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LO RURAL, UNA REALIDAD COMPLEJA.

Marco Fidel Vargas Hernández


Luis Ernesto Vásquez Alape
Edwin Rodríguez Trochez

De lo agropecuario a lo Rural.

Estos dos conceptos que tienden a confundirse y que corresponden, además, a un


cierto enfoque de desarrollo rural que se asume, pero que evoluciona en el tiempo,
de acuerdo con las cambiantes circunstancias históricas. Hasta hace muy poco,
desarrollo agropecuario y desarrollo rural venían siendo usados como sinónimos,
no solo por el común de la gente sino por parte de los formuladores de políticas
públicas. La razón principal se deriva de un enfoque de desarrollo de tipo sectorial,
en donde lo productivo y la productividad misma, son el objeto de la política pública.
Este sector hace énfasis en lo agropecuario como principal sector de la actividad
económica y utilización de su potencial productivo. En esta visión sectorial,
pareciera que los únicos actores fueran el agricultor o el ganadero, los que
producen, y por ello, los planificadores han formulado las políticas de desarrollo,
del sector, en función del crecimiento económico y del mejoramiento de los ingresos
y de las condiciones de vida de los productores del campo.1 Mientras lo rural no se
limita a lo sectorial, si no que es un espacio que contiene más sectores que la
actividad económica, como la pesca, la minería, el comercio, la biotecnología, la
ecología, la administración, el ecoturismo, la educación, lo mismo que la diversidad
cultural: campesina, Afro-descendientes, indígenas, ribereños, rom, desplazados,
trabajadores rurales. Lo mismo que las fronteras rurales-urbanas; iniciando una
nueva reasignación a nuevos lugares en la sociedad y en las políticas públicas.

Para los estudiosos del tema, y sin pretender ser exhaustivos, la diferenciación entre
los dos términos es importante y tiene implicaciones, sobre todo al formular políticas
públicas. Al respecto, LLambi (2001) piensa que “no hay desarrollo rural (…) sin
desarrollo agrícola y ambos deben estar sumamente vinculados. Pero se debe tener
claro que el desarrollo agrícola no resuelve todo el desarrollo rural; esto es otro

1
Utilizo el término, de manera genérica, advirtiendo que, en esta parte de la argumentación son productores agropecuarios,
agrícolas o ganaderos, o pescadores artesanales o productores forestales, ecologistas, sin entrar en la discusión de la
diferenciación de actores, en un sentido sociológico, o del sesgo del modelo, capitalista o no capitalista, dentro de la
agricultura.

1
problema (Llambi, 2001: 43)2. En esta cita es claro que, puede haber desarrollo
agrícola, sin desarrollo rural, pero no al contrario, lo cual muestra la importancia del
sector agropecuario, pero también la trascendencia de lo rural, más allá de lo
sectorial.

Por la misma época, hacia finales del siglo XX, la FAO (1998), argumenta sobre la
necesidad de diferenciar los dos términos:

“…la propia visión del desarrollo agrícola está siendo ampliada para rebasar el
estrecho marco sectorial y considerar las fundamentales interrelaciones de la
agricultura con las posibilidades de transformación y revalorización del medio
rural, la sustentabilidad ambiental del modelo de desarrollo y el logro de
sociedades solidarias y funcionamientos económicos más equitativos. (…)
la política sectorial agrícola no podría responder, por sí sola, a la amplitud de los
problemas y desafíos del campo. Es indispensable definir una estrategia de
desarrollo rural, reconocida como prioridad nacional, y construir un consenso
social sobre objetivos, formas y costos de las principales políticas” [FAO, 1998]3

Tal definición de lo rural permite tener un marco de referencia acorde con la


evolución del concepto de desarrollo rural y, además, permite entender que lo
territorial está muy emparentado con este concepto evolucionado de “lo rural” y de
las preocupaciones recientes sobre la ruralidad que requeriría el país en un
momento histórico de postconflicto.

Profundizando lo Rural

Lo anterior nos lleva a la necesidad de profundizar sobre el concepto de lo rural,


que tiene como punto de partida lo agrario en el territorio. Según Machado (2017)
lo rural se entiende en un territorio concebido este como una construcción social de
relaciones donde interactúan tres grandes esferas: Estado, Mercado y Sociedad,
donde lo rural se caracteriza por:

• Es más que lo agropecuario.


• Incluye una multifuncionalidad de sectores rurales, que lo hacen una
realidad compleja e interrelacionada con lo urbano.
• Lo rural no es lo que está por fuera de los cascos urbanos. Es una red
compleja de relaciones de relaciones que articulan la población, el

2 Llambi, L. (2001). Globalización, ruralidad, nueva ruralidad y desarrollo rural. Memorias Seminario Internacional: La
nueva ruralidad en América latina. Maestría en desarrollo rural 20 años, tomo II, pp.4-48. Pontificia Universidad Javeriana.
[Citado por]: Pachón, F. (2011). Desarrollo rural: superando el desarrollo agrícola. Bogotá. Universidad Nacional de
Colombia. (pp. 53)
3
[Citado por]: Castillo, O.L. (2008). Paradigmas y Conceptos del Desarrollo Rural. –segunda edición. Pontificia
Universidad Javeriana. Colección Apuntes, No. 2 junio. Bogotá, referenciado por Briceño, L (2015). Algunas Experiencias
de Agricultura Familiar en el Marco de la Política Pública para el Desarrollo Agropecuario y Rural. Informe de
Consultoría, para el PNUD.

2
territorio, las relaciones culturales, las relaciones naturales con la vida y
el mundo urbano.
• Lo rural es una continuidad de poblamientos en el territorio que
adquieren diversos grados según combinaciones entre densidad
demográfica y distancia de los pueblos a centros urbanos mayores de
100.000 habitantes.
• Lo rural supera la dicotomía de lo urbano-rural, incluyendo las
transformaciones ocurridas en la sociedad y la globalización. Lo cual lleva
a tener en cuenta dos variables de análisis: la densidad demográfica y
la distancia de las cabeceras mayores de 100.000 mil habitantes. Lo
anterior lleva a firmar que no existe una ruralidad, sino diversos grados
de ruralidades.
• La ruralidad se hace más compleja relacionando variables como:
estructura bio-física, sistemas productivos, sujetos rurales, valores
culturales, sentidos de vida, actitudes, tipo de instituciones, grados de
vinculación al mercado, tipo de poblamiento y relación con lo urbano. Por
todo lo anterior volvemos a firmar que existen ruralidades diferenciadas
según las relaciones antes enumeradas en los diferentes territorios.

Según las características anteriores lo rural lo podemos definir como un campo de


relaciones dinámicas, estructuradas, conformada por puestos jerarquizados y
reglas en juego, es decir, un sistema integrado de relaciones en tensión,
convivencia, actitudes, donde los agentes sociales se relacionan de manera
permanente, dinámica en un continuo geográfico, social y territorial.

Pensar lo rural en términos de campo implica pensar relacionalmente, entender


lo rural como una red o configuración de relaciones objetivas entre posiciones
definidas según cada organización que le imponen a sus ocupantes, agentes,
instituciones y distribución de las diferentes esferas de poder, que determina el
acceso a los beneficios que constituyen su razón de ser. Así en el campo de la
ruralidad podemos hablar de lo artístico, deportivo, religioso, periodístico, modas,
culinaria, económica, siempre y cuando su génesis histórica pueda situarse en un
relacionamiento con la naturaleza y la vida.

La cuestión rural y el crecimiento humano.

La cuestión rural es el problema del desarrollo de los territorios rurales en un


contexto de globalización y de un Estado, que mantiene relaciones asimétricas que
generan inequidad y políticas públicas donde el énfasis del desarrollo prima en lo
urbano. La cuestión rural también se entiende como el proceso continuo de
transformación positiva de las potencialidades de los habitantes rurales, genera
condiciones para su florecimiento humano. Esto implica tener acceso directo a los

3
bienes públicos, reconocimiento, ampliación de capacidades y opciones que
permitan una elección libre de sus proyectos de vida de los pobladores rurales.

Al lado de este nuevo concepto de lo rural, es necesario ubicar el término de


territorio, y hacerlo explícito, por cuanto al hablar desarrollo rural y del aspecto
territorial son los términos del nuevo enfoque que abren paso a los dos últimos
planes nacionales de desarrollo, y en lo que se conoce de la Misión Rural como
desarrollo rural con enfoque territorial.

Machado (2009), incorpora la noción de reforma rural, para significar que lo


reformable hoy son los espacios rurales y los territorios. La concepción de este
autor, se resume en:

- primero, la consideración de lo rural como estratégico para el desarrollo;


- segundo, la consideración de que la reforma hoy es reforma rural, en vez de
la noción de reforma agraria basada en la estructura agraria determinada,
casi que exclusivamente, por la tenencia de la tierra;
- tercero, una ruptura con una visión tradicional y sectorial de la agricultura,
donde considera que la nueva ruralidad, que territorializa a los actores y a
las actividades, es una visión más comprehensiva de la vida rural y de sus
articulaciones con el resto de la sociedad;
- cuarto, la reforma rural en el sentido de que conduce a un desarrollo rural
integral, con una institucionalidad renovada, con cambios institucionales
inéditos.
- Y quinto, la modernización del campo, con el abordaje de la agroindustria,
de las tecnologías en una nueva significación de las relaciones empresarios
- agricultores e industriales. (Machado, 2009: pp. 9–14 y 102).

Ha evolucionado el concepto de desarrollo rural y a la par se ha venido tomando


conciencia sobre la Colombia rural y sus diferencias con la Colombia urbana.4

De otra parte, el primer plan nacional de desarrollo, de Santos, en 2010, en


contraste con los gobiernos anteriores, quizá por encontrarse ad-portas de negociar
la paz con la insurgencia o por las expectativas campesinas, hay una ruptura en los
contenidos de política para el agro. Se asume un concepto de desarrollo rural, que
trasciende la visión sectorial y enfatiza el problema de las regiones y desde las
regiones: “lograr el desarrollo sostenible e integral del sector rural, de sus territorios

4
Al respecto, el Informe Nacional de Desarrollo Humano 2011 –INDH 2011- señala que el 32% de los colombianos son
pobladores rurales y que en el 75% de los municipios predominan relaciones sociales de tipo rural (PNUD, 2011: 7). Las
implicaciones saltan a la vista, pues tales cifras son un llamado a formular políticas públicas para los espacios rurales, sobre
todo cuando a lo largo del INDH, se muestra la inequidad y las difíciles condiciones de vida de la gente rural, la persistente
concentración de la propiedad de la tierra, agravada por el conflicto armado, todo ello en un contexto de globalización en el
que el cambio climático, las crisis de precios de los alimentos, y la demanda de recursos naturales estratégicos como el
agua, son aspectos críticos que nos interpelan [ibíd.]

4
y comunidades, para que los productores rurales de menor nivel de desarrollo
relativo ubicados al interior de la frontera agrícola, sean la base de una vigorosa
clase media rural, aportando a la generación de riqueza colectiva, en el respeto al
medio ambiente”. (DNP, PND 2010- 2014: 54- 56). Se hace reconocimiento a los
pequeños y medianos productores, a las comunidades étnicas, campesinos y se
alude a políticas de generación y género en beneficio de las mujeres. (Salgado,
2013: 48).

Así pues, este es el estado actual del concepto de desarrollo rural, con enfoque
territorial que, se asume en este escrito:

Se entiende lo rural como la complejidad que resulta de las relaciones entre


componentes:

El territorio como fuente de recursos naturales, soporte de actividades económicas


y escenario de intercambios e identidades políticas y culturales.

La población que vive su vida vinculada a los recursos naturales y a la tierra y que
comparte un cierto modelo cultural.

Los asentamientos que establecen relaciones entre sí mismos y con el exterior, a


través del intercambio de personas, mercancías e información, y las instituciones
públicas y privadas que confieren el marco dentro del cual funciona todo el sistema
(PNUD 2011, 28-29-)

Evidentemente, se abre espacio a un nuevo enfoque de desarrollo rural- territorial,


en donde coinciden las negociaciones de la Habana, en su primer punto agrario, y
los contenidos de la Misión Rural donde se pone en el centro a las personas. En
relación con las negociaciones de la Habana, el punto agrario allí abordado, toma
como referente conceptual la reforma rural integral RRI, para resolver los problemas
de la tierra y de los aspectos del entorno rural asociados a ella, en una perspectiva
de desarrollo local y regional, que compromete a estructuras distintas a la
estrictamente agraria. Es decir, una reforma que tiene que ser parte de un proceso
de cambio y transformación más profunda de la sociedad y sus instituciones; “no
puede quedarse en los alambrados de la ruralidad” (Machado, A., 2009: 102-103).

Por su parte, la Misión Rural, en su enfoque conceptual destaca tres ideas fuerza,
a manera de principios básicos para el desarrollo rural: “…. un enfoque territorial
participativo, que reconoce una ruralidad diferenciada y a los habitantes rurales
como gestores y actores de su propio desarrollo. (…) desarrollo como un proceso
integral, que busca la inclusión, tanto social como productiva y cultural de todos los
habitantes rurales. (…) promover un desarrollo rural competitivo y ambientalmente

5
sostenible basado, ante todo, en la provisión adecuada de bienes públicos …”
(Ocampo J. A., 2014: 1-2) 5

El Ser humano al ser el centro del desarrollo rural posiciona a la educación rural
como un factor estratégico, fundamental y prioritario en el desarrollo humano, por
incrementar las capacidades de los pobladores en aras de la construcción social
hacia su libertad. La educación es un derecho universal y un deber del Estado y de
la sociedad, orientado a proporcionar herramientas necesarias para la formación de
sujetos autónomos capaces de tomar decisiones en función de sus derechos y
responsabilidades sobre la vida que desean vivir.

Entendemos la educación rural como un bien colectivo. El conocimiento, el saber y


el pensar-sentir-actuar son productos sociales, resultado de los procesos culturales
de los territorios. En un contexto de capitalismo cognitivo, el conocimiento y el saber
cobran importancia porque los sujetos concretos indígenas, afrodescendientes,
palenqueros, raizales, campesinos, jóvenes rurales, mujeres rurales, trabajadores
rurales, rom, forman parte de un ser humano que se constituyen conscientemente
en su ser humano para el buen vivir. Así entendido, el proceso educativo es
responsabilidad del estado, mercado y de la sociedad, en su condición de bien
público.

Para una mayor comprensión de la cuestión rural mencionadas anteriormente, es


necesario tener en cuenta los diversos enfoques poblacionales, territoriales y de
equidad de género, así como la educación inclusiva. Esto permite reconocer las
distintas poblaciones que habitan el medio rural en su diversidad étnica y cultural.

Reconocer la diversidad de poblaciones que viven en los territorios rurales, es


registrar que el ser humano es un ser de relaciones y que su circuito básico de la
vida sostenible es la relación de calidad del ser humano consigo mismo, con los
seres no humanos, con los otros seres humanos y con la naturaleza.

También este reconocimiento hace referencia a que el ser humano es un ser natural,
corporal espiritual, con necesidades, con conciencia, es decir, con capacidad de
discernir, reflexionar y tomar decisiones para el buen vivir. En este sentido la
educación rural debe concretar acciones que ofrezcan las mismas condiciones y
oportunidades para que cada niña, niño y potencie su crecimiento humano, ejerza
integralmente sus derechos con equidad de género.

Lo rural, el territorio y su potencia.

5
Ocampo, J.A. (2014). Saldar la deuda histórica con el campo. Marco conceptual de la misión para la transformación del
campo. DNP (elaborado por el Jefe de Misión, José Antonio Ocampo). Pp.47

6
Detrás de las anteriores afirmaciones queremos expresar una pregunta de fondo:
¿Desde donde pensamos el desarrollo rural? Una primera respuesta que tenemos
es la siguiente: el desarrollo rural lo pensamos desde “lo que queremos ser y nos
hace falta para llegar a ser”; es decir, lo pensamos desde el desarrollo de
potencialidades y fortalezas de los pobladores rurales, en un proceso participativo
que se fundamenta en los sujetos individuales y colectivos, lo que exige pasar de
un desarrollo solo basado en el crecimiento a uno que se basa en la sostenibilidad
de la “Vida Querida” por las comunidades rurales, para el caso colombiano los
afrodescedientes hablan de un “etnodesarrollo”, los pueblos indígenas de “planes
de vida”, campesinos de la vida querida y los trabajadores y empresarios de la
calidad de vida.

En este sentido un desarrollo rural es pensado y querido desde los territorios


(localidades y regiones) donde ellas viven, y lo que es más importante, desde sus
cosmovisiones, creencias y valores que ellas encarnan. Abiertas a un mundo cada
vez más global e interrelacionado. Desde esta perspectiva, el desarrollo rural del
cual queremos hacer parte no se debe solo basar en la acumulación de riquezas,
sino también en la conservación y respeto de la Vida, de las culturas y en la
realización de los derechos humanos.

Lo local es el lugar del territorio donde acontece el cotidiano vivir como


sujetos y como pueblos. Una localidad se establece (define) por el poblamiento
de los pobladores en un territorio, con una cultura específica de tradiciones,
conflictos, historias y sueños compartidos, que viven en un escenario geográfico
definido y cuyos límites se dan por las tensiones (negativas y positivas) de las otras
localidades vecinas. A lo localidad tenemos que comprenderla y configurarla desde
sus vocaciones culturales, económica (productivas), ecológicas, sociales,
educativas y políticas, desentrañando así sus capacidades, sus limitaciones en esas
mismas dimensiones, comprenderla también en su evolución y dinamismo en el
tiempo; y desde allí construir el crecimiento humano coherente con esas vocaciones
y configuraciones.

Para comprender el concepto de lo “local” la categoría de “lugar”, definido en la


geografía cultural, nos puede ayudar a profundizar en su significado. Para aclara el
concepto de lugar, proponemos tener en cuenta dos elementos interrelacionados:
1) localidad, 2) sentido de lugar.

En primer término, está la localidad, contexto donde se construyen las relaciones


sociales cotidianas (informales o institucionales), donde las personas pueden
identificarse. Esas prácticas se dan de acuerdo con demandas y requerimientos de
7
la división del trabajo, la producción y distribución en el sistema global y las formas
de control político.

El Segundo elemento es el sentido del lugar o la identificación que contribuye a la


identidad de un sujeto social en su afán por diferenciarse de otros. Trata de expresar
la orientación subjetiva que se deriva de vivir en un lugar particular hacia el cual los
individuos y comunidades desarrollan profundos sentimientos de apego a través de
sus experiencias y memorias.

La propuesta es tratar de articular estas dos dimensiones: lo local como contexto


de acciones y prácticas, y la identidad territorial subjetiva del sentido del lugar.

Desde este primer acercamiento se entiende como en lo local se establecen las


relaciones de poder concretas, justas e injustas. En lo local se dan las acciones y
determinaciones políticas apropiadas o despiadadas. En lo local se encuentran las
capacidades, los saberes tradicionales, ancestrales, se buscan nuevos
aprendizajes, pero también se cuidan saberes o se los desprecia. Allí se ejecutan
los planes de desarrollo, se aplican los programas económicos locales, regionales
y nacionales, acertados y desacertados. En lo local se encuentran, se
desencuentran los seres humanos, donde los seres humanos reconocen y
desconocen, respetan e irrespetan a los demás seres y especies del hábitat natural
donde están viviendo.

Lo local es el territorio donde también se dan prácticas de invisibilidad entre los


seres humanos, donde acontecen los conflictos por el poder, por las riquezas
naturales y se construyen proyectos culturales. En lo local se dan relaciones
utilitaristas, asimétricas y de exclusión a la política, la economía, la cultura y
educación. Allí se establecen prácticas de insostenibilidad, de procesos
depredadores que generan grandes problemas ambientales, económicos, sociales,
educativos y culturales.

Por otra parte, el territorio-local es también un sujeto de operaciones simbólicas,


(allí se da la pertenencia social, la identidad, la institucionalidad y se elabora una
normativa) es el escenario sobre los cuales los actores sociales proyectan sus
concepciones y aspiraciones del buen vivir. Por eso según los pobladores, el
territorio puede ser considerado como refugio, como medio de extracción o de
subsistencia, o como escenario de creación o como fuente de recursos, también
puede ser percibido y usado como área geo-estratégica, como circunscripción
administrativa o como belleza natural y como entorno ecológico para preservar,
también como tierra natal o lugar para construir alternativas queridas y soñadas por
las comunidades educativas.
8
Desear una relación armónicamente dinámica, en medio de aciertos, búsquedas y
limitaciones, incluso en medio de conflictos, entre la economía, la cultura, el
ambiente y política, nos puede llevar a privilegiar el lugar (territorio local) como
escenario de construcción de un proyecto educativo rural; por que “cualquier curso
de acción debe considerar los modelos de naturaleza, cultura y política basados en
el lugar” (Escobar, pág., 159)

A partir de esta afirmación de Escobar nos preguntamos por qué tenemos que basar
en el lugar en la construcción de nuestras propuestas. Y respondemos: porque el
lugar es un espacio donde se habita y se vincula con la vida. Es la ubicación en el
espacio que está dada por el sitio de origen (relación de identidad telúrica, simbólica,
material y espiritual). Según Escobar, esto significa “reconocer que el lugar, el
cuerpo y el ambiente se integran, uno con el otro; que los lugares recogen cosas,
pensamientos y memorias en con-figuraciones particulares; y que el lugar, es un
evento (dinámico y complejo) más que una cosa, y que se caracteriza por su
apertura y no por una identidad unitaria.” Esto significa que las personas y
comunidades no son solo locales. Para las comunidades negras, indígenas, algunas
campesinas y trabajadores rurales la unidad de su territorio con el mundo es la
clave. Las relaciones son el factor determinante y por este motivo los seres
humanos, la naturaleza y las formas de ocupar el territorio no se pueden separar
del mundo cultural, educativo, de las cosmovisiones y creencias profundas de lo
que significa vivir en este mundo.

Principio holístico que afirma que todo está de una u otra manera relacionado,
vinculado con el todo. La realidad se presenta como un todo holístico, con el
conjunto de seres y aconteceres interrelacionados. Por eso, para construir
proyectos de desarrollo educativo un imperativo es tener una visión integral del
territorio.

Teniendo en cuenta estas primeras percepciones sobre lo local queremos


establecer algunas consideraciones de cómo estamos comprendiendo, desde
nuestra experiencia, lo local, y los ángulos de análisis que se asoman como retos
para profundizar:

a. Lo local no se agota en el territorio específico, sobre los territorios locales


existen intereses ligados a los procesos educativos mundiales cuyos
escenarios prospectivos futuros tenemos que considerar con rigor.
b. Los territorios evolucionan incesantemente, en razón de la modernización,
globalización y la geoeconómica.

9
c. Simultáneamente los territorios siguen siendo sujetos culturales, políticos,
ecológicos y se siguen moviendo como espacios y organismos vivos; también
son soportes de la actividad simbólica de los pueblos y a la vez lugares de
inspiración de propuestas culturales de vida. Allí acontecen las relaciones, la
corresponsabilidad, el arraigo, la búsqueda de la armonía, la reciprocidad, la
complementariedad y todas esas fuerzas que conforman la identidad de los
sujetos y los pueblos. ¿Cómo aprovechar estos saberes para generar el
desarrollo humano actual?
d. En los territorios locales se establece la estructura sobre la cual se
fundamenta y se regula la relación: sujeto- sociedad- comunidad con la
naturaleza-cosmos. Por eso, la vida cotidiana de las comunidades rurales
con las que trabajamos se funda en una visión integral de la vida. De esta
manera lo local se hace territorio vital, fundamento telúrico de la existencia
de las comunidades, no es un lugar objeto, sino un lugar con vida, un ser con
cuerpo y alma, un hábitat espíritu-corporal. ¿El reto es una nueva
comprensión espiritual del desarrollo, partiendo de la riqueza de
cosmovisiones culturales que se han desconocido?
e. En el territorio local se manifiesta la mirada del ser humano y su relación con
las demás especies, con su hábitat. Dicha relación construye una
cosmovisión de Ser y Estar en el mundo, en un espacio / tiempo determinado.
La apropiación de este espacio, su ocupación, ordenamiento, la relación con
los otros seres y especies (frontera) y el cultivar, cuidar, co-crear la vida, van
marcando la diferencia de cada territorio. Los pueblos y culturas tienen su
propuesta de vida, más allá de la sobrevivencia y la resistencia, existen
procesos sociales-culturales que avanzan simultáneamente.

Inevitablemente hoy tenemos que hablar de lo local desde el un contexto de la


globalización. Desde hace varias décadas, tres o cuatro, con la evolución acelerada
de las comunicaciones y de las políticas económicas internacionales, la
globalización es un hecho contundente. Sin lugar a dudas el mundo se ha ido
convirtiendo en un gigantesco mundo interconectado. Por eso, cada día es más
claro que en el centro de este proceso mundial está la necesidad del debate sobre
los territorios rurales.

Es obvio que local no se da aislado de los contextos que lo circundan, es inevitable


(de manera positiva o negativa) su relación con los contextos regional, nacional,
mundial. Si bien “asumimos que no existe un modelo único, una forma exclusiva de
proceder y que lo local se presenta de las formas más diversas, respondiendo a
contextos e historias que difieren entre sí” esto no significa que lo local tenga solo
como referencia procesos auto-referenciados de su ámbito propio (algo así como
un desarrollo endógeno y autárquico), lo local tiene, en mayor o menor proporción
10
lazos de dependencia y posiciones de autonomía e independencia frente a procesos
y proyectos más amplios (regionales, nacionales o mundiales), esto dependen de
sus propios pobladores pero también de las oportunidades, decisiones, conflictos,
resistencias, capacidades, intereses y propósitos de estos pobladores que viven en
las localidades concretas.

La relación local – regional – nacional y global se acepta tradicionalmente como una


interdependencia inevitable. Lo externo dominante es lo “civilizado”, es el “modelo
de vida acertado y desarrollado”, lo interno, lo local, lo pequeño, lo provincial /
parroquial es lo “atrasado”, lo “carente” lo señalado como no desarrollado. Por eso
tradicionalmente, hemos trabajado en lo local, esperando que alguien cambiara las
cosas desde arriba, viviendo al margen de lo que acontecía en las altas esferas de
poder y enfrascados en las problemáticas de nuestras particularidades, pero
igualmente hemos malinterpretando y desaprovechando el poder y la fuerza de lo
local para establecer otras posibilidades de crecimiento humano.

Tenemos claro que sin lo local no podemos aspirar a transformar otras esferas. Es
desde esta cercanía en la que podemos construir la vida querida, pero los nuevos
retos apuntan a conectar lo local con lo regional, con lo nacional y lo global,
abriéndonos hacia fuera y mostrándonos al mundo. En este sentido el tono de
nuestra propuesta alienta una dinámica de construir el proceso del desarrollo en la
metáfora de la Red de Interdependencia para que todos podamos habitar la casa
común, de lo contrario más temprano que tarde los problemas crecerán de manera
más acelerada y con menores posibilidades de un cambio positivo e incluyente para
todos los seres humanos y la naturaleza. Por eso la participación de las Escuelas
Normales Superiores se convierte en un elemento clave del momento actual.

Por eso, es en lo cercano, en la colaboración, asociatividad en donde encontramos


la potencialidad, porque las personas comparten espacios, preocupaciones,
valores, cultura, ocupaciones Esta cercanía es lo que puede ser alimentado
positivamente para crear procesos de cambio y transformación de los problemas
educativos en el territorio. Sin embargo, sabemos que la cercanía también genera
mayores posibilidades de roces y conflictos humanos que muchas veces son motivo
de una competencia destructiva, de rompimientos y desacuerdos entre los
miembros de las comunidades educativas. El reto es cómo esta tensión que genera
la cercanía de lo local se convierte en una oportunidad para superar los roces y
fortalecer la convergencia de intereses.

11
Lo rural y el poder de agencia.

Según Machado (2017) la estructura agraria y los órdenes rurales son físicos sino
sociales y políticos, por ello las características del actor, su voluntad y sus
condiciones determinan el juego de relaciones de poder para el desarrollo rural. En
este caso el concepto de agencia que sugiere Amartya Sem (2000) es útil para
comprender las diferenciaciones entre los actores. Este concepto se refiere a la
capacidad del actor social para participar en la toma de decisiones e incidir en los
procesos de desarrollo rural.

Los agentes actúan individual o colectivamente según el grado de organización y


proyecto social. En este orden de ideas, las Escuelas Normales Superiores como
actores o agentes pedagogicos del territoio rural que experiencias y practicas
pedagógicas promueven en el territorio; que noción de ruralidad adoptan individual
o colectivamente como nodos. c) Visión y objetivos de desarrollo rural que proponen
en su práctica pedagógica? ¿cómo se relaciona la educación en su territorio con las
apuestas de desarrollo rural?
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