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EL ORIGEN DEL MUNDO EN EL ARTE ANTIGUO CRISTINA VIDAL LORENZO * Universitat de V: og lo general, las cosmogonias de las culmaras de la Antigiiedad coineiden en que en un principio no habia mas que agua. Una enorme masa Tiquida y amor fa en la que residian las fuerzas de la creacién y de la destruceién, apoiedsicamente enfrentadas en fas co- mienzos del proceso creativo, 0 lo que es lo mismo. en el paso del caos al cosmos. Coneluido el conilicto y apaciguadas las aguas de ese océano primordial habria de surgir, segin los diferentes relatos mitolégicos, el primer monticulo de tierra, morada de la deidad crea dora. Ese primer soporte terrestre, pensaban los antiguos, broté con cnorme impetu y dificultad, abriéndose paso a través de las oscuras y fangosas aguas del caos, con- virligndose en la primera montaiia plagada de energia vital. Sélo a partir de entonces se dieron las condicio- nes éptimas para evar a cabo nada més ni nada menos que la creacién del universo, una accidn ciertamente compleja que las diferentes culturas han explicado ¢ in- terpretado de diferente manera, Ahora bien, cuando nos detenemos a analizar esos mitos y, especialmente, en como fueron representados en su universo artistico hallamos muchas mas seme- Janzas de las que en un principio cabria imaginar. Afi- nidades, sobre todo, entre culturas totalmente alejadas en el tiempo y ent el espacio peto que respondieron de forma muy similar a uno de los grandes interrogantes que desde los tiempos mis antiguos se ha planteada la Humanidad: el origen del mundo y el origen del hom- bre. Uno de los pasajes mas explicitos sobre esa feroz lu- ccha entre las ocullas fuerzas divinas de! caos es el que encontramos en el Enuma elisk, una de las obras litera- rias mas célebres de Ia cultura mesopotémica. ' Canoci- do también como Poema Babilénico de ia Creacién, el relato comienza aludiendo al caos primitiva: * Agradezco al Director del Museo ArqueolSgico Nacional, D. Miguel Angel Elvira, yal Subdirector, D. Félix Jimé Cuando cn to alto cl ciclo aiin no habia sido nombrado ¥ abajo la tieera firme no baba sido mencionada por su nom- del abismo (4psu), su progenitor, y de la tumultuosa Tiamat, la madre de todos, las aguas se mezelaron en un solo conjunto. Todavia no habian sido fijados los juncales, ni las marismas halbian sido vistas ‘Cuando los dioses atin no habfan sido ereados, ni ningin nombre habia sido pronuncisdo, ni ningin destino habia sido fijado, los dioses fueron creados dentro de ellos.” Apsu son las aguas dulces del horizonte y el clemen- to masculino, mientras que Ziamat, el elemento feme- nino, representa al océano de aguas saladas.* De su mezclado oleaje surgiré un conjunto de dioses, entre ellos Ea, el padre de Marduk a quien esta dedicado el poema, Pero una vez. creados psu y Tiamat se lamen- tan del barullo que organizan sus descendientes y deci den aniquilarlos. Enterado a de este propésito se ade- lanta a los acontecimientos y mata a Apsu. Tiamat, ex colerizada, envié seres monstruosos liderados por el terrible Quingu, poseedor de la “Tablilla del Destino”. Sin embargo, una vez mis las fuerzas del caos serdin derrotadas, en esta ocasién por Marduk, quien se en- frenta a la mismisima Tiamat, un personaje hibrido re- presentado con cuerpo de leén, garras y alas de iguila y tronco y cola de plumas.* Fn cambio Marduk apare- ce como un ser hermoso: ‘Sus miembros onan perfectas en extremo, no propios para ser entendidos, y diffciles de percibir: ‘cuatro cran sus ojos, y cuatro sus ofdos. Cuando movia sus labios, un fuego se inflamaba. Grandes eran los cuatro drganos de oft; ea Villalba, tas fii dades que me proporcionaron para investigar los fonds biblingtificas de dicho Museo durante la confeccién de este articuo, Las primeras versiones de est ‘pocma correspondent, seguramente, a fa época de Ia primera dinastia de Babilonia (3. xvus 2.C.). No obstan- te, existen oiros relatos anteriores de época sumeria, como es el mito de Enka y Niwmait, segun cl cual antes de la ereacién existia un estan de indiferenciaci6n compuesto por una mass acuoss eonocida con el nombre de Nammu, adre de l ier yel ciclo, * Poema babitinica dela creacion, Tabiila |, 1-9, edicim » F. Lara Peinado y M. G. Cordero, op. cit, 9 “ Existen otras tepresentaciones de Tiamat, cneralmente en Ars Longa, 9-10, 2000, pp. 37-50, oF Tara Po ido y M.G. Cordero, Eaitora Nacional, Madrid, 1981. ndos-sello, en las que adopia la forma de una agresiva serpiente. 38. CRISTINA VIDAL LORENZO Fig, 1. Reconstruccin ideal de la ciudad amurallada de Babiloaia, con el Esagila y cl Etemenanki junto al rio Eutrates (Mesopotamia). y los ojos, iguales en mimero, escudriftaban todas las cosas. Era cl mis elevado de los dioses, sobrepastindoles en esta- ura ‘Sus miembros eran enormes; era de una talla excepcional.* Pocas son las representaciones de ese glorioso acon- tecimiento que se han conservado hasta nuestros dias, pero gracias a algunos relieves y cilindros-sellos de la época podemos hacemos una idea de cémo se desarro- li6 el crucial combate. Marduk dividié el cuerpo de Tiamat en dos y con luna mitad ered el firmamento y con la otra mitad un palacio 9 soporte terrestre. Luego se dispuso a ordenar el cosmos, estableciendo los dias del afio, creando los astros, los vientos, la Iluvia, el frio, la niebla y, on los despojos de Tiamat: los montes (de su cabeza), las al- tas montafias (de sus pechos), y el Tigris y el Eufrates, que hizo fluir de sus ojos, A Quingu le arrancd la “Tablilla del Destino” y una vez saerificado ante el dios Ea, éste creé a la humani- dad mezclando su sangre con tierra, pero antes, Mar- duk prometié fundar Babilonia: Tabla 1. 93-100, 6 Talila V, 128-130, Y edifiearé una casa, que sera mi lujosa morada, y construiré alli su tempo, Y sefialaé celdas y estableceré mi soberania, Y le pondré por nombre (“Babilonis") [que ‘quiere decir] “as casas ée los grandes doses”, lo editiearé (con) la destreza de los artesanos. * El Esagila era el templo de esa ciudad levantado por los demas dioses en honor a Marduk. Conocide como la “sublime morada” fue erigido junto al rio Eufrates en el interior de la ciudad amuraliada. De él decia He- rédoto que: En el centro del recinto del templo hay edifieado un torreda macizo, de un estadio de largo y de ancho; 9o- bre este torreén hay edificado otro, y sobre este se- gundo un tercero, y asi sucesivamente hasta llegar 8 ‘ocho torreones. Por su parte exterior se ha hecho un acceso circular a todos los torreones (...). En el iltimo {orreén se encuentra un gran templo; en su santuario hay una cama muy capaz. con su paramento dispuesto, ¥ juntoa ella una mesa de oro.? Esa construccién era el insigne Ftemenanki, la “casa del fundamento del cielo y la tierra”, un monumental zigurat® mas adelante identificado con la biblica Torre de Babel (Fig. 1). Gracias a descripeiones como las del escritor griego, las de los reyes del periodo neobabilé- nico (Nabopolassar y Nabucodonosor), las inscripcio- nes en la “tablilla de Esagil” (Museo del Louvre), y a otros monumentos similares hallados en las excavacio- nes arqueol6gicas, como el zigurat de Ur, sabemos que este tipo de arquitectura religiosa estaba concebida como tna imponente montafia aterrazada a cuya cima se accedia mediante un sistema de rampas y amplias escalinatas que desembocaban en el templo propiamen- te dicho (saharu), y cuya verticalidad contribuia a au- ‘mentar la sensacion de altura dada por la perspectiva. La forma del zigurat es, por tanto, una metifora de ese primer monticulo de tierra primordial surgido del caos, una forma geométrica intimamente ligada al Am- bito de lo sagrado y a la estructura del cosmos, el eje que enlaza el mundo terrenal con el celestial y cuyas raices se hunden en la profundidad del inframundo, Una forma que como mis adelante veremos se repetiri en mas de una ocasién en la arquitectura religiosa anti- gua, desde el momento en que el templo se convierte en depositario del complejo mundo de sus creencias mitico-religiosas (Fig. 13.2). Pensemos en Egipto, por ejemplo. En un principio pareciera que la forma de sus templos poco tiene que ver con la de un zigurat o con un montieulo de tierra primordial, pero si nos detenemos en el andlisis de al- gunas de las cosmogonias de la mitologia egipcia, en- contramos que hay una serie de elementos vinculados a esa topografia sagrada claramente simbolizados en su arquitectura religiosa. 7 Herédoto, Historia, Libro I, 181, edicién de M. Balasch, Cétedra, Madrid, 1999, La presencia de una “cama muy capaz" y de uma “mesa de ‘oro” ea nzeesaria para que Marduk levara a cabo lito hierogsmico unigndose con una hiorddula (prostituta sagrada). * Término que procede del weadio 2agaru, “ser alo”, EL ORIGEN DEL MUNDO EN EL ARTE ANTIGUO 30 Fig2. Esvena sobre e! origen del mundo segin la cosmogonta egipcia de Heligpo- Tis, en la que el dios Shu (el aire) separa el ‘cuerpo arqueado de la diosa Nut (la bave- ddaceleste) del dios Geb (la tierra), Duran- tee dia, los dedos de las manos de Nut se apoyam en el horizonte occidental y los de Jos pics en cl oriental, pera al caer ta no~ che ef cuerpo desmudo de Nut se desplo- ‘ma muevamente sobre el de su amado cesposo Geb, (Papiro Greenfield, pig. 87, Museo Britinico de Londres). La cosmogonia de Helidpolis es un claro ejemplo de ello. Fn esta ciudad, hace unos cinco mil afios se for- mulé una teoria acerca del origen del universo que unos siglos inas tarde quedaria perfectamente plasmada ‘en los famosos Textos de las Piramides. Segin ésta, antes de toda creacin existia un océano de agua pri- ‘mordial llamado Nun, del cual broté un primer terruiio en el que pudo posarse la primera deidad autocreada, denominada Atum-Ra: ‘Atum dijo..: “Yo estaba solo en el Nun en lasitud, y no hallaba ningGn lugar en el cual posarme o sentar- me, cuando la ciudad de {Heliépolis] atin no habia sido fundada y pudiera alojarme en ella, cuando mi trono ain no habia sido unido para que yo pudiera sentarime en él, antes de que hubiera hecho que Nut cstuviera sobre mi, antes ée que hubiera nacido la pr: mera generacién [de dioses], antes de que existiera la primera Enéada y habitara conmigo”. Asi hablo Atum 2 Nun: “Me encuentro muy eansado en la inmovitidad de las aguas insondables”.” Atum-Ra, el demiurgo, se elevd en ta forma de un ave fénix sobre esa primera colina con forma de pirt- mide y dio inicio a la primera generacién de dioses, crcando a Shu, cl aire, y a Tefnut, la humedad, progeni- tores a su vez de Geb, divinidad masculina que simbo- liza la tierra, y Nut, divinidad femenina identificada con el cielo, y cuyos descendientes serfan las célebres parejas de gemelos divinos Osiris e Isis, y Seth y Nefits: Oh, la gran Enéada que habita en [Helidpotis], Atum, Shu, Tefnut, Geb, Nut, Osiris, Isis, Seth y Neftis. Oh, progenie de Atum, extiende su buena volumntad a sus hijos... Segiin esta visi6n heliopolitana de Ja estructura del universo, el cuerpo desnudo y arqueado de Nut corres- pondia a la boveda celeste, en cuyo interior viajaba cada dia Horakti-Ra en su barca solar, hasta desapare~ cer en el ocaso por debajo del cuerpo de Geb. la tierra (Fig. 2). Alli tenia que enfrentarse con las oscuras fuer- zas de la oscuridad lideradas por la serpiente Apopis, pero al acabar la noche lograria vencerlas, garantizan- do asi su recorrido diario por el firmamento cobijado por el cuerpo de Nuf, quien en el crepiisculo matutino permitia que volviera a salir de su cuerpo, escena re- presentada con un color rojo intenso asociado a la san gre del alumbramiento: El coro de los dioses se regocija a tu salida, se alegra la tierra cuando recibe tus rayos; los pueblos largo tiempo muertos aparecen a diatio con alegres excla- ‘maciones a contemplar tus bellezas. Cada dia avanzas sobre la tierra y el firmamento, ¥ cotidianamente tu ‘madre Nut aumenta tu renovado vigor. Este feliz acontecimiento fue inmortalizado en nu- ‘merosos papiros, relieves y pinturas de cémaras funera- rias de los reyes egipcios, en este caso, con el fin de re- cordar al difunto que a partir de entonces, al convertit- se en divinidad, habria de acompaiiar a Horakti-Ra en su recorrido diario: Recitavién de Nut la Gran Fruetuosa: El Rey es mi hijo que~ rio; yo Ic he otorgado los dos horizontes para que tenga poder en ellos como, Horakti-Ra. Todos los dioses dicen: Es verdad que el Rey es el mis amado de tus his; cuida de él etemamente, # Ademis, cada vez que se conmemoraba este hecho se celebraba la creacién del cosmos, cuya existencia se encontraba permanentermente amenazada, pues si una noche el sol no lograba vencer a las fuerzas del Infra- mundo el “mundo de las cosas ordenadas” se sumergi- ria nuevamente en el caos. Por eso, en las paredes de los templos egipcios también se grabaron escenas con- memorativas de este acto, ante las cuales el faraén.y, en su representacidn, los sacerdotes realizaban rituales diarios con el fin de garantizar la adecuada sucesién de los fendmenos cosmicos. 9 Testos de ls Sareéfagos, 80 (77-35), en R. 0. Faulkner, The Ancient Coffin Texts, vo. 1, Aris & Philipps Ltd, Warminster, 1978 ° Textos de las Pirdmides § 1655, en R. O. Faulkner, The Ancient Pyramid Texts, Oxford University Press, 1969. Libro de los muertos, Himno a Rie naciente, de Net, el escriba rel. Trad. y prélogo de J.A.G. Larraya, Plaza y Janés, Barcelona, 1982, Textos de 0s Saredfagos, 6 § 4, en R. O. Faulkner, 1969, op. cit 40 CRISTINA VIDAL LORENZO Pero jeémo eran estos templos? Deciamos que su forma poco se parece a la de un zigurat mesopotimico. pero veamos cOmo, desde el punto de vista conceptual, no son ian diferent EL interior del templo egipeio esta precedido por dos enotmes pilonos de forma ataludada, identificados con Jas dos montafias por las que sale y se oculta el sol Asimismo, la forma de los pilonos nos recuerda la Jueta arqueada de Nut, debajo de la cual viaja ta barca solar (Fig. 3). Asi, ese primer monticulo de tierra pri mordial que en la arquitectura templaria del Proximo Oriente es el zigurat, es evocado en la egipeia mediante los dos pilonos que flanquean le entrads principal del templo, cuyo umbral séla padia ser traspasada por el faradn y los sacerdotes de servicio. A partit de ese punto, la superficie de las sucesivas cémaras disminuye de forma paulatina, comenzando por la hipéstila, al tiempo que se incrementa el nivel el pavimento y se reduce el de la cubierta (Fig. 13.1) Mediate este efecto optico se logra que el sancta sanctorum, ta cdmara que alberga la imagen del dios al que esta dedicado el templo, aparezca como un espacio més distanciado, més inaceesible, lo mismo que ocurre cuando se contempla un templo situado en la cima de tun zigurat. Es decir, en vez de un desarrollo vertical los egipcios planteaton un desarrollo horizontal en sus templos, pero en ambos casos hay que “ascender” para que se prodiizea el encuentro con la divinidad. Los zécalos de los templos del Nilo suelen estar re~ corridos por escenas relacionadas con la fertilidad de la tierra ~personajes masculinos y femeninos que sujetan bandiejas con frutos, liquidos y plantas de papiro-, en clara alusion a la fertilidad del primer monticulo del cual surgicron todas las cosas. Por esa misma razén, de la superficie de los templos surgen estilizadas colum- nas papiriformes y lotiformes que sujetan la cubierta por lo general pintada de azul a modo de béveda celes- te y decorada con imagenes de la diosa Nut, como ocu- Fre en todos los templos de época grecorromana, Fig 3, Pilonos a f entrada del tmplo de Efi, ewya forma reeworda el cuerpo ar quero dea diosa Me (Epi Por dltimo, no debemos olvidar que muchos siglos antes los egipeios ya habian plasmado en su arquitectu- ra sagrada 1a imagen del primer monticulo piramidal que emergié de las aguas dle! Nun. Nos referimos a la ‘monumental arquitectura funeraria de Ia tercera y cuar- ta dinastia, iniciada con la pirdmide escalonada de Djo- ser y completada con las tres sobrecogedoras pirdmides de Gizeh, i en el Enuma elish la creacién del hombre es un proyecto de Marduk que encarga al dios Ea, en la cos- mogonia de Helidpolis el origen del hombre se atribu- ye al demiurgo Atum: Hie ereado a los dioses de mi sudor y alos hombres de las Mkgrimas de mis ojos. ® No obstante, en otras cosmogonias egipcias este mito aparece de forma mas explicita. Asi, en Menfis, primera capital del Egipto unificado, se adoraba al dios Ptah, co- nocido también como Prah-ta-tenen (Ptah dc la tierra ‘emergida), en alusién al primer monticulo surgido del Nun. Ptalt es ante todo un demiurgo, un dios ereador del cual surge el universo, los dioses y los seres humanos, Representado siempre de forma antropomorfa, Ptah crea a partir de la palabra, es decir, uniendo la inteligen- cia y cl verbo. Es la suya una ereacién intelectual, él es el attesano de los dioses y de la raza humana, Otro dios artesano dei universo es Kimum, “Seftor de a catarata”. Esta divinidad, representada con cabeza de catmero. fue venerada en esa regién del pais del Nilo ante todo como creador de Ja raza humana. Segin sus adoradores, Khnum modelé al hombre de la arcilla, con su tomo de alfarero, haciendo que fluyera la sangre por sui cuerpo y doténdolo de todos los drganos necesarios para Ia vida, Esta informacién esté contenida en los textos esculpidos en los muros del templo de Esné, una valiosa fuente de informacion acerca de sus creencias relativas a Ta formacién del universo y el origen de la vida. # ® En. Lalovette, du Royaume d gypte. Le temps des rois diewx, 91, Flammarion, Pats, 1995, Véase 8, Sauneron, Les foes reliyieuses d'Esna aus dernierssiceles du paganisme, El Cairo, 1962 Fig. 4, Fragmento de sare6fago romano cconservado en el Musoo Nacional del Pra do en el que so representa fa creacion del hombre por pane de Prometeo a partir de Ja aril, ante la presencia de Atenea, una Prigue y dos ninfas que personifican la naturaleza, (Tomado de Las oriaturas de Prometeo, 8, catélogo de la exposicis Museo Nacional det Prado, 2000) La eleecién de la arcilla como material para modelar el cuerpo humano también aparece en Ja tradicién mi: toldgica de otros pueblos de Ia Antigiedad. En el Gé- nesis (2,1) y en Job (33,6), tanto Adén como Elihit. res- pectivamente, fueron cteados « partir de ese material, y en el Proximo Oriente son varios los mitos que hacen mencién a este hecho. Asi, en el mito sumetio de Enki y Ninmah Ia diosa madre Nammu modela a los seres humanos mezelando sangre con arcilla, la principal materia prima en Mcso- potamia, Segtin el mito acadio de Airahasis, la sangre que se incorpora a la arcilla procede de una divinidad menor, dotando a los humanos de una pequefia porcién de espiritu divino. Por éiltimo, en el célebre Poema de Gilgamesh, es Ta diosa Aruru la que lleva 2 cabo esta tarea: [-"T, Aruru creaste a Gilgamesh, erea ahora su doble ¥ gue compits con su furioso corazon] (.2" La diosa Aruru se mojé las manos, cogid arcilla y Ja_arrojé ala estepa, En la estepa modelé al valiente Hnkidu..” Es posible que esta tradicién haya influido en Hesio- do a la hora de componer sus Poemas, seguramente a través de transmisiones fenicias. Hesiodo fue el primer poeta griego autor de una clasificacién generacional de los dioses y, por tanto, de una teoria sobre la formacién del universo. En sus obras, el titén Prometeo aparece ‘como hacedor de la humanidad, que segéin el romano Ovidio Nevé a cabo de la siguiente manera (Fig. 4): Nacié el hombre (..) porgue ta tierra recién ereada y separada poco ha del alto éter las de su "= CE nota I “6 Este mito contiene tambign la historia de Diluvio universal pariente el cielo; a ésta, el hijo de Jépeto [Prometeo] a model6, mezclada con las aguas de Iluvia @ imagen de los dioses gue todo lo gobiernan, "* También segiin Hesiodo, la primera mujer, Pandora, fue elaborada con ese material, pero en este caso mo- delada por Hefesio, el patizambo dios de los artesanos, por voluntad del enfurecido Zeus: Asi dijo y rompié en carcajadas el padre de hombres y iases [Zeus]; ordené al muy ilustre Hefesto mezelar cuanto antes tierra con agua, infimndirle voz y vida humana y hacer mma linda y encantadora figura de doncella semejante en rostro a las diosas inmortales. Luego encargé a Atenea que le ensefiara sus labores, a tejer fa tela de finos encajes. ¥ Y fue precisamente ese mito el elegido para ser re~ presentado en cl pedestal de 1a saberbia estatua criso- clefantina de Atenea, esculpida por Fidias para el Par- tendn y conocida gracias # descripciones como las de Pausanias o Plinio el Viejo (Fig. 5): En ta base de la estarua esti esculpido el nacimiento de Pandora, Hesiodo y otros poctas cantaron cémo esta Pandora fue la primera mujer. Antes de que naciese Pandora no existia una estispe de mujeres.” Hasta ese punto le servia cualquier parte de ta obra para expresar su arte, A la escena cincelada en sit pedestal Je llaman “el Nacimiento de Pandora”; jento 20 dioses.** Poema de Gilgamesh, Tablilla 3, Columna 2, 31-37, edicin de F, Lars Peinado, Editors Nacional, Madrid, 1983, % Ovidio, Metamorfoss, 1, Hesiodo, Prubuios ® Pausanias, Deseripetén de Grecia, I 7-83, edicion de C. Alvarez y RM. Iglesias, Citedra Letras Universsles, n° 228, Madrid, 1997, dias: 59-65, edicidn de A. Pérez y A. Martinez, Obras y fragmentos, Biblioteca Clisica Gredos, n° 13, Madtid, 1997, 7, edicién de M.C, Herrero, Biblioisea Clisica Gredos, n° 196, Maérid, 1994, 1 Plinio el Viejo, Naturalis Historia, XXXVI, 18-19, edicin de E. Torrego, Tevtos de Historia del Arte, La Balsa de la Medusa, a? 13, Vi- sor, Madrid, 1987 a CRISTINA VIDAL LORENZO Al parecer, Hesfodo también se inspiré en otros mo- delos anteriores otientales de sucesién divina para componer su Teogonia, en la cual, por cierto; dedica ‘muy pocos versos a la génesis del universo: En primer lugar, existié Caos. Después Gea la de am- plio pecho, sede siempre segura de todos los Inmorta- Jes que habitan 1a nevada cumbre de! Olimpo. (En et fondo de la tierra de anchos vaminos exist el tene- ‘broso Tsrtaro). Por ilkimo, Eros, el mis hermoso entre Jos dioses inmortales (...) Del Caos surgieron Brebo y Ja negra Noche, De la Noche a su vez nacieron el Exer y el Dia (..) Gea alumbré primero al estreilade Urano, on sus mismas proporciones, para que !s contuviera por fodas partes y poder ser asi sede siempre segura para Jos felices dieses. También dio a luz a las gran- des Montaias, deliciasa morada de diosas, las Ninfas que habitan en los boscosos montes. Bia igualmente parié al estéel piélago de agitadas olas, el Ponto, sin ‘meditar el geato comercio. En opinién de algunos autores, las principales seme- janzas se encuentran cuando se compara la Teogonia con los mitos de succsién hititas, pero también es muy posible que algunos personajes del Enuma elish hayan inspirado a los de la generacién de dioses griegos. Asi, la pareja Apsu y Tiamat podria verse reflejada en Gea y Urano, de la misma manera que Ea ¥ Cronos (Zeus) Yencen a su progenitor y se hacen con el poder. Aun- que el desenlace es diferente, ambas narraciones con- cluyen de forma similar: ta implantacién de un nvevo dios como jefe supremo, que a partir de entonces ga- rantizari cl cumplimiento de las leyes del cosmos (Marduk y Zeus).® No obstante, las disimilitudes entre la religion griega ¥ las orientales son muy acusadas. A diferencia de cul- {uras como la egipcia o las mesopotimicas, Grecia no Fig. 5. Reconstruccién ideal del interior el Partensn, presidido por la colosal es- tatua crisoelefantina de Atonea Partenos csculpida por Fidias, en cuyo pedestal se represeot el mito de Pandora (Atenas, Grecia). era un estado teoerdtico. Sus dioses, representados siempre de forma antropomorfa, fueron concebidos a su imagen y semejanza, lo que de por si ya era una gran novedad. Aunque su conducta suele ser sorpren- dente e inesperada, sus reacciones son totalmente hu- manas, es decir, participan de los mismos sentimientos y emociones que los hombres. La gran diferencia es {que los dioses son inmortales y tos humanos no. Es mas, en los tiempos mds remotos era habitual mantener asiduos encuentros con estas divinidades en el mundo terrenal. En este sentido, basta con recordar algunos pasajes de la Miada 0 la Odisea como el que si- gue: Asi habl6 en su plegaria, y Febo Apolo le escuché y descendié de las cumbres del Olimpo, airado en su co raz6n con el arco en los hombros y la aljaba, tapada a ambos lados. Resonaron las flechas sobre los hombros del dios, irvitado al ponerse en movimiento, e iba semejante a la noche. Cierto es que la mitologia griega tambien esté pobla- da de personajes hibridos y monstruosos, pero la 1 sencia de estas criaturas era fundamental para justificar las hazaiias y grandes empresas de los héroes, Era ahi donde el fantastico mundo oriental proporcionaba una inestimable cantera de seres inverosimiles en los que inspirarse: sdtiros, centauros, sirenas, hidras, esfinges, gorgonas 0 fatidicas quimeras fueron desde los prime- os tiempos Jos protagonistas de algunos de sus mitos més célebres, plasmados en innumerables obras de arte, Seres que habitaban en lugares salvajes 0 en los confines de la Tierra y cuya contemplacién resultaba itresistible, pero que héroes como Perseo, Odiseo 0 Heracles lograron dominar, liberando, en ocasiones, a ios humanos de su amenazadora presencia, Y asi, por % Hesiodo, Teogonia, 116-132, edicion de A. Pérez y A. Martiner, op. ct. % Para una discusién sobre este tema, véase A. Pérez y A. Martinez op. cit, 30-41 * Homero, flaca, 1, 43-47, eieion de B. Crespo, Biblioteca Clisica Gredos, 1° 150, Madrid, 1996. EL ORIGEN DEL MUNDO ENEL ARTE ANTIGUO 43 Fig. 6. Templo det recinto sagrado de Khajuraho que evoca el paisaje montaro- so y nevado del Monto Meru (Madhya Pradesh, India) citar un ejemplo, imagenes como la del hétoe sumerio Gilgamesh dertibando leones encontraron un indiscuti- ble paralelismo en la mitologia y el arte griego a través del enfrentamiento de Heracles con el leén de los bos- ques de Citerén y de Nemea, En definitiva, los mitos griegos, y en consecuencia Jos romanos, mas que una expresién de sus creencias teligiosas, cran la manera de explicar los fenémcnos naturales y lo indescifrable e insondable para la mente humana, Por esta razén, la arquitectura de sus templos poco se asemeja a la egipcia 0 a la mesopotimica. Los griegos, y més tarde los romanos, no sentian la necesi- dad de ubicar el sancta sanctorum que albergaba la imagen del dios en un espacio “inalcanzable”, sino que mas bien concebian sus templos como un lugar en el cual proteger esa imagen. Un espacio arménico como Jo era toda la arquitectura helena y romana, pero no metéfora del primer monticulo de tierra primordial como Jo eran aquellos. De la misma manera que los dioses tenian apariencia humana, también sus templos se asemejaban mis a ma arquitectura doméstica, en la que ¢! protocolo de entrada al sancta sanctorum no era en absoluto comparable al de los del Nilo y los del ere- ciente fértil Es més, ya hemos visto como en la cosmogonia de Hesfodo el concepto de cans poco tiene que ver con el de los egipcios 0 mesapotémicos. Exceptuando los es- toicos, que identificaban el caos con agua, pocas son Jas interpretaciones que participan de esta idea. Mas bien, fa tendencia es a considerar el caos hesiddica como una realidad cosmogénica amor, ilimitada en el espacio y oscura, un ambito ajeno a la tierra, al cielo, al mar y al inframundo, pero limitado por ei tiempo ya que como hemos visto caos es lo primero que existe, lo primero que nace.”* Tampoco el mundo de sus manifestaciones artisticas nos ha legado imagenes explicitas de este aconteci- miento o de su arquitectura eésmica, Por el contrario, % Para ona discusién acerca del concepto de ca0s en Hesiodo y otras cosmogonias pr del pensamiento griego, 25-40, Trotta, Madrid, 2000. tanto sus dioses como el resto de sus mitos fueron uno de los temas preferidos de sus expresiones plistieas, de ahi que los encontremos en las pinturas de sus tefina- das cerdmicas, esculpidos en soberbias estatuas, o talla- dos en los magnificos relieves que ornamentaban los frisos de sus templos. Lo opuesto ocurre con el arte del Iejano Oriente. Tanto los templos de la India y del Sureste asiético como Tas pagodas tibetanas, chinas y japonesas fueron conecbidos como una representaciéa del macrocasmos en el microcosmos y, por tanto, adorados en si misinos. EI templo era enténdido como una visualizacién del simbolismo de la montatia sagrada surgida al principio de los tiempos, identificada en los textos antiguos in- dios con el nombre de Monte Meru y ubicada en el Hi- malaya. Seis cadenas concéntricas de montafias a r0- deaban, las cuales a su vez. estaban separadas por seis oeéanos, y todo el conjunto estaba citcundado por un océano infinito. Simbélicamente, el Monte Meru y sus ‘otros cuatro picos sagrados equivalian al axis mundi que separaba el nivel celestial del Inframundo, mien- tras que las cadenas montaiiosas representaban los su cesivos estadios anteriores al contacto con el dios. Los arquitectos hindiies del norte de la India conci- bieron sus nagaras (femplos) como si se tratara del mismisimo Monte Meru, de ahi que sus sikharas (t0- res) fueran cubiertas con estuco blanco, color eva dor de la nevadas crestas del Himalaya. En templos como los de Khajuraho, este efecto dptica fue acent do por la incorporacién de otras pequeiias torres (urus- hingas) que parecen brotar de sus siktaras emulando el paisaje montafioso de la cordillera mas alta del planeta ig, 6), Morada del dios al que est consagrado, el templo hindi s6lo podia ser erigido siguiendo los rigurosos preceptos comprendidos en los tratados religiosos co- nocidos con el nombre de Vastu-Sastras 0 tratados sa. gtados de arquitectura y los Silpa-Sastras o tralados 44 CRISTINA VIDAL LORENZO sagrados de iconografia, ejecutados en hojas secas de palmera e interpretados respectivamente por el Shiapa- i o brahman-arquitecto y el Silpinn o sacerdote-artista. Los Vastu-Sastras contenian el método consiruetivo del Vastu-Purusha, el primer orden universal estableci do por Brahma, segim puntualiza este antiguo texto: Hace tiempo existia una cosa desprovista de nombre, de forma desconocida, Esa cosa tapaba el Cielo y la Tierra, Cuando la vieron los dioses, 1a cogieron y la comprimieron contra el suelo, de cara a él. Tal como la echaron contra la terra, asi kt mantienen los dioses. Bruhma hizo que los dioses lu ocuparan y le dio el nombre de Vastu-Purushs Fig. 8, Templo-montaha del Bayén, cuya Planta combina la forma de una estupa bi- dca con la de un templo khmer como répli- 4 del universo (Angkor, Camboya) Fig. 7. Templo-montafia de Angkor Vat com sus cinco torres 0 prasats que simbo- lizan la estructura del universo (Angkor, Camboya), Por ello, la eleccidn del lugar sobre el que debia ele- varse el templo, la orientaciGn del monumento, sus di mensiones 0 la fecha de su consagracién, todo conlle- vaba un exhaustive estudio ejercido por el sacerdote- arquilecto, siguiendo escrupulosamente el diagrama magico del Vastu-Purusa mandala. S6lo los monumen- tos que respondian a esas exigencias sagradas podian ser aptos para alhergar la estatua del dios. Como consecuencia de la expansién del arte de la India en el Sureste asidtico, los arquitectos khmeres de Ja antigua Camboya adoptaron el concepto de templo- montafia en su forma mas explicita. Templos como el de Angkor Vat, el mas sublime a nivel arquitectonico y estético (Fig. 7), 0 el del Bay6n, que combina la forma » Ea A. Volwahsen, 1971, dia, 43, Gariga, colee. Arquitectura universal, Barcelona, EL ORIGEN DEL MUNDO EN EL ARTE ANTIGUO 45 de una estupa biidica con la de un templo khmer como réplica del universo, son una excelente prueba de ello (Fig. 8). Llegar hasta el conjunto de cinco prasats 0 to- rres centrales, representaciones del Monte Meru y de sus otros cuatro picos, obliga al devoto a emprender un largo camino, atravesando numerosos recintos identifi- cados con la accidentada topografia que rodea al axis mundi, y subiendo y bajando infinidad de escalones gue reeterdan los obsticulos previos al encuentra con Ia divinidad, En Angkor Vat, ademas de la estructura del universo es posible contemplar uno de los mitos de origen mas ce- lebrados de kz literatura de origen indio, desarrollado en un espléndido bajorrelieve nanativo que recorre el ala sur de la galeria oriental del primer recinto, Nos referi- mos al mito cosmogonico del “batir del océano”, conte- nido en la célebre epopeya del Mahabharata y en los Purana, aunque en esta ocasién con ligeras variantes, se- gin el cual [a serpiente Vasuki fue enrollada al Monte Mandara, previamente colocado sobre una tortuga ~ava- tar del dios Vishnu que flota sobre el océano primordial: En medio del mar de leche, el mismo Hari [Vishnu], en forma de tortuga, servia de pivote a In montaia que batia las ondas, estando también presente, bajo otras formas, enire los dioses y los demonios, y ayudaba a arrastrar al soberano de ja raza de las serpientes, y en forma de otro vasto cuerpo, estaba sentado sobre la ‘cima de Ia mont Los asuras (demonios) sujetaron un extremo y los de- vas (divinidades) el otro, y comenzaron a dar vueltas en tomo al Monte Mandara, con Vishnu presidiendo la es- na, hasta que sus Arboles se desplomaron y el roce de unos con otros los incendid, El dios /ndra apage las Il ‘mas con agua de sus nubes, pero Ia savia de todas las plantas se derramé hasta ei océano, que se transformé en. leche. Con un tiltimo esfuuerzo, devas y asuras siguieron batiendo durante otros mi aitos, y ast surgieron, entre otras cosas, la luna creciente de fiios rayos, el astro ce- leste Paryata, el elefante blanco Airavata, el caballo Uc- caishvara, la diosa Lakshmi -consorte de Vishnu- y, 10 més importante, la amrita o elixir de la inmortalidad, fundamental para asegurat la existencia de los dioses. ‘También nacieron de este batir del océano, las apsa~ rras 0 ninfas danzarinas representadas en ta parte supe~ rior del friso, mientras que en la parte inferior aparecen criaturas acudticas que simbolizan el océano primor- dial: covodrilos, dragones con cucrpo de reptil y otra criaturas fantasticas partidas cn dos por la violencia del acto (Fig. 9). Comprobamos ast cémo, segin esie mito, Ia crea- cidn sélo fue posible mediante la lucha de contrarios asuras y devas-, condicién necesaria para que tenga, lugar el proceso creative, como mas adelante volvere- ‘mos a comprobar. Otro templo khmer concebido como imagen del cen- tro cel universo es el de Neuk Pean, erigido, al igual que el Bay6n, bajo el reinado de Jayavarman VII. Neak Fig. 9. Escona central del relieve de Ia galeria oriental del primer re- cinto del templo de Angkor Vat, en el que se representa el mito del “patir del océano”, presidido por el dios Vishnu (Angkor, Camboya), Pean, con su estanque central en cuyo centro se alza cl templo propiamente dicho de planta circular, y los otros cuatro estanques mas pequeiios situados en cada uno de sus laterales, es una réplica del lago Anavatapa que segin la mitologia hindd y budista esta situado en Ta cima del universo y del cual parten cuatro rios que bafian la Tierra. El que fluye hacia el sur es el Ganges, cuyas aguas riegan el subcontinente indio. Este lago sera el iltimo en desaparccer de la faz de ta tierra, y seré el primero en surgir cuando, tras la destruccién del mundo, se inicie una nueva era césmica (Fig. 11.3). Un mito relacionado con este hecho es el de Vishnu en aotitud de Anantasayin, es decir, comodamente re- clinado sobre la sexpiente Anania y reconfortado por su consorte Lakshmi, flotando sobre el océano de le- che entre dos eras césmicas. En este mito, Anania sim- boliza el caos, el océano de leche las aguas primordia les, y el loto dorado que se desprende del pecho de Vishnu el principio de un nuevo periodo césmico. El loto se abre y de su interior brota el demiurgo Brahma, dispuesto x presidir una nueva creacién.® Un magnifi- co relieve evocador de este hecho fue plasmado en los templos de Banteay Samre y Preah Khan en Angkor (s. xit dC), y muchos siglos antes (425 dC) en el templo de Vishnu en Deogarh (Uttar Pradesh), uno de los primeros ejemplos de templo hindi en la arquite: tura de la India, Visine Purana, Libro Primero, Capitulo V, rad. de A. Champs D'Or, Madi, 1986. % Segin la mitologia de la India, Brahma, ef dios de enatro cabezas, surgi de las aguas primordiales en forma de huevo de oro y envuelto cen Tos pétalos de un loto, y tras divdise en dos personas (varén y mujer) desencadené la fuerza erestiva, de ab que cada era cdsmica xe inicie ‘con Brahma como demiurgo }odas Ins cosas. De la misma manera, segin la eosmogonia cgipein de Hermépolis, del Nut broté una flor de Toto en cuyo interior se encontraba un nio resplandeciente, ereador del univers 46 CRISTINA VIDAL LORENZO Fig. 10. Vasiia maya con una escena pintada alusiva al origen del hombre, en la que los gemelos divinos, Hunahpis¢ Ixbalangue, res- catan a su padre del Inframundo (Museo de América, Madrid), Como deciamos, también las pagodas biidicas repro ducen la misma arquitectura césmica de los templos indios y khmeres (Fig. 13.5). y los mandalas pintados cn los fangkas™ tibetanos son auténticos diagramas sa gtados bidimensionales del cosmos, en los que la inclu- sibn del circulo en el cuadrado simboliza la unién del cielo, la tierra y el inframundo. ‘Ademis del Vastu-Purusa mandala, de las estupas ti- betanas, y de templos singulares como el del Bayén en Angkor, uno de los ejemplos mas excepcionales de tras- lacidn de este esquema al espacio tridimensional es el templo de Borobudur en Java (5, vit d.C.), una cons- ‘truccién compuesta por cinco terrazas cuadradas y cua- {ro circulares rematadas por una estupe central, con em- pinadas escalinatas en cada una de sus cuatro fachadas (Fig. 13.4). En este sentido, es interesante resaltar que Tas eseali- natas jugaron un importante papel en la arquitectura ss grada oriental, pues al igual que sucedia en los zigurats mesopotémicos y en los templos egipcios, la tendencia era mantener la morada de la divinidad, el sancta sanc forum, lo mas alejado posible (Fig. 11 y 13.6). Para ® Pinlure iednica propis del Tibet ello, los arquiteetos khmeres lograron provocar un evo- Iucionado efecto dptico, reduciendo progresivamente la altura de los peldafios y la anchura de las escalinatas que conducen a Ta cima del templo, algo que los egip- cios habian conscguido en cl plano horizontal, como ya hemos comentado. También, al igual que los habitantes del pais del Nilo, los khmeres simbolizaron sus templos mediante un elemento vegetal: la flor del loto, una planta estre- chamente relacionada con el proceso creativo y consi- derada simbalo de la pureza al emerger con un color blanco inmaculado de las profundidades del abismo. Y si todos estos paralelismos entre los mitos de las civilizaciones del Viejo Mundo y su manera de expre- satlos en el arte nos Hlaman la atencién, mas nos sor~ prendemos cuando analizamos el de otras culturas que no mantuvieron ningiin tipo de contacto con aquéllas, como son las precolombinas. En este sentido, merece la pena que nos detengamos en el mito maya sobre el origen del mundo recogido en el Popol Fuh, el libro sagrado de los mayas K’iché, cuyo comienzo nos recuerda, indudablemente, algunos versos del Enuma elish sta es Ia relacién de cémo todo estaba en suspen $0, todo en calma, en silencio; todo inmevil, callado, y vacia la extensién del cielo. Esta es la primera relacién, el primer discurso. No habia todavia un hombre, ni un animal, pjaros, peces ceangrejos, inboles, piedns, cuevas, baraneas, hits ni bosques: solo el cielo eaistia. No se manifestaba la faz de la tierra. Slo estaban e mar en calia y el cielo en tada su extension. No habia nada junto, que hiciera ruido, ni cosa al- guna que se moviera,ni se agiara, ni hicieraruido en elie, [No habia nada que estuviem en pi; slo el agua en oso, el mar apacible, solo y tranguilo, No habia nada dotado de existencia Solamente habia inmovilidad y silencio en In oscu+ ridad, en la noche. Sélo el Creador, el Formador, Te- peu, Gucumatz, los Progenitores, estaban en el agua rodeados de clardad, Estaban ocultos bajo plumas verdes y azles..2” Para llevar a cabo el proceso creativo, Tepeu y Gu ‘cumatz juntaron sus palabras y su pensamiento ~como el dios Ptah de los egipcios~ y dispusieron la crea- cién: jHigase asi! jQue se lene el vacio! {Que esta agua sc retire y desocupe [el espacio}, que surja la tie- mma y que s¢ afirme! Asi dijeron. (Que aclare, que amanezea en el cielo y en la tierra! (..). Luego la tierra fue creada por ellos. Asi fue en ver daci como se hizo la creacién de Ia tierra: —jTierral, di- jeron y al instante fue hecha, Como fa neblina, como la nube y como una patva. reda fue la cteacién, cuando surgieron del agua las ‘montafias; y al instante crecieron las montafias. % Popol Vi, Parte 1, Cap. I, edicién de A, Recinos, ECE, México, 1988, EL ORIGEN DEL MUNDO EN BL ARIE ANTIGUO 47 Fig. 11, Templo-montaia de Baksei Chamkrong con un inico prasat en la cima (Angkor, Camboys) Y de Ja misma manera que la montaiia esta presente al inicio de la cteacion en el texto literario, también los templos-montafta son los que mejor definen la arqui- tectura religiosa maya, Los templos-montaiia mayas son basamentos pirami- dates aterrazados en cuya cima se yergue el santuario propiamente dicho, generalmente coronado por una es- filizada cresteria decorada con escenas relacionadas con su fantéstico mundo mitoldgico y politico-religio- so, siendo ésta, en ocasiones, el tinico elemento distin- guible por encima de la espesa vegetacién de Ia selva tropical. Templos que a veces superan los cincuenta metros de altura, como los de Tikal, y a cuya cima sancta sanctorum sélo es posible acceder mediante una empinada escalinata de estrechisimos peldafios, que al igual que los templos-montafia khmeres acentian ain mis la sensacién de altura, cteando un escenario id6: nneo para llevar a cabo ceremonias presididas por el con- tundente poder simbélico del templo (Fig. 12 y 13.7). tras construcciones piramidales mayas son los com plejos de pirdmides gcmclas erigidos para conmemorat el recorrido de la divinidad solar Kinich Ahau, desde que amanece hasta que se oculta en las profundidad. de! inframundo 0 Xihalbé, de la misma suerte que conmemoraba el viaje de Horakti-Ra a través del cue po arqueado de Nut en los pilonos de los templos egip- cios. Y una vez en Xibalhd, también Kinich Ahau tenia que enfrentarse a las destructoras fuerzas de ta oscun dad y a los Sefiores del Inframundo con el fin de salir vietorioso cada mafiana, asegurando ast el curso de te vida y el mantenimiento de las leyes eésmica: El origen del hombre es otto de los temas contenido en el Popol Vuh. Segiin éste, después de tres intentos fallidos, el hombre fue creado a partir del maiz, el ali- mento basico del pueblo maya: De maiz amarillo y de maiz blanco se hizo su came; ide masa de maiz se hicieron los brazos y las piemnas > Pare IE, Cap. 1 del hombre, Unicamente masa de maiz entré en la car- nie de nuestros padres, los cuatro hombres que fueron creados. Esta creacidn se produjo después de que los héroes gemelos divinos Hunahpti e Ixbalangué, protagonistas del Popol Vuh, vencietan a los Seftores de Xibalbi y rescataran a su padre Hun Hunahput, al que los Sefiores de la noche habian cortado la cabeza en el Juego de Pe- Iowa El momento apotedsico en que los gemelos divinos resucitan a su padre y lo conducen nuevamente al mun- do terrenal fue inmortalizado en algunas cerdmicas ma~ yas de enorme belleza, como Ia que actualmente se ex- hibe en el Museo de América de Madrid (Fig. 10). En ella podemos apreciar cémo Hun Hunahpii emerge del interior de una tortuga, que simboliza la tierra, ayudado por sus dos hijos que, con enorme esfuerzo, tiran cada uno de un brazo de su padre. Segiin otras versiones y representaciones de este mito, Hun Hunahpii porta en su mano una bolsa que contiene las semillas del maiz. 2 partir de las cuales se cred al hombre, pudiendose aso- ciar entonces al dios del maiz Hun Nal, al tiempo que sus hijos gemelos se convierten en el sol y en la luna. En definitiva, una composicién de cardcter cosmo- gonico, que de inmediato nos recuerda el tema cent: del mito del batir del oeéano: una divinidad en el cen- ‘ro sobre una tortuga y la tensién de la lucha de contra- rios a ambos lados. En el caso del mito maya, esa ten- sidn esté presente en la energia desprendida por el prin- cipio femenino (Ixbalangué) y el masculino (Eunahpii) ala hora de recuperar a su padre de las fauces del mun- do inferior. Da igual que se trate de devas y asuras 0 de un principio femenino y otro masculino, lo que im- porta es que en el proceso ereativo se unan dos fuerzas ‘opuestas capaces de concentrat su energia en un mismo punto, desencadenante a su vez del origen de todas las cosas. 48 cRIs Fig, 12, Templo-montaia maya del Gran Jaguar en cuya crestria © modelaron en estuco escenas alusivas al poder religioso (Tikal, Guatemala} La eleccién de la tortuga como simbolo de la tierra quizas esté condicionada por el hecho de ser un animal en permanente contacto con el mundo inferior al man- tener parte de su cuerpo en el agua (océano primor- dial), mientras que la dureza de su caparazén, decorado son disefios geométricos, evoca la forma de los campos sembrados por el hombre. Fse mundo acoso u océano primordial sobre ef que flota la tortuga est poblado en ambos mitos por criaturas funtisticas y sobrecogedo- ras, que dejan traslucir un ambiente s6rdido y desorde- nado, 0 1o que es lo mismo, el caos. Asi lo hemos visto enel relieve de Angkor Vat y asi se nos presenta Xibal- bd en otras manifestaciones del arte maya. Epilogo Como deciamos al principio muchos son los parale~ lismos que existen entre las diversas tradiciones mito- légicas de la Antigiiedad y su representacion en las ar- tes. Asi, a través de este breve recorrido por el arte y la literatura religiosa de algunas de las civilizaciones mas ® Logicamente, este aniliss es extersible 2 muchas ots cultura y sadiviones mitolégicas, tanto {que hablaremos cn una prénima ocasién, INA VIDAL LORENZO relevantes del mundo antiguo® hemos podide compro- bar cémo el mito del origen del mundo esta presente, en la mayoria de los casos, en su arquitectura sagrada, desde los templos egipcios, pasando por los zigurats mesopotimicos hasta las pagodas biidicas y los tem- plos-montaita de la India, del Sureste asiético y del rea maya, Templos que parecen simbolizar ese mon- ticulo inicial, primera morada de la divinidad creadora, disefiados de acuerdo a una concepcién del cosmos muy similar en todas esas culturas. Otro enigma que desde los tiempos mas remotos ha preocupado a la humanidad es el origen del hombre, tuna incégnita que los antiguos intentaron resolver, una vez mis, acudiendo a la mitologia. Ya hemos visto 6mo en pricticamente todas las culturas la arcilla uw otros clementos intimamente ligados a la tierra, como el maiz para los mayas, ha estado presente en sus mitos sobre el origen de los seres humanos, representados de forma muy explicita en magnificos relieves, esculpidos en piedra 0 pintados en delicadas cerdmicas. Pero alin mas nos asombramos cuando comproba- ‘mos que algunos de los elementos iconograficos esco- gidos para dar vida a estas representaciones se repiten de forma constante en cl universo artistico de los dife- rentes pueblos de la Antigiiedad, sobre todo en aque- los que no mantuvieron ningtin tipo de relaciones en- tre si. Plasmados en el arte, mitos como el del origen del hombre para los mayas y el del “batir del océano” para hindies y khmeres tienen tantos paralelismos que es inevitable hacerse la pregunta de por qué se repiten esos mismos simbolos y esa mista concepeién del costnos La respuesta habria que buscarla mas bien en el he- cho de que todas las culturas se han hecho siempre las, mismas preguntas, a las que encontraron respuesta inspirandose y observando Ta naturaleza, de ahi que, por citar algunos ejemplos, los egipcios hallaran en Jos islotes que emergen tras las inundaciones del Nilo un paralelismo con ese primer monticulo surgido del caos 0 que los khmeres encontraran en los numerosos phnoms 0 colinas que se extienden por la Hanura cam- boyana un lugar id6neo para convertirlo en residencia divina. De la misma manera, los pobladores de medioam- bientes tropicales muy himedos, como los que hay en India, Camboya 0 Mesoamérica descubrieron en su ha- bitat las criatiras idéneas para poblar un mundo fantas- tico de dioses, monstruos y otros seres sobrenaturales que pronto pasaron a ser protagonistas de sus principa- les mitos, al tiempo que otras culturas, como la griega 0 la romana, cuya arquitectura teligiosa poco se aseme- ja en concepto al de esas culturas, supieron sacar pro- vecho de un mundo ya inventado de personajes despro- potcionados para completar algunos capitulos de su elaborada mitologia, representada hasta la saciedad en sus sublimes obras de arte. Vigjo como del Nuevo Mundo, de las 3. Planta del Templo khmer Neak Pean (Angkor, Camboya) 4, Plania del Templo budista de Borobudur (ava). 50 CRISTINA VIDAL LORENZO 5 tes 7. Fachada Oeste del Templo maya Gran Jaguar (Tikal, Guatemala).

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