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Análisis Colaborativo

Jhonnys X. Vargas

Rigoberto J. Núñez

Universidad Nacional Experimental de los Llanos Occidentales

“Ezzequiel Zamora”

UNELLEZ

TICEDUSUPERVIPI_2021_II

Prof. Antonio L. Flores

08 de julio de 2021
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Vivimos en una sociedad sumergida en cambios tan vertiginosos y acelerados,

en los que la ciencia y la tecnología van marcando pautas que prácticamente nos

obligan a ir a la par con ellos, en el sentido del conocimiento y de la aplicación de los

mismos en nuestro diario quehacer social, cultural, político, económico, religioso y

educativo.

En el aspecto educativo es de gran importancia que asumamos la

responsabilidad de estar abiertos a dichos cambios. Sin menospreciar la educación

tradicional, que tanto bien ha hecho y por supuesto sigue haciendo, se hace necesario

que nos abramos con confianza a todas las bondades que esta nueva era nos ofrece

con los avances tecnológicos y científicos, que no sólo abarcan el ámbito de la

biomedicina y de la ingeniería genética, sino que tienen una particular importancia en la

aplicación académica-educativa de dichos avances.

En la lectura del material que se nos deja en el aula virtual como recursos para

nuestro aprendizaje leemos un párrafo en el que se nos dice que si un médico de años

anteriores a los nuestros viajara en el tiempo a un quirófano moderno, lo más seguro es

que no pudiera realizar una intervención por desconocer de todos los equipos y

aparatos que hoy en día gracias a los avances se van logrando. Pero si un educador de

tiempos pasados, viajara en el tiempo a la modernidad y llegara a un salón de clases,

lo más seguro es que pudiera adaptarse al momento e impartir su clase como si él

mismo fuera el que la viene dando con continuidad. Eso quiere decir que los métodos y

las técnicas han venido siendo durante siglos invariables en el modo de aplicación de

los conocimientos y contenidos. Si tenemos avances en tantas áreas del saber es

porque ciertamente la metodología tradicional de enseñanza-aprendizaje ha sido buena

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y ha dado sus frutos en cada época de la historia de la humanidad. No es echar por

tierra tantos logros, no es decir que ese método no ha servido, no es un borrar tantos

siglos de enseñanza y decir que las aulas presenciales no han hecho un buen trabajo.

Es un darle todo el valor que ello ha tenido, nosotros mismos somos fruto de ese tipo

de enseñanzas. Es sobre todo hacernos caer en cuenta que a la educación hay que

añadirle este valioso elemento, que enriquecerá sobremanera tantos elementos

positivos que siempre se han tenido y mantenido en el tiempo.

Los primeros que debemos caer en cuenta de esto somos los mismos

educadores. Es decir, debemos tener presente los cambios que ha traído la

modernidad, la era tecnológica. Que la sociedad ha venido cambiando con estos

nuevos enfoques que la modernidad, con sus pro y contras en todos los ámbitos, nos

ha traído. Con urgencia necesitamos hacernos un buen análisis autoreflexivo para caer

en cuenta de varias cosas principalmente de dos:

 Como educadores o futuros educadores debemos depurar nuestro intelecto para

que sea más abierto a las cosas novedosas que nos brindan las nuevas

tecnologías. Para ello necesitamos formarnos con valentía, sinceridad y

humildad. Valentía para saber sobrepasar esquemas tradicionales; sinceridad

para darnos cuenta que somos nosotros quienes podemos hacerlo bien, pues

por imposición no se logra nada y humildad para reconocer que podemos

mejorar mucho más en nuestro rol docente y que las nuevas tecnologías serían

de gran ayuda para lograr ese fin.

 Y segundo, para ayudarnos a mejorar. Sucede que a veces nos hacemos trabas

entre nosotros mismos y no ponemos de nuestra parte o para felicitar y animar a

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los que van asumiendo con valentía esta apertura a lo digital, o para compartir

conociemientos con aquellos que no han tenido la oportunidad de experimentar

las bondades que se nos presentan. A veces caemos o en críticas que

destruyen al otro, o en egoísmos para quedarnos y apropiarnos de los

conocimientos.

Por todos esto que hemos planteado reconocemos claramente que como

educadores estamos llamados a ser los garantes de que las nuevas tecnologías sean

bien usadas y justamente difundidas. En nuestro entorno podemos ver un gran

desánimo en no pocos educadores. Pues han preferido muchos buscar un trabajo extra

que les garantice mejores ingresos para el sustento familiar y personal, antes que

seguir estudiando y formándose en sus respectivas áreas y en lo que las nuevas

tecnologías traen consigo para el ámbito educativo.

También podemos darnos cuenta que en nuestro entorno por las circunstancias

que vivimos en la actualidad no sólo por la Pandemia, sino por tantos factores

económicos que nos aquejan, muchos educadores no sólo han abandonado su labor

docente, sino que varios de los que han permanecido en sus funciones lo vienen

haciendo mediocremente por no tener una buena motivación salarial, lo que ha llevado

a una educación rutinaria, sin exigencias, donde todos pasan y donde el docente no

quiere pasar mucho tiempo de su día a día por otros compromisos asumidos.

Por lo tanto es urgente que los que desempañamos esta noble labor, nos

sigamos formando, sepamos sacar tiempo para adiestrarnos cada vez más en nuestras

áreas del saber y en las nuevas tecnologías, sabiendo ver cosas positivas, explotando
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al máximo nuestras capacidades y trabajando por lograr una mejor educación y

dignificación del rol docente.

El Estado Nacional Venezolano ha venido creando políticas de acción en el

ámbito educativo para que el uso de las nuevas tecnologías será cada vez más eficaz.

Por ejemplo algunos actos concretos que ha realizado a nivel de primaria, básica y

diversificado la entrega de las canaimas, a nivel universitario las tablets… eso con la

intención de ir motivando al uso de la información que en los espacios digitales

podemos acceder. La creación de los Infocentro, entre otras cosas, como la dotación

de computadoras para el uso en las universidades y la inversión en programas

educativos bajo modalidades de entornos virtuales.

Todos estos aspectos que vemos en las políticas educativas de la Nación están

enmarcadas en lo que la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999),

nos presenta en el artículo 102: “La educación es un derecho humano y un deber social

fundamental, es democrática, gratuita y obligatoria. El Estado la asumirá como función

indeclinable y de máximo interés en todos sus niveles y modalidades, y como

instrumento del conocimiento científico, humanístico y tecnológico al servicio de la

sociedad…” Por lo tanto es un deber del Estado el garantizar políticas acertadas en el

campo educativo y es un derecho humano el que podamos acceder a ella.

En los campos académicos podemos ver que si bien es cierto pueden tener

acceso a computadoras en la práctica la formación docente que les lleve un buen

adiestramiento para el manejo y buen uso de las aulas virtuales y de las TICs no está

del todo afianzado. Lo cual es grave, pues si los docentes son los garantes de que esto
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se logre, deben estar bien formados en esta área. En este sentido nos dice Marquez

Marín (2017):

“Es importante señalar que el nivel de formación que presentan las y los

docentes en lo referido al uso de las TIC contrasta con una realidad existente y coloca

por encima de esta a una realidad ideada, mediante lo cual no es posible experimentar

visiones avanzadas del significado de estas herramientas para alcanzar un proceso

enseñanza-aprendizaje adaptado a los nuevos tiempos y adecuado a las expectativas

educativas señaladas en el sistema educativo imperante en Venezuela en la

actualidad”.

Por lo tanto es deseable que esta situación en lo que a la formación docente se

refiere vaya dejando de ser un obstáculo y se transforme cada vez más en un gran

apoyo para lo que se quiere lograr en el ámbito educativo con la implementación de las

TICs.

Además de este factor formativo vemos tres factores más que también influyen a

la hora de que aunque el Estado maneje políticas que apoyan la tecnología en la

educación, sin embargo en la práctica no se apliquen del todo como es lo esperado.

Por una parte está el factor sentimental-emocional. Esto lo entendemos como

todos aquellos elementos que influyen para que una persona, en este caso un docente,

esté animado a cumplir bien con su misión. El docente como cualquier otra persona

tiene familia, tiene necesidades. Necesidades que tienen que ser cubiertas y que por

eso se formó e invirtió tiempo y dinero en estudios universitarios para lograr un título y
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vivir de su trabajo. Ese incentivo hoy en día no lo posee y por eso busca de otros

ingresos y dedica menos tiempo a su propia formación y a la de los demás. Es un

problema que el Estado también debe afrontar con responsabilidad si de verdad busca

que la educación sea cada vez de mejor excelencia.

Por otra parte nos encontramos con el factor técnico. Es decir, la adquisición de

equipos personales con las características necesarias para soportar lo que los

programas de hoy en día pueden estar a nuestro alcance. Y junto a los equipos la

conectividad. Este elemento lo vemos como muy necesario pues con frecuencia el

internet se torna lento, o no hay internet, o incluso hay quienes ni siquiera disfrutan de

este servicio en sus hogares, lo que implica mayores gastos y más complicaciones

para que se usen las distintas plataformas que la web nos permita.

Un tercer factor es el del mantenimiento de los equipos adquiridos en los

distintos centros educativos. Equipos que se van dañando por cualquier cosa, a veces

mínimas cosas, pero que sin embargo por falta de recursos se van dejando perder

hasta volverse obsoletos, trayendo como consecuencias que aulas equipadas de

equipos para el acceso a la tecnología se encuentren abandonadas e inoperativas.

Por lo tanto, partiendo de todo lo expuesto podemos concluir lo siguiente:

 Que el Docente está llamado a ser el que garantice el buen uso de las nuevas

tecnologías, que debe estar abierto a los cambios innovadores que la tecnología

ofrece a la educación y que por consiguiente debe estar abierto a la aceptación

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de lo novedoso, rompiendo con esquemas no apropiados y permaneciendo con

todo lo bueno que lo antiguo pueda tener aún hoy.

 Que el Estado garantiza y aprueba el uso de la tecnología en la educación. Que

ha implementado políticas que motivan al uso de la tecnología y que en gran

medida sigue apostando por el cumplimiento de este deber que le es propio para

satisfacer nuestro derecho a tener acceso a una educación de calidad.

 Pero también hacemos alusión a que es deber del Estado garantizar al docente

un salario justo y digno con el que pueda vivir y disfrutar, solventando sus

necesidades básicas y disfrutando de sano esparcimiento, de forma que ello

sirva de incentivo al docente de cumplir cada vez mejor su misión sin que tenga

necesidad de emplear gran parte de su tiempo a otras actividades remuneradas

que limiten su trabajo con el alumnado. De igual modo es deber suyo el

garantizar el acceso a Internet a todos, no sólo a algunos sectores de la

sociedad. Existe todavía una brecha muy larga en este sentido y sin el acceso a

la Web tanto por parte de los profesores, como por parte de los alumnos, los

roles de ambos se verán mutilados y reducidos a una enseñanza-aprendizaje en

entornos virtuales de manera mediocre.

Queremos hacer resaltar nuestra conciencia de la importancia del rol docente en

este aspecto y nuestro compromiso por ir aprendiendo lo mejor que podamos para

luego ser multiplicadores de conocimientos e información bien formados y dispuestos a

formar.

Referencias
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Márquez Marín J., (2017). Tecnologías de la información en la educación Venezolana.

Revista Vinculando. En: https: //vinvulando.org/beta/tecnologías-comunicación-

información-educación-venezolana.html

Asamblea Nacional. Constitución de la República Bolivariana de Venezuela

(1999). Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela Nº 5.453.

Extraordinario marzo 24 de 2000. Artículo 102. Caracas-Venezuela.