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PITULO DE uMOIC, Publicado en. “HOLMEN Tiroamarivo DEL IW COLWGICH, MOVI,N® 65, 1.965. Bares UHIEINALES El sentido Antropolagico de ta Homosexualidad Masculina Dr Juan Coderch y Juan Vilaitella El hombre —y lo propio ocurre con la mujer— es un ser fundamental- mente sexual. Con esta afirmacién queremos significer que la sexuelidad no se reduce en el hombre a las relaciones eréticas con el otro sexo, sino que informs todos los actos de su vida, desde los més elementales y fisioldgicos (veg. la forma de orinar) hasta los mas complejos y trascendentes. La per- son humana es siempre persona sexual, y piense, acta, se relaciona con los demas, ama, odia y construye su vida sexualmente, es decir, como hombre © como mujer. El impulso erético hacia el sexo puesto no es més que una de las manifesteciones —quizés la més aparente y concrete— de la sexua- lidad, siendo la genitalidad, 2 su vez, uno de los aspects de este erctismo. Constituye un grave error confundir la sexvalidad con el erotismo y, por tanto, asimilar a hemosexualidad con el homoeratismo, Es indudable gue los. im pulsos eréticos hacia los individuos del mismo sexo constituyen el sintoma més eparente de la homosexualidad, y aun el sintoma responsable de que jueces Y psiquiatras se ocupen de ella, pero atribuir @ tal sintora una importancia exclusive sélo conduce = desfigurar ei verdadero sentido del cuadro. El ho- moerotismo es, en realidad, el complemento iégico de la homosexvelided, es decir, de un estedo en que le sexvalidad que conforma totalmente ia vide del individuo no es la que corresponde a su propio sexo, sino la que pertenece al contrario. Lo que importa tener en cuenta es que la esencia de la homose- xualidad no es el impulso erético hacis los seres del mismo sexo, sino el re- chazo del vivir sexual que auténticamente corresponde al individuo. Dicho de tre forma, un hombre no es homosexual porque le inspiran horror los geni- tales femeninos —segin uns esquematizada formula psicodinémice— sino’ que le inspiran repulsién fos genitales femeninos por que él mismo ha rechazado el papel viril ave le pertoca El afeminamiento en el homosexual. Por afeminamiento no queremos significar la grotesce caricature de feme- niclad representada por el homosexual de afectados andares, cabello ondulado y tefido, estudiada pose y mas o menos manifiestas tendencias transvertistas El afeminamiento 8 que nos referimos no es el conscienterente adoptedo, sino 9 PSI EL SENTIDO ANTROPOLOGICO n el profundamente inconsciente, que sélo se pone de manifiesto en el curso de la psicoterapia. La existencia de tal afeminamiento explica la extraordinaria facilidad que los homosexvales tienen para reconocerse entre ellos casi instan- taneamente incluso en el caso de que permanezcan completamente extrafios en- tre si. En muchos casos estos hombres desprenden una tan sutil aura de fe menidad que se hace dificil describirla en palabras. Puede consistir en la for- ma de sostener fe cabeza, en la infleccién o en el tono de la voz, en la mane. ra de manejar las manos, en sus actividades en general o en la forma de fijar la mirada. Incluso el observador experimentado no siempre acierta a descu- brir cudies son los resgos de los que emana tan inefable axpresién de feme. nidad. Al través de! andlisis de la historia vital del enfermo, sin embargo, es posible extraer oran cantidad de elementos que explican y subreyan Is impre- sién iniciel. Debe hacerse notar que desde un punto de vista subjetivo, la ma- yor parte de los homosexuales se sienten horrorizados si observan en si mis- mos algén rasgo de apariencia femenina, ¢ intentan lograr que tal manifes- tacién pase desapercibida a los demés Durante la ‘psicoterapie afioran una y otra vez episodios, fantasfas, sue fos, recuerdos y deseos, formas de conducta, reacciones y sentimientos pro- pios de la orientacién femenina en el adulto homosexual. Aunque no pode mos detenernos en un examen detallado de este proceso, trataremos de enumerar brevemente algunos de los elementos que coadyuvan a él, Ast, los padres que se sienten disconformes con el sexo de su hijo pueden manifestar sus deseos tan eutil pero inequivecamente que el nifio se sienta obligado a satisfacer el deseo de sus padres. Le fuerza del impacto de las actividades parentales manifestadas no en forma expresa y directa sino oculte bajo el do- ble sentido de frases, gestos u observaciones apsrentemente intrascendentes © de significado opuesto pose considerable importancia. Esta fuerza puede ser una energla lo suficientemente poderosa para apartar al nifio de su propio sexo. los olores agradables o desagradables pueden atraer tempranamente ha- cia el sexo opuesto 0, por el contrario, producir una impresién de desagrado ante aquél, y, dado que el sentido del olfato posee primordial importancia para el impulso sexual, su impacto es Io suficientemente grande como para simbo- lizar en adelante le atraccién © repulsion sexual. Los dorados rizos que exci tan (a admiracién de las madres pueden quedar grabedos en le mente del nifio y seguir ejerciendo su efecto mucho tiempo después de la desaparicién de tales adornos capilares. Dominando todas estas impresiones existe siempre |e necesidad de sentirse querido y, especialmente, @ salvo en un mundo pobledo de aterrorizantes cristuras que pueden ridiculizer y stemorizer al nifio Encontramos fantaslas masturbatorias, en las cuales el masturbador esume ya sea el papel masculine, ya sea el papel femenino. Hellamos tarnbién inte- EL SENTIDO ANTROPOLOGICO 13 rés por las ropas femeninas y uso de las prendas intimas maternas: Sign ‘de los muchachos y de los juegos propios del sexo masculine prefiriendo ayudar @ la madre en las tareas propias de la case; maniobras tales como fecconder el pene entre los muslos pars simular el area pUblica femenina, rinar sentado en lugar de hacerlo de pie: jugar con mufiecas y preferir la compafiia de nifias, etc 2 Baséndose en el comportamietno de clertos homosexvales que se mank fiestan abiertamente con maneras femeninas, siendo completamente conscien- tes de este hecho y aun complaciéndose en él, se ha creido, erréneamente, que este comportariento puede aplicarse 2 todos los homosexuales. Este false presuncién ha motivado que se abandonara el sentido cel afeminamiento en Pr sindrome homosexual. Es también obvi que esta orientaclén femenina @ le que nos estamos refiriendo no puede ser originade por un componente biclégico, dado que el comportamiento feme: dido y depende de ta cultura en Ia cual se halla inmerso el individvo. La con- ‘ducta del hombre sexual refleja simplemente, los rasgos descritos a la feminei- ded en una ceterminada culture, no las consecuencias de un componente Lio~ légico. 0 es primordialmente apren- Seguidemente expondremos, con algun detalle, Ie adopcién de la actitud femenina en la nifiex como medida de seguridad y el complejo problems de |e formecién de la personalidad bésica en 1s cusi florece la homasexualidad, Adopeién de actitudes femeninas en la nifiez. El caso del nifio timido que vive pegado a les faldas de su madre y al que quizés éste viste y peina como @ una nifia, es un fenémeno femilier tan conocido como patético, En tales casos somos testigos del nacimiento de une neurosis, pero, en algunos cesos estamos también asistienclo al espectéculo de una solucién sexual cen estado naciente», Probablemente, en los primeros afios de la vida del nifio existe un momento decisivo en el cual se determine {ue e! impulso sexual se orienta hacia la heterosexvalidad o hacle te home cewvalidad, Los factores favorables, entre los cuales el més importante es el amor a una figura masculina, pueden ser suficientes para que el nifio apren Gs a vivir masculinamente y libre de miedos. Sin embargo, si la identificacién con una figura masculina no se produce, el nifio se aparta gradualmente de les Scupaciones masculinas, substitvyéndolas por intereses y aetitudes fomeninas En cualquier caso éste es un proceso extraordinariamente complejo, y el aban Goro del auténtico yo por un yo falso, inconscientemente sentido como més Seguro, es una transformacién insidiosa y que tiene lugar al través de un BOLETIN INFORMATIVO perfodo prolongado de tiempo. Al igual que la neurosis en la que el individuo se halla sumergido, la orientacién femenina tiene como principal propésito la evitacién y alivio de la angustia. Esta evitacién se consigue al precio de una detencién en el desarrollo del verdadero yo, quien queda reprimido desde una temprana edad. Con el paso de los afios, lo que en un momento dado fue una medide adoptada para evitar el miedo y la angustia, profundiza y arraiga has- ta convertirse en una forma de vida dificilmente mociticable. Personalidad basica Merece la pena que, por unos momentos, nos detengamos en el estudio del tipo de personalidad en el que con més facilidad tiene lugar el crecimien- to dei Impulso homosexual. Si empleames una terminologle psiquidtrica po: demos referirnos @ este tipo de personalidad como el tipo «pasivo-agresivo» © «pasivo-dependiente». En la terminologla psicoanailtica podria ser clasifica- da como «oralerética». Karen Horney ha ofrecido una exposicién muy exacte y detallada de este tipo de problema, al cual ella denomina esolucién auto- destructive», Los conceptcs de Horney son demasiado complejos pare que po damos hacer ahora una exposicién detallada de ellos, pero s! comentaremos algunos principios de interés pare nuestra hipétesis Indluciablemente, el impulso homosexual no puede desarrollarse en una personalidad totaimente opucsta a él. Por tanto, es avidente que ol hombre ho- mosexval ha de poseer ciertas cualidades, angustias, inhibiciones, sensibilida- des y, jo mas importante, una serie de valores que son peculiarmente consi tentes con una forma homosexual de vida. Al describir el tipo de neurosis en que se halla anclada la personalidad homosexual, debemos subrayar que tan neuréticos son homosexvales. En geneal, se trata de un sujeto que ests bus: canclo constantemente amor y aprobacién; amor en un sentido muy amplio, asi como al través de muy especiales caminos. Demanda amor y aprobacién de todos aquellos con los que se relaciona, casi de le misma manera que cualquier hombre exige incondicional amor de la esposa que él ha elegido para amorosas. Et extremadamente sensible ante todo 16 llener sus expectacion que pueda suponer falta de interés hacia él, lo cual vivencia como rechazo. Si llega a ser consciente de hostilided abierta, se siente angustiado e intenta la reconciliacién por todos los medios. Une caracteris ‘a de este tipo de individuo auto-destructive es su bisque da atanosa de una pareja ideal que ha de resolver todos sus problemas y satisfacer por completo sus necesidades de amor y aprobacién. Con él, ya no habré més soledad, no més responsabilidad por la propia conducta y deter- minaciones, ni mas encarnizada lucha contra un mundo enemigo. En lugar de EL SENTIDO ANTROPOLOGICO 15 a ello, se sentiré protegido, amado, alentaco y comprendido por todo y sobre fodo, gracias © 1o uel podrs adquirir un poderaso sentimianto de confianza en el propio valor. Lo realmente significative, en términos de las relaciones homosexuales, es que la necesidad que experiments el individuo auto-destruc tivo de unirse @ otro representa, en realidad, un proceso de anulacién. Su pro: pic yo y el sentido de su identidad llegan a desaparecer por completo en la personalidad del otro, en una especie de éxtasis al trevés del cual muchos homosexuales experimentan cada nuevs relacién como una fuerza integradora que regenera y levanta sus energias bloqueadas. Es caracteristico de este tipo de personalidad Is represién de todo lo que en ella pueda haber de agresivo, afirmativo y competitive, Esto, sin embargo, es mas aparente que real, ya que en sus relaciones con los demrids puede ser extremadamente exigente e incluso agresivo, aunque siempre en forma indirec- ta, Puede, por ejemplo, atormentar e su pareja con reproches cuando cree que sus esperanzas se han visto frustades, y a menudo se venga de su compafiero al través de su depresién, quejes continuas 0 escenas de celos. Esto no impide, desde Ivegu, que heya momentos en lo que evs mecanismos ce inhibicién se ven superados y prorrumpe en manifestaciones de célera y rabia, especial- mente con aquellos con los que se siente relativamente seguro. Pero, en gene- ral, es decdidamente cortés, generoso, lisonjero y agradecido por los fevores recibidos. Por otra parte, @ menudo se muestra extremadamente receloso acer ca de los verdaderos motives que se ocultan tras un comportamianto amisto- so 0 favorable hacia él; suspicacia que descanss en el sentimiento de que no merece tales atenciones, presumiendo, por fo tanto, que quienes se conducen favorablemente deben albergar ocultas intenciones, especialmente si la_acti tud hacia é! es de admiracién 0 de afecto. Debido a todo ello, ye desde Freud se conoce le intrincada relacién entre homosexvalided y resgos parancides. Es necesario un laborioso trabajo analitico para aclarar el complejo siste- ma de defensas elaborado al través de la integracién de las medidas adopta- {das para solucionar los conflictos basicos. Sin embargo, la experiencia clinica muestra que la més frecuente medida utilizeda para solucionar el conflicto en- tre dos distintas y compulsivas filosofias de le vida consiste en la supresién de una de ellas y la elevacién de la otra, de manera que las cualidades de festa Ultima alcancen el més alto lugar en [a particular jerarquia de valores del individuo. EI usual cuadro de valores asf constituide en el homosexual parece corresponder a la solucién auto-cestructiva. Neturalmente, este rasgo compulsive no se halla claramente y en forma reconocible en la conciencia sino que ha sido reprimico fuera de ella. La homosexualidad es, en parte, une radical y adicional solucién al conflicto bésico. Si Ia solucién auto-destruc tiva amenaza con penetrar en la conciencia, la solucién homosexual se acre: cienta y le cierra el paso. 16 BOLETIN INFORMATIVO. Desde luego, un nUmero variable de necesidades son satisfechas también mediante la transexualizacién. Como simple enumeracién de ellas mencionare- mos la liberacién de posibles responsabilidades tales como paternidad, matri- monio, dependencia econémica, etc; asi mismo, liberacién de mUltiples formas de presign eterna y tensién interna. La homosexualidad permite escapar @ Un mundo de promiscuidad e irresponsabilidad, es decir, un mundo aparte en e| cual el sistema de valores, deberes, dignidad ¢ indignidad, etc., por el que se rige el resto de la humanided no cuenta apenas para nada, Naturalmente, es superfluo decir que esta libertad es tan ilusoria como los placeres propor- cionados por la inversién sexual, ya que, en resumidas cuentas, tan solo em Vilecimiento y sufrimientos aguardan a quienes han escogido le homosexvali dad como solucién a sus problemas internos. Cada rel iniciada con la esperanza de hallar en ella la felicidad, camine a su destruccién desde e! comienzo y, una vez ha llegado @ su inevitable fin, la amargura y el resentimiento son su herencia fatal. Esta afirmacién se ve irrefutablemente co- rroborada por los numerosos svicidios, violencias y crimenes protagonizados por los homosexvales. Suele decirse que no existe odio comparable al de una mujer burlada, pero podemos afiadir que se ve superado, con creces, por el que experimenta el homosexual que se siente rechazado. 9 homosexual, aun Asi pues, resumiendo la teoria expuesta, poemos considerar la homose- xualidad como el resultado de la adopcién inconsciente de las actitudes y com- portamiento culturalmente adscritos @ la feminidad, como solucién a un con- flicto neurdtico, ineluyendo en tal comportamiento la expresién de los impul- sos sexuales que demandan su satisfaccién. Es comprensible, desde este pun to de vista, que el hombre homosexual no pueda manifestar su sexualidad con une mujer, ya que una mujer es psicolégicamente algo igual a si mismo. Debe, por el contrario, hallar el ser opuesto a si mismo, y éste ha de ser, necesaria- mente, un hombre. Es, por ello, que numerosos investigadores han puesto en eviclencia que en muchas relaciones homosexvales se halla un componente he- terosexual. Creemos que este componente es esencial, y puede manifestarse en algin nivel de mayor o menor profundidad, mediante un adecuado andlisis. Masturbacién y homosexualidad. Dentro de la génesis ce la homosexualidad juega la masturbacién un in portante papel, cuyos rasgos fundamentales intentaremos analizer Indudablemente le masturbacién es, por su temprana edad de inicio, ta primera experiencia orgésmica consciente y voluntariamente buscada, y cons- tituye durante un largo periodo de tiempo la Gnica forma de satisfaccién de EL SENTIDO ANTROPOLOGICO 7 las pulsiones sexuales, No es de extrafiar, por tanto, que intervenga en forma importante en la configuracién personal del individuo. Este experiencia genital se realiza en el propio cuerpo, es decir, en un cuerpo masculino, pudiendo por ello afirmarse que se trata de un esbozo de experiencia homosexual. La repeticién del acto masturbatorio da luca profundo y familiar del propio cuerpo como objeto sexual. Todo lo que de cio de la adolescencia, queda eliminado ante le seguridad y confianza que des- a un conocimiento cada vez més misterioso y perturbador haya podido tener Ia experiencia sexual en el. ini- pierts el propio cuerpo. Al mismo tiempo, el hdbito de la masturbacién produce una introversién del estimulo sexual. En la sexualidad madura, el estimulo que despierta y pone ‘en marcha el impulso lo constituye un individuo del sexo opuesto, cuyos atri- butos fisicos y psiquicos tienen una propiedad particularmente excitante. Eh masturbador, por el contrario, acude a la masturbacién llevado de determina- das sensaciones corporales, localizadas en genitales unas y generalizadas otras, que se reproducen periédicamente una vez ha transcurrido cierto tiempo, va- riable en cada caso, desde Ia Ultima eyaculacién. Asi pues, la masturbacién va independizando, cada vez mas, a la actividad genital del estimulo que re- presenta el sexo contrario, puesto que e! excitante que impulsa a recurrir a ella parte esencialmente del propio cuerpo, es decir, de un cuerpo masculino. A partir de le actividad masturbadora invetereds el cuerpo femenino se hace extrafo y ajeno a la propia sexvalidad. Muchos masturbadores relatan que al intentar sostener relaciones sexuales con una. mujer han notado una total falta de atraccién hacia el cuerpo femenino —muy distinto al que se les re- presenta durante las fantasias masturbatorias— que da lugar @ una impotencia ©, a la imposi obtiene, @ la produccién de un orgasmo muy insatisfactorio en relacién con idad de obtener el orgazme © en los casos en que ésto se el obtenido mediante Ia autoerastia. Mientras el cuerpo femenino aparece como algo inhéspito y desconocido, el cuerpo masculino produce una impresién de confianza y familiaridad, y adop- ta el papel de objeto dador de placer. En el proceso masturbador existe, pues, una actividad genital en espejo, puesto que es uno mismo el que da placer y el que lo recibe, e! que acaricia y el que es acariciado. Precisamente en esta actividad en espejo es donde hallamos e! paso de transici6n de la masturka- cién a las précticas homosexvales. No es casualidad que, especialmente en su fase inicial, tas actividades homozexuales consisten primordiaimente en mas: 18 BOLETIN INFORMATIVO: turbacién motwa. La mayor parte de los homosexuales se limitan, en las re- laciones con su pareja, 2 la masturbacién simulténea o consecutiva, siendo el coito anal practicaclo en un numero muy reducido de casos y, generalmente, fen una fase tardia, excepto en aquellos casos en los que es aceptado @ ins tancias de una pareja de mayor edad y experiencia en esta clase de maniobras, Al través de la masturbacién, el individuo comienza 2 quedar fijado en el propio sexo, estableciéndose un desdoblamiento funcional de la personalidad mediante e! proceso de dar y recibir. Si en los primeros tanteos realizados hacia la bisqueda de la pareja sexual se produce un encuentro con esta ima- gen en espelo —representaca por un individuo del mismo sexo— que du- ante tanto tiempo ha constituide el polo resonador de la actividad genital, existe un ndmero de posibilidades muy elevado de que este encuentro se reve- le como seguro, placentero y confiable, en oposicién al sentimiento de misterio y angustiosa expectativa que produce el cuerpo femenino, con lo que el indi Viduo se siente llamado a instalarse en el propio sexo. En relacién con este hecho, es sobredamente conocido por psiquiatras y médicos legistas la facilidad con que algunos adolescentes, que hasta aquel momento o habian presentado tendencias homosexvales, se dejan seducir por homosexuales de mayor edad cuando tal seduccién implica solamente maniobras de tipo masturbatorio. Esta facilidad, qu se svele interpretar como producto de una homosexvalidad ya establecida aunque inconsciente, es motivada por el hecho de que el seductor no hace més que adoptar el papel, ya preparado de antemano en las fantasias masturbatorias, de imagen en espejo productora del placer sexual, liberando, ademés, al adolescente del esfuerzo que supone el desdoblamiento activo y pa- sivo de la propia personalidad.

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