LaBrujaChancletasPDF PDF

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LOF oes Coberbtet xo atte W Ie Melee CeCtm tee Baan at rtd icky CoC Co caexV COREL Lt ol EW pay MGl se Lata LecTSMB sel hm oeN quiere llevarse esas chancletas y amenaza con destruir todo el pueblo, sino se las dan. Pero Plupa le propone un reto EUW ya EUs atte K Recent e eRe rite Rese yacty encontrar cada mariana el lugar donde esconderé cada par PRR ee Ca tmcet en enn net encontrarlas durante cien mafianas, entonces en la mafiana cien te daremos estas chancletas”. La bruja miré a Plupa sintiendo tentacién por el reto y algo de aparente justicia, asi que acepté pero poniendo sus astutas condiciones. Te invito, a que entres al maravilloso cuento de La Bruja Chancletas, descubre sus astutas condiciones, POE C Ca atrie clcee cca essrecas Use wo fs BW # « WwW Fo w fm » in BW F « WwW Fo # In 2» in BW # « VU § o @ hm » in BW # « i tenon & wo fs BW # « WwW Fo w fm » in BW F « WwW Fo # In 2» in BW # « VU § o @ hm » in BW # « i tenon & ME LLAMO WALTER ALONSO LOPEZ ARDILA Desde muy joven uso el apodo de Wala, el cual creé con las iniciales de minombre. Naci en Medellin, Colombia, el 13 de octubre de 1979. Estudié ingenieria de sistemas en la UdeA (Universidad de Antioquia). Hice una maestria virtual en Tecnologia Educativa y Competencias Digitales con la UNIR (Universidad Internacional de la Rioja de Espatia). Desde muy nifio me ha gustado leer, no sélo libros, sino también todo lo que percibo en mi entorno. La escritura me encanta. Mi primer libro de cuentos fue: Los cuentos de Wala I, en ese libro prometi que mi préximo libro seria un cuento infantil ilustrado lamado: La Bruja Chancletas. Actualmente asisto al taller de literatura de la UdeA, dirigido por un gran maestro y escritor, Luis Fernando Macias Zuluaga. CREDITOS Walter Alonso Lépez Ardila, escritor y autor de la obra: La Bruja Chancletas. DISENO Y DIAGRAMACION Yuliana Gomez Jaramillo ILUSTRACION ivanevsky ilustrador Ivan Tapia Camargo, IVANEVSKY. Es un gran maestro del dibujo, de la caricatura e ilustrador mexicano. Ha trabajado desde muy joven para miiltiples organizaciones mexicanas e internacionales. Su gran talento ha sido reconocido y premiado en multiples ocasiones. Y, como todo gran genio, comparte de forma generosa su talento, su experiencia y sus conocimientos, a través de una plataforma de ensefianza del Dibujo de Caricatura Online, de igual forma en su canal de YouTube: “Aprende a dibujar con IVANEVSKY” enfocado a la promocién del Arte Secuencial y la Caricatura. Sitio web: https://www.ivanevsky.net AGRADECIMIENTOS Agradezco a Dios, a mis padres y a la vida, la dicha de vivir, leer y escribir. Asi mismo a todos aquellos escritores de cuentos infantiles. Un agradecimiento muy especial y afectivo a: Yuliana Gomez Jaramillo por su amabilidad, su entrega, y su bella labor en la maquetacién y disefio del libro; y a Ivan Tapia Camargo, maestro de maestros en el fantastico universo del dibujo y la caricatura, y quien hizo las magnificas ilustraciones de este cuento. Son ambos, dos personas maravillosas que la vida puso en mi camino, que creyeron en esta idea, que reflejaron desde el inicio un gran sentimiento y afinidad con el cuento. DEDICATORIA Con todo el amor, a mis hijos: Geraldine y Naiur. A ellos, he tenido que inventarles cuentos cuando ya los cuentos tradicionales no eran de su agrado. A tod@s les nifi@s del mundo, ya quienes aman la literatura infantil. Y aqui entre nos, por supuesto, con un carifio especial, muy especial de hecho, a La Bruja Chancletas y a Plupa. Con carino, Nola. @ eWalaEscritor @ WalaEscritor @ walaescritoregmail.com © www.walaescritor.com o AS Hace algan tiempo, en un pueblo muy cercano, aparecié “La Bruja Chancletas”. En el pueblo llamado Gran Tomate, vivian Ariz y Llato, los abuelos de Plupa, cuyos padres eran Tomatina y Tomatén. Gran Tomate quedaba en medio de un enorme valle de hermosos prados verdes, Arboles frondosos, y muchos tomates, pero los tomates mds deliciosos eran los mds pequefiitos y se veian muy poco; lo normal era ver tomates grandes y muy sabrosos. Cultivar tomates era la actividad agricola principal del pueblo. Los tomates, poseian colores que abarcaban todos los tonos posibles que se pueden salpicar de verde, amarillo, naranja y rojo. Hacia las afueras del valle, desde las montafias, se escurria un ligero riachuelo que al llegar al valle se convertia en un enorme rio, cuyas aguas tranquilas se deslizaban lentas hasta llegar a un enorme lago en los limites finales del valle. El lago daba la apariencia de un enorme ojo césmico, a través del cual podian apreciarse durante las noches claras, las estrellas y algunos fenémenos interestelares no vistos desde ningun otro lugar; en los dias soleados, los rayos del sol iluminaban y daban color a la inmensa belleza de su profundidad; y en los dias de lluvia, las gotas caian veloces hasta unos cuantos centimetros de su superficie, punto a partir del cual, disminuian su velocidad de tal forma que parecian posarse en camara lenta sin chocar ni salpicar. Todas las casas del pueblo eran del mismo tamafio y en forma de tomate, los techos, estaban graciosamente adornados con cuatro enormes hojas verdes; los pisos, estaban hechos de semillas de tomates compactadas y cubiertas con una pelicula transparente en extremo fina que impedia se rayasen. Las tinicas edificaciones de un tamafio mayor a las casas, eran la iglesia, el banco, el hospital, la alcaldia, la escuela y el crematorio. 2|@ 4 SPC Keele CoML) e OM MRS TALC Tel cremados, y sus cenizas, se usaban para elaborar pequefias Cee Coen Ws Cote OM Marh OM ere meVOyclecT matt CES ECan TCC e cirri sable OSPR rer principal del pueblo donde formaban un enorme tomate de color rojo; el rojo mAs intenso de todo el pueblo. En las noches, se iluminaba el enorme tomate gracias a la luz emitida por los insectos que también tenian forma de tomate, algo asi como unos ‘tomatesectos’. Las calles del pueblo eran completamente blancas, sin manchas, sin el mas minimo asomo de suciedad. Y los EL yews Im etl) OReat techy emily me tae Carl coe im Rs tono verde en los bebes, amarilla en los nifios, anaranjada en los jévenes, y rojiza en los adultos. Todos poseian cachetes en forma de tomates, de orejas y bocas diminutas y el cabello en forma de hojas. Llato trabajaba en el campo cultivando tomates y Ariz los vendia el dia domingo en un pequefio puesto en la plaza del pueblo. Sus tomates eran los mds apetecidos. Cada domingo llegaban al pueblo viajeros de todas partes, con la intencién de comprar y disfrutar de los mejores tomates. Ariz siempre estaba acompafiada de Plupa, su nieta. Ambas se amaban y tenian un gusto muy ‘pispirisnice’ —asi]lamabanasu incontrolable deseo por coleccionar chancletas. Cada una poseia un centenar de pares de chancletas tnicas, y no habia coleccién semejante en ninguna otra parte. Un domingo, lucian ambas, muy orgullosas, unas chancletas que les habia regalado Llato. El habia ganado esas chancletas en una apuesta de cartas la noche del s4bado anterior. Noche durante la cual se dedicé a platicar y jugar cartas con su recién llegado hermano Tomate Fue, quien era un mercader de constantes viajes, y por eso lo llamaban asi. Tomate Fue aseguraba que dichas chancletas habian sido elaboradas en un monasterio por unos monjes ermitafios, verdes y altos, que vivian en un lejano pais. Los monjes se las habian obsequiado a cambio de unas mantas rojas que Tomate Fue llevaba para vender. Cuando Tomate Fue vio las chancletas, pens6 que serian una buena tentacién para su hermano Llato en el juego de las cartas y un posible obsequio para su cufiada y su sobrina. Por tal motivo, accedié con facilidad al intercambio con los monjes. Trae tetd se Roc CME OL MM CV Reet tee CMa CRO (od amarillos de distintos tamafios, y también, una hilera de pequefias estrellas que producian unos destellos luminosos al caminar. Ambas, abuela y nieta, eran la sensacién de la plaza ese domingo: nadie habia visto chancletas similares. @ El rumor sobre la belleza de las chancletas se fue esparciendo de boca en boca, todos hablaban y murmuraban de ello. Cuentan algunos abuelos del pueblo que eso fue lo que provocé la aparicién de la bruja. Y que el tormento vivido en el pueblo respecto a la desaparicién de las chancletas cada mafiana, se convirtié en algo que trascendié las fronteras y las generaciones. En el pueblo existia la creencia de que en lo alto de una de las montafias, al interior de una cueva secreta vivia una bruja, muy envidiosa, que no soportaba saber que alguien tuviese un objeto de excepcional belleza. Si alguien tenia un objeto muy bello, la bruja le hacia la vida imposible hasta lograr quitarselo. Como el rumor sobre las chancletas que calzaban ese domingo Ariz y Plupa, se habia esparcido de boca en boca, el aire sin mala intencion arrastré lo dicho sobre la belleza de las chancletas hasta la cima de la montafia, donde vivia la bruja. @ |9 Esta al escucharlo, de inmediato dijo: “jEsas chancletas tienen que ser mias!”. Y al decir aquello, lanz6 una estruendosa y tenebrosa risa que llegé hasta la plaza del pueblo. Al ofr aquella espantosa risa, todos dirigieron sus miradas hacia lo alto de la montafia y algunos empezaron a murmurar: “Esa debe ser la bruja de la que tanto hablaban nuestros antepasados”. 10 | 3 Minutos después, el cielo del pueblo empezé a ser cubierto por una especie de tela de arafia. Y ese domingo soleado se convirtié en un domingo gris. Un viento en réfaga sacudié todo alrededor de la plaza, descargando en medio de ésta un envoltorio de tela de arafia, El envoltorio se fue abriendo poco a poco; y de.s interior surgié la espantosa figura de la bruja, ojos profundamente negros y enormes; su cuerpo, muy gordo y rojo. Tan pronto salié de su envoltorio, dijo con espantosa voz: “Yo soy la bruja, aquella de quien han oido hablar”. Y mientras sefialaba las chancletas de Ariz y Plupa, dijo: “He venido por esas chancletas”. Aquellos que rodeaban en aquel momento a Plupa y Ariz, se alejaron de inmediato. “Sino me dan esas chancletas, haré que los cultivos de tomates se pierdan, y destruiré este pueblo, este tomatoso pueblo”, —sentencié la bruja. Y acerc4ndose a Plupa y Ariz, les ordené que le entregaran las chancletas. Ariz asustada procedié a quitarse las chancletas, pero Plupa la detuvo. Se dirigié ae CU UCR Cte cee ree etm Cnet encontrar cada mafiana el lugar donde esconderé cada par de mis estvtdlae Os Ra ee MEN RS mS Blac tmotelectsety durante cien mafianas entonces en la mariana cien te daremos Crete et tele (oie SEM ya Bento WAU Mote mc one tam am Cm axons aparente justicia, asi que acepté poniendo sus astutas condiciones y dijo: “Primero, sélo podras esconder las chancletas Ramet Menon omer at OMe muci cc Mem (aoa lect las chancletas que has escondido, me las Ievaré, y también me llevaré las chancletas de cada uno en este pueblo. Tercero, si alguien no tiene chancletas para mi en la mariana, entonces le quitare algo mas, algun otro objeto. Cuarto, nadie podra irse ni entrar a este pueblo durante las siguientes cien mafianas a partir de mafiana. Quinto, no podrds alterar el orden de tu coleccién de chancletas. Y sexto, jen caso de sélo hallar una chancleta, valdra como si hallase ambas!”. vl gs — gTe queda claro? —pregunté la bruja. — Muy claro —contesté Plupa. La bruja, riéndose a carcajadas, regres6 lentamente a su envoltorio. Una vez dentro, el envoltorio se cerré y de nuevo el viento que la habia traido se la llevé. Pero lo que no desaparecié fue la tela de arafia sobre el cielo. La plaza del pueblo pronto se desocupé; todos corrieron a sus casas. Algunos mientras se iban, amenazaban a Plupa y Ariz, diciéndoles que mas valia que lograran vencer a esa bruja. Al volver a casa, Ariz y Plupa contaron a Llato y Tomate Fue lo ocurrido. Estos con cara de asombro se miraban entre si, sin saber qué decir. Luego de un silencio prolongado, Tomate Fue dijo: “Todo lo que hay qué hacer es esconder las chancletas muy bien, de tal forma que no las encuentre. Y tener chancletas para no perder otra cosa en caso de que esa bruja las encuentre. También hay qué hablar con el acalde y el sacerdote. Debemos tener un plan que nos permita surtir de chancletas a todos durante las noches. Y acudir a la divinidad de los tomates quien nos puede conceder la sapiencia de vencer a esa bruja”. — Estoy de acuerdo —dijo Llato. — Yo también —dijo Ariz. — Y yo —confirmé Plupa. & | 13 Mientras cenaban, conversaron sobre algunos posibles lugares dentro de la casa donde se podrian esconder las chancletas. Al finalizar la cena, Llato y Tomate Fue fueron a ver al sacerdote y al alcalde. Ariz y Plupa, se quedaron en casa para elegir el primer par de chancletas y el lugar donde las esconderian. En la sala principal de la alcaldia, Llato, Tomate Fue, el sacerdote, el alcalde y algunos otros miembros del pueblo proponian alternativas para resolver el asunto de la bruja, mientras tomaban una taza de ‘tomatefe’. La deliberacién duré hasta muy entrada la noche y el plan de accién definido contra la bruja consistia en lo siguiente: Primero, habria una comisién llamada “encuéntrame si puedes” liderada por el sacerdote. Dicha comisién debia encontrar los mejores lugares para esconder las chancletas en casa de Plupa. Segundo, un grupo de zapateros y comerciantes, al que llamaron “chancletas para todos”, se encargarian de dotar al pueblo entero cada noche con las chancletas suficientes y evitar sufrir la perdida de algo mds importante. Tercero, un grupo de constructores y agricultores, se encargarian de quitar la tela de arafia que cubria el cielo del pueblo, y asi, los rayos del sol pudiesen entrar y no perder los cultivos, a dicho grupo le dieron por nombre “sol solecito, tomate tomatico”. Cuarto, un grupo de comunicadores sociales llamado ‘facetomate’, informarian al mundo cada detalle de lo que fuese ocurriendo. Una vez terminada la reunion todos se marcharon a sus casas. 14|@ En casa Ariz y Plupa ayudadas por la comisién “encuéntrame si puedes” eligieron el grueso ruedo de las dos cortinas de la sala, como el lugar para esconder el primer par de chancletas. Dos sefioras con gran habilidad textil se dieron a la tarea de descoser el ruedo, pusieron dentro las chancletas una en cada cortina, y luego cocieron nuevamente el ruedo. Al ver las cortinas, nadie podria asegurar que habia escondido en ellas un par de chancletas. Todos sonrieron con la ilusién de que con ello burlarian facilmente a la bruja. El sacerdote sin embargo hizo la advertencia de no hablar en voz alta al respecto, y de ser posible, que nadie comentara lo que habian hecho. Poco a poco se fueron marchando los de la comisién hasta que finalmente sdlo quedaron los duefios de casa. Durante el resto de la noche y parte de la madrugada, el rumor a voz baja de la ingeniosa idea de haber escondido las chancletas en las cortinas se esparcié por todo el pueblo. Y el viento sin mala intencién llevé el rumor hasta los oidos de la bruja. Poco antes de quedarse dormida le dijo Plupa a su abuela. — No creo, que un secreto esté a salvo con tantos involucrados. Y si la bruja lee nuestros pensamientos sabr4 donde estan las chancletas. — No te preocupes, todo saldré bien, descansa —aseguré con ternura su abuela. Plupa y los demas finalmente se durmieron. 16 | 3 Un instante antes de que Plupa despertara, llegé la bruja, entré en la casa, se dirigié a las cortinas y luego de extraer las chancletas se marché dejando una carta: “Mafana vendré por el segundo par de chancletas; las cortinas fue una idea tonta”. Al despertar, corri6 Plupa hacia las cortinas, sorprendida y decepcionada vio la carta que habia dejado la bruja. ; “ \1 : \\ } 1 \ Unos minutos mas tarde Ilegaron los de la comisién Pen etree tccemsem cee y decepcionados. Pronto, todo el pueblo se enteré, de que no solo las chancletas de Plupa la bruja se llevé; también las chancletas de Ree Teneo arcane cn te eae inmediato el alcalde, a una reunion de comisiones convoco. Alli, eo retratetoc ete en pronto ir de ‘facetomate’ subiendo fotos y videos mostraban al mundo el caos y la preocupacién. En “chancletas para todos” la produccién se inicié y las chancletas Iegaban a todas las familias sin excepcién. En “sol solecito, tomate tomatico” los disefios de Cece ric W ora BERR rte one c lc Rca ance felhestoets (oem Alllegar la segunda noche, a la comisi6n “encuéntrame si puedes”, Peete etch a cree cee sc acnessy de una flor sembrada por Ariz y Plupa en el jardin. Ambas accedieron y asi se hizo. De nuevo, por el pueblo rond6 el rumor de lo realizado. Y el viento sin mala intencién llevé el rumor hasta los oidos de la bruja. Una vez en cama, le dijo Plupa a su abuela. — Sigo dudando, que un secreto esté a salvo con tantos SNe Wacol m mel MEM ary M SM el eC ramel ace Rel oek event cc SIN an eRe eC Cre eee neer Crem cere tery mientras le acariciaba la cabeza. Ala mafiana siguiente, un instante antes de Plupa despertar, lleg6 la bruja, entré en la casa, se dirigié al jardin, buscé la flor y de su tierra extrajo las chancletas y se marché dejando una carta: “Mahana vendré por el tercer par de chancletas; la flor fue una idea tonta”. Al despertar, corrié Plupa hacia el jardin, sorprendida y decepcionada, no pudo evitar llorar mientras leia la carta que habia dejado la bruja. Llegaron los de la comisién “encuéntrame si puedes”, quienes decepcionados fruncian el cefo. El pueblo no tardé en enterarse, y por segunda vez, la bruja se habia llevado las chancletas de Plupa y las de todos en el pueblo. Ese dia Plupa recorrié toda la casa con el afan de encontrar el mejor escondite para el tercer par de chancletas pero no encontré alguno que la convenciera. Al anochecer, llegé la comisién “encuéntrame si puedes”, y decidieron, esconder el tercer par de chancletas al interior de las botas de Llato. Al amanecer corrié Plupa a la habitacién de sus abuelos. Al entrar vio que su abuelo sacaba de una de las botas una carta. Se detuvo, bajé la cabeza y se marché. Su abuelo con los hombros caidos y algo dormido leyé en silencio la carta: «Mafiana vendré por el cuarto par de chancletas; las botas de tu abuelo fue una idea tonta». Por tercera ocasién consecutiva, la bruja se habia Ilevado las chancletas de Plupa y las de todos en el pueblo. Las diferentes comisiones redoblaron esfuerzos con el fin de salir juntos de aquella situacién tan aberrante. | 19 Durante las siguientes cincuenta y dos noches escondieron las chancletas en cuanto lugar les parecié ideal, tras el espejo, en el fondo de un balde con ropa sucia, en el fondo de un tanque de agua, al interior de un enorme tomate, en el congelador de la nevera, bajo la cama, bajo la almohada, al interior de un cofre, al interior de una olla, al interior de un frasco de arroz. Nada funcioné. Luego intentaron esconderlas al interior de una caja fuerte que el duefio del banco les llevé a la casa, pues no la habian usado en el banco, ya que en el pueblo no habia ladrones, pero la bruja logré abrir la caja fuerte. Probaron esconder las chancletas bajo el piso, al interior de una pared, en el techo, en un pequefio armario atiborrado de chécheres, en fin. Sin importar donde escondiese Plupa las chancletas, ya fuese por iniciativa propia o por sugerencia de la comisién “encuéntrame si puedes”, la bruja siempre las encontraba y dejaba su carta burlona y desafiante. Plupa, ya habia perdido cincuenta y cinco pares de chancletas. Y en su mirada ya no habia tristeza o temor, sino una chispa de honor que se encendida mds y mds cada mafiana que sus chancletas desaparecian. Sus pensamientos se empezaron a agudizar, recordando las seis advertencias de la bruja y seguia recorriendo la casa de sus padres con mayor ahinco, buscando ese escondite perfecto para esconder las chancletas y vencer a la bruja. 20|@ Va é i Las siguientes veintidés noches y mafianas trascurrieron de Foeue Sti cves diye Mao sternite nsree sleeve ies tete ete oee Cele} ROR a ICR et EER erm atc nce om tients dicho tiempo empezaron a ver ciertos cambios en la bruja y en a Mae CBRL tte ie leks Re CRA Wir Re Lecce RrtoRe RT Ree M Rat ieoNs (CB ecave com ello WER Erie Re CR cleo mientras detrds de ella flotaban las chancletas que le seguian. La PRUE C OCR ECHR CCRC ME rare te cre res Serie WBE W ol Wate ake (sacl even] ITE el Te(osla CM ACCT mafiana setenta y siete, mientras caminaba por las calles del pueblo, noté que algunos le sonrefan, otras admiraban su vestido, otros le tomaban fotos de lejos, otros mas de cerca querian una BET CCo Uae ames No fue asi para Plupa que empecinada en vencer a la bruja, empezé a descuidar su apariencia, se le veia distante, mas delgada, grefiuda, sucia, algo ojerosa y de un genio que daba susto hablarle. Las redes sociales cada mafiana se saturaban de fotos y comentarios. Habia seguidores fieles de lado y lado. Pero la bruja empez6 a inclinar la balanza, pues mostraba gran inteligencia al encontrar las chancletas, y ademas, lucia mAs bella cada mariana. Se volvi6 el asunto un tema de proporcién mundial y Ilegaron muchos visitantes hasta las afueras del pueblo, ya que no podian entrar. Alli se instalaron en improvisadas carpas, esperando con ansias la mafiana cien, tanto y quizds mds que los propios habitantes del pueblo. La bruja se sentia tan bien acogida que tom6 la decisién de llevarse inicamente las chancletas de Plupa, devolviendo las chancletas de los demas, a cada quien sin confusién. Pero advertia que siempre debian tener un nuevo par de chancletas para ella cada maftana como se habia pactado desde el principio. Por tanto, la comisién “chancletas para todos” trabajaba a toda chancleta. Esa mafiana ntimero setenta y siete, Plupa se sintié fatal y era consciente de que su actitud hacia los demas no era la mejor. Para ella era casi imposible no molestarse, y su forma de hablar y mirar, eran muy agresivas. Se comportaba asi con todos, incluyendo a sus padres y abuelos. Tomé entonces la decisién de alejarse durante el dia y volver en las noches a esconder las chancletas y a dormir como lo habia pactado con la bruja. Ese dia recorrié a pie la ribera del rio. Cabizbaja, descalza, y en silencio, caminaba haciendo un resumen mental de todo lo ocurrido hasta ese momento. & | 25 «Todo es culpa mia, nada de esto estaria pasando, si le hubiese entregado, a esa bruja, las chancletas que me dio el abuelo». Segundos después, recuperaba su honor, su impetu, su sed de justicia para decirse a si misma: “No me importa si pierdo las cien chancletas pero no voy a perder las que me regalé mi abuelo, sé que hay una forma de vencer a esa bruja y la voy a encontrar”. Mientras caminaba, algunas de las piedrecitas le hicieron sentir como si le mordieran los pies. Siguid caminando haciéndose la fuerte, un par de metros mas adelante, se detuvo para ver que piedrecitas le ocasionaban tanta molestia y no pudo establecer cudles eran; todas lucian tan semejantes que era imposible saberlo. De pronto, se le ocurrié una idea y se dijo a si misma en voz baja: “Podria hacer chancletas similares a las de mi coleccién y esconder mis chancletas en medio de aquellas, asi la bruja no sabria cudles son las mias ni cuales las réplicas, pero debo ser cuidadosa, nadie podria saberlo y necesitaria el apoyo de la comisién “chancletas para todos”. 26| @ (2 | 27 Volvié al pueblo répidamente, buscé a sus padres y abuelos, les cont la idea. Ellos lucian radiantes al escucharla pues les parecia una gran idea. Se dirigié con su abuelo a buscar al lider de la comisién “chancletas para todos”, su tio Tomate Fue, quien al escuchar la idea asintié con entusiasmo, y le advirtié, que sdlo podrian contarle a un par de zapateros en quienes confiaba plenamente. Ademads le aseguré que la tarea de hacer las chancletas por sdélo dos zapateros tardaria unos diez dias. Los abuelos, los padres, el tio, los dos zapateros y Plupa, iniciaron en secreto el plan. 28 | && Los zapateros pidieron ver las chancletas, y para no levantar sospechas, Plupa les compartié varias fotos, y ellos visitaron la casa tres veces para observar ciertos detalles. Las chancletas elegidas por Plupa fueron las nimero ochenta y siete, que segin las cuentas serian las proximas luego de diez dias. Su tio le sugiri6 que eligiera las chancletas ntimero ochenta y ocho, asi tendrian un dia mas, en caso de algun imprevisto. Mientras ellos, en silencio y en secreto hacian su labor, las diez mafianas siguientes fueron igual. Las chancletas escondidas eran encontradas facilmente por la bruja. Y las expectativas de propios y extrafios seguian vivas. La bruja cada mafiana tenia mas seguidores y lucia un poco mis bella. Plupa, en cambio, parecia estarse convirtiendo en una bruja, sin hablar, apartada y comportandose de forma muy rara. Gm | 29 Ala bruja la invadié el ‘glamour’, el ambiente social y la alegria sincera de sus seguidores en el pueblo y en todo el mundo, y sintiendo, que su cueva no podia seguir siendo un lugar feo, oscuro, desordenado, macabro, ni escondido como se conocia eRe Manco CL ee oR CMC eC ntl (Ita a AIS aC Aeon nate en een ter tTe aeRO RRC CIen rare cubria el pueblo, para que la luz del sol llegar4 también a su cueva. Al principio, los rayos solares parecian confundidos y PRE CRC ECO Ce Te Perr aero ntc none niy mucho mas para entrar a la cueva, pero una vez alli, expulsaron la oscuridad y la humedad sin resistencia alguna. Lo segundo que Iie a Reva WE Mac R MR Co acbrly a hy rets lc ae alo caey SoTL Sal cl CoE ce sm CCR eine ata FORO Cia ec nC reen Oonr nate ear ete decian que al alma. La cueva pronto se convirtié en un lugar turistico inicialmente para los seguidores del pueblo. Pues las condiciones pactadas Ser nea tence ee RTC eer ene lbet Coie excursiones a la cueva se hicieron frecuentes, tanto que la bruja se ACO CMB oL-te CeCe Me Mao stacle tam craateit bile) c Am asic tc(o Mo} Cet nn eee Ce omc mm mee pe Tevet ane Cao meee eRe ie Mca BOR e Cte le ewe ERC Ce CM erm C ere Omer ertree jardineros que cuidaban las flores con gran delicadeza y maestria; un par de mayordomos; dos asesoras de imagen; y una comunicadora social encargada de sus cuentas en las redes sociales. La bruja habia abandonado la soledad y el desprecio. 30 | # En la mafiana numero ochenta, un chiquillo, al verla, se le abalanzé y sonriéndole le dijo: ta eres “La Bruja Chancletas”, ella sonrojada y extrafiada, pero conmovida por el chiquillo, respondié gentil y, lo abrazo diciéndole: “Si ta dices que soy la Bruja Chancletas, entonces asi sera”. Y asi la empezaron a llamar todos. La mafiana ntmero ochenta y siete llegé, y las chancletas que habian sido escondidas la noche anterior en el tanque del sanitario ubicado en la habitacién de Plupa, se las habia llevado la bruja dejando una carta un poco distinta a las otras: “Mafiana vendré por el octogésimo octavo par de chancletas. Una de las mejores formas de esconder algo, es haciéndolo invisible en medio de otros semejantes. Atentamente, La Bruja Chancletas”. 32| ® Plupa, al leer la carta, sintié que la bruja ya conocia su plan, y eso, la molest6. Al mediodia cuando se reunié con sus abuelos, sus padres, su tio y los dos zapateros; descargé sobre todos ellos su ira, asegurando que alguno la habia traicionado y les mostré la carta. Al ver la carta, todos quedaron sorprendidos pero aseguraban no haber dicho nada a nadie. “Quizas la bruja tenga un espia o pueda leer nuestros pensamientos”, dijo la abuela. Plupa los miré, y vio que ellos no la habian traicionado. “Sigamos con lo planeado”, dijo Plupa no muy segura de si misma. (4 | 33 Los zapateros apilaron las réplicas de las chancletas de Plupa, en dos carretas, eran en total mil quinientos treinta y ocho pares de chancletas, que correspondian al ntmero de habitantes del pueblo, y las llevaron a casa de Plupa. Llegaron a eso de las cuatro de la tarde, y cerraron la puerta, para que nadie entrara. Apilaron Jas chancletas en la sala de la casa. Plupa fue a su habitacién y de su coleccién tomé las chancletas numero ochenta y ocho, las Ilevé a la sala, y observé que las chancletas apiladas eran perfectamente similares a las suyas. Antes de que Plupa pusiera las chancletas en la pila, uno de los zapateros, Pepita Verde, observando la pila pregunto. — 4Cémo sabremos cudles son las chancletas verdaderas y que la bruja no nos engarie llevandose cualquiera pasdndolas por las verdaderas? — Deberiamos hacer una marca imperceptible a los ojos de la bruja —dijo el tio. — No creo que eso funcione, recuerden que es una bruja, y de seguro lo notara —dijo Pepita Roja, el segundo zapatero. —iYo sé muy bien cudles son mis chancletas!—aseguré Plupa. 34 | Plupa, con sus dos chancletas en la mano fruncié el cefio y se dijo a si misma en voz baja: “Vamos a ver si eres capaz de encontrar las verdaderas chancletas, bruja”. E introdujo sus chancletas en ]a pila, y todos los que le acompafiaban, procedieron a revolver la pila, al final, no se sabia cuales eran las chancletas de Plupa, ni la misma Plupa podia identificarlas a simple vista. Sobre la pila de chancletas Plupa dejé una carta que le habia escrito a la bruja. Esa noche la comisién “encuéntrame si puedes” y otros curiosos se quedaron afuera de la casa preguntdndose que estaria sucediendo al interior de la misma. Aquellos estaban dispuestos a permanecer despiertos toda la noche y ver que ocurriria. El viento a pesar de escuchar todo lo que se hablo al interior de la casa, no pudo sacar de alli lo sucedido, y las pocas palabras se las Ilev6 por las pequefias rendijas y agujeros de la casa, y se desvanecieron antes de llegar a la montafia. Esa vez la bruja no escuché nada ni se enteré de nada. Lo cual le causé extrafies pero con cierta confianza sonrié. En la madrugada, mientras Plupa dormia, llegé la bruja, entré ala casa y vio en la sala la pila de chancletas, y sobre la pila, una carta con lo siguiente: “Encuéntralas si puedes. Atentamente, Plupa”. Sonrié la bruja al leer la carta. Camino varias veces alrededor de la pila de chancletas, sin atreverse a nada. Cabizbaja pensaba: «Hasta ahora no he visto la necesidad de usar mi magia pero este caso requiere medidas especiales, de lo contrario perderé». 36 | # Se paré frente a la pila de chancletas, se descalz6 y arrojé sus chancletas a la pila. Una vez descalza, hizo una pose de bailarina a tte Ke Brat ree dione aA Ree Ce ECC) eee TB ATL com bee cee R ab ets (oles) oT teeta ceet flotando unos instrumentos musicales muy bien afinados. Acto SA OM EM aCe OR AoC e ES Seok ace Cece (oec ty id eva Ke atest aa Rater e RTE bene Raat op ie-vae Cat suelo. Asi se quedé inmévil, esperando. Y luego, surgié la figura de un tomate director de orquesta muy bien vestido para la Sere Gen Ci nnrerCee Teer Chere en are lanz6 al aire frente a si mismo, movié sus manos y las semillas tomaron formas de notas musicales. Y de inmediato un hermoso vestido color lila vistié a la bruja, quien ahora lucia muy bella, Betas etCB ment aye R Locale CW ls cKe (Kec Eevee Ke BC Mec i PaO CR CRTC NCR ceo Ree ET net reco stieat (cate Re ( JE Tels COMR (ae Mole OMEN CME SEL Le ete Pee Crees remem CREME terra nie: Pb emetrn cet ord curiosos que estaban afuera de la casa de Plupa. Pero ya sin peeves mat |) OM OM LelebeC Ws other en Melee c Mec! todos parecian estar dentro de un maravilloso acto de baile. Los alee BOC eRe Ta OE) Cr Me cle meiLtS fotos y hacer videos. Esto sin duda iba dar mucho de qué hablar. bo) coyeet eRe relay ae MBC MB et tae Mo celtic Warhol eco MLeTS movimientos de mano, con lo cual, las semillas formaban notas musicales y de los instrumentos brotaba una melodia que hacia mover a la bruja de tal forma que era sencillamente hermoso. maa Mientras los instrumentos sonaban y la bruja bailaba, las chancletas de la pila se iban acercando a sus pies, pero regresaban de inmediato a la pila. Sdlo un par de chancletas se acercaron y permanecieron junto a los pies de la bruja imitando fielmente sus movimientos. Instantes antes de terminar el baile los pies de la bruja fueron calzados con dichas chancletas. Y entendieron los curiosos atraidos por la melodia, incluyendo a los abuelos y padres de Plupa, al tio, los dos zapateros y a Plupa, que esas chancletas eran las verdaderas chancletas de Plupa. Al finalizar el acto, la bruja fue despedida con sonrisas y aplausos nutridos. Pepita Roja, le entregé a Plupa una carta que habia encontrado en medio de la pila de las chancletas: “Mafiana vendré por el octogésimo noveno par de chancletas. La idea de las chancletas similares fue muy astuta. Atentamente, La Bruja Chancletas”. Poco a poco las paredes de las construcciones fueron apareciendo. La bruja gozaba de una fama mundial, y Plupa, cada vez mas solitaria. Durante las siguientes diez mafianas todo fue igual, Plupa escondia las chancletas sin importarle el lugar, simplemente las ponfa en cualquier parte y se iba a dormir. Una profunda decepcién y soledad se apodero de ella. Tan pronto la bruja se iba, Plupa se perdia en sus caminatas por el rio y no volvié a leer las cartas que dejaba la bruja. En la mafiana nimero noventa y ocho, Plupa fue al lago a pasar el dia. | 39 Junto al lago permanecié en silencio y lo recorrié varias veces. De regreso a casa, pasando un puente que atravesaba el rio, uno de sus pies se resbal6 y sintié que se caia, por fortuna no fue asi pero el susto fue tremendo. La noche se posé sobre el pueblo y Plupa atin no llegaba. Sus padres preocupados, la esperaban para cenar. Estaban terminando de poner la cena en la mesa cuando Plupa aparecié. Realmente lucia muy mal, sucia, ojerosa, pdlida, y con sus pies maltratados, pues ella misma habia decidido no usar chancletas hasta tanto no venciera a la bruja. Pasé por el comedor y se dirigié a su habitacién sin mencionar palabra alguna, entré y cerré la puerta. En su habitacién contemplé los dos tltimos pares de chancletas que le quedaban. Sintié que no le importaba perder sus chancletas si lograba vencer a la bruja al menos una vez. Pero sus oportunidades eran escasas. En silencio tomé su par de chancletas nimero noventa y nueve, y se dijo a si misma: “Ya no las voy a esconder, igual siempre las encuentra. Esta vez, me las pondré y dormiré con ellas”. Asi lo hizo. Calzé sus chancletas y se tiré en la cama. No tardé mucho en quedarse profundamente dormida. 40 | Gm,| 41 En la profundidad de su suefio, sofié que iba por un delgado y desbaratado puente colgante sobre un inmenso y oscuro abismo. Lo tnico que lograba ver con claridad eran sus pies y las chancletas que se habia puesto para dormir. Muy asustada daba pequefios pasos sin lograr llegar al otro lado. Cuando al fin estuvo cerca del otro lado, al dar un paso, su pie rompié una tablilla del puente y la chandla se le cayé. Ella sintié desmayarse sobre el puente, con su pie atrapado, sobresaltada gemia en la cama, y sus padres, Tomatina y Tomatén, asustados acudieron a despertarla, en compafiia de los abuelos Llato y Ariz. En medio del llanto abraz6 a su abuela, y por un segundo, se sintié feliz de saber qué s6lo habia sido un mal suefio. | 43 — Qué te pasa? —Le pregunté el abuelo —afiadiendo—, has dormido toda la noche y toda la mariana. Plupa atin medio dormida se levanté, y vio que uno de sus pies estaba desnudo, y el otro ten{a la chancleta. Sorprendida miré a sus padres y abuelos, y ellos la miraron de igual manera. — jLograste esconder una chancleta y la bruja no la puedo encontrar! —dijo euférica su abuela. — Entonces, es cierto —dijo su abuelo y continué—, hoy todos vieron a la bruja partir pensativa con sélo una chancleta en sus manos. 44|@ Plupa trataba de poner en orden lo que le decian sus padres y abuelos, y lo que habia sofiado, pero no entendia nada. Luego aparecié a un lado de su almohada una carta. La abrié y leyé con sus ojos bien abiertos: “Lograste esconder muy bien una chancleta; mafiana vendré por el centésimo par de chancletas. Atentamente, La Bruja Chancletas”. Plupa vislumbré una remota posibilidad de ganarle a la bruja. Se comié apresuradamente el desayuno que le habia preparado su abuela. Y salié de casa camino al lago, descalza caminé, sosteniendo en su mano derecha la chancleta que no pudo encontrar la bruja. PNG IC Eva ET OL eal VOR Taele MMe arrears (eC UE CLR M OR ORR OEE Bete M elles lata C! Feo eNelM teehee ab tea Chae Moe eras eM COR Llerct encontrar la bruja. ,Por qué no se me ocurrié antes? Es el Peehias Cac Rite CcteB teeta Ve CRCER ttt encontrar la bruja. Lo que voy a hacer cuando me acueste a dormir Coe ra ects MTC a Mes RMR TC tg STaeeteOm sem eR Chao sc ramos be CB ol coatets OMe Lt) alla de mi suefio, y en ese profundo suefio, voy a imaginarme de nuevo un lugar dentro de ese primer y hermoso lugar, y dentro de ese segundo lugar voy a imaginarme una cajita llena de flores, y que las flores van estar durmiendo, y en los suefios de las flores voy a hacer que se imaginen un jardin hermoso, y en ese jardin ellas creceran hermosas, y sofaran con unos ‘tomasectos’ OCC IRTRCCRE TORO CECE EERE Cerner eevee Re CMC mncea rice yee cece eet cueva de la bruja». Se levant6, le dio algunas vueltas al Arbol corriendo, abrazAndolo, besandolo, y sonriéndole. Se despidié de él pidiéndole guardara su plan secreto. Alanochecer regresé a su casa, no comié. Y sélo pensaba en lo que iba a sofiar, sdlo en eso. Fue hacia la repisa donde antes tenia una coleccién de cien pares de chancletas. Tomé el tiltimo par que le quedaba, las acaricié con picardia y se dirigid a su cama. Una vez sentada en la cama, se calz6 el centésimo par de chancletas y se acosté a dormir. Su suefio fue tan profundo como lo habia ideado. Al dia siguiente, vieron marcharse a La Bruja Chancletas sin chancletas. Todos los del pueblo acudieron presurosos a casa de Plupa. Y sorprendidos quedaron al ver que las chancletas de Plupa no habjan desaparecido y seguian ahi en sus pies, mientras ella atin dormia. Gm| 49 Los susurros despertaron a Plupa, quien de inmediato con sus ojos buscé sus pies, y una enorme alegria la invadié al ver sus chancletas puestas en sus pies. Euférica saltaba sobre su cama, sabia que habia vencido a la bruja. Sus saltos movieron la cama, y nuevamente, una carta junto a su almohada aparecié, la cogié con ansiedad, y leyé en voz alta para todos los asistentes: “Te felicito, lograste esconder muy bien tu ultimo par de chancletas. Y me alegra saber que ya no soy la unica bruja en estas tierras. Tu magia complementa la mia. Bienvenida al club. Atentamente, La Bruja Chancletas”. 50 nee ERO ses Ci rae mets C a tr ae aes reconocimiento de todos en las redes sociales, ella volvié al arbol del lago, y sentada bajo éste pensaba y se preguntaba: «si en mi Pre TaneoC Me COMET C CMC COMET Tact CCMee Ltd cosas maravillosas podré encontrar en mi poderosa imaginacion?». 52|@ Reservados todos los derechos. Queda rigurosamente prohibida, sin autorizacion de los titulares de Derechos de Autor, la reproduccién parcial o total de esta obra por cualquier medio impreso o procedimiento informatico. Wala©2021 ISBN 978-958-49-1776-8 Derechos de Autor | 53 x in BW FF be ¥ DP & Fa, we ian 6 WW s < B ¥ DP & Fa, we ie 6 ¥ < Be ry DP & Ga, » in &@W #F « io £ enw & 3 is BW FF « B “4 DP #& Ga, we tm 6 0 é WU Fo # In * bs &@ WW # « be s DP & Fa, we tin & WW s < s (2 4 om gS

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