Recopilación de Poesía

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Recopilación de poesía.

Varios autores.

1. Emily Dickinson (1830 – 1886)

I felt a funeral in my Brain.


I felt a Funeral, in my Brain,
And Mourners to and fro
Kept treading - treading - till it seemed
That Sense was breaking through -

And when they all were seated,


A Service, like a Drum -
Kept beating - beating - till I thought
My mind was going numb -

And then I heard them lift a Box


And creak across my Soul
With those same Boots of Lead, again,
Then Space - began to toll,

As all the Heavens were a Bell,


And Being, but an Ear,
And I, and Silence, some strange Race,
Wrecked, solitary, here -

And then a Plank in Reason, broke,


And I dropped down, and down -
And hit a World, at every plunge,
And Finished knowing - then –

There´s a Certain Slant of Light


There's a certain slant of light,
On winter afternoons,
That oppresses, like the weight
Of cathedral tunes.

Heavenly hurt it gives us;


We can find no scar,
But internal difference
Where the meanings are.

None may teach it anything,


'T is the seal, despair,—
An imperial affliction
Sent us of the air.

When it comes, the landscape listens,


Shadows hold their breath;
When it goes, 't is like the distance
On the look of death.

Somehow myself survived the Night


Somehow myself survived the Night
And entered with the Day —
That it be saved the Saved suffice
Without the Formula.
Henceforth I take my living place
As one commuted led —
A Candidate for Morning Chance
But dated with the Dead.

I Died for Beauty


I died for beauty, but was scarce
Adjusted in the tomb,
When one who died for truth was lain
In an adjoining room.
He questioned softly why I failed?
"For beauty," I replied.
"And I for truth - the two are one;
We brethren are," he said.
And so, as kinsmen met a-night,
We talked between the rooms,
Until the moss had reached our lips,
And covered up our names.

2. Miguel Hernandez (1910 – 1942)

Nanas de la cebolla
La cebolla es escarcha
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.

En la cuna del hambre


mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar,
cebolla y hambre.

Una mujer morena


resuelta en luna
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete, niño,
que te tragas la luna
cuando es preciso.

Alondra de mi casa,
ríete mucho.
Es tu risa en tus ojos
la luz del mundo.
Ríete tanto
que en el alma al oírte
bata el espacio.

Tu risa me hace libre,


me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.

Es tu risa la espada
más victoriosa,
vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.

La carne aleteante,
súbito el párpado,
el niño como nunca
coloreado.
¡Cuánto jilguero
se remonta, aletea,
desde tu cuerpo!

Desperté de ser niño:


nunca despiertes.
Triste llevo la boca:
ríete siempre.
Siempre en la cuna,
defendiendo la risa
pluma por pluma.

Ser de vuelo tan alto,


tan extendido,
que tu carne es el cielo
recién nacido.
¡Si yo pudiera
remontarme al origen
de tu carrera!

Al octavo mes ríes


con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.

Frontera de los besos


serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.

Vuela niño en la doble


luna del pecho:
él, triste de cebolla,
tú, satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.

3. Jean Portante (1950)


Abierto Cerrado
(traducción de José María Holguera)
Para leer de verdad
hay que apagar todas las luces
las palabras tienden a la oscuridad
como la imagen tiende a la cámara oscura
las dos solas podrían
sin ruido sustituir al mundo

qué palabra hace del sueño un verdadero sueño


y qué palabra hace de un país un verdadero país
y qué palabra hace de una lengua una verdadera lengua
y qué más sé yo sino que las palabras
se mienten de un sueño a otro
y qué menos sé yo sino que el sueño
miente a la lengua como la lengua
miente
al país
qué sé cuando sé
que cada sueño es una muñeca rusa
y que cada país es una muñeca rusa
y que cada lengua es una muñeca rusa
que se achica al abrirla

sé que todo río tiene dos orillas


nos lanzamos a un tiempo al agua
tú de un lado y yo del otro
y hace años que nadamos
y mientras nos acercamos uno al otro
las orillas de ambos lados se alejan
después cuando por fin nos encontramos
y creemos estar en medio del río
es demasiado tarde para pedir socorro

homenaje al hombre sandwich


atrapado entre dos hambres
al hombre rana entre dos aguas
al hombre orquesta entre dos silencios
otro día se acaba
sin que nadie se haya vuelto atrás
siento nostalgia
del punto de intersección entre la sombra
y yo

fui al mercado y vendí mi sombra


y por un momento me sentí eterno
fui después al mercado
y vendí mi tristeza
quién diría
que las piedras nos han precedido
parecería más bien que nosotros
las hemos inventado
con nuestra manía
de buscar algo más duro que nosotros mismos
si el orden fuera diferente
las cogeríamos en nuestra mano
ellas nos cogerían en la suya
y juntos seríamos catapultados en el tiempo
como si entre ellas y nosotros
la edad fuera la única diferencia

ay si todas las idas y venidas del mundo


pudieran cruzarse en mí
y decir adiós y buenos días
en todas las lenguas del mundo
es lo que ardientemente deseaba
un hombre más triste que la torre de Babel
un hombre que no sabía que las lenguas
eran capaces de todo

4. Federico García Lorca (1898 – 1936)

Gacela de la muerte oscura


Quiero dormir el sueño de las manzanas,
alejarme del tumulto de los cementerios.
Quiero dormir el sueño de aquel niño
que quería cortarse el corazón en alta mar.

No quiero que me repita que los muertos no pierden la sangre,


que la boca podrida sigue pidiendo agua.
No quiero enterarme de los martirios que da la hierba
ni de la luna con boca de serpiente
que trabaja antes del amanecer.

Quiero dormir un rato,


un rato, un minuto, un siglo,
pero que todos sepan que no he muerto
que hay un establo de oro en mis labios
que soy el pequeño amigo del viento Oeste
que soy la sombra inmensa de mis lágrimas.

Cúbreme por la aurora con un velo


porque me arrojará puñados de hormigas
y moja con agua dura mis zapatos
para que resbale la pinza de su alacrán.

Porque quiero dormir el sueño de las manzanas


para aprender un llanto que me limpie de tierra,
porque quiero vivir con aquel niño oscuro
que quería cortarse el corazón en alta mar.

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