Tema 15

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TEMA 15- La II República (1931-1936)

Introducción

La II República significa el primer ensayo de democracia de masas en la Historia de España. Se dio en


circunstancias internacionales poco favorables, en plena Gran Depresión Económica Mundial,
iniciada con el crack de la bolsa de 1929 (que hizo aumentar el paro y, por tanto, la conflictividad
social), y en plena crisis política de las democracias en Europa, cuando los Totalitarismos
(Fascismo, Nazismo, Stalinismo) dominan la escena política europea y se enfrentan entre sí,
influyendo en España radicalizando poco a poco las posturas de la derecha y la izquierda hacia los
extremismos. Sin embargo, los factores de enfrentamiento fueron fundamentalmente internos.
En una primera etapa de gobierno de centro-izquierda (bienio Reformista) se pone en marcha un
amplio programa de reformas económicas, sociales y culturales, con el objetivo de modernizar el país.
Una segunda etapa de gobierno de la derecha (bienio Contrarreformista) paraliza o deshace las
reformas anteriores, y reprime el movimiento obrero. Por diversas causas, se fue produciendo una
polarización de las posturas políticas hacia la izquierda y la derecha radicales. A partir de las
elecciones de febrero de 1936, en que triunfa una coalición de toda la izquierda (Frente Popular),
continúan las reformas de la primera etapa republicana y se hace patente la división de la sociedad
española en dos bloques antagónicos. Izquierdas y derechas tenían visiones muy distintas en cómo
resolver los problemas de España. Gran parte de la derecha y del ejército conspiran contra el gobierno,
y en julio de 1936 una insurrección militar es el inicio de una larga y cruenta guerra civil.

1- La Constitución de 1931. El Bienio Reformista


Proclamación de la República
La II República se proclama tras las elecciones municipales del 11 de Abril de 1931, convocadas por
el último gobierno de Alfonso XII, el del almirante Aznar, con la pretensión de volver a la normalidad
constitucional anterior a la dictadura de Primo de Rivera. Pero estas elecciones se enfocaron como un
plebiscito entre los republicanos (los partidos firmantes del Pacto de San Sebastián) y los
monárquicos, y dieron aplastante apoyo popular a los primeros en las ciudades, donde no actuaba el
caciquismo. Esa misma noche el rey marcha al exilio, y al día siguiente las ciudades de Sahagún
(León), Éibar (Guipúzcoa) y Jaca (Huesca) proclamaron la República. El día 14 les siguieron las
principales capitales españolas, y los miembros del Comité Revolucionario del Pacto de San
Sebastián se presentan en la Puerta del Sol, toman el poder como Gobierno Provisional y proclaman
la II República en medio del entusiasmo popular.
El Gobierno Provisional
Presidido por Niceto Alcalá Zamora, del partido Derecha Republicana, y formado por políticos de
ese partido (Miguel Maura), de la Izquierda Republicana (Manuel Azaña), del Partido Republicano
Radical (Alejandro Lerroux y Diego Martínez Barrio), del Partido Republicano Radical Socialista
(Álvaro de Albornoz), del PSOE (Indalecio Prieto, Francisco Largo Caballero y Fernando de los
Ríos), de la Organización Republicana Gallega Autónoma (regionalistas gallegos, Santiago Casares
Quiroga) y de Acción Catalana Republicana (nacionalistas catalanes, Luis Nicolau d´Olwer).
Nada más acceder al poder el gobierno provisional decretó unas medidas de urgencia: una amnistía
para presos políticos, proclamación de las libertades políticas y sindicales etc. Se anunciaron unas
reformas agraria y militar y medidas para afrontar la crisis económica. El socialista Largo Caballero
aprobó siete decretos agrarios con medidas urgentes que protegieran a jornaleros y arrendatarios.
Pero inmediatamente tuvo que enfrentarse a dos graves problemas:
- La proclamación de la “República Catalana” por Francesc Maciá el mismo día 14. Tras una
entrevista con tres ministros del gobierno en Barcelona, Esquerra Republicana de Cataluña

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renunciaba a la República Catalana a cambio del compromiso del Gobierno Provisional de que
aprobaría en las futuras Cortes Constituyentes un Estatuto de Autonomía para Cataluña.
- El anticlericalismo. En el mes de mayo se produjo la quema de iglesias y conventos (una decena en
Madrid y un centenar en todo el país) por incontrolados de la izquierda revolucionaria, que veía en los
privilegios de que gozaban el clero una causa más de su miseria; la derecha conservadora y católica se
sentía ofendida por estos actos y veía peligrar su buena posición ante la creciente influencia de los
grupos de la izquierda revolucionaria.
Todas estas promesas de cambio contaron con un amplio apoyo popular, pero también con la
animadversión de la oligarquía agrícola y financiera, parte del ejército y de la Iglesia.

El Gobierno Provisional convocó elecciones a Cortes constituyentes para el 28 de junio. La lista de


fuerza políticas presentadas era muy amplia:
- Partidos republicanos en la izquierda:
De ámbito estatal: el Partido Republicano Radical socialista (dirigido por Sánchez Albornoz), con
cierta implantación entre las clases medias e intelectuales, y Acción Republicana (luego Izquierda
Republicana), que contaba con importantes personalidades como Manuel Azaña. En el ámbito
regional estaba Organización Republicana Gallega Autónoma (ORGA), y Ezquerra Republicana
de Catalunya, este con amplia militancia. Todos estos grupos eran partidarios de grandes reformas,
pero no mantuvieron posturas revolucionarias.
El partido más sólido era el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), que creció sobremanera
durante este período, con dos tendencias: una socialdemócrata, encabezada por Julián Besteiro,
partidaria de retrasar los planteamientos revolucionarios, y otra más revolucionaria, liderada por el
secretario general de UGT, Largo Caballero, que consideraba la República sólo un camino a la
revolución.
- En la extrema izquierda:
Aquí se situaba el Partido Comunista de España (PCE), surgido de la rama revolucionaria del
marxismo tras el triunfo bolchevique en Rusia, y que creció rápidamente entre el movimiento obrero.
Y, a pesar de su apoliticismo, se incluye aquí el Anarquismo. En el seno de la CNT se debatían dos
corrientes: los moderados de Ángel Pestaña, que mostraban un cierto apoyo a la República y
consideraban que la revolución sería obra de un esfuerzo colectivo de los trabajadores organizados
sindicalmente; y los más radicales de la Federación Anarquista Ibérica (FAI), dirigida por Durruti o
García Oliver, que defendían la insurrección armada.
- Formaciones republicanas de centro-derecha:
Partidos que habían contribuido al advenimiento de la República pero que derivaron hacia posiciones
conservadoras contrarias a las reformas, como el Partido Republicano Radical de Alejandro Lerroux
o la Derecha Liberal Republicana de Alcalá Zamora.
- Partidos conservadores y católicos tradicionales:
Se desmoronaron con la proclamación de la República, sobreviviendo una multitud de pequeños
grupos, unos manifiestamente contrarios al nuevo régimen y otros demostrando cierta aceptación pero
con posturas muy conservadoras. Cabe destacar el Partido Agrario, el Partido Liberal Demócrata y
Acción Española (un núcleo intelectual dirigido por José Mª de Pemán y Ramiro de Maeztu, cuya
misión era armar ideológicamente a la derecha y presentar a la monarquía católica y tradicional como
la única defensa frente a la revolución social).
En 1933 estas fuerzas católicas y conservadoras se agruparán en una gran coalición electoral, la
Confederación Española de Derechas Autónoma (CEDA), dirigida por José Mª Gil Robles, que se
opondrá a las reformas y defenderá la propiedad agraria, la influencia de la Iglesia y el Ejército, así
como los intereses de los propietarios.
Y con los mismos objetivos, pero con una actitud claramente hostil a la República, se encontraban
grupos monárquicos como Renovación Española, liderado por José Calvo Sotelo, que defendía
abiertamente la necesidad de un golpe de Estado y que llegó a acuerdos electorales con los carlistas
agrupados en la Comunión Tradicionalista.

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En Cataluña los grupos conservadores estaban representados por la Lliga Regionalista, y en el País
Vasco por el Partido Nacionalista Vasco (PNV).
- En la extrema derecha antirrepublicana:
Pequeños grupos de corte fascista que en 1931 crearon las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista
(JONS), unidas más adelante a Falange Española (partido fundado en 1933 por José Antonio Primo
de Rivera, el hijo del dictador). Con una ideología antidemocrática y una defensa a ultranza del
nacionalismo español, se organizaron en grupos paramilitares de acción directa, dispuestos a
enfrentarse con los militantes de izquierda.

Con una alta participación (70,14%), las elecciones del 28 de junio dieron el triunfo a todos los
partidos que integraban el Gobierno Provisional, que coparon cerca del 90% de los escaños en disputa.
Pero en realidad fue una aplastante victoria de la coalición republicana-socialista (PSOE 116
escaños, Izquierda Republicana 30), por sólo 50 de los partidos de la derecha monárquica y católica.
Constitución de 1931:
Los diputados electos formaron las nuevas Cortes Constituyentes, que elaboraron una nueva
Constitución. Se trató de un texto corto, de 125 artículos, con un marcado carácter democrático-
progresista fruto de la mayoría republicano-socialista que había en las Cortes:
a) En su preámbulo establece la soberanía popular y define al Estado español como una “República
de trabajadores de toda clase que se organizan en régimen de Libertad y de Justicia y donde los
poderes de todos sus órganos emanan del pueblo”.
b) El Estado se configuraba de forma “integral”, pero se aceptaba la posibilidad de constituir
gobiernos autónomos en algunas regiones, al tiempo que reconocía las lenguas nacionales.
c) Establecía la división de poderes de la siguiente manera:
- El poder legislativo residía plenamente en las Cortes, unicamerales (Congreso de los Diputados). Sus
miembros eran elegidos cada 4 años por sufragio universal para mayores de 23 años, incluyendo por
primera vez en la historia de España a las mujeres.
- El poder ejecutivo recaía en el Consejo de Ministros, presidido por el Presidente o “jefe del
gobierno”, y en el Presidente de la República o “Jefe de Estado”, elegido por el Congreso de los
Diputados por 6 años. Entre las competencias de éste, restringidas y siempre bajo el control de la
Cámara, se encontraba la de nombrar al jefe del gobierno.
- El poder judicial se confiaba a unos jueces independientes, y se establecía el jurado popular.
d) Amplia declaración de derechos y libertades: libertad de expresión, de reunión, de asociación, de
circulación, de libre residencia, de correspondencia, de inviolabilidad del domicilio; obligatoriedad (y
gratuidad) de la enseñanza primaria; derecho a la propiedad individual; igualdad de ambos sexos en la
admisión de cargos públicos y ante el derecho a la educación y el trabajo.
e) Preveía la posibilidad de expropiación forzosa de cualquier tipo de propiedades por causa de
utilidad pública, mediante indemnización, así como la opción de nacionalizar los servicios públicos.
f) Establecía nuevos símbolos: bandera tricolor (morada, roja y amarilla), escudo e himno.
g) El Estado español declara que no tiene religión oficial (laico), estableciendo la separación entre la
Iglesia y el Estado. Los artículos referidos a este tema fueron los más debatidos. Al considerar a
España un Estado laico, la Constitución estableció, con la oposición de las fuerzas conservadoras y
católicas, la libertad de conciencia y culto, la desaparición del presupuesto de culto y clero, el
matrimonio civil, el divorcio, los cementerios civiles, la prohibición a las órdenes religiosas de
impartir enseñanza y la disolución de las que imponen un voto especial de obediencia distinta al
Estado (por ejemplo los jesuitas).
La Constitución del 31 recogía fundamentalmente las aspiraciones de la conjunción republicano-
socialista ganadora de las elecciones del 31, y sentó las bases para las grandes reformas que
formaban parte de su programa político (tierra, educación, cuestión religiosa etc.), al tiempo que
suponía una democratización de las antiguas estructuras del Estado. Pero no fue aceptada por todos
los grupos políticos, lo que sin duda le hubiese otorgado más estabilidad. El texto, aprobada por
amplia mayoría pero sin un consenso total, puso de manifiesto las profundas discrepancias entre la

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izquierda y la derecha, sobre todo en lo referente a la cuestión religiosa y la autonómica. Los sectores
católicos se opusieron a la no-confesionalidad del Estado, provocando durante la elaboración del
texto la dimisión de los católicos del gobierno Provisional (Miguel Maura y Alcalá Zamora, del
partido Derecha Republicana), por lo que Manuel Azaña sustituyó a Alcalá Zamora en la jefatura del
Gobierno provisional. La derecha no tardaría tiempo en conspirar contra ella al no ver recogido
su ideario católico-conservador. Pero tampoco satisfacía a la extrema izquierda revolucionaria,
que veía en ella una muralla contra la revolución social.
Aprobada la Constitución en diciembre de 1931, se nombra el primer gobierno constitucional: de
manera conciliadora las Cortes nombran a Alcalá Zamora (Derecha republicana) Presidente de
la República, y a Manuel Azaña (Izquierda Republicana) Presidente del Gobierno.

Las reformas del bienio republicano-socialista.


Entre diciembre de 1931 y septiembre de 1933 Manuel Azaña acometió las más profundas reformas
habidas en España desde el inicio de la revolución liberal en el reinado de Isabel II.
a) La reforma militar:
. Objetivo: disminuir el excesivo número de oficiales, modernizar al ejército español y hacerlo fiel a
la República.
. Medidas para conseguirlo:
- Se publicó la “ley de retiro de la oficialidad”, por la que todos los militares que quisieran se podrían
retirar con el sueldo íntegro, y los que se quedaran tendrían que prometer fidelidad a la República.
- Se cerraron academias militares, en concreto la de Zaragoza, cuyo director era el general Franco.
- Se suprimieron todos los tribunales militares,
- Se creó la Guardia de Asalto, fiel a la República, entrenada especialmente como guardia urbana.
. Valoración: la modernización, con más y mejores armas (cañones, fusiles, municiones, aviación,
etc.) quedó sin solucionar. Amplios sectores del ejército vieron en esta medidas un manera encubierta
de minar su poder, no aceptando la supremacía de lo civil sobre lo militar, y aunque se retiraron
voluntariamente 10.000 oficiales, el que los que se quedaran fueran fieles pronto se demostraría falso.
b) La reforma religiosa:
. Objetivo: conseguir un Estado laico y limitar la influencia de la Iglesia.
. Medidas para conseguirlo (algunas ya fijadas en la Constitución):
- Se estableció la libertad religiosa y la libertad de cultos.
- Se permitió el matrimonio civil y el divorcio, así como los cementerios civiles.
- Se suprimieron las subvenciones del Estado a la Iglesia para el “mantenimiento de culto y clero”.
- Se aprobó la “Ley de Congregaciones”, que prohibía a las órdenes religiosas la venta de sus bienes
ante el riesgo de que evadieran capital del país, y limitaba los bienes que podían tener.
- Se disolvió la Compañía de Jesús, orden religiosa que un voto especial de obediencia al Papa.
- Se prohibió el ejercicio de la enseñanza a todas las órdenes religiosas.
. Valoración: todas estas medidas supusieron el enfrentamiento con altos cargos de la Iglesia (algunos
de los cuales fueron expulsados del país, como Pedro Segura, el cardenal primado de España), que
veía esfumarse un poder y unos privilegios de los que había disfrutado durante siglos, y la oposición
en general de los católicos.
c) La reforma agraria:
Fue el proyecto de mayor envergadura iniciado por la República, si consideramos el papel que
representaba la agricultura en la economía española: ocupaba a la mitad de la población activa, siendo
en su mayor parte jornaleros y aparceros. Además, en Andalucía, Castilla y Extremadura más del 50%
de la tierra estaba en manos de un reducido grupo de grandes propietarios.
En 1932 el ministro de Trabajo Largo Caballero, tras larga discusión en las Cortes, aprueba la “Ley de
Bases para la Reforma Agraria” en medio de una enorme presión: de los campesinos, organizados
por la CNT y el PCE en tierras extremeñas y andaluzas para pedir repartos de tierra, y de una derecha
que había constituido la Agrupación Nacional de Propietarios Agrarios para intentar frenarla y que
había apoyado el fallido pronunciamiento del general Sanjurjo contra la República.

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Objetivo: eliminar los latifundios y repartir a los jornaleros esas tierras que, por no estar cultivadas o
constituir propiedades abusivamente grandes, se consideraban causa principal de la miseria campesina.
Medidas de la Ley de Bases de la Reforma Agraria:
- Se expropiaron con indemnización a sus propietarios las tierras cultivadas deficientemente o las que,
pudiendo ser regadas, no lo eran. Y se expropiaron sin indemnización los latifundios de una parte de la
nobleza (los Grandes de España) por ser excesivamente grandes y por apoyar el golpe de Sanjurjo.
- Estas tierras pasaban a propiedad del Instituto para la Reforma Agraria (IRA), quien a su vez se
las entregaba a unas Juntas provinciales que las repartía en parcelas a los campesinos.
Valoración: el proceso tardó mucho en ponerse en marcha porque el IRA debía elaborar primero una
relación de tierras expropiables, que eran muchas. Además, por la crisis económica el dinero para las
indemnizaciones fue escaso, lo que ralentizó aún más el proceso. A la ley se opusieron los
propietarios. Por todo ello los decepcionados campesinos (en dos años sólo habían sido asentados unos
12.000 campesinos extremeños de los 120.000 previstos) empezaron a ocupar tierras por su cuenta,
enfrentándose con la Guardia Civil, encargada del orden público en las zonas rurales.
d) Las reformas sociales:
Objetivo: mejorar las relaciones laborales, tanto en el campo como en las fábricas.
Medidas:
Largo Caballero aprobó leyes que desarrollaron sus decretos del Gobierno Provisional:
- Ley de laboreo forzoso, que obligaba a los propietarios poner en cultivo sus latifundios.
- Ley de Términos municipales, que obligaba a los patronos a contratar obreros de la localidad.
- Ley de Jurados Mixtos, encargados de resolver los conflictos entre trabajadores y empresarios.
- Se aprobó la semana laboral de 40 horas y el aumento de salarios en las fábricas, mientras que en el
campo se redujo también la jornada laboral a ocho horas y se crearon los seguros sociales.
- Se prohibió poner fin a los contratos de arrendamiento en el campo.
Valoración: estas medidas irritaron a los propietarios de tierras y fábricas, que se negaron a aplicarlas.
e) La reforma educativa y cultural:
Realizada por el ministro de Instrucción Pública, el socialista Fernando de los Ríos.
Objetivo: garantizar el derecho de todas a una educación pública, gratuita, obligatoria y laica, y poner
fin a una de las lacras de la sociedad española, el analfabetismo (en 1931 el 50% de la población).
Medidas:
- Para atender al mas de millón y medio de niños que no iban a la escuela, y para sustituir a los
colegios religiosos, el Estado aprobó la Ley de construcciones escolares. A finales de 1932 se habían
creado unas 10.000 de las 27.000 nuevas escuelas que se necesitaban.
- Se crearon 7.000 plazas de maestros, mejorando su sueldo.
- Se prohibió dar clases a las Congregaciones religiosas, además de eliminarse la religión como
asignatura obligatoria.
Valoraciones: no hubo dinero para afrontarla, ya que los ingresos de l Hacienda Pública cayeron por
la depresión económica. El problema se agravó pues el Estado había prohibido a las Congregaciones
religiosas impartir enseñanza, pero la Iglesia se negó a cerrar sus colegios y prohibió a los católicos
que matricularan a sus hijos en las escuelas del Estado. La enseñanza se convirtió en un asunto que
enfrentó a la República con la derecha católica.
Otra medida cultural importante fueron las Misiones Pedagógicas, que se crearon en el verano del 33
para llevar algo de cultura y alfabetización a los adultos en la España rural. Colaboraron profesores
(incluso García Lorca) y estudiantes universitarios, con bibliotecas ambulantes, dando conferencias,
charlas, recitales de poesía, proyectando películas y organizando conciertos, obras de teatro y
exposiciones con reproducciones de obras del Prado. El gobierno de Azaña trata de hacer realidad el
lema regeneracionista de Joaquín Costa “escuela y despensa”, con el objetivo de acabar con el hambre
intelectual y física de la “España profunda”.
e) La reforma regional:
Objetivo: solucionar el tema de la diversidad territorial, que había ido acentuándose durante el reinado
de Alfonso XIII y que era uno de los compromisos del Pacto de San Sebastián.

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Medidas:
- Tras rechazar las Cortes un primer proyecto de estatuto para Cataluña, llamado Estatuto de Nuria,
porque respondía a un modelo federal de Estado y rebasaba lo que se había aprobado en la
Constitución de 1931, en 1932 se aprueba en las Cortes el Estatuto de Cataluña, que creaba un
gobierno (la Generalitat) y un parlamento propios con competencias en materia económica, social,
educativa y cultural, reconociendo la cooficialidad del catalán. Otras competencias como Defensa,
Aduanas y Asuntos Exteriores quedaban reservadas al gobierno de Madrid. Las primeras elecciones
legislativas al Parlamento dieron mayoría a Esquerra Republicana de Catalunya y Maciá fue
elegido presidente de la Generalitat (a su muerte le sucede Companys)
- Por su parte, los vascos y navarros también deseaban un reconocimiento similar, y el PNV y los
carlistas presentaron un proyecto de Estatuto de Estella, que se basaba en el restablecimiento de los
fueros vascos. Pero su concepción federalista y tradicionalista (fijaba un Estado confesional vasco)
chocó con la oposición del republicanismo de izquierda y de los socialistas, que lo consideraban “en
exceso confesional, escasamente democrático e incompatible con la constitución republicana”, con lo
que se rechazó. La aprobación de otro Estatuto se vio frenada por el cambio de gobierno de 1933, y su
aprobación definitiva se retrasó hasta la guerra civil.
- Al proyecto de Estatuto para Galicia le pasó algo similar que al vasco, y nunca llegó a aprobarse.

Valoración del proceso reformista


A pesar del progreso que suponían, las reformas polarizaron la vida política española, al ser
rechazadas por los sectores afectados (Iglesia, ejército, empresarios y propietarios de tierras). Y así:
a) En la derecha:
- Algunos militares y políticos participaron en conspiraciones monárquicas contra la República, como
la del general Sanjurjo en Sevilla, en 1932.
- Las fuerzas políticas fueron reorganizándose desde 1933:
· Los partidos de la derecha conservadora y católica forman la CEDA, una coalición electoral para
ganar las elecciones y parar las reformas. Estaba liderada por Gil Robles).
· Los monárquicos alfonsinos forman el Bloque Nacional, dirigido por José Calvo Sotelo.
· El ejército formó la UME (Unión Militar Española).
· La extrema derecha forma organizaciones, influidas por el fascismo italiano o el nazismo alemán,
como Falange Española (dirigida por José Antonio Primo de Rivera) o las J.O.N.S. (Juntas de
Ofensiva Nacional Sindicalista, de Onésimo Redondo y Ramiro Ledesma), fusionadas en 1934.
b) En la izquierda:
Los obreros y campesinos vieron frustradas sus esperanzas por la lentitud y el fracaso de las reformas
y se radicalizan hacia la extrema izquierda, aumentando los apoyos al anarquismo (el comunismo era
aún muy débil en España). Los sindicatos anarquistas (CNT y FAI) protagonizaron movilizaciones
en cuencas mineras e industriales (como la del Llobregat en 1932), y ocupaciones de tierras en medio
de graves enfrentamientos con la guardia civil, como en Castilblanco (Badajoz) y Arnedo (Rioja) en
1931, o en Casas Viejas (Cádiz) en 1933. Aquí, campesinos anarquistas de la CNT se apoderaron del
pueblo y acabaron con la vida de dos guardias civiles del puesto. El gobierno envió refuerzos (Guardia
Civil y Guardia de Asalto) y uno de los cabecillas anarquistas (Seisdedos) se atrincheró en su casa, a la
que las fuerzas de orden público prendieron fuego, acribillando a balazos a sus seis ocupantes (uno de
ellos un niño); después se detuvo y ejecutó a doce campesinos más. La opinión pública y el
Parlamento se conmovieron; los cenetistas y comunistas atacaron ferozmente al gobierno; la derecha
aprovechó también para aumentar sus críticas a Azaña, que se encontró solo.

A lo largo de 1933 se fue haciendo evidente la crisis de la coalición republicano-socialista y el


desgaste del gobierno, que fue perdiendo la confianza de las clases populares y medias, y que se vio
desacreditado como consecuencia de las duras medidas policiales adoptadas para controlar el orden
público y mantener la legalidad vigente. En estas condiciones Azaña dimitió, y el presidente de la
República Alcalá Zamora disolvió las Cortes y convocó elecciones para noviembre de 1933.

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2- El Bienio radical-cedista y la revolución de 1934

Las elecciones celebradas en noviembre de 1933 dieron la victoria a los partidos de centro-derecha
(en concreto al Partido Radical de Alejandro Lerroux y a la CEDA de Gil Robles). La abstención
promovida por los anarquistas (que consideraban a la República como burguesa y habían perdido la
confianza en ella) y el voto femenino, por primera vez en la historia y mayoritariamente conservador,
fueron las causas de este triunfo. La CEDA, que consiguió algunos diputados más que el Partido
Radical, necesitaba de éste para llevar adelante su programa “rectificador”, consistente en revisar la
constitución y una “reforma” de las reformas azañistas. Por ello, cuando el presidente de la República,
Alcalá Zamora, nombra presidente de gobierno a Alejandro Lerroux para evitar un mayor
desplazamiento hacia la derecha (en una coyuntura europea de auge de los fascismos, identificados por
muchos con la CEDA), Gil Robles decidió apoyarlo a cambio del compromiso de desactivación de
las grandes reformas del primer bienio y a la “espera de obtener todo el poder” (se dispuso a
llevar a la práctica la táctica de tres fases enunciada dos años antes: primero prestar su apoyo a un
gobierno presidido por Lerroux, luego dar luego un paso adelante exigiendo la entrada en el gobierno
y finalmente recibir el encargo de presidirlo y dar un "giro autoritario" a la República construyendo un
régimen similar a las dictadura corporativistas que acababan de instaurarse en Portugal y en Austria).
Los socialistas interpretaron estas palabras de Gil Robles como una amenaza de golpe de Estado y
advirtieron que de entrar algún miembro de la CEDA en el gobierno responderían con una revolución.
Labor del nuevo gobierno del partido Radical:
- Frenó la reforma agraria. Se fijó la devolución de las tierras a la nobleza o se les concedió una
cuantiosa indemnización, se anuló la cesión temporal de tierras mal cultivadas a los campesinos de
Extremadura y se concedió total libertad de contratación. Se suscitó un ambiente de revancha en el que
los propietarios trataron de desquitarse de las reformas anteriores bajando los salarios y contratando a
campesinos de otras localidades, para vengarse de los jornaleros locales (les decían: “¿no queríais
República?, pues comed República”), a lo que los campesinos respondieron con numerosas huelgas.
- Contrarrestó la reforma religiosa mediante la dotación de un presupuesto para culto y clero.
- Amnistía para los sublevados con Sanjurjo y para los colaboradores de la dictadura de Primo.
- Se enfrentó con la Generalitat (gobernada por republicanos de izquierda) a raíz de la promulgación
en Cataluña en 1934 de la “Ley de Contratos de cultivos”, según la cual los campesinos arrendatarios
de las viñas (rabaissaires) podían acceder a la propiedad de las tierras que trabajaban transcurridos 12
años, pagando a los propietarios unos precios tasados. Estos buscaron apoyo en la conservadora Lliga
Catalana, que consiguió el apoyo de las Cortes españolas y enviaron la ley de la Generalitat al
Tribunal de Garantías Constitucionales, el cual determinó su inconstitucionalidad y anuló sus efectos.
El gobierno de la Generalitat no lo aceptó y aprobó una ley prácticamente idéntica a la anterior.
- Se enfrentó con los nacionalistas vascos al paralizar la aprobación de su Estatuto de autonomía.
Consecuencias de la política Radical-Cedista:
La paralización de las reformas que tantas esperanzas habían creado, provocó la radicalización
en las filas del PSOE y la UGT, cuya ala izquierdista, liderada por Largo Caballero, proponía no
colaborar más con las fuerzas burguesas y propiciaba la revolución social, mientras que el sector más
moderado, liderado por Indalecio Prieto, defendía la necesidad de colaborar con los republicanos de
izquierda para estabilizar la República y profundizar en el proceso reformista. El sector radical del
PSOE y los anarquistas declararon una guerra abierta contra el nuevo gobierno, que se materializó en
la proliferación de huelgas y conflictos. Ante esta situación, la CEDA endureció su posición y, tras una
concentración celebrada en septiembre en Covadonga, reclamó una acción contundente en materia de
orden público, exigiendo participar directamente en el gobierno bajo la amenaza de retirar su apoyo
parlamentario. El presidente Lerroux accedió y en octubre de 1934 otorgó tres carteras ministeriales
(Justicia, Agricultura y Trabajo) a la CEDA, que había mantenido siempre una cierta ambigüedad
respecto de la legalidad republicana y no escondía sus simpatías hacia el fascismo.
La entrada de miembros de la CEDA en el gobierno fue interpretada por la izquierda como un camino
abierto hacia el fascismo, por lo que la reacción no se hizo esperar, produciéndose la Revolución de

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octubre de 1934. El 5 de octubre, por iniciativa de la UGT y con escasa participación de la CNT, se
produjeron huelgas en las grandes ciudades como medio de defender la democracia republicana y el
reformismo social. La insurrección fracasó por la falta de coordinación y por la contundente respuesta
del gobierno, que decretó el estado de guerra. Sólo adquirió cierta gravedad en Asturias y Cataluña:
● En Asturias los mineros protagonizaron una revolución social que duró 2 semanas, fruto del
acuerdo de anarquistas, socialistas y comunistas. Columnas de mineros armados ocuparon los pueblos
de la cuenca, tomaron cuarteles de la Guardia Civil y sustituyeron los ayuntamientos por comités
revolucionarios que asumieron el abastecimiento de alimentos, transportes, suministro de agua y
electricidad, servicios sanitarios y vigilancia. Sitiaron Oviedo y derrotan al ejército, pero el gobierno
entregó plenos poderes al general Franco, que hizo traer tropas de la Legión. La resistencia minera se
prolongó durante diez días, pero finalmente fueron derrotados con un elevado número de muertos y
heridos. La represión subsiguiente fue brutal, con miles de detenidos, encarcelados y ejecutados.
● En Cataluña la revuelta tuvo un carácter más político, en un momento en que la autonomía se
veía en peligro por la paralización sufrida en el traspaso de las competencias autonómicas y por la
llegada de ministros de la CEDA, contrarios al autonomismo. Contó con el apoyo del presidente de la
Generalitat, Lluis Companys, quien proclamó el 6 de octubre la República Catalana dentro de la
República Federal Española. Al mismo tiempo, una alianza de fuerzas (PSOE, UGT, Unión de
Rabassaires y comunistas) organizaba una huelga general. Pero la negativa de la mayoritaria CNT a
apoyar la huelga y la escasa participación ciudadana, hicieron fracasar la insurrección. El gobierno
declaró el estado de guerra y el ejército, al mando del general Batet, ocupó el palacio de la
Generalitat. Como represalia hubo más de 3500 detenidos, entre ellos todos los miembros del gobierno
catalán y del Ayuntamiento, se suspendió el Estatuto de autonomía y se anuló la Ley de Contratos de
Cultivos (Azaña, que en ese momento se encontraba en Barcelona, fue encarcelado, y en Madrid
fueron detenidos muchos líderes del Comité de huelga, entre ellos Largo Caballero).
Las consecuencias inmediatas de la revolución de octubre no se dejaron esperar, y durante 1935:
- La derrota obrera envalentonó a la patronal, que ejerció la represión económica: rebajaron salarios,
aumentaron las horas de trabajo, se despidió a obreros sindicados y se controlaron los sindicatos.
- La influencia de la CEDA en el gobierno aumentó al conseguir 5 carteras (Gil Robles fue nombrado
ministro de la Guerra y Franco Jefe de Estado Mayor). La CEDA se mostró partidaria de aplicar las
condenas con rigor y de acelerar las medidas contrarreformistas, al tiempo que se presentaba a las
Cortes un anteproyecto para modificar la Constitución, la gran aspiración de Gil Robles.
Este proyecto no llegó a ser votado, como consecuencia de la crisis de gobierno iniciada en otoño
de 1935. El Partido Radical se vio afectado por una serie de escándalos de corrupción, como el
caso del estraperlo (nombre derivado de David Strauss y su socio Perl, quienes intentaron implantar
en varios casinos españoles un tipo de ruleta eléctrica que rozaba los límites del fraude, sobornando
con fuertes sumas de dinero a algunos hombres importantes del Partido) y por casos de malversación
de fondos, lo que agravó las diferencias en el interior de la coalición gubernamental. Los radicales de
Lerroux estaban completamente deslegitimados para gobernar y se hacía imprescindible un relevo en
el poder. Gil Robles intentó que le nombraran presidente del gobierno, pero Alcalá Zamora, temiendo
que eso significase la aparición de una dictadura de derechas, se negó y decidió convocar nuevas
elecciones para febrero de 1936, las últimas elecciones democráticas hasta 1977.

3- Las elecciones de 1936 y el Frente Popular

Para la nueva convocatoria electoral la izquierda decidió unir sus fuerzas, por lo que en estas
elecciones desaparece el multipartidismo anterior y se forman dos bloques antagónicos:
♦ Los partidos de izquierda (republicanos, socialistas y comunistas) y algunos grupos de la burguesía
se agruparon en el Frente Popular, para el que incluso los anarquistas pidieron el voto. La idea de una
coalición electoral semejante no era española, había surgido en Europa para parar el avance fascista en
las urnas y que no se repitiera un triunfo como el nazi en Alemania en 1933, que llevó a Hitler al poder
y al desmantelamiento de la democracia alemana. Un Frente Popular triunfará en Francia.

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♦ La mayor parte de los partidos de derecha se coaligaron en el llamado Bloque Nacional (CEDA,
monárquicos y tradicionalistas), llegando a acuerdos parciales con la Lliga Regionista de Catalunya,
los radicales y los centristas, pero fracasando en su intento con la Falange Española de José Antonio
Primo de Rivera. No lograron confeccionar una candidatura única para toda España ni redactar un
programa electoral consensuado. Mientras tanto, la UME (Unión Militar Española) se mostró
dispuesta a derribar la República mediante un pronunciamiento.
El resultado de las elecciones dio el triunfo al Frente Popular, que se alzó con la victoria debido en
parte a dos razones: a que los anarquistas no hicieron campaña a favor de la abstención, ante la
promesa de una amnistía para los presos de 1934; y a que las masas moderadas, que antes habían
votado al Partido Radical, ahora le habían vuelto la espalda y votado a la izquierda. La CEDA
prácticamente conservaba los mismos votos. Los partidos de centro sufrieron una gran derrota.
Tras el triunfo del Frente Popular, el 19 de febrero de 1936 el nuevo Parlamento vota la destitución
de Alcalá Zamora y su sustitución por Manuel Azaña como Presidente de la República, con la
oposición de la derecha y de buena parte de los militares. Casares Quiroga es nombrado presidente
de gobierno. El nuevo ejecutivo, compuesto por republicanos de izquierda y apoyado por los
socialistas, puso rápidamente en marcha el programa pactado en la coalición electoral. Así:
- Se decretó una amnistía para los presos de 1934 (fueron excarcelados unos 30.000 presos políticos.
- Se obligó a las empresas a readmitir a muchos obreros despedidos a raíz de las huelgas del 34.
- Se restableció el Estatuto de Autonomía de Cataluña, y Companys es reelegido presidente,
iniciándose las negociaciones para la aprobación de los estatutos para el País Vasco y Galicia.
- Se reanudó el proceso reformista interrumpido por el bienio anterior: reforma agraria
(reanudándose los asentamientos de campesinos), educativa etc.
- Se trasladó lejos de Madrid a generales proclives al golpismo contra la Repúblicas (Franco a
Canarias, Mola a Navarra, Goded a Baleares etc.).
En los meses siguientes la tensión aumentó mucho en España:
- Por una parte, los sectores más conservadores de la sociedad reaccionaron negativamente a los
proyectos reformistas: muchos propietarios de tierras se opusieron a las nuevas medidas, algunos
empresarios industriales cerraron sus fábricas y expatriaron capitales, la Iglesia temía el retorno a una
política educativa que consideraba anticlerical (rechazaba el cierre de los colegios religiosos, el
aumento de maestros en la enseñanza pública y la enseñanza de niños y niñas juntos en el aula).
- Por otra parte, esperanzados ante unas expectativas de cambio, los partidos de izquierda y los
sindicatos se lanzaron a una movilización popular. En las ciudades se convocaron huelgas; en el
campo la impaciencia de los jornaleros les llevó a ocupar las tierras sin esperar los trámites de la
expropiación prometida por el gobierno, a lo que los propietarios respondían con las armas y la
Guardia Civil intervenía, casi siempre apoyando a los patrones (con una actitud revanchista éstos se
negaban a contratar jornaleros, prefiriendo perder la cosecha).
En poco tiempo el Gobierno del Frente Popular se vio cogido entre dos fuegos:
- Una derecha que pasó abiertamente a la conspiración, la provocación y el enfrentamiento.
- Una extrema izquierda obrera que, en vez de apoyar al Gobierno, se dejó arrastrar a la radicalización
y a responder a las provocaciones. En las ciudades ardieron de nuevo algunas iglesias.
En las ciudades creció la tensión y la violencia callejera se agravó con el choque entre las
organizaciones paramilitares sindicalistas y los grupos falangistas y cedistas. Los carlistas también
organizaron su milicia armada, el requeté. Esta alteración del orden público fue el problema más
grave que tuvo el gobierno republicano, y es la excusa que pusieron los sectores más conservadores
para empezar a preparar un golpe de estado militar contra la República. El 8 de marzo de 1936, en
una reunión mantenida en Madrid, generales como Mola, Varela y Franco acordaron derribar
mediante un pronunciamiento al gobierno del Frente Popular con la colaboración de Falange y los
requetés, que estarían subordinadas a su mando. El general Mola diseñaría los planes militares
adecuados para garantizar el levantamiento, y se establecieron unos claros objetivos: suspender la
Constitución, disolver las Cortes y encarcelar o fusilar a políticos y sindicalistas considerados
peligrosos; e instaurar un Directorio Militar presidido por Sanjurjo, exiliado en Portugal.

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El asesinato de Calvo Sotelo el día 14 de julio, como represalia por el del teniente Castillo, miembro
de la Guardia de Asalto e instructor de las milicias socialistas, es el detonante que acelera los
preparativos para la insurrección. En la mañana del 17 de julio cada uno había recibido la consigna, a
través de un telegrama enviado por Mola, pero algo falló. Muchos mandos militares no se sumaron a la
rebelión y las masas populares se lanzaron a las armas para defender los logros de la República.
Fracasado el golpe se iniciaba una guerra civil que se prolongaría durante tres largos años.

4- La cultura española de la Edad de Plata


La Edad de Plata de la cultura española, entre 1898 y 1936, se considera la segunda en importancia
a continuación del Siglo de Oro. El florecimiento de la vida cultural española en estos años se hace
patente en el número y categoría de artistas, escritores, científicos, ensayistas, filósofos, y un público
más culto. Una serie de condiciones especiales que se dan en estos años lo hacen posible:
a) Una verdadera democratización, que permite libertad de pensamiento hasta entonces desconocida.
b) La herencia regeneracionista, que se refleja en la importancia concedida a la educación y en la
necesidad de una política estatal que apoye la cultura y la investigación científica.
c) El salto de la sociedad española hacia la alfabetización y la escolarización aumenta el consumo de
prensa y libros. Se crean empresas editoriales, nuevos periódicos, se crean bibliotecas populares etc.
d) Madrid se consolida como centro de creación cultural y científica, favorecida por la presencia de
las academias, la Universidad Central, el Ateneo de Madrid y la Institución Libre de Enseñanza.
Barcelona, cosmopolita y abierta a las influencias europeas, es el otro centro cultural del país.
e) La sucesión de varias generaciones de pensadores y artistas, que debaten entre ellos y ejercen de
maestros para el resto de los intelectuales, consiguiendo renovar las ideas estéticas y culturales:
- La Generación del 98 y modernismo. Caracterizada por su crítica al sistema político de la
Restauración y por su pesimismo existencial. Unamuno, Maeztu, Azorín, Pío Baroja, Valle Inclán,
Antonio Machado. También pertenecen a esta generación filólogos o historiadores (Altamira,
Menéndez Pidal), pintores (Rusiñol, Zuloaga) arquitectos (Gaudí, Doménech), músicos (Albeniz,
Granados, Falla) e investigadores (Ramón y Cajal).
- La generación del 14. Busca soluciones para los problemas de España y la abren a las vanguardias
europeas, a la ciencia moderna y a la integración en Europa, a la que el país debía imitar. El líder
espiritual de esta generación es el filósofo y ensayista José Ortega y Gasset, y la forman escritores
(Juan Ramón Jiménez, Pérez de Ayala), pensadores (Eugenio D´Ors, Azaña), científicos (Marañón) y
pintores (Gutiérrez Solana, Picasso).
- La generación de preguerra (los hijos del cambio). La generación de intelectuales y artistas de las
décadas de 1920 y 1930 son los jóvenes de la República, acostumbrados a los movimientos de
vanguardia europeos. Difunden el surrealismo, viajan por el extranjero, y quieren cambios, progreso,
modernidad y democracia para España. Destacan dentro de este grupo la generación de poetas de
1927 (Lorca, Alberti, Aleixandre, Jorge Guillén, Salinas, Cernuda) a la que se suman otros (Gerardo
Diego, Dámaso Alonso, Miguel Hernández), arquitectos (Sert), cineastas (Buñuel), pintores (Dali,
Miró) o científicos (Severo Ochoa).
- La guerra civil y el triunfo del franquismo supone el final de la democracia en España y produce
el empobrecimiento de la cultura española en las siguientes décadas: muerte, cárcel y campos de
concentración para los intelectuales más comprometidos; exilio temporal o definitivo para otros
muchos; aislamiento interior, represión, miedo y censura impuestos para todos. La dictadura franquista
acabó con la edad de plata de la cultura española y el magisterio de estas tres generaciones de
pensadores, intelectuales y científicos.
CONCEPTOS:
República. Constitución de 1931. Estado Laico. Soberanía popular. CEDA. PCE. Frente
Popular. FAI. Anticlericalismo. Jefe de Estado. Jefe de Gobierno. Manuel Azaña. Gil Robles.
José Antonio Primo de Rivera. Dolores Ibarruri. Bienio Reformista. Bienio negro. 1931. Octubre
de 1934. Febrero de 1936. Edad de Plata de la cultura española.

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