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Seminario JAM 2007-2008

1. El psicoanálisis líquido

Hará referencia al psicoanálisis liquido siguiendo la expresión del sociólogo Bauman, quien plantea a la
sociedad de hoy en términos de liquida, en función de la opacidad de los limites y la falta de ideales que
enmarquen y orienten que caracterizan la época actual. Para Miller el psicoanálisis también se ha vuelto líquido,
no solo en función a la época a la que responde sino por la desestructuración que lo habita a partir de las
formulaciones de la última enseñanza de Lacan. Con el paso del tiempo la interpretación del psicoanálisis ha
cambiado, cambiándolo a él.

El psicoanálisis líquido implica la imagen de lo fluido, de aquello que se desliza y escapa. La clínica borromea o
el psicoanálisis nodal es inherente a esta noción de psicoanálisis líquido que Miller nos ofrece. El psicoanálisis
nodal estudia deformaciones que responden a la acción de una fuerza mínima, ahora bien estas deformaciones,
estos aspectos nodales susceptibles de transformación responden o no al mismo nudo? Se trata del mismo
nudo en función de su estructura matemática, resaltando que no se trata más de estructura significante.

Pasara a indicar el carácter líquido de la palabra, carácter evidenciado en la palabra sin obligación de
comunicar, la palabra que viene insertada en la asociación libre. Este carácter llevó a Lacan hasta lalengua.
Permitiéndole separar por un lado lenguaje – estructura y por otro lalengua, que sitúa como fluido lingüístico.

El inconsciente estará situado a nivel del lenguaje en un primer momento y en este nivel es una construcción,
un inconsciente principalmente hipotético, hipotético respecto de la lalengua. Al ser hipotético es susceptible de
ser transformado, discutido. Ahora en un segundo momento el inconsciente estará a nivel de lalengua, en la
medida en la que se trata de algo que escapa a lo que él enuncia y esto que se le escapa es del orden de los
acontecimientos del cuerpo, afectos que permanecen enigmáticos. Así podemos decir que el inconsciente a
nivel del lenguaje y el inconsciente a nivel de lalengua responden a registros absolutamente distintos y
distantes, de ahí que encontremos una gran distancia entre las formaciones del inconsciente y los
acontecimientos del cuerpo, entre otras cosas porque en el primer caso nos hallamos en el terreno del deseo y
para el segundo en el terreno del goce. Y cuando se trata de sentido de deseo hay comunicación pero cuando
se trata del sentido de goce hay satisfacción.

De ahí que el fin de análisis que lalengua dibuja no implica una solución sino más bien una salida por una nueva
satisfacción.

Miller indica que en este registro del inconsciente en su vinculación a lalengua, hay que preferir el corte al
descifrado, señalando que la sesión corta podría ser la sesión característica del psicoanálisis líquido, en tanto
no se ordena por la vía de las formaciones del inconsciente, sino en función de los acontecimientos del cuerpo.
En este sentido, la contingencia viene a cumplir un papel principal en aquello que funda la interpretación del
psicoanálisis de hoy.
2. La interpretación del psicoanálisis

Lo primero que destaca Miller en esta clase es en relación al saber: dirá que el saber se elucubra y marcara una
distancia importante entre el saber y el hecho.

Retoma su clase anterior en la que se dejo llevar por esa intuición del psicoanálisis líquido y esta referencia al
dejarse llevar la anudara a la posición del enseñante, a la posición de aquel que transmite psicoanálisis o que
intenta enseñarlo. Indicando la “responsabilidad” en juego, pero qué significa ser responsable de lo que uno
dice? Supone ser capaz de ofrecer una garantía a propósito de eso que uno dice. Estos planteamientos no solo
están en función del peso de la palabra, sino también de la posición de supuesto saber que ocupa aquel que
enseña, ese lugar del Otro que en tanto función vehiculiza el deseo. En ese sentido el discurso del analista que
enseña debe ser responsable de ese efecto de palabra. Ahora bien, este discurso del psicoanalista que enseña
tiene también una función de interpretación: interpreta al psicoanálisis.

Pero si el psicoanálisis es susceptible de ser interpretado es porque está en el registro del hecho. El
psicoanálisis existe. Hará algunas referencias históricas para terminar indicando que aquello que se designa
como experiencia, como dispositivo, aquello que planteo Freud y la enseñanza de Lacan, todo corresponde al
registro de la interpretación del psicoanálisis, destacando que esa interpretación se transforma con el tiempo.
De ahí que Miller se pregunte Cuál es la interpretación que calza para el psicoanálisis de hoy, indicando que la
interpretación del psicoanálisis está en función del tiempo que pasa, de los efectos y de las consecuencias de la
práctica del psicoanálisis en el psicoanálisis mismo.

Pasara entonces a señalar las distintas interpretaciones que han habitado al psicoanálisis y como cada una ha
traído no solo variantes teóricas sino también transformaciones en la experiencia. Desde Freud con la invitación
al descifrado del inconsciente, pasando por Anna Freud y sus mecanismos de defensa, hasta las propuestas
propiamente lacanianas, entre las que indica la siguiente: que no hablemos hoy de enfermo sino de analizante,
que no hablemos de cura sino de experiencia es el resultado de una reinterpretación de Lacan.

Indica también, que mientras Ana Freud propone los mecanismos de defensa del yo, Lacan hace una crítica
profunda al análisis de las resistencias, critica que años más tarde colindo con los perfiles señalados por el
goce; igualmente restituye el poder a la palabra y su eficacia sobre la pulsión. Señala también como en la
reinterpretación de Lacan se da el borramiento del yo, sustitución del yo por el sujeto y el tiempo de la
supremacía del deseo. Sustituye los mecanismos de Anna Freud por dos mecanismos: metáfora y metonimia.

Y finalmente la invención del Pase, referente al cual Miller indica que es la mayor interpretación que dio Lacan al
psicoanálisis: lo interpreto en el sentido en que debía tener un fin y que ese fin permitía pasar del registro de la
palabra al del goce. Articula entonces el comienzo del análisis en términos significantes, momento de la
instalación de la transferencia y en el que el inconsciente se reduce a significantes supuestos y se interpreta el
inconsciente en términos de significaciones de saber. Pero si nos ocupamos del final del análisis, estamos en el
terreno del goce y en este sentido nos topamos con un término nuevo, el objeto a. Objeto a que viene a ser
puesto en función con el termino del complejo de castración y donde ambos son considerados como soluciones
que pueden ser aportadas a la cuestión del ser del analizante. Al inicio del análisis estábamos en el registro de
la falta en ser y el deseo de saber solo capturaba esa falta. En el final al contrario tenemos acceso al ser de
goce anudado en el objeto a, objeto que también es una invención. De ahí que el final del análisis sea una
construcción del analizante.

Qué impulsa a un analizante a narrar su análisis, a hacer de ese análisis un relato que tenga sentido, sobre todo
después de un análisis? El análisis tendría que haberle enseñado aquello que el goce excluye del sentido, de
ahí que el relato del pase este “esencialmente connotado por un carácter de alusión, de algo que no queda
plena ni directamente dicho. Se trata de un relato que traduce el rodeo que, siguiendo la determinación del
sentido, aparece como un vacio”.
3. A la deriva / Siguiendo la corriente. De la defensa al descifrado

Miller señala que las sesiones pasadas ha tratado de hacer una mirada acerca de la práctica del psicoanálisis,
acerca de su historia y de las teorías que lo han habitado y que él designó como interpretaciones del
psicoanálisis. A estas interpretaciones podríamos decir que suma la suya propia cuando propone la noción de
Psicoanálisis Liquido a partir de lo que para él implica la desestructuración del psicoanálisis, desestructuración
que se evidencia en el último tramo de la enseñanza de Lacan y donde lo único que viene a regular es el nudo,
un objeto al cual se le puede asignar una estructura pero al mismo tiempo es maleable, flexible, ondula, un
objeto que presenta múltiples aspectos y donde resulta difícil reconocer aquello que sigue siendo lo mismo, un
objeto que según Miller responde al orden de lo liquido.

Esta noción de psicoanálisis liquido, de psicoanálisis nodal cuestiona y pone en entredicho la noción de
mecanismo que durante años sirvió al psicoanálisis. La noción de mecánica del significante –central en un
momento del psicoanálisis lacaniano y que se refiere principalmente al automatismo, al algoritmo a la regla- se
sitúa a distancia de aquello que se despliega en la experiencia analítica. Si bien, el automatismo está habitado
por la necesidad y la articulación del síntoma se presta a ser articulada desde el punto de vista del automatismo,
la adecuación del mecanismo al síntoma no implica la adecuación del mecanismo al recorrido del análisis.
(Intervenciones, corte, contingencias)

Freud interpretó el psicoanálisis desde la perspectiva de un método de cura que se realiza por la vía de
descubrimientos de verdades, aquellas que residen en el corazón del síntoma, verdades reprimidas, olvidadas,
inaccesibles. Lacan interpretó el psicoanálisis como una experiencia de la verdad. Para Freud la verdad era un
medio, para Lacan la verdad era un fin. Y para el último tramo de la enseñanza de Lacan, la interpretación del
psicoanálisis cuestiona la experiencia de la verdad y aparece en primer lugar la experiencia de satisfacción,
quedando la satisfacción como tal la que viene a quedar planteada como un fin. De ahí que el Sinthome
lacaniano no esté ubicado en función de un verdad reprimida, sino en función de una nueva satisfacción
(registro que implica invariablemente el cuerpo, lalengua y el goce y ya no mas el lenguaje, el deseo y la cadena
significante). Hace referencia a la frase Yo la verdad hablo (leer pág. 7)

En este tema de la experiencia retoma de nuevo la cuestión de la trasmisión y cómo Lacan señalaba que había
que enseñar desde la posición del analizante, es decir, enseñar sin poner atención.

Vuelve al problema del mecanismo y como esta noción colocaba en primera plana la cuestión del descifrado del
inconsciente, cuestión que inducia a cierta creencia en el inconsciente y por otra parte a la teoría de las
pulsiones. Miller indica entonces que el descifrado es una práctica y mientras la pulsión es una elucubración. La
interpretación lacaniana del psicoanálisis dio prevalencia al descifrado por encima de la teoría de las pulsiones.
(Referencia al grafo pág. 8) El descifrado freudiano es repensado por Lacan a partir de la lingüística estructural
y el inconsciente se perfilo en términos de mecanismo de cifrado.

Siguiendo el grafo Miller señala como Lacan situó al inicio del análisis una metáfora cuyo efecto es la
emergencia del sujeto supuesto saber y para el final del análisis sitúa al pase como metáfora final, metáfora que
vería surgir una significación particular marcada por el objeto a. Cómo pasamos de la emergencia del sujeto
supuesto saber a la del objeto? Se trata de un viraje, “viraje a lo real del ser desprovisto de esencia del sujeto
supuesto saber” Entonces Lacan se esfuerza por insertar ese viraje en una lógica y al mismo tiempo inyecta lo
real en la lógica. Miller señala al respecto: “solo recurriendo a la categoría de lo imposible aislamos lo real –y lo
imposible solo puede ser determinado por la trama de una lógica”. De esta forma, la palabra liquida del
analizante está habitada por un algoritmo invariable que conduce a la emergencia del objeto a (Mismidad del
nudo?)

Esta convicción resulta cuestionada y socavada al final de la enseñanza de Lacan, ya que la noción de
algoritmo pierde su peso ante la evidencia de que no se puede sino mentir acerca de lo real. Poniendo en
primer plano la inadecuación del significante a lo real.
Entonces en un primer momento el nivel del significante y el de la satisfacción son puestos en un correlato
mediante un mecanismo, un automatismo, una lógica y el pasaje del uno al otro es posible. Pero en un segundo
momento, queda subrayada una fracturan un hiato, una inadecuación, “algo que en el fondo era ya ubicable
cuando Lacan hablaba de la dirección de la cura” cuando en ese momento designaba como la incompatibilidad
del deseo y la palabra. Al final de su enseñanza el hiato se sitúa entre el sentido y el goce.

De ahí que el final del análisis sea planteado en términos de satisfacción y no en términos del surgimiento de
una verdad; más bien se trata de una nueva satisfacción que resulta conveniente. Para lacan el motor del pase,
radica en ese hecho: el motor del pase es la obtención de una satisfacción, que puede verse adornada con una
construcción significante. En este sentido Miller afirma y termina esta clase indicando, que en la época del
psicoanálisis liquido el final del análisis depende exclusivamente de una decisión del analizante, “es decir, de su
capacidad para asumir ese fin como una causa fingida, simulada, fin donde no se trata tanto de decir esa causa
como de aludir a ella”

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