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Rev. Soco Eniomol. Argent.

58 (1-2); 26-33,1999

La utilidad de los protozoos para el control biológico


__________d_e_a_cr_i_d_io_s_<O_rthoptera: Acridoidea)

LANGE, Carlos E.
Centro de Estudios Parasitológicos y de Vectores (CEPAVE),
calle 2 N° 584, 1900 La Plata, Argentina.

• ABSTRACT. Usefulness of protozoa for the biological control of acridians


(Orthoptera: Acridoidea). The establishment of the microsporidium Nosema
locustae, following its introduction to control grasshoppers in areas of Argen-
tina from 1978 to 1982, is used as a representative case on how protozoan
pathogens operate as biological control agents of insects. As it should be ex-
pected with most protozoan entomopathogens, N. locustae apparently did not
meet the requirements for fast-acting control at the time of the applications.
However, ongoing field research on its occurrence and host range, coupled
with al ready known effects on survival, fecundity, and behavior of affected
grasshoppers, seems to indicate that it can be efficacious in the long term (i.e.
through the years). Monitoring for diseases of acridians in recent seasons sho-
wed that at least 13 species of grasshoppers are affected by N. locustae in the
western Pampas, and that prevalences are much higher than those recorded in
areas where it is native (North America, India). Also, susceptible grasshopper
species appear to be less abundant in areas where unusually high prevalences
(epizootics) have previously been observed. The long term impact produced
by the establishment of N. locustae will probably remain unknown because
quantitative information on grasshopper communities prior to the applications
is not available. Even so, it is considered that future monitoring should be con-
tinued for as many seasons as possible. Much insights can be gained in this
way regarding the usefulness of protozoa for the management of insect pests.

El problema de los acridios a nivel mundial. Den- te (COPR, 1982). Las grandes praderas y estepas
tro de los ortópteros figuran especies que consti- del oeste norteamericano también sufren con fre-
tuyen algunas de las plagas agrícolas más anti- cuencia explosiones demográficas de acridios
guas y devastadoras de la humanidad. Tanto la bi- (Cunningham, 1992). América del Sur, yen parti-
blia como los primeros escritos chinos y egipcios cular la Argentina (Cigliano & Lange, 1998), no
ya daban cuenta de los estragos causados por las escapan a esta situación.
langostas. Aunque con distintas especies como Desde el mismo momento en que los acridios
protagonistas, el problema de los acridios plaga comenzaron a interferir en las actividades agríco-
es un fenómeno presente a nivel mundial. Exten- las, el hombre trató de minimizar los perjuicios,
sas regiones de pastizales naturales y diferentes aunque durante mucho tiempo sin éxito alguno.
cu Itivos en prácticamente todos los conti nentes, El desarrollo de los insecticidas sintéticos y las
excepto Antártida, se ven afectadas por distintas mortalidades rápidas y masivas así inducidas sig-
especies de acridios. Africa y Asia son los conti- nificaron un gran avance para el control de tucu-
nentes más damnificados (Steedman, 1990). Zo- ras y langostas (Launois-Luong et al., 1988). Sin
nas con problemas casi permanentes son el Sa- embargo, como hemos visto, el problema acridia-
hel, el sur de Africa, Madagascar, importantes no aún subsiste en muchas regiones. A ello se su-
porciones de oriente medio y del subconti nente ma, cada vez con mayor notoriedad, los inconve-
indio, el sur de Rusia y el interior de China. En nientes ambientales asociados al uso de insectici-
Australia hayal menos cuatro especies de acri- das convencionales, hecho que cada día restrin-
dios que ocasionan problemas en forma recurren- ge más su utilización. Esta situación generalizada,

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LANCE, e E., protozoos para el control biológico de acridios

que afecta a numerosos países, ha generado un radas 1992/3 Y 1995/6 ocurrieron explosiones de-
reciente auge en lo que respecta a proyectos coo- mográficas del tristírido B. c1araziana, especie en-
perativos internacionales tendientes al control démica del dominio andino-patagónico, en zonas
biológico microbiano de acridios como alternati- de Chubut. La langosta S. cancel/ata, durante más
va factible. de medio siglo la plaga agrícola más seria de la
Argentina (Gastón, 1969), es mantenida bajo con-
la situación en la Argentina. La Argenti na no es trol en su área de iniciación de mangas en Cata-
una excepción a este panorama general y varias marca y La Rioja mediante un control químico
especies de acridios continúan siendo responsa- preventivo (Hunter & Cosenzo, 1990) que fue to-
bles de daños o requieren medidas para evitarlos. mado como modelo por otros países. Se esta estu-
Es raro que transcurra una temporada sin que se diando la factibilidad de implementar o integrar el
registren perjuicios, por lo menos en alguna de control microbiano al modelo preventivo en uso
las provincias. En la actualidad, la mayoría de las (Sánchez et al., 1997; Lange & Wittenstein, 1998).
especies perjudiciales pertenecen a las subfarni-
lías Melanoplinae [Oichroplus elongatus Giglio- los protozoos como patógenos de ortópteros.
Tos, O. pratensis Bruner, O. maculipennis (Blan- Asociados a los ortópteros se conocen microorga-
chard), O. vittatus Bruner, Baeacris punctulatus nismos causantes de enfermedades pertenecien-
(Thunberg), B. pseudopunctulatus Ronderos, Seo- tes a los principales grupos conocidos de ento-
tussa lemniscata (Stall]. Gomphocerinae [Rham- mopatógenos (Streett & McGuire, 1990). Hasta el
matocerus pictus (Bruner), Stauro'rhectus longi.. presente los que mayor atención han recibido son
comis Giglio-Tos] y Cyrtacanthacridinae [5chis- los virus, los hongos y los protozoos (Lomer &
tocerca cancel/ata (Serville)] de la familia Acridi- Prior, 1992; Krall & Wilps, 1994; Krall et al.,
dae, pero también hay un Tristiridae [Bufonacris 1997; Coettel & Johnson, 1997).
c!araziana (Saussurei] y al menos un Romaleidae Antes de comenzar con el tratamiento de los
[Tropidacris col/aris (Stoll)]. protozoos es necesario despojarse de la idea
Desde hace unos años, el acridio más perjudi- (concepto) tradicional o clásica de control, que
cial del país parece ser O. elongatus. Si bien su fe- equipara la eficacia de un agente de control con
cundidad no es elevada, su amplia distribución la mortalidad inmediata que causa. Esta equiva-
geográfica (casi todo el país) y su abundancia se lencia, instalada luego de muchos años de con-
explicarían admitiendo un bajo nivel de exigen- trol químico con productos de alta toxicidad y
cia en sus requerimientos, que posibilita a su vez persistencia, subyace aún en la mayoría de la
una gran capacidad de adaptación a diferentes gente y ya se ha demostrado que no es un criterio
ambientes (de Wysiecki et al., 1997). Otra espe- evaluador adecuado en muchas situaciones. La
cie perjudicial de amplia distribución, en muchos utilización de un protozoo entomopatógeno es
casos asociada a O. elongatus, particularmente una de ellas. Si bien causan cierta mortalidad, la
en la zona pampeana, es O. pratensis (Sánchez & mayoría de los protozoos patógenos de insectos
de Wysiecki, 1990, 1993). La tucura histórica- producen enfermedades de tendencia crónica,
mente más dañina del país, O. maculipennis, pa- caracterizadas por diferentes efectos subletales
rece en retroceso en la zona pampeana (Cigliano que llevan a una debilitación general del hospe-
et al., 1995), pero continúa causando serios tras- dador, con reducciones de vigor, fecundidad y
tornos en zonas del oeste de Chubut y Neuquén. longevidad (Lange, 1996a). De este modo, olvi-
La especie braquíptera O. vittatus causa daños en dando la idea de mortalidad inmediata y permi-
zonas áridas y semiáridas del centro y noroeste tiendo el tiempo necesario (control a largo plazo),
del país. Los gonfocerinos R. pictus y S. longicor- los protozoos pueden contribuir significativamen-
nis han causado recientemente perjuicios en te en la regulación (disminución a niveles tolera-
áreas del sur de Córdoba y de Tucumán, respecti- bles) de poblaciones de insectos susceptibles.
vamente. Desde 1985, R. schistocercoides, una Se conocen especies patógenas de ortópteros
especie tan cercana a R. pictus que durante años en cuatro phyla de protozoos: Apicomplexa (gre-
se consideraron coespecíficas (Duranton et al., garinas), Rhizopoda (amebas), Ciliophora (ciliados)
1987), constituye la plaga acridiana más perjudi- y Microspora (microsporidios) (Tabla 1). En el CE-
cial del Brasil, afectando una vasta superficie del PAVE se llevan a cabo investigaciones sobre los mi-
Mato Grosso (Miranda et al., 1996). En las ternpo- crosporidios Perezia dichroplusae Lange, johenrea

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Tabla l. Especies conocidas de protozoos patógenos de ortópteros.

Phylum Especie Hospedador tipo Distribución Referencia


Microspora* Heterovesieula cotoani Anabrus simplex EE.UU. Lange et al., 1995
(Tettigoniidae)
[ohenrea iocustae Locusia migratoria Madagascar. Lange et al., 1996
(Acrididae)
Nosema aeridophagus Sehistoeerea americana EE.UU. Henry,1967
(Acrididae)
Nosema asiaiicus Oedaleus asiaticus Mongolia. Wen, 1996
(Acrididae)
Nosema cuneaium Melanoplus conjusus EE.UU. Henry,1971
(Acrididae)
Nosema grylli Gryllus bimaeulatus Rusia. Sokolova et al.,1994
(Gryllidae)
Nosema locusiae Locusia migratoria Sudáfrica, India, EE.UU., Canning,1953
(Acrididae) Canadá, Argentina. Henry & Oma, 1981
Nosema maroccanus Dociosiaurus maroccanus
(Acrididae) Uzbequistán. Issi & Krylova, 1987
Nosema montanae Melanoplus packardii EE.UU. Wang et al., 1991
(Acrididae)
Nosema pyrgomorphae Pyrgomorpha eognata Senegal, Cabo Verde. Lange et al.,1992
(Pyrgomorphidae)
Perezia dichroplusae Didiropluselongatus Argentina. Lange, 1987a, b
(Acrididae)
Mierosporidium sp. Gryllodes laplatae Argentina. Lange, 1987c
(GryUidae)
Rhizopoda Malameba locusiae Melanoplus spp Cosmopolita. King & Taylor, 1936
(Acrididae) Lange, 1996b
Ciliophora Colopoda sp. Phaulacridium vittatum Australia. Baker,1983
(Acrididae)
Apicomplexa** Caulleryella sp. Melanoplus spp. EE.UU. Henry,1969

* En clasificaciones recientemente propuestas (Cavalier-Smith,1993; Corliss, 1994), los microsporidios han sido
incluidos en el nuevo reino Archezoa.
**Las casi 40 especies descriptas del género Gregarina no fueron incluidas pues en condiciones naturales se
comportan más corno comensales que corno patógenos (Lange, 1996a).

locustae Lange et al. y Nosema locustae Canning, compitiendo con éste por las reservas de energía.
el rizópodo Malameba locustae King & Taylor y di- Su presencia natural se conoce en América del
ferentes aislamientos de la eugregarina Gregarína Norte (Henry & Oma, 1981), India (Raina et al.,
Labbé. El resto de esta presentación se centrará en 1987) y Sudáfrica (Whitlock & Brown, 1991). La
los estudios relativos a N. locustae, cuyos resulta- patogenecidad se expresa de varias maneras, en-
dos, aunque aún no definitivos por tratarse de una tre ellas, por un aumento de las tasas de mortali-
investigación en curso, pueden tomarse como mo- dad (Lockwood & Debrey, 1990), reducción de
delo de la forma típica en que actúan los protozoos fecundidad (Ewen & Mukerji, 1980), retraso de
y de su utilidad para el control de acridios. desarrollo (Habtewold et al., 1995), disminución
de actividad (Ietargia; Bomar et al., 1993) y dismi-
El caso de Nosema locustae en la Argentina. No- nución del consumo de alimento (Johnson & Pav-
serna locustee infecta el tejido graso, interfiriendo likova. 1986). En términos generales entonces,
en el metabolismo intermedio del hospedador, y puede decirse que luego de una aplicación están-

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LANGE, C. E., protozoos para el control biológico de acridios

dard (2,5 X 10 9 esporas en 2 kg de cebo de salva- dispersar cebos de salvado de trigo con esporas,
do de trigo por ha) de N. locustae sobre acridios N. locustae fue experimentalmente introducido
susceptibles puede ocurrir una reducción de den- entre 1978 y 1982 en pasturas naturales y mejo-
sidad de hasta el 50% luego de 28 días y un por- radas en los alrededores de nueve localidades del
centaje de infección entre los sobrevivientes de centro y sudoeste de la Argentina. Cinco fueron
30 a 50% (Henry et al., 1973). Los sobrevivientes en la provincia de Buenos Aires (Gorchs, Casbas,
infectados son presas más fáciles por su letargia, General Lamadrid, Coronel Suárez, Coronel Prin-
ocasionan daños mínimos pues casi no consu- gles) (Fig.1), dos en la Pampa (Macachín, Santa
men alimento y además dejan poca descenden- Rosa) (Fig.1) Y dos en la Patagonia (Gualjaina,
cia, con la ventaja adicional de que ésta es porta- Chubut; Zapala, Neuquén). Los esporas utiliza-
dora de la enfermedad. dos fueron de origen norteamericano, producidos
Por una iniciativa conjunta del Ministerio de en el USDA/ARS Rangeland Insect Lab (Montana)
Agricultura y Ganadería de la Nación y de lohn E. y en Bio-Ecologists (Colorado). Uno o dos días
Henry (United States Department of Agriculture) y antes de cada tratamiento se tomaron muestras de
Ricardo A. Ronderos (Universidad Nacional de La acridios que fueron examinadas por homogeniza-
Plata) y siguiendo el procedimiento de rutina de ción y microscopía de contraste de fases para de-

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Fig. 1. Localidades de introducción entre 1978 y ]982 (números) y hallazgo entre 1991 y 1997 (letras) de Nosema
locustae en las provincias de Buenos Aires (BA) y La Pampa (LP). 1, Gorchs; 2, Casbas; 3, General Lamadrid; 4,
Coronel Suárez; 5, Coronel Pringles; 6, M, Macachín; 7, Santa Rosa; C, Carhué; E, Eduardo Castex; P, Padre Buo-
do; Rg, Riglos; Rv, Rivadavia; S, Santa Rosa; T, Trenque Lauquen; V, Villa Saurio

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terminar la presencia o ausencia de infecciones ceptibilidad, como el SE y el NE de la provincia


por protozoos. Nunca se encontró N. locustae en de Buenos Ai res.
las muestras previas a las introducciones. Como resultado de los monitoreos, el espectro
Desafortunadamente, los efectos a corto plazo hospedador conocido de N. locustae fue ampliado
de estas introducciones permanecerán sin cono- notoriamente respecto de los hallazgos de 1991. Se
cerse, pues no existen informes o publicaciones detectaron infecciones, siempre dentro del oeste
al respecto y tampoco se hallan disponibles datos bonaerense y este pampeano (Fig.1 ), en 13 especies
sobre densidades e infectividad. Del mismo mo- de acridios: nueve melanoplinos [B. punctulatus, B.
do, no se real izaron esfuerzos tendientes a cono- pseudopunctulatus, O. elongatus, O. pratensis, O.
cer los efectos a largo plazo y así durante años se vittatus, 5. lemniscata, 5cotussa daguerrei Lieber-
desconoció la suerte de N. locustae en las comu- mann, Neopedies brunneri (Giglio-Tos), Leiotettix
nidades de tucuras de la Argentina. pulcher Rehn], dos gonfocerinos (5. longicornis, R.
En 1991, unos nueve años después de la últi- pictus) y dos roma leidos [Oiponthus argentinus Pic-
ma introducción, se encontró a N. locustae para- tet & Saussure, Zoniopoda tarsata (Serville)]. Este
sitando tres especies de acridios en áreas del oes- amplio espectro hospedador, observado muchos
te de Buenos Aires (Villa Sauri) y este de La Pam- años después de las introducciones, confirma el es-
pa (Padre Buodo, Macachín, Santa Rosa) (Lange, tablecimiento de N. locustae en el centro de la Ar-
1992). Estos hallazgos promovieron la iniciación gentina. El hecho de que nueve de las especies en
de monitoreos continuos temporada tras tempo- las que se registraron infecciones hayan sido mela-
rada en la zona pampeana que proveen informa- noplinos, concuerda con los resultados de estudios
ción acerca de la presencia y el espectro hospe- realizados en América del Norte, donde se observó
dador del patógeno. Para ello se toman muestras que las especies de esa subfamilia suelen mostrar
de acridios en diferentes puntos y se determinan una alta susceptibilidad (Henry, 1969; Henry et al.,
las especies presentes, su estado de desarrollo y 1973; Bomar et al., 1993). Las tres especies más
sexo. La diagnosis de las infecciones se efectúa susceptibles parecen ser O. elongatus, O. pratensis
por observación de esporos y estados de desarro- y B. punctulatus. Aún no se ha podido contar con
llo del microsporidio en preparaciones frescas muestras representativas de acridios de Gualjaina y
con contraste de fases luego de la homogeniza- Zapala, de modo que se desconoce cuál es la situa-
ción individual de los ejemplares en agua desti- ción en las zonas de aplicación de la Patagonia.
lada (Henry et al., 1973). También se recurre a la Para los veranos de 1994 y 95, las prevalen-
disección y preparación de extendidos de distin- cias de infección para todas las especies afecta-
tos tejidos y órganos teñidos con Ciemsa (Wang das acumuladas variaron entre 0,7 y 33%) Y pro-
et al., 1991). Dado que hasta el presente no se mediaron 8% (Lange & de Wysiecki, 1996).
realizaron estudios moleculares de los distintos Transcurrió tanto tiempo entre las introducciones
aislamientos provenientes de las diferentes espe- y las prevalencias observadas que las compara-
cies, podría argumentarse que el patógeno en ciones deben hacerse con zonas donde N. locus-
cuestión no es el introducido. No obstante, la tae ocurre naturalmente. En América del Norte,
evidencia hasta ahora acumulada hace difícil las prevalencias son normalmente menores del
pensar que pueda ser otro el microorganismo in- 1 (Yo, con rarísimos picos del 2 al 5% (Henry &
volucrado: 1) como se mencionó, el patógeno Oma, 1981; Ewen, 1983), mientras en la India
nunca fue encontrado en las muestras previas a son del 1 al 2%, esporádicamente alcanzando el
los tratamientos, 2) la apariencia esporal (tamaño 5% (Raina et al., 1987). En estas regiones, donde
y forma), las características del desarrollo (apans- N. locustae es autóctono (nativo), no se han regis-
poroblástico, monomórfico, dispórico, diploca- trado epizootias de magnitud (prevalencias inu-
riótico) y la histopatología en el tejido adiposo sualmente elevadas).
coinciden con lo conocido para N. locustae, 3) Dado que N. locustae es un patógeno intrace-
cuando inoculado en acridios susceptibles, cau- lular obligado y sus esporos son normalmente de
sa los patrones típicos de mortalidad e infectivi- corta vida en el ambiente (Brooks, 1988), depen-
dad asociados a N. locustae y 4) el agente nunca de en gran medida para su dispersión geográfica
fue encontrado, a pesar de intensas prospeccio- de los movimientos de los hospedadores (disper-
nes, en áreas alejadas de zonas de aplicación pe- sión pasiva). Una idea aproximada de la disper-
ro habitadas por varias especies de conocida sus- sión lograda por N. locustae hasta el presente,

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LANCE, C. E., protozoos para el control biológico de acridios

surge de la distancia máxima registrada entre un locustae es nativo. Una hipótesis factible sería
lugar de aplicación y un lugar de hallazgo. Hasta que muchos componentes de la acridiofauna su-
ahora se registró una dispersión de al menos 160 damericana son al mismo tiempo suficientemen-
km entre Santa Rosa (aplicación en 1982) y Riva- te afines en términos taxonómicos a los de Amé-
davia (hallazgo en 1997). Si bien a diferencia de rica del Norte (lugar de origen del inóculo intro-
las langostas, la mayoría de las tucuras son de há- ducido) como para permitir el establecimiento,
bitos relativamente sedentarios, algunas de las es- pero también lo bastante distanciados filogenéti-
pecies afectadas son conocidas de realizar espo- camente como para constituir nuevas asociacio-
rádicos vuelos en masa de considerable distancia nes simbióticas (sin experiencia coevolutiva) que
(COPR, 1982). Así, ejemplares enfermos aún ca- implicarían susceptibilidades más elevadas, ma-
paces de volar podrían diseminar el patógeno en nifestadas en las altas prevalencias observadas.
áreas donde antes no ocurría. En este sentido, es sugestivo el hecho de que la
Teniendo en cuenta la amplia presencia de N. mayoría de las especies afectadas tanto en la Ar-
locustae en zonas del centro del país (tanto en gentina como en América del Norte pertenezcan
prevalencias como en especies afectadas) y sus a la subfamilia Melanoplinae. Según Carbonell
efectivos mecanismos de transmisión horizontal (1977), la fauna neotropical de melanoplinos de-
y vertical (Raina et al., 1995), la eventual ocu- rivaría de un "stock" neártico que cruzó el istmo
rrencia de epizootias espontáneas era un fenó- de Panamá.
meno esperable, posibilidad que incluso había El impacto a largo plazo producido por el es-
sido anticipada ya con los primeros hallazgos tablecimiento de N. locustae probablemente con-
(Lange, 1992). Esto se detectó a comienzos de tinúe sin conocerse y se constituya en un tema de
febrero de 1996 en dos localidades: Pellegrini considerables especulaciones. El mayor impedi-
(Buenos Aires) y Riglos (La Pampa). En la prime- mento es la falta de estudios cuantitativos acerca
ra, se registraron prevalencias del 25% en O. de la abundancia y diversidad de acridios, en par-
elongatus (n = 21) Y del 52,6%) en B. punctula- ticular antes de las aplicaciones, lo cual no per-
tus (n = 19) y, en la segunda, del 38,6% en O. mite comparar los escenarios previos y posterio-
pratensis (n = 132), 33,3% en O. elongatus (n = res a las introducciones. De todos modos, sería
12) Y 75 % en B. punctulatus (n = 40). Epizoo- más que deseable seguir monitoreando los pató-
tias de esta magnitud nunca han sido citadas, genos que afectan a acridios del centro de la Ar-
tratándose aparentemente de un caso único a ni- gentina pues se puede obtener información rele-
vel mundial. Considerando los efectos negativos vante respecto de la utilidad de N. locustae como
que N. locustae ocasiona en los acridios afecta- agente de control microbiano.
dos, es lógico pensar que epizootias de este tipo
deben jugar un papel central en la disminución
de sus densidades. En tal sentido, los seguimien- BIBLIOGRAFíA CITADA
tos que venimos realizando de zonas con epi-
zootias y zonas comparables pero sin epizoo- BAKER, G. L. 1983. Parasites of locusts and grass-
tias, parecen indicar que, cuando ocurre alguna hoppers. Agfacts AE. 2: 1-16.
disminución general de acridios, las poblacio- BOMAR, CH. R., J. A. LOCKWOOD, M. A. POMERINKE
nes declinan de una temporada a la siguiente de & J. D. FRENCH. 1993. Multiyear evaluation of
manera más brusca en las primeras (Lange & de the effects of Nosema locustae on rangeland
Wysiecki, en prensa). grasshoppers (Orthoptera: Acrididae) popula-
Hasta el presente se desconocen los motivos tion density and natural biological controls.
por los cuales N. locustae se estableció en las co- Environ. Entomol. 22: 489-497.
munidades de acridios del centro de la Argentina, Bxooks, W. M. 1988. Entomogenous Protozoa.
mientras ello no parece haber ocurrido en otros En: Ignoffo, C.M. (ed.), Handbook of natural
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en la Argentina pero se desconocen allí donde N. ria R. & F. Parasitology 43: 287-290.

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