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El lenguaje de los alumnos con TEA, puede ir desde un mutismo total, a un desarrollo

del lenguaje funcional, en cuanto a la comprensión. (Belloch, Sandín y Ramos, 2009).


Presentan dificultades debido a que los procesos cognitivos básicos no se desarrollan
con normalidad, en cuanto a la expresión, así como dificultades en los diferentes
componentes del lenguaje. Atendiendo a estos componentes lingüísticos, el lenguaje
adquirido formalmente de un niño con autismo se caracteriza por los siguientes
rasgos:

En el plano fonético- fonológico, según se recoge en Belinchón, Igoa, y Rivière (1992):

 Generalmente es el parámetro del lenguaje menos afectado si bien, su

fonología es variable y a veces desordenada.


 Se produce alteraciones en los elementos suprasegmentales (entonación,

ritmo, prosodia).
 También es muy característica la dificultad para interpretar claves prosódicas,

mostrando, por tanto, escasa habilidad para comprender todos aquellos


mensajes en los que la entonación marca o determina el significado de lo que
se dice a través de las palabras.

En el plano léxico-semántico:

 Una característica fundamental es la ecolalia, se trata de repeticiones totales o


parciales de una emisión propia o ajena. Repite de forma mecánica lo que ha
oído, sin intención comunicativa. No es imitación.
Estas repeticiones pueden producirse tan pronto como las oyen (ecolalia
inmediata) o tratarse de repeticiones atemporales (ecolalia diferida,
demorada o retardada).
 Según recogen Martos y Ayuda (2002), presentan grandes dificultades para
comprender conceptos abstractos, asimilar términos con varias acepciones e
interpretar unidades mayores del lenguaje como es el discurso. Así mismo, es
característica la limitación en el uso y comprensión de verbos mentalistas
(pensar, creer, desear, etc).
 En las personas con autismo de alto funcionamiento destaca el empleo de

neologismos (palabras inventadas). Abundan las frases prohibitivas, con


enunciados de marcado carácter negativistas.
Presentan inmadurez en la estructuración sintáctica, confusión pronominal,
dificultades con todos los deícticos, espaciales, temporales y personales. La
eliminación de nexos, determinantes..., hace que su producción adquiera, en
ocasiones, formas telegráficas.
 La utilización del presente, en detrimento de otros tiempos verbales es otro
síntoma del lenguaje, los cuales tienen grandes dificultades en el uso y
comprensión de los tiempos verbales por su desconcertante característica de
cambiar según las circunstancias.

En el plano morfosintáctico: entre los escasos déficits reseñables, cabe citar que los
TEA presentan:

 Problemas con algunos morfemas como los morfemas temporales y


personales del verbo (Monsalve, 2001).
 Otro fenómeno muy característico es la inversión pronominal. Presentan
dificultades en la utilización de los pronombres y los morfemas personales.
(Belinchón, Igoa, y Rivière, 1992).
 Como se recoge en Martos y Ayuda (2002), también presentan problemas en el

uso de los elementos deícticos (este, ese, aquel, aquí, ahí, allí), es decir, en
elementos cuyo significado viene delimitado por el contexto. El uso de los
deícticos exige una capacidad meta representacional de la que carecen los
sujetos de espectro autista.
 Por último, cabe señalar que el lenguaje no suele ser complejo, sino que más
bien tiende a ser sencillo incluso lacónico (Tamarit Cuadrado, 1990). Por ello, su
discurso también se caracteriza por la parquedad en el uso de conjunciones y
conectores pragmáticos.

El plano pragmático: es el componente más afectado en el lenguaje de los niños TEA,


presentando los siguientes rasgos:
 La comprensión literal del mensaje, hecho que obviamente está ligado con el

fenómeno de la intencionalidad (Monsalve, 2001). El lenguaje de los niños TEA


está caracterizado por la falta de intencionalidad: ni parecen mostrar
intención comunicativa ni reconocen la intención informativa del interlocutor
(Martos, 2001).
 Otro fenómeno en el que el niño de espectro autista presenta algunas
dificultades es en el dominio de las reglas pragmáticas que dominan la
construcción de cualquier conversación.
Así, por ejemplo, el niño presenta problemas en tomar el turno conversacional
y mantenerlo y sus intervenciones se reducen, a veces, al par adyacente
“pregunta-respuesta”
 Son niños que tienen limitaciones para adaptar la forma y el contenido al
contexto, haciendo uso de tópicos inapropiados. Utilizan pocas claves no
verbales como gestos, miradas, teniendo dificultades en la comprensión de
gestos complejos, y haciendo uso frecuente de preguntas, con numerosas
repeticiones utilizando frecuentes monólogos asociales.
 Un último fenómeno pragmático tiene que ver con las dificultades para
comprender lo que no está explícitamente expresado y significados del
lenguaje no literal o ambiguo (ej. modismo, humor, metáforas, múltiples
significados que dependen del contexto para interpretarlos).

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