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3S 4 = (o} 9 = 2 capiTuLo: LA ORGANIZACION SOCIAL DE LA MASCULINIDAD Enel capitulo 1 revisamos las principales corrientes de investi- gacion del siglo xx y vimos cémo fueron incapaces de producir tuna cienciade fa masculinidad coherente. Lo que mostramos no fue tantto el fracaso de la ciencia sino Ja imposibilidad de la tarea, La masculinidad no es un objeto I6gico a partir del cual pueda producirse una ciencia generalizador , Sin embargo, sf podemos obtener conocimientos cohterentes d: las cuestiones que surjan de nuestros intentos. Si ampliamos e’ angulo de vision, entende: remos a la masculinidad no como un. objeto aislado, sino como un aspecto de tina estructura mayor Para hacerlo necesitamos una ex licacién de esta estructura yde como se localizan las masculiniclades en ella. El objetive. de este capitulo es trazar un marco de trabajo a partir de los anali sis contemporsineos de las relaciones de género. Este marco pro- porcionaré una forma de distinguir ‘os tipos de masculinidad v comprender la dindmica del cambio Sin embargo, primero debemos avlarar ciertos conceptos. La definicién del término basico de la discusién no ha quedado petfectamente clara, Depinin Ls masct uivipan Todas las sociedades tienen explicaciones culturales del género, pero no todas tienen el concepto de maseulinidad. En la actua. lidad el término supone que el comportamtiento de cada quien es el resultado del tipo de persona que se es. En otras palabras, luna persona no masculina se compoctari de forma distinta: sera Pacitica en ver de violenta, conciliadora en vez de dominante, no 104 EL CONDEHMIENTO Y SUS PROBLEMAS podré patear un balén de futbol, no le interesarén las conquis- tas sexuales, eteétera, Elconcepto presupone la creencia en la diferencia individual y la agencia personal. En este sentido se construye sobre la no: ‘cion de individualidad desarrotlada cuando se constitufa la Ex ropa moderna, gracias al crecimiento de los imperios coloniales y las relaciones econémicas capitalistas (cuestién que explora- réenel capitulo 8). Sin embargo, el concepto es inherentemente relacional. La masculinidad no existe mas que en oposicién a lafentinidad. Una cultura que no trata a las mujeres y los hombres como portado- res de ipos de personalidad polarizados, por lo memos en prin- cipio, no tiene un concepto de masculinidad segiin la nocisn cultural europea y estadounidense moderna. La investigacion historica sugiere que lo mismo podria decir- se de la cultura europea misma antes del siglo xvut. Alas muje- res se les consideraba claramente distintas alos hombres, perola diferencia residfa en que se les consideraba representaciones incompletas 0 inferiores de un mismo caracter (pot ejemplo, te- fan menor capacidad de razonar). No se pensaba que las muje- res ylos hombres portaban caracteres que eran cualitativamente diferentes; esta nocion acompané a la ideologia burguesa de las “esferas separadas” del siglo xx. En ambos casos, nuestro concepto de masculinidad parece ser 1un producto hist6rico bastante reciente, cuando mucho con unos cuantos cientos de aftos. En consecuencia, cuando hablamos de Ja masculinidad estamos “construyendo al género” de una for- ma cultural especifica, Cualquier proposicion que afirme haber descubierto verdades transhistoricas acerca de la hombria yo masculino debe considerar siempre lo anterior ‘La mayoria de las definiciones de masculinidad han supues to un punto de partida cultural, pero han seguido distintas es- trategias para caracterizar el tipo de persona que es masculina, A continuacién mencionaré las cuatro principales que pueden cen términos de su logica interna, aunque en la prac- nudo aparevcan combinadas. © Bloch, 1978, esbora el angumento en las clases meds protestants de Tn vay Bstados Unidos. Laqueu, 1990, afrece un argumente ats deenoledor ‘abe, siguienda ls miss linea, se enfoca en elewerpo. La ORGANIZACION SOCIAL DE Ls MASCULINIDAD 105 Las definiciones esencialistas normalmente seleccionan una ica que define la esencia de lo masculino y fundamen- tan su explicacién de las vidas de lox: hombres en ella. Freud jugueteé con una definicidn esencialista cuando igual6 la nase! linidad con la actividad, mientras que «tla feminidad le asign6 la pasividad —aunque sf consicerd que sus ecuaciones simplifica ban demasiado el asunto—. Los intenlos de autores posteriores por capturar la esencia dela masculinidad son realmente varia dos: capacidad para arriesgarse, responsabilidad, irresponsabi- lidad, agresividad, energia de Zeus... Tal vez el ejemplo mais sofisticado sea cl del sociobidlogo Lion-l Tiger, quien suponfa que la verdadera virilidad, la que apuntala el vinculo masculino y la guerza, se debe a "fendmenos pesados y rudos”.? Muchos admira dores del “heavy metal” estarian de acuerdo con Ia explicacidn. La debilidad del enfoque esencialista es obvia: la seleccién de la esencia es demasiado arbitraria, No hay nada que obligue a diferentes esencialistasa estar de acuerdo; en realidad, pocas ve- ces lo estan, Las afirmaciones que suponen que existe una base esencial universal de masculinidad nos dicen més sobre el caréc: ter distintivo de quien las afirma que iobre otra cosa. Laciencia social positivista, con un vardcter distintivo que en- fatiza la baasqueda de hechos, proporsiona uma definicién senci- lla de la masculinidad: lo que los hombres son en realidad. Esta definicidn es el fandamento logico de las escalas masculinidad, femininidad (w/t) de la psicologia, cuyos elementos adquicren validez mostrando que son capaces de distinguirestadisticamen- teentre grupos de mujeres y hombres. La definicion tambien es abase de las discusiones etnograficas de masculinidad que di criben el patron de las vidas de los horabres en una cultura dada yaeso lo ilaman el patrén de le masculinidad, sin importar de 2 Tiger, 1968, p. 211, Tiger Mena incluso parte dela “estatica masculina”, ja: un auto de earreras a velocida (des mn alts... Vale la pena do: a igual que Bly en fron Jalon, un ‘emplo sorprendente de las tontas ideas que pueden desprenderse al conside tarle mscunidad, en st caso intenciadas ror lo que €. Wright Mills alguna veellans6"realismo excentrico” crackpot reais) » Constantinople, 1973, enlo que consiluv ya unestudio clsico, most Is profuramente eanasa logica de las excalas FE positivisme etsogritico so ugerir que la guecra podia ser 106 FL CONOCLNENTD ¥ SUS PRODLEMAS. Al respecto podemos apuntac tres problemas. En primer lu- gary de acuerdo con la epistemologia modema, una deseripeién no puede existirsin un punto de vista. Las descripciones, aparen- femente neutrales, sobre las cuales descansan estas delinicio~ nes se ven apuntaladas por las suposiciones sobre el género. Es obvio que para comenzar a formar una escala nF se debe tener alguna idea de qué es lo que se vaa contar o listar para poder ha- cer los reactivos En segundo lugar, para hacer una lista de qué es lo que hacen los hombres y las mujeres es necesario que la gente esté cataloga- da desde el principio en alguna de las dos categorfas, "hombres" o “mujeres”. Como Suzanne Kesslery Wendy McKenna demos- traron en su clisico estudio etnometodolégico de la investiga- cidn sobre género, el hecho de que el proceso sea uno en el cual laatribucién social utile tipologtas de género derivadas del sen- tido comin es ineludible. Entonces, el procedimien’o positivist se basa en las mismas tipologias que supuestament: se estudian cuando se hace investigucién de género. En tercer lugar, definir la masculinidad como “To que los hom- bres son empiricamente” es descartar situaciones en las cuales Namamos a algunas mujeres “masculinas’ ya alguos hombres “femeninos"; tampoco podriamos explicaralgunas acciones a las cuales llamamos actitudes “masculinas” 9 "femen:nas’, sip im portar quien las ejecute, No se trata de un to trivial de los ténmi- nos. Es crucial, por ejemplo, en el pensamiento psicoanalitico sobre las contradicciones en la personalidad. este usoes fundamental para cl analisis de génevo. Si ‘amos tinicamente de las diferencias entre el Bloque delos hombres y el bloque de las mujeres no necesitarfamos los térmi- nos “masculine” y "femenino”. Sélo hablarfamos de lv que es “de los hombres” v “de lis mujeres” o de “hombre” y "mujer". Las palabras “masculino” y “femenino” apuntan mds alla de la dife- rencia sexual categérica ¢ incluyen las formas en las cuales los hombres se distinguen entre cllos, v las mujeres entre ellas, en cuestiones de género." bye ta mnuaculinidad aleanza sad In teorta normativa y la pretica po Kessler y Mekenina, 1978, desacrollagon un argumento tay importante Gilmoce, 1990, quien ve balances entre LA PAANIZACION SOCIAL DE L¢ MASCHLINIDAD 107 Las definiciones normativas reco iocen estas diferencias ¥ ofrecen una norma: la masculinidid es lo que los hombres de- ben set. Esta definicion puede encont arse en los estudios sobre os medios de comunicacién, en las d.scusiones de ejemplos co- mo John Wayne o cle géneros filmico: como el “thriller”. La teo- ria de los roles sexuaies mas estricta s acerca ala masculiniclad justo como una norma social para el cc mportamiento de los hom bres. Ein la practica, los textos sobre el rol sexual masculino a me: nudo mezclan definiciones normativ 1s con esencialistas, como enel trabajo de Robert Brannon sobre Ja huella de masculinidad de “nuestra cultura”: No Sissy Stuff, “he Big Wheel, The Stardy Oak and Give ‘emHell (No es juego d Niftas, la Gran Rueda, el fuerte Roble y Llévenlos al Infierno) Las definiciones normativas perm ten que hombres distintos, se aproximen de diferentes formas a las normas. Sin embargo, pronto se producen paradojas, com las que se detectaron en Jos primeros escritos del movimiente:de liberacién de los hom- bres. Pocos hombres se ajustan ala “h sella” omuestran la rudeza yla independencia de Waynes, Bogart 0 Fastwood. (Las mismas peliculas dotectan este aspecto en pac xlias como Blazing Suidles y Play it Again, Sarr) ay de "sormativo" en una norma a laque nadie se ajusta? cTendriames jue decir que la mayor Jos hombres sun “poco masculinos"? Cémo probamos la tude: za necesaria para ajustarse a la norte a de rudeza, 9 el hero'smo necesario para ser denominado g2y? i atin mis sutil es qu? una definicién merameny tenormativa no puede convertirse en fa base de una masculinidad alnivel de la personalidad. Joseph Pieck idomtific6 certeramen telas suposiciones, poco garantizacz, que consideraban que el rol y la identidad se correspondian. }'sta suposicion es, creo yo. Ja razén por Ja cual la teoria del ri sextial stele acercarse al esencialismeo. Lasaproximaciones semidticas aks ndonan el nivel dela perso- nalidad ydefinen la masculinidiad a t-avés de un sistema de dife- rencias simbolicas en el cual se contrestan los espacios masculizwo le Sobre fa “primaeta de la atibucion de! ener, Para conocer uns brill fusion sobre las miujerus miasculinas,véase Cevor 1989 Easthope, 1986; Urannon, 19 tox EL CONOKLMIENTO ¥ SUS PROULENAS. y lemenino, Asi, la masculinidad queda definida como la no fe- ridad. Este modelo sigue las formulas de la linguistica estructural en la ctl los elementos del discurso se definen por las diferencias que existen entre ellos mismos, Los andlisis cultureles feminis las y postestructuralistas del género, el psicoandlis's lacaniano ¥ los esiudios del simbolismo han utilizado ampliameate esta aproximaciGn, El resultado es mas que un meto contreste abs- tracto entre la masculinidad y la femiinidad del tipo del que se encuentra en las escalas wir. En la oposicién semistica entre la mascillinidad y la femninidad, la primera constituye un término sin marcar, es el lugar de la autoridad simbélica. El falo esel sig- nificante de dicha autoridad y la feminidad se define de mane ra simbolica como uma carencia Esta definicion de masculinidad es muy ail en el andlisis| cultural. Se escabulle de la arbitrariedad del esencialismo y las paradojas de las definicfones nortuativas y positivisias. Sin bargo, st alcance es muy limitaco—a menos que se estima, como cicrta parte de la teoria posmoderna hace, que el anilisis social sélo puede referirse al discurso—. Para poder manejar elemplio rango de euestiones miadas con la miasculiniciad necesita- mos formas para referirnos a otro tipo de relaciores: a las que sedan en los ambitos de la produccién y el consumo; en imbitos de las instituciones y el medio ambiente natural; e1 ambitos de luchas sociales y militares —ambitos todos que estiin igedos al genero. El principio de conexiones si puede que un simboto sélo puede comprenderse dentro de un sistema le simbolos relacionados entre sf bien puede aplicaise @ otras es- feras. Solo un sistema de relaciones de xénero pusde prodacir alguna masculinidad tentar definita la masculinidad como umn objeto (un tipo de cardcter natural, un promedio de comportamiento, tna norma), necesitamos centrarnos en los process ¥ las rela: neralizarse, La idea de teak bi ia sobrela masculinidad rics comin encenbsa-seron wre te semiotics, ¢ genera synh apeosnacton as ‘onirars em tate’ ificos de géner9, Sin ersioarzn, Saco, 1992, olveve tua delensaunuycliva ue este tipo le perspective y su potenetal svcd llueidarse eT » Craig, 1982, NDAD tos ciones a través de los cuales los hombres yas mujeres viven vidas ligadas al génevo. La masculinidad, hasta el punto en que el ter mino puede definirse, es un hugaren {es relaciones de género, en laspracticusa través de las cuales los Hombres y las mujeres ocu- pan ese espacie en el género, yen les efectos de dichas practicas en la experiencia corporal, la personelidad y la culture. EL {PRO COMO UNA ESTRUCTURA DE LA PRACTICR SOCIAL, Enesta scocién presentars, tan brevemnente como sea posible, el anclisis del concepto géitero que sostione el argumento del libro, El género cs una de las formas en |as que se ordena la pricti- casocial. Enlos procesos de género, Ia conducta cotidiana 2 01 ganizaen relacion con un ambito rep “oductivo, definido por las estructaras corporales y los procesos de reproduccién humaa Este dmbito in-luye la excitacién y el intercambio sexual, el na- cimientoy cuidado infantil, las diferencias v semejanzas sexta les corporales. itilicé la frase “ambito reproductivo” y no "base bioléxica” para enfatizar, como ya mene el capitulo 2, que estamos hablando de procesos historicos que involucran al cuerpo ¥ no de una serie fija de determirantes bi slogicos. El gé practica social que se reliere comstentemente a los cuerpos ¥ alo que éstos hacen; no es una préctica social que se redux tnicamente al cuerpo. Es mas, pode nos decir que el reduccio- nismo es justo lo contrario de la sitzacién real. La nocion de géncro existe precisamente en tantc que la biologia no dete mina o social v marca uno de esos womentos de transicicn en los cuales un proceso histérico sust tuye a la evohici ta, el concepto de género es escanclalos sociobiologta intenta abolirlo consta itemente al probar que los consensos sociales humanos sun el 1eflejo de imperativos evo. lutivos. La practica social es cteativa ¢ inve thiva, no rudimentaria pond a situaciones particulares y s+ origina dentre de estru: turas delinidas de relaciones sociale: . Las relaciones de género, las relaciones entre las personas y ics grupes organizados por , MARGINACION Conforme vamos reconociendo las relaciones que se establecea entre al género, la clase y la raza, t reconocer masculinidades multiple abién se ha vuelto comtia blancas y negras, obreras » Entrevista aloe-T en Coy ova fl Press Santa Cru, Cal, 21 deenero de 1998; Hoe’, 1979, * Rose, 1992, especialmente et capitulo 6 16 EL CONOEIMIENTO 5 SUS PRONLEAIAS y de clase media. Esto ha sido bueno, pero tambiér se corre el riesgo de simplificar demasiado la situacién, va que es muy faci, considerando este contexto, hablar de uyia masculsidad negra ound masculinidad obrera Reconocer que no hay solo una masculinicad es ei primer pa so, También tenemos que examinar las relaciones entre las di versas masculinidades. Es mds, tenemos que desmenuzar los nuundos circundantesa la clase y la raza, y analizarinsrelaciones, de género que operan en ellas. Después de todo, exist2n hom bres negros gays y obrerns ateminados, sin mencioara ls vio- ladores de clase media y los burgueses travestis, Para mantener un andlisis dinamicoy prevenir que el recono- cimicnto de la multiplicidad de las masculinidades se colapse enuna tipologia de personalidades, como le ocurri6e Fromm en Authoritarian Personality (La personalidad autoritarir), debernos centrarnos en lay relaciones de género que se establenan entre los hombres, "La masculinidad hegem@nica” no es un tipo de perso- nalidad fija, siempre igual en todas partes, Se trata ms bien de fa maseulinidad que ocupa la pesiciin hegeménica ea.un mode- lo dado de las relaciones de zsnero, posicidn que es sempre dis- cutible. Un punto de vista que se centre en las relaciones tambien ofte- ce mayor realismo. Recoaover masculinidades miiltiples, espe cialmente en una cultura tan individualista como ks de Estados Unidos, lleva consigo el riesz0de considerarlas com o formas de vida alternativas, esto es, como curstion de seleecién por ust con sumidor. Una aproximacion 2 las rclaciones facility rezcnocer las ineries compulsiones hajo las cuales se configura el genero, la ainargura y el placer derivacios de la experiencia dependiente del enero Considerando estas iineas generale, analicenios las précticas yrelaciones que constraven los principales patrones de mascu- linidad en el orden de género occidental actual Hegenronia El concepto de “hegemonfa’, derivado del andilisis que hizo An- tonio Gramsci de las relaciones de clase, se refiere 2 'a cinsmica LA ORGANIZACION SOCIAL DE LA MASCULINIDAO. 7 cultural por medio de la cual un grr» exige y sostiene una post- cién de mando en la vida social. Sin iraportar cusl sea el momen- to, la cultura siempre preferiré alguna forma de masculinidad. La masculinidad hegeménica puede definirse como la configu- raci6n de la prictica de género que incorporala respuesta ceep- tada, en un momento especifico, al problema de la legitimidad del patriarcado, lo que garantiza (0 s2 considera que garantiza) la posicién dominante de los hombn s y la subordinacién de las mujeres." Con estono quiero decir que quiens de forma mas visible por- tan la masculinidad hegernonica secn los ins poderosos. Pue- de tratarse de ejemplos, como los actares de peliculas, 0 incluso figuras fantasticas, como los personojes de las mismas. Los por tadores individuales del poder institucional o de grandes riquecas puecen estar lejos del modelo heger idnico en sus vidas perso- rales. (Ast, un miembro hombre de tna prominente dinastia de negociantes fue figura clave dal esccnario social gay y travesti de Svdney durante la década de los cincuenta debido ala riqueza yla proteccién que podfa dar en los aos de la guerra fria con- ta el acoso politico ¥ policiaco)."® Sin embargo, la hegemonia slo s¢ establecera si existe cier- ta correspondencia entre el ideal cu tural y el poder institucio- nal, colectivo sino es que individual. sf, los niveles mas altos en los negocios, la milicia y el gobierno sroporcionan una muestra colectiva muy convincente de la ma culinidad, poco perturba- da ain por las feministas o los homies disicentes. La principal caracteristica de la hegemonia es el exito de sti reclamo a la aut toridad, més que la violencia directa (aunque la violencia a me- nudo apuntala o sostiene a Ja autoridad), Es necesario enfatizar que la ma.culinidad hegeménica in- corpora una estrategia “aceptada act 1almente”, Cuando las con- diciones que cefienden el patriarcacio cambian, las bases de la dominacién de una masculinidad particular se erosionan. Los ' Rnfatizané cl cardeter dinamico del cor cepto de hegemonta de Gramsci ‘que no esta teoria funcronalisa dela reprodueisn cultural que siemprese pi Senta, Gramsci siempre imagind na lucha sal pore fiderago en el cambio histreo, "© Wotherspoon, 1991 (capituts 3), des ibe discrotamente este content, sin mencionae'alosindivido, 18 EL CONOCIMIENTO ¥ StS PROBL Mas nuievos grupos cuestionan las vicjas soluciones y construyen una nueva hegemonta. Las mujeres pueden desafiar la dominacién de cualquier grupo de hombres, En consecuencia, la hezemonia es una relacién histéricamente movil. Su Bujo y reflujo son ele: mentos clave de la descripcién de masculinidad que propone- ‘mos en este libro. En el capitulo 8 examinaré su larga historia y enel 9y 10 me referité a los cuestionamientos mas recientes. Subordinacion La hegemonia se relaciona con la dominacién cultural en la so- ciedad como un todo, Dentro de ese marco completo, se dan re- laciones de dominacién y subordinacién especificas, entre los grupos de hombres, que se estructuran de acuerdo al géncro. Elcaso mds importante en las sociedades europea y estadou- nidense contemporaneas es la dominacién de los hombres he- terosexuales y la subordinacién de los hombres homosexuales. Se trata de mucho mas que una mera estigmatizacion cultural de la identidad homosexual o gay. Los hombres gays se cncuentran subordinados a los hombres heterosexuales por teda tna serie de pricticas materiales. Los textos producidos en los inicios del movimiento de libe- racién de los hombres, como el de Dennis Altman, llamado Ho- mosexual: Opression and Liberation (El homoseaatal: optesion ¥ Iiberacién.), eaumeran dichas practicas y algunos esiudios las do- ‘cumentan, como el informe de 1982 del ws Anti-Discrimination Board, llamado Diserimination and Homosexuality (La discri- ninacidn y la homosexuulidad), Bn la actualidad, estas pricti- cas todavia forman parte de la vida cotidiana de los hombres hhomosexuales, entre ellas la exclusién cultural y politica, el abu- so cultural (en Estados Unidos, los hombres gays son ahora el principal blanco simbético de la derecha religiosa), fa violencia legal (como el encarcelariento bajo la acusacién de soilornta), la violencia cn la calle (que incluye desde la intimidaciéa hasta el asesinato), la discriminacién econémica y los boizots persona Jes, Poreso no sorprende que un obrero atstraliano, al reflexionar sobre su experiencia como producto de una cultura homofsbica, declarara’ LA ORGANIZACION SOCIAL DEA MASCULIMIDAD 119 No me habia dado cuenta en una vida espuria."” lidad de lo que es ser gay. Es vivir La opresién coloca las masculiniclades homosexuals en el fondo de una jerarquia entre los hoaibres que se estructura de acuerdo al género, Para la ideclogia patriarcal, la homosexua- lidad es el deposito de todo aquello que la masculinidad hege- monica desecha simbélicamente, ircluyendo desde un gusto quisquilloso al decorar la casa hasta et placer anal receptivo, Por lotanto, desde el punto de vista de la mnasculinidad hegeménica, la homosexualidad se asimila con facilidad a la feminidad, De ahila ferocidad de Jos ataques homol6bicos, desde el punto de vista de algunas teorizaciones sobre lo gay. Lamasculinidad gay es la mas conspicua, aunque no es la tini- ca masculinidad subordinada. El etre lo de legitimidad también expulsa a algunos hombres y nifios heterosexuales. El proceso se caracteriza por una gran variedac de términos que denotan clabuso: adamado, bujartén, matic¢ a, invertido, gallina, puto, maricén, maripos6n, culero, cuatroj»s, afeminado, pato, sodo. mita y muchos mas.* Aqui tambien ouede detectar Iimites se confunden simbslicament> con la feminidad. -oino los Complicidad Como apunté, las definiciones norm ativas de la masculinidad seenfrentan al problema de que no muchos hombres se ajustan alos estéindares normatives. Lo misrio puede decirse dela mas- culinidad hegemdnica. La cantidac te hombres que practican rigurosamente el patrén hegeménicn en su totalidad puede sex muy pequefia, Sin embargo. 1a mayvria de los hombres ganan con esta hegemonia, ya que se benelician de los dividendos de! ® Aliman, 1972; Ant-Diserimination Bos u 1982. Citas de Connell, Davis y Dowsett, 1993, p. 122 * Los términos que utiliza Connell sony p,wilksop, nend, turkey sissy, by liver, jess, yells bely, candy ass, ladsfinger, pushover cookie pusher, crea pull, motherfucker, paniywaist, muiher’s boy, mureyes, carole, deeb, geek, 2). toast cede, Decidimas poner algutos den apelatives que se usanien el es i 120 EL CONOCIAENTIO 8 SUS PROBLEMS patriarcado; en general, el hombre obtiene ventajas de la subor- dinacién general de las mujeres. ‘Como vimosen el capitulo 1, las descripciones dela masculini- dad normalmente se han ocupado de sindromes y tipos, node nti- meros. Sin embargo, a la hora de pensar sobre la dinaraica de la sociedad como un tado, los niimeros son muy importantes. La politica sexual es politica de masas y el pensamiento estratégico necesita ocuparse de los lugares en los cuales se encuentran las miasas dé gente. Si una gran cantidad de hombres tiene alguna relacién con el proyecto hegeménico pero no incorpora la mas- cullinidad hegeménica, necesitamos una forma de teorizar su situacién espectlica Esto puede lograrse si reconocemos otras relaciones entre Jos grupos de hombres: relaciones de complicidad cor el provec- to hegemdnico. Las masculinidades que se construyen en formas que aprovechan el dividendo del patriarcado, sin las tensiones 0 riesgos que conlleva estar en la vanguardia del patriarcado, son -Omplices, segtin este punto de vista. Es grande la tentacion de considerarlas solo versiones sutiles de la masculinidad hegemonica —la misma diferencia qne exis- te entre los hombres que gritan cuando ven los juegos de futbol americano en la televisi6n y los que corren en el iodo yse tiran— Sin embargo, la situaci6n es mas precisa y esté muche misama- sada. El matrimonio, la paternidad y la vida comunivaria a me- nudo suponen compromisos profundos con las museres, y no una dominacién evidente o una muestra incuestionchle de au- toridad.!* Muchos hombres que aprovechan los dividendos pa- iriarcales también respetan a sus esposas ¥ madres, nunca son violentos con las mujeres, hacen lo que les corresponde en el tra- bajo de la casa, Hevan su salarioa la familia y estan convencidos de que el feminismo se debe a extremistas como las q-1e quema- dan los brassieres el siglo pasado. " Por ejemplo, fas familias blancas estadounidenses deseritas en Robie, 1976, LAORGANIZACION SCH DIE.) MASCULINIDAD. 124 Marginacién Ta hegemonia, la subordinacién y le complicidad, como las ceti- znimos anteriormente, son relaciones i wermas del orden de géne- ro, La interaccién del género con otvs: estructuras como la clase vy la raza ocasiona nuevas relaciones ntre las masculinidaces. En el capitulo 2 apunté la forma vn la cual la nueva tecnolo- fa de la informacion se convirtié en un vehfculo que redefinia as masculinidades de la clase media, en un momento en el cual dl significado del trabajo de los obreras se cuestionaba. El pro- blema no es el de una masculinidad de clase media fija que se en- frenta a una masculinidad obrera, te1abién fija, Ambas se estan reconformando por la dindmica secinl en la cual las relacinnes de clase y génera interactian simulteneamente. Las relaciones raciales también pueden llegar a ser parte in- twgral de la dindmica entre masculin dades. En un contexte de ‘supremacia blanca, las masculinidades negras desempenan ro- les simbélicos para la construccién de género de los blancos. Asi, los grandes deportistas negres son ejemplo de fuerza masculina, mientras que la figura fantastica del ~iolador negro desempena tun papel importante en la politica se ial entre los blancos, papel muy explotado por la politics de dese ha en Estados Unidos, Ala inversa, la masculinidad hegemonic: entre los blancos sostiene Ja opresién institucional y el terror fisico que ba contextualiza- do la conformacién de las masculini lades en las comunidades negras, Ladiscnsién de Robert Staples scte el colonislismo interno, en su libro Black Masculinity (La ma sculinidad negra), mucstra el efecto de las relaciones de clase y rvza en el mismo momento. ‘Como sostiene Staples, el nivel de violencia entre los hombres negras estadounidenses s6lo puede comprenderse a través del cambio de Ingar que ha tenido la manvo de obra negra en el capt- talismo estadounidense, y los violentos medios utilizados para controlarla. El desempleo masivo y 2 pobreza urbana interac- inian fuertemente con e! racism institucional para conformar la ‘masculinidad negra.” + Staples, 1982,Labibliografia etadounik ense mas reclentesobrela masct linidad negra (por ejemplo, Majors y Goren 1998), se ha distanciado prescu: 2 EL CONOCIMIENTO Y SUIS PRODLEMAS Aunque el término marginacién dista mucho de ser el ideal, no puedo encontrarotro que explique mejor las relac iones entre las masculinidades de las clases dominantes y subordinadas, 0 de los grupos étnicos. La marginacién siempre es relativa ala forma de auoridad de la masculinidad hegemonica del grupo dominante. Asi, en Estados Unidos, los atletas negres pueden ser ejemplés de la masculinidad hegeménica, Sin embargo, la fama ylla viqueza de las estrellas individuales no tienen ringuna con- Secuencia profunda que se traduzca en mayor autoridad social para los negros. ‘Larelacion entre la marginacion y la autoridad puede existir tambign entre las masculinidades subordinadas. Un ejemplo no- table es el arresto y condena de Oscar Wilde, uno de los primeros hombres atrapados por las redes de la moderna legislacién con- tra la homosexualidad. A Wilde se le acus6 debido a sus relacio- nes con jovenes de la clase obrera homosexual, préctica que no fue atacada sino hasta que su contienda legal con tn rico aris- técrata, el marqués de Queensberry, lo volvi6 vulnerable. Estos dos tipos de relaciones —por un lado, hegemnon‘a, domi- nacién/subordinacién y complicidad, y, por otro, marginacién! autoridad— constituyen un marco en el cual podenos analizar masculinidades especificas. (Se trata de un matco disperso, pero la teoria social debe ser dificil). Quisiera enfatizar que términos como “masculinidad hegemonic” y “masculinidades margina das” no designan tipos de caracter fijos sino configuraciones de la practica generadas en situaciones particulars y en wna estruc- tura de relaciones mutable. Cualquier teoria realmente til dela masculinidad debe explicar este proceso de cambio. DInAuica HISTORICA, OLENCER Y-TENDENCIAS A LA CRISIS Para reconocer el género como un patrén social requerimos con- siderarlo como un producto de la historia y tambign como un Pantemente del analiss estructural de Staples a la tearta de ls ro ‘no sorprende el hecho de que a estategia politica que Favorece ‘arama de asesoria pata tesocializar a los jovenes neg. tllqnann, 1987 sexuales ia de los pro LA ORGANIZACION SOCIAL DE LA MASCCLINED AD 123 productor de historia, Enel capitulo ? defini la prictica ligada al igéneto como ontoformativa, camo constituyente de la realidad; el concepto exige que se considere la realidad social como dina- ica respecto al Gempo, Norinalmerte pensamos en lo social co- ‘mo algo menos real que lo biol6gico, 2n lo que cambia como algo menos real que lo que permanece ig'ial. Sin embargo, en la his- toria existe una realidad colosal, Se trata de la modalidad de la vida humana; precisamente lo que sos define como humanos. Ninguna otra especie produce y vive una historia, reemplazando radicalmente ia evolucidn orgiinica con nuevos determinantesde cambio. En consecuencia, reconocer la wrasculinidad y la feminidad como histéricas no significa considerarlas fragiles o triviales. Lo que se consigue es localizarlas de m anera firme en el mundo de laagencia social. Con ello surge una gran variedad de cuestiona- mientos acerca de su historia Las estructuras de las relaciones le género se forman y trans: forman con el tiempo. La bibliograa historica norialmente ha considerado que el cambio se da desde afuera del género—de la tecnologia 0 de la dinamica de elases, la mayorta de las veoes—. Sin embargo, el cambio también se senera dentro de las relacio nes de género, La dinamica es tan antigua como las relaciones de género mismas, No obstazte, dvrante los dios iltimos siglos ha sido definida con mas claridad :racias a que surgis una po- litica publica de género y sexualida4 Con el movimiento a favor del su iagio femenino y los inicios del movimiento homofilico,* el con licto de intereses involucra- do en las relaciones de género se Fizo visible, Los intereses se forman en cualquier estructura de desigualdad, lo que necesa- riamente define a grupos que sacarn ventajas (ose verdn en des- ventaja) de manera distinta al sostener o cambiar la estructura, Unorden de género en el queTos hoinbres domiinan alas mujeres no puede evitar constituir a los hornbres como un grupo de in: tereses preocupado por la defensa ‘ie la estructura, ya las miuje- res como un grupo de intereses prev cupado por cambiarla, Esto + *Homolitiz esun téemine pasado ce moda que fue wilado en an prin cipio en las orpanizacioues qe Kuehaban jr ls libertades civiles y homose Stes, Sigifia protomnosexual y no sso «2 refleea Ta sexsalidad 124 PL CONBCIMIENTO ¥ SUS PROMLEMAS es um hecho estructural, independiente de si los hombres como individuos aman u odian a las nuujeres, 0 si crecn en la igualdad 6 la subordinacion extrema, e independiente de si las mujeres en realidad buscan el cambio. Al hablar de ganancias patriarcales estamos relitiéndonos exactamente a la cuesti6n de los intereses. Los hombres obtie- hen una ganancia del patriarcado en lo que se refiere al honor prestigio y derecho a ordenar. También obtienen una ganancia material, En los paises capitalistas ricos, el promedio de los in- gresos de los hombres duplica el promedio de los ingresos de las mujeres. (Las comparaciones mas comunes de las proporciones de ingresos subestiman ampliamente las diferencias mismas, te- lacionadas con el género). Es mucho mas facil encontrar a hom- bres que controlen grandes bloques de capitales, como directores gjecutivos de grandes corporaciones 0 como duedos directos. Por ejemplo, de 55 fortunas estadounidenses con'mas de un bi Hon de délares en 1992, silo cinco estaban en manos de mujeres yen todos los casos, excepto uno, se debia a que lo hecedaron de hombres. Es mucho mis comin quelos hombres tengan el poder estatal: por ejemplo, es diez veces mas facil encontrar a hombres como miembros de parlamentos que a mujeres (en promedio conside rando a todos los paises del mundo). Ser porque los hoinbres hacen casi todo el trabajo? No: en Jos paises ricos, los estudios de tiempo y presupuesto muestran que las mujeres y los hombres trabajan en promedio mas o menos el mismo numero de horas al aio (a diferencia esté en qué tanto de este trabajo se paga).” Siconsideramos estos hechos, resulta que la “guerra de los se- xos" no es cosa de broma. La hucha social surge de desigualdades como ésta. La conchusiéa es que la politica de la masculinidad no puede preocuparse tnicamente de la vida personal ya iden- tidad. También tiene que plantear cuestiones de justicia social, 2) Para los patrones de riqueza, véase la investivacivn sobre los millonaos estadounitdenses de la revista Forbec, 19 de octubre de 1992. Sobre pattamen 1s, ase la Investigacion de 1993 de Is Union Interpariamentavi, iclusda en cel San Francisco Chronicle, del 12 de septiembre de 1995, y el United Nations Development Programme 1992, p 145. Los resultados de los estudio. que con siceran Jos tiempos y presupuestos sorprenderss a mas de una persons. sese Bittman, 1991 LA ORGANIZACION SOCIAL BIE: LA MASCULINDAD 12s Es dificil imaginar una estructura de la desigualdad a esta es- cala, que incluye el despojo masivo de recursos sociales, sin vio~ lencia, Lo que resulta sorprencente es que el género dominante es el que tiene y utiliza los medios de la violencia. Es mucho mis, comiin ver hombres armados que mujeres. Es mas, en muchos regimenes estructurados con base en el género, a las mujeres se Jes prohibe portar y usar armas (regla que, porsi furera poco, mu- chas veces se mantiene en los mismos ejércitos). Las definiciones patriarcales de la feminidad (dependencia, miedo) resultan en tun desarme cultural que pudiera ser tan eficaz.como uno fisico. sos de violencia doméstica a menudo muestran a mujeres adas, quienes, aunque lisicamente son capaces de valerse por sf mismas, han aceptado las detiniciones de quien las mal- trata y se vonsideran incomperentes ¢ indefensas.? La situacién ocasiona dos patrones de violencia. En primer lu- gat, muchos de los miembros del grupo privilegiado utilizan la violencia para sostener su dominacién. La intimidacion de las mujeres va desde los silbidos en la colle, el acoso en las oficiztas, la violacisn y el asalto domesticos, hasta el asesinato cometido por el “duefio” patriarcal de la mujer—-por ejemplo un marido separado—. Los ataques fisicos van normalmente acompanados por el abuso verbal a las mujeres (cut la mtisica popular recien- te que recomienda golpear a les mujeres se Jes llama putas). La mayorfa de los hombres no atacan n: acosan a las mujeres; pero quienes s{lo hacen nose considerun desviados. Por el contrario, normalmente sienten que tienen wia justificacién plena, que ejercen un derecho. La ideologia de la supremacta los auttoriza acomportarse asi En segundo lugar; Ia violencia se vuelve un elemento impor- tante en Ja politica estructurada con base en el género entre los hombres. La mayoria de los episodics de violencia grave (inclu: dos el combate militar, el homicidio y el asalto a mano armada) son transacciones entre hombres. Ei terror se utiliza como una forma de trazar limites y excluir, corao en la violencia heterose xual contra los hombres gays. La violencia puede convertirse en una forma de reclamar o asegurar la masculinidad en las uchas Seni, 1988, mento se basa en Russell, 982; Connell, 1985; Place, 1985 y 126 HL CONOCIATIENTO Y SUS PROBLEMAS de grupo. Cuando el grupo oprimido obtiene los medios para la violencia, el resultado es un proceso muy explosive —como lo atestiguan actualmente los niveles de violencia entre hombres negros en Sudalrica y Estados Unidos—. La violencie de las pan dillas de jovenes en las calles urbanas constituye un ejemplo no- table de ia alirmacién de masculinidades marginades en conira de otros hombres, andloga aa afirmacién de la masculinidad en la violencia sexual en contra de las mujeres.” La violencia puede utilizarse para reforzar una politica de gé- nero de caracteristicas reaccionarias, como en los recientes al {ques con bomba y Ios asesinatos en las clinicas de abortos en Estados Unidos. También debemos mencionar que la violenc: colectiva entre los hombres puede abrir posibilidades de progre so en las relaciones de género. Las dos guerras mundiales del lo xx produjeron transiciones muy importantes en el trabajo las mujeres, resquebrajaron la ideologia de género ¥ aceleraron la formacion de comunidades homosexuals. Laviolencia es parte de un sistema de dominacién, pero al mis. mo tiempo es una medida de su imperfeccién, Una jerarqurfa que estuviera fuertemente legitimada tendria menos nzcesidad de intimidar: La proporeion de violencia contemporine.sefiala ten- dencias hacia la crisis (para usar un término de Jt, wen Haber~ mas) en el orden de género modlemo. El concepto de fendentias a la crisis tiene que distinguirse del sentido coloquial en el cual hablamos de una “crisis de la mas- culinidad”, Como término te6rico, crisis presupone tin sistema coherente de algiin tipo, que se destruye 0 restaura gracias a lo {que la ctisis produce. La masculinidad, como hasta aliora hemos visto, noes un sistema segtin este sentido, Mas bier: ¢s una con Figuracion de la practica denéro de un sistema de relaciones de géneru. No podemos hablar de forma lézica de la crisis de una configuracién; en su lngar hablaremos de su fractura 0 transfor- macién, Sin embargo, si podemos hablar ligicamenis de la crisis de un orden de género como un todo, ¥ de sus tendencias bacta lacrisis.* * Mewerselimidt, 1993, pp. 105-117, 2 Para el eoncepto general de tendencias hsci ta ers, wane Habermas, 1976,0°Connot, 1987; paras televanciaenel eénero, Conte, 1587, pp 158-163, Lx ORGANIZACION SOCIAL DEL? MascD Estz tipo de tendencias a Ia crisis siempre incluirdn a las masculinidades, aunque no necesariar ente las Fracturarén. Las tendencias hacia la crisis provocaran, por ejemplo, intentos de restablecer la masculinidad dominant: . Michael Kimmel ha no- tado esta dinamica en la sociedad que vivie el cambio del siglo xixal xx en Estados Unidos, en donde I miedo al movimiento a favor del sufragio femenino enfatizé &' culto al hombre que tra- baja al aire libre, Klaus Theweleit in Male Fantasies (Fantasies masculinas) analizé el proceso, atin nis salvaje, que produje la politica sexual cel fascismo después cel movimiento por el su- fragio y la derrota alemana en la priroera guerra mundial. Mas recientemente, la liberacin de las taujeres y Ja derrota en Viet nam avivaron nuevos cultos a la verdadera masculinidad, en Estados Unidos, desde violentas pelicrilas de “aventuras”, como la serie de Rambo, hasta la expansion del culto a las armas y lo que William Gibson, en un aterrador es widio reciente, llama “cul tura paramilitar:”* Entonces, para comprender la fortoa en Ja cual se construyen, Jas masculinidades actuales debemes rastrear las tendencias ha- cia lacrisis del orden de género. Nose trata de algo scncillo, pero se puede comenzar utilizando como marco contextual las tes estructuras de las relaciones de géner » que ya definimos en ¢s- temismo capitulo, Las relaciones de poder muestran le evidencia mas visible de tendencias hacia la crisis: el colapso bistérico de la legitimidad del poder patriarcal y el movimiento raundial por la emancipa ci6n de las mujeres. El argumento se inantiene vivo gracias a la contradicci6n subyacente entre fa des igualdad de los hombres ylas mujeres, por un lado, vla Iégica t niversalizadora de las es tucturas del Estado moderno ¥ las relaciones de mercado, por lou. La incapacidad de las instituciones de la sociedad civil, espe- cialmente la familia, para resclver esta tensién provoca que cl Es- tado actie (desde Ia legislacién familar hasta en la politica de poblacién) de manera amplia, aunque incoherente, lo cual, a st vez, se convierte en el foco de la turbul-ncia politica. Las mascu- linidades se reconfiguran alrededor di esta tendencia ala © Kimmaet, 1987; Thewelelt, 1987: Gibson. *994 128 BI CONOCIMIENTO ¥ SUS PROBLEMAS través del contlicto sobre las estrategias de legitimacién y de las divergentes respuesias de los hombres al feminismo (capitu- 105), La tensién conduce a algunos hombres a los cultos a la mas: culinidad que acabamos de mencionar, pero a ot2vs los Ieva a apayar las reformas feministas. Las relaciones de produceién también han side un lugar en donde se dan los cambios institucionales masivos. Es notable el gran crecimiento que tivo, en los afios de posguerza, el empleo le mujeres casadas en los paises ricos ¥ la atin mayor incorpo- racién de la mano de obra de las mujeres en la economfa mone- {aria de los paises pobres. Entre la contribucién equitativa de los hombres v las mujeres la produccién y la apropiaci6n de los productos 4el trabajo so- cial, estructurados con base en el género, existe Una contradic- in esencial. El control patriarcal de la riqueza se sostiene por ‘mecanismos hereditarios que, sin embargo, convierten a ciertas mujeres en duefias dentro del sistema de propiedad, La turbu- lencia del proceso de acumulacién estructurado on base en el _género crea una serie de tensiones y desigualdades en las opor- Lunidades que tienen los hombres para heneficiarse del mismo, Algunos honibres, por ejemplo, son excluidos de los beneficios por ser desempleadas (capitulo 4); otros mas obtienen ventajas de sus relaciones con las nuevas teenok (véase capitulo 7), as relaciones de ca/exés han cambiado visiblemente al esta: hilizarse la sexualidad gay y lesbiana como alternativas miiblicas dleniro del orden heterosexual (véase capitulo 6). Las demandas elas mujeres, relacionadas con el placer sexual ;-el control so bre sts propios cuerpos, que alectaron tanto a la peactica hetero- sexual como a la homosexual, sostuvieran este cambio. Elorden patriarcal prohibe formas de emocién, efecto y placer que la sociedad patriarval misma produce. Las tensiones se desa- rrollan alrededor de la desigualdad sexual y los derechos de los hombres en el inatrimenio, alrededor de Ja prohibicion del afecto homosexual (dando por sentado que el patriarcado constante produce instituciones homosociales) y de la amenaza que las libettades sexuales simbolizan para el orden social s fiscas y sociales Respuesta aimpiamerte dictnentada por Kinavel ¥ Nastilles, 1992, La ORGANIZACION SOCISI BE LA MASCULINIDAD 129 Este esbozo de las tendencias hacis la crisis es una breve des- cripcion deum tema muy extenso, perc: tal vez sea suficiente para mostrar los cambios en las masculinidades desde una perspec- tiva bastante cercana ala realidad, EI panorama es mucho mas amplio de Io que las imagenes de! rol s: xual masculiao moxeraas el renacimiento de lo masculino prohindo suponen. La econo- nfa, el Estado y las relaciones globales estan involucradas, lo mismo que las relaciones personales domésticas. Las amplias transformaciones quw’ las relaciones de género suftido alrededor del mundo producen cambios extrema- damente complejos en las condiciones de a practica a las que tos hombres y las snujeres se tienen que enfrentar En este Ambito decambig, nadie puede ser tinicamer te un espectador ingenuo. Todos estamos comprometides a construir un mundo de r ciones de género. La forma en la cual este mundo se construye las estrategias que dliferentes grupos siguen, los efectos que se obtienen, son cuestiones politicas. Los hombres, al igual que las mujeres, estén encadenados a los patr anes de género que han he- redado. Los hombres también deben ‘ener opciones politices er 1 nuevo mundo de relaciones de género. Sin embargo, dichas opciones siempre se presentara en cireunstancias sociales con cretas que limitaran aquello que pu2de intentarse; las conse- cuencias no son faciles de controlar: Comprender tun proceso hist6rico tan profundo y complejo como el anterior no es una tarea para la teorizaciénd priori. Re quiere de una investigacién concrete; de forma mis exaeta, de una serie de estiidios que puedan ilustrarla dina esel proyecto de la segunda parte de! preseate libro.

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