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UNIVERSIDAD NACIONAL DE TRUJILLO

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES


ESCUELA ACADÉMICO PROFESIONAL DE HISTORIA

HISTORIA DEL PERÚ I

TEMA

RESUMEN DE LOS CAPITULOS I Y III DEL LIBRO DE LOS INCAS DEL DR.
TERENCE D´ALTROY

ALUMNO
PORFIRIO JUVENAL MANTILLA SÁNCHEZ

DOCENTE

MS. FRANK MANUEL DÍAZ PRETEL

TRUJILLO-PERÚ
2023
2

RESUMEN DE LOS CAPITULOS I Y III DEL LIBRO DE LOS INCAS

Capítulo I

El Dr. Terence D´Altroy inicia el libro narrando como, un 15 de noviembre de 1532,


Francisco Pizarro y un grupo de 168 españoles ingresaron a Cajamarca, en Perú,
desafiando al formidable imperio inca. El príncipe inca Atawallpa, al mando de un
ejército de 80.000 soldados, se encontraba cerca, pero optó por reunirse con ellos al día
siguiente después de un período de ayuno. De manera sorprendente, Pizarro logró
capturarlo mediante un ataque audaz.

Posteriormente, en los ocho meses siguientes, los españoles consiguieron un rescate


colosal de más de 50 millones de dólares en tesoros, joyas y objetos de valor
pertenecientes al imperio inca. A pesar de esto, Pizarro ordenó la ejecución de
Atawallpa en julio de 1533, convencido de que esto garantizaría su propia supervivencia
y control, dado el inmenso poder del inca incluso estando prisionero.

A raíz de las divisiones que habían afectado al imperio, esta decisión consolidó la caída
del Tawantinsuyu, conocida como la "Tierra de las Cuatro Partes" por los incas, que era
el nombre de su extenso dominio. De manera conveniente, los incas ya tenían un
término para describir un cambio catastrófico de tal magnitud. Lo llamaban
“pachakuti”, que significa "un giro en el tiempo y el espacio", un momento en el que la
historia llegaba a su fin y luego comenzaba de nuevo. A sus ojos, no era la primera vez
que el mundo había sido destruido, ni sería la última.

Luego, parrafos más adelante, el autor en mención refiere que, “los cronistas nativos
explicaban que toda la creación había sido aniquilada en cuatro ocasiones en el pasado,
cada una de ellas después de un ciclo de mil años”. (Guaman Poma, 1980; Urton, 1999,
p. 41, citado en, Los Incas, por Terence D’Altroy).

Se menciona también que, la primera edad fue un tiempo oscuro, en el que el mundo
estuvo habitado por una raza de salvajes. En cada una de las épocas sucesivas, los
humanos fueron haciendo progresos a medida que iban aprendiendo la agricultura y la
artesanía, así como a organizarse para tiempos de guerra y para la paz. El quinto "sol"
era la época de los incas. Según su perspectiva autocomplaciente, se trataba de una era
gloriosa durante la cual trajeron la civilización y un gobierno ilustrado a un mundo
caótico. Y en tales circunstancias, solo era aceptable que el hombre creador de ese
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imperio adoptara el título de Pachakuti. Después de todo, era hijo del Sol, un dios
viviente que volvió a hacer el mundo.

Consecuentemente, menos de un siglo después de que Pachakuti hubiera ido a reunirse


con su padre celestial, Atawallpa concluyó la guerra contra su hermanastro, aquí el autor
cita a Waskhar. “Según un relato nativo, sus generales victoriosos declararon que había
llegado el momento de otro pachákuti” (Callapiña, 1974, citado en Los Incas por
Terence D’Altroy).

Sumado a todo esto, con el fin de contribuir a la ejecución de ese proceso, realizó una
matanza con la familia extensa de Waskhar y con los miembros de otros varios grupos
de parientes reales que habían compartido su suerte con él. Mataron también a todos los
historiadores que pudieron encontrar y destruyeron los registros numéricos hechos con
nudos, llamados khipu, en los que se registraba el pasado, de tal manera que la nueva
era podía comenzar sin verso sometida al peso de ese pasado. No obstante, y antes de
que llegara a alcanzar propiamente esa nueva época, Atawallpa cayó en manos de los
españoles; un siglo de dominio de los dioses sobre la tierra llegó así a su final.

A pesar del impacto que supuso, el encuentro de los españoles con los incas no
constituyó una completa sorpresa para ninguno de ambos pueblos. En 1519, Hernán
Cortés había derribado el imperio azteca de México central mediante un ataque similar
contra su soberanía con la ayuda de aliados que había hecho en el nuevo territorio. Las
descripciones de las ciudades mexicanas y las riquezas que fueron enviadas a España
encendieron el entusiasmo para realizar otras aventuras en las Indias.

Muchos hombres que acompañaron a Pizarro hasta los Andes habían sido testigos de las
acciones en América Central y en el Caribe, o bien acababan de llegar allí en busca de
fortuna. El propio Pizarro llevaba en América treinta años y estaba ansioso por dejar su
huella en una tierra que no apareció en los mapas, llamada Perú.

En la década de 1520, Algunos españoles o portugueses habían penetrado ya en el


dominio incaico, pero no dejaron ninguna impresión significativa sobre los Andes ni
llevaron de regreso informe alguno a los europeos. Sin embargo, en 1527, se les
apareció una vislumbre tangible de lo que los españoles iban a encontrarse, cuando una
expedición capturó un barco próximo a las costas ecuatorianas cargado de tejidos,
adornos metálicos y otras riquezas, pero aún no estaban preparados para enfrentarse a la
grandeza del Perú.
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D’ Altroy sostiene que, en 1532, el Tawantinsuyu era el mayor Estado nunca creado en
la América nativa. Su soberano era un rey hereditario que, según proclamaban los incas,
descendía de un linaje ininterrumpido y creado independientemente del resto de la
humanidad. Aunque era un monarca poderosoosísimo, el Sapa Inca (o "El único inca")
no gobernaba solo. Según descubrieron rápidamente los conquistadores, era aconsejado
por las momias de sus ancestros inmortales quienes, junto con sus descendientes, se le
unían también en las ceremonias más solemnes y en las orgías, en Cuzco, marcadas por
la ingestión de alcohol. Aunque de ninguna manera habían quedado impresionados por
la proclamación de divinidad que hacían los incas ni espantados por sus herejías, sin
embargo, los españoles sí que lo fueron por las riquezas y las hazañas de la dinastía
gobernante.

Los conquistadores quedaron aún más impresionados cuando supieron que el reino de
los incas tenía solo cuatro generaciones de antigüedad. Según explicaban los propios
incas, el imperio comenzó cuando Pachakuti usurpó el trono a su padre, el inca
Wiracocha, y comenzó a conquistar los pueblos cercanos a Cuzco. Sus victorias y su
genio organizativo fueron continuadas solo por su hijo Thupa Inka Yupanki y su nieto
Wayna Qhapaq, y luego se desató una guerra dinástica. Los incas se sintieron
desconcertados ante la invasión española, pero contaban con leyendas que predecían el
encuentro con extranjeros blancos y barbados. Aunque inicialmente respondieron con
rabia e incredulidad ante la arrogancia de los invasores, en lugar de expulsarlos de
inmediato, permitieron que ascendieran por los Andes para observarlos de cerca.

En el libro a sintetizar se nos muestra una especie de tabla la cual vamos a recrear
porque se no es de vital importancia porque compete una lista convencional de los reyes
incas.
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Nombre como Soberano Significado Nombre de pila


1. Mango Qhapaq El poderoso -
2. Zinchi Roq'a El señor de la guerra Roca -
3. Lloq'e Yupanki El honorable zurdo -
4. Mayta Qhapaq El poderoso Mayta -
5. Qhapaq Yupanki El poderoso honorable -
Yupankui
6. Inka Roq'a Inka Roq'a -
7. Yawar Waqaq El que llora lágrimas de Inka Yupanki, Mayta
sangre Yupanki, Tití kusi Wallpa
8. Wiraqocha Inka El Inca Hacedor Hatun Thupa Inka
9. Pachakuti Inka El honorable inca del Inka Yupanló, Cusi Yupanki
Yupanki cataclismo
10. Thupa Inka El honorable inca real -
Yupanki
11. Wayna Qhapaq El joven poderoso Titi kusi Wallpa
12. Waskhar Inka El gobernante de la cadena Thupa Kusi Wallpa
de oro
13. Atawallpa - -

Aquí el autor, nos revela con que finalidad realizó este libro o invetigación refiriendo
que, su propósito es el de describir a los incas, su emergencia como dominadores de un
imperio y la naturaleza de su sociedad. Dicho así, parecería algo suficientemente claro,
pero los incas han demostrado ser notablemente maleables en manos de historiadores y
arqueólogos.

Luego, D’ Altroy acota que, dependiendo de cada autor, el Tawantinsuyu se ha


entendido como ejemplo paradigmático prácticamente de todas las formas de sociedad
política, si se hace excepción de las democracias. Garcilaso de la Vega (1966), hijo de
una princesa inca, inmortalizó el Tawantinsuyu como una monarquía homogénea,
extraordinariamente bien administrada, dirigida por un rey omnipotente y benevolente.
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Aunque escribió en 1609 para exaltar las glorias de sus antepasados ante una audiencia
española, la visión de Garcilaso todavía es popular en la actualidad.

La Investigación de los Imperios

En este apartado se define el concepto de un imperio enfocando este concepto a los


incas y las similitudes con el exterior, se refiere que, Imperios como el del
Tawantinsuyu fueron los más grandes y heterogéneos de las sociedades antiguas, lo que
hace que su estudio sea condenadamente difícil. Un imperio se refiere a un Estado
extenso, con millones de subditos y ocupando cientos de millas de kilómetros
cuadrados, en el que un núcleo estatal controla una amplia variedad de sociedades. El
dominio puede ser político, militar o económico, y puede ser remoto o inmediato, pero
la esencia de un imperio es que la sociedad central puede imponer su voluntad sobre los
pueblos bajo su dominio. En el mundo preindustrial, solo hubo un puñado de estos
Estados. En el mundo antiguo, se consideran imperios a China (dinastías Chin y Han),
el imperio nuevo egipcio, los macedonios, los asirios, los romanos, los partos, los
sasánidas, los persas, los mongoles, los mughales, los mauryas y los vijayanagara, entre
otros. En América, se consideran imperios a los aztecas, los incas y posiblemente los
wari, aunque existe controversia sobre el estatus de cada uno de ellos. La escalada y
diversidad de estos Estados hacen que su análisis sea un desafío enorme. Por ejemplo,
para estudiar a los romanos, es necesario considerar evidencias de más de cuarenta
Estados modernos y escritos en una docena de lenguas diferentes.

El propio imperio inca abarcaba territorios que hoy en día se encuentran en seis países,
con una gran diversidad de lenguas habladas por sus habitantes nativos. es necesario
considerar evidencias de más de cuarenta Estados modernos y escritos en una docena de
lenguas diferentes. El propio imperio inca abarcaba territorios que hoy en día se
encuentran en seis países, con una gran diversidad de lenguas habladas por sus
habitantes nativos. es necesario considerar evidencias de más de cuarenta Estados
modernos y escritos en una docena de lenguas diferentes. El propio imperio inca
abarcaba territorios que hoy en día se encuentran en seis países, con una gran diversidad
de lenguas habladas por sus habitantes nativos.

Resalto la cita que hace el autor, “Los investigadores han ideado varias formas con el
objetivo de reducir la enorme complejidad de los primeros imperios a términos más
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comprensibles, proporcionando una base para su comparación”. (Sinopol, 1994; Alcock


et al., 2001 citado en Los Incas por D’Altroy).

Puesto que, los enfoques más ampliamente utilizados dividen los imperios en centro y
periferia. El centro se considera el corazón político, cultural y económico del imperio,
mientras que la periferia está formada por las sociedades dominadas y explotadas por el
centro. Las relaciones entre el centro y la periferia se han visto en términos de poder y
espacio. Las sociedades ubicadas en el centro se consideran más complejas política y
económicamente, y más sofisticadas culturalmente que las sociedades periféricas, a
menudo consideradas "bárbaras". Cuando el poder de un centro entra en crisis, es
reemplazado por otro que generalmente se encuentra en las fronteras del antiguo
corazón del imperio.

Las fuentes escritas

D’Altroy refiere que, de toda la variedad de documentación conocida que ofrecen


información sobre la vida en la época de los incas, aproximadamente solo unos
cincuenta relatan específicamente sobre la civilización inca. Estas fuentes de primera
mano, fueron escritos por cronistas oficiales y soldados que presenciaron la invasión
militar a una tierra desconocida. Sus comentarios eran simplemente impresiones escritas
sin tiempo para la reflexión o comprensión de la civilización que tenían frente a sus
ojos.

A medida que los españoles iban aprendiendo el quechua y profundizando su


conocimiento sobre los Andes, los pueblos indígenas encontraron razones para ocultar
sus actividades y creencias. En 1559, los españoles se sorprendieron al descubrir que los
incas de los alrededores de Cuzco aún veneraban las momias de sus antiguos monarcas.
Según los peninsulares, los pueblos nativos, lejos de haber asimilado la palabra de la
verdadera Iglesia, seguían aferrados a sus creencias "blasfemas" en los ancestros vivos y
en una naturaleza animada.

Debido a un simultáneo encuentro y sincretismo de culturas, junto con un gradual


aumento en el conocimiento mutuo, resultó en que las descripciones del imperio no
fueron inmediatas ni completamente informadas. Los testigos presenciales que
escribieron con un enfoque reflexivo fueron pocos, destacando Pedro Pizarro, quien no
registró sus observaciones hasta casi cuarenta años después. Después de ellos, una
variedad de soldados, administradores y sacerdotes prepararon manuscritos como parte
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de sus obligaciones o para obtener beneficios personales con su publicación. Algunos de


ellos hablaban bien el quechua ya menudo estaban mejor informados que los autores
originales, pero sus informes se basaban en la memoria de otros informantes y no en un
conocimiento de primera mano del imperio.

Algunos de los autores de los primeros cincuenta años utilizaron las encuestas oficiales
realizadas para evaluar el estado de los asuntos del virreinato. Sin embargo, las
preguntas planteadas a menudo estaban sesgadas por el interés de la corona en negar la
legitimidad incaica, erradicar herejías o descubrir formas efectivas de explotar a una
población en rápido declive.

Crónicas de testigos presenciales

Según el autor antes mencionado, aclara que de los primeros cronistas de la conquista
de América se encuentran Fernando Pizarro, Pedro Sancho de la Hoz, Miguel de Estete,
Francisco de Xérez, Cristóbal de Mena y Juan Ruiz de Arce. Todos ellos formaban parte
de la fuerza invasora que hizo prisionero y asesinó a Atahualpa en Cajamarca, y
posteriormente se apoderaron de Cuzco. Sancho y Xérez, secretarios personales de
Francisco Pizarro, tuvieron a su cargo la redacción de la crónica oficial destinada a la
corona. Sus diarios proporcionan una relación día a día de la experiencia inicial
española en América, sin la comprensión o el revisionismo que la redacción posterior
puede llevar a cabo aparejados.

Por otro lado, Mena fue un soldado que regresó a España y publicó de inmediato un
relato de sus experiencias en las nuevas tierras, con el intento de sacar provecho a su
trabajo. Pedro Pizarro, el primo más joven del jefe de la expedición, no dio por
terminadas sus memorias hasta 1571. Como resultado, su perspectiva sobre el mundo
incaico incluía una sensación de inmediatez, templada por el conocimiento adquirido y
los recuerdos perdidos después de décadas de vida en Perú.

Los cronistas españoles del siglo XVI

Los autores españoles de mediados del siglo XVI nos ofrecen la mejor fuente de
información sobre el imperio inca. Pedro Cieza de León, un soldado con habilidades
extraordinarias para mostrar detalles, escribió una de las grandes crónicas de los
primeros momentos. Después de pasar varios años en las Indias, llegó a los Andes
septentrionales en abril de 1547, a los 29 años. Durante los siguientes tres años, viajó
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por la mitad norte del reino, haciendo observaciones y preguntando sobre el clima, las
construcciones, la vida cotidiana, las costumbres locales, los mitos y las prácticas
sexuales.

Cuando llegó a Cuzco, Cieza entrevistó a los aristócratas incas, interesándose por su
pasado y por la naturaleza de su gobierno. Escribió extensamente sobre todo lo que
había visto, aunque solo se publicó un volumen de sus escritos mientras él estaba vivo.
El relato de este cronista muestra una profunda admiración por los logros de los incas,
pero también horror ante las religiones diabólicamente inspiradas y las costumbres
sexuales que encontró. Las descripciones más detalladas del gobierno incaico, sus
caminos, los centros provinciales y el propio Cuzco nos han llegado a través de su
pluma.

Autores Nativos

D’Altroy hace un listado de citas donde afirma que, la primera fuente nativa sobre la
historia real inca quizás sea una crónica, muy cuestionada, conocida como "Relación de
los Quipucamayos de Vaca de Castro" (Callapiña, 1974). El documento fue publicado
en 1608, pero es evidente que parte de él fue una investigación realizada en Cuzco en
1542 por el licenciado Vaca de Castro. Dos de los cuatro testigos afirmaron haber sido
conservadores de recuerdos (quipu camayoc o quipucamayos) de la familia
descendiente del emperador Wiraqocha Inka.

Existen dudas sobre la autenticidad de la fuente de 1542, a pesar de un importante


rastreo histórico, ya que el documento de 1608 manipuló la mitohistoria para respaldar
una genealogía real fraudulenta (Duviols, 1979; Urton, 1990; Pcase, 1995, p. 23 ). La
crónica destaca las hazañas de Wiraqocha Inka y los primeros reyes, atribuyéndoles
muchas de las conquistas que generalmente se han asignado a Pachakuti, considerado
convencionalmente como el fundador del imperio. Los quipucamayos afirmaron que
Betanzos participó en la investigación, pero su crónica reprodujo estrechamente la
visión de la historia incaica presentada por los descendientes de Pachakuti, entrando en
conflicto abierto con numerosos elementos de la versión de los quipucamayos.

Los últimos cronistas españoles

Aquí el autor argumenta que, A medida que pasaba el tiempo ya para el siglo XVII, la
conmoción inicial causada por los manuscritos sobre los incas se iba calmando, pero
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aún aparecían algunos documentos importantes. El más destacado es la obra en varios


volúmenes sobre la historia, la religión y las costumbres incas escritas por el sacerdote
jesuita Bemabé Cobo. Nacido en Andalucía, el padre Cobo viajó mucho a lo largo de su
vida, visitando México pero pasando la mayor parte de su vida adulta en Perú, donde
fue enterrada su obra principal en 1653.

Los escritos de Cobo son claros y bien organizados, aunque se basan en copias de
manuscritos anteriores. Desde el momento en que tuvo acceso a varios manuscritos,
muchos de los cuales ahora están perdidos, su trabajo se convirtió en una referencia
importante sobre el sistema de lugares y objetos sagrados de Cuzco. Los autores
modernos siguen a Cobo en sus descripciones de la vida cotidiana, incluso aunque el
jesuita aplicó sus propias observaciones al pasado prehispánico y al período posterior a
la caída del imperio.

Arqueología incaica

Aquí el autor hace una periodificación iniciando primeramente con los años (1860-
1960), donde acota que, el estudio de la arqueología incaica tiene una larga y
distinguida trayectoria que se remonta al siglo XIX. En sus primeros días, los personajes
principales eran más aventureros que científicos, pero algunas de sus contribuciones a la
arqueología siguen siendo valiosas hasta hoy. Entre las figuras destacadas se encuentran
Ephrain George Squier, Charles Wiener y Antonio Raymondi, quienes viajaron a lo
largo de la parte central del imperio a caballo, acompañados por una reata, como era
común en esa época. Segundamente de los años (1960-2000), donde aclara que hacia
1960, se produjo una transformación en el estudio de las provincias incas. Durante todo
el siglo anterior, los arqueólogos que trabajaron en un contexto local habían estado
registrando sitios incas, pero los interpretaban en función de fuentes escritas y con una
visión centrada en Cuzco. En un importante artículo de 1959, Dorothy Menzel
reconoció que los incas habían mantenido diversas relaciones con las sociedades de la
costa sur del Perú. A partir de esto, dedujo que el gobierno inca se había adaptado a las
condiciones locales, lo que supuso un avance en la interpretación de lo que hasta ese
momento se consideró como un imperio homogéneo. El año siguiente, se evidencia esto
con el descubrimiento de la provincia de Huánuco en las tierras altas centrales del Perú.
Finalmente, Habría que esperar hasta el proyecto de la UNESCO para Cuzco, de 1970,
para contar con un esfuerzo concertado, encargado de identificar, cartografiar y
conservar la arquitectura inca existente en la capital y sus alrededores. Hasta muy
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recientemente, son esos intereses -el cartografiado de los yacimientos, la descripción


arquitectónica, el análisis cerámico y la historia de la cultura- los que han dominado la
arqueología en el corazón del territorio incaico. En ese medio, cierto número de
proyectos nos han legado importantes contribuciones como, por ejemplo, el trabajo de
Ann Kendall y su equipo en fincas de la región de Cusichaca. No obstante, aún no se ha
publicado ningún informe completo de la arqueología de la región de Cuzco, hasta el
punto de que todavía desconocemos el amplio abanico de yacimientos incas en el
corazón del imperio. Esta situación se ha compensado considerablemente por el estudio
de yacimientos concretos, como las haciendas reales de Ollantaytambo y Yucay, pero
aún estamos a la espera de la publicación de un mapa arqueológico confiable de la
región. Otros arqueólogos se han enfrentado a ese tema con un enfoque mucho más
regional, trabajando bajo la premisa de que la comprensión de la formación del Estado
inca y de las relaciones entre los propios incas y sus vecinos exige el estudio del
territorio sagrado.

Capítulo III Los Incas antes de la creación del Imperio

En esta parte inicial del capítulo se habla sobre la sociedad incaica en los Andes y su
relación con la naturaleza. Se menciona que la sociedad incaica creía en la creación
heroica y sobrenatural de su sociedad. A través de las narraciones, se transmitían
historias sobre los orígenes de los incas y su relación con la naturaleza. Se destaca que
la arqueología inca ha experimentado cambios constantes debido a la dinámica de
transmisión oral y que las narraciones van evolucionando a lo largo del tiempo.
También se menciona que la arqueología de la región de Cuzco ha sido influenciada por
los programas de edificaciones imperiales y que se necesita más investigación sobre las
primeras ocupaciones incas. Después de la decadencia de Wari y Tiwanaku, los incas se
convirtieron en uno de los grupos étnicos dominantes en el Perú meridional.

También se recata que, la historia antigua incaica es difícil de construir, pero podemos
examinar las relaciones que tratan sobre la manera de gobernar y la soberanía en la
sociedad inca. Estos relatos muestran que el poder solía estar en manos de linajes
selectos durante varias generaciones. Las guerras frecuentes, los matrimonios entre
grupos étnicos y los reasentamientos eran comunes en sociedades sin un gobierno
centralizado. Los incas afirmaban haber surgido en medio de un equilibrio inestable,
cuando el príncipe Inka Yupanki defendió Cuzco contra un vecino agresivo, mientras su
padre y otros residentes buscaban refugio cercano.
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Los Tiempos Antiguos

Los Orígenes Míticos

En esta segmentación del capítulo haba sobre como la historia antigua incaica consta de
genealogías y fábulas arraigadas en un tiempo primordial. Los relatos comienzan con la
deificación de Manqo Ohapaq y continúan hablando de doce o trece soberanos.

Despues de esto, al igual que numerosos pueblos andinos, los incas consideraron que
sus antepasados habían surgido de un elemento natural del paisaje. Según la leyenda
principal, en tiempos antiguos existía una cueva llamada la Casa de las Ventanas
(Tampu Toqo) en la Casa del Amanecer (Pacanqambo). De esta cueva central, conocida
como la Rica Ventana (Qhapaq T'oqo), emergieron los cuatro hombres y las cuatro
mujeres que se convertirían en los primeros incas. También se menciona que los pueblos
mara y tambo surgieron de otras dos cuevas cercanas, la Mams roqo y la Sutiq roqo.
(Sarmiento, 1960, p.p. 212-214). Quizás ya en ese momento, o poco después, los ocho
incas se emparejaron. En la versión de Betanzos, los ancestros primordiales, que estaban
ricamente vestidos, emergieron como parejas, con cada esposo precediendo a su esposa.
(Betanzos, 1996, pp. 13-14).

A continuación, un cuadro comparativo de los principales mitos (Los ancestros incas


según Sarmiento; apelativos según Urton (1990, p.21)

Hermanos Hermanas
Ayar Manqo ( “primer ancestro”). Mama Oqllu (“madre (rolliza] bien
conocido como Manqo Qhapaq formada")
(“primer ancestro Rico”)
Ayar Awka (ancestro enemigo) Mama Wako («madre [quijada]
mejilla, abuela).
Ayar Kachi (ancestro sal) Mama lpakura/Kura (la materna/madre
castradora de la nuera
Ayar Uchu (ancestro pimienta) Mama Rawa (madre).
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Así mismo también se nos brinda otra tabla muy importante sobre “Los diez ayllus
fueron formados en Pacariqtambo”, según el relato de Sarmiento, (1990, p. 25).

Hanan Cuzco (Alto Cuzco) Hurin Cuzco (Bajo Cuzco)


Chawin Cuzco Ayllu Suriq-T'oqo Ayllu
Arayraka Ayllu Cuzco-Kallan Maras Ayllu
Tarpuntay Ayllu Kuykusa Ayllu
Wakaytqaui Ayllu Maska Ayllu
Sañuq Ayllu Oro Ayllu

Seguido de toda esta transcripción muy rica sobre datos específicos también se puede
rescatar en el texto, algo más tarde, los incas decidieron buscar tierras fértiles que los
enriquecieran. La pareja principal, llamada Manqo Ohapaq y Mama Oqllu, encontró un
aliado dispuesto en el pueblo tambo, con quien formaron dos grupos de cinco ayllus.
Luego, el grupo partió, deteniéndose ocasionalmente en el camino, pero finalmente
encontraron tierras lo suficientemente productivas como para establecerse. En uno de
los descansos en la montaña, llamado Tarnboquiro, Mama Oqllu dio a luz a Zinco
Roqfl, quien se convertiría en el segundo soberano inca.

A lo largo de su viaje, la vida de los viajeros se vio amenazada ocasionalmente por el


belicoso hermano inca llamado Ayar Kanchi. Este hermano inca luchaba contra los
pueblos que se encontraban en el camino y los aplastaba convirtiéndolos en hondonadas
con su poderosa honda. Para engañarlo, los otros hermanos le dijeron que debía regresar
a la cueva original donde habían olvidado algunas cosas. Ayar Kachi cayó en la trampa
y fue encerrado en la cueva para siempre con una gran piedra.

Este errático viaje finalmente llevó al grupo a la cima de una montaña, desde donde
pudo contemplar un valle fértil adornado con un arco iris, una clara señal de que habían
encontrado la tierra que buscaban. Sin embargo, no podía descender esas pendientes, ya
que el hermano Ayar Uchu se había transformado en una piedra. Tanto la piedra como la
montaña eran conocidas como Huanacauri y eran reverenciadas como lugares sagrados.

En Matogua, Mama Waqo, también conocida como Manqo Ohapaq, construyó dos
casas doradas en el valle. Como la primera de ellas no era fértil, decidió buscar otro
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lugar. Finalmente, encontraron su hogar en Wari, donde habían encontrado su lugar de


descanso. Al entrar en Cuzco, Manqo Ohapaq convocó a su hermano Ayar Awca y le
dijo que él sería quien tomaría posesión de la tierra que habían encontrado. Luego, le
pidió que se sentara en la mítica piedra con alas y marcaran el lugar donde construirían
su hogar. (Sarmiento, 1960, p. 217, citado en Los Incas por Terence D’Altroy).

Los primeros Reinados

El autor se base en su mayoría a los mitos, que según se dice que, los incas lucharon
frecuentemente contra sus vecinos durante los primeros años que residieron en Cuzco.
Algunos protagonistas, como los ayarmaca, recibieron su nombre de ciertos recursos
naturales, como la quinua, un tubérculo y la sal. Los incas indicaban su sometimiento a
los pueblos de Cuzco ya los productos de la tierra. Una vez conquistados, los ayarmaca
desaparecieron prácticamente de las naciones, aunque se dice que algunos soberanos,
como Pachakutl, los habían dotado.

Las proezas de Manqo Qhapaq, el ancestro inca, estaban relacionadas principalmente


con su origen divino, su viaje errático hasta llegar a Cuzco y la fundación de los
primeros asentamientos. La mayoría de los relatos sobre su hijo y sucesor, Zinchi Roq'u,
se refieren a él como alguien más famoso por su sabiduría y generosidad que por su
valentía física. Durante su reinado, mantuvo relaciones pacíficas con los pueblos
vecinos, que se fortalecieron cuando se casó con Mama Kuka, procedente de la ciudad
de Saño, ubicada al este de Cuzco. Lloq'e Yupanki, el tercer inca, se convirtió en el
máximo gobernante a pesar de tener un hermano mayor. Se cree que Lloq'e Yupanki
logró su influencia más por su perspicacia que por la guerra. Al final de su vida,
contrajo matrimonio con una bella mujer local llamada Mama Kawa,

La leyenda dice que este líder fue agresivo y estuvo involucrado repetidamente en
luchas, primero con otros jóvenes incas y luego con los pueblos cercanos. De su
matrimonio con una hija del señor de Collaguas, tuvo varios hijos, uno de ellos, Qhapag
Yupnnki, se convirtió en su sucesor en el mando. Al igual que en muchas sucesiones
incas, es posible que el acceso al poder de Qhapaq Yupanki también fuera controvertido.
Algunas narraciones indican que era el primogénito, pero según los testimonios de
Sarmiento, está de acuerdo en que tenía un hermano mayor llamado Conde Mayta, que
se consideraba incapaz de gobernar debido a su apariencia. Otra historia mencionaba
que los hermanos de Qhapaq Yupanki habían preparado una conspiración para
15

suplantarlo por uno de ellos llamado Tarqo Waman, pero él logró frenar el intento de
golpe con un discurso memorable. Sorprendentemente, el bien informado magistrado de
Cuzco, Juan Polo de Ondegardo, afirma que Tarqo Waman había gobernado realmente
como inca durante un tiempo, pero fue desplazado por Qhapaq Yupanki. Otras fuentes
también aseguran que un hombre llamado Qhapaq Yupanki había extendido
extensamente el dominio inca.

El noveno inca, Pachakuti, tenía dos hermanos llamados Qhapaq Yupankí e Inka Roq'a.
Las crónicas difieren en cuanto a la atribución de algunas conquistas a Pachakuti.
Qhapaq Yupanki se casó con Mama Qo1i Willpay y su hijo, Inka Roq'a, se convirtió en
el famoso fundador del Allo Cuzco. Después de su matrimonio, envió expediciones al
valle de Vilcanota y conquistó localidades como Quiquijana. También se menciona que
Inka Roq'a conquistó el valle de Andahuaylas, derrotando a los chankas con la ayuda de
mercenarios cana y canche. Sin embargo, según los qujpucamayos de Pacariqt.ambo,
Inka Roq'a no llevó a cabo expansiones militares, sino que se dedicó a actividades
piadosas, la construcción de edificios religiosos y la mejora de la vida cotidiana.

Y asi sucesivamente van sucediendo más acontecimientos, y todo se torna un proceso


cambiante pero con un desarrollo progresivo, debido a que, Por lo general, los
estudiosos consideran las extensas conquistas de los primeros incas como grandiosas,
pero también con derrotas y contratiempos. Es sorprendente cómo los relatos de los
cronistas varían en cuanto a los desafíos enfrentados por los incas. Algunos afirman que
se mantuvieron cerca de la ciudad del Cuzco, mientras que otros sostienen que habían
avanzado hasta cien o doscientos kilómetros más allá en la época preimperial. Según
algunos autores, estas afirmaciones pueden haber surgido debido a la confusión
provocada por la duplicidad de nombres o por el intento de embellecer la historia. Sin
embargo, las pruebas arqueológicas no respaldan la idea de que los incas hayan tenido
un Estado extenso antes de 1400.

Las pruebas Arqueológicas

Modelos de Asentamiento

El autor aquí refiere que, los orígenes arqueológicos de la sociedad inca son tan
incompletos como los registros históricos debido a la despoblación de Cuzco durante el
periodo imperial. Los conocimientos arqueológicos del periodo Killke se han obtenido a
través de reconocimientos y excavaciones, y se han registrado varios centros urbanos
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Killke a una distancia de hasta sesenta leguas de Cuzco, principalmente en los valles de
Apurimac y Vilcanota-Urubamba. Los arqueólogos consideran las diferencias en el
tamaño de los asentamientos como un indicador de la organización social y política de
una región. En la cuenca del Cuzco, se encontraron grandes asentamientos con una
población de entre 1,000 y 1,200 habitantes, como Choquepuquio, Minas Pata y
Kencha-Kencha. Además, se encontraron numerosos pueblos y aldeas más pequeñas. A
pesar de su ubicación expuesta, Choquepuquio se mantuvo habitado de manera continua
desde el periodo medio hasta el periodo imperial.

La ubicación estratégica de los asentamientos en la cuenca del Cuzco durante el periodo


Killke sugiere que sus habitantes no estaban muy preocupados por posibles conflictos,
lo cual es inusual en los Andes. Estos lugares se encuentran en elevaciones bajas del
valle, y solo dos de ellos, Saqsawaman y Viejo Choqo, están ubicados en lugares más
defensivos. Sin embargo, dado que solo se ha estudiado sistemáticamente la zona
meridional del valle, es difícil afirmar si este modelo es válido para toda la región.

La Arquitectura y otros restos materiales

Las pruebas arqueológicas sugieren que la civilización inca habría tomado como base la
arquitectura Killke, pero de manera radicalmente transformada en períodos posteriores.
Los yacimientos mejor conservados, en la zona de Cuzco, contienen edificios de planta
circular y rectangular, mientras que la arquitectura del período imperial utilizaba
principalmente formas rectilíneas. Los trabajos de albañilería del período primitivo
también se conservan en peor calidad que los encontrados en las estructuras de la época
imperial, donde destacaban los muros bien trabajados y las esquinas redondeadas en
edificios rectangulares. Los estilos de los objetos del período Killke también prefiguran
la forma de los utensilios imperiales. un menudo, la presencia de símbolos estilizados y
la creación de objetos de estilo inconfundible se encuentran en artefactos y arquitectura,
especialmente en los textos administrativos. Estas creaciones revelan el interés de la
élite por controlar aquellos objetos que representan estatus, riqueza e instrumentos de
poder. Las túnicas tejidas como tapices en el Cuzco imperial, la cerámica policromada y
el estilo arquitectónico son ejemplos destacados de este deseo de distinción que prestaba
la cultura material.

Cronología del Período Killke


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Las evidencias arqueológicas sugieren que el período Killke abarca aproximadamente


desde el año 1000 hasta el 1400.

En consecuencia, Pumamarca es un asentamiento que marca la transición entre el


período preimperial tardío y el imperial. Las investigaciones indican que algunos
edificios que creían que pertenecían al período imperial en realidad fueron construidos
durante el período Killke.

Los arqueólogos también han estudiado las relaciones entre los estilos de cerámica
policromada Killke e imperial. Se ha observado que el estilo policromado pudo haber
aparecido antes del año 1400 en forma de objetos que posteriormente se transformaron
en el estilo imperial.

Una aproximación a la sociedad preimperial

La información fragmentaria disponible sobre el período Killke ha llevado a los


estudiosos a ser cautelosos al describir detalladamente la sociedad preestatal incaica. Sin
embargo, las narraciones contienen elementos compatibles con una sociedad
caracterizada por un conocimiento claro. Uno de los elementos más evidentes es el
dominio de las relaciones políticas por parte de linajes elitistas o grupos familiares
extensos. Estas estructuras impregnaron las sociedades andinas a finales de la
prehistoria. Aunque no hay razón para deducir que los incas tuvieron una sociedad de
clases antes de sus grandes expansiones, es evidente que las alianzas matrimoniales
fueron claves en los primeros Estados incas. La unión entre un señor local y la hija de
otro contribuiría a construir relaciones políticas entre las elites regionales y separarlas
del pueblo llano.

Los matrimonios en la sociedad inca se llevaban a cabo mediante el intercambio de


tejidos finos y objetos de valor. Estos intercambios confirmaban la generosidad de los
señores y creaban dependencias sociales y económicas. La prodigalidad de los ancestros
de los incas siempre se destaca, ya que ayudaba a legitimar su elevado estatus. En
general, la posición de un jefe dependía en parte de su capacidad para controlar el
trabajo y los recursos naturales, así como de ser propietario de ellos. La donación de
regalos anunciaba la capacidad productiva de un jefe, atrayendo seguidores y generando
obligaciones públicas. La generosidad ritualizada también contribuyó a mediar en
alianzas políticas y cambios de residencia entre los incas y sus vecinos.
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Son numerosos los relatos que destacan las primeras aventuras militares de los incas.
Cuando el propio soberano no asumía el mando, lo hacía un pariente cercano, una
práctica que se mantuvo a lo largo de todo el imperio. Las crónicas de esa época
mencionan con frecuencia que los señores de la guerra incitaban a sus seguidores
prometiéndoles gloria y botín. Hay pocas referencias a la tierra como beneficio de
guerra, pero se supone que los conflictos por tierras resultaron en peleas entre los incas
recién llegados y los pueblos que habitaban la zona. Teniendo en cuenta el tamaño de la
mayoría de las sociedades de las tierras altas entre 1000 y 1400, es poco probable que se
hayan tomado y conservado muchas tierras de manera efectiva hasta finales de la época
preimperial. Por otro lado, el énfasis en la captura de botón y mano de obra parece estar
más cerca de la realidad. Se ha observado un cambio en la motivación y práctica de
hacer la guerra, pasando de obtener botón a obtener recursos productivos. La captura de
mano de obra también fue importante, pero cambió de secuestro a obtenerla por la
fuerza a través de la producción.

Finalmente, La ideología de una elite evolucionada pudo haber apuntado al liderazgo


del inca, pero se transformó hasta el punto en que no podemos estar seguros si es una
crónica o una afirmación. Algunos miembros de la élite incaica dijeron a Cieza que
Wiraqocha inka también era extranjero debido a la poderosa imagen del líder extranjero
que se presentó por primera vez en el ancestro fundador, Manqo Qhapaq. Otros
aristócratas, con intereses propios que defienden, rechazaron esa opinión al considerarla
un elogio servil. Las reivindicaciones de liderazgo, aunque estaban basadas en la
genealogía y la capacidad, también buscaban legitimación mediante la adoración
religiosa en las naciones reales. La mayoría de los primeros reyes estaban impregnados
de cualidades mágicas otorgadas por el Sol o los Dioses Creadores. Sus acciones
mostraron un valor militar temprano o una asistencia sobrenatural, junto con visiones
del futuro. Por ejemplo, la vida de Mayla Qhapaq estaba llena de hechos maravillosos,
tanto que los españoles utilizaron a Hércules y Merlín como puntos de referencia para
explicarla a su audiencia europea. Se decía de él que había nacido con todas las
dentaduras después de un embarazo de solo tres meses, que podía caminar al nacer y
tenía la estatura de una persona de ocho años cuando solo tenía uno. Cuando un
soberano inca ascendía al trono, también recibía un nuevo nombre, a veces relacionado
con eventos sobrenaturales. No podemos determinar cuándo las narraciones privadas se
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convirtieron en doctrina real, pero la invención del dogma por parte de la élite fue un
proceso progresivo que incluso tuvo algunas de sus raíces en el período kíllke.

Y es por ello que a través de los 2 capítulos analizados a través de un resumen podemos
lograr adquirir muchas concepciones sobre todo desde como inicia este libro con la
concepción de un imperio y luego desglosar de este mismo al imperio Inca, como
pudimos analizar las fuentes de muchos de los cronistas quizás no puedan ser exactas
pero son de mucha utilidad a la hora de poder conocer el pasado o como decía Marc
Bloch, que la historia es la ciencia del hombre en el tiempo.

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