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Debates Metafisicos en Torno Al Sexo Ese
Debates Metafisicos en Torno Al Sexo Ese
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la entrevista puede consultarse en https://www .pikaramagazine .com/2020/07/el-termino-
mujer-puede-tener-distintos-referentes-en-distintos-contextos/ (última consulta el 23 de agosto
de 2020) .
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Hago referencia aquí al grueso de los cuerpos trans sin que esto implique pensar que es
una condición necesaria para ser una persona trans el haberse sometido a terapias de reemplazo
Hormonal o intervenciones quirúrgicas . en cualquier caso, mi punto es que ningún elemento
biológico en sí estaría fungiendo un papel “esencial” para este segundo grupo de autores, es decir,
donde se le considere necesario y suficiente para la pertenencia a cierta categoría .
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a lo largo de esta sección se defiende una interpretación de las castas sexuales en la que
estas se comprenden como clases naturales —en un sentido clásico— mutuamente excluyentes y
conjuntamente exhaustivas; dichas clases estarían jerarquizadas de tal modo que sistemáticamente
se colocaría a las mujeres (entendidas como hembras humanas) en una posición inferior . asimismo,
a dichas clases naturales se les concibe exhibiendo tanto una estabilidad metafísica (es decir, son
invariantes en el sentido de ser transhistóricas y panculturales) como una suerte de transparencia
epistemológica —o, de menos, cierta translucidez— que implicaría que toda cultura a lo largo de
la historia ha ganado un acceso epistémico mínimo a las fronteras entre dichas clases y a ciertas
propiedades típicas de una u otra morfología .
la razón por la cual se ha escogido esta interpretación obedece a que, si bien Millet y
Firestone no explicitaron una metafísica concreta cuando emplearon este término, sí parecen
tener en mente todos los aspectos antes mencionados . Hay, adicionalmente, una segunda razón
para favorecer esta lectura, y esta consiste en que una interpretación que admite la inestabilidad
metafísica o rechaza la transparencia epistemológica conduce a reconocer que la categoría de sexo
es mucho más contextual y, por ende, termina por alinearse con lo que este texto busca defender,
esto es, la contextualidad del sexo .
cabe decir que esta lectura mucho más difusa de lo que sería una casta sexual no parece
tener mucha popularidad al interior de las posturas radicales contemporáneas, pues para dichas
propuestas el sujeto político del feminismo sería la mujer (cis) precisamente porque dicho sujeto
está constituido con el objetivo de resistir y eventualmente abolir una opresión que comienza a
operar sobre ciertos cuerpos cuando en ellos se detectan rasgos anatómicos que llevan a clasificarlos
como mujeres . el presupuesto es que aquí opera un principio clasificatorio universal que detecta
elementos igualmente universales e histórica y culturalmente invariantes; un segundo supuesto es
que toda dinámica de opresión y violencia que llega a sufrir una mujer es eventualmente rastreable
a este momento bautismal que etiqueta a un cuerpo como femenino en el momento mismo en
que nace, o incluso antes . de allí que se considere que el sujeto político mismo no pueda exhibir
una variabilidad histórica, pues está definido ante una opresión universal . abdicar de esta pos-
tura fuerte implica coincidir con posiciones más incluyentes como las defendidas por Baizabal y
palumbo en esta misma obra .
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como espero que pueda verse, esta autora pretende retomar al-
gunas intuiciones del marxismo como herramienta para conceptuar el
patriarcado y la jerarquización que este conlleva . sin embargo, en este
proceso de reapropiación la autora rompe no únicamente con la visión
marxiana de las clases como el resultado de la praxis sino también con
una parte importante del legado spinoziano presente en Marx y que
justamente hacía posible evitar una lectura mecanicista y cartesiana tanto
de la materialidad como de la causalidad (Grosz, 2017) . este hecho, como
se verá más adelante en este ensayo, no es menor y habrá de jugar un
papel importante en la forma en la cual se concibe al cuerpo sexuado
desde otros abordajes teóricos .
en cualquier caso, no quisiera concluir esta sección sin señalar
que al interior del propio feminismo filosófico se han desarrollado
importantes críticas a los planteamientos antes expuestos . de hecho,
las reflexiones que este texto ofrece abrevan fuertemente de algunas de
dichas críticas, aunque la elección de un vocabulario mucho más cercano
a la filosofía anglosajona pueda oscurecer esto . sea como fuere, me ha
parecido fundamental mencionar al menos las críticas realizadas por
donna Haraway, pues estas coinciden en gran medida con lo que aquí
va a señalarse, a saber, que la idea misma de castas sexuales es metafí-
sicamente problemática y que la suposición de que podemos equiparar
las unidades de análisis social con las unidades de análisis biológico es
algo que va a encontrar numerosas objeciones .
dicho esto, doy pie a la crítica que Haraway realizó en su obra Si-
mians, Cyborgs, and Women ante las posturas de Firestone . Haraway nos
dice así lo siguiente:
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“Firestone (1970), en La Dialéctica del sexo, también confronta las implicaciones de la teo-
ría biopolítica del patriarcado y la represión de Freud, pero intenta transformarla para producir
una teoría feminista y socialista de la liberación . ella ha sido inmensamente importante para las
feministas en dicha cuestión . creo, sin embargo, que cometió el mismo error que Brown, el de la
‘reducción fisiológica de la política del cuerpo político al sexo’, que fundamentalmente bloquea un
socialismo liberador que no explote de manera fatalista las técnicas dadas por las ciencias (mien-
tras falla a la hora de transformar su contenido) ni rechace un conocimiento técnico al tomarlo
como mera fantasía . Firestone atribuyó el defecto en la posición de la mujer dentro de la política
del cuerpo en nuestros propios cuerpos, en nuestro sometimiento a las demandas orgánicas de
la reproducción . en ese sentido aceptó un materialismo histórico basado en la reproducción y
perdió la posibilidad de una teoría feminista-socialista de la política del cuerpo que no viera
nuestros propios cuerpos como el enemigo último . dada esa asociación se preparó para la lógica
del dominio de la tecnología… cometió el error básico de reducir las relaciones sociales a objetos
naturales, con la consecuencia lógica de ver el control técnico como una solución . ciertamente,
no subestimó el principio de dominación en las ciencias bioconductuales, pero entendió mal el
estatus del conocimiento y la práctica científica . es decir, aceptó que hay objetos naturales (cuerpos)
separados de las relaciones sociales . en ese contexto, la liberación permanece sujeta a un determi-
nismo supuestamente natural, que solo puede evitarse en una lógica creciente de contradominio .”
(traducción de la autora) .
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saber si las categorías con las cuales organizamos la experiencia son me-
ros artificios del intelecto humano (nominalismo) o si, por el contrario,
recuperan la estructura causal propia del mundo (realismo) . llevado al
tema de nuestro interés, la cuestión sería entonces dirimir si categorías
como sexo (o género o raza) son meros nombres o, por el contrario, si
son categorías que recuperan la estructura causal del mundo .
dupré justamente se aproxima a esta inquietud retomando uno
de los modelos más influyentes en torno a la semántica y metafísica de
las clases naturales . nos referimos aquí al así llamado modelo causal-
histórico elaborado en un primer momento por saul Kripke (1971;
1972) y retomado posteriormente por Hilary putnam (1975) . Más espe-
cíficamente, a dupré le interesa mostrar el modo en el cual un término
como el de sexo suele interpretarse en tanto una clase natural; le interesa
asimismo mostrar el porqué esto sería problemático .
sucintamente, lo que este autor nos muestra es que el modelo
Kripke-putnam usualmente demanda identificar cuatro elementos .
en primer lugar, un marcador sintáctico que nos permite saber que el
término “sexo” es, por ejemplo, un sustantivo . en segundo, requiere
identificar un marcador semántico, esto es, situar dentro de un campo
semántico al término “sexo” al, por ejemplo, mostrar su conexión con
otros términos, como masculino, femenino, etc . en tercero, es necesario
hacer ver cuál es el estereotipo asociado al término “sexo” . Finalmente,
habría un cuarto elemento que denota la extensión del término, esto
es, los objetos que son referidos por dicho término .
de cualquier modo, dados nuestros objetivos quizá sería más ade-
cuado especificar que estamos refiriéndonos a la categoría sexo como
separable en dos: el sexo masculino y el sexo femenino . esta precisión
es importante porque nos ayudará a especificar los estereotipos aso-
ciados a uno y otro término y, también, a mostrar el modo en el cual
las extensiones de estos términos son lo que busca denotarse cuando
hablamos de castas sexuales .
una vez identificados estos cuatro elementos podríamos especificar,
siguiendo en esto también a dupré (1993: 23), que los primeros tres
elementos —el marcador sintáctico, el marcador semántico y el este-
reotipo— son los únicos elementos que requiere conocer un hablante
competente de una lengua . el cuarto, por el contrario, suele ser accesible
únicamente a los expertos de las áreas científicas pertinentes, porque
serían estos los que son capaces de identificar la propiedad esencial que
subyace a esta clase y que delimita justamente su extensión . Histórica-
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en este punto valdría la pena hacer un par de acotaciones aparentemente contradictorias .
en primer lugar, podría afirmarse que el mérito mismo del feminismo, al menos en sus primeras
dos olas, fue mostrar la persistencia de la desigualdad entre hombres y mujeres en prácticamente
todas las culturas y tiempos . en otras palabras, al menos uno de los grandes méritos del feminismo
fue el señalar el carácter históricamente invariante de la desigualdad entre hombres y mujeres, lo
cual no solo se traduce en el descubrimiento de un patrón explicativo unificador sino, también,
de un patrón de acción política potencialmente unificante ya que interpelaría a mujeres en muy
variados contextos . empero, a modo de segunda acotación, los feminismos de tercera ola podrían
interpretarse como una suerte de correctiva o llamado de atención acerca de los peligros de un ethos
unificacionista que ignora precisamente la enorme variedad de sujetos históricos y la multiplicidad
de formas en las cuales de hecho se realiza el patriarcado .
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Justo esto era lo que expresaba Haraway en la obra citada en la sección primera de este
ensayo .
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El sexo y la vaguedad
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nótese que este pluralismo en torno a las diversas formas de caracterizar al sexo hace in-
teligible la afirmación de Judith Butler de que el sexo siempre está ya generizado, es decir, de que
las fronteras entre los sexos siempre revelan los efectos del género en su delimitación (Guerrero,
2020) . esto es así porque la vaguedad del sexo ha dado lugar a que en diferentes culturas los límites
se fijen de diversas maneras, apelando a criterios históricamente cambiantes .
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Conclusión
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Agradecimientos
Referencias
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