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Procedia - Social and Behavioral Sciences 139 (2014) 305 – 313

XIII Congreso Internacional de Teoría de la Educación

XIII International Congress on Theory of Education

Transversal competences for employment and profile of excellent


university students
Competencias transversales para el empleo y perfil de los alumnos
universitarios excelentes
Bernardo Gargallo Lópeza*, Cruz Pérez Pérezª
a
Universidad de Valencia, Departamento de Teoría de la Educación, Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación, Avda. Blasco Ibáñez, 30,
46010, Valencia, España

Abstract

The relationship between the field of training -university- and the working environment is absolutely essential. The university
must train its students to satisfy the needs of society, to build knowledge and to develop critical thinking but it cannot elude the
commitment to prepare competent professionals. This paper shows the growing interest in researching on the labour insertion of
graduates. The concept of competence is analysed and the differences between generic and specific competences are studied. The
generic or transversal competences proposed by the Tuning project and other studies are delimited. Such competences,
considered as key competences for employment, are contrasted with the data from an investigation that aimed to establish the
profile of excellent university students. It is found that most of these skills are integrated into this profile. Working in the
university to develop excellence also allows us to develop competences for employment.
©
© 2014
2014 The
The Authors. Published by
Authors. Published by Elsevier
Elsevier Ltd.
Ltd. This is an open access article under the CC BY-NC-ND license
Peer-review under responsibility of the Organizing Committee of CITE2014.
(http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/3.0/).
Peer-review under responsibility of the Organizing Committee of CITE2014.
Keywords: competences for employment; transversal competences; excellent students

* Autor para correspondencia. Tel.: +34 -963-864-793; fax: +34-963-864-035.


Correo electrónico: bernardo.gargallo@uv.es

1877-0428 © 2014 The Authors. Published by Elsevier Ltd. This is an open access article under the CC BY-NC-ND license
(http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/3.0/).
Peer-review under responsibility of the Organizing Committee of CITE2014.
doi:10.1016/j.sbspro.2014.08.004
306 Bernardo Gargallo López and Cruz Pérez Pérez / Procedia - Social and Behavioral Sciences 139 (2014) 305 – 313

Resumen

Las relaciones entre el ámbito formativo –universidad- y el entorno laboral son absolutamente necesarias. La universidad tiene
que formar a sus estudiantes para satisfacer las necesidades de la sociedad, construir conocimiento y desarrollar el pensamiento
crítico, pero no puede eludir el compromiso de preparar profesionales competentes. En este trabajo se constata el creciente interés
por la investigación sobre la inserción laboral de los titulados. Se analiza el concepto de competencia y se diferencia, también,
entre competencias genéricas y específicas. Se delimitan las competencias genéricas o transversales propuestas por el proyecto
Tuning y por otros estudios. Se contrastan tales competencias, que se consideran clave para el empleo, con los datos de una
investigación que pretendía establecer el perfil de los alumnos universitarios excelentes. Se encuentra que la mayoría de tales
competencias se integran en dicho perfil. Trabajar en la universidad para desarrollar la excelencia permite, también, desarrollar
las competencias para el empleo.
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2014 The Authors. Published
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Peer-review under responsibility of the Organizing Committee of CITE2014.
Palabras clave: competencias para el empleo; competencias transversales; alumnos excelentes

1. Introducción

La universidad es una institución educativa cuya misión esencial es preparar profesionales competentes que
puedan realizar una función social relevante y que sean capaces de ir más allá, generando conocimiento nuevo e
investigación de calidad. Es verdad que en ocasiones se ha planteado el debate entre distintas concepciones de la
misión de la universidad: si ésta debe ser la excelencia o el servicio a la sociedad, por ejemplo. Sin embargo, ambas
concepciones son compatibles: la vocación de servicio a la sociedad no está reñida con perseguir la excelencia de los
estudiantes, sino al contrario. Si entendemos la excelencia como ese compendio de competencias, capacidades y/o
cualidades que acompañan al buen profesional (que suponen, como poco, buen conocimiento de su ámbito de
formación y capacidad para aplicarlo, habilidades relacionadas con el aprender a aprender, habilidades de resolución
de problemas en el contexto personal y profesional, actitudes de compromiso social, de ética, de honradez, disciplina
y esfuerzo, capacidad de trabajo en equipo, habilidades sociales, habilidades comunicativas, etc.) ese servicio social
que tiene prestar la universidad no puede realizarse si no es a través de ese esfuerzo por propiciar la excelencia de
sus estudiantes.
Las relaciones entre el ámbito formativo y el laboral son absolutamente necesarias. Es absurda la demanda que se
repite de cuando en cuando, de ¡fuera empresas de la universidad!, proveniente de grupos de extrema izquierda. Al
contrario, la universidad, sin hacer dejación de sus principios fundacionales, de formar ciudadanos comprometidos
con la mejora de la sociedad y de perseguir la generación del conocimiento, no puede permanecer de espaldas a la
sociedad y precisa de una relación fluida con las empresas, las administraciones y los sectores productivos, nichos
naturales de inserción de sus titulados.
De hecho, la investigación sobre la inserción laboral de los titulados universitarios y sobre las competencias para
el empleo ha cobrado fuerza y se dispone de trabajos relevantes (Pascarella, 2001; Kuh, 2001; Robertson, Carnes y
Vice, 2002; Cabrera, Weerts y Zulick, 200; Vargas Zúñiga, 2004) y de gran envergadura, como los del proyecto
CHEERS (Careers after Higher Education. A European Research Survey) (http://www.uni-
kassel.de/wz1/TSEREGS/goals_e.htm) y los del proyecto REFLEX (The Flexible Professional in the Knowledge
Society. New Demands on Higher Education in Europe) (http://www.fdewb.unimaas.nl/roa/reflex/index.htm), en los
que ha participado España. En el contexto español hay también bastantes estudios, como la Encuesta de Inserción
Laboral de la ANECA (ANECA, 2004) (http://qualitas.usal.es/docs/egresados_insercion_laboral_2003.pdf) y el
estudio Las demandas sociales y su influencia en la planificación de las titulaciones en España en el marco del
proceso de convergencia europea en Educación Superior (Fundación Universidad-Empresa, 2005)
(http://www.fue.es/50545212/52932375669.pdf). También son relevantes las sucesivas ediciones de la Guía de
Empresas que Ofrecen Empleo (Fundación Universidad-Empresa). Así mismo, los informes del Observatorio de la
Inserción Laboral de los Jóvenes, del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE). En 2011 se
publicó la sexta edición del Observatorio de inserción laboral de los jóvenes españoles (García-Montalvo y Peiró,
Bernardo Gargallo López and Cruz Pérez Pérez / Procedia - Social and Behavioral Sciences 139 (2014) 305 – 313 307

2012) (http://www.ivie.es/downloads/docs/mono/mono2012-01.pdf). De entre los diversos observatorios


constituidos en las universidades españolas, destacamos el OPAL (Observatorio de Inserción Profesional y
Asesoramiento Laboral) -cuyo objetivo fundacional básico es ayudar en la inserción laboral a los estudiantes y
titulados de la Universidad de Valencia, nuestra universidad, y mejorar sus posibilidades profesionales-, y los
sucesivos estudios de inserción de sus titulados (http://www.fundacio.es/opal/index.asp?pagina=481).
Son también relevantes los informes del Observatorio Permanente de la Inserción Laboral auspiciado por la
Universidad de la Laguna (García, 2005 y 2006; García, Díaz y Ramírez, 2008) (OPSIL)
(http://www.fg.ull.es/es/noticia/nuevos_estudios_sobre_la_insercion_laboral_de_las_personas_tituladas_en_la_ull/2
32/). De entre ellos destacamos el informe Las competencias para el empleo en los titulados universitarios (García,
Díaz, Ramírez y Castro, 2008). Lo hacemos porque enlaza con las competencias propuestas por el proyecto Tuning,
al que luego hacemos mención, y porque aporta valoraciones de la importancia de tales competencias de los diversos
sectores implicados, algo que nos interesa en el trabajo que aquí presentamos.
En este contexto, la búsqueda de conexión entre las necesidades laborales y la formación de los futuros
empleados ha encontrado en el término competencia un elemento relevante. Aunque ya desde los años 70 del pasado
siglo ocupa importancia creciente en la literatura, en nuestro entorno ha sido a partir de los trabajos de la OCDE y
del proceso de Bolonia, cuando ha cobrado especial relevancia.
Las competencias suponen integración de conocimientos, habilidades, actitudes y valores. El Proyecto DeSeCo –
Definición y Selección de Competencias- de la OCDE (2005) (http://www.deseco.admin.ch/) entiende las
competencias como “la habilidad de enfrentar demandas complejas” (OCDE, 2005: 3), utilizando recursos
psicosociales (incluyendo destrezas y actitudes) en un contexto particular. La OCDE agrupa las que considera
“competencias clave” en tres grandes dimensiones. Actuar de forma autónoma, Usar herramientas de forma
interactiva y Saber interactuar en grupos heterogéneos (OCDE, 2005: 4).
Para la Comisión de las Comunidades Europeas (2005) el término competencia incluye a) competencia cognitiva
(conocimientos), implicando el uso de teorías y conceptos b) competencia funcional (habilidades), aquellos aspectos
que una persona debe ser capaz de hacer cuando desarrolla actividades en un área determinada de trabajo,
aprendizaje o actividad social; y también saber conducirse a sí mismo/a en situaciones específicas, y c) competencia
ética (actitudes y valores).
Un trabajo relevante desarrollado en este contexto es el proyecto Tuning, coordinado por la Universidad de
Deusto y la de Groningen. En él hay cuatro grandes líneas de trabajo: 1) la definición de las competencias genéricas
de la Educación Superior, 2) la definición de las competencias específicas de cada área, 3) la utilización del Sistema
Europeo de Transferencia y Acumulación de Créditos (ECTS), y 4) la generación de procedimientos y herramientas
que fomenten la calidad universitaria, especialmente en enseñanza, aprendizaje y evaluación. Las competencias se
entienden como “conocer y comprender (conocimiento teórico de un campo), saber cómo actuar (la aplicación
práctica y operativa del conocimiento a ciertas situaciones) y saber cómo ser (los valores como parte integrante de la
forma de vivir en un contexto social)” (González y Wagenaar, 2003: 8).
Las competencias específicas corresponden a las áreas de conocimiento, como la Química o la Pedagogía y se
encuentran muy próximas a los conocimientos de las áreas. Las competencias genéricas son las comunes a
cualquier titulación, debiendo trabajarse desde cualquier área y nivel. El Proyecto Tuning elaboró un modelo de
competencias genéricas que incluye treinta organizadas en tres grandes grupos: instrumentales, interpersonales y
sistémicas (Tabla 1):

Tabla 1. Competencias genéricas del Tuning (tomado de García, Díaz, Ramírez y Castro, 2008:55)
Competencias instrumentales Competencias interpersonales Competencias sistémicas
Capacidad para aplicar el conocimiento
Capacidad para el análisis y la síntesis Capacidad de crítica y auto-crítica
en la práctica
Capacidad de organización y planificación Trabajo en equipo Habilidades de investigación
Conocimientos generales de tipo básico Habilidades interpersonales Capacidad para aprender
Capacidad para trabajar en equipos Capacidad para adaptarse a nuevas
Conocimientos de la profesión
multidisciplinares situaciones
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Comunicación oral y escrita en la propia Capacidad para comunicarse con expertos


Capacidad para generar nuevas ideas
lengua en otras áreas
Apreciación de la diversidad y
Conocimiento de una segunda lengua Liderazgo
multiculturalidad
Habilidades elementales de manejo del Habilidad para trabajar en un contexto Comprensión de culturas y costumbres
ordenador internacional de otros países
Capacidad para trabajar de forma
Habilidades de gestión de la información Compromiso ético
autónoma
Resolución de problemas Diseño y dirección de proyectos
Toma de decisiones Iniciativa y espíritu emprendedor
Interés por la calidad
Motivación de logro

Las competencias que los alumnos deben lograr en su formación universitaria son muchas -demasiadas, si
atendemos a los documentos de verificación de los títulos, a las fichas técnicas y a sus guías docentes-; ello es así
porque el diseño demandado por el proceso de convergencia de Bolonia fue demasiado rápido y hubiera necesitado
de mayor sosiego, reflexión y consenso; tampoco ayudó la falta de regulación del Ministerio que, en un cambio
radical de rumbo, decidió, contrariamente a lo previsto, no establecer ningún tipo de troncalidad ni obligatoriedad
para todo el territorio nacional, dejando a las universidades la responsabilidad de realizar el propio diseño curricular
sin tales elementos de referencia, con la única excepción de las titulaciones reguladas.
En este trabajo vamos a partir de las competencias genéricas o transversales, denominadas también transferibles,
llave, para el empleo, etc. (García Espejo e Ibáñez Pascual, 2006) referidas a conocimientos, habilidades y actitudes
que permiten que el sujeto se desenvuelva con éxito en diversidad de tareas y funciones profesionales, lo que las
hace transferibles a distintos ámbitos (García, Díaz, Ramírez y Castro, 2008).
Los rápidos cambios del entorno demandan del estudiante una utilización eficaz de los conocimientos,
habilidades y actitudes adquiridos en la formación universitaria y, a la vez, capacidad de aprendizaje permanente
que le permitan una actualización continua para desenvolverse eficazmente en un entorno cambiante, adaptándose a
las necesidades y, a la vez, innovando en los respectivos ámbitos laborales. El cambio de modelo en la educación
superior supone que el estudiante, además de adquirir conocimientos especializados, debe adquirir competencias
transversales (Comisión de las Comunidades Europeas, 2005).
Dada su diversidad, no vamos a referirnos a las competencias específicas, diferentes en la mayoría de los casos
en las diversas titulaciones, que dicen referencia a la propia área y al propio campo de conocimiento, así como a su
aplicación en un ámbito profesional dado.
En lo referido a las competencias genéricas, seguiremos en este trabajo la propuesta de García, Díaz, Ramírez y
Castro (2008), derivada de un ambicioso proyecto de investigación. El trabajo aludido es deudor de otros
previamente realizados, que le han servido de referencia, tales como McClelland (1973), Boyatzis (1982), Spencer y
Spencer (1993), Alles (2005), el Modelo de Competencias de la OCDE (2005) y el Modelo de Competencias
utilizado en el Proyecto Tuning. Se trata de un proyecto riguroso que analiza la importancia que los diversos
colectivos implicados (estudiantes de últimos cursos, egresados de titulaciones oficiales, profesores y empleadores)
atribuyen a las competencias genéricas previamente definidas y también a los déficits formativos detectados en la
carrera. En ambos casos se utilizó una escala Likert de cinco grados. El trabajo de campo se realizó en 2007 y 2008.
Queremos insistir en que hay una coincidencia fundamental entre las competencias recogidas en el proyecto Tuning
y las que traen el García, Díaz, Ramírez y Castro (2008: 71-73), aspecto éste que ha influido en nuestra decisión de
utilizar su trabajo como referente básico.
La valoración realizada por los cuatro colectivos consultados –profesores, alumnos, egresados y empleadores-
permitió establecer las preferencias de cada uno de ellos en lo referente al grado de importancia de las diversas
competencias y también la preferencia global, que se recoge, priorizada, en el listado siguiente:
1. Trabajo en equipo
2. Motivación, entusiasmo, ganas de aprender
3. Conocimientos prácticos
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4. Capacidad de aprendizaje continuo


5. Comunicación oral
6. Toma de decisiones y resolución de problemas
7. Organización y planificación, gestión del tiempo
8. Iniciativa, espíritu emprendedor
9. Habilidades interpersonales
10. Capacidad para rendir bajo presión
11. Mediación y resolución de conflictos
12. Adaptación al cambio, flexibilidad
13. Capacidad para redactar documentos e informes
14. Ofimática
15. Búsqueda y gestión de la información
16. Capacidad para el trabajo autónomo
17. Creatividad e innovación
18. Liderazgo y coordinación de equipos
19. Pensamiento analítico, crítico y autocrítico
20. Idiomas
21. Cultura de calidad
22. Conocimientos teóricos
23. Cultura básica empresarial

A partir de estos datos, el objetivo fundamental que pretendemos en este trabajo es analizar en qué medida los
estudiantes excelentes disponen o no de tales competencias.

2. La investigación

La investigación de la que aportamos datos en esta comunicación pretendía precisar el perfil de los alumnos
universitarios excelentes comparándolos con alumnos de tipo medio. Para ello se articuló un diseño longitudinal de
seguimiento sobre un grupo de estudiantes de primero a lo largo de dos años, haciendo uso de metodología
cuantitativa y cualitativa. La parte cuantitativa integró un diseño descriptivo exploratorio (estudio de encuesta) con
una muestra de 260 sujetos, una mitad excelentes y la otra mitad medios, pertenecientes a 11 grupos de alumnos de
11 titulaciones de 9 centros de la Universidad Politécnica de Valencia.
De cada una de las titulaciones fueron seleccionados como sujetos excelentes los que habían obtenido las notas
más altas de su titulación en la Prueba de Acceso a la Universidad. Como estudiantes medios fueron seleccionados
los que se ubicaban alrededor de la mediana de la titulación, por encima y por debajo de la misma de forma
equilibrada. Somos conscientes de que es cuestionable interpretar como estudiantes excelentes sólo los que obtienen
las mejores calificaciones, ya que se podrían utilizar otros indicadores. Es una decisión tomada por el equipo
investigador que tiene que ver con la necesidad de fijar parámetros lo más objetivos posibles para la clasificación.
En la parte cuantitativa del diseño se recogieron medidas de estrategias de aprendizaje de los alumnos,
actitudes ante el aprendizaje, enfoques de aprendizaje, estilos de aprendizaje, autoconcepto y CI. Se llevaron a cabo
tres tomas de datos el primer curso, al finalizar el primer cuatrimestre, al finalizar el segundo y al terminar el curso,
y una cuarta al finalizar el segundo curso. Se recogieron también datos de todos los alumnos mediante un
cuestionario de cualidades del alumno excelente. Los alumnos debían valorar cuáles eran las más relevantes. Los
instrumentos utilizados fueron: el Cuestionario de Evaluación de Estrategias de Aprendizaje de los Estudiantes
Universitarios (CEVEAPEU), de Gargallo, Suárez-Rodríguez y Pérez-Pérez (2009), el Cuestionario de Evaluación
de las Actitudes ante el Aprendizaje de los Estudiantes Universitarios (CEVAPU), de Gargallo, Pérez, Fernández y
Jiménez (2007), el Cuestionario de Procesos de Estudio (CPE) de Biggs, Kember y Leung (2001), para evaluar los
enfoques de aprendizaje, el Cuestionario Honey-Alonso de Estilos de Aprendizaje (CHAEA), de Alonso, Gallego y
Honey (1995), el Cuestionario AF5 de Autoconcepto de García y Musitu (2001), el Test de Raven (Raven, Court y
Raven, 2001) y un Cuestionario de cualidades del alumno excelente, elaborado por el equipo investigador.
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En la parte cualitativa se recogió información de los alumnos mediante entrevistas, grupos de discusión y
elaboración de informes individuales; y también de los profesores, mediante un metaplán -es una técnica grupal para
recoger información de manera eficaz y ágil- y entrevistas. En estos casos los dos colectivos debían especificar las
cualidades, habilidades y características que debían tener los alumnos excelentes. La recogida de información se
realizó durante los dos primeros cursos de los alumnos. Los instrumentos utilizados en este caso fueron un protocolo
para que los alumnos realizasen informes individuales en relación con sus integración y funcionamiento en la
universidad, uno al finalizar el primer cuatrimestre, otro al finalizar el primer curso y otro al finalizar el segundo,
otro protocolo para realización del metaplán con los profesores, un cuestionario para la realización de entrevistas
con los alumnos, otro para la implementación de grupos de discusión, y otro para realizar entrevistas con los
profesores.
Pretendíamos recoger información útil para configurar el perfil de los alumnos excelentes, comparados con los
medios, a partir de la aplicación de instrumentos de evaluación a los propios estudiantes (evaluando sus estrategias,
estilos de aprendizaje, enfoques, CI, etc.), a partir de la percepción que los propios estudiantes tenían de lo que era
un estudiante excelente, mediante sus respuestas al cuestionario de cualidades aludido, y mediante grupos de
discusión y entrevistas realizados con una parte de la muestra, y también a partir de la percepción que una muestra
suficiente de sus profesores tenían de la excelencia en el estudiante universitario.

3. Resultados

A partir de la integración de los datos obtenidos con los instrumentos cuantitativos y cualitativos, de alumnos y
profesores, el perfil de alumno excelente, comparado con el del alumno medio, viene acotado por las siguientes
características (Tabla 2). Queremos precisar que, en este caso, no se ha establecido un orden priorizado, y que todas
son características importantes.

Tabla 2. Perfil del alumno excelente


Actitudes Alta motivación e interés por aprender
Dispuestos a profundizar en temas relevantes de las materias
Con enfoque profundo de aprendizaje
Responsables
Esforzados
Constantes
Disciplinados
Con espíritu de sacrificio
Honestos
Capacidades personales Capaces
Inteligentes
Autónomos
Con iniciativa
Creativos
Con buen razonamiento.
Conscientes de los errores y aprenden de ellos
Con buen autoconcepto
Con mejor CI que los medios
Manejan idiomas extranjeros
Capacidades Se integran bien en el grupo
interpersonales Trabajan bien en equipo
Buenos compañeros
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Gozan de habilidades sociales


Capaces de integrarse con facilidad y rapidez en nuevos contextos
Ejercen liderazgo en su grupo
Estrategias y habilidades Manejan bien las estrategias afectivo-motivacionales:
relacionadas con el Tienen más motivación intrínseca que sus colegas medios
aprendizaje
Controlan mejor la ansiedad y el estrés
Realizan atribuciones internas
Se desenvuelven bien con las estrategias metacognitivas:
Planifican, controlan y evalúan su trabajo mejor que sus compañeros medios. Buena organización.
Han aprendido a aprender.
Alternan adecuadamente trabajo académico con otras actividades
Buen uso de estrategias de aprendizaje y técnicas de estudio:
Más diestros en la búsqueda y selección de la información
La procesan mejor (la elaboran, organizan, reestructuran, recrean, retienen y usan con más eficacia).
Transmiten bien las ideas a nivel escrito y oral.
Con buenos hábitos de trabajo, asistencia regular a clase, participación activa, estudio continuado,
realización de actividades de clase.
Realizan adecuadamente los trabajos.
Se adaptan a las demandas de los diferentes profesores.
Cuestionan lo que exponen los profesores, dan argumentos, y son capaces de ir más allá de lo que
explican éstos.
Hablan con los profesores y asisten a tutorías.
Realizan un uso eficaz de las TICs.
Resuelven problemas de modo efectivo

A partir del perfil elaborado vamos a contrastar sus resultados con los del repertorio de competencias recogido en
el trabajo de García, Díaz, Ramírez y Castro (2008), para precisar en qué medida las cualidades, capacidades,
estrategias y habilidades derivadas de nuestra investigación cubren las competencias aludidas (Tabla 3)

Tabla 3. Contraste entre competencias y características del perfil de los alumnos excelentes

Presencia en nuestro estudio


Trabajo en equipo Sí
Motivación, entusiasmo, ganas de aprender Sí
Conocimientos prácticos Sí, aunque no de modo explícito
Capacidad de aprendizaje continuo Sí
Comunicación oral Sí
Toma de decisiones y resolución de problemas Sí
Organización y planificación, gestión del tiempo Sí
Iniciativa, espíritu emprendedor Sí
Habilidades interpersonales Sí
Capacidad para rendir bajo presión No contemplado
Mediación y solución de conflictos No contemplado
Adaptación al cambio, flexibilidad Sí
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Capacidad para redactar documentos e informes Sí


Ofimática Sí
Búsqueda y gestión de la información Sí
Capacidad para el trabajo autónomo Sí
Creatividad e innovación Sí
Liderazgo y coordinación de equipos Sí
Pensamiento analítico, crítico y autocrítico Sí
Idiomas Sí
Cultura de calidad No contemplado
Conocimientos teóricos Sí
Cultura básica empresarial No contemplado

Tal como queda reflejado en la tabla los estudiantes excelentes disponen de la mayoría de las competencias
genéricas –competencias para el empleo- estudiadas. Es cierto que algunas de ellas no aparecen contempladas, pero
esto deriva, seguramente, de que la perspectiva de nuestro estudio pretendía determinar el perfil del alumno
excelente en la universidad, es decir, del alumno que funciona bien en ella, que aprende mucho y bien, y que se
supone va a tener éxito en su trayectoria universitaria, no tanto en su vida profesional. Seguramente eso explicaría
que competencias como cultura de calidad o cultura básica empresarial no se contemplen en el estudio como típicas
de los alumnos excelentes ni por los estudiantes ni por sus profesores.

4. Conclusiones

Pretendíamos analizar en este trabajo en qué medida los estudiantes excelentes disponen o no de las
competencias genéricas o transversales, relevantes para el empleo.
Para ello recogimos datos del estudio de García, Díaz, Ramírez y Castro (2008) en relación con las competencias
genéricas. Nos decantamos por los datos de este estudio porque la estructura de competencias trabajada en él se
identifica en gran manera con las competencias genéricas establecidas por el proyecto Tuning y también porque
establecía un orden de prioridad en tales competencias a partir de la opinión de los colectivos consultados.
Contrastamos estos datos con los de nuestra investigación encontrando que el perfil del alumno excelente integraba
la mayoría de estas competencias.
La conclusión es sencilla, en este caso. Trabajar en la universidad para potenciar la excelencia de los alumnos
universitarios permitirá desarrollar, también, competencias genéricas relevantes para el empleo. Hay que tener en
cuenta, no obstante, que algunas competencias genéricas no aparecen contempladas en el perfil aludido, por lo que
deberían ser atendidas y seguramente agregadas al perfil de excelencia hallado en nuestra investigación.
Por lo que sabemos y por los datos de que disponemos, los planteamientos metodológicos centrados en el
aprendizaje parecen más adecuados para promover la excelencia que los métodos más tradicionalmente utilizados en
la universidad. Pero ese es tema para otro trabajo.

Agradecimientos

Este trabajo ha sido posible gracias a la financiación aportada al proyecto “La excelencia en los estudiantes
universitarios desde un enfoque longitudinal: Análisis de factores incidentes y diseño de un modelo de
intervención”, aprobado por el Ministerio de Ciencia e Innovación (2010-2012) (Financiación Plan E, PGE) (código
EDU2009/08518).
Bernardo Gargallo López and Cruz Pérez Pérez / Procedia - Social and Behavioral Sciences 139 (2014) 305 – 313 313

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