Deporte Moderno

You might also like

Download as pdf
Download as pdf
You are on page 1of 16
Sobre las diferencias y los parecidos entre el deporte moder- no y el practicado en la antiguedad Pablo A. Gil Morales Catedhitico de Educacién Fisica IES Las Salinas de San Fernando (Cédiz). Avda Al-Andalus, s/n. Tino. (956) 881446. (Recibido Septiembre 2002; aceptado Diciembre 2002). Biblid (0214-137X (2002) 18; 33-48) Resumen El deporte ha ido camblando a través de la historia. Las diferencias son evidentes y se comentan a continuacién. Pero, de ‘a misma forma, hay cosas que han permanecido practicamente inmutables. El deport, tal y como es concebido en la ac- ‘ualidad, se ha desarrollado en aspectos no coutemplados en otros momenios de las diversas clvilizaciones. Y, sin embar- {g0,existen una serie de fenémenos que funcionan como ccnstantes histéricas en la menifestacion deportva. Palabris clave: Olimpia, movimiento deporiva, cult al héroe, deporte y politica, profesionalismo, violencia deportiva, socioiogia departva Abstract Sport hes been changing through history. Differences are evident as you will be able to confirm tater on,.though some things have remained changeless in the same line. Some aspects of sport have been recently developed in ways that had not been approached in other moments ofthe civilisations. And, however, there is @ sequence of phenomena that ae his- torical processes in spor. Key words: Olympia, sport movement, worshipping heroes, sports and politics, professionalism, violence and sport, sport sociology. Résumé: Le sport a évolué & travers histoire. Les differences sont évidentes et seront commentées parla sulte, Cependant, ily a des choses qui sont restées pratiquemment immuables, Le sport, de la maniére dont il est congu actuellement, stest déve- ‘oppe dans certains aspects qui n’ont pas été envisages euparavant par ¢'autres civilisations. Et, pourtant,il existe une sé- fle 0s phénoménes fonctionnant comme des constantes historiques dans les manifestations sporives. Mots elés: Olympe, mouvement spot, cute de rhéros, spor et politque, professionnaiisme, violence sportive, sociolo- gle spottive. Sumario ‘.-Inroduccién, 2 Sobre las dferencias: Secularizaclén, iqualdad y democratizacion, especializaci, racionalizacién, bu- rocratizacion, cuantficacién y bisqueda del record, ,dénde estén las diferencias claramente cualtativas?. 3.- Sobre los patecidos: El culto al héroe, el profesionalismo: los premios, la preocupacién ror la ayuda médica y técnica, la existencia de situaciones violentas, 4, adem&s, otros parecidos, 34 Sobre las diferencias y los parecidos entre e1 deporte modemo y el practicado en la entgGdad L.- Introduccién La concepcién de deporte en este arti- culo es la de su acepcién fuerte, es decir, consi- dera deporte exclusivamente al deporte de com- peticidn y profesional, Quedan excluidos det anélisis otras manifestaciones deportivas de carécter educativo, higiénico o recreativo: no se va tratar de la ensefianza (educacién fisica), ni de los ejercicios o actividades fisicas que buscan la salud corporal, ni de las actividades fisicas que buscan la mera satisfaccién del protagonis- ta. La mencién de alguna de estas otras realida- des 0 manifestaciones deportivas se haria para ilustrar algiin aspecto concreto del deporte com- petitive, pero no ha de entenderse en ningin momento que las diferencias o parecidos anali- zados se refieran a ninguna de ellas. Existe cierta tendencia a pensar, creer y manifestar que lo que conocemos hoy como deporte es un fenémeno etemo y universal. Se tiende a calificarlo de eterno es decir, presente en todas las épocas de la historia humana y de universal ~presente en todas las culturas huma- nnas- porque su presencia actual ha llegado a ser tan imponente que ya resulta un ejercicio mental costoso (y poco productive) pensar que no siempre fue asi. Se vive con la ifusidn de que siempre fue asi: es la “permanencia ilusoria” de Ja que habla Parlebas (1988; 47) para categori- zar una de las apariencias del deporte. Parlebas se apoya en Ulmann para in- sistir en la “sempitema referencia a Olimpia”, en la continua comparacién entre las competi- ciones olimpicas actuales (y otras manifestacio- nes deportivas similares actuaies: campeonatos mundiales, europeos, americanos...) y las de la Grecia clasica. Opina Ulmann que estas compa- raciones debian mostrar mucho mas todo lo que separa ambas manifestaciones que no, en cam- bio, ios supuestos parecidos. 35 Entre las razones utilizadas para esta continua referencia al periodo clisico griego, ademas de las derivadas o conectadas con aspectos obvios (que son todos los que rodean a la inspiracién de Coubertin), habria que mencionar la de que este periodo de la historia y de fa cultura es una referencia amplia y obligada pata entender algunas de las manifestaciones de Ta cultura occidental. Independientemente (aunque sea algo dificil) de las conexiones linglisticas -mas abundantes entre nosotros que entre otros pueblos representativos de la cultura occidental con la Grecia Clasica, se ha establecido una ideologia de valor positivo para este periodo basada en logros culturales como la filosofia, la medicina, la politica, ta literatura, la educacién, la arquitectura o la escultura. Con este planteamiemto, que sigue siendo muy actual (y en este sentido se podria heblar de la sempiterna referencia a Grecia para cada uno de estos aspectos), no es de extrafiar que se insista en la referencia a Olimpia (afladiendo asi indudables valores éticosy _prestigiosas referencias histéricas) como espejo deportivo, base del espiritu deportivo o solucién deportiva a los conflictos politicos por proporcionar entendimiento y concordia entre Los pueblos. Si se hace con el término democracia, gpor qué no hacerlo con el de deporte? No es este el lugar apropiado para seftalar los parecidos y las diferencias entre las democracias griega y occidental. Si es nuestra intencién hacerlo con las practicas deportivas. Para ello no dejaremos de fijar nuestra atencién aunque no de forma exclusiva en las précticas deportivas del periodo clésico. Intentaremos ver qué hay de comin entre el deporte actual —tal y como es entendido y practicado en la actuali- dad- y el concebido y practicado en otros mo- mentos de nuestra historia. Lo que nos interes es sefialar la existencia de lugares comunes y lugares diferentes. Pablo A. GilMorales 2.- Sobre las diferencias Segin Guttrzan (1978), las diferencias fimdamentales serian las presentes en el siguien- te cuadro, Secularizacién Igualdad y democratizacion Especializacion Racionalizacién Burocratizacion Cuantificacién La busqueda del record Este planteamiento -muy conocido en los cfreulos especialistas~ propone muchas, diferencias. Sin embargo, podemos encontrar que tales diferencias son, en gran parte, rel: vas, ya que existen connotaciones del deporte actual que se apuntaban en la antigiiedad. Va- mos a comentar cada uno de los puntos sefiala- dos por este autor, advirtiendo las diferencias de carécter cuantitativo y las de carécter cualitati- vo. Secularizactén- La secularizacion ~en este contexto~ es la pérdida de vigencia de lo religioso como referente principal del hecho deportivo. Actuaimente la religién y el hecho deportivo no aparecen ligados institucionalmente de forma expresa, aunque —por supuesto-, se pueden observar offendas religiosas, acciones de gracias, atletas que se santiguan, sacerdotes ligados a clubes deportivos 0 bendiciones de instalaciones deportivas, tal y como pueden aparecet en otros. 4mbitos humanos. La presencia del hecho religioso en el deporte ha adquirido un matiz de normalidad, suficientemente diferente al destacado papel central que ocupé en otras Spocas. En la Grecia Clisica, podemos ver que los Juegos Olimpicos (y otros similares) eran 36 acontecimientos religiosos. Se piensa que, con- cretamente los Juegos Olimpicos fueron, ini- cialmente, ceremonias fimebres de culto a los muertos (Segura, 1992: 162) que se transforma- ron de sacrificios humanos a combates sangrien- tos y, posteriormente, pasaron a ser [uchas cor- teses de fuerza y destreza. De dedicarse a los muertos se pasa a consagrarse a los dioses. Bas- ten las siguientes menciones para demostrar el cardcter religioso: los Juegos Olimpicos se de- dicaban a Zeus, eran presididos por una mujer sacerdotisa, inclu‘an el primer dia del programa offendas religiosas, otro de los dias se centraba en la inmolacién de cien bueyes al dios, y el ‘titimo dfa se celebraban sacrificios de accion de gracias en diferentes altares. ESTE CONTENIDO RELIGIOSO FUE DECAYENDO CON EL PASO DEL TIEMPO. Ya sobre el siglo V aC. comentarios que indican que el esp! no es el que prima en estos juegos deportivos. El contenido religioso va dando paso al profe- sionalismo deportivo. Muchos siglos después, a lo largo del siglo XX, podremos ver como con el espiritu olimpico de Coubertin sucedera lo mismo. La primera olimpfada de la que se tiene noticia historica se celebré en el aflo 776 a. C., aunque se habla de un origen anterior -en el 884 a. C- atribuido 2 un personaje mitico, el rey ffito (Le Floc’hmoan, 1969: 17; Gillet, 1971: 31). Las olimpfadas fueron abolidas en el afio 393 d. C. por Teodosio I. También para honrar a los dioses se instauran os Juegos Nemeos. Se celebraban cada dos attos y, si bien al principio se realiza- ban en Nemea, se Illevaban a cabo en Argos. Los Juegos Piticos se celebraban en honor de Apolo (en honor de la victoria de este dios sobre la serpiente Pitén). Los Juegos fstmicos se cele- braban en el istmo de Corinto en honor del héroe Melicertes, y fueron instaurados o bien por Teseo o bien por Poseidén. Como vernos, Sobre la diferencias y los parecidos entre el deporte modemo y el pracicado en ta anigdedad todos estos juegos panhelénicos tienen una amplia base religiosa (aunque eso no quiera decir que el espiritu religioso se mantuviera durante todo el tiempo en el que se celebraron). Sobre el momento de la aparicién y desapari- ccién de cada uno de los juegos mencionados no hay certeza absoluta; sabemos que se extendic- ron durante grandes periodos de tiempo y que, tras el edicto de Teodosio I, el resto de Juegos fue suftiendo, mas o menos, el mismo destino. En la Edad Media existen algunos especticulos que guardan cierta relacién con los, especticulos deportivos actuales: los duelos entre caballeros. Este tipo de enfrentamientos toma una forma especial en las ordalias deno- minadas juicios de Dios (Voltes, 1999: 113) segin las cuales se dirimian diferencias entre estos caballeros con el combate fisico. El ven- cedor en Ja Jid fisica ha sido el que Dios ha favorecido, con lo que el elemento teligioso aparece claramente ligado a la destreza guerrera (deportiva). En algunas fiestas religiosas se inclufan tanto torneos como justas entre caballeros (Rodriguez Lépez, 2000: 137). Si bien la Iglesia llega a oponerse a algunas de estas manifesta- ciones, en realidad lo hace a las de alto riesgo ~ con lo que resulta que las mas deportivas no Son tan mal vistas. En el origen moderno del deporte hay que detenerse en el papel desempeftado por las High Schools briténicas, verdaderas cunas del deporte tal y como lo entendemos hoy. En estas escuelas privadas los clérigos desarrollaron_ el deporte como medio pata controlar la disciplina y el comportamiento de los alumnos ~por tanto, en un Ambito educativo- (Barbero, 1993: 14) Esta maniobra es el germen de lo que vendria después, y que podemos describir como susten- tado por dos furerzas sociales: por un lado, Ia aportacién al movimiento deportivo que supuso el denominado “cristianismo muscular”, que no ¢s otra cosa que la labor de tos antiguos ahum- Celebrados cada cuatro afios Celebrados cada dos afios (al siguiente » ai anterior de cada Olimpiada) Pablo A Gi Morales nos de las Public Schools dedicados a fundar cubes deportivos en su edad adulta; por otro, el hecho de que la mayoria de clubes deportivos de fiitbol ingleses fueron fundados por institucio- nes religiosas o se establecieron en torno a pa- rroquias, durante el siglo XIX. Cristianos mus- culares y curas coincidieron en promover las précticas deportivas, ya que entendfan que estas précticas contenian elementos morales, educati- Vos ¢ higiénicos, El posterior desarrollo del deporte ha hecho que éste derivara su control a instancias ¢ instituciones no religiosas. Estas instituciones, de cardcter piblico y de caracter privado, son Jas encargadas de sostener el fendmeno deporti- vo. La presencia religiosa en ¢\ deporte actual no es central ni es la justificacién del mismo, Se reduce a las anecdéticas situaciones comentadas, en el principio de este apartado. Lo que sf puede mantenerse —e incluso cobra cierta actualidad— es la funcién del deporte (mas que del deporte, del ejercicio fisico) como disciplina adecuada para apartar al hombre de tentaciones 0 desvia- ciones sociales a priori condenables. Se conser- va alin un resto 0 un vestigio de ese “cristianis- mo muscular” antes mencionado, aunque més que en el Ambito deportivo, podemos ubicarlo en el ambito educativo (sobre todo, reeducativo) o higiénico. Claro que, segiin esto, el cambio es también evidente, ya que si antes el deporte podia servir como offenda a los dioses 0 como un camino para acercarse a ellos, ahora, desde esta perspectiva, el deporte seria, mas bien, una forma de alejarse del diablo. Igualdad y democraticacién.- Estos aspectos son propios del deporte actual ya que resultan muy ‘modemos. Ni el acceso ala prictica deportiva era paritario en la antigiedad, ni las condiciones de las intervenciones eran las mismas. Ya sabemos que en Grecia los deportistas sélo podian ser hombres libres; quedaban excluidos no sélo los, esclavos sino también las mujeres y los extranjeros. Con respecto a las mujeres hay que 38 matizar que la prohibicién fundamental era para su participaciin en los Juegos Olimpicos — probablemente incluso como espectadoras-, pero que tenfan sus propios juegos, los llamados Juegos Hereos o Heraias (Segura, 1992: 183), bésicamente consistentes en carreras a pie, Es también probable que pudieran participar en los Juegos istmicos, los Piticos y los Nemeos. La peculiaridad de los Juegos Olimpicos de no permitir la participacin a las mujeres fue conservada por Coubertin en la primera Olimpiada moderna -velebrada en Atenas 1896-. Coubertin pensaba que el papel de las mujeres era el de coronar a los vencedores (Barbero, 1993: 37). Ya en la siguiente —Paris, 1900- empieza la contribucién femenina, si bien de forma muy timida (golf'y tenis). En Roma, si bien los hombres libres podian ejercitarse, los protagonistas de los sus Juegos cran los esclavos que hacfan de gladiado- res, Por cierto que estos gladiadores no comba- tian en igualdad de condiciones: portaban distin- tos tipos de armas. La desigualdad también afectaba a otros aspectos: se organizaban com- bates de hombres contra fieras, de enanos contra mujeres, etc. (Garcia Ferrando, 1990: 40). El acceso restringido a las pricticas de- portivas en la Edad Media se evidencia en el hecho de que las justas y torneos estaban reser- vados a la nobleza. Las clases populares tenian sus propios juegos -distintos a los combales— que, por cierto, evolucionarian hacia los depor- tes actuales # medida que fueron rescatados 0 reconvertidos por las clases altas. Estos juegos deportives populares a los que nos referimos se asaban en encuentros en torno a una pelota o talon en los que participaban cantidades des- comunales de personas (no estaba reglado el numero de participantes), se jugaba en terrenos no siempre bien delimitados (a veces incluso el pueblo o la ciudad entera servian de marco), y el namero de deportistas no era el mismo entre los bandos contendientes. Por ejemplo, podian ‘Sobre las diferencias y ls parecides ente el deporte modem y el practicado en a antigdedad competir, cincuenta contra cien, un pueblo co- ntra otro, o solteros contra casados (Gillet, 1971: 50). Una descripcién muy sabrosa de este tipo de acontecimientos la podemos encontrar en Dunning (1993; 83), destacéndose el hecho de la falta de igualdad en las condiciones de los participantes. Cuando a mediados del siglo XIX, en Inglaterra, se pone en marcha el movimiento deportivo, no hay que olvidar que éste tiene un origen claramente aristocratico. EL DEPORTE TIENE UNA CONNOTACION ELITISTA EN SU ORIGEN MODERNO. Por un lado, ya se ha mencionado que nacié en las escuelas privadas inglesas, a las que acudian los miembros mas ricos de la sociedad (nobles y grandes comerciantes). Estos alumnos eran de sexo masculino. Estos alumnos practica- ron los deportes populares cambiando las reglas, cuanto consideraron necesario para acomodarlos menores niveles de violencia y realizando ajustes que favorecieran la igualdad en la précti- ca, Cuando afios mas tarde, estos alumnos son adultos y fundan diversas asociaciones deporti- vas, se encargan de dejar muy claro que la dedi- cacién deportiva pura es de tipo amateur (afi- cionado, contrario al profesionalismo). Esta idea cuadra muy bien con la mentalidad elitista que Ja propugna: a ningiin noble, caballero o rico hacendado le hace falta el deporte como medio productivo de vida. Esta idea se mantuvo hasta finales del siglo XX en el ambito de las compe- ticiones olimpicas, coincidiendo con el desarro- llo del profesionalismo a lo largo de este mismo siglo en la préctica totalidad del resto de compe- ticiones deportivas. La democratizacién del deporte (el acceso al mismo como permitido para cualquier ciudadano) es un hecho muy reciente en la his- toria. Atin hoy ciertas practicas deportivas conservan un halo de pertenencia a ciertas cla- 39 ses sociales, fundamentalmente por la inversién econémica necesaria para esas pricticas, Mas que de practicas consagradas a ciertas clases, puede hablarse de practicas reservadas a quienes posean cierta holgura econémica. No hay prohi- bicién para la practica; hay un handicap (eco- némico) que puede o no ser superado, Las poli- ticas estatales han ayudado o contribuido a extender algunas de estas practicas a la mayoria de 1a poblacién (construccién de piscinas, de campos de golf de uso piiblico, de pistas de tenis, etc.). El reclutamiento de deportistas pro- fesionales tiende (aunque dependeré también de las posibilidades de acceso a los representantes comerciales) a primar el rendimiento efectivo del deportista, su potencial deportivo. Tanto es asi que algunas universidades americanas se han visto acusadas de favorecer sus intereses depor- tivos por encima de los académicos. Especializacién- Los deportistas actuales son especialistas en un deporte, ¢ incluso en un drea de ese deporte. Aparte del escaso mimero de especialidades que intentan abarcar o incluir a varias (decathlén, triathlén, etc-), lo més frecuente es que un deportista s6lo practique un deporte y, por ende, sélo domine en ese deporte. Cabe preguntarse hasta qué punto esta diferencia es tal, ‘ya que el especialista ya existia antiguamente. Si bien tenemos conocimiento de pruebas antiguas como el pentatlén, clogiada por Aristételes (Le Floc’hmoan, 1971: 22) pot ser las que evidenciaban a los atletas més completos, la temprana emergencia del profesionalismo tuvo que influir, junto a las apuestas, en la emergencia de los especialistas. No parece muy razonable pensar que quien corriera a pie, fuera el mismo que lo hiciese en lo alto de un carro 0 sobre un caballo. En Roma, los gladiadores también eran de distintos tipos y, por tanto, especialistas en un tipo de armas y destrezas. LA ESPECIALIZACION SE HA ACRECENTADO EN EL DEPORTE MODERNO Pablo A. Gil Morales La diferencia es de tipo cuantitativo. Hoy en dfa, como para cualquier otra funcién en Ja sociedad, el deportista se ha especializado ain més. La divisién del trabajo (distintas fun- ciones para distintos puestos laborales) tiene su correlato en el deporte profesional. Cabria pre- guntarse por otras realidades laborales, impues- tas por los tiempos, y su repercusién en el de- porte profesional: por ejemplo, qué sucede en el campo deportivo con el reciclaje 0 con la reconversién? El reciclaje tiene su parangén evidente (y meritorio) en el entrenamiento dia- rio ~acuciado por la proximidad de la competi- cién y por la cortedad del periodo deportivo productivo (el rango de edad util del deportista, como tal)-. En cuanto a la reconversién es algo no tan evidente por el gran piiblico, que s¢io conoce los deportes més populares (los més popularizados por los mass media): cuando un deporte no consigue el interés del piiblico sus practicantes en el ambito competitive -o aspi- antes a serlo profesionalmente- 0 bien dejan de ser deportistas o no llegan a setlo a tiempo total (obteniendo sus ingresos por otro tipo de activi- dad laboral). En cuanto al posible cambio total de especialidad deportiva ~episodios aneedéti- cos puntuales aparte~ no hay atin suficientes informaciones o estudios referidos al periodo ya productivo (sobre el periodo de aprendizaje si existen mds, al igual que sobre cambios parcia- les o internos en un érea o especialidad). Racionalizacién- La racionalizacién es la planificacién cientifica del trabajo, en este caso el trabajo deportivo, para disponer los medios utilizables de forma que garanticen al maximo los. objetivos buscados. La racionalizacién consiste en organizar Ja produceién o el trabajo de forma que aumenten los rendimientos 0 se reduzcan los costos. En el mundo del deporte modero ‘podemos ver que los objetivos que se fija un atleta, © un club deportive se intentan aleanzar proponiendo una serie de medidas que afectan a muchos aspectos 0 elementos. Cada uno de estos 40 aspectos o elementos ¢s abjeto de consideracion propia a la luz de los conocimientos acumulados y de los medios tecnolégicos disponibles en la actualidad Entre los elementos que suelen ser objeto de estudio, modificacién y aplicacién Siempre buscando mejorar y maximizar los objetivos) en el deporte se encuentran: Ja preparacién técnica, la preparacién téctica, la fisica, la psicolégica, la alimentacién y el régimen de vida, el material deportivo, las instalaciones, Jas equipaciones, las reglas deportivas, etc. LA RACIONALIZACION EN EL DEPORTE NO ES ALGO DEL TODO DESCONOCIDO, EN LA ANTIGUEDAD. Los conocimientos y la tecnologia en este campo, como en el resto, han evolucionado a grandes pasos desde el siglo XIX; ahora el deportista cuenta con unos medios y con un interés derivados de la aplicacién rigurosa de un sinfin de nuevos métodos. Todos y cada uno de los elementos mencionados en el parrafo ante- rior cuentan en la actualidad con un corpus de conocimientos y de instrumentos que no sélo han alcanzado un gran nivel de depuracién (marcando gran diferencia con otras épocas) sino que, ademés, se encuentran en permanente revisin y, por tanto, en permanente evolucién, Para ello basta fijarse en la evolucién que han sufrido los métodos de entrenamiento 0 los materiales deportivos. La racionalizacién no sélo ha hecho que se consideren més elementos en la planificacién deportiva sino que se pro- firndice en el auténtico valor de cada uno de ellos. La racionalizacién como diferencia en- tre el deporte antiguo y el moderno no es de cardcter cualitativo, sino cuantitativo. Antigua- mente también existian métodos, thcticas y se probaban diversidad de instrumentos. Lo que ha sucedido es que el crecimiento experi-mentado Sobre is iferencas ys parectos entre el deporte modem y e practcado ent antgUeded cn los tltimos siglos ha sido tan grande que no se admiten las comparaciones. Burocratizacién.- El aparato burocrético que rodea al deporte actual es, nuevamente como en tantas otras manifestaciones 0 instituciones actuales, inmenso, Repetiremos aqui que el cambio ha sido de indole cuantitativa, aunque aftadiremos también aspectos cualitativos. Para justificar 1s cambios cuantitati- vos, al menos con respecto a la antigua Grecia, hay que mencionar que ya existia un Consejo Olimpico 0 Bulé (Segura, 1992: 137) que se encargaba de organizar los juegos, conjuntando Jos aspectos puramente deportivos (reglas, jue- cos, tipos de competicién, etc.) con los de indole econémica y religiosa. Las diferencias con el Comité Olimpico Internacional actual, en cuan- to a las funciones encomendadas, no diferian sustancialmente: el control absoluto de la orga- nizacién. Incluso el prestigio social y politico La organizacién y la reglamentacién del deporte actual han sido también el resultado de una tendencia creciente de controlar las ma- nifestaciones deportivas por parte del poder politico. A medida que el deporte se ha consti- tuido como una realidad social de gran peso espectfico ha surgido la necesidad politica de acotarlo. La antigua Bulé permanece entre noso- tros bajo diferentes y actualizadas formas que reflejan el crecimiento deportivo: no sélo el COI, sino los diversos organismos deportives (federaciones internacionales, nacionales, regio- nales..., piblicos y deportivos, que se han des- arrollado y que regulan todos los aspectos que conviene al fenémeno, Como factor cualitative importante podemos mencionar la extensa legislacion de- portiva que los poderes politicos se han visto obligados a desarrollar. Incluso aqui caben 41 hacer precisiones cuantitativas: son conocidas las legislaciones sobre las practicas deportivas en la Edad Media, que intentaban, sobre todo, atajar las manifestaciones violentas que las rodeaban. Cuantificacién y biisgueda del récord- La cuantificacién consiste en medir ‘numéricamente las acciones deportivas. La gran presencia de especialidades y el desarrollo del deporte ha devenido en el registro de las actua- ciones y en la posibilidad de comparacién de las marcas obtenidas. Desde el momento de este registro se abre la posibilidad de obtener una marca superior: récord de medallas, récord de distancias, récord de tiempos, récord de goles, récord de campeonatos... Todo se cuenta y se compara, y la mejor marca (el récord) se con- vierte en una nueva ~y temporal referencia. Se nos dice que los antiguos no median ni cuantificaban las hazafias deportivas. Mas bien habria que pensar que no disponian de instrumentos para ello, aunque es dudoso afirmar que no comprobaran la distancia alcanzada por un Janzador con su disco o e] peso de éste, Otra cosa es que se conformeran con saber quién llegaba antes a la meta (qué caballo, qué carro o qué atleta) sin tener la nevesidad de medir la distancia «que le separaba del segundo o del tercero. En {a actualidad se han desarrollado instrumentos que pueden registrar el némero de veces que un deportista interviene durante un partido, el tiempo de posesién, la distancia a la que se encuentra la meta en ese momento y el tiempo parcial obtenido durante una carrera, la velocidad a la que se desplaza un mévil, etc. Este progreso tecnolégico se utiliza para el registro y la comparacién. También se conser- van documentos y registros histéricos sobre lo acaecido en el mundo deportivo, al igual que se hace con otras facetas de la vida. Si se dice que el registro de marcas deportivas, por ejemplo, en. Grecia, parece aportar una gran exageracién en Pablo A, Gi Morales Jas mismas (saltos casi imposibies), habria que recordar que el recuento del mimere de bajas causadas al enemigo era también desmesurada- mente exagerado. Y aqui hay que contar con dos factores: tanto con la tendencia a la exageracién (por presuncién ante el enemigo o para elevar la moral del pueblo), como con la falta de tecnolo- gia fina, Una vez mas parece apropiado catalo- gar estas diferencias como de tipo cuantitativo. EDénde estan las diferencias claramente cua- litativas? Verdaderamente no encontramos tantas como las que, por el desarrollo tecnolégico, hemos catalogado como cuantitativas. Las dife- rencias cualitativas las que suponen algo cuali- tativamente novedoso~ podrian resumirse en las siguientes ideas: + La participacién femenina actual es al- g0 bastante novedoso en la Historia, siempre que nos refiramos a los Juegos Olimpicos. En otros juegos panheléni- os si participaban. En otros momentos de la Historia (Roma, Edad Media, Na- cimiento del deporte modemo...) las mujeres no participaron. - Los griegos no legaron a practicar deportes colecivos on las competiciones panhelénicas: eran pruebas individuales. Las pruebas colectivas, sin embargo aparecieron hace ya tiempo (en Roma ya se des- arrollaban —enfrentamientos entre barcos~; en la Edad Media estaban representados por los tomeos entre caballeros). + En el deporte actual es una regla uni- versal competir en condiciones de igualdad. Incluso se han depurado dife- rentes categorias para los deportistas, con més garantias que en la antigie- dad. 42 = El acceso a la participacién no le es negado a nadie: se ha elcanzado la par- ticipaci6n democratica y ya no es nece- sario ser ciudadano de Grecia, esclavo romano, noble medieval 0 gentlemen para ser admitido en la préctica depor- tiva, al menos sobre el papel. = La religin no forma parte central de las practicas deportivas competitivas actuales. 3.- Sobre los parecidos Establecidas las diferencias, hora es ya de sefialar las coincidencias. Algunas han sido ya sefialadas. Garcia Ferrando (1990: 48) desta- ca las siguientes, que serin objeto de nuestro analisis inmediato (posteriormente, afiadiremos otros aspectos): Elculto al héroe El profesionalismo | La preocupacién por la ayuda | y técnica tencia de situaciones violentas El culto al héroe Tanto en la antigiedad (da igual el perfodo histérico) como en la actualidad, el deportista ha gozado de status de héroe. La gloria alcanzada en los desempefios olimpicos (Simbotizada en la manzana, la rama de olivo 0 la rama de palma) otorgaba el respeto generali- zado y la admiracién del piblico y de los ciuda- danos (Durantez, 1975: 208). Los poetas canta- ban sus proezas tal y como actualmente las cantan los periodistas (indudablemente, con més mérito literario aquellos que éstos), El atleta como modelo de vida o como ejemplo para la Juventud es un recurso tan actual como antiguo. El culto a la destreza corporal estaba muy pre~ Sobre tas derencias y los parecites entre el deporte modemo y el practcado en la antigiedac sente en Grecia. Incluso en Atenas existieron unos juegos (los Panateneas) que inclufan con- cursos de belleza masculina (Segura, 1992: 101); también los hubo de belleza femenina. La sitaacién, pues, parece reflejar una constante histérica: el deporte siempre ha conllevado ~al menos para la mayoria de la ciudadanfa— Ia admiracién por el vencedor. Esta admiracién conlleva, a su vez, un alto grado de identifica. cién con el mismo: se comparte su gloria, se vive -por delegacién (Antonelli y Salvini, 1978: 265)~ su alegria (y también su pena), El ideal cabatleresco de 1a Edad Media y la “gloria deportiva”, obtenida en justas y ‘tomeos, tienen su parangén en la Inglaterra del XIX (la “cua deportiva moderna”) con el ideal “amateur” clasista. Es el desarrolio posterior de] profesionalismo, quo, ademas, coincide con la extensién del fenémeno deportivo, el que reno- varé el gusto del piblico por manifestarse de forma excesiva -ensalzandolo— hacia el (rue v0?) héroe. El profesionalismo: los premios. Este apartado se refiere a la dedicacién profesional deportiva como medio productivo de subsistencia. El deportista profesional puede serlo a tiempo total o a tiempo parcial. Dedicar- se al deporte para ganarse la vida es algo que ya estaba presente en la Grecia Clasica. Dado que el campeén obtenfa suculentas recompensas, muy pronto hbo quien se dedicé con todo em- peflo a estos menesteres. El premio de la rama de olivo o de la rama de palma tenia Ja misma fancién que la medalla olimpica actual: simbé- lico. Los campeones podian obtener desde la exencién de impuestos, el nombramiento de un cargo piblico, premios de 500 dracmas (Duran- tez, 1975: 215), ademés de otras recompensas de caracter “distinguido” como el ser represen- tados en estatuas 0 en monedas, y citados y alabados en céuticos y poemas. Demasiadas 4B veces se ha insistido en presentar a los atletas gtiegos como hombres virtuosos que s6lo aspi- raban a los honores de la gloria; cuando esto fuera asf habria que pensar que los ingresos de los deportistas estarian asegurados por otra via. Las apuestas se desarrollaron muy pronto e incluso tenemos noticias de maniobras fraudu- lentas en las que estaban implicados los propios atletas (Le Floc’hmoan, 1969: 71), asf como de los tipos de sanciones que conllevaban estos hechos. En Roma el profesionalismo también existié “aunque llamar profesionales a los ven- cidos en las guerras y hechos esclavos, para “gonarse la vida” como gladiadores en el circo, no sea la idea mas compartida entre nosotros de Jo que es un profesional-. También hubo ciuda- danos libres que ejercieron como gladiadores profesionales, atraidos por la paga (Rodriguez. L6pez, 2000: 123). Los conductores de carros eran profesionates —no esclavos- y a ello se dedicaban. Parece que su procedencia social era, més bien, de estratos bajos (Paoli, 1973: 333). Sin embargo, esta dedicaciOn atrajo, puntual- mente, a notables ciudadanos -al igual que algunos hicieron “sus pinitos” como gladiadores 0 como matadores de fieras en el citco, El profesionalismo encontré en el siglo XIX en Inglaterra una gran oposicién por parte de quienes “reinventaron” los deportes. La clase alta entendia el deporte como una dedicacién amateur y se negaban a que se constituyeran, asociaciones profesionales. Las clases menos pudientes vieron en el nuevo movimiento depor- tivo una forma de obtener ingresos. Se desarro- Tlaron profesionales deportivos y se multiplica~ ron las apuestas. El movimiento olimpico ‘persistié hasta finales del siglo XX en el cardc- ter amateur de los participantes en los juegos, si bien hay mucho que matizar incluso aqui, ya ‘que se produjeron hechos de muy dudosa cohe- rencia con este espiritu (becas de diversa indole, consideraciones dispares acerca de los ingresos Pablo A. Gi Morales © subvenciones de los deportistas, y diferente rasero segiin los paises) (Cagigal, 1981: 51). La preocupacién por la ayuda médica y téc- nica Todo un cuerpo de entrenadores_y médicos ha acompafiado a los deportistas profe~ sio-nales en su camino hacia el triunfo o la su- peracién, En Grecia, el entrenamiento estaba organizado y planificado por entrenadores (que seguian programas como los denominados “te- tras” ~ciclos de cuatro dias con diferente inten- sidad de trabajo fisico-), los deportistas podian estar todo el dia entrenands (otro factor que habla a favor del profesionalismo deportive) y estaban sometidos a distintas pautas higiénicas y alimenticias (Durantez, 1975: 241). La evolucién de fos sistemas de entre- namiento y de la medicina deportiva es obvia. Se han desarrollado sistemas, en los dos cam- pos, que reflejan claramente la disponibilidad de medios para el deportista profesional. La existencia de situaciones violentas EI deporte aparece en la Historia ro- deado frecuentemente de situaciones violentas. Estas situaciones pueden centrarse tanto en los Propios protagonistas (los deportistas), en sus acompafiantes o servidores (el cuerpo técnico) 0 en el piblico; frecuentemente, afecta a todas las partes. La violencia que pudiera afectar a los deportistas 0 a sus técnicos es bastante com- prensible si hacemos una lectura econémica: por encima de glorias y honores, no olvidemos que se trata de obtener una determinada ganancia econémica y material. Digamos que, aunque esta violencia sea rechazada a priori (y, de hecho, las reglas del juego deportivo la recha- zan), el profesionalismo del deporte (la depen- dencia econémica) no gerantiza que se ignore esta via -la violenta-~- como medio hacia la meta © como recurso vengativo por lo perdido. Sin embargo, hay quien piensa que, precisamente, el profesionalismo deportivo es Jo que garantiza el alejamiento de las situaciones violentas, ya que los deportistas creen en las reglas del juego. Sogiin Dunning (1993) ~que sigue la linea del autor Norbert Elias— la existencia de situaciones violentas conectadas con las compe- ticiones deportivas ha existido siempre y, con- trariamente a opiniones vulgares, son en Ia ac- tualidad mucho menos frecuentes y menos intonsas que en la antigtiedad, Como ejemplos de la existencia de situaciones violentas cabe citar la necesidad de los griegos de utilizar guardianes del létigo 0 guardianes de la porra para prevenir o castigar al piblico demasiado interesado en los avatares de los deportistas, las crénicas escritas sobre tumultos en los estadios romanos (los pompeyanos tuvieron que ser excluidos de la asistencia a los juegos tomanos durante diez afios, en tiempos de Nerén, por haber causado en el anfiteatro numerosos heri- dos y muertos a los espectadores nucerinos) 0 los bizantinos (30.000 muertos en los dias si- guientes a la cclebracién de las carreras de cua- drigas originados por enfrentamientos entre las facciones de seguidores: fue en el 532, en tiem- pos de Justiniano y se denominé la rebelién de Nika). También el propio deporte se ha suavi- zado en sus manifestaciones y reglas, y actual- mente resultarian incomprensibles algunas es- pecialidades de lucha griega, los espectaculos de Bladiadores en Roma, 0 las pricticas de juegos deportivos de pelota durante la Edad Media o La Edad Moderna —que alcanzaron “formas de violencia fisica hoy prohibidas” (Dunning, 1993: 90}-. Remito al lector interesado a que acuda a la obra citada anteriormente para poder saborear las situaciones que describe. ‘Sobre ls diferencias y los parecidos ent el deporte modemo y e pracicado en la anigledad 4.- Y, ademas, otros parecidos Otras constantes histéricas que se pue- den observar en el deporte son algunas de las siguientes: Ja persistente unin entre deporte y educacién, la necesidad de piblico presente en la competicién, el uso politico del deporte y el montante econémico necesario, Vamos a co- mentar cada una de elles. La persistente unin entre deporte y educacién ‘Ya sea por su contribucién a la forma- cién del guerrero 0 por su contribucién a la formacién del cardcter, el hecho es que la idea de que e] deporte contribuye o completa la edu- cacién del individuo esta muy presente a lo largo de la Historia. Si bien los filésofos griegos podian advertir de ciertos riesgos 0 excesos deportivos ~y se inclinaban mas hacia la gimna- sia que hacia el deporte no dejaban de reco- mendar este tiltimo, Esta tendencia es mas mati- zada en los sofistas y en Sécrates, que no terminan de encontrar en el deporte algo intere- sante para el ciudadano, Platén y Aristételes sf lo hacen. Platén Ileg6 a participar en los Juegos istmicos para muchachos. Hay que aclarar que la diferencia entre Educacién Fisica y Deporte no siempre esté clara en la Historia ~ni siquiera esta clara en la actualidad para muchos~ y no podemos analizar con ideas actuales lo que no siempre estuvo separado en le antigiledad, En Roma, el deporte esta reservado a un tipo social concreto (con las excepciones conocidas y comentadas anteriormente). En la educacién del ciudadano se considera més ade- cuado lo que hoy seria encuadrado como educa- i6n fisica -todo lo relativo a los bafios-, y no el deporte ea si —que se admira més como especté- culo. El valor educativo del deporte es soste- nido (y recuperado) a finales del siglo XVIII y principios del XIX en Inglaterra, en las High 4s Schools. Este valor se desarrollara durante todo el siglo XIX y, desde entonces surgiran diversas corrientes educativas que lo primardn o lo re- chazaran en favor de la educacién fisica. Tanto el movimiento olimpico como el movimiento deportivo prestan sus voces a los valores positi- vos del deporte como medio educativo. Ademas de las voces expertas en el terreno educativo (profesores y pedagogos, més inclinados — aunque no de forma unénime— hacia la educa- cién fisica), se escucharan otras que intentan demostrar la aportacién del deporte a la educa- cién: los padres, los entrenadores, los alumnos y los deportistas. La necesidad de piiblico presenie en la competicién Aunque no figura entre las caracteristi- cas usuales que se mencionan a [a hora de defi- nir el deport, la presencia det piblico es una constante que parece primordial, E) deporte competitivo, que es del que venimos tratando aqui, © competitivo-profesional -que sigue siendo el que estamos tratando (ahora, mencio- nando una de sus caracteristicas primordiales)- adquiere su sentido total cuando se realiza pi- blicamente, delante de un piblico que admira, valora, decide, anima, paga, felicita 0 muestra irritabilidad ante el producto. Si pensamos que los Juegos Olimpicos fueron en sus inicios ceremonias 0 celebracio- nes (finebres o religiosas) estamos ya delimi: tando el escenario: protagonistas y admiradores, héroes y salvados, actores y espectadores. O, como en cualquiera de los muchos ritos sociales establecidos: directores y dirigidos. La denomi- nacién de deporte-espectaculo se acufié para describir los acontecimientos que suponian las competiciones y que han terminado por conver- tirse en auténticos acontecimientos que congre- gan periédicamente a variables cantidades de piblico (en este sentido da igual el partido de fiifbol del modesto equipo local del fin semana, Pablo A. Gll Morales que Ia final de 1a copa del mundo; la diferencia es cuantitativa: mas 0 menos publico). Incluso, al deporte-espectaculo yale da casi igual que el publico esté presente en el entomo cercano (en Ta grada), cuando esta asegurada su presencia a distancia (pero en directo) a través de las televi- siones. La certeza de estar siendo observados — aunque sea a distancia da alas a los deportistas. El piblico estuvo siempre presente en los diferentes juegos panhelénicos, en el circo, en los estadios romanos, en los tomeos y justas, medievales y en los modernos graderios. Es mas, el final de un tipo de competicién o de una especialidad deportiva se puede pronostica: por la falta de seguimiento de pliblico. Si no hay pilblico, no hay espectaculo: si no hay puiblico, no hay deporte (competitivo-profesional). Este deporte -sin piblico- puede subsistir como practica deportiva, como juego deportivo, pero deja de pertenecer a la familia del deporte insti- tucionalizado (Parlebas, 1988: 50). Este tipo de deporte -sin pliblico— es como una representa- cidn dramatica sin coro (Mumford, 1991. 122). Asi pues, ademés de considerarse wa constante histérica para el deporte, puede considerarse la existencia (la necesidad) de pilico como una de las caracteristicas basicas dei hecho deportivo —tan basica como la de ser un hecho de naturaleza competitiva, de actuacién fisica (implicacién corporal) y de atenerse a unas reglas, amén de la institucionalizacién del hecho déportivo en si, como sugiere Parlebas (1988: 49}. De esta forma el poblico se convierte en uno de los elementos puestos en juego en el hecho deportivo (deportistas, “jueces y péblico). Mientras que el deportista ejecuta las acciones fisicas y los jueces las sancionan y regulan, el piiblico es ei encargado de aplaudir y retribuir estas acciones. Bstas tres finciones son las que dan sentido a ese acto institucionalizado Hama- do deporte (espectacuto). 46 Eluso politico del deporte Las representaciones 0 escenificaciones deportivas tienen un uso politico constante en la Historia de la humanidad. Las ideas que subya- cen a este tipo de comportamiento politico con respecto al deporte han sido debatidas por buena cantidad de autores y pensadores, Podemos intentar reunirlas en los siguientes enunciados: - EL DEPORTE LEGITIMA AL PODER POLITICO ESTABLECIDO.- Como dice Brohm (1993: 50), el deporte legitima y estabiliza al poder politico, tanto por su cardcter inte- grador (del pueblo) como por su ideologia tipicamente optimista al contener la idea de mejora, Esta idea puede expresarse asi: “un pueblo que inventa los Juegos Olimpicos nece- sariamente es un buen pueblo”. - EL DEPORTE CALMA AL PUEBLO.- Los especticulos deporti- vos difundides y transmitidos (Harris, 1996: 420) a los ciudadanos aseguran que éstos se retiren de las calles, evi- tandose asi ls posibilidad de otras de- mandas. Cobra el mismo sentido el an- tiguo “Pan y Circo” que un actual “Pan y Fiitbol”. - EL DEPORTE EDUCA AL CIUDADANO.- Aunque el poder polt- tico no coincida con parte de los plan- teamientos pedagégicos de los exper- tos, si que se preconiza constantemerte desde éste la idea de que los modelos deportivos (Ios campeones) sean un es- pefo para la juventud y para el resto de Jos ciudadanos. Bl poder politico suele desarrollar legislaciones _especificas que ensalzan la funcién educativa del deporte, no estableciendo siempre cla- Sobre las diferencias y los parecdos entre el deporte modemo y el practicado en la antigiedad ras diferencias entre las distintas mani- festaciones deportivas y proponiendo como cumbre de la pirdmide al modelo ofrecido por el deporte de competicién- especticulo, EL DEPORTE SUSTITUYE A LA GUERRA.- Esta idea fue asumida ya en las antiguas olimpiadas: durante el periodo olfmpico se establecia una tre- gua en la guerra, Actualmente podemos observar que las pugnas politicas tie- nen su parangén en las pugnas deporti- vas, y no es baladi el hecho de que, pa- ra muchos pueblos oprimidos politica y econémicamente, una victoria deporti- va sobre un pais opresor es considerada una victoria moral ¢ incluso una humi- llacién politica. EL DEPORTE ELEVA LA IMAGEN DE LOS PUEBLOS.- El poder politico considera que el deporte puede presti- giar a una nacién o a una ciudad. Es tal el poder de convocatoria de! hecho de- portivo (aqui los medios de comunica- cién juegan un papel muy importante a través de la via del beneficio econémi- 0) que se conceden los permisos para organizar los acontecimientos deporti- vos ~que son innumerables y de varia~ ble gradacién, aunque todos ellos su- mamente significativos para el entorno para el cual estén pensados~ después de una muy dura pugna. Algunas oca- siones en las que més podemos eviden- iar este tipo de marketing (politica y deporte de la mano) son Jas puestas en conocimiento de determinadas pobla- ciones pot haber sido a cuna de naci- miento de un campedn, o las compare- cencias piblicas conjuntes de politicos y deportistas (“la foto”), 47 El montante econdmico necesario Aunque bastante conocido, es poco comentado el hecho de que los acontecimientos

You might also like