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Hace tres años, el residente británico Erwin

Saunders comenzó a publicar videos en YouTube


sobre cómo busca pequeños hombres mágicos en
el bosque.
En el folclore británico, se les llama hadas, elfos,
duendes, y en otras palabras, y su nombre común
es hadas. Las hadas viven en su propio mundo,
que es invisible para las personas, pero a veces
pueden mostrarse.
Un día, los hombrecitos vieron a Saunders y le
dispararon con una flecha con algún tipo de
sustancia que lo dejó en un "estado alterado".

Cuando éramos niños, escuchábamos


diferentes historias de reinos muy lejanos y
diferentes al nuestro.
Historias de personajes interesantes, que iban
desde príncipes y princesas hasta criaturas
míticas, que venían desde la profundidad
de los mares o de algún bosque encantado,
habitado por toda clase de seres fantásticos
que venían en ayuda, de nosotros los
humanos.
Un hombre llamado Erwin Saunders comenzó a
publicar videos en YouTube, sobre pequeños
hombres mágicos que habitan en el bosque.
En el folclore británico a estas creaturas, se les
llama duendes.
Las personas pequeñas en los videos de Saunders
son un poco más grandes que un dedo humano.
La mayoría de las veces los atrae con pequeños
trozos de sándwich y, a veces, dulces. Aunque les
encantan las semillas y las galletas.

Por supuesto, es difícil creer que las criaturas


realmente vivan en los bosques, como si fueran
sacadas de libros de cuentos de hadas para niños
o películas de fantasías.
Pero es agradable pensar que realmente hay
una raza oculta de personas en miniatura por
ahí, haciendo cascos de guerra con los
cráneos de los pájaros y construyendo
puentes entre árboles e incluso pequeños
templos en los bosques profundos.
Viven bajo un sistema de jerarquías que llega
hasta el duende de mayor poder, al que Erwin
llama el Duende Chamán.
Los duendes a menudo se describen como
criaturas pequeñas, sin alas, con orejas de
elfo y se sabe que son de color verde (o se
visten de verde). A menudo se confunden con
las hadas, pero las hadas tienen alas y su
apariencia es más humana, que la de los
duendes.
Se dice que los duendes son traviesos por
naturaleza y que a los duendes les gustan
desviar de su trayecto a los viajeros, que
atraviesan imprudentemente sus bosques,
también realizan algunos trucos inofensivos a
los seres humanos, como soplar velas, arrojar
piedras pequeñas o golpear ventanas.
Este es un espectáculo digno de
contemplar para la mayoría de nosotros,
después de todo, no todos los días vemos
criaturas, que sólo hemos visto en libros de
cuentos.
Se considera que los duendes están
particularmente concentrados en las áreas
de páramos altos alrededor de Devon
y Cornualles, en el  suroeste de Inglaterra.
Este es el video de un usuario de Youtube
que encontró este esqueleto, que se presume
es de un duende que fue hallado en el nido de
un halcón, en la región de Cornualles,
Inglaterra. Cerca de los bosques donde filma
Erwin Saunders.
Dice Wikipedia, la primera enciclopedia
digital del mundo que, No hay evidencias
científicas que demuestren que los duendes
existen en la vida real, pero tampoco se puede
negar totalmente su posibilidad

Su canal cuenta con más de 400.000 seguidores.


La mayor parte de su audiencia cree que Erwin es
una especie de vagabundo místico, que posee una
extraña conexión con los duendes de los bosques,
y por lo tanto hacen caso omiso a los
comentarios, en contra de la veracidad de los
videos.

Lo extraño del caso es que esto no hace que sus


videos pierdan su magia y que deje encantados a
cada vez, más personas que siguen su canal por
todo el mundo.

¿Por qué lo mágico y las creencias en seres


invisibles o en creaturas mitológicas se
resisten a desaparecer en pleno siglo 21?
Antes de cualquier religión, existió el mito,
para entender nuestro entorno y poder
comprender nuestro papel en la creación.
Así hemos fabricado muchos valores,
creencias y costumbres de lo que tiene valía y
sentido en nuestra existencia, mundo vida en
sus distintas etapas y lo que es al final de
nuestros días, la muerte.

Sobreviven relatos de una religión primera,


llamada la tradición primordial, conocida
también como, La Religión Perenne, que ha
sido la esencia de todas las tradiciones
antiguas, que comienza hablando del estado
original natural de la humanidad.
Una Tradición Primordial y común a todos
los pueblos de la tierra, de ahí que todas las
mitologías del mundo, relatan los mismos
eventos y describen con detalle, a los mismos
personajes.
Los protagonistas de las mitologías que hoy
se relatan, la primera humanidad con ellos
convivió.
A los más poderosos, les rindieron los
primeros rituales de culto. Hasta llegar a
darles el estatus de dioses. mientras al resto
de esos seres naturales, los más pequeños y
extraños, los reconocieron como habitantes y
dueños de las zonas menos pobladas, como
los bosques, los mares, los ríos y el aire.

Las historias de los personajes que cuentan


las distintas mitologías, sirven
para explicarnos, una realidad que no
alcanzamos a vivenciar con total conciencia,
por lo corto de nuestra existencia: cómo
empezó la vida, cómo se creó el mundo, qué
pasa luego de la muerte, qué ocurre en los
cielos, etc.
El mundo puede ser un lugar caótico y
confuso. Las historias de los seres
mitológicos proporcionan una manera de dar
sentido al mundo, de darle orden y
significado. Relatos que nos ayudan a
entender quiénes somos los humanos, con
quién nos relacionamos y por qué el mundo
que nos rodea es de tal o cual forma.

Dice Wikipedia, la primera enciclopedia


digital del mundo que, No hay evidencias
científicas que demuestren que los duendes
existen en la vida real, pero tampoco se puede
negar totalmente su posibilidad

Somos, primero que todo, una fantasía feliz,


temida o inesperada de nuestros padres que,
si no hubieran interpretado nuestra llegada al
mundo, como un acontecimiento fantástico,
no habríamos nacido.
Nuestros padres construyeron una idea en su
imaginación, sin pruebas, de lo que sería
nuestra vida en este planeta.

La incertidumbre en el mañana es lo único


que tenemos real, y un acontecimiento
cualquiera, puede generar en nosotros una
expectativa y con ella, un sin número de
posibilidades, al final generamos en
nosotros incontables relatos, relatos que van
desde lo completamente absurdo hasta lo
razonable y lo probable.
F y si el resultado de esa experiencia, es
positivo, nos brinda más seguridad en
nosotros mismos, o mejoramiento
profesional, pero si el resultado no es lo
esperado, esa respuesta negativa, castra
nuestras cualidades y nos causa mucho dolor.
Se supone que lo fantástico solo está asociado
a hechos extraordinarios o fuera de lo común.
Sin embargo, si algo hacemos en nuestro día
a día, es lidiar con fantasías, se puede decir
que básicamente vivimos inmersos todo el
tiempo en fantasías, y las mitologías sirven
para explicarnos una realidad, que a veces no
alcanzamos a vivenciar con total conciencia:
como empezó la vida, como se creó el
mundo, qué pasa luego de la muerte, etc.

Así mismo generamos ideas y construimos


creencias de lo que es la vida, de lo que es al
final de nuestros días, la muerte.

Hay fantasías creativas. Son las que se


apartan de lo común e introducen lo
extraordinario en la vida de una persona, lo
creativo, lo que llena de color una vida
sumergida en la rutina, el proyecto de dar
sentido a la vida a través del arte, la música,
el sueño de viajar sin fecha de retorno.
Alimentan las ganas de vivir, de
evolucionar.

Sin embargo, también hay fantasías poco


creativas, son las que van de boca en boca,
y las repetimos como un himno.
Están fuertemente arraigadas en una cultura y
por eso se presentan como la gran verdad,
aunque están vacías, muestran al Homo
Economicus que nuestra sociedad ha creado y
tiene como modelo, a aquel que da mérito al
sufrimiento, a las renuncias, al alejamiento de
sí mismo, toda una vida soñando con un
momento de felicidad así sea, al final de cada
día.

Depende de ti creer en la fantasía que ofrecen


los billetes que se imprimen noche y día, los
mismos que te hacen sentir seguro cuando
están en tus bolsillos, depende de ti creer que
el camino hacia el sitial que te muestra a
todos como el más listo, el mejor preparado,
el que muy pocos alcanzan, está en lo alto de
una colina muy fría y desolada.

De ahí, que digan que la mejor amiga y la


peor enemiga del alma, es la fantasía.

Algunas fantasías nos ayudan a


Por ejemplo, cuando tenemos la percepción
de que merecemos mucho y que siempre va a
llegar algo bueno a nuestras vidas. Se
traducen como optimismo, perseverancia y
resiliencia.
 
Lo paradójico es que, aunque las fantasías
no se basan en una prueba objetiva, logran
convertirse en realidad y nacen
como convicciones sin evidencia, pero nutren
tan positivamente a un sujeto que le permiten
ser más justo consigo mismo y encontrar lo
mejor de cada situación.
Toda gran hazaña humana ha comenzado
como un sueño fantástico. No ocurre, al
contrario, como en la ciencia. No se
encuentra la evidencia para hacer el
planteamiento, sino que se hace el
planteamiento primero y luego se le arrancan
las evidencias a la realidad. Por eso se puede
afirmar que así de lejos como sueñes, así de
lejos vas a llegar.

Una necesidad de orden y significado. El


mundo puede ser un lugar caótico y confuso.
Los seres mitológicos proporcionan una
manera de dar sentido al mundo y darle orden
y significado.
Un deseo por la magia y la maravilla. Los
seres humanos se sienten naturalmente
atraídos por lo mágico y lo maravilloso. Los
seres mitológicos proporcionan una forma de
experimentar estas cosas en nuestras propias
vidas.
Los seres mitológicos pueden proporcionar
un sentido de comunidad y pertenencia.
Pueden ayudarnos a sentirnos conectados con
algo más grande que nosotros mismos.

La existencia de los duendes es un tema que no


tiene una respuesta definitiva, ya que depende de
la creencia y la imaginación de cada persona. 
No hay evidencias científicas que demuestren que
los duendes existen en la vida real, pero tampoco
se puede negar totalmente su posibilidad.
Los duendes son criaturas mágicas que forman
parte de la mitología y el folklore de muchas
culturas, especialmente las de origen celta. Se les
describe como seres pequeños, con orejas
puntiagudas y piel verdosa, que habitan en
lugares secretos como bosques y montañas.
Algunos duendes son buenos y protectores de la
naturaleza, mientras que otros son catalogados
malvados y traviesos. Los duendes tienen poderes
sobrenaturales y pueden cambiar de forma o
hacerse invisibles34
Los duendes han sido protagonistas de muchas
historias, leyendas, cuentos y películas, que han
alimentado la fantasía y la curiosidad de las
personas. Algunas personas afirman haber visto o
sentido la presencia de los duendes, pero no hay
pruebas concluyentes que lo confirmen. Por eso,
la existencia de los duendes es un misterio que
cada uno puede resolver según su propia opinión5

Según Milan Kundera, la relación entre la salud


mental de las personas y la existencia de seres
mitológicos es compleja y ambigua. Por un lado,
el autor considera que la mitología es una forma
de resistir a vivir una vida vana, sin emociones,
una forma de crear sentido y belleza en un mundo
absurdo y cruel.
Aunque, también existe el peligro de la mitología
como una forma de escapismo y alienación, una
forma de negar la realidad de la vida y sus
contradicciones. 
La vida de una persona puede ser un campo de
batalla donde se enfrentan los ángeles y los
demonios:
Donde los demonios son las fuerzas que quieren
reducir al hombre a lo que ya es, por las leyes
naturales o por las leyes sociales; en cambio los
ángeles son las fuerzas que quieren abrir el
campo infinito de posibilidades al hombre (y que
algunos calificarán como tesón humano. 

Según Carl Gustav Jung, la relación entre una


buena salud mental en las personas y la existencia
de seres mitológicos en su círculo de existencia,
es profunda y simbólica.
Para Jung, los seres mitológicos son expresiones
de los arquetipos, que son patrones universales
de imágenes y símbolos que habitan en
el inconsciente colectivo de la humanidad. Los
arquetipos son heredados culturalmente y dan
forma a nuestra manera de percibir e interpretar la
realidad1
Para Jung, la salud mental depende de la
integración de los arquetipos con la conciencia
personal, es decir, con el inconsciente
individual. Cuando hay una desconexión o un
conflicto entre ambos niveles de la psique, se
produce una neurosis o una psicosis. Por eso,
Jung propuso la psicología analítica como una
forma de explorar y comprender los arquetipos a
través de los sueños, los mitos, el arte y la
religión1
En su libro Los arquetipos y lo inconsciente
colectivo, Jung escribe: “Los arquetipos son
sistemas de preparación para la acción y al mismo
tiempo imágenes e ideas que regulan el
funcionamiento psíquico. Son hereditarios y se
transmiten como las estructuras del sistema
nervioso”
La fantasía es la capacidad humana para imaginar
hechos, situaciones o cosas que pueden ser
posibles o imposibles, reales o irreales. La
fantasía es una forma de expresar los sueños, los
deseos, los miedos y las emociones de una
persona. La fantasía también es una fuente de
creatividad y de arte, que permite crear obras
como novelas, películas, pinturas o canciones123
La fantasía es necesaria para el ser humano
porque le ayuda a desarrollar su inteligencia, su
imaginación y su pensamiento crítico. La fantasía
también le permite al ser humano escapar de la
realidad cuando esta es aburrida, difícil o
dolorosa, y encontrar un sentido y un propósito a
su vida. La fantasía estimula la curiosidad, la
innovación y la solución de problemas45
La fantasía es especialmente importante en la
infancia, porque es una etapa en la que el niño
aprende sobre el mundo y sobre sí mismo a través
del juego y la magia. La fantasía le permite al
niño comprender las normas, los valores y las
diferencias de la sociedad, y desarrollar su
personalidad, su autoestima y su empatía. La
fantasía también fomenta el lenguaje, la memoria
y la atención del niño

Después de ver el incremento de talleres de


autoayuda, libros y objetos orientados a
vendernos un estilo de vida que siempre nos
llevará a una vida plena y completamente feliz,
no resulta descabellado pensar que en nuestros
tiempos la felicidad pareciera ser una mercancía.
La felicidad es una de esas palabras que todos
utilizamos en nuestro lenguaje cotidiano, pero
que casi nadie puede definir con certeza y es
lógico que así sea, nadie se ha podido poner de
acuerdo sobre qué demonios significa ser feliz.
Por ejemplo, Aristóteles lo veía como el bien
supremo resultado de llevar una vida “buena”, los
hedonistas como la búsqueda del placer y la
evitación del sufrimiento, Santo Tomas de
Aquino como una vida al servicio de Dios, Kant
como una experiencia subjetiva que no estaba
atada a la moral, y más recientemente, el Profesor
Martin Seligman, define la felicidad como una
combinación de: 1) placer y gratificación, 2) una
vida llena de fortalezas y virtudes y 3) una vida
con propósito.

Y sin embargo, sin saber qué es exactamente


la felicidad, vemos como esta palabra es
constantemente empaquetada y vendida en
películas

 La felicidad es presentada como un remedio


contra la insatisfacción, el sufrimiento, el
malestar, el aburrimiento, y demás pesares de la
mente y el alma, es como la sábila para las
abuelas latinoamericanas, un remedio capaz de
curar hasta el mal de ojo.

El problema, es que la persona triste se


convierte en el objetivo de la industria de la
felicidad, en su momento más vulnerable los
oportunistas acechan y se aprovechan de su
sufrimiento, ofreciendo la promesa de un mejor
mañana, solo hay que ver algunos de estos
comerciales de anti-depresivos para entender a
qué me refiero:

La industria de la felicidad” hace una dura crítica


a la tendencia mundial de utilizar indicadores
de felicidad para determinar el grado de
bienestar de las naciones, lo que ha llevado a la
instauración de proyectos sociales orientados a
aumentar estos índices cueste lo que cueste.
There are many reasons why human beings believe in mythological beings like
pixies. Some of these reasons include:

 A need for explanations. In the past, people did not have the scientific knowledge
that we have today. They did not understand how the world worked, and so they
turned to mythology to explain things that they did not understand. For example,
people might have believed in pixies to explain why some crops grew better than
others, or why some people were more fortunate than others.
 A desire for comfort. Mythology can also provide comfort to people. Stories about
magical creatures can help people to cope with the challenges of life. For example,
stories about pixies might help people to feel less alone, or to believe that there is
still good in the world.
 A sense of wonder. Mythology can also simply be a source of wonder and
excitement. Stories about magical creatures can transport people to another world,
and allow them to escape from the everyday.

It is important to note that not everyone believes in mythological beings. However,


the reasons listed above help to explain why belief in mythology has persisted for
so long.

In addition to the reasons listed above, there are also some psychological reasons
why people might believe in mythological beings. For example, some people might
believe in mythology because they have a need for something to believe in. Others
might believe in mythology because they find it comforting or exciting. Still others
might believe in mythology because they are trying to make sense of the world
around them.

Whatever the reason, belief in mythological beings is a complex phenomenon that


is influenced by a variety of facto

Ultimately, the reasons why people believe in mythological beings are complex and varied.
There is no single answer that can explain why everyone believes what they do. However,
the reasons listed above provide some insights into why belief in mythological beings is so
widespread.
En su grimorio Philosophia Occulta 
Paracelso, El alquimista y médico suizo,
escribe sobre numerosos tipos de criaturas
que no son, ni humanas ni divinas, a los que
llama genéricamente elementales o seres de
la naturaleza
y denominó gnomos (elemento
tierra), ondinas (elemento
agua), silfos o sílfides (elemento aire)
y salamandras (elemento fuego):
Y decía: Los elementales no pueden
clasificarse entre los hombres, porque
algunos vuelan como los espíritus, mas, no
son espíritus, porque ellos comen y beben
como los hombres.
Añade: El hombre tiene un alma que los
espíritus divinos no necesitan.
Los elementales tampoco tienen alma y, sin
embargo, no son semejantes a los espíritus,
pues ningún espíritu muere y los
elementales sí lo hacen. Entonces, estos
seres mueren, pero no tienen alma.
Son más que animales, porque hablan y
ríen. Son prudentes, ricos, sabios, pobres y
locos igual que nosotros. Son la imagen
grosera del hombre, como éste es la imagen
grosera de Dios… Estos seres no temen ni
al agua ni al fuego.
Están sujetos a las indisposiciones y
enfermedades humanas, mueren como las
bestias y su carne se pudre como la carne
animal, y son virtuosos y viciosos, puros e
impuros, mejores o peores.
Los duendes corresponderían a los gnomos
y silfos y habitan mundos propios no muy
alejados del nuestro, aunque invisibles para
nosotros porque nuestros sentidos son poco
sutiles y poco desarrollados y por tanto no
aptos para observarlos. Sin embargo todas
esas criaturas, según Paracelso, tienen en
común ser seres interdimensionales y
atemporales, viven en comunidades
jerarquizadas, son invisibles para los
hombres, pero no para algunos animales y
niños, son juguetones y tramposos y
enormemente interesados en algunos
aspectos sexuales de los humanos, a
quienes a veces raptan cuando son niños;
viven muchos más años que los hombres,
pero sin llegar a ser inmortales: 500 años o
más, son éticamente neutros, inteligentes, y
les aterroriza el hierro y el acero. Poseen
tres grandes festividades: la del mes de
mayo, la del 24 de junio (solsticio de verano)
y la del mes de noviembre.
¿PUEDE UN HOMBRE ENAMORAR UNA
NUBE
¿Y CASARSE CON ELLA?
¿Y TENER HIJOS
ATAMANTE, REY DE BEOCIA ENAMORÓ
A UNA NÉFELE, UNA DIOSA HECHA DE
NUBES Y SE CASÓ CON ELLA Y TUVO
DOS HIJOS.

Licaón era hijo de Pelasgo, éste fue el primer


hombre que vivió en la Arcadia, la fundó, la
pobló, enseñó a la gente que vivía allí a portarse
en forma civilizada, cubrirse el cuerpo, comer
alimentos cocidos, vivir en cabañas.
Cuando murió Pelasgo su hijo Licaón heredó
todo, era tan sabio e inteligente como su padre, se
cree que junto con los sacrificios humanos
estableció la antropofagia, o sea comer carne
humana.
Sobre una montaña, Licaón fundó la ciudad de
Licosura, la ciudad más antigua de toda Grecia.
En lo más alto construyó un templo en honor de
Zeus, comenzando con la práctica de sacrificios
humanos, no se sacrificaban personas del lugar,
sino a los viajeros, que pasaban por el lugar.
Zeus quiso saber lo que estaba pasando, se hizo
pasar por un visitante, los arcadios se dieron
cuenta que era un dios porque reflejaba luz,
pero Licaón, quiso saber si era o no un dios y le
sirvió carne humana. Zeus enfurecido, con sus
rayos destruyó todo, también el palacio, y como
su nombre quiere decir lobo lo convirtió en un
feroz lobo. Le dio la gracia que cada diez años,
sino había comido carne humana, volvía a ser
humano. Pero cada vez que tomaba la forma de
hombre volvía a hacer sacrificios y comer carne
humana y volvía a convertirse en lobo. Licaón no
se resignó, cada poco tiempo en noches de luna
llena salía al claro del bosque o a los caminos a
aullar pidiendo el perdón de Zeus, y para comer
al que pasara por el lugar.

Los cuatro o cinco elementos de


la naturaleza —habitualmente, el agua,
la tierra, el fuego y el aire, a los que suele
añadirse la quintaesencia o éter— eran, para
muchas doctrinas antiguas, los
constituyentes básicos de la materia y
explicaban el comportamiento del mundo
físico. El modelo estuvo vigente hasta que la
ciencia moderna empezó a
desentrañar los elementos y reacciones
químicas.
En la cultura occidental, el origen de la teoría
de los cuatro elementos se encuentra en
los filósofos presocráticos y perduró a través
de la Edad Media hasta el Renacimiento,
influyendo profundamente en la cultura y el
pensamiento europeo. Los estados de la
materia, según la ciencia moderna y, en
menor grado, también la tabla periódica de
los elementos y el concepto
de combustión (fuego) pueden considerarse
sucesores de aquellos primeros modelos.
China, por su parte, enunciaba elementos
ligeramente diferentes y todavía usados en
la medicina china tradicional: tierra, agua,
fuego, metal y madera, entendidos más
como diferentes tipos de energía en un
estado de constante interacción y flujo entre
unos y otros, en oposición a la noción
occidental que los relaciona con las
diferentes manifestaciones de la materia.
[cita  requerida]

Índice
 1En Occidente
o 1.1La astrología y los elementos griegos

o 1.2Shakespeare y Calderón

 2En Oriente
o 2.1Los cinco elementos en el hinduismo

o 2.2Los cuatro elementos en el budismo

temprano
o 2.3Los cinco elementos de la antigua

China
o 2.4Los cinco elementos en Japón

 3Véase también
 4Referencias
 5Bibliografía
 6Enlaces externos
En Occidente[editar]
Los cuatro elementos de los griegos.
Diagrama común con dos cuadrados, donde
el más pequeño se sobrepone. Las esquinas
del más grande muestran los elementos, y
las esquinas del menor representan las
propiedades.
El filósofo griego Tales de Mileto propuso
que el principio de todas las cosas (o arché)
era el agua.1
Después Anaxímenes consideró que el
principio era el aire, Heráclito creyó que
el fuego era el principio,
y Jenófanes la tierra. Aecio y Sexto
Empírico comentan un fragmento de un texto
de Jenófanes (B27) en el cual Jenófanes
dice que la tierra es principio y fin de todas
las cosas. Pero Aristóteles había dicho que
ningún pensador había atribuido a la tierra el
carácter de elemento primordial.
Para Aristóteles el éter o quinto elemento es
la quintaesencia, razonando que el fuego, la
tierra, el agua y el aire eran terrenales y
corruptibles, y que las estrellas no podían
estar hechas de ninguno de estos
elementos, sino de uno diferente, inmutable,
de una substancia celestial.
Los pitagóricos utilizaban las letras iniciales
de los cinco elementos para nombrar los
ángulos de su pentagrama, y los
identificaban con los sólidos platónicos.
La teoría de las cuatro raíces
de Empédocles (cerca del 450 a. C.) es
mencionada por Aristóteles:
 El agua es a la vez fría y húmeda.
 La tierra es a la vez seca y fría.

 El fuego es a la vez caliente y seco.

 El aire es a la vez húmedo y caliente.

De acuerdo con Galeno, los elementos


fueron usados por Hipócrates cuando
describía el cuerpo humano, asociándolos
con los cuatro humores:
 la bilis amarilla (fuego),
 la bilis negra o melancolía (tierra),
 la flema o pituita (agua),

 la sangre (aire).

El término «éter» fue recuperado por físicos


del siglo XIX para denominar el medio
invisible que llenaba el universo, el éter
luminoso.2
En 1987, el compositor Robert
Steadman escribió una sinfonía en la cual
cada movimiento representaba las
características de los elementos clásicos de
la Antigua Grecia: aire, agua, tierra y fuego.
De un modo más tópico se han tratado en
corrientes de la música contemporánea,
como la New Age.
Resulta evidente que el concepto/término
«elemento» utilizado por los antiguos no se
refiere a los elementos químicos de la
ciencia moderna. Estudiosos más recientes
han razonado que los elementos de la
naturaleza se refieren a los estados de la
materia, es
decir: líquido (agua), sólido (tierra), plasma (f
uego), gas (aire).
La astrología y los elementos
griegos[editar]

Representación de los cuatro elementos en


el contexto astrológico, en un manuscrito
inglés del siglo XI.
La astrología continúa usando el concepto
de los cuatro elementos desde la
Antigüedad, aplicando a las técnicas de
interpretación y cálculo astrológico los cuatro
elementos de la antigüedad griega, en el
contexto de la carta astral.
Según Pierre Riffard, en su Diccionario de
esoterismo, el orden estratigráfico de los
elementos es:
1. tierra
2. agua
3. aire
4. fuego
5. éter
Y el orden genérico de los elementos es:
1. éter
2. fuego
3. aire
4. agua
5. tierra
Para algunos sectores del ocultismo, los
cuatro elementos representados en
la esfinge egipcia se relacionan con
la astrología babilónica:
 el rostro humano corresponde
a Acuario (aire),
 las alas al águila de Escorpio (agua),

 las garras de león a Leo (fuego) y

 las patas de toro a Tauro (tierra).

Shakespeare y Calderón[editar]
En la literatura europea, en especial en
el teatro del Barroco, pueden encontrarse
referencias a los cuatro elementos.3
Por ejemplo, en La vida es sueño, de Pedro
Calderón de la Barca:
En quien un mapa se dibuja atento,
pues el cuerpo es la tierra,
el fuego, el alma que en el pecho
encierra,
la espuma el mar, y el aire es el suspiro,
en cuya confusión un caos admiro;
pues en el alma, espuma, cuerpo,
aliento,
monstruo es de fuego, tierra, mar y
viento.4
Otro ejemplo se encuentra en Hamlet,
de William Shakespeare:
Yo he oído decir que
el gallo, trompeta de la mañana,
con la alta y aguda voz de su garganta
sonora
despierta al dios del día, y que a su
anuncio,
todo extraño espíritu errante en el mar o
el fuego, en la tierra o el aire, huye
hasta su confín.5
En Oriente

LOS CUATRO HUMORES

¡Esos ingleses y su maldita flema británica!


Álvaro de la Marca, Conde de
Guadalmedina, Capitán Alatriste [Arturo Pérez-
Reverte, 1996, traducido por Margaret Sayers
Peden, 2005, A Plume Book, Penguin, 2006,
p.102]

Con una teoría basada en la de los cuatro


elementos, en la Edad Media la salud dependía de
un equilibrio de cuatro fluidos, o humores, en el
cuerpo humano: el fuego correspondía a la
sangre; aire a bilis amarilla; agua a flema; y tierra
a bilis negra. La noción de que la salud dependía
del equilibrio de los cuatro elementos surgió poco
después de que Empédocles introdujera su teoría.
La teoría de los cuatro humores desarrollada por
la época de Hipócrates (c.460-c.377 aC).
Todavía decimos que las personas pueden estar
en un "buen humor" o un "mal humor", y los
términos derivados de los nombres griegos o
latinos de los humores todavía se usan a veces
para describir estados de ánimo, actitudes o
personalidades:

sanguíneo, que significa
"robusto, confiado,
optimista, alegre, feliz".
Nota: haîm- latiniza
De
como haem-, que
la sangre (sanguis,αἷμα,
angliciza como "hem-",
haîma) viene:
que es de donde
provienen palabras como
"hemofilia", αἱμοφιλία,
"amante de la sangre".
De Choler, que significa "la
la bilis amarilla (bilis cualidad o estado de ser
, χολή, kholê) y sus irascible"; colérico, que
asociaciones provienen: significa "enojado,
furioso, irascible"; bilis,
que significa "inclinación
a la ira, bazo"; bilious,
que significa "pevish, de
mal carácter"; hiel, que
significa "amargura,
rencor, insolencia"; bazo,
que significa "mala
voluntad mezclada y mal
genio"; e ictericia, que
significa "envidia,
disgusto, hostilidad".
flemático, que significa
"lento, impasible, frío,
De
impasible", a menudo
la flema (φλέγμα, flema)
considerado característico
viene:
de los ingleses, como en
la cita anterior.
De melancólico, que
la bilis significa "deprimido,
negra tendiendo a deprimir los
(μελανχολία, melancolía) espíritus, irascible, triste,
viene: triste".

Nótese que la pasividad de los humores "fríos",


Phelgm y Black Bile, contrasta con la actividad
de los humores "calientes", Blood y Yellow Bile.
Sin embargo, el significado original
de φλέγμα era "llama, fuego, calor", que
fisiológicamente sería "inflamación". La teoría de
los humores terminó cambiando esto. La teoría de
la personalidad que comienza con los cuatro
humores finalmente conduce a la teoría de los
tipos psicológicos de CG Jung.
Como base de la medicina, la teoría de los cuatro
humores terminó realmente contradicha por la
práctica del "sangrado", la flebotomía, en el
tratamiento médico. Los pacientes,
incluido George Washington, a menudo morían
por ser desangrados hasta la muerte por los
médicos, que parecen haber pensado que era una
forma de tratar la fiebre, o casi cualquier cosa.
Esto no suena como un método para restaurar un
equilibrio entre los humores. Sin embargo, la
flebotomía sigue siendo un tratamiento para
ciertos problemas, como el exceso de hierro en la
sangre.

Los elementales, también conocidos


como seres elementales, espíritus
elementales o genios de la naturaleza, son
una categoría de
seres mitológicos relacionados directamente
con los elementos de la naturaleza, de la
que se les considera formadores y
protectores. Al estudio de los elementales se
le conoce como Elficología (del
francés Elficologie) o Feericología; en países
de habla inglesa se conoce como Fairyology.
Según las creencias populares, los
elementales son un tipo de entidad
espiritual que por su naturaleza sutil, se
encuentran en otra dimensión distinta a la
material en la que los humanos se mueven
normalmente. Según algunas tradiciones, se
cree que los animales y los niños pequeños
tienen la capacidad de verlos. Se dice que
es posible hacer rituales para invocarlos y
que son usados en la brujería y en
la alquimia con el fin de lograr objetivos
mágicos.
Si bien desde las religiones más antiguas y
en el chamanismo ya existían deidades o
seres espirituales asociados a los elementos
o aspectos de la naturaleza, los elementales
cómo tal fueron descritos por primera vez, de
manera teórica, en las
obras alquímicas de Paracelso, quien se
basó a su vez en la teoría de los elementos
naturales sistematizada
por Empédocles y Aristóteles en la antigua
Grecia. Según Paracelso y sus seguidores,
las cuatro categorías básicas de elementales
son las siguientes: gnomos (de
la Tierra), ondinas (del Agua), sílfides (del Air
e) y salamandras (del Fuego),1 aunque
existen otras clasificaciones, dependiendo
de las fuentes y de los lugares.
Historia y características[editar]
Los antiguos romanos creían en la existencia
de los genius loci («genios del lugar»),
espíritus primordiales que eran "dueños" y
protectores de determinados lugares.
Cuando se construía una casa o cualquier
otro edificio, se creía que ese lugar le
pertenecía a un genius loci, por lo que
siempre se le debían presentar ofrendas y
pedir permiso para construir, solicitando
además su protección para los habitantes
del lugar. Los genius loci eran representados
normalmente con la figura de serpientes y
siempre estaban presentes en los lararios,
altares domésticos de las casas.

La danza de las hadas, obra de August


Malmström (1866).
Según la investigadora alemana Jeanne
Ruland, los elementales son seres con
conciencia individual que viven en los
elementos de la naturaleza y tienen diversas
funciones, desde los creadores hasta los
guardianes; por ejemplo, un elemental sería
el encargado de crear el polen de una flor,
mientras que otro se encargaría de proteger
a esa misma flor. A los cuatro elementos
tradicionales (Fuego, Agua, Tierra y Aire), se
añadiría un quinto elemento, el Éter, que lo
penetra y vivifica todo. Para Ruland, los
seres elementales solo pueden moverse
dentro de su propio elemento y en el
elemento Éter.2
A la dimensión que habitan los elementales
—que se considera intermedia entre el
mundo de los dioses y el mundo de los
humanos— se le conoce de múltiples
maneras; en los siglos XVIII y XIX se le
llamaba "Reino de las Hadas" y "Reino de
los Espíritus", un lugar por fuera de los
límites del mundo material. Más
recientemente se le ha conocido como
"Plano Astral", "Plano Interior" o "Mundo
Etéreo", y se cree que ese mundo, al que los
humanos por lo general solo pueden dar
miradas ocasionales, se encuentra separado
del mundo material por el fino velo de la
conciencia. Los seres elementales también
han recibido múltiples apelativos como
"espíritus naturales", "ayudantes de los
dioses" o "semidioses", y han estado
presentes principalmente en las
tradiciones paganas de todo el mundo.3
En la magia tradicional se cree que los
elementales controlan o
representan arquetípicamente los elementos
alquímicos del Aire, la Tierra, el Fuego y el
Agua, por lo que se invoca su presencia
(bajo la forma de los elementos físicos que
representan) en los círculos mágicos y
rituales. Sin embargo, esta invocación suele
ser un mero remanente de las antiguas
tradiciones, en las que se invitaba a los
seres elementales a participar en los rituales
mágicos de los círculos. En dichos rituales
nunca podía faltar la invitación al hada de la
ira y a la de la retribución; el olvido de estas
invitaciones, que podía tener terribles
consecuencias como maldiciones y
hechizos, quedó en el recuerdo de
algunos cuentos de hadas tradicionales.4
En todas las culturas en las que se cree en
estos seres existe la creencia de que se
puede ganar el favor de los elementales
presentándoles ofrendas y libaciones. En el
área rural de Yorkshire, Inglaterra, se creía
que a las hadas les gustaba la leche fresca y
que muchas veces mamaban de los senos
de las mujeres que estaban amamantando
niños pequeños. En otras culturas se les
ofrecen a duendes y hadas multitud de otras
ofrendas como licor, dulces y objetos
brillantes.
En Irlanda la creencia en seres elementales
ha estado tradicionalmente muy arraigada,
algunos de los más conocidos son
los Leprechaun y las Banshees. La tradición
nacional atribuye a San Patricio haber
exorcizado a los duendes irlandeses.
Clasificación[editar]
La siguiente es una clasificación básica de
los seres elementales, aunque existen
muchas otras:

Clasificación general de seres


elementales

El
Ev
e Cua
oc
m Elementales lida
aci
en des
ón
to

Ét Devas, Coros Angélicos, Sie Espi


er mp ritua
re lida
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tras
cen
den
cia

Insp
Pri iraci
Air Sílfides, ma ón e
e Silfos, Sylvestris, Elfos ver intel
a igen
cia

Ene
rgía
Fu Salamandras, Dragones, Ver
y
eg Vulcanos (o an
fuer
o Vulkani), Djinns, Fénix o
za
vital

Ag Ondinas, Nereidas, Ninfas, Si Ot Sen
ua renas, Tritones oñ timi
o ento
sy
emo
cion
es

Est
abili
Gnomos, Duendes, Hadas, G
Invi dad
Tie remlins, Goblins, Dríadas, Tra
ern físic
rra sgos, Trolls, Orcos, Faunos o 
o ay
Sátiros
mat
erial

Algunas descripciones de los elementales


más comunes son las siguientes:
 Elfos: Elementales de Aire (o del elemento
Tierra según algunas versiones) que están
muy presentes en las mitologías
germánica, nórdica y de Gran Bretaña,
representados en figura masculina y
femenina. En los bosques de Escandinavia
son llamados Alfar, o raza de Huldre.
Generalmente se cree que existen al
menos dos tipos de elfos: los elfos oscuros
y los elfos claros. En las islas
británicas suelen ser tan pequeños que se
les confunde con las hadas, pero en
ciertas regiones de Europa continental se
les suele representar mucho más altos. Se
dice que los elfos sienten una gran
fascinación por las piedras preciosas.5
 Dragones: Los Dragones son elementales
de Fuego a los que se describe habitando
en cavernas, volcanes y en las
profundidades de la Tierra, junto al fuego
subterráneo, donde se cree que custodian
tesoros. Existe la versión de que los
Dragones no son exclusivos del elemento
Fuego, sino que, en general, simbolizan la
fuerza más poderosa de cada elemento;
de este modo, habría Dragones de Tierra,
de Agua, de Aire, de Fuego y de Éter.
 Dríades o Dríadas: Elementales de Tierra.
De acuerdo con la tradición griega,
las Dríades son Ninfas de los robles en
particular y de los árboles en general.
Dentro de la familia de las Dríades se
encuentran las Hamadríades, que se
relacionan con un único árbol en particular,
y cuando el árbol muere de forma natural o
es talado, muere al mismo tiempo la
Hamadríade. Otros elementales asociados
a las Dríades son las Alseides, de las
flores y de los bosques;
las Melíades o Melias, que pertenecen
específicamente a la especie de
los fresnos; las Dafníades, de los laureles;
y las Epimélides, de los manzanos.
 Duendes: Elementales de Tierra que
están muy vinculados a los seres
humanos, pues suelen habitar en las
casas debido a la curiosidad que sienten
por las formas de vida humanas. Esto les
hace imitar muchas de las formas del
comportamiento de las personas e incluso
las maneras de vestir. A los Duendes se
les atribuyen muchas travesuras como la
pérdida de los calcetines o la elaboración
de nudos en el pelaje de los animales e
incluso en el cabello humano.
 Gnomos: Elementales de Tierra,
los gnomos tradicionales están presentes
principalmente en los países escandinavos
y germánicos, aunque sus variantes, como
en el resto de los seres elementales, están
presentes en todo el mundo. Se les asocia
generalmente a los enanos. Se les suele
relacionar con oficios como la minería, la
forja y la acumulación de tesoros.6 Se cree
que son unas de las criaturas elementales
más esquivas a los seres humanos, casi
siempre de carácter huraño, por lo que
viven en cuevas o bajo las raíces de los
árboles en lo profundo de los bosques.
 Goblins: Elementales de Tierra. En la
tradición germánica, los Goblins presentan
rasgos propios de los Trolls y de los
Duendes. Generalmente se les representa
de color verde y orejas puntiagudas, con
garras y colmillos. Se cree que tienen un
carácter malévolo y que odian
especialmente a los elfos.
Víspera de verano, obra de Edward Robert
Hughes (1908).
Salamandra en un grabado de 1548.
 Hadas: Elementales de Tierra (o del
elemento Aire según algunas versiones).
En Irlanda se creía que habitaban bajo
tierra, pero en otras regiones de Europa
han estado principalmente asociadas a las
flores y las plantas. Se cree que existen
muchas razas de hadas y que las hay
benéficas o malignas.7 Las creencias
tradicionales afirman que los niños
menores de 7 años y los animales son
capaces de verlas; en el caso de los
adultos, solo aquellos que conserven un
corazón puro podrían hacerlo. A las hadas
que tienen el deseo de salir del mundo
feérico para unirse a un amante humano
en el mundo terrenal se les conoce como
hadas Melusinas o Melusianas; estas
hadas, por lo general, imponen a su
compañero humano un pacto que, en caso
de ser roto, conllevaría desastrosas
consecuencias.
 Leprechaun: Elementales de Tierra. Se
cree que los Leprechaun son una raza
muy particular de duendes nativos
de Irlanda que han adoptado las
costumbres de los antiguos irlandeses
como el consumo de cerveza, los trajes
tradicionales, entre otras. La creencia
popular afirma que si alguien fija la mirada
en un Leprechau, este no puede escapar,
pero en cuanto el humano parpadea o
desvía la mirada, el Leprechau
desaparece.
 Ninfas: Con este nombre se conoce a una
amplia variedad de seres elementales de
Agua y de Tierra con apariencia femenina
y de altura generalmente igual a la
humana. Las Ninfas provienen de la
tradición griega. Se cree que se dividen
varios grupos: Las Náyades son las ninfas
de todos los cuerpos de aguda dulce;
las Ondinas serían indistintamente de
ríos, lagos y fuentes; las Creneas, de las
fuentes y pozos; las Heleades, de los
pantanos y marismas; las Limnades, de
lagos y ciénagas; las Pegeas, de las
cataratas y los manantiales;
las Potámides, de ríos y arroyos;
las Nereidas, de los mares en calma.
Algunos tipos de Ninfas relacionadas con
el elemento Tierra son las Oréades, de las
grutas y montañas; las Auloníades, de los
pastos de las montañas y los valles;
las Napeas, de los bosques, montañas,
cañadas y valles; y las Nisíades,
específicamente del Monte Nisa.8
 Orcos: Elementales de Tierra.
Emparentados con los Goblins,
los Orcos suelen ser descritos como seres
estúpidos y con tendencias depravadas,
violentas y dañinas. También han sido
relacionados con los «cocos» infantiles. Se
dice que en general son muy feos, sucios y
malolientes, y que son intolerantes a la luz
del sol, por lo que viven en profundas
galerías subterráneas y dentro de cuevas.9
 Salamandras: Estos elementales de
Fuego normalmente han sido asociados al
animal homónimo, la salamandra real.
Los nigromantes y ocultistas de la Edad
Media le atribuían grandes poderes y
cualidades mágicas, debido a que el
Fuego es considerado el elemento más
puro de los cuatro básicos. En algunas
ocasiones se ha descrito a
las salamandras adquiriendo figura
humana, normalmente de una mujer.
 Sílfides y Silfos: Las Sílfides son
elementales de Aire que toman apariencia
femenina; en su aspecto masculino se les
llama Silfos. Existen muy pocas
descripciones sobre estos seres, pero se
cree que les prestan ayuda e inspiración a
los humanos sabios y a los grandes
magos.
 Sirenas: Elementales de Agua asociadas
únicamente al mar y el agua salada.
Según algunas versiones antiguas,
las sirenas tenían cuerpo de ave y rostro
de mujer, pero las versiones más
conocidas las describen con la mitad del
cuerpo para abajo con cola de pez, y la
mitad del cuerpo para arriba con torso y
rostro de mujer. En la antigua Grecia, los
marinos temían al canto de las sirenas,
pues creían que esos cantos los podrían
hechizar hasta hundirlos en el mar.
Trolls: Elementales de Tierra. Se les
conoce principalmente en los países
escandinavos y la estatura con la que se
les describe varía según el país, siendo
desde muy pequeños hasta muy grandes
dependiendo de la zona. Se dice que
los Trolls tratan de evitar al máximo el
contacto con los humanos, por lo que
viven en cavernas y en las partes más
oscuras e inaccesibles de los bosques. Su
rasgo más característico es su enorme
nariz, además de su escasa inteligencia.10
Otros elementales[editar]
Además de las especies y razas de
elementales más conocidas, se conocen
otras razas como las siguientes:

Fairies, obra de Edwin Austin Abbey.

Hadas mirando a través de un arco gótico,


obra de John Anster Fitzgerald.
 Banshees:
Las Banshees (del irlandés bean si, ‘mujer
de los túmulos’) son una raza de hadas
irlandesas cuya función más conocida es
anunciar a las personas la muerte de un
familiar cercano por medio de un sollozo o
lamento fantasmal que atraviesa el bosque
y que puede durar varios minutos.
 Brownies o Urisk: Los Brownies son una
raza de duendes nativos de Escocia.
Habitan en las casas y realizan los
quehaceres cuando nadie los ve. Deben
su nombre a que su piel es de color
marrón (brown).
 Gremlins: Los Gremlins son una raza de
duendes ingleses a los que se les atribuye
un carácter malévolo.
 Hobgoblins: Estos seres serían una raza
de Goblins de mayor tamaño, pero que no
llegan a ser tan altos como los Orcos.
 Nixes: En varias tradiciones europeas,
las Nixes son elementales que habitan en
las aguas estancadas de pantanos y
bosques, con apariencia femenina, que por
lo general buscan seducir a los hombres
humanos. Se las describe como muy
hermosas y seductoras, pero también
vengativas y peligrosas. Son
especialmente peligrosas para los
mortales que osen bañarse en un
estanque natural durante la Noche de San
Juan, pues durante esa noche son
derogadas las leyes entre mortales y seres
místicos.
 Ogros: No existe un claro consenso
respecto a si los Ogros son elementales de
Tierra. Se les describe como parecidos a
los Orcos, pero de mayor tamaño, apetito
voraz y carácter maligno. Les gusta
alimentarse de carne humana,
especialmente de niños.
 Pixies Las Pixies son una raza muy
particular de hadas que habitan el West
Country inglés y que, mucho tiempo atrás,
expulsaron a las Fairies, o hadas
tradicionales, de Cornualles y otras zonas.
Se cree que las Pixies son más pequeñas
que las Fairies.
 Puck o Robin Goodfellow: En el folclore
inglés, Puck es un ser que probablemente
pertenece a la especie de las hadas,
aunque otras versiones lo catalogan como
duendecillo o elfo. Se le describe como un
diablillo doméstico o pequeño demonio
travieso. Se cree que si se le dejan
obsequios que le gusten puede hacer
tareas domésticas para las personas.
Otros elementales menos conocidos son
los Imp y los Kobold (de la tradición
germánica), los Boggart (de origen celta-
anglosajón), los Lisovik o Leshi (del folclore
eslavo y ruso), los Willi, las Veela y
las Rusalka (de la mitología eslava),
los Clurichaun y Far darrig (de origen
irlandés), los Spiriduș (del folclor rumano),
los Mazapégul (de la tradición italiana),
las Apsarás (de la mitología hindú), entre
otros.
Algunos investigadores incluyen a
los Unicornios dentro de los elementales de
Tierra, pero otros prefieren incluirlos dentro
de la criptozoología o simplemente dentro de
los bestiarios de criaturas legendarias. Los
que defienden la inclusión del Unicornio
dentro de los elementales afirman que
habitan en los bosques no hollados por pie
humano, protegiendo la pureza de la
naturaleza, y que pueden ser vistos por
niños menores de 7 años o por doncellas
menores de 15 años que se conserven puras
y virginales.
Elementales individualizados[editar]
En la historia y las artes se conocen
elementales con identidad individual, como
los siguientes:
 Dama del Lago: En el ciclo conocido
como Materia de Bretaña se conoce como
la Dama del Lago (Lady of the Lake) a un
espíritu elemental de un lago que
custodiaba la espada Excálibur.
 Reina Mab: En el folclore inglés, la Reina
Mab (Queen Mab) es un hada con un alto
rango de reina. Se cree que es una partera
que ayuda a los durmientes "dar a luz" a
sus sueños.
Elementales de España[editar]
Duendecitos, un grabado de Francisco de
Goya.
 Busgosu o Musgosu: En la mitología
asturiana y cántabra el Busgosu es un
elemental de tierra parecido a
los Faunos o Sátiros de los griegos. Tiene
la mitad del cuerpo hacia abajo de cabra y
la mitad de arriba de humano. Se les ha
descrito vistiendo traje y sombrero verde.
Son protectores de los bosques y pueden
ser benéficos o malignos.
 Diaños o Diantres: En las mitologías
gallega, asturiana y leonesa
los Diaños son duendes burlones que
pueden adoptar la forma de cualquier
animal e incluso de un bebé humano.
Actúan de noche y les gusta asustar gente.
 Duendes zahorí: En Cantabria, el Duende
zahorí es un tipo de duende al que no le
gusta hacer bromas ni picardías sino que
ayuda a las personas a encontrar las
cosas perdidas. Es pequeño y moreno, de
cara redonda, nariz larga y pelo rubio. Su
voz es ronca, por lo que da la impresión de
estar enojado, pero en realidad es muy
afable y alegre.
 Martinicos o Frailecillos: El Martinico es
un tipo peculiar de duende nativo
de España. Se le describe como un
diablillo cabezón, de manos grandes y
vestido con hábito franciscano. En
Extremadura los Martinicos son conocidos
como Frailecillos. Son muy bromistas y en
algunos casos se pueden poner muy
pesados.
 Mouras o Donas: En la mitología gallega,
las Mouras son seres feéricos de
apariencia femenina que habitan bajo
tierra o en el agua custodiando tesoros. Se
les describe como muy hermosas y se
cree que en ocasiones buscan amantes
humanos, como las hadas Melusinas.
 Mouros o Moros: En las tradiciones
gallega, asturiana y leonesa,
los Mouros son misteriosas criaturas,
probablemente una especie de gnomos,
que viven bajo tierra extrayendo oro. Se
dedican a la orfebrería y la metalurgia,
tienen poderes mágicos y se les atribuye la
construcción de muchos dólmenes y
castros.
 Tardos: Los Tardos son criaturas
malévolas de la mitología gallega, de la
especie de los duendes. Son pequeños y
peludos y usan gorros rojos; además,
llevan pequeñas y afiladas espadas. Viven
bajo tierra y en las noches entran a las
casas y se sientan sobre el pecho de las
personas, provocándoles pesadillas.
 Tentiruju: Los Tentiruju son una raza de
duendes cántabros que tienen las orejas
puntiagudas y usan una boina en la
cabeza. Se vuelven invisibles gracias a los
brotes tiernos de mandrágora, lo que
aprovechan para acariciar a las mozas.
 Trasgos: Elementales de Tierra.
Los Trasgos son una raza de duendes
nativos del norte de España. Se les suele
representar con la piel morena, rabo y
pequeños cuernos. Son traviesos, como
todos los duendes, de espíritu libre y
juguetón. Por lo general se apegan a una
familia e incluso los acompañan a otros
lugares en caso de mudanza. Existen
muchas tradiciones populares sobre
rituales con los que es posible deshacerse
de los Trasgos.
 Trasnos: El Trasno es un tipo de duende
gallego que habita las casas y hace
bromas pesadas a sus habitantes. Se le
describe con piel morena, barba y
vistiendo de rojo; tiene un agujero en la
mano izquierda y es cojo.
 Trentis: Los Trentis son una raza de
duendes cántabros que habitan los
bosques, son muy traviesos y visten con
hojas, musgo y raíces. Les gusta pellizcar
las pantorrillas de las muchachas para
luego salir corriendo. Son muy inocentes y
frecuentemente les prestan ayuda a los
humanos en dificultades, especialmente a
los niños.
 Trastolillu: En las tradiciones cántabras
los Trastolillu son duendes domésticos
muy similares a los trasgos, pero con la
piel negra como el hollín, el pelo largo,
ojitos verdes, rabillo y cuernecillos. Les
gusta usar gorros blancos en la cabeza.
Son especialmente traviesos y les gusta
simular lloriqueos para asustar a la gente.
 Xanas: Las Xanas son unas hadas o
ninfas nativas de Asturias y León que
habitan en las aguas puras y cristalinas.
Son muy bellas y las hay de piel clara o de
piel oscura.
Elementales de América[editar]
 Anchimallén: Son elementales del Fuego
en la tradición mapuche de Chile. A
los Anchimallén se les describe como
pequeños seres que se transforman en
esferas luminosas o centellas. Algunas
veces adquieren una figura parecida a la
de un bebé humano de pocos meses.
 Aluxes: En la tradición maya del sureste
de México y ciertas zonas
de Belice y Guatemala, los Aluxes son los
equivalentes a los elfos o a los duendes
europeos. Generalmente se dedican a
robar niños, extraviar el ganado y hacer
todo tipo de diabluras y travesuras.
 Apus: En Perú, Bolivia y parte de Chile,
los Apus son elementales de Tierra
dueños de las montañas o las montañas
en sí mismas como seres vivientes. Se les
ha tenido por divinidades y por santuarios
naturales desde épocas preincaicas.
 Caipora, Caá Porá o Padremont:
El Caipora es una criatura de la
mitología Tupi-Guaraní del Brasil. Se lo
representa como un niño de piel oscura y
cabellera larga que tiene los pies hacia
atrás. Se dice que viaja a lomo de
un pecarí, que es muy pícaro y le gusta
fumar cigarrillo. A veces se le describe con
cabeza de zorro. Se le considera rey de
los animales y de la selva, es vengativo
con los cazadores que no respetan las
reglas de la caza justa, borra las huellas
de los animales para que no sean
encontrados y hace que los cazadores se
pierdan.
 Candileja o Bolefuego: En las tradiciones
de los Llanos Orientales de Colombia,
las Candilejas son bolas de fuego que
flotan en el aire y persiguen a los
humanos. Aunque no es seguro que se
trate de elementales de Fuego, se les
atribuye cierta inteligencia y violencia al
perseguir a las personas que las maldicen
o a quienes quieren talar los árboles en la
selva.
Estatua de un Chaneque conocido como «La
Abuelita».
 Chaneques:
En náhuatl, Chaneque significa «dueño de
la casa», o también «el que habita en
lugares peligrosos». Los Chaneques son
criaturas de la mitología mexica. Sus
funciones los hacen equivalentes a
los gnomos germánicos y escandinavos,
pues se dedican a cuidar los montes y los
animales silvestres. Se cree que pueden
tomar cualquier forma, incluyendo la
humana, y que son muy mentirosos y
traviesos.
 Cherufe: Elemental de Fuego que para los
mapuches de Chile es una criatura
gigantesca de roca ardiente o roca fundida
que come gente. El Cherufe vive en los
volcanes y lanza bolas de fuego para
atacar y para defenderse.
 Chullachaqui o Shapishico: En las
creencias de las selvas del Perú,
los Chullachaqui son duendes o gnomos
descritos como diablillos guardianes del
bosque. Por lo general se muestran
amables ante los caminantes solitarios que
transitan por las selvas y bosques, pero en
ocasiones pueden tornarse agresivos
contra las personas que no les agradan.
Se les describe con grandes sombreros,
nariz prominente, orejas puntiagudas y
ojos rojos.
 Chuzalongo, Chiro o Indio del Monte:
El Chuzalongo es una criatura que habita
las peñas de los Andes ecuatorianos. Se le
describe como un niño de unos 6 años de
cabellera larga y rubia, piel blanca y ojos
claros, con los pies vueltos hacia atrás y
un pene enorme que debe llevar al
hombro. Tiene rasgos malignos y un
apetito sexual desenfrenado; incluso
puede llegar a matar a las personas. No
resulta claro si se trata de un elemental o
de otro tipo de criatura.
 Ciguapas o Ciguayas: Las Ciguapas son
elementales de Agua de la mitología
de República Dominicana, Cuba y parte
de Centroamérica. Se les describe como
ninfas que aparece en las corrientes de
agua; tienen apariencia de mujeres
indígenas y sus pies están vueltos hacia
atrás. Embrujan y seducen a los hombres
para perderlos. Se cree que en las noches
de luna llena es posible capturarlas,
aunque mueren al poco tiempo de haber
sido atrapadas. Se les relaciona con los
espíritus Maboya.
 Cipitío: El Cipitío es un personaje de
leyenda de
origen náhuatl en Nicaragua, Honduras, M
éxico, Guatemala y El Salvador. No es
seguro que se trate de un elemental, pero
se le describe con características similares
a las de los duendes. Es pequeño, usa un
gran sombrero, tiene el poder de
teletransportarse y le divierte hacerles
bromas pesadas a los humanos.
 Curupira: El Curupira es un ser al que se
considera guardián de los montes en la
mitología tupi, en la selva del Amazonas
brasileño. Tiene los pies invertidos hacia
atrás y su cabellera es de un rojo
llameante. Tolera a los que cazan
animales por necesidad, para alimentarse,
pero se enfurece contra los que cazan por
placer.
 Duendes del bacín: En las tradiciones
de Costa Rica es muy popular la creencia
en los Duendes del bacín, que hacen
travesuras en las casas, protegen a las
familias que les gustan pero también
raptan niños y adultos. Se les describe con
una altura de hasta 50 cm, vistiendo ropas
estrafalarias de colores chillones y gorros
rojos. Algunas versiones afirman que
tienen patas de gallo que dejan huellas al
revés. Cuando se encariñas con una
familia, pueden hacer los oficios de la
casa.
 Dueño del Monte o Viejo del Monte:
En Costa Rica y otros países de
Centroamérica, el Dueño del monte es
descrito como un gigante fantasmal que
vaga por los bosques y las montañas
lanzando alaridos aterradores. Tiene un
solo ojo, puede llamar y controlar a los
animales y hacer que llueva o sople el
viento con gran fuerza.
 Güije o Chichiricú: Los Güijes son una
raza de duendes cubanos. Se les describe
como negritos diminutos de facciones
grotescas y ojos saltones que andan
desnudos o cubiertos con juncos. Viven en
ríos y charcas, les gustan las mujeres
humanas y en las noches asustan a los
viajeros.
 Hojarasquín del Monte: En las tradiciones
campesinas colombianas se describe al
Hojarasquín del Monte como un árbol-
hombre o como una especie de
hombrecillo completamente cubierto de
follaje que protege la naturaleza y persigue
a los que talan árboles de manera
indiscriminada, pero que ayuda a las
personas de buen corazón que por
accidente se pierden en los bosques y las
selvas.
 Hombre Caimán: En las tradiciones
populares de la costa Caribe de Colombia,
el Hombre Caimán es una criatura
elemental de Agua, específicamente
protector del río Magdalena. Se le describe
con la mitad de arriba del cuerpo de
humano y la mitad de abajo de caimán. Se
cree que protege a los peces del río y se le
atribuyen numerosos raptos de mujeres
jóvenes.
 Kurupí: En la mitología guaraní,
el Kurupí es una especie de duende
maligno de aspecto grotesco y miembro
viril descomunal. Busca mujeres vírgenes
en la selva para abusarlas y luego
devorarlas.
 Laftrache: En Chile, las tradiciones del
pueblo mapuche hablan de los Laftrache,
una raza de gnomos que provienen del
Minchenmapu la «Tierra de los Espíritus
del Desequilibrio». Actualmente habitan
una región subterránea conocida como
Laftrachemapu, la «Tierra de la Gente
Pequeña».
 Madremontes o Madreselvas: En el
folclor colombiano, las Madremontes son
criaturas elementales de apariencia
femenina y salvaje que andan por la
floresta desnudas, cubiertas de juncos,
musgos y hojas, y a las que se considera
protectoras de los bosques y las selvas.
 Momoyes, Mamóes o Mumúes: Son
duendes o gnomos nativos de la zona
andina de Venezuela. Son descritos como
hombrecillos de 40 cm de altura, vestidos
a la manera indígena y con enormes
sombreros. Habitan principalmente en
lagunas y ríos. Defienden la naturaleza y
les hacen travesuras y bromas pesadas a
los humanos.
 Muqui o Anchanchos: En la mitología de
los Andes del Perú, los Muqui son
criaturas mineras muy similares a los
gnomos o a los enanos. Se les describe
como seres de unos 50 cm de altura,
poderosos y huraños, de voz ronca y
orejas puntiagudas, que pueden conceder
riquezas si se hace un pacto con ellos. Les
gustan las mujeres humanas, el licor y
masticar hojas de coca.
Estatua del pombero en el Museo Mitológico
Ramón Elías en Capiatá, Paraguay.
 Pombero: El Pombero es una raza de
duende guaraní presente en Paraguay, el
noreste de Argentina y el sur de Brasil.
Aquellos humanos que quieren ganar sus
favores le dejan ofrendas de tabaco,
aguardiente, miel o caña. Ayuda a cuidar
los animales de granja, pero también
puede hacer maldades si no se le dan las
ofrendas que le gustan. Se le describe de
baja estatura, de piel negra y pelo negro o
blanco.
 Pukwudgie: En las tradiciones de los
nativos norteamericanos,
los Pukwudgie son una especie de
duendes o gnomos de 4 a 5 pulgadas de
altura. Aparecen y desaparecen a
voluntad, usan magia, crean fuego y
lanzan flechas envenenadas. Unas veces
son benéficos y otras veces malvados.
 Sacháyoj : En Argentina se cree que
el Sacháyoj (del quichua sachayuq,
«Dueño del Bosque») es el dueño del
monte de Santiago del Estero. Es descrito
como un pequeño hombrecillo con barba
larga y sombrero grande que
lleva quirquinchos colgados del cinto. Es el
protector de la selva, de los árboles y de
los animales.11
 Sumpall: En la tradición mapuche de
Chile, los Sumpall son criaturas
elementales del elemento Agua. Tienen la
mitad del cuerpo de pez, y la otra mitad de
humano, aunque pueden cambiar su
apariencia para parecer completamente
humanos. Se muestran con apariencia
tanto masculina como femenina. Cuidan
ríos, mares y lagos, pueden raptar a los
humanos con su consentimiento y también
pueden adoptar la figura de ciertas aves.

Ilustración de un Tin-Tin.
 Tin-Tin: En la Isla Puná de Ecuador,
el Tin-Tin es descrito como un pequeño
duende maligno que tiene el miembro viril
excesivamente grande y que arrastra por
el suelo. Usa un gran sombrero, emite
lúgubres silbidos ululantes y persigue a las
mujeres, especialmente a las velludas,
para poseerlas sexualmente.
 Traucos: En la mitología chilota de Chile,
el Trauco es una especie de ogro con
características de íncubo. Mide hasta 80
cm, sus facciones son desagradables y no
tiene pies, pues sus piernas terminan en
muñones. Tiene una fuerza descomunal,
se pasea con un bastón y un hacha
mágica por los bosques, hechiza a las
mujeres con la mirada y luego abusa de
ellas para dejarlas embarazadas.
 Tunjos: En la
cultura muisca de Colombia los Tunjos
eran ofrendas con formas antropomorfas y
de animales hechas en oro que se ofrecían
a los dioses en las lagunas o bajo tierra.
Posteriormente, en la tradición folclórica
colombiana, los Tunjos han sido descritos
como criaturas con forma de niños
pequeños o bebés que engañan a los
caminantes en el campo o que aparecen
cerca de lagunas encantadas y cuyos
cuerpos, por lo general, son de color
dorado.
Elementales de Asia[editar]
 Asuang: En la tradición popular
del archipiélago filipino, los Asuang son
una raza de duendes o pequeños
demonios de costumbres nocturnas que
pueden adoptar cualquier forma animal.
Roban niños y extraen con sus lenguas los
fetos a las mujeres embarazadas.
 Diwata o Engkanto: Los Diwata son
espíritus del Sur de las islas Filipinas a los
que se les considera guardianes de la
naturaleza. Pueden presentarse con
apariencia femenina o masculina. Se les
describe como seres de gran belleza a los
que se les hacen rituales y ofrendas.
 Dokkaebi: Son una especie de Duendes,
Goblins o diablillos coreanos. A
los Dokkaebi se les atribuyen grandes
poderes y un carácter travieso. Se cree
que se divierten haciéndoles bromas
pesadas a los humanos.
 Kami: En Japón, los Kami son una gran
variedad de espíritus, desde deidades
personificadas hasta espíritus de la
naturaleza que se asimilan a los
elementales porque hay Kami de los
árboles, los ríos, las montañas, etc.,
además de los vientos, los truenos, las
tormentas, entre otras fuerzas naturales.
 Mogwai: En la mitología china tradicional,
los Mogwai (cuyo nombre significa
«espíritu maligno» o «demonio») son
pequeños seres que se reproducen con el
agua de lluvia. Tienen el cuerpo peludo, y
pasada la medianoche se convierten en
seres malignos.
 Tengu: Son criaturas de la
tradición sintoísta japonesa, normalmente
asociadas a los duendes. Se dice que
los Tengu adoptan diversas formas, desde
aves de rapiña hasta perros rabiosos o
incluso la forma humana. Suelen ser de
mal carácter, pero también hacen bromas
pesadas a los humanos. La creencia
afirma que muchos de los que entran en
contacto con los Tengu terminan
perdiendo la razón.

Paracelso
Paracelso.

Los cuatro elementos de los griegos.


Diagrama común con dos cuadrados, donde
el más pequeño se sobrepone. Las esquinas
del más grande muestran los elementos, y
las esquinas del menor representan las
propiedades.
En el siglo XVI,
el alquimista y astrólogo suizo Paracelso fue
probablemente el primero en sistematizar la
información referente a los seres
elementales, en su tratado titulado Liber de
Nymphis, sylphis, pygmaeis et salamandris
et de caeteris spiritibus (Tratado de los
Ninfos, Silfos, Pigmeos, Salamandras y
otros seres), publicado en 1566, después de
su muerte. La clasificación de los seres
arquetípicos de cada elemento, según
Paracelso, es la siguiente:
 Ninfas y Ninfos: Seres del elemento
Agua.
 Gnomos, Pigmeos o Duendes: Seres del

elemento Tierra.
 Silfos y Sílfides: Seres del elemento Aire.

 Salamandras: Seres del elemento Fuego.

Paracelso incluía entre estos seres a los


gigantes, y afirmaba que, aunque en general
los elementales adquirían figura humana,
eran de un origen completamente distinto al
de los humanos y los animales. También
afirmaba que los seres de un elemento no
tienen ningún contacto ni vínculo con los de
otro elemento. Decía que los nombres por
los que se los conoce son una mera
referencia arbitraria que muy poco debe
importar, y él mismo proponía otra
clasificación, que es la siguiente:
 Ondinas o Undinas: Seres del elemento
Agua.
 Sylvestris (también conocidos como

"hombres salvajes"): Seres del elemento


Aire.
 Gnomos: Seres del elemento la Tierra.

 Vulcanos: Seres del elemento Fuego.

En la obra de Paracelso se encuentran


numerosos elementos del folklore y
el animismo propio de ciertas creencias de
la antigüedad clásica.

Benito Jerónimo Feijoo[editar]

Benito Jerónimo Feijoo.


En el siglo XVIII, el ensayista y polígrafo
español Benito Jerónimo Feijoo escribió un
ensayo titulado «Duendes y Espíritus
familiares»,13 en su Teatro crítico universal,
en el que, citando al padre Fuente la Peña,
dice que los duendes no son ni ángeles, ni
demonios ni almas en pena. Siguiendo al
mismo autor, señala que los duendes serían
cierta especie de animales aéreos
engendrados por la putrefacción del aire y
vapores corrompidos, aunque Feijoo no está
de acuerdo con esa hipótesis.
Feijoo afirma que todos los testimonios
recopilados sobre la existencia de estas
criaturas, confirman que no se trata de seres
malignos, como podrían ser los demonios,
sino más bien pícaros y traviesos. Aunque
este autor analiza el tema de los duendes de
una manera racional, y concluye que no cree
en su existencia, compara, no obstante, las
historias que se cuentan sobre ellos con los
genios llamados Lares, Larvas y Lémures
por los antiguos romanos.
Jesús Callejo y Carlos Canales[editar]
Jesús Callejo y Carlos Canales son dos
investigadores españoles que escribieron
la Guía de seres mágicos de España, una
trilogía compuesta por tres
volúmenes: Duendes, Gnomos y Hadas.
Esta obra se constituye en la primera gran
compilación de testimonios e información
sobre seres elementales de toda España,
aunque ya antes se habían escrito libros que
recopilaban informaciones de regiones
aisladas del país.
Según Jesús Callejo, las Hadas son
elementales asociadas principalmente a las
flores de las plantas, mientras que los
Gnomos estarían asociados a la tierra, por lo
que permanecen escondidos en bosques
profundos y cuevas. En cuanto a los
Duendes, este autor afirma que son los más
cercanos a los humanos, pues les gusta
inmiscuirse en las casas y curiosear sobre la
vida de las personas.
según algunas tradiciones, se cree que la
apariencia humana con la que se describe a
muchos elementales, incluso con atuendos y
vestidos, es solo una ilusión creada para que
puedan ser identificados. La creencia más
generalizada indica que son anteriores a la
aparición del hombre en el planeta. En
círculos esotéricos se dice que cuando el
planeta era solo una masa incandescente y
sin vida, los elementales estaban presentes
planeando la construcción y la vida futura,
ayudando a los Espíritus Superiores,
Arquitectos Cósmicos, y de este modo eran
los encargados de coparticipar en la obra del
creador.
Las salamandras –elementales del fuego-
cuidaban la masa de gases radioactivos
presentes en el planeta y de la materia
incandescente que debía ir sedimentándose
y enfriándose de a poco, para que el planeta
en formación pudiera ser habitable.
Los silfos, elementales del aire, cuidaban de
la evolución de esos gases tóxicos, para
lograr el equilibrio químico y la evolución de
los violentos vientos y tormentas nucleares
que azotaban al planeta en formación, allá
en los comienzos de la historia cósmica.
Los Espíritus Superiores o Arquitectos
Cósmicos ya tenían planeado todo tipo de
vida que surgiría en la tierra, siguiendo las
orientaciones del Creador. Estaba todo
programado en la Mente Divina. Sólo hacía
faltaba que se estableciera el orden, para
que esos espíritus de la naturaleza o
elementales pudieran, finalmente, empezar
el proceso de evolución y vida sobre el
planeta tierra, como colaboradores
inmediatos de los arquitectos celestiales.
Cuando los gases se hicieron líquidos y
cayeron sobre el planeta en forma de gotas
de agua, lluvias y tormentas violentas que
inundaron casi toda su superficie,
aparecieron los elementales del agua:
Sirenas, Ninfas y Nereidas, por las
explosiones nucleares, quitándoles las
materias densas y pesadas que aún había
en suspensión.
En el Universo existen, entre otros Jefes
Espirituales, espíritus guardianes,
orientadores, protectores, y organizadores
de toda la creación. Los elementales, sus
colaboradores, fueron, por lo tanto,
anteriores a la aparición del hombre sobre la
tierra y los encargados de armonizar las
condiciones básicas para la aparición de la
vida en sus varios reinos.
Cuando el planeta comenzó a enfriarse y a
estabilizarse, ya estaban presentes los
elementales de la tierra: Gnomos, Duendes y
Hadas, a fin de armar los elementos de su
nivel, o sea, los primeros esbozos de
arbustos y piedras. Estaban dando origen a
todo lo que germinaría después, con el
trabajo de millones de años.
Es curioso observar que, desde la
antigüedad más remota, los elementales
fueron representados de manera casi
idéntica por los pueblos más diferentes, por
ejemplo, los sumerios, los caldeos, los
egipcios, los chinos, los pueblos indígenas
de África, Polinesia y América. Los dibujos
que se encontraron los muestran de manera
casi idéntica, no importa cuan lejos
estuvieran esos pueblos unos de otros. Esto
nos lleva a pensar que los elementales
siempre se comunicaron con los seres
humanos, manteniendo un patrón energético
que permitiera verlos e identificarlos.
Estaban presentes en casi todos los ritos
sagrados, especialmente en aquellos en que
se pedía la protección celestial para las
cosechas y las siembras.

El hada del lirio, obra de Luis Ricardo Falero


(1888).
Se los representa como a dioses mitológicos
y eran objeto de privilegios, por parte de los
sacerdotes y del mismo pueblo. No sólo se
los invocaba para que protegiesen las
siembras sino también para que aquietasen
las aguas, apagasen incendios y contuvieran
tempestades. O sea, protección de los
cuatro elementos. Aparecen sus figuras, casi
idénticas, tanto en la Europa central del siglo
XV como en la India milenaria y mágica,
2000 años antes de Cristo.
Los elementales eran amados y temidos al
mismo tiempo, ya que tanto beneficiaban
como perjudicaban. Fueron siempre
considerados seres duales. Ellos tienen un
tipo de vibración muy rápida y eléctrica, que
les permite trasladarse de un lugar a otro a
la velocidad de la luz.
Se los considera espíritus juguetones,
animados, traviesos, sin mucha
responsabilidad y arduos trabajadores de la
naturaleza. No tienen un concepto muy claro
del bien y del mal y por eso pueden ser
manipulados para los trabajos de magia
negra. Tal vez, su nivel de conciencia se
parezca a la de un niño que aún no sabe
distinguir entre acertado y errado.
El hecho de no tener un nivel de madurez
espiritual suficientemente desarrollado para
diferenciar el bien y el mal, los hace
semejantes a criaturas traviesas,
inconscientes e inocentes, como la propia
imagen física con la cual se presentan ante
los hombres. Si por su falta de conciencia
madura, alguna vez fueron usados para
practicar el mal, pagaron muy caro esta
acción porque retrocedieron en su camino
espiritual de evolución.

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