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Inclusión y P.E.I.

Hacia la inclusión educativa

MIÉRCOLES, 10 DE OCTUBRE DE 2007


PROYECTO EDUCATIVO INSTITUCIONAL
Según José Antonio García Fernández todo lo que rodea al niño en todas las horas del día
constituyen material para el proyecto educativo. “El modelo educativo en el que la institución
escolar reúna ese conjunto de condiciones para que el niño –y no sólo el niño que tenga alguna
discapacidad- tenga asegurada su interacción positiva con todos los elementos del sistema. Dicho
en otras palabras, la integración no puede darse en cualquier contexto, sino en aquél que se basa
en una estructura flexible, que integra los elementos del propio ambiente socio-familiar en el
currículo, que establece programas diferenciados según las características individuales y con
criterios y planteamientos abiertos.”[1]

Todas las personas están en condiciones de aprender siempre y cuando estén dadas las
condiciones. El Proyecto Educativo Institucional y el Proyecto Pedagógico Individual brindarán el
marco para que todos los alumnos, en especial aquellos que tengan alguna necesidad educativa
especial, aprendan.

El PEI deberá:

· Establecer alumnos con qué tipos de necesidades educativas especiales está en condiciones de
acompañar la escuela.
· Especificar la cantidad de alumnos con NEE que habrá por curso y en toda la Institución.
· Especificar el criterio de calificación y promoción. Especificar la forma en la que se dejará
constancia del nivel del alumno al promocionar cada grado.
· Constar el máximo de maestras integradoras que podrán trabajar en una misma aula.
· Delimitar las funciones de cada uno de los miembros del equipo directivo, de coordinación, de
los docentes y de los padres.
· Establecer los mecanismos por los cuales se decidirán las adaptaciones que deban realizarse,
sean de acceso, sean propiamente curriculares o de contexto.
· Establecer mecanismos de evaluación con el fin de establecer un control de los logros
alcanzados por los alumnos.
· Constar las exigencias que se demandarán al equipo profesional del alumno
§ Diagnóstico claro ¿Qué necesidad educativa tiene?
§ Pronóstico ¿Cuáles son sus potencialidades? ¿Qué puede lograr? ¿Qué se le puede exigir y qué no?
§ Recomendaciones para el trabajo en el colegio ¿Cómo les parece que se puede desarrollar el
máximo de su potencialidad? ¿Qué estrategias se pueden implementar en el aula, con el grupo,
etc.?

· Establecer convenios con distintas empresas con el fin de posibilitar la futura inserción laboral
de los alumnos que no puedan continuar estudios universitarios

El Proyecto Pedagógico Individual es la herramienta con la que se concreta el proyecto de


integración para cada uno de sus alumnos. La realidad misma del ser humano y sobre todo si
tiene alguna necesidad educativa especial, haría imposible trabajar con generalidad aplicable a
todos los casos. El nivel de compromiso que debe tener una institución que se compromete a
trabajar con una persona que necesite un acompañamiento individualizado debe ser muchos
mayor que el que tiene con cualquiera de sus alumnos.
Las adecuaciones deben ser efectivas, pues su objeto es el posibilitar el acceso y progreso en el
currículo de un alumno concreto. [2]
· ¿Qué enseñar? ¿Cuándo, cómo enseñar? ¿Qué, cuándo y cómo evaluar?
· Determinar si se deben modificar los tiempos previstos para la consecución de los objetivos
curriculares.
· Establecer una jerarquía de los contenidos que debe aprender el alumno. Y determinar las
prioridades.
· Establecer si el currículo será el ordinario con algunas adaptaciones, si tendrá adaptaciones
significativas o si se realizará un currículo especial.
· Establecer si las adaptaciones serán por un tiempo determinado o se deberán realizar a lo largo
de toda la escolaridad. [3]

El sentido de prestar atención a la diversidad “está en garantizar una respuesta educativa


ajustada para aquellos que por sus particulares circunstancias y contextos están en desventaja y
tienen mayores dificultades para beneficiarse de la educación escolar.”[4]
El fundamento cristiano para que un colegio de la educación especial se fundamenta en la
parábola de los talentos, que relata que cada uno tiene talentos pero no todos en la misma
medida, unos uno, otros cinco, otros diez y que el desarrollo de la personas pasa por trabajar
esos talentos en la medida en la que se posean. Al que tiene un talento se le pedirá que lo haya
trabajado pero no en la misma medida que aquel que tiene cinco o diez. Si la responsabilidad de
cada persona está en trabajar sus propios talentos, la responsabilidad del educador está en ser un
instrumento eficaz a la hora de ayudar a sus alumnos a desarrollar esos talentos. Podemos decir
que la santidad del educador católico estará relacionada en la medida en que brinda condiciones
de educabilidad a sus alumnos según la diversidad de talentos que poseen.

Bibliografía

[1] García Fernández, José Antonio. Integración escolar: Aspectos didácticos y organizativos.
Univ. Nacional de Educación a distancia. Madrid. 1998. Pág. 38.
[2] Cfr. Ministerio de Cultura y Educación El aprendizaje en alumnos con necesidades educativas
especiales. 1999 Pág. 11.
[3] Cfr. Gallardo Ruiz, J., Gallego Ortega, J. Manual de Logopedia escolar. Ediciones Aljibe, 2º
Edición. Málaga. 1995. Págs. 542 – 543.
[4] Cfr. Ministerio de Cultura y Educación Op. Cit. Pág. 8.
Equipos de apoyo
Hacia la inclusión educativa

MIÉRCOLES, 10 DE OCTUBRE DE 2007

Equipos de apoyo

La educación de los alumnos con n.e.e en la escuela ordinaria no puede afectar sólo a alguno de
los profesores de un centro, ni debe ser únicamente un objetivo de un reducido grupo de ellos. Al
contrario, se debe plantear como una tarea conjunta que supone situar este objetivo entre los
centrales y prioritarios del colegio.
La respuesta educativa a estos alumnos pone de manifiesto la necesidad de que existan equipos
de profesores estables y equipos directivos sólidos y conscientes de su responsabilidad, y que
unos y otros reciban el apoyo y los medios para plantearse la integración como una tarea
colectiva.

Frente a ésta situación, el Acuerdo Marco Para La Educación Especial plantea la existencia de
servicios educativos de apoyo a las instituciones de educación común y de la comunidad, los
cuales ofrecen los apoyos específicos para la evaluación y la atención de alumnos con n.e.e,
transitorias o permanentes, dentro del ámbito de la educación común, en todos sus niveles, y en
las instituciones de la comunidad. Ellos son los articuladores del proyecto educativo de estos
alumnos y su desarrollo, cuyas principales funciones son las siguientes:

ü Aplicar estrategias para la prevención e identificación de las necesidades educativas especiales


de todos los alumnos, su evaluación, intervención, y seguimiento, en una tarea conjunta con los
docentes de las instituciones comunes a lo largo de todos los niveles del sistema educativo y el
sistema no formal.
-Contribuir a la transformación de las prácticas profesionales de los equipos docentes, ampliando
la cobertura educativa en la educación común de los alumnos con necesidades educativas
especiales.
-Investigar sobre las condiciones de sus contextos de influencia, para producir desarrollos
curriculares, materiales de trabajo y estrategias específicas de acuerdo a las problemáticas
presentadas.
-Establecer canales de comunicación, consulta, información y apoyo a los padres, orientando su
participación y compromiso con el proceso educativo.
-Relevar y coordinar los recursos comunitarios, personales e institucionales que permitan
potenciar la actividad de las instituciones educativas.
-Ofrecerse como centro de recursos, información y asesoramiento para toda la comunidad de
influencia, y para un conjunto de instituciones educativas y de organizaciones que integren
personas con necesidades especiales.[1]

El Acuerdo Marco Para La Educación Especial afirma que estos servicios son equipos de apoyo a
las tareas pedagógicas. Ellos están conformados por los docentes y profesionales de otras
especialidades que se sumaran de acuerdo a las necesidades, trabajando con modalidades inter o
trasdisciplinarias.

Los apoyos proporcionados por los equipos de orientación educativa y psicopedagógica en relación
con los centros se concretan en:

1. Valoración y orientación educativa (por pedagogos, psicólogos, médicos, asistentes sociales,


Lic. en Cs. De la Educación, y demás profesionales convenientes)
§ Prevención y detección temprana
§ Evaluación pluridimensional
§ Elaboración del programa de desarrollo individual
§ Orientación técnico pedagógica
§ Colaboración y orientación a padres.

2. Refuerzo pedagógico (maestros especializados, psicopedagogos, Lic. en Cs. de la Educación)


§ Facilitación de asistencia técnico pedagógica.
§ Seguimiento del programa de desarrollo individual.
§ Adaptación de recursos.
§ Orientación a padres.

3. Tratamiento y atención personalizada (en función de las características y necesidades de


cada alumnos que lo precise)
· Logopedia.
· Fisioterapia.
· Psicoterapia.
· Psicomotricidad.[2]

Creemos importante destacar que “el equipo no reemplaza a la figura del docente, sino que le
sirve de apoyo, asesorando, y realizando sugerencias, de acuerdo a cada niño y su situación. El
trabajo interdisciplinario es fundamental donde el intercambio y enriquecimiento desde distintas
perspectivas permitan un análisis y evaluación integral de las situaciones. Cada profesional
deberá especializarse para realizar un apoyo pedagógico didáctico en la escuela común. Este
apoyo demanda, por un lado, un conocimiento de las NEE que pueden presentar los alumnos
integrados. Por otro, requiere un manejo de Didáctica General y de las didácticas especiales para
ayudar al docente en la diversificación del curriculum común.”[3]

Bibliografía

[1] Ministerio de Cultura y Educación. Consejo Federal de Cultura y Educación. Acuerdo Marco
Para La Educación Especial.
[2] García Fernandez, J.A. Integración escolar. Aspectos didácticos y organizativos. Pg 152.
[3] Apuntes de Cátedra.
Escuelas inclusivas
Hacia la inclusión educativa

MIÉRCOLES, 10 DE OCTUBRE DE 2007


Escuela Inclusiva
Cuando hablamos de escuela inclusiva se suele pensar en los establecimientos destinados a niños
y adolescentes con discapacidad. Pero la escuela inclusiva no se limita a esa población sino que
se orienta a un grupo mucho mayor, formado por niños, adolescentes y jóvenes que por
diferentes razones tienen dificultades para aprender en la escuela.
La escuela inclusiva ofrece el espacio para lograr el reconocimiento del derecho que todos
tenemos a pertenecer a una comunidad, construir cultura e identidad con los otros y a educarnos
en las instituciones formalmente reconocidas, cualquiera sea el medio social, la cultura, la
ideología, el sexo, la etnia o situaciones personales derivadas de una discapacidad física,
intelectual, sensorial o, incluso, de una sobredotación intelectual.

Cuando se habla de “inclusión” es común confundirlo con el término de “integración”. Si bien son
términos muy similares, contienen una diferencia. La integración se refiere al proceso de enseñar
juntos a niños con y sin n.e.e. La inclusión es una concepción mucho más profunda. La escuela
inclusiva enfatiza el sentido de comunidad, para que todos tengan la sensación de pertenencia,
apoyen y sean apoyados por sus pares y demás miembros de la comunidad escolar, al tiempo que
se encuentran respuestas adecuadas a sus necesidades educativas especiales.

En la inclusión, el centro de atención es la transformación de la organización y la respuesta


educativa de la escuela para que acoja a todos los niños y jóvenes, y tengan éxito en el
aprendizaje.
El mérito de las escuelas inclusivas es que, además de ser capaces de dar una educación de
calidad a todos los alumnos, se logre cambiar las actitudes de discriminación, para crear
comunidades que acepten a todos, y por ende, colaboren en la construcción de una sociedad
integradora[1].

El principio general que debe regir en las escuelas inclusivas es que todos los niños deben
aprender juntos omitiendo sus dificultades y diferencias individuales, centrando su mirada en las
fortalezas. Deben adaptarse a los diferentes ritmos de aprendizaje de los alumnos y garantizar
una enseñanza de calidad. Los alumnos deben recibir todo el apoyo adicional necesario para
garantizar una educación eficaz.

El principal reto de la integración de alumnos con n.e.e en escuelas comunes consiste en


modificar las actitudes y la organización de la institución escolar en su conjunto. Esto implica
cambios en todo el proyecto educativo, influyendo principalmente en:

Principios educativos y objetivos generales.


Normas de convivencia.
Planificación de la enseñanza.
Ordenación de ciclos, grupos, etc.
Organización de los recursos.
Conexiones con los servicios de apoyo.
Disposición de los espacios y su distribución.
Metodología empleada.
Criterios y métodos de evaluación.[2]

Es importante señalar algunos aspectos que obstaculizan la integración escolar. De entre ellos se
encuentran:
Excesivo número de alumnos por aula
Limitaciones del edificio escolar
Ausencia o mala planificación de la enseñanza
Ausencia de servicios de apoyo
Ausencia del trabajo de equipo por parte de profesores y alumnos
Criterios rígidos de evaluación
Falta de comunicación centro-familia.[3]

En contrapartida de estos aspectos, la escuela inclusiva debe asumir ciertas características para
que ésta logre asegurar el buen funcionamiento de la integración escolar. De entre ellas se
destacan:

1) Tamaño del centro: no más de diez o doce unidades.


2) Número de alumnos por aula: un máximo de dos niños integrados en aulas de entre 25-30
alumnos.
3) Sistema de poder: centro organizado por órganos en cuyas decisiones hay participación
conjunta.
4) Nivel de comunicación interna: existencia de órganos colegiados (Consejo Escolar, asamblea de
padres, etc.).
5) Comunicación entre la escuela y su entorno social: integración también en la colectividad
(barrio, familia, sociedad).
6) El trabajo en equipo de los profesores y su estabilidad: permanencia estable de los
profesores.[4]

Para que el centro escolar pueda asumir con éxito la integración, también es necesario tener en
cuenta que el profesor posea una actitud de aceptación positiva de las diferencias, como también
una buena preparación psicopedagógica para estar capacitado a observar y conocer a sus
alumnos, para adaptar mejor la enseñanza y sus condiciones a las características particulares de
cada uno. Además es necesario que la estructura interna de los grupos manifieste un grupo
cohesionado. Por último, también es necesario agregar la importancia de la metodología
empleada basada en las particularidades de cada alumno.

Gran parte de la labor a favor de la inclusión, es proporcionada (como es mencionado) por la


escuela. Sin embargo, ésta tarea no le corresponde solamente a ella, sino que nos corresponde a
todos, al estado, a la sociedad, a todo el sistema educativo, y también a la Iglesia. De allí, ésta
afirmación:
“Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. Si el
designio salvífico es total, consecuentemente, la comunidad educativa de inspiración cristiana,
tiene que ser testigo y profeta de la inclusión”.[5]

Bibliografía

[1] Dadamia, Miguel. Lo especial en la educación. Pg 66.


[2] García Fernandez. Integración escolar. Aspectos didácticos y organizativos. Pg 143.
[3] Idem. Pg 144.
[4] Idem. Pg 144-147.
[5] XXI Congreso Interamericano de Educación Católica. Pg 11
EDUCADORES INCLUSIVOS
Hacia la inclusión educativa

MIÉRCOLES, 10 DE OCTUBRE DE 2007


Formación docente
La formación docente es esencial para poder atender a las necesidades educativas especiales, sin
ella es muy difícil educar.
Los docentes actuales no poseen la suficiente capacitación y muchas veces la apertura necesaria.
Les resulta más fácil continuar con el modelo tradicional de enseñanza, el cual, evidentemente,
no es plenamente educativo ya que no atiende específicamente a las necesidades de cada
alumno.
El docente debe buscar capacitarse para poder responder a las diferentes necesidades
educativas, sean especiales o no.
Es importante que el docente tenga en cuenta en el proceso de enseñanza algunos factores que
influyen en el modo de aprender[1]:

- Las claves naturales: los alumnos necesitan profesores que les ayuden a aprender cómo utilizar
sus habilidades de forma fluida y natural en su ausencia, aplicando lo aprendido en contextos
naturales.

- El entorno de aprendizaje: los profesores tienen que procurar un ambiente estimulante que
respalde el éxito del alumno.

- La ayuda individual: la ayuda que requiere cada alumno es diferente. El profesor debe ser
consciente de las exigencias de ayuda pueden requerir las actividades planificadas.

- La motivación del alumno: los profesores deben valorar el tiempo que los alumnos emplean para
aprender en relación con la motivación y los incentivos asociados a los aprendizajes que se
proponen.

- El ambiente de aprendizaje: Los profesores deben procurar una estructura positiva que anime a
la adquisición de conductas sociales de cooperación, respaldando las iniciativas de los alumnos.

- La evaluación y ajustes sobre la marcha: los profesores deben tener información sobre el grado
de comprensión de los contenidos que van consiguiendo los alumnos, trabajando sobre sus
errores, interviniendo en la resolución de problemas y proporcionándoles oportunidades para que
apliquen lo aprendido.

El establecimiento de reglas y procedimientos deben contribuir a proporcionar un ambiente


adecuado en el que se desarrollen actitudes acordes con el respeto al otro, la ayuda mutua,
creando una interdependencia positiva entre los alumnos, en detrimento de la competitividad y
de las situaciones de fricción entre ellos.

Trabajar con un grupo de clase heterogéneo significa que la organización de la clase puede ser
más compleja y que el profesor debe ceder responsabilidad a los propios alumnos, fomentando el
control sobre su propio proceso de aprendizaje, a la vez que asume iniciativas y argumentos de
los alumnos para el establecimiento de normas.

La realidad presenta nuevos modos de organización y gestión de clase, nuevos modos de trabajar
(diversificación de las estrategias de enseñanza) y nuevos modos de evaluar el aprendizaje.[2]
Aspectos a tener en cuenta en una inclusión

El docente trabaja con personas buscando el pleno desarrollo de las mismas, es por eso que no
puede darse una “receta” para ser un educador inclusivo aunque deben tenerse en cuenta ciertos
aspectos:
- Agenda: ayuda al alumno a organizarse y ubicarse en el tiempo.
- Comunicación: es clave. Debe ser constante y debe dar seguridad. Predomina el contacto visual.
Puede ser necesario reiterar las consignas.
- Módulos cortos: favorecen a la atención.
- Descansos: son necesarios para poder realizar las actividades.
- Movilidad corporal: es un modo de descanso. Evita la dispersión en el trabajo.
- Evaluaciones por partes: favorece el rendimiento.
- Monitoreo: debe ser permanente.
- Hábito de auto-evaluación: permite al alumno darse cuenta si realmente entendió.
- Organización de los materiales en el escritorio
- Ubicación en el aula
- Compañero de banco: ayuda a desarrollar hábitos de trabajo y vínculos sociales
- Estructuración parcial de los recreos:

Estos son algunas cuestiones que debe tener en cuenta el docente para la inclusión. Debe
observar que conducta es prioritaria y modificable frente a la persona concreta y las
circunstancias.

Algunos profesionales nos cuentan sus experiencias:

“Aunque sea poca mi experiencia, me alcanzó para descubrir que todos los hombres tenemos
necesidades educativas especiales.
Integrar un niño para mi es hacer de puente entre la realidad y sus posibilidades. Pero lo más
importante que hay que tener en cuenta es que no adaptamos al niño sino que adaptamos la
realidad a las características de una persona determinada. Por eso también creo que es
importante conocer muy bien al niño en todos sus aspectos, y volver a “evaluar” o monitorear
periódicamente porque siempre hay nuevos logros que debemos utilizar y tener en
cuenta.Integrar un chico es darle la posibilidad de que él mismo cree sus propias herramientas
para conocer el mundo. Es armar con él una “nueva y propia ventana” por donde el pueda mirar
la misma y aun más amplia realidad que todos vemos. Por eso hay que integrar desde todos los
ámbitos de la vida humana, no solo contenidos escolares.”

Patricia maestra de 4º grado de un colegio privado de la ciudad de buenos aires trabaja con un
alumno con Asperger La experiencia fue muy buena, ayudó mucho el equipo que trabaja desde
afuera del colegio, la maestra integradora, que forma parte de ese equipo es un buen vínculo
entre ellos y el colegio. Que esté Pedro en el aula fue muy bueno para sus compañeros que
entendieron que no todos tienen las mismas necesidades y que el colegio está dispuesto a ayudar
a aquel que lo necesita. La mayor dificultad, por lo que me contaron, fue trabajar el año pasado
para que Pedro vaya adquiriendo autonomía pues se estaba acostumbrando a trabajar siempre
con andamiaje.

Bibliografía

[1] Stainback, S. y Stainback, W, Aulas Inclusivas. Narcea.. Madrid, 1999.


[2] Cfr. García Pastor, Carmen, “La Respuesta Educativa a la Diversidad”. Congreso Internacional
de Educación Especial, San Luis, 2004. p. 41-42

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