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Resumen de Los Incas
Resumen de Los Incas
TEMA
RESUMEN DE LOS CAPITULOS I Y III DEL LIBRO DE LOS INCAS DEL DR.
TERENCE D´ALTROY
ALUMNO
PORFIRIO JUVENAL MANTILLA SÁNCHEZ
DOCENTE
TRUJILLO-PERÚ
2023
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Capítulo I
A raíz de las divisiones que habían afectado al imperio, esta decisión consolidó la caída
del Tawantinsuyu, conocida como la "Tierra de las Cuatro Partes" por los incas, que era
el nombre de su extenso dominio. De manera conveniente, los incas ya tenían un
término para describir un cambio catastrófico de tal magnitud. Lo llamaban
“pachakuti”, que significa "un giro en el tiempo y el espacio", un momento en el que la
historia llegaba a su fin y luego comenzaba de nuevo. A sus ojos, no era la primera vez
que el mundo había sido destruido, ni sería la última.
Luego, parrafos más adelante, el autor en mención refiere que, “los cronistas nativos
explicaban que toda la creación había sido aniquilada en cuatro ocasiones en el pasado,
cada una de ellas después de un ciclo de mil años”. (Guaman Poma, 1980; Urton, 1999,
p. 41, citado en, Los Incas, por Terence D’Altroy).
Se menciona también que, la primera edad fue un tiempo oscuro, en el que el mundo
estuvo habitado por una raza de salvajes. En cada una de las épocas sucesivas, los
humanos fueron haciendo progresos a medida que iban aprendiendo la agricultura y la
artesanía, así como a organizarse para tiempos de guerra y para la paz. El quinto "sol"
era la época de los incas. Según su perspectiva autocomplaciente, se trataba de una era
gloriosa durante la cual trajeron la civilización y un gobierno ilustrado a un mundo
caótico. Y en tales circunstancias, solo era aceptable que el hombre creador de ese
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imperio adoptara el título de Pachakuti. Después de todo, era hijo del Sol, un dios
viviente que volvió a hacer el mundo.
Sumado a todo esto, con el fin de contribuir a la ejecución de ese proceso, realizó una
matanza con la familia extensa de Waskhar y con los miembros de otros varios grupos
de parientes reales que habían compartido su suerte con él. Mataron también a todos los
historiadores que pudieron encontrar y destruyeron los registros numéricos hechos con
nudos, llamados khipu, en los que se registraba el pasado, de tal manera que la nueva
era podía comenzar sin verso sometida al peso de ese pasado. No obstante, y antes de
que llegara a alcanzar propiamente esa nueva época, Atawallpa cayó en manos de los
españoles; un siglo de dominio de los dioses sobre la tierra llegó así a su final.
A pesar del impacto que supuso, el encuentro de los españoles con los incas no
constituyó una completa sorpresa para ninguno de ambos pueblos. En 1519, Hernán
Cortés había derribado el imperio azteca de México central mediante un ataque similar
contra su soberanía con la ayuda de aliados que había hecho en el nuevo territorio. Las
descripciones de las ciudades mexicanas y las riquezas que fueron enviadas a España
encendieron el entusiasmo para realizar otras aventuras en las Indias.
Muchos hombres que acompañaron a Pizarro hasta los Andes habían sido testigos de las
acciones en América Central y en el Caribe, o bien acababan de llegar allí en busca de
fortuna. El propio Pizarro llevaba en América treinta años y estaba ansioso por dejar su
huella en una tierra que no apareció en los mapas, llamada Perú.
D’ Altroy sostiene que, en 1532, el Tawantinsuyu era el mayor Estado nunca creado en
la América nativa. Su soberano era un rey hereditario que, según proclamaban los incas,
descendía de un linaje ininterrumpido y creado independientemente del resto de la
humanidad. Aunque era un monarca poderosoosísimo, el Sapa Inca (o "El único inca")
no gobernaba solo. Según descubrieron rápidamente los conquistadores, era aconsejado
por las momias de sus ancestros inmortales quienes, junto con sus descendientes, se le
unían también en las ceremonias más solemnes y en las orgías, en Cuzco, marcadas por
la ingestión de alcohol. Aunque de ninguna manera habían quedado impresionados por
la proclamación de divinidad que hacían los incas ni espantados por sus herejías, sin
embargo, los españoles sí que lo fueron por las riquezas y las hazañas de la dinastía
gobernante.
Los conquistadores quedaron aún más impresionados cuando supieron que el reino de
los incas tenía solo cuatro generaciones de antigüedad. Según explicaban los propios
incas, el imperio comenzó cuando Pachakuti usurpó el trono a su padre, el inca
Wiracocha, y comenzó a conquistar los pueblos cercanos a Cuzco. Sus victorias y su
genio organizativo fueron continuadas solo por su hijo Thupa Inka Yupanki y su nieto
Wayna Qhapaq, y luego se desató una guerra dinástica. Los incas se sintieron
desconcertados ante la invasión española, pero contaban con leyendas que predecían el
encuentro con extranjeros blancos y barbados. Aunque inicialmente respondieron con
rabia e incredulidad ante la arrogancia de los invasores, en lugar de expulsarlos de
inmediato, permitieron que ascendieran por los Andes para observarlos de cerca.
En el libro a sintetizar se nos muestra una especie de tabla la cual vamos a recrear
porque se no es de vital importancia porque compete una lista convencional de los reyes
incas.
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Aquí el autor, nos revela con que finalidad realizó este libro o invetigación refiriendo
que, su propósito es el de describir a los incas, su emergencia como dominadores de un
imperio y la naturaleza de su sociedad. Dicho así, parecería algo suficientemente claro,
pero los incas han demostrado ser notablemente maleables en manos de historiadores y
arqueólogos.
Aunque escribió en 1609 para exaltar las glorias de sus antepasados ante una audiencia
española, la visión de Garcilaso todavía es popular en la actualidad.
El propio imperio inca abarcaba territorios que hoy en día se encuentran en seis países,
con una gran diversidad de lenguas habladas por sus habitantes nativos. es necesario
considerar evidencias de más de cuarenta Estados modernos y escritos en una docena de
lenguas diferentes. El propio imperio inca abarcaba territorios que hoy en día se
encuentran en seis países, con una gran diversidad de lenguas habladas por sus
habitantes nativos. es necesario considerar evidencias de más de cuarenta Estados
modernos y escritos en una docena de lenguas diferentes. El propio imperio inca
abarcaba territorios que hoy en día se encuentran en seis países, con una gran diversidad
de lenguas habladas por sus habitantes nativos.
Resalto la cita que hace el autor, “Los investigadores han ideado varias formas con el
objetivo de reducir la enorme complejidad de los primeros imperios a términos más
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Puesto que, los enfoques más ampliamente utilizados dividen los imperios en centro y
periferia. El centro se considera el corazón político, cultural y económico del imperio,
mientras que la periferia está formada por las sociedades dominadas y explotadas por el
centro. Las relaciones entre el centro y la periferia se han visto en términos de poder y
espacio. Las sociedades ubicadas en el centro se consideran más complejas política y
económicamente, y más sofisticadas culturalmente que las sociedades periféricas, a
menudo consideradas "bárbaras". Cuando el poder de un centro entra en crisis, es
reemplazado por otro que generalmente se encuentra en las fronteras del antiguo
corazón del imperio.
Algunos de los autores de los primeros cincuenta años utilizaron las encuestas oficiales
realizadas para evaluar el estado de los asuntos del virreinato. Sin embargo, las
preguntas planteadas a menudo estaban sesgadas por el interés de la corona en negar la
legitimidad incaica, erradicar herejías o descubrir formas efectivas de explotar a una
población en rápido declive.
Según el autor antes mencionado, aclara que de los primeros cronistas de la conquista
de América se encuentran Fernando Pizarro, Pedro Sancho de la Hoz, Miguel de Estete,
Francisco de Xérez, Cristóbal de Mena y Juan Ruiz de Arce. Todos ellos formaban parte
de la fuerza invasora que hizo prisionero y asesinó a Atahualpa en Cajamarca, y
posteriormente se apoderaron de Cuzco. Sancho y Xérez, secretarios personales de
Francisco Pizarro, tuvieron a su cargo la redacción de la crónica oficial destinada a la
corona. Sus diarios proporcionan una relación día a día de la experiencia inicial
española en América, sin la comprensión o el revisionismo que la redacción posterior
puede llevar a cabo aparejados.
Por otro lado, Mena fue un soldado que regresó a España y publicó de inmediato un
relato de sus experiencias en las nuevas tierras, con el intento de sacar provecho a su
trabajo. Pedro Pizarro, el primo más joven del jefe de la expedición, no dio por
terminadas sus memorias hasta 1571. Como resultado, su perspectiva sobre el mundo
incaico incluía una sensación de inmediatez, templada por el conocimiento adquirido y
los recuerdos perdidos después de décadas de vida en Perú.
Los autores españoles de mediados del siglo XVI nos ofrecen la mejor fuente de
información sobre el imperio inca. Pedro Cieza de León, un soldado con habilidades
extraordinarias para mostrar detalles, escribió una de las grandes crónicas de los
primeros momentos. Después de pasar varios años en las Indias, llegó a los Andes
septentrionales en abril de 1547, a los 29 años. Durante los siguientes tres años, viajó
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por la mitad norte del reino, haciendo observaciones y preguntando sobre el clima, las
construcciones, la vida cotidiana, las costumbres locales, los mitos y las prácticas
sexuales.
Cuando llegó a Cuzco, Cieza entrevistó a los aristócratas incas, interesándose por su
pasado y por la naturaleza de su gobierno. Escribió extensamente sobre todo lo que
había visto, aunque solo se publicó un volumen de sus escritos mientras él estaba vivo.
El relato de este cronista muestra una profunda admiración por los logros de los incas,
pero también horror ante las religiones diabólicamente inspiradas y las costumbres
sexuales que encontró. Las descripciones más detalladas del gobierno incaico, sus
caminos, los centros provinciales y el propio Cuzco nos han llegado a través de su
pluma.
Autores Nativos
D’Altroy hace un listado de citas donde afirma que, la primera fuente nativa sobre la
historia real inca quizás sea una crónica, muy cuestionada, conocida como "Relación de
los Quipucamayos de Vaca de Castro" (Callapiña, 1974). El documento fue publicado
en 1608, pero es evidente que parte de él fue una investigación realizada en Cuzco en
1542 por el licenciado Vaca de Castro. Dos de los cuatro testigos afirmaron haber sido
conservadores de recuerdos (quipu camayoc o quipucamayos) de la familia
descendiente del emperador Wiraqocha Inka.
Aquí el autor argumenta que, A medida que pasaba el tiempo ya para el siglo XVII, la
conmoción inicial causada por los manuscritos sobre los incas se iba calmando, pero
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Los escritos de Cobo son claros y bien organizados, aunque se basan en copias de
manuscritos anteriores. Desde el momento en que tuvo acceso a varios manuscritos,
muchos de los cuales ahora están perdidos, su trabajo se convirtió en una referencia
importante sobre el sistema de lugares y objetos sagrados de Cuzco. Los autores
modernos siguen a Cobo en sus descripciones de la vida cotidiana, incluso aunque el
jesuita aplicó sus propias observaciones al pasado prehispánico y al período posterior a
la caída del imperio.
Arqueología incaica
Aquí el autor hace una periodificación iniciando primeramente con los años (1860-
1960), donde acota que, el estudio de la arqueología incaica tiene una larga y
distinguida trayectoria que se remonta al siglo XIX. En sus primeros días, los personajes
principales eran más aventureros que científicos, pero algunas de sus contribuciones a la
arqueología siguen siendo valiosas hasta hoy. Entre las figuras destacadas se encuentran
Ephrain George Squier, Charles Wiener y Antonio Raymondi, quienes viajaron a lo
largo de la parte central del imperio a caballo, acompañados por una reata, como era
común en esa época. Segundamente de los años (1960-2000), donde aclara que hacia
1960, se produjo una transformación en el estudio de las provincias incas. Durante todo
el siglo anterior, los arqueólogos que trabajaron en un contexto local habían estado
registrando sitios incas, pero los interpretaban en función de fuentes escritas y con una
visión centrada en Cuzco. En un importante artículo de 1959, Dorothy Menzel
reconoció que los incas habían mantenido diversas relaciones con las sociedades de la
costa sur del Perú. A partir de esto, dedujo que el gobierno inca se había adaptado a las
condiciones locales, lo que supuso un avance en la interpretación de lo que hasta ese
momento se consideró como un imperio homogéneo. El año siguiente, se evidencia esto
con el descubrimiento de la provincia de Huánuco en las tierras altas centrales del Perú.
Finalmente, Habría que esperar hasta el proyecto de la UNESCO para Cuzco, de 1970,
para contar con un esfuerzo concertado, encargado de identificar, cartografiar y
conservar la arquitectura inca existente en la capital y sus alrededores. Hasta muy
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En esta parte inicial del capítulo se habla sobre la sociedad incaica en los Andes y su
relación con la naturaleza. Se menciona que la sociedad incaica creía en la creación
heroica y sobrenatural de su sociedad. A través de las narraciones, se transmitían
historias sobre los orígenes de los incas y su relación con la naturaleza. Se destaca que
la arqueología inca ha experimentado cambios constantes debido a la dinámica de
transmisión oral y que las narraciones van evolucionando a lo largo del tiempo.
También se menciona que la arqueología de la región de Cuzco ha sido influenciada por
los programas de edificaciones imperiales y que se necesita más investigación sobre las
primeras ocupaciones incas. Después de la decadencia de Wari y Tiwanaku, los incas se
convirtieron en uno de los grupos étnicos dominantes en el Perú meridional.
También se recata que, la historia antigua incaica es difícil de construir, pero podemos
examinar las relaciones que tratan sobre la manera de gobernar y la soberanía en la
sociedad inca. Estos relatos muestran que el poder solía estar en manos de linajes
selectos durante varias generaciones. Las guerras frecuentes, los matrimonios entre
grupos étnicos y los reasentamientos eran comunes en sociedades sin un gobierno
centralizado. Los incas afirmaban haber surgido en medio de un equilibrio inestable,
cuando el príncipe Inka Yupanki defendió Cuzco contra un vecino agresivo, mientras su
padre y otros residentes buscaban refugio cercano.
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En esta segmentación del capítulo haba sobre como la historia antigua incaica consta de
genealogías y fábulas arraigadas en un tiempo primordial. Los relatos comienzan con la
deificación de Manqo Ohapaq y continúan hablando de doce o trece soberanos.
Despues de esto, al igual que numerosos pueblos andinos, los incas consideraron que
sus antepasados habían surgido de un elemento natural del paisaje. Según la leyenda
principal, en tiempos antiguos existía una cueva llamada la Casa de las Ventanas
(Tampu Toqo) en la Casa del Amanecer (Pacanqambo). De esta cueva central, conocida
como la Rica Ventana (Qhapaq T'oqo), emergieron los cuatro hombres y las cuatro
mujeres que se convertirían en los primeros incas. También se menciona que los pueblos
mara y tambo surgieron de otras dos cuevas cercanas, la Mams roqo y la Sutiq roqo.
(Sarmiento, 1960, p.p. 212-214). Quizás ya en ese momento, o poco después, los ocho
incas se emparejaron. En la versión de Betanzos, los ancestros primordiales, que estaban
ricamente vestidos, emergieron como parejas, con cada esposo precediendo a su esposa.
(Betanzos, 1996, pp. 13-14).
Hermanos Hermanas
Ayar Manqo ( “primer ancestro”). Mama Oqllu (“madre (rolliza] bien
conocido como Manqo Qhapaq formada")
(“primer ancestro Rico”)
Ayar Awka (ancestro enemigo) Mama Wako («madre [quijada]
mejilla, abuela).
Ayar Kachi (ancestro sal) Mama lpakura/Kura (la materna/madre
castradora de la nuera
Ayar Uchu (ancestro pimienta) Mama Rawa (madre).
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Así mismo también se nos brinda otra tabla muy importante sobre “Los diez ayllus
fueron formados en Pacariqtambo”, según el relato de Sarmiento, (1990, p. 25).
Seguido de toda esta transcripción muy rica sobre datos específicos también se puede
rescatar en el texto, algo más tarde, los incas decidieron buscar tierras fértiles que los
enriquecieran. La pareja principal, llamada Manqo Ohapaq y Mama Oqllu, encontró un
aliado dispuesto en el pueblo tambo, con quien formaron dos grupos de cinco ayllus.
Luego, el grupo partió, deteniéndose ocasionalmente en el camino, pero finalmente
encontraron tierras lo suficientemente productivas como para establecerse. En uno de
los descansos en la montaña, llamado Tarnboquiro, Mama Oqllu dio a luz a Zinco
Roqfl, quien se convertiría en el segundo soberano inca.
Este errático viaje finalmente llevó al grupo a la cima de una montaña, desde donde
pudo contemplar un valle fértil adornado con un arco iris, una clara señal de que habían
encontrado la tierra que buscaban. Sin embargo, no podía descender esas pendientes, ya
que el hermano Ayar Uchu se había transformado en una piedra. Tanto la piedra como la
montaña eran conocidas como Huanacauri y eran reverenciadas como lugares sagrados.
En Matogua, Mama Waqo, también conocida como Manqo Ohapaq, construyó dos
casas doradas en el valle. Como la primera de ellas no era fértil, decidió buscar otro
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El autor se base en su mayoría a los mitos, que según se dice que, los incas lucharon
frecuentemente contra sus vecinos durante los primeros años que residieron en Cuzco.
Algunos protagonistas, como los ayarmaca, recibieron su nombre de ciertos recursos
naturales, como la quinua, un tubérculo y la sal. Los incas indicaban su sometimiento a
los pueblos de Cuzco ya los productos de la tierra. Una vez conquistados, los ayarmaca
desaparecieron prácticamente de las naciones, aunque se dice que algunos soberanos,
como Pachakutl, los habían dotado.
La leyenda dice que este líder fue agresivo y estuvo involucrado repetidamente en
luchas, primero con otros jóvenes incas y luego con los pueblos cercanos. De su
matrimonio con una hija del señor de Collaguas, tuvo varios hijos, uno de ellos, Qhapag
Yupnnki, se convirtió en su sucesor en el mando. Al igual que en muchas sucesiones
incas, es posible que el acceso al poder de Qhapaq Yupanki también fuera controvertido.
Algunas narraciones indican que era el primogénito, pero según los testimonios de
Sarmiento, está de acuerdo en que tenía un hermano mayor llamado Conde Mayta, que
se consideraba incapaz de gobernar debido a su apariencia. Otra historia mencionaba
que los hermanos de Qhapaq Yupanki habían preparado una conspiración para
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suplantarlo por uno de ellos llamado Tarqo Waman, pero él logró frenar el intento de
golpe con un discurso memorable. Sorprendentemente, el bien informado magistrado de
Cuzco, Juan Polo de Ondegardo, afirma que Tarqo Waman había gobernado realmente
como inca durante un tiempo, pero fue desplazado por Qhapaq Yupanki. Otras fuentes
también aseguran que un hombre llamado Qhapaq Yupanki había extendido
extensamente el dominio inca.
El noveno inca, Pachakuti, tenía dos hermanos llamados Qhapaq Yupankí e Inka Roq'a.
Las crónicas difieren en cuanto a la atribución de algunas conquistas a Pachakuti.
Qhapaq Yupanki se casó con Mama Qo1i Willpay y su hijo, Inka Roq'a, se convirtió en
el famoso fundador del Allo Cuzco. Después de su matrimonio, envió expediciones al
valle de Vilcanota y conquistó localidades como Quiquijana. También se menciona que
Inka Roq'a conquistó el valle de Andahuaylas, derrotando a los chankas con la ayuda de
mercenarios cana y canche. Sin embargo, según los qujpucamayos de Pacariqt.ambo,
Inka Roq'a no llevó a cabo expansiones militares, sino que se dedicó a actividades
piadosas, la construcción de edificios religiosos y la mejora de la vida cotidiana.
Modelos de Asentamiento
El autor aquí refiere que, los orígenes arqueológicos de la sociedad inca son tan
incompletos como los registros históricos debido a la despoblación de Cuzco durante el
periodo imperial. Los conocimientos arqueológicos del periodo Killke se han obtenido a
través de reconocimientos y excavaciones, y se han registrado varios centros urbanos
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Killke a una distancia de hasta sesenta leguas de Cuzco, principalmente en los valles de
Apurimac y Vilcanota-Urubamba. Los arqueólogos consideran las diferencias en el
tamaño de los asentamientos como un indicador de la organización social y política de
una región. En la cuenca del Cuzco, se encontraron grandes asentamientos con una
población de entre 1,000 y 1,200 habitantes, como Choquepuquio, Minas Pata y
Kencha-Kencha. Además, se encontraron numerosos pueblos y aldeas más pequeñas. A
pesar de su ubicación expuesta, Choquepuquio se mantuvo habitado de manera continua
desde el periodo medio hasta el periodo imperial.
Las pruebas arqueológicas sugieren que la civilización inca habría tomado como base la
arquitectura Killke, pero de manera radicalmente transformada en períodos posteriores.
Los yacimientos mejor conservados, en la zona de Cuzco, contienen edificios de planta
circular y rectangular, mientras que la arquitectura del período imperial utilizaba
principalmente formas rectilíneas. Los trabajos de albañilería del período primitivo
también se conservan en peor calidad que los encontrados en las estructuras de la época
imperial, donde destacaban los muros bien trabajados y las esquinas redondeadas en
edificios rectangulares. Los estilos de los objetos del período Killke también prefiguran
la forma de los utensilios imperiales. un menudo, la presencia de símbolos estilizados y
la creación de objetos de estilo inconfundible se encuentran en artefactos y arquitectura,
especialmente en los textos administrativos. Estas creaciones revelan el interés de la
élite por controlar aquellos objetos que representan estatus, riqueza e instrumentos de
poder. Las túnicas tejidas como tapices en el Cuzco imperial, la cerámica policromada y
el estilo arquitectónico son ejemplos destacados de este deseo de distinción que prestaba
la cultura material.
Los arqueólogos también han estudiado las relaciones entre los estilos de cerámica
policromada Killke e imperial. Se ha observado que el estilo policromado pudo haber
aparecido antes del año 1400 en forma de objetos que posteriormente se transformaron
en el estilo imperial.
Son numerosos los relatos que destacan las primeras aventuras militares de los incas.
Cuando el propio soberano no asumía el mando, lo hacía un pariente cercano, una
práctica que se mantuvo a lo largo de todo el imperio. Las crónicas de esa época
mencionan con frecuencia que los señores de la guerra incitaban a sus seguidores
prometiéndoles gloria y botín. Hay pocas referencias a la tierra como beneficio de
guerra, pero se supone que los conflictos por tierras resultaron en peleas entre los incas
recién llegados y los pueblos que habitaban la zona. Teniendo en cuenta el tamaño de la
mayoría de las sociedades de las tierras altas entre 1000 y 1400, es poco probable que se
hayan tomado y conservado muchas tierras de manera efectiva hasta finales de la época
preimperial. Por otro lado, el énfasis en la captura de botón y mano de obra parece estar
más cerca de la realidad. Se ha observado un cambio en la motivación y práctica de
hacer la guerra, pasando de obtener botón a obtener recursos productivos. La captura de
mano de obra también fue importante, pero cambió de secuestro a obtenerla por la
fuerza a través de la producción.
convirtieron en doctrina real, pero la invención del dogma por parte de la élite fue un
proceso progresivo que incluso tuvo algunas de sus raíces en el período kíllke.
Y es por ello que a través de los 2 capítulos analizados a través de un resumen podemos
lograr adquirir muchas concepciones sobre todo desde como inicia este libro con la
concepción de un imperio y luego desglosar de este mismo al imperio Inca, como
pudimos analizar las fuentes de muchos de los cronistas quizás no puedan ser exactas
pero son de mucha utilidad a la hora de poder conocer el pasado o como decía Marc
Bloch, que la historia es la ciencia del hombre en el tiempo.