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Cristianismo primitivo y paideia griega ‘Traduccién de Exsa Crema Frost Werner Jazcer ae FONDO DE CULTURA ECONOMICA aafoaco: Primera edicién en inglés, 1961 Primera reimpresién, | 1971 Segunda reimpredién, 1974 ‘Tercera reimpresién, 1979 Cuarte arta reimpresin, Quinta reimpresién, 1985, Titulo original: Early Christianity and Greek Paideia ©1961 The Belknap Press of Harvard University Press D.R.© 1965, FONDO DE CULTURA ECONOMICA, S.A. de CV, ‘Av. de ls Universidad 978; 08100 México, DAEe . ISBN 968-16-2080-5 Impreso en México PREFACIO El presente libro esté formado por las conferencias “Carl Newell Jackson” que tuve el honor de dar en Ja Universidad de Harvard en 1960. El profesor Carl N. Jackson, cuyo nombre se le ha dado a este curso, intervino en mi venida 2 Harvard y para mi tiene un profundo significado el poder dar prueba de mi imperecedera gratitud hacia este hombre en el mo- mento en que me despido de mis actividades como maestro en esta Universidad. En diversas ocasiones he examinado con mayor ‘Drevedad el tema de estas conferencias, que, por 10 dems, han sido ampliadas y se les han afiadido ex- tensas notas que forman parte esencial del libro. Pero ni aun en esta forma més amplia son una reali- zacién plena de mi plan original. Al escribir mi Paidera,* tuve la intencién, desde un principio, de incluir en la obra un volumen especial que tratara de la recepcién de la paideia griega en el mundo cristiano primitivo, Sin embargo, a pesar de que la mayor parte de mi obra a partir de entonces ha es- tado consagrada a la antigua literatura cristiana, ha sido justo la amplia mira de esta obra lo que me ha impedido levar a cabo mi plan sobre un libro més completo acerca de Ja continuidad histérica y Ja transformacién de la tradicién de la paideia grie- ga durante los primeros siglos cristianos. A mi edad** no puedo estar ya seguro de poder tratar el tema * Trad, esp.: Paideia, los ideales de la cultura griega, Fon- do de Cultura Econémica, México, 1962, ry ** Jaeger murié en octubre de 1961 a los 73 afios. [T.] 7 VI. LOS PADRES CAPADOCIOS No me es posible trazar, dentro de los Mmites de este libro, las consecuencias teolégicas de este con- 4 Les dos conceptos més clevados de paidele, que tras- : prictica e a | f i : LOS PADRES CAPADOCIOS 101 méticos aislados (Trinidad, Encarnacién, etc.) de Jos siglos siguientes y preguntamos en qué medida se anticipé a cada uno de ellos o con observar su poca claridad o sus errores con respecto a ellos. ‘Tampoco basta con aplicarle los buenos y viejos métodos de la del siglo xxx y pregun- tarnos quiénes son los autores filos6ficos que més inf en él, Mas bien, hemos de enfrentamos con la estructura de su pensamiento como un todo y preguntarnos qué funcién tienen en ella ciertas ideas principales, Su manera bisica de exponer es la del exegeta; se mueve al patejo de sus textos y es Nevado por lo que éstos dicen, Pero es evidente que hay ciertos motives que se presentan una y otra vez y que determinan la naturaleza de los problemas que se plantea, Entre ellos, tiene fundamental importancia el concepto de la paideia griega. Lo que se debe no sélo a las inclinaciones personales de Origenes, sino también a la posicién central que este concepto habla ocupado durante siglos en el pensamiento griego. Por ello no podemos explicar Ta importancia que tiene para él si lo tormamos como un fenémeno aislado. El verdadero sentido del asun- to aparecer4 solo sobre el trasfondo de toda la his- toria de la paideia helénica, cuyos efectos se extien- den mucho més alld de los Ifmites de la cultura nacional de la Hélade clisica. Al recoger esta idea central y darle su propia interpretacién, la religion cristiana mostré ser capaz de Sit nto igo més que una nueva secta religiosa. Dejé de estar simplemente a la defensiva y ofrecié su propia filo- sofia positiva como base para una reconciliacién entre el viejo y el nuevo mundo. Origenes tuvo 102 LOS PADRES CAPADOCIOS la muerte de un miéttir. La época no estaba atin madura para sus ideas. He tratado ampliamente de la escuela alejandri- na y del origen de la teologia cristiana, pues se tra- ta, en verdad, de la fase mds importante en las relaciones entre el cristianismo y la cultura griega. Seria un intento vano el tratar de completar el tema y, sin embargo, no puedo concluir mi exposicién de ste problema sin echar una dltima mirada a los grandes Padres de la Iglesia del siglo wv, después de que Constantino hubo admitido oficialmente al cristianismo dentro del Imperio romano. Sdlo a fi- nes del siglo 1v, durante el reinado de Teodosio, Uegé el cristianismo a ser la r-ligién oficial del Es- tado romano; sin embargo, su situacién cambié tadicalmente una vez que se puso fin a las persect ciones. La religién cristiana tenia ahora una fuerte posicién dentro del Imperio, Peto no podia cum- plit con Ja funcién unificadora y consolidadora para la cual habfa sido elegida por el gobernante si antes no 1) superaba el conflicto entre sus propias filas acerca de cual debfa considerarse como forma autén- tica del cristianismo y de si Cristo, cuyo nombre Uevaba, era en realidad su dios o no era tal, como sostenian los seguidores cle Arrio; y 2) mostraba ser capaz. de atcaer al amplio ¢ importante porcentaje de Ia poblacién pagana que alin se oponia a ella. Este porcentaje se encontraba entre las esferas mis altas de la sociedad; pero si bien en ciertas épo- cas y lugares de Ja historia de ta Iglesia pudicron ser consideradas como una quantité négligeable, tu- vieron una influencia mucho mayor en una civili- zacién cuyo fundamento social ‘era la educacién LOS PADRES CAPADOCIOS 103 superior. Para una gran mayorla de este tipo de personas la oposicién al cristianismo no era, en pri- mera instancia, un problema religioso interno o una fe positiva, sino un asunto de cultura. La tradicién de su educacién clisica se habia convertido para ellos en una religién con un poder considerable, ya que muchos de ellos eran hombres que ocupaban Jos puestos més altos en el Estado y la sociedad. Por lo tanto, eran un factor que habfa que tener en cuenta. Durante los siglos anteriores y cada vez que las viejas tradiciones religiosas —la fe en los dioses de la ciudad-Estado ateniense o de 1a Republica ro- mana— habian estado en peligro durante un tiempo de decadencia politica, el elemento més culto de la sociedad habia hecho del mantenimiento de la vie- ja religién un articulo de fe para todas las personas educadas; as{ lo hizo Isécrates en Atenas y Vartén en Roma por medio de su erudita obra, Antiquita- tes rerum humanarum et divinarum? Defendian la fe de sus antepasados como parte de su herencia politica y social y temfan las nuevas formas de culto religioso por considerar que eran una transicién a nuevos tipos de supersticién. En tanto que en Orien- te esta resistencia provino del propio emperador Juliano, una generacién después de que Constanti- no se hubo inclinado ante el cristianismo, en Ja Roma contemporinea (0 muy poco después) en- contramos el paralelo exacto: la famosa lucha del senador Simaco, jefe de la oposicién conservadora, 2 Esto hace més fécit de entender el por qué San Agus- tin se scfire continuamente @ la gran obra de. Vartny 1s Antiquitates, en su De civitate Dei. Acerca de] conservadu rismo religioso de Isécrates, véase en especial Areopagiticus, 29 y Paideia, 111, pp. 960. 104 LOS PADRES CAPADOCIOS y sus seguidores aristécratas, en contra de la des- aparicién del altar dedicado a la diosa Victoria en la curia, punto de reunién del Senado romano en el foro, En ambos casos, la persecucién sistematica del cristianismo por parte de Juliano y la lucha des- esperada de Simaco y su partido, resulta evidente que las cabezas principales de la oposicién pagana eran los representantes de la més alta tradicién cul- tural. Su punto de partida es su cultura, la paideia que, durante sigios, habia sido la ideologia cultural unificadora del Imperio romano y de la civiliza- cién que éte representaba. . Cuando, durante el reinado de Juliano, esta po- Utica antictistiana fue adoptada por el gobemnante del Estado, quien volvié al “helenismo” en su for- sa total, este lema vino a significar un clasicismo cultural y politico que incluia los viejos cultos reli- giosos a los dioses paganos; en otras palabras, la paideia griega se convirtié en una religion y en un articulo de fe? La religién era un objeto de restau- racién pagana politica y educativa. En esta forma, Ja Iglesia podia ser hostil a ella, aunque el estrato no intelectual de la poblacién cristiana lo era ya de cualquier modo. Pero éste era justo el punto en el que Jos cristianos de mayor ambici6n cultural y de mayor visién politica no podian seguir los instin- tos de la masa: ‘més bien, se pusieron a Ja altura de la situacién bajo una guia inteligente y, en 3 Ya nos hemos referido (véase supra p. 13, nota 6) 2 exte cambio caracteristico de significado en la palabra helle- niismos. Pero la situacién histrica en Ia que se desarrollé durante el conflicto entre Ia Iglesia y la restauracién nna es muy diferente de la del Nuevo Testamento, en el que “thelenes” significa los que no son ““hebreos”. © LOS PADRES CAPADOCIOS 105 vez de rechazar esta cultura sin més, hicieron un esfuerzo supremo por distinguir, en el nuevo “hele nismo” artificialmente animado, el clemento muer- to aun antes de nacer de la fuerza duradera y vital que ellos necesitaban, Fueron de la opinién de que no debia tomarse en serio todo el aparato de ordcu- los paganos, cultos de misterio y supersticin astro- Iégica. Pero, por otra parte, si el cristianismo mos- traba ser i de asumir la direccién cultural e intelectual, aun su victoria politica extema, de la que a Ja larga se sentian seguros, seria ilusoria, No era suficiente acufiar lemas y proclamar a Cristo como el nuevo peda; de la humanidad, como lo habla hecho Clemente de Alejandria, y decir que él cristianismo era la tinica paideia verdadera. Los cristianos debian demostrar el poder formador de su espiritu en obras de un nivel intelectual y artis- tico superior y arrastrar con su entusiasmo al pen- samiento contempordneo. Ese nuevo entusiasmo podrla convertirse en la fuerza creadora que se ne- cesitaba, pero nunca podria alcanzar su meta sin sar por tn severfsimo entrenamiento fisico y men- tal, tal como los gricgos de la Antigtiedad habian tenido que aprender por las malas. Necesitaban par- tir de lo elemental y después construir sisteméti- camente al hombre. Lo que necesitaban cra una escuela que les ensefiara a hacerlo. En una pala bra, tenfan que construir una paideia cristiana. ‘Cuando comparamos a un gran tedlogo de la &poca del Concilio de Nicea (325) con los guias teolégicos de la generacién de los Padres capado- cios en la segunda mitad del siglo rv, es obvio que &te fue el camino que siguieron. Hay desde luego 106 LOS PADRES CAPADOCIOS una continuidad estricta entre ellos por lo que res- pecta a su labor constructiva dentro de la Iglesia y sus grandes controversias dogméticas. Lo que San Atanasio logré como jefe de la Iglesia, luchador y mértit de su causa sigue adelante en la polémica inds sistemética de la generacién ior y en su amplia especulacién teolégica sobre la Trinidad y la Encarnacién. Pero los hombres de esa genera cién destacan en forma nueva el problema cultural. Los capadocios, Basilio y los dos Gregorios, no pro- claman programas para ¢l desarrollo de la religion de Cristo en su época, sino que revelan sus ideas a cada paso a lo largo de su obra. Son grandes tedlo- g0s, pero son algo mds que eso. A pesar de su gran aprecio por Orfgenes, al que citan con frecuencia, demuestran que ellos, lo mismo que él, consideran que la teologia es una gran ciencia que se basa en el iento superior y que es una tarea filos: de la inteligencia. Y esta ciencia es parte de la civi- lizacién que es la suya y en la que se mueven fami- Jiarmente, Esto no era posible sin una meditacién profun- da acerca de la relacién entre el cristianismo y la herencia griega. Origenes y Clemente iniciaron esta Tinea de pensamiento cn un alto nivel, pero ahora se necesitaba mucho més. Origenes habla propor- cionado a la religién cristiana su propia teologfa al estilo de la tradicién filoséfica de los griegos, pero los capadocios pensaban en toda una civilizacién cristiana. Se acercaron a esta tarea con un gran bagaje cultural que se manifiesta en todos sus escri- tos, A pesar de sus convicciones religiosas, que los hacen oponcrse a la revivificacién de la religién grie- LOS PADRES CAPADOCIOS 107 ga clésica que intentaban por su tiempo podcrosas fuerzas dentro del Estado, no esconden su gran estima por la herencia cultural de la antigua Gre- cia, Esta es Ja clara linea divisoria que trazan entre Ja religién y la cultura griegas. En esta forma, revi- vieron la relacién positiva y productiva entre el cristianismo y el helenismo que ya encontramos en Origenes, aunque en forma nueva y en un nivel di- ferente, No sera demasiado decir que, en su caso, puede hablarse de un tipo de neoclasicismo cristiano que tiene algo mas que un cardcter formal. El cris- tianismo surge ahora, a través de ellos, como here- dero de todo io que parecia digno de sobrevivir en la tradicién griega. Asi, no sdlo se fortifica a si mismo y a su posicién en el mundo civilizado, sigo que conserva y revive una herencia cultural que, en gran medida —y sobre todo en las escuelas de retd- rica de esa época—, habia Hegado a ser una imita- cién vacia y artificial de un modelo clisico petrifi- cado. Mucho se ha dicho acerca de los diversos renacimientos pee Ja cultura clasica, tanto griega como romana, ‘imentado en la historia de Oriente y Occidente. Pero sc ha prestado poca aten- 4 El emperador Juliano excluy6 a J05 cristianos como maestros de escuela, Debe de haberse dado cuenta del pe- ligro que para su causa se escondia en las roa re cdtutie de fs eisianes ge tome med pare prevenir tal desarrollo. Desde luego, ¢! Estado era capaz de sostener su edicto, cuando menos por algin tiempo. Pero mr istento de retawat la eligioa culty. de misterioe sgriega y de dotarla de una organizacién semejante a la de la fue de todo infctuoo. Sa also mie podetoso er Ws aie escuelas tradicional que dependia; les digentes rstance fs, Dutra estaban al cibo de ‘esto y trataron de hacer uso de esta misma arma. ieee 108 LOS PADRES CAPADOCIOS cién al hecho de que en el siglo rv d. c, —la época de los grandes Padres de la iglesia— hubo un ver- dadero renacimiento que dio a la literatura greco- romana algunas de sus mayores personalidades, fi- guras que han tenido una influencia duradera sobre Ia historia y la cultura de los siglos posteriores, hasta Iegar al presente. Resulta caracteristico de las di- ferencias entre el espfritu griego y el romano el hecho de que el Occidente latino haya tenido su San Agus- tin, en tanto que el Oriente gri jujo una nueva cultura a través de los Padres c oes, De los tres capadocios, San Basilio de Cesarea y San Gregorio Nacianceno recibieron una comple- ta educacién clésica. La familia de Basilio era ci- tadina y pertenecia 2 la clase propietaria del Asia Menor. Capadocia no habia di ado un pa- pel importante en la historia cultural del pais. habitantes eran, en su mayor parte, criadores o tra- tantes de caballos y las pocas ciudades Ievaban el sello tfpico de la vida de provincia, Gregorio Na- cianceno era hijo de un rico ciudadano que habia sido electo obispo poco tiempo después de su con- versién al cristianismo. Gregorio asistié a la escuela municipal de Nacianzo, en la que se ensefiaba ret6- rica segtin los modelos clisicos, por lo que desde joven le fueron familiares los grandes autores de la Titeratura griega. Lo mismo ocurrié con Basilio, que fa de una familia cristiana, influyente Gitte de Cesarea, Ja capital de Capadocis, Mie tarde ambos fueron enviados al centro de cultura superior, Ia universidad de Atenas. Se trata de la historia pica, que conocemos por las cartas de Si- nesio, obispo de Cirene, que estudié en Alejandra LOS PADRES CAPADOCIOS 109 y cuya maestra fue la célebre Hipatia, Al escribir a su hermano acerca de un proyectado viaje por mar a Atenas y habiéndole pedido que le sea enviada la correspondencia a El Pireo, Sinesio dice que espera encontrar en Atenas un escape a la insufrible gente que regresa de Atenas ¢ inunda las ciudades de! nor- te de Africa.’ “No difieren en sabidurfa del resto de Jos mortales ordinarios, no entienden a Aristételes y a Platén mejor que nosotros, y sin embargo se mueven entre nosotros como semidioses entre bes- tias de carga y todo porque han visto la Academia, el Liceo y la Stoe Poecile* en la que Zenén daba sus lecciones de filosofia. Sin embargo, el consul ha hecho desaparecer todos los murales de la Stoa Poecile (que ya no merece este nombre) y con ello hha menoscabado las pretensiones de sabiduria de estos hombres.” Aunque esto haya ocurrido con fre- cuencia, el caso de Basilio y de Gregorio Nacianceno fue diferente, Gregorio ha relatado la conmovedora historia de sus estudios en Alejandria y Atenas en su poética autobiografia, en la que su amistad con Basilio desempefia un gran papel. Pasaron por el curriculum ordinario, que incluia las artes liberales, la ret6rica y 1a filosofta, basado todo ello en amplias lecturas de los antiguos. Por ser cristianos, se en- contraban un tanto scparados socialmente de los otros alumnos, pero esto no hizo sino aumentar la seriedad con que tomaban su amistad y sus estudios. La mente provinciana tenfa una mayor receptividad 5 Sinesio, Epistola, $4. * Pértico pintado [T.]. © Gregorio Nacianceno, Poem. de se ipso, Migne, PG, XXXVIL CE. De vita sua, col. 1029 ss. uo LOS PADRES CAPADOCIOS que la del estudiante comin y corriente, y los escri- tos de Basilio y Gregorio dan fe de la sorprendente amplitud de sus intereses, que se extendian a las ciencias y Ia medicina, Todo este conocimiento tuvo més tarde su importancia para la Iglesia, cuando se convirtieron en los gufas espirituales de su época. Nunca ensefiaron estos temas, pero con ellos am- pliaron su horizonte intelectual y elevaron el ni de su inteligencia, En tanto que el enorme conoci- miento de Origenes estd sepultado en sus volumi- nosos comentarios, los capadocios comunicaron el suyo a todo cl mundo cristiano, sobre todo por me- dio del arte ret6tico de sus homilias. A partir del siglo 1v a. c., Ia ret6rica y la Filosofia habfan competido por el primer lugar en el campo de la cultura y la educacién. Para el cristianismo era un imperativo el poner a ambas a su servicio. Esto fue Io que ocurtié de hecho; hacia fines del si- glo tv d.c, la ret6rica y la filosofia cristianas domi- naban la escena. Quiz, en vez de generalizar, lo mejor para nuestro propésito sea ilustrar este cam- bio enorme por medio del ejemplo de un hombre, San Gregorio Nacianceno, quien, desde luego, no es tipico en este aspecto, aunque es un distinguido re- ptesentante de las ambiciones culturales de los cris- tianos. Sus homilias estén repletas de alusiones clé- sicas; conoce a fondo a Homero, Hestodo, los poetas trdgicos, Pindaro, Aristfanes, los oradores Aticos, Jos modemos alejandrinos, y también a Platarco y Luciano y a los escritores del segundo movimiento sofista, que son sus modelos directos en cuanto al esti- Jo. En este aspecto sobrepasa facilmente a Basilio y a Gregorio de Nisa. Cita 0 alude con frecuencia a Pla- LOS PADRES CAPADOCIOS ML tén y es obvio que lo hace gracias a un conocimien- to personal de muchos de sus diélogos; pero su mente no es filoséfica, como la de San Gregorio de Nisa, que es un pensador por derecho propio, aun- que menos brillante en la forma literaria que su ami- y homénimo. Este tiltimo da muestras de una sensibilidad estética que con frecuencia tiene algo de femenino y ultrarrefinado, casi mérbido. Es un maestro en el arte del epigrama agudo y la elocuen- cia teatral; se ve arrastrado en sus discursos por la emocién y la pasién, si bien no posee el poder reté- rico exuberante de un San Juan Criséstomo. Este mismo hombre es mis sencillo y natural en sus car- tas, pero aun aqui es estudiado su estilo. En su carta a Nicébulo nos ofrece una exposicién de la teo- xa ret6rica sobre el arte epistolar," y no cabe duda de que su rica cor lencia fue parte esencial de su ambicién literaria, y estaba destinada, como la de Plinio, més a la posteridad que aquel a quien se dirigia. Imita el ejemplo del tono personal y fami- liar de las cartas de Arist6teles, que ain existian en su época. Tanto en su despliegue de lo 1 como en Ia sentimentalidad de su oratoria fue cier- tamente el verdadero intérprete de la psyche de su tiempo. Su forma no es original en cuanto al uso de los ardides retéricos, pero los utiliza como una especie de instrumentacién sinfénica para el des- pliegue de un gran tema nuevo: los problemas de la vida y el pensamiento cristianos. La incongruen- cia de esta forma con nuestra concepcién actual del 7 CE Gustav Praychocki, De Gregori Nazianzeni epi tlie tiones selectae, Abh. d. Akad. d, Wiss. zu Krakan, Phil. Ki, 1912, y mi teseia en Scripta Minora, 1, 109. uz LOS PADRES CAPADOCIOS alma cristiana no debe impedimos el ibir lo que esta fusion significé ee contempordneos de Gregorio y su efecto sobre su gusto y sentimientos. 1Y en qué forma tan entusiasta respondié la mente bizantina de la Edad Media a esta mentalidad y elocuencia hierofanticas! ® Nosotros parecemos estar mis dis a aceptarla en sus discursos que en su algo pomposa, en la que el metro clésico aumenta la impresién de artificialidad. Pero, por este tiempo, se desarrolla entre los cristianos, tanto heréticos como ortodoxos, una gran produccién poé- tica. Sélo necesito mencionar a Apolinar de Lao- dicea y a Sinesio de Cirene. La ambicién de estos hombres era crear una verdadera literatura cristia- na, que fuera capaz de ofrecer productos de valia en todas los géneros. En et poema autobiogréfico de Gregorio Nacianceno, han encontrado expresién el supremo interés cristiano de un gran individuo religioso y el interés de esa alma solitaria en sus propios crecimiento y progreso espirituales, y con ello se enriquecié Ia literatura clésica con un nue- vo género; este poema ha hecho época en Ia historia de Ja expresién literaria de la personalidad humana sobre si misma, aunque en grado mucho menor que las Confesiones de San Agustin.® Pero cudnto gana de hecho San Gregorio cuando lo comparamos con Ja autobiografia estereotipada de su famoso contem- pordneo pagano Libanio, en la que el autor no hace ® Muy pronto el propio Gregorio Nacianceno se convirtié en tema del estudio y la educacién retéricos, y de la misma ‘manera su poesia fue muy admirada e imitada por la literatura bizantina. Ch Misch, A History i in Antic nity, Cambie Mass 1951 Th op OGL LOS PADRES CAPADOCIOS 3 ‘otra cosa que alabarse a s{ mismo y sus virtudes a lo largo de todo el escrito. No voy a entrar ahora en cuestiones filoséficas; pero en la historia intelec- tual de Ia Iglesia, la filosofia en general fue uno de Jos factores bésicos de crecimiento, y el menosprecio de este hecho es uno de los puntos mas débiles de algunas obras recientes, por ejemplo, la de Lietz mann, para no hablar de la de Cochrane?° En el campo de la filosoffa surgié algo que pue- de ser considerado como un paralelo de Ia cultura ret6rica y poética de Gregorio Nacianceno en los escritos de San Basilio y San Gregorio de Nisa, si bien debe darsele también su justo crédito al Na- cianceno dentro de la filosofia. Su libre uso de Ja tradicién griega fue muy criticado por sus contem- réneos y resulta interesante ver cémo defienden Bos capadocios su propia actitud. En la misma for- ma en que Moisés no sdlo aprendié sino que us6 la sabidurfa de los egipcios en la que habia sido inicia- do, asi Gregorio de Nisa defiende una practica li- eral en este respecto, y hace una referencia expre- sa al ejemplo que ha dado Basilio." No podemos 1© Acerca del libro de Lietzmann, The Ancient Church, véase la resefia de Eduard Schwartz, quien seiala con justicia 1¢ este libro admirable no justiprecia la influencia de la griega. Lo mismo puede decitse del atractivo libro de ©. N. Cochrane, Cristisnismo y cultura eldsica, Fondo de Cultura Econémica, México, 1949, en especial del capitulo “Nostra philosophia”. Sin embargo, Cochrane se ocupa sobre todo de Ia cultura latina, en la que las condiciones eran muy diferentes a las del Oriente. 41. Gregorio de Nisa, De vita Moysis, Migne, PG, XLV, col. 360. Gregorio hace una interpretacién alegérica de J vida de Moisés, tras de relatar los hechos histéricos; acerca de su exégesis véase mi libro Two Rediscovered Works of Ancient 4 LOS PADRES CAPADOCIOS omitir en este punto la consideracién de la famosa oracién de San Basilio acerca del estudio de la lite- ratura y la poesia griegas y de su valor para la edu- cacién de la juventud cristiana** Este documento fue la base de toda la educacién cristiana superior durante siglos, En él se rechaza el contenido moral y religioso de la poesia antigua, pero se alaba su forma. Esta distincién ha conservado su validez en todo el humanismo cristiano posterior ¢ ilustra bien la prdctica de los escritores cristianos de la de Basilio, Por sus palabras, contindan atacando al helenismo por sus debilidades, pero por su propia imitacién de la cultura griega muesttan como este juicio polémico debe ser modificado. En especial su filosofia muestra que su admiracién por las cosas griegas va mucho mds all de las meras formas, de no ser asi, ycdmo podriamos explicar la critica de aquellos cristianos que se quejan de que Grego- tio de Nisa interpolaba una filosofia extrafia a la Biblia? Sabemos que dijeron esto por el descubri- mieato reciente de la versién completa de sus dlti- Christian Literature, Leiden, 1954, pp. 134 ss. La canasta cn a que el ato Moise foe enaondrado do en al Nilo lo conservé por encima as ¢3 la paideusis cld- ‘lea compucsia. ‘De igual mance, hecho de que Moisés fuera educado dentro de la sabidurla de los egipcios es una sefial del gran problema presente de la Iglesia: eu relacién con la cultura gtiega clisica. Deberia ser usada para la “de- orscin interior” de la Iglesia con los spolia de tos paganos. San Agustin adopté més adelante tanto la idea del gran valor de ia cultura lirica como su detivacién del ejemplo de oists. 32 El pequefio libro de Basilio fue siempre Ja sy autoridad en la cuestién del valor de los extudios clésicos para 1a Iglesia, Existen innumerables manuscritos de él y ha tenido docenas de ediciones. LOS PADRES CAPADOCIOS us mas obras y, a mi parecer, la Vita Moysis fue escrita sobre todo como respuesta a esta acusacién2? Por otra parte, nada hay de entusiasmo ciego y acritico por las cosas griegas en un hombre que, como Gregorio de Nisa, pudo decir: “Nada es més carac- teristico de los griegos [y aqui debe de referirse cn primer término a los cristianos griegos] que su creen- cia en que la fuerza del cristianismo est4 en el dog- ma.” * Qué asombrosa distancia representa esto no tanto en relacién con el intelectualismo filoséfico griego en general, sino respecto a los griegos cristia- nos, en Ja medida en que son griegos tipicos, es de- cir, intelectualistas. Hace un contraste entre este modo intelectualista de tratar la religién y el hinca- pié en las “costumbres venerables”, con lo que al parecer se refiere a la parte litirgica del culto cris- tiano con su simbolismo, y los “misterios santos” de la fe2® Aparece esta afirmacién a la mitad de una investigacién muy filosbfica acerca de la intet- pretacién racionalista del cristianismo que hace el mayor tedlogo arriano de su época, el antiguo obis- 18 De instituto Christiano, Gregorio de Nisa; Opera, ed. Jaeger, VIII, parte I, Leiden, 1952, p. 43, 1-7, Las palabras importantes se encuentran ahora en el texto completo del libro; ef. mi examen tradicién textual del ‘De inst, Christ. en Two Rediscovered Works, pp. 50s. Las palabras que se refieren a los ataques hechos a Ta teologia filosética de Gregorio a en la propositio del tratado, es decir, de Goa npn rope dl tide de 1 propésito defensivo de toda la obra. Como he demostrado cen mi libro acerca de este tratado, debe pertenecer a los al- timos aitos de Gregorio, si no se trata de su obra péstum: 4 Gregorio de Nise, Contra Eunomium, ed. Jacge, lib It I 5% Operas ed. Jager, TE, Leiden, 1960, 286, 18, 15 Ibid, §'52; p. 285, 1935. 116 LOS PADRES CAPADOCIOS po Eunomio de Cizico. Gregorio se mantiene en la icién griega clasica, pero a la vez est4 por enci- ma de ella y es capaz de verla como algo extrafio. Al parecer, esto no se debe a que sea cristiano, ya que encuentra que tal intelectualismo es especialmente reprobable en los cristianos que se dan demasiado a las minucias dogmaticas, Quizd habia en su natu- raleza un elemento emocional més fuerte que en es- tas inteligencias mds formalistas,® y nos vemos Ile- vados a pensar en los siglos de entusiastas cultos religiosos que brotaron del suelo de Asia Menor, so- bre todo en el Ponto, Frigia y Capadocia, desde la Magna Mater de Pesino hasta los hipsistaros de la época de Gregorio. Cuando San Gregorio viajé a Jerusalén a fin de rendir culto en los lugares san. tos, sefialé, con amargura, que no encontré alli un celo religioso més profundo, sino mucha corrupeién y desde luego nada que pudiera compararse con el profundo ardor religioso de “nuestro pueblo de Ca- padocia”?? Quiz bajo su pulida cultura helenis. 36 Es caractertstico de la polémica de Gregorio contra Eunomio y sus seguidores a ape ctique su formalismo log ‘60 aristotélico varias veces (cf. el fndice de mi edicin del Contra Eunomium, vol, Il, s. v. “Aristoteles”). Usé aqui la Palabra “intelectualimma” en cate sentido, con cl sgniteada de tecnicismo légico, y no en el sentido en que la han usado algunos crfticos modemos de Platén al poner abjeciones a Ia concepcién platénica de que el conocimicnto de Dios es el factor decisive en la conduta humana, Cf., por ejemplo, Max Wandt, Der Intellektualismus in der griechis leipzig, 1907. , Gregorio de Nisa bas6 toda su teo- Toga en ee tipo de "guess, 2 saber, <) conoimicato de Dios, 17 Gregorio de Nisa, Epistulue, ed. i, TT § 95 Opera, ed. Jaeger, VIII, parte 22, Leiden, 1959, pp. 135. LOS PADRES CAPAROCIOS u7 ta, que le habia Iegado de Atenas a través de su hermano y maestro Basilio y a través de las escue- las habia un fuerte elemento proveniente de la naturaleza capadocia mds vieja y mis “bérbara”, y grandes reservas de energia humana y emocional no utilizada. Quiz4 esta mezcla fue una de las cosas que ayudaron a Ilevar sangre nueva a las arterias es- cleréticas de la tradicién ta. Pero lo que le hizo darse cuenta de tales diferencias fue su inte- lecto griego. Ademés de la influencia, siempre creciente, de Ja literatura y la forma artistica griegas, hemos tra- zado el recibimiento del ideal griego de la paideia ‘como tal por los escritores cristianos de los siglos mt y 1. A Origenes le sirvié como marco ideolégico para el desarrollo sistemético de una teologia cris- tiana en la que la fusién del cristianismo con el pensamiento filoséfico griego alcanz6 su climax. En San Gregorio Nacianceno el renacimiento de las an- tiguas formas literarias griegas por infusién del es- piritu cristiano da como resultado la creacién de una literatura cristiana capaz de competir con los me- jores productos de los escritores paganos conten réneos y que hasta los sol por su vitalidad y poder de expresién. San Basilio insiste en la recep- cién directa dentro de las escuelas cristianas, que 48 Gregorio nunca estudié en Atenas, pero siempre dz ‘a su hermano mayor, Basilio, ¢] nombre - M8 LOS PADRES CAPADOCIOS nuevo camino para tratar el problema. En sus pro- pios escritos es pricticamente un clasicista. A su actividad como maestro de retérica en sus afios ju- veniles se debe la gran atencién que presta a los asuntos de forma literaria, no sélo en sus propias composiciones sino también en su critica literana a otros escritores, por ejemplo, a su opositor el arriano Eunomio, cuyo estilo y ritmo en prosa censura Gre- gorio en mds de una ocasién.2” Con frecuencia nos recuerda en sus prefacios el género literario que va a usar en dicha obra y, como Isécrates, sefiala cudl ¢s el estilo y el tamafio apropiados para un trabajo particular o cuando puede emplearse una mezcla de 39 La educaciém gricga en las escuclas estuvo basada siempre en el estudio exhaustivo de Homero y los demas poctas griegos. En la época helenistica esta educacién tradicional, a la que se LOS PADRES CAPADOCIOS 9 dos géneros literarios como caso especial. En su elec- cién de las diversas formas que utiliza para los dife- rentes propésitos de su produccién literaria hay siempre una planeacién consciente. ya se trate de un tratado, un sermén, un didlogo, una carta. Su lenguaje sigue la tendencia de los clasicistas con- temporineos como Libanio y emplea el estilo neo- 4tico creado por el llamado segundo movimiento sofista; pero lo modifica mediante un nuevo tipo de pros ritmica acentuada a la que esté sujeta toda oraci6n 4 En dltimo anilisis, el espectaculo de este dltimo tevivir de uno de los rincones més remotos del mun- do helenista, que le permitié inspirar al resto un nuevo vigor creador, sigue siendo un milagro. Pue- de ser comparado con el renacimiento religioso y no LOS PADRES CAPADOCIOS literario del norte de Africa en el Occidente latino durante la época que abarca a Tertuliano, Cipria- no, Amnobio y Apuleyo lo mismo que a Tizonio ya los donatistas, y por ultimo, si bien es el mayor, a San Agustin, nacido en Tagaste, Estas provincias podian hacer una gran contribucién, pero necesita- ‘ban como instrumento el pensamiento latino y grie- go pata expresarse a si mismas y comunicarse unas con otras. Para todas ellas, la tradicién griega es el eslabén cultural supremo. Es una equivocacién el pre- guntar si siempre preservaron el matiz exacto de sig- nificado del arquetipo griego clésico. Lo que preser- varon fueron ciertas tendencias basicas de la mente clasica en tomno a las cuales pudieron cristalizar las ideas de su propia época. Su lucha con Ja herencia clisica desemboca en ciertas etapas histéricas que muestran claramente una lgica arquitecténica en su progreso gradual. El elemento helenista consti- tuye su medio intelectual y determina su ritmo dia- Kéctico, un gran ritmo histérico que siempre seri una de las razones de nuestro inagotable interés en este tema. i VIL SAN GREGORIO DE NISA Hustraré, mediante el ejcmplo, las ideas de San Gre- gorio de Nisa acerca de la paideia cristiana. La mente filoséfica de Gregorio no podia contentarse con el tipo de paideia que se habia tomado de las escuelas retéricas y de su tradicién. En su época se Mamaba sofista al maestro de retérica, y cra sin duda una profesién necesaria, Pero Platén le habia dado una idea més profunda de lo que debe ser la verdadera educacién del hombre. Una y otra vez aparece la preocupacién por este tema en sus dife- rentes obras. La forma en que trata de resolverlo demuestra que conocia a fondo la gran tradicién filoséfica griega y sus ideales culturales, pero a la vez constituye un nuevo punto de partida hacia una educacién cristiana y hacia Ja satisfaccién de sus necesidades. Con ello no nos referimos simplemente a la ensefianza de las doctrinas cristianas, sino al intento consciente de llegar a unz concepcién del desarrollo de la personalidad humana que hiciera justicia a las mayores exigencias de la filosofia pe- dagégica griega. En apariencia, San Gregorio de Nisa fue capaz —en mayor medida que su gran her- mano San Basilio y aun que Origencs mismo— de ver todos los aspectos de la paideia griega. La com- prendié como proceso formativo de la personalidad humana, que los grandes educadores griegos habjan distinguido en forma tajante de la sustancia que es el sine qua non del proceso educativo. Gregorio recurre en sus obras, una y otra vez, al concepto de educacién que era, por as{ decitlo, 12 12 SAN GREGORIO DE NISA el ideal a priori de toda la reflexién griega sobre este problema: el concepto de morphosis Su constante Tepeticién de esta imagen basica, que implica Ja identidad esencial de toda actividad educativa y la obra del artista creador, pintor, escultor, revela a naturaleza plistica de su concepcién de la paideia griega. Asf, pues, el ideal pedagdgico cristiano debe Tealizarse mediante una vuelta a esta visién filos6- fica. La metéfora del crecimiento gradual de la personalidad humana y de su naturaleza espiritual implica la analogfa con Ja naturaleza fisica del hom- bre; pero es expeifcamente diferente del desarrollo del cuerpo, y la alimentacién del alma debe tener SAN GREGORIO DE NISA 123 una proporcion diferente a la del alimento material que consumimes. El proceso espiritual que lama- mos educacién no surge en forma esponténea en la naturaleza sino que requiere un cuidado constante.* Las virtudes, sean morales 0 intelectuales, son fruto de la naturaleza del hombre y de su adiestramiento; pero desde el momento en que el cristianismo al- can26 una nueva visién sobre la complejidad de la vida interior del hombre, complejidad desconoci- da para la psicologia de la filosofia griega clisica, la perfeccién de la areté humana a la que aspiraban los antiguos filésofos parece estar mas alejada de su realizacin que en los tiempos clésicos. El viejo poeta Siménides, uno de los grandes campeones del ideal griego de areté, habia descrito a la diosa sen- tada en el risco més alto, inaccesible a la gran masa de los mortales comunes y corrientes y alcanzada s6lo por los m4s pacientes y mAs infatigables de los que ascendfan en su busca? En forma semejante, la virtud cristina descrita por Gregorio parece ser casi inalcanzable en la practica para quien no cuente con la ayuda divina. Para San Gregorio debe de haber sido necesario cl destacar esta antigua idea de la ayuda divina, que encontramos tan a menudo en la ia griega a partir de Homero y, mas adelante, en la filosoffa. Se convirtié para él en el punto en que podia introdu- citse el concepto, especificamente cristiano, de la 2 CE, Gregorio de Nisa, De institulo Christiano, Opera, cd. Jocger, VIIL, parte 1, p. 44, 27s, Véase también De perfecta forma Christian, pp. 173.8, del mismo volumen y ve SE Simones de’ Oocon 57, Anth 2 Ch Si , Anthologia Lyri Gravee, ed, Dichl, I, Lape, 1925 p. 8. 124 SAN GREGORIO DE NISA gracia divina dentro del esquema de la paideia clisi- ca, La concibié como la cooperacién del Espiritu Santo con el esfuerzo humano Pensadores teolé- gicos mds radicales, por ejemplo, San Agustin y, si- glos después, Martin Lutero, insistieron en que la iniciativa en este proceso no puede partir de la par- te humana sino s6lo de Dios, y por ello la synener. geia 0 cooperacién es prestada por el hombre y no por Dios; sin embargo, el concepto que San Grego: tio tiene de la virtud est4 mds cerca, en este aspec- to, de la ein clésica, Llega incluso a sostener que la a poder divino aumenta en propor- ibn al exfuerzo humano® No se trata de wh moto intento de acercar la idea cristiana al concepto clé- sico de areté, La verdadera razén es més profunda. Como Platén, San Gregorio piensa que, por natu: raleza, toda voluntad y aspiracién humanas tienden hacia “el bien”. Llama a este eros consustancial y conatural a la naturaleza humana y lo considera como su esencia verdadera.® De aqui se sigue que, en esencia, todo mal es ignorancia, ya que sélo el autoengaiio puede llevar al hombre, que la filosofia griega definié como “animal racional”, a elegir lo que no le conviene. Esta légica leva 2 San Grego- io, como a Platén, muy lejos, y su paideia no termi- na con esta vida sino en la siguiente. Como simbolo de la catarsis paidéutica del alma y su alejamien- to del mal, Gregorio acepta el mito platénico y el 4 Véase Two Rediscovered Works, pp. 86.5, 5 Véanse pp. 87-96, ibid., acerca del problema de la “sinenergia” y 1a recopilacién de pasajes del tratado de San Gregorio, De inet. Chet, Gregorio de Nisa, De inst. Christ., Opera, ed. Jaeger, VIL, parte 1, p. 40, 62. SAN GREGORIO DE NISA 1s dogma cristiano del castigo en e] mundo futuro; pero no acepta la idea cristiana del castigo eterno después de la muerte. Este pensador tedlégico concibe la paideia cristiana en términos metafisicos que pro- yectan su continuacién a dimensiones césmicas; pero Ilega a su conclusi6n en la restauracién final del es- tado perfecto de la creacién divina original, Aqui aparece de nuevo su creencia basica en la bondad esencial del hombre y de todo el mundo, creado bue- no en un principio por Dios. Y se debe a la misma taz6n por la que el de Nisa considera a Cristo como el médico, el que sana. Pues para él todo mal es por esencia una privaci6n del bien. La idea de la restau- racién final o apocatdstasis le viene a San Gregorio, junto con otros elementos de su platonismo, de Origenes, de quien el contemporineo del santo, Epifanio, obispo de Salamina, escribié en su gran obra sobre las herejias que todos sus errores se de- Dian a la paideia griega.? Si la paideia era la voluntad de Dios y si el cris- tianismo cs para el cristiano lo que la filosofia para dl filésofo, segin Platén —asimilacién a Dios—, el verdadero cumplimiento del ideal de vida cristiano €s cl esfuerzo continuo por Hegar a ese fin y por acercarse a la perfeccién en la medida en que esto €s posible al hombre. Asi como toda la vida del fi- Iésofo griego era un proceso de paideia a través de Ta ascesis filosdfica, asi para cl Niseno el cristianismo no es un mero conjunto de dogmas, sino la vida perfecta basada en Ia theoria o contemplacién de 1 Epifanio, Panarion, cap. 64, ed. Holl, Il, Leipzig, 1922, p. 729. En ella se describe a Origenes como “cegado por la paideia griega”. 126 SAN GREGORIO DE NISA Dios y en una unién cada vez més perfecta con El.* Es la deificatio y el camino a ella es la paideia, la andbasis divina, San Basilio fue el primero en or- ganizar la vida mondstica en el Asia Menor y en establecer una tegla para ella. En cambio su hetma- no, San Gregorio, consideré que su deber era dar a ¢sa forma de vida su filosof‘a. Lo hace asi al intet- pretarla como un intento de llevar a su realizacién plena su ideal de perfeccién cristiana, No todos se- rian capaces de seguir este camino, pero esta idea debia permear toda la vida de la Iglesia y de cada cristiano en la medida de lo posible. El entre esta concepcién y la idea griega de la vida filo- sbfica como meta y esencia de toda tilosofia resalta muy claramente, y no podiames dejar de notarlo aun si San Gregorio no lamara a cada paso al cris- tianismo la “vida filoséfica”, sobre todo en su forma ascética més estricta? No podemos entrar en mayo- res detalles, pero esta comparacién entre el cris- tianismo y la paideia filosética griega es, desde Iuego, mucho més minuciosa de to que puede exa- minarse aqui. 4 Cf. mi ensayo, “Die asketisch-mystische theologie des Gregor von Nyssa", Humanistische Redem und Vortrdge, Ber- lin, 1960, pp. 266s. © Ibid, p. 238. San Gregorio considera la religiin de Cristo como tna “forma de vida” (bios), a la que lama “a vida filosdfica” en todos sus escritos. "Toma esta com- paraci6n con otras formas de vida de la tradicién platénico- aristotélica y la transfiere al cristianismo, ya que durante Ios Siglos precedentes esa forme de vida able tomado un cardctet cada ver mds filoséfico, si no para todes los cristianos, sf guando menos oun intelectualmente superior, incluso ve, ideal monistico. Véase Two Rediscovered SAN GREGORIO DE NISA 127 Uno de los rasgos esenciales de la paideia griega que la convirtieron en algo tinico entre las diferen- tes concepciones de la educacién humana en otros pueblos es que no sélo consideraba el proceso de desarrollo del sujeto humano sino que también to- maba en cuenta la influencia del objeto de aprendi- zaje Si vemos la educacién como un proceso de moldeamiento o formacién, el objeto de aprendizaje representa el papel de molde que da forma al sujeto. EI molde formativo de la paideia griega primttiva fue Homero," y con el transcurso del tiempo ese papel se dio a Ja literatura griega en general.!? Los gtiegos no tenfan otra palabra para designarla, Para ellos resultaba del todo natural el considerar lo que nosotros Ilamamos literatura desde el punto de vista de la funcién social que habia cumplido a lo lar- go de su historia, Sélo en una época relativamente tardia se afiadieron las ramas mas racionales de la educacién a la paideia griega y se inventé el sistema de las “artes liberales”,’* entre ellas la retérica; por Ultimo se afiadié la filosofia. Las artes fueron agre- gadas al sistema como propaideia, y la filosofia, tal 30 Este punto de visia de la literatura como paideia es aplicado todo a lo largo de mi libro Paideis 11 Cf. Paideia, I, en especial el capitulo sobre Homero como educador. 22 Calimaca el primer erudto frisgo aus que eseribié_una historia de la literatura griega, 0 algo que puede comparitse- Je, le dio el titulo de Listas (pinakes) de aquellos hombres que han sobresalido en 1a paidcia total. 38 CE, acerca de los sofistas del siglo v a. c. como refor madores de la paideia primitiva, Paideio, 1, pp. 276296, Marrou, Histoire de Téducation dans antiquité, pp. 81-98. ‘Acerca del desenvolviniento de las artes, véase’ F. Ritschl, Opuscula Philologica, 111, 128 SAN GREGORIO DE NISA como Platén la concibié, Hegé a ser sinénimo de la paideia en el nivel superior* La concepcién que San Gregorio tenfa de la pai- deia cristiana corresponde a este esquema griego y es pricticamente idéntica a él, en la medida en que se refiere a la propaideia. Asi habla sido la en- sefianza que San Basilio y San Gregorio Nacianceno recibieron en Atenas, y en la misma forma modelé San Basilio a su hermano menor, San Gregorio de Nisa, al regresar de la universidad. La literatura griega clisica estaba incluida en este sistema, lo mis- mo que la retérica. Pero, dentro de la educacin eristiana, zqué correspond{a al nivel superior de Ia paideia griega, a} estudio de la filosofia? Como Ori- genes habfa ensefiado a sus discipulos a leer a todos Jos filésofos griegos, los capadocios hicieron un es- tudio serio de esta parte de la tradicién clasica y el Niseno, de mente més filos6fica, juzgé sin duda ne- cesario que los cristianos cultos siguieran este dificil camino, Pero cuando habla de paideia, se refiere sobre todo a lo que distingue su forma cristiana de Ja gricga. Asi como la paideia griega consistla del corpus entero de la literatura griega, asi la paideia cristiana es la Biblia, La literatura es paideia en la medida en que contiene las reglas més altas de Ja vida humana, a las que ha dado su forma mas duradera e impresionante. Es la imagen ideal del hombre, el gran paradigma. San Gregorio ve con toda claridad la analogia entre este concepto gricgo de literatura y Ja funcién de Ja Biblia. £1 no Iefa la 14 Acerca de la relacidim de las artes con la filosofia, cf. Stamer, Die éyxiuktog xoubela in dem Urteil’ der hen Philosophenschulen, Beilage mm Jabresbericht syinn. Kaiserslautern, 1912. SAN GREGORIO DE NISA 129 Biblia como simple literatura, de acuerdo con Ja ten- dencia actual. Esto seria una mala interpretacién total de su concepto de literatura, que era el con- cepto griego de la literatura como paideia, Asi habla sido educado, y la aplicacién de este tipo de lectura a la rclacién de los cristianos hacia la Biblia, era para él, en consccuencia, lo més natural del mundo. Nunca se causa de insistir en sus lectores acerca de esta idea basica de la educacién. La formacién del hombre cristiano, su morphosis,"® es el efecto del in- cesante estudio de a Biblia. La forma, el molde, es Cristo. La paideia del cristiano es la imitatio Chris- ti: Cristo debe tomar forma en é1.2° Esto se despren- de con toda claridad de la manera en que el Niseno cita la Biblia como autoridad sy . En vez de decir, “el profeta dice” 0 “Cristo dice”, como lo ha- rfamos nosotros, escribe innumerables veces “cl pro- feta Isaias nos instraye” o “el apéstol nos instruye” (paideuei), implicando con ello que lo que la Biblia ensefia debe ser aceptado como la paideia del cris tino." La forma misma de expresarse, y no tanto el hecho filolégico de que esto 0 aquello se encuen- tre escrito cn la Biblia, sino mas bien Ie funcién 38 Cf, supra, nota 1. 34 Ta declaracién mds explicita de esta idea de Cristo como woddlo del hombre y patticipacién de éste en El, se encucutra en el tratado de San Gregorio, De perfecta forma Christimi (0 De perfectione). 17 Sccéa imposible dar aqui Ia lista de los pasajes de Jas bias de San Gregorio de Nisa que mucstran esta manera corartertstica de citar las Escrituras; son demasiado numeresos. Urge un Index generulis del vocabniario de este pensador istiano a fin de facilitar todo trabajo futuro. Pero es una tarea que no puede emprenderse hasta en tanto no se haya completado Ia edicion critica de su obra. 130 SAN GREGORIO DE NISA formativa de lo escrito, indica su interpretacién pai- déutica de la autoridad. No es ley sino educaciée,"* La manera en que San Gregorio cita las Escrituras tiene algo que ver con esta idea bisica. Por lo ge neral, usa el verbo in en relacién con el autor biblico individual al que se refiere o en rela- cién con la persona de Cristo. Esto resulta tanto mds notable por cuanto que la Escritura (he graphe) es para San Gregorio, por lo comin, una unidad y no una coleccién de diferentes autores. Ha sido ins- pirada, como un todo, por el Espiritu Santo, y de E] deriva la autoridad pedagégica de los autores bi- blicos individuales. El Espiritu mismo es concebido como la fuerza educadora divina siempre presente en el mundo, que ha hablado a través de seres humanos que fueron sus instrumentos, La forma en que el Espiritu San- to habla a la humanidad en las Escrituras es la de un sabio educador que jamés olvida los estrechos limites de capacidad de sus discipulos. Si éstos son incapaces de comprender la verdad por un_acerca- miento inmediato al misterio divino, el Espfritu Santo los lleva a ella, por medio de la expresién simbélica apropiada a la naturaleza sensual y finita del hombre. El lenguaje antropomérfico que se usa en las Escrituras en relacién con las cosas divinas 2a Eo cat el oncepto eitino de pda dire dela ides judia, segin la cual la paideia judia es idéntica a la Ley; Gt, Flavio fore, Contra Apioner, UL, 171, También es gos « gua ci 1do consideraban que su pai- sie —junto con los poetas— estaba encamada en el nomos la polis, Platén, a su vez, escribié sus Nomot para dar SAN GREGORIO DE NISA 1 sirve s6lo como punto de partida para el proceso de una comprensién més nda, En esto, el Nise- no sigue la teoria de acerca de los varios niveles de significado que hay que distinguir en la Biblia. Su extgesis Teva del "sentido literal directo al sentido histérico del texto biblico, y avanza de este segundo nivel hasta el significado espiritual su- perior. La idea de esta estratificacién metédica del proceso de interpretacién implica la intencién edu- cadora del propio Espiritu Santo2* El Gnico hombre que es verdadero intérprete del texto sagrado es el que posee al Espiritu, es decir, s6lo el Espiritu San- to es capaz de comprenderse a si mismo. De acuerdo con esto San Gregorio invoca al Espiritu Santo al iniciar su tarea de explicar el significado de la Pala- bra divina, asi lo hace en su extensa obra en contra del arriano Eunomio y en su tratado posterior acer- ca del verdadero significado de la vida ascética. Tam- bién su hermano Pedro, al exhortarlo a terminar su gran obra contra Ja herejta arriana —que negaba Ja divinidad de Cristo—, lo alienta diciéndole que el Espiritu Santo ha de ir en su ayuda. No son meras palabras; ambos sentian y creian profundamente lo que decfan. Crefan en la inspiracion divina de pro- fetas y apéstoles ya que tal inspiracién era una Tea- Tidad que conocfan por experiencia propia.” 19 San Gregorio interpreta al “Pardclito” en este sentido paidéutico, De la misma manera que viene en auxilio de todo individuo que sigue el camino recto, ast ayuda a la hu- ranidad como an todo por medio de la én de largo Slcance de bu lenguaje ata Hitada capacdad humans. 20 En su libro posterior, De institut Christiano, Ope- 1a, ed. Jaeger, VIII, parte 1, p. 42, 17, Gregorio intenta recoger, una vez més, todos’ sus pensamientos esenciales so- 132, SAN GREGORIO DE NISA San Gregorio nos asegura mds de una vez que aun los libros histéricos de la Biblia tienen este sen- tido espiritual y educativo2! Esto no quiere decir que s6lo contengan una fabula docet moral, Tome- mos, por ejemplo, el libro De vita Moysis. Est ado por dos partes que nos ofrecen un perfecto ejemplo de la combinacién entre una interpretacién realista histérica y una bitsqueda del significado pneumttico de un texto biblico, combinacién usual en San Gregorio. La primera parte relata Ia vida de Moisés de acuerdo con Ja tradicién del libro del Exodo, es decir, una sencilla secuencia de aconteci- mientos histéricos y biogrificos. En la segunda parte, el autor da lo que él mismo Ilama Ia inter- ptetacién espiritual de esta vida tinica y de Ja gran personalidad religiosa que es su héroe*? Moises aparece como el modelo perfecto del santo y del mistico, el prototipo de lo que cl Niseno llama la vida fitoséfica 0 contemplativa, cl hombre cuya vida bre el tema (la verdadera askesis) que el Espiritu Santo “nos hha dado antes” (cs decit, le habia dado en sus primeras obras). Menospreciaefamos la inspiracién personal de Ja que Jos grandes maestros cristianos de la &poca de San Gregorio tstaban seguros, si stenuamws el significado de este pasaje y lo interpretamos en «sta forma: “los dones que el Espfrita nos ha dado a todos nosotros”, 0 sea, la herencia comin de las Escrituras. La revclaciin ded Espiritu Santo se continita en la sucesién de los updstukes y en quienes han sido orde- nrados por elles, Eu furina senicjante, Clemente de Alejan- aefa habla con gran autorided, al final de su Protrepticus, Stahlin, 1, 86, 74, en nombre de Espiritu Santo que hab’ a través de 4. San Gregorio To hace asf muchas veces y 5: ‘Atanasio dice que sus escrilos haa sido “inspirados por Dios”. 2 Véase supra nota 13. 22 Gregorio de Nisa, De vita Moysis, Migne, PG, XLIV, col, 3608, SAN GREGORIO DE NISA 133 fue vivida en una incesante comunién con Dios, el hombre que ascendié a la cima de su Sinaf espiri- tual a fin de ver a Dios en la oscuridad de una nube. Filén habia escrito una Vida de Moisés y, con ello, proporcioné a San Gregorio su modelo it terario, Pero después completa su imagen de Moisés con la ferviente vida de su propia espiritualidad mis- tica. Otro ejemplo es la historia de David, que leva a San Gregorio a un nivel ms alto de contempla- cién2? ste significado mAs alto podia ser hallado aun en el Libro de los Reyes, pero como se pensaba —de acuerdo con la tradicién— que los Salmos eran obra de David, éstos revelaban el secreto manantial de esa fuerza sobrchumana de la que dan fe los li- bros histéricos, San Basilio habia postulado una ética cristiana y su comentario a los Salmos muestra claramente que queria usarlos como tal. Si hace- mos un estudio més cuidadoso veremos que tras esta i icién esté la propia experiencia de San Ba- silio con la Etica nicomaquea de Aristételes, que sin duda estudié detalladamente durante su estan- 28 Gregorio de Nisa, In inscriptiones Pealmorum, Migne, ;, XLIV, col. 444, 24 Cf, Basilio, In Pealmos, Migne, PG, XXXIX, col. 212, Basilio inicia Ia introduceién a su comentario sefialando la diferencia entre la peideia ofrecida por los libros hist6ricos de la Biblia, o sea, la paideia de la Ley, La paideia de lot Salmos recoge lo que més ayuda de todas elias. La compara con te educicion que proporiona le dicina, que el tratamiento adecuado i de trauma y de enfermedad. A lo largo Basilio, el lector que conazea la Bticd nicomaquea de Arist6: teles, recordar una y otra vez pasajes especificas de esa obra, que al parecer era lectura comin en la escuela filos6- fica de Atenas. San Basilio no sélo muestra conocerla bien, = a 6, i & & i st SAN GREGORIO DE NISA cia en la escuela de Atenas. Después, pensé que se necesitaba un equivalente cristiano de ella y cons deté que los Samos era lo que més se le acercaba. Este libro fue siempre la parte ms lefda de las Es- crituras en Ja vida cristiana de todos los dias y en la prictica ascética. Segiin la opinién de San Gre- gorio de Nisa son uno de los ejemplos més maravi- Tlosos de la obra paidéutica del Espiritu Santo. Esta era también la forma en la que se letan las Episto- las de San Pablo, y habia mucho de verdadero en tal int ién de ellas como la més completa exposicién de la paideia cristiana. La religion de San Pablo es tomada como un todo vivo y no como un documento histérico sobre el paulinismo. ‘Los Salmos muestran con especial claridad Ia in- fluencia que la paideia teolégica del Niseno tuvo sobre su interpretacién de la Biblia en sus detalles. Se trataba, desde luego, de mucho mds que de un método general o de un mero intento téctico de encontrar un denominador comén para la religion de Cristo y la cultura helénica, como piense tal vez el lector superficial. Tomemos, por ejemplo, el li- ‘bro de San Gregorio Sobre las inscripeic de los salmos2* Divide el Salterio en cinco partes, cada sino que por sus estudios de la misma Tlega a lz idea de una contrapartida cristiana de ella, que encuentra en los Salmoe. SAN GREGORIO DE NISA 135 una de las cuales trasciende el nivel espiritual de la previa, segin demuestra mediante un estudio com- patativo de algunos ejemplos escogidos de cada una de ellas. La experiencia religiosa que se refleja en los Salmos es descrita como un camino que va del nivel més bajo al més alto del conocimiento espi- ritual y la presencia divina, San Gregorio est4 tan convencido de su teoria acerca del sabio arreglo del material contenido en el libro de los Samos, que su exposicién sobre su orden se convierte en una representacién completa de la vida del mistico cris- tiano que trabaja con todas sus fuerzas a fin de lograr su salvacién y su ascensién hasta la fuente divina de toda vida espiritual. Las cinco partes del Salterio corresponden a estaciones a lo largo de este camino. Sea lo que fuere lo que los intérpretes fi- Tolégicos modemnos puedan pensar acerca de este método, es evidente que San Gregorio encuentra en el texto bfblico la comprobacién inmediata de su teoria de los escalones o “grados” del camino misti- co de la theognosia. Estos grados coinciden con los pasos a formacién (morphosis) gradual del per- fecto cristiano. Lo que en la paideia griega habla sido la formacién o morphosis de la personalidad humana se convierte ara el cristiano, en la metamorphosis de la que habla San Pablo en su es- crito a los romanos a quienes pide que por un proceso de transformacién radical por la renova- cién de su espfritu2* En varias de sus obras, Gre- gorio describe el ascenso del alma al punto mis alto ‘iega, muestra un interés muy prictico en la educacién, pue- de haber dirigido el pensamiento de su hermano hacia todo este problema. F Romanos XIL, 2; cf. 2 Corintios III, 18. 136 SAN GREGORIO DE NISA de su jomnada. Tustra la relacién entre las diversas virtudes cristianas y compara su concxién mutua a Jos eslabones de una cadena o a los peldafios de una escalera.*? Nuestro anilisis nos permite ver con evidencia que la estructura de la teologia del Niseno esté permeada por la idea griega de paideia, sobre todo en su forma platénica. En las Leyes, Platén deriva la paideia dei nous divino. La cducacién filoséfica griega ofreca una analogia completa con la teologia cristiana tal como la entendia Gregorio. Esta forma de usar las categorias basicas de Ia filosofia griega como un recipiente que debia Henarse de contenido cristiano, tiene semejanza con los trabajos de Gre- gorio en otros campos, por ejemplo, construye su propia cosmologia cristiana y un sistema de ética como contrapartida de las formas correspondientes de la tradicién filoséfica griega. Usa las formas grie- gas como modelo estructural de una cultura com- pletamente desartollada, y por medio de la compa- racién crea respecto a cada una de ellas una variante eristiana conformada cn et molde clasico pero, a la vez, muy claramente diferente a él. No podria ha- berse hecho de otra manera. La cultura griega, des- de luego, era el producto de muchos siglos. El in- tento de tomar posesién ella en una forma positiva y de convertitla en instrumento de la nueva religion resultaba un estimulante tanto para la cultura tra- dicional como para la inteligencia cristiana, sin em- bargo, el resultado fue necesariamente una improvi- sacién. En el caso de San Gregorio de Nisa, que poseia una gran sensibilidad para lo estético Io mis- 31 Cf. Two Rediscovered Works, pp. 1288. SAN GREGORIO DE NISA 137 mo que para los valores filos6ficos de Ia tradicién gricga, el problema de la penetracién mutua de am- bas fuerzas cra mucho nds consciente que en los demés escritorcs cristianos, incluso en su hermano Basilio. En este aspecto, se asemeja més a su co- min amigo San Gregorio Nacianceno, si bien no ¢s un esteta litcrario en la misma medida que éste. Es més devoto de la contemplacién mistica de la nica belleza espiritual, el divino arquetipo de todas las cosas bellas ** que resplandece a través de sus imégenes terrenas. Relaciona el concepto platéni- co de la filosofia como asimilacién a Dios con concepto cristiano del hombre creado por Dios a su imagen y semejanza2* La paideia de San Gregorio es el retorno del alma a Dios y a la naturaleza ori- ginal del hombre.® Su forma mis estricta es su ideal monstico de la vida filoséfica, la vida consa- grada por completo a este fin. Comparte con Pla- tén esta idea de Ja unificacién de Ja vida humana en un tiltimo fin (skopos). El incesante interés de San Gregorio por la institucién de la vida monésti- ca y su continuo esfuerzo por imbuir en ella al Es- pititu Santo, es la prueba més poderosa de la natu- 2 De agut la expresién, constantemente usada on vex de la palabra Dios “la belleza prototipica (0 arquetipica)”. Dex de luego, se trata de Dios visto desde la perspectiva del Sim- posio platénico. 2 Cl, Hubest Mak “Opoluos Ong, Puiberga, Suim, de 4 en Gnomon, 1955, Be. (re Seripta Minora, U1, pp. 469-481). Merki traza lacion_a Dios” y su transformacion de el cristianismo y Ia tradicién filoséfica de los griegos. Véase J. Daniélou, Platonisme et théologie mystique, Pars, 1944. 138 SAN GREGORIO DE NISA raleza prictica de su celo pedag6gico y de la posicién dominante que ocupaba en su teologia Ia idea del cristianismo como educacién perfecta. Fue el Ni- seno quien transfirié las ideas de la paideia griega, en fs fomma laténicg, a la vida del movimiento ascético que se originé durante su época en el Asia Menor y en el Cercano Oriente y que pronto iba a desplegar un inesperado poder de atraccién® Des- de su patria, Capadocia, y el Ponto, estas ideas se extendieron hasta Siria y Mesopotamia, donde fue- Ton recogidas més tarde por los misticos mahometa- nos, y también hasta el Occidente de habla latina. Esté fuera de los Iimites de nuestra tarea presente el intentar seguit el proceso més al Oriente, usando para ello la poco usual abundancia de manuscritos de San Gregorio o trazando la diseminacién de sus ideas. Sin embargo, la cuestién de la forma en que esta forma cristiana de la paideia griega afectd al mundo latino es sip que nos concieme directamen- te. En gran medida, los detalles de este gigantesco proceso no han sido estudiados atin, pero pueden seguitse a través de la Edad Media; y desde el Re- nacimiento hay una linea que nos lleva directamen- te hasta el humanismo cristiano de los Padres del siglo rv y a su idea dela dignidad del hombre y de su reforma y renacimiento por el Espiritu, Es verdad gues scularzacién del hombre medieval es una las caracteristicas mds frecuentemente destaca- das de Ia civilizacién italiana del siglo xv; pero los 3) Véase Two Rediacovered Works, pp. 110s8., asketiscn G Nyssa”, Humanisioche Reden und’ Vortrige, pp. 268%. SAN GRECORIO DE NISA 139 gtiegos que huyeron tras la caida de Constantinopla (1453) Ievaron con ellos a Italia toda Ja tradicién literaria del Oriente bizantino, y las obras de los Padres griegos eran su parte més selecta. Su influen- cia sobre el pensamiento renacentista, tanto en Ita- lia como en el resto de Europa, es todavia un probie- ma no resuelto, empero el ndmero de manuscritos de sus obras en las colecciones de esa época sobre- pasa con mucho al de las de los autores clasicos. La tradicién ideolégica del humanismo renacentista, tal como aparece en la doctrina égica de Erasmo, se enraiza en la teologia. Este “padre de la civiliza- cién moderna”, el “principe de los humanistas”, fue un monje holandés y aun en su vida posterior en el “mundo” siguié fiel a la forma indeleble que su pri- mera formacién mondstica imprimié en su espiritu. En ultimo anilisis, su humanismo cristiano se re- trotrae a los Padres griegos que lo crearon en el siglo rv. Sin embargo, sus autoridades directas eran, en sui mayorfa, los Padres latinos, muchas de cuyas obras edité junto con el Nuevo Testamento. El pri- mer nombre que viene a Ja memoria en conexién con esto es el de San Agustin, Vivié sélo una gene- racién después de los Padres capadocios, con los que comparte tantos rasgos caracteristicos que atin no han sido explicados. San Jerénimo y San Ambrosio tienen un lugar de honor junto a él# Si vemos el a desde este Angulo, resulta evidente que lo que hemos estado tratando en este estudio no es sélo ‘82 Acerca del conocimiento al entre San Jerbnimo y San Gregorio de Nisa en el Goncilio de Constantinopla, donde Gregorio ley6 partes de su nuevo libro, Contra Euno- mio, a él y a San Gregorio Naclanceno, véase el testimonio 140 SAN GREGORIO DE NISA 4 dltimo capitulo en la historia del ideal de la pai deia en el mundo de la Antigiiedad griega, sino también el prélogo de la historia de sus transforma- ciones latinas medievales. Los historiadores no han prestado mucha atencién a la influencia de este an- tiguo humanismo cristiano, influencia de la que los estudins clésicos y el humanismo modernos se han Tiberado sélo muy recientemente. Pero sin 4 jqué Beco hubris sobrevivido de Ja literatura y la cultura cast del io San Jerénimo en su De viris illustribus, 128 (cf. jae Prosgomen od Gre, Ny Opera, I, p. VIN) Bs ‘un hecho establecido y que no necesita de mds prucbas el que San Ambrosio us6 el Hexaenteron de San Basilio en sa del mismo titulo, INDICE DE NOMBRES Y OBRAS CITADOS Academia plat6nica, 66, 67, Amobio, 53, 120; Contra 91m, 109 Tos paganot, 53. Adriano, 45 Ansio, 102 Agustin’ de ipona, San, Atanasio, San, 106, 132 n. 103, 108, 112, 4m, Atendgoras, 43 n. 19m, 126, 124, 139; Confetiones,"112; De eive AtaRES 9522525, 24 $8, tate Dei, 103 n. Atbino, 68m Too" 7 bm 34 Aurelius Cotta, 541., 65 Alcino, Afni a Me 85, 86, 109 Barth, Karl, 9 Algjandro Magno, 47, 48, 55, h, Kad), 39, 62, 4 Basflides, 83 Basilio de Cesarea, San, 76 n., Ambrosio, San, 139, 140.n. Ammonio Sacas, 69 n. Anaztmencs, 611. Andrénico de Rodas, 651. Antifén, 27 n. Antiguo ‘Testamento, 17, 49, 77 n., 78, 106, 108, 109, 140,113, 114, 117, 121, 126, 128, 133, 1340, 137, 140; Hexaemezon, 140 tj In Pealinos, 133 n; Re- $n, $6,555 73 ATS, gl, VA, 5 Becker, Carl (Tertulligns Antioquia, 16, 81 an Werden tnd ‘atoning ee mn Leistung), 531. polinat de Laodicea, ” Carta Apolonio de Tiana, 23m, 66 Bernabé, San, 61; de, Apileyo, 120 Amato, 33 m. Me Austides, Aclio, 45 n., 66, 67; 134 ologia, 45 n. Biblia, 40, 71, 72, 75, 81, 4 129, 131, 132, Aristéfanes, 110 Bidez, "dee 69 1; La vie Aestitees 13m, 47, 49, 50, de Porphyre, le Efifosophe 61 n., 63, 65, 68, 71, 72n,, _ néoplatonicien, 68 n. Brunner, Ewil 1, 9 80, 83, 88, 91 n., 109, 111, N6n,, 133, Vana i Caird, Edward (The Evolu- tion of Theology in the n., 72 n3 Protrepticus, BS Greek Philosophers), 61.

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