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Reis - 005 - 11
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las clases, la influencia de los siste- no hace sino afirmarlas más profun-
mas educativos sobre el funcionamien- damente.
to de los sistemas políticos, los efec- R. Boudon, por el contrario, se
tos de la escolarización sobre el mer- esfuerza en desmentir o por lo me-
cado de trabajo y la movilidad so- nos aligerar la tesis según la cual la
cial. escuela contribuye a «reproducir» en
Aun aceptando por parte de todos el tiempo el sistema social y las des-
los autores que el sistema educativo igualdades que éste comporta. Para
viene a ocupar un lugar estratégico este autor, la desigual distribución
como determinante del carácter so- del capital escolar no lleva aparejada
cial, político y económico de la socie- un efecto claro y general sobre las
dad, no son concordantes en cuanto desigualdades de las rentas. La ob-
a la dimensión ni cualificación de las servación parece mostrar que la co-
influencias mutuas. rrelación estadística entre el nivel de
Una primera cuestión que los so- instrucción y el «status» social es
ciólogos de la educación han preten- baja. Este depende de gran número
dido dilucidar se plantea en los tér- de variables de las que sólo algunas
minos de si el sistema de enseñanza se toman en consideración en las en-
es un factor de cambio del orden so- cuestas.
cial establecido o, por el contrario, Las sociedades industriales, a pesar
si es el mantenedor o reproductor de su carácter democrático, se carac-
del mismo. ¿La educación institucio- terizan por una escasa correlación en-
nalizada cumple funciones liberaliza- tre el nivel de instrucción y la posi-
doras, igualatorias o compensadoras ción social, entre nivel de instrucción
de los desequilibrios individuales y y movilidad, entre nivel de instruc-
colectivos en las sociedades históri- ción y de renta. En consecuencia, opi-
cas? ¿Cuál es el alcance de la con- na Boudon, la reducción de las des-
tribución de la instrucción formal a igualdades escolares no implica la ne-
la igualdad de oportunidades? cesaria reducción de otras formas de
Las respuestas no son necesaria- desigualdad.
mente unívocas, como pondera R. En la misma línea, H. Titze señala
Clignet desde una perspectiva gene- unas acotaciones al intento de querer
ral de las cuestiones. solucionar la «desigualdad social» den-
P. Bourdieu defiende la tesis de la tro de la sociedad burguesa median-
reproducción social mediante la re- te una «política de reforma de la en-
producción cultural. El sistema edu- señanza». Aunque la escuela como
cativo, mediante las apariencias de institución pública de distribución de
neutralidad, cumple la función de re- oportunidades sociales debe compen-
producir las estructuras sociales y las sar el reparto asimétrico condicionado
relaciones de clase de manera tanto por el mercado (antagonismos socia-
más eficaz cuanto que esta función les) que sigue dándose en las estruc-
es mejor disimulada. La escuela re- turas fundamentales del capitalismo,
fuerza, sanciona y consagra las des- opina que esta política de enseñanza
igualdades sociales. La educación, resulta inapropiada para solucionar el
que debería cumplir en la sociedad problema de la desigualdad social
capitalista una función compensado- dentro de las sociedades capitalistas.
ra de las desigualdades económicas, Desvela el desplazamiento del mode-
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FRANK PARKIN
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hilo conductor que lo vertebra y da les que las habían causado—, este
razón antropológica de ^su existen- privilegiado momento de la pulsión
cia; pues, entre otras derivaciones, antropocéntrica que consiste en asu-
el hecho de descubrir su presencia mir (presuntuosamente) como radical
viene automáticamente a hacer des- y definitiva la separación lograda res-
cender el nivel de representación dra- pecto a los vínculos establecidos y
mática y a relativizar cualquier tipo mantenidos por las instituciones de
de discurso político (efecto indesea- legitimidad extramundana a través
ble para los creadores de esta clase de de siglos de dominación, se revela
ilusión). simplemente sustitutorio de aquéllas
a la hora de cumplir la función de
Tal vez sea más aventurado el rea-
atribuir un destino a la evolución de
lizar tal análisis cuando las circuns-
la especie humana (función que quizá
tancias indican el despertar de reno-
no deje de ayudar a la satisfacción de
vado vigor de la memoria colectiva
una de las más regulares necesidades:
que resurge al aferrarse a los para-
la de asegurar una cierta cohesión
digmas míticos que le aseguran la
moral).
identidad eterna. Parece ser, en este
sentido, como si los pueblos rivaliza- Partiendo de lo cual viene a ser
ran en la tarea imposible de materia- imprescindible el situar tanto el ins-
lizar en la tierra las pretensiones de trumento como el terreno en el que
inmortalidad que el discurso estricta- queda vinculada tal funciórr; pues
mente religioso, primero, y las formu- bien, uno y otro no pueden ser sino
laciones seculares del pensamiento mí- las ideologías y, más concretamente,
tico, después, habían representado. aquellas que se presentan dotadas del
Pareciera como si cada orden de rea- sentido de totalidad, las que ofrecen
lidad se sintiera amenazado por la ten- una visión sistematizada y coherente
dencia expansionista del oponente y del mundo, las que constituyen un or-
terminaran por reforzarse mutuamen- den cerrado y jerarquizado en el que
te en la descripción de un devenir cada fenómeno y acontecimiento es
histórico finalista que les sirviera de explicado (metafísicamente) en su re-
garantía de legitimación de la espiral lación última con arreglo a un siste-
de concentración de poder que ponen ma interpretativo único —tales cons-
en marcha en el quimérico intento de trucciones son terriblemente asfixian-
someter el orden de cosas real al im- tes, pues incongruencias, azares,
perativo de una continuada transfor- contradicciones, inconsecuencias son
mación conforme al modelo ideal de sometidas a un (alternativamente) abs-
sociedad, lugar teórico de naturaleza tracto-concreto molde reductor, cuan-
paradigmática. do no son sencillamente marginadas
El carácter prioritario que, en una u olvidadas—.
interpretación de la dinámica social, El primer elemento de sospecha
manifiesta el referente de una humani- acerca del verdadero significado de
dad reconciliada consigo misma, don- tales ideologías surge cuando consta-
de las relaciones sociales alcanzan la tamos el hecho histórico de su ins-
cualidad de la transparencia, cuando trumentación política por aparatos de
las lacras y limitaciones históricamen- poder político reclamándose de orien-
te padecidas desaparecen —pues han taciones bien diferentes, cuando apre-
desaparecido las condiciones materia- ciamos que, para su consolidación, se
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JESÚS M. DE MIGUEL
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ciológico (reitera varios puntos del tes: por ejemplo, al presentar una co-
capítulo 3) y epidemiológico, insiste rrelación positiva entre miembro de
sobre la distinción entre prevalencia clase baja y enfermedad mental (aun-
e incidencia y desciende al estudio de que De Miguel observe la diferencia
los fenómenos sociales de fumar y sus entre prevalencia e incidencia). El es-
relaciones con el cáncer. tudio clásico de Hollingshead y Red-
Finalmente, la quinta parte («Cam- lich (1958) y otros más recientes ha-
bio social y sanidad») trata de los blan en tal sentido, aunque —al igual
programas de planificación, los infor- que en el terreno de la delincuencia—
mes de la evaluación de los cambios la cosa no parece estar tan clara. Fá-
producidos, el análisis de la reforma cilmente puede comprenderse, en efec-
y la relación de todo ello con la pro- to, el sesgo deformador que supone
blemática sanitaria en Europa Meri- cualquier muestra de «delincuentes»
dional. Es decir, se llama la atención —en nuestro caso, de «enfermos men-
sobre las coordenadas político-sanita- tales hospitalizados» e incluso «diag-
rias de los fenómenos de la salud (más nosticados»— para extraer deduccio-
que de la enfermedad). nes acerca de la influencia de factores,
Es un libro muy útil: no sólo por- tales como condiciones familiares, es-
que informa, mejor que ningún otro trato social, etc. «Delincuentes», por
producido en España, de la sociología ejemplo, son los desviados definidos
de la medicina, sino porque contri- como tales por las instancias de con-
buirá —así lo espero— a mermar la trol (y, como se sabe, tienen mayores
idolatración tradicional del médico probabilidades de «merecer» tal defi-
y la falsa idea de que la salud y su nición los miembros de la clase baja).
cuidado son asuntos más bien «indi- ¿No ocurrirá también algo parecido
viduales». ¡Ojalá contribuya también en relación con el diagnóstico de
a la institucionalización de la sociolo- «neurótico»? Desde luego, desde la
gía de la medicina: por ejemplo, in- perspectiva de la teoría del etiqueta-
cluyéndola como especialidad o disci- miento y de la antipsiquiatría, por
plina de Facultades de Medicina y, ejemplo, la apuntada observación pa-
de entrada, en la Facultad de Ciencias rece razonable. Jesús M. De Miguel,
Políticas y Sociología! Es ya evidente que, en su libro y otros trabajos, ha
la necesidad de un estudio y de un escrito sobre la teoría del etiqueta-
trabajo interdisciplinario de médicos miento, sabe perfectamente (incluso
y sociólogos en universidades, hospi- lo insinúa) que la correlación apunta-
tales, Ministerio de Sanidad, etcétera. da deja bastante que desear. Es uno
Pocas observaciones se me ocurren de los temas de interés que el autor
ante este libro bien hecho. Siguiendo del libro podría investigar algún día
la línea de algunas ya insinuadas a con referencia al caso español.
lo largo de esta reseña, noto cierto
apresuramiento en algunas afirmacio-
nes que me parecen demasiado tajan- JOSÉ A. GARMENDIA
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ALAIN TOURAINE
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dad y su rechazo tanto del funciona- ción, información, guerra, vejez, len-
lismo norteamericano, como de las gua, sexualidad, etc. No hay que se-
presiones del PCF que consideraba a parar los conocimientos de su empleo
los sociólogos como ideólogos de la social y de su transmisión (...) nues-
burguesía. Su ingreso en 1958 en tra universidad fue construida alrede-
«Hautes Etudes» y, en 1960, su pro- dor de disciplinas; debería serlo alre-
moción a la dirección del Laboratorio dedor de campos de intervención so-
de Sociología Industrial (hoy Centro cial». La Universidad tendría que
de Estudio de los Movimientos So- cumplir tres misiones fundamentales:
ciales). la producción del conocimiento, la
transmisión del conocimiento y su uti-
Luego los países dependientes y los lización social.
proyectos sociales tercermundistas:
Chile, Quebec, Portugal, los palesti- Y más tarde sus esperanzas de hoy,
nos..., «¿a quién se asesinó en San- su opción personal en la situación
tiago, en Montevideo, en Buenos francesa actual. «¿Por qué luchar?».
Aires? A hombres e ideas, al movi- «Mi propia posición está dominada,
miento popular y la agitación antiim- ante todo, por la defensa de las liber-
perialista naturalmente. Pero mucho tades. Tengo conciencia de pertene-
más todavía: a un tipo de régimen y cer a una sociedad en la que el tema
de sociedad, llenos de debilidades y de las libertades es más importante
de contradicciones, pero llevados por que el de la liberación».
un espíritu nacional, reivindicaciones
sociales y una inmensa movilización». La sociología
A pesar de su corta estancia en la Tras largos años de trabajo descrip-
Universidad, en Nanterre, como di- tivo y la necesaria elaboración teóri-
rector del Departamento de Sociolo- ca, el texto que comentamos supone
gía, y su decepción de la organización para Touraine un punto de inflexión
universitaria («La vetustez de la or- en su actividad. «Ahora se completa
ganización universitaria sólo se hizo un momento de mi reflexión y de mi
insoportable cuando las universidades vida intelectual. Quiero en lo sucesi-
tuvieron que acoger a gran número de vo crear una práctica profesional a
estudiantes, cuando fueron desborda- partir de estas ideas y deseo que esta
dos los marcos profesionales univer- práctica, estos estudios sobre los mo-
sitarios»). Touraine tiene una idea vimientos sociales sean un medio de
clara sobre ésta. «Pienso que la fun- elevar la capacidad de acción colecti-
ción de la Universidad consiste en pre- va de estos movimientos y, a través
parar a la sociedad para el cumpli- de ellos, de toda la sociedad». Y aquí
miento de un determinado número de tomará una posición de compromiso
acciones sobre sí misma y para el aná- en la sociedad, pero no con opciones
lisis de esas acciones. Quiero decir partidistas. «Quienes se conforman
que el objeto de los estudios univer- con describir el funcionamiento del
sitarios debe ser comprender cómo se orden pueden situarse en una posición
opera la acción de la sociedad sobre de objetividad frente a él y aceptar en
sí misma y su entorno. La unidad de su análisis las categorías de la prácti-
organización en la enseñanza superior ca social. Pero si se quiere aprehender
no debe ser la ''disciplina", sino el los movimientos sociales y la acción
campo de acción social: salud, produc- histórica, es preciso que la propia in-
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vestigación los haga aparecer, los ayu- social que no explica lo social sino
de a desprenderse de las obligacio- por lo social».
nes de la práctica regulada y organiza- Dos ideas centrales, procedentes
da. El sociólogo no puede conformar- del siglo pasado, dominaban los sa-
se con observar, debe intervenir. De beres en ciencias sociales: por un la-
manera que el interés del conocimien- do el evolucionismo y por otro el or-
to no es aislable del progreso de los ganicismo. Estos dos principios se
propios movimientos sociales. La so- plasmaban de forma paradigmática en
ciología no merece que se le dedique la sociología funcionalista, pero tam-
la vida si no es capaz de conducir a bién en una perspectiva marxista,
prácticas liberadoras. Es necesario «cualquiera que sea la manera en que
que el sociólogo produzca sociología, se defina la sociedad, ésta no es con-
pero este trabajo de conocimiento no cebida como producto de su propia
puede ser separado de su interven- acción». «La representación de la so-
ción para acrecentar la capacidad de ciedad estuvo siempre dominada, has-
acción de la mayoría sobre su expe- ta en la época contemporánea, por la
riencia colectiva y personal». Pero idea según la cual los hechos sociales
precisamente el gran interés del libro están determinados por un orden su-
que comentamos es el hecho de signi- perior. Es lo que yo he llamado los
ficar un balance de esos instrumentos fiadores metasociales del orden so-
con los que piensa llevar adelante una cial». Los hubo inmóviles como el or-
práctica profesional. «El andamiaje den de lo sagrado o el orden político
está completo; falta construir. Por úl- jurídico, pero también en movimien-
tima vez, hagamos un balance de to como la evolución o progreso.
nuestras herramientas». «Hay que abandonar completamente
esta representación de la sociedad co-
mo regida por leyes naturales a la vez
La sociedad perdida que dominada por un más allá». Geor-
ges Gurvitch fue —en opinión de
Para Touraine el objetivo principal Touraine— el mejor representante de
de la investigación es resolver proble- este pensamiento presociológico, a la
mas, sin embargo toma conciencia de vez antifuncionaüsta y anticonserva-
la necesidad, en las ciencias sociales, dor, pero que en su principio era la
de unos prolegómenos, de «hacer la antisociología.
crítica de esas nociones y de esas ca- «La sociedad no es solamente un
tegorías que uno se ve llevado a con- conjunto de mecanismos de control,
fundir con los propios hechos». El poniendo y manteniendo a cada cual
peso de Durkheim, ese «esfuerzo crí- en su sitio. Es ante todo un agente
tico para liberarse de toda filosofía de producción de sus propias orien-
social o moral», rezuma en estos pri- taciones, y por tanto de sus prácticas
meros esfuerzos por construir una re- y de sus transformaciones». Lo que
presentación general de la sociedad. falta, y ésta es la clave del asunto, es
Y es que, en nuestra sociedad, las con- una «teoría de la capacidad de la so-
diciones son inmejorables, «su gran ciedad para actuar sobre sí misma, de
capacidad de acción sobre sí misma, la acción de la sociedad sobre sí mis-
debido al crecimiento o la revolución ma». Pero el atraso tiene su explica-
favorece el nacimiento de un análisis ción, históricamente.
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rezca la difusión del libro de Mara- a ambos, aunque el énfasis varía se-
vall, puede oscurecer las intenciones gún se trate del movimiento obrero
del autor y el sentido más profundo o del estudiantil.
de la obra. Pues el libro no es una Por lo que hace al primero, su es-
narración histórica o crónica política tudio se centra en la relación entre
del franquismo. Contiene, sin duda, el desarrollo capitalista en España y
materiales históricos de singular va- el contexto político-laboral de la dic-
lor, pero el libro se limita al estudio tadura. Para ello examina en detalle
selectivo de unos temas específicos. cómo el proceso de industrialización
En palabras del autor, su preten- y las exigencias de productividad hi-
sión es analizar «hasta qué punto el cieron necesario un cambio radical en
desarrollo económico origina, en las el sistema de relaciones industriales.
autocracias contradicciones sociales y Cambio que, por la rigidez del siste-
políticas que favorecen la aparición ma político, engendra las tensiones
de movimientos organizados de pro- que posibilitan el renacer del movi-
testa, cuáles han sido las fuentes más miento obrero y marca en buena par-
importantes de mili tanda», así como te sus líneas de actuación. El conflic-
sus correlatos económicos y políticos. to obrero, limitado inicialmente a
El libro sería entonces una contribu- reivindicaciones salariales, se politiza
ción a «la sociología de los regímenes progresivamente en la asunción y de-
no democráticos, así como a la diná- fensa de intereses de clase.
mica de los movimientos de oposi-
ción política, tomando España como Hay que resaltar que, para Mara-
un caso concreto». vajl, él resurgir del movimiento obre-
ro no es, sin embargo, una consecuen-
Para juzgar el libro con el debido cia mecánica de cambios en el sistema
rigor, conviene situanlo en la trayec- productivo. De un lado, porque no es
toria intelectual del autor, la cual se un objeto exterior al cambio, sino
muestra así en su notable coherencia. actor destacado del mismo. De otro
Mientras que «Trabajo y Conflicto lado, porque su configuración histó-
Social» (1967) y «La Sociología de lo rica vendrá marcada por la estructu-
Posible» (1972) contienen una discu- ra misma de la formación social en
sión y depuración de las categorías que se desarrolla, por la complejidad
y esquemas analíticos puestos a prue- del despliegue histórico de todo un
ba en «El desarrollo económico y la sistema de desigualdades.
clase obrera» (1970), depurados y en- En concreto, Maravall presta espe-
riquecidos en sus obras posteriores. cial atención a dos tipos de factores,
Y la relación entre «Desarrollo Eco- políticos y ecológicos, que marcaron
nómico y la clase obrera», un análi- más decisivamente el renacimiento
sis de los conflictos industriales en del movimiento obrero. Este es así
la década de los 60, y el libro ahora analizado desde el punto de vista de
comentado es ciertamente evidente. los principales enclaves de la acción
Aunque sin ignorar lo que tienen obrera y de sus características políti-
de común, en su génesis y desarrollo, cas y económicas: el libro discute así
los movimientos obrero y estudiantil hasta qué punto cabe hablar de una
son objeto de tratamiento separado. continuidad histórica en estos núcleos
Las áreas de interés y los temas cen- vertebradores, así como las diferen-
trales son en buena medida comunes cias entre tales enclaves políticos que
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