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© The Author(s) 2022. Oxford University Press and New York University School of Law.

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La evolución de la relación
normativa entre el Sistema
Interamericano de Derechos

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Humanos y los sistemas
jurídicos nacionales
The evolution of the normative
relationship between the
Interamerican System of
Human Rights and national
jurisdictions
Ximena Fuentes Torrijo*

The approach of the Inter-American Court of Human Rights regarding the relationship be-
tween international and domestic law has evolved into a form of supranational law, which
was not envisaged at the time of the ratification of the Inter-American Convention on Human
Rights. In its first decisions, the Inter-American Court accepted that it was for each state
party to decide how its domestic legal system interacts with international law. However, in
recent years the Inter-American Court of Human Rights has developed the theory of the
“conventionality control,” according to which domestic judges shall afford primacy to the
Convention over domestic law and, in cases of a conflict of norms, may set aside domestic
legislation. It is to be seen whether or not domestic tribunals will implement this “conven-
tionality control” and how the legislative powers of Latin American states will respond.
Keywords: conventionality control, direct effect, hierarchy, incorporation of human
rights into domestic law

* D.Phil (Oxon), Profesora de Derecho Internacional Público, Facultad de Derecho, Universidad de Chile.
Email: xfuente@derecho.uchile.cl.

I•CON (2021), Vol. 19 No. 4, 1207–1212 https://doi.org/10.1093/icon/moab119


1208 I•CON 19 (2021), 1207–1212

La posición adoptada por la Corte Interamericana de Derechos Humanos sobre la relación


entre el Derecho internacional y el derecho doméstico ha evolucionado hacia una forma de
derecho supranacional que los estados latinoamericanos no tuvieron en vista originalmente
cuando ratificaron la Convención Interamericana de Derechos Humanos. En sus primeras
decisiones la Corte Interamericana aceptó que cada estado es soberano para regular en su de-
recho interno como se relaciona el sistema jurídico nacional con el Derecho internacional. Sin
embargo, en años recientes, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha desarrollado

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la teoría del “control de convencionalidad”, según la cual los jueces nacionales deben otorgar
primacía a la Convención sobre el derecho doméstico y, en casos de antinomias, deben dejar de
aplicar la legislación nacional. Queda por ver si los tribunales nacionales implementarán este
“control de convencionalidad” y cómo responderán los respectivos poderes legislativos de los
estados latinoamericanos.
Palabras clave: control de convencionalidad, efecto directo, recepción derechos
humanos en el derecho doméstico, jerarquía

El sistema interamericano de protección de los derechos humanos es un régimen de


Derecho internacional público. Como tal, se aplican las categorías propias del Derecho
internacional para determinar el ámbito de las obligaciones adquiridas por los estados
y la responsabilidad internacional cuando ellos incumplen. En este contexto, el
Derecho internacional dispone que cada estado es soberano para determinar la forma
en que el sistema jurídico doméstico se relaciona con el Derecho internacional. Cada
estado es soberano para decidir si el Derecho internacional se incorporará o no dentro
del derecho nacional, cómo cumplirá sus obligaciones internacionales y cómo se
deben solucionar en el propio sistema jurídico los conflictos entre las reglas nacionales
y las internacionales. Esto se aplica tanto al Derecho internacional en general, como
al Derecho internacional de los derechos humanos en particular.
La relación del Derecho internacional con el derecho interno de los Estados se ha
desarrollado en base a este paradigma que reconoce que, en virtud del principio de
soberanía de los estados, son ellos mismos quienes determinan cómo cumplir con sus
obligaciones internacionales. Finalmente, esta solución es el resultado de aceptar el
principio fundamental de que el ejercicio de la soberanía de cada estado se traduce en
que será cada comunidad política nacional la que tiene el poder de autogobernarse,
y esa autodeterminación incluye la decisión de cómo relacionarse con el Derecho
internacional.
En 1948 se aprueba la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre.1
En 1959 se crea la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.2 En 1968 se firma
la Convención Americana de Derechos Humanos, también conocido como Pacto de
San José (“la Convención”),3 que crea la Corte Interamericana de Derechos Humanos,

1
Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre, 2 de mayo de 1948.
2
Creada mediante resolución emitida en la Quinta Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones
Exteriores celebrada en Santiago de Chile en 1959.
3
La Convención Americana sobre Derechos Humanos (“Pacto de San José de Costa Rica”), 22 de noviembre
de 1969, entró en vigor el 18 de julio de 1978, 1144 UNTS 123.
El Sistema Interamericano de Derechos Humanos y los sistemas jurídicos nacionales    1209

que se instala en 1979. En 1986 esta Corte conoce de su primer caso contencioso
(Velásquez Rodríguez vs. Honduras).4 Ese mismo año, la Corte Interamericana declaraba
que la forma en que un estado determina incorporar o no la Convención es una ma-
teria que debe decidir cada estado.5
En efecto, en 1986 Costa Rica sometió una consulta a la Corte Interamericana
sobre el efecto directo del Pacto de San José en el sistema jurídico costarricense. Esta
fue la pregunta sometida a la opinión consultiva de la Corte:

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¿Debe considerarse que el derecho consagrado en el artículo 14 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos está ya garantizado en su libre y pleno ejercicio a todas las personas
que se encuentran bajo la jurisdicción del Estado costarricense, según se desprende de las
obligaciones que para nuestro país contiene el artículo 1° de dicha Convención?

La Corte Interamericana sostuvo que la pregunta sobre el carácter autoejecutable de


la Convención no caía dentro de sus competencias ya que se trataba de una pregunta
a responder por el derecho de cada país. En todo caso, la Corte no se abstuvo de emitir
una opinión, aprovechando la oportunidad para reiterar el carácter obligatorio de
la Convención desde su ratificación, sin que las obligaciones del Estado quedaran
supeditadas a la dictación de leyes domésticas.6 Pero, en lo que nos importa, la Corte
aceptó que eso no implicaba que la Convención tuviera efecto directo en el derecho
interno de Costa Rica. Esto último, es lo que declararon los magistrados Nikken y
Nieto Navia en su voto disidente.7 Esta posición también fue compartida por el juez
Buergenthal.8 Se puede apreciar, entonces, que la Corte razonó conforme al paradigma
conceptual general que rige la relación entre el Derecho internacional y el derecho
interno, bajo el cual cada estado es soberano para determinar si incorpora o no al
Derecho internacional en su sistema jurídico nacional y, si decide incorporarlo, cómo
la hace. La primera pregunta relevante en este contexto es si las normas del Derecho
internacional tendrán o no efecto directo en el derecho doméstico, y la segunda
pregunta estará referida a la determinación de reglas para solucionar los conflictos
que pueden generarse entre las normas internacionales incorporadas y el derecho
nacional. La respuesta a ambas preguntas dependerá de una decisión soberana del
propio estado.


4
Velásquez Rodríguez v. Honduras, Sentencia de Fondo, Corte IDH (ser. C) No. 4 (29 de julio de 1988).

5
Exigibilidad del Derecho de Rectificación o Respuesta (Arts. 14.1, 1.1 y 2 Convención Americana Sobre
Derechos Humanos), Opinión Consultiva OC-7/86, Corte IDH (ser. A) No. 7 (29 de agosto de 1986).

6
Exigibilidad del Derecho de Rectificación o Respuesta (Arts. 14.1, 1.1 y 2 Convención Americana Sobre
Derechos Humanos), Opinión Consultiva OC-7/86, Corte IDH (ser. A) No. 7, ¶ 23, 28 (29 de agosto
de 1986).

7
Exigibilidad del Derecho de Rectificación o Respuesta (Arts. 14.1, 1.1 y 2 Convención Americana Sobre
Derechos Humanos), Opinión Consultiva OC-7/86, Corte IDH (ser. A) No. 7, ¶ 14-15 (29 de agosto de
1986) (Nikken y Nieto Navia, J., voto disidente).

8
Exigibilidad del Derecho de Rectificación o Respuesta (Arts. 14.1, 1.1 y 2 Convención Americana Sobre
Derechos Humanos), Opinión Consultiva OC-7/86, Corte IDH (ser. A) No. 7, ¶ 1 (29 de agosto 29 de1986)
(Buergenthal, J., voto disidente).
1210 I•CON 19 (2021), 1207–1212

Sin embargo, como se demuestra en los casos que se analizan más adelante, la
evolución de la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha
abandonado el paradigma tradicional antes descrito y ha creado dos obligaciones
internacionales que, en su visión, se pueden derivar de la propia Convención:
la obligación de incorporar la Convención al derecho interno y la obligación de
otorgarle jerarquía superior respecto de las normas jurídicas nacionales (incluida
la constitución). Ciertamente, el contexto normativo en el que se realizaron las

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ratificaciones de los veintitrés estados partes de la Convención entre 1970 y 1991
era otro, muy distinto del paradigma jurisprudencial que hoy existe en el sistema
interamericano. Hasta 1994 la Corte Interamericana mantuvo la visión según
la cual cada estado es soberano para determinar si otorga o no efecto directo a la
Convención. Sin embargo, ya en esos años comenzaba a abrirse camino en el Derecho
constitucional latinoamericano la teoría del “bloque de constitucionalidad”, en base
a la cual los jueces constitucionales en Latinoamérica han integrado al texto de las
respectivas constituciones normas que no aparecen directamente en el texto de las
mismas.9 Por lo tanto, el origen del cambio radical que habría de ocurrir en el ámbito
interamericano de los derechos humanos no provino de los órganos de supervisión de
las obligaciones internacionales de los estados en materia de derechos humanos sino
de los propios tribunales nacionales.
Hasta 1994 el sistema interamericano asumía que cada sistema jurídico nacional
debía regular la relación entre el Derecho internacional y el derecho interno, como una
materia de Derecho constitucional nacional. Ese año Costa Rica solicitó una opinión
consultiva sobre los efectos de las leyes contrarias a la Convención. La pregunta fue la
siguiente:
Cuando un Estado parte en la Convención Americana sobre Derechos Humanos dicta una
ley que viola manifiestamente las obligaciones que el Estado ha contraído al ratificar la
Convención, ¿cuáles serían en ese caso los efectos jurídicos de esa ley en vista de las obligaciones
internacionales de ese Estado?

En su Opinión Consultiva OC-14/94 la Corte es clara al señalar que los efectos internos
de una ley contraria a la Convención deben ser determinados por los jueces nacionales
de acuerdo a las reglas establecidas en su propio derecho interno:
34. La pregunta se refiere únicamente a los efectos jurídicos de la ley desde el punto de vista del
derecho internacional, ya que no le corresponde a la Corte pronunciarse sobre los mismos en
el orden interno del Estado interesado. Esa determinación compete de manera exclusiva a los
tribunales nacionales y debe ser resuelta conforme a su propio derecho.10

En esa misma solicitud de opinión consultiva la segunda pregunta se refería a


las responsabilidades de los funcionarios estatales que deben aplicar esas leyes.

9
Rodrigo Uprimny, El bloque de constitucionalidad en Colombia. Un análisis jurisprudencial y un ensayo de
sistematización doctrinal, en I Compilación de Jurisprudencia y Doctrina Nacional e Internacional 1 (Oficina en
Colombia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, 2001).
10
Responsabilidad Internacional por Expedición y Aplicación de Leyes Violatorias de la Convención (Arts. 1
y 2 Convención Americana Sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva OC-14/94, Corte IDH (ser. A)
No. 14 (9 de diciembre de 1994).
El Sistema Interamericano de Derechos Humanos y los sistemas jurídicos nacionales    1211

A  este respecto la Corte se limitó a señalar que tal acto produce la responsabilidad
internacional del estado, pero no dijo nada sobre la obligación de los funcionarios de
ceñirse a las obligaciones internacionales aún a riesgo de dejar de aplicar el derecho
nacional.11
Paralelamente, en los sistemas jurídicos nacionales de Latinoamérica, la doctrina
del “bloque de constitucionalidad” comenzaba a ganar terreno, cimentando el camino
que tomaría el Derecho interamericano de los derechos humanos para influir desde

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dentro en el funcionamiento del propio Derecho constitucional. La integración de
los tratados de derechos humanos en las constituciones latinoamericanas tendría
un efecto enorme, que no se alcanzaba a vislumbrar en esos años, en la manera
de comprender la relación entre el Derecho internacional y el derecho interno. El
resultado sería la elaboración de la teoría del control de convencionalidad.
Si los derechos humanos establecidos en el Derecho internacional se integran
en las constituciones y los tribunales constitucionales pueden decidir sus casos en
base a ese derecho, entonces la Corte Interamericana de Derechos Humanos puede
abandonar el paradigma tradicional y exigir de los jueces nacionales la aplicación
directa de la Convención Americana de Derechos Humanos y con una jerarquía supe-
rior a la legislación nacional. Así, en el caso Almonacid (2006) la Corte Interamericana
decidió que:
124. La Corte es consciente que los jueces y tribunales internos están sujetos al imperio
de la ley y, por ello, están obligados a aplicar las disposiciones vigentes en el ordenamiento
jurídico. Pero cuando un Estado ha ratificado un tratado internacional como la Convención
Americana, sus jueces, como parte del aparato del Estado, también están sometidos a ella,
lo que les obliga a velar porque los efectos de las disposiciones de la Convención no se vean
mermadas por la aplicación de leyes contrarias a su objeto y fin, y que desde un inicio carecen
de efectos jurídicos. En otras palabras, el Poder Judicial debe ejercer una especie de “control de
convencionalidad” entre las normas jurídicas internas que aplican en los casos concretos y la
Convención Americana sobre Derechos Humanos. En esta tarea, el Poder Judicial debe tener
en cuenta no solamente el tratado, sino también la interpretación que del mismo ha hecho la
Corte Interamericana, intérprete última de la Convención Americana.
125. En esta misma línea de ideas, esta Corte ha establecido que “[s]egún el derecho
internacional las obligaciones que éste impone deben ser cumplidas de buena fe y no puede
invocarse para su incumplimiento el derecho interno”. Esta regla ha sido codificada en el
artículo 27 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969.12

El caso Almonacid genera al menos dos observaciones inmediatas: (i) La sentencia se


dirige directamente a los jueces nacionales señalándoles que están obligados a dejar
de aplicar el derecho doméstico cuando existe alguna contradicción con el Derecho
internacional sin importar que esos jueces, bajo su propio Derecho constitucional,
tengan o no competencia para realizar un control de constitucionalidad de las leyes;
(ii) la cita al artículo 27 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados13

11
Id. ¶ 57.
12
Almonacid Arellano y otros v.  Chile, Sentencia de Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y
Costas, Corte IDH (ser. C) No. 154 (6 de septiembre de 2006).
13
Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, 23 de mayo de 1969, entró en vigor el 27 de enero
de 1980, art. 27, 1155 UNTS 331.
1212 I•CON 19 (2021), 1207–1212

en el párrafo 125 se presenta como si fuera el fundamento normativo del control de


convencionalidad y, la verdad sea dicha, no lo es. El artículo 27 de la Convención
de Viena es una regla relativa a la responsabilidad internacional que prescribe lo
obvio, que el derecho doméstico no se puede invocar como causal de exclusión de
la responsabilidad internacional. La Convención de Viena no ha regulado cómo los
Estados diseñan la relación entre el derecho nacional y el Derecho internacional.14
Con posterioridad al caso Almonacid la Corte Interamericana ha aplicado la doctrina

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del control de convencionalidad en otros casos,15 reiterando que todos los órganos del
estado deben efectuar este control y que, además, lo deben hacer de oficio y que, en
la implementación de esta obligación, deben ceñirse a la interpretación que la propia
Corte ha hecho del Pacto de San José.
Como se puede apreciar, el sistema interamericano ha evolucionado hacia una
forma de derecho supranacional no contemplada en el esquema original que los
estados tuvieron a la vista al ratificar la Convención Americana.16 El control de
convencionalidad, al empoderar a los jueces nacionales frente al poder legislativo
de sus respectivos Estados, pudiendo éstos derogar tácitamente la legislación
nacional conforme a las interpretaciones de la Corte Interamericana, pone a este
tribunal internacional en una posición cercana a la de un tribunal constitucional
supranacional17 e intenta con esta teoría suplir su falta de imperio recurriendo al
imperium de los jueces domésticos. Habrá que ver si, más allá de las sentencias de la
propia Corte Interamericana, la teoría se llevará a la práctica en los sistemas jurídicos
nacionales y cómo responderán los poderes legislativos de Latinoamérica.

14
Ximena Fuentes, International and Domestic Law: Definitely an Odd Couple, 77 Rev Jurid. UPR 483 (2008).
15
Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) v.  Perú, Sentencia de Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas, Corte IDH (ser. C) No. 158 (24 de noviembre de 2006);
Gomes Lund y Otros (“Guerrilha Do Araguaia”) v.  Brasil, Sentencia de Excepciones Preliminares,
Fondo, Reparaciones y Costas, Corte IDH (ser. C) No. 219 (24 de noviembre de 2010); Cabrera García y
Montiel Flores v. México, Sentencia de Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas, Corte IDH
(ser. C) No. 220 (26 de noviembre de 2010); Furlan y Familiares v. Argentina, Sentencia de Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas, Corte IDH (ser. C) No. 246 (31 de agosto de 2012); Atala
Riffo y Niñas v. Chile, Sentencia de Solicitud de Interpretación de la Sentencia de Fondo, Reparaciones
y Costas, Corte IDH (ser. C) No. 254 (21 de noviembre de 2012); Apitz Barbera y Otros (“Corte
Primera De Lo Contencioso Administrativo”) v. Venezuela, Supervisión de Cumplimiento de Sentencia,
“Resolución,” Corte IDH (23 de noviembre de 2012); Masacre de Santo Domingo v. Colombia, Sentencia
de Excepciones Preliminares, Fondo y Reparaciones, Corte IDH (ser. C) No. 256 (30 de noviembre de
2012); Caso Gelman v. Uruguay, Supervisión de Cumplimiento de Sentencia, “Resolución,” Corte
IDH (20 de marzo de 2013)  https://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/gelman_20_03_13.pdf;
Mendoza y Otros v. Argentina, Sentencia de Excepciones Preliminares, Fondo y Reparaciones, Corte
IDH (ser. C) No. 260 (14 de mayo de 2013); y Caso García Cruz y Sánchez Silvestre v. Estados Unidos
Mexicanos, Sentencia de Fondo, Reparaciones y Costas, Corte IDH (ser. C) No. 273 (26 de noviembre
de 2013).
16
Ariel Dulitsky, An Inter-American Constitutional Court? The Invention of the Conventionality Control by the
Inter-American Court of Human Rights, 50 Tex. Int’l L.J. 45, 93 (2015).
17
Id.

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