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GÉNERO Y VIOLENCIA/PARTE PENAL 1

TEMA 4: GÉNERO Y SISTEMA PENAL: VICTIMARIAS


Libros de interés no actividad:

 Putas y Sumisas de Luara Macalla

Alianzas Rebeldes de Laura Macalla

18 Noviembre: actividad complementaria por la mañana

¿Qué pasó con la víctima de la Manda? Por no estar dentro de “la víctima ideal” según
el Estado, se tuvo que ir. INVESTIGAR

1. LA CATEGORÍA GÉNERO PARA ESTUDIAR EL SISTEMA PENAL

CONTROL SOCIAL: DE LA EXCLUSIÓN A LA CRIMINALIZACIÓN

Mediante la socialización se nos transmiten los valores, creencias, normas que rigen en
un entorno cultural y temporal concreto.

Quienes se apartan de las expectativas sociales son estigmatizados como desviados.

Estigma: discrepancia entre la identidad social virtual y la identidad social real.

La Teoría del Estigma (Goffman, 1998), nace como una teoría de la discriminación, para
explicar la inferioridad de unos sujetos naturalizando ciertas características como
racionales.

Sociedades Hetero-patriarcales: construcciones de las identidades hombre vs mujer.

El ser hombre y/o mujer es una construcción social, así pues aquello que nos diferencia
son los procesos de socialización de las sociedades patriarcales.

La interseccionalidad es una herramienta metodológica, no teórica.

Subcultura del Control Social: formal o informal, ambas son interiorizadas por la
ciudadanía mediante sanciones sociales (positivas y/o negativas).

Cualquier rotura del ideario compartido supone una transgresión, desviación y, en


consecuencia, la estigmatización.

Contra las mujeres transgresoras, doble represión: Ctrol. Social formal y Ctrol. Social
informal, etiquetándolas de “malas mujeres”.

El control social formal más relevante, aunque no es el único, es el Derecho Penal.

En el ámbito del control penal, la desviación se eleva a la categoría de delito, a través


del proceso de criminalización.
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El sistema de Justicia Penal, ha sido cómplice en la consolidación de la estructura


patriarcal de desigualdades entre hombres y mujeres.

GÉNERO Y JUSTICIA PENAL

Art. 7 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (ONU): “Todos son iguales
delante de la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de la ley” ONU,
Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948)

Esta desigualdad se justifica argumentando que:


1. La criminología y la Justicia Penal se tienen que focalizar en el estudio del delito.
2. La mayoría de los operadores del Sistema de Justicia Penal son hombres, ya sean,
policías, jueces, fiscales, abogados defensores, o funcionariado de prisiones.
Consecuencias del desequilibrio de género en las mujeres:

 Las reacciones delante de las mujeres delincuentes son desiguales en


comparación con las reacciones delante de los hombres (Epígrafe 3).
 Tratamiento diferenciado en tanto que víctimas de la violencia de los hombres.

INTERSECCIONALIDAD: MÁS ALLÁ DEL GÉNERO


¿QUÉ ES LA INTERSECCIONALIDAD?
Es una herramienta analítica para estudiar, entender y responder a las formas en que
él se cruza (interseccional) con otras identidades y como estos contribuyen en
experiencias únicas de opresión y privilegio.
Objetivos:

 Hacer emerger la variedad de identidades.


 Exponer los diferentes tipos de  discriminación consecuencia de la combinación
de identidades.

 Nace de los feminismos negros y decoloniales:


o Angela Davis.
o Bell hooks.
o Patricia Hill Collins.
o Audre Lorde
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2. ¿DISCRIMINA EL DERECHO PENAL A LAS MUJERES?

¿DISCRIMINA NUESTRO SISTEMA PENAL?

La justicia es ciega, pero los agentes del sistema penal no lo son.

Sabemos que hay colectivos sociales con mayor probabilidad de ser detectados y perseguidos
por el sistema de justicia penal y que la decisión de imponer una pena por parte de un juez
puede verse afectada por el género, la raza o la edad de la persona enjuiciada.

https://www.justiceinitiative.org/voices/bajo‐ sospecha‐impacto‐de‐las‐practicas‐policiales‐
discriminatorias‐en‐espana/es

¿Discrimina nuestro sistema penal a las mujeres?

El estado español se caracteriza para tener una de las tasas de mujeres en prisión más
altas en Europa. El crecimiento de mujeres a prisión se produjo durante los años 80 y
90, introduciéndose en un sistema diseñado (arquitectura e intervención) para los
hombres.

El Derecho antidiscriminatorio emplea 2 conceptos para averiguar procesos de


discriminación en el Sistema Penal:

1. Discriminación directa: ante un mismo hecho las mujeres, por el hecho de serlo,
pueden recibir un mayor trato punitivo por parte de los jueces.

2. Discriminación indirecta: parte de la base que la distribución de los delitos varía en


función de factores como el género. Así pues, un sistema penal que no tenga en
cuenta la diferente distribución de la delincuencia puede ser, de forma indirecta, más
punitivo respecto de los delitos cometidos por ciertos colectivos.
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DISCRIMINACIÓN DIRECTA:

 Los pocos estudios que hay al respeto, nos indican que en términos generales
las mujeres reciben un trato menos punitivo y tienen menos posibilidades de
recibir pena de prisión (Paternalismo judicial).
 Exceptuando el caso de las mujeres jóvenes, hay estudios que muestran que
estas pueden recibir un trato más punitivo en relación a la comisión de delitos
menores y delitos de Estatus.
 También se sugiere que el trato judicial puede variar respecto a las mujeres
dependiendo del tipo de delito, del perfil de la acusada y de si tienen personitas
a cargo suyo o no.

CONCLUSIÓN: las investigaciones NO muestran que el género tenga EFECTOS


DIRECTOS sobre las condenas de las mujeres.

DISCRIMINACIÓN INDIRECTA:

 En los últimos años asistimos a un aumento de la delincuencia Posibles


respuestas:
 Los cambios sociales de género (poco apoyo empírico).
 Afirma que la reducción de la brecha de género es artificial, es decir, no es que
las mujeres delinquen más, sino que los delitos que perpetran son más
castigados por el Sistema Penal.
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CONCLUSIONES DISCRIMINACIÓN INDIRECTA:

Los datos nos indican que SÍ se existe Discriminación Indirecta.

El CP no permite la aplicación de medidas alternativas a la prisión para para los tipos


penales con más incidencia de mujeres. Así pues, las personas perpetradoras de estas
conductas tienen más posibilidades de ser encarceladas.

No obstante, el delito donde existe mayor incidencia delictiva masculina, como los
delitos contra la seguridad vial y que también incluye conductas leves, sí prevé penas
alternativas como la multa o los TBC.

Consecuentemente, se puede pensar que el CP y sus intervenciones han sido


diseñadas pensando en el hombre delincuente. Por lo tanto, hay un olvido de las
mujeres infractoras, de sus características y necesidades específicas, que manifiesta
una discriminación indirecta del sistema penal.
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3. CARRERAS CRIMINALES CON PERSPECTIVA DE GÉNERO

RUTAS AL CRIMEN: INVOLUCRAMIENTO CRIMINAL


INICIO los estudios de las rutas del crimen de las mujeres se inician en los años 80.
OBJETIVO: identificar y comprender las diferencias entre la participación delictiva de
las mujeres y de los hombres, poniendo el énfasis en los factores identificados como
sensibles al género.
RESULTADOS: Se identifican elementos de tipo biológico, psicológico y sociales
exclusivos de las experiencias femeninas, que influyen en el inicio y fin de los
comportamientos criminales.
Los estudios nos muestran que las mujeres empiezan sus carreras criminales más
tarde, pero la diferencia significativa en el inicio o reincidencia de la criminalidad entre
hombres y mujeres son las rutas de victimización que les preceden a las mujeres.
Los estudios enfatizan diferente rutas al crimen de las mujeres vinculadas a:

 Abuso sexual, caos familiar, pobreza, fracaso escolar y abuso de sustancias.


 Victimización infantil (negligencia, abuso sexual, físico y psicológico, angustia
psicológica…).
 Enfermedades mentales graves asociadas al consumo de sustancias (método de
huida durante la adolescencia).
 Pareja abusivas/violentas, aumenta el riesgo de cometer delitos contra la
propiedad, drogas y comercio sexual.

DESISTIMIENTO DELICTIVO

Desistimiento delictivo: ausencia mantenida a lo largo del tiempo de la actividad


delictiva pese a los obstáculos que puedan presentarse con su estigma de
exdelincuente (Maruma, 2006).

Hay autorías que identifican 3 subprocesos (Loeber y Le Blanc, 1990):

1. Desaceleración delictiva: disminución en la frecuencia con la que el individuo


comete delitos.

2. Reducción en la variedad de tipos delictivos, es decir, especialización delictiva.

3. Disminución en la gravedad de los hechos delictivos.

Además, se identifican 3 etapas en el fin de la trayectoria criminal:

1. Desistimiento primario: el sujeto logra permanecer un determinado periodo de


tiempo sin comisión delictiva.
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2. Desistimiento secundario: proceso a largo plazo que desemboca en la creación de


una nueva identidad del individuo, que pasa a definirse como no delincuente.

3. Desistimiento terciario: aparición de sentimiento de pertenencia e inclusión en la


sociedad.

Maruma (2006) planteó 3 grandes explicaciones del desistimiento del delito:

1. Paradigma ontogénico: abandono de la carrera delictiva por el envejecimiento, se


percibe como una ley natural.

2. Paradigma sociogénico: hay factores estructurales y externos al individuo que


propiciarían ese cambio a la no delincuencia relacionados con su trayectoria vital
(estabilización de la vida laboral, cambio de amistades…)

3. Teoría narrativa: cambios a nivel subjetivo que le dan la capacidad para crear una
nueva narrativa propia actuando como su propio agente de cambio. Ejemplos: la
esperanza y la autosuficiencia, el remordimiento y la vergüenza…

DESESTIMIENTO DELICTIVO DE LAS MUJERES

Así pues cuando las investigaciones se centraron en las experiencias de las mujeres
emergieron resultados diferentes, incluso, en ocasiones contradictorios con los
anteriores. Algunos factores de principal influencia son:

 El matrimonio favorece la aparición de vínculos sociales, la inmersión de la


mujer en la sociedad convencional e introduce una nueva fuente de control
social directo. La importancia recae en el rol que la mujer asume como esposa.
 La maternidad, es de gran importancia, siguiendo el paradigma sociogénico.
 La espiritualidad y la religión actuando así como “gancho” para el cambio,
principalmente en mujeres de minoría étnicas. Las creencias les permiten
refuerzos para los cambios identitarios.
 El optimismo, un estudio demostró la importancia que tenía que las mujeres
mantuviesen una perspectiva positiva sobre sus vidas tras el paso por prisión,
aumenta la probabilidad de desistimiento.
 Intervenciones y tratamientos sensibles a sus necesidades dentro (programas
que favorezcan las relaciones saludable con las familia, formaciones técnicas y
laborales…) y fuera de la prisión (viviendas temporales, asistencia para la
búsqueda de un empleo, con el cuidado de los hijos…).
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4. CRIMINALIZACIÓN DE LA POBREZA: MUJERES EN LAS PRISIONES

DESESTIMIENTO DELICTIVO

L.O. 1/1979, de 26 de septiembre, General Penitenciaria como su Reglamento de


desarrollo plantean una ejecución de las penas privativas de libertad en prisión basada
en la igualdad entre hombres y mujeres.

La realidad nos muestra cómo la ejecución penitenciaria no se adapta a las


necesidades de las mujeres, asentándose en la idea de un “género neutro”.

Hay autoras que defienden la introducción de la perspectiva de género en la ejecución


penal para garantizar una mayor eficacia en cuanto al fin rehabilitador y de reinserción
(Serrano Tárraga, 2010).

Existe un consenso criminológico: el paso por la prisión dificulta el cese de la


trayectoria criminal.

CRIMINALIZACIÓN DE LA POBREZA: MUJERES EN LAS PRISIONES

Delito y pecado. La transgresión en femenino.

Hasta finales del franquismo la separación entre el delito y el pecado de la desviación


femenina fue muy difusa.

En el estado español, “Instituciones totales” para mujeres fueron gobernadas y


administradas por religiosas, por lo que la represión moral y espiritual que se ejercía
en éstas era mucho más estricta que en las cárceles masculinas.

Las diferencias entre delincuente (Hombres) – pecadoras (mujeres) hacía que aunque
las mujeres sufrían el castigo en encierro, su “rehabilitación” se caracterizaba por la
formación moral y una carencia de formación laboral.

Del estado de bienestar al estado punitivo
A finales de la década de los 80 en USA: “tolerancia cero” con la pequeña delincuencia.

Consecuencia: endurecimiento de las penas y las conversión a sancionables de


transgresiones de transito i/o al “uso indebido” del espacio público. Estas políticas se
endurecen con el 11‐S.

Criminalizando y encarcelando a ciertos sectores de la población. “Limpieza de clase”.

Esta política origina un “gran encierro” a los finales del milenio a nivel global.

El encarcelamiento de los sectores sociales más vulnerables tiene género.


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Nacionalidad: según los informes de instituciones penitenciarias en Octubre de 2019,


el 28% del total de población reclusa femenina era extranjera.

Etnia/raza: el 25% de la población penitenciaria pertenece a la etnia gitana. En el caso


especial de las mujeres gitanas, se verifica una “triple marginación”: por ser mujer,
gitana y pobre en la mayoría de los casos37, a lo que se añaden una alta hostilidad
hacia la comunidad gitana, junto con varios prejuicios, etiquetamiento y
criminalización previa.

Establecimientos: La existencia de cuatro prisiones de mujeres (Madrid‐ Alcalá de


Henares, Sevilla‐Alcalá de Guadaira, Ávila‐Brieva y Barcelona‐Wad Ras) da lugar a que
sólo un 20 % de reclusas se encuentre en prisiones específicas para mujeres, el resto se
destinan a módulos o departamentos de las de Hombres.

Consecuencias: complica que las reclusas cumplan la pena cerca de sus domicilios, no
permite una adecuada separación y clasificación.

Régimen: La imposibilidad de clasificación adecuada provoca que cumplan la pena en


las mismas condiciones de seguridad que los hombres, pese al menor riesgo que
representan por su escasa peligrosidad.

Se puede constatar una mayor severidad en la aplicación del régimen disciplinario en


la población penitenciaria femenina en términos de proporcionalidad.

Situación de las mujeres en prisión

 Perfil: mujeres pobres, con poca formación escolar y profesional. Sobre‐


representación de mujeres gitanas e inmigrantes.
 Delitos leves: Contra el Patrimonio y Delitos contra la salud pública (mulas). Los
que más cometen son hurtos.
 Un porcentaje importante cumplen la pena completa sin opción a régimen
abierto (por falta de red social).
 Penas mayores ante iguales delitos que los hombres.
 Las presas disponen de peores instalaciones e imposibilidad de introducir
criterios clasificatorios y separar por categorías.
 Están más alejadas de sus familias por la escasez de centros penitenciarios de
mujeres (ej: centro de salud mental de Alicante).
 Menos posibilidades de formación y trabajo.
 Cobran menos que los hombres por su trabajo en prisión.

Mujeres Trans (no entra para examen):

La identidad de género hace referencia a la vivencia que una persona tiene de su


propio género. Las personas transgénero tienen una identidad de género diferente del
sexo que se les asignó al nacer.
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Las personas trans sufren discriminación y estigmatización de manera generalizada en


los ámbitos del sector salud, la educación, el empleo y la vivienda, así como en el
acceso a los baños. Por lo que es un colectivo excluido social que se convierte en factor
explicativo de la sobre‐representación entre la población reclusa si lo comparamos con
la proporción del colectivo dentro de la población total.

La Instrucción 1/2001 reconocer el derecho de las personas transgénero únicamente si


se habían sometido a la operación de reasignación de sexo (Ej.: Cristina Ortiz Rodríguez
“La Veneno”)

La Administración Penitenciaria de España regula la situación de las personas


transgénero en su Instrucción 7/2006. Como criterio general, establece que las
personas que no tengan reconocido legalmente su género podrán solicitar su acceso a
los módulos y condiciones de internamiento establecidos para su verdadero género.
No obstante, exige informes previos de valoración médica y psicológica que
reconozcan su identidad de género.

https://www.youtube.com/watch?v=rIs24‐aKUQE https://www.youtube.com/watch?
v=y_ppeyksPmw

5. PENAS ALTERNATIVAS A LA PRISIÓN “ENFOQUE SENSIBLE AL GÉNERO”

MEDIDAS PENALES ALTERNATIVAS

Medidas penales alternativas: sanciones que responden a la comisión de un delito


pero que no deben cumplirse en prisión, sino fuera de ella, en comunidad. (European
Rules on Community Sanctions and Mesures, 1992).

Estas medidas tienen como objetivo tratar a las personas delincuentes con respeto y
como personas responsables, con la supervisión que se encargarán de cumplir con los
objetivos de la medida.

La normativa europea no alude específicamente a las mujeres, no obstante la Reglas


de Bangogk, sí hace referencia específica a este tipo de medidas y, recalca su
adecuación a las características delictivas de las mujeres.

FINES de una MPA (no son diferentes a los de una pena de prisión):

1. RETRIBUCIÓN: Trabajos en beneficio de la Comunidad (TBC) sin remuneración,


Programas Formativos (PF) o diferentes tratamientos como sanción por el acto
realizado.
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2. PREVENCIÓN GENERAL Y ESPECIAL: la medida impuesta debe estar relacionada con


el delito cometido, lo que permitirá abordar las causas que la han motivado y así
reducir el riesgo de que la persona vuelva a delinquir.

3. FINALIDAD EDUCATIVA: a diferencia de la pena privativa de libertad, las medidas


penales alternativas deben permitir la conciliación socio‐familiar y laboral con las
obligaciones penales que le sean impuestas.

¿Qué necesitamos para que las MPA funcionen?

 Compromiso y aceptación de la persona penada. El grado de implicación en


ocasiones puede depender de qué medida se adecue, en cada caso, a sus
características y necesidades.
 Delegados de ejecución penal: profesionales, gran parte de ellxs criminólogos y
criminólogas, que se encargan de controlar y realizar el seguimiento del
cumplimiento de la pena y de prestar apoyo socioeducativo a la persona que
tiene que cumplir la pena. Son mediadores entre la instancia judicial y las
personas usuarias.
 La comunidad y otras persona importantes para lxs penadxs, son claves en el
cumplimiento de la pena. La gran mayoría de las veces la medida se cumple en
un amplio abanico de agencias comunitarias. Así pues, la conjunción de ésta
juntamente a la gestión de otros recursos generales que necesite la persona,
influirá en el cumplimiento exitoso de la medida.

NECESIDADES DE MPA PARA MUJERES PENADAS

Los estudios sobre ejecución penal y mujeres han puesto de manifiesto diferentes
necesidades:

a. Situación discriminatoria de las mujeres encarceladas: Sistema penitenciario es


androcéntrico, invisibilidad y marginalidad de las mujeres, debido a que la
población reclusa es mayoritariamente masculina. Además las Instituciones de
reclusión son inferiores en calidad y cantidad, y los tratamientos penitenciarios
son sexistas y estereotipados, así como una escasa oferta ocupacional. El
estigma social sobre las mujeres presas es mayor y la reclusión de la figura
materna tiene un mayor y peor impacto en los hijos.
b. Uso inapropiado de la prisión para las mujeres: “paradoja penal”, existe un
incremento del número de mujeres reclusas en las jurisdicciones occidentales,
sin embargo, no corresponde con un aumento de la gravedad de los delitos. Así
pues, los delitos que cometen son relativamente leves y no violentos, por lo
que no suponen un riesgo público, además las mujeres delinquen menos,
reinciden menos, y suelen ser delincuentes primarias.
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c. Circunstancias específicas de las mujeres penadas en el sistema penal: Por su


género, sufren y tiene más probabilidades de sufrir violencias previas. Además,
como reflejo de la realidad social imperante, otra característica es la
marginalidad social y económica de las mujeres infractoras, que se ve agravada
por la ejecución penal. Existen altos niveles de consumos de drogas y, se
destaca, la alta población de mujeres reclusas con necesidades de bienestar
emocional y salud psíquica (ansiedad, depresión…) sin tratamientos específicos
en salud mental.

Existe un límite borroso entre la victimización previa de las mujeres y sus posteriores


delitos o criminalización. 

MPA Y ENFOQUE SENSIBLE AL GÉNERO

Cambio del debate criminológico del “Nothing Works” al “What Works”.

RECOMENDACIÓN CLAVE: promoción y apuesta continua por un uso mayoritario de


medidas penales alternativas para las mujeres penadas.

¿Qué funciona con las mujeres penadas?

Los estudios que se acercan a las MPA desde una perspectiva de género lo hacen
desde las historias y las experiencias vitales de las penadas.

Reglas de Bangkok fueron pioneras en señalar la necesidad de adaptar las penas


comunitarias a las necesidades de las mujeres (Regla 57):

“Las disposiciones de las Reglas de Tokio servirán de orientación para la elaboración y


puesta en práctica de respuestas apropiadas ante la delincuencia femenina.

En el marco de los ordenamientos jurídicos de los Estados Miembros,


se deberán elaborar medidas opcionales y alternativas a la prisión  preventiva y la
condena, concebidas específicamente para las mujeres delincuentes,
teniendo presente el 
historial de victimización de muchas de ellas y sus responsabilidades de cuidado de 
otras personas.”

Programas holísticos en “one‐stop shop centres” y “women’s only‐spaces”: el


argumento base de estos programas es el perfil mayoritario de las mujeres que llegan
al sistema penal, de problemática compleja. Además, presentan necesidades
específicas que deben ser atendidas. Estos programas, abordan de forma global las
carencias detectadas. Los centros de ventanilla única de Reino Unido fueron pioneros.
Objetivo Principal: crear espacios seguros donde las mujeres puedan ser atendidas y
tratadas de forma individualizada y atendiendo el conjunto de sus necesidades.
Diferencias entre riesgos y necesidades.
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Para que los programas den resultado deben estar lo más cerca posible de su
comunidad y hogar.

Su implementación en Reino Unido supuso tasas de reincidencia muy bajas en


comparación con las sentencias de prisión cortas para las mujeres penadas.

Evitar contenidos con enfoque sexista y estereotipado: Los estudios sacaron a la luz 2
realidades:

 el escaso uso y variedad de las penas comunitarias para las mujeres.


 Cuando se sentenciaba a cumplir MPA, como los TBC, las plazas ofertadas
replicaban sus responsabilidades domésticas y perpetuaban los estereotipos
del rol femenino en la sociedad (peluquería, labores, bordado, cocina, cuidado
infantil o de personas mayores).

Se resalta la necesidad de la formación y preparación de estas mujeres para


actividades y trabajos que les permitan aspirar a procesos de ascenso social y
económico. Programados teniendo en cuenta su vocación y aspiraciones personales.

Intervenciones en entornos NO mixtos: los estudios también resaltaron que la


intervención con mujeres penadas es más efectiva si se lleva a caso en espacios no
mixtos, considerados más seguros en el sentido psíquico y emocional. La mayoría de
las mujeres penadas vienen de una victimización, generalmente producida por
hombres de su entorno más íntimo. Así pues, se recomienda en las primeras fases de
la intervención experimenten el apoyo por parte de un grupo de iguales y vean que las
experiencias vividas no son únicas. Una vez la mujeres se empodera, un entorno mixto
(con profesionales masculinos), le puede ayudar a desafiar la percepción y experiencia
previa de sus relaciones con los hombres.

Programa de mentoría y profesionales preferiblemente femeninos: son programas de


“pro‐social modelling” o rol modélico femenino con las mujeres penadas. Consiste en
una relación de respeto mutuo donde se tienen en cuenta las necesidades y las
fortalezas de las mujeres. Los estudios concluyeron;

a) la respuesta de la mujer penada a la supervisión depende del estilo de relación


construida,

b) si la relación es de apoyo, ‐ ansiedad, + motivación para no reincidir,

c) si la relación es más autoritaria, ‐ motivación para abandonar el comportamiento


delictivo,

d) la relación apoyo y pro‐social es especialmente efectiva para mujeres con alto riesgo
de reincidencia,

e) el estilo punitivo es ineficaz y contraproducente para mujeres con bajo riesgo de


reincidencia.
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Tratamiento individualizado y sensible a las características socio‐demográficas de


cada penada. El enfoque gender‐responsive, también señala que las experiencias
vitales no son iguales para todas las mujeres (interseccionalidad). En consecuencia,
deben evitar reforzar los diferentes sesgos estructurales a las cuales se enfrentan las
mujeres.

“Las mujeres penadas, particularmente aquellas cuyas identidades no se alinean


perfectamente con las expectativas hegemónicas racializadas y heteronormativas,
pueden enfrentar de manera desproporcionada una experiencia de supervisión
marcadas por hostilidades adicionales” (Kerrison, 2018:37)

Una forma de conseguirlo es que las acompañantes reflejen la población usuaria en


términos de género, raza/etnia, y/o orientación sexual, entre otras dimensiones.

Formación sensible al género para los profesionales que trabajen con las mujeres.
Los estudios han puesto de relieve que cuando los profesionales que forman el sistema
de justicia penal (policías, trabajadorxs sociales, psicólogxs, criminólogxs o
voluntariado) reciben formación y tienen conocimiento sobre las características de las
mujeres penadas, los resultados del cumplimiento efectivo del tratamiento con las
mujeres son mucho más positivos. Además, se ha comprobado que, aunque la
formación estaba focalizada en las necesidades y características de las mujeres, los
resultados acababan siendo positivos también para los hombres penados, ya que los
profesionales se mostraban más comprensivo y empáticos.

Entorno basado en el respeto, seguridad, apoyo, comprensión y flexibilidad. El


entorno de la intervención debe ser pacífico, amigable y seguro, donde las dinámicas
sean colaborativas y cooperativas. En el diseño de los programas se debe ser flexible y
tener en cuenta sus problemáticas, necesidades y obligaciones de todo tipo, pues eso
puede impactar en el cumplimiento o incumplimiento del programa. En los programas
se ha visto que las mujeres requieren más paciencia, tolerancia y tiempo para resolver
las cuestiones subyacentes al comportamiento delictivo. El incumplimiento de una
MPA es diferentes entre hombres y mujeres: los hombres incumplen
mayoritariamente porque cometen un delito y las mujeres mayoritariamente por la
dificultad de compaginar las responsabilidades domésticas/familiares con los
requisitos de la pena, quedando estos últimos, en muchas ocasiones desatendidos y en
segundo lugar.

Modelo basado en las fortalezas y competencias de las mujeres: los programas más
efectivos son aquellos que las han empoderado, los que las fortalecen como personas,
amplían sus habilidades y las hace tomar consciencia de estas. Se convierten en
personas resilientes y capaces de llevar vidas más auto‐suficientes. Es crucial elaborar
conjuntamente los planes del tratamiento, se aboga por involucrarlas en la revisión y
desarrollo de los servicios, así se evita decidir por ellas y tratarlas de forma
maternalista.
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Desarrollo de vínculos de apoyo en comunidad y conexiones saludables con hijos,


familiares y personas importantes para ellas. Por su socialización de género, las
mujeres valoran más las relaciones y conexiones con los demás. Su desistimiento
muchas veces depende de sus relaciones, por ello no pueden ser tratadas con éxito en
aislamiento. Paralelamente, se les debe enseñar a identificar posibles situaciones de
violencia y abusos, así como identificar aquellas relaciones sanas y los apoyos que
necesitan para mejorar su situación, como aquellos vínculos tóxicos que sería
conveniente evitar

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