Hoyos Estrada, J. F. (1997) - de Las Delicias Al Infierno

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UN ATAQUE EN LAS DELICIAS E | capitan Orlando Mazo salté de su trinchera disparando ls titimas balas que le quedaban en su plstola nueve milimetros, Detrs, tres soldados y untenientetrataron de correr para romper el cercode Jagucrillaylegarhasta ero, perouna ametralado- re M60 frustto eu intento, El eapitén recibiS un tro potla espalda, Coy6 de rodilas con los brazoslevan- (eados y, en medio de un grito de dolor su cuerpo se dobis hacia atras ‘ Con su comendante herido y yo sin municién, los 45 soldados que todavia se refugiaban en las tr heres fueron sallendo dela zanjs, enun hecho que trarcé el final de 17 horas de combate y el principio {46288 dios de agonia en las files del enemigo. Ellunes 26 de agosto, cuatro dias antes del ataque aia base militar de Las Delicias, en ef Putumayo, OO 70 /De Las DeLicias AL nwFigno los 103 hombres de la Compafiia de Selva No. 49, bajo las ordenes del capitan Mazo, habian llegado al puesto militar, construido de madera, con techos de paja, rodeado por una larga trinchera de palos y sacos de arena, y situado en la margen izquierda del rio Caqueta, en una zona selvstica en el sur de Colombia, “Apenas habiamos hecho el reconocimiento del sitio, pero todaviano conociamos bien la base”, recor do uno de los soldados, El dia del ataque, viernes 30 de agosto de 1996, habia transcurrido normalmente. Muy temprano, el capitan reunié a sus hombres, les asigné los puestos enlas trincheras e hizo con ellos un ejercicio durante dos horas, simulando una posible incursién gue: rrillera. Después, por la tarde, dejaron las armas y ju- garon fatbol, mientras unos quince soldados subian desde el rio la remesa con las provisiones de comida, pero sin una sola caja de municiones, La noche era oscura, no habia luna y amenazaba con lover. Eran las 7:30, “Estabamos en la plaza de armas formados para la recogida, en la que se revisa el armamento y se dan las Gltimas érdenes antes de dormir, pero uno de los, rancheros habia olvidado dos granadas y tuvimos que esperarlo algunos minutos. Los demas seguian sublendo las provisiones", recuerda el mayor de los hermanos Herrera Chani, dos soldados que presta- ban desde hacia ocho meses el servicio militar. “iRefuerzos, refuerzos!”, grité Martinez, uno de los siete centinelas de guardia y el primero en descubrir el movimiento del enemigo. Después de hacer tres tin arcu en Las Dieticias 710 aisparos, los guerieos trataron de evitar el avi defretdeds y fomataron amachete Freee detane, un mortero deus cay®enta plaza ae neta donde ia mayota de los mitaresexteban He orate “vada eIbshez, dos sldados del trcet rater, mutleron por el impacto Pcrodes reaccionamos, corrimos a los puestos de saree esipetamos 8 daparar pare repeler ol Geene® chon nos vos que atestar pare pro aa cia lola de morteros, granedas de ful eae re ie mano y ae Tos proyectes", cuenta ei Soidode Hesera Chen aoe to Pret, uno dels suboficiles que eta- Sees a in compat lego 0 tincher aoe guemn{copton noshabla dicho enlamena- seein Himes el simulacro, como deblamos Mesconary con eae puesto ave termes que aque metocabay ales Tipo, Lieguéaarinehera quem oor esidados de ml escuadra. Desputs de F sao eae erste entre el montehaste donde es- depetos Taptan Moco yi tenient Rodrigues ora saeetna el movimento dela Topo" eres emeros minutos, gran parte del fuego de aeeeee RNSS gusrleros que imegraban el ap soe concento en el puesto uno de quar, ee nejera que quedabe allege del entrada de 8 aoa ends donde seveiaelpequeno casero deL25 aoe seevte el puesto es, qu estaba 8 pocos me: tres del primero Sei aron 417 los queries que partic pane a aperacton del blogue sr de los Fuerzas pan on lucionaries de Colombia (Fare) per 12 /DE Las Deticias AL INFIERNO. tenecientes e los frentes 13, 14, 15,48 y 49, Mientras mas de cien realizaban el asalto en la base, los demas mantenian los cordones de seguridad aguas arriba y abajo de la zona, En esos puntos de la entrada de Ia base estaban las dos tnicas ametralladoras M60 que tenia la Com- ania de Selva No. 49 del Ejército, un arma de apoyo que puede disparar hasta ochacientas balas por minuto y mantener un fuego continuo. La guerrilla tenia por lo menos cinco de estas mismas ametra- ladoras. Lo que més le preocupaba al soldado Herrera Chani era su hermano, que estaba en otra zanja. “Cuando la plomacera se cuajo, yome meti en una trinchera cer- ‘ca de mi cabo Gonzaiez, pero busqué a mi hermano... ‘Sélo pensabe en él. ‘Moncho, Moncho, venga’, le gti- taba. Desde el puesto cuatro, donde yo estaba, veia la parte plana de la base y la cancha de fitbol. Sélo habia una luz lejana, la de la planta del pueblo, Como no me podia parar, seguia gritando, hasta que re- conoct la voz de Moncho. —Frescos, tranquilos, que esto es una fiesta y lo que esta sonando es para bailarlo —nos dijo mi cabo Gonzalez, “Durante el combate, él siempre nos dio mucha moral. Mi hermano alcanzé a arrastrarse cuatro me- tros hasta donde estaba yo. Llegé con el fusil traba- do. —Estése aqui —Ie dije. Cuando lo miré, tenia sangre en la cara: una esquirla le habia dado en la ce- ja. Me dio mucha rabia, pero miré al otro lado y vi que al soldado Murioz, una granada que cayé cerca de nosotros le volé las piernas' Uw aTAgE EN Las DEUICIAS #18 £1 soldedo Angedis Moraes recuerda que, tos primeros minutes de combate fueron ntensos. “Los Guerilres empesaron corres hacia le bese, pero demo se reacciono rapdament, les tocd tenderse tl piso empereron ios morteros de ellos a meter Bombs en los conjes donde estabamos rluglodos Tambien empezaron a derles alas armas de apoyo Y Alcona de comunicclones, “Un soldado se avestr6 en medio de a balacera ya justo de granedas lege hasta el puesto de comunl- aciones pare resctar el Fado se lo llev® mi pitan Maro CIM coronel Bastdas, nos estén tacondo. Necest- tomo retuerzes™ ue el primer mensee de olarme Ge el capitan alcanzo a\mandar por radioteletono desde su puesto de combate ala bare de La Tagua, en Jac primeras horas del toque “i Atrincherense lrincherense ydefiendan la base Dento de poco lee mandamos relueros", contest leotonel Bostias a tro lado de linea KEnmesio del desespero, elcapitsn Maro arrastel radio y este el cable del auricular para que s coro- nel Bostidas, «tes ores en loncha rapido dela base Ge Les Delicios, oyera le intensidad del combate. STrenqullos, wenqullos, que les mandemosrefver sos" lesinsista el corone Roberto Capera el mayor de otto dos hermanos que prestaban el servicio riltar en Las Deticlas, Conta que al ver que el combate Ibs para logo. el feniente Rodrigues le orden que empezara a taser Igo bombs ‘del MLGL, un lanzedor multiple de prenaces 14 /De Las Dewicias at sieno “Al comienzo tenia 24 bombasy cuatro granadas de mano, —Titeles una all ime gritaba i teniente “andeles ne eos hieputes ave estan aa ine volvia @ordenar mi teniente antes de disparer Aes neve dela mache, un fuerte sguscer, duraria hasta el amanecer del sabado, dificulté I durariahass ,dfeutolade- “Como tenfamos que arrast sengre, los movimientos se hicieron mos pesodos especialmente porque se ensuciaban as armas y las municiones, Continuemente t eniomos que limpiar- Is con as cols as aobanes, Despats,tvimos que acudit a los ofines y 2 la saliva pare pode quitar el barro”. , pare poderies Talo ocd de noch yen med gee vi sélo los telémpagos lluminsban por segundos la zone. Esa uz le petite. tropaubicarel enemigo, pero también ver a los compafieros muertos. : Despues de las primeras cuatro horas de combate, ea 30 de la noche, los guerrilleros tenian ‘cerca plomo de todos lados, yeegule leviende El sargento Pere vel 2 vela que el captén recorra bse dando Srdenes de defensa, recogiendo las mu. niles lo ales de los oaos musts oes jos, redistribuyendo hornbresycuadrando a loge alo largo de la trinchera, a acme “Nosotros tambien recoglamos fuse, mirdbemos a que soldade le abian dado para sacarlo aun sii Segura yremplararoporotra ‘Cada cierto tempo los guerileros detenian el tage por tres ocusiro minutos y después vlviena on ara tm Las Detscins #15: darnos con todo le que tenian. Cuando ellos para- an, nosotros también descansébamos para ahorrar Jomunicién’ “Mi coronel, qué pas6 con los refuerzos", insistia desesperado el capitén Mazo por el radio. [Eran las doce de la noche. El capitan Mazo segula ‘esperando una respuesta de La Tagua. ‘be acuerdo con las informaciones que se cono- certian dias después de la toma de Las Delicias, los pitos mandos de les Fuerzas Militares pensaron en fese momento que una buena opcién era enviar he- iicépteros artillados con refuerzos desde la base de Tres Esquinas, a dos horas de Las Delicias, pero ello ‘era imposible por el peligro de volar durante la noche. ‘tra, menos viable por la distancia, era mandar el apoyo por via fluvial desde Tres Esquinas y La Tagua, pvarias horas de distancia. Y una ultima era mandar @ pie, desde La Tagua, soldados de refuerzo, un apoyo que sélo podria llegar 72 horas después. tia primera y tnica seftal de refuerzos se produjo a Ja una de la manana, cuando un avién Tac AC47, un monoplane de la Fuerza Aérea acondicionads para fl ataque nocturne, conocido también como avién fantasma, arrojé dos rafagas de bala: una en la plaza de armas y otra en el monte, “pensé que los refuerzos habian llegado y me dio mucha moral, pero cuando el avidn se fue, nos sentl- Thos abandonados", recuerda el soldado Caper Elavién nunca regress. ‘Tres horas despues del sobrevuelo del avién fantas- ma y en pleno combate, el sargento Pérez le dijo al 16 /De Las Deuicins at inritRno. Porque los refuerzos Ilegan a las seis; | 7 y los tumbamos, “ies akecomes eae fuego, le iban dando. aber ie —Tranquilo, seguro que a vamos abn? geaure ave ates sietellegay ai sites reocupen”, insistian desde La Tagua. mess los sonidos del-radio de com sles llegaba es ere oe ‘dos minutos. Pero empezamos a pear ioral al ver a varios de nuestros compaiieros vue toe al ‘ineda. Hablabamos de la demora de los vefuer, in buen blanco. Algunos tenfan cer : ————____ tis aracut en Las Deticins / w “Cuando mi capitan me ordenaba llevarle algiin mensaje a mi teniente o a mi sargento, me tocaba dnrrastrarme por la trinchera sobre los cadaveres de mis companeros —recordé Morales. "\Con la luz del dia me asomé con mucho cuidado y Jo primero que vi fue a un guerrllero al lado de la trinchera; tenia la cabeza destrozada. Aunque nunca supimos cudntos matamos, sé que les dimos a mu: hos. Mi capitan les volé la cabeza como a tres gue- rrilleros” En el combate de la manana murié Pedro Martinez, uno de los jefes guertilleros. En ese momento, los subversivos pensaron retirarse. El comandaba uno de los frentes de ataque. Temian que con el dia Ile- garan los refuerzos, pero un mensaje enviado por el fFadio de los anillos de seguridad de las Farc les dijo {que podian seguir con la ofensiva porque no habia rastro de apoyo del Ejercito. Eran las nueve de la manana del sabado 31 de agosto, y después de doce horas de combate los sol- dados habian perdido varias posiciones de la base. El olor a sangre y el humo de los ranchos de madera y paja que estaban ardiendo los tenian aun més deses- perados. ‘A esa hora, los primeros quince soldados se rin: dieron, Uno de ellos, asustado, alcanzé a gritar: "No mematen, soy comunista” ‘Los guerrilleros llevaron el primer grupo de sol- dados a un lado de la base. Pero hacia las once de la manana, el grupo del subteniente Torres fue cap- turado por la guerrilla. “Ahi si se complicaron las cosas, porque ellos nos estaban cubriendo la e5- 6 7DE Las Druicias at inettnvo— Palda a los que estébamos con mi capitan Mazo", conte el soldado Morales. “Lanza, lanza, venga, ayddeme que estoy herido”, decian los guerrilleros que se habian apoderado de luno de los puestos de guardia, usando el mismo lenguaje que emplea el Ejército, para tratar de en- gahar a los militares. Antes que el capitan Mazo aler- tata a sus hombres, varios soldados cayeron en le trampa, Durante el dia, la guerrilla se tomé los puestos de Guardia tres, cuatro, cinco, seis y siete. Solamente los puestos uno y dos sequian ocupados por los sal- dados. “Fue entonces cuando mi capitén dio la orden de disparar a todas esas trincheras, porque estaban Henas de guerrilla —relaté el soldado Morales—. Faltando un cuarto para las doce del dia, mi capitan intents hacer lo imposible. Cuando vio que nos estabamos quedando sin municién y casi toda la base estaba ocupada por la guerrilla, dio la orden de salir de la trinchera, atravesar una parte de la base, frente a unos puestos tomados por la guerri Ha, llegar al rio Caqueta y alli atrineherarnos para acabar de hacer frente con lo que nos quedaba de ‘municion, osi no, tirarnos al rio y tratar de pasar al otro lado" “iRompan fuego!”, grité el capitan y salié corrien- do. Uno de los tres soldados que salieron detras esta- ba herido en una plerna. El capitan cayé de rodillas, con una herida en la espalda, “Empezamos a disparar, pero los guerrilleros to- davia tenian granadas de mano y de fusil. Nos dieron 19 on araaue on Las Diticias / balay cafén®, continuo relatando el soldado Angedis ioraes. Sur leron a mi captén! —dljo un soldado—. En- vonces, mi taniente Rodrigues cogio el mando y nos dijo: Bueno, vamos, ompames fuego ‘tMitenientey los soldados que salieron con él tam- bien cayeron ene! cerco de ametraladoras M60 y de [oe nangotradoves dele guerilla que estabon apos tados enla bose “at mando qued® mi sargento Péter, que nos or don neces Hente desde las tincherae, pero ya nos fuedabon muy pocas muniiones. see Quieren fumar? —nos pregunté un soldado y secé unos cigatilos. wa que podemos hacer, yo notengo municiény prefier eoperara que vengen y nos maten 2 entre aiarios soldadosfumaron suikime cigar antes desereapturados. “i sargento, me ordend desberatar mi lanza- granadae,botar ls partes mas importantes y ent: Sire reso en el pentano. Lo enamo hicieron mis Compeneros con sus fuses G3 y con los radios, pare cellos no selevaren nado. A mediodia se acabaron las balas. Recuerdo ese iment con muchatistsay me acorde des res jas de municion, de tres mi ertuchos cada una, Gue la compari a qu relevamos se habia llevado Mac tan solo cuatro di. os guess os Ineabon tanadas de aro dentro dela trinchera, Nosotros las cogiamos y se Iau devalviamos antes de que explotran. OtfasVe- 20 /Dé Las DEuicias AL iwrtERNO— ces nos tocaba arrastrarnos varlos metros para que no nos aleanzara la explosién de las granadas o las balas de los francotiradores, “Al ver que nosotros ya no respondiamos al fuego, lunos guertilleros nos llegaron a la trinchera. ‘En- tréguense o los matamos’, fue lo primero que nos di- Jeron, mientras nos apuntaban con sus fusiles. "Ya no teniamos nada que hacer, nos tenian en- cafionados. Ellos pidieron que levantaramos las manos por si de pronto teniamos una granada o.una pistola. “Uno a uno salimos y nos llevaron hasta la cancha de fatbol, Alli habia varios companeros tendidos en 1 piso, en fila, boca abajo y con la cara sobre el barro. A nosotros también nos hicieron tender en el piso. Séloesperébamos que nos fusilaran".

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