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Instructions and hints:

• Read both texts carefully before proceeding with their summary or translation.
• Write with medium sized clear calligraphy. It is recomended to first write a rough draft on a scratch paper.
• No dictionary is allowed. If you do not know the meaning of a word or expression, leave it untranslated
and underlined. We are interested in what you know by yourself, not in the quality of your dictionary.

• Try to do your best to get your summary in 150 ± 50 words. Other lengths will be penalized.
• To prevent grammatical errors use simple and short sentences. If you end up with a very long sentence
try to split it.

• Avoid literal translations (word for word). Try to understand the text and explain it in your own words.

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1. (5 points) Summarize the following text in about 150 words.


¶1
The spontaneous upwelling of a heated fluid can be undestood only by untangling the intrincate
relations among temperature, viscosity, surface tension and other characteristics of the fluid.
¶2
Convection should be familiar to anyone who has observed the roiling of a heated broth, felt the
draft drawn up the flue of a fireplace or noticed the shimmering of air currents over a paved road on
a sunny day. The same mechanism of convective flow is responsible for the great ocean currents
and for the global circulation of the atmosphere; it gives rise to motions on a still larger scale in the
sun’s photosphere. Certain kinds of clouds are formed when warm, moist air ascends in a convective
plume, and it is a disruption of normal convective transport that periodically leaves cities such as Los
Angeles and Madrid smogbound under a temperature inversion. Other examples are less familiar
or less easily observed. Convection has an important influence on the drying of paint films and on
the dispersal of gases and particles in the lungs. Convection in the earth’s mantle is apparently the
motive force for the slow motion of the continents.
¶3
The most elementary kinds of convection would seem to have a simple explanation, which can be
summed up in the expression “Heat rises.” In the simplest cases convective flow begins when a fluid
(either a gas or a liquid) is heated from below. In response to the heating the bottom layer of the fluid
expands and thereby becomes less dense than the overlying layers. The warmer and lighter bottom
layer then tends to rise and the cooler top layer tends to sink. This much at least was known by the
18th century. It may therefore come as a surprise that the formulation of a detailed and quantitative
account of convection has proved a lasting challenge to the ingenuity of theorists. Indeed, even the
simplest system undergoing vigorous convective motion cannot yet be given an exact mathematical
description.
¶4
The nature of the theoretical difficulties can be suggested by considering again the case of a fluid
layer heated from below. The force that drives the convective flow in such a fluid is the buoyancy
of the heated layer, and the magnitude of this force is determined by the difference in temperature
between the top and the bottom of the layer. The complexity of the matter becomes apparent when
one recognizes that the temperature distribution is greatly altered by the convective flow itself, which
carries heat from the bottom of the layer to the top. Thus the force that drives the flow is subject to
modification by the flow.
¶5
Although exact solutions to the problems such as this one are still lacking, substantial progress
toward a general theory of convection has been made in the past two decades. The advances have
come about in large part through the adaptation of ideas and mathematical techniques developeed
in other realms of physical science, most notaly the study of phase transitions, of ferromagnetic
materials and of superconductors. These methods lead to an analysis of the stability of various
modes of motion in the fluid and hence to predictions of which modes are the most likely to be
observed. The results are only approximate, but in some instances the approximation is a close one.
It offers some hope of explaining what goes on in a simmering broth.
(M.G. Velarde and C. Normand, Convection, Sci. American, 243(1):92-108, 1980)

2. (5 points) Translate into Spanish paragraphs ¶2 and ¶4 of the previous text.


Traducción al Español: equipo docente, sin diccionario.
El [upwelling] espontáneo de un fluido calentado se puede interpretar sólo [untangling] las relaciones
intrincadas entre temperatura, viscosidad, tensión superficial y otras características del fluido.
La convección es algo familiar para cualquiera que haya visto el [roiling of a heated broth], sentido
el [draft drawn up the flue] de una chimenea, o se haya percatado del [shimmering] de las corrientes de
aire que ascienden de una carretera asfaltada un día de sol intenso. El mismo mecanismo convectivo
está detrás de las grandes corrientes oceánicas y de la circulación global de la atmósfera; y a una escala
todavía mayor, tras los movimientos en la fotosfera solar. Algunos tipos de nubes se forman cuando
asciende el aire cálido y húmedo formando una [plume] de convección, y es la interrupción del transporte
convectivo normal lo que deja a ciudades como Los Angeles y Madrid periodicamente [smogbound] a
causa de una inversión de temperatura. Otros ejemplos son menos familiares o más difíciles de observar.
La convección es determinante en el secado de las capas de pintura así como en la dispersión de los
gases y las partículas en los pulmones. La convección en el manto terrestre es, por lo visto, la fuerza que
impulsa la lenta deriva continental.
Las formas más elementales de convección parecerían tener una explicación simple que se resume
en la frase “El calor asciende”. En los casos más sencillos, el fuljo convectivo arranca cuando un fluido
(sea un gas o un líquido) es calentado desde abajo. Como respuesta a este calor, la capa inferior del
fuido se expande, volviéndose menos densa que las capas sobre ella. La capa inferior, más caliente y
ligera, tiende entondes a ascender y las capas superiores, más frías, a hundirse. Todo esto ya se conocía
en el siglo XVIII. Puede sorprender, entonces, que la formulación de una descripción cuantitativa de la
convección haya perdurado como un desafío para los teóricos. Es más, ni siquiera es posible todavía una
descripción matemática exacta del sistema más sencillo que realiza un movimiento convectivo vigoroso.
La naturaleza de las dificultades teóricas se puede intuir considerando, de nuevo, el caso de una
capa de un fluido calendado desde abajo. La fuerza que impulsa el flujo convectivo en dicho fluido es la
flotación de la capa caliente, y la magnitud de esta fuerza viene dada por la diferencia de temperaturas
entre las partes superior e inferior de esa capa. Lo complejo del asunto queda de manifiesto cuando uno
se da cuenta de que la distribución de temperatura se vé muy afectada por el propio flujo convectivo, que
transporta calor desde las capas de la parte inferior hacia la superior. Es decir que la propia fuerza que
impulsa el flujo es modificada por éste.
Aunque todavía no existen soluciones exactas a problemas como éste, a lo largo de las últimas dos
décadas se han producido progresos importantes hacia una teoría general de la convección. Los avances
han venido en su mayor parte de la adaptación de ideas y técnicas matemáticas desarrolladas en otras
ramas de la ciencia física, particularmente en el estudio de las transicioens de fase, de los materiales ferro-
magnéticos y de los superconductores. Estos métodos condujeron al análisis de la estabilidad de varioas
formas de movimiento del fluido y, por tanto, a la predicción de cuáles de estas formas de movimiento
es más probable observar. Los resultados son sólo aproximaciones, pero en algunos casos unas aprox-
imaciones muy buenas. Nos dan esperanzas para algún día explicar lo que sucede en una [simmering
broth].
Traducción profesional al Español
Sólo será posible entender las corrientes ascendentes y descendentes en un fluido calentado cuando se
describan las complejas relaciones que existen entre temperatura, viscosidad, tensión superficial y demás
propiedades del fluido.
La convección, movimiento de un fluido que sirve para el transporte de masa o calor, debe ser un
fenómeno corriente para todo el que haya observado la turbidez de un caldo caliente (provocada por la
agitación de las partículas suspendidas en él), se haya fijado en cómo asciende el humo que sale por una
chimenea o haya notado el reflejo de la luz por las corrientes de aire que se forman sobre una carretera
asfaltada en un día caluroso. Idéntico mecanismo de corriente convectiva provoca las grandes corrientes
oceánicas, la circulación global de la atmósfera y, a una escala aún mayor, origina los movimientos sobre
la fotosfera solar. Asimismo, algunas nubes se forman cuando aire húmedo caliente asciende por con-
vección; y por otro lado, los altos niveles de contaminación que se alcanzan periódicamente sobre las
grandes ciudades, como Madrid o Los Angeles, por una inversión de temperaturas, se deben bien a la
ausencia de transporte convectivo, o bien a la existencia de un movimiento convectivo térmico en trayecto-
rias cerradas que impide la difusión de las partículas suspendidas hacia capas más altas de la atmósfera.
Hay muchos otros ejemplos menos corrientes o más difícilmente observables. Así, la convección tiene
una influencia importante en el secado de películas de pintura y en la difusión de gases y partículas en
los pulmones. Igualmente, la lenta deriva de los continentes parece ser debida a la convección del manto
terrestre.
El caso más sencillo de convección aparece cuando un fluido (un gas o un líquido) se calienda por
abajo. Debido a este calentamiento, la capa inferior del fluido se expande y se hace menos densa que
las capas superiores. En esta situación, la capa inferior más caliente y ligera tenderá a elevarse y la capa
superior más fría y densa a caer. A primera vista, parece que esta sencilla explicación bastaría para los
tipos más elementales de convección. Sin embargo, aún hoy día, no disponemos de una rigurosa y exacta
descripción matemática para el sistema más simple que experimente un intenso movimiento convectivo y
la formulación de la teoría detallada y cuantitativa de la convección sigue siendo un reto científico.
Las dificultades teóricas inherentes al problema pueden comprenderse, considerando, de nuevo, el
caso de una capa de fluido calentada por abajo. En dicho fluido, el empuje de Arquímedes es la fuerza
que origina la convección y la magnitud de esta fuerza viene determinada por la diferencia de temperatura
entre la parte superior e inferior de la capa. La complejidad del problema se hace evidente cuando nos
damos cuenta de que la distribución de temperaturas se ve alterada por la corriente convectiva que lleva
calor desde la parte inferior a la superior de la capa; de modo que la fuerza que origina la corriente se ve
modificada por dicha corriente.
Pese a que no hay solucón rigurosa a este problema, en las últimas dos décadas ha habido indudables
progresos hacia una teoría general de la convección. Los avances se han debido, principalmente, al
haberse adoptado ideas y técnicas matemáticas desarrolladas en otros campos de la física; tales como el
estudio de las transiciones de fase de materiales ferromagnéticos y de la superconductividad. Con tales
métodos matemáticos se hace un análisis de estailidad de los varios posibles movimientos en el fluido y,
de ahí, se obtienen predicciones de los que cabe observar. Pese a ser sólo aproximandos, los resultados
a veces son muy aceptables y útiles. Tenemos, pues, cierta esperanza de que en el futuro se pueda
explicar rigurosamente lo que ocurre en un sopicaldo.
(M.G. Velarde and C. Normand, Convección, Investigación y ciencia, 48, Septiembre 1980)

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