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. BEATRIX POTTER RES CUENTOS COMPLETOS @ = Edicién original y autorizada BEASCOA Este lujoso volumen reiine los veintitrés cuentos y poesfas de Beatrix Potter. Los textos estén comple~ tos y sin abreviar, y se incluyen todas las ilustra- ciones originales, tanto las de color como las de blanco y negro. Los cuentos estin colocados en el orden en que se publicaron por primera vez, para que puedan ser leidos en la secuencia adecuada, pues, aunque cada historia es independiente de las otras, varias estin interconectadas por los hechos y ‘wuelven a aparecer personajes familiares segin van avanzando los cuentos. Los cuentos de Beatrix Potter a menudo tenian relacién con lugares reales, personas o animales que conocia de verdad, y por ello cada uno tiene una nota introductoria que lo cexplica, Este volumen también incluye otros cuatro cuentos de Beatrix Potter que, por una u otra ra~ z6n, quedaron inéditos en vida de la autora, y muestran nuevas facetas del talento de Beatrix Potter como ilustradora y narradora de cuentos. Esta altima edicién de los Cuentos completes se publica en 2002 como conmemoracién del cente~ natio de la primera edicién en 1902 de El euento de Perico el conejo travieso en Frederick Warne, e incluye nuevas ilustraciones. El mundo de Beatrix Potter es ahora tan atractivo como cuando fue creado a principios de siglo, y se presenta aqui en su totalidad en un hermoso volumen clisico, un libro para guardar toda la vida. BEATRIX POTTER CUENTOS COMPLETOS «... [Echarpes para ratones y perifollos para gente menuda! ;Para ratones!», dijo el sastre de Gloucester. E/ sastre de Gloucester. BEATRIX POTTER CUENTOS COMPLETOS Edicion original y autorizada BEASCOA Visive nuestra pigina web: wowpeterrabbizcom Primera edicién en Frederick Ware, 1989 icon revisada, 1997 Pdicion del Centenario, 2002 © Frederick Warne 8 Co, 1989, 1997, 2002, 2003 © Dela presence edicidn, Beascoa, Random House Mondadori $.. ‘Travessera de Gi 49. 08021 Barcelona © Dela traduecidn, Fabién Chueea y Ramén Buckley © Nuevas reproducciones de las ilustracones del libro de Beatrix Potter, 2002 © Obras ¢ ilustraciones de Beatrix Potter incluidas en esta publicacin: Frederick ‘Warne & Co,, 1902, 1993, 1904, 1905, 1906, 1907, 1908, 1909, 1910, 1911, 1912, 1913, 1917, 1918, 1922, 1930, 1955, 1971, 1972, 1987, 1997 {Las lustrciones de la pagina 399 se reproducen por cortesia del Boston Museum of Fine Ars fodos fos derechos reservados, Ninguna parte de este libro puede ser teproducida ‘ transmitida de ninguna forma y por ningin medio, sea electrénico 0 mecinico, incluyendo forocopias, grabaciones: ¥ycutalquier sistema de almacenaje 0 de reproduecién de Informacién, sin licencia eserta de los editores. SBN 84 488 1910 1 Depssito legal: TO-684-2008 Fotocomposicidn: Lozano Paisano, 8, L: Reproduccién en color de EAF Creative Colout Lid Impreso y encuadernado en Industrias Grificas ‘Toledo, 8. A. Toledo (Espafa) Impreso y encuadesnado en Kspafa (Prined and bound in Spain) & SUMARIO Acerca de Beatrix Potter. . 2... 2. eee LOS CUENTOS El cuento de Perico el conejo travieso . 2... 7 El cuento de la ardilla Nogalina. . 2. 2. 2 1. 21 Elsastre de Gloucester. 2 2 2 2 2 2 ee ee 37 El cuento del conejito Benjamin . 2... . . 53 El cuento de los dos malvados ratones. . . . . . 69 El cuento de la sefiora Bigarilla. . 2. 0. 2 we 85 Elcuento de la empanadayelmolde .. 2... 101 El cuento del sefior Jeremias Peces . . . 2... 119 La historia de un conejito feroz. . 2. 131 La historia de la sefiorita Minina. . . 2. 2... 139 El cuento del gatoTomis. 2. 2. ee . 147 Elcuento de laoca Carlota... 2... 2. - 159 El cuento de Samuel Bigotes o El brazo de gitano . . 173 El cuento de los conejitos Pelusa. . . 2 1 se - 197 El cuento de Jengibre y Pepinillos. . 2. 2... . 209 El cuento de dofia Ratoncilla. . 2. 2 2. 2 1 ee 223 El cuento de Timoteo Puntillas. . 2... 20. 235 El cuento del sefior Raposo. 2... ee 251 El cuento del cerdito Amable... . . 0. ee 281 Canciones infantiles de Manzanitas Verdes . . . . . 309 El cuento de Juanito Raton de Ciudad. . 2 2... 317 Canciones infantiles de Cecilia Perejil . . . . . - 331 El cuento del cerdito Robinsbn. . . 2... 1 ee 339 OBRA INEDITA Lostresratoncitos. 6 6 ac 00 385 La gata tramposa Elraposo ylacigiiefia. . 2... ee ee 393 La fiesta de Navidad de los conejos . . 2 2 2 ee 397 eo ACERCA DE BEATRIX POTTER Beatrix Potter nacié en 1866 y crecié como una joven victoriana mas, con una vida convencional y protegida de la realidad de la vida en el seno de una familia de buena posicién, No asistié a la escue~ Ia, sino que fue educada por institutrices en su casa de Londres, por lo que tuvo pocas oportunida- des de relacionarse con otros nifios. Su tinico hermano, Bertram, era seis afios mas joven, y cuando estaba en la escuela los compafieros permanentes de Beatrix eran los animales domesticados que ‘guardaba en la clase. Pasaba horas observiindolos, estudiando su comportamiento y dibujindolos con gran maestrfa. En verano, el padre de Beatrix Potter alquilaba una casa de campo por tres meses, primero en Escocia y después en el distrito de los Lagos de Inglaterra, En aquellas largas vacacio- nes, Beatriz y Bertram podian explorar el campo y aprender cosas sobre las plantas y los animales a partir de su propia observacién, La carrera de Beatrix Potter como artista y autora de cuentos para nifios comenzé en 1902, con la publicacién por Frederick Warne de El euento de Perico el congja travieso. Vavias editoriales habian rechazado previamente el relato, pero al piblico le encanté en cuanto aparecis, Beatrix estaba Mena de ideas y produjo por término medio dos libros al afio hasta 1910. El dinero que ganaba le permi- tia cierta independencia, aunque seguia viviendo en casa con su padre y su. madre. En 1905, el edi- tor de Beatrix, Norman Warne, le pidié que se casara con él. Pese a la oposicién de sus padres, que lo consideraban una persona «del comercio» y por tanto de rango inferior a ellos, Beatrix acept6, pero la prematura muerte de Norman a causa de una anemia perniciosa, solo unas semanas después, puso fin trégicamente al compromiso. Aquel mismo aft, Beatrix compré su primera propiedad en el dis- trito de los Lagos, la granja Top Hill, en la poblacién de Sawrey. Después de la muerte de Norman, pasaba alli todo el tiempo que le era posible. La granja y los terrenos circundantes comenzaron a parecer en sus cuentos, y algunas de sus ilustraciones mas apreciadas representan escenarios del dis- trito de los Lagos que no han cambiado hasta nuestros dias En 1913, cuando tenia cuarenta y siete aiios, Beatrix se cas6 con William Heelis, un abogado de 1a zona, y adopts Sawrey como residencia permanente. La escritura y la pintura comenzaron a ceder terreno ante la agricultura, la eria de ovejas y la compra de parcelas del hermoso campo de los Lagos para garantizar su conservacién. En los tltimos treinta aftos de su vida, la agricultura y la conserva~ «ign de la tierra serfan sus principales preocupaciones, y cuando muri, en 1943, leg6 al Estado unas 2,000 hectireas de terreno y quince granjas. Fue una mujer extraordinaria, dotada de una imagina- cidn realmente original, talento artistico y literario, visién y la fuerza mental necesaria para encon- trar la realizaci6n creativa, EL CUENTO DE PERICO EL CONEJO TRAVIESO 1902 AACERCA DE ESTE CUENTO El cuento del travieso Perico en el huerto del tio Gregorio apareeié por pri- mera vez en una carta ilustrada que Beatrix Potter escribié a Noel Moore, el hijo pequefio de su primera institutriz, en 1893. Animada ante su éxito por haber logrado publicar varias tarjetas de felicitacién, Beatrix record6 la carta unos siete afios mas tarde y Ia convirtié en un librito ilustrado, con dibujos en blanco y negro. Varios editores lo rechazaron, asi que Beatrix lo edit6 ella misma para regalirselo a sus familiares y amigos, Por aquella época Frederick Warne acept6 publicar el cuento si la autora le proporcionaba dibujos en color, y el libro aparecié finalmente en 1902 al precio de un chelin (cinco peniques). Fue un éxito inmediato y ha seguido signdolo desde entonces. La historia de un paseo, con un héroe emprende- dor, una emocionante persecucién y un final feliz, combinados con exquisi- tas ilustraciones, conforman este clisico infantil cuyo atractivo no tiene edad. ABIA una vez cuatro conejitos que se llamaban Pelusa, Pitusa, Colita de Algodén y Perico. Vivian con su madre bajo las raices de un abeto muy grande. Una mafiana su madre les dijo: —Hijitos, podéis ir a jugar al campo o a corretear por la vered: pero no vayéis al huerto del tio Gregorio. »Ya sabéis la desgracia que le ocurrié alli a vuestro padre. ;La tia Gregoria lo hizo picadillo! 10 EL CUENTO DE PERICO EL CONEJO TRAVIESO »jHala! Id a jugar pero no hagdis travesuras. Yo voy a salir. Entonces la sefiora Coneja cogié la cesta y el paraguas y se fue andando por el bosque a la panaderia, Alli compré una barra de pan moreno y cinco bollos. Pelusa, Pitusa y Colita de Algodén, que eran unas conejitas muy buenas, se fueron por el camino a coger zarzamoras. EL CUENTO DE PERICO EL CONEJO TRAVIESO, I Pero Perico, que era un conejito muy travieso, se fue derecho al huerto del tio Gregorio y, estirandose mucho... ¢ jse colé por debajo de Ia verja! Primero se comié unas lechugas, después unas judias verdes y por tiltimo..., jse ‘zamp6 unos rabanitos! 12 EL CUENTO DE PERICO EL CONEJO TRAVIESO Después le dolfa la tripa de tanto comer y se fue a buscar unas ramitas de perejil. Pero al dar la vuelta al invernadero... ise dio de narices con el tio Gregorio! EI tio Gregorio estaba de rodillas plantando unas coles. Pero en cuanto vio a Perico se lanzé tras él con el rastrillo en alto, gritando: «(Al ladrén!». EL CUENTO DE PERICo EL CONEJOTRAVIBSO 13 Perico estaba muerto de miedo. Corria por el huerto de aca para alla sin encontrar la verja por donde habja entrado. Perdi6é uno de los zapatos en un lecho de coles. Y el otro en un campo de patatas. Al encontrarse sin zapatos, comenzé a correr a cuatro patas tan deprisa, tan deprisa que ya casi se habia escapado cuando... ilos botones de su chaqueta se engancharon en una red que cubria una mata de grosellas! Perico levaba una chaqueta azul recién estrenada con grandes botones dorados. 14 EL CUENTO DE PERICO EL CONEJO TRAVIESO Perico se dio por vencido y comenz6 a llorar. Pero unos gorriones muy simpaticos que volaban por al, al oir los sollozos de Perico, se dirigieron a donde él estaba y le pidieron que hiciera un tltimo esfuerzo. Ya estaba el tio Gregorio encima de Perico, tratando de atraparle con una criba. Pero, en el tiltimo instante, Petico consiguié escabullirse, dejando tras de sf la chaqueta. Corriendo a més no poder, se metio en la caseta de las herramientas ys de un salto, se escondié en la regadera. Habria sido un escondite perfecto si no fuera porque..., estaba llena de agua. EL GUENTO DE PERICO EL CONEJO TRAVIESO 15 EI tio Gregorio sabia que Perico se escondia en algiin lugar de la caseta, asi es que fue levantando los tiestos uno por uno para ver silo encontraba. De pronto, Perico estornudé —aa... a... achis!— y el tio Gregorio se le vino de nuevo encima. Estaba a punto de pisarle cuando Perico, de un salto, se escapé por la ventana, tirando unos cuantos tiestos. La ventana era demasiado pequefia para el tio Gregorio y, ademas, estaba cansado de perseguir a Perico. Asi es que dio media vuelta y se volvié a su trabajo. 16 EL CUENTO DE PERICO EL CONEJO TRAVIESO Perico se senté a descansar, Estaba sin aliento, temblaba de miedo y no tenfa la menor idea del camino que debia seguir. Ademas, estaba empapado por haberse metido en la regadera. Después de un rato, comenzé a rondar por los alrededores, dando pequeiios saltitos —plop, plop, plop— y mirando a ver qué veia. Por fin, encontré una puerta en la tapia que rodeaba al huerto, pero estaba cerrada, y no habia sitio para que un congjito tan gordo como él se escurriera por debajo. EL CUENTO DE PERICO EL CONEJO TRAVIESO 17 Pero vio un ratoncito que entraba y salia por debajo de la puerta, llevando guisantes y judias a su familia que vivia en el bosque. Perico le pregunts por el camino que conduce a la verja, pero el raton, que en aquellos momentos se estaba comiendo un guisante, se atragantd. Solo podia mover la cabeza de un lado para otto, y Perico se eché a Iorar. Traté de encontrar un camino a través del huerto, pero cada vez estaba mas aturdido, Llegé al estanque donde el tfo Gregorio Menaba sus regaderas. Habia alli una gata blanca que miraba fijamente a los peces de colores. Estaba sentada sin moverse, pero, de vez en cuando, la punta de la cola se le estremecia como si estuviera viva. Perico se marché sin dirigirle la palabra... jHabia oido cosas terribles de los gatos en boca de su primo, el conejito Benjamin! 18 EL CUENTO DE PERICO EL CONEJO TRAVIESO Volvié de nuevo a la caseta de herramientas, pero, de pronto, oy6 el ruido del azadén —zaca, zaca, zaca, zaca— al cavar en el campo. Perico se escondié bajo unos arbustos. Pero al ver que no pasaba nada, decidis salir de su escondrijo y se subié a una carretilla para echar un vistazo. Lo primero que vio fue al tio Gregorio escardando cebollas. Estaba de espaldas a Perico y el conejito pudo ver que, més alld, estaba... ila verja! Perico se bajé de la carretilla sin hacer ruido y eché a correr por una senda medio oculta entre matas de grosella. EL tio Gregorio le eché el ojo cuando Perico doblaba la esquina del huerto, pero era ya demasiado tarde. Perico se deslizé por debajo de la verja y Ilegé sano y salvo al bosque que habia al otro lado. EL CUENTO DE PERICO EL CONEJO TRAVIESO. 19 El tio Gregorio cogié la chaqueta y los zapatitos de Perico e hizo con ellos un espantapajaros para asustar a los mirlos. Perico no paré de correr hasta que llegé a su casa, bajo las raices del gran abeto. Estaba tan cansado que se dejé caer en el suelo blando y arenoso de la madriguera y alli se quedé con los ojos cerrados. Su madre estaba cocinando ysal verlo Hegat, se pregunt6 qué habia hecho con la ropa... jera la segunda chaqueta y el segundo par de zapatos que perdia en dos semanas! 20 EL CUENTO DE PERICO EL CONEJO TRAVIESO. Lamento decir que Perico se sintié algo indispuesto aquella noche. Su madre lo acosté, le preparé una infusién de manzanilla amarga... jy se la hizo tomar al pobre Perico! «Una cucharada sopera antes de acostarse», tal como decia el médico. En cambio, sus hermanas Pelusa, Pitusa y Colita de Algodén cenaron tan ricamente: sopas de leche con pan y, de postre, zarzamoras. FIN EL CUENTO DE LA ARDILLA NOGALINA 1903 ACERCA DE ESTE CUENTO Beatrix Potter pasé el verano de 1901 con su familia en Lingholm, una casa a orillas de Derwentwater, en el distrito de los Lagos. Desde alli escribié una carta a Norah Moore, de ocho aiios, hija de su antigua institutriz, en la que hablaba de las ardillas que veia en los alrededores: «Una sefiora mayor que vive en la isla dice que cree que vienen por el agua cuando sus nueces estén madu- ras; pero me pregunto como pueden eruzar el lago. {Tal vez construyan balsi- tas!». La carta cuenta mas adelante la historia de Nogalina, la descarada ardi- lla que al final es castigada por Viejo Pardo, un biiho por el que Beatrix sus- tituys a la sefiora de la carta, Una vez terminado el libro, se lo dedies a Norah, Incluye muchas vistas del precioso lago, Derwentwater, que en gran parte se ha conservado en el mismo estado hasta nuestros dias. STE cuento trata de una cola: la de una ardillita roja llamada Nogalina. ‘Nogalina tenia un hermano que se llamaba Comebayas y muchisimos primos, y todos vivian en un bosque a la orilla de un lago. Enel centro del lago hay una isla cubierta de arboles y de arbustos llenos de nueces; y entre los rboles hay un roble hueco que es la casa donde vive un bitho que se lama Viejo Pardo. 24 EL CUENTO DE LA ARDILLA NoGaLina Un dia de otofio, cuando las rnueces estaban maduras y las hojas de los avellanos se habian puesto doradas y verdes, Nogalina, Comebayas y las otras ardillitas salieron del bosque y bajaron a la orilla del lago. Construyeron balsas con ramitas y fueron remando por el agua hasta la isla del Buiho para recoger nueces. Cada ardilla Hevaba un saco pequefiito y un remo grande y extendia su cola para que hiciera de vela. EL CUENTO DE LAARDILLA NoGaLINA 25 ‘También Ilevaban con ellas tres ratones bien gordos para dirselos como regalo a Viejo Pardo, y se los dejaron en el umbral de su puerta, Luego Comebayas y las otras ardillitas hicieron una profunda reverencia y dijeron con educacién: —Viejo seitor Pardo, gtendria usted la bondad de darnos permiso para recoger nueces en su isla? Pero Nogalina se comportaba de manera muy insolente. Empezé a moverse de aca para alli como una cereza roja, cantando: «Adivina, adivinanza. El hombre del bastén. yeel traje colorado una piedrecita se ha tragado. Dime lo que es yuna monedita te daré», Pero este acertijo es mas viejo que Matusalén. El sefior Pardo no se dio por aludido por lo que decia Nogalina. Cerré los ojos con mucho afin y se qued6 dormido. 26 EL CUENTO DE LA ARDILLA NOGALINA Las ardillas llenaron sus saquitos de nueces y volvieron a casa navegando al caer Ia tarde. Pero a la mafiana siguiente todas volvieron a la isla del Buho. Comebayas y las otras ardillas Ievaron un topo gordo y lozano y lo dejaron en una piedra que habia a la puerta de la casa de Viejo Pardo, diciendo: —Sefior Pardo, ctendria usted la gentileza de concedernos su gracioso permiso para recoger més nueces? Pero Nogalina, que no tenia respeto por nada, se puso a bailar EL CUENTO DE LA ARDILLA NOGALINA de aqui para alla, haciendo cosquillas al viejo sefior Pardo con una ortiga y cantando: «(Adivina, adivinanza, viejo sefior Pardo! Pica contra el muro, pica en el ribazo, si tocas a Pica Pica, te muerde la mano». El sefior Pardo se desperté de pronto y se Ilevé el topo a su casa, 28 EL CUENTO DE LA ARDILLA NoGALINA Cerr6 la puerta en las mismas narices de Nogalina, Enseguida salié de la copa del arbol un hilillo de sumo azul de la lumbre. Nogalina miré por el ojo de la cerradura y se puso a cantar: «Llena una casa, lena un agujero, pero no puede llenar un puchero». Las ardillas buscaron rnueces por toda la isla y llenaron sus saquitos. Pero Nogalina recogié agallas de roble —amarillas y encarnadas— y se senté en un tocén de haya a jugar a las canicas mientras vigilaba la puerta del viejo sefior Pardo. EL CUENTO DE LAARDILLA NoGALINA 29 El tercer dia las ardillas madrugaron mucho y salieron a pescar. Pescaron siete pececillos bien gordos para regalirselos a Viejo Pardo. Cruzaron el lago remando y desembarcaron al pie de un castafio retorcido en Ia isla del Butho. Comebayas y otras seis ardillitas llevaron un pececito gordo cada una, pero Nogalina, que no sabia lo que era la buena educacién, no llevé ningdn regalo. Iba corriendo delante, cantando: «Un sefior en el bosque me _ pregunté: {Sabes cudntas fresas crecen en el mar? ‘Yo le di una buena contestacién: {Tantas como arenques en el robledal!», Pero al viejo sefior Pardo no le interesaban nada las adivinanzas, ni siquiera cuando se le daba la respuesta. 30 EL CUENTO DE LA ARDILLA NoGaLina El cuarto dia las ardillas llevaron como regalo seis lustrosos escarabajos, que a Viejo Pardo le gustaban tanto como las ciruelas de un pastel de ciruelas. Cada escarabajo iba envuelto con esmero en una hoja de acedera, prendida con un alfiler de aguja de pino. Pero Nogalina se puso a cantar, tan malcriada como siempre: «Adivina, adivinanza, viejo sefior Pardo: la harina es de Inglaterra, ls frutas son de Espafia, se combina bien todo con un poquito de agua, se mete en una bolsa y se ata con un cordel. Le daré un anillo si me adivina qué es». Pero Nogalina no decia més que disparates, porque no tenia ningtin anillo que darle a Viejo Pardo. Las otras ardillas buscaron nueces en los arbustos y en el suelo, pero Nogalina se dedics a recoger cabezuelas de escaramujo ya clavarles alfileres de aguja de pino como si fueran acericos. EL CUENTO DE LAARDILLA NoGaLiNa 31 El quinto dia las ardillas llevaron de regalo miel silvestre, tan dulce y pegajosa que tuvieron que chuparse los dedos después de dejarla encima de la piedra. La habian robado de un panal de abejas que habia en lo alto de la colina, Pero Nogalina brincaba de aqui para alli, cantando: . Después pens6 que aquello no parecia muy educado, asi que taché «que no sean ratones» y escribié «espero que esté riquisimo», y le dio la carta al cartero. “ Pero no podia dejar de pensar en la empanada de Feliciana, y reley6 la carta de la gatita una y otra vez. «jMucho me temo que sean ratones!», se dijo Duquesa. «Y de verdad no podria, seria incapaz de comer empanada de ratones. Y como es una fiesta, tendré que comérmela, La mia iba a ser de ternera y jamén. {Un molde rosa y blanco! El mio también es asi; igualito que los platos de Feliciana. Las dos los compramos en Ia tienda de Milagros de Miau.» Duquesa entré en su despensa, cogié la empanada de un estante y la mir6. 103, 104 EL CUENTO DE LA EMPANADA Y EL MOLDE EL CUENTO DE LA EMPANADAY EL MOLDE 105 «Esté lista para meterla en el horno. {Qué buena pinta tiene la masa! Pondré un moldecito de lata para sostenerla. Y en el centro haré un agujero con un tenedor para que salga el vapor. ;Oh, como me gustaria comerme mi propia empanada, en vez de una empanada de ratones!» Duquesa pens6, cavil6 y reley6 la carta de Feliciana. «Una fuente rosa y blanca... y sera para ti enterito. “Ti” significa yo... gentonces Feliciana ni siquiera va a probar la empanada? {Una fuente rosa y blanca! Seguro que Feliciana tiene que salir a comprar los bollitos.. {Ah, qué buena idea! :Por qué no voy de una carrera y meto mi empanada en el horno de Feliciana mientras ella no esté en casa?» ;A Duquesa le encanté ver Io lista que era! Mientras tanto, Feliciana habfa recibido la contestacién de Duquesa, y en cuanto tuvo la seguridad de que la perrita podia venir... metié su empanada en el horno. Habia dos hornos, uno encima de otro. Las demas manillas y tiradores solo eran de adorno y no servian para abrir. Feliciana metié la empanada en el horno de abajo; le costé trabajo abrir la puerta. «El horno de arriba cuece demasiado rapido», se dijo Feliciana, «Es una empanada hecha con Jos mas tiernos y delicados ratones, con tocino picado. Y he quitado todos los huesos, porque Duquesa estuvo a punto de ahogarse con una espina de pescado la tiltima vez que di una fiesta. Come un poquito deprisa, a grandes 106 EL CUENTO DE LA EMPANADA Y EL MOLDE, bocados. Pero es una perrita fina y elegante, una compafiia muchisimo mejor que la prima Milagros de Miau.» Feliciana eché un poco de carbén y aviv6 el fuego. Luego salié con tuna jarra para coger agua del pozo para lenar la tetera. Después comenz6 a poner en orden la habitacién, que era salon ademés de cocina. Sacé las alfombras, las sacudié, ante la puerta principal y las volvié a poner bien estiradas, La alfombrilla de delante de la chimenea era una pellica de conejo. Limpié el polvo del reloj y de los adornos de la repisa de la chimenea y limpié y sacé brillo a las mesas y las sillas. Luego extendié un mantel blanco limpisimo y puso su mejor juego de té de porcelana, que sacé de un armarito empotrado que estaba junto a la chimenea. | Las tazas de té eran blancas con rosas pintadas, y los platos eran blancos y azules. Después de poner la mesa, Feliciana cogié una jarra y un plato azul y blanco y fue a campo traviesa a la granja a por leche y mantequilla. Cuando volvié, miré el horno de abajo. La empanada tenia muy buen aspecto. Feliciana se puso el chal y la cofia y volvié a salir, esta vez con una cesta, para comprar un paquete de té, medio kilo de terrones de azticar y un tarro de mermelada en la tienda del pueblo. Y en ese mismo instante Duquesa salia de su casa, en la otra punta del pueblo. Feliciana y Duquesa se encontraron en la calle, a mitad de camino, La perrita EL CUENTO DE LA EMPANADAY EL MOLDE 107 levaba también una cesta, tapada con un pafio. Se saludaron con una inclinacién de cabeza. No se hablaron porque ya se verian después en la fiesta. En cuanto volvié la esquina y se perdié de vista, Duquesa eché a correr. jDerecha a la casa de Felicianal Feliciana entré en la tienda, compré lo que necesitaba y salid, después 108 EL CUENTO DE LA EMPANADA Y EL MOLDE de una amena conversacién con la prima Milagros de Miau. La prima Milagros estuvo muy displicente: —jUna perrita, nada menos! ;Como si no hubiera GATOS en Sawrey! jY una empanada para merendar! ;Qué cosas tienes! —dijo la prima Milagros. Feliciana fue después a la panaderia de Timoteo y compré los bollitos. Luego volvié a casa. Cuando entraba por la puerta principal le parecié ofr como un ruido de pasos en el pasillo de atras. —Espero que no sea esa urraca. De todos modos, las cucharas estan guardadas bajo lave —dijo Feliciana. Pero no habia nadie. Feliciana abrié con dificultad la puerta del horno de abajo y dio la vuelta a la empanada. jEmpezaba a desprender un apetitoso olor a ratén asado! [L CUENTO DE LA EMPANADA Y EL MOLDE 109 Mientras tanto, Duquesa habia salido a hurtadillas por Ia puerta trasera, —jQué raro que la empanada de Feliciana no estuviera en el horn cuando meti la mia! Y no he podido encontrarla en ninguna parte. He mirado por toda la casa. He metido mi empanada en un horno calentito en la parte de arriba, No he podido girar ninguna otra manilla. Creo que todas son de mentira —dijo Duquesa—, jpero me habria gustado sacar la empanada de ratén! No puedo ni imaginar qué ha hecho con ella. Como Feliciana legaba, tuve que salir corriendo por la puerta de atris! Duquesa volvié a su casa y se cepill6 su precioso pelaje negro. Luego corté flores en su jardin, hizo un ramo para Ilevarselo de regalo a Feliciana y dejé pasar el tiempo hasta que el reloj dio las cuatro. Feliciana, después de registrar a fondo el armario y la despensa para asegurarse de que de verdad no habia nadie escondido, subié al piso de arriba a cambiarse de ropa. Se puso un vestido de seda lila, para la fiesta, y un delantal y una esclavina de muselina bordada. — Qué extraiio! —dijo Feliciana—. No recuerdo haber dejado abierto este cajén. Habra estado alguien probandose mis mitones? 110 EL CUENTO DE LA EMPANADA Y EL MOLDE, Volvié al piso de abajo, preparé el té y puso la tetera en la placa. Eché otro vistazo al horno de abajo: la empanada tenia ya un agradable color tostado y humeaba. Se senté al fuego a esperar a la perrita. —Me alegro de haber utilizado el horno de abajo —dijo Feliciana—. El de arriba habria estado demasiado caliente. Me pregunto por qué estaria _ abierta la puerta de ese armario.

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