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En relación con el nombramiento de los magistrados es conveniente para la justicia

colombiana la forma de NOMBRAR

MAGISTRADOS DE LA CORTE CONSTITUCIONAL-Deben ser elegidos por el


Senado de la República de ternas que envía el Presidente de la República,
la Corte Suprema de Justicia y el Consejo de Estado
Independencia judicial!
El papel de la Sala Administrativa del Consejo Superior de la Judicatura en la
postulación de los candidatos a ocupar el cargo de magistrado de la Corte
Suprema y del Consejo de Estado se cruza con la tarea de estas corporaciones en
la elección de cinco de los seis integrantes de esa Sala. A este aparente círculo
electoral se le atribuye, en parte, la garantía de la independencia de la Rama
Judicial.
 
Mientras tanto, la intervención de la Rama Legislativa comienza con la elección
por parte del Senado de los miembros de la Corte Constitucional, mientras que
el Congreso en pleno escoge a los magistrados del Consejo Superior de la
Judicatura.
 
Para Alejandra Barrios, directora de la Misión de Observación Electoral (MOE),
acudir a otras ramas justifica el balance institucional propio del sistema de
pesos y contrapesos. El problema se origina en las dinámicas que se generan
alrededor de las nominaciones y las elecciones, pues “quien resulta electo debe
el cargo a sus nominadores y electores, lo cual podría sesgar los análisis de
constitucionalidad y la asignación de cargos de libre nombramiento y
remoción”.
https://moe.org.co/wp-content/uploads/2017/07/Libro_mecanismos_de_participaci
%C3%B3n_ciudadana_2012.pdf
 
En sentido similar se expresó Helena Alviar García, decana de la Facultad de
Derecho de la Universidad de Los Andes. Para ella, la metodología actual genera
incentivos que movilizan una maquinaria política, tanto en el Consejo de Estado
como en la Corte Suprema y en el Congreso, donde la influencia de funcionarios
poderosos tiene mayor peso que los méritos de los candidatos.
 
¿Independencia corporativa o democrática? Esta pregunta la formulan Miguel
La Rota y José Rafael Espinosa, investigadores de Dejusticia, al considerar que
existe un debate entre independencia y rendición de cuentas. Una mal
entendida noción de independencia, agregan, lleva a que quienes toman
decisiones judiciales se aíslen de la realidad social, demográfica, económica y
política del país.
 
¿Ideología o política?
Decisiones como las condenas penales contra políticos, declaraciones de
responsabilidad estatal en determinados hechos, la protección de ciertos
derechos o el rechazo a la convocatoria de un referendo han llevado a calificar a
las altas cortes como órganos sesgados por sus posturas políticas.
 
“Históricamente, los miembros de las cortes se han identificado con diferentes
ideas políticas, y los fallos reflejan la inclinación ideológica de los jueces”, anota
Alviar.
 
Partiendo de la consideración de que no es nocivo el reflejo de esas ideologías al
tratarse de una consecuencia del pluralismo político, es necesario diferenciar
esta circunstancia de la politización partidista de las altas cortes. Esta, en
palabras de Alviar, es entendida como “el intercambio de favores en los partidos
políticos o el uso del poder que viene de un cargo para influir sobre la elección
de un magistrado”.
 
Luis Fernando Otálvaro, presidente de Asonal Judicial, afirma que si alguien
quiere ser elegido como magistrado, “debe tener el beneplácito de las
direcciones partidistas y, dependiendo de la corriente del magistrado por
remplazar, se confecciona la terna y luego se procede a escoger”. 
 
Entre la cooptación y el concurso
Hasta 1991, la elección de los magistrados de la Corte Suprema y del Consejo de
Estado se realizaba mediante el sistema de cooptación, situación que cambió
con la Constitución de ese año y la entrada en escena de nuevos actores, como la
Corte Constitucional.
 
La Carta Política y la Ley Estatutaria de Administración de Justicia (L. 270/96)
establecieron un sistema que buscaba abrir el procedimiento de elección,
otorgando un papel protagónico al Consejo Superior de la Judicatura (ver
recuadro). 
 
Durante el trámite de la fallida reforma a la justicia, se sugirió la
implementación de un mecanismo de concurso público para la selección de los
magistrados, lo que algunos califican como la respuesta a los interrogantes
sobre independencia de las altas cortes.
 
Gloria Borrero, directora de la Corporación Excelencia en la Justicia y vocera de
la coalición Elección Visible, propone una integración mixta de la Corte
Suprema y del Consejo de Estado. Una tercera parte de los miembros debe
provenir de la carrera judicial, otra de la academia y la última del ejercicio de la
abogacía, lo que garantizaría una permanente renovación de la jurisprudencia.
Para la elección de quienes vienen de la carrera judicial, Borrero considera
conveniente el concurso de méritos.
 
Por otra parte, la cooptación para la elección de magistrados encontró eco en
una iniciativa del senador Eduardo Enríquez Maya, coautor de un proyecto de
acto legislativo que proponía que los magistrados fueran elegidos por este
sistema.
 
En su concepto, una reforma constitucional debería disponer que la Corte
Suprema y el Consejo de Estado elijan a sus magistrados de listas que ellas
mismas conformen, atendiendo las solicitudes que eleven los abogados
interesados en serlo, lo que implica una convocatoria pública, amplia y objetiva.
 
En la reforma a la justicia objetada por el Gobierno, “se proponía modificar el
sistema actual de cooptación relativa por uno con participación democrática, en
el cual cada una de esas corporaciones seleccionara los candidatos, elaborara las
listas, las publicara y de ellas eligiera”, aclara Enríquez Maya.
 
Falta control social 
En una inescindible relación con el mecanismo adoptado para la elección de los
magistrados de las altas cortes se encuentra la posibilidad de que los ciudadanos
ejerzan un control sobre este.
 
Germán Alfonso López, director del Centro de Investigaciones Sociojurídicas de
la Facultad de Derecho de la Universidad Surcolombiana, afirma que la
publicación  de la hoja de vida de los candidatos junto con “el control que ejerce
la sociedad a través de ONG, veedurías ciudadanas y los medios no son lo
suficientemente fuertes o influyentes como para presionar un cambio”. 
 
En este sentido, Alejandra Barrios lamenta que la Constitución, al no
contemplar un mecanismo de control por parte de la ciudadanía, haya dejado
por fuera cualquier posibilidad de intervención o reparo frente a la designación
de los magistrados. “No se trata de que la ciudadanía impugne todas las
elecciones, porque le guste o no el candidato, sino que pueda ejercer un control
de legalidad frente a estas”.
 
La Directora de la MOE propone como ejemplo la instancia de consulta y
participación en el proceso de designación de magistrados instaurado en
Argentina, con el que distintos sectores sociales pueden respaldar, impugnar y
opinar sobre la idoneidad de los candidatos.
 
No obstante el incremento en las iniciativas de organizaciones de la sociedad
civil para ejercer esa veeduría, el control social de la elección de estos
magistrados se enfrenta a obstáculos, como la falta de cultura participativa de la
población y la indiferencia que muestran algunos sectores frente a los pedidos
de transparencia en los procesos electorales.
 
Seguramente, este tema se volverá a abordar en el Legislativo. Resta determinar
la conveniencia de su discusión como parte de una modificación integral al
sistema judicial o un tema autónomo de debate.
 
Por otra parte, los expertos consultados coinciden en señalar que alternativas
como la elección mediante votación popular de los magistrados no es
conveniente, sobre todo en dinámicas como la colombiana. 
 
Sin embargo, esa unanimidad no existe ante la idea de que el cargo de
magistrado sea el cierre de la carrera en el sector público, ya que, para unos,
esto contribuiría a disminuir la politización de las altas cortes, mientras que,
para otros, simplemente deben mantenerse ciertas limitaciones a los
exmagistrados.
 
Quizás, la respuesta temporal a la inquietud sobre el mecanismo de elección de
los magistrados la brinda Helena Alviar, al señalar que el debate gira en torno a
cuánta independencia y autonomía existe o es deseable institucionalmente
Tomar una postura de esta web
https://www.ambitojuridico.com/noticias/informe/administracion-publica/quien-
deberia-elegir-y-juzgar-los-magistrados-de-las-altas

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