The Quest For Fusion

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The Quest for Fusion

The process that creates the sun's energy is called nuclear fusion. In normal circumstance the positively-
charged nuclei of atoms repel each other very strongly. In the centers of stars such as the sun, however,
the pressure and heat are so intense that the nuclei overcome this repulsion and fuse together to form
heavier atoms, liberating a tremendous amount of energy in the process. The radiation from the sun's
nuclear fusion is the source of almost all energy on Earth. However, only a tiny fraction of that energy is
ever captured. Instead of simply trying to harvest solar energy. what if it were possible to build a mini
sun right here on Earth and produce fusion energy directly in a reactor? Success would mean a clean,
almost limitless source of energy.

Nuclear fusion should not be confused with nuclear fission, the process currently used in nuclear power
plants around the world. In a fission reaction, energy is obtained from splitting large, heavy atoms into
smaller ones. Nuclear fusion has some clear advantages over nuclear fission. The fuel sources for fission
reactions, uranium or plutonium, are highly hazardous materials and must be handled carefully for both
health and security reasons. In contrast, the fuel source for fusion, hydrogen obtained from water, is
harmless. In addition, with fission there is the possibility that the reaction will get out of control and lead
to a serious environmental disaster. On the other hand, a fusion reaction will slow down and stop as
soon as the energy input is cut off. In other word, fusion could be both clean and safe.

But nature will not give up her ultimate power source without a flight. The path to creating a sustainable
fusion reaction is fraught with technological challenges. The first obstacle to overcome is that producing
a fusion reaction takes a tremendous input of energy. In the sun-s core, fusion occurs at 15 million
degrees Celsius. On Earth, however, it takes approximately 100 million degrees because it is impossible
to reproduce the enormous pressure in the centre of the sun. Moreover, even if a temperature of 100
million degress were achieved, it is difficult to build a machine that can withstand that intense heat for
more than a few seconds.

Despite these challenges, researchers have succeeded in producing fusion reactions on Earth. The first
controlled fusion reaction was produced in 1964 using a technique informally called Laser Fusion in
which lasers compress and heat materials enough to cause fusion to occur. Although the scale was small,
these early experiments showed that fusion was at least possible.
The first real progress, however, ocurred with the construction of the first Tokamak reactor in the Soviet
Union in the late 1960s. In a Tokamak reactor, gas is pumped into a highly-energised charged form called
a plasma. At the same time powerful magnetic coils around the outside of the chamber squeeze the
charged plasma to extreme pressures while radio waves and microwaves heat it to a temperature at
which fusion can occur.

Over the decades a greater understanding of physics as well as improvements in engineering and
materials science have allowed researchers to modify and refine the Tokamak design. In the 1970s a
reaction lasting microseconds and producing milliwatts of power was considered a success. By the 1990s
a reaction lasting one second and producing 16 megawatts of electricity was achieved. At the present
time, a huge Tokamak reactor capable of sustaining a reaction for minutes is being constructed in France.
The facility, called ITER, will produce more energy than is put into it, an important step on the path to
building an actual nuclear fusion power plant.

The ultimate goal, of course, is a working fusion power plan that can sustain a reaction for month at a
time. Improvements in computer modeling are currently being tested to improve the reactor geometry.
Additionally, there is ongoing research into using liquid metal to house the reaction, as this design might
be better at coping with the extreme temperatures inside the reactor. It is also hoped that new and
powerful superconducting magnets will lead to smaller, more efficient reactors. Should this research
prove successful, the first commercial fusion plants might start operation within the next few decades.

La búsqueda de la fusión

El proceso que crea la energía del sol se llama fusión nuclear. En circunstancias normales, los núcleos de
átomos cargados positivamente se repelen entre sí con mucha fuerza. Sin embargo, en los centros de
estrellas como el sol, la presión y el calor son tan intensos que los núcleos superan esta repulsión y se
fusionan para formar átomos más pesados, liberando una enorme cantidad de energía en el proceso. La
radiación de la fusión nuclear del sol es la fuente de casi toda la energía de la Tierra. Sin embargo, solo se
captura una pequeña fracción de esa energía. En lugar de simplemente tratar de recolectar energía solar.
¿Qué pasaría si fuera posible construir un mini sol aquí mismo en la Tierra y producir energía de fusión
directamente en un reactor? El éxito significaría una fuente de energía limpia, casi ilimitada.

La fusión nuclear no debe confundirse con la fisión nuclear, el proceso que se utiliza actualmente en las
centrales nucleares de todo el mundo. En una reacción de fisión, la energía se obtiene al dividir átomos
grandes y pesados en otros más pequeños. La fusión nuclear tiene algunas ventajas claras sobre la fisión
nuclear. Las fuentes de combustible para las reacciones de fisión, uranio o plutonio, son materiales
altamente peligrosos y deben manejarse con cuidado por razones tanto de salud como de seguridad. Por
el contrario, la fuente de combustible para la fusión, el hidrógeno obtenido del agua, es inofensivo.
Además, con la fisión existe la posibilidad de que la reacción se salga de control y provoque un grave
desastre medioambiental. Por otro lado, una reacción de fusión se ralentizará y se detendrá tan pronto
como se corte la entrada de energía. En otras palabras, la fusión podría ser tanto limpia como segura.

Pero la naturaleza no renunciará a su última fuente de energía sin un vuelo. El camino para crear una
reacción de fusión sostenible está plagado de desafíos tecnológicos. El primer obstáculo que hay que
superar es que producir una reacción de fusión requiere un tremendo aporte de energía. En el núcleo
del sol, la fusión se produce a 15 millones de grados centígrados. En la Tierra, sin embargo, se necesitan
aproximadamente 100 millones de grados porque es imposible reproducir la enorme presión en el
centro del sol. Además, incluso si se alcanzara una temperatura de 100 millones de grados, es difícil
construir una máquina que pueda soportar ese intenso calor durante más de unos pocos segundos.

A pesar de estos desafíos, los investigadores han logrado producir reacciones de fusión en la Tierra. La
primera reacción de fusión controlada se produjo en 1964 usando una técnica informalmente llamada
Laser Fusion en la que los láseres comprimen y calientan los materiales lo suficiente como para provocar
la fusión. Aunque la escala era pequeña, estos primeros experimentos demostraron que la fusión era al
menos posible.

Sin embargo, el primer progreso real se produjo con la construcción del primer reactor Tokamak en la
Unión Soviética a finales de la década de 1960. En un reactor Tokamak, el gas se bombea a una forma
cargada altamente energizada llamada plasma. Al mismo tiempo, las poderosas bobinas magnéticas
alrededor del exterior de la cámara exprimen el plasma cargado a presiones extremas mientras que las
ondas de radio y las microondas lo calientan a una temperatura a la que puede ocurrir la fusión.

A lo largo de las décadas, una mayor comprensión de la física, así como las mejoras en la ingeniería y la
ciencia de los materiales, han permitido a los investigadores modificar y refinar el diseño de Tokamak. En
la década de 1970, una reacción que duraba microsegundos y producía milivatios de potencia se
consideraba un éxito. En la década de 1990 se logró una reacción que duró un segundo y produjo 16
megavatios de electricidad. En la actualidad, se está construyendo en Francia un enorme reactor
Tokamak capaz de sostener una reacción durante minutos. La instalación, llamada ITER, producirá más
energía de la que se pone en ella, un paso importante en el camino hacia la construcción de una planta
de energía de fusión nuclear real.
El objetivo final, por supuesto, es un plan de energía de fusión que funcione y que pueda sostener una
reacción durante un mes a la vez. Actualmente se están probando mejoras en el modelado por
computadora para mejorar la geometría del reactor. Además, hay una investigación en curso sobre el uso
de metal líquido para albergar la reacción, ya que este diseño podría ser mejor para hacer frente a las
temperaturas extremas dentro del reactor. También se espera que los imanes superconductores nuevos
y potentes conduzcan a reactores más pequeños y eficientes. Si esta investigación resulta exitosa, las
primeras plantas comerciales de fusión podrían comenzar a operar dentro de los próximos

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