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Ensayo 1
Ensayo 1
Esta inquietante pregunta es una de las más aborda dentro de la pedagogía moderna y ha
inquietado a muchos autores durante los comienzas de la pedagogía. Desde la antigua Grecia,
pasando por la edad media y el renacimiento hasta llegar a la cumbre de lo que hoy se conoce
como modernismo o post modernismo, la pregunta de como aprehenden los estudiantes ha sido
abordada por diferentes autores los cuales sin duda han hecho grandes aportes entre los cuales
encontramos a Piaget, Vygotsky entre otros. Si bien todos autores aun logrados de alguna forma
enmarcar estas maravillosas ideas debería yo aquí asumir y afirmar que todo tipo de pensamiento
fuera del contexto histórico y temporal carece sin duda de validez por cuanto no esta impregnado
de cultura y de tiempo real. A cultura me refiero a que no se ubica en el tiempo, lugar al que
corresponde y al cual se le atribuyen todas estas características propias de una población. Es decir,
no es lo mimo como aprende un niño del siglo XVIII en un país como Holanda por ejemplo a cómo
podría aprender un niño de sur América en pleno siglo XXI. Y a tiempo me refiero como ya se
puedo haber deducido a la correspondencia del lugar espacial y temporal que en los hechos
encuentran su lugar. Ambos factores sin duda son imprescindibles si queremos comprender como
los estudiantes aprehenden, pero independientemente de las casusas sociales e históricas que
podamos entrever aquí hay que advertir que hay una variable la cual sin duda trasciende cualquier
barrera temporal que el aprendiz o el que enseña puede cruzar. Y me refiero pues aquí a un
aspecto propio del comportamiento humano que trasciende más allá de las barreras del tiempo de
cada época, de cada suceso histórico que nos rodea y que va ligado, más junto a algo propiamente
relacionado con la moral. Así pues, se preguntará el lector lo siguiente: ¿cómo la moral puede
estar relacionada a través del tiempo y de los sucesos o hechos históricos con la enseñanza? Y es
aquí donde la imaginación toma vuela y nos desvirtuamos de todos aquellos pedagogos que en su
gran esfuerzo de estandarizar la enseñanza o las formas en las que se aprende lograron solo
estandarizar la educación propia de su época pues los esfuerzos de la moral y sus tentáculos
abarcan en si todas las épocas, todos los métodos, todas las formas y todas las costumbres. Y es
aquí cuando la palabra de la moralidad surge bajo la forma del ejemplo. ¿Y quién no más que el
maestro para dar el ejemplo ?, Ya antes un importante pensador colombiano llamado Estanislao
Zuleta no hablaba pues de como esa necesidad del salir del huevo es inmediata para romper con la
mediocridad y el adoctrinamiento. El maestro es quien mediante un acto de moralidad pura con su
profesión y su que hacer desde el ejemplo enseña certeramente la lección importante mas
histórica. La lección del “mira como lo hago yo” “mira como lo disfruto yo” “mira como me deleito
en mi disciplina”. Finalmente, el pensamiento por un lado transmite conceptos mientras que por el
otro transmitimos emociones. Durante siglos se transmitieron miedos, inseguridades y falsas
ideas, hoy en día se sabe que el ejemplo como forma de enseñanza es la fuerza más poderosa.
Enseñamos a amar, enseñamos la pasión por lo que amamos y mas que enseñar transmitimos lo
que amamos para que otros aprendan a aprender sintiendo la misma súbita pasión.