UN ATAQUE
EN LAS DELICIAS
E | capitan Orlando Mazo salté de su trinchera
disparando ls titimas balas que le quedaban en
su plstola nueve milimetros, Detrs, tres soldados y
untenientetrataron de correr para romper el cercode
Jagucrillaylegarhasta ero, perouna ametralado-
re M60 frustto eu intento, El eapitén recibiS un tro
potla espalda, Coy6 de rodilas con los brazoslevan-
(eados y, en medio de un grito de dolor su cuerpo se
dobis hacia atras ‘
Con su comendante herido y yo sin municién, los
45 soldados que todavia se refugiaban en las tr
heres fueron sallendo dela zanjs, enun hecho que
trarcé el final de 17 horas de combate y el principio
{46288 dios de agonia en las files del enemigo.
Ellunes 26 de agosto, cuatro dias antes del ataque
aia base militar de Las Delicias, en ef Putumayo,OO
70 /De Las DeLicias AL nwFigno
los 103 hombres de la Compafiia de Selva No. 49,
bajo las ordenes del capitan Mazo, habian llegado
al puesto militar, construido de madera, con techos
de paja, rodeado por una larga trinchera de palos y
sacos de arena, y situado en la margen izquierda
del rio Caqueta, en una zona selvstica en el sur de
Colombia,
“Apenas habiamos hecho el reconocimiento del
sitio, pero todaviano conociamos bien la base”, recor
do uno de los soldados,
El dia del ataque, viernes 30 de agosto de 1996,
habia transcurrido normalmente. Muy temprano, el
capitan reunié a sus hombres, les asigné los puestos
enlas trincheras e hizo con ellos un ejercicio durante
dos horas, simulando una posible incursién gue:
rrillera. Después, por la tarde, dejaron las armas y ju-
garon fatbol, mientras unos quince soldados subian
desde el rio la remesa con las provisiones de comida,
pero sin una sola caja de municiones,
La noche era oscura, no habia luna y amenazaba
con lover. Eran las 7:30,
“Estabamos en la plaza de armas formados para la
recogida, en la que se revisa el armamento y se dan
las Gltimas érdenes antes de dormir, pero uno de los,
rancheros habia olvidado dos granadas y tuvimos
que esperarlo algunos minutos. Los demas seguian
sublendo las provisiones", recuerda el mayor de los
hermanos Herrera Chani, dos soldados que presta-
ban desde hacia ocho meses el servicio militar.
“iRefuerzos, refuerzos!”, grité Martinez, uno de los
siete centinelas de guardia y el primero en descubrir
el movimiento del enemigo. Después de hacer tres
tin arcu en Las Dieticias 710
aisparos, los guerieos trataron de evitar el avi
defretdeds y fomataron amachete
Freee detane, un mortero deus cay®enta plaza
ae neta donde ia mayota de los mitaresexteban
He orate “vada eIbshez, dos sldados del trcet
rater, mutleron por el impacto
Pcrodes reaccionamos, corrimos a los puestos de
saree esipetamos 8 daparar pare repeler ol
Geene® chon nos vos que atestar pare pro
aa cia lola de morteros, granedas de ful
eae re ie mano y ae Tos proyectes", cuenta ei
Soidode Hesera Chen
aoe to Pret, uno dels suboficiles que eta-
Sees a in compat lego 0 tincher
aoe guemn{copton noshabla dicho enlamena-
seein Himes el simulacro, como deblamos
Mesconary con eae puesto ave termes que
aque metocabay ales
Tipo, Lieguéaarinehera quem
oor esidados de ml escuadra. Desputs de F
sao eae erste entre el montehaste donde es-
depetos Taptan Moco yi tenient Rodrigues ora
saeetna el movimento dela Topo"
eres emeros minutos, gran parte del fuego de
aeeeee RNSS gusrleros que imegraban el ap
soe concento en el puesto uno de quar,
ee nejera que quedabe allege del entrada de 8
aoa ends donde seveiaelpequeno casero deL25
aoe seevte el puesto es, qu estaba 8 pocos me:
tres del primero
Sei aron 417 los queries que partic
pane a aperacton del blogue sr de los Fuerzas
pan on lucionaries de Colombia (Fare) per12 /DE Las Deticias AL INFIERNO.
tenecientes e los frentes 13, 14, 15,48 y 49, Mientras
mas de cien realizaban el asalto en la base, los demas
mantenian los cordones de seguridad aguas arriba y
abajo de la zona,
En esos puntos de la entrada de Ia base estaban las
dos tnicas ametralladoras M60 que tenia la Com-
ania de Selva No. 49 del Ejército, un arma de apoyo
que puede disparar hasta ochacientas balas por
minuto y mantener un fuego continuo. La guerrilla
tenia por lo menos cinco de estas mismas ametra-
ladoras.
Lo que més le preocupaba al soldado Herrera Chani
era su hermano, que estaba en otra zanja. “Cuando la
plomacera se cuajo, yome meti en una trinchera cer-
‘ca de mi cabo Gonzaiez, pero busqué a mi hermano...
‘Sélo pensabe en él. ‘Moncho, Moncho, venga’, le gti-
taba. Desde el puesto cuatro, donde yo estaba, veia
la parte plana de la base y la cancha de fitbol. Sélo
habia una luz lejana, la de la planta del pueblo, Como
no me podia parar, seguia gritando, hasta que re-
conoct la voz de Moncho.
—Frescos, tranquilos, que esto es una fiesta y lo
que esta sonando es para bailarlo —nos dijo mi cabo
Gonzalez,
“Durante el combate, él siempre nos dio mucha
moral. Mi hermano alcanzé a arrastrarse cuatro me-
tros hasta donde estaba yo. Llegé con el fusil traba-
do. —Estése aqui —Ie dije. Cuando lo miré, tenia
sangre en la cara: una esquirla le habia dado en la ce-
ja. Me dio mucha rabia, pero miré al otro lado y vi
que al soldado Murioz, una granada que cayé cerca de
nosotros le volé las piernas'
Uw aTAgE EN Las DEUICIAS #18
£1 soldedo Angedis Moraes recuerda que, tos
primeros minutes de combate fueron ntensos. “Los
Guerilres empesaron corres hacia le bese, pero
demo se reacciono rapdament, les tocd tenderse
tl piso empereron ios morteros de ellos a meter
Bombs en los conjes donde estabamos rluglodos
Tambien empezaron a derles alas armas de apoyo Y
Alcona de comunicclones,
“Un soldado se avestr6 en medio de a balacera ya
justo de granedas lege hasta el puesto de comunl-
aciones pare resctar el Fado se lo llev® mi
pitan Maro
CIM coronel Bastdas, nos estén tacondo. Necest-
tomo retuerzes™ ue el primer mensee de olarme
Ge el capitan alcanzo a\mandar por radioteletono
desde su puesto de combate ala bare de La Tagua, en
Jac primeras horas del toque
“i Atrincherense lrincherense ydefiendan la base
Dento de poco lee mandamos relueros", contest
leotonel Bostias a tro lado de linea
KEnmesio del desespero, elcapitsn Maro arrastel
radio y este el cable del auricular para que s coro-
nel Bostidas, «tes ores en loncha rapido dela base
Ge Les Delicios, oyera le intensidad del combate.
STrenqullos, wenqullos, que les mandemosrefver
sos" lesinsista el corone
Roberto Capera el mayor de otto dos hermanos
que prestaban el servicio riltar en Las Deticlas,
Conta que al ver que el combate Ibs para logo. el
feniente Rodrigues le orden que empezara a taser
Igo bombs ‘del MLGL, un lanzedor multiple de
prenaces14 /De Las Dewicias at sieno
“Al comienzo tenia 24 bombasy cuatro granadas de
mano, —Titeles una all
ime gritaba i teniente
“andeles ne eos hieputes ave estan aa
ine volvia @ordenar mi teniente antes de disparer
Aes neve dela mache, un fuerte sguscer,
duraria hasta el amanecer del sabado, dificulté I
durariahass ,dfeutolade-
“Como tenfamos que arrast
sengre, los movimientos se hicieron mos pesodos
especialmente porque se ensuciaban as armas y las
municiones, Continuemente t
eniomos que limpiar-
Is con as cols as aobanes, Despats,tvimos
que acudit a los ofines y 2 la saliva pare pode
quitar el barro”. , pare poderies
Talo ocd de noch yen med gee vi
sélo los telémpagos lluminsban por segundos la
zone. Esa uz le petite. tropaubicarel enemigo,
pero también ver a los compafieros muertos. :
Despues de las primeras cuatro horas de combate,
ea 30 de la noche, los guerrilleros tenian ‘cerca
plomo de todos lados, yeegule leviende
El sargento Pere vel
2 vela que el captén recorra
bse dando Srdenes de defensa, recogiendo las mu.
niles lo ales de los oaos musts oes
jos, redistribuyendo hornbresycuadrando a loge
alo largo de la trinchera, a acme
“Nosotros tambien recoglamos fuse, mirdbemos
a que soldade le abian dado para sacarlo aun sii
Segura yremplararoporotra
‘Cada cierto tempo los guerileros detenian el
tage por tres ocusiro minutos y después vlviena
on ara tm Las Detscins #15:
darnos con todo le que tenian. Cuando ellos para-
an, nosotros también descansébamos para ahorrar
Jomunicién’
“Mi coronel, qué pas6 con los refuerzos", insistia
desesperado el capitén Mazo por el radio.
[Eran las doce de la noche. El capitan Mazo segula
‘esperando una respuesta de La Tagua.
‘be acuerdo con las informaciones que se cono-
certian dias después de la toma de Las Delicias, los
pitos mandos de les Fuerzas Militares pensaron en
fese momento que una buena opcién era enviar he-
iicépteros artillados con refuerzos desde la base de
Tres Esquinas, a dos horas de Las Delicias, pero ello
‘era imposible por el peligro de volar durante la
noche.
‘tra, menos viable por la distancia, era mandar el
apoyo por via fluvial desde Tres Esquinas y La Tagua,
pvarias horas de distancia. Y una ultima era mandar
@ pie, desde La Tagua, soldados de refuerzo, un
apoyo que sélo podria llegar 72 horas después.
tia primera y tnica seftal de refuerzos se produjo a
Ja una de la manana, cuando un avién Tac AC47, un
monoplane de la Fuerza Aérea acondicionads para
fl ataque nocturne, conocido también como avién
fantasma, arrojé dos rafagas de bala: una en la plaza
de armas y otra en el monte,
“pensé que los refuerzos habian llegado y me dio
mucha moral, pero cuando el avidn se fue, nos sentl-
Thos abandonados", recuerda el soldado Caper
Elavién nunca regress.
‘Tres horas despues del sobrevuelo del avién fantas-
ma y en pleno combate, el sargento Pérez le dijo al16 /De Las Deuicins at inritRno.
Porque los refuerzos Ilegan a las seis; | 7
y los tumbamos, “ies akecomes
eae fuego, le iban dando. aber ie
—Tranquilo, seguro que a
vamos abn? geaure ave ates sietellegay ai sites
reocupen”, insistian desde La Tagua. mess
los sonidos del-radio de com sles llegaba
es ere oe ‘dos minutos. Pero empezamos a pear
ioral al ver a varios de nuestros compaiieros vue toe
al ‘ineda. Hablabamos de la demora de los vefuer,
in buen blanco. Algunos tenfan cer :
————____ tis aracut en Las Deticins /
w
“Cuando mi capitan me ordenaba llevarle algiin
mensaje a mi teniente o a mi sargento, me tocaba
dnrrastrarme por la trinchera sobre los cadaveres de
mis companeros —recordé Morales.
"\Con la luz del dia me asomé con mucho cuidado y
Jo primero que vi fue a un guerrllero al lado de la
trinchera; tenia la cabeza destrozada. Aunque nunca
supimos cudntos matamos, sé que les dimos a mu:
hos. Mi capitan les volé la cabeza como a tres gue-
rrilleros”
En el combate de la manana murié Pedro Martinez,
uno de los jefes guertilleros. En ese momento, los
subversivos pensaron retirarse. El comandaba uno
de los frentes de ataque. Temian que con el dia Ile-
garan los refuerzos, pero un mensaje enviado por el
fFadio de los anillos de seguridad de las Farc les dijo
{que podian seguir con la ofensiva porque no habia
rastro de apoyo del Ejercito.
Eran las nueve de la manana del sabado 31 de
agosto, y después de doce horas de combate los sol-
dados habian perdido varias posiciones de la base. El
olor a sangre y el humo de los ranchos de madera y
paja que estaban ardiendo los tenian aun més deses-
perados.
‘A esa hora, los primeros quince soldados se rin:
dieron, Uno de ellos, asustado, alcanzé a gritar: "No
mematen, soy comunista”
‘Los guerrilleros llevaron el primer grupo de sol-
dados a un lado de la base. Pero hacia las once de
la manana, el grupo del subteniente Torres fue cap-
turado por la guerrilla. “Ahi si se complicaron las
cosas, porque ellos nos estaban cubriendo la e5-6
7DE Las Druicias at inettnvo—
Palda a los que estébamos con mi capitan Mazo",
conte el soldado Morales.
“Lanza, lanza, venga, ayddeme que estoy herido”,
decian los guerrilleros que se habian apoderado de
luno de los puestos de guardia, usando el mismo
lenguaje que emplea el Ejército, para tratar de en-
gahar a los militares. Antes que el capitan Mazo aler-
tata a sus hombres, varios soldados cayeron en le
trampa,
Durante el dia, la guerrilla se tomé los puestos de
Guardia tres, cuatro, cinco, seis y siete. Solamente
los puestos uno y dos sequian ocupados por los sal-
dados.
“Fue entonces cuando mi capitén dio la orden de
disparar a todas esas trincheras, porque estaban
Henas de guerrilla —relaté el soldado Morales—.
Faltando un cuarto para las doce del dia, mi
capitan intents hacer lo imposible. Cuando vio que
nos estabamos quedando sin municién y casi toda
la base estaba ocupada por la guerrilla, dio la orden
de salir de la trinchera, atravesar una parte de la
base, frente a unos puestos tomados por la guerri
Ha, llegar al rio Caqueta y alli atrineherarnos para
acabar de hacer frente con lo que nos quedaba de
‘municion, osi no, tirarnos al rio y tratar de pasar al
otro lado"
“iRompan fuego!”, grité el capitan y salié corrien-
do. Uno de los tres soldados que salieron detras esta-
ba herido en una plerna. El capitan cayé de rodillas,
con una herida en la espalda,
“Empezamos a disparar, pero los guerrilleros to-
davia tenian granadas de mano y de fusil. Nos dieron
19
on araaue on Las Diticias /
balay cafén®, continuo relatando el soldado Angedis
ioraes.
Sur leron a mi captén! —dljo un soldado—. En-
vonces, mi taniente Rodrigues cogio el mando y nos
dijo: Bueno, vamos, ompames fuego
‘tMitenientey los soldados que salieron con él tam-
bien cayeron ene! cerco de ametraladoras M60 y de
[oe nangotradoves dele guerilla que estabon apos
tados enla bose
“at mando qued® mi sargento Péter, que nos or
don neces Hente desde las tincherae, pero ya nos
fuedabon muy pocas muniiones.
see Quieren fumar? —nos pregunté un soldado y
secé unos cigatilos.
wa que podemos hacer, yo notengo municiény
prefier eoperara que vengen y nos maten 2 entre
aiarios soldadosfumaron suikime cigar antes
desereapturados.
“i sargento, me ordend desberatar mi lanza-
granadae,botar ls partes mas importantes y ent:
Sire reso en el pentano. Lo enamo hicieron mis
Compeneros con sus fuses G3 y con los radios, pare
cellos no selevaren nado.
A mediodia se acabaron las balas. Recuerdo ese
iment con muchatistsay me acorde des res
jas de municion, de tres mi ertuchos cada una,
Gue la compari a qu relevamos se habia llevado
Mac tan solo cuatro di.
os guess os Ineabon tanadas de aro
dentro dela trinchera, Nosotros las cogiamos y se
Iau devalviamos antes de que explotran. OtfasVe-20 /Dé Las DEuicias AL iwrtERNO—
ces nos tocaba arrastrarnos varlos metros para que
no nos aleanzara la explosién de las granadas o las
balas de los francotiradores,
“Al ver que nosotros ya no respondiamos al fuego,
lunos guertilleros nos llegaron a la trinchera. ‘En-
tréguense o los matamos’, fue lo primero que nos di-
Jeron, mientras nos apuntaban con sus fusiles.
"Ya no teniamos nada que hacer, nos tenian en-
cafionados. Ellos pidieron que levantaramos las
manos por si de pronto teniamos una granada o.una
pistola.
“Uno a uno salimos y nos llevaron hasta la cancha
de fatbol, Alli habia varios companeros tendidos en
1 piso, en fila, boca abajo y con la cara sobre el barro.
A nosotros también nos hicieron tender en el piso.
Séloesperébamos que nos fusilaran".