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Arte e Inteligencia Artificial Parte I / Art & Artificial Intelligence Part I

En términos generales, podemos definir a la inteligencia artificial como aquella disciplina científica
que busca replicar y desarrollar los procesos cognitivos e inteligencia humana a través de sistemas
computacionales, así como también resolver problemas a partir de la combinación de grandes
volúmenes de datos. En palabras de McCarthy (2014):

"Es la ciencia y la ingeniería de la fabricación de máquinas inteligentes, especialmente programas


informáticos inteligentes. Está relacionada con la tarea similar de usar computadoras para entender
la inteligencia humana, pero la IA no tiene que limitarse a métodos que son biológicamente
observables" (p. 2).

La idea de que las máquinas pueden pensar de manera análoga a los seres humanos, fue introducida
en la comunidad científica por Alan Turing en 1950. Con el objetivo de determinar si una
computadora puede demostrar tener la misma inteligencia que una persona, Turing desarrolla una
prueba donde un interrogador humano trata de distinguir entre la respuesta de texto de una
computadora y la de un humano. La metodología y el valor de la prueba de Turing han sido
discutidos desde entonces, sentando las bases de lo se conoce como inteligencia artificial.

El mundo del arte no ha quedado ajeno a estos desarrollos científico-tecnológicos y ha buscado


incorporarlos en sus prácticas. Desde los años sesenta los artistas vienen utilizando computadoras,
lenguajes de código y algoritmos en los procesos de producción artística, en el marco de lo que se ha
denominado como arte generativo.

- Los comienzos de la producción artística mediada por máquinas: el arte generativo

En términos generales podemos decir que el arte generativo (Boden y Edmonds, 2009) es aquel que
implica en su proceso creativo la utilización de un sistema autónomo o semiautónomo (como por
ejemplo, el uso de sistemas algorítmicos), que de forma independiente determina características de
la obra en producción. Desde esta perspectiva, se entiende a los sistemas informáticos (incluida la
inteligencia artificial) como “herramientas que abren nuevos campos y mejoran nuestra
comprensión de la creatividad como síntesis indisoluble entre el arte y la ciencia” (Soddu, C. y
Colabella, 1998).

En el campo de las artes visuales, un caso muy interesante es el sistema AARON creado por el
profesor Harold Cohen en 1973. Este programa combina un software de inteligencia artificial con
dispositivos de pintura robótica para crear fotografías de forma autónoma. El mismo ha sido
reversionado varias veces, incorporando en cada una las posibilidades de dibujar en dos y tres
dimensiones, y colorear los dibujos entre otras.

En el caso de la música, lacomposición algorítmicaes un tipo de proceso creativo vinculado con el


arte generativo. El uso de fractales, modelos estadísticos, datos arbitrarios, entre otros, se han
traducido en fragmentos musicales o transformaciones de sonidos. En las composiciones de Brian
Eno, se presentan ejemplos de música algorítmica o generativa. El compositor toma parte de sonidos
tipo loop con distinta duración, sintetizadores, piano y voces, que son reproducidos a diferentes
velocidades e intervalos de tiempo, permitiendo una sobreposición y creación de texturas. Los
sonidos son pensados como “semillas” y a través del algoritmo se transforman en complejos
“jardines de sonidos”.

- El sistema creador hombre-máquina

En la actualidad empieza a ser cada vez más frecuente el uso de inteligencia artificial en los procesos
de producción artística, y su desarrollo está dando lugar a una transformación de la naturaleza del
proceso creativo. Recordemos aquí que uno de los objetivos de las prácticas artísticas basadas en IA
es que los dispositivos de inteligencia artificial logren adquirir una autonomía creativa propia; es
decir, que se transformen en agentes creativos en sí mismos, que tomen decisiones no codificadas ni
esperadas (Rodriguez Ortega, 2020). En otras palabras, sin que medie intervención humana directa.
Entonces, si bien es cierto que a lo largo de la historia la vinculación del arte con los desarrollos
tecnológicos y científicos ha sido consustancial al devenir artístico, el vínculo arte-inteligencia
artificial plantea un escenario diferente ya que confronta al artista humano con un “otro” no
humano al que le atribuye capacidades (como las de creatividad, imaginación y autonomía), que
originariamente se había considerado como exclusivas de su propia naturaleza (Rodriguez Ortega,
2020).

Indefectiblemente la implicación de los sistemas de inteligencia artificial en las diferentes ramas del
arte nos invita a repensar conceptos centrales vinculados a los procesos de creación y performance
artística, tales como: creación, creatividad, autoría, originalidad, interpretación y significado de la
obra, entre otros. En relación a la intervención de la inteligencia artificial en los procesos de creación
artística -tema central del trabajo- consideramos que una posibilidad para empezar a reflexionar
sobre este tema es considerar a la IA como un colaborador creativo del artista. Según Rodríguez
Ortega (2020), visto desde esta perspectiva el proceso de creación artística puede entenderse como
un continuum “hombre-máquina”, como un espacio de hibridación.

En la misma línea, Alias Moran (2000) propone entender este proceso como un “sistema creador”
compuesto por una máquina y por un ser humano, donde la primera genera materiales (a partir de
las múltiples combinaciones de datos) que el artista humano luego conduce por caminos que le
resultan de interés. Lo que propone aquí Moran es que la utilización de la inteligencia artificial como
una poderosa herramienta que brinda la posibilidad de encontrar resultados originales a partir de un
nivel de procesamiento de la información del cual el ser humano no es capaz. La inteligencia artificial
combina ideas, asocia datos, y ofrece material al creador humano para que el termine de dar forma
a la nueva pieza; una idea similar a la propuesta por el arte generativo. Pero en la medida en que los
desarrollos en inteligencia artificial avanzan y estas sean capaces de crear sus propias obras, estos
modelos para concebir los nuevos de creación artística empiezan a quedar obsoletos.

- Reflexiones finales

En el presente trabajo nos hemos propuesto describir un fenómeno que cada vez se presenta con
mayor frecuencia en el campo del arte: el uso de sistemas de inteligencia artificial para la producción
artística. Desde los comienzos de estos modos de producción artística en la década de 1970, en el
marco de lo que se ha denominado como arte generativo, observamos que el progresivo desarrollo
de estos sistemas ha favorecido la inclusión de los mismos en diferentes momentos del acto
creativo, al punto de considerar a la inteligencia artificial como un “co-creador” de la obra que
trabaja en conjunto con el artista humano. Actualmente es posible observar como el progresivo
desarrollo de los sistemas de inteligencia artificial están conduciendo a reformulaciones en el campo
cultural, invitándonos a preguntarnos nuevamente acerca de:

qué es la obra de arte;

quién puede ser considerado un artista y quién no;

qué elementos definen la originalidad de una obra de arte;

qué sujetos son los dueños de la obra de arte y -por lo tanto- pueden hacer usufructo de los
derechos de autor de la misma, entre otros interrogantes.

Nos encontramos así ante un campo de reflexión-acción incipiente que nos confronta con muchas
preguntas, que seguiremos debatiendo en la segunda parte de este trabajo. A modo de cierre, y con
la intención de invitar al lector a realizarse nuevas preguntas sobre este momento actual de la
historia del arte, concluímos el artículo con una frase de la investigadora Rodríguez Ortega: “el
desarrollo de las tecnologías de inteligencia artificial (IA) abre (...) un nuevo escenario para el
pensamiento contemporáneo. Qué significa ser un ser humano en el siglo XXI es la pregunta que
está en juego. La convergencia de la IA con las prácticas artísticas, el pensamiento teórico-artístico y
la estética pueden contribuir a dar respuesta a esta pregunta desde el punto de vista de la
reconfiguración de las producciones culturales y simbólicas” (2020, p. 33 ).
Bibliografía

Alias Moran, D. (2000). Audio Expresivo e Inteligencia Artificial: SaxEx y JIG. Madrid: Universidad
Carlos III. Disponible en: https://www.it.uc3m.es/jvillena/irc/practicas/08-09/26.pdf

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