Farah Beatriz Leyva Batlle 2do Historia del Arte

La arquitectura cubana del siglo XVIII es en términos muy generales de

marcado carácter barroco el cual se contrapone sin dudas a los ejemplos
renacentistas que encontramos en siglos anteriores.

Varios son las edificaciones que ostentan este estilo en uno u otros elementos;
pero es sin dudas la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña el mejor exponente
en el país en cuanto a construcciones militares se trata.

Su arquitecto principal Silvestre Abarca se da a la tarea de diseñar una planta

barroca que se adecua perfectamente a las condiciones del terreno y que tiene
espacios que se entrecortan y que por ende tienden a confundir. En una vista
de su planta además podemos apreciar que posee una forma casi de estrella lo
que está muy acorde con los principios del barroco y todas esas plantas
elípticas, circulares, pentagonales, etc. que se venían elaborando en Europa.

Posee también otros elementos típicos del período como es el revellín. Este
nuevo elemento añadido es más bien una fortificación triangular construida en
piedra la cual es incrementada al cuerpo de la fortificación principal,
específicamente situada frente a este, que tiene como objetivo dividir a la
fuerza atacante.

Vuelve la utilización del baluarte en esta construcción de Abarca los cuales

sobresalen del cuerpo de la fortaleza para lograr una mejor vista de los
atacantes y por tanto una mejor defensa de la ciudad. El material utilizado es la
piedra la cual es dejada casi al natural es decir que es casi imposible encontrar
elementos decorativos añadidos en esta obra lo cual viene dado sobre todo por
su carácter militar. El elemento barroco aquí radica en que las coloraciones
naturales son más bien rojizas.

La Fortaleza de San Carlos de la Cabaña fue llamada así en honor al rey

Carlos III y quizás por la magnitud de a quien se le dedicó posee 700 metros de
largo y una extensión de 10 hectáreas lo que al convierten la mayor fortaleza
que los españoles construyeron en el nuevo mundo