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INTRODUCCIÓN

Esta historia es completamente imaginaria, cualquier suceso o

personaje parecido a la vida real es mera coincidencia.

Aclarado ese punto, la historia trata de cómo una buena acción

desinteresada logro cambiar la vida de una familia para bien.

Disfrutadla.
Prologo

Se puede observar a un niño de unos 10 años sentado en su cama y

refunfuñando.

A la habitación entra una señora mayor de unos 50 años, lo mira con

cariño y se sienta a su lado.

- Que te sucede mi niño ¿Por qué esa cara tan triste? – le

pregunta con dulzura.

- Pedrito, uno de los niños de mi clase, está celebrando su

fiesta de cumpleaños y a mí no me ha invitado. – le contesta

enfadado el niño.

- Eso es lamentable, pero no es causa suficiente para que te

enojes tanto mi niño.

- Pero abuela no es justo, yo siempre lo ayudo con sus tareas,

le prestó mis juguetes y comporto mi merienda con él. Mami

siempre dice que una buena acción trae recompensa y yo

siempre hago buenas acciones, entonces ¿Por qué no me han

invitado? – le dice entristecido. – ya no hare ninguna buena

acción.
- No seas exagerado – se ríe la señora – y si te cuento una

historia que te demuestre que las buenas acciones si son

capaces de cambiar al mundo.

- Ya que no tengo a donde ir, cuéntamela, pero no creo que me

haga cambiar de opinión.

- Buena, te contare la historia como me la contaron a mí ¿Estás

listo?
¿Quién dice que las buenas acciones no cambian al mundo

para mejor?

Capitulo 1.

O dio parecer una persona pesimista, pero realmente odio la vida.

Mi nombre es Antonio Pérez, vivo en una zona humilde del sector Los

Alcarrizos.
Pertenezco a una familia común, con una economía semi-estable, mi casa

es de madera techada de zinc y piso de cemento. No es que seamos

pobres, pues el pan (la comida) nunca ha faltado en nuestra mesa.

Por lo menos hasta ahora.

Mi padre, el señor José Pérez, es un humilde trabajador de la compañía

de reciclaje “Protección Azul” pero lamentablemente a la compañía no le

está yendo bien, por lo que tememos que pronto la cierren.

No quisiera quejarme, pero siento que Dios está siendo muy injusto, es

decir, mis padres son buena gente, son de esas personas que siempre

están ayudando a prójimo sin esperar beneficio o algo a cambio. Además

por muy mal que vayan las cosas nunca los he visto quejándose.

Por lo que siento que no merecen la vida que nos ha tocado.

Recuerdos los años pasados, cuando mis abuelos paternos estaban vivos

y nosotros los visitábamos al campo. Mi abuela Ramona siempre me

decía que una buena acción podía cambiar al mundo para mejor.

Pero ahora, solo creo que eran cuentos de viejos para que los niños se

porten bien. Pues no creo que ninguna buena acción pueda mejorar la

vida de mi familia.

Actualmente me encuentro trabajando en un Car-Wash. Aun que a mis

padres les gustaría que no trabajara y que solo me concentrara en mis


estudios, es algo que no puedo hacer porque no necesito ser un genio

para saber que en estos momentos cada peso (dinero) conseguido es

necesario y requerido.

Además no creo que estudiar sea lo mío, la universidad es muy exigente

y algo cara, aunque se trate de la UASD, la universidad de los pobres,

como siempre he escuchado que le dicen.

Yo no puedo estudiar cómo se debe porque casi no tengo tiempo… y no lo

digo porque sea uno de esos jóvenes que se gastan su tiempo en coro y

en fiesta.

A mis 20 años, podrían contar con los dedos de una mano las veces que

he ido al cine, a un club, a la playa o a cualquier centro recreativo… y les

juro que les sobraran dedos.

No señores, mi tiempo se divide en; levantarme a las 5 de la madrugada

para llegar temprano al trabajo, salir para llegar a mi casa a las 6 de la

tarde, comer algo y prepararme para irme a la universidad. Orando

porque los tapones (congestionamiento de tránsito) tengan piedad de mi

y pueda llegar antes de las 8 de la noche a la clase, para que mi

profesor “demonio” quise decir “Díaz” no me cierre la puerta en la cara

pues no tolera la tardanza.


En fin, mis clases se acaban a las once, llego a mi casa pico algo para

cenar y aunque este muerto del cansancio me pongo a hacer la tarea,

porque lamentablemente como dije antes, casi no tengo tiempo en el día.

Me acuesto y me levanto al otro día (y a veces el mismo día,

dependiendo a la hora que me haya acostado terminando mi tarea) para

hacer todo otra vez.

Creo que ha esto es lo que llaman estar en un círculo vicioso.

Sinceramente díganme ¿Cómo puedo no ser pesimista con esta vida?


Capitulo 2

N ada mejor que comenzar el día, sabiendo que la vas a joder.

Hoy tengo examen y si les soy sincero, creo que no tengo acumulado en

mi cerebro ni la octava parte de las clases que se han impartido.

Por esa razón tengo la firme convicción que en este examen la voy a

joder.

Saliendo de mi casa con mi mochila a la espalda y mi cuaderno en mis

manos, el cual debo señalar, tiene pegado más de mil notitas (si se que

exagero) con apuntes de lo que creo puede salir en el examen.

Y no, no son para hacer chivo (trampa), porque aunque quisiera, el

profesor “demonio” digo “Díaz”, es de los profesores que buscan

esclavos, quise decir ayudantes para que ayuden a vigilar a cada uno de

los estudiantes, por si aparece un pobre y tonto ingenuo que cree que

puede hacer trampa en su clase, agarrarlo con las manos en la masa (es

decir la evidencia), humillarlo en frente de todos e informarle que no se

moleste en regresar porque estaba absolutamente quemado

(reprobado).
Por eso ni loco que estuviera me atrevería a intentar hacer trampa en

esa clase (ni en ninguna otra, pues el trauma y la paranoia ya están

gravadas en mi cabeza).

Así que regresando al tema de las notitas, son para tratar de aprender

(o embotellarme en este caso) todo lo que pueda en el transcurso de

aquí a la uni.

Con algo de suerte, tal vez pueda pasar este examen aunque sea

arrastrando y por un pelito (es decir, que consiga la nota mínima

aceptable).

Pero como ya lo he dicho y repetido, la vida no es justa, el tapón

(congestionamiento de tránsito) está en su top más elevado.

Las sardinas deben sentir envidia de la capacidad humana, para que con

sus cuerpos robustos (o crudamente digamos obesidad y gordura)

puedan caber en estos carros públicos (que a mi parecer lo hacen cada

vez más estrecho) en los momentos cuando ruegas que tus compañeros

de viajes resulten ser tipos súper delgados, que parecen que tienen un

agujero negro (o lombrices) en la barriga, porque la comida nunca les

aprovecha.
Y para aquellos que pensaron que fue raro que pidiera por algunos

hombres y nos por algunas chicas con síndrome de súper modelos; les

recuerdo que me dirijo a un examen, así que no quiero nada de

distracción… es más, si Dios me hiciera el favor de poner en mi camino a

la uni a todas las mujeres feas del país, se lo agradecería… eso sí, no

muy feas, porque esas también distraen.

En fin, llego a la estación del metro, teniendo en mi piel un color azul

que rivalizaría con el de los pitufos, debido a la falta de oxigeno a la que

me vi sometido (gracias al sandwi humano, cortesía de los carros

públicos).

En la espera de que llegue el transporte, me encuentro apretujado con

un grupos de personas para ver si puedo entrar en el metro antes de


que este se llene (y si damas y caballeros, la estación tiene tanta gente

que estoy seguro que se ha violado alguna norma sobre el espacio

personal), por lo que estoy seguro que este tono azul en mi piel no se

quitara en los siguientes minutos.

Al llegar el metro, logro entrar a puro empujones, pero lo importante es

que llegare a tiempo y el profesor Díaz, quise decir el profesor

“Demonio”, no podrá dejarme afuera… y sí, me di cuenta que había

dicho bien el apellido del profesor a la primera, pero hoy más que nunca

me imagino que es un demonio y que está usando sus poderes malignos

para que no pueda llegar a tiempo ni tomar el examen.


Es decir, piénsenlo; siempre hay tapones (congestionamiento de

tránsito) pero hoy fue excesivo, a la hora coger el carro publico me

tocan las personas más gorda aspirantes a ballenas que se puedan

encontrar y para colmo de males el metro esta que revienta de

personas.

Si esto no es una prueba de que existe la magia oscura no sé que es.

Bueno, también puede tratarse de un mal día que podría mejorar porque

en las siguientes estaciones el metro comienza vaciarse y nuevamente

puedo transportar aire a mis pulmones. Es más, el metro se ha aligerado

tanto que un asiento queda desocupado frente a mí y logro sentarme.

Incluso tengo espacio para lograr repasar mis apuntes.


En la siguiente estación, entra un sujeto que se me hace conocido pero

no sabría decir de dónde.

Veo al tipo recostarse en las paredes del metro y hacer gesto de

incomodidad y dolor, además noto que trata de apoyar su peso en una

sola pierna.

Al parecer debe tener su pierna izquierda lastimada o herida, me doy

cuenta que los demás pasajeros (los que van sentados) no lo han notado

o simplemente lo ignoran.

En mi mente escucho la voz de mi abuela Ramona torturando mi

conciencia para que haga lo correcto.

Aun faltan tres paradas más antes de llegar a la estación de la UASD…

pero qué más da.

Le hago seña al sujeto para que se acerque y le ofrezco mi asiento. El

tipo lo acepta gustoso, al sentarse me sonríe y me da las gracias, por lo

que yo le respondo;

- Las buenas acciones cambian al mundo a mejor.

Me pego a la pared del metro y comienzo a repasar mis apuntes.

Al llegar a mi parada, me siento un poco más optimista; tal vez las cosas

vayan a mejorar.
Horas más tarde

Me encuentro en mi habitación, recostado en mi cama con un aura

depresiva rodeando mi ser.

Estoy súper-mega-ultra seguro que la jodí en el examen.

Y con eso damas y caballeros, Mi optimismo se fue por la cañería.


Capitulo 3

E sperar que las cosas mejoren solo puede amargarte la vida.

Sábado (día libre de clases)

Son las 10:45 de la noche y quisiera tirarme de un puente, si, sé que no

sueno como el señor felicidad, pero para este momento ya debieron

adivinarlo, además de que hoy ha sido un día de mierda.

Permítanme que les cuente todas las maravillas (sarcasmo) que me han

ocurrido hoy:

Primero; al llegar a mi trabajo me entero de que los jefes están

planeando recortar personal, y una amiga que pertenece al área de

nominas me conto que yo estoy en la lista de los que recibirán la patada.


Segundo; aparecieron los clientes más **** ** **** (palabra censurada

para los oídos de los niños) que hayan aparecido en la historia, esos

desgraciados que se quejan de todo y te hablan como si uno no

mereciera respirar el mismo aire que ellos.

Tercero; si había alguna mínima posibilidad de que no me despidieran,

arroje esa posibilidad por el retrete cuando uno de esos clientes

altaneros comenzó a quejarse de lo lento que está haciendo mi trabajo,

realmente sus insultos se me resbalan pues yo nunca les doy

importancia, pero el muy idiota cometió el error de insultar a mi madre.

Hasta ahí llego mi paciencia. Lo último que el bastardo supo era que
tenía la cara (y espero que también la boca) llena de agua de jabón.

Después de eso me largue de allí sin dar explicaciones.

Total, si me iban a despedir, es bueno irse con estilo.

Y por último para rematar mi asqueroso día; llego a mi casa y encuentro

una nota de mi mamá donde me explica que no pudo hacer la cena porque

tuvo que salir a hacer una diligencia por lo que estaría fuera todo el día

dejándome por mi cuenta.


Y damas y caballeros, yo no sirvo para cocinar ni aunque mi vida

dependiera de ello (y por el hambre que tenia bien podría ser el caso).

Yo soy de los que hasta el agua quema al prender la estufa.

Así que esta noche me acosté sin cenar y con un solo pensamiento en la

mente

- La esperanza apesta.
Capitulo 4

I maginen que pasara hoy… sea lo que sea, apuesto a que será

deprimente.

Como era de esperarse me llamaron para decirme que estaba despedido.

Así que el día de hoy me la pasare tratando de encontrar un nuevo

trabajo. Haber como me va.

Después de bañarme y lavarme los dientes entro en la cocina pero no

veo a ninguno de mis amorosos padres, asustado voy a la nevera y

encuentro un embace plástico con una nota que dice “para calentar”,

suspiro de alivio al saber que empezaría el día con alimentos en la

barriga.

Con una sonrisa me decido rondar el barrio para ver dónde puedo

conseguir trabajo.

Mi primera visita fue a un taller de mecánica, donde un caballero algo

(muy) obeso, me pregunta que si tengo experiencia reparando vehículos,

cuando me negué pero le dije que era muy bueno en el área de la

contabilidad, el señor se enfado y me pregunto que si parecía tonto, que

él no necesitaba la ayuda de ningún muchachito para llevar sus cuentas.


Como parecía que su cantaleta iba a durar para rato me excuse y me

largue de allí. Esperando no tener que volver a pisar un taller a menos

que fuera para reparar mi propio carro (el cual tengo la esperanza de

algún día conseguir).

Al siguiente negocio que entre, resulto ser una cafetería muy grande

donde se necesitaban meseros, hubiera sido una buena opción si la

dueña no se hubiera en cariñado con mi trasero (cada vez que le pasaba

por el lado me pellizcaba el culo), así que era por obvias razones no lo

podría tomar.

Después de largas horas de caminar

y visitar diferentes negocios, decido

dar el día por infructuoso y decido

regresar a mi casa solo para darme

cuenta que el cielo se había nublado.

Y tan bonito que había comenzado el

día.

La lluvia se abrió camino e intento

maniobrar entre las esquina de las

edificaciones para mojarme lo mínimo posible, pues lamentable no ando

con sombrilla.
[Juzguen ustedes si esto es buena o mala suerte]

A una dos esquinas de distancia para llegar a mi casa me encuentro con

una situación de lo más irónica. Por el camino que he decidido tomar,

justamente por la esquina por la que me estoy desplazando, la acera se

encuentra cubierta por un extenso tordo que cubre el mayor tramo del

camino (lo que es bueno porque así no tendría que mojarme), la parte

mala es que pareciera que un samaritano decidió que su caballo era muy

fino para caminar por la calle y decidió hacerlo caminar por la acera,

porque está actualmente se encontraba repleta de mierda de caballo, en

serio, eran como 10 metros de puro excremento de caballo, (aun que

puede que haya exagerado un poco).

Pero eso no es lo curioso de todo, no, sino el hecho de que estaba

lloviendo acantaro y la calle, justamente la que me queda al lado, al

parecer se encontraba muy deteriorada y era prácticamente un

agujero.

Así que ahora me encuentro en un dilema, enfrentarme al camino seco

pero lleno de mierda o el camino lodoso e inundado.

Sin embargo, hoy que ha sido un día horrible, no creo que pueda ser

peor y aunque no lo crean soy un chico en forma, casi atlético. Por lo que
creyéndome Mike Powell (atleta con el record mundial en el salto de

longitud), me arriesgo a dar el salto... y que creen… lo logre.

Pero antes de que una sonrisa se pueda marcar en mi rostro, un… ni sé

como decirle, pero ese conductor amablemente decidió pasar a una

innecesariamente alta velocidad, dándome el baño de mi vida.

Por lo que si damas y caballeros, mis esfuerzos fueron en vano, de nada

sirvió mi saldo merecedor de un record mundial.

Por lo que espero nadie me culpe si escucha mi muy floreado lenguaje,

que expresa todo lo que siento actualmente de la vida, incluyendo lo

agradecido que estaría si en este mismo instante se presentara el

Apocalipsis.
Con una expresión maniaca y escalofriante que cualquier mafioso

mataría por tener, me dirigí a mi casa, ya sin importarme la lluvia, la

mierda o si el mismo diablo decide aparecerse en pelotas.

Entre a mi casa esperando, no sé, quizás otra razón para pensar en el

suicidio, pero solo el silencio me recibió. Me dirigí a la cocina donde

encuentro en la nevera el típico embace plástico (que seguramente

guarda lo que tengo que comer), con una nota de mi madre, la cual decía;

- Ya que últimamente parece que solo tienes malos días, esta

noche cenaras lo que más te gusta… Pizza, así que anímate.

Att: mama

Abro el empaque de plástico para encontrar que en vez de comida lo que

tiene es una tarjeta de una pizzería y el dinero con el que poder

comprarla.

Me siento desconcertado por unos minutos y aun con la nota de mi mama

en las manos poco a poco y por arte de magia, una mueca se dibuja en mi

cara, la cual se transforma en una sonrisa y finalmente en una

carcajada, además se fueron los deseos de suicidio, de asesinato, de

venganza, se aniquilación, de deseo por la llegada del Apocalipsis y de

venta del alma a Satanás, la risa se llevó todo, total no hay dos días

iguales, no todos los días llueve, al fin y al cabo existe el refrán que

dice: “cuando uno está en el fondo lo único que queda es subir”, no hay
mal que dure cien años, después de la tormenta siempre sale el sol, ¿no?

… “Después de todo, mañana será otro día”… sólo espero que no tan

especial como el de hoy………… ¿o sí?


Capitulo 5

D ios parece que si se acuerda de nosotros.

No sé si lo recuerden, pero les conté de mi profesor Díaz, “el demonio”,

como a la mayoría de los estudiantes les gusta llamarlo, pues es

exageradamente estricto.

Pues recuerdan el examen que hice de su clase, sip, lo queme (reprobé),

conseguí una puntuación de 69 punto, cuando la mínima que se necesita

para pasar son de 70.

Esto ya no es ironía, esto definitivamente es una broma cósmica. Algún

ser supremo o infernal se está divirtiendo a costa de mi sufrimiento.


Esa es la razón por la cual ahora me encuentro en mi cama, con un aura

tan deprimente que si llegara a entrar el payaso más feliz del mundo

saldría convertido en un mimo.

Mis amigos han estado llamándome, tratando de levantarme el ánimo,

pero realmente no creo que exista nada, ni haiga algo que puedan

decirme que pueda levantarme el ánimo. Por eso me he pasado la mayor

parte del día encerrado

Y saben que tengo razones de más, pero si la han olvidado permítanme

recordársela;

 Familia humilde a punto de perder la fuente económica principal,

es decir, que la compañía donde trabaja mi papa cierre y él se

quede sin trabajo.

 Mi propia existencia pertenece a la tasa de desempleado del país,

porque si no recuerdan me despidieron y no he logrado conseguir

trabajo nuevo.
 Y como fresa que adorna el pastel, queme (reprobé) la materia de

mi profesor favorito (como elección para enviarlo a la luna) con

una nota (calificación) que arrastra a los estudiante a contemplar

las opciones del suicidio o el homicidio (realmente difícil decisión).

Así que espero que nadie me moleste el día de hoy mientras finjo que mi
cama es un ataúd y reproduzco una y otra vez la canción de Camboy
Estevez, “Hoy no estoy para nadie”.

Sobre todo en la parte que dice; Hoy no estoy para nadie que
moleste mis horas, que venga con historias de besos olvidados ni
quiero me interrumpan con falsas alegrías, hoy que quiero llorar.

Si es que ciento que escribieron esa estrofa pensando en mí.

Pero como ya se ha demostrado, lo que yo quiero es algo que ofende ya


sea a un ser divino o demoniaco, porque inmediatamente me mandan lo
contrario.

Ejemplo, prueba millonésima y pico (es que perdí la cuenta), yo


queriendo estar solo y mi madre que entra a mi habitación y lo primero
que hace es que detiene la canción que comparte mis penas (que
sacrilegio).

- Haber amargado, levántate y vamos al cine, veremos la


película que desee y comeremos afuera. – me dice mi mama con
tono burlón (que lindo que se encuentre divertido el sufrimiento
de su hijo).

- Y ¿Cómo vamos a pagar? Porque déjame decirte que con mi


bonita cara no alcanza y con la tuya no tendrían suficiente
dinero para devolvernos por lo que tampoco podríamos pagar
contigo.
- Halagador, eso te llevara por buen camino… pero no,
pagaremos con dinero, y antes que preguntes, si es con dinero
de verdad y con el peso dominicano. – mi madre se echa a reír
antes de abrazarme y contarme una noticia maravillosa – la
compañía donde trabaja tu padre ha recibido una donación de
millones, por lo que ya no la van a cerrar y la mejor parte es
que a los trabajadores más viejos en la compañía les dieron un
aumento… y tu padre estaba en esa lista.

No pude evitar que una lágrima se me saliera de los ojos, pues un


pensamiento inundo mi mente.

Al parecer, Dios aun se acuerda de nosotros.


Capitulo 6

A hora hay que esforzarse

Me encuentro con mi grupo de compañeros de la uni, estudiando para el

próximo examen.

Ya que la economía de mi familia es más estable, me he tomado un

descanso de los trabajos y actualmente solo me preocupo por estudiar.

Después de horas de repaso, decidimos descansar un poco.

A mí me da sueño y me preparo para dormirme en un rinconcito, cuando

escucho a dos de mis compañeras (creo que eran Carolina y Mary),


ponerse a hablar sobre algún deportista importante que gano no se qué

premio, no las llego a entender bien porque el sueño me venció.

- ¿De verdad hizo algo como eso? – pregunto Mary con gran

asombro en su voz.

- Te digo que sí, yo vi la entrevista… el

logro ser el bateador más destacado

de esta temporada por eso consiguió

firmar con los Yankees (equipo de

pelota), por varios millones de dólares.

– comento Carolina emocionada.

- Esa parte te la creo, pero que del dinero que recibió dono

varios millones a empresas dominicanas que ayudan a cuidar el

medio ambiente y a asociaciones de caridad… eso me suena a

cuento de pepito. – le dijo Mary con desconfianza.

- El dijo que fue porque cuando regreso al país a visitar a su

madre que estaba en el hospital, sufrió un accidente que

lastimo su pierna, aunque no de gravedad siempre y cuando no

la forzara… - comenzó a explicar Carolina - pero como no quería

dejar de visitar a su madre y por razones que no explico, tuvo


que tomar el metro y que allí encontró a un buen samaritano

que le cedió el asiento y que lo único que le dijo fue; “Las

buenas acciones cambian al mundo”.

- Waaao, esa sí que es una buena frase… pero ¿En serio dono
millones? – le pregunto Mary, todavía con algo de duda

Carolina suspira, pues realmente ya se estaba cansando de que no


le creyera.

- Te juro que es verdad, incluso una de las empresas


beneficiaria de la donación, fue la compañía donde trabaja el
papa de nuestro compañero Antonio Pérez.

Al escuchar mi nombre desperté, por lo que dirigí mi atención a ellas.

- A menos que no estén discutiendo cual de ustedes será la que


se casara con migo, no anden hablando de mi. – les dije en
broma.

- Ya quisieras. – me respondieron a coro.

Como a mí no me importaba lo que hayan estado chismorreando, les dije


a todos que regresáramos a estudiar. Después de todo, ya era hora de
que nos esforzáramos para conseguir una profesión y contribuir a
cambiar el mundo a mejor.
Epilogo

- Ahora entiende mi niño, Antonio era el buen samaritano que

ayudo al deportista y su gesto de buena fe, fue lo que lo

conmovió para que donara a la caridad, la cual al final ayudo a

muchas personas, incluyendo a la familia de Antonio. – le

explico la abuela al niño.

- ¿Y esa historia es real abuela? – pregunto el niño ilusionado.

- Esa historia me la conto un amigo, y yo te la he contado tal y

como me la conto a mí.

La madre del niño entra y le dice que el esposo (papa del niño) llego

temprano por lo que irán al cine y a comer pizza.

El niño emocionado, se levanta de la cama y se dirigía a la puerta, pero

regresa y abraza a su abuela


- Gracias por la historia abuela

Después de eso sale corriendo a recibir a su padre. Dejando a las dos

señoras riéndose por su emoción.

Ambas se disponen a seguir al niño, cuando la madre del niño recuerda

algo que debe comunicar.

- Por cierto mama, tu amiga Carolina llamo antes para decirte

que ella y su esposo Antonio regresaron al país y les gustaría

reunirse contigo.

Fin

Porque las buenas acciones si pueden cambiar el mundo a mejor

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