Download as pdf or txt
Download as pdf or txt
You are on page 1of 9

Universidad Católica de Honduras

Nuestra señora Reina de la Paz

Asignatura:
El hombre frente a la vida

Catedrático:
Lic. Dorian Vigil

Tema:
Principio de la vida: Aborto, eutanasia, suicidio

Alumnos:
Miriam Viviana Orellana Rodríguez-0401-2005-00176
Daniela Sarahi Vargas Flores-1807-2004-01429
Luis Felipe Chávez Lopez-0504-2004-00480
Valeria Sofía Carranza Mejía-0410-2003-00162
Axel Jafeth López Fonseca-0210-2001-01096
Lourdes Dariela Cáceres Castillo 0309-2005-00066

Fecha de entrega:
17/11/2022
El aborto

1. La penalización del aborto restringe y viola los derechos humanos fundamentales de niñas,
adolescentes y mujeres

La falta de acceso a los servicios de salud en condiciones de igualdad, dignidad y seguridad para todas
las mujeres en situaciones de embarazo no deseado es una práctica discriminatoria, que vulnera los
derechos fundamentales de las mujeres. Toda niña, adolescente y mujer tiene derecho a ejercer sus
derechos reproductivos en condiciones de igualdad, de protección a su vida, salud, integridad física,
psíquica y moral.

2. La penalización del aborto no detendrá los abortos

La penalización solo hace que los abortos sean clandestinos, se practiquen en forma insegura y sigan
muriendo mujeres jóvenes de bajos recursos. El altísimo número de abortos que se practican en el
mundo evidencia el pobre efecto de las restricciones sobre las mujeres.

La ilegalidad del aborto sigue fortaleciendo un mercado millonario, clandestino y peligroso

Esto valida de forma peligrosa, un mercado clandestino que maneja cifras millonarias y que se
enriquecen con la angustia, la vida y la salud de las mujeres.

El aborto no solo debe tener en cuenta la libertad y los derechos de la mujer, sino también los del feto.
Se degrada a una segunda categoría la existencia de un humano por el solo hecho de que su
supervivencia depende de la madre. Aunque la mujer es dueña de su cuerpo, su propiedad no debe
extenderse al territorio corporal de otra persona. Hombres y mujeres son libres de decidir sobre su vida
sexual y reproductiva, hasta el momento en que su ejercicio anula la libertad y la dignidad de otro.
Las y los bebés, incluso en el seno materno durante el embarazo, ya son titulares de derechos como el
de la salud y, al nacer, el derecho a vivir en familia, a la supervivencia y al desarrollo.
El derecho a la vida es el primero y más fundamental de los derechos humanos, por ello es el supuesto
ontológico sin el cual los restantes derechos no tendrían existencia posible, lo que exige su respeto
desde su inicio hasta su natural extinción
El no nacido tiene derecho a la vida, es el primero y pilar fundamental de los derechos humanos, sin el
cual los restantes derechos no tendrían existencia posible, esto exige su respeto desde el inicio de la
vida hasta su muerte.

La mayoría de mujeres que han abortado comenta que después de hacerlo presentan sentimientos
como culpa, arrepentimiento, dolor y soledad No es salud. Los centros de aborto no informan a la mujer
sobre los detalles de este tipo de intervención, las consecuencias físicas y psicológicas que tiene. Desde
perforaciones uterinas, pérdidas y prematuridad del siguiente hijo, esterilidad y graves alteraciones
psiquiátricas. El síndrome post-aborto es una traumática y dolorosa realidad que siempre se ha tratado
de ocultar. No es solidaria. Si tomamos la solidaridad como sinónimo de apoyo, respaldo, ayuda o
defensa, el aborto es justo lo contrario. Porque ni apoya a la mujer embarazada, ni respalda su situación,
ni la ayuda a superarla ni, desde luego, defiende la vida que lleva dentro. Frente a los valores de
entrega, caridad y amor al otro, los partidarios del aborto transmiten conceptos puramente egoístas: mi
cuerpo, mi derecho, mi bienestar, mi comodidad, mi vida. No es solución. La única solución es que el
aborto sea la última solución posible. Simplemente con que la madre acuda al ginecólogo y vea la
ecografía de su hijo se evitan 3 de cada 4 abortos.
La práctica del aborto contradice diversas creencias religiosas.

La Biblia, el libro sagrado de las religiones cristianas más predominantes en el mundo, reconoce que
todas las vidas son sagradas. Por lo tanto, un aborto es poner fin a una vida que se está gestando. El
judaísmo o el islam, por ejemplo, contemplan la posibilidad de abortar en casos concretos como la
violación o si existe un riesgo para la vida de la madre. ¿Habla la Biblia sobre el aborto?

La palabra aborto no aparece en ninguna parte de la Biblia.

A nadie en la Biblia se le describe jamás que haya tenido un aborto, que lo anime o incluso que esté
lidiando con uno.

La Biblia no dice nada que aborde específicamente nuestro tema.

Y muchos han concluido que el tema no es una preocupación bíblica sino un asunto privado. Dicen que
debemos callar donde la Biblia calla.

Los defensores de “pro-vida” contrarrestan que por esta lógica deberíamos guardar silencio con
respecto a la “Trinidad” ya que la palabra nunca aparece en las Escrituras. O “marihuana” y “cocaína”, ya
que no están en una concordancia bíblica. Sin embargo, estos problemas surgieron después de la era
bíblica, mientras que el aborto era común en el mundo antiguo. Entonces este argumento no parece
relevante.

La ilegalidad del aborto lleva a las mujeres a hacerse abortos inseguros y riesgosos para su vida.

La Organización Mundial de la Salud estima que 23,000 mujeres mueren cada año a causa de abortos
inseguros en el mundo. Un estudio demuestra que prohibir los abortos en los Estados Unidos podría
aumentar la cantidad de muertes relacionadas con el embarazo, sobre todo en mujeres afroamericanas
y otras minorías.
Eutanasia

1. La carga de la prueba no les corresponde a los que defienden la eutanasia

Muchos de los que defienden la eutanasia argumentan que a ellos no les corresponde la carga de la
prueba de la licitud de la eutanasia, pues al tratarse de una libertad, corresponde probarla a los que
restringen dicha libertad, no a los que la reivindican.

2. La eutanasia reduce los gastos sociales, que se pueden destinar a los que desean vivir.

Si respetamos la voluntad de un enfermo terminal que ya no desea vivir, estamos ahorrando


considerables gastos sanitarios y de pensiones, que se pueden destinar a los que sí desean vivir.

Como en la mayoría de los países occidentales, la pirámide poblacional está tan invertida, que
actualmente hay un jubilado por cada tres trabajadores, y de seguir la tendencia que llevamos, en veinte
años habrá un jubilado por cada trabajador.

Este problema sólo se puede paliar de tres maneras: fomentando la natalidad, favoreciendo la
inmigración o multiplicando la eutanasia. Parece que la vía más fácil y más barata es la tercera.

La eutanasia implica la destrucción o finalización de la vida del individuo que libremente la ha recibido:
la autonomía o capacidad de tomar decisiones de un ser vivo sirve legítimamente para terminar con esa
vida y esa autonomía
Sobre el argumento de la libertad
Para responder al argumento de que la prohibición de la eutanasia es contraria a la libertad, hay que
distinguir dos libertades: la del paciente y la del personal sanitario, y además hay que cuestionar la
noción de libertad que manejan.

a) Libertad del paciente


Muy pocos pacientes dicen que quieren morir, menos aun cuando están debidamente atendidos
y acompañados.
Además, cuando piden la muerte, muchos quieren significar una cosa muy distinta de la
voluntad de morir. Pedir la muerte significa casi siempre no querer vivir en condiciones tan
difíciles. ¿Pedir la muerte porque se sufre es realmente una elección libre? En cambio, los
cuidados paliativos restauran la libertad del paciente al final de su vida al controlar tanto el
dolor como el sufrimiento mental.
Al permitir la eutanasia, se pone a los enfermos en la tesitura de decidir si quieren seguir siendo
una carga para sus familiares. La permisión de la eutanasia supone un chantaje moral a los más
débiles, a aquellas personas que se sienten un peso para la familia y para la sociedad, lo cual
limita ciertamente su libertad. Fomenta su desesperanza, induciéndoles a
rendirse en la lucha por la vida. De hecho, nuestro código penal considera, ya no un suicidio
asistido, sino un asesinato el cooperar en un suicidio de un menor o de una persona que tiene
disminuidas sus facultades mentales. ¿Y cómo se encuentra una persona sufre y ve cercana su
muerte?
Si se despenaliza la eutanasia, muchas personas serán invitadas a morirse por aquellos que no
quieren molestarse por mantenerlas vivas. Ciertamente no de manera expresa, pero sí por el
simple hecho de que el enfermo sabe que puede dejar de ser una carga para los demás. A veces
serán sus propios familiares, que no quieren cuidarles, o peor, que tienen prisa en cobrar la
herencia. También puede ser algún médico desaprensivo, que considera injustificado el empleo
de tantos recursos en vidas “inútiles”.
Por contraste, en circunstancias normales, cuando vemos alguien sano que se quiere suicidar,
vamos corriendo en su ayuda para darle razones que le hagan cambiar de opinión. Pero, con la
eutanasia se da la paradoja de que se nos exige que respetemos su “decisión libre”, cuando la
suya no es una decisión tan libre: está condicionada por muchísimas presiones.

b) Libertad del personal sanitario y del resto de la sociedad


Por lo que se refiere al personal sanitario, la constitución de la eutanasia como un derecho,
genera siempre obligaciones, de modo análogo a como el derecho al aborto genera obligaciones
en el personal sanitario, pues, aunque se regule el derecho a la objeción de conciencia, siempre
quedarán excluidos del derecho a la objeción la actividad del personal sanitario que rodea la
práctica de la eutanasia (auxiliares, limpiadores, administrativos, etc.)
Pero no es sólo el personal sanitario está obligado a colaborar en este derecho: también lo están
las fuerzas de seguridad, jueces y magistrados, asistentes sociales, maestros y profesores (que
tendrán que enseñar cómo ejercer este nuevo “derecho”), etc.

c) La noción de libertad que manejan los defensores de la eutanasia es parcial y discutible


Entender la libertad sencillamente como la capacidad de elegir cualquier cosa en un momento
determinado es contraria a la noción de libertad como la capacidad de elegir lo mejor. Cuántas
veces, cada uno de nosotros, después de elegir algo, al darnos cuenta de los efectos nocivos de
nuestra decisión, hemos dicho o pensado: “realmente esto no es lo que yo quería”. Igualmente,
esta consagración del respeto a la libertad, como valor supremo, presupone una antropología
individualista liberal.

Permitir la eutanasia es una libertad, supone reconocer un derecho para el que quiera ejercitarlo. No se
obliga a nadie a ejercer esta libertad. Cada uno es dueño de su cuerpo, de su vida y de su muerte; cada
cual es libre de hacer con su vida lo que quiera con tal de que no perjudique a los demás. Nadie está
obligado a vivir, y menos, a sufrir, y nadie puede imponer a otros su visión del sentido de la vida ni del
sufrimiento. Aquí sólo están implicadas dos personas que actúan con plena libertad: quien solicita su
muerte y quien accede a practicarla (el personal sanitario conservará su derecho a objetar de
conciencia).

La eutanasia no es una opción “libre”, casi siempre va ligada a depresión… y la depresión puede tratarse
La eutanasia se basa en el deseo de morir, un deseo suicida, y a menudo -quizá casi siempre- va ligado a
la depresión, que causa pensamientos suicidas. La solución no es matar al enfermo -aunque lo pida- sino
tratar la depresión. Hay numerosos estudios que muestran que cuando se trata la depresión de los que
piden eutanasia en países donde es legal, la inmensa mayoría cambia de opinión y deja de pedirla…
suponiendo que no le hayan matado antes. La eutanasia es irreversible. Una persona, puede atravesar
un estado de depresión, o ser empujada a ella por su entorno durante un cierto tiempo, un mes, dos,
tres. Si en este tiempo solicita que acaben con su vida lo habrá hecho en unas condiciones en las que no
era ella misma. Pero será tarde. Ya estará muerto. La ley, si se aprueba, establecería 30 días entre
petición y muerte. Demasiado poco para vencer la depresión.

La eutanasia no es consecuencia de la libertad, sino que es su víctima. Está ampliamente documentado


que la causa fundamental que impele a buscar la muerte no es la enfermedad terminal, o una gran
incapacidad funcional, sino la falta de reconocimiento humano y la soledad. Sentirse un “algo” que
sobra, que es una carga o molestia para su familia, que es ignorado, o bien que está solo, terriblemente
solo. Es esto sobre todo lo que crea las condiciones para desear morir. La gran tarea de nuestra sociedad
ha de ser reconstruir el reconocimiento y el acompañamiento. Esa sí es una actitud humana y no la
muerte. La eutanasia no es más que un suicidio. Y si otra persona puede decidir en nombre de la
persona, esto es un asesinato. Puedes blanquear esto como quieras. Es un suicidio o un asesinato. Nada
más.
Suicidio

Julio del 2022 en un lapso de 31 meses, en Honduras se reportaron unos 1,029 suicidios, el 82% de los
suicidios que se registran en el país son cometidos por hombres y el 18% restante por mujeres. Este
fenómeno no solo pasa en el individuo sino en la sociedad entera y esto se relaciona en gran parte con
la socialización, la anomia que marca la pérdida de los valores y la normativa. A esta problemática se
suman el alcoholismo, la drogadicción y la violencia intrafamiliar, esto genera en el ser humano
desprecio hacia la sociedad y al final hasta por su propia vida. “vemos estadísticas lamentables porque la
mayoría son jóvenes y que solo afecta a personas con condiciones ecónomas precarias y otras con
desempleo”.

Suicidio y comportamiento suicida

Es el acto de quitarse deliberadamente la propia vida. El comportamiento suicida es cualquier acción


que pudiera llevar a una persona a morir, como tomar una sobredosis de medicamentos o estrellar un
automóvil a propósito.

Causas

El suicidio y los comportamientos suicidas generalmente ocurren en personas con uno o más de los
siguientes factores:

 Trastorno bipolar
 Trastorno límite de la personalidad
 Depresión
 Consumo de drogas o alcohol
 Trastorno de estrés postraumático (TEPT)
 Esquizofrenia
 Historial de abuso sexual, físico y emocional
 Cuestiones de vida estresantes, como problemas serios a nivel financiero o en las relaciones
interpersonales

Las personas que intentan suicidarse con frecuencia están tratando de alejarse de una situación de la
vida que parece imposible de manejar. Muchos de los que cometen intento de suicidio están buscando
alivio a:

 Sentirse avergonzados, culpables o una carga para los demás


 Sentirse como víctimas
 Sentimientos de rechazo, pérdida o soledad
Los comportamientos suicidas pueden ocurrir por una situación o hecho que la persona ve como
agobiante, tales como:

 El envejecimiento (los adultos mayores tienen la tasa más alta de suicidio)


 La muerte de un ser querido
 El consumo de drogas o alcohol
 Un trauma emocional
 Enfermedades físicas graves o dolor
 El desempleo o los problemas financieros

Los factores de riesgo del suicidio en adolescentes incluyen:

 Acceso a armas de fuego


 Miembro de la familia que cometió suicidio
 Antecedentes de autoagresión deliberada
 Antecedentes de abandono o maltrato
 Vivir en comunidades en donde ha habido brotes recientes de suicidio en personas jóvenes
 Ruptura sentimental

Mientras que los hombres son más propensos que las mujeres a morir por suicidio, las mujeres son dos
veces más propensas a intentar suicidarse.

La mayoría de los intentos de suicidio no terminan en muerte. Muchos de estos intentos se llevan a cabo
en una forma en la que el rescate sea posible. Estos intentos a menudo representan una llamada de
auxilio.

Algunas personas intentan suicidarse de una manera que sea menos probable de ser fatal, como
envenenamiento o sobredosis. Los hombres tienen mayor probabilidad de escoger métodos violentos,
como dispararse. Como resultado de esto, los intentos de suicidio en los hombres tienen mayor
probabilidad de terminar en muerte.

Los parientes de personas que intentan o cometen suicidio a menudo se culpan o se enojan mucho.
Pueden ver el intento de suicidio como egoísta. Sin embargo, las personas que intentan cometer suicidio
con frecuencia creen erróneamente que les están haciendo un favor a sus amigos y parientes al irse de
este mundo.

Los pensamientos suicidas son, por si mismos, una señal de alarma lo suficientemente importante como
para decidirse a pedir ayuda. Las propuestas de legalización de la eutanasia y del suicidio asistido ya no
se limitan a autorizarlos para pacientes terminales, afectados por graves dolores físicos, sino que se
proponen también para personas de sufrimiento psíquico, incluido el cansancio de vivir.

Prevenir el suicidio no es fácil. Habría que cambiar un conjunto de tendencias sociales que dejan detrás
un reguero de muertes por sobredosis de desesperanza. Pero al menos podríamos empezar por no
enmascarar los males. Cuando se ensalza el suicidio asistido al final de la vida no es de extrañar que
otros empiecen a ver este gesto de muerte como una solución a sus problemas en cualquier etapa de su
vida. Hablamos de autonomía y dignidad ante la muerte, cuando en realidad el problema es de soledad
y aislamiento. Y la solidaridad con el sufrimiento ajeno debe demostrarse ahí, con una ayuda siempre
más costosa que una inyección letal.
El suicidio, ponerle fin a tu propia vida, es una reacción trágica a situaciones de vida estresantes; más
trágica aún porque el suicidio puede prevenirse. Si estás pensando en suicidarte o conoces a alguien que
esté teniendo sentimientos suicidas, aprende a identificar los signos de advertencia del suicidio y a
comunicarte para buscar ayuda y tratamiento profesional de inmediato. Puedes salvar una vida; la tuya
o la de otro.

Puede parecer que tus problemas no tienen solución y que el suicidio es la única forma de poner fin al
dolor. Pero hay algunas medidas que puedes tomar para mantenerte a salvo y volver a disfrutar de la
vida. Los signos que advierten sobre el suicidio o los pensamientos suicidas incluyen lo siguiente:

 Hablar acerca del suicidio, por ejemplo, con dichos como “me voy a suicidar”, “desearía estar
muerto” o “desearía no haber nacido”
 Obtener los medios para quitarse la vida, por ejemplo, al comprar un arma o almacenar pastillas
 Aislarse de la sociedad y querer estar solo
 Tener cambios de humor, como euforia un día y desazón profunda el siguiente
 Preocuparse por la muerte, por morir o por la violencia
 Sentirse atrapado o sin esperanzas a causa de alguna situación
 Aumentar el consumo de drogas o bebidas alcohólicas
 Cambiar la rutina normal, incluidos los patrones de alimentación y sueño
 Hacer actividades arriesgadas o autodestructivas, como consumir drogas o manejar de manera
negligente
 Regalar las pertenencias o poner los asuntos personales en orden cuando no hay otra
explicación lógica para hacerlo
 Despedirse de las personas como si no se las fuera a ver de nuevo
 Manifestar cambios de personalidad o sentirse extremadamente ansioso o agitado, en especial
cuando se tienen algunos de los signos de advertencia que se mencionaron con anterioridad

El suicidio es una decisión muy personal, cada quien lleva sus problemas y sus sufrimientos a su
manera, más sin embargo es un pecado siento que las muchas de las personas que se hacen este
tipo de sufrimiento son personas que no tienen temor ni conocimiento de Dios.

You might also like