BOLETÍN DE ETNOHISTORIA Numero 18

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BOLETÍN DE

ETNOHISTORIA 18
Número 18, julio de 2019 Lima-PERÚ

Boletín del CONTENIDO


GT/ GRUPO DE TRABAJO EN
ETNOHISTORIA, Facultad de Presentación..… 3
Ciencias Sociales, Universidad
Nacional Mayor de San Marcos John Victor Murra. Una
y la periodificación de su obra
por Luis ARANA
BUSTAMANTE… 9
Asociación Peruana de Piuranos en el colegio de
Etnohistoria caciques de Lima
por Raúl ADANAQUÉ
VELÁSQUEZ, 23
Documento: un arriendo de
EDITOR: LUIS ARANA BUSTAMANTE la casa del kuraka de
Lunahuaná en 1600, 32
COMITÉ EDITORIAL:

DR. WALDEMAR ESPINOZA SORIANO,


RAÚL ADANAQUÉ VELÁSQUEZ, En 1950-51, cuando regresé al tema [de la economía inka]…
AGUSTÍN BARDALES PADILLA, [l]o que había pasado fue que entre tanto
había empezado a estudiar otros reinos
DANIEL DÁVILA MANRIQUE, preindustriales, investigados en el
terreno por antropólogos… Las
COLABORADORES: economías y estructuras de poder
JOEL MENDOZA HUARACA, ashanti, rwanda, dahomey, azande,
barotse o yoruba me hicieron ver lo
NÉSTOR ROSSELL ALEGRE Y andino en una perspectiva nueva.
ELIZABETH CAVIEDES TORRES La organización económica del estado
inca, Prólogo de 1978, 12-13.

Las comunicaciones y
colaboraciones pueden hacerse
por correo electrónico al editor
a aranabus@yahoo.com
Las colaboraciones (avances de
investigación, notas o reseñas)
tienen un límite de cinco carillas
en 12 ptos a espacio y medio. El
ISSN de la publicación se
encuentra en trámite.
Dedicatoria autógrafa para la Biblioteca del Departamento de Antropología de la UNMSM de
John V. Murra en agosto de 1968. En ejemplar del tomo I de la Visita de Íñigo Ortiz de Zúñiga a
los Chupachu conservado en la Biblioteca de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNMSM

2
Presentación
No es un modelo en nada, pero sí un indicador y un
despertador en todo.
Los autores más originales de los últimos tiempos lo son no
porque produzcan cosas nuevas, sino únicamente porque son
capaces de decir las mismas cosas como si nadie las hubiera
dicho antes.
J.W. Goethe escribiendo sobre Lawrence Sterne en “Los
años de peregrinaje de Wilhem Meister”. Máximas y
reflexiones, Juan del Solar, ed., Madrid: EDHASA, 1993:184

E l Grupo de Trabajo en Etnohistoria de la Facultad de Ciencias


Sociales de la Universidad Nacional de San Marcos y la
Asociación Peruana de Etnohistoria presentan su boletín de Arriba talla africana
etnohistoria. El Boletín tiene la función de servir de órgano de del reino de Benin
difusión ágil sobre los avances de investigación y de publicación de
materiales etnohistóricos que se van haciendo por parte de los
miembros integrantes del Grupo de Trabajo y la Asociación, así
como de diversos materiales que puedan ser útiles a los
investigadores en campos afines al nuestro y a nuestros lectores en
general, que esperamos sean aquellos interesados en las
civilizaciones del Antiguo Perú.

Agradecemos la acogida que tiene este Boletín, que se beneficia


de la difusión digital. Actualmente el GT en Etnohistoria de la
Universidad de San Marcos es un GI en formación. Dos de sus
profesores (Luis Arana Bustamante y Raúl Adanaqué Velásquez)
han fundado la Asociación Peruana de Etnohistoria, organización
para la promoción de la investigación en el campo, la cual editará
la Revista de Etnohistoria, la cual tendrá periodicidad anual. El
número inaugural de la Revista es un homenaje a nuestro antiguo
profesor Dr. Waldemar Espinoza Soriano, renombrado
etnohistoriador e historiador sanmarquino.

La etnohistoria formalmente se ocupa de estudiar con métodos etnológicos los


testimonios escritos provenientes de sociedades tradicionales sin escritura. Se
planteó en los EE.UU. en la década de los 1950 como una disciplina pensada en
los indígenas norteamericanos. Pero en el caso de las sociedades andinas
prehispánicas se trata de verdaderas civilizaciones, de las cuales las más tardías
—el Tawantinsuyu y las sociedades y civilizaciones a las que los inkas
dominaron— son aquellas sobre las que existe un registro escrito, en su mayoría
proveniente de los testigos coloniales tempranos. En su desarrollo desde la
década de los 1950-60 hasta el presente, la etnohistoria andina ha desarrollado
esquemas para la comprensión de la economía y organización social del imperio
inka y hasta cierto punto de la propia capital inka en Cusco, los cuales han sido
empleados —extrapolándolos— a algunas sociedades anteriores (p.ej. los wari o
moche, por W.H. Isbell, K. Schreiber o I. Shimada).

Boletín de Etnohistoria 18:3-6 | 2019 | GRUPO3DE TRABAJO EN ETNOHISTORIA, UNMSM, LIMA


Rituales contemporáneos durante la fiesta del Inti Raymi, el día 24 de junio, en el antiguo
templo solar inka de Korikancha en Cuzco, encima del cual se construyó en la temprana
colonia el monasterio de Santo Domingo (Foto Internet).

4
Asimismo la etnohistoria andina influenció profundamente en
la renovación de los estudios del periodo colonial temprano en
los Andes (K. Spalding, S. Stern) y en el desarrollo de una etnohistoria peruana, básicamente a
cargo de historiadores de formación.

Este número de julio de 2019 del Boletín de Etnohistoria empieza con un artículo nuestro
—ampliación de una breve nota de homenaje anterior—, donde intentamos periodizar la obra
de este autor pionero de la etnohistoria andina. Esta es una tarea básica —que nadie parece
haber emprendido hasta el momento—tanto para la biografía como para la verdadera
comprensión de su aporte teórico metodológico tanto a la etnohistoria como la arqueología
peruanas. Esto obstaculiza la asimilación de sus esquemas etnohistóricos y dificulta la asimilación
y adaptación de las diversas metodologías que se desprenden de sus trabajos y los directamente
inspirados por su enseñanza. Esperamos que tenga también valor didáctico en este sentido.
Luego, en una nota de investigación, Raúl Adanaqué Velásquez nos informa sobre la presencia
de hijos de caciques piuranos en el Colegio de caciques colonial de Lima a partir de su examen de
documentación de los archivos limeños.

5
Finalizando el número siguen la publicación de un breve documento notarial del Archivo de la
Nación en Lima: el arriendo de la casa y huerta de Lunahuaná del cacique del valle, Francisco
Llacsaluana, a Diego Mejía de Zúñiga en 1600 y, finalmente la ‘foto del mes’.

Las imágenes que publicamos en el mosaico fotográfico de la contraportada figuran en los


números del Boletín en que se publicaron por primera vez. Agradecemos la espontánea
fotografía del editor en la Facultad de Ciencias Sociales al doctor Alejandro Chu Barrera y
esperamos que este número dieciocho del boletín sea de utilidad e interés para nuestros
lectores.

Luis ARANA BUSTAMANTE


Universidad Nacional Mayor de San Marcos
laranab@unmsm.edu.pe

Lea:
Investigaciones
Sociales, la revista del Instituto de
Investigaciones Histórico Sociales de la
Facultad de Ciencias Sociales de la UNMSM,
que ha llegado a su número 40.

De aparición regular y periodicidad semestral,


abarca todas las áreas del conocimiento social,
de la arqueología, pasando por la historia, a los
proyectos de labor social. Puede adquirirse la
edición impresa en la Librería de la Facultad.

La colección completa de la revista está


además disponible, artículo por artículo, en el
sitio web
http://revistasinvestigacion.unmsm.edu.pe

6
EL INSTITUTO SEMINARIO DE
HISTORIA RURAL ANDINA
En 1966 el historiador sanmarquino Pablo Macera Dall’Orso tuvo la
iniciativa de crear en la Universidad el Seminario de Historia Rural
Andina, un espacio de investigación dedicado al mundo andino en
una coyuntura de movilizaciones campesinas que pronto
conduciría a los grandes cambios sociales y a la reforma agraria
conducidos por el gobierno nacionalista de Juan Velasco Alvarado.
El Seminario se creó como un centro de investigación dependiente de la Facultad de Letras y
Ciencias Sociales, como se denominaba en ese entonces, y se le asignó su histórico local del jirón
Andahuaylas 348, en el centro de Lima. De 1972 a 1990 el Seminario estuvo incorporado a la
Dirección de Proyección Social de la Universidad, desde 1991 ha 2016 fue un órganto de
investigación y asesoría del Rectorado, y a partir de junio de 2016 es un Instituto de investigación
de la Facultad de Ciencias Sociales, con una oficina en la Facultad.

El ahora Instituto Seminario de


Historia Rural Andina ha desarrollado desde su
fundación una vasta y fecunda labor y una gran
producción académica, desplegada en casi 500
publicaciones y 100 exposiciones. Sus directores
han sido Pablo Macera Dall’Orso, el arqueólogo
Jaime Miasta Gutiérrez, la historiadora del arte
Nanda Leonardini, el sociólogo Honorio Pinto
Herrera, los historiadores Emilio Rosario, Alex Loayza, Carlota
Casalino Sen, y el director actual es el antropólogo Danny
Pinedo García. Las publicaciones del Instituto, en palabras de
Rosaura Andazábal

…desde una arista multidisciplinaria, transitan por todas las etapas


de la historia peruana y de parte de Latinoamérica. [Este] trabajo se
ha cimentado desde su fundación en el soporte documental
acopiado de archivos nacionales y extranjeros (Andazábal en ISHRA
1:18)

Las principales actividades que desarrolla el Instituto son:

Conversatorios del Instituto Seminario de Historia Rural Andina


Presentaciones de sus grupos de investigación
Publicaciones y presentación de las publicaciones
Exposiciones, muestras, talleres y cursos

El año 2016, con ocasión de sus cincuenta años de fundado, el Instituto Seminario creó ISHRA,
la Revista del Instituto, revista académica semestral arbitrada, medio de difusión de las
investigaciones que coordina el Instituto Seminario y que recibe artículos de investigación
originales. En 2018 la revista ISHRA ha pasado a tener exclusivamente formato electrónico, y es
descargable en forma gratuita en el sitio web del Instituto Seminario de Historia Rural Andina.

7
LADA LARGUS

LADA es la marca más popular de autos rusa, y es producida


por la compañía AUTOVAZ, que fabrica desde los años 1970
estos vehículos en su planta de Togliattigrado. La empresa
incrementa cada vez más su oferta de diversos modelos para
todos los usos posibles, como la camioneta LADA LARGUS,
que también se vende en nuestro país. Su todoterreno 4x4
LADA Urban –que viene con dos y cuatro puertas y ha sido
algo suavizado en sus líneas por el diseñador jefe de la Renault
francesa– sigue siendo emblemático entre los consumidores
en todo el mundo por su resistencia, precio, repuestos
originales y consumo económicos. Ambos modelos son
disfrutan de esas ventajas, son aptos y cómodos para el campo
como para la ciudad. En el Perú también pueden circular
usando gas licuado.

LADA LARGUS LADA


8
John Victor Murra
Una periodificación de su obra1
Luis Arana Bustamante
Universidad Nacional de San Marcos y
Asociación Peruana de Etnohistoria

La antropología es exótica, es parte de su atractivo. Yo eso no lo


hago por patriotismo andino; yo lo hago porque la antropología
promete que hay soluciones diversas a los mismos problemas
humanos. Yo soy antropólogo por esa razón. Porque yo sí creo
que hay 8,000 soluciones al mismo problema y que cada sociedad
escoge alguna. Si no hubiera este interés por la diversidad humana,
no habría antropología. Porque uno puede ser sociólogo...

Nispa ninchis…, 75.

U
na parte medular del avance de la etnohistoria andina a
partir de la década de 1970 se debió a la labor iniciada
bastantes años antes por John Victor Murra (Odessa,
1916), antropólogo rumano emigrado a los EE.UU. y
nacionalizado estadounidense.

Su nombre verdadero fue Isak Lipschitz, y „mura‟ su seudónimo


rumano de los años de clandestinidad juvenil durante la lucha
antifascista en su país. Este apelativo se refería a sus ojos oscuros
–como moras– y lo usó como apellido después de la Guerra
Civil española, donde participó como miliciano en la brigada de
voluntarios norteamericanos en el ejército republicano.2 De allí
volvió a la Universidad de Chicago finalizada dicha guerra. En
esta Universidad, adonde había llegado inicialmente para
empezar estudios en sociología, recibió –tras trasladarse al
departamento de antropología en setiembre de 1936 tras el
paréntesis de la Guerra– entre los años 1939 y 1941, una
formación muy completa en etnología, arqueología,
antropología social y lingüística.

1
Una versión muy inicial de este artículo se publicó como nota de homenaje en Universidad y Sociedad 8:55-
57 (UNMSM), diciembre de 2006. Este trabajo sintetiza algunas de nuestras conclusiones y deducciones
de la lectura de las obras mismas de Murra, diversa información procedente de Murra (1978, prólogos de
1955 y 1977), Rowe (1984), Castro, Aldunate e Hidalgo, eds., (2002) –entrevista autobiográfica extensa en
forma de libro en la cual está su mejor biobibliografía, pp. 193-200–, Salomon (2007) y algunos
testimonios escuchados a algunos de quienes le conocieron personalmente. Aunque evidentemente con
menos detalles, la entrevista por cuestionario escrito dada por Murra a John Rowe (1984) tiene la virtud
de ser más ordenada que el libro de 2002, en el cual es preciso al lector ordenar los recuerdos y
reminiscencias asociados espontáneamente. Hemos colocado una bibliografía básica separada al final de
este texto, a fin de facilitar la consulta bibliográfica sobre el autor a los que recién se inician en la lectura
de John V. Murra.
2
Ver Salomon (2006:793).
9
Boletín de Etnohistoria 18:9-21 | 2019 | GRUPO DE TRABAJO EN ETNOHISTORIA, UNMSM, LIMA
Estos años formativos fueron importantes, pues se
benefició bastante de la gradual independización de la
antropología de la sociología en la Universidad, de la
llegada de invitados como A.R. Radcliffe-Brown o Edward
Sapir al Departamento, así como de la labor de pioneros
de la antropología norteamericana en Chicago, como su
profesor Fay Cooper Cole –antiguo estudiante de Boas–,
de Fred Eggan, que también acusó el impacto del enfoque
de Radcliffe-Brown y lo aplicó al estudio de la vida social
y parentesco de los indios norteamericanos, o de Harry
Hoijier en lingüística. F. Cooper Cole, un estudioso de las
Filipinas, menciona Murra, hacía etnohistoria –como
muchos en aquellos años en Norteamérica–,
independientemente del nombre de disciplina alguna.

El nombre de etnohistoria, como se sabe, fue utilizado por


primera vez en 1909 por Clark Wissler –otro etnólogo
formado por Boas– en un catálogo museístico y recibió
una primera definición oficiosa, sino oficial, por Erminie
Wheeler-Voegelin en 1954 en el segundo número de
Ethnohistory, la revista norteamericana de ese nombre.3
Pero Murra adjudica a la formación
europea –en especial francesa–,
recibida en su Rumanía natal, la
familiaridad con la historia,
recordando cómo en la escuela se
les enseñaba la historia y geografía
humana de la Rumanía del siglo
XVIII con crónicas rumanas escritas
en esa época (Nispa Ninchis…, 73-
74).

Estas múltiples influencias –y un


contacto temprano con el
marxismo– le conducirían a elaborar
una síntesis personal bastante
original de ideas e interesarse por
los estudios de la antropología
funcional británica y la antropología africanista francesa y belga, en una época en que la
antropología en EE.UU. dependía mucho de los esquemas culturalistas alemanes enseñados
por Franz Boas y de la clasificación museística. 4

Llevado por este interés, ya graduado, enseñó en Chicago por un tiempo antropología de las
sociedades africanas –a pesar de no ser africanista profesional– familiarizándose con el
“utillaje mental” del análisis de la organización social y las instituciones en los estudios de
campo en África de los estudiosos británicos.

3
Ver Viazzo (2003:148-153).
4
Murra cuenta además en las conversaciones publicadas en 1999 que a su accidentado regreso de
España, el Dr. Cole le hizo una sola pregunta: “¿Has dejado de ser misionero?”, y al contestarle que “sí
señor”, le permitió regresar al Departamento.
10
Su ideal de etnografía fue, según su propia
declaración, el de Bronislaw Malinowski, y
uno de los entonces jóvenes arqueólogos
que lo conoció en San Marcos me refirió la
afición de Murra de coleccionar y leer una y
otra vez Los Argonautas del Pacífico (1922)
en traducciones en todos los idiomas
posibles.5 Pero su propia declaración fue
que su uso de las monografías británicas
clásicas, sobre todo africanas era,
principalmente en búsqueda de materiales
comparativos. Recordemos, por otro lado,
que después de mediados de 1940 la
analogía organicista de la sociedad, el
sincronismo y alejamiento de la historia o
evitar el asunto del contacto colonial
habían llevado tanto a Edward Evans-
Pritchard como a Max Gluckman a
cuestionar abiertamente el primer
funcionalismo como método al interior de
esta misma escuela.

Fue recién al acompañar por mera


necesidad de trabajo al arqueólogo Donald
Collier a una expedición arqueológica al
Ecuador en 1941/1942 que John Murra entró en contacto con el mundo andino. Quedó
fascinado al observar por primera vez las ruinas de los asentamientos prehispánicos y los
testimonios de una vigorosa población contemporánea de las montañas –que también le
hacía recordar su experiencia de infancia y juvenil en los Balkanes–. La guerra del Perú y
Ecuador interrumpió la expedición, que sirvió también en lo personal para revelarle –aunque
había obtenido el máster con una breve tesis sobre tipología cerámica– una ausencia de
vocación (o condiciones) para el trabajo arqueológico de campo en las condiciones duras de
los Andes. Decidió entonces estudiar etnográficamente las comunidades de tejedores de
Otavalo, en los alrededores de Quito, para su tesis de doctorado, porque con su bienestar
ellas parecían desmentir las ideas de la antropología norteamericana de los cuarenta acerca
de la raíz cultural de la pobreza y la necesidad imperativa de la modernización.

Aunque al ingresar EE.UU. a la segunda guerra mundial Murra pidió enrolarse en el ejército
norteamericano para combatir al nazismo, se le negó la solicitud, juzgándose que por sus
asociaciones no era un individuo de confianza para el estado norteamericano. A pesar de
haber conseguido el financiamiento para el proyectado trabajo de campo en Ecuador, el
estado norteamericano le negó el pasaporte –es decir la ciudadanía estadounidense– por lo
que tuvo que seguir un juicio entre los años 1946-1950. Poco a poco se había ido instalando
el clima que condujo al macartismo, y a pesar de ganar el juicio, el pasaporte le fue negado
hasta 1956.6

5
Hernán Amat, comunicación personal.
6
Otro estudioso notable de las sociedades antiguas que sufrió las consecuencias de esta época en los
EE.UU. fue Moses I. Finley –el afamado estudioso de Grecia antigua–, que emigró a Inglaterra y de quien
ya se está investigando esta parte de su vida (p.ej. Tompkins 2013).
11
Sin trabajo estable, deprimido psicológicamente como consecuencia del juicio, Murra
emprendió hacia 1950 el trabajo de la tesis doctoral como un estudio sobre la economía de
los inka a partir de las fuentes escritas andinas. Tenía ya alguna familiaridad con su uso a
partir del encargo de un artículo sobre el Ecuador prehispánico, escrito en 1943 para el
volumen II (1946) del Handbook of South American Indians, editado por Julian H. Steward –
pero que Murra sostiene fue inspirado por Alfred Métraux–. En la elección del tema de tesis
doctoral y en su obra posterior, el énfasis en la organización social y económica, derivado
también de su temprana influencia del marxismo, lo colocó según él mismo como un
continuador de la obra de Heinrich Cunow. «De etnólogo me convertí en etnohistoriador»,
afirmó de esos años de trabajo pasados sobre todo en la Biblioteca Pública de Nueva York.7

Durante esa experiencia de investigación concreta y a partir de la familiaridad y


comprobación de la utilidad explicativa de los datos y teorizaciones sobre la organización
económica y social de la antropología de tribus, jefaturas y estados de África y Oceanía,
Murra abandonó el esquema de búsqueda de clasificación de los inkas en alguna de las „fases‟
de desarrollo unilineal de la humanidad prescritas por más bien por Engels. Esta concepción
influyó todavía un buen tiempo al pensamiento marxista ortodoxo sobre las sociedades
tradicionales más complejas, y el propio Murra había usado la clasificación de „estado feudal‟
en su artículo sobre las tribus históricas del Ecuador en el Handbook de 1946. También es
interesante anotar aquí que Murra ha precisado en el citado libro-entrevista que su análisis de
la economía inka surgió directamente de la comparación de las fuentes con las observaciones
contenidas en las etnografías británicas africanistas, y no de la aplicación de un modelo
suministrado por Karl Polanyi, como se divulgó generalmente en nuestro medio, repitiendo
una percepción antigua de N. Wachtel, publicada en su compilación de artículos traducidos
al castellano de 1973.8

Lo que sucede es que Polanyi estaba por esos años haciendo una evaluación semejante de la
literatura antropológica y de la economía de la Antigüedad clásica y las sociedades
anteriores. Lo hizo más bien en términos de su versión de la ciencia económica –aunque al
interior de un seminario en el departamento de antropología de la Universidad de Columbia,
que lo acogió como exiliado de Hungría– como se puede observar en sus aportes al volumen
colectivo Comercio y Mercado en los Imperios Antiguos (Polanyi, Harensberg y Pearson,
eds., 1957/1976).9

7
Es interesante que un trabajo destinado a tener tanta influencia fue concebido al principio (ver el
Prólogo de 1978 a la tesis) como un ‘documento personal’, no destinado a la publicación, como una
‘comunicación entre el autor y su psicoanalista’. Éste, Harry Stock Sullivan, afamado terapista, fue su
compañero de armas en el Ejército republicano en la Brigada Lincoln de voluntarios norteamericanos en
España. De allí según Murra la demora, quizá parcialmente derivada de una resistencia psicológica, en su
publicación.
8
Ideología y Sociedad, publicada por el Instituto de Estudios Peruanos.
9
En el Prólogo de 1955 a la tesis Murra reconoce que asistió a un seminario de Polanyi en 1953-54 en
Columbia, pero leyendo despacio el tipo de inferencias que emplea en ella, se nota pronto que su
aproximación sigue más bien el método de la antropología clásica –y la actual etnohistoria– de comparar
los datos de las fuentes andinas tempranas con los datos etnográficos y teorizaciones sobre instituciones
económicas y sociales estudiadas en el terreno en las monografías africanas, con especial énfasis en las
sociedades más complejas, arribando al final a una generalización o modelo. Por ello la tesis está llena de
expresiones como ‘rey’, ‘estado’, ‘linajes reales’, ‘tradición dinástica’, tomadas directamente de los
trabajos de la escuela británica. Él menciona allí también que para los años 1950 bastantes antropólogos
británicos habían abandonado completamente la visión ahistórica de la primera generación.
12
El primer tramo de la obra de Murra. El „qué‟ de la
economía y organización inkas
En 1950-51, cuando regresé al tema… [l]o que había
pasado fue que entre tanto había empezado a estudiar
otros reinos preindustriales, investigados en el terreno por
antropólogos… Las economías y estructuras de poder
ashanti, rwanda, dahomey, azande, barotse o yoruba me
hicieron ver lo andino en una perspectiva nueva.

La organización… , Prólogo de 1978, 12-13.

No se suele evaluar generalmente el logro intelectual de


Murra en términos de fases definidas o más o menos
delimitadas de su trabajo. En realidad a veces dudo
bastante si se haya entendido entre nosotros del todo su
enfoque metodológico particular y la clase de síntesis
teórica o de etnohistoria por él propuesta.

Lo primero que hay que decir es que Murra construyó en


estos años iniciales, y sobre todo para esta tesis doctoral,
un marco teórico especial, que no era en absoluto el de la
ethnohistory norteamericana, que al principio fue una
descripción de la cultura y aspectos como la extensión de
la ocupación territorial de los indios norteamericanos a
partir de las fuentes históricas. Esta tradición luego daría
origen más bien a una narración de la historia temprana
colonial de los grupos indígenas norteamericanos a cargo
de historiadores de profesión.

En cambio lo que construyó Murra para esta tesis doctoral fue en los hechos una
antropología económica de los inka en la etapa imperial, una reconstrucción elaborada a
partir de fuentes del primer contacto y coloniales más tempranas y uso del razonamiento
comparativo. Aquí el tipo de uso del dato histórico era boasiano en el sentido en que se
usaban las fuentes en una reconstrucción antropológica y no una narración de eventos
particular o una cronología.

Así, los datos de las crónicas no se usaron aquí para reconstruir aspectos más o menos sueltos
de la cultura, como en Boas, sino –gracias a la influencia de la antropología británica–, en la
reconstrucción del aspecto económico de la organización social (la estructura económica) y el
funcionamiento de la economía del imperio como un todo. Así, La organización económica
del estado inca –sustentada en 1955– reinterpretaba los datos sobre la economía inka en
términos de lo que el trabajo concreto de campo de antropólogos había mostrado en los
veinticinco años anteriores sobre el funcionamiento de las economías y sociedades de
sociedades jerarquizadas –jefaturas y estados– sobre todo en África y también en Polinesia.
El trabajo puede considerarse entonces dentro de las varias síntesis en diversas áreas de la
antropología que constituyen buena parte de la originalidad teórica de la antropología en la
Universidad de Chicago.

La tesis resulta un clásico hasta el día de hoy en la medida en que explicó por primera vez
cómo el imperio podía adquirir, organizar y disponer de un excedente tan grande y
redistribuirlo aún cuando contaba con medios productivos bastante limitados. De hecho,
planteó un modelo, que colocaba a los inkas, con sus particularidades culturales, en términos
comparables con los otros imperios de la Antigüedad. A tal punto la tesis se planteó como un

13
modelo de raigambre antropológica, que
prácticamente no parafrasea ni cita mucho
literalmente a los propios cronistas utilizados,
refiriéndolos sólo a pie de página.

Esto –más el hecho de que no se mencionan las


sociedades africanas ni las monografías en que
Murra basó la comparación original para las
interpretaciones– hace que su lectura pueda ser
por momentos algo pesada, pues la exposición
puede resultar algo abstrusa. Pero Frank Salomon
(2006) señala con acierto que con este trabajo
empezó la comprensión científica moderna de los
inkas más allá de los difundidos clichés del imperio
rico en oro y en que no había pobreza, derivados
de las visiones utópicas europeas del siglo XVIII. Es
más, hoy podemos observar a la economía y a la
estructura política del estado inka como una
amplificación a una escala extraordinaria de las
instituciones socioeconómicas ya presentes en los
niveles menores de la comunidad y la jefatura,
cacicato o „curacazgo‟ –„señorío étnico‟ en la
terminología provisional de Murra, una elección
que traería problemas a sus seguidores, al
repararse después en la muy diversa magnitud de
estas entidades sociales–.

Un punto clave de la tesis fue revelar las formas


de articulación entre las jefaturas subordinadas y el
aparato estatal inka, basado en alianzas políticas
sostenidas por dones y parentesco entre las élites
de los kurakas y los inkas. Este enfoque permitió abandonar los enfoques basados en la
asimilación a alguna forma tomada exclusivamente del desarrollo socioeconómico de
Europa, sea en la vertiente de Baudin o de Engels. Esto último demoraría más e n el Perú,
pero lo que resultó muy interesante –y en ello empezaría él mismo durante el Proyecto
Huánuco– es que el modelo fue sometido luego al test de la interpretación e identificación
funcional de los componentes de sitios administrativos inka por los arqueólogos, e incluso a
ser extrapolado a la interpretación de algunos sitios más antiguos.10

Así, esta tesis fue en muchos sentidos la matriz de muchas de las formulaciones teóricas de
Murra. Esto incluyó su particular concepción de la etnohistoria, derivada de las necesidades
de su materia de estudio, una sociedad cuyo estamento superior desapareció hace 500 años,
que no tuvo aparentemente un sistema de escritura y de la cual él no podía hacer entonces
trabajo de campo sobre sus descendientes modernos.11 Declaró luego que se sorprendió
cuando comprobó que aún era posible hacer trabajo etnográfico significativo entre ellos y
que habían continuidades innegables en diversos aspectos sociales y culturales. La naturaleza
10
La bibliografía moderna de estudios amplios de centros administrativos inka, que puede decirse que
empieza con el libro de Morris y Thompson sobre Huánuco Pampa (1985), es hoy bastante amplia.
Algunos estudios que han hecho uso de estos esquemas para épocas anteriores son los de W. Isbell y K.
Schreiber para sitios Wari y de I. Shimada en el centro moche tardío de Pampa Grande.
11
Hay que mencionar que Murra publicó luego varias ‘puestas al día’ de algunos capítulos de la tesis,
como el de los textiles.
14
fragmentaria y la procedencia colonial de las fuentes le plantearon –y plantean aún hoy sus
propias dificultades– y esta obra es una de las primeras muestras de cómo pueden enfrentarse
éstas por el método comparativo.

El segundo tramo de la obra. El „cómo‟ de la economía inka

¿Por qué se me me ocurre que las Visitas son importantes?.


Porque me parece tan obvio. No me parecen un logro las cosas
tan obvias. Que el ganso tiene dos patas. No hay que ser
filósofo. Hay que ver gansos.
Nispa ninchis…, 24

El siguiente tramo de su carrera –las décadas de 1960 y 1970– se asocia de alguna manera con
la resolución de un problema, también teórico, desde una perspectiva distinta. Ya dilucidado
el mecanismo de funcionamiento global de la economía inka, quedaba por resolver una
cuestión intrigante: ¿por qué se produjo un desarrollo civilizatorio semejante en un territorio
que, tomado como un todo, parecería tener tan pocas ventajas comparativas en el sentido
geográfico?.

En efecto, la geografía de la sierra peruana puede compararse en algunos aspectos a la de los


Himalayas, con muy pocas facilidades para la agricultura, y sin embargo aquí se produjeron
los excedentes económicos necesarios para impulsar el desarrollo de civilizaciones. Hoy
podemos observar con más facilidad que los inkas aprovecharon, y mucho, de experiencias
organizativas de una larga historia anterior de estados y reinos, muchos de los cuales
aprovecharon a su vez condiciones comparativamente más favorables de las tierras más
bajas, donde se dieron los desarrollos iniciales de las sociedades más complejas.

Sin embargo, la respuesta sólo podía empezar a buscarse a través de la información más
abundante, de origen temprano colonial, sobre los inkas y las sociedades más tardías. Así, el
énfasis de la respuesta encontrada por Murra en esta etapa de sus estudios y para el logro
civilizatorio específico de los inka residió en su hallazgo –aunque en muchos casos se tratara
de un redescubrimiento y puesta en uso– de documentación histórica relevante a estas
cuestiones. Esto, también consecuencia de su posibilidad de viajar a los Andes, le llevó al
análisis de nuevos tipos de fuentes escritas tempranas –visitas administrativas, probanzas o
juicios– provenientes de los archivos, y de su postulación de la respuesta al problema como
el descubrimiento de una inmensa capacidad de estas sociedades y sus estados sucesivos para
administrar y coordinar simultáneamente unidades sociales y productivas dispersas situadas
en un inmenso territorio y en muy distintas condiciones geoecológicas.

15
Para llegar a esta formulación en esta etapa Murra
cambió el foco más obvio de los estudios sobre los
inkas. En vez de estudiarlos desde el Cuzco, el centro
imperial –como había sido lo habitual hasta ese
entonces– buscó que estudiar la vida provincial a partir
de estos nuevos tipo de fuentes, sobre todo las visitas
inspectivas tempranas coloniales en las cuales los líderes
étnicos, los kuraka a la llegada de los españoles o más
frecuentemente sus hijos, hablaban a los inspectores
coloniales sobre las capacidades productivas de sus
regiones y de sus anteriores relaciones socioeconómicas
con los inka. Esta etapa de sus estudios abriría una
revolución metodológica en los estudios sobre los
inkas, iniciando en realidad la moderna etnohistoria
andina.

A partir de documentos escritos coloniales de este tipo,


él practicó y postuló el estudio integrado etnohistórico,
arqueológico y etnográfico sobre el terreno de regiones
de los Andes para las cuales existía documentación
suficiente. Esta etapa se asocia así con su regreso y
viajes a los Andes, esta vez al Perú, a sus nuevas
relaciones allí, y también al repaso de algunos temas de
la tesis con nueva información. Viajó al Cuzco en 1958,
de allí a Lima para el II Congreso de Historia, donde
contactó por primera vez a sus colegas peruanos, entre
los que él destacó a Luis E. Valcárcel, María
Rostworowski, José Matos Mar y Emilio Choy. En esa
ocasión dictó por primera vez un curso de
Antropología comparada en San Marcos.

El Proyecto Huánuco, cuyas raíces se pueden ver en un


artículo de 1962 en American Antiquity, le permite
trabajar en la región por tres años (1963-1966), y
volvió a enseñar en San Marcos en 1965/66.12 Dicho
proyecto se basó en su redescubrimiento de una visita
colonial de Íñigo Ortiz de Zúñiga de 1562, casa por
casa, para la región de los Chupachu en Huánuco,
editada por el padre Domingo Angulo en la década de
los veinte en la Revista del Archivo Nacional, la cual le
había quedado sin utilizar cuando redactó la tesis, ya
que se hallaba imposibilitado de hacer el trabajo de
campo necesario a su estudio. Reeditaría luego todas
las partes que quedaban de ella.13

12
Hemos dedicado dos números del Boletín de Etnohistoria (4 y 5) al génesis y desarrollo del Proyecto
Huánuco y nos hemos detenido allí en el asunto del redescubrimiento de la Visita de Ortiz de Zúñiga.
13
En realidad este aspecto de su obra –la publicación de fuentes etnohistóricas– comienza con la edición
en 1964 de otro documento semejante, la visita de 1567 de Garcí Diez de San Miguel a las ‘siete cabeceras’
de los Lupaqa, antiguo reino aymara de la región de Chucuito junto al lago Titicaca.
16
Propagandiza entonces, durante el Proyecto Huánuco, su postura favorable al estudio
conjunto de la arqueología y etnología actuales de regiones definidas para las que existen
registros históricos escritos. De hecho, parte del proyecto fue la investigación arqueológica de
las aldeas descritas en el documento, de la casa del kuraka y el comienzo de la investigación
en el principal centro administrativo inka de la zona, Huánuco Pampa, hecha por Donald
Thompson y luego continuada por Craig Morris.

En cuanto al aspecto documental, aunque muchos documentos conteniendo información


sobre los inka ya habían sido conocidos –y en el caso de la visita de los Chupachu, como
dijimos, hasta parcialmente publicados– por investigadores precedentes. Pero como antes con
la tesis, las crónicas y su información sobre la economía inka, es más bien el enfoque y la
clase de preguntas que Murra hace sobre la información disponible en los documentos de
archivo lo que constituyó la auténtica revolución metodológica en este aspecto, en realidad
el origen de la moderna etnohistoria andina. De hecho, es en relación a esto que en sus años
finales consideraría como su contribución fundamental a los estudios andinos el haber
mostrado en este campo que «... la antropología y la historia forman una sola disciplina».14

Durante estos años del proyecto Huánuco se hace amigo de José María Arguedas y enseña a
jóvenes antropólogos y arqueólogos, estableciendo un momento muy especial en la historia
de la antropología peruana, donde, alrededor de la enseñanza en San Marcos y el proyecto,
fueron sus alumnos y colaboradores nombres como César Fonseca Martel, Emilio
Mendizábal, Jürgen Golte, Carlos Iván Degregori, José Matos Mar, entre otros, y, de la
Universidad del Cuzco, Jorge Flores Ochoa y Luis Barreda Murillo. Hasta hoy circulan
anécdotas y recuerdos entre los profesores de la Facultad, estudiantes o jóvenes graduados
en ese entonces, que le conocieron en clases o en el mencionado proyecto. En 1968 es
contratado en la Universidad de Cornell, donde enseñará el resto de su carrera.

Teóricamente, el resultado más importante de estos años fue el ya mencionado modelo del
„archipiélago vertical‟ o „aprovechamiento del máximo de pisos ecológicos‟, una posible
explicación de la alta productividad relativa para una región tan pobremente dotada en

14
Nispa Ninchis..., 130. Ver referencias bibliográficas al final del artículo. En los años noventa Murra llegó a
publicar una tercera extensa visita, referida a los cocales de Sonqo en Bolivia.

17
condiciones agropecuarias y que buscaba también explicar el porqué de la existencia de
estados expansivos e imperios andinos con base altiplánica o en regiones bastante altas. Lo
defendió incluso como un rasgo esencial de lo que denominó lo andino, y comenzó a
documentar también en este período –posiblemente inspirado por los trabajos de Max
Gluckman sobre la modernización en Sudáfrica– el rol de los „señores étnicos‟ en la economía
y organización política prehispánica y colonial tempranas.

Panorama
parcial del
centro
administrativo
inka de
Huanuco
Pampa visto
desde la ladera
de los
depósitos. Son
visibles la
plaza central
con el ushnu,
el sector
administrativo
a la izquierda y
el reservorio
artificial en la
parte
delantera de la
toma.
Fotografía de
Luis Arana
Bustamante.

En este sentido su influencia fue decisiva en la formación de la moderna etnohistoria hecha


por peruanos, pues sus temas y aproximaciones fueron en lo básico seguidos por los „tres
grandes‟ de la etnohistoria peruana, Waldemar Espinoza Soriano, María Rostworowski y
Franklin Pease G.Y., que continuaron, con mayor refinamiento heurístico, la búsqueda y
publicación de documentación colonial temprana semejante con información sobre las
sociedades –e individuos– andinos, extendiéndola a juicios, probanzas, diversas relaciones,
información en testamentos, etc., incrementando el cuerpo de información empírica y los
análisis sobre nuevos grupos étnicos e instituciones prehispánicas y temprano-coloniales.

Poco antes de los años setenta, el deterioro de la situación académica en San Marcos por el
exceso de politización llevó en parte a la formación del Instituto de Estudios Peruanos,
donde Murra estableció un tiempo su base de operaciones durante sus estadías en el Perú.
Entre 1972-73 fue presidente de la American Ethnological Society y en 1974-75 investigador
del Institute of Advanced Studies de Princeton. En 1977 preparó con Nathan Wachtel un
número especial de Annales con contribuciones de los principales estudiosos en el entonces
floreciente campo, que, de manera interesante, es el único al que Annales clasificó, junto a
sus propios estudios en la Edad Media, entre los estudios que en Francia se denominaban ya
antropología histórica15. A partir de esta época hay en su obra también ya un diálogo
fructífero con las ideas y materiales puestos a disposición por los estudiosos de la etnohistoria
peruana.

15
El volumen fue traducido al inglés en 1986 con el título inverso de Anthropological History of Andean
Societies (ver bibliografía al final del ensayo).
18
Junto al Dr. Luis E. Valcárcel en la ceremonia del nombramiento de John V. Murra como profesor honorario
por la UNMSM en 1966. Foto hasta ahora inédita proveniente del Archivo del Museo de Arqueología y
Antropología de la Universidad.

Exponiendo luego de la imposición de la medalla, durante la misma ceremonia. Foto hasta ahora inédita del
Archivo del Museo de Arqueología y Antropología de la Universidad.

19
Un tercer tramo en la carrera de Murra. Historizando a los señores étnicos y el tiempo
temprano colonial

De los años ochenta en adelante la actividad de Murra comprende varios aspectos, pues
continuó publicando artículos complementando aspectos de la tesis tomando en cuenta
nueva información, publicando fuentes y escribiendo estudios de carácter más introductorio y
general. Pero quizá la novedad de sus estudios de esta época fue el tratamiento más histórico
de diversos aspectos del tiempo temprano colonial. En 1980 publicó con su entonces
estudiante Rolena Adorno una edición crítica de la crónica de Felipe Guaman Poma de Ayala
–que ha quedado como estándar hasta hoy– y se jubiló en la enseñanza en su Universidad de
Cornell en 1982. Ese mismo año es nombrado presidente de la American Anthropological
Association, el principal gremio profesional de los EE.UU. Conferencista excepcional, buena
parte de su labor de divulgación continuó entre nosotros gracias a esta habilidad personal, en
la que efectivamente irradiaba un poderoso magnetismo personal y en la que sabía conectar
muy bien con el público. Pasó entonces a publicar, más espaciadamente, algunos muy
interesantes trabajos de lo que llamaríamos una visión antropológica de los eventos del
contacto más temprano y las primeras décadas del funcionamiento colonial en los Andes.

En cuanto a sus relaciones con los intelectuales peruanos, aparte del IEP, se desarrollaron
durante estos años a nivel más amical con Franklin Pease G.Y. y el Departamento de Historia
de la PUCP, formando parte del comité editor fundador de Histórica. Recibió la Orden del
Sol del estado peruano en el grado de Gran Cruz en 1987. Publicó la visita de los cocales de
Sonqo en las yungas bolivianas en 1991 y su correspondencia con José María Arguedas –con
mucha información sobre el ambiente de San Marcos en los años 60– en 1999. En los años
finales, tampoco su obra estuvo libre de las críticas de argumento postmoderno, y llegaron
incluso a plantearse algunos proyectos arqueológicos destinados a “desmentir” la hipótesis
del control vertical. Como suele suceder, sus autores no comprendían o no querían
comprender los fundamentos de la reconstrucción efectuada por Murra, de la cual la
hipótesis del control vertical es además sólo una parte. No parece haber contestado
mayormente a estos ataques, estando más bien algo decepcionado del rumbo general de la
antropología norteamericana –y mundial– durante los años noventa en adelante. Incluso se
menciona que retornó a sus lecturas sobre África, y le escuché decir en una conferencia-
homenaje en San Marcos, que eran los antropólogos –formados en la escuela clásica, se
entiende– quienes mejor podían dar cuenta de los desarrollos políticos y conflictos actuales
en ese continente.

Algunos de sus legados finales fueron la


donación de parte de su biblioteca personal al
Instituto de Estudios Peruanos y de su archivo
privado a los National Anthropological Archives
de la Smithsonian Institution en Nueva York.
Entre sus más notables ex alumnos
norteamericanos figuran, en antropología y
etnohistoria, Frank Salomon; en antropología,
Roger Rasnake y Joseph Bastien; en literatura
indígena colonial, la ya mencionada Rolena
Adorno, y en arqueología, Craig Morris, John
Hyslop y Heather Letchmann. Pero su influencia
entre los estudiosos de los Andes fue muy
extensa y trascendió en mucho el aspecto de la
tutela directa de las tesis, siendo tema para una
reflexión aparte.

20
La publicación de una compilación actualizada de sus ensayos y de unas largas conversaciones
sobre su vida y obra con tres discípulos y colaboradores chilenos16 nos brindan más y mejores
detalles para ubicar el contexto histórico y poder sopesar mejor teóricamente y en su
dimensión humana el hito que significan sus estudios en el campo, ya no de sólo la llamada
etnohistoria andina, sino de toda la historia del Perú.

Nota. Agradezco la autorización de Virgilio Cabanillas, entonces co-director del Museo de


Arqueología y Antropología de la UNMSM, para la digitalización de las fotos de John
Murra conservadas en el Archivo del Museo que se reproducen en este artículo y la
reproducida parcialmente en el Boletín de Etnohistoria No. 3, p. 14.

REFERENCIAS Y MATERIAL ADICIONAL DE CONSULTA DE ESTE ENSAYO

MURRA, John V.
1975 Formaciones económicas y políticas del mundo andino . Lima:Instituto de Estudios Peruanos.
1978 La organización económica del estado inca. México D.F.:lnstituto de Estudios Peruanos - Siglo XXI
Ediciones.
2002 El mundo andino. Población, medio ambiente y economía. Pontificia Universidad Católica del Perú -
Instituto de Estudios Peruanos.
2012 Formations économiques et politiques du monde andin. Lima-Paris:Institut Francais d‟Etudes Andines –
Maison des Sciences de l‟Homme.

MURRA, John V., ed.


1964 Visita hecha a la provincia de Chucuito por Garci Diez de San Miguel en el año 1567 . Lima:Casa de la
Cultura Peruana.
1967/1972 Visita de la provincia de León de Huánuco en 1562. Vols. 1-2. Huánuco:Universidad Hermilio
Valdizán.
1980 (con Rolena Adorno) Felipe Guaman Poma de Ayala, Nueva Corónica y buen gobierno. Traducción
de los textos quechuas de Jorge L. Urioste. 3 vols. México D.F.: Siglo XXI Ediciones. Varias reediciones.
1991 Visita de los valles de Sonqo en los yunka de coca de la Paz (1568-70). Madrid: Instituto de Cooperación
Iberoamericana, Instituro de Estudios Fiscales.

ROWE, John H.
1984 An interview with John V. Murra. Hispanic American Historical Review 64(4):633-653. Traducción
castellana en Nueva Síntesis 4: 153-178 (1997).

CASTRO, Verónica Carlos ALDUNATE y Jorge HIDALGO, eds.


2000 Nispa Ninchis. Conversaciones con John Murra. Lima:Instituto de Estudios Peruanos - Institute of
Andean Research.

MURRA, John V., Nathan WACHTEL y Jacques REVEL, eds.


1978 Anthropologie historique des societés andines. Número monográfico de Annales. Economies, Societés,
Civilisations, 33 (5-6).
1986 Anthropological History of Andean Polities. Cambridge University Press.

MASUDA, Shozo; SHIMADA, Izumi y Craig MORRIS, eds.


1985 Andean Ecology and Civilization. Tokyo:University of Tokyo Press.

SALOMON, Frank
2007 John Victor Murra (1916-2006).American Anthropologist 109(4):792-795.

LORANDI, Ana María


2005 Homenaje al maestro John Murra 1916-2006. Memoria Americana 14:203-226.

16
Se trata del mencionado Nispa Ninchis, Conversaciones con John Murra (Castro, Aldunate e Hidalgo, eds.,
2002) con una cuidadosa cronología al final.
21
Bianca Balti, top model italiana

Bianca Balti, top model italiana

22
seguridad
Pss... deja que… amenace tu

HUAWEI
PIURANOS EN EL COLEGIO DE CACIQUES DE LIMA
Raúl Adanaqué Velásquez
Universidad Nacional Mayor de San Marcos y
Asociación Peruana de Etnohistoria

L
os españoles, luego de la conquista militar del imperio de los incas, se
volcaron a establecer instituciones (y en otros casos a aprovecharse de
las que ya existían) que posibilitaran un mejor control del extenso
territorio conquistado. Una de las instituciones creadas fue el colegio para los hijos
primogénitos de los caciques, es decir, los llamados a ser sus sucesores en tal cargo. Con la
fundación del colegio para los hijos de caciques se pretendía ganarlos hacia lo español.
Estos últimos ya se habían percatado que los indios hacían caso a la autoridad representada por
el cacique; por lo tanto, a este personaje había que aculturarlo, adoctrinándolo y haciéndole
entender que lo español era “superior” a lo inca. De esta manera se revertirían en los
instrumentos de dominación de los indios. Ello también significó otorgarles algunos beneficios
como montar caballo, sentarse al lado del altar mayor cuando se realizaba la ceremonia de la
misa, tener esclavos, comercializar productos, entre otros beneficios. El colegio se fundó a los 46
años de la primera disposición de Felipe II. [1]

Fue el Príncipe de Esquilache, Francisco de Borja y Aragón


(1614-1620), quien resolvió lo relativo a la fundación del
colegio. Se fundó en base a las recomendaciones de las
comisiones que había designado, inaugurándose el 24 de julio
de 1618. En esa oportunidad fueron 12 los hijos de caciques
que dieron principio a las clases. Posteriormente entraron 5
colegiales en ese mismo año.

La población estudiosa del colegio era principalmente de la


zona del Arzobispado de Lima y Obispado de Trujillo, aunque
en la práctica también llegaron de otros lugares como Cusco y
Puno. Un gran número de hijos de caciques de Huarochirí eran
enviados a estudiar, los seguían de Yauyos, Conchucos,
Cajatambo, Chilca y también de Piura.

El estudio consistía en saber leer, escribir y contar. Según la


disposición real, estaba al mando de los jesuitas.
Posteriormente el virrey Manuel de Amat, en 1771, dispuso
que, conforme a la nueva Cédula Real, se enseñe además
gramática a los indios que quisieran permanecer en el colegio.
Ingresaban a estudiar, según las disposiciones del Príncipe de
Esquilache, desde los 10 años de edad hasta estar en condiciones de contraer matrimonio o de
suceder en el cargo, disposición que no se respetó pues ingresaban algunos de 9 años. El tiempo
que tenían que permanecer era entre 8 y 10 años. Los alumnos que enfermaban volvían con sus
padres a curarse y algunos nunca regresaban.

COLEGIALES PIURANOS EN EL COLEGIO DE CACIQUES DE LIMA

Por el momento he podido identificar a 3 colegiales piuranos. El primero ingresó el 19 de julio de


1662, llamado Fernando de Paita, en este caso no se especifica más y lo considero porque era
común indicar como apellido su lugar de procedencia. El segundo colegial ingresó el 24 de
23
Boletín de Etnohistoria 18:23-24 | 2019 | GRUPO DE TRABAJO EN ETNOHISTORIA, UNMSM, LIMA
octubre de 1796, se llamaba Antonio de Paita Arévalo, hijo
legítimo de Gaspar de Paita, cacique del pueblo de Colán y de
María de los Santos Arévalo. En un documento consta que
llegó a recibirse.

El último colegial ingresó el 6 de abril de 1802. Fue recibido en


el Colegio del Príncipe por decreto del virrey Gabriel de Avilés
(1801-1806). Fue Manuel Contreras y García, hijo natural de
fray Matías Contreras (antes de ser religioso Terciario y
profeso de la orden de Predicadores) y de Jacoba García. El
rector del Colegio informó que no tenía derecho a una beca,
por no ser hijo primogénito de cacique, sino natural de fray
Matías, quien sí era descendiente de los caciques de la
parcialidad de Amotape en el pueblo de Catacaos y primo del
actual cacique gobernador de Amotape, en ese momento,
Pascual Zapata. Sin embargo, atendiendo a las dispensas
otorgadas, se mandó sea recibido por decreto de 30 de marzo
de 1802. El expediente con la información fueron vistos por el
rector del Colegio del Príncipe y la Contaduría General de
Tributos. El beneficio se le concedió por ser descendiente de
los caciques de Amotape.

La beca que gozaba Manuel Contreras y García no tenía ninguna relación con el cargo. En el
documento se especificó lo siguiente: “... entiéndase esta gracia sin perjuicio del derecho que
tenga para ella el primogénito del actual cacique, o su sucesor, siempre que pretendan y se les
admitan en dicho colegio, en cuyos libros se tomarán razón de este decreto, cuidando el rector
de su cumplimiento”. Es menester mencionar que el 9 de junio de 1619 ingresó el colegial Juan
Zapata (no se especifica más) y posiblemente haya sido un hijo de los caciques de Amotape.
Posteriores investigaciones confirmarán o negarán esta posibilidad. [2]

A MANERA DE CONCLUSIÓN

Los objetivos perseguidos por los españoles para ganar a los caciques creando Colegios para
instruirlos y concientizarlos no se obtuvieron por esta vía. Ello es demostrable, pues en algunos
años no entraron colegiales y en otros era mínima su asistencia (desde 1 hasta 6
alumnos en algunos años). En otros casos los colegiales se fugaban por el maltrato que recibían
de parte de los miembros de la Compañía de Jesús.

Los caciques que salieron favorecidos y se mantuvieron en el poder no fueron por haber asistido
al colegio sino más bien por haber practicado la actividad comercial como se puede comprobar
con los de la costa norte. Los caciques norteños desde un primer momento se identificaron con
los intereses de los colonialistas españoles.

Referencias

[1] Mario Cárdenas Ayaipoma, La población aborigen…, 1989: 104.


[2] Inca, I: 779-883, 1923.

Extractado de Raúl Adanaqué Velásquez (2015): Historias. La pluma y la prensa,


Lima:Quellca.com, pp. 29-32

24
ARQUEOLOGÍA EN SAN MARCOS
El Departamento Académico y la Escuela Académica Profesional
de Arqueología de la Universidad Nacional de San Marcos se
encuentran entre las más distinguidas en el país en la formación
de profesionales en Arqueología.
Posee una ancestralidad académica que incluye a Julio C. Tello,
al padre Pedro Villar Córdova y a prácticamente toda la
generación de primeros arqueólogos modernos del Perú (por
ejemplo Rosa Fung Pineda, Duccio Bonavia Berber, Luis G.
Lumbreras Salcedo, Hernán Amat Olazábal, Ruth Shady Solís,
Hermilio Rosas La Noire o Ramiro Matos Mendieta, formados en
San Marcos en los 1960 y 1970).
Esta generación formó o participó en la formación de buena
parte de los actuales profesores, que incluyen a arqueólogos
consagrados como la citada Dra. Ruth Shady, Directora de la
Escuela, al Dr. Jorge Silva Sifuentes, actual Director del Museo
de Arqueología y Antropología, al Dr. Daniel Morales Chocano,
especialista en arqueología amazónica y del formativo, al Dr.
Arturo Ruiz Estrada, al Dr. Alberto Bueno Mendoza y a estrellas
ascendientes de la arqueología peruana como la Dra. Luisa Díaz
Arriola, actual Directora del Departamento y especialista en la
cultura Ychsma, el Dr. Alejandro Chu Barrera, especialista en
Arcaico y Formativo y autor de descubrimientos importantes en
Inkawasi, valle medio de Cañete, el Dr. César Astuhuamán,
especialista en arqueología inka y colonial en el extremo norte
peruano, la Mag. Cecilia Jaime Tello, especialista en arqueología
de Lima, el Dr. Alejandro Narváez, asimismo especialista en
arqueología de Lima o el Mag. Javier Alcalde, especialista en la
arqueología del reino de Chincha, docentes casi todos ellos con
doctorados en el extranjero.

Arriba a la izquierda,
conjunto de figurinas
Chancay, debajo,
Dra. Luisa Díaz
Arriola, actual
Directora del
Departamento de
Arqueología junto al
arqueólogo Daniel
Morales Chocano y al
Dr. Arturo Ruiz
Estrada, cerámico
tubular Chancay y
vista aérea de sector
principal del área
arqueológica en la
Ciudad Universitaria
de San Marcos
(Huaca ‘San
Marcos’); en primer
plano la Av.
Venezuela, con una
de las entradas a la
Ciudad Universitaria.

25
Puede así decirse que la formación característica de la arqueología
sanmarquina incluye una adecuada combinación de la capacitación
en prospección y técnicas de excavación arqueológicas con el
adecuado manejo de la teoría para la interpretación del dato
empírico. Asimismo la transmisión de la experiencia necesaria para
la investigación y manejo de patrimonio a través de la participación
en los propios proyectos de investigación de los docentes para la
mejor elaboración de la tesis de graduación.

Arriba, cerámica de estilo Lima, izquierda, arqueóloga


sanmarquina Diana Carhuanina en Machu Picchu, abajo
izquierda; debajo, egresada de la Escuela Patty Chumpitaz
Manero y contrafuertes de Sacsaywaman, Cuzco

La Escuela cuenta con facilidades únicas para la


formación de arqueólogos, al contar con un
monumento arqueológico –‘Huaca Aramburú’ o
‘San Marcos’– en la propia Ciudad Universitaria
–y un terreno arqueológico adyacente a la
Facultad–, un laboratorio docente bien
equipado, la posibilidad de uso de la colección
del Museo de Arqueología y Antropología de San
Marcos –para quienes se desean especializar en
manejo y conservación de colecciones– y la
posibilidad de interacción con las Facultades de
Física y Química, así como con los laboratorios
del Museo de Historia Natural ‘Javier Prado’ de
La Universidad.
Esta formación ha permitido la formación de una
Maestría en Arqueología Andina y otra en
Patrimonio en San Marcos. La información sobre
la formación en pregrado como en Postgrado en
arqueología puede obtenerse en el sitio web de
la Facultad de Ciencias Sociales de la Facultad o
en la Dirección del Departamento en la Facultad
de Ciencias Sociales, Ciudad Universitaria de San
Marcos, Av. Universitaria s/n.

26
Cinquecento, l‟arte della Italia

27
Bianca Balti, top model italiana
28
29
30
Lea el Boletín Yungas 6

Número monográfico
especial dedicado al
estado actual de la
arqueología de Cañete,
producto de un
simposio llevado a cabo
por el Grupo de
Investigación „Yungas‟
en la UNMSM el 15 de
marzo de 2018. Presenta
interesantes
contribuciones sobre el
valle alto y bajo del
valle de arqueólogos Arriba, derecha, detalle de fotografía
investigando actualmente el valle de Cañete: Alejandro Chu Barrera, de coatí escultórico excavado en Cerro
Francesca Fernandini, Eberth Serrudo, Larry Coben, Daniel Dávila, del Oro, Cañete (fotografía tomadas de
Luis Salcedo, Diana Carhuanina, del etnohistoriador Gary Urton y una sitio Facebook del Proyecto
Arqueológico Cerro de Oro). Arriba y
nota etnohistórica de Luis Arana Bustamante.
abajo, izq., foto de integrantes de
Grupo Yungas en Facultad de Ciencias

Por aparecer: Boletín Yungas 7


Sociales de UNMSM con nueva
integrante, arqueóloga brasileña
Isabella Fontana y debajo, comparsa en
Número monográfico especial coordinado por Alejandro Chu Barrera pueblo de Chavín de Huántar.
dedicado al estado actual de la arqueología sobre el Formativo en los
Andes centrales, producto de un simposio llevado a cabo en el Museo
de la Nación.

La colección
completa del
Boletín Yungas está
disponible en
http://grupo-
yungas.site123.me

31
Francisco Llacsaluana arrienda a Diego Mexia de Çuñiga su
casa, viña y huerta en Santiago de Lunaguaná (4.12.1600)
Presentación de Luis Arana Bustamante (Universidad Nacional Mayor de San Marcos)
Transcripción paleográfica, índice onomástico y anotaciones al documento de Grecia
Roque Ortega

V
enimos publicando diversa documentación de origen notarial y judicial referida al valle medio de
Cañete, la cual esperamos sirva para trazar las propiedades agrícolas en el valle y complementar en el
futuro la información global provista por una visita-censo del valle medio de 1641, descubierta por
nosotros en el Archivo General de la Nación [1]. También ha de tener interés para la historia social local,
y nos centramos por ahora en la familia de los kurakas más importantes del valle, los Llacsaluana, LLaxaluana
o LLacsahuana. Nuestro propósito se ve naturalmente limitado por la ausencia de la documentación
producida por el corregimiento y notarías de la villa de Cañete en el Archivo General de la Nación, que
esperamos aparezca en algún momento.
Por ahora publicamos este breve documento notarial del fondo Protocolos del siglo XVI –de Lima– de este
archivo, en el cual observamos al kuraka Francisco Llacsaluana arrendando su casa del pueblo de Lunahuaná
a un vecino de Lima en 1600 [2]. Notemos aquí que hubo al menos cuatro caciques principales del valle con
el mismo nombre, que gobernaron entre mediados del s. XVI y del s. XVII. Puesto que la casa arrendada era
una posesión que le correspondía a Llacsaguana como consecuencia de su cargo de kuraka principal, nos
gustaría saber las razones de que la arrendase, según averiguamos por este documento, hasta ocho años
seguidos a españoles. Dado lo sano del clima de Lunahuaná, es bien posible que la alquilase como casa de
recreo para afortunados vecinos en Lima, con quienes quizá contactó a través de su añeja relación con la
familia Agüero, hasta ese momento encomenderos del valle –una situación excepcional obtenida por ellos
como merced real–. Así, estos alquileres sucesivos podrían indicar un acentuado espíritu lucrativo y un
sentido de la exhibición señorial mucho menos acentuado que el promedio del individuo afortunado de la
sociedad española contemporánea (v. Lockhart 1968/1982).

Vista panorámica del actual pueblo de Lunahuaná y del valle medio de Cañete en dirección hacia la costa, vistos desde terraza
en parte oeste del antiguo asentamiento prehispánico de Lunahuaná. Detalle de fotografía tomada por Luis Arana Bustamante
en salida de campo el 30.10.2018.

32
Boletín de Etnohistoria 18:32-36 | 2019 | GRUPO DE TRABAJO EN ETNOHISTORIA, UNMSM, LIMA
Quizá Francisco Llacsaguana prefería vivir y atender personalmente su viña de San Lorenzo, tierras que
tenían seis fanegadas de extensión en 1643, según documentación anexa a un expediente de 1684, el cual
hemos descrito sumariamente en la publicación antes citada y en una posterior (2018b). Incidentalmente,
notemos que es bien posible que el Diego Mejía de Zúñiga de este arrendamiento de 1600 haya sido
pariente de Íñigo López de Zúñiga, el visitador de la región en 1641.

Personajes mencionados en el documento publicado:

Francisco Llacsaluana, cacique principal de Lunahuaná


(imagen de la derecha, rúbrica en f. 437 de documento
publicado aquí).
Diego Mejía de Zúñiga, arrendatario de la viña, casa y huerta
de Francisco Llacsaluana.
Alonso de Zerbantes, anterior arrendatario de la viña, casa y
huerta de Francisco Llacsaluana.
Juan Davalos de Ribera, alcalde ordinario de Lima
Pedro Ys[…]rilo, Francisco de la Cueba y Francisco Gomes
de Baltazar, testigos.
Rodrigo Alonso de Castillejo, escribano.

NOTA DE AGRADECIMIENTOS. Esta presentación y breve publicación documental es parte de los resultados
del Proyecto No. 18151881 ‘Estudio etnohistórico y etnoarqueológico del valle medio de Cañete’ [fase de
documentación y prospección] (responsable Dr. Alejandro Chu Barrera, corresponsable Luis Arana
Bustamante), presentado en mayo de 2018 por el Grupo de Investigación (GI) ‘Yungas’ de la Facultad de
Ciencias Sociales de la UNMSM, coordinado por la Dra. Luisa Díaz Arriola, proyecto aprobado y financiado por
el Vicerrectorado de Investigación de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, cuyo informe técnico
final fue entregado al VRI de la UNMSM y publicaré en la Revista de Etnohistoria 2. Agradecemos la
autorización para investigar y publicar documentación proveniente del Archivo de la Nación a su entonces
Jefa Institucional, Dra. Luisa Vetter Parodi y la eficiente y amable atención de Celia Soto Molina, historiadora
del Archivo. Hemos utilizado aquí la digitalización puesta al alcance de los investigadores en la página web del
Archivo General de la Nación. Agradezco los consejos acerca de la documentación notarial recibidos de los
historiadores Raúl Adanaqué Velásquez (UNMSM), Joan Morales Cama (Archivo del Ministerio de Relaciones
Exteriores) y Miguel León Gómez (University of Oneonta at New York), que recibí en la misma Sala de
Investigaciones del AGN, y las oportunas conversaciones de Miguel Ángel del Castillo, historiador del AGN.

Notas

[1] He presentado este extenso documento judicial en Arana Bustamante (2018a).


[2] La ubicación de la ‘viña, casa y guerta’ en Lunahuaná es hecha claramente en los ff. 471v y 472r, así que no es
posible de ninguna manera identificar el modismo ‘suso’ del f. 472v con el ´pago’ colonial de Suso o Susu –derivado
del quechua sucsu– situado en el mismo valle medio de Cañete.

Referencias

ARANA BUSTAMANTE, Luis (2018a), La revisita de Lunahuaná, Paullu y Pacarán de 1641: presentación
preliminar. Boletín de Etnohistoria 5:7-17.
ARANA BUSTAMANTE, Luis (2018b), Una carta autógrafa del kuraka Francisco Jacobo Llacsaluana
(Lunahuaná, 1682). REVISTA DE ETNOHISTORIA 1:181-186.
LOCKHART, James, (1968/1982), El mundo hispanoperuano. 1532-1560. Tr. de Mariana Mould de Pease.
México D.F.:Fondo de Cultura Económica.

33
TRANSCRIPCIÓN DEL ARRIENDO DE LA CASA DE FRANCISCO LLACXALUANA
A DIEGO MEJÍA DE ZÚÑIGA (1600)

Archivo General de la Nación (Lima)


Sección Protocolos Notariales, siglo XVI. Protocolo 22, notario Rodrigo Alonso de Castillejo, ff.
741v-743r (4.12.1600).

[f.741v]

Arrendamiento viña [Ítem] Sepan quantos esta carta bieren como


Fecho [sic] licenciado por don Diego en la Ciudad de los Reyes del Piru qua-
Messia [rubricado] tro dias del mes de dizienbre de mil
i seisçientos años ante mí el escrivano
i testigos de uso escritos i en presençia
de don Juan Davalos de Rivera, alcalde
ordinario en la dicha çiudad, por su magestad
pareçio don Francisco Llacsaluana, gover-
nador y caçique principal del valle
de Lunaguana, ladino ques en la lengua
española i pidio liçençia a el dicho alcalde
para dar en arrendamiento una viña,
casa y guerta que tiene suio a la persona
i por tiempo y preçio que yrá declarado
y el dicho alcalde dijo que le dava y dio
liçencia para el dicho efeto y el dicho don
Francisco Llacsaluana usando de la dicha
liçençia otorgó que da en arrendamiento
a don Diego Mexia de Çuñiga, vezino i morador
en esta dicha ciudad, questava presente la
dicha viña, casa y guerta ques en el pueblo
[f.472r]
de Santiago de Lunaguana sigund [sic] i como
al presente lo tiene en arrendamiento
Alonso de Zerbantes por tiempo de qua-
tro años cunplidos primeros siguientes
que corren i han de contar desde primero
dia del mes de agosto del año que viene
de mil y seisçientos i uno años por
preçio y contia de renta cada un
año de los dichos quatro años de treçientos
y cinquenta pesos de a ocho reales
el peso ques el mismo preçio en
que a tenido lo susodicho en arrendamiento
el dicho Alonso de Zerbantes y luego adelanta-
damente le17 a pagado el dicho don Diego
Mexia de Çuñiga treçientos y çinquenta
pesos de la dicha plata de a ocho reales

17
Se corrigió la expresión “me a pagado” por “le a pagado” que fue escrita posteriormente.

34
el peso que del susodicho reçibio e pagó a su
poder en reales de contado de la renta del
primero año de este arrendamiento de
los quales le18 dio por contento y en-
tregando a su voluntad sobre que re-
nunçio la esevçion de la innumerata
pecunia y leyes de la entrega y prueba
de la paga i más engaño como en ellas
se contiene y la renta de los tres años
restantes le a de pagar cada un año
en dos pagas en esta manera la mitad
de la dicha contia en fin de mes de mar-
ço y la otra mitad en fin del mes de
agosto de cada año y se obligó de le
hazer çierto i siguio este arrendamiento
por el dicho tiempo y que no le quitara ni le
sea quitada la dicha viña, guerta y casas
e le bolber a la plata que obiere resçibido
de mas de le pagar las costas i daños
que sobrello se le siguieren i recreçieren
[f.472v]
i el dicho don Diego Mexia de Çuñiga o-
torgó que resçibe en arrendamiento del
dicho don Francisco Llacsaluana caçique
la dicha viña, casas y guerta de suso
declarada por el dicho tiempo de qua-
tro años desde el dicho dia primero
de agosto primero que verna19 del año
de seiçientos i uno años i se obligó
de pagar a el dicho don Francisco Llacsaluana
e a quien supo de obiere los dichos
treçientos i çinquenta pesos de
ocho reales el peso de renta en cada
un año a los dichos plazos e çesó
el primero año que le a pagado como
va referido y lo demas le pagará
en esta dicha ciudad o en el dicho valle
de Lunaguana o donde le fuere pedido
una paga en pos de otra llanamente
i sin pleito alguno con las cosas
de su cobrança i no dejará la dicha
viña, casa i guerta por el dicho tiempo o
pagará la dicha renta de bazio como
si dello se aprovechase i a la firm-
meza de lo susodicho anbas par-
tes por lo que a cada uno toca y

18
Se corrigió la expresión “me dio” por “se dio” que fue escrita posteriormente.
19
‘Vendrá’.

35
se obliga obligacion sus personas
y bienes avidos e por aber y dieron
poder cumplido qualesquier
justiçias de su magestad
de qualesquiera partes
que se anpara que por todo
rigor de derecho ello conpelan
e apremien a la paga, esecuçion
i cunplimiento de lo contenido
[f.473r]
en esta escritura como si fuese
por sentençia difinitiva de juez
conpetente pasada en cosa
juzgada i no apelada i re-
nunçiaron qualesquiera
leyes, fueros y derechos de su
favor y defensa espeçial-
mente la ley real del derecho
que defiende que general re-
nunçiaçion fecha de ley
non vala y el dicho alcalde dijo
que aprovava i aprovó esta es-
critura y en ella interpuso su
decreto judiçial i ambas
dichas partes las cunplan segund
i como se an obligado i firma-
ronlo de sus nonbres los dichos
don Françico Llacsaluana cacique
i don Diego Mexia de Çuñiga o-
torgantes [manchado] lo firmó
el dicho alcalde a los quales
yo el presente escrivano doy fe
que conozco en el dicho dia, mes i año dicho siendo
testigos Pedro Ys[manchado]rilo y don Francisco de la Cueba y
Francisco /
Gomes[?] de Baltazar que residientes en esta
çiudad. Va testado se dio-

Don Juan Davalos de Ribera [rubricado]


Don Diego Mezia Sunñiga [rubricado]
Francisco Llacxaluana [rubricado]

Ante mí
Rodrigo Alonso Castillejo
escribano de su magestad
dies reales

Transcripción paleográfica de Grecia Roque Ortega

36
la foto del mes

Historiador Agustín Bardales Padilla, formado en el Departamento de Historia de la


UNMSM, haciendo trabajo de campo junto a comuneros en alrededores del pueblo de
San Antonio de Maray, sierra de Chancay.

37
ROSCOSMOS es la agencia espacial estatal rusa. Fue establecida en agosto
del 2015 para supervisar una reforma de la industria espacial rusa. Coordinando las
labores de la multitud de consorcios y empresas que giran en torno a ella, asegura
la implementación del programa espacial gubernamental ruso, su regulación
legal, el transporte al espacio, la preparación de los cosmonautas, el suministro a
la Estación Espacial Internacional y fomenta la investigación y producción de
satélites, cohetes y vehículos espaciales de nuevas generaciones.
Los proyectos futuros de Roscosmos incluyen el sucesor de la nave Soyuz,
misiones robóticas a una de las lunas de Marte, un aumento en investigación de
satélites orbitales lunares, el orbitador lunar Luna-Glob Moon con penetradores,
planificado para 2025 y la nave Venera-D para una misión a Venus, planificada para
2025. Visite el sitio web, el sitio en Facebook y el canal YouTube de Roscosmos en
38
Internet.
HISTORIA EN SAN MARCOS
El Departamento Académico y la Escuela Académica Profesional
de Historia de la Universidad Nacional de San Marcos son las de
más prestigiosa ancestralidad académica entre las entidades
universitarias peruanas formadoras de profesionales en
Historia. Se iniciaron institucionalmente como el Instituto de
Historia fundado por Raúl Porras Barrenechea, aún asociado a la
Facultad de Letras. Mientras Jorge Basadre Grohmann no logró
establecer una ‘escuela’ en sus años de docencia en San
Marcos, alrededor y en rededor de la tertulia de Raúl Porras se
formó en la década de los cincuenta a Pablo Macera Dall’Orso,
Miguel Maticorena Estrada, Waldemar Espinoza Soriano, Ella
Dumbar Temple, Félix Álvarez Brun, Raúl Rivera Serna y Carlos
Araníbar, entre otros. En la siguiente generación, esta vez
alrededor de la tertulia de Pablo Macera en su casa de la calle
Colina, se formó a Manuel Burga Díaz, Wilfredo Kapsoli
Escudero, Heraclio Bonilla Mayta, Lorenzo Huertas, Francisco
Quiroz Chueca y Manuel Valladares Quijano, entre otros
historiadores de formación.
Estas generaciones formaron o participaron en la formación de
buena parte de los actuales profesores, que incluyen al Mag.
Raúl Adanaqué Velásquez, la Dra. Carlota Casalino Sen, el Dr.
Carlos Carcelén Velásquez, y a profesores formados en otras
Universidades, como el Dr. Cristóbal Aljovín de Losada, actual
Director del Departamento, la Dra. María Emma Mannarelli o la
Dra. Marina Zuloaga Rada. Puede decirse que la formación
característica de la historia en San Marcos sanmarquina incluye
una combinación de la capacitación en la prospección y
familiarización con el manejo de la información empírica en los
archivos con el suministro de la teoría suficiente para la
interpretación del dato empírico y una preocupación siempre
latente por los problemas del país real.

Arriba a la izquierda, Jorge Basadre


Grohmann y Raúl Porras
Barrenechea como estudiantes de
San Marcos en la década del veinte,
debajo, historiadora Marissa Bazán
Díaz, formada en San Marcos, en
reciente Congreso Internacional de
Etnohistoria en Quito. Debajo, Mag.
Raúl Adanaqué Velásquez junto a Dr.
Pablo Macera Dall’Orso y al lado,
estudiante de la Escuela de Historia
39 Janeth Dávila
Arriba, estudiantes de la Escuela de Historia de San Marcos
familiarizándose con documentación colonial en el Archivo del
Obispado de Huacho (en la foto, archivista Melecio Tineo Morón e
historiador Raúl Adanaqué Velásquez); derecha, Dr. Manuel Burga
Díaz. Debajo, izquierda, historiadores María Emma Mannarelli,
Cristóbal Aljovín de Losada y Francisco Quiroz Chueca en medio de
Seminario curricular de la Escuela, derecha, estudiante Janeth
Dávila con bigote bismarckiano; y debajo, foto final de la
sustentación de tesis de historiador Agustín Bardales Mantilla.

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Boletín de

Etnohistoria
La colección del Boletín de Etnohistoria es accesible en
Internet a través de la página del editor en el sitio web
www.academia.edu; puede Ud. pedirla también al correo
electrónico del editor que aparece en la carátula.
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