Lorenz - Recuerden Argentinos. para Una Revisión de La Vulgata Procesista

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FEDERICO LORENZ

COMBATES POR
LA MEMORIA
HUELLAS DE LA DICTADURA
EN LA HISTORIA

CLAVES PARA TODOS


COLECCIÓN DIRIGIDA POR JOSÉ NUN

C i CAPITAL INTELECTUAL
Director José Nun
Editor general Jorge Sigal ÍNDICE
Edición Luis Gruss
Invitación
Coordinación Cecilia Rodriguez
El para qué de la historia 11
Corrección Mariana Santángelo
Diagramación Verónica Feinmann
“Recuerden, argentinos”
Ilustración Miguel Rep Por una revisión de la vulgata procesista 17
Producción Néstor Mazzei
La noche de los lápices
Derechos exclusivos de la edición en castellano reservados para todo el mundo: El deber de recordar y las escuelas 47
© 2007, Federico Lorenz
© 2007, Capital Intelectual
La ESMA
Francisco Acuña de Figueroa 459 (1180) Buenos Aires, Argentina
Teléfono: (+54 11) 4866-1881 Argentina frente al espejo 77
1ª edición: 4.000 ejemplares
Impreso en Talleres Gráficos Nuevo Offset, Viel 1444, Cap. Fed., en noviembre Todos los finales son abiertos 95
de 2007. Distribuye en Cap. Fed. y GBA: Vaccaro, Sánchez y Cía. S.A.
Distribuye en interior y exterior: D.I.S.A. Queda hecho el depósito que prevé
la ley 11.723. Impreso en Argentina. Todos los derechos reservados. Ninguna Estos textos 101
parte de esta publicación puede ser reproducida sin permiso escrito del editor.
Pedidos en Argentina: pedidos@capin.com.ar
Pedidos desde el exterior: exterior@capin.com.ar
El autor 103

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Le Monde diplomatique, edición Cono Sur • Fem, femenina y singular
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catalogación

Escríbanos a info@capin.com.ar
los sitios emblemáticos del pasado dictatorial. Las disputas en oca- “RECUERDEN, ARGENTINOS”
sión de la entrega del predio por parte del presidente Kirchner evi-
dencian un hecho que tendemos a soslayar en discusiones que
POR UNA REVISIÓN DE LA VULGATA PROCESISTA
muchas veces están teñidas del encuentro entre iniciados: el
pasado, por no discutido, por no narrado, aún nos crispa.
Devolverles historicidad a las palabras, quitárselas al enemigo
que denunciaba Brecht, pelear por su sentido, hasta recuperarlas,
o hacerlas nuevas, sin duda es parte de lo que se puede hacer
desde la Historia.
Pero poner nombre significa jerarquizar, diferenciar y, por
supuesto, elegir. Mirar al pasado desde el hoy, que es una hermosa
idea acerca de la Historia, sí es una posibilidad de todos. La escri-
tura de estos textos fue para mí el derecho elemental, en tiempos
de incertidumbre, de sentir que peleaba mi propia batalla por el
futuro, que los muertos no eran pesadillas sino fantasmas, que la
bruma era un estado momentáneo, vísperas de un movimiento Ecuanimidad: Disposición de soportar ofensas
hacia adelante en un todo opuesto a la parálisis en la que nos han con humilde compostura, mientras se madura un plan de venganza.
pretendido sumir, y a la que muchas veces, sin querer, acaso haya- Ambrose Bierce, Diccionario del Diablo.
mos contribuido a fortalecer por puro temor a darles argumentos
a quienes definitivamente no queremos que estén entre nosotros:
aquellos negadores del pasado, del valor del compromiso, los A dos años del golpe militar del 24 de marzo de 1976, un colum-
igualadores de sacrificios y memorias, los que se mancharon con nista reflexionaba en la revista Gente, uno de los medios más
sangre de compatriotas enarbolando los mismos argumentos que afines al gobierno de facto: “Hay resistencias dignas a un régimen,
encontraron otros miles para cumplir sencillamente, del modo que puede incluso haber una guerrilla digna, como la de los maquis
pudieron, con lo que consideraron un deber y en muchos casos, durante la ocupación nazi. Pero esto es otra cosa. Ir a sacar a un
vieja palabra, un honor. hombre inerme de su casa –recuerden, argentinos– o arrojar una
Si este libro entra en esa discusión, me doy por hecho, y me bomba porque sí, para matar a cualquiera, son cosas misera-
3
siento parte. bles, signos de una irracionalidad inapelable”.
Más de treinta años después, esta imagen acerca de la vio-
lencia política de los años setenta coexiste con las denuncias por
Ramos Mejía, septiembre de 2007.
3. Gente, “El desbande de la subversión”, 23/3/1978.

16 FEDERICO LORENZ COMBATES POR LA MEMORIA 17


las violaciones a los derechos humanos cometidas desde el Estado vindicar una trayectoria política para los “terroristas”? ¿Cómo
en el mismo período. Constituye el núcleo duro de una memoria incluir en la memoria todas las acciones –muchas de ellas violen-
que llamaremos vulgata procesista y que (re)aparece cada vez que tas y brutales– de algunas de las víctimas de la dictadura? Ade-
se discute ese aspecto del pasado argentino. Es un relato que jus- lantando parte de las conclusiones, la vulgata procesista es sim-
tifica la represión ilegal contraponiéndole la violencia de las orga- bólicamente eficaz porque se apoya en claros, ausencias u omisiones
nizaciones armadas, apoyado en una memoria subterránea y en los relatos de sus antagonistas políticos, sobre todo en episo-
latente que aflora frente a determinados eventos, como por ejem- dios asociados al asesinato político. Este trabajo se concentrará en
plo las discusiones surgidas a partir de la iniciativa presidencial una narrativa histórica que se ha consolidado en base al énfasis en
4
de instalar un museo en el predio de la ESMA. este tipo de sucesos, ignorando o negando aquellos que consti-
¿Qué características tienen las memorias de quienes reivindi- tuyen la espina dorsal del discurso crítico a la dictadura militar.
can el Proceso de Reorganización Nacional? ¿En base a qué ele- En segundo lugar, aproximarse a los relatos históricos pro-
mentos cuestionan las denuncias acerca de las violaciones a los cesistas permitirá, como un espejo en negativo, reflexionar sobre
derechos humanos? ¿De dónde toman los elementos para la “otra los presupuestos metodológicos e ideológicos desde los que par-
versión de la historia”? Este trabajo busca aportar algunos ele- timos quienes investigamos estos temas y nos reconocemos como
mentos para reconstruir la sedimentación de esas memorias en opuestos a los relatos reivindicatorios de la dictadura militar y asu-
una vulgata. mimos una empatía o identificación con sus críticos, opositores
Por otra parte, durante los años la dictadura, y desde el año y víctimas.
1983, el movimiento de derechos humanos, junto con otros
actores sociales, contrapuso a este relato las denuncias acerca del
terrorismo de Estado. Pero esta visión, apoyada en multitud de SAMIZDAT
5
evidencias documentales, testimoniales y jurídicas, no ingresa En dos trabajos recientes Alessandro Portelli se ocupa de estu-
ni rompe el canon argumental de la derecha, y a la vez plantea diar las disputas en torno a la historia de la guerra partisana en Ita-
algunos puntos espinosos a sus mismos difusores. La memoria lia, y propone algunas características de las visiones críticas a esa
de las izquierdas se ve tensada por la irrupción del discurso de los experiencia, patrimonio de la derecha pero con una amplia difusión
derechos humanos en los años ochenta, en un contexto social de al interior de la sociedad italiana. Uno de sus entrevistados, el dere-
crítica generalizada a la violencia. Sucede que muchas agrupa- chista Gianfranco Fini, las describe como “cultura del samizdat”.
ciones políticas también caracterizaron su lucha –tanto antes como Samizdat, en ruso, alude a una literatura y propaganda subterrá-
después de 1976– como una “guerra”, y en los años de la transi-
ción a la democracia hubo pocos espacios, como no fuera desde 5. Alessandro Portelli, “Memoria e identidad. Una reflexión acerca de la Italia pos-
la condena, para cualquier aproximación a la violencia. ¿Cómo rei- fascista”, en Elizabeth Jelin y Victoria Langland (comps.), Monumentos, memo-
riales y marcas territoriales, Madrid-Buenos Aires, Siglo XXI, 2003, y Alessandro
Portelli, La orden ya fue ejecutada. Roma, las Fosas Ardeatinas, la memoria, Bue-
4. Ver “La ESMA: Argentina frente al espejo”, en este mismo libro. nos Aires, FCE, 2004.

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neas, que circulan ampliamente aunque sin reconocimientos ofi- dójicamente más incluyente que denunciarla, pues se apela a una
ciales. En Italia, sostiene Portelli, aunque “formalmente encerrada memoria legitimada por su circulación cotidiana en esos años. Fue
fuera de los límites de la respetabilidad nacional, la derecha cultivó una eficaz respuesta al discurso de denuncia de los años ochenta,
una visión de sí misma como portadora de una contramemoria que obligaba a los individuos a preguntarse acerca de su res-
opuesta al mito oficial de la Resistencia y la democracia (...) Difí- ponsabilidad mientras todas los crímenes denunciados sucedían,
cilmente esta cultura haya creado una historiografía digna de dicho y a la vez cargaba las tintas sobre la “sociedad cómplice”. El refuerzo
nombre; más bien circuló en miles de panfletos, artículos perio- del relato de los “crímenes de la izquierda”, como contrapartida,
dísticos y memorias que, aunque ignorados en el ámbito acadé- coloca a los espectadores como víctimas y a los ejecutores del
6
mico, dejaron una marca indeleble en la opinión pública”. terrorismo de Estado como defensores frente a la agresión.
Esta memoria de derechas se coloca en el lugar del perseguido, El discurso de buena parte de las producciones favorables a
víctima de un silencio oficial y de un complot que oculta “la ver- la visión de la derecha construye una vulgata que se va difundiendo
dad acerca de lo que ocurrió”: capilarmente. Los principales objetivos de los autores dentro de
esta corriente pasan por la denuncia de una persecución, de un
En la mayoría de los casos, este tipo de literatura es un refrito de dudo-
complot contra los que saben la verdad sobre lo que sucedió.
sas historias y una vía de escape para diversos sentimientos de
En el caso argentino, uno de los más importantes ejemplos de
frustración. Sin embargo, esto no disminuye su poder. El tono sensa-
esta corriente es el general de división Ramón Genaro Díaz Bessone.
cionalista y hasta la ira y la frustración reflejan el estado de ánimo de
Presidente del Círculo Militar, en 1976 estaba a cargo del II Cuerpo
los sectores menos politizados (...) de la población. Además, la memo-
de Ejército, y luego fue ministro de Planeamiento. Es una de las
ria de la derecha aprovecha temas que fueron dejados de lado en los
figuras más duras a la hora de reivindicar la actuación de las Fuer-
relatos dominantes; no todos los italianos eran antifascistas, y la Resis-
zas Armadas durante la dictadura militar. En 1986 publicó Guerra
tencia fue una guerra que involucró actos de violencia y crueldad 8
Revolucionaria en la Argentina (1959-1978), una obra que luego
también en el bando antifascista (...) Su poder reside en la capacidad
fue reeditada por el Círculo Militar en dos ocasiones, una de ellas
para ofrecer clichés conformistas bajo la forma de audaces transgre-
en 1996, en ocasión del vigésimo aniversario del golpe militar. En
siones, la pasividad como heroísmo, la mayoría silenciosa como la
el Prefacio a la primera edición, distinguimos algunos de los ele-
minoría silenciada. De esta manera gran parte de su discurso se trans-
mentos señalados por Portelli:
formó en sentido común, un discurso subterráneo y penetrante pro-
7
fundamente arraigado en el inconsciente del país. La subversión, acompañada por determinados y nefastos intereses
políticos ha procurado y procurará deformar y falsear la verdad de
De este modo, recuperar elementos recurrentes en la prensa
esa guerra para alcanzar sus objetivos ruinosos, destructivos para la
durante la última dictadura militar argentina puede resultar para-

6. Alessandro Portelli, “Memoria e identidad”, pp. 169-170. 8. Ramón Genaro Díaz Bessone, Guerra Revolucionaria en la Argentina (1959-1978),
7. Idem, pp. 170-171. Mi subrayado. Buenos Aires, Círculo Militar, 1996 (3ª.), primera edición: 1986.

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Nación. Repetir cien veces una mentira logra hacerla pasar por verdad,
político. Una de sus armas más poderosas, la propaganda, se puso
eso forma parte de la táctica del marxismo-leninismo.
en marcha a partir de 1976, cuando la guerrilla vislumbraba su
Estas páginas, escritas sobre la base de documentos que produjo la 10
derrota”. El recurso de Bessone es la apelación a uno de los sen-
subversión, desconocidos por el gran público, procuran reconstruir
tidos comunes más fuertes acerca de la Historia, aquel de la impar-
fielmente una parte de los acontecimientos de esa guerra, que ya
cialidad del autor que resultaría de la remisión de sus dichos a los
constituyen un período muy importante de nuestra historia. Especia-
documentos. Guerra revolucionaria es una obra veraz y objetiva
les destinatarios son los que no conocieron los hechos en forma directa.
pues “hablarán los documentos de la subversión (...) Hablarán
También, los que fueron testigos, especialmente los de memoria frá-
también los miembros del Congreso, diputados y senadores. Final-
gil, para que no olviden la tremenda experiencia, y para que conozcan 11
mente, se utilizarán los testimonios de la prensa independiente”.
facetas a las que no tuvieron fácil acceso. Finalmente, y no por ello
Mediante esta operación, Bessone extrae la legitimidad de los tes-
menos importante, estas páginas constituyen un homenaje a las víc-
timonios del “otro”.
timas de la subversión, civiles y militares, a los muertos, a los muti-
Su relato construye la historia como una respuesta de las Fuer-
lados, a los heridos y a las víctimas morales, objeto de la diatriba, de
9 zas Armadas a la agresión de unas minorías contra el conjunto
la dialéctica experta en destruir honras.
de la sociedad. Los hechos violentos son aislados del contexto de
La intención del libro de Bessone es evitar la “deformación y fal- conflicto social. El relato de los asesinatos cometidos por la
seamiento” de la historia. El adversario “miente”, y para refutarlo, guerrilla se concentra en las personas, en la historia de sus víc-
utilizará documentos producidos por éste. Busca crear una com- timas, y en las características de los victimarios, reforzando su
munitas al apelar a los de “memoria frágil”, pero su destinatario impacto emotivo. Bessone ni siquiera menciona el terrorismo de
son “los que no conocieron los hechos en forma directa”. El Estado pues caracteriza a todo el proceso como guerra, aun apro-
contexto de publicación del libro es revelador: se trata de 1986, el piándose de la terminología de sus adversarios, al agregarle el
año de la Ley de Punto Final, en el proceso de inicios de causas a adjetivo “revolucionaria”.
militares que culminarían con la sublevación de Semana Santa de Las denuncias por las violaciones a los derechos humanos
1987 y la sanción de la Ley de Obediencia Debida. De allí que las no son respondidas más que elípticamente y, como contrapar-
“mentiras repetidas cien veces” que denuncia Bessone no son tida, desde la abstracción. En primer lugar, el historiador militar
sólo las denuncias históricas de los organismos, sino concretamente otorga a las organizaciones revolucionarias la responsabilidad
las presentaciones judiciales que amenazaban a decenas de oficia- del enfrentamiento: “la guerrilla impuso las condiciones, el clima,
les, sobre todo del Ejército. el ambiente, el teatro de operaciones y el campo de combate en
12
El complot, el falseamiento de la historia y la voluntad de des- que se desarrolló esa guerra”. Producido esto, a las Fuerzas
prestigiar a las Fuerzas Armadas responden a la nueva forma que
adquirió la guerra: “la batalla se había desplazado a otro plano, el
10. Idem, p. 296.
11. Idem, p. 15.
9. Díaz Bessone, Guerra Revolucionaria en la Argentina, pp. 11-12. Mi subrayado. 12. Idem, p. 12.

22 FEDERICO LORENZ COMBATES POR LA MEMORIA 23


Armadas y de seguridad no les quedó más que aceptar esas reglas se aguardara la orden de allanamiento de un juez o que se apli-
para enfrentar la agresión: cara el Código Penal en lugar del reglamento de combate, era sen-
tenciar a las Fuerzas Armadas al aniquilamiento, en lugar de que
La única forma de poder comprender los hechos que ocurrieron en 14
ellas aniquilaran a las fuerzas subversivas”.
la década de los años 70, es ubicarse en las circunstancias de aquel
Para Bessone, las operaciones normales (el subrayado es de
tiempo, en el clima de terror que creó la guerrilla, y en la atmósfera
él) implicaban todo aquello denunciado como crimen por las
que rodeó al desarrollo de la guerra interna. En esa guerra, el ene-
víctimas de la represión y condenado en instancias como el Jui-
migo de la Nación, tal como fue definido por el gobierno, y tal
cio a las Juntas (1985). En el párrafo anterior reconocemos uno de
como lo sintió la absoluta mayoría de la población, apareció con carac-
los millares de allanamientos y secuestros de esos años, sólo que
terísticas desconocidas hasta entonces. Este enemigo actuó en la
caracterizado como una acción de guerra.
clandestinidad, y él impuso las condiciones. No presentó un frente
El retorno de la democracia para Bessone simboliza su derrota
de combate claramente definido; se reunía en el lugar elegido para
en el terreno de la propaganda:
atacar, preferentemente de noche, y luego se dispersaba para con-
fundirse con el ciudadano común (...) La guerra revolucionaria no res- Las voces de los vencedores –de los más diversos sectores sociales
petó ninguna ley, ya que su objetivo era cambiar el orden existente y políticos– se extinguieron casi por completo después de 1983. Pocos
(...) El guerrillero violó sin ningún miramiento los principios morales han sido los que pudieron o los que osaron alzar su voz en los medios
que sostenían la sociedad nacional, porque eran los valores de la de difusión para recordar cuáles fueron verdaderamente los oríge-
sociedad burguesa a la que se proponía destruir. El guerrillero no usó nes, las características y las responsabilidades de la cruenta violen-
uniforme que lo distinguiera, sino el traje, la ropa de trabajo o depor- cia que fue creciendo desde 1955 hasta desembocar en la guerra
tiva, el hábito religioso, o el uniforme policial o de las Fuerzas Arma- declarada por las organizaciones subversivas desde 1970, y ejecuta-
das de la Nación (...) En las ciudades y los pueblos volvían a sus luga- das por sus ‘ejércitos’ (...) En cambio, la ciudadanía fue saturada
res de trabajo o estudio, se ocultaban en las casas de sus familias, por las voces que execran a ‘la sangrienta dictadura militar’ como
13
que en algunos casos desconocían sus actividades. caracterizan al gobierno de facto de los años 1976 a 1983. Es increíble
el cinismo con que esas voces silencian la sangre que hicieron correr
Bessone responde veladamente a las denuncias por violaciones
‘las bandas que de otro modo hubieran terminado por disolver la
a los derechos humanos, sólo que caracterizándolas como moda-
sociedad (...) Este libro fue escrito (...) para contribuir a que la histo-
lidades particulares de la guerra “contra un enemigo clandes-
ria que se escriba en el futuro no sea una historia deformada, como
tino y pérfido. Pretender que en una operación de guerra donde
lo sería si recogiera únicamente la tremenda falsificación que abunda
había que enfrentar al enemigo armado con ametralladoras, fusi- 15
después de 1983.
les y granadas, donde había que buscar y descubrir al enemigo
mimetizado con el hombre común (...) Pretender, decíamos, que
14. Idem, p. 230.
13. Idem, pp. 214-215. 15. Idem, pp. 17-18.

24 FEDERICO LORENZ COMBATES POR LA MEMORIA 25


Los objetivos que Bessone declara para su libro son a la vez deman- violaciones a los derechos humanos, construyeron o reforzaron
das históricas de los organismos de derechos humanos: la verdad una narrativa sobre la agresión terrorista y las características de
y, a más largo plazo, la justicia, alcanzada a través del esclareci- la lucha que se había librado en Argentina.
miento. Una publicación posterior del Círculo Militar, In Memo- Los medios produjeron una serie de suplementos especiales,
riam, es una obra de tres volúmenes en los que se recopilan los que desde entonces actúan como un soporte estructurante para
nombres e historias de las víctimas militares y civiles de la guerra la memoria de la vulgata. Gente, en septiembre de 1979, publicó
“contra la subversión” y que persigue tres objetivos: “un mere-
una “Carta Abierta sobre los Derechos Humanos” y un suplemento
cido homenaje y recordación a quienes injustamente cayeron 18
especial titulado “Lo que hoy no se ve y ayer se vivió”.
víctimas de la violencia irracional; un acto de desagravio a la socie-
La “Carta Abierta” dirigida a los miembros de la CIDH incluye
dad argentina que desea la unión nacional y, por último, un aporte
testimonios de familiares de víctimas de la guerrilla, en un
objetivo, desapasionado y documentado de la VERDAD HISTÓRICA
16 “largo inventario de violencia y espanto”. Ese inventario es una
de los hechos acontecidos”.
síntesis de la vulgata, aquella que los construye como víctimas
La obra se coloca en una posición de magnanimidad e invierte
cuando son acusados de victimarios, y que enarbolan para rei-
el discurso acerca de perpetradores y víctimas que circula desde
vindicar su condición de perseguidos desde 1983. El suplemento
1983: “No renunciamos a superar el pasado y es en esencia lo que
especial, que acompaña a la carta, ofrece los emblemas de esa
proponemos. Sí pretendemos ofrecer los elementos que permi- 19
versión de la historia. Éstos son: un asesinato inicial; un caos con
tan un ecuánime juicio histórico, donde los agresores y los agre-
17 el que había que terminar; una agresión bélica interna; un mártir
didos no sean confundidos”.
Llegados a este punto, debemos preguntarnos, ¿qué es lo que militar; algunas víctimas inexplicables de una agresión irracional;
según la vulgata buena parte de la sociedad argentina ignora? y una subversión artera, inhumana, cuya conducción no valoraba
¿Qué es lo que la interpelación (recuerden, argentinos) demanda ni siquiera la vida de sus propios simpatizantes.
como ejercicio de memoria? ¿Qué imágenes articula este relato
acerca de la violencia?
ARAMBURU: PRIMERA SANGRE
El teniente general Pedro Eugenio Aramburu fue uno de los
“LO QUE HOY NO SE VE Y AYER SE VIVIÓ” participantes en el golpe militar que derrocó a Juan Domingo
En septiembre de 1979, las autoridades del Proceso de Reorgani-
zación Nacional recibieron la visita de la Comisión Interamericana
18. Gente, 6/09/1979.
de Derechos Humanos (CIDH). Esta circunstancia generó una gran 19. Por otra parte, esta práctica era habitual. A días del golpe del 24 de marzo de
actividad propagandística: para oponerse a las denuncias por las 1976, Gente publicó un libro titulado 25 de mayo de 1973 - 24 de marzo de 1976.
Fotos. Hechos. Testimonios de 1035 Dramáticos días. En el caso del texto que esta-
mos analizando, sigue puntualmente una publicación de Presidencia de la Nación
16. Círculo Militar, In Memoriam, Buenos Aires, 2000. Volumen III, contratapa. editada en el primer aniversario del golpe militar, el 24 de marzo de 1977, titulada
17. Círculo Militar, In Memoriam, Buenos Aires, 1998. Volumen I, p. 11. El terrorismo en la Argentina.

26 FEDERICO LORENZ COMBATES POR LA MEMORIA 27


Perón en 1955. El 29 de mayo de 1970 fue secuestrado por los retorno a las instituciones después del fracaso de la llamada Revo-
Montoneros, quienes luego de someterlo a un “juicio revolucio- lución Argentina de 1966. Aramburu hablaba con todos, incluso
nario” lo “ejecutaron”. Según el suplemento, lo que sucedió con los peronistas, y pedía elecciones libres y sin proscripciones.
con “el ex presidente provisional de la Nación (...), su asesinato y Pero la historia fue muy diferente guiada por la mano criminal
los hechos posteriores que la subversión provocó alrededor de de un puñado de jóvenes que provenían de la extrema derecha y
su figura son un símbolo de la demencia, de la irracionalidad y de llegaban a la extrema izquierda después de pasar por Cuba y el
21
la impunidad con que el terrorismo actuó en la Argentina”. En llamado ‘cristianismo revolucionario’”.
1974, “un frío, detallado y estremecedor relato de ese hecho fue Este último fragmento agrega además algunas de las caracte-
publicado (...) por la revista La causa peronista, de la banda terro- rísticas atribuidas a los integrantes de la guerrilla: jóvenes volubles
rista montoneros. El relato estaba firmado por los delincuentes (van de la extrema izquierda a la extrema derecha) influidos por el
Mario Firmenich y Norma Arrostito, y la revista se vendió en todo marxismo de Cuba y el cristianismo revolucionario. Comenzar el
el país. Los argentinos tuvieron así una nueva muestra del sal- relato en 1970, por otra parte, elude pronunciarse sobre los quince
20
vajismo con que actuaba la subversión”. años anteriores, que se inauguran con los bombardeos de junio de
Para Gente la historia de la violencia arranca en este hecho 1955 y los sucesivos golpes militares a partir de ese año, las
fundacional, y de este modo, la lucha contra la subversión tiene medidas represivas y un complejo fenómeno de movilización social.
como antecedente un crimen cometido por la guerrilla sobre la
figura de un general golpista, al que eufemísticamente se llama
“presidente provisional”. EL CAOS Y LA ANARQUÍA
Por extensión, se trata de una forma de fijar el “origen de la Estos dos elementos fueron centrales para justificar el golpe del 24
violencia” que desconoce otros episodios brutales, protagoniza- de marzo de 1976. Según la vulgata, uno y otra eran visibles en dis-
dos en muchos casos por las Fuerzas Armadas, notoriamente el tintos frentes. Por ejemplo, en la agitación estudiantil. El suplemento
golpe de 1955 y la represión subsiguiente, de los que Aramburu de 1979 exhibe la fotografía de un aula profusamente cubierta de
fue actor clave. Una versión de este tipo construye la idea de la afiches y consignas con el siguiente epígrafe: “Las clases ya no son
primera agresión por parte del adversario y la primera víctima interrumpidas por homenajes a terroristas muertos, paros activos
en el propio bando. Inaugura una historia con un hecho de sangre, o asambleas estudiantiles. Pero así era una universidad argentina
perpetrado por los “subversivos” caracterizados como dementes, entre 1973 y 1976. Las paredes cubiertas de leyendas subversivas
22
violentos, impunes, irracionales. Ésta seguía vigente años des- y casi ninguna garantía para estudiantes y profesores”.
pués. En 1985, durante el Juicio a las Juntas, leemos que “la década El enfrentamiento interno del peronismo fue otro elemento
más violenta se desencadenó con el secuestro del general Pedro central para pintar los años previos al golpe como anárquicos. En
Eugenio Aramburu cuando parecía ser la figura de reserva para el
21. Gente, 30/05/1985.
20. Gente, “Lo que hoy no se ve y ayer se vivió”, 6/09/1979. 22. Gente, “Lo que hoy no se ve y ayer se vivió”, 6/09/1979.

28 FEDERICO LORENZ COMBATES POR LA MEMORIA 29


Ezeiza (20 de junio de 1973), “dos fracciones en pugna desenca- concordia, en la paz definitiva. Había que creer, entonces. Creer en
denaron una verdadera batalla en el escenario que debió ocupar, las promesas, creer en los discursos, creer en los nuevos decre-
supuestamente, una fiesta con la que iba a recibirse a Juan Perón. tos (...) Había que tener fe. Eso pensaban los argentinos el 25 de
No fue la única vez que los terroristas hicieron ostentación y uso mayo de 1973. Mientras tanto, en las cárceles, cientos de delin-
de sus armas en los actos oficiales programados por las autori- cuentes subversivos se preparaban para recuperar la libertad. ¿Para
23
dades nacionales”. Es que para la vulgata “una izquierda mar- qué? Para seguir la lucha, advertían ellos mismos en sus consig-
xista de neto corte subversivo logró infiltrar notoriamente al pero- nas. Era muy temprano para adivinar el futuro. Muy pocos ima-
nismo (...) y en su vientre llegó al poder el 25 de mayo de 1973, ginaban toda la violencia, el caos, la sangre que todavía faltaba
24 27
tras el triunfo electoral que logró el FREJULI”. derramarse a lo largo y a lo ancho del país”.
La Triple A permitió responsabilizar a las autoridades consti-
tucionales en la represión ilegal: “Esta organización pareció cons-
tituir una respuesta, absurda e irresponsable, en la que apareció LA AMENAZA MILITAR
involucrado el gobierno, a los ataques de la subversión. Operó Las grandes acciones militares de la guerrilla fueron el mayor argu-
después de mayo de 1973 y, al parecer, hasta fines de 1975; pro- mento para justificar la intervención militar. El intento de copa-
dujo hechos resonantes, y contribuyó a acentuar el caos interno miento del depósito de Arsenales Domingo Viejobueno, el 23 de
(...) Las conveniencias políticas determinaron que las autoridades diciembre de 1975, fue una sangrienta derrota para la guerrilla que
que asumieron el 10 de diciembre de 1983, cubrieran con el silen- la prensa dictatorial describió intencionadamente como “el pri-
25
cio los hechos que se atribuyeron a esta organización”. mer operativo conjunto entre erp y montoneros”. Uno de los ardi-
Como acompañamiento se describe a los políticos de 1973 ya des empleados por la guerrilla aparece como símbolo del engaño:
como aliados de la guerrilla, ya como ineptos o inermes frente al “los subversivos usan una treta: una supuesta venta de pan dulce
poder de las organizaciones armadas. El elemento clave que con- (era la tarde anterior a la Nochebuena) a bajo precio”. Otro pie de
centra estas visiones es la amnistía de 1973. Díaz Bessone foto cuenta que en Tucumán, “columnas armadas de la banda
dedica uno de los capítulos de su libro a largas transcripciones de terrorista erp organizaban desfiles donde izaban el estandarte de
26
los debates parlamentarios para la aprobación de la ley. su banda en reemplazo de la bandera argentina, fusilaban a quie-
En 1980, Gente editó un informe especial. La nota hace un nes pretendían desertar de sus filas, o volaban un avión cargado
28
contrapunto entre las esperanzas de los ciudadanos y los encar- de gendarmes”. Estos hechos, los más visibles y resonantes,
gados de representarlos, los políticos: “Se iniciaba una nueva acaso no hubieran bastado por sí solos para construir la imagen
etapa, decían los políticos, y había que pensar en la unión, en la de la subversión que predomina en la vulgata. El Operativo Inde-

23. Idem.
24. Somos, “Cuando la subversión fue poder”, 3/12/1976. 27. Gente, “Cómo y quiénes votaron la ley que dejó libres a los terroristas”. Primera
25. Díaz Bessone, Guerra Revolucionaria en la Argentina, p. 174. parte, 21/8/1980.
26. Es el capítulo IX, “El Congreso de la nación y la guerra revolucionaria”. 28. Gente, “Lo que hoy no se ve y ayer se vivió”, 6/09/1979.

30 FEDERICO LORENZ COMBATES POR LA MEMORIA 31


pendencia, que en el mejor de los casos fue una persecución, es del Himno Nacional. Finalmente fue asesinado (...) en una celda
descripto en estos relatos como “el principio del fin”. Las esca- de un metro de largo por sesenta y cinco centímetros de ancho y
ramuzas son presentadas como “30 combates” en los que se apenas dos metros de altura; un espacio estrecho y asfixiante que
29 31
“aniquiló a la Compañía de Monte Ramón Rosa Jiménez”. la subversión llamaba cárcel del pueblo”.
El énfasis en estos y otros episodios, como el ataque monto- ¿Por qué la figura de Larrabure? Por sus sufrimientos durante
nero al Regimiento de Infantería de Monte 29 en Formosa (octubre su cautiverio, así como por su muerte trágica: en términos de opo-
de 1975), reforzaba la visión de una fuerza beligerante extraña fron- ner historias a historias, no había muchos casos dentro de las Fuer-
teras adentro, la idea de una guerra dentro del propio territorio. zas Armadas que contrapesaran los relatos por las violaciones a
los derechos humanos que sobre todo en el exterior ya circulaban
con frecuencia.
30
LARRABURE: EL MÁRTIR NECESARIO
Frente a las denuncias por las violaciones a los derechos huma-
nos, la figura del teniente coronel Argentino del Valle Larrabure LAS VÍCTIMAS INOCENTES
permitió exhibir un crimen semejante al denunciado por los fami- El 1° de diciembre de 1974, el ERP mató al capitán Humberto Anto-
liares de los desaparecidos. Larrabure fue secuestrado el 11 de nio Viola y, en el mismo episodio, asesinó a su hijita María Cris-
agosto de 1974 por el ERP, y permaneció en una “cárcel del pueblo”. tina, de 3 años. Esta acción era parte de las represalias frente al
Su cadáver fue encontrado más de un año después, con eviden- asesinato de sus militantes por parte del Ejército. La organización
cias de ahorcamiento y signos de desnutrición (había perdido 40 guerrillera había anunciado en un comunicado que hasta que el
kilos de peso). Las explicaciones son divergentes: según el ERP, Ejército no cambiara su metodología, respondería del mismo modo.
se ahorcó él mismo, mientras que otras versiones señalan que fue Pero ante la muerte de la niña, suspendieron esas acciones y san-
estrangulado y rematado de un golpe por sus captores. El suple- cionaron a quienes habían actuado en ese operativo.
mento editado para recibir a la CIDH dice: “Durante los meses que Asesinatos como el de la pequeña Viola son un elemento clave
duró su cautiverio, el entonces mayor Larrabure sufrió un marti- en la vulgata. Otro caso semejante es el de Paula, la hija del coman-
rio increíble. Fue torturado, humillado, encerrado en un sótano dante en jefe de la Armada Armando Lambruschini, muerta en un
húmedo y sin ventilación, privado de comida, condenado, en suma, atentado montonero en agosto de 1978: “La subversión vuelve a
a una muerte lenta y terrible. Resistió con un espíritu que, evi- golpear y, como tantas otras veces, vuelve a cobrar víctimas entre
dentemente, estaba muy por encima del de sus captores. Perdió los inocentes (...) La bomba que pretendió asesinar al jefe militar
32
40 kilos de peso, pero con las fuerzas que le quedaban solía levan- le costó la vida a su hija Paula, de sólo 15 años”.
tarse para entonar en la cara de sus secuestradores las estrofas

29. Gente, “Historia de una tragedia argentina”. Segunda parte, 5/11/1987. 31. Gente, “Lo que hoy no se ve y ayer se vivió”, 6/09/1979.
30. Debo esta idea a conversaciones con Máximo Badaró. 32. Idem.

32 FEDERICO LORENZ COMBATES POR LA MEMORIA 33


El mecanismo de contramemoria frente a las denuncias por La figura de Ana María González simbolizó imágenes negati-
las violaciones a los derechos humanos resulta claro: “Una bomba, vas acerca de la guerrilla concentradas en las mujeres y los jóve-
una chica muerta, una familia destruida. Podríamos recurrir a la nes de clase media. La tradicional atribución de aspectos irracio-
memoria y sumar este caso a todo el horror del pasado. Y recordar nales y emotivos a las mujeres facilitaba afirmaciones como ésta:
dolorosos nombres. Pero no. Esta vez nos lo prohibimos. Delibe- “Las mujeres guerrilleras –desde Arrostito hasta María Victoria
radamente. Si los hombres de armas se ensangrentaron en el Walsh, desde Ana María González hasta la mujer de Santucho–
35
combate y siguen en su puesto, si los que perdieron hijos, padres, eran más peligrosas y más fanáticas que los hombres”.
hermanos, no huyeron y siguen en sus puestos, resulta inútil volver La mujer puede aprovecharse de “armas naturales” (la seduc-
atrás. Esos hombres, de pie y en combate, miran hacia adelante. ción, el engaño) que pasan a ser atributos de la guerrilla: “La víctima
Ése es el camino. Paula ha muerto, es cierto. Pero a las lágrimas elegida [para un secuestro] por el grupo guerrillero tiene que ser
del primer minuto debe seguir el apretar de dientes y la fuerza del “chequeada” previamente (...) Invariablemente, este trabajo lo hacen
alma. Nada esperemos de nadie. No reclamemos la piedad de los las mujeres. Juana puede seguir a su víctima durante semanas prác-
de afuera, ni la preocupación de las comisiones de derechos huma- ticamente sin riesgo: hoy tendrá una peluca rubia, mañana el pelo
33
nos que están, al fin y al cabo, aliadas al terror”. cortado al rape, pasado mañana una peluca pelirroja. Un variado
arsenal que incluye también anteojos oscuros, cara lavada, pesados
maquillajes, vestidos muy amplios o pantalones muy ajustados,
LA PERFIDIA DE LOS ABURRIDOS Y LA ABERRACIÓN DE LO FEMENINO y que en el caso del hombre es sumamente limitado. Pero si el
El 18 de junio de 1976, la montonera Ana María González, valién- chequeo a distancia no bastara, la mujer usará un arma formida-
36

dose de la amistad de una de las hijas del general Cesáreo Car- ble y eficaz en el cien por ciento de los casos: la seducción”.
dozo, jefe de la Policía Federal Argentina, colocó una bomba debajo Las militantes fueron atacadas desde el punto de vista de su
de su cama, y lo mató. El episodio sirvió para construir toda una moral sexual y su maternidad para mostrar que la guerrilla no se
serie de imágenes acerca de los militantes de las organizaciones detenía ante nada: “A Ricardo lo sucederá Pablo, y a Pablo, Roberto.
armadas: “La subversión desesperada, a punto de ser derrotada, Será mujer de muchos hombres, siempre dentro del ámbito de la
ataca sin piedad (...) La terrorista Ana María González (...) logra guerrilla. Esa promiscuidad, en todo caso, será un argumento para
ganarse la amistad de la hija del general y, con esa amistad, la con- hacerla imprescindible dentro de su grupo. Y le permitirá estar
fianza y hasta la buena voluntad de la familia Cardozo. Una vez embarazada, un arma que usa con tanta eficacia como el 38 (...)
logrado ese objetivo coloca una bomba de tiempo en la propia Trata de estar embarazada porque sabe que será tratada de modo
37

cama del jefe militar”.


34 más benigno. Opondrá a su hijo como un escudo...”.

35. Gente, “Historia de una tragedia argentina”. Última parte, 12/11/1987.


33. Gente, agosto de 1978. 36. Idem.
34. Gente, “Lo que hoy no se ve y ayer se vivió”, 6/09/1979. 37. Idem.

34 FEDERICO LORENZ COMBATES POR LA MEMORIA 35


Ana María González, además de mujer, era joven y de clase Ministerio de Defensa: “José Luis Dios era, en la Facultad de Filo-
media, una conjunción que en la propaganda de la época era aso- sofía y Letras, un tipo retraído, tímido, callado, con aire inofensivo.
ciada a la propensión a la captación por la guerrilla. El periodista Tenía una gran confusión ideológica: hablaba de Marx, de Mar-
Bernardo Neustadt interpelaba en “¿Se preguntó usted cuántas cuse y de Guevara con poco fundamento. Su cabeza parecía una
Ana María González hay?”: coctelera. Tanto defendía la línea china como la soviética, sin rom-
per por eso con el trotskismo (...) Se llevaba bien con sus compa-
Una adolescente, Ana María González, se desliza sigilosa en el ‘hogar
ñeros. Almorzaba con ellos casi todos los días en Fechoría (...) Puso
más amigo’ y, traicionando todos los sentimientos de amistad, gra-
la bomba debajo de una butaca del microcine durante una reunión
titud, nobleza, Fría-Mente, cumple una misión de asesinar a un hom-
y salió del lugar. A su lado estaba sentado el asesor Luis Alberto
bre. No importa que se tratara del jefe de la Policía Federal. Era un 39
Macagno, que llevaba años trabajando con él y era su amigo”.
hombre que al acostarse se iba a concentrar en su último sueño, dina-
No obstante, son las mujeres las que concentran “lo peor” de
mitado por un explosivo colocado por la mejor amiga de su hija. Fue
la subversión, acaso como inversión del lugar social que se les
como si hubiéramos ‘descubierto un nuevo mundo’. Como si no cono-
asigna. Lo que une a Norma Arrostito, fundadora de Montoneros,
ciéramos que en Monte Chingolo pelearon y murieron adolescentes
y Ana María González es que “primero se rebelaron contra un
que trataron de tomar un cuartel. Como si en cada conversación de
orden de cosas; después contra todo, incluso contra lo escasa-
la Argentina de hoy no escucháramos a menudo: ‘No sé, mi hija anda 40
mente humano que quedaba en ellas mismas”.
con ideas muy extrañas...’, o aquello otro: ‘La hija de fulano es mar-
xista, está a la izquierda, o tiene algo que ver con la guerrilla...’ (...)
¿Cómo controlar cada acción de los amigos y amigas de nuestros
LA DEBILIDAD IDEOLÓGICA Y LA TRAICIÓN DE LOS DIRIGENTES
hijos en una sociedad así desfigurada? ¿Cómo evitar el ‘uso’ de nues-
La ideología de José Luis Dios es descripta peyorativamente como
tros propios hijos? Tal vez recuperando la autoridad perdida que no
una gran confusión. Éste fue también uno de los elementos fuertes
es arbitrariedad ni autoritarismo (...) No quiero seguir sin una acla-
de la propaganda. Las guerrilleras como Ana María González esta-
ración vital, Ana María González es una adolescente que asesina. No
ban “aburridas”, nada les costaba, y por lo tanto, implícitamente,
partamos de esta base para decir que toda la juventud está enferma.
militar en una organización subversiva era casi un pasatiempo.
Que todos los padres descuidan a los hijos o los vuelven muy cómo-
Esta debilidad fue presentada como uno de los elementos que
dos. Miles de Anas Marías González (sic) estudian, trabajan, sueñan,
38 facilitó el triunfo de las Fuerzas Armadas. “El naufragio ideológico
se frustran y no matan generales.
quedó decretado cuando los grandes jefes –Firmenich y Vaca Nar-
Esta imagen no era privativa de las mujeres. Los subversivos no vaja– huyeron a Europa. Muchos montoneros –sobre todo los reclu-
reconocen barreras morales o afectivas. Ésta es la descripción tados al filo de la derrota– se entregaron y pasaron información
que se hizo del autor del atentado terrorista en el microcine del
39. Gente, “Historia de una tragedia argentina”. Última parte, 12/11/1987.
38. Gente, 1/07/1976. 40. Somos, “La cruenta historia de la mujer en el terrorismo”, 10/12/1976.

36 FEDERICO LORENZ COMBATES POR LA MEMORIA 37


41
a las Fuerzas Armadas”. Los líderes abandonaron a cuadros poco los episodios de “ejecuciones” de desertores: “En un baldío de
preparados, que en muchos casos colaboraron con la represión. Pilar, aparecieron los cadáveres de un hombre y una mujer. Esta-
Nuevamente es la misma guerrilla la que se autodestruye, no las ban cosidos a balazos, y del cuello de una mujer colgaba un car-
45
fuerzas encargadas de “aniquilarlas”. La afirmación sobre quie- tel: Ajusticiados por querer abrirse de montoneros”.
nes “se entregaron y pasaron información”, por otra parte, fue
una de las claves en la estigmatización de muchos sobrevivientes
de los centros clandestinos de detención sobre todo durante los RELATOS E IMÁGENES: UNA SÍNTESIS
42
años ochenta. La vulgata procesista construyó una versión unilateral de la década
En este párrafo cargado de cinismo, nos enteramos del modo del setenta, concentrada en aspectos muy particulares de la vio-
en que se producían esas defecciones y capturas. Mientras “los lencia política: fundamentalmente los atentados y asesinatos del
líderes se refugiaban en el dorado exilio europeo (...), en los últi- período inmediatamente previo al golpe de 1976, y los posteriores.
mos seis meses se produjo un fenómeno hasta entonces inédito De este modo, un período complejo y conflictivo de la historia argen-
en esta guerra: la deserción de terroristas, que llegaron hasta los tina fue reducido a su costado militar y casi por entero a una de las
portones de los cuarteles con sus armas y sus documentos falsos formas que tuvo la violencia: la terrorista. Por extensión, lo mismo
43
y se entregaron a las fuerzas de seguridad”. Los secuestros, ocurrió con las diversas prácticas políticas que caracterizaron esa
torturas y asesinatos clandestinos organizados desde el Estado época y movilizaron a millares de personas, lo que bien mirado es
argentino son explicados como gestos individuales de individuos la prolongación de la abarcadora categoría del subversivo plante-
quebrados moralmente por el abandono de sus dirigentes. A con- ada por Ibérico Saint Jean: todos, hasta los indiferentes, lo eran.
tinuación, el mismo informe cita a un supuesto arrepentido que Para esta versión de la Historia, la violencia en Argentina
dice: “Cuando se fueron los jefes desapareció el dinero, las armas, comienza con el asesinato de Pedro Eugenio Aramburu, un per-
los alimentos, los refugios. Nos quedamos solos y librados a nues- sonaje histórico caracterizado además como una garantía o
tra propia suerte (...) Mi jefe se iba a Roma. Yo me quedaba en Bue- posibilidad de concordia (oportunidad desperdiciada, por supuesto,
nos Aires solo, sin apoyo, sin órdenes, y con una pastilla de cia- por el asesinato perpetrado por los Montoneros). La amplia movi-
44
nuro como destino final”. lización política de los veinte años entre 1955 y 1976 está tan
El desprecio por las vidas de los militantes y la crueldad de los ausente de la vulgata como la violencia represiva tanto antes como
integrantes de las organizaciones armadas se epitomizaba en después del golpe del 24 de marzo de 1976. En esto sí aparece una

41. Gente, “Historia de una tragedia argentina”. Última parte, 12/11/1987. 45. Gente, “Historia de una tragedia argentina”. Última parte, 12/11/1987. Los casos
42. Sobre estas visiones de la posdictadura es ineludible el trabajo de Ana Lon- emblemáticos en esta línea fueron los de Jesús “El Oso” Ranier (infiltrado en el
goni, Traiciones. La figura del traidor en los relatos acerca de los sobrevivientes de ERP, facilitó a las FF.AA. datos y apoyo que resultaron decisivos en la derrota de
la represión, Buenos Aires, Norma, 2007. la guerrilla en Monte Chingolo) y Ricardo Haymal (secuestrado, proporcionó
43. Gente, “El desbande de la subversión”, 23/3/1978. bajo tortura datos que entre otras cosas llevaron al secuestro y asesinato de
44. Idem. Marcos Osatinsky, fundador de las FAR y líder de Montoneros).

38 FEDERICO LORENZ COMBATES POR LA MEMORIA 39


diferencia con las caracterizaciones previas al golpe, por ejem- das defendieron desde 1976. En la batalla por los sentidos que comen-
plo en aquellas en las que campeaba la idea de “guerrilla fabril”, zaba, los defensores y beneficiarios del disciplinamiento social
para poder apuntar la represión al movimiento obrero. realizado por el Proceso de Reorganización Nacional respondieron
El impacto de los atentados relatados por la vulgata cobra a las denuncias por los crímenes contra la humanidad apelando a
mayor fuerza ante la ausencia de la historia de la represión ilegal, la vulgata procesista.
que surgirá con fuerza entre el público con posterioridad a la derrota La teoría de los dos demonios, consolidada en los años ini-
de Malvinas. A partir de ese hito, las voces de denuncia del accio- ciales de la década del ochenta, de algún modo facilitó que la vul-
nar aberrante e ilegal del Estado terrorista comenzaron a predo- gata se reforzara. Al confinar la responsabilidad de la violencia
minar en el espacio público. En gran medida un relato “cubrió” al que había azotado a la Argentina en la irracionalidad de la izquierda
otro, de allí la “denuncia” de un complot y un falseamiento que y la derecha, para los apólogos de la dictadura se trató de un ejer-
hacen los autores de la vulgata. Días antes de la asunción de Raúl cicio simple: ignorar las acusaciones, y cargar las tintas sobre la
Alfonsín, Gente editorializa: irracionalidad y la sanguinaria violencia de los subversivos, el
otro demonio.
Si queremos entrar de pie en la democracia, hablemos claro. Si vamos
¿Hubo entonces una lucha o un reemplazo de memorias? Acaso
a emplear una ley, que esa ley sea igual para todos. En este caso nos
haya que asumir que la disputa por el pasado no se dio como diá-
referimos a una ley no escrita. Es algo así como una “jurisprudencia
logo o discusión. Si pensáramos en las luchas por la memoria bajo
oral” (...) Cuando se trata de señalar las responsabilidades que les
la forma de una partitura, concluiríamos en que no existe una armo-
comprenden a los militares que actuaron en la represión, se emplea
nía (no por llegar al acuerdo, sino en el sentido de la combinación).
un lenguaje duro, enérgico y exacto. Pero cuando se trata de emplear
Se trata, más bien, de una cacofonía: la derecha gritó “su verdad”
ese mismo idioma para condenar a la subversión o a alguno de sus
hasta quedar ronca, y vuelve a hacerlo en los mismos términos,
confesos integrantes, esas palabras se vuelven blandas, escurridizas
con los mismos emblemas. Los reclamos acerca de “contar la his-
y casi diplomáticamente complacientes. El ciudadano cuando votó,
toria completa” estuvieron salpicados de ejemplos tomados de
no sólo eligió la vida. No sólo quiere impedir el regreso de la pesa-
46 esta vulgata. Ese aislamiento le ha permitido reforzarse en los sen-
dilla... también pide claridad.
tidos que construyó acerca de los años sesenta y setenta.
La claridad reclamada es la síntesis del argumento de la vulgata: Probablemente los actores sociales que polemizan sobre esas
vencimos en la guerra contra la subversión, pero fuimos derro- dos violentas décadas lo hacen de un modo parecido al de los
tados por la guerra de propaganda. A la claridad (de los hechos, millares de combatientes de la Gran Guerra. Éstos, confinados
de la causa) se opone la oscuridad de la subversión, sus prácticas bajo tierra, comían, dormían y combatían compartiendo su inti-
clandestinas, su alejamiento de la sociedad que las Fuerzas Arma- midad cotidiana y la incertidumbre del frente con sus compañe-
ros en un espacio muy reducido: la trinchera. La zanja en la que
vivían los protegía del fuego enemigo, pero a la vez se pasaban
46. Gente, “Claridad”, 1/12/1983. meses disparando hacia la nada, hacia una genérica “trinchera

40 FEDERICO LORENZ COMBATES POR LA MEMORIA 41


de enfrente”, en muchos casos sin ver jamás de cerca a un sol- cación alguna para el asesinato de una niña, como no la hay
dado adversario, aunque imaginándolo. El campo de batalla se para el robo y el asesinato de bebés. Lo que sí hay, desde que evo-
reducía a dos paredes de tierra y al rectángulo de cielo que se lutivamente nos distanciamos del resto de los animales, son expli-
podía observar al alzar la vista. De este modo la totalidad del con- caciones, que entre otras cosas nos permiten hablar de respon-
flicto se transformaba en un mundo que se reducía a una parte sabilidades sobre los propios actos, y en consecuencia, juzgar
muy pequeña del escenario de la guerra, pero que concentraba también culpabilidades. Esos ejemplos extremos del fenómeno
experiencias intensas. social de la violencia son eso: extremos de procesos más com-
Un diálogo de sordos semejante ha posibilitado que ciertas plejos que estuvieron atravesados por cantidad de matices y ads-
visiones acerca de los años setenta permanezcan con un fuerte cripciones que entre otras cosas llevaron a millares de argentinos
arraigo en amplios sectores de la sociedad. Pero el frente estático a legitimar la violencia, y a otros miles, servidores públicos uni-
de las trincheras es tanto un “mérito” de quienes sostienen la vul- formados y supuestos defensores de la legalidad, a asumir la vio-
gata procesista como una consecuencia de los silencios y gene- lación de ésta como condición básica para hacer su trabajo. ¿Rela-
ralizaciones desde las izquierdas, los partidos políticos y el movi- tivismo? Todo lo contrario: reconocer que debemos llevar nuestras
miento de derechos humanos. Silencios que intuitiva y rápidamente explicaciones tan lejos como podamos es la única forma de evi-
podrían atribuirse por lo menos a tres cuestiones: cubrirlos obli- tar que estos temas queden relegados al espacio intangible de la
garía a definirse acerca de la propia violencia, revisar la derrota de sensibilidad o al mundo sin freno de la irracionalidad.
los diferentes proyectos políticos revolucionarios y asumir una A partir, sobre todo, de la acción del movimiento de los dere-
responsabilidad política frente a ambos. chos humanos, la memoria de la violencia acuñada por la dicta-
Desde una perspectiva “argumental”, el discurso de la dere- dura fue reemplazada por otra, aquella construida con las denun-
cha se ha mantenido firme en su caracterización del proceso his- cias acerca del terrorismo de Estado, dominante desde 1983, en
tórico como una guerra con características particulares llamada la que la cuestión de la violencia insurgente de los años previos
lucha contra la subversión. En este esquema, las violaciones a los a 1976 estaba ausente. Esto refuerza la construcción como víctima
derechos humanos de las que se acusa a las Fuerzas Armadas fue- que de sí misma hace la derecha, ya que este relato, a la vez, no
ron los “excesos habituales en toda guerra”. Por eso las denun- ha incorporado a las víctimas de la violencia insurgente o terro-
cias por violaciones a los derechos humanos son respondidas rista: las muertes utilizadas para cuestionar el discurso del movi-
desde la vulgata, que aporta los crímenes emblemáticos que “equi- miento de derechos humanos no han sido incorporadas por éste,
paran” ambos relatos a partir de las víctimas fatales. como tampoco las distintas violencias practicadas o sostenidas
Se trata de un patético y miserable body counting que en por quienes luego fueron víctimas del terrorismo de Estado.
muchos casos ni siquiera respeta a los muertos que dice querer Estas puntualizaciones que hacemos no deben hacer que el
rescatar del olvido. En primer lugar, porque en términos indivi- lector pierda de vista una cuestión fundamental: que no se trata
duales, la contraposición de “dolor contra dolor” no habilita espa- de una serie de peleas de memorias contra memorias. Existe un
cio para discusión alguna, y porque sencillamente no hay justifi- piso insoslayable para plantear cualquier tipo de discusión sobre

42 FEDERICO LORENZ COMBATES POR LA MEMORIA 43


el pasado reciente: los crímenes de lesa humanidad que la Justi- ¿Qué incidencia tiene este panorama en la investigación, sobre
cia argentina, en un hecho inédito a nivel mundial, probó, juzgó y todo en la definición de objetos y presupuestos? Estudiar la vul-
condenó en 1985 como un plan represivo sistemático. gata procesista puede ser no sólo un elemento para someter a crí-
Como vemos, lo que la vulgata hace, en la narración que cons- tica histórica el discurso negador de uno de los aspectos más
truye de la historia, es correr todo el tiempo la cancha a espacios brutales del pasado argentino, sino también una vía para señalar
que considera más cómodos, sobre todo por barrosos para los aquellos silencios y huecos dentro de los relatos de izquierdas, los
demás jugadores. Ésta es la operación que debe desmontarse, puntos débiles que abandonados por omisión consciente o incons-
pero asumiendo que temas cerrados para y por las izquierdas, los ciente refuerzan la visión conspirativa y maniquea de quienes se
defensores de los derechos humanos o, en el otro extremo, sec- consideran perjudicados por la Historia, pero olvidan que en el
tores sociales partícipes y cómplices de la dictadura, como muchos poder buscaron borrarla junto con las vidas que la encarnaban.
empresarios, o la misma prensa, también deben ser revisados, cri-
ticados y castigados.
La política activa de la presidencia Kirchner en materia de
derechos humanos ha crispado este diálogo de sordos. Es posi-
ble ver una revitalización del discurso de la vulgata en una nueva
publicación, surgida al calor de las controversias por el pasado
reciente que han caracterizado estos últimos años. Se trata de
B1 (vitamina para la memoria de guerra de los setenta), dirigida
por el mayor Pedro Rafael Mercado, esposo de Cecilia Pando,
quien fue castigado con el retiro obligatorio por los dichos de su
esposa en la Casa de Gobierno. Como si se tratara de un ayuda
memoria para este trabajo, los índices de las B1 aparecidas entre
2005 y 2007 son un calco de la construcción histórica que aca-
bamos de caracterizar. En su último número, una publicación que
antes sólo se distribuía en algunos actos, y ahora se vende en
los kioscos de revistas, invita a comprar los números anteriores,
y se autodefine como “la voluntad impresa de que no nos cam-
47
bien la historia”.

47. B1 (vitamina para la memoria de guerra de los setenta), Año II, N° 7, septiembre
de 2007.

44 FEDERICO LORENZ COMBATES POR LA MEMORIA 45

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