La juez manda a Zaplana al banquillo por el cobro de comisiones y Anticorrupción le

pide 19 años de cárcel

María Fabra Bellido - Ayer a las 10:54
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Eduardo Zaplana, detenido, tras el registro de su casa en Valencia, en mayo de

2018.
Eduardo Zaplana, detenido, tras el registro de su casa en Valencia, en mayo de
2018.
© Mònica Torres (EL PAÍS)
La titular del juzgado número 8 de Valencia ha decretado la apertura de juicio oral
contra el expresidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana, y lo manda al banquillo
por el presunto cobro de comisiones tras la adjudicación “amañada” del Plan Eólico
y de los planes de las Inspecciones Técnicas de Vehículos (ITV) en el caso Erial.
La Fiscalía Anticorrupción pide para el también fue ministro de Trabajo 19 años de
cárcel.

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Además de a Zaplana, al que la juez le imputa los delitos de blanqueo de capitales,
cohecho, falsedad en documento mercantil y prevaricación administrativa, se sentará
en el banquillo otro expresidente de la Generalitat, José Luis Olivas, para el que
la Fiscalía pide seis años de cárcel, tal como ha adelantado Las Provincias.

Junto a los dos expresidentes de la Generalitat, del PP, se sentarán en el

banquillo otro supuesto testaferro de Zaplana, Miguel Barceló; el presunto cerebro
financiero de la trama, Francisco Grau, la secretaria del exministro de Trabajo,
Mitsouko Henríquez, el exjefe de gabinete del expresidente, Juan Francisco García,
y los hermanos empresarios Vicente y José Cotino Escrivá, familia del exdirector
general de la Policía, Juan Cotino.

Según el escrito de acusación de la Fiscalía, los documentos que originaron la

investigación fueron unas hojas con el resumen de los “trámites efectuados” para
las concesiones de las ITV y de los parques eólicos privatizados por Zaplana. Esos
documentos, según Anticorrupción, “indicaban el importe que tenían que abonar los
licitadores para la obtención de dichas concesiones o adjudicaciones en virtud del
acuerdo alcanzado con el acusado Eduardo Zaplana, que ostentaba el máximo poder
político y ejecutivo de la Comunidad Valenciana, el cual trasladaría las
indicaciones pertinentes, para la debida adjudicación concertada a su amigo, el
también acusado Juan Francisco García”. Así, según el ministerio público, los
concursos para estas adjudicaciones se diseñaron estableciendo unas “condiciones
subjetivas” con el fin de que las empresas de los Cotino ganaran las licitaciones
“por cuanto contaban con la información informativa necesaria de las condiciones y
requisitos favorables a su concesión, en perjuicio del resto de los posibles
competidores, limitando en lo posible la competencia y, en definitiva, creando las
condiciones en los órganos políticos del más alto nivel para que ello fuera
posible”.
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