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-Crecimiento econémico, estructuras y _-mentalidades sociales en la Europa del siglo XVIII. Las transformaciones politicas en la Espana del siglo XVIII Volumen II. Prehistoria e Historia hasta el siglo XVIII MAD INDICE SISTEMATICO 4, EVOLUCION DEMOGRAFICA 2. LAS FUENTES DEL DESARROLLO ECONOMICO. 2.4. La agricultura 2.1.4. Las nuevas teorias. La fisiocracia 2.4.2. Las transformaciones agrarias 0 “revolucion agricola” 2.2. Las relaciones comerciales 2.2.4, El mereantilismo 2.2.2, Las reas comerciales 3. LASOCIEDAD 3.1, Los grupos sociales privilegiados 3.4.4. El estado nobiliario 3.4.2. El estado clerical 3.2, El Tercer Estado 3.2.4. La burguesia 3.2.2. Artesanos y obreros 3.2.3, La sociedad rural 4, LAS TRANSFORMACIONES POLITICAS EN LA ESPANA DEL SIGLO XVIII 4.4, La Guerra de Sucesién 4.2. El inicio de los cambios 4.3. El reformista reinado de Carlos It! 4.4. La crisis politica de finales del siglo XVIII BIBLIOGRAFIA 676 PROFESORES DE ENSENANZA SECUNDARIA En los titimos afios del siglo XVII se aprecia una recuperacién en casi todos los niveles y en Europa se comienza a respirar nuevos aires socio-econémicos que hardn que el siglo XVIII sea considerado como “Siglo de las Luces", etapa luminosa que se nos presenta como la antitesis de! oscuro y lgubre panorama de las etapas seculares anteriores, llenas de agobios y penalidades, aunque esta vision no es ni mucho menos acertada. En términos generales e! periodo cronolégico que se extiende desde 1700 a 1800 oftece un panorama Positivo tal y como se puede apreciar en las mejoras que de toda indole se producen y que van a caracterizar el nuevo periodo, 1. EVOLUCION DEMOGRAFICA Europa durante el siglo XVIII experimenté un crecimiento demografico importante, de manera que se superaban las etapas criticas anteriores y no sélo en cuanto a contar con una poblacién mas numerosa sino también més rica e instruida que la que habia tenido en los periodos precedentes y, lo que igualmente importante, no volveria a sufrir estanca- Miento o regresi6n en lo sucesivo, lo que es una muestra de los nuevos comportamientos demograficos reflejados en que durante los 23 afios de guerras derivadas de la Revolucién francesa y del Imperio que la sucedi6, aunque llevaron al campo de batalla ejércitos mas Numerosos y se aplicaron instruments bélicos mas destructivos y perfeccionados que los utilizados en la Ultima confrontacién europea ~Guerra de los Treinta Afios~ no se aprecia un frenazo relevante en el impulso progresivo, con la excepcién de Esparia donde a los desas- tres de la ocupacién militar se unieron las vicisitudes de la politica interna y los efectos de la pérdida de las colonias americanas. Este aumento es muy dificil de cuantificar, pues las fuentes documentales son esca- sas, de manera que las cifras deben de utilizarse con bastantes reservas; por lo que se refiere al continente se baraja la cifra, poco segura, de 15.000.0000 de habitantes en 1700 de la que se pasaria a otra, mas aceptada por los investigadores, que lievaria a 180.000.000 6 190.000.000 de europeos en 1800, pero las ltimas investigaciones han puesto de relieve que, tal vez, se infravaloré la poblacién estimada para el afio 1700 y ha- bria que elevario. El auge demogréfico respondia a una conjuncién de factores los cuales no operaban en el mismo sentido ni con la misma fuerza, lo que explica que las tasas de crecimiento fueran muy variadas y no se pueda hablar de uniformidad, tal y como puede verse en el siguiente cuadro, cuyas cifras han de tomarse con las cautelas apuntadas, pues en su mayoria son aproximativas y sujetas a revision, ya que faltan datos de otras entidades territoriales. GEOGRAFIA E HISTORIA 677 Volumen Il. Prehistoria e Historia hasta el sigio XVII! MAD EI mayor incremento se produjo en el Norte y Este de Europa, donde la extensién y la poblacién también eran muy variables, existiendo estados muy grandes y muy poblados entre los cuales Francia se habia convertido en el mas importante llegando a aleanzar muy probablemente los 29.000.000 de habitantes en los afios de la Revolucién, de modo que la importaneia relativa de la poblacién francesa dentro del conjunto europeo rondaria el 16,2% en 1800, lo que explica en gran medida la fuerza militar y el peso politico de la mo- narquia francesa en el siglo XVIII. Por la misma época el Imperio de los Habsburgo rondaba los 25.000.000 de habitantes y superaba ampliamente los 30,000,000 de habitantes al extender su dominio por una porcién muy notable del territorio europeo, comprendiendo, ademés de los estados hereditarios de los Habsburgo -Austria, Bohemia y Hungria-, los Paises Bajos belgas y el Milanesado, llegando a influir 0 a gobernar en el reino de Napoles durante la primera mitad de la centuria y, entre 1772 y 1795, se apropié de una parte de Polonia. En Inglaterra, Gales y Escocia casi se llegaba a los 11,000.000 de habitantes a fines del siglo XVIll, fechas en las que Espaiia, sometida a fuertes condicionamientos, ya dichos, ¢ inexistentes en otras zonas, alcanzaba los 0.500.000 habitantes, siendo muy parecida la evolucin de Portugal cuya poblacidn era de 2.000.000 de habitantes aproxi- madamente en 1700 y se incrementd en 900.000 personas a fines de la centuria; Hungria asé de 1.500.000 a 6.000.000 de habitantes, aumento muy importante que se produce merced a las intensas repoblaciones que se llevan a cabo tras la expulsién de los turcos, e Irlanda también experiment6 un notable aumento y su poblacién pas6 de 2.500.000 a casi 5.000.000 de habitantes; por lo que respecta a Italia su poblacién pasaria de 13.300.000 habitantes a principios de la decimoctava centuria a una cifra que rondaria los 17.800.000 de habitantes en los afios finales de la misma. Bélgiea tendria un crecimiento similar al de Portugal, Holanda pasaria de 1.900.000 habitantes en 4700 a 2.100.000 en 1800, y Prusia, de la que carecemos de datos siquiera aproximativos para los afios anteriores, contaba con poco més de 6.000.000, en 1800. En el extremo oriental sobresale Rusia que pasé de 16.000.000 a 29.000.000 de habitantes, cifras, como todas, inseguras que aproximan su crecimiento al de Francia, aunque seria’ mayor si contamos las anexiones territoriales a costa de Polonia y los paises escandinavos. Suiza era la menos poblada con 1.200.000 habitantes a principios del siglo XVIII, 1.300,000 habitantes en 1750 y no mas de 1.750.000 habitantes a fines de la centuria, ESTADOS. 2.700 1.750 1.800 Alemania 5.000.000 | 17.000.000 [| 25.000.000 Austria-Bohemia | 4.600.000 5.700.000 900.000 Bélgica 2.000.000 2.200.000 2.900.000 Escandinavia: Dinamarca, Finlandia, 2.000.000 2.800.000 4,000.00 Noruega y Suecia Escocia y Gales. 600.000 4.000.000 1.700.000) Espafia 8.000.000 9.000.000 | 10.500.000 Francia 21.500.000 | 24.000.000 | 29.000.000 Holanda 1.900.000 1.900.000 2.400.000 Hungria 4.500.000 3.300.000 6.000.000 Inglaterra 5.800.000 6.400.000 {9.100.000 o78 PROFESORES DE ENSEFIANZA SECUNDARIA MAD Tema 36. La Europa del siglo XVIll 3.300.000 | 15.300.000 | 17.800.000 ‘2.000.000 2.300.000 2.900.000 6.250.000 16.000.000 | _22.000.000 | 29.000.000 1.200.000 _| 1.300.000 1.750.000 94.800.000 _| 132.200.000 _| 155.900.000 Como podemos ver se trata en su mayoria de cifras de crecimiento bastante importan- tes y se observa una diferencia entre los paises del Este europeo y el resto del viejo conti- nente, tal y como expone P. Chaunu, para quien la poblacién europea, en 1700, quedaria distribuida en un 40% en el Este, 40% en el Centro-Oeste y un 20% en las peninsulas mediterréneas de Italia y Esparia, valores que en 1800 se mantendrian en el Centro-Oes- te, aumentarian en el Este un 5% y disminuirian en ese mismo porcentaje por el Ambito peninsular mediterréneo. Este aumento demogyafico se noté sobre todo en las ciudades, especialmente en las que eran centro politico del Estado, alli donde se emplazaba la ad- ministracion central, civil, militar y judicial que reclamaba un cada vez mayor numero de funcionarios, y también en las ciudades portuarias en las que el crecimiento fue favorecido por el auge de la actividad comercial de manera que nucleos como Marsella, Burdeos, Liverpool 0 Barcelona incrementaron, en diferente medida, sus efectivos poblacionales. Citando datos puntuales, se puede decir que Paris contaba con poco mas de 500.000 habitantes en 1800, situada a gran distancia de Londres, la mayor ciudad europea desde hacia mucho tiempo, cuya poblacién, cercana a 1.000.000 de habitantes, superaba con mucho a la del resto de centros politicos europeos; en Europa Oriental, pobre en ciudades, destacaba San Petersburgo que superaba a Moscti tanto en una poblaci6n cercana a los 200.000 habitantes como en calidades urbanisticas; en el centro del continente sobresalian Viena con 250.000 habitantes y Berlin que no sobrepasaba los 170.000 habitantes. Los pafses mediterraneos tenfan un notable retraso y en Espaiia las ciudades del interior atin no se habfan recuperado de los efectos de los desastrosos episodios vividos en el siglo XVII, por lo que Avita, Burgos, Cuenca, Salamanca, Toledo, Valladolid y otras muchas tenian unas cifras de poblacién minimas que oscilaban entre los 5.000 habitantes las menos pobiadas y 20.000 habitantes las de mayor ntimero de vecinos; Madrid, villa y corte, centro politico del Estado, pese a las reformas urbanisticas de Carios III, no superaba los 170.000 habitantes, cifra muy préxima a la que tenfa la portuguesa Lisboa; por contra, las ciudades periféricas mostraban una mayor vitalidad y sobresalfa Barcelona cuya poblacién se acercaba a los 100.000 habitantes en visperas de la Revolucién francesa; Italia ofrece contrastes entre la densidad de Napoles, préxima segtin los Ultimos estudios a los 200,000 habitantes y Roma, capital eclesidstica y artistica, més pequefia, que contaba con 165.000 habitantes. Ala hora de establecer las bases sobre las que se sustentaba este crecimiento demo- gféfico, hay discusién sobre la preferencia de las econémicas, biolégicas o sociales; en la actualidad, la teoria tradicional de un gran ineremento agricola como factor principal del im- ulso demogréfico es muy discutida ya que varios autores opinan que la expansion agricola es consecuencia del aumento demografico y no al revés, pero se admite el progreso de los sectores secundario y terciario, con toda probabilidad motores econémicos de la expansién demografica. Sin duda, un factor muy importante fue la disminucién de los grandes conta- ios epidémicos, lo que no quiere decir que hubiera progresos revolucionarios en medicina e higene, ya que la prdctica médica seguia siendo impotente ante las enfermedades virales y microbianas y las reglas de asepsia y antisepsia se ignoraban, pero si se produjeron avan- GEOGRAFIA E HISTORIA 679 Volumen Il. Prehistoria e Historia hasta el siglo XVIll MAD ces en la utilizaci6n de la quinina, muy eficaz contra el paludismo, y otros medicamentos antes desconocidos; en los afios finales de la centuria se produjo él nacimiento de la ino- culacién y la vacunacién contra la viruela, enfermedad que durante el siglo XVIII alcanz6 a todos los estratos sociales e incluso el todopoderoso Luis XV sucumbié ante ella, pero, con todo, su virulencia y mortandad no llegaba a las cotas de las anteriores grandes epidemias de peste que periédicamente diezmaban las poblaciones de ciudades y campos; el titimo gran contagjo de Occidente fue la llamada peste de Marsella -1720- cuya area de expan- sién fue muy limitada, ya que el temor que suscitd y las precauciones que se tomaron en todas partes evitaron la reproduccién de las catdstrofes del pasado; la peste se neutraliz6, pero al final del siglo llegaba como aquélla, también por via maritima, el cdlera morbo, también llamado fiebre amarilla, cuyo Ambito qued6 limitado casi exclusivamente al sur de Espana, Se habia cerrado la época de las grandes epidemias cuya desaparicién, pese a que la mortalidad ordinaria estaba en porcentajes bastantes altos, cercanos al 30%-35%, se reflejaba en el mantenimiento de la natalidad tradicional, préxima al 40%-45%, suficiente ara asegurar un notable excedente a la poblacién europea. 2. LAS FUENTES DEL DESARROLLO ECONOMICO Hasta aqui hemos visto los aspectos inherentes al desarrollo demogréfico sin insertar- lo en el contexto general, por lo que ahora resulta conveniente analizar los procesos en los que la poblacién engrosada del siglo XVIII fue protagonista y con los que guarda una estrecha relacién de causalidad y temporalidad, pues el desarrollo demografico no es un fenémeno Unico ¢ independiente sino que es causa y también consecuencia de otros fend- menos anteriores, simulténeos y posteriores. 2.1. La agricultura Pese al dinamismo de los mercados asi como el desarrollo de la industria que caracte- riza este sigo, Europa era un continente eminentemente agrario y fue precisamente la aggi- cultura el sector de la economia en el que los cambios, global mente considerados, fueron menores, aungue si hubo un crecimiento importante de la producci6n que permitié mante- ner la expansion demografica y que se llevd a cabo en el marco de las estructuras tradicio- nales -no faltan historiadores que hablan de continuismo- que de ningun modo impedian el desarrollo, y también hubo casos, no limitados a Inglaterra a la que habitualmente se vincula la revolucién agraria-, en que la renovacién de aquéllas fue la ténica dominante. La agricultura se encontraba sometida a los tradicionales condicionamientos derivados del clima, suelo, situacién geografica y organizacién social, de modo que, pese a su diversi- dad, la agricultura tradicional europea tenia también ciertos rasgos y problemas comune: Al lado de las grandes llanuras y mesetas, mayoritariamente cultivadas de cereales, la exis tencia de huertos pequefios presentes en casi todos los nticleos de poblacién, permitia ci- versificar algo la produccién que se complementaba con cultivos comerciales ~vid, olivo-e industriales -lino, céfamo-. La ganaderia -lanar, sobre todo, y caprina 0 vacuna- solia tener caracter complementario, aunque las condiciones geograficas, entre otras causas, variarian su importancia pero era la actividad principal en las areas de montafia en las que la trashumancia se practicaba con asiduidad. Los sistemas de cultivo también variaban, pero casi todos utilizaban el barbecho para favorecer la aireacién, nitrogenacién y humidificacién de la tierra e impedir su agotamien- to, dada la escasez de abono disponible, que se educa, normaimente, al poco estiércol 680 PROFESORES DE ENSENANZA SECUNDARIA MAD Tema 36. La Europa del sigio XVlll animal, aumentado en minoritarios casos coneretos con productos como el limo, las algas marinas 0 los residuos urbanos de todo tipo. Habia varios sistemas de cultivo, aunque los dos mas extendidos eran la rotaci6n trienal, en que un afo de cultivo de cereal de inviemo ~trigo 0 centeno- y otro de cereal de primavera ~cebada 0 avena- eran seguidos por un tercero de barbecho, y el bienal o de afo y vez, en el que alternaban un afio de cultivo y otro de barbecho, técnica muy empleada en el ambito mediterréneo. La escasez de medios era una limitacién importante siendo los aperos més frecuentemente utilizados diversos tipos de arados de madera con reja metdlica ~con o sin vertedera-, rastrillos o gradas ~enrejados con pias de madera 0 hierro usados para allanar la tierra tras el arado y antes de la siembra-, hoces y guadafias, trillos -planchas de madera con piedras de pedemal en una de las caras para triturar la paja y separar el grano- y mayales —formados por dos varas de distinta longitud unidas por una correa de cuero para, sujetando una de ellas, golpear on la mas corta la mies extendida en el suelo-, azadas y azadones para cavar los huertos, Palas y horcas. En general, los rendimientos, aunque diferentes segiin lugares, semillas y calidades de las tierras, eran muy bajos y también era baja la productividad del trabajo campesino. En ausencia de variaciones climéticas relevantes, la produccién agraria podia aumentar ampliando la superficie roturada o bien aumentando el rendimiento de la tierra cultivando nuevas plantas y variando las técnicas y sistemas de cultivo; la roturacion de nuevas tierras fue la préctica més generalizada en el mundo tradicional en épocas de expansi6n y permitia te6ricamente alimentar a un mayor numero de habitantes, pero muchas veces el trabajo se extendia a tierras de calidad mediocre, cuyo rendimiento por unidad de superficie y de trabajo empleado en su cultivo es menor. En el otro extremo, la consecucién de un sélido crecimiento precisaba cuantiosas inversiones de capital as{ como llevar a cabo fuertes cambios como la eliminacién del barbecho, la ampliacién del tamaiio de las explotaciones y la supresi6n de algunos de los aprovechamientos comunales que impedian la libre y par- ticular utilizacién de los campos, lo que, en cierto modo, impondria la privatizaci6n de los bienes comunales, ya que la inversion afluiria mejor a tierras mantenidas en régimen de propiedad que a las simplemente usufructuadas temporalmente; pero la desaparicin de los aprovechamientos comunales implicaria la disminucién de los recursos de una parte de la comunidad rural, que se veria asi debilitada, resultando afectada, a la postre, la es- tructura social. Es imposible saber con exactitud la produccién agraria durante la Edad Moderna ya ue las informaciones son escasas y solamente existen mayores datos sobre los cereales, Cultivo mayoritario pero no exclusivo de la agricultura europea. Pese a ello, los historiadores si han podido establecer las pautas del aumento de produccién del siglo XVIII que, por otra Parte, no fue uniforme ya que en paises como Inglaterra y los Pafses Bajos, el crecimiento se mantuvo a lo largo de toda la centuria, intensificdndose incluso en el primer caso desde 1740, aproximadamente, mientras que Francia ofrecia un fuerte contraste regional, con z0- nas relativamente estancadas ~Bretafia, Auveria 0 Anjou- y otras en expansion -Norman- dia, Alsacia o ciertas reas de Aquitania-, y en Italia y Espafia la temprana recuperacién arecié alcanzar su techo en diversas regiones en la segunda mitad del siglo. En Europa era necesario conseguir un aumento de la produccién agropecuaria para poder hacer frente a las demandas que el progreso demografico planteaba y este incre- mento tuvo como escenario exclusivo el continente europeo, pues las aportaciones llega das desde el exterior permanecian limitadas a los tradicionales productos de alto precio y escaso volumen —cacao, café, azticar, té y especias-. Asi pues, en los campos y huertas de Europa se produjo un gran aumento de la produccién y los historiadores discuten sobre ‘c6mo se llegd a ella, planteando si hubo una verdadera revolucién agraria o si solamente GEOGRAFIA E HISTORIA 681 Volumen Il. Prehistoria e Historia hasta el siglo XVIII MAD Se procedié a una intensificacién de los procedimientos tradicionales de cultivo; algunos dieron gran importancia al factor climético, pero hoy no se sostiene tal hipdtesis pues los cambios de clima que se produjeron, si tales fueron, tienen un caracter zonal especifico y son irrelevantes a nivel continental y, ademas, hay que tener en cuenta que Europa gozaba del mismo clima que en la actualidad, Pese a las tesis en contrario, no parece que determinara cambios substanciales en el paisaje agrario la introduccién de nuevos cultivos, ya que el maiz y la patata, conocidos desde el siglo XVI, se aceptaban cada vez mas por sus evidentes ventajas sobre otros pro- ductos tradicionalmente cultivados, existiendo adem&s grandes superficies en las que se cultivaba trigo, cebada, averia, arroz, vid, tomate, judias verdes, coliflor, remolacha, col y otras plantas horticolas, en las que se basaba una parte de la alimentacién de la sociedad de la Edad Moderna, que seguia estando muy apegada en sus hAbitos alimenticios a los cereales, sobre todo trigo, que constituian entre el 40% y el 70% de la dieta, lo que indica la permanencia de una costumbre y también de las necesidades inherentes a ella, ya que los gobiernos municipales y centrales tratarén de evitar su escasez interviniendo para fijar los precios y eludir la especulaci6n e importarlos en caso de carestia desde zonas en las que habia excedente. El aumento de produccién agraria se sustentaba, sobre todo, en la ampliaci6n de la su- Perficie cultivada, lo que hizo que se recuperaran tierras abandonadas durante la depresion del siglo XVII y se roturasen otras nuevas; pero no se puede generalizar ya que hay diferen- cias segtin de la parte de Europa de que se trate y en Europa Oriental no era dificil conseguir tun aumento de la superficie de cultivo ya que habia abundantes tierras vacantes y algunas. de excelente calidad como las de Ucrania y las llanuras de Hungria, mientras que en otras Zonas como Prusia y Polonia era preciso desarrollar un costoso trabajo para rescatar suelo agricola al bosque, los pantanos y los arenales; pero la abundancia de tierras cultivables que habia en estas zonas y su puesta en produccién no llevé consigo la implantacién de los adelantos técnicos, sino que el sistema de cultivo era el tradicional y por eso mismo los fendimientos muy bajos, predominando la agricultura extensiva y el monocultivo cerealistico que se llevaba a cabo sobre grandes latifundios cuya tierra era trabajada por mano de obra de condici6n senvl. En Europa Central y Mediterrdnea las tierras no abundaban y las rotu- raciones realizadas a costa de la tala de bosques o de la eliminacion de pastizales, aparte de que muchas veces no eran aptas para el cultivo por lo que su rendimiento era nulo y las ganancias igual, implicaban la disminucién de la produccién forestal y ganadera, al tiempo que el suelo, despojado de su cubierta arbérea, era facil pasto de la erosién, sobre todo en los espacios del area mediterrénea. 2.1.1. Las nuevas teorias. La fisiocracia Una cosa era evidente, el desarrollo agrario pasaba necesariamente por la intensifi- caci6n de los cultivos en aquellas zonas donde la tierra era pobre o no muy extensa, del Progreso técnico y de la mejora de los rendimientos. Realmente se produjeron avances Cuya paternidad la historiografia tradicional atribuyé a Inglaterra, nacién en la que la aris- tocracia preferia vivir en sus residencias risticas y esto hizo que muchos se interesasen Personalmente por el desarrollo de sus tierras de cultivo y de sus rebafios e incluso va- fios, como J. Tull -1674-1741-, lord C. Townshend -1674-1738~ y A. Young ~1741- 1820- redactaron tratados sobre el particular y realizaron algunos viajes por Europa para conocer sobre el terreno el modo de conducirse en las variadas faenas agricolas. Todo ello, en cierta manera, propicié un clima favorable al progreso agricola mediante la utilizacion 682 PROFESORES DE ENSENANZA SECUNDARIA MAD Tema 36. La Europa del siglo XVII de semillas seleccionadas, la introduccién de nuevos cultivos que permitiesen llegar a una rotacién de cosechas e incluso al abandono de! barbecho, el empleo de abonos orgdnicos de variada procedencia, como algas, conchas, cenizas, desechos urbanos y de animales, etc.; pero no fue Inglaterra pionera en estas aplicaciones pues esta demostrado que en los Paises Bajos ya se empleaban tales procedimientos en el siglo XVII. De manera que lo que se conoce como Revolucién Agricola -término mas tebrico que real y muy matizable- no tuvo su nacimiento en Ingjaterra, aunque si es verdad que fue alli donde las técnicas antes citadas se aplicaron en mayor escala, donde se dio més importancia a la ganaderia como actividad complementaria de la agricultura y donde, sobre todo, se introdujo con fuerza el sistema de enclosures —cerramientos- como medio para realizar un cultivo mas intensivo y racional, mas libre de las obligaciones que entrafaba el openfield -campo abierto- de Cultivo comunitario, es decir, los ingleses aceleraron un proceso que estaba en marcha desde afios antes. La agronomia recibié un gran impulso, primero en Ingjaterra y Francia y més tarde en casi todos los paises. En Ingjaterra sobresale el jurista Tull que publicaba, en 1731, The new hor sehoeing husbandry, obra en la que, aparte de exponer las ventajas de la sembradora tirada Por caballos que é! habia ideado, propugnaba la alternancia de cultivos y la necesidad de dar repetidas labores a la tierra para favorecer su absorcién por las plantas, asi como sembrar rectilineamente con la méquina que habia creado aunque su difusion no tenfa demasiado éxito. En Francia destaca H.L. Duhamel du Monceau, ferviente fisidcrata, hoy considerado como el auténtico fundador de la cienoia agronémica basada en la observacién y la razén, cuyas obras, asi como la de otros muchos autores, fueron traducidas a diversas lenguas € inspiraron muchos trabajos aparecidos en toda Europa a través de los cuales se defendia la necesidad de suprimir el barbecho e imponer rotaciones al estilo de las noroccidentales. No tardaron en nacer nuevas concepciones que, en el seno de la economia, darian lugar al nacimiento de la fisiocracia, primera tesis econémica global formulada en Euro- a y la primera auténtica escuela de pensamiento econdmico. Su principal valedor fue F. Quesnay -1694-1774-, médico de Luis XV y de madame de Pompadour, quien por medio de sus articulos Fermiers -granjeros- y Grains ~granos- publicados en La Enciclopedia ¥, Sobre todo, en su obra Tableau économique —Cuadro econémico, 1758-, expuso su bisqueda de las leyes naturales que gobernaran la economia, la sociedad y la politica, y crey6 hallarlas en el principio de que la agricultura era la Unica actividad generadora de un producto neto o don gratuito, entendido como el excedente o diferencia entre el valor del producto agrario y los costes necesarios para su produccién, y en este contexto la industria No harfa ms que transformar las materias primas suministradas por la agricultura sin crear verdadera riqueza y el comercio transportarlas, de manera que una y otra serfan actividades necesarias pero secundarias y, mas atin, estériles ya que no producirian excedentes. La sociedad, segin un criterio abiertamente econémico, se organizaria en tres grandes cla- ses: la primera, clase propietaria, inclufa al rey, otra era la clase productiva, integrada por agricultores y asalariados agricolas; finalmente, la tercera era una clase estéril formada por artesanos y mercaderes; la riqueza partia de la tierra y su circulacién se harla desde la clase productiva, mediante el pago de rentas y las compras de articulos diversos, a las clases propietaria y estéril distribuyéndose asi por toda la sociedad. Evidentemente, esta concepcién comportaba la implantacién de varios cambios que afectaban a otras esferas, asi proponfa la supresi6n de las trabas legales para la circulaci6n cerealistica y una radical reforma fiscal en la que un tinico impuesto sobre la tierra susti- tuyera a la marafia tributaria existente, pero, ante todo, implicaba la necesidad de apoyar a la agricultura desde todas las esferas. Quesnay defendia la separacién entre propiedad y explotaci6n de la tierra que seria dirigida por arrendatarios y ejecutada por asalariados, GEOGRAFIA E HISTORIA 683 Volumen Il. Prehistoria e Historia hasta el siglo XVII MAD nica forma de innovar y generar excedentes cuantiosos y asegurar el crecimiento econd- mico, pues los pequefios cultivadores apenas producian para el autoconsumo. Los escritos agronémicos y fisidcratas conocieron gran difusion y la agricultura se convirtié en tema predilecto de ilustrados que tenfan a gala pertenecer a alguna de las miltiples asociaciones yy sociedades que por iniciativa publica y privada surgieron por doquier en la segunda mitad del siglo con objeto de promover el progreso agrario mediante el estudio y propagacion de nuevas teorias y novedosos métodos, siendo muy citado el ejemplo del rey austriaco José I que se enorgullecia puiblicamente de cultivar personalmente la tierra; se crearon en diver- sas universidades cétedras y estudios especializados en agronomia y los gobiernos, por vez Primera, comenzaron a definir y poner en practica politicas agrarias de distintos casos. Pero una cosa era la teoria y otra la practica ya que la agricultura del siglo XVIII y par- te del XIX, pese a la efervescencia agraria que se vivia, segula moviéndose en esquemas tradicionales y rendimientos muy desiguales. Es verdad que se realizaron encuestas e in- vestigaciones oficiales sobre el estado de la agricultura y sus aspectos mejorables e incluso hubo iniciativas gubernamentales, como los repartos de tierras a campesinos y el apoyo de la extension de cultivos mediante la concesi6n de exenciones fiscales temnporales a las tie- rras nuevamente cultivadas, llegandose incluso a repartir semillas y animales para mejorar la produccién, y se impulsaron programas de colonizacién, como el proyecto dirigido por Pablo de Olavide -1767- para la repoblacién de Sierra Morena, se desecaron pantanos y colonizaron tierras en Prusia a lo largo de todo el siglo y muy especialmente durante el reinado de Federico Il, lo que supuso la creacién de varios centenares de nuevos niicleos habitados y la ampliacién del territorio cultivado, s6lo en las provincias orientales, en mas de 150.000 hectareas. Pero también era verdad que la aplicacién de las medidas fiscales necesarias como la abolicién de las leyes restrictivas al comercio y circulacién de granos y otros productos plantearon problemas insalvables que imposibilitaron mayores avances, y que el interés social por la agyicultura afectaba mas a los intelectuales seriamente preocu- pads por ella que a la masa de agricultores a los que apenas llegaban las novedades y que, sobre todo, eran los que deberian de realizar las inversiones de capital y los esfuerzos de toda indole que la puesta en practica de las teorias llevaban consigo. Los procesos de sustitucién de cultivos por otros nuevos también fueron importantes en la agricultura europea del siglo XVIII. EI maiz y la patata, procedentes de América, llega- ron a Espafa en el siglo XVI, pero su difusin por Europa no fue inmediata. El primero, de mejor calidad que el panizo europeo, ofrecia mayores rendimientos que el trigo y agotaba Menos la tierra, pero se trataba de un alimento menos completo que ocasionaba carencias vitaminicas graves -beriberi- si era la base exclusiva de la alimentacion como sucedia sobre todo en los entornos mas populares; en el ultimo tercio del siglo XVIll el matz ya estaba s6- lidamente implantado en regiones himedas como Lombardia, Galicia, Costa Cantabrica y Valle de! Danubio, sobre todo en las comarcas que eran poco aptas para el trigo. La Patata era mas apreciada como planta de jardin ya que al no ser panificable era despre- ciada como alimento e incluso en algunos erritorios su consumo se juzgaba contrario a la salud; sin embargo, sus escasas exigencias de suelos y climaticas, asi como su elevado rendimiento fueron factores que jugaron en su favor y, en fechas anteriores a 1737, su plantaci6n y consumo ya habla comenzado a difundirse en paises pobres, poco aptos para el trigo, como el macizo central francés, llanuras arenosas de Prusia y, sobre todo, Irlanda, donde lleg6 a constituir un monocultivo; las épocas de hambre y malas cosechas contribu- yeron mas a la difusion de este tubérculo. Arroz y plantas industriales, sobre todo lino, y citricos en proporcién mas modesta, también comenzaban a ocupar superficies en las éreas cultivadas de Europa, destacando sobre todo la vid, cultivo comercial por antonomasia que se beneficié de! cambio de habitos 684 PROFESORES DE ENSENANZA SECUNDARIA MAD Tema 36. La Europa del siglo XVIII de consumo producido en el siglo XVII que trajo una ampliacién de los mercados habituales de los derivados de la uva tanto interior de los paises productores como exterior de expor- tacién de vinos de calidad debido al aumento del consumo de vinos medianos, mezclados. y otros licores ~aguardiente, brandys- en capas sociales cada vez mas amplias en los pai- ses tradicionalmente no productores en los que comenzaban a plantarse algunos viedos, mientras que en Francia -Valle del Loira, Burdeos, Borgofia~ aumentaban su produccién y calidad, seguidos de lejos por los vinos italianos y espafioles que conocieron un notable auge acompariado en ocasiones de una concentracién y ampliacion de las explotaciones que empleaban mano de obra temporal abundante y proporcionaban beneficios econémi- ‘cos muy elevados, sobre todo los derivados de la exportacion, 2.1.2. Las transformaciones agrarias o “revolucién agricola” Ya anteriormente nos hemos referido de pasada a esta cuestin para indicar que el término revolucién hay que matizarlo. En efecto no es adecuado el término puesto que los cambios repentinos y radicales, asociados normalmente al proceso revolucionario son précticamente imposiblés en la agricultura, cuya evolucién hunde sus raices en el sigio XVIl, €po0a que para muchos autores es la clave, y se prolonga més alla de 1800. Y tampoco es adecuada la afirmacién de que las novedades se iniciaron s6lo en Inglaterra y por obra de los ingleses, ya que si resulta innegable que hubo cambios muy importantes en la agri- cultura inglesa, también lo es que algunas de las practicas que se utilizan para definir el proceso eran ya empleadas con bastante anterioridad en los Paises Bajos, es decir fuera de Inglaterra. Ciertamente hubo paises y regiones que se desmarcaron de la tOnica general en los que, casi siempre por iniciativa privada y en ocasiones mucho antes del siglo XVIII, ‘se estaban produciendo una serie de innovaciones que traerian profundos cambios en el Panorama agrario europeo. Desde la Baja Edad Media los Paises Bajos estaban a la cabeza de la agricultura europea, caracterizada porque su desarrollo iba vinculado al de las ciudades cuyo entorno en toda Europa fue espacio idéneo para la aparicién de una agricultura intensiva y de altos endimientos que, impulsada por la demanda urbana, combinaba el cultivo de una amplia gama de productos, entre los que destacaban frutas, hortalizas y algunas plantas industria- les con la cria de ganado, sobre todo vacuno; pues bien, en los Paises Bajos se produjo la uni6n entre su temprano y extraordinario crecimiento urbano, Ia alta densidad demografica que facilitaba el empleo intensivo de mano de obra, y un sdlido comercio exterior que aseguraba el abastecimiento de productos de los que se carecfa, encontrandose aqui la explicacion de que en un medio fisico tan poco dotado por la Naturaleza, se desarrollase una agricultura muy avanzada, marcada por la especializacién y la casi entera orientacion al mercado, cuya rentabilidad econémica permitié realizar cuantiosas inversiones para de- secar pantanos y ganar tierras al mar -polders- contrarrestando de este modo la carencia de espacio cultivable. Este sistema quedo fijado en el siglo XVII y.se comenzaron a cultivar cereales, cultivo que aqui no fue tan prioritario como en el resto de Europa, pues los cerea- les se importaban desde el Baltico. Las tierras més pobres y alejadas de las ciudades se destinaban al alimento de la ga- naderia ovina o bien al cultivo de granos de rotacién trienal, mientras que en los entornos urbanos, donde dominaban las pequefias y medianas explotaciones de propiedad campe- sina 0 arrendadas a los burgueses ciudadanos, as{ como en las tierras mas fértiles, traba- Jadas con nuevos aperos mas eficientes como el ligero arado de Brabante, se intensificé la produccién horticola y se pusieron en practica complejas alternancias de cultivos en las GEOGRAFIA E HISTORIA 685, Volumen Il. Prehistoria e Historia hasta el sigio XVIII MAD que a los cereales sucedian plantas industriales, leguminosas y forrajeras, algunas de las cuales mejoraban la nitrificacion de la tierra y posibilitaban su més intenso aprovechamien- to, a lo que va a contribuir también el abono que, aunque siempre escaso pese a contar con mayores cantidades de estiércol, ademas de Ia utilizacién de residuos urbanos y otros variados productos, reducia considerablemente el barbecho e incluso llegaba a eliminarlo. Los cultivos forrajeros y las praderas permitian el mantenimiento de una importante cabafia ganadera que, a su vez, proporcionaba estiércol y, por otra parte, mejoraba la alimentacién humana, al aumentar la disponibilidad de came, leche base de los magnificos quesos y mantequillas que llegaron a convertirse en un simbolo gastronémico-cultural del pafs. Sin embargo, generalmente se admite el parecer de que durante toda la Edad Modema los rendimientos se mantuvieron muy estables a lo largo de toda la época modema. También antiguos y, eso mismo, vinculados a la intensa urbanizacién fueron los orf- genes de la agricultura intensiva en el norte de Italia que prosiguié su avance en el siglo XVlll, frente al sur que, salvo el entorno de Napoles, estaba dominado por el cultivo exten- sivo de cereales y la ganaderia trashumante. En el paisaje agricola destacaba el valle del Po que contaba con un importante sistema de regadio desde el siglo XV, lo que facilitaba el mantenimiento de praderas artificiales en las que la ganaderia encontraba abundante alimento, asi como la intensificaci6n de cultivos y la expansién de otros, como el arroz y el maiz, producto que, integrado en los sistemas de rotacion en alternancia con otros cereales ~trigo, sobre todo, 0 centeno- y plantas forrajeras, permitié dejar el barbecho como algo residual o llegar incluso al cultivo anual. Frutales y moreras -en Italia se producfa la mayor parte de la seda bruta europea- en los margenes de las fincas o en cultivos especializados, y grandes vifiedos, enriquecian el panorama de la agricultura italiana que se desarrollaba fundamentalmente en el marco de haciendas medianas o grandes, frecuentemente en 16- gimen de explotacién directa por sus propietarios con criterios claramente empresariales y capitalistas, pues la alta rentabilidad obtenida en ellas, mayor incluso que la del comercio, justificaba las inversiones en mejora de la infraestructura y las experiencias para intensificar la produccién. En otras dreas las innovaciones se efectuaron durante el siglo XVIII sin que exista uni- formidad y en este aspecto puede servir de ejemplo la region alemana de Renania en la que se produjo un desarrollo de los mercados urbanos y un aumento de las posibilidades de exportacién sobre todo hacia los Pafses Bajos, que fue impulsado por el incremento de la propiedad en poder de las burguesias de las ciudades portuarias del Rin medio y que se concreté en la extensién de una agricultura especulativa acompafiada de una paulatina transformacién de los sistemas de cultivo, incrementandose las areas dedicadas a la vid y a otras plantas comerciales —lino, achicoria 0 tabaco- sobre todo en los entornos de Colonia © Maguncia, ciudades que sufren una tremenda transformacion. Desde 1750 aument6 la produccién de patatas y también la de cereales que se convirtieron en la base de una gran exportacién de grano y que se producian en grandes explotaciones cuyos propietarios o explotadores directos solian aplicar una politica de almacenamiento en funcidn del nivel de precios. En varias regiones alemanas la rotacion trienal fue sustituyendo al sistema de afio y ver y alin a finales del siglo XVIll, sobre todo en el Palatinado y el electorado de Tréveris, I barbecho era sustituido por una alterancia de cultivos similar a la neerlandesa, muy telacionada con el auge de la ganaderia bovina estabulada. La agricultura renana era en las décadas finales del sigjo una de las més reputadas de Europa. Hacia 1800 la agricultura inglesa era la mas desarrollada de Europa, presentando un importante aumento de produccién capaz de sostener uno de los crecimientos demogra- ficos més relevantes, registrandose una ampliacién de la superficie cultivada, impulsada Por el alza de precios de las Ultimas décadas y asociada a la difusién de los cercamientos. 686 PROFESORES DE ENSENANZA SECUNDARIA MAD Tema 36. La Europa del siglo XVIII Pero mas importante que éstos fue la via de la intensificaci6n en la que, segtin parece, las innovaciones en aperos y iitiles de labor fueron mucho menos importantes de lo que hasta tiempos recientes se crey6, pues la difusién del arado Rotherham, de hierro y siguiendo el modelo utilizado en los Paises Bajos, no se dard hasta las Ultimas décadas del siglo, la sembradora de Tull apenas si se utilizaba y s6lo la trlladora de A. Meickle ~-1786- que podia ser accionada incluso por vapor, conocié un éxito mayor, pero hasta el siglo XIX no se produjo su eclosién. La principal novedad de la agricultura inglesa fue la implantaci6n y difusin de la rota- cién acelerada de cultivos, en la que es posible sefialar dos sistemas bésicos, segtin los tipos de suelos, que se afianzaron en la segunda mitad del siglo XVII y a lo largo del XVIII. Uno es el de la agricultura convertible que era el mas antiguo, y otro el de la agricultura alternante o sistema Norfolk, considerado como el modelo clésico de la agricultura inglesa y cuyas ventajas se cifran en la consecucién de una mayor complementariedad entre agri- ‘cultura y ganaderia y la supresi6n del barbecho sin forzar el agotamiento de la tierra, que también era sometida a practicas de rectificacién para la mejora de sus cualidades. Resulta posible que el rendimiento de los cereales y su produccién global no aumentasen de mane- ra considerable, pero se puede afirmar que los nuevos cultivos y la eliminacién del barbecho incrementaron enormemente el rendimiento total de la tierra entre un 20% y un 30% por unidad de superficie, mejorando la disponibilidad de alimentos tanto para hombres como para animales y, en consecuencia, también de carne y leche, asi como de materias primas. Estas buenas perspectivas hicieron que, segin los casos, se iniciase o se intensificase la practica de la seleccién de semillas y animales, trabajo en el que destacaba el granjero R- Bakewell -1725-1795-, quien desde 1750 trataba de mejorar la produccién cémica de los corderos aun a costa de sacrificar la de lana, y hacia 1780 se iniciaron las experiencias para mejorar la produccién de leche de vaca, mediante el cruce de razas autéctonas con otras de origen holandés. Al mismo tiempo se produjo la difusién de los enclosures 0 cercamientos, nombre con el que se designan las unidades de explotacién agraria concentradas y separadas fisicamente de las demés, mediante cercas de diversos tipos, sustrayéndolas a los usos y servidumbres comunales tradicionales y favoreciendo asi su explotacién independiente. Este proceso, que suponia un sistemético ataque a los openfields y a las tierras comuna- les que fueron privatizadas e incorporadas a los cercados, no era algo nuevo sino que ya se habia iniciado en la Edad Media, aunque su alcance, que todavia era muy reducido a principios de! XVII, se aceleré en la segunda mitad de esa centuria, sobre todo a partir de 1760, cuando se’produjo la intervencién del Parlamento y, segiin Martin Galdn, afecté a unos 7.000.000 de acres, es decir, unos 28.000.000 de hectareas entre 1760 y 1815. Hasta entonces los cercamientos se habian realizado a través de acuerdos entre los principales propietarios de la localidad y podian afectar a una pequefa parte de su término, pero desde 1760 la intervencién del Parlamento implicaba que, tras resolver las alegacio- nes en contra, el proyecto recibia la sancién legal y se podta aplicar a todo el término. La puesta en practica requeria el asentimiento de la mayoria dé los propietarios ~2/3 desde 1773- y el nombramiento de una comisién para efectuar la reorganizacion practica del territorio, esto es, la venta y reparto de las tierras comunales, la constituci6n de unidades compactas similares en extension y calidad a las que cada propietario tuviera antes dis- persas, engrosadas con la parte correspondiente de las antiguas comunales, asi como la construcci6n de cercas para las haciendas y los nuevos caminos necesarios; los elevados gastos de la operacién se abonaban proporcionaimente entre los afectados y esta es la causa de que muchos pequerios propietarios acudiesen al endeudamiento que en varias ocasiones les llevaré a la ruina. GEOGRAFIA E HISTORIA 687 Volumen 1. Prehistoria e Historia hasta e! siglo XVII mal Con todo, a finales del siglo XVIll, las innovaciones distaban mucho de aplicarse en todo el territorio inglés, quedando amplias zonas en las que se seguia practicando la agyi- cultura tradicional y atrasada, especialmente en las zonas noroccidental y central del pais, y Se calcula que las tierras sin cultivar o en barbecho se aproximaban a los 32.000.000 de hectdreas. Las pequefias explotaciones persistieron y en ellas los campesinos eran incapaces de adoptar las innovaciones técnicas e incluso en las extensiones mas grandes aquéllas avanzaban despacio y fueron muchos los enclosures dedicados exclusivamente a la ganaderia y no a la agricultura, siendo probable que el sistema Norfolk no se generalizara hasta 1830; no obstante, mejoraba la produccién agropecuaria, las crisis de subsistencia habian casi desaparecido del horizonte y se avanzaba hacia la modernizacion, que seguiria en las décadas siguientes. 2.2. Las relaciones comerciales La intensificaci6n de las relaciones comerciales en todos los émbitos, pero muy es- pecialmente en el internacional, fue uno de los principales caracteres de la economia del sigio XVIII, siendo Europa el motor y beneficiaria de este comercio gracias a la afirmacién de la navegacién atlantica y la incorporacién de los espacios asidticos al érea de influencia occidental. Ingjaterra termin6 por imponer su hegemonia después de rivalizar con Francia. El crecimiento de! comercio, asi como el de la produccién industrial, estuvo intimamen- te ligado a la expansién de la demanda, motivada por el aumento de la poblacién rural y urbana y, més atin, por el progreso agrario y el paralelo incremento de las rentas proce- dentes de la agricultura, la difusin de la industria en el mundo rural, e! desarrollo urbano y el crecimiento del aparato estatal —civil y militar sin olvidar el efecto multiplicador del propio desarrollo econémico. EI resultado fue la mayor comercializacién de la agyicultura y la intensificacion del consumo de productos de primera necesidad y de otros ~traidos desde muy lejos antes considerados de lujo 0 semilujo, pudiéndose afiadir el crecimiento de la demanda extraeuropea, aspecto en el que ocupaba lugar destacado la poblacién colonial, en gran parte abastecida desde el Viejo Continente. No ha faltado la polémica historiografica a la hora de otorgar a la demanda interna 0 a la externa el rango de motor del desarrollo econémico, aunque hoy dia tiende a asignarse mas peso a la demanda interna como estimulo del crecimiento econémico europeo del siglo XVIII, impulsado por una mejora de las comunicaciones interiores, incentivada casi siempre por los poderes piiblicos y que respondia a necesidades tanto econémicas como militares. Este proceso fue mas intenso en Europa Occidental y se aceleré y expandié desde los afios 1735 y 1740 hasta convertirse en el origen del actual sistema de carreteras pla- nificadas, construidas, financiadas y mantenidas por el Estado. Francia fue el pals pionero con la creacién de la Escuela de Ingenieros -1747- que permitié mejorar las técnicas de construccién, mientras que la generalizacién ~1738- de la corvea real, es decir, la obliga- Cién de los campesinos de trabajar gratuitamente durante 6 dias al mes en obras ptiblicas, ‘aunque muy impopular, contribuyé a aligerar la carga financiera sobre las arcas reales; en visperas de la Revoluci6n, cerca de 50.000 kildmetros de carreteras unian entte si las prin- cipales ciudades. Inglaterra, sin embargo, recurrid, desde finales del sigio XVII, ala iniciativa privada y la construcoién de carreteras era asignada por el Parlamento a comités locales que las explotarian después durante un periodo estipulado en régimen de peaje. El transporte fluvial, que permitfa un desplazamiento més facil y barato de las mercan- cias pesadas, dominaba todavia en muchas zonas de Europa y también experimenté gran auge la construcci6n de canales, mediante obras nuevas muy notables en algunas zonas de 688 PROFESORES DE ENSENIANZA SECUNDARIA MAD Tema 36. La Europa del siglo XVlll Francia 0 en Prusia, por ejemplo, o ampliandose en las que el sistema estaba mas arraiga- do, caso de las Provincias Unidas o de Inglaterra, donde la construccién de canales se inici6 en 1761 para unir las minas de carbon de Worsley con Manchester, y al acabar el siglo las més importantes vias fluviales inglesas estaban comunicadas entre s{ por una red de 3.000 km de canales construidos y explotados por compajias privadas, cuya contribucién al abaratamiento del transporte fue decisiva y tuvieron un importante papel en los inicios de las revolucién industrial. Logicamente, la mejora de las comunicaciones contribuy6 a la ampliacién y homo- geneizacién de los mercados internos pero, pese a todo, la infraestructura viaria era aun claramente insuficiente y la mayor‘a de las vias de comunicacién, incluso en los paises més desarrollados, segula perteneciendo al pasado ya que el transporte terrestre era caro y la inseguridad, ademas, afectaba a todas las rutas; también persistian, por razones fis- cales, miltiples aduanas internas, peajes y privlegios en casi todos los Estados aunque la tendencia a la supresién se intensificaba. En conjunto, salvo en Inglaterra y en algun otro pequefio pais, se estaba atin lejos de la constitucién de verdaderos mercados nacionales integrados, ya que la fragmentacién del espacio econémico era todavia una realidad, las diferencias regionales y aun comarcales de precios subsistian y era notable la escasez de productos de consumo fuera de las ciudades o nticleos de poblacién més importantes o de los dias sefialados para mercados y ferias, reflejo, por lo demas, de la debilidad de la demanda en estas areas. Por lo que se refiere al comercio exterior hay que indicar el notable crecimiento de las flotas y la consiguiente expansién de la construccién naval y del tréfico de productos en ella utilizados, como madera, alquitran, lonas, etc.; destacaban los astilleros ingleses que terminaron con el monopolio de las Provincias Unidas, y también era floreciente la actividad en los de Bélgica, Espafia y Portugal. La carrera de Inglaterra hacia la primacia del comercio mundial se habia iniciado en el siglo XVII y la promulgaci6n de las Leyes de Navegacién, que protegian su marina mercante y ordenaban el monopolio del comercio colonial, habian sido un valioso instrumento para ello, y més tarde fue ganando mercados poco a poco, aprovechando en més de una ocasi6n victorias militares; el Tratado de Me- thuen con Portugal -1703- le dio un lugar de privilegio en el comercio con las colonias lusas, asegurandole el acceso al oro brasilefio, en tanto que las concesiones hispanas tras la Guerra de Sucesi6n le facilitaron la penetracién en la América espafiola —navio de per- miso y asiento de negros- y el dominio de Gibraltar y Menorca le aseguraban el control del Mediterraneo. Francia, que también aspiraba a alzarse con la supremacia comercial, fue una dura competidora durante los dos primeros tercios del siglo, sacando particularmente beneficio de las manufacturas de lujo reputadas internacionalmente y de la mejora de su explotacién colonial, asi como de las ventajas obtenidas en su alianza con Espaiia y otros paises europeos, pero a la postre el enfrentamiento militar entre ambos paises en la Gue- tra de los Siete Afios se saldé con el triunfo colonial y comercial britanico, reforzado por el crecimiento industrial de la isla, lo que, por otra parte, introducia un elemento diferencia clave en la estructura del comercio exterior de ambos pafses. 2.2.1. El mercantilismo La politica econémica aplicada por Inglaterra y Francia durante casi todo el siglo XVIII se inspiraba en principios de! mercantilismo, tesis defendida por aquellos para quienes los metales preciosos constituian la medida de la riqueza, situaban el centro de la actividad econémica en la esfera de los intercambios y, fuertemente intervencionistas, asignaban a GEOGRAFIA E HISTORIA 689 Volumen Il. Prehistoria e Historia hasta el siglo XVIII MAD los poderes ptiblicos la tarea de velar por el desarrollo econdmico inter; la proteccién de la moneda nacional y del espacio econémico interno asi como el fomento de la produccién industrial como medio de reducir importaciones e incrementar exportaciones eran asuntos prioritarios y encaminados a la finalidad esencial que no era otra sino la de conseguir una balanza comercial positiva. Su vision esencialmente estatica de la economia -en la que el enriquecimiento de un pais implicaba el empobrecimiento de los demas- convertia al comercio en una practica agresiva generadora de conflictos cuya resolucién deberia abor- darse mediante la negociacién o la guerra. Muchos soberanos representantes del absolutismo ilustrado vieron en los principios mercantilistas el instrumento idéneo para acortar con rapidez la distancia que separaba a sus paises de los mas desarrollados y, por ello, se crearon en Austria, Prusia, Portugal © Rusia, por ejemplo, organismos administrativos destinados a fomentar el comercio y la industria y @ controlar la balanza comercial, a imitacion del Consejo de Comercio fran- cés, creado en 1665, y del inglés Departamento de Importaciones y Exportaciones ~1696-, en tanto que la aplicacién de rigurosos aranceles proteccionistas, la promulgacién de leyes de navegacién sobre el modelo inglés, fa creacién de compafifas monopolisticas, la designacién de puertos privilegiados en los que se centralizaba el comercio o bien de puertos francos en los que ciertas mercancias -generalmente las destinadas a la reexpor- taci6n- circulaban libres de impuestos y otras medidas similares fueron practica usual. Las colonias constituian un elemento esencial del sistema y, por lo tanto, ocuparon un destacadisimo lugar en la vida econémica de la época, como importante fuente de metales preciosos, materias primas, comestibles y otros productos exdticos, a la vez que como mer- cados a los que llegaba la produccién europea; como consecuencia de ello se produjo en este siglo una considerable expansién colonial, sobre todo en el continente americano, aun escasamente dominado, y en el sudeste asiatico. El colonialismo aumenté su protagonismo: en las relaciones internacionales, proyectndose en ellas 0 estando en el origen de los con- flictos armados europeos que adquitieron asi por primera vez una dimensién geografica casi mundial pues afectaban de Ileno a la propia configuracién geografica colonial. Concebidas ‘como una prolongacién del territorio metropolitano, las colonias se explotaban en régimen. de monopolio y su economia estuvo regulada rigidamente por las metrépolis en funcion de SUS propios intereses, pero ninguna potencia pudo asegurar sin fisuras tal monopolio ni evitar un floreciente contrabando, realizado no pocas veces con la tolerancia y aun con la participacion activa de las autoridades locales. Las compafiias monopolisticas de comercio, institucién emblematicamente mercanti- lista, vivieron su Ultima etapa de esplendor y fueron muchas las nacidas a lo largo del siglo en diversos paises: las Companiias suecas y danesas de China y de Levante, las de Esparia —Compafifas de Caracas, Honduras, La Habana, Barcelona y Filipinas-, Portugal -Com- pahias de Para, Pemambuco y Maranhao-, Prusia ~Compafia del Mar del Norte-, Rusia —Compahias de Kamchatea y del Mar Negjo-, etc. La proteccién oficial de que gozaban, sus privilegios y la capacidad para concentrar capitales, reforzados a veces con aportaciones estatales, eran sus principales armas, aunque también presentaban inconvenientes como la dependencia estatal, su gigantismo y burocratizacién coartaban su libertad de accién y exponian su gestin a multiples corruptelas, los gastos de administracién de sus territorios eran enormes, su exclusivismo a una actividad y un espacio determinados tampoco resulté positivo, y contaban, ademas, con la oposicién de los comerciantes que no participaban en ellas, que eran muchos. Todo ello hizo que el ciclo vital de estas compafiias se fuese acabando y la flexibilidad de la empresa comercial privada, de modesto tamafio la mayoria de las veces, fundada y disuelta con rapidez en funcién de las concretas y cambiantes circunstancias, abierta al comercio de todo tipo de mercancias y también a actividades no 620 PROFESORES DE ENSENANZA SECUNDARIA MAD Tema 36. La Europa del sigo Xvi estrictamente comerciales en todos los Ambitos geogréficos, capaz de asociarse con otras similares y sometida exclusivamente a la proteccién de la Legislaci6n general en su pais c= grigen, tetminaba imponiéndose y su papel en la actividad comercial creceria a lo largo de! Sigo y seria el tipo de empresa que, vigorosamente, traspasaria las fronteras del XIX. El mercantiismo llegaba a su final conforme arreciaban las crticas tebricas a aspectos mas 0 menos medulares de sus planteamientos, surgidas ya en el siglo anterior ~el francés F. Le Pesant de Boisguilbert o ios ingleses T. Mun, sir W. Petty o sir. Child son ejemplos de ello- y que ahora se reforzaban por una experiencia prdctica cada vez més rica y com. Pleja. Los denominados neomercantilistas franceses -F. Mélon, F. Véron de Forbonnais.. los cameralistas alemanes -Von Justi, Von Sonnenfels- y, sobre todo, los preliberales in. eses, entre los que destaca el filbsofo D. Hume, insistieron en el olvido en el que los mex Cantilstas tenian a la agricultura, comenzaron a ver en la produccién la auténtica riqueza y Subrayaron cémo era mas importante la circulacién de la moneda que la mera acumulacion de metales preciosos; presentaron el comercio como beneficioso para todos los que partic. aban en las transacciones y se sustituy6 la apelacién a la balanza comercial por el concepta mas amplio de balanza global de pagos, cuyo equilibrio o resultado positivo debia buscares mediante compensaciones multilaterales y, finalmente, atacaron con furor el proteccioniomo mperante. Las criticas cristalizaron en nuevas doctrinas econémicas abiertamente opuestas al mercantilismo, tales como la fisiocracia y, especialmente, el liberalismo. 2.2.2. Las dreas comerciales 1 area comercial mas dinémica, aunque no la de mayor volumen de intercambios fue |a atlantica y su base era la explotacion de las colonias americanas cuyo dominio mas ex. tenso, a lo largo de casi todo el continente, correspondia a Espafia, que casi triplicd a lo lan 0 de la centuria la superficie efectivamente controlada, Las oportunicades oftecidas por el inmenso territorio americano eran muy diversas, asi Canada suministraba, ante todo, pieles See comercio, no obstante, de limitado alcance- y, desde 1770, la explotacion maderera, Sobre todo para los astilleros de Nueva Escocia, cobré cierto vigor; fueron importantes, por otra parte, las pesquerias de Terranova, Nueva Escocia y desemibocadura del San Lorenzo, explotadas sobre todo por franceses y americanos de Nueva Inglaterra. El Ambito esencial fue el tropical que sobre todo beneficiaba a Inglaterra y Francia y que se basaba en la ees. noma de plantacién, generadora de actividades industriales relacionadas con el procesado de las plantas cultivadas, siendo de entre todos los cultivos tropicales ~café, cacao, tabaco, algod6n- el de la cafia de azticar el més importante en este siglo. EI area iberoamericana constituia otro importante émbito, del que procedian, ante todo, metales preciosos y también los consabidos alimentos tropicales, tintes, cueros, ta. baco, perlas, etc.; Gran Bretafa pudo beneficiarse notablemente de su explotacion, dada Su privilegiada relacién con Portugal, que convirtié al complejo luso-brasileno en uno de los principales clientes y a la isla en fa principal beneficiaria del oro de Brasil, y en lo referente a la América hispana, el navio de permiso fue un portillo -ampliado por el contrabando. en cl monopolio metropolitano y cuando se revocé la concesién en 1739, el contrabando ee intensificard, al igual que los ataques a las colonias. La trata de esclavos fue un elemento esencial en los tréficos atlantioos y se intensifico notablemente durante este siglo en el seno de una actividad comercial que, segtin cdlculos de los historiadores, llevé al Nuevo Mundo entre 6.500.000/7.500.000 esclavos, y en la que tenian mayoritaria participacion los paises mas desarrollados con Inglaterra a la cabeza seguida de Francia, de manera que Puertos como Londres, Bristol, Liverpool, Nantes o Burdeos debian en gran parte su fortuna al trafico esclavista. GEOGRAFIA E HISTORIA eon Volumen II. Prehistoria e Historia hasta el siglo XVII! MAD El comercio con Asia, aunque tanto en volumen come en valor se mantuvo siempre por debajo del tréfico atléntico, crecié espectacularmente. Una pequefia parte del mismo se efectuaba por via terrestre siguiendo la tradicional ruta de las caravanas a través de Asia central o bien por las vias ruso-chinas, de manera que el grueso de las transacciones se efectuaba por via maritima con la intervencién de las grandes compaiilas monopolistas y su desarrollo irfa acompafiado de la penetracién y dominio territorial por parte de los europeos. La limitacién del dominio espanol a las Filipinas y el desplazamiento de los portugueses en el transcurso del sigio XVII a unas cuantas factorfas y enclaves, dejé el campo libre para que las Provincias Unidas, Gran Bretafia y Francia se disputaran la supremacia en esta rea, El comercio con la zona.del sudeste asiatico descansaba fundamentalmente sobre la importacién a Europa de productos exéticos, de lujo y semilujo, en la que especias, tejicos de algodn, tintes, nitrato para la fabricacién de pélvora, cueros, café, té, sederias, por- celanas y lacas chinas eran algunos de los articulos que nutrian grandes partidas, si bien su importancia relativa varié con el tiempo, pues las especias, dominantes en el siglo XVI, fueron desplazadas en el XVII por los productos y materias primas textiles, mientras en el XVIII el café y, sobre todo, el té ocuparon un lugar cada vez mas destacado. El comercio intereuropeo fue el més importante por volumen y valor, pero su peso rela- tivo descendié paulatinamente ante el avance de los intercambios con el resto del mundo; no obstante se expandieron las redes comerciales llegando a paises que hasta entonces habfan permanecido un tanto al margen de los circuitos occidentales, caso de Rusia, cuyo movimiento portuario pasé de un valor global de menos de 3.500.000 rublos en 1719 a 7.500.000 rublos en la década de 1780; subsistieron importantes centros comerciales en el interior como las ferias de Leipzig o Franefort que fueron puntos de enlace entre la Europa Occidental y la Central, e industrias como la de Verviers -Lieja~ que debieron su prosperidad, sobre todo, a las salidas interiores. Mas importante era el comercio maritimo sobre todo él que se realizaba a través de los puertos de la fachada atléntica y el norte de Europa, mientras que el Mediterraneo seguia un camino descendente y puertos como Ve- necia o Génova quedaron limitados a un papel meramente regional. La estructura de este comercio continué basada en el tradicional intercambio de alimentos y materias primas or productos elaborados a los que se afadian ahora los géneros coloniales, y desde el Sur partian hacia el Norte, entre otras mercancias, trigo siciliano, lanas, vinos y frutas de Espajia e Italia, mientras que desde el Este llegaban hacia Occidente, granos polacos y, con importancia progresiva, cobre, hierro y maderas de Suecia, hierro ruso, fibras textiles —lino y cAfamo- y pertrechos navales al Béltico. Las potencias occidentales recibfan y reexpedian estos productos a la vez que vendian y transportaban sus excedentes industriales -textiles, metallirgicos, articulos de lujo y de merceria~ y reexportaban los coloniales, capitulo que reportaba cuantiosos beneficios -en 1772-74, por ejemplo, los precios de reexportacién del aziicar, tabaco y café casi doblaban los de importacién- gracias a los que consegulan saldar positivamente sus balanzas comerciales. El desarrollo de las marinas escandinavas introdujo un nuevo elemento perturbador en un panorama dominado hasta entonces abrumadoramente por Gran Bretafia, Francia y Pro- vincias Unidas, y nuevos puertos cobraron un mayor protagonismo en detrimento de alguno de los tradicionalmente grandes; Hamburgo se beneficiaba de su posici6n sobre el Elba y su conexién con Leipzig, lo que le daba facil acceso al interior de Alemania, y de su proximidad al Baltico, experimentando un constante crecimiento hasta que, en los afios 1780-1790, era ya el gran puerto de salida, entre otras producciones, de los textiles de Silesia y paso casi obligado de la introduccién de géneros exéticos y coloniales en Alemania. Pero, con ‘todo, Inglaterra y Francia controlaban el comercio intereuropeo que era esencial para ambos ya que los productos de la Europa del Norte y del Este eran fundamentales para las importa- ciones inglesas pues no podria pasar sin el hierro sueco y, sobre todo, ruso, ni sin los pertre- 692 PROFESORES DE ENSENANZA SECUNDARIA as | MA Tema 36. La Europa del sigio XVII chos navales del entomo de! Béltico, mientras que sus exportaciones son al débiles; para Francia, por el contrario, esta érea absorbia la cuarta parte de sus exportaciones ~géneros. coloniales, sobre todo-, mientras que el Mediterraneo y la Peninsula Ibérica era una zona mucho mas importante para Francia que para Inglaterra, Habia, sin embargo, diferencias esenciales en cuanto a la estructura del comercio en ambos paises, fiel reflejo del distinto grado de evolucién de sus economias, y en tanto que la reexportacion de productos colonia- les no dejé de ocupar un lugar destacado en las ventas al exterior de Francia, para Inglaterra, aun siendo importantes, fueron poco a poco desbancadas del primer puesto por productos manufacturados que, por otra parte, contaron con el mercado de los ya independientes Es- tados Unidos, que no tenia equivalente en absoluto en el mundo colonial francés, La evolucién de las practicas banearias y la creciente utilizacién del crédito agilz6 la disponibilidad de capitales para las operaciones comerciales. Hay que sefialar a este res- ecto la generalizacion del uso del cheque- orden escrita dada a un banquero para realizar Pagos y transferencias-, aunque a mediados del siglo todavia hubiera bancos que exigian la presencia fisica de! mandante para tales 6rdenes, pero sobre todo el siglo XVIll asistid al ‘tiunfo definitivo de la letra de cambio, documento nacido en los siglos bajomedievales y que debi su éxito a la generalizaci6n de su negociabilidad, practicada desde el siglo XVI en Italia, admitida poco a poco en otros paises y legalmente reconocida en los més importan- tes a lo largo de la segunda mitad del XVII y primer tercio del XVIII. 3. LA SOCIEDAD La evolucién econémica influyé mucho, aunque no exclusivamente, en los cambios experimentados por la sociedad que, del mismo modo, se veia afectada por las decisiones politicas y las variaciones de mentalidad que han de tenerse en cuenta para proceder a su estudio, asi como las grandes diferencias nacionales. En todas partes, ya fuese Europa Occidental u Oriental, persistia el viejo esquema en el que clases privilegiadas propietarias, de un lado, y tercer estado de muy variopinta composicion y con menores posesiones, de otro, conformaban una sociedad en la que la divergencia entre la teoria y la realidad eran cada vez mayores, mientras que la inercia legal e institucional mantenfa un sistema que presentaba irreparables roturas por todas partes. Pero esta sociedad no se componia ba- sicamente de individuos, propietarios 0 no propietarios, sino de distintos tipos de familias con diferentes grados de posesién sobre las cosas y, en este sentido, el orden institucional identificaba la superior condicién social con el linaje nobiliario en el que se estaba genera- lizando el derecho de primogenitura o mayorazgo. En casi toda Europa lo més frecuente era la coexistencia de dos tipos de dominio sobre una misma tierra regulados por la enfiteusis, en la que el “dominio util” de las familias campesinas 0 burguesas se encontraba subordinado al “dominio directo” de los privilegia- dos y el primero tenia, por su carécter inferior, unas cargas y unas obligaciones que imponia e! segundo; uno y otto convivian y se transmitian hereditariamente, junto con sus respecti- vos derechos de posesién desiguales. En el caso de los dominios y derechos seftoriales de la nobleza europea occidental la tendencia fue mantener la vinculacién del patrimonio a la primogenitura pero permitiendo, no obstante, una ampliacidn del orden de sucesién dentro del linaje hasta los miembros de teroer grado y autorizar también la transmisin del vinculo por via femenina, con lo cual la nobleza logré terminar con las devoluciones patrimoniales al poder real por ausencia de herederos y con las redistribuciones de la tierra por la misma causa. Durante los sigfos XVII y XVII la préctica de la endogamia dentro del linaje hizo que muchos de estos patrimonios acabasen concentrandose en manos de una aristocracia nobiliaria cada vez mas reducida en sus efectivos. GEOGRAFIA E HISTORIA 693, Volumen Il. Prehistoria e Historia hasta el siglo XVIIL mad Las familias no nobles, por su parte, mantenian diversas formas de sucesién patrimo- nial, predominando en algunas partes de Europa la costumbre de la sucesién unipersonal, como en determinadas zonas de Ingiaterra, Irlanda, paises nérdicos, la mayor parte de Alemania, Austria, Alpes suizos, Bretafia y el Midi francés y en ciertas regiones de Italia central y Septentrional. La sucesi6n unipersonal, relacionada con el tipo de familia troncal, ‘oscild entre el régimen de mejora de uno de los hijos y la estricta primogenitura que trans- mitia el patrimonio integramente al mayor de ellos; de esta manera la autoridad del padre garantizaba la continuidad masculina de un segmento del linaje que estaba asociado al heredamiento indiviso de una casa con su correspondiente trozo de tierra, recibiendo los excluidos compensaciones en forma de cantidades en metalico o mediante una inversion educativa cuando era posible. En otras zonas de Europa, por el contrario, era mas frecuente un reparto igualatorio que podia mantenerse dentro del linaje, como sucedia en el oeste de Francia, 0 derivar de una concepcién conyugal de la familia, como ocurria en la cuenca parisina, donde se reconocia la primacia de la pareja sobre el linaje. En conjunto, la familia de! Antiguo Régimen, noble 0 no, se configuraba como la insti- tucién que refiejaba permanentemente la desigualdad social y a su vez la reproducia inter- namente de acuerdo con el orden juridico establecido; las familias nobles eran superiores a las plebeyas, la autoridad de los padres se imponia en el seno de la familia sobre los hijos, los derechos de los primogénitos discriminaban a los segundones y los varones siempre eran concebidos como seres mas importantes que las mujeres. La autoridad y la propiedad, indisociablemente, se repartfan verticalmente en una escala social muy jerarquizada que ‘comprendia grados distintos de influencia o poder e iba unida a la desigual condicién social de los diferentes grupos. La vida politica y econémica de las familias campesinas se organi- zaba localmente en las parroquias y aldeas y conservaba ciertos derechos comunitarios de propiedad, mientras que por encima de ellas estaba el poder de las ciudades que contaban con corporaciones gremiales para regiamentar la vida mercantil y artesanal. La mayorfa de las aldeas y buena parte de las ciudades estaban sometidas al dominio de los sefiores que disponian de un poder variable en funcidn de sus atribuciones, de la extensi6n territorial de sus sefiorios y del nlimero de vasallos. Finalmente, en la cima estaban los reyes, principes y emperadores que se atribuian una superioridad sobre los otros poderes inferiores en aque- llos dominios territoriales unidos patrimonialmente a sus respectivas familias 0 Coronas. 3.1. Los grupos sociales privilegiados 3.1.1. El estado nobiliario EI siglo XVill es un periodo eminentemente aristocratic, pues alrededor de la corte absolutista se desarrollaba un tipo de sociedad aristocratica con un estilo de vida propio de quienes gozaban de la maxima condicién social privilegiada y posefan ademas valiosos patrimonios, En ese marco antiguas y poderosas estirpes nobiliarias, muchas nacidas en el Medievo ~nobleza de espada- y titulos mas recientes creados por los monarcas como premio a los servicios prestados a la Corona -nobleza de toga- se repartian las esferas de poder, proporcionando los ministros del gobiemo y las altas jerarquias de la Iglesia, dirigla los ejércitos, nutria los diversos consejos del principe, rey, emperador 0 zar y dominaba las Dietas 0 Parlamentos de cada reino, los Parlamentos Provinciales y las instancias politicas locales. En realidad, los poderes monrquicos nunca pusieron interés en destruir a las cla- ses privilegiadas una vez que, en teoria, las habfan despojado del poder politico, de modo que el axioma “sin nobleza no hay Monarquia” era aceptado por los reyes y ni los mas au- 694 PROFESORES DE ENSENANZA SECUNDARIA MAD Tema 36. La Europa del siglo XVIII daces de los monarcas ilustrados pensaron efectuar un verdadero cambio social sino mas bien pulir el sistema vigente de sus aristas més hirientes, suprimiendo las injusticias mas notorias y evitando que la opresién sefiorial sobre los trabajadores y campesinos llegara a extremos de inutilizarlos como vasallos y que el Estado no pudiese obtener nada de ellos. ‘Tampoco hubo monarcas que quisieran -o se atrevieran- suprimir las exorbitantes rentas eclesidsticas y a lo sumo se preocuparon por una mejor distribucidn, y tanto en paises cat6licos como en protestantes ~en éstos con més libertad porque no tenfan que recibir la Previa autorizacién pontificia~ obtuvieron del clero donativos y colocaron a personas de su agrado en las plazas mejor dotadas, asi en Francia, a fines del siglo XVIII no habia ni un solo titular de una sede obispal o arzobispal que no fuese de extraccién nobiliaria, muchos de ellos de nula vocacién eclesidstica. Asi pues, en el conjunto europeo, el cuadro dominante es el de una nobleza insertada definitivamente en el marco estatal y que colabora en su desarrollo, tratando siempre de ‘mantener su situacién de privilegio En Francia la aristocracia nobiliaria era una elite rica y Poderosa que dominaba desde su posicién en la corte el nicleo de un gran estado absolu- tista -entre 1714 y 1789 solo hubo tres ministros sin titulo-, conviviendo con la aristocra- cia cortesana de funcionarios y financieros de origen burgués por la que, ademds, se dejaba influir, constituyendo entre ambos grupos una elite cortesana relativamente abierta a los Negocios y nuevas ideas, cuyo poder y riquezas eran enormes y, desde luego, muy supe- riores a la nobleza provincial; en Italia ejercia el poder desde mucho atrés, en régimen de Monopolio y casi sin trabas, en las viejas repUblicas del Norte; en Inglaterra controlaba la practica totalidad de los escafios parlamentarios, con lo que su influencia politica era consi- derable; en Polonia e! predominio de los intereses aristocréticos impedird la consolidacién de una Monarquia fuerte; en Suecia, entre 1720 y 1772, bajo los reinados de Carlos XI y Carlos Xil, la nobleza ejerceré un control considerable en el gobiemo; en la Prusia de Fe- derico II los denominados junkers monopolizaron los cargos politicos y militares, aunque sometidos al poder absoluto del monarca. Mayor diversidad presentaba la nobleza alemana residente en el fragmentado territorio de! Imperio, en realidad el Unico grupo nobiliario ale- man que podria compararse con la elite nobiliaria francesa era la alta nobleza conformada por los principes y condes -laicos y eclesiésticos- de los pequefios estados del Imperio que imitaban a la sociedad de la corte y su modelo versallesco, pudiendo establecerse también una diferencia entre Francia y Alemania, en el sentido de que la pequefia nobleza alemana, al contrario de Ia francesa, si podia acceder con facilidad al servicio del emperador o al de los numerosos principes territoriales, cerrando as{ el paso a la burguesia e incluso en Muchos casos se insertaba en el estado eclesidstico y se incorporaba a la poderosa Iglesia catélica del Imperio. En la totalidad de los estados europeos la nobleza era un grupo celoso defensor de sus privilegios juridicos ~derecho a ser juzgados por tribunales propios, con un procedimiento en el que se exclufa el tormento y con penas que eludian las consideradas ignominiosas como los azotes, inmunidad al encarcelamiento por deudas, prisién mitigada o sustituida por arresto domiciliario, decapitacion y no ahorcamiento en el caso de condena a muerte-. Con excepcién de la nobleza inglesa y la de algunas repiblicas italianas, los nobles euro- eos gozaban de inmunidad fiscal, total o parcial, frente a los impuestos ordinarios y sobre todo respecto a los directos, y aunque fue este el privilegio mas atacado por las monarqufas Modemas que recurrieron a las tributaciones indirectas y otras formas de contribuciones especificas, siguieron disfrutando de trato de favor y los intentos de igualacién fiscal, pese ‘a que contaron con el apoyo de una parte de misma nobleza, fracasaron; en otro orden de cosas, en Francia, desde el Edicto de Ségur se reservaba el acceso directo a la oficiali- dad del ejército a nobles de cuatro generaciones, medida cuya finalidad era preservar los privilegjos y prerrogativas frente al ascenso de otros grupos. GEOGRAFIA E HISTORIA 695, Volumen II. Prehistoria e Historia hasta el siglo XVIII MAD Pese a su diferenciaci6n, la nobleza convivia con la gran burguesia e incluso fue influida ‘econémica y culturalmente por ella, aunque ello no supusiese prestarse a enlazar matrimo- nialmente con los advenedizos, pero ya podia apreciarse que el comportamiento nobiliario resultaba cada vez menos homogéneo e incluso podia ser, de un lado, abierto, utilizando a los hijos e hijas que no heredaban el titulo y el patrimonio que le estaba vinculado con @! fin de unirse a la elite burguesa que, por lo demés, poseia dinero y deseaba emparentar con la alta nobleza y, de otro, intransigente a la hora de imponer a la mayoria de ellos un férreo celibato al destinarios a la Iglesia. Por otra parte, la diversidad nobiliaria agrandaba la division interna, no s6lo entre la aristocracia y la pequefia nobleza sino dentro del propio nucleo nobillario y esa falta de cohesion hace que sea falsa la imagen de una aristocracia reaccionaria en todas partes, que se encontraba completamente unida frente al ascenso de la burguesfa, por ello hay que situar en sus justos parametros el alcance de la denominada “teaccién feudal” del siglo XVIII francés que, en todo caso, fue una reaccion defensiva ante el avance de las clases medias y la amenaza de proletarizacién a que llevaba a muchos su mala situacion econémica, motives por el que la nobleza francesa reaccioné de dos ma- neras, por un lado tratando de obtener de la Corte cargos remunerados y actualizando los derechos sefioriales, lo que agrandé las diferencias con respecto al campesinado, y por otro ado acortar el plazo de los arriendos para proceder a frecuentes subidas que incrementa- ‘sen los ingyesos en sus vacios bolsillos. Los privilegjos nobiliarios comenzaban a ser atacados desde varios frentes, incluso por Jos propios reyes, pues el aumento de los gastos de la corte y del Estado les forzaba a rom per el privilegjo tributario del que gozaba la nobleza laica y eclesiastica; el espafol Felipe 1V, pionero en esta medida, ya extrajo por varios procedimientos sumas enormes de los dos altos estamentos, y Luis XIV, presionado por las necesidades bélicas, establecio una capi- tacion que de hecho anulaba las diferencias estamentales. En el siglo XVIII los presupuestos estatales prosiguieron su alza y con ellos el sistema tributario, de modo que en Inglaterra los impuestos crecieron entre 1750 y 1790 de 7.250.000 a 17.510.000 libras esterlinas, es decir de un 12'9% a un 15'1% de la renta nacional, y la nobleza inglesa contribuy6 a los gastos estatales sin reclamar especiales privilegios, mientras que en Francia donde la presién tributaria era menor -cercana al 11%- el presupuesto pas de 207.000.000 de libras tomesas —de menos valor que las esterlinas-, en 1750 a 500.000.000 de libras tornesas, un gran crecimiento que sélo en parte se podia sufragar con el aumento de la renta nacional pero, a diferencia de Inglaterra, los estamentos privilegiados se negaron a contribuir a los gastos, y cuando Luis XVI intent6 aumentar la contribucién tributaria de los nobles dio sin saberio el pistoletazo de salida para la Revolucion francesa. Numéricamente, la nobleza constitufa una minorfa, aunque su peso demografico varia- ba de unos paises a otros y, efectivamente, habia enormes diferencias de niimero, riqueza ymentalidad dentro de la nobleza que residia en los estados europeos en los que J. Meyer traz6 el ntimero y, asi, Espaiia y Polonia con 700.000 cada una son las que més nobles tenian, mientras que Francia contaba con 300.000, en Italia eran 200.000 los nobles y en Inglaterra el estamento nobiliario estaba formado por menos de 80.000 individuos. Pero estas cifras estan sujetas a revision ya que, por ejemplo, para Francia el historiador G. Chaussinand-Nogaret evalia el nimero de nobles en 1789 en unas 110.000-120.000 personas, mientras que M. Martin indica que en Espafia, que se encontraba entre los que tenfan una mas alta nobleza, eran 480.000 los nobles censados en 1786-1787, cuyas tres cuartas partes se concentraban en los territorios vascos y en la comisa cantabrica. En conjunto, en la mayor parte de Europa Occidental Francia, mperio, Suecia y gran porcion de los Estados italianos— los nobles no representaban més del 1% 0, como maximo, el 1'59% de la poblacién total, mientras que en la Europa del Este se sobrepasa esta proporcién, con algo mas del 2% en Rusia, el 5% en Hungria y se llega al 10% en Polonia. Queda, 696 PROFESORES DE ENSENANZA SECUNDARIA MAD Tema 36. La Europa del siglo Xvill pues, claro que Inglaterra era el pais de nobleza més escasa y donde los limites del esta- mento estaban més nitidamente sefialados ya que, juridicamente, tal distincién correspon- dia tinicamente a los pares -unas 400 familias-, quienes la transmitian nicamente a su primogénito; pero, la opinién general también consideraba nobles a los segundones de los, pares y a la gentry, grupo destacado de terratenientes que adoptaba formas de vida mas propias de la nobleza que de la burguesia. En cualquier caso, la cifra estimada por Meyer, es aceptada y los nobles ingleses rondarian los 60.000-75.000 individuos. No obstante, en el siglo XVIll existe una tendencia dominante a reducir el volumen del estamento nobiliario, far los limites para el acceso a él y limitar la concesién real de nue- vos ennoblecimientos, aunque si podian otorgarse nuevos titulos a los ya nobles; las pro- pias capas altas nobiliarias reconocian que la pequefiez de su ntimero era muy necesaria. Meyer estima que en el periodo comprendido entre 1780 y 1800 la nobleza europea, en Conjunto, pudo reducirse entre un tercio y la mitad de sus efectivos, lo que solamente en parte podria achacarse a los efectos de la Revolucién Francesa, ya que, de hecho, en Fran- cia, las principales medidas para excluir de la nobleza a quienes no pudieran demostrarla fehacientemente se remontan a 1660, en Espaiia hubo disposiciones restrictivas para el acceso de gentes a la nobleza por parte de Fernando VI -1758- y Carlos Ill -1760, 1785 -; y fenomenos similares se registran en otras zonas como Polonia. Ningiin grupo social mitificé tanto la cuna como la nobleza, se nacia noble y, en principio, era la nobleza de sangre —heredada- la més apreciada, llegandose a esgrimir incluso supuestas diferen- cias raciales -los nobles franceses descenderian de los antiguos francos y, con preferencia, de Clodoveo y Carlomagno, mientras que los espafoles, decian descender de los godos refugiados en Asturias tras la invasion musulmana y protagonistas de la Reconquista ~para justificar la transmisién de la condicién social, privilegios y hasta virtudes por via genética incluso idear estupideces como la de asignar sangre azul a este grupo y No roja que era la que circulaba por las venas de la generalidad. Pero, frente a estas pretensiones, eran muy raros los drboles genealégicos nobiliarios cuyos origenes fuesen mds allé de la Baja Edad Media o principios de la Moderna, cuando las turbulencias civiles y religiosas y la evolucién politica propiciaron la quiebra de la nobleza tradicional y la creacién de otra nueva mas vinculada a las nuevas monarquias, siendo posible que la mayor parte procediera de enno- blecimientos producidos a lo largo del siglo XVII e incluso del propio XVIII. Es evidente que en todos los estados habia nobleza, pero no todos sus integrantes te- nian el mismo nivel, pues la unidad juridica del grupo se rompia en funcién de la titulacién, antigtiedad, funcién, riqueza y habitat -rural o urbano— que establecfan una clara jerarqui- zacion intema; el titulo aristocrdtico suponia la principal barrera divisoria ya que tendera a identificarse nobleza con nobleza titulada. En Espafia sobresalia una minoria integrada por los grandes -duques, marqueses y condes- que gozaban de preeminencias y privile- gos honorificos exclusivos, como facilidad para acceder a la presencia real o la facultad de permanecer cubiertos en presencia del rey, mientras que en Francia eran los principes de sangre, tedricamente vinculados con la realeza, la minorfa destacada. La antigliedad de! linaje conferfa un mayor prestigio a la nobleza y las familias de més rancio abolengo tendian a desestimar a las recientes, mientras que la frecuencia de ennoblecimientos a través de la compra de cargos llevé a diferenciar, en Francia, entre la antigua nobleza de espada y una mas reciente nobleza de toga, cuya separacion, conforme avanzaba el siglo XVIll, era més teérica que real y las alianzas matrimoniales entre ambos grupos fueron frecuentes; en Espajia pertenecer a una Orden Militar era signo de distincién, basado en la calidad de la nobleza ~antigiedad del linaje, limpieza de sangre y otras pero en el siglo XVIII, si bien poser un habito seguia siendo un honor afiadido, ya no era un rasgo tan diferenciador y su principal valor radicaba en la posibilidad de acceder a una encomienda vitalicia, lo que, por lo demas, solfa recaer en la nobleza titulada. GEOGRAFIA E HISTORIA 697 Volumen Il. Prehistoria e Historia hasta el siglo XVIII MAD La situacién econémica, a pesar de que los teéricos mantenfan que no era una cualidad esencial de la nobleza, constituia un elemento de suma importancia, pues e! manteni- miento del ideal de vida noble exigfa solidez econdmica. Para asegurar la base econémica en casi todos los Estados se establecieron costumbres sucesorias 0 figuras juridicas que trataban de preservar el patrimonio nobiliario asi como su permanencia en el seno de la familia y por ello, formando una unidad indivisible e inalienable, se transmitia a un solo heredero, generalmente por linea masculina, es el mayorazgo espafiol, el morgado por- tugués, el fideicomiso de Italia, el fideikommis austriaco 0 el strict settlement inglés, aunque de hecho no todos los nobles lo poseyeran y no siempre tuviera la misma rigidez, caso de Inglaterra donde el patrimonio vinculado podia retocarse en cada transmisién. Los vinculos constituian un elemento basico en la politica familiar de la nobleza y condicionaban mucho el futuro de los no primogénitos que se veian obligados a buscar su mantenimiento en el ejército, burocracia o la Iglesia, en el supuesto de tener preparacion para ello, o bien depender enteramente del hermano mayor, heredero del patrimonio, mientras que a las mujeres no les quedaba mas camino que un matrimonio favorable, casi siempre negociado, si se conseguia reunir la dote apropiada, 0 la solteria que con harta frecuencia terminaba en un monasterio. Es un disparate afirmar que todo el estamento nobiliario disfrutaba de una situacién econémica saneada y, por ende, holgada, sino que habia nobles pobres que pasaban todo tipo de privaciones, sobre todo, en los paises donde el estamento era mas numeroso. Asi, en Polonia y Hungria habia grandes masas de nobles empobrecidos, sometidos casi en condiciones serviles a los no mas de 200 0 300 grandes magnates, es el caso también de los hidalgos de Espaiia, ubicados en su mayoria en las zonas del Norte de Castilla, mientras que en Andalucia y Catalufia la proporcién de nobles y su nivel de vida era la usual en Occidente y, por otra parte, en Francia los nobles franceses venidos a menos se concentraban en Bretaiia y otras regiones del noroeste, mientras que en Venecia se encontraban los barnabotti, que vendian su voto en el Gran Consejo y se involueraban en todas aquellas intrigas que les reportasen la posibilidad de conseguir algunos de los cargos menores de la administracion. A los casos de pobreza citados se pueden contraponer los inmensos patrimonios de los Osuna —Espafia-, Potocki -Polonia-, Esterhazy -Hungria-, Mocenigo -Venecia- y Orleans —Francia- entre otros, existiendo en medio una gran varie- dad de casos y situaciones. En Inglaterra, en sus estudios, G.E. Mingay establecié una piramide nobiliaria con’ amplia base de gentlemen cuyos ingresos, cifrados entre 300 y 1.000 libras anuales, los situaban al mismo nivel de los arrendatarios de renta media, e iba ascendiendo con los 3.000 0 4.000 squires -escuderos- que percibian entre 1.000 y 3.000 libras anuales, los 700 u 800 knights -caballeros- que percibian entre 3.000 y 4,000 libras al afio, hasta lle- gar a la minoria reducida compuesta por no mas de 400 familias que superaba las 10,000 libras e incluso, en casos como los duques de Bedford o Northumberland, se llegaba a las 30.000 libras anuales. Respecto a Francia en sus importantes estudios G. Chaussinand- Nogaret, tomando como base las cuotas de capitacién, establecid en cinco los grandes gfupos nobiliarios, de los cuales casi la quinta parte conformaria la nobleza rural de ingre- S08 muy bajos y vida nada regalada; algo mas del 40% de las familias nobles dispondrian de 1.000 a 4.000 libras de renta anual, ingresos que permitirian un cierto acomodo, pero nada més; otra cuarta parte con ingresos de 4.000 a 10.000 libras anuales disfrutaba de un amplio bienestar; por encima, un 13% constituia la llamada nobleza provincial, cuya dis- ponibilidad se encontraba entre las 10.000 y 50.000 libras anuales, y el resto, unas 160 familias ~menos de! 1% del total-, superaban las 50.000 libras de renta anuales y podian llegar hasta las 200.000 libras, ocupaba el vértice de la pirémide, 698, PROFESORES DE ENSENANZA SECUNDARIE MAD Tema 36. La Europa del sigjo XVI Aunque las diferencias sean considerables, un hecho cierto es ta inmensa riqueza que, en conjunto, posefa la nobleza europea, centrada sobre todo en la posesién de la tierra, aunque los beneficios obtenidos de su explotacién no fueran muy elevados. La nobleza inglesa era la que mayor proporcién de tierra cultivable tenfa con cerca de las tres cuartas partes del total a finales del siglo; en Bohemia el conjunto de la nobleza poseia casi el 60% de la superficie productiva; en Suecia, las tierras en poder de los nobles suponian la tercera parte de la tierra arable: en Italia las proporciones van del 35% al 50%, en tanto que en Francia oscilaba entre el 20% y el 25%; en Prusia, Federico Il pretendié restringir a la burguesia el acceso a la tierra, declarando el monopolio de su posesin en manos de la nobleza -1775-. En cuanto a las formas de explotacion de estas tierras hay que Indicar su gan Variabilidad, predominando el arrendamiento en zonas donde las formas sefioria- les estaban casi disueltas como Inglaterra, Paises Bajos y Norte de Italla, o donde el sefiorio se limitaba en la practica a los aspectos jurisdiccionales, como en gran parte de Espaiia; también la explotacion directa, habitual en los grandes dominios nobiliarios del Centro y Este de Europa -Prusia, Polonia y Rusia~ donde el campesino se encontraba todavia forzado a prestaciones de trabajo en jas tierras del sefior, lo que reducia los costes, de explotacién. Aparte de los ingresos derivados de la explotaci6n de la tierra, los salarios de oficios pablicos, militares y eclesidsticos, alquileres de fincas urbanas, a veces parte principal de su patrimonio, rentas e intereses de deuda puiblica y de préstamos a particula- res, participacién en actividades comerciales e industriales, etc., constituyen la totalidad del abanico de ingresos de este grupo social. 3.1.2. El estado clerical El clero europeo del siglo XVIII era muy heterogéneo ya que habia enormes diferencias entre el mundo catdlico y el protestante, entre los distintos paises de una misma confesion y; finalmente, dentro del grupo de cada pals; pero su condici6n de estamento privilegiado Solo se le reconocia en el rea catélica, razon por la cual cehiremos a ese ambito nuestra texposicién. En teoria se trata de un grupo bien definido, constituido por individuos que por su libre voluntad y guiados por su vocacién se integraban en él, pero en la practica esas de- cisiones personales podian estar fuertemente inducidas y condicionadas por factores muy alejados de las consideraciones derivadas de la libertad de eleccién y vocacién religiosa, ya que la religion y el clero que la servia constitufan, en realidad, una salida muy utilizada por los miembros de la nobleza, una via de acomodo y de ascenso social para muchos y tun destino impuesto por muchos padres a sus hijos que quedaban lejos de la herencia y a sus hijas para las que era dificil encontrar un marido adecuado; todo lo cual daria lugar a situaciones ambiguas en las que se difuminaban los limites entre clérigos y laicos. No gozaba de los mismos privilegios que la nobleza, ya que desde hacia bastantes afios se habjan reducido las exenciones fiscales del estamento eclesiastico, y durante el siglo XVII en Francia el clero contribuia al sostenimiento del Estado con fuertes sumas —siempre escasas ante el grave problema financiero del erario francés- a través del denominado don gratuit; en los Estados Pontificios debja de pagar un elevado impuesto sobre la tierra y en Espajia, ademés de la tributacién indirecta, hacia frente a diversas cargas parafiscales. También vio recortadas otras atribuciones como el derecho de asilo, se prosiguié en el camino hacia la nacionalizacién de la aplicacion del Derecho Canénico, reduciéndose las apelaciones a Roma, en tanto que la firma de concordatos entre el Papado y los Estados catdlicos Portugal, 1740, Napoles y Cerdefia, 1741, Espafia, 1737 y 1753- otorgabe a los reyes el nombramiento de un gran numero de cargos y prebendas eclesiasticas, Me= mando con ello el montante de las rentas que llegaban a Roma. GEOGRAFIA E HISTORIA = Volumen II. Prehistoria e Historia hasta el siglo XVII! MAD Las riquezas eclesiésticas eran cuantiosas y procedian de la percepcién de diezmos, Proporci6n variable de la produccién agropecuaria que llegaba hasta el 10% bruto, aun- que con frecuencia era mas bajo; también de los derechos de estola, aquellos que se percibjan por los distintos servicios prestados por los eclesidsticos y, finalmente, de la ex- plotacién de su patrimonio raiz e inmobiliario, en el que habia bastantes sefiorios y que se habia formado a base de donaciones reales y de continuas transferencias de propiedades efectuadas por los fieles como limosnas, donaciones y fundaciones post mortem, realiza- das durante siglos. M. Martin estima que en gran parte de los Estados catélicos la tierra bajo dominio eclesiéstico oscilaba entre 7% al 20% del total, pero hay que considerar que, desde el punto de vista econémico, la Iglesia no era nada mas que una abstraccién, que se constituia por multitud de unidades de muy distinto significado y asi se encontraba desde el més opulento monasterio 0 arzobispado al cura de aldea que en varias ocasiones sufria ificultades similares a las de sus feligreses para subsistir. Habja més clérigos de los que se precisaban para una adecuada asistencia religiosa de los fieles, debido a la existencia del clero regular y a la proliferacién de prebendas, benefi- Cios y capellanias, aunque siempre fue menor que el denunciado por ilustrados y filbsofos; en Francia, por ejemplo, se estima una cifra de 130.000 -0'5% de la pobiacién total en 1774- mientras que los filésofos ilustrados hablaban de 500.000, aunque habia paises que superaban esa proporcién, caso de Portugal con 1,5% del total aproximadamente, y Espaiia que alcanzaba el 1,6% de la poblacién total en 1787, solamente superada por algunos Estados de Italia, como Napoles -2'5% del total- y Toscana -3% de la poblacién total-. Los efectivos del clero secular permanecieron estables o disminuyeron a lo largo del siglo, en tanto que el clero regular si disminuia en casi todos los Estados, especialmente en la segunda mitad de la centuria, ya que fue el sector que concité los principales ataques de los ilustrados. Pese a que hubo una evidente preocupacién para que cada comunidad tuviera su parroco faltaba bastante camino por recorrer en este terreno, mientras que se producia una notable concentracion de clérigos en las ciudades y nticleos mas importantes, favorecida por el cardcter urbano de las sedes episcopales y también por la multiplicidad de cargos y fundaciones que en ellas habia, ademas de por la atraccion que la ciudad ejercia sobre los clérigos absentistas, que también los habia, si bien su niimero tendia a disminuir. El clero regular también tenia una fuerte presencia urbana, especialmente las érdenes mendicantes y las renovadas en la Baja Edad Media o nacidas a la sombra de la Reforma, mientras que los monasterios rurales correspondian a las érdenes de origen mas antiguo, ‘como franciscanos y benedictinos. En la cima de la jerarquia eclesiéstica, aparte de! Papa, estaban los miembros de la Curia pontificia y e! Colegio Cardenalicio, altos aristécratas de origen, que desempefiaban Un elevado papel en el seno de la Iglesia y llevaban un tren de vida holgado, posibilitado Por sus enormes recursos econdmicos y, ya a nivel nacional, este puesto correspondia a los arzobispos y obispos que eran designados por los monarcas y confirmados posteriormen- te por Roma, cuya procedencia era mayoritariamente aristocratica; asi, en visperas de la Reyolucién, Francia contaba con 139 obispados de los cuales 138 estaban ocupados por nobles, lo que hacia que no siempre el elegido fuese la persona apropiada y que justifica la frase “el arzobispo de Paris deberia, al menos, creer en Dios” atribuida a Luis XVI y pro- nunciada al conocer a un candidato de la sede parisina, pero no era la norma general, y lo mismo sucedia en Espajia e Italia, naciones en las que habia bastantes miembros de la nobleza media y baja en el episcopado y otros procedian del clero regular, pero entre ellos habia no pocas personas de origen plebeyo. Los ingresos episcopales podian ser muy elevados, caso del arzobispado de Toledo, aunque también los habia de rentas modestas, como algunos del Sur de Francia, y en su conjunto habfan sufrido ataques de las Monarquias modemas que los habian despojado 700 PROFESORES DE ENSENANZA SECUNDARIA MAD Tema 36. La Europa del sigfo XVIll de su protagonismo politico, ademas de la mayoria de sus poderes temporales, cefiidos ahora a sefiorios territoriales, a veces importantes, como el del arzobispo de Estrasburgo que estaba integrado por més de 80 niicieos de poblacién. Muchos arzobispos y obispos, sobre todo aquellos cuyo territorio tenia cierta entidad, estaban més preocupados por los asuntos politicos de sus Estados que por los religiosos que solian delegar en sus subordi- nados 0 vicarios pero, aunque es cierto que, por ejemplo, en 1764, 40 obispos residian habitualmente en Paris, se puede afirmar que el tipo de prelado del siglo XVIII era el que residia en su sede, se preocupaba por la correcta administracién de su diécesis, visitaba frecuentemente sus localidades, velaba por la moralidad del clero residente en ella y por la atencién espiritual de los fieles y que tampoco desatendia a los aspectos temporales, desembolsando cuantiosas sumas en obras de caridad y beneficencia 0 en la promocién de proyectos econémicos o urbanisticos que en nada desmerecian de los emprendidos por ‘Sus respectivos gobiernos. EI siguiente escalén lo integraban los miembros de los cabildos catedralicios, cuyas obligaciones, nada agobiantes y no siempre cumplidas con puntualidad, estaban ligadas al culto y administracién de catedrales y didcesis; sus rentas solian ser abundantes, disfruta- ban de una alta consideracién social y con frecuencia el cabildo era trampolin para alcanzar un obispado, tratandose por tanto de puestos codiciados y ocupados por miembros de la nobleza, sobre todo los cabildos mas importantes, aunque en Espafia e Italia podemos encontrar més variedad en cuanto a la procedencia social. La formacién de los canéni- gos era igual o superior a la del resto de clérigos, su nombramiento respondia a diversas tradiciones -eleccién, oposicién, cooptacién, nominacién por el prelado o incluso por un patrono laico- y su vida transcurria apaciblemente, no siendo raros los dedicadbs al estudio y al ejercicio intelectual, aunque casi siempre se mostraban, presididos por el Dean, como Un grupo tradicionalista y conservador que defendia con celo sus prerrogativas y tradiciones ante cualquier intento de reforma, existiendo algunos casos de enfrentamiento entre el obispo y el cabildo de una sede por estas cuestiones. Los restantes integrantes de! clero secular, es decir la mayorla, constitula un variado conjunto de curas parrocos, beneficiados, prebendados de las catedrales, colegiatas y parroquias, titulares de capellanias y otras fundaciones particulares, capellanes de coro, racioneros y medios racioneros, cuyas caracteristicas econdmicas eran también muy va- riadas, existiendo parrocos con ingresos iguales o superiores a los de ciertos canénigos hasta clérigos que vivian en los umbrales de la pobreza, aspecto éste en el que influia la condicién socioeconémica de las parroquias ya que solfan ser los curas de las aldeas mas pequefias los mas desfavorecidos. El verdadero proletariado eclesiastico era el que se de- dicaba a la asistencia y culto menor de capillas catedralicias y otros templos suntuosos y, més atin, los titulares de capillas pequefias y ciertos ordenados sin cargo en expectativa, que se concentraban en las proximidades de la corte o en las ciudades donde radicaban Jos beneficios a los que aspiraban y que, obligados por la necesidad, llegaban a ejercer las mas variopintas y no siempre dignas tareas. Designados més frecuentemente por las autoridades eclesidsticas, también por las civiles o bien bajo el patronato de algtin laico, su extraccién social era de las capas medias, tanto rurales como urbanas, junto con algunos miembros de la mediana y pequefia nobleza, existiendo un fuerte componente regional y diocesano, aunque los grandes entornos urbanos constituyen una excepci6n, ya que atrafa extranjeros que suplian la escasez de vocaciones locales, dada la mayor incidencia del laicismo, asi en la cuenca de Paris a fines de siglo el 80% del clero era fordneo. Durante el siglo XVIII aument6 la preocupacién, tanto de las autoridades ecle- sidsticas como civiles, por mejorar la formacion del clero, aumentando el numero de seminarios y las ensefanzas impartidas en ellos, movimiento que en Francia data de mediados del siglo XVII, mientras que en Espafia, tras la expulsién de los jesuitas, se GEOGRAFIA E HISTORIA 701, Volumen Il. Prehistoria e Historia hasta el siglo XVIll MAD dieron instrucciones para que algunas de sus casas se transformaran en seminarios y todo ello supuso una elevaci6n del nivel intelectual del clero y que los iletrados o toscos fuesen cada vez menos. El clero regular, que hasta las primeras décadas del siglo XVIII habia vivido una etapa de esplendor y crecimiento, se convirtié en blanco preferido de los ataques de los ilustra- dos, basados en tres razones principales: su elevado ntimero, su inutilidad social aparente y Sus cuantiosas riquezas. La primera es incuestionable, ya que el numero de las institu- ‘ciones monacales distribuidas por la Europa catélica era muy elevado; la segunda necesita matizaciones, pues casi todas las drdenes religiosas, en mayor 0 menor grado, y sobre todo en los centros urbanos; desarrollaban una labor caritativa, asistencial y docente cuya importancia no puede desconocerse; por lo que se refiere a las riquezas, su volumen era cierto, pero existian enormes diferencias entre drdenes ¢ incluso entre monasterios 0 casas de una misma orden, ya que eran muy cuantiosos, por ejemplo, los bienes de determinadas abadias benedictinas o de los monasterios jerdnimos espajioles, pero a su lado los conven- tos de religiosos mendicantes seguian viviendo fundamentalmente de limosnas de los fieles y no eran pocos, sobre todo en Francia, los que en la segunda mitad del siglo, comenzaron ‘a pasarlo mal conforme disminufan las limosnas. La extraccién social de los religosos regulares era muy diversa, predominando los miembros de familias acomodadas y altas, incluyendo a los nobles, y su procedencia geo- gréfica era muy amplia, salvo en las érdenes mendicantes que se circunscribia sobre todo al centro de la ubicacién del monasterio -medio urbano 0 semiurbano- y, al avanzar el siglo, cada vez mas de su entorno rural. Por lo que se refiere a las érdenes femeninas, su deterioro fue menor y, aunque no se contaban entre las mds ricas, salvo excepciones, la ‘exigencia de una dote para entrar en ellas concentraba la procedencia social de las monjas en las capas medias y altas; la estrecha concepcién que no concebia alternativas validas para las mujeres al margen de matrimonio o convento contribuyé decisivamente a que se Mantuvieran mejor, en cuanto al ntimero de profesiones, que las ordenes masculinas...El clero regular fue el mas atacado por los gobiernos ilustrados, caso de la creacion en Fran- cia de la denominada Comision de Regulares -1766-, que trat6 de limitar determinados abusos y, entre otras medidas, ordené la agrupacién de casas con reducido nimero de religiosos, la supresion de algunas, la confiscacién de sus bienes y su transferencia a cen- ‘ros educativos y seminarios, asi como el establecimiento de limitaciones de edad para la formulacién de los votos. En general, por toda Europa la Iglesia se vio presionada por el centralismo ilustrado cuya manifestacion més espectacular fue la imposicién de los monarcas catdlicos al Papado de la disolucién de la Compara de Jests tras la previa expulsién de sus respectivos estados, aceptada final mente por Clemente XIV. Los iiltimos coletazos de jansenismo -Francia y Es- pajia-, los ataques de los intelectuales y el desarrollo del defsmo entre las capas ilustradas que se refleja en el nacimiento y auge de asociaciones laicas —francmasoneria-, asi como la creciente tolerancia hacia otras confesiones, primero adoptada como actitud social por las elites cultas y, posteriormente, plasmada en medidas de gobierno -Edicto de Tolerancia del emperador José |, 1781, 0 en Francia, 1787-, unido a que la propia Iglesia contribuy6 a debilitar los vinculos con gran parte de sus fieles al apostar por una religion més limpia de practicas populares supersticiosas y otras muchas razones, se tradujeron en una pérdida de influencia de la Iglesia en la sociedad y en un incremento del laicismo que se manifiesta por el descenso experimentado en algunos paises, sobre todo en Francia, desde 1750-1760, de las limosnas, mandas y disposiciones post mortem en favor de la Iglesia, por el creciente fraude en la percepcién de diezmos, por la disminucién de las vocaciones religiosas 0 por la difusin de practicas anticonceptivas, contrarias a las ensefianzas de la Iglesia. Las excepcio- 702 PROFESORES DE ENSENANZA SECUNDARIA

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