Rainero-Cantalamessa Las-Bienaventuranzas - PDF TOAZ - Info

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RNS BIENAVENTURANZAS Padre Rainiero Cantalamessa Predicador de la Casa Pontificia gloriosa. INTRODUCCION LAS BIENAVENTURANZAS .. 1. “BIENAVENTURADOS LOS POBRES”.... 1. «Pobres» y «pobres de espiritu» . 2. La explicacion «teolégica> no basta... 3. La pobreza en la vida de Cristo.... 4. Ser «para los pobres» y ser «pobres» ... 5. ,Por qué la pobreza voluntaria’ 6. Actualidad de la bienaventuranza de la pobreza... N “BIENAVENTURADOS LOS MANSOS PORQUE POSEERAN LA TIERRA’ 1. Quiénes son los mansos... 2. Jestis, el manso 3. Mansedumbre y tolerancia. 4, Con mansedumbre y respeto ... 5. Aprended de mi. 6. Mansos de corazon... 7. Revestirse de la mansedumbre de Cristo .... » “|BIENAVENTURADOS LOS QUE AHORA LLORAIS!”. . Una nueva relacion entre placer y dolor.... «gDénde esté tu Dios?» . oN «jSe han llevado a mi Sefior!» .. = «Lloren los sacerdotes, ministros del Sefior» ... a . Las lagrimas més bellas .... 4. “BIENAVENTURADOS LOS QUE TENEIS HAMBRE AHORA, PORQUE SEREIS SACIADOS”.. 1. Historia y Espiritu 2. Quiénes son los hambrientos y quiénes los saciados .... 3. A los hambrientos colmo de bienes. 4. Una parabola actual. 5. «Bienaventurados los que tienen hambre de Justicia» 6. Eucaristia y compartir 5. “BIENAVENTURADOS LOS MISERICORDIOSOS PORQUE ELLOS ALCANZARAN MISERICORDIA’" .... 1. La misericordia de Cristo... 2. Un Dios que se complace en tener misericordia 3. Nuestra misericordia, {causa 0 efecto de la misericordia de Dios? .. 4. Experimentar la misericordia divin: 5. Una Iglesia «rica en misericordia» . 6. «Revestios de entrafias de misericordia» .... o . “BIENAVENTURADOS LOS PUROS DE CORAZON PORQUE VERAN A DIOS” 1. De la pureza ritual a la pureza de corazon. 2. Una mirada a la historia .. 3. La hipocresia laica 4. La hipocresia religiosa 7. “Bienaventurados los que trabajan por la paz porque serdn llamados hijos de Dios”... 59 1. El mensaje para la Jornada Mundial de la Paz. 2. Quiénes son los que trabajan por la paz... 3. La paz como don... 4. La paz como tarea. 6. zUna paz sin religiones? “BIENAVENTURADOS LOS PERSEGUIDOS A CAUSA DE LA JUSTICIA...” INTRODUCCION Los textos aqui ofrecidos han sido predicados por el Padre Cantalamessa, predicador de la Casa Pontifica, ante el Papa Benedicto XVI y la curia durante los tiempos de Adviento y Cuaresma de 2006 y 2007. Para introducir estas predicaciones el Padre Cantalamessa decia lo siguiente: “Empezamos, con esta meditacién, un ciclo de reflexién sobre las bienaventuranzas que, si Dios quiere, proseguiremos en la préxima Cuaresma Las bienaventuranzas han conocido, dentro del propio Nuevo Testamento, un desarrollo y aplicaciones diferentes, segtin la teologia de cada evangelista o las necesidades nuevas de la comunidad. A ellas se aplica lo que San Gregorio Magno dice de toda la Escritura, que ella «um legentibus crescit»', crece con quienes la len, revela siempre nuevas implicaciones y contenidos mds ricos, de acuerdo con las instancias y los interrogantes nwevos con los que se lee. Mantener Ia fe en este principio significa que también hoy nosotros debemos leer las bienaventuranzas a la luz de las situaciones nuevas en las que nos encontramos viviendo, con la diferencia, se entiende, de que las interpretaciones de los evangelistas estén inspiradas, y por ello normativas para todos y para siempre, mientras que las de hoy no comparten tal prerrogativa.” De las ocho bienaventuranzas, seis fueron recogidas por la agencia de informacion Zenit. Las he incluido aqui dandoles el formato de libro y colocando las notas al pie de pagina (la mayoria de referencias estan en italiano, pero no ser dificil remitirse a la versin espafiola del texto citado, en caso que se quiera profundizar mas en el tema). Pero... faltaban dos bienaventuranzas que no fueron publicadas por la agencia Zenit: La de los pobres y la de los perseguidos a causa de la justicia, Casi todo el texto de la primera lo encontré en Google libros (aunque falta una minima parte) y es que se ha publicado un libro titulado: “Las Bienaventuranzas, ocho escalones hacia la felicidad” cuyo contenido aparece parcialmente en linea. Con respecto a os perseguidos a causa de la justicia no he encontrado nada, no obstante, la he puesto en el indice para tener el esquema general de las mismas y sobre todo con la esperanza de poderlas encontrar y completar el libro. Hipélito Marzo del 2015, cruzgloriosa.org 1 Gregorio Magno, Commento morale a Giobbe, 20,1 (CC 143 A, p. 1003) LAS BIENAVENTURANZAS MATEO 5, 3-12 Bienaventurados los pobres de espiritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseeran en herencia la tierra Bienaventurados los que lloran, porque ellos seran consolados Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos seran saciados Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos aleanzardn misericordia. Bienaventurados los limpios de corazén, porque ellos veran a Dios LUCAS 6, 20-26 Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios. Bienaventurados los que tenéis hambre ahora, porque seréis saciados Bienaventurados los que llorais ahora, porque reir Bienaventurados seréis cuando los hombres os odien, cuando os expulsen, os injurien y proseriban vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese dia y saltad de gozo, que Vuestra recompensa ser grande en el cielo. 1. “BIENAVENTURADOS LOS POBRES” 1. «Pobresn y upobres de espiritu» ‘A propésito de la primera bienaventuranza existe, ante todo, un problema literario. Lo constituye el hecho de que la bienaventuranza se nos refiere de manera un poco diversa en Mateo y en Lucas. Uno tiene un discurso indirecto: «Bienaventurados los pobres»; en el otro, el discurso directo: «Bienaventurados vosotros, pobres»: imo tiene «pobres de espiritu»: el otro, simplemente «pobres». La explicacién mas plausible parece ser la que admite una fuente comin de la que dependen tanto Mateo como Lucas y que decia simplemente «pobres». Lucas, preocupado por acentuar también el aleance social del término, lo conserva tal cual y mAs atin, lo refuerza, contraponiendo a «jbienaventurados vosotros pobres!» el «jay de vosotros ricos!» (Le 6,24). Mateo, que tiene una intencién catequética, se apresura a explicitar el sentido religioso que la palabra «pobres» tiene en la espiritualidad hebrea y en el pensamiento de Jestis, afiadiendo «de espiritu». Entre los intérpretes actuales algunos acenttian, con Mateo, el significado religioso; otros, con Lucas, el significado social. Para los primeros, pobres de espiritu indicaria més una actitud interior que un estado social. Jestis, dicen, no ha tratado de beatificar una clase social. Sélo una situacién espiritual puede ser puesta en relacién con una realidad espiritual como es el Reino, Es muy verdad que la pobreza real es una via privilegiada hacia la pobreza de espiritu y Jesiis lo repite de mil modos; sin embargo, no se debe pensar que en la bienaventuranza estén en juego los proletarios o los Ilamados hombres de la tierra del judaismo del tiempo. El verdadero pobre evangélico es el cliente de Dios que ha apostado todo por Dios, en la fe. En el judaismo de la época, el término pobre» era practicamente sindnimo de santo (hasid) y de devoto®, Los Padres de la Iglesia hacen del pobre de espiritw» casi un sinénimo de chumilde»? Los que se apoyan en el texto de Lucas acentian el significado social de la bienaventuranza, viendo expresada con la palabra pobres» ante todo una condicién social, un estado concreto de vida. Segiin ellos, la interpretacién tradicional pone demasiado el acento en las disposiciones interiores del pobre y 21C£. AGELIN, Les pauures de Jahvé (Paris 1953); ef. del mismo autor: Les pauvres que Diew aime (Paris 1968). 5 San Agustin, Sermén 88, 1: PL. 88, 865: San Leén Magno, Discurso 95 sobre las Bienaventuranzas 1, 2 PL 54,462. 3 demasiado poco en la naturaleza del Reino que va a venir. Las bienaventuranzas, dice, son ante todo una revelacién sobre la misericordia y sobre la justicia que deben caracterizar el reino de Dios: contienen més una yevelacién sobre Dios que sobre el hombre o sobre el pobre. La palabra usada en el evangelio para indicar a los pobres (ptchoi) designa a los indigentes, a los infelices, a los hambrientos, a los que necesitan limosna para vivir. El término hebreo correspondiente, anawim, designa en origen a las personas curvadas, es decir plegadas, humildes, oprimidas. ePor qué motivo nos preguntamos deberian estos ser favorecidos por Dios? No por sus particulares «méritos» religiosos, se responde, o por su buena disposicién, sino porque Dios debe por si mismo, en cuanto rey justo, defender a quien no tiene defensa. Los pobres, segtin la mentalidad del Antiguo Testamento, son los protegidos del rey. 2Y cémo se explica, en este caso, la persistencia del estado de pobreza o de opresién de los pobres, incluso en Israel, en torno a Jestis, para el cual el reno de Dios ya ha venido? El desmentido de los hechos no leva a abandonar la conviecién de la justicia real de Dios, sino a proyectarla en el futuro, en el reino de Dios de los tiltimos tiempos. Entonces los pobres seran vengados de todos los que los oprimian, entonces gozaran verdaderamente de los beneficios de la solicitud de Dios*. 2. La explicacién «uteolégica» no basta Estas son, pues, las dos interpretaciones principales de la bienaventuranza de los pobres. Una, como se ve, pone mas de relieve la pobreza como estado de animo; la otra, mas la pobreza como estado social. En ambos casos, la liberacién de la pobreza viene del reino de Dios, pero en el primer caso supone una disposicion que est en el hombre; en el segundo, sélo la exigencia de Dios hacia si mismo. Tomadas aisladamente, ninguna de las dos tesis satisface plenamente. La primera porque tiende a excluir demasiado la referencia a lo social, a la realidad de la pobreza; la segunda, porque excluye demasiado drasticamente las disposiciones interiores del pobre. Querria subrayar, en particular, los inconvenientes de la segunda interpretacién que hace de la pobreza un problema teolégico, haciendo depender todo de Dios. No explica el parentesco estrecho que existe en el evangelio entre el concepto de pobreza y el de humildad, entre el privilegio de los pobres y el de los nifios. Se trata, ademas, de una explicacién que, tomada rigidamente, no desemboca de hecho en nada. La gran liberacion de los pobres, sociolégicamente tales, deberia estar constituida por el reino de Dios, pero luego, analizando la + Cf. J. Dupont, Les Béatitudes, 3 vols. Paris 1969) trad. it. en 2 vols, Le beatitudini (Edizioni Paotine, Roma 1974). naturaleza de dicho Reino, se ve que, por su situacién real, no trae nada nuevo, porque no los hace ni mas ricos ni mds saciados en el plano material Por tanto, sélo aparentemente esta interpretacién moderna esta mas atenta a Io social. Mas atin, existe el riesgo de instrumentalizar la pobreza, haciendo de ella sdlo una ocasion que permite a Dios demostrar su soberana justicia. Esto sin contar que, también en este caso, la realizacion se situaria en un plano totalmente diverso del de la promesa y del de la espera: al pobre se le promete una liberacién de su pobreza material, pero una liberacién que, al final, se revela que es sélo de naturaleza espiritual. Jestis se preocupa ciertamente de los pobres reales, pero no lo hace tanto cuando proclama a los pobres bienaventurados, sino cuando considera que se le hace a él Jo que se les ha hecho 0 dejado de hacer a ellos y cuando amenaza con el infierno, como en la parabola del rico epulén, a los que no cuidan del pobre. En nuestro caso, la dificultad nace de usar la categoria de anéritos» y de «virtudes» alli donde se deberia usar la de «fer. Dios no es inducido a obrar a favor de los pobres por sus méritos 0 sus disposiciones. En los pobres Dios no aprecia tanto lo que tienen, cuanto lo que no tienen: autosuficiencia, estar cerrados, pretension de salvarse por si solos. Pensar lo contrario seria como decir que el Reino es ofrecido primero a los publicanos y a las prostitutas porque Dios privilegia dicho «estado», no porque ellos sean capaces de arrepentimiento y los falsos justos no. No se trata de saber si el obrar de Dios presupone algo antecedentemente es claro que no lo presupone: se trata de saber si exige algo en respuesta. El pobre debe reconocer y acoger este ofrecimiento preferencial de Dios; en definitiva, debe creer. «Dios -dice Santiago- escogié a los pobres en el mundo para enriquecerlos mediante la fe» (Stg 2.5). La bienaventuranza evangélica “Bienaventurados los pobres en el espiritu porque de ellos es el reino de los Cielos» se debe leer a la Iuz del binomio gracia- fe: «Por gracia estéis salvados, mediante la fe» (Ef 2,8). El Reino representa, en la bienaventuranza, el ofrecimiento de gracia, la pobreza en el espiritu, la respuesta de fe, Los pobres «en el espiritw» son los pobres creyentes. Es como si Jestis dijera: «Bienaventurados vosotros, los pobres, porque habéis creido» (no se debe olvidar que se dirige a personas concretas que lo habian seguido, igual que en los «jay!» se dirige a los que de hecho le habian rechazado): 0 también: bienaventurados vosotros «si creéis». La fe esta en el fondo de cada discurso de Testis. Por tanto, la solucién de las dificultades se debe buscar en la sintesis de las dos perspectivas, Hay que unir, no contraponer, los «pobres» de Lucas y los «pobres en el espiritw» de Mateo. Afiadiendo a «pobres» la expresién «en el espiritu» no sélo ha hecho una accién catequética, sino también hermenéutica: 5 ha puesto de relieve una comprensién implicita, pero real, del concepto de pobre en el uso que de él habia hecho Jestis. 3. La pobreza en la vida de Cristo La mejor exégesis de la bienaventuranza de los pobres es la vida misma de Cristo. San Pablo escribe: «Jesucristo, siendo rico, por vosotros se hizo pobre a fin de que os enriquecierais con su pobreza» (2Co 8,9). No hay duda de que aqui se habla de la pobreza material de Cristo. El sentido es: Cristo, siendo (en la posicién de) rico, se hizo pobre materialmente para enriquecernos espiritualmente. «Asumié la pobreza material -comenta santo Tomas- para darnos las riquezas espirituales».> En efecto, no vino a hacer a los hombres mas ricos en bienes terrenos, sino a hacerlos hijos de Dios y herederos de la vida eterna. La pobreza de Cristo, ante todo, tiene un aspecto concreto, existencial, que le acompaiia desde el nacimiento hasta la muerte. La beata Angela de Foligno tiene una pagina bastante profunda sobre la pobreza del Salvador: «La pobreza tiene tres modos de ser. El primer grado de la perfecta pobreza de Cristo fue que quiso vivir y ser pobre de todas las cosas temporales de este mundo. No quiso para si una casa, ni un terreno, ni wna vifla, ni ninguna propiedad. ni dinero o fondos. Fue pobre, tuvo hambre, sed, sufrié el calor y el frio, el cansancio, toda privacién y necesidad. No dispone de cosas refinadas y de valor... La segunda pobreza fue que quiso ser pobre en los parientes y en los amigos... La tercera pobreza fue que quiso despojarse de si mismo, quiso hacerse pobre en su misma fuerza divina, en su sabiduria y en su gloria»®. Pobre, pues, de cosas, pobre en apoyos, pobre en prestigio. Esta tercera pobreza es la mas profunda de todas porque toca a la esfera del ser, no ya sélo la de tener. Para Cristo consistié en el hecho mismo de hacerse hombre, de despojarse, si no de la naturaleza divina, al menos de todo lo que dicha naturaleza habria podido reivindicar para si en tema de gloria, de riqueza y esplendor. «Qué hay -exclama san Gregorio de Nisa- de més pobre para Dios que la forma de siervo? ,Qué mds humilde que la comunién con nuestra naturaleza?>’. En Cristo brilla la pobreza en su forma mas sublime que no es la de ser pobre (esto puede ser una realidad impuesta 0 heredada), sino la de hacerse pobre, y hacerse pobre por amor, para enriquecer a los demas. 5 Santo Tomas de Aquino, Suma Teolégica, IL. 4. 40, a. 4. ° I libro della beata Angela da Foligno (Quaracchi, Grottaferrata 1985) 642 7 San Gregorio de Nisa, Sobre las bienaventuranzas, 1: PG 44, 1201n, Sin embargo, respecto de la pobreza material de Jess, hay quiz lugares comunes que rectificar basdndose en un examen ms atento de los evangelios. Por cuanto podemos saber al respecto, Jestis no pertenecid, por condicién social, al proletariado de la época, es decir a la clase infima de la sociedad. Era un artesano y se ganaba la vida con el propio trabajo, que era sin duda una condicién mejor que el trabajo por cuenta ajena. También durante la vida ptiblica, el prestigio del que gozaba como rabbi, las invitaciones que recibia también por parte de personas de posicién acomodada, las amistades de las que gozaba, como la de Lazaro y la de sus hermanas, la ayuda que recibia de algunas mujeres que disponian de bienes (cf. Le 8,28), son cosas que nos impiden hacer de él el tiltimo de los pobres. La misma frase: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza» (Le 9, 58) se explica mejor pensando en su condicién de predicador itinerante, sin morada fija, que como carencia de techo, aunque esto pueda estar también incluido, Desde el punto de vista estrictamente material, en su tiempo habia ciertamente personas mas pobres que él, masas enteras de desheredados, de las que él mismo tuvo compasin, viéndolas vejadas y abatidas» (Mt 9, 36). También entre sus futuros discipulos, por ejemplo entre ciertos ascetas y eremitas del desierto, hubo quienes superaron al Maestro en tema de austeridad y pobreza puramente material. El equivoco deriva de atribuir un excesivo valor a las manifestaciones externas y materiales de la pobreza. Jestis nunca reivindieé para si un primado en la pobreza, tal como lo reivindicé, en cambio, respecto de la caridad, diciendo que nadie tiene un amor més grande que el que da la vida por los propios amigos (cf. Jn 15,18). Era libre también ante su pobreza, igual que lo era en comer o beber, hasta el punto de pasar, sin reaccionar mucho ante ello, por un, bebedor y un comilén. En tema de ascesis, el Precursor era mucho més rigido que él, Jestis no cayé en la tampa, en Ja que cayeron a continuacién algunos de sus imitadores, de absolutizar la pobreza material, midiendo sobre ella el grado de perfeccion y terminando asi por convertirse en ricos de la peor condicién que haya: de si mismos y de la propia justicia. No se da un valor absoluto a las cosas materiales, un punto mas alla del cual no se pueda ir. Por mucho que uno quiera ser pobre, descubriré que siempre hay alguien més pobre que él. La pobreza material no tiene limite. Lo que da valor religioso a la pobreza es el motivo por el que se elige, , en el caso de Cristo, el motivo es el amor: «Por vosotros se hizo pobre a fin de que os enriquecierais con su pobreza (2Co 8, 9) El don es precioso sobre todo cuando es fruto del despojo, cuando uno se priva de lo que regala. Y el Verbo, en algtin modo, se privé de su riqueza divina para hacernos participes de ella. La pobreza de Dios es una expresién de su dgape, de su ser que es «amor. Los filésofos cinicos de tiempos de Jestis vivian una 7 pobreza material, en algunos aspectos, mas radical que la suya, pero no estaba inspirada en el amor hacia los hombres. Era mas bien un desafio que les lanzaba en su cara para demostrar la independencia y la superioridad del hombre sobre la naturaleza y sobre las cosas. 4. Ser «para los pobres» y ser «pobresy Con la venida de Cristo se registra un salto de cualidad en materia de pobreza. Se puede caracterizar asi: el Antiguo Testamento nos presenta un Dios «para los pobres»; el Nuevo Testamento, un Dios que se hace, él mismo, «pobre». El Antiguo Testamento esta Ieno de textos sobre el Dios que «escucha el grito de los pobres», que «tiene piedad del débil y del pobre», que «defiende la causa de los miserables», que «hace justicia a los oprimidos»: pero sélo el evangelio nos habla del Dios que se hace uno de ellos, que elige para si la pobreza y la debilidad. La pobreza material, de mal que hay que evitar, adquiere el aspecto de un bien que hay que cultivar, de un ideal que hay que perseguir, Esta es la gran novedad que ha traido Cristo. De este modo, estén puestos ya claramente los dos componentes esenciales del ideal de la pobreza evangélica: ser «para los pobres» y ser «pobres», La historia de la pobreza cristiana es la historia de la diversa actitud ante estas dos exigencias. Se refleja, por ejemplo, en el diverso modo de interpretar el episodio del joven rico (cf. Mt 19, 16ss). A veces, de él se acenttia el «vende todo»; otras, en cambio, el «dalo a los pobres»; es decir, o el despojamiento de cara a un radical seguimiento de Cristo, 0 la preocupacion por los pobres® En la antigiiedad, a la interpretacién de los encratitas -corriente radical que propugnaba la abstencidn (engrateia) total del matrimonio y de la posesién-, se enfrenta la conciliadora de un Clemente de Alejandria. Este corre el riesgo. a su vez, de ir al exceso opuesto cuando afirma que lo que cuenta no es tanto la pobreza cuanto el uso que se hace de la riqueza: «Quien considera posesiones y oro y plata y casas como dones de Dios, y en honor a Dios le da todo eso, colabora con sus haberes a la salvacién de otros hombres: éste es a quien el Sefior declara bienaventurado y es proclamado pobre en el espiritu»®. Una primera sintesis y un equilibrio entre las dos instancias se logra con el pensamiento de hombres como san Basilio y san Agustin y en la experiencia monastica que dio inicio con ellos. En ella, a la més rigurosa pobreza personal, se une una igual solicitud hacia los pobres y enfermos. Esta se concreta en Cf. Aa. W., Per foramen acus. Il eristianesimo antico di fronte alla pericope evangelica del giovane ricco (Vita e Pensiero, Milan 1986). ° Clemente de Alejandria, Qué rico se salva, 16, 3: GCS 17, 170. instituciones adecuadas que servirén, en algunos casos, como modelo para las futuras obras caritativas de la Iglesia. En el medioevo asistimos, en otro contexto histérico, a la repeticién de este ciclo. La Iglesia, y en particular las antiguas érdenes monasticas que Iegaron a ser bastante ricas en Occidente, cultivan ahora la pobreza casi solo en la forma de la asistencia a los pobres, a los peregrinos, es decir, gestionando instituciones de caridad. Contra esta situacién, a partir del inicio del segundo milenio, surgen los Ilamados movimientos pauperisticos, que ponen en primer plano el ejercicio efectivo de la pobreza, la vuelta de la Iglesia a la simplicidad y pobreza del evangelio. El equilibrio y la sintesis las realizan, esta vez, las érdenes mendicantes, que se esfuerzan por practicar al mismo tiempo un despojo radical y um cuidado amoroso hacia los pobres, los leprosos, los esclavos y, sobre todo, por vivir su pobreza en comunién con la Iglesia, no contra ella. Con todas las cautelas del caso, quiza podamos captar también una dialéctica andloga en la época moderna. La explosién de la conciencia social en el siglo pasado, y del problema del proletariado ha roto nuevamente el equilibrio, empujando a poner entre paréntesis el ideal de la pobreza voluntaria, elegida y vivida en el seguimiento de Cristo, para interesarse por el problema de los pobres. Sobre el ideal de una Iglesia pobre prevalece la preocupacion «por los pobres», Esta traduce en mil iniciativas e instituciones nuevas, sobre todo en el ambito de la educacién de los nifios pobres y de la asistencia a los més abandonados. También la doctrina social de la Iglesia es un producto de este clima espiritual. Fue el Concilio Vaticano II el que puso en primer plano, sobre todo a continuacién de la conocida intervencién del cardenal Lercaro, el discurso sobre «iglesia y pobreza». En la constitucién sobre la Iglesia se lee, a este propésito: «Como Cristo efectué la redencién en la pobreza y en la persecucidn, asi la Iglesia es la Hamada a seguir ese mismo camino... Cristo fue enviado por el Padre a evangelizar a los pobres y levantar a los oprimidos, para buscar y salvar lo que estaba perdido; de manera semejante la Iglesia abraza a todos los afligidos por la debilidad humana, mas atin, reconoce en los pobres y en los que sufren la imagen de su Fundador pobre y paciente, se esfuerza en aliviar sus necesidades y pretende servir en ellos a Cristo», En este texto estan reunidas ambas cosas: el ser pobres y el estar al servicio de los pobres. No se dice que estos dos aspectos deban y puedan ser cultivados en igual medida por cada creyente, o por cada categoria de creyentes. En efecto, hay que tener presente también la doctrina de los carismas y de las diversas funciones asignadas a cada miembro, en el cuerpo de Cristo. San Pablo * Lumen gentium, 8. parece que incluye también en la enumeracién de los carismas el despojamiento voluntario de los propios bienes en favor de los demas. De hecho, para él carisma es «dar con simplicidad» (cf. Rm 12, 6s) y «distribuir todas las pertenencias propias a los pobres» como lo son, en el mismo contexto, la profecia, el hablar lenguas, la ciencia (cf. 1Co 13, 3) Por tanto, en algunos de sus miembros y érdenes religiosas, la Iglesia expresara mas al Cristo pobre y en otros al Cristo que carga sobre si con «las flaquezas y enfermedades» de los pobres (cf. Mt 8, 17). La plenitud del Espiritu y de los dones esta en la Iglesia, no en el creyente individual. En la comunién eclesial, sin embargo, dicha plenitud se hace de todos. En efecto, si yo amo la unidad y me mantengo unido a ella, lo que tiene o hace cada uno en ella, es también mio, lo hago yo también. Pertenezco, de hecho, a ese cuerpo que es pobre y que cuida de los pobres. Destierra la envidia -decia san Agustin-, y seré tuyo lo que es mio, y si yo destierro la envidia sera mio lo que ti poses», La consecuencia de todo esto es que debemos desterrar la animosidad y el juicio, sustituyéndolos por la estima mutua y la alegria debidas al bien que Dios realiza a través de otros. Los que trabajan por la justicia social y la promocién de los pobres (que necesitan frecuentemente grandes medios y estructuras) se alegran de que haya otros que viven y anuncian el evangelio en pobreza y simplicidad, y viceversa. «Cesemos pues -exhortaba el Apéstol en una situacién semejante a esta- de juzgarnos unos a otros... Dediquémonos mas bien a las obras de la paz y de la edificacién reciproca» (Rm 14, 13.19). 5. ¢Por qué la pobreza voluntaria? Nos queda responder a la pregunta quiza mas importante: Por qué Cristo introdujo en el mundo el ideal de la pobreza voluntaria? {Por qué renunciar voluntariamente a las cosas que Dios ha creado para la alegria del hombre? zAcaso se pone la redencidn en contraste con la creacién? La respuesta esta en el motivo que justifica la propuesta de Cristo. Esta expresado claramente en el texto: el reino de los cielos o el reino de Dios. Todo toma sentido de la naturaleza de este reino que «ya» est presente en el mundo, pero «todavia no» esta plena y definitivamente establecido. Puesto que el reino de Dios esta ya presente en la tierra, en la persona y en la predicacién de Jestis, es necesario no dejarlo escapar, sino agarrarlo, dejando de lado todo lo que pueda ser obstaculo para ello, inchuidos también, si fuera necesario, la mano y el ojo (cf. Mt 18, 8s). En otras palabras, es posible comenzar a vivir desde ahora como se vivira en la situacion definitiva del Reino, 11 San Agustin, Comentario al evangelio de Juan, 82, 8: CCL 36, 304 donde los bienes terrenos ya no tiene valor alguno, sino que Dios sera todo en todos. Esta es la motivacién de la pobreza que podemos llamar escatolégica, 0 también profética, en cuanto que anuncia los cielos nuevos y la tierra nueva. La pobreza es profética porque, con el ejemplo del desapego de los bienes terrenos, proclama silenciosa pero eficazmente, que existe otro bien: recuerda que la escena de este mundo pasa, que no tenemos aqui abajo morada permanente, sino que nuestra patria esta en el cielo. Esta motivacién eseatolégica, basada sobre la repentina irrupeién del Reino o, tras la Pascua, sobre la espera del regreso inminente de Cristo, contimia actuando también después, pero de una forma un poco diversa. El cristiano no tiene aqui abajo ciudadania estable, pertenece a otra ciudad: por eso, es un contrasentido que se apegue a los bienes del tiempo presente que deberd dejar de un momento a otro. La motivacién escatolégica actiia ahora bajo forma de esperanza de los bienes eternos. Esto, por lo que respecta a la primera caracteristica del Reino, que es la de haber venido ya. Pero puesto que, en otro sentido, el Reino debe venir todavia, esta en camino para alcanzar hasta los tltimos confines de la tierra, se necesitan personas que se dediquen totalmente a su venida, libres de todo vinculo y compromiso terreno que obstaculizaria dicho anuncio. Si el evangelio debe llegar «hasta los confines extremos de la tierra» (Hch 1, 8), es necesario que sus mensajeros, como los corredores en el estadio, vayan ligeros, libres, desnudos, para no frenar «la carrera de la palabra» (cf. 1Ts 3,1). Esta segunda es la motivacién misionera, 0 apostélica, de la pobreza, puesta de relieve sobre todo en los discursos «de envio» de Jestis: «No toméis nada para el camino, ni bastén, ni alforja, ni pan, ni plata; ni tengdis dos ttinicas cada uno» (Le 9, 8). 6. Actualidad de la bienaventuranza de la pobreza La bienaventuranza de los pobres es de gran actualidad en el contexto histérico en el que vivimos, marcado por la preocupacién por la ecologia y la salvaguarda de lo creado. Una manera de vivir la bienaventuranza evangélica, posible y accesible a todos, es volver a un uso sobrio y moderado de las cosas, a un estilo de vida simple que permita gozar de los bienes de la creacién sin abusar de ellos 0 desperdiciarlos. Necesitamos esta invitacion, especialmente en los paises ricos del hemisferio norte. Estamos tentados de sustituir las cosas después de nuestro uso: vestidos, coche, ordenador y aparatos electrénicos en general. Usa y tirase i} ha convertido en la sintesis de nuestra civilizacién. Esto asume a veces formas maniaticas. Francisco de Asis solia decir a sus frailes: «Nunca he sido ladrén de limosnas, en pedir o en usar mas alla de lo necesario. Cogi siempre menos de lo que necesitaba para que otros pobres no fueran privados de su parte; hacer lo contrario habria sido robar»’”, Deberiamos poder decir lo mismo de los bienes de la creacién: «No he robado a las generaciones futuras recursos destinados a ellas: agua, energia, madera para hacer papel...». Todo lo que usamos més alla de lo necesario, directa o indirectamente, lo sustraemos a otros que viven ahora en la tierra o que vendran después de nosotros. Me gusta recordar las palabras de un escritor inglés, J. K. Jerome, un humorista que, en este caso, sin embargo, habla seriamente. La experiencia de un viaje en barca sobre el Tamigi en sentido contrario a la corriente le sugiere una observacién sobre la vida: «Cuanta gente, en el viaje a lo largo del rio de la vida, carga, hasta casi hacerle hundirse, el propio barco de una infinidad de chismes que cree necesarios para que el viaje mismo resulte placentero, pero que en realidad son intttiles y sin importaneia. gPor qué no hacer, mas bien, que la barea de nuestra vida sea ligera, cargada sélo con las cosas de las que tendremos verdadera necesidad: una casa acogedora, placeres simples, uno o dos amigos dignos de este nombre, alguien a quien amar y alguno que te ame, un gato, un perro, una pipa o dos, lo suficiente para comer y para cubrirse? Encontraremos que, de este modo, es mucho mas facil empujar la barca. Tendremos tiempo para pensar, para trabajar y también para beber algo estando tumbados al sol»!5, No es exactamente el ideal evangélico de la pobreza por el Reino, pero al menos hace ver cémo no es contrario a la felicidad humana, sino mas bien un aliado potente. La contemplacién es otra actitud que estimula la bienaventuranza evangélica de la pobreza. Hay que descubrir y estimar la forma especial de posesién que es la contemplacién. Es una manera de poser las cosas de modo mas profundo, con el alma y no sélo con los sentidos y el cuerpo. San Pablo define a los apéstoles e, indirectamente, a todos los cristianos, como personas que «no tienen nada y lo poseen todo» (2Co 6, 10). La contemplacién hace este milagro: nos permite poser las cosas sin acapararlas 12 Espejo de perfeccion, 12: San Francisco de Asis, Escritos, Biografias, Documentos de la época (BAC 399, Madrid 1993) 705. 18 J. K Jerome, Three Men in a Boat (Longman, Londres 1962) trad. esp. Tres hombres en una barca (Triple Editorial, Madrid 2007), 12 para nosotros y sin sustraerlas a otros. Cuando una persona tiene el derecho de propiedad sobre una cosa un parque, un bosque, una playa marina, un lago- le pertenece sélo a ella y cualquier otra esta excluida. En la contemplacién, miles de personas pueden gozar de ese mismo lago y de ese parque sin quitarle a nadie ningiin gozo de ello. 2. “BIENAVENTURADOS LOS MANSOS PORQUE POSEERAN LA TIERRA” 1. Quiénes son los mansos La bienaventuranza sobre la que deseamos meditar hoy se presta a una observacién importante. Dice: «Bienaventurados los mansos porque poseeran la tierra». Pues bien; en otro pasaje del mismo evangelio de Mateo, Jestis exclama «Aprended de mi, que soy manso y humilde de corazém» (Mt 11, 29). De abi deducimos que las bienaventuranzas no son s6lo un buen programa ético que él maestro traza para sus discipulos; json el autorretrato de Jesus! Es El el verdadero pobre, el manso, el puro de corazén, el perseguido por la justicia. Esta aqui el limite de Gandhi en su aproximacién al sermén de la montaa, que igualmente admiraba mucho. Para él, aquél podria hasta preseindir del todo de la persona histérica de Cristo. «No me importaria siquiera —dijo en una ocasién- si alguien demostrara que le hombre Jesits en realidad no vivié jamas y cuanto se lee en los Evangelios no es mas que fruto de la imaginacién del autor. Porque el sermén de la montaia permaneceria siempre verdadero ante mis ojos»! Es, al contrario, la persona y la vida de Cristo lo que hace de las bienaventuranzas y de todo el sermén de la montafia algo mas que una espléndida utopia ética; hace de ello una realizacién histériea, de la que cada uno puede sacar fuerza para la comunién mistica que le une a la persona del Salvador. No pertenecen sélo al orden de Jos deberes, sino también al de la gracia. Para descubrir quiénes son los mansos proclamados bienaventurados por Jestis, es titil pasar revista brevemente a los términos con los que la palabra mansos (praeis) se plasma en las traducciones modernas. El italiano tiene dos términos: «miti» y «mansueti», Este tiltimo es también el término empleado en las traducciones espafiolas, los mansos. En francés la palabra se traduce con dousx, literalmente «los dulces», aquellos que poseen la virtud de la dulzura (no existe en francés un término especifico para decir mansedumbre; en el Dictionnaire de spiritualité) esta virtud esta expuesta en la voz douceur, dulzura) Gandhi, Buddismo, Cristianesimo, Islamismo, Roma, Tascabili Newton Compton, 1993, p. En aleman se alternan diversas traducciones. Lutero traducia el término con Sanjftmytigen, esto es, mansos, dulces: en la traduccién ecuménica de la Biblia, la Eineits Bibel, los mansos son aquellos que no ejercen ninguna violencia -die keine Gewalt anwenden-, por lo tanto los no-violentos; algunos autores acenttian la dimension objetiva y sociolégica y traducen pracis con Machtlosen, los inermes, los sin poder. El inglés vincula habitualmente praeis con the gentle, introduciendo en la bienaventuranza el matiz de gentileza y de cortesia. Cada una de estas traducciones evidencia un componente verdadero, pero parcial, de la bienaventuranza. Hay que considerarlas en conjunto y no aislar ninguna, a fin de tener una idea de la riqueza originaria del término evangélico. Dos asociaciones constantes, en la Biblia y en la parénesis cristiana antigua, ayudan a captar el «sentido pleno» de mansedumbre: una es la que acerca entre si mansedumbre y humildad, la otra la que aproxima mansedumbre y paciencia: la una saca a la luz las disposiciones interiores de las que brota la mansedumbre, la otra las actitudes que impulsa a tener respecto al prdojimo: afabilidad, dulzura, gentileza. Son los mismos rasgos que el Apéstol evidencia hablando de la caridad: «La caridad es paciente, es servicial, no es envidiosa, no se engrie...» (1 Co 13, 4-5). 2. Jests, el manso Si las bienaventuranzas son el autorretrato de Jestis, lo primero que hay que hacer al comentar una de ellas es ver cémo la vivid. Los evangelios son, de punta a punta, la demostracién de la mansedumbre de Cristo, en su doble aspecto de humildad y de paciencia. £1 mismo, hemos recordado, se propone como modelo de mansedumbre. A E] Mateo aplica las palabras del Siervo de Dios en Isaias: «No disputaré ni gritaré, la cafia cascada no la quebrara, ni apagaré la mecha humeante» (Mt 12, 20). Su entrada en Jerusalén a lomos de un asno se ve como un ejemplo de rey «manso» que huye de toda idea de violencia y de guerra (Mt 21, 4). La prueba maxima de la mansedumbre de Cristo se tiene en su pasién. Ningtin gesto de ira, ninguna amenaza. «Insultado, no respondia con insultos; al padecer, no amenazaba» (1 P 2, 23). Este rasgo de la persona de Cristo se habia grabado de tal forma en la memoria de sus discipulos que San Pablo, queriendo exhortar a los corintios por algo querido y sagrado, les escribe: «Os suplico por la mansedumbre (prautes) y la benignidad (epieikeia) de Cristo» (2 Co 10, 1). Pero Jestis hizo mucho mas que darnos ejemplo de mansedumbre y paciencia heroica; hizo de la mansedumbre y de la no violencia el signo de la verdadera grandeza. Esta ya no consistird en alzarse solitarios sobre los demas, sobre la masa, sino en abajarse para servir y elevar a los demas. Sobre la cruz, 15 dice Agustin, El revela que la verdadera victoria no consiste en hacer victimas, sino en hacerse vietima, «Victor quia vietimay 1, Nietzsche, se sabe, se opuso a esta visién, definiéndola una «moral de esclavos», sugerida por el «resentimiento» natural de los débiles hacia los fuertes. Predicando la humildad y la mansedumbre, el hacerse pequefios, el poner la otra mejilla, el cristianismo introdujo, en su opinién, una especie de cancer en la humanidad que ha apagado su empuje y ha mortificado su vida... En la introduccién al libro Asi hablaba Zaratustra, la hermana del filésofo resumia asi el pensamiento de su hermano: «El supone que, por el resentimiento de un cristianismo débil y falseado, todo lo que era bello, fuerte, soberbio, poderoso ~como las virtudes procedentes de la fuerza- ha sido proscrito y prohibido, y que por ello han disminuido mucho las fuerzas que promueven y ensalzan la vida. Pero ahora una nueva tabla de valores debe ponerse sobre la humanidad, esto es, el fuerte, el hombre magnifico hasta su punto mas excelso, el superhombre, que nos es presentado ahora con arrolladora pasion como objetivo de nuestra vida, de nuestra voluntad y de nuestra esperanza»'®, Desde hace algiin tiempo se asiste al intento de absolver a Nietzsche de toda acusacién, de amansarle y hasta de cristianizarle. Se dice que en el fondo €1 no va contra Cristo, sino contra los cristianos que en ciertas épocas predicaron una renuncia fin de si misma, despreciando la vida y yendo contra el cuerpo... Todos habrian tergiversado el verdadero pensamiento del filésofo, empezando por Hitler... En realidad él habria sido un profeta de tiempos nuevos, el precursor de la era postmoderna. Ha quedado, se puede decir, una sola voz que se opone a esta tendencia, la del pensador francés René Girard, segtin el cual todos estos intentos perjudican ante todo a Nietzsche. Con una perspicacia en verdad Gnica, para su tiempo, él capté el verdadero nitcleo del problema, la alternativa irreducible entre paganismo y cristianismo. El paganismo exalta el sacrificio del débil a favor del fuerte y del progreso de la vida; el cristianismo exalta el sacrificio del fuerte a favor del débil. Es dificil no ver un nexo objetivo entre la propuesta de Nietzsche y el programa hitleriano de eliminacién de grupos humanos enteros por el adelanto de la civilizacién y la pureza de la raza. © §. Agostino, Confessioni, X, 43. 16 Introduzione all'edizione tascabile di Also sprach Zarathustra del 1919. No es por lo tanto sélo el cristianismo el blanco del filosofo, sino también Cristo. «Dionisio contra el Crucificado»: che ahi la antitesis», exclama en uno de sus fragmentos péstumos!”, Girard demuestra que lo que forma el mayor honor de la sociedad moderna -la preocupacién por las vietimas, estar de parte del débil y del oprimido, la defensa de la vida amenazada- es en realidad un producto directo de la revolucién evangélica que, sin embargo, por un paradéjico juego de rivalidades miméticas, es ahora reivindicado por otros movimientos, como conquista propia, incluso en oposicién al cristianismo'’. Hablaba la vez pasada de la relevancia hasta social de las bienaventuranzas. La de los mansos es su ejemplo tal vez mas claro, pero lo que se dice de ella vale, en conjunto, para todas las bienaventuranzas. Son la manifestacién de la nueva grandeza, el camino de Cristo a la autorrealizacin ena felicidad. Noes verdad que el Evangelio mortifique el deseo de hacer grandes cosas y de sobresalir. Jestis dice. «Si uno quiere ser el primero, sea el tiltimo de todos y el servidor de todos» (Mc 9, 35). Es por lo tanto licito, e incluso esta recomendado, querer ser el primero; sdlo que el camino para llegar a ello ha cambiado: no elevandose por encima de los demas, tal vez aplastandoles si son un obstaculo, sino abajandose para elevar a los demas consigo 3. Mansedumbre y tolerancia La bienaventuranza de los mansos ha pasado a ser de extraordinaria relevancia en el debate sobre religién y violencia, encendido después de hechos como el del 11 de septiembre. Ella recuerda, ante todo a nosotros, los cristianos, que el Evangelio no da lugar a dudas. No hay en él exhortaciones a la no violencia, mezcladas con exhortaciones contrarias. Los cristianos pueden, en ciertas épocas, haber errado sobre ello, pero la fuente es limpida y a ella la Iglesia puede volver para inspirarse de nuevo en toda época, segura de no encontrar ahi mas que verdad y santidad. E] Evangelio dice que «el que no crea se condenaré» (Me 16, 16), pero en el cielo, no en la tierra, por Dios, no por los hombres. «Cuando os persigan en una ciudad —dice Jestis-, huid a otra» (Mt 10, 23); no dice: «ponedla a hierro y fuego». Una vez, dos de sus diseipulos, Santiago y Juan, que no habian sido recibidos en cierto pueblo samaritano, dijeron a Jesits: «Sefior, quieres que digamos que baje fuego del cielo y los consuma?. Jestis, est escrito, «olviéndose, les reprendié». Muchos manuscritos recogen también el tono del reproche: «No 1 F, Nietzsche, Opere complete, VIII, Frammenti postumi 1888-1859, Adelphi, Milano 1974, p. 56, 18. Girard, Vedo Satana cadere come folgore, Milano, Adelphi, 2001, pp. 211-236. sabéis de qué espiritu sois, porque el Hijo del hombre no ha venido a perder las almas de los hombres, sino a salvarlas» (Le 9, 53-56), El famoso compelle intrare, «obligadlos a entra, con el que San Agustin, si bien muy a su pesar"®, justifica su aprobacién de las leyes imperiales contra los donatistas” y que se utilizar después para justificar la coereién respecto a los herejes, se debe a un forzamiento del texto evangélico, fruto de una lectura mecdnicamente literal de la Biblia. La frase la pone Jestis en boca del hombre que habia preparado una gran cena y, ante el rechazo de los invitados a acudir, dice a los siervos que vayan por las calles y las cercas y que chagan entrar a los pobres y lisiados, y ciegos y cojos» (Le 14, 15-24). Esta claro que obligar no significa otra cosa, en el contexto, que una amable insistencia. Los pobres y los lisiados, como todos los infelices, podrian sentirse violentos al presentarse con sus trastos en el palacio: venced su resistencia, recomienda el sefor, decidles que no tengan miedo de entrar. Cuantas veces, en circunstancias similares, nosotros mismos hemos dicho: «Me obligé a aceptar», sabiendo bien que la insistencia en estos casos es signo de benevolencia, no de violencia. En un libro-investigacién sobre Jestis que ha suscitado mucho eco ultimamente en Italia, se atribuye a Jestis la frase: «Pero a aquellos enemigos mios, los que no quisieron que yo reinara sobre ellos, traedlos aqui y matadlos delante de mi» (Le 19, 27), y se deduce que «es a frases como éstas que se remiten los partidarios de la “guerra santa”»2!, Pues bien: hay que precisar que Lucas no atribuye tales palabras a Jestis, sino al rey de la parabola, y se sabe que no se pueden trasladar de la parabola a la realidad todos los detalles del relato parabélico, y que en cualquier caso hay que trasladarlos del plano material al espiritual. El sentido metaférico de estas parabolas es que aceptar 0 rechazar a Jestis no carece de consecuencias; es una cuestién de vida o muerte, pero vida y muerte espiritual, no fisica. La guerra santa no tiene nada que ver. 4, Con mansedumbre y respeto Pero dejemos de lado estas consideraciones de orden apologético y procuremos ver cémo hacer de la bienaventuranza de los mansos una luz para nuestra vida cristiana. Existe una aplicacién pastoral de la bienaventuranza de los mansos que empieza ya con la Primera Carta de Pedro. Se refiere al didlogo con el mundo externo: «Dad culto al Sefior Cristo en vuestros corazones, 288, Agostino, Epistola 93, 5: “Dapprima ero del parere che nessuno dovesse essere condotto per forza all'unita di Cristo, ma si dovesse agire solo eon la parola, combattere con la discussione, convincere con Ia ragione ® Cf, 8, Agostino, Epistole 173, 10; 208, 7, 21 Corrado Augias - Mauro Pesce, Inchiesta su Gest. Mondadori, Milano 2006, p.5 siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que os pida razon de vuestra esperanza. Pero hacedlo con mansedumbre (prautes) y respeto» (1 P 3,15-16). Han existido desde la antigitedad dos tipos de apologética: uno tiene su modelo en Tertuliano, otro en Justino; uno se orienta a vencer, el otro a convencer. Justino escribe un Didlogo con el judio Trifén, Tertuliano (0 un discipulo suyo) escribe un tratado Contra los judios, Adversus -Judeos. Estos dos estilos han tenido una continuidad en la literatura cristiana (nuestro Giovanni Papini era ciertamente mas cercano a Tertuliano que a Justino), pero es verdad que hoy es preferible el primero. La enciclica Deus caritas est del actual Sumo Pontifice es un ejemplo luminoso de esta presentacién respetuosa y constructiva de los valores eristianos que da razon de la esperanza cristiana «con mansedumbre y respeto». E] martir San Ignacio de Antioquia sugeria a los cristianos de su tiempo, respecto al mundo externo, esta actitud, siempre actual: «Ante su ira, sed mansos; ante su presuncién, sed humildes»”, La promesa ligada a la bienaventuranza de los mansos -«poseerdn la tierra»- se realiza en diversos planos, hasta la tierra definitiva que es la vida eterna, pero ciertamente uno de los planos es el humano: la tierra son los corazones de los hombres. Los mansos conquistan la confianza, atraen las almas. El santo por excelencia de la mansedumbre y de la dulzura, San Francisco de Sales, solia decir: «Sed lo mas dulees que podais y recordad que se atrapan més moseas con una gota de miel que con un barril de vinagre>. 5. Aprended de mi Se podria insistir largamente sobre estas aplicaciones pastorales de la bienaventuranza de los mansos, pero pasemos a una aplicacién mas personal. Jestis dice: «Aprended de m{ que soy manso». Se podria objetar: jpero Jestis no se mostré, f] mismo, siempre manso! Dice por ejemplo que no hay que oponerse al malvado, y que «al que te abofetee en la mejilla derecha, ofrécele también I otra» (Mt 5, 89). Pero cuando uno de los guardias le golpea en la mejilla, durante el proceso en el Sanedrin, no esta escrito que ofrecié la otra, sino que con calma respondié: «Si he hablado mal, declara lo que esta mal; pero si he hablado bien, {por qué me pegas?» (Jn 18, 23). Esto significa que no todo, en el sermon de la montaiia, hay que tomarlo mecdnicamente a la letra: Jestis, segiin su estilo, utiliza hipérboles y un lenguaje figurativo para grabar mejor en la mente de los discipulos determinada idea. En el caso de poner la otra mejilla, por ejemplo, lo importante no es el gesto de ofrecerla (que a veces hasta puede parecer 28, Ignazio d’Antiochia, Agli Efesini, 10,2-3. provocado2), sino el de no responder a la violencia con otra violencia, vencer la ira con la serenidad. En este sentido, su respuesta al guardia es el ejemplo de una mansedumbre divina. Para medir su alcance, basta con compararla a la reaccién de su apdstol Pablo (que era un santo) en una situacién andloga. Cuando, en el proceso ante el Sanedrin, el sumo sacerdote Ananias ordena golpear a Pablo en la boca, él responde: «Dios te golpeard a ti, pared blanqueada» (Heh 23, 2-3). Hay que aclarar otra duda. En el mismo sermén de la montana, Jestis dice: «El que Iame a su hermano “imbécil”, sera reo ante el Sanedrin; y el que le Iame renegado, sera reo de la gehenna de fuego» (Mt 5, 22). Varias veces en el Evangelio El se dirige a los escribas y fariseos Iamandoles «hipécritas, insensatos y ciegos» (Mt 23, 17); reprocha a los discipulos Iamandoles «insensatos y tardos de corazén» (Le 24, 25). También aqui la explicacién es sencilla. Hay que distinguir entre la injuria y la correccién. Jestis condena las palabras dichas con rabia y con intencién de ofender al hermano, no las que se orientan a hacer tomar conciencia del propio error y a corregir. Un padre que dice su hijo: «eres un indisciplinado, un desobediente», no pretende ofenderle, sino corregirle. Moisés es definido por la Escritura como «més manso que cualquier hombre sobre la tierra» (Nm 12,3); con todo, en el Deuteronomio le oimos exclamar, dirigido a Israel: «Asi pagdis a Yahweh, pueblo insensato y necio?» (Dt 32, 6) Lo decisivo es si quien habla lo hace por amor o por odio. «Ama y haz lo que quieras», decia San Agustin. Si amas, ya corrijas, ya lo dejes pasar, seré amor. El amor no hace ningtin daito al préjimo: de la raiz del amor, como de un Arbol bueno, no pueden mas que nacer frutos buenos.2 6. Mansos de corazén Hemos llegado asi al terreno propio de la bienaventuranza de los mansos, el coraz6n. Jestis dice: «Aprended de mi que soy manso y humilde de corazén». La verdadera mansedumbre se decide ahi. Es del corazén, dice, que proceden los homicidios, maldades, calumnias (Me 7, 21-22), como de las agitaciones internas del voledn se expulsan lava, cenizas y material incandescente. Las mayores explosiones de violencia, como las guerras y conflictos, empiezan, como dice Santiago, secretamente desde las «pasiones que se agitan dentro del corazon del hombre» (St 4, 1-2). Igual que existe un adulterio del corazon, existe un homieidio del corazin: «E] que odia a su propio hermano —eseribe Juan-, es un homicida» (1 Jn 8, 15). 25.8, Agostino, Commento alla Prima Lettera di Giovanni 7, 20 No existe sélo la violencia de las manos; existe también la de los pensamientos. Dentro de nosotros, si prestamos atencién, se desarrollan casi continuamente «procesos a puerta cerraday. Un monje anénimo tiene paginas de gran penetracidn al respecto. Habla como monje, pero lo que dice no vale sdlo para los monasterios; apunta el ejemplo de los stibditos, pero es evidente que el problema se plantea de otro modo también para los superiores. «Observa -dice-, aunque sea por un dia, el curso de tus pensamientos: te sorprenderd la frecuencia y la vivacidad de tus criticas internas con interlocutores imaginarios, y si no con los que te son cercanos. ;Cudl es habitualmente su origen? Este: el descontento a causa de los superiores que no nos quieren, no nos estiman, no nos entienden; son severos, injustos o demasiado cerrados con nosotros 0 con otros “oprimidos”. Estamos descontentos de nuestros hermanos, “sin comprensién, obstinados, bruscos, desordenados o injuriosos...”. Entonces en nuestro espiritu se crea un tribunal en el que somos fiscal, presidente, juez y jurado; raramente abogado, mds que en nuestro favor. Se exponen los agravios; se pesan las razones; se defiende, se justifica; se condena al ausente. Tal vez se elaboran planes de revancha o trampas vengativas... » ™. Los Padres del desierto, al no tener que lucha contra enemigos externos, hicieron de esta batalla interior contra los pensamientos (los famosos Jogismoi) el banco de prueba de todo progreso espiritual. También elaboraron un método de lucha. Nuestra mente, decian, tiene la capacidad de preceder el desarrollo de un pensamiento, de conocer, desde el principio, adénde ira a parar: si a disculpar al hermano o a condenazle, si a la gloria propia o a la gloria de Dios. «Tarea del monje —decia un anciano- es ver llegar de lejos los propios pensamientos»”®, se entiende que para cerrarles camino, cuando no son conformes a la caridad. La manera ms sencilla de hacerlo es decir una breve oracién o enviar una bendicién hacia la persona que tenemos tentacién de juzgar. Después, con la mente serena, se podré valorar si y cémo actuar respecto a aquella. 7. Revestirse de la mansedumbre de Cristo Una observacién antes de concluir. Por su naturaleza, las bienaventuranzas estén orientadas a la practica; Haman a la imitacién, acenttian la obra del hombre. Existe el riesgo de desalentarse al constatar la incapacidad de Ievarlas a cabo en la propia vida y la distancia abismal que existe entre el ideal y la practica. 24 Un monaco, Le porte del sile Claude Martigny, Genéve). Ancora, Milano 1986, p. 17 (Originale: Les porte du silence, Libraire 2 Dette fatti dei Padi del deserto, a cura di C. Campo e P, Draghi, Rusconi, Milano 1979, p. 66 21 Se debe recordar lo que se decia al inicio: las bienaventuranzas son el autorretrato de Jestis. El las vivié todas en grado sumo; pero —y aqui esta la buena noticia- no las vivid sélo para si, sino también para todos nosotros. Respecto a las bienaventuranzas, estamos Ilamados no sélo a la imitacién, sino también a la apropiacion. En la fe podemos beber de la mansedumbre de Cristo, como de su pureza de corazén y de cualquier otra virtud suya. Podemos orar para tener la mansedumbre, como Agustin oraba para tener la castidad: «Oh Dios, ti me mandas que sea manso; dame lo que mandas y mandame lo que quieras»”*, «Reyestios, pues, como elegidos de Dios, santos y amados, de entrahas de misericordia, de bondad, humildad, mansedumbre (prautes), paciencia » (Col 3, 12), escribe el Apéstol a los colosenses. La mansedumbre y la bondad son como, un vestido que Cristo nos ha merecido y del que, en la fe, podemos revestirnos, no para ser dispensados de la préctica, sino para animarnos a ella. La mansedumbre (prautes) es sittada por Pablo entre los frutos del Espiritu (Ga 5, 23), esto es, entre las cualidades que el creyente muestra en la propia vida. cuando acoge al Espiritu Santo y se esfuerza por corresponder. Podemos, por Jo tanto, terminar repitiendo juntos con confianza la bella invocacién de las letanias del Sagrado Corazon: «Jestis, manso y humilde de corazén, haz nuestro corazén semejante al tuyo»: Jesu, mitis et humilis corde: fac cor nostrum secundum cor tutum. 20 Cf. S, Agostino, Confessioni, X, 29, 22 3. “jBIENAVENTURADOS LOS QUE AHORA LLORAIS!” 1. Una nueva relacién entre placer y dolor Omitiendo la bienaventuranza de los pobres que hemos meditado en un Adviento precedente, concentrémonos en la segunda bienaventuranza «Bienaventurados los afligidos porque seran consolados» (Mt 5, 4). En el evangelio de Lucas, donde las bienaventuranzas, que son cuatro, estan en forma de discurso directo y reforzadas por una advertencia, la misma bienaventuranza suena asi: «Bienaventurados los que ahora Ilordis, porque reiréis». «Ay de vosotros, los que ahora reis, porque gemiréis y loraréis!» (Le 6, 21.25). El mensaje mas formidable esta contenido precisamente en la estructura de esta bienaventuranza. Esta se permite recoger la revolucién que el evangelio obré respecto al problema del placer y dolor. El punto de partida -comtin tanto al pensamiento religioso como al profano- es la constatacién de que en esta vida placer y dolor son inseparables; se suceden el uno al otro con la misma regularidad con la que a la elevacién de una ola en el mar le sigue un hundimiento y un vacio que succiona al néufrago mar adentro. El hombre busca desesperadamente separar a estos dos hermanos siameses, aislar el placer del dolor. Pero es intitil. Es el mismo placer desordenado el que se vuelve contra él y se transforma en sufrimiento, o de improviso y tragicamente, o un poco a la vez, en cuanto es por su naturaleza transitorio y genera cansancio y néusea. Es una leccién que nos llega de la cr6nica diaria y que el hombre ha expresado de mil maneras en su arte y en su literatura. «Un no sé qué de amargo —escribié el poeta pagano Lucrecio- brota de lo intimo de cada placer y nos angustia ya en medio de nuestras delicias»?”. La Biblia tiene una respuesta que dar a esto, que es el verdadero drama de la existencia humana. Hubo desde el inicio una eleccién del hombre, hecha posible desde su libertad, que le Ilevé a orientar exclusivamente hacia las cosas visibles la capacidad de gozo de la que estaba dotado para que aspirara a gozar del Bien infinito que es Dios. Al placer, elegido contra la ley de Dios y simbolizado por Adin y Eva que saborean el fruto prohibido, Dios permitid que le siguieran el dolor y la muerte, mas como remedio que como castigo. A fin de que no ocurriera que, siguiendo a Luerecio, De rerum natura, IV, 1 23 rienda suelta su egoismo y su instinto, el hombre se destruyera del todo y destruyera cada uno a su préjimo. Asi, al placer vemos como se le adhiere, como su sombra, el sufrimiento. Cristo rompié por fin esta cadena. El, «a cambio de la gloria que se le proponia, soporté la cruz» (Hebreos 12, 2). Hizo, en resumen, lo contrario de lo que hizo Adan y de lo que hace cada hombre. «La muerte del Sefior —escribié San Maximo el Confesor-, a diferencia de la de los demas hombres, no era una deuda pagada por el placer, sino mas bien algo que era arrojado contra el placer mismo. Y asi, a través de esta muerte, cambié el destino merecido por el hombre». Resucitando de la muerte, El inauguré un nuevo género de placer: el que no precede al dolor, como su causa, sino que le sigue, como su fruto. Todo esto es maravillosamente proclamado por nuestra bienaventuranza, que a la seeuencia risa-llanto le opone la secuencia Ianto-risa. No se trata de una sencilla inversién de los tiempos. La diferencia, infinita, esta en el hecho de que en el orden propuesto por Jestis es el placer, no el sufrimiento, el que tiene la titima palabra y, lo que importa més, una iltima palabra que dura eternamente. 2. «gDénde estd tu Dios?» Procuremos ahora entender quiénes son exactamente los afligidos y los que Horan, proclamados bienaventurados por Cristo. Los exégetas excluyen hoy, casi undnimemente, que se trate de afligidos sdlo en sentido objetivo y sociolégico, gente a la que Jestis proclamaria bienaventurada por el solo hecho de sufrir y de lorar. El elemento subjetivo, esto es, el motivo del Ianto, es determinante. &¥ cual es este motivo? La via mas segura para descubrir qué Ianto y qué afliccién son proclamados bienaventurados por Cristo es ver por qué se Tlora en. la Biblia y por qué lord Jestis. Descubrimos asi que existe un Ianto de arrepentimiento, como el de Pedro tras la traicién, un «llorar con quien Hora» (Rm 12, 15), de compasién por el dolor ajeno, como loré Jestis con la viuda de Naim y con las hermanas de Lazaro; el llanto de exiliados que anhelan la patria, como el de los judios en los rios de Babilonia... Y muchos otros. Desearia sacar a la luz dos de los motivos por los que se Hora en la Biblia y por los que Iloré Jestis que me parece que merecen particular meditacién en el momento histérico que estamos viviendo Enel Salmo 41 leemos: «Mis lagrimas son mi pan de dia y de noche, 28 Maximo el Confesor, Capitoli vari, IV cent. 39: en Filocalia, II, Torino 1983, p. 249. 24 Y a lo largo del dia me repiten: “;Dénde esta tu Dios?”... Mis huesos se quebrantan, mis opresores me insultan, y me repiten a lo largo del dia: “;Dénde esta tu Dios?’». Nunea esta tristeza del creyente por el rechazo presuntuoso de Dios a su alrededor ha tenido tanta raz6n de ser como hoy. Después del perfodo de relativo silencio posterior al ateismo marxista, estamos asistiendo a un resurgimiento de un ateismo militante y agresivo, con marca de origen cientifico o cientista. Los titulos de algunos libros recientes son elocuentes: «Tratado de ateologia», «La ilusién de Dios», «El fin de la fe», «Creacién sin Dios», «Una ética sin Dios»...29 En uno de estos tratados se lee la siguiente declaracién: «Las sociedades humanas han elaborado varios medios ordinarios de conocimiento, generalmente compartidos, a través de los cuales se puede comprobar algo. Quien afirma la existencia de un ser no cognoscible con esos instrumentos, debe asumir la carga de la prueba. Por esto me parece legitimo sostener que. mientras no se pruebe lo contrario, Dios no existe»®, Con los mismos argumentos se podria demostrar que tampoco existe el amor, dado que no es comprobable con los instrumentos de la ciencia. El hecho es que la prueba de la existencia de Dios no se encuentra en los libros ni en laboratorios de biologia, sino en la vida. En la vida de Cristo ante todo, en la de los santos y en la de los innumerables testigos de la fe. Se encuentra también en la tan despreciada prueba de los signos y milagros que Jestis mismo daba como prueba de su verdad y que Dios sigue dando, pero que los ateos rechazan a priori, sin tomarse siquiera la molestia de examinarla. Motivo de tristeza del creyente, como para el salmista, es la impotencia que experimenta frente al desafio: «Donde esta tu Dios?» Con su misterioso silencio, Dios llama al creyente a compartir su debilidad y derrota, prometiendo sélo en estas condiciones la victoria: La debilidad de Dios es mas fuerte que los hombres» (1 Co 1, 2 3. «iSe han llevado a mi Sefer!» No menos doloroso es hoy, para el creyente cristiano, el rechazo sistematico de Cristo en nombre de una investigacién histérica objetiva que, en ciertas formas, se reduce a lo mas subjetivo que se pueda imaginar: «fotografias de los autores y de sus ideales», como apunta el Santo Padre en las paginas 2 Respectivamente de Michel Onfray, de Richard Dawkins, Sam Harris, Telmo Pievani, Eugenio Lecaldano. 5° Carlo Augusto Viano, Laici in ginocehio, Laterza, Bari, 25 introductorias de su préximo libro sobre Jestis. Asistimos a una carrera para ver quién logra presentar un Cristo mas a la medida del hombre de hoy, despojandole de toda prerrogativa trascendente. A la pregunta de los angeles «Mujer, por qué Horas?», Maria de Magdala, la mafiana de Pascua, respondié: «Porque se han Ilevado a mi Sefior, y no sé dénde lo han puesto» (Jn 21, 13). Un motivo de lanto que podriamos hacer nuestro. Siempre ha existido la tendencia a revestir a Cristo de los ropajes de la propia época o de la propia ideologia. En el pasado, en cambio, si bien discutibles, se trataba de causas serias y de gran suspiro: el Cristo idealista, romantico, liberal, socialista, revolucionario... Nuestra época, obsesionada por el sexo, no consigue pensar en él mas que con problemas sentimentales: «Una vez mas Jestis ha sido modernizado, 0 mejor dicho, postmodernizado». Es bueno saber de dénde viene esta corriente reciente que hace de Jesits de Nazaret el campo de pruebas de los ideales postmodernos de relativismo ético e individualismo absolutos (el llamado desconstruccionismo) y que, directa o indirectamente, est inspirando novelas, peliculas y espectaculos e influye también en las investigaciones histéricas sobre El. Se trata de un movimiento nacido en los Estados Unidos en las tiltimas décadas del siglo pasado, que tiene en el Jesus Seminar Seminario sobre Jestis- su punto de agregacién mas activo. Se le ha definido como «neoliberalismo», por su retorno al Jestis de la teologia liberal decimonénica, sin vinculos ni con el judaismo, por un lado, ni con el cristianismo y la Iglesia, por otro: un Jestis propagador de ideas morales, pero ya no de gran alcance, como en el liberalismo clasico (paternidad de Dios, valor infinito del alma humana), sino de sabiduria sencilla, de aleance sociolégico mas que teolégico. El objetivo de estos estudiosos ya no es simplemente corregir, sino destruir, como dicen ellos, «ese error Iamado cristianismo» . Es muy significativo el discurso programAtico realizado por el fundador del movimiento en 1985: «Estamos a punto de embarcarnos en wna empresa de gran alcance. Queremos sencilla y vigorosamente ponernos en busca de la voz de Jestis, de lo que El dijo verdaderamente. En este proceso, plantearemos interrogantes en el limite de lo sagrado y hasta de la blasfemia para los ofdos de muchos en nuestra sociedad. Como consecuencia, el camino que seguiremos podria revelarse arriesgado. Podria nacer hostilidad, pero avanzaremos a despecho de los peligros porque el problema de Jestis es lo que nos desafia, como el Everest desafia la cordada de escaladores»® 5 J. DG, Dunn, Gli albori del cristianesimo, 1.1, Brescia, Paideia 2006, p. 81. 8? Robert Funk, Discurso inaugural de marzo de 1985 en Berkeley, California 26 Jestis es liberado ya no sélo de los dogmas de la Iglesia, sino también de las Escrituras y de los Evangelios. ;Qué fuentes quedan, en este punto, para hablar de El, que no sea la pura y simple fantasia? Naturalmente, los apécrifos, y en primer lugar el Evangelio de Tomas, fechado incluso, segtin ellos, en los afios 30-60 después de Cristo, antes que los Evangelios canénicos y que el propio Pablo; después, el andlisis sociolégico de las condiciones de vida en Galilea en tiempos de Cristo. Qué imagen de Jestis se saca de ahi? Cito algunas de las definiciones que se han dado, no todas, naturalmente, compartidas por todos: «un excéntrico galileo», «el proverbial fiestero», «un sabio vagabundo o subversivo», el «maestro de una sabiduria aforisticay, «um campesino judio empapado de filosofia cinican®?. Queda por explicar el misterio de cémo es que un ser tan inocuo haya acabado en la cruz y haya podido convertirse en «el hombre que cambié el mundo», Lo que es verdaderamente para llorar no es que se escriban estas cosas (también hay que inventar algo nuevo si se quieren seguir escribiendo libros); sino que, una vez publicados, estos libros se vendan a centenares de miles, si no millones, de copias. La incapacidad de la investigacién histérico-filolégica de empalmar el Testis de la realidad con el Jestis de las fuentes evangélicas y de la Iglesia depende, a mi entender, del hecho de que aquella ignora y no se molesta en estudiar la dindmica de los fenémenos espirituales y sobrenaturales. Seria como querer ofr un sonido con los ojos o ver un color con los oidos. El estudio y la experiencia de los fenémenos misticos (jtambién estos son una realidad!) muestra cémo todo un desarrollo posterior, en la vida de la propia persona o del movimiento nacido de ella, puede estar contenido en un evento, a veces en un instante (cuando se trata de un encuentro con lo divino), del cual sélo después, por los frutos, se revelan las potencialidades escondidas. Los socidlogos se acercan a esta verdad con el concepto del statu nascenti*. E] nifio o el hombre adulto se ven de una manera distinta al embrién del comienzo; sin embargo en éste todo estaba contenido. De igual manera el reino es al principio dla mas pequeiia de las semillas», pero esta destinado a crecer y a convertirse en un gran arbol (Mt 13, 32). El nacimiento del movimiento franciscano se presta para una comparacidn, naturalmente en un plano cualitativamente diferente. Las fuentes franciscanas presentan divergencias y contradicciones casi sobre cada punto de vista del °° Cfr. J. D.G. Dunn, Gli albori del cristianesimo, I, 1, Brescia 2006, pp. 76-82, % Cf, F. Alberoni, Jnnamoramento e amore, Garzanti, Milén 1981 27 Pobrecillo: sobre la vison y la palabra del crucificado de San Damian, sobre el episodio de los estigmas... De ninguna palabra del santo, excepto de los pocos escritos de su puno, se tiene la seguridad de que haya salido de su boca. Las Florecillas pavecen toda una idealizacién de la historia. Sin embargo, todo lo que florecié en torno y después de Francisco —el movimiento franciscano con sus reflejos en la espiritualidad, en el arte, en la literatura- depende de él; no es sino una manifestacién —e incluso empobrecida- de las energias espirituales puestas en movimiento por su persona y por su vida; mejor, por lo que Dios habia hecho en su vida. Muchos, hasta entre los estudiosos creyentes, dan por descontado que el Jestis real fue, y pretendié ser, mucho menos de lo que esta escrito de El en los evangelios, que no se atribuyé tal o cual titulo. jLa verdad es que El es inmensamente mas, no menos, que lo que esta escrito de El! Quién es el Hijo, s6lo lo sabe él Padre y lo saben, en pequefa medida, también aquellos a quienes el Padre lo quiera revelar, en general no los doctos y los cientificos, a menos que también ellos se hagan pequeiios... Pablo decia que experimentaba en el coraz6n «tristeza inmensa y un profundo y continuo dolor por el rechazo de Cristo por parte de sus compatriotas (Rm 9, 1s.); ge6mo no experimentar el mismo dolor por el rechazo de El por parte de muchos contempordneos nuestros, en los paises de antigua fe cristiana? Por un motivo similar, por no haber reconocido en El al propio amigo alvador, Jestis lloré en Jerusalén. Afortunadamente parece precisamente que se esta cerrando ya un ciclo y se est pasando pagina en las investigaciones sobre Jestis. En una obra de tres voliimenes —de un millar de pfginas cada uno- titulada «Los albores del cristianismo» («Christianity in the Making»), destinada a crear época como otros estudios suyos precedentes, uno de los maximos estudiosos vivos del Nuevo Testamento, James Dunn, tras un meticuloso andlisis de los resultados de los liltimos tres siglos de investigaciones, Iegé a la conclusién de que no ha habido ninguna interrupcién entre el Jestis que predica y el Jestis predicado, y por lo tanto, entre el Jestis de la historia y el de la fe. Esta no nacié después de la Pascua, sino con los primeros encuentros de los discipulos, quienes se hicieron discipulos justamente porque creyeron en El, si bien al inicio con una fe fragil y atin ignorante de sus implicaciones. El contraste entre el Cristo de la fe y el Jestis de la historia es el resultado de una «fuga de la historia», antes que de una «fuga de la fe, debidas, la una ¥ la otra, al hecho de haber proyectado sobre Jestis intereses @ ideales del momento. Se liberaba, si, a Jestis de los ropajes de la dogmatica eclesiastica, pero para ponerle encima vestidos de moda que cambiaban en cada estacion. El inmenso esfuerzo de investigacién en torno a la persona de Cristo no ha sido en 28 cambio en vano, porque es precisamente gracias a él que ahora, exploradas todas las soluciones alternativas, estamos en grado de llegar criticamente a esta conelusi6n®. 4. alloren los sacerdotes, ministros del Sefiom Existe también un segundo lanto en la Biblia sobre el que debemos reflexionar. Hablan de él los profetas. Ezequiel refiere la visién que tuvo un dia. La voz poderosa de Dios grita a un misterioso personaje «vestido de lino, que Hevaba a la cintura la cartera de escribim: «Pasa por la ciudad, recorre Jerusalén y marca una tau en la frente de los hombres que gimen y Ioran por todas las nefastas acciones que se cometen dentro de ella» (Ez 9, 4). Esta visin tuvo resonancias profundas en la continuacién de la revelacion y de la Iglesia. Aquel signo, tau, tiltima letra del alfabeto hebreo, por su forma de cruz se convierte en el Apocalipsis en el «sello del Dios vivo» impreso en la frente de los salvados (Ap 7, 2 s.). La Iglesia ha «llorado y suspirado» en tiempos recientes por las abominaciones cometidas en su seno por algunos de sus propios ministros y pastores. Ha pagado un precio elevadisimo por esto. Ha corrido a poner remedio, se ha dado reglas férreas para impedir que los abusos se repitan. Ha llegado el momento, tras la emergencia, de hacer lo mas importante de todo: lorar ante Dios, afligirse como se aflige Dios: por la ofensa al cuerpo de Cristo y el escandalo «a los mas pequefios de sus hermanos», mas que por el perjuicio y deshonor ocasionado a nosotros. Es la condicién para que de todo este mal pueda verdaderamente llegar el bien y se obre una reconciliacién del pueblo con Dios y con los propios sacerdotes. «Tocad la trompeta en Sién, proclamad un ayuno sagrado, convocar una asamblea... Que entre el vestibulo y el altar Horen los sacerdotes, ministros del Sefior, y digan: “Perdona a tu pueblo, Sefior, y no entregues a tu heredad al oprobio, ala burla de las gentes”». (JI 2, 15-17). Estas palabras del profeta Joel contienen un llamamiento para nosotros. {No se podria hacer lo mismo también hoy: convocar un dia de ayuno y de © Ofr. Dunn, Christianity in the Making, Grand Rapids, Michigan 2008, Se han publicado en italiano los primeros dos voliimenes del primer tomo con el titulo Gli albori del cristianesimo, I, La memoria di Gesii, vol. 1: Fede e Gest storieo; I, 2: La missione di Gest, Paideia, Brescia 2006. 29 penitencia, al menos a nivel local y nacional, donde el problema haya sido mas fuerte, para expresar puiblicamente arrepentimiento ante Dios y solidaridad con las victimas, obrar, en resumen, una reconeiliacién de los 4nimos y reanudar wn camino de Iglesia, renovados en el corazén y en la memoria? Me dan el valor de decir esto las palabras pronunciadas por el Santo Padre al episcopado de una nacién catélica en una reciente visita ad limina: «Las hheridas causadas por estos actos son profundas, y es urgente la tarea de restablecer la esperanza y la confianza cuando éstas han quedado dafiadas... De este modo la Iglesia se reforzara y sera cada vez mas capaz de dar testimonio de la fuerza redentora de la Cruz de Cristo»*®, Pero no debemos dejar sin una palabra de esperanza también a los desventurados hermanos que han sido la causa del mal. Sobre el caso de incesto ocurrido en la comunidad de Corinto, el Apéstol sentencid: «Que este individuo sea entregado a Satands, con el fin de que, aunque quede corporalmente destrozado, pueda salvarse en el dia del Seftor» (1 Co 5,5). (Hoy diriamos: que sea entregado a la justicia humana, para que su alma obtenga la salvacion). La salvacién del pecador, no su castigo, es lo que le importaba al Apéstol. Un dia que predicaba al clero de una didcesis que habia sufrido mucho por esta raz6n, me impacté un pensamiento. Estos hermanos nuestros han sido despojados de todo, ministerio, honra, libertad, y sdlo Dios sabe con cudnta responsabilidad moral efectiva, en cada caso; han pasado a ser los Ultimos. los rechazados... Si en esta situacién, tocados por la gracia, se afligen por el mal causado, unen su llanto al de la Iglesia, la bienaventuranza de los afligidos y de los que Ioran pasa a ser de golpe su bienaventuranza. Podrian estar cerca de Cristo, que es el amigo de los tiltimos, mas que muchos otros —incluido yo-, ricos de la propia respetabilidad y tal vez levados, como los fariseos, a juzgar a quien yerra. Pero hay una cosa que estos hermanos deberian absolutamente evitar hacer y que alguno, lamentablemente, esta intentando en cambio realizar: aprovechar el clamor para sacar beneficios hasta de la propia culpa, concediendo entrevistas, escribiendo memorias, en la tentativa de hacer recaer la culpa sobre los superiores y sobre la comunidad eclesial. Esto revelaria una dureza de coraz6n verdaderamente peligrosa. 5. Las lagrimas mds bellas Coneluyo aludiendo a un tipo de lagrimas distintas. Se puede lorar de dolor, pero también de conmocién y de alegria. Las lagrimas mas bellas son las S® Benedicto XVI, Discurso a los obispos de la Conferencia Episcopal de Inlanda, sabado, 28 de octubre de 2006, 30 que nos Ilenan los ojos cuando, iluminados por el Espiritu Santo, «gustamos y vemos cuan bueno es el Sefior» (Sal 34, 9). Cuando se esta en este estado de gracia, sorprende que el mundo y nosotros mismos no caigamos de rodillas y no Ioremos todo el tiempo de estupor y de conmocion. Lagrimas de este tipo debian correr por el rostro de Agustin cuando escribia en las Confesiones: «Cudnto nos has amado, oh Padre bueno, que no te has reservado a tu tinico Hijo. sino que lo has dado por todos nosotros. jCuanto nos has amado!»*”, Lagrimas como éstas vertié Pascal la noche en que tuvo la revelacién del Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob que se revela por las vias del evangelio, y en una hojita de papel (hallada cosida en el interior de su chaqueta tras su muerte) escribié: «jAlegria, alegria, lagrimas de alegrial». Pienso que también las lagrimas con las que la pecadora empapé los pies de Jestis no eran lagrimas sélo de arrepentimiento, sino también de gratitud y de gozo. Si en el cielo se puede Morar, es de este llanto del que esta lleno el paraiso. En Estambul, la antigua Constantinopla, donde el Santo Padre viajé dias atras, vivid en torno al afio 1.000 San Simeén el Nuevo Tedlogo, el santo de las lagrimas. Es el ejemplo mas brillante en la historia de la espiritualidad cristiana de las lagrimas de arrepentimiento que se transforman en lagrimas de estupor y de silencio. «Lloraba cuenta en una obra suya- y estaba en un gozo inexpresable»®®, Parafraseando la bienaventuranza de los afligidos, dice: «Bienaventurados los que siempre lloran amargamente sus pecados, porque les asiré la luz y transformaré las lagrimas amargas en dulee»™, Que Dios nos conceda gustar, al menos una vez en la vida, estas lagrimas de conmocién y de alegria. % Agustin, Confessioni, X, 43. 5° Simeén, el Nuevo Tedlogo, Ringraziamenti, 2 (SCh 113, p. 360). 58 Simedn, el Nuevo Tedlogo, Trattati etici, 10 (SCh 129, p. 318). 31 4, “BIENAVENTURADOS LOS QUE TENEIS HAMBRE AHORA, PORQUE SEREIS SACIADOS” 1. Historia y Espiritu La investigacién sobre el Jestis histérico, hoy tan en auge —tanto la que hacen estudiosos creyentes como la radical de los no creyentes- esconde un grave peligro: el de inducir a creer que sélo lo que, por esta nueva via, se pueda remontar al Jestis terreno es «auténtico», mientras que todo lo demas seria no- histérico y por lo tanto no «auténtico». Esto significaria limitar indebidamente slo a la historia los medios que Dios tiene a disposicién para revelarse. Significaria abandonar tacitamente la verdad de fe de la inspiracién biblica y por lo tanto el caracter revelado de las Escrituras. Parece que esta exigencia de no limitar tinicamente a la historia la investigacion sobre el Nuevo Testamento comienza a abrirse camino entre diversos estudiosos de la Biblia. En 2005 se celebré en Roma, en el Instituto Biblico, una consulta sobre «Critica canénica e interpretacién teolégicay («Canon Criticism and Theological Interpretation») con la participacion de eminentes estudiosos del Nuevo Testamento. Aquella tenia el objetivo de promover este aspecto de la investigacién biblica que tiene en cuenta la dimensién canénica de las Escrituras, integrando la investigacién histérica con la dimensi6n teolégica. De todo ello deducimos que «palabra de Dios», y por lo tanto normativo para el creyente, no es el hipotético «nticleo originario» diversamente reconstruido por los historiadores, sino lo que esta escrito en los evangelios. El resultado de las investigaciones historicas hay que tenerlo enormemente en cuenta porque es el que debe orientar a la comprensién también de los desarrollos posteriores de la tradicin, pero la exclamacién «Palabra de Dios!» seguiremos pronuncidndola al término de la lectura del texto evangélico, no al término de la lectura del tiltimo libro sobre el Jestis histérico. Las dos lecturas, la histérica y la de fe, tienen entre si un importante punto de encuentro. «Un evento es histérico —escribis un eminente estudioso del Nuevo Testamento- cuando asoman en él dos requisitos: ha "sucedido" y ademas ha asumido una relevancia significativa determinante para las personas que 32 estuvieron involucradas en él y establecieron su narracién»"°, Existen infinitos hechos realmente ocurridos que, en cambio, no pensamos en definir «histéricos», porque no han dejado huella alguna en Ja historia, no han suscitado ningtin interés, ni han hecho nacer nada nuevo. “Histérico» no es por lo tanto el descarnado hecho de crénica, sino el hecho mas el significado de 61. En este sentido, los evangelios son «hist6ricos no sélo por lo que refieren verdaderamente ocuzrido, sino por el significado de los hechos que sacan a la luz bajo la inspiracién del Espiritu Santo. Los evangelistas y la comunidad apostélica antes que ellos, con sus aiiadidos y subrayados diversos, no hicieron sino evidenciar los diferentes significados o implicaciones de un determinado dicho o hecho de Jestis. Juan se preocupa de hacer que se explique anticipadamente por Jestis mismo este hecho cuando le atribuye las palabras: «Mucho tengo todavia que deciros, pero ahora no podéis con ello, Cuando venga él, el Espiritu de la verdad, os guiara hasta la verdad completa; pues no hablara por su cuenta, sino que hablara lo que oiga y os anunciaré lo que ha de venim (Jn 16,1213), Estas observaciones nos resultan de particular utilidad cuando se trata del uso que hay que hacer de las bienaventuranzas evangélicas. Es bien sabido que las bienaventuranzas nos han llegado en dos versiones distintas. Mateo tiene ocho bienaventuranzas; Lucas sélo cuatro, seguidas, en cambio, de otros tantos «ay» contrarios. En Mateo el discurso es indirecto: «bienaventurados los pobres», «bienaventurados los que tienen hambre»; en Lucas el discurso es directo: «bienaventurados vosotros, los pobres», «bienaventurados los que tenéis hambre»; Lucas dice «pobres» y «hambrientos», Mateo pobres «de espiritu» y hambrientos «de justicia» Después de toda la labor critica realizada para distinguir lo que, en las bienaventuranzas, se remonta al Jestis historic y lo que es propio de Mateo y de Lucas,"! la tarea del creyente de hoy no es la de elegir como auténtica una de las dos versiones y dejar de lado la otra. Se trata mas bien de recoger el mensaje contenido en una y otra version evangélica y ~segtin los casos y las necesidades de hoy- valorar, cada vez, una u otra perspectiva, como hizo cada uno de los dos evangelistas en su tiempo. 2. Quiénes son los hambrientos y quiénes los saciados Siguiendo este principio, reflexionamos hoy sobre la bienaventuranza de los hambrientos, partiendo de la version de Lucas: «Bienaventurados los que tenéis hambre ahora, porque seréis saciados». Veremos, en un segundo *D. H. Dodd, Storia ed Evangelo, Brescia 1976, p.23. * Cf J, Dupont, Le beatitudini, 2 Voll. Edizioni Paoline 1992 (ed. originale Parigi 1969). 33 momento, que la versién de Mateo, que habla de chambre de justiciay, no se opone a la de Lucas, sino que la confirma y refuerza. Los que tienen hambre, en la bienaventuranza de Lucas, no constituyen una categoria diferente de los pobres mencionados en la primera bienaventuranza. Son los mismos pobres considerados en el aspecto més dramético de su condicién, la falta de alimento. Paralelamente, los «saciados» son los ricos que en su prosperidad pueden satisfacer no sélo la necesidad, sino también la voluntad al comer. Es el propio Jestis quien se preocupé de explicar quiénes son los saciados y quiénes los que tienen hambre. Lo hizo con la parabola del rico epulén y del pobre Lazaro (Le 16, 19-31). También ésta considera pobreza y riqueza bajo la perspectiva de la falta o sobreabundancia de alimento: el rico «welebraba todos los dias espléndidas fiestas»; el pobre adeseaba hartarse de lo que caia de la mesa del rico». La parabola sin embargo no explica sélo quiénes son los hambrientos y quiénes los saciados, sino también, y sobre todo, por qué los primer declarados bienaventurados y los segundos desventurados: «Un dia el pobre murié y fue levado por los angeles al seno de Abraham. Murié también el rico y fue sepultado... en el infierno entre tormentos» Ss son La riqueza y la saciedad tienden a encerrar al hombre en un horizonte terreno porque «donde esté tu tesoro, alli estard también tu corazén» (Le 12, 34); agravan el corazén con la disipacién y la ebriedad, sofocando la semilla de la palabra (Cf. Le 21, 34); hacen olvidar al rico que la noche siguiente podrian pedirsele cuentas de su vida (Le 16,19-31); hacen la entrada en el Reino «nds dificil que para un camello pasar por el ojo de una aguja» (Le 18, 25). El rico epulén y los demas ricos del evangelio no son condenados por el simple hecho de ser ricos, sino por el uso que hacen, o no, de su riqueza. En la parabola del rico epulén Jestis da a entender que habria, para el rico, un camino de salida, el de acordarse de Lazaro a su puerta y compartir con é] su opulenta comida. El remedio, en otras palabras, es hacerse «amigos de los pobres con las riquezas» (Le 16, 9); el administrador infiel es elogiado por haber hecho esto, si bien en un contexto equivocado (Le 16, 1-8). Pero la saciedad confunde el espiritu y hace extremadamente dificil ir por esta via; la historia de Zaqueo muestra cémo es posible, pero también lo raro que es. De ahi el porqué del «ay» dirigido a los ricos y a los saciados; un «ay!», en cambio, que es mas un «jatentos!» que un «malditos!» 3. Alos hambrientos colmé de bi Desde este punto de vista, el mejor comentario a la bienaventuranza de los pobres y de los que tienen hambre es lo que dice Maria en el Magnificat. «Desplegé la fuerza de su brazo, dispersé a los que son soberbios en su propio corazén. Derribo a los potentados de sus tronos yexalté a los humildes. A los hambrientos colmé de bienes y despidié a os ricos sin nada» (Le 1, 51-58) Con una serie de poderosos verbos, Maria describe un vuelco y un cambio radical de partes entre los hombres: «Derribé — exalto; colmé — despidié sin nada», Algo, por lo tanto, ya sucedido o que sucede habitualmente en la accin de Dios. Contemplando la historia no parece que haya habido una revolucién social por la que los ricos, de golpe, hayan empobrecido y los hambrientos hayan sido saciados de alimento. Si por lo tanto lo que se esperaba era un cambio social y visible, ha habido un desmentido total por parte de la historia. El vuelco ha sucedido, jpero en la fe! Se ha manifestado el reino de Dios y esto ha provocado una silenciosa, pero radical revolucién. El rico aparece como un hombre que ha ahorrado una ingente suma de dinero; por la noche ha habido un golpe de Estado con una devaluacién del cien por cien; por la maiiana el rico se levanta, pero no sabe que es un pobre miserable. Los pobres y los hambrientos, al contrario, estan en ventaja, porque estan mas dispuestos a acoger la nueva realidad, no temen el cambio; tienen el corazén preparado. Santiago, dirigiéndose a los ricos, decia: «Llorad y dad alaridos por las desgracias que estén para caer sobre vosotros. Vuestra riqueza esta podrida» (St 5, 1-2). También aqui, nada testifica que en tiempos de Santiago los bienes de los ricos se pudrieran en los graneros. El apéstol quiere decir que ha ocurrido algo que les ha hecho perder todo valor real; se ha revelado una mueva riqueza. «Dios —escribe también Santiago- ha escogido a los pobres segiin el mundo como ricos en la fe y herederos del Reino» (St 2, 5). Mas que «una incitacién a derribar a los potentados de sus tronos para exaltar a los humildes», como a veces se ha escrito, el Magnificat es una saludable advertencia dirigida a los ricos y a los poderosos acerca del tremendo peligro que corren, exactamente como el «ay» de Jestis y la parabola del rico epulon. 4. Una pardbola actual Una reflexién sobre la bienaventuranza de los que tienen hambre y de los saciados no puede contentarse con explicar su significado exegético: debe 35 ayudamnos a leer con ojos evangélicos la situacién en marcha a nuestro alrededor y a actuar en ella en el sentido indicado por la bienaventuranza. La parabola del rico epulén y del pobre Lazaro se repite hoy, entre nosotros, a escala mundial. Ambos personajes incluso representan los dos hemisferios: el rico epulén el hemisferio norte (Europa occidental, América, Japon); el pobre Lazaro es, con pocas excepciones, el hemisferio sur. Dos personajes, dos mundos: el primer mundo y el «tercer mundo». Dos mundos de desigual tamafo: el que Ilamamos «tercer mundo» representa en realidad «dos tercios del mundo» (se est afirmando el uso de lamarlo precisamente asi: no «tercer mundo», third world , sino «dos tercios del mundo», two-third world). Hay quien ha comparado la tierra a una astronave en vuelo por el cosmos, en la que uno de los tres astronautas a bordo consume el 85% de los recursos presentes y brega por acaparar también el restante 15%. El desperdicio es habitual en los paises ricos. Hace afios una investigacién realizada por el Ministerio de Agricultura americano calculé que de 161 mil millones de kilos de productos alimentarios, 43 mil millones, esto es, cerca de la cuarta parte, acaban en la basura. De este alimento desechado, se podrian recuperar facilmente, si se quisiera, cerca de 2 mil millones de kilos, una cantidad suficiente para alimentar durante un aiio a cuatro millones de personas. El mayor pecado contra los pobres y los hambrientos es tal vez la indiferencia, fingir no ver, «dar un rodeo (Cf. Le 10, 31). Ignorar las inmensas muchedumbres de mendigos, sin techo, sin cuidados médicos y, sobre todo, sin esperanza de un futuro mejor —escribia Juan Pablo II en la enciclica "Sollicitudo rei socialis" - «significaria parecernos al rico epulén que fingia no conocer al mendigo Lazaro, postrado a su puertar*”. Tendemos a poner, entre nosotros y los pobres, un doble cristal. El efecto del doble cristal, hoy tan aprovechado, es que impide el paso del frio y del ruido, diluye todo, hace Megar todo amortiguado, atenuado, Y de hecho vemos a los pobres moverse, agitarse, gritar tras la pantalla de la televisidn, en las paginas de los periédicos y de las revistas misioneras, pero su grito nos llega como de muy lejos. No llega al corazén, 0 llega ahi s6lo por un momento. Lo primero que hay que hacer, respecto a los pobres, es por lo tanto romper el «doble cristal, superar la indiferencia, la insensibilidad, echar abajo las barreras y dejarse invadir por una sana inquietud a causa de la espantosa miseria que hay en el mundo. Estamos lamados a compartir el suspiro de Cristo: «Siento compasién por esta gente que no tiene nada qué comer»: mi sereor super turba (Cf. Me 8, 2). Cuando se tiene ocasién de ver con los propios ojos qué es la miseria y el hambre, visitando las aldeas o las periferias de las * Giovanni Paolo II, Ene, "Sollicitudo rei socialis", n. 42, 36

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