiendo hasta lo més bajo, siendo solo lo inferior lo : ——s ue se esfuerza, se mueve y aspira amorosamente hacia lo mas Fe Teologaplaténic, M2 Alto. Lo que la metafisica neoplaténica del amor sefala es que ary- 254 RENACIMIENTO Y MODERNIDAD 5 aspectos se copertenecen reciprocamente, v no pueden darse el no ain otto” Es mas, que SoH ol mismo movimiento, EX DOTel ‘amor es la sobreplenitud infinita que quiere desbordarse en la ge- nerosidad del dar, del regalar, del crear, del dar vida y felicidad a los hombres (como el sol que, cada mafiana, ofrece a la Tierra la plenitud de su luz, de su calor que revivifica continuamente los seres como expresién de su riqueza que se desborda y se entrega generosamente sin esperar agradecimientos ni recompensa). Es el amor que no busca, en quien lo practica, llenar ninguna carencia, pero que tampoco se resuelve en el mero reflujo sobre si mismo, sino que se vuelca en una voluntad de crear y de compartir. Es también el que entiende el ejercicio del poder como capacidad de darse y entregarse en vez de como dominio que sujeta, delimita y disminuye, generosidad y amor a los hombres y a los seres por sobreabundancia y plenitud de poder y de vida. Dios, por tanto, prefigurado luego por los pensadores roménticos en la imagen del artista cuya obra es, al mismo tiempo, un objeto de satisfaccién y ‘un regalo para los demas. La metafisica del amor de Ficino, junto con su concepeién del ‘alma mediadora, constituyen los aspectos mis originales del plato- nismo del Renacimiento. Y aunque en buena medida son una repe- ticién de ideas neoplaténicas, sirven a estos pensadores para resal- tar la funcién central del hombre, Dios es la unidad absoluta por la que todo se mueve y a la que todo vuelve. La accién del alma es la mediacién de estos procesos. ¥ el amor la justificacién de esta fun= cién. El conocimiento de los limites del hombre y la trascendencia del ser respecto a estos limites es parte esencial del platonismo his- t6rico originario, Pero precisamente estos limites constituyen para Ficino la originalidad de la naturaleza humana y el fundamento de su valor y de su libertad. Respecto a la metafisica del amor de Ficino, la que aparece en 10s Didlogos de amor de Ledn Hebreo es, ciertamente, una continua- cién, pero que se enriquece con aspectos significativos y originales, como intentaré hacer ver. El amor es descrito por Leén Hebreo como ese doble proceso que va de Dios a las eriaturas y del hombre a Dios, y que hace del hombre el centro del universo, el ser sin el cual el mundo inferior estaria completamente separado de Dios. Alamor esta confiada la circularidad del proceso eésmico, que parte de Dios y vuelve a Dios. La inteligencia humana, uniéndose al cuerpo, lleva ia luz divina del mundo superior al inferior, y de este modo hace que participe de Dios todo lo creado. Dios, en su amor, quiere que él mundo, inferior a El en perfecci6n, llegue al maximo grado de pet EL AMOR EN LEON HEBREO Y SPINOZA. 255 feccién y de belleza; el amor del hombre, mediante el cual el mundo mismo ama a Dios, tiene como iiltimo objeto la completa y absolu- ta unin con Dios, Esta es la metafisica, pues, que teniendo prece- dentes también en Nicolas de Cusa, pretendia servir, no tan s6lo para justificar el lugar central del hombre en el mundo, sino tam- bién J, sobre todo, para expresar el carcter religioso de esa sintesis antigua de pensamiento filos6fico-religioso en la que se reconocfa el ‘inico camino verdadero para la renovacién del hombre, Una vez explicitado su sentido, puede comprenderse por qué se la considera- tba adecuada para lograr ese efecto de concordia y de convivencia productiva y pacifica entre los hombres. En conclusién, el avance més importante, en lo referente a la concepcién del amor, que podemos apreciar en esta especulacién \ es comprenderlo, en definitiva, no sélo como el movimiento que parte de la carencia que busea remediarse apropiindose de algo | que la calme y la satisfaga, sino esbozar una idea mas elevada excelsa del amor: el amor que brota de fa riqueza, de la plenitud, ‘de la sobreabundancia que quiere darse, eniregarse por él pur placer de hacerlo, y.que.no.espera compensacion por ello. De esta imagen superior Dios y la accion divina son el paradigmia, como si se quisiera reconocer que, en su perfeccién, este tipo de amor pue- de ser practicado de manera perfecta slo por un ser divino. Por tanto, ya en los pensadores neoplaténicos, luego en los renacentis- tas platonicos, pero también mas tarde en autores como Spinoza, se concibe el amor de esta otra manera, digamos, metafisica. In- cluso la Etica, cuyos cuatro primeros libros se refieren a la expe- riencia humana del amor como pasién, reserva el importante libro V para dilucidar esta otra manera divina de amar, que tiene que ver con la potencia plena y la contemplacién que Dios tiene de si como unidad de si mismo y del mundo. El amor con el que Dios ama a los hombres, sefialaré Spinoza, forma parte del amor con el ue Dios se ama a si mismo, recogiendo de este modo esa idea ti- picamente leonina del amor como unidad y vinculo entre todas las Cosas’, Este es el concepto metafisico del amor al que nos referire~ ‘mos en las paginas que siguen. + Ya Escoto Eridgena decia que el amor es Ia conexién y el vinculo por el que la totalidad de las cosas est unida en amistad inefable eindisolubl. Se dice que Dios es lamor porque es causa del amor yel amor te difunde a travis de todas las cosas y todas Se recogen en a unidad, y las recondiuce a su inefable punto de partida: el movimiento ‘del amor, de cada erat tne su tétmino en Dios Ct. Sobre la division dela nature eza, p76, 256 RENACIMIENTO ¥ MODERNIDAD Il. CONCEPTO Y GENEALOGIA DEL AMOR EN LEON HEBREO: EL AMOR ES DESEO DE LO BELLO (CARENCIA) Y DE LO BUENO (PLENITUD) Los Diélogos de amor se publican en 1535 y constituyen una de Jas expresiones mas logradas del neoplatonismo renacentista del si- glo Xvi. La influencia de Ficino, asi como de Pico della Mirandola, son muy notables. E incluso en su forma dialogada ya se refleja una actitud tipicamente renacentista. Lejos ya del estilo de las summae ‘medievales, estamos ante un coloquio renacentista en el que se po- pularizan los temas abordados, se los trata descriptivamente y tiene lugar un intercambio, en gran parte simétrico y horizontal entre los dos interlocutores dei didlogo’. Los Didilogos se estructuran en tres partes en las que se analizan respectivamente la naturaleza del amor en relacién con el deseo (Didlozo 1), la comunid fsalidad del amor (Didlogo Ii), [i ‘iltimo su _genealogia (IDialogo TIT) ya desde las primeras paginas se plantea una de las cuestiones fun- damentales.,Es el amor,— pregunta Filon-— deseo de algo que nos falta? ;Es la carencia la que define al amor? 1. EL HILO ARGUMENTAL DE Los DIéLoGos En cuanto al primer didlogo, Filén y Sofia van a concluir que el _amor y el deseo son cosas distintas en la medida en que el deseo esti referido a las cosas que fos faltan, y el amor también a las cosas que tenemos. De ahi, la primera definicién del amor que se nos ofrece: «el amor es afecto voluntario de gozar con unién de la cosa. estimada por buena», a diferencia del deseo, que es «afecto volun- tario del ser, o de tener la cosa estimada por buena, que faltay*. Esta primera definicién del amor tiene lugar, como ha puesto de mani- » Para la importancia dela forma dialogada en el Renacimiento, véase, A. Sort Olmedo, Los Dialoghi D'Amore: aspectosliterarios y culturales, Seeetariado de Publi caciones dela Universidad de Granada, 1984, p. 2. a * Didlogos de amor (D)T, p. 22. Cito los Didlogos de amor de Leén Hebreo sega. la edicin de Espasa Calpe, Argentina, 1947. «Y de estas definiciones —continia, Filn— conoceris no solamente de los tales afectos de la voluntad, que ef uno, ‘como te he dicho, es de gozar con unién la cos, y el otro, de li existencia de ella, 0 ‘de poseerla; pero tambin veris por ells que el deseo es de las cosas que altan, mas &l ‘amor puede ser de las que se han y tambien de las que no se han, porque el gozar con ‘union puede ser afeto de la voluatad, asi en la eosas que nos faltan como en las ave tenemos, porque el tal afecto no presupone habito ni falta alguna, antes es coméin © todas dos». Didlogos, I, p22. EL AMOR EN LEON HEBREO Y SPINOZA. 287 fiesto A, Soria Olmedo, en el contexto de una sintesis platénico- aristotélica’. En este didlogo Leén Hebreo va a distinguir, en linea aristotélica, tres suertes de bueno: provechoso, deleitable y honesto, que darn lugar a tres tipos de amor. Ya en este primer didlogo el amor divino se constituye como el paradigma del amor honesto. Otto de los topicos importantes analizado aqui y luego dilucidado en los otros dos didlogos tiene que ver con la relacién que Leén Hebreo establece entre amor y conocimiento. El amor y el deseo, tal y como explica Filén, nos guian del imperfecto al perfecto conoci- miento. Y a su vez, el verdadero amor, como concluye Sofia al final de los Didlogos, «es hijo de la razén». En cl segundo didlogo se presenta una de las tesis principales de ta obra, y quiza la que mayor trascendencia ha tenido, a saber, aque lla que hace del amor un vinculo. universal entre, todas las cosas". ‘flay mivchas Yaris de amor que alectan y unen a toda las pares del universo. De este modo, podemos encontrar formas de amor en Jog seres inanimados, un amor meramente sensitivo en los animales irracionales y un amor racional y voluntario en los seres humanos, Esta tesis de la universalidad del amor, que recuerda a Empédocles, el propio Leén Hebreo cita’, viene tejida, a lo largo de todo el didlogo, con una multitud de referencias a distintas corrientes fi- los6ficas antiguas y medievales (Pitagoras, Platén, Aristételes, Sé- neca, pero también Plotino, Maiménides y Averroes, entre otros), | que se combinan con referencias a los poetas antigtios, al, pensa- to cabalistico y a otras teorias del amor renacentistas (especial ico). El sincretismo, que es uno de los princip: rasgos propios del Renacimiento, esti muy presente en los didlogos, especialmente en los dos iltimost. El retorno a los elisicos se ve re- Alejado en los dislogos también, y del modo en el que es mas propio de este periodo. A Platén y Aristdteles no se les concede una auto- tidad incuestionable, como sucedia en la Edad Media, sino que se Tetoman sus teorias, pero desde un punto de vista eritico, que las, * Chr A. Soria Olmedo, «lntroduccion», en Leén Hebreo, Didlogos de Amor, Tec- ‘08, Madrid, 1986, p21 © Cir. Dy, p 8. 2 Gf DI p78. "Kristeller sefala que también la concepeiéa del amor de Fisino es producto de ina sintesis de elementos de distnta procedencia (a voluntad asustina, la caridad pas ust 7 Jina, la amistad aristotélico-estica, el amor envun seado Blalonico, i Gh Lao Masti no, rene 95) pw A Sona Min eeu estudlo queen ioe Disogh se acca todavia mi asuperposion de Aicionescrateristicas dl cma Get or enol Resacnent,wbte tose ens pa ‘exports Cit Ls Dialoght D'Amore, cd ch 73 258 RENACIMIENTO Y MODERNIDAD reformula de manera original’ En este sentido, la principal correc- cién al planteamiento platénico del amor tiene que ver, Como Va sefialé, con la idea de que el amor no se concibe s6lo como carencia, sino que también brota de Ta plenitud, de modo que, bajo esta se- “ginda forma, se da fundamentalmenté en Dios. En el, dios tere to, ademas, Leén Hebreo mostrara las limitaciones de defn “Platénica del amor como deseo de Io bello, completandola con Ta aristotélica, es decir, con la idea de que clamor tambign es deseo de To bueno, dando lugar a una original combinacién que es propia de ‘Ta'tedtfa leonina del amor. No obstante, hay una idea de este segun- do didlogo sobre la que quisiera insistir porque ella refleja el niicleo del antropocentrismo renacentista y la conexidn que éste tiene con la teoria del amor. Leén Hebreo concibe al hombre como microcos- ‘mos. Filén sefiala repetidas veces que «el hombre es imagen de todo el universo»”, de modo que su estatuto singular lo convierte en el nexo fundamental a partir del cual Dios y mundo quedan unidos a través del amor. También Leon, Hebreo, como Pico d Ja, pone de manifiesto que el ser humano tiene una. “ibdia entre fo superior 15 afer", ¢ insite, mde clo au se co indi ater fh ie “Pico, Gris Capaciead que ene a hombre bn Utd de Gs SO “cion intermedia, de ser vehiculo ismision del amor desde lo THEHOTa Te naps y teereroe oF ie muimienta teomors pro. ie eT aaa IRE ae Tes Er UMVRTSG™ Prssttieate Pee oO ‘movimiento del amor, como carencia y como plenitud, es al que se refieren los tres didlogos. ilén responde a la objecién de Sofia de acuerdo con Ia cual lo superior no puede amar a lo'inferior porque implicaria falta, que «asi como los inferiores aman a los superiores, deseando unirse a ellos, por lo que les falta de su mayor perfeccidn, asi los superiores aman a los inferiores y desean unirlos consigo, para que sean mAs perfectos [...]». Este deseo también presupone falta, dice Filén, pero no en lo superior sino en lo inferior, «amando el superior al inferior desea suplir con su superioridad lo que al inferior le falta de © Gir. M. Gonzi, Inraduccién al pensamiento filosifca. Flosofa y modernidad, Teens, Madrid, 1987 (7*ed., 2014), pp. 173-174, °D, Tl, p 84. «Todos estos tes mundos que has explicado, generable, celeste © imeletual, se contienen en el hombre com en taundo pequeto }; se hallan en él n0 solamente diversos en virtud y operacion, mas también divisos por miembros, partes ¥ lugares del cuerpo humano>, DH, p89 En ef didiogo tercero Leén Hebreo afirma que todos los amores y deseos del bre proceden de a alternada division del entendimiento y el euerpo humane. "Ci A. Soria Olmedo, alntcoduccion», ed. ei, p23 para una consparacién ent? ‘Pico y Leon Hebreo en este punto. EL AMOR EN LEON HEBREO Y SPINOZA. 259 perfeccién, y de esta manera aman los espirituales a los corporales y materiales, para suplir con su perfeccién la falta de ella y para unirlos consigo y hacerlos excelentesn'". En este segundo didlogo se presenta, pues, una y quizé la principal de las tesis fundamentales de Ia teoria leonina del amor, es decir, aquella que ve en el amor un doble rostro, el de la carencia y el de la plenitud e incluso, aquella que, frente al planteamiento platénico, sefiala que el amor mas ver- dadero y completo es este segundo, es decir, el de lo superior a lo inferior «porque el uno es por recibir y el otro es por dar». El amor de lo superior a lo inferior es como el del padre hacia el hijo o el del varén hacia la hembra, y «mas perfectamente ama el vardn que da —escribe— que la hembra que recibe»'*, Mucho podria decirse so- bre esta referencia o modelo a partir del cual Leén Hebreo describe elamor"*. De momento, lo importante es sefialar este doble aspecto del amor en el que insiste el planteamiento neoplaténico renacentis- ta: el amor como carencia y como plenitud, doble movimiento que recorre y une todo el universo. Filén concluye este segundo didlogo sefialando que «no hay cosa que haga unir al universo con todos sus diversas cosas sino el amor [...] de donde se sigue que ese amor es ccausa del ser del mundo y de todas sus cosas»"”. Esa union es «el fin de Dios en la produccién del mundo»'*. Y Sofia, asiente sefialando que «el amor es un espiritu que vivifica y penetra todo el mundo y es una ligadura que une todo el universo»”. La importancia de este segundo dialogo es tal que a Leén Hebreo se le conoce sobre todo or trazar lo que algunos han denominado la filografia universaP®. » DHL p 14s, «DiI p 146, * Tidem, Que a referencia para hablar de este amor metafsco o diving se la unin entre hombre y mujer muestra que la cultura del Renacimiento tende a hacerse cada vez mis ‘rundana, yastlo es més en Leon Hebreo que en sus precedents inmediatos como Ficino Giorgia veen este paradigma del amor entre hombre y mujer una dela diferencias princi- Pals con la tora ficiniana del amor que tiene come modelo la telcion entre un maestro ¥¥u discipulo, amor en Fein es educacin y se cance fundamentalmente como ua ‘scala. En cambio, en Leéa Hebreo es alianza y se concibe findamentalmente como adhesin, Esaes la tesis principal que mantiene én Amar en ef Renacimienta. Un estudio sobre Ficino y Abnavanel, Mio y Disila, Buenos Aires, 2004, especialmente, 236. © Dip. 153), ' Tbidem, «fl sumo Dios produce con amor y gobierna el mundo y lo ayunta en ‘una unidm>, Dh, p 153, . ee © biden. 2% Cie. G. Serés, La transformacién de los amantes.Imdgenes del amor de le Anti- ‘iedad al Siglo de Oro, Grialbo, Barcelona, 1996, y A. Soria Olmedo, Lat Dialoghi D'Amore ed. ct, p. 100. 260 RENACIMIENTO Y MODERNIDAD En el diélogo tercero, mucho mas amplio que los dos anteriores, se produce widesarralo, 'y en algunos aspectos una reelaboracién, de las tesis mantenidas en los dos anteriores, y ello hasta el punto de gque se matiza la definicién del amor que se nos ha ofrecido en ta primera parte, sobre todo, en lo que ataiie a su relacidn con el deseo, ‘También en este terver didlogo el.sincsetismo al que hemos aludido anteriormente esta muy presente. No s6lo Platon y.Aristateles, sino gab ea ‘muy presentes en la discusién ‘en torno a la genealogia del amor”. También la influencia de Ficino tes mas notable en este tercer didlogo. En primer lugar, el término belleza cobra una importancia mayor en él y ademas la interpreta: cién leonina del mito del andrégino platonico se erige sobre la del propio Ficino en De Amore. En cuanto a las tesis fundamentales Ue esta tercera parte, el objeto fundamental de este tercer didlogo es la genealogia del amor. En este sentido, Sofia plantea a Filén cinco preguntas: si el amor nacié, cuando, donde, de quién y para qué. ‘Al final de los didlogos Sofia, tras la explicaci6n de Filon, oe parte el falta, finanete, conozco que el fin suyo sd fonda ante on a ion unt dea hermosura armas, ytd ‘tree Insta ermosurn, que evel iim fn que ace benaent {Slices cosas Blouse djne el sumo Dios de coneedemon 2. AMOR, DESEO, FINITUD Y CUERPO Pero lo que quisiera destacar, a prop; son dos tesis que creo fundamentales. En primer lugar, y com = ai eo pat encontrar neal, Piso de inmate que ambos intent sn “TE Runque aly como seal A. Sora, cLedn Hebreo simp el aspect mi “Helos anpects is sretos el caala Ci A. Sor, atoduccomy, ed Syste seni, Cora ape qe slo en sta teera part apace © sti ca a ete coon ee Arar ee esta gus anerestacon del andtopnoplatnico que objet deb st cn pace ea de Pein Che Cora pct p75 2B SOA p se ; > Diath 338, EL AMOR EN LEON HEBREO Y SPINOZA. 261 consecuencia de esta iiltima referencia a la finalidad del amor, se "produce una redefinicién del mismo sobre todo en lo que atafie a _ la relacién entre amor y deseo. En segundo lugar, y mas importat te, la mayor parte del didlogo esta dedicada precisamente a dilu dar esa doble concepcién del amor, como carencia y como plenitud, que es, segtin hemos sefialado, una de las aportaciones fundamen- tales del neoplatonismo renacentista y asi de Leén Hebreo. La co- sreccién del platonismo y la discusién acerca de si hay y cmo puede haber amor en Dios ocupa las paginas centrales de este ter cer dialogo. En cuanto a lo primero, y tal y como ha sefialado A. Soria, la ferencia al deleite como fin del amor obliga a reclasificarlo como “una especie particular de deseo, es decir, aquel cuyo fin es el deleite "que coincide con lo bueno y bello, a diferencia del apetito, cuyo fin _ ¢el deleite no bello®, En el didlogo I, Filén y Sofia conciuian que _ alamor y el deseo son cosas distintas en la medida en que el deseo _ Gti referido a las cosas que nos faltan, y el amor también a las co- sas que tenemos. Sin embargo, en este tercer didlogo se produce una -doble precision. En un primer momento, Sofia y Filén estan de acuerdo cn que, aunque el deseo sea de algo que falta, presupone de iguna manera, como el amor, algiin ser; y por otra parte, aunque se a dicho que el amor es de alguna cosa poseida, presupone tam- ifn alguna falta de ella, como hace el deseo «porque el amante no tiene atin perfecta unién con la cosa amada, de donde viene a amar 'desear perfecta unién con ella, o porque puesto que de presente la posea y goce, Ie falta la futura fruicion de ella, y por esto la desea», si que, en efecto, el deseo y el amor es una misma cosa, aunque en modo de hablar corriente, cada uno de ellos tenga alguna propie- dad, como has dicho. Y por ello, concluyen «definimos el amor Como deseo de unién con la cosa amada y determinamos de qué hanera todo deseo es amor y todo amor es deseon*”. No obstante, a dida que avanza el didlogo, Filon y Sofia vuelven a precisar que ten dos tipos de deleites, el bello y el no bello, y asi dos tipos de itos. La conclusién final de los didlogos es que amor y deseo no exactamente convertibles, puesto que todo amor es deseo, pero todo deseo es amor. E] amor es sélo una especie de deseo, a sa- Pet, aquel cuyo fin es el deleite bello. Sin embargo, hay otra especie _ } OHA. Soria Olmedo, Los Dialogh! D'Amore, ed. cit., p. 142. = Dalit pte, Ibid, Clon ha encontrado ecst comrade amor enna dss eis cn De amore de Fina Cf Cn, once nie eo eee ae EL AMOR EN LEON HEBREO Y SPINOZA. 263 de deseo, el carnal, cuyo fin es el deleite no coincidente con lo bello. En este caso, no podriamos hablar de amor”. Ahora bien, y con ello entramos en la segunda cuesti6n, toda esta discusién ataiie a los amores singulares entre los individuos, La discusién central que tiene lugar en este tercer didlogo es, de nuevo, Ja que se pregunta por si hay amor en Dios y cémo tiene lugar, es decir, sies diferente o no del amor humano. Sofia muestra una gran sorpresa y asi pregunta a Filén: «Como me consolaras de Platén, que siendo quien es, niegue que en Dios hay amor?»®. 1 trata de explicar a Soffa, primero recurriendo a otras auto- ridades (Aristételes y las Sagradas Escrituras”) y luego ofreciendo argumentos propios, cémo es posible el amor en Dios ¢, incluso, en qué sentido el planteamiento platénico podria estar de acuerdo en ello. Asi, declara: «de aquella especie de amor de que disputa Platén en el Simposio, que es solo del amor participado a los hombres, dice €l verdad, que no puede haberlo en Dios; pero del amor universal, de que nosotros hablamos, seria falso negar que no lo hay en Dios»”!. La razon de por qué Platén tuvo que excluir el amor en Dios tiene que ver con la definicién que ofrece en el Banguete, es decir, aquella que lo considera desev de lo bello, de lo bello que falta®. En ose sentido, como el propio Filén reconoce, «los dioses que son hermo- sisimos y sin falta no es posible que tengan amor”. Ahora bien, Fil6n establece una diferencia entre el amor como deseo de lo bello, es decir, deseo de aquel que no lo tiene y que, en este sentido, prest: pone falta, y el amor comin o universal, que es «deseo de alguna cosa o deseo de cosa buena, Io cual puede ser que falte al amante ¥ puede ser que no falta sino al amado, como es la parte del amor del padre al hijo, del maestro al discipulo, del amigo al amigo, y tal es el de Dios a sus criaturas, deseo del bien de ellas, pero no del suyo»*- De esta segunda suerte de amor también hablaron Platén y Arist: teles cuando dijeron que «los hombres buenos y sabios son amigos de Dios y muy amados de El; porque Dios ama y desea eternamen= tee impasiblemente la perfeccién y felicidad de ellos». Fil6n arBi= ye que «Platon declaré que el nombre del amor es universal a eu quier deseo, de cualquier cosa que sea y de cualquiera que desee; pero que en especial se dice solamente deseo de cosa hermosa. Asi que él no excluyd todo amor en Dios, sino s6lo este especial, que es deseo de hermosuran*, Este texto, verdaderamente fundamental para entender el senti- do de los didlogos, es muy claro. Y a él le sigue una dilucidacién de Ja diferencia entre lo bello y lo bueno que es clave también en la ar- gumentacién de Fil6n para hacer compatible las tesis platénicas del amor como deseo de lo bello, que no puede atribuirse a Dios, y la otra definicién, aristotélica, del amor como deseo de lo bueno, que si es atribuible a Dios”. La idea fundamental es que lo bello slo puede desearse para uno mismo; mientras que lo bueno se desea también para el otro™. De este modo, si el amante desea lo bello para si mismo —ése es el argumento leonino—, es que él, es decir, el amante es quien carece de eso que desea. En cambio, si el amante desea lo bueno para el otro, es decir, para el amado, es que la caren- ia de eso bueno es del amado mismo y no del amante. Los seres ‘humanos amamos del primer modo, es decir, la carencia est en no- _ Sotros y buscamos suplirla. La segunda forma de amor, la que no rocede de la falta sino de la plenitud y la generosidad del dar, es la propiamente divina, La conclusién es que «el amor humano, es pro- iamente deseo de cosa hermosa, como dice Platén y, comiinmente, 8 deseo de cosa buena, como dice Aristételes»”. En sintesis, tene- ‘mos aqu‘ la formulacién mas clara de la doble concepeién del amor, Fomo carencia y como plenitud, propia del planteamiento leonino™, _Elamor como carencia slo puede darse en el ser humano, mientras que el amor como plenitud es comin o universal, es decir, no sdlo * Tbidem. 2 El econocimiento del valor del planteamiento aristotéico es muy notable en los | Pidlogos. Filén arma que «quién mejor que Aristétles en su Politica, que dice que Amor noes otra cosa que querer bien para alguno, esto es, para si mismo o para otto? ta como por hacerlo comin a todas las especies dl amor, nolo definid por fo her- _ 120%, sino por lo bueno, y galanamente y con brevedad incluyé ambas dos suertes de __ tor en ésta su dfinicion; que sie! amante quiere el bien para sf mismo, falta al mismo Manis y silo quiere para otro a quién Al ama, falta solamente al amado o amigo y no Jamante, como es el amor de Dios. Asi Aristeles que defini el amor universalmente 3 Gis Ds, pp. 310s | Porlo bueno, incluys al amor divino», D, Il, pp. 200-201, > Diitt'n Io on iQ lo bueno pucde, el que desea, descaro para sto para oto que él ame; pero » Ch D, Mp. 196, Thermo propiaments, so para si mismo lo desea, D, Il p97 > Dill 197 Che Del, 207 ® Cfr.D, IIL, p 195. pen Obsérvese que Lebn Hebreo no define directamente el amor como deseo de lo elo ¥ de lo bueno, sino de cosa hermosa o belay de cosa buena, para dat caida, 2 ‘ifnicon genérca del amo, dela que parte, como deseo de alguna cosa» (2, Hi 188), Chr. Ciordia, op cit, para un comentario dtaliado de la importancia dela rex, 264 RENACIMIENTO Y MODERNIDAD puede darse en Dios, sino que en El se da de manera perfecta. En Dios no hay carencia alguna, y asi, de este modo, ama perfectisima- ‘mente del segundo modo, es decir, dando, haciendo participes a sus criaturas de su perfeccién, haciéndolas pasar a una perfeccién ma- yor. A partir de aqui los Didlogos se dedican a dilucidar la naturale- za deesta otra forma de amor como plenitud, que es, en el fondo, la mejor y mas superior forma de amor", ‘Sofia se pregunta, en este sentido, qué dice en Dios el vocablo amor. A lo que responde Filén que «dice voluntad de hacer bien a sus criaturas y a todo el universo y de acrecentar la perfeccién de ellas cuanto la naturaleza de ellas fuere capaz», Este es el amor por el cual Dios toda cosa produce, toda cosa sustenta, toda cosa gobierna y toda cosa mueve, Un amor que brota de la sobreabundancia, de Ta plenitud, de Ia perfeccién y que quiere darse no para cubrir una ca- rencia, «no para aleanzar la hermosura que le falta, sino por hacer aleanzar al amado mayor perfeccién»®. También el amor divino tiene ‘como fin el deleite que produce la unién, pero, de nuevo, no para él, sino para el amado. «Su delectacién —advierte Filén— no consiste ‘en el unirse con el no hermoso o menos hermoso, su inferior, sino en el unir al hermoso 0 al menos hermoso consige, Iter mosedndolo, © haciéndole perfecto participandole su hermosura»*, es decir, el delei- te en el caso del amor en Dios reside en el dar, en hacer participe al inferior de la perfeccién divina’®. El amor en Dios, tal y como indica- ‘mos al principio, es la voluntad divina de querer compartir su sobrea~ ‘bundancia a fin de que ésta no se agote vanamente en la pura contem- placién abstracta y ociosa de si misma. ‘No obstante, también hag atisbos, aunque sea al modo de simu- lacros, del amor como plenitud en el plano humano. Sofia pregunta: «Por ventura hallaras algin amor acerea de nosotros que presupon- ‘© «Razin, tenes Fon, y eo que mis excelente es el amor de Dios a las crituras que el de las criaturas de unas a otras y a Dios, node otra manera que el amor del padre Al hijo yel de un hermano al otro», D, II, p. 197. ‘Dz p.212. Que este amor brota de la sobreabundancia divna,o de Ia perfes- cin de Bios, se afrma expresamente en est tercer dilogo: «Por su inmensa perfeoaioes ‘ama y desea que sus eriaturasarriben al mayor grado de perfeccin de clas, ses alt {sila denen, que la gocen siempre felizmenten, D, I, p. 195. : © Dy Il, p 320, | amor divino no denote falta sino suma perfeccién participad® ‘del mayor grado posible en el unverso amado», D, I], p. 321. “°D, TH p33, * Otro de los ellos textos en los que Leén Hebreo desarolla este concepto dé amor como plenitud del dares el siguiente: «El amor divino es tendeacia osalida de $8 hermosisima sabiduria a su imagen; esto es, al universo producido por él, con vuelta del ‘universo a union con su suma hermosura, D, IT, p. 332. EL AMOR EN LEON HEBREO Y SPINOZA. 265 ga asi la falta en Ja cosa amada y no en el amante, como dices del amot divino»*., A lo que Filén responde: «El simulacro del amor de Dios a los inferiores es el amor del padre al hijo carnal, o el del maestro al discipulo, que es hijo espiritual; y también le asemeja el amor de un virtuoso amigo a otro»*. Y aunque hay una diferencia ‘entre ambos y es que el padre, el maestro y el amigo tienen una cier- ta carencia de perpetua fruicién, lo cual no tiene lugar en Dios, se _ asemejan en Jo fundamental, y es que el padre desea al hijo todo el bien que le falta, el cual presupone falta en el hijo amado y no en el padre amante. «Asi, el maestro desea la virtud y la sabiduria del diseipulo, que faltan al discipulo y no al maestro, y el amigo apetece __lafelicidad que falta al otro amigo, que la tenga y la goce siempre» Sin embargo, Fil6n introduce un matiz crucial que se mantendré tal cual no sélo en Ia teoria moderna de las pasiones sino también en Jas aproximaciones contemporaneas a la misma. Ese matiz introdu- éido apela implicitamente a la vinculacién fundamental que existe, _ en primer término, entre finitud y pasidn; y en segundo lugar, entre pasion y cuerpo. Sélo en un ser con cuerpo y de existercia limitada se producen las pasiones. En realidad, sdlo alli donde hay carencia _glimite hay pasion. Lo unis sorprendnte, ademés, es que Leon He- _breo reconozca que incluso en aquellas figuras paradigmaticas del ‘amor humano como pseudo-plenitud, es decir, en el padre, el maes- tro y el amigo, hay todavia pasién en virtud de la finitud a la que tos stn sometidos, y que, sin embargo, posibilita el sentir ale- tra, experimentar cambio, transformacion®, Bien es verdad —continia Filén—que estos amantes el padre el maes- tro yel amigo}, por ser mortales, cuando su deseo viene en efecto, ganan del * DIM, p97 © Thidem, —STodem sac Notes nee sentido, quel molo de perecn humana es aq 0 sia i emacs parol sg), es devin pur oda ques cote ala cone otro, en vn plano humana esse mundane, Pato sop us cambio de igs Gon resto al lantamiento sats, coneretarente een qe Givnoo mis perfcto que hay en poston, alo que nos aoe axa dad © stain que deserts Lan Here, ots consraye e's fcon con uno amo, to aunque entndamon queen el iio hay un ceo amor po Dies ols nati: 2 amor cla trabajando ens propo, neu eon con oes modo, aunguedl plantesmeno reset edava es amg cae pe, ts paso ada ene esnocnieno dela even det te pars fete fos depron nln nto» i ener uma consevcniade nimportanta ue taguteeltema dlamor dees 'y el Renacimiento en adelante. — ae 266 RENACIMIENTO Y MODERNIDAD. bien de su amigo una ciertaalegria deleitable que no tenfan primero; lo cual ro acaece en Dios, porque nada de nueva alegeia, dleiteu otra pasion 0 nueva mutacin, puede sobrevenitle de la nueva perfeccién de sus amadas Criaturas, porque El es libre de toda pasidn y siempre inmautable y leno de dulee alegre, suave gozo y eterno contento. Solamente es diferente en esto: {que sualegriareluce en sus hijo y amigos, ue son los perfectos, mas no en Jos imperfectos™. Es importante, por tanto, reparar en lo que indica este texto. Y es que el amor como plenitud en su expresién mas perfecta, es decir, en su expresion divina, no es ya una pasién, como si lo es el amor humano. Filén afirma expresmente que Dios ama y desea eterna e impasiblemente. E incluso la delectacién o la alegria que produce la unin entre amante y amado, que es el fin de todo amor, no es en su caso una pasién sino una cagradable correspondencia de la perfec- cin de su efecto». Repitamos la afirmacién del texto anterior: «Nada de nueva alegria, deleite u otra pasién o nueva mutacin puede sobrevenirle {a Dios] de la nueva perfeccién de sus amadas criaturas, porque El es libre de toda pasion y siempre inmutable y leno de duice alegria, suave gozo, eterno contentor®, En contraste ‘con Dios, tenemos el amor sensible de los animales que es pasién al cien por cien, Fl caso humano, como ya hemos sefialado, es especial puesto que su condicién intermedia entre lo animal y lo divino lo coloca en un lugar privilegiado. Que el amor, como carencia, es pa~ sin en el ser humano lo afirma explicitamente Leon Hebreo en este tercer didlogo®. Sin embargo, y gracias al entendimiento humano, que es inmortal como el propio Filén explica®, e imagen del enten- dimiento divino, se abre una #ia posible de amor como pscudo-ple- nitud que va perdiendo las limitaciones de la pasion y que asciende hasta Dios. Fil6n afirma: ® Dall, p 197 Asimisno, Sofa inssteexpistament, al final dels dilowos¥ roped oeasione el dea dea soo hay pasion en To corporal ¥no as 010 itera Ci Dyliep23Ly p35 1 Nis tstea a legis son pasiones en el, sino quel delete aradable correspondanta dea perestn dst ceo 9 la stra especie de ela de pate ‘fecton,D, Ih. 382 Dr, 197, Tampoco en los srs exists, como fs dngeles es el amor unt pastn, El amor degen nosatoshablaos eee Leon Hebred— 20 pao Corpotesen ios nels sno inheenca neta la sua hermosur>, , tl. 253 2 Eplcndole Fon Sot que sor nose dic de mizmo modo de Divs que de as erature ana que tot en fod las cituran de ala qb ses Dai come caos heres yen os animales yen os ors come ea os clmenosy mins ‘Soom esinsinaon ata, DT 212 oir Dp EL AMOR EN LEON HEBREO Y SPINOZA, 267 1 amor principalmente esta en la primera y més perfecta intligencia criada, por el cual goza unidamente de la suma hermosura de su creador, de {Quien ella depende y de ella sucesivamente se derivan ls otras inteligencias y criaturas celestiales descendiendo de grado en grado hasta ol mundo inferior, Gel cual sélo el hombre es el que puede asemejale en el amor de fa divina hhermosura, porel entendimiento inmortal que en cuerpo corruptibleel Crea- dor quiso darle, y solamente mediante el amor del hombre se une el mundo inferior el cual todo esti por el hombre unido eon la divinidad, causa prime- ra y Ultimo fin del universo, y suma hermosura, amada y deseada en todo, (Que, de otra manera, el mundo inferior estaria totalmente dividido de Dios", Al final de los Didlogos Leon Hebreo muestra las ambigtiedades de este doble rostro del amor en el caso humano, En tanto que ca- rencia, el amor humano es una pasién. Sin embargo, hay ciertos atisbos de plenitud en el hombre, los que proceden del entendimien- to, en virtud de los cuales el hombre puede experimentar un amor no sometido ya a las limitaciones de la pasién, El conocimiento y, cen general, los elementos cognitivos que intervienen en el amor hu- mano, es decir, los juicios de valor acerca de la belleza y lo bueno, que tienen como fin o modelo la perfeccion de Dios, van a desvin- cular, en ultimo término, el amor humano del cuerpo y, asi, de la pasion, en una linea o camino ascendente del hombre hacia Dios. El hombre es el nexo fundamental entre el mundo inferior y Dios, y lo esen virtud de este amor doble. Ill. LEON HEBREO ¥ LA SOLUCION DEL ENIGMA DEL LIBRO V DE LA ETICA DE SPINOZA Establecer una comparacién entre la teoria leonina del amor y la spinoziana, como aqui pretendo, no sdlo puede ser fecundo desde un punto de vista tedrico-filoséfico para la cuestidn, ya de por si interesante, de qué define al amor. Ademés, dicha comparacién est Justificada desde un punto de vista hist6rico, pues Spinoza posee ‘una traduccién espafiola de 1568 de los Didlogos, publicada en Ve-~ necia y realizada por el cabalista Gedaliah Tbn Jachjah, de modo que muy probablemente ley y conocié directamente a'Leén He- breo®. No obstante, han sido pocos los estudios dedicados a anali- * idem. % Ci. Ch. Jaquet, «Lestence de amour dans les Dialogues d'amour de Léon PHebreu et dans le Court Traitén, en S. Ansaldi (ed), Spinora et la Renaissance, Pres: Ses de 'Universté Paris Sorbonne, Paris 2007; 8, Ansa, «Un nouvel art d'aimer Descartes, Léon Hebrew et Spinoza», on Ch. Jaquet, P Sévérac, A. Sukatny, Spinoza PPhilosophe de Famour, Presses de Saini-Btienne, Saint-Etienne, 2005.

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